Claudio Wagner R. CONTRIBUCION AL ESTUDIO DE LA TOPONIMIA DE CHILOE
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Claudio Wagner R. CONTRIBUCION AL ESTUDIO DE LA TOPONIMIA DE CHILOE INTRODUCCION Y METODO 0.1 Sólo intentar un trabajo de toponimia en nuestro suelo constituye una labor arriesgada, ya que hay que tener en cuenta una serie de consideraciones previas. Para que un estudio de este tipo tenga un riguroso valor científico se necesitan documentos fidedignos y de cierta antigüedad en que se puedan rastrear las formas toponí- micas y sus variantes, el conocimiento de fuentes históricas y la noticia precisa de las designaciones actuales. Pues bien, no contamos más que con documentos del todo insatisfactorios y que se remontan a fines del siglo xvn los más antiguos, las fuentes históricas son práctica- mente inexistentes y las noticias de las designaciones actuales son tan diversas unas de otras que es difícil decidirse. Contamos con algunos textos acerca de nombres de lugar que, sin embargo, o son insuficientes por lo restringidos (es el caso de "Voz de Arauco", del P. E. Wilhelm de Moesbach) o, a pesar de constituir una excelente recopilación de nombres de lugar, contienen serios errores de interpretación lingüística (como el "Glosario Etimológico", de F. P. Armengol Valenzuela). 0.2 La toponimia indígena que conocemos constituye un material tanto más valioso cuanto es posible de ser comparado con el léxico común mapuche, con la ventaja que da el poder conocer la lengua viva. Es cierto que esta lengua se ha refugiado en la provincia de Cautín ante el empuje arrollador de la lengua oficial y que quienes la hablan son cada vez menos, pero eso no tiene importancia para los propósitos aludidos. En el resto de las provincias del sur del país sólo tenemos agonizantes restos idiomáticos, y en ocasiones el único testi- monio de la presencia pretérita del habla mapuche en esa zona lo constituyen los nombres del lugar. La rica toponimia indígena de Chiloé —como la del resto del país- es una prueba de la íntima vinculación del indígena con su tierra. En los nombres de lugar el indígena solía expresar certeramente una característica específica relacionada con la orografía, la hidrografía, la agricultura, con la presencia de animales y plantas autóctonas, con los minerales y hasta con los ritos religiosos y costumbres. 283 ESTUDIOS FILOLÓOIOOS / N» 1 0.3. No hemos intentado hacer un estudio fonético evolutivo de cada topónimo señalado como hubiera sido naturalmente nuestro deseo, porque en la actualidad no se cuenta en Chile con estudios profundos del mapuche, que hayan llevado a elaborar una Gramática histórica de esta lengua. Nos hemos conformado, en consecuencia, con hacer de vez en cuando breves comentarios lingüísticos que hemos con- siderado de interés general porque muestran algunas peculiaridades del mapuche. De allí que nuestro trabajo haya tenido una finalidad bastante modesta: nos hemos limitado a señalar algunos topónimos de la isla grande de Chiloé, los más corrientes, clasificándolos semánti- camente. Para este objeto hemos dado preferencia a la forma por nos- otros recogida en el terreno*, que colocamos en paréntesis. Las demás voces señaladas han sido tomadas del "Diccionario Geográfico de Chile", de Luis Riso-Patrón y del "Mapa de Chile", editado reciente- mente por el Instituto Geográfico Militar. A continuación de la voz conceptuada como general se han señalado —cuando las hay— las va- riantes indicadas por Riso-Patrón, con las referencias a los textos en donde aparecen, que por lo demás son muy escasos y de fecha bas- tante reciente. Histórica y lingüísticamente pues, contamos con deficiencias bas- tante graves que necesariamente empobrecen y limitan el campo de la Toponomástica. 0.4. Con respecto a las formas toponímicas citadas en el presen- te trabajo, muchas han conservado el cuerpo fónico primitivo de sus componentes y la interpretación no merece duda. Otras en cambio, debido a la deformación o mutilación resultante tanto de los malos apuntes en los registros religiosos y civiles como de la mala pronun- ciación de quienes no conocen el mapuche o al menos han perdido el sentido genuino de la lengua, su particular condición frente a otras lenguas, —son difíciles de explicar etimológicamente— y muchas veces los investigadores han debido conformarse con una etimología hipotética, discrepando frecuentemente unos de otros, más que nada, se nos ocurre, por el desconocimiento recíproco de las investigacio- nes llevadas a cabo. En estos casos hemos optado por transcribir las varias interpretaciones, por no poseer elementos de juicio necesa- rios para decidir sobre el étimo más seguro. En fin, hay ocasiones en que la etimología propuesta es del todo aventurada porque las cir- cunstancias que determinaron el nacimiento del topónimo han des- aparecido totalmente o ya no tienen vigencia en la mente de los hablantes. 0.5. La formación de los topónimos mapuches ofrece alguna variedad. Hay algunos formados por un solo vocablo, que a veces *Como no hemos podido transcribir fonéticamente, por razones de impresión, damos la forma en escritura corriente, lo más aproximadamente posible a la fonética. 284 Claudio Wagner R. / Contribución al estudio de la toponimia de Chiloé puede hallarse modificado por el morfema de plural del mapuche (que se antepone al semantema) o por un morfema casual o desi- nencial; pero la gran mayoría se hallan formados de elementos se- mánticamente independientes. Habitualmente, estos elementos cons- titutivos del topónimo no poseen la misma relevancia significativa: uno de ellos, el segundo, es el principal y dice relación en general, con las características del medio en que se desenvuelve el indígena; el primero, en cambio, expresa una modificación del segundo. Así entonces, para la interpretación significativa del término se comen- zará por el segundo elemento (excepto cuando el primer elemento sea un numeral), que pasa a ser, a lo menos semánticamente, base del vocablo. 0.6. Nos hemos extendido en consideraciones respecto de la to- ponimia mapuche en razón de que el grueso del presente trabajo está a ella dedicada. La otra parte la constituyen voces toponímicas de raigambre castellana, que hemos separado de las autóctonas como primer criterio de clasificación. Las estudiamos primero. El esquema básico a que nos someteremos para facilitar nuestro trabajo es el siguiente: A. Particularidades físicas del terreno: 1. Referencia al elemento orográfico en sí. 2. Forma del accidente geográfico. 3. Designación impresionista del objeto. 4. Efecto derivado de la situación geográfica del objeto. 5. Naturaleza del terreno. Designaciones de "piedra". 6. Designaciones que poseen como elemento característico la in- dicación de "tierra" o "lugar". 7. Designaciones que presentan el elemento Co. B. Manifestaciones vitales sobre el terreno: 1. Vegetales. 2. Animales. I. FORMAS TOPONIMICAS CASTIZAS 1.1. Las designaciones hacen referencia al accidente orográfico en sí, teniendo los dos elementos que lo componen valor topográfico. Han sido documentos PUNTA BARRANCO y PUNTA CALETA. ES claro que en ambos casos se trata de Punta (del) Barranco y Punta (de la) Caleta, por donde se echa de ver la pérdida del elemento de enlace, la preposición de, e incluso la del artículo correspondiente. 285 ESTUDIOS FILOLÓOIOOS / N» 1 1.2. Designaciones inspiradas en la impresión causada a primera vista por sus nominadores. El mapa del I (nstituto) G (eográfico) M (ilitar) nos proporciona los siguientes topónimos: PUNTA BONITA, PUNTA PELIGROSA, PUNTA GRUESA. También PUNTA SALIENTE, Cabo ubi- cado a cierta distancia de otro que es denominado PUNTA ESCONDIDA, por contraste, geográfico y lingüístico. 1.3. En este grupo debemos ubicar asimismo el topónimo VOL- CAN CORCOVADO, "con un gigantesco cuerno en un pedestal piramidal, poco articulado en un macizo oscuro..." (RiPatr, p. 255). Se dice que su primitiva denominación fue "Jorobado", a causa de su forma. Como tal aparece en AstaBur, p. 185 y como "Gran montaña" o "Volcán del Corobado", en "Anuario Hidrográfico de la Marina de Chile", xm, carta impresa de Moraleda (1795). Evidentemente de aquí se ha tomado pie para designar con igual nombre el cabo, río, golfo e islote ubicados en sus inmediaciones. "Corobado" parece una forma híbrida, por su semejanza con Cor- covado y Jorobado. Si no se trata de un cruce de palabras bien pue- de deberse a un error gráfico, lo que no es imposible, por cierto. 1.4. EL RIO CORCOVADO, llamado también "Corobado", aparece en "Derrotero del estrecho de Magallanes, Tierra del Fuego i canales de la Patagonia" (Ramón Serrano M., Stgo., 1891, p. 452) como "Taique" o "Corcovado". Taique es voz mapuche que designa un cántaro miiy especial que se encuentra en los cementerios, proba- blemente trabajo de los españoles" (Erize, p. 126). 1.5. Las designaciones se refieren a la utilidad que presta el lu- gar: PUNTA MIRADOR, PUNTA CENTINELA. Esta última corresponde al extremo de la isla Tranqui, que se adentra en el golfo Corcovado. De ahí el nombre. También CALETA RICA, llamada así por sus buenas condiciones; junto a ella PUNTA RICA. 2.1. Hay algunas designaciones que hacen alusión a especies ani- males frecuentes en la zona: PUNTA ZORRA y RIO DE LA ZORRA (junto a ella). Debe su nombre a la gran cantidad de zorras que poblaba la región. 2.2. Dos islas poseen también nombres que hacen referencia a animales: ISLA LAGARTIJA, llamada así desde fines del siglo pasado, (AstaBur, p. 352). Los indígenas la llamaban "Caicuel", y en los antiguos mapas ingleses aparecía con el nombre de "Carva" (RiPatr., p. 455), que cita como obras más antiguas consultadas el "Derrotero del Estrecho de Magallanes..." ya citado, p. 494 y "Jeografía Política de Chile, por Aníbal Echeverría y Reyes, Stgo., 1888, I, p. 43. Sin embargo, Asta Buruaga dice que la isla pertenece al indígena Cai- 286 Claudio Wagner R. / Contribución al estudio de la toponimia de Chiloé cuel, nombre mapuche cuyo significado parece ser 'montón, mon- tículo' o 'límite, linde' (Erize, p. 85).