Dulce María Loynaz
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Dulce María Loynaz PREMIO DE LITERATURA en lengua castellana MIGUEL DE CERVANTES tm Dulce María Loynaz 3» MINISTERIO DE CULTURA Dirección General del Libro y Bibliotecas Centro de las Letras Españolas Edita: Dirección General del Libro y Bibliotecas Centro de las Letras Españolas (Ministerio de Cultura) Colimaría de la exposición: Clcva Solis Diseño gráfico: Lola Garrido + Pablo Olivares ((fl rtecontexto, S. L.) Maquetación: Mar García Lozano Fotografías: KORDA,José Antonio Figueroa, archivo personal de Dulce María Loynaz y Casa de America Fotomecánica: Punto Láser, S. A. • Madrid Impresión: Artcgraf, S. A. Sebastián Gómez, 5 - Madrid ISBN: 84-7483-934-3 Depósito Legal: M. 10.133 - 1993 Dulce María Loynaz 3» PREMIO DE LITERATURA en lengua castellana MIGUEL DE CERVANTES 1992 MINISTERIO DE CULTURA | Dirección General del Libro y Bibliolecai | Cantío d» !•• Litrai Españolea I DULCE MARÍA LOYNAZ PRELIMINARES fe PRESENTACIÓN ulce María Loynaz, la segunda mujer que inscribe su nombre en el palmares del *S Premio Cervantes y a la que dedicamos las páginas de este álbum, ha vivido su existencia en la atmósfera recoleta de un jardín. Ese jardín es real, rodea una casa de El Vedado, el barrio de La Habana que la vio nacer, en el que ha transcurrido casi la to• talidad de su vida y por el que han pasado ilustres personalidades hispanoamericanas en épocas sucesivas. Muchos de los personajes que trabaron amistad con Dulce María o con la familia Loynaz aparecen retratados en este álbum. También se refleja en él lo que escribie• ron algunos de los que conocieron a la escritora, y sobre todo se incluyen numerosos frag• mentos, algunos inéditos, de la obra de la propia homenajeada. En estos últimos textos, se vislumbra que el jardín en el que vive esta cubana es tam• bién simbólico. Además de título de su única y lírica novela, Jardín es emblema del mundo imaginario en el que se desenvuelve la obra poética de Dulce María. Una obra en la que germinan las semillas de la memoria, proliferan las flores nocturnas del sueño, se entrelazan las lianas del sentimiento y, a veces, acallando el drama apenas presentido, una mística cal• ma se adueña de todo y se abisma en el abrazo del ser con los otros, con la naturaleza, con los objetos. En 1958, poco después de su último viaje al exterior, a España, donde visitó las Islas Canarias, de donde era su marido, y los valles vascos, de los que procedían los Loynaz, Dulce María decidió aislarse del universo, sin más dedicación que la de la lengua española. En la vieja casona de El Vedado empezaron, poco después, a tener lugar las reuniones de la Academia. Pensó que había pasado el tiempo para el tipo de poesía en el que siempre había creído: "Un poeta es alguien que siempre va más allá del mundo circundante y más aden• tro en el mundo interior". Se recluyó en el silencio, tal vez en una forma esporádica de es• critura secreta. Ahora, la concesión del Premio Cervantes ha desmentido a la escritora que se creía ol• vidada. Reviven las huellas que su obra, inicialmente publicada en la España de los años u cincuenta, dejó entre sus coetáneos y sus libros se reeditan provocando la admiración de nuevas generaciones de escritores y lectores. Con la exposición y con este álbum, que in• tenta la tarea imposible de desvelar la vida y la obra de Dulce María Loynaz, el Ministerio de Cultura cumple con inmensa satisfacción una de las tareas que tiene encomendadas: di• fundir la obra de los autores distinguidos con el más alto galardón de las letras españolas a fin de procurar resarcirles del mestímable don que ellos han hecho a la colectividad con sus creaciones, que nos pertenecen a todos, nos ayudan a perfeccionarnos con sus hallazgos éti• cos y nos invitan a gozar con su belleza estética. Federico Ibáñez Soler DIRECTOR GENERAL DEL LIBRO Y BIBLIOTECAS 12 INTRODUCCIÓN I ulce María es una de las voces más altas del idioma castellano. Como poetisa ha ga• D nado, sin proponérselo, los lauros más difíciles. Y también como novelista, ensayista, periodista. A sus 90 años, ella prestigia el hemisferio de las Letras, con su figura soli• taria, dueña absoluta del magisterio que representa su pensamiento. Más de una vez lo ha puesto a prueba. Ejemplo de ello es el Premio de Periodismo que en 1991 obtuvo en España con su ensayo El último rosario de la Reina sobre la venerada Doña Isabel la Católica. Sólo otras dos importantes mujeres en el ámbito hispanoamericano han sido objeto de una distinción de semejante naturaleza: la chilena Gabriela Mistral, Premio Nobel en 1945, y María Zambrano, la magistral española, que residiera en Cuba alrededor de quince años, y ob• tuviera el Cervantes en 1990. Dulce María Loynaz ha cumplido su hora de gloria más destacada con el Premio de Literatura Miguel de Cervantes del año 1992, fecha memorable en su grandeza y controversia. En Dulce María todas las finezas de la autoría se desprenden de su lírica contemplación. Su sabiduría reposa en el genio que la gobierna, genio precursor de este siglo XX que ya declina. Nacida en 1902, su historia personal es en parte la historia de esta Isla. Dulce María repre• senta, con su imagen, ceremoniosa y auténticamente cubana, el último miembro de una fami• lia fundadora: la del General Enrique Loynaz del Castillo, héroe de la Cuba que nace con el siglo. España, con este galardón, vuelve ahora a dar a la poetisa cubana la admiración, la reveren• cia y el respeto que siempre ha merecido, sumándose estos honores al brillo regio de su estirpe. Posiblemente ella posee el poderoso misterio de un lirismo americano, y así pudo lograr no sólo viajar a España en compañía de su esposo, Pablo Alvarez de Cañas, sino triunfar en la tierra de sus más lejanos ancestros. Dulce María ama al pueblo español, y a sus gentes de letras, con los cuales siempre mantuvo una entrañable amistad: Federico García Lorca la visitó en 1930, Juan Ramón Jimémez y Zenobia Camprubí, en 1936 ... En las visitas que realizara a España desde 1947 hasta 1958, Dulce María fue haciendo muchos y buenos amigos, en una España a la que dedicó gran parte de su mejor literatura. Dulce María Loynaz ganó en 1987 el Premio Nacional de Literatura de Cuba y posee, en• tre otros muchos galardones, dos Premios de la Crítica. Desde 1959 es la Directora de la Academia Cubana de la Lengua, y es miembro de la Real Academia Española. Doctora en Derecho Civil, es Honoris Causa por la Universidad de La Habana. Quiero expresar mi reconocimiento más sincero a los señores Carlos Barbáchano, Agregado de la Embajada de España en Cuba; a Manuel Iglesa-Caruncho, Coordinador General de la Agencia Española de Cooperación Internacional en Cuba, y a la Dra. Isolina Aragón, médico y secretaria de Dulce María Loynaz, por la fidelidad y atención que han brin• dado en todo momento a nuestro trabajo. Sin esa valiosa ayuda no hubiese sido posible cum• plir los programas previstos para este acontecimiento. Dulce María, con la cubanía señorial que la caracteriza, se nos muestra digna y confiada, y se prepara para asistir a los festejos de la ceremonia en la que le será entregado, en Alcalá de Henares, de manos de Su Majestad el Rey Juan Carlos de España, el galardón más preciado de las Letras hispánicas. Cleva Solís La Habana, 23 febrero de 1993 11 I FOTO DE 1937, DEDICADA A SU AMIGA DE LA INFANCIA ANGELINA DE MIRANDA < I ACOMPAÑADA DE SU PADRE Y DE SU PERRITO lí CRONOLOGÍA 1902 Nace el 10 de diciembre en la calle Prado n° 4, en La Habana. Hija primogénita de María de las Mercedes Muñoz Sañudo, y del Mayor General del Ejército Libertador, Enrique Loynaz del Castillo. 1919 El 16 de noviembre aparecen en el periódico habanero La Naáón, sus dos primeros poemas, a los quince años, Vesperal e Invierno, precedidos de una carta de su padre para su publicación. 1920 Viaja a los Estados Unidos de Norteamérica. 1926 Es incluida en La poesía moderna en Cuba (Í882-1925) por Félix Lizaso y José Antonio Fernández de Castro. 1927 Aprueba los exámenes para doctorarse en Derecho Civil, en la Universidad de La Habana. 1928 Comienza a escribir su novela lírica Jardín, que concluye siete años después. José María Carbonell la incluye en su libro La poesía lírica en Cuba. 1929 Visita Turquía, Siria, Libia, Palestina y Egipto. Escribe su poema Carta de amor al rey Tut-Ank- Amen, al visitar la tumba del joven faraón. 1930 Federico García Lorca, durante su permanencia en La Habana, conoció a la familia de los Loynaz, estrechándose una gran amistad, haciéndole el poeta granadino el obsequio a Flor Loynaz de su obra de teatro en manuscrito Yerma, y a Carlos Manuel, su hermano, la obra El Público. 1934 La poetisa española Carmen Conde le dedica el poético texto Del lírico epistolario. Carta a la poetisa cubana Dulce María Loynaz. 1935 Concluye su novela lírica Jardín, que mantiene inédita hasta 1951. 1931 El 16 de diciembre contrae matrimonio con su primo Enrique de Quesada y Loynaz. La revista Bimestre Cubana publica su poema Canto a la mujer estéA, en el número julio-octubre. Juan Ramón Jiménez la incluye en La poesía cubana en 1936. a 1938 Se publica en La Habana la primera edición de su libro Vasos (1920-Í938). Publica en la revista Grajos la Carta de amor al rey Tut-Ank-Amen. El 3 de diciembre ofrece un recital de sus poemas en la Sociedad Pro-Arte Musical (hoy Amadeo Roldan).