Cuando La Revolución Cambia De Signo. La “Izquierda” Del Peronismo Como Objeto De Deseo Y De Represión Prismas, Vol
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Prismas ISSN: 1666-1508 ISSN: 1852-0499 Centro de Historia Intelectual, Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Quilmes Ehrlich, Laura Cuando la revolución cambia de signo. La “izquierda” del peronismo como objeto de deseo y de represión Prismas, vol. 24, núm. 2, 2020, pp. 289-295 Centro de Historia Intelectual, Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Quilmes Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=387065345007 Cómo citar el artículo Número completo Sistema de Información Científica Redalyc Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto Dossier: Izquierdas y derechas en el siglo XX argentino Cuando la revolución cambia de signo. La “izquierda” del peronismo como objeto de deseo y de represión Laura Ehrlich Universidad Nacional de Quilmes / conicet ubo un tiempo en que el peronismo pros- proscripción electoral, persistentes durante Hcripto, opositor al statu quo instaurado los gobiernos civiles posteriores al régimen en la Argentina después de 1955, no fue pre- de Eduardo Lonardi, Isaac Rojas y Pedro ponderantemente “de izquierda”. Durante Aramburu, prolongaron su vigencia. En el una parte de la primera década posterior al primer apartado de este artículo, se analizan derrocamiento del gobierno de Juan D. Perón algunas figuras salientes del lenguaje de los por un golpe cívico-militar, una constelación peronistas fuera del poder. En la segunda de ideas, imágenes y en algunos casos trayec- parte, se recorren los discursos de diversa torias filiadas con el nacionalismo extremo y procedencia que identificaron a la franja com- el catolicismo integral tuvieron un papel fun- bativa del peronismo como una “nueva iz- damental en la activación política de la franja quierda” o, directamente, como una “iz- combativa, “revolucionaria”, del peronismo quierda peronista”. Al final, se propone mirar fuera del poder. El antiliberalismo y el antipo- el caso como una manifestación lingüística de liticismo, el culto a la acción y el juvenilismo, la crisis política más general, por la cual se el antiimperialismo e, incluso, el anticapita- desestabilizaron y pusieron en juego distintos lismo de raigambre derechista, estructuraron significados de la categoría de “izquierda”. simbólicamente el activismo de ese sector, dando expresión a un bricolaje ideológico cuyo color político difirió mucho de su deco- Las figuras de la “invasión” y del “país ocu- dificación socialista, años después.1 Ipado” fueron recurrentes en los intentos de La política de des-peronización de la “Re- los peronistas de connotar su sentimiento de volución Libertadora” propició una actitud exclusión de la comunidad política. Ambas beligerante entre los peronistas, que además metáforas evocaban escenarios diversos, desde de desplegarse en prácticas de acción directa las guerras de la Independencia hasta la Se- y de lucha gremial, cobró cuerpo en un len- gunda Guerra Mundial y su inmediata posgue- guaje específico. Las medidas represivas y la rra, pasando por las ocupaciones imperialistas de Asia y África, incluida la subordinación de América Latina. Asociadas en un primer mo- 1 Laura Ehrlich, “Intransigentes, duros y revoluciona- mento al tópico antiimperialista de raíz nacio- rios. Variaciones en la cultura política peronista entre 1955 y 1963”, tesis de doctorado, Universidad de Bue- nalista y revisionista histórico, a esta capa de nos Aires, 2013. significados se le sobreimprimió una resonan- Prismas, Revista de historia intelectual, Nº 24, 2020, pp. 187-193 cia “tercermundista” cuando los movimientos la presidencia de la nación el 23 de febrero de de liberación nacional africanos y asiáticos, y 1958.3 Ahora bien, la cadena semántica en la más tarde la Revolución Cubana, en el con- que este significante aparece formulado en el texto de una recalentada Guerra Fría, compu- lenguaje peronista de fines de los años cin- sieron un nuevo espejo en el que los peronistas cuenta y comienzos de los sesenta (la denuncia combativos eligieron mirarse. Esta modifica- de la “traición”, la corruptibilidad de los diri- ción semántica se relacionó con otra, el despla- gentes y la denostación de la política), se en- zamiento del blanco de la denuncia contra el raíza en un universo de creencias crítico del imperialismo desde Gran Bretaña hacia los liberalismo y del sistema de partidos que no Estados Unidos, todo lo cual determinó a su podría atribuirse sin más, en esa época, a la vez una atenuación del eje principalmente dia- totalidad del radicalismo. Aun así, el pero- crónico a lo largo del cual el peronismo solía nismo encontró disponibles en distintas zonas justificar su pertenencia a la tradición histórica de la cultura política argentina elementos de nacional. Pues fue, justamente, en torno de la un discurso derogatorio de las alianzas y de los imagen del “país ocupado” que se delineó un acuerdos electorales, en el que latían –en un eje de referencias más contemporáneas que nivel subterráneo– sentidos asociados a la sim- históricas, un nuevo espacio simbólico en el bólica de la pureza y la integridad, propios de que los peronistas fuera del poder relocaliza- una mitología redentorista. De hecho, los te- ron la vigencia de su identidad política: el mas de la “invasión” y del “país ocupado” se campo de los movimientos de liberación na- hallan próximos a la mitología del complot, cional del Tercer Mundo, incluida América La- cuya sintaxis semántica encadena tales imáge- tina.2 Fue esta una de las vías mediante las cua- nes a la denuncia del carácter extranjero o in- les los peronistas procesaron su nuevo status filtrado, corrupto y conspirador del “enemigo”.4 de oposición proscripta. En el reverso de este imaginario latente, la in- La apelación a la “intransigencia” frente al transigencia predicada desde el peronismo “enemigo” constituyó otra manera de expre- fuera del poder significaba que estaba en la sar, desde las primeras proclamas peronistas Historia, y no en la política, el verdadero locus de circulación clandestina, y en la prensa afín simbólico del movimiento liderado por Perón. que proliferó durante los años 1957 y 1958, la En un contexto de acusada crisis política y aspiración a lograr la supervivencia del con- aceleradas transformaciones socio-culturales, glomerado partidario, a la vez que el poder de este componente mitológico debió haber ju- enunciar su representación legítima. La noción gado un considerable papel en la activación de puede remontarse a la tradición de la Unión los sectores peronistas más dispuestos a en- Cívica Radical en la Argentina y estuvo pre- frentar el statu quo. En el nivel más sistemá- sente, de hecho, en la denominación de la esci- tico de las ideas, por lo demás, el carácter sión partidaria con la que Arturo Frondizi ganó mixturado o de bricolaje de las creencias polí- ticas de este segmento del peronismo no ha sido siempre reconocido por la literatura clá- 2 Señaló esta espacialización del imaginario de un sector sica acerca del período, y merece una discu- peronista revolucionario de fines de los años sesenta sión.5 En su magistral libro, Daniel James Germán Gil, La Izquierda Peronista. Para una interpre- tación ideológica, 1955-1974, Buenos Aires, ceal, 1989. Una aproximación renovadora en Valeria Man- zano, “Argentina Tercer Mundo: Nueva izquierda, emo- 3 Se trata de la Unión Cívica Radical Intransigente. ciones y política revolucionaria en las décadas de 1960 y 4 Raoul Girardet, Mitos y mitologías políticas, Buenos 1970”, Desarrollo Económico, vol. 54, n° 212, mayo- Aires, Nueva Visión, 1999. agosto de 2012. 5 Para tal discusión, véase también Humberto Cucchetti, 188 Prismas, Nº 24, 2020 planteó que la estructura de sensibilidad de los sindical. Allí se advierte que el antiliberalismo años de la “resistencia peronista” estuvo mar- y el desprecio por los partidos, el culto a la cada por el peso de los valores y de la concien- acción y al líder; el antiimperialismo e, in- cia práctica del conflicto de clases, lo que ha- cluso, el anticapitalismo a favor de una “ter- bría determinado en los actores del período el cera posición” (generalmente manifiesto junto recurso a un lenguaje de tipo moral (el que al anticomunismo), fueron tópicos que, articu- apelaba a la intransigencia política y a la línea lados explícitamente en un plano ideológico, dura sindical).6 El obrerismo anticapitalista, el tenían un color político que no era precisa- antipoliticismo, la denuncia de los traidores y mente de izquierda. Su formulación discursiva la nostalgia por las conquistas perdidas, confi- había sido elaborada en las proclamas y la guraban en la visión de James una lógica esen- prensa semiclandestina que, desde el ‘55 en cialmente moral y no política o ideológica- adelante, organizaron simbólicamente la ex- mente articulada, de oposición de los duros periencia de exclusión y persecución del pero- del sindicalismo a la política de integración del nismo, en diálogo no siempre afinado con la presidente Frondizi. En el argumento, la com- palabra diferida del líder en el exilio. plejidad de la constelación político-ideológica que impulsaba al activismo peronista duro e intransigente de esos años quedaba inadver- Hacia 1960, ciertas agrupaciones y fi- tida. Esta omisión parecería fundarse en un a IIguras del peronismo comenzaron a ser priori teórico, que podría formularse así: si la identificadas, desde ángulos diversos del espec- clase