César mg.04 Calmell

Ricard Lamote de Grignon, entre el noucentisme y la contemporaneidad

En la celebración del centenario del nacimiento de As part of the celebrations for the centenary of the birth of Ricard Lamote, el autor del articulo reivindica la figura de Ricard Lamote, the author of this article attempts to restore the este gran compositor, que se mueve entre la tradición nou- reputation of this great composer, whose music can be situated centista de muchos compositores de elite catalanes y su con- between the noucentista tradition of many elite Catalonian com- tinua experimentación en todos los géneros musicales. En posers and his constant experimentation in all musical genres. este sentido, su esfuerzo le llevó a formar junto con otros His efforts led him toform part of the C. 1. C. (Compositors Inde- compositores catalanes, entre los que se encontraban Toldrá, pendents Catalans) together with other Catalonian composers Gerhard y Mompou, el C.I.C. (Compositors Independents such as Toldrú, Gerhard and Mompou. The group centred their Catalans). Este grupo estaba centrado en abrir la música de attention on introducing innovative trends from abroad to the su tiempo a las corrientes más innovadoras que se daban music of their time. más allá de nuestras fronteras.

Hijo único del ilustre compositor y director Joan de extrañar que Ricard —de temperamento más bien Lamote de Grignon, Ricard nació en el dócil y en absoluto propenso a la discordia o al 23 de agosto de 1899. Aquel mismo ario tenía lugar enfrentamiento— aceptara como la cosa más natu- en aquella ciudad un gran acontecimiento wagne- ral seguir los pasos paternos y decidiera, una vez riano: el estreno de La Walkiria con la novedad de terminado el bachillerato, dedicarse al estudio del una cabalgata de las walkirias primero filmada y violonchelo —estudios que realizó en el Conserva- después proyectada sobre el fondo del escenario, torio del con Bernardino Gálvez— y que le experimento escenográfico que no se había reali- permitirían acceder más tarde como instrumen- zado nunca antes en ningún teatro de ópera. Y no tista en la Orquestra Simfònica de Barcelona, que citamos en balde estas efemérides operísticas pues- fundó y dirigió su padre, y en la del Gran Teatre del to que el amor hacia Wagner profesado por los pro- Liceu. Y sin embargo, el instrumento no colmaba genitores de Ricard fue lo que determinó la elección la vocación musical cada vez más firme del mucha- del nombre de pila de nuestro músico y también cho, que pronto halló el verdadero centro de sus debió ser decisivo en la orientación del gusto por la intereses en la creación musical. El aprendizaje de música germánica en general que sintió siempre, la armonía junto a Joan Lamote, que fue excelente a lo largo de toda su vida, este compositor. Rodea- profesor de esta materia en el Liceu, y las leccio- do de un ambiente en el que además de la música nes de piano con debieron ser un descollaba la personalidad de un padre de carácter excelente estímulo para que Ricard empezara a enérgico que no hubiera permitido albergar dudas decidir ser compositor, una actividad, por cierto, sobre la importancia suprema de aquel arte, no es en la que la lectura acostumbrada y disciplinada de

175 Cuadernos de Música Iberoamericana. Volumen 7, 1999 las obras de los grandes maestros y sobre todo la Catalunya, Ricard prueba enseguida géneros más observación atenta del trabajo del padre en la trans- comprometidos como el poematismo sinfónico en cripción de obras del repertorio clásico y román- Boires (1929) que como su propio nombre indica tico y contemporáneo orquestal para el contingen- ("Nieblas"), plasma en forma de música la incerti- te de instrumentos de viento que integran una dumbre estética y la duda metódica de un joven banda, fueron buenos sustitutos de una formación artista que todavía no está muy seguro del camino académica en este oficio que Ricard Lamote nunca a seguir, o la prácticamente coetánea Festívola, echó en falta. Debemos en este punto hacer un inci- transcripción orquestal de una sardana compuesta so para aclarar que en 1914, es decir cuando su hijo por Pau Casals, y rutilante ejercicio de instrumen- contaba con quince arios de edad, Joan Lamote era tación que en sí mismo ya es indicio de por dónde nombrado director de la Banda Municipal de Bar- iba a hallar el músico solución a la serie de conflic- celona, y prácticamente desde el mismo día de la tos que en la anterior obra se planteaban. toma de posesión de este cargo, el maestro empezó Hacía cuatro arios que Ricard Lamote había con- a llevar a cabo una reforma del viejo órgano de pro- traído matrimonio con Montserrat Coll, autora de tocolo municipal que, en palabras de Francesc unas breves pero entrañables memorias de lo que Bonastre I , haría cambiar radicalmente el concepto, fueron casi cuarenta arios de vida en común con el las funciones y la metodología de aquella institu- músico2 , y el nacimiento de su hija Nuria al ario ción. La Banda Municipal a lo largo de los veinti- siguiente hacía aconsejable la decisión tomada por cinco arios en los que tuvo al frente de ella a Joan el pater familia de buscar un puesto de trabajo esta- Lamote llegó a convertirse en verdadero sucedáneo ble que asegurara a la familia unos ingresos mínimos de la formación orquestal ideal estable cuya plas- pero seguros susceptibles de ser complementados mación no llegaba nunca a tener efecto en nuestra por los "bolos" que ocasionalmente se presentaran. ciudad, y fue gracias a sus regulares actuaciones en Es así como gana en 1926, por concurso-oposición, concierto y a las modelicas transcripciones realiza- la plaza de percusionista en la Banda Municipal de das por su director titular, como un amplio sector Barcelona que conduce su padre, responsabilidad popular, antes de la Guerra, pudo tener acceso a los que a simple vista pudiera parecer intranscenden- bienes de la cultura sinfónica europea. te para los intereses del compositor pero que, sin Tras la composición de Engrunes ("Migajas") embargo, tuvo una enorme importancia por cuan- (1923), una colección de doce piezas fáciles para to la práctica constante con los instrumentos de per- piano en las que la adecuación al nivel expresivo cusión abrió el oído creativo del compositor al y técnico de un principiante de piano no es óbice impacto expresivo de la paleta tímbrica, cuyo uso para que el músico exhiba una gran frescura de ins- sutil y eficaz habría de llegar a constituir precisa- piración y un muestrario de formas elegantes de mente uno de los grandes logros de su música. armonización de materiales populares dentro de los Este era el primer paso en el proceso de vincula- parámetros del Noucentisme de la época reinante en ción profesional del músico con la Banda puesto que

1 Francesc Bonastre i Bertran: Joan Larnote de Grignon (1872-1949). 2 Montserrat Coll: Lamote de Grignon, (Barcelona: Edicions Nou Art Biografia crítica, 1Barcelona: Departament de Cultura de la Gene- Thor, Col. Gent Nostra, 74, 1989). (Hemos traducido al castella- ralitat de Catalunya i Edicions Proa, 1998). no el texto original escrito en catalán).

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a los pocos arios Ricard obtenía, también por prue- embargo, sin ambages por otros compositores cata- ba de oposición y ante un tribunal formado por Pau lanes de su misma generación. Son estos arios de Casals, Enric Morera y Joan Lamote —en la actuali- fecunda experimentación en todos los géneros dad sería del todo inadmisible que el padre de un musicales, desde el teatral en sus vertientes operís- opositor fuera miembro del jurado que ha de cali- tica (Le petit chaperon vert, La flor) y de ballet (El rusc, ficarle—, la plaza de subdirector de la Banda que Somnis, El prat), hasta el sinfónico (Facecia: varia- había dejado vacante la jubilación de su anterior cions calicloscópiques sobre un tema empordanès) o sin- titular, el maestro Casarier. La ocupación de un fónico-vocal (Joan de l'Os, para orquesta de viento, puesto de responsabilidad en la institución fue vista solistas y coro sobre un texto del poeta Josep M a de con cierta animadversión, al menos al comienzo, Sagarra), sin excluir el apartado importante de can- por parte de algunos de los músicos de la plantilla ciones con acompañamiento orquestal (Quatre que vieron en ello un acto de nepotismo, pero esta estances de Kayyam, o Tríptic a partir de textos de actitud reticente y que debió costar a Ricard muchos Rabindranath Tagore), "lieder" para voz y piano o disgustos fue cediendo hasta la total aceptación al piezas para este instrumento como los Preludis per comprobar los músicos que además de ser el "hijo a l'amic absent. Y son arios estos también de ilusio- del director" el nuevo subdirector era a su vez un nes compartidas como las que llevó a un grupo de extraordinario profesional además de un hábil ocho compositores catalanes a reunirse bajo unas mediador en la resolución de conflictos que muy a siglas comprometidas únicamente en el deseo com- menudo el carácter difícil de Joan Lamote provoca- partido de abrir la música a las corrientes más inno- ba en su relación con los componentes de la Banda. vadoras allende nuestras fronteras a la vez que se En estos casos las dotes diplomáticas de Ricard, procuraba que dicha puesta al día de la cultura puestas siempre al servicio de sus compañeros, ser- musical no significara la renuncia del artista al com- vían para limar las asperezas y allanar el terreno en promiso con la tradición musical de su nación. El favor de la concordia. C.I.C. ("Compositors Independents Catalans ) del Hasta el estallido de la Guerra Civil transcurren que formaron parte junto con Ricard Lamote, Joan pues diez arios en los que el centro de la actividad Gibert Camins, Baltasar Samper, Agustí Grau, profesional de Ricard Lamote lo constituye su tra- , Eduard Toldrà, Manuel Blancafort bajo en la Banda Municipal y la colaboración junto y Frederic Mompou, tuvo una vida muy efímera a su padre en la creación de un repertorio para pero el poco tiempo que duró permitió el inter- orquesta sinfónica de viento en el que está repre- cambio de pareceres y el conocimiento mutuo de la sentado una buena muestra de lo más sobresalien- obra, cosa que sin duda actuó de estímulo en la acti- te de la literatura sinfónica de todos los tiempos. vidad de cada uno de los componentes del grupo. Precisamente la defensa de la transcripción ¡para Y sin embargo la primera época de madurez banda en una época sumamente elitista como la que creativa que Ricard Lamote iniciaba a principios de atraviesa una parte de la cultura burguesa catalana los arios treinta, iba a truncarse repentinamente con de tradición noucentista, nos da una perspectiva el estallido de la Guerra Civil y la larga secuela de correcta de la especial situación en que se halla intolerancia que inauguraba el franquismo. Evi- Ricard Lamote con relación a muchas de las premi- dentemente, el mismo músico que se ve aclama- sas estéticas y culturales que son acatadas, sin do por su obra Joan de l'Os estrenada en el primero

177 Cuadernos de Música Iberoamericana. Volumen 7, 1999 de los conciertos que se organizaron con motivo de méritos ante los nacionales... ya eran suficientes motivos la celebración en Barcelona, a comienzos de 1936, para provocar una denuncia, acabar en la prisión y en muchas ocasiones "ser liquidado"3. del Congreso de la Sociedad Internacional de Músi- ca Contemporánea, no podía ni remotamente ima- Las denuncias de personas por lo que parece cer- ginar que tan sólo tres arios después fuera a ser canas al círculo de relaciones de los Lamote, sobre el detenido, encarcelado y a punto de ser fusilado telón de fondo del testimonio de una obra innega- bajo la vaga pero terrible acusación de ser "un rojo blemente comprometida encargada al compositor separatista", y que por idéntico motivo, poco des- por el Govern de la Generalitat en plena guerra: pués, se le incoaran a él y a su padre sendos expe- 1936: Cartell simfònic —especie de poema sinfónico, dientes de depuración administrativa que iban a que el compositor se apresuró a destruir tras la tener como resultado la jubilación anticipada de entrada en Barcelona de los nacionales, en el que Joan como director de la Banda Municipal y el cese eran los distintos himnos de los bandos republica- fulminante de Ricard así como la supresión del no e insurrecto los que entraban en conflicto hasta cargo de subdirector que ostentaba. Sentencias que el Cant dels segadors acababa imponiéndose al bien duras para dos músicos que nunca habían final sobre todos los demás—, fueron las causas como militado en las filas antifascistas. A la familia Lamo- decíamos del ingreso en prisión de Ricard, de la que te le pasó lo mismo que afectó a numerosas fami- se libró cuarenta días más tarde gracias al rosario lias catalanas en aquellos arios: habían sufrido incansable de gestiones emprendidas por su mujer. miedo y situaciones difíciles por razones políticas Y tras la cárcel y el cese en el cargo y cuando no en el bando republicano, pero la llegada de las tro- parecía nada halagüeño el futuro profesional de los pas de Franco los expuso igualmente a nuevos peli- Lamote, les llegó de forma imprevista una oferta de gros de incomprensión y persecución política. trabajo procedente de . En efecto, el Ayun- Según unos, habían permanecido demasiado cer- tamiento de aquella ciudad, siguiendo la iniciati- canos al confesionalismo católico, y eran demasia- va propuesta por su alcalde conde de Trenor, acor- do "de derechas"; según los otros, se trataba de los dó la creación de una orquesta municipal y el con- típicos representantes de la conjura "judaico-masó- sistorio decidiendo confiar la dirección de la misma nica-separatista". a Joan Lamote. Seguramente no fue ajena a esta La esposa del compositor nos ha dejado cons- resolución el hecho de conocer que el antiguo tancia de la situación de inseguridad que vivió esta director de la Orquestra Simfònica de Barcelona familia recién terminada la guerra y el terrible hecho contaba con un extenso y valioso patrimonio de de que unas cuantas denuncias bastaran para encar- partituras orquestales de su propiedad en una celar a una persona, como fue el caso ocurrido a su época en la que reunir material de este tipo resul- marido: taba muy difícil pero, sin duda alguna, también fue determinante el reconocido prestigio de que goza- Entonces comenzó la parte más terrible. Amigos y fami- liares se odiaban los unos a los otros: denuncias por sepa- ba como director de orquesta la figura de Joan. Se ratismo, intransigencias.., y empezamos a oir aquella llegó finalmente a un acuerdo y padre e hijo eran nueva palabra: "rojos"... "rojo separatista". ¡Daba lo mismo!. Todos los que quedamos a este lado éramos "rojos". Una envidia personal, antipática, el afán por ganar 3 COH: Lamote de Grignon, p. 29.

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contratados respectivamente como titular y subdi- no, Antonio Santillán, o Juan de Orduña —pero rector de la nueva formación, que dio su primer donde tampoco faltan producciones curiosas como concierto inaugural en el venerable Teatre Princi- la película Parsifal dirigida por Daniel Mangrane pal del Carrer de les Barques, la noche del 30 de y para la que Lamote escribió una deliciosa música mayo de 1943. ambiental wagneriana—, y actuaciones esporádicas La estancia de Ricard Lamote en Valencia tuvo un como director invitado de orquesta al frente de dis- efecto reparador tanto para su salud física como para tintas formaciones, aportaron los medios de sub- la recuperación de su ritmo habitual de trabajo. Atrás sistencia digna en una España que sólo muy len- parecía quedar el sufrimiento de los momentos más tamente empezaba a salir por esta época de la crisis oscuros del inicio de la posguerra y atrás también económica en la que la había sumido la guerra. Es quedaba la intervención quirúrgica a la que urgente- importante destacar la vertiente del Lamote direc- mente fue sometido en Barcelona, poco después de tor y de la importancia de algunos éxitos cosecha- abandonar la cárcel, para que se le extirpara un dos en este campo porque iban a ser ellos los que, tumor ubicado detrás de su oído derecho. Valencia al cabo de uno arios, llevarían a Lamote a poder significaba la esperanza de un nuevo comienzo, y es acceder al cargo de subdirector de la Orquestra verdad que la música compuesta durante estos arios Municipal de Barcelona. Uno de estos conciertos, de "exilio" en la ciudad del Turia denota un sensible por ejemplo, tuvo lugar en Palma de Mallorca en cambio de orientación cuyo signo más acusado será 1954 y al día siguiente aparecía en la prensa local la concentración del compositor en el ámbito un elogioso artículo escrito por un cronista que fir- orquestal y su apertura hacia aspectos distintos de maba con el seudónimo "Contrapunto" en el que se un nacionalismo adoptivo de matriz hispánica de resaltaba la capacidad especial del compositor en marcado colorismo en Fantasía sobre temas de Sen-a- su calidad de director de orquesta. El artículo en no, o, por el contrario, caracterizado por la acidez de cuestión se titulaba Ricardo Lamote de Grignon o el la escena castiza en las extraordinarias estampas de equilibrio y comenzaba de esta manera: cámara coleccionadas bajo el título de Goya, seis pie- zas desagradables para diez solistas. No hemos encontrado palabra más adecuada para sinte- tizar la ilustre personalidad de Ricardo Lamote de Grig- Finalizado en 1947 el contrato que los unía a non, en el título de esta crónica. Porque el gran director la orquesta, Joan Lamote todavía permaneció allí catalán constituye, a nuestro juicio, uno de los casos más dos arios más alternando sus actuaciones con las del portentosos de equilibrio que conocemos. Equilibrio nuevo titular Hans von Benda, pero Ricard y su entre su exquisita y bien cultivada sensibilidad y su clara mujer Montserrat optaron por regresar a Barcelona y profunda inteligencia. Por tanto, no es el director cere- bral que todo lo confía al entendimiento (...); tampoco es donde amigos, familiares, lugares y cosas amadas un sentimental, cuya parte efectiva desborde su inteli- les esperaban pero donde igualmente aguardaba al gencia para ofrecerle al auditor versiones en las que pre- compositor la misma incertidumbre laboral que domine la emoción a raudales, venga o no venga a cuen- había dejado en su partida. Colaboraciones en la to. Inteligencia y sensibilidad, de común acuerdo, labo- ran en Ricardo Lamote de Grignon de tal modo que sus emisora de Radio Barcelona, composición de ban- versiones (...) quedarán como modelos de expresividad y das sonoras para más de una veintena de películas clarividencia4. comerciales del cine español de los cincuenta diri- gidas, entre otros, por Antonio Isasi, Ignacio Iqui- 4 Hoja del Lunes, Palma de Mallorca. 8 de febrero de 1954.

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El lector recordará que Ricard Lamote, a conse- Pero afortunadamente al artista, que a la sazón con- cuencia de la represalia emprendida por el nuevo taba con cincuenta y ocho arios de edad, se le dis- régimen militar contra todos aquellos profesiona- pensó de tener que apurar por una vez del cáliz de les y cargos de quienes tan sólo se hubiera sospe- dolor acostumbrado. La situación en algo había chado que en su habitual quehacer habían contri- cambiado durante todo este tiempo y la elección, buido a apoyar el orden constituido en el momen- en 1957, de Ricard Lamote, a propuesta de Eduard to de alzamiento de los golpistas, fue cesado ful- Toldrá y de distintas personalidades del mundo cul- minantemente en su puesto de subdirector de la tural catalán como subdirector de la Orquestra Banda Municipal de Barcelona. Por esto, instala- Municipal de Barcelona, vino a significar el reco- do ya de nuevo en su ciudad natal, el músico estu- nocimiento público a la trayectoria profesional y vo atento a la serie de disposiciones sobre antiguos humana de uno de los compositores catalanes más empleados públicos y contratos que iban siendo importantes de este siglo. Todavía le quedaban al publicados en la prensa y ante los que albergaba la maestro cuatro arios de vida en los que no iba a dis- esperanza de que finalmente su expediente de cesa- minuir en absoluto su habitual ritmo de trabajo ción fuera revisado. Y fue gracias a la influencia ejer- creativo; incluso es correcto afirmar que este cida por el Marqués de Lozoya, —entonces Director aumentó en el último periodo, es decir, durante General de Bellas Artes y al que unía al compositor aquella etapa de madurez que se extiende desde el estrechos lazos de amistad—, ante las más altas ins- regreso a Barcelona en 1947 hasta su muerte acae- tancias del poder municipal de la ciudad que Ricard cida en 1961. Lamote consiguió ser readmitido en la Banda, pero La carta de presentación de la vuelta a casa del no para detentar su antiguo cargo de subdirector músico es la Simfonia catalana, obra con la cual el —puesto que había sido suprimido— sino la plaza de compositor concurre al Premi Ciutat de Barcelo- director provisional de la entidad y mientras se na que se convocaba por primera vez en 1950. El aguardaba el nombramiento de un nuevo titular compositor no iba a obtener este ario aquel codi- que había de ser elegido desde Madrid. De hecho, ciado galardón —el mismo recayó en Manuel Blan- y a pesar del tradicional carácter civil de las bandas cafort por su Simfonia en Mi— pero lo conseguiría, municipales, en la nueva reglamentación quedaban sin embargo, al ario siguiente con Enigmes, verda- sometidas a las mismas bases estatutarias de fun- dera cantata sinfónica sobre El libro del Apocalipsis cionamiento y organización por las que se regían del evangelista San Juan, de la que, con objeto de las bandas militares, lo que en la práctica significa- ceñirse al cumplimiento de las bases establecidas ba que su dirección se confiaba a músicos militares en el premio, Lamote suprimió en su presentación pertenecientes al "cuerpo" y adictos al régimen. La al concurso los dos últimos movimientos porque designación no tardaría en recaer en la persona de aquellas bases no admitían obras con coros. Si la Joan Pich Santasusana con lo cual Ricard Lamote Simfonia significa la recuperación del nacionalismo hubiera incurrido de nuevo en una situación, en catalán ya no como filón temático sino como marco esta oportunidad mucho más complicada, de en el que experimentar toda una serie de procedi- "cesantía" por cuanto ahora la apariencia de legali- mientos compositivos de naturaleza estructural, dad en que había transcurrido el proceso hacía de Enigmas, por su parte, daba solución musical a la todo punto imposible una impugnación al mismo. honda inquietud religiosa sentida por el músico y

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de la que fue exponente su fervor por la lectura de pretación como desde el de la sociología de la músi- los textos bíblicos que siempre acompañó a Lamo- ca, La cabeza del dragón ocupa un lugar destacado te. Vendrían luego otras obras como Monocromies en los anales en cuanto al primer aspecto, porque para orquesta de cuerda; Toccata, para oboe, clari- en ella hacía su debut en el Liceu el tenor Bernabe nete, flauta y cuerda (ganadora del Premi Juventuts Martínez (que pronto había de ser conocido como Musicals, 1957), en la que el músico emplea por Bernabe Martí, y que acabaría por ser el marido de primera vez y de forma deliberada la técnica Montserrat Caballé), y por lo que se refiere al dodecafónica, o Tríptico de la Piel de Toro, auténtico segundo, también es importante por cuanto fue la concierto para piano derivado, según declaracio- primera ópera transmitida íntegramente por tele- nes del propio autor, "del espíritu de nuestros cla- visión desde el Gran Teatre del Liceu. vecinistas y también, en cierto modo, sugerido por Mientras tanto Ricard Larnote estaba trabajan- algunas felicísimas páginas, vigorosamente rítmi- do en la que había de ser su última obra, El càntic cas, del teatro lírico español". dels càntics, un oratorio para dos solistas —baríto- Una muestra más de la progresiva estima de que no y mezzo-soprano— y gran orquesta para cuya es objeto Lamote y del creciente interés que iba des- elaboración el compositor se había sumergido antes pertando su música fue, por ejemplo, el estreno de en el estudio intensivo y profundo de las diversas su ópera La cabeza del dragón sobre texto de la versiones y comentarios del poema hebreo a fin de comedia del mismo título de Ramon NI del Valle- obtener una plena identificación con el sentido ori- Inclán. En efecto, esta obra terminada en la inme- ginal de los diálogos. Pero la obra no llegó a ser diata postguerra había esperado hasta entonces inú- completada por su propio autor, por lo que tras su tilmente una oportunidad. Y ésta llegó finalmente muerte sus familiares confiaron la ultimación del de la mano del empresario del Gran Teatre del proyecto al compositor Manuel Oltra, quien ter- Liceu, Sr. Joan Patillas, quien decidió programarla minaría su orquestación, fiel a las indicaciones y los dentro de la temporada operística 1960-1961, justo bosquejos dejadas por Lamote, en 1982. Llevan al comienzo del ciclo, en noviembre de 1960. De la transcurridos desde entonces casi dieciocho arios y ópera de Lamote iban a darse tres representaciones esta obra póstuma que encierra la culminación de y el empresario catalán anticipaba por ellas pérdi- la experiencia humana y la esencialización del tra- das económicas que iban no obstante a quedar bajo de un gran artista, sigue esperando paciente- compensadas por otros títulos mucho más popu- mente el momento propicio para su estreno. lares entre el público del Liceu, como Il Barbiere di De regreso del viaje a Cádiz, donde la Orques- Siviglia de Rossini o La favorita, los cuales compar- tra Municipal de Barcelona, su director Eduard tían cartelera con la pieza de Lamote. Es verdad que Toldrà y su subdirector, Ricard Lamote, se habían La cabeza del dragón no llegó a suscitar un especial trasladado los últimos días del mes de noviembre interés en el ánimo de los habituales pero, por con- de 1961 para presentar en la misma ciudad en que tra, tampoco faltaron voces que supieron salir en viera la luz Manuel de Falla su Atlántida —el estreno defensa de la calidad y solidez de la obra, así como había ocurrido el 24 de noviembre en el Gran Tea- del ágil juego dramático que en ella los personajes tre del Liceu de Barcelona—, Lamote enfermó gra- alcanzaban. También debemos recalcar que, tanto vemente en pocas semanas. Antes de partir a Cádiz desde el punto de vista de la historia de la inter- ya se conocía el pronóstico fatal de la enfermedad

181 Cuadernos de Música Iberoamericana. Volumen 7, 1999 que en mayo de 1962 debía acabar con la vida de demasiado desconectados entre sí como para llegar Eduard Toldrà, pero el cáncer de pulmón que le fue a hacer posible la formulación de una teoría gene- diagnosticado a Ricard Lamote de regreso a Barce- ral susceptible de articular las aportaciones especí- lona fue una aciaga noticia que no esperaba nadie: ficas de cada uno de los artistas integrantes de aquel grupo heterogéneo que, a causa del modelo cerca- .... Aquella noche, cuando volvíamos con la orquesta a Barcelona, Ricard se pasó todo el viaje en tren tosiendo. no que brindaba la literatura o las artes plásticas Cuando llegamos a casa, ya pesar de sus protestas, llamé catalanas coetáneas, mucho más estudiadas, nos al médico; su dictamen fue que debía guardar cama. (...) hemos precipitado a etiquetar con el concepto vago Viendo que las cosas no mejoraban, un primo suyo que y omnicomprensivo de "Noucentisme". era médico mandó hacer unas radiografías. El diagnós- El desconocimiento general del que aún es obje- tico fue "cáncer de pulmón". En aquella época no existía todavía medio alguno para luchar contra aquella terrible to, por ejemplo, la obra de Ricard Lamote de Grig- enfermedad. Se levantaba cada día para "ir haciendo par- non, ha constituido una forma de certificar la vali- titura" del Càntic; sentía flaquear enseguida su fuerza pero dez del término "Noucents" y de que éste sea ópti- nunca se quejaba por nada. Su única preocupación era mo para categorizar con una serie de juicios analí- seguir componiendo. Un día se le administró un calman- te pero al poco rato nos dijo seriamente que no quería ticos "a priori" a una música que, por otro lado, esta- tomar nunca más, que yo no lo permitiera, que aquello mos convencidos que nunca llegará a poner en tela era voluntad de Dios, y que deseaba tener la cabeza bien de juicio los atributos de "obra bien hecha", de "cla- clara hasta el último momento5 ridad de concepción", de "mediterraneidad de ins- piración", etc., que se le suponen de entrada inclu- Ricard Lamote murió el 5 de febrero de 1962 y so antes de que sea escuchada. Y es que si una pieza con su muerte, la de Toldrà, Mompou, Gerhard, musical que consideramos significativa fue escrita Blancafort, etc., se cierra una etapa importante de en Barcelona —y por extensión, en Catalunya— poco la vida musical catalana sobre la que todavía resta antes de la Guerra Civil, no albergamos ninguna por esclarecer la mayoría de sus principales aspec- duda de que debía hacerse eco irremisiblemente tos. Acerca de lo que significó la llamada "Genera- —con la necesidad con la que la conclusión de un ción de 1920", es decir saber lo que realmente apor- silogismo deriva del encadenamiento ordenado de tó aquel grupo de autores catalanes nacidos a lo sus premisas— de aquel clima cultural, delicado, deli- largo del último lustro del siglo pasado y que por lo cuescente, cosmopolita, católico y conservador pero tanto comienzan a dar las primeras manifestacio- a veces también propenso al escarceo irónico y a la nes de estar en posesión de una obra elaborada y elegancia de aparentar no tomarse demasiado en original durante los años de la Dictadura del Gene- serio el oficio de artista, que hemos querido consi- ral Primo de Rivera, es cierto que ya se han lleva- derar como el medio natural en el que pudo brotar do a cabo ciertas investigaciones en el campo con- uno de los períodos más trascendentes de nuestra creto de la historia de las instituciones de la época, cultura en su búsqueda por hallar voz propia dentro así como también que se han escrito monografías del conjunto de innovaciones científicas, tecnológi- aisladas de unos pocos compositores; sin embargo, cas, literarias, plásticas, musicales, etc., que este siglo en general, los estudios resultan escasos y todavía produjo en el panorama global de la cultura europea. Ricard Lamote ingresaba de esta manera, por 5 Coll: Larnote de Grignon, p. 50. haber nacido en Barcelona en 1899, en las filas de

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los compositores del "neonoucentisme" —y nos pareció precisar de la satisfacción de una serie de apresuramos a añadir el prefijo "neo" porque el ver- requisitos propicios especiales de orden externo. El dadero "noucentisme", el de Eugeni d'Ors del Glo- músico, a diferencia de otros, supo componer bajo sari en las páginas del diario La Veu de Catalunya o el paradigma de la perfecta autonomía de la obra el de Josep Carner autor del libro de poemas Els musical; muy concorde con la concepción stra- fruits saborosos, a mediados de los arios veinte son vinskiana del objeto musical, entendido en calidad ya historia pasada—, de la misma manera que su de objeto distanciado de la personalidad senti- padre, Joan Lamote —el fundador de la Orquestra mental del artista, y suficientemente dotado de Simfònica de Barcelona y el renovador de la Banda leyes objetivas como para convertirse en construc- Municipal— fuera a su vez el hombre de acción ción formal desvinculada de las circunstancias con- característico de la generación anterior de músicos cretas que la motivaron, la actitud de Lamote le per- modernistas. Pero la realidad no resulta ser nunca mite trabajar prescindiendo de cualquier referente tan esquemática como fácilmente tienden a serlo situado fuera del dominio estrictamente lingüísti- las ideas y las formas de clasificación que tanto nos co que gobierna la combinatoria sonora. En este seducen. Así, si observamos, por ejemplo, el catá- contexto de labor individual, solitaria y autónoma logo de obras de Ricard Lamote vemos que en su en que se inscribe la mayor parte de la producción datación, el ario 36 —el año fatídico de la violenta del músico, el "noucentisme" conforma tan sólo un y repentina fractura del clima de normalidad de una horizonte lejano de recuerdos amados rememora- vida social en avance contradictorio pero induda- dos con fervor ya fuere desde el ostracismo de los blemente progresivo desde finales del siglo ante- arios pasados en Valencia o desde la consciencia rior— marca un momento de inequívoca inflexión existencial de pérdida de un tiempo que nunca más dramática en las circunstancias personales de la ya volvería. Fuera de este marco, y de la obediencia vida del artista, pero aquel punto de ruptura que a la consigna orsiana de 'l'obra ben feta" —que evi- fue motivo del desmoronamiento de un orden dentemente, no podemos hacer exclusiva de un social con muchas y valiosas conquistas en el terre- determinado movimiento cultural—, la especifici- no de las libertades y de la cultura democrática de dad nacional y moderna de la música de Lamote un país, la verdad es que no solamente no llegó a transita por caminos inéditos y bien distintos a los interrumpir sino que incluso sirvió para que Ricard acostumbrados. Lamote hallase en la producción incesante de músi- Lamote se mostró, por ejemplo, en muy poca ca un antídoto con el que conjurar la desgracia y sintonía con la corriente purista proveniente de los la irracionalidad de lo externo. círculos ilustrados "noucentistes" que dictaminó Así como la reacción inmediata de otros com- que los conciertos populares realizados por la positores tales como Frederic Mompou o Robert Banda Municipal con un repertorio de obras sin- Gerhard fue emprender, tras la guerra, el camino fónicas transcritas para la "orquesta de instrumen- del exilio o procurarse un lugar de residencia per- tos de viento" eran una impostura, constituían un manente fuera de España, y mientras para otros pobre y triste remedo a una situación de anorma- —Eduard Toldrà, por ejemplo—, la opción de que- lidad —una ciudad como Barcelona debería contar darse les costó el elevado precio de abandonar la con una verdadera orquesta sinfónica estable composición, para Ricard Lamote la creación nunca financiada con fondos públicos— que en lugar de

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intentar corregir con una meritoria labor de La mayoría de las grandes obras, por no decir todas, han suplencia, no hacía sino contribuir a que se agra- sido reducidas a piano solo, precisamente para que todo vara mediante la perversión del gusto de los afi- el mundo pueda llegar a gozar del derecho indiscutible, de este derecho que tiene toda persona por el simple cionados a aquellos conciertos matinales. Las hecho de haber nacido, por pobre que uno sea, a disfru- transcripciones para banda eran productos bas- tar espiritualmente de una obra de arte. Dicho de otra tardos y, consecuentemente, la emoción que sus- manera, la transcripción es exactamente una traducción. citaba no podía sino ser de la misma índole. Tal ¡Por qué se traducen las obras literarias? Para que puedan ser asimiladas por quienes desconozcan el idioma en que actitud elitista, en absoluto extraña en los músicos fueron creadas. Y nadie se levanta en contra de una tra- cultos de la Barcelona de aquellos arios, evidente- ducción si la misma está bien hecha, sino todo lo contra- mente no podía ser compartida por los Lamote rio. No hay duda de que es mucho mejor leer una obra tal padre e hijo, autores del revolucionario cambio de y como la escribió su autor, pero si no poseemos su len- gua, ¡tendremos que plegarnos de brazos y renunciar a rumbo llevado a cabo por la Banda y responsables conocerla? Son muchos los hogares en los que encontra- últimos de que este contingente decidiera asumir mos pinturas y esculturas de autores famosos reprodu- competencias sinfónicas que, por principio, no les cidas en fotografía o en yeso. y quién sería capaz de cri- estaban encomendadas en su función esencial- ticar estos objetos? ¡Quién puede erigirse en juez para pri- mente festiva y protocolaria. var a nadie de tener al alcance de su mirada, si así lo desea, una obra de arte honestamente reproducida?... Es cierto Ricard Lamote respondió escribiendo un breve que seria mucho mejor poder disponer del original!, pero artículo que a la postre había de permanecer inédi- ¡existen muchas personas que puedan permitirse este to, donde tras la defensa de la legitimidad de la lujo?6 transcripción, es decir, del derecho que le asiste a La justificación del trabajo de la Banda así como un músico a efectuar la "traducción" de una músi- ca preexistente desde su medio instrumental origi- de las muchas transcripciones que tanto padre como hijo realizaron para aquella extraordinaria nal a otro cualquiera que el transcriptor crea con- "Orquesta de instrumentos de viento" —como pre- veniente, —siempre y cuando no se conculquen las fería llamarla Ricard— no desearíamos que se con- leyes de autoría de la partitura original, el trabajo se haga lo más dignamente posible y se cuente con virtiera en prueba concluyente que nos diera dere- cho a atribuir al compositor concepciones en mate- el permiso de su autor antes de hacerse pública la ria de estética o de filosofía de la música que, en rea- nueva versión—, lo que se esconde, repetimos, lidad, Ricard Lamote tampoco se esforzó mucho en detrás de esta defensa al derecho de vulnerar la pre- explicitar si no es a través del propio contenido de misa de la "inviolabilidad" de las obras de arte, es sus creaciones. Nuestra intención era únicamente una actitud musical muy abierta y concorde con recortar la figura del compositor del fondo unifor- el principio de la funcionalidad social del objeto me en que una cultura imperante tiende a igualar artístico que tanto en Francia como, sobre todo, en las cosas y a hacer que cuanto transcurra cerca de Alemania a través de los postulados radicales de la ella —en proximidad temporal y geográfica— sea Gcbrauchsmusik había llegado a convertirse, por demostración irrefutable de su supremacía. aquellos mismos arios, en un potente y joven revul- sivo contra el aristocratismo romántico todavía pre- sente en los representantes de la vieja Segunda 6 Ricard Lamote de Grignon: Defensa de la transcripció. (1935). Escuela de Viena. (Documento inédito perteneciente al archivo del compositor).

184 Cesar Calme!!, "Ricard Lamote de Grignon, entre el noucentisme y la contemporaneidad"

Pero asomándonos a la música, no deja de ser es verdad que el cromatismo de esta obra no llega- revelador la novedad expresiva aportada por la que rá nunca a hacer tambalear la eficacia del mecanis- consideramos que es una de las primeras piezas mo tonal. Como en el caso del cromatismo denso realmente importantes en el catálogo del músico —y del Stravinsky de la "época rusa", el que aquí uti- es a la vez una de las mejores obras pianísticas cata- liza Lamote sirve para frenar el ritmo armónico, lanas de este siglo—: los tres Preludis a l'amic absent. para explayar la narración liberándola de la tira- Dedicados al poeta y amigo Ventura Gassol, que fue nía de la direccionalidad pero sin poner en entre- Conseller de Cultura del primer gobierno de la dicho la fuerza atractiva de las cadencias. Lo inte- Generalitat de Catalunya, y que estuvo encarcela- resante es la forma como desde este dominio esen- do con motivo de los acontecimientos del Seis de cialmente armónico donde los distintos diseños rít- Octubre de 1936, los preludis inauguran la vía de mico-melódicos que fueron apareciendo integra- un compromiso moral del artista con el rigor de la dos primero en la densidad del tejido armónico composición, coincidente en este caso con lo que envolvente, de repente, por ejemplo en la sección significa un testimonio profundo de amistad y central del segundo preludi, se transparenta la tex- solidaridad hacia el amigo ausente detenido, que tura para dejar flotar por encima del ritmo de nana no se adecuaba demasiado con la atmósfera de esti- inquieta que ejecuta la mano izquierda, una melo- lización elegante, menuda, con la cual aquella bur- día en Re menor y ámbito de octava, melodía de guesía "ilustrada" que comentábamos había acaba- carácter inequívocamente popular y que posee un do por autoreconocerse musicalmente ya fuere a poder extraordinario de evocación del amiso través de la canción de Eduard Toldrà, de la lírica ausente a la vez que, en el contexto en que funcio- intimista del piano de Frederic Mompou o del fres- na, sabe hacerse portadora de la voz insegura de co transparente y luminoso de la orquestación de todo un pueblo amenazado. Robert Gerhard, autor de obras como L'alta naixença En cualquier caso, la cita de la canción popular del Rei en Jaume . Por el contrario, los Preludis apor- —literal o imaginada— en los preludis todavía apun- tan una densidad expresionista a la literatura musi- ta hacia un referente extramusical y recibe su sig- cal catalana que no solamente los hace premoni- nificado a partir de la función simbólica que ejer- torios del conflicto entre hermanos que tenía que ce. Pero pronto la canción dejará de ser, en la obra estallar un ario después en la gran contienda civil, de Ricard Lamote, un elemento incrustado en la sino que avanza también algunos de los rasgos de estructura para pasar, en cambio, a constituir el eje resignada abdicación ante la catástrofe colectiva y vertebrador alrededor del cual va a trenzarse la del dulce retiro en el reducto seguro y confortable arquitectura entera de la composición; de conteni- de la música que serían precisamente característi- do puntual se convertirá en procedimiento cons- ca fundamental del Lamote de la posguerra. De tructivo; dejará de desempeñar una función simbó- entrada, el cromatismo intenso que atraviesa esas lica para adquirir un papel con figurador de la nueva páginas pianísticas, las adscribe a un núcleo de narrativa musical desplegada por el compositor. influencias mucho más centroeuropeas, que no Ricard Lamote nos ha dejado un legado nume- proclive a seguir las novedades de intrascendenta- roso y muy diversificado de obras que abarca desde lismo y de fácil neotonalismo representados por la óperas que nunca llegaron a estrenarse, Le petit cha- música francesa del "Group des Six". Pero también peron vert (1933), hasta piezas de música ligera

185 Cuadernos de Música Iberoamericana. Volumen 7, 1999 como una Melodia. Foxt rot (1942) para contrabajo servir para que su música fuera finalmente recupe- y piano, o una veintena de partituras para banda rada y pudiera escucharse en condiciones normales sonora de películas de cine español de la década de en las salas de concierto y en los teatros de ópera de los cincuenta. Y nos ha dado un conjunto de obras toda España. Porque el silencio en que tenemos des- extraordinarias, por citar sólo algunas de las que cuidados a nuestros compositores muertos no es hemos podido consultar, como son Facecia (1936), inocuo, no aguarda resignada y pacientemente que Goya, seis piezas desagradables para 10 solistas llegue su turno. Contrariamente, este olvido nos (1944), la serie de canciones Quatre estances de Kay- señala de forma acusadora y apremiante y nos hace yam (1930) y Cants homèrics (1961), o la Simfonia directamente responsables de su suerte. Sin la nece- catalana (1950). saria atención a nuestros compositores desapare- Pensamos que la celebración en este ario del cen- cidos también nosotros adquirimos la condición de tenario del nacimiento de Ricard Lamote debería muertos, y de muertos en vida.., que es lo más grave.

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