Veruzka Del Carmen Rondón Silva
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
31-8-2016 Autor: Veruzka del Carmen Rondón Silva Mi Universo Terrenal Prefacio Estas letras que se convierten en palabras narran parte de mis experiencias de vida en el transcurrir de mis 41 años. Me inspiré a escribir y mostrarlo al mundo entero para decirles de una u otra forma, que todo absolutamente todo se puede lograr en esta vida, claro está, fácil no es pero tampoco imposible. Es importante vivir y detenerse a observar como uno está viviendo y lo que ha conseguido con esa forma de vivir, es muy fácil culpar a otros por cosas que a veces no nos salen como queremos, señalamos, criticamos, juzgamos, envidiamos y pare de decir. Pues todas estas emociones, sentimientos y acciones en muchas etapas de mi vida las experimenté así como también las observé en otras personas; y pude darme cuenta que tenía un gran poder y era el poder de elegir. En el mundo espiritual u holístico se le conoce como el libre albedrío pero no es más que decisión. Otro factor importante experimentado en mi vida ha sido la disociación a las situaciones, personas y cosas, desde niña le he dado el lugar a cada quien y a cada cosa según mi criterio sin que me afecten, el deseo de querer algo me ha mantenido siempre enfocada en ese algo cuando me lo he propuesto conseguir; y eso se podría llamar la ley de atracción. 1 Mi Universo Terrenal nace de un logo que un día diseñé, donde engloba a todo el universo en mi cabeza y realizaciones en lo terrenal, centrada en mi centro corazón o mi intuición y muy conectada a la naturaleza. Desde niña usaba esta fórmula, solo que en mi universo viajaba a través de los tiempos y me creé conexiones imaginarias, que al cabo del tiempo se hacían realidad, al punto de ver la gran influencia que tenía hacia otras personas, animales, naturaleza y circunstancias. Sé que este es el momento oportuno de comunicarle al mundo que hay que enderezarlo, o alinearlo a la evolución natural que todos los planetas del universo deben hacer, ya que lo encontré sumergido en una crisis cuando regresé de un largo viaje muy placentero. 2 Capítulo I Un poco de mi historia Capítulo final de una historia que potenció grandes habilidades. Algo así como: Después de los 3 Días... Egos mueren y el caballero negro también, la gallina y el cochino jamás se pudieron comer a la TIGRA con sabor Venezolano. Pues resultó ser una #GranDiosa, guerrera con armas de luces muy poderosas que salían de sus manos; ella podía mover el fuego, el aire, la tierra, el agua y los mundos multidimensionales, usando como guía su bitácora que guardaba en el centro de su corazón. La batalla fue un gran reto... sin embargo; pudo darse cuenta de su gran poder y decidió usarlo, eso fue lo que la llevó a la victoria. Dando por cumplido lo escrito en el libro de la vida..."Ni gallina ni cochino comen TIGRA con sabor Venezolano" .Fin. 3 Nací en una familia que vivía en un barrio llamado Federico Quiroz, en la calle Paramaconi N° 15 ubicado en Catia Caracas la Capital de Venezuela, soy la cuarta de cinco hermanos, dos varones y tres hembras. Cinco hijos de una misma madre y padre. Recuerdo que cuando tenía aproximadamente 3 a 5 años jugamos en la sala de mi casa adivinanzas, viendo la televisión que era en blanco y negro, allí estábamos mi hermana mayor, mi hermano mayor y yo. Siempre acertaba o adivinaba cual propaganda o publicidad era la que venía. Otro juego que me divertía mucho, era hablar a la par con la propaganda… nos turnábamos, antes de llegar mi turno yo pensaba: “que pasen la que yo me sé” varias veces lo pensaba y en efecto, la pasaban; era la propaganda de posetas más limpiecita como un sol soy yo… bueno; eso me divertía mucho; pero a mis hermanos les molestaba que yo siempre ganara, y me sacaban del juego. También jugaba mucho en la bajaita, un sitio que desde el balcón de mi casa se veía, allí me lanzaba en patineta; me caía y volvía a lanzarme, jugaba con todos los niños de las adyacencias, ya que era como el patio de recreo de un colegio, que con los años en efecto, hubo un colegio por allí. Recuerdo que jugábamos la ere, cero contra por cero, fusilado, y voleibol. Habíamos niñas y niños, yo muy extrovertida y audaz con ganas de ganar cada juego, eso me divertía y pasaba que siempre ganaba, hasta en aquellos donde los niños también jugaban; pero comenzó a pasarme cosas como que ya nadie quería jugar conmigo, porque decían que yo hacía trampas, ya que no se explicaban por qué yo siempre ganaba. Para mí era fácil yo solo decía voy a ganar y me divertía, lo sentía y pasaba. Pero no todo era tan feliz, ya que al ver que ni mis hermanos no querían jugar conmigo, y algunos amiguitos tampoco; eso hacía que yo me aislara, y comencé a jugar conmigo misma. Imaginaba 4 personajes, historias y vivía en mi burbuja donde todo era bonito, solo allí si me invitaban a compartir, me entendían y me sentía cómoda y hasta me divertía. En ese tiempo aproximadamente entre los 5 hasta los 9 años, mi mamá nos llevaba a una iglesia metafísica ubicada en un lugar llamado quinta crespo, me gustaba asistir, ya que al entrar había un olor a rosas tan exquisita que me permitía volar en mi imaginación. Asistíamos los sábados a las clases de niños y jóvenes, también hacíamos servicios, donde nos poníamos una batas blancas. Tocábamos campañas cada vez que en la apertura del servicio se invocaba a los siete Arcángeles: Miguel, Jofiel, Chamuel, Gabriel, Rafael, Uriel, y Zadquiel. Siempre me ponía en primera fila para agarrar una de las campanas. Eran doradas y con el olor a flores en ese lugar, pues; lo que vivía en ese momento ya lo había imaginado en mis juegos mentales, me sentía como un Ángel más en ese salón. En las clases nos hablaban de los planetas, las estrella, el universo, la galaxia, la ascensión que iba a tener la tierra, la vida de los animales y algo que me marcó mucho o llamó la atención, fueron los elementales; si, los que existen en el agua llamados ondinas y nereidas, en el aire llamados silfos, en la tierra llamados nhomos, y en el fuego llamados salamandras, eso me detuvo a seguirle preguntando más a esas maestras sobre la vidas de esos seres, ya que también era muy curiosa y preguntona. Pero como casi nadie quería jugar conmigo… En una oportunidad me dije: Es que definitivamente yo no soy de este mundo. Eso era porque también me daba cuenta que, lo que pensaba, imaginaba y sentía, se me realizaba tal cual como lo quería. Bueno; paralelo a estas clases; por mi infancia estuvo muy presente 5 mi Papá Carlos José Rondón, ya que realmente era el único que yo sentía que me comprendía. Cuando llegaba de su trabajo (trabajaba medio día en el Banco Central de Venezuela) siempre me preguntaba como estaba, me daba un beso y abrazo. En ocasiones me preguntaba que para donde quería ir, ya que en las tardes a veces él, trabajaba de taxi. Siempre le decía que quería ir a la playa, y en efecto me llevaba. En ocasiones íbamos toda la familia, como a veces él y yo. Lo cierto que mi papá siempre me decía “hija al mar hay que pedirle permiso para bañarse, y también hay que pedirle que te limpie”. Asociaba lo que me decían en la escuela de metafísica, con lo que me decía mi papá, y empezaba a imaginar una Diosa que salía del fondo del mar y me hablaba, una vez que le pedía permiso…, y por allí seguía construyendo mi película, que tanto me gustaba y divertía. En otra ocasión me llevó al junquito a montar caballo, y le pregunté: Papá ¿por qué ese caballo me ve feo? Me respondió: háblele hija, y pregúntele al caballo que tiene. Tal cual lo hice, la gente alrededor se reía de forma burlona, pero eso a mí no me importaba, ya que la odisea para mí, era saber lo que le pasaba al caballo. En mi casa habían muchas matas, mi mamá las regaba, y mi papá también pero; él les hablaba y cantaba, la verdad que me daba muchas risas, y decía: Par de locos los dos, jajajaja. Tal cual niña en su mundo, igual sentía como cualquier ser humano común y corriente. Pero no todo era color de rosas, ya que veía seres, cosas y más. El tema no lo podía conversar con nadie porque si lo hacía, sabía que se iban asustar, más aun sabiendo que, mis hermanos y amiguitos no querían jugar conmigo porque 6 yo siempre ganaba, no quería imaginar si les contaba. Sin embargo en ese período entre 3 a 7 años tenía sueños recurrentes, y era que tenía una espada en la mano, calzaba botas y volaba para luchar peleando contra los demonios; los cuales se los sacaba a mi familia, la verdad que eso era una batalla horrible para mí, porque esos sueños eran como reales, y cuando despertaba estaba cansada, agotada, y hasta ciertos aruños tenía en los brazos. Esos demonios eran como dragones, sentía que si no les cortaba la cabeza, iban a matar a mi familia, eso hacía que luchara más y más fuerte. Por supuesto que vencía, los mataba o eliminaba.