Tocado Por Nuestros Sentimientos
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TTOOCCAADDOO PPOORR NNUUEESSTTRROOSS SSEENNTTIIMMIIEENNTTOOSS Jean R. Zurcher 1 Prefacio Desde que yo era un niño pequeño, al comienzo de 1920, mis padres me enseñaron que el Hijo de Dios vino a este mundo con la herencia física semejante a la de cualquier otro bebé humano. Sin destacar Su línea de ascendencia de pecadores, ellos me contaron de Raab y David, y enfatizaban que, a pesar de Su herencia física, Jesús vivió una vida perfecta como niño, joven y adulto. Ellos me decían aun que Cristo comprendía mis tentaciones, pues fue tentado como yo, y que deseaba conferirme poder para vencer como El lo hizo. Eso me impresionó profundamente, pues me ayudó a ver a Jesús no apenas como mi Salvador, sino como un ejemplo, y a creer que por Su poder yo podría vivir una vida victoriosa. En años posteriores aprendí que la enseñanza de mis padres con respecto a Jesús estaba bien apoyada en la Biblia, y que Ellen G. White, la mensajera del Señor para la iglesia remanente, dejó clara esa verdad en numerosas declaraciones, como las que siguen a continuación: 2 “Que los niños tengan en mente que el niño Jesús tomó sobre Sí mismo la naturaleza humana, en semejanza de carne pecaminosa, y fue tentado por Satanás como todos los niños lo son. Él fue capaz de resistir a las tentaciones de Satanás a través de la dependencia del divino poder de Su Padre celestial, mientras estuviese sujeto a Su voluntad y obediente a todos Sus mandamientos”. Youth’s Intructor, 23 de Agosto de 1894. “Jesús tuvo vuestra edad. Las circunstancias y los pensamientos que ustedes tienen en ese periodo de vida, Jesús también los tuvo. Él no pudo pasarlos por alto en esa fase crítica. Cristo comprende los riesgos que los envuelven. Él está relacionado con vuestras tentaciones”. 4ML:235. Una de las principales razones por las cuales Cristo entró en la familia humana para vivir una vida de conquistas, desde el nacimiento hasta la madurez, fue el ejemplo que Él debería darle a aquellos a quien vino a salvar. “Jesús tomó la naturaleza humana, pasando por la infancia, niñez 3 y juventud, para que pudiese saber como simpatizar con todos, y dejar un ejemplo para todas los niños y jóvenes. Él está relacionado con las tentaciones y las debilidades de los niños”. Youth’s Intructor, 1 de Septiembre de 1873. En mis años de curso medio y facultad, continué escuchando de profesores adventistas y pastores que Jesús tomó la misma naturaleza carnal que cada ser humano tiene carne afectada e influenciada por la caída de Adán y Eva. Se destacaba que los católicos no creían en eso, porque su doctrina del pecado original exige que alejen a Jesús de la carne pecaminosa. Ellos hicieron eso al crear el dogma de la inmaculada concepción, la doctrina en que María, la madre de Jesús, aun cuando fue concebida naturalmente, estaba desde el momento de su concepción, libre de cualquier mancha de pecado original. Así, una vez que ella era diferente de sus ancestrales y del resto de la raza caída, podía proveerle a su Hijo carne semejante a la de Adán antes de la caída. Aun cuando algunos protestantes 4 rechacen la doctrina católica, la mayoría aun debate sobre la diferencia entre la humanidad de Cristo y la de la raza a la cual vino a salvar. Sobrenaturalmente, dicen ellos, Él fue privado de la herencia genética que podría haber recibido de Sus degenerados antepasados; de ahí que está exento de ciertas tendencias contra las cuales los seres humanos, como un todo, precisan batallar. Desafiados por los Críticos Porque los adventistas, desde el inicio, sostienen que Jesús tomó la naturaleza humana después de 4000 años de pecado, ministros y teólogos de otras iglesias han distorsionado esa creencia y la han utilizado para desviar al pueblo de la verdad del sábado y de los tres mensajes angélicos. Con la doctrina del pecado original en su orden de referencia, ellos declaran que si Jesús tomó un cuerpo “en semejanza de carne de pecado” (Rom. 8:3), Él habría sido un pecador y, consiguientemente, Él mismo habría tenido la necesidad de un salvador. 5 Al principio de 1930, un artículo desafiando tres enseñanzas adventistas, inclusive la naturaleza de Cristo, apareció en el Moody Monthly (Mensario Moddy). Francis D. Nichol, editor de la Review and Herald (hoy Revista Adventista), respondió a las acusaciones escribiéndole una carta al editor de Moody. Con referencia a la enseñanza de que Cristo “heredó una naturaleza decaída y pecaminosa”, él dijo: “La creencia de los adventistas del séptimo día sobre ese asunto está claramente fundamentada en (Hebreos 2:14-18). En la medida en que ese pasaje bíblico enseña la real participación de Cristo en nuestra naturaleza, así nosotros lo predicamos”. Más tarde, en un editorial en que comentaba la respuesta crítica a su declaración, él escribió: “Concordamos plenamente que para que alguien diga que Cristo heredó una naturaleza pecaminosa y decaída, podría, en la ausencia de cualquier otra declaración calificativa, ser mal interpretado, significando que Cristo era un pecador por naturaleza, como nosotros. Esa sería, realmente, una doctrina aterradora. Pero, tal 6 enseñanza no es creía por nosotros. Enseñamos completamente que aun cuando Jesús hubiese nacido de mujer, compartía de la misma carne y de la misma sangre que nosotros, hecho tan verdaderamente semejante a Sus hermanos, que le era posible ser tentado en todos los puntos como nosotros, pero sin pecado. Él no conoció el pecado. “La clave de todo el asunto, de hecho, es la frase ‘pero sin pecado’. Creemos irrestrictamente en esa declaración de las Escrituras Sagradas. Cristo era, verdaderamente, sin pecado. Creemos que Aquel que no conoció pecado, fue hecho pecado por nosotros. De lo contrario, Él no podría haber sido nuestro Salvador. No importa en que lenguaje cualquier adventista se esfuerce por describir la naturaleza que Cristo heredó del lado humano -- y ¿quién puede esperar hacer eso con absoluta precisión y libre de cualquier posible mal entendido? -- creemos implícitamente, como ya lo hemos declarado, que Cristo era ‘sin pecado’”. Review and Herald, 12 de Marzo de 1931. La posición colocada por el Pr. Nichol era 7 precisamente la creencia que la iglesia, así como muchos respetables estudiosos no adventistas de la Biblia, mantuvieron a través de las décadas. Ese era el punto de vista sustentado por Ellen White. Ella escribió: “Tomando sobre Si la naturaleza humana en su estado decaído, Cristo no participó, en lo mínimo que fuese, de su pecado... Él fue tocado con la sensación de nuestras debilidades, y en todo fue tentado como nosotros. Y sin embargo no conoció pecado... No debemos tener dudas acerca de la perfecta ausencia de pecado en la naturaleza humana de Cristo”. 1MS:256. Dialogo y Cambio Imagine mi sorpresa entonces, cuando, como uno de los editores de la Review en los años cincuenta, oí algunos líderes de iglesia decir que ese no era un punto de vista correcto que esa era apenas la visión de un “ala lunática” de la iglesia. El diálogo fue tomando espacio entre unos pocos ministros evangélicos, que estaban comprometidos con un punto de vista sobre la naturaleza del hombre, lo cual incluía el error de la inmortalidad 8 del alma. Me fue dicho que nuestra posición sobre la naturaleza humana de Cristo estaba siendo “aclarada”. Como resultado de ese diálogo, muchos líderes de la iglesia que habían estado envueltos en las discusiones, declararon que Cristo tomó la naturaleza de Adán antes de la caída y no después de ella. El cambio fue de 180 grados: póst- lapsarianos y pre-lapsarianos. Esa dramática alteración me compelió a estudiar la cuestión con una intensidad que anduvo cerca de la obsesión. Con toda la objetividad que pude reunir, examiné las Escrituras y leí los escritos de Ellen White. También leí las declaraciones de pensadores adventistas hechas en los últimos cien años. Examiné estudios y libros de teólogos contemporáneos, adventistas y no- adventistas. Traté de comprender que efecto podría traer ese cambio de creencia sobre: 1- el simbolismo de la escala de Jacob, que alcanzaba la Tierra y el Cielo. 2- el propósito de haber Cristo asumido la 9 naturaleza humana; 3- la relación de Su humanidad para ser calificado como nuestro Sumo Sacerdote (Heb. 2:10; cf. DTG:745, y Vida de Jesús:155 4- la relativa dificultad de luchar contra el adversario en carne inmaculada, en lugar de carne pecaminosa 5- el profundo significado del Getsemaní y del Calvario 6- la doctrina de la justificación por la fe 7- el valor de la vida de Cristo como ejemplo para mí. Durante cuarenta años continué ese estudio. En consecuencia, llegué a comprender mejor no solamente la importancia de sustentar una correcta visión de la naturaleza humana de Cristo, sino también dos comentarios de Ellen White sobre el por qué de verdades simples eran algunas veces 10 aparentemente confusas: 1) “Profesos teólogos parecen tener placer en volver misterioso aquello que es claro. Ellos revisten las enseñanzas simples de la Palabra de Dios con sus propios razonamientos obscurantistas, y así confunden las mentes de aquellos que oyen sus doctrinas”. (Signs of the Times, 2 de Julio de 1896. 2) “Muchos pasajes de la Escritura, que hombres doctos consideran misterios o pasan por alto como mereciendo poca importancia, están llenas de confort para aquel que aprende en la escuela de Cristo. Una de las razones por que muchos teólogos no tienen una mejor comprensión de la Biblia es que ellos cierran los ojos para las verdades que no les conviene practicar. La buena comprensión de la Biblia no depende tanto de la fuerza intelectual puesta al servicio do su estudio, como de la singularidad de propósito, del sincero deseo de conocer la verdad”.