Prismas ISSN: 1666-1508 ISSN: 1852-0499 Centro de Historia Intelectual, Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Quilmes

Ehrlich, Laura Cuando la revolución cambia de signo. La “izquierda” del peronismo como objeto de deseo y de represión Prismas, vol. 24, núm. 2, 2020, pp. 289-295 Centro de Historia Intelectual, Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Quilmes

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Cuando la revolución cambia de signo. La “izquierda” del peronismo como objeto de deseo y de represión

Laura Ehrlich

Universidad Nacional de Quilmes / conicet

ubo un tiempo en que el peronismo pros- proscripción electoral, persistentes durante Hcripto, opositor al statu quo instaurado los gobiernos civiles posteriores al régimen en la después de 1955, no fue pre- de , Isaac Rojas y Pedro ponderantemente “de izquierda”. Durante Aramburu, prolongaron su vigencia. En el una parte de la primera década posterior al primer apartado de este artículo, se analizan derrocamiento del gobierno de Juan D. Perón algunas figuras salientes del lenguaje de los por un golpe cívico-militar, una constelación peronistas fuera del poder. En la segunda de ideas, imágenes y en algunos casos trayec- parte, se recorren los discursos de diversa torias filiadas con el nacionalismo extremo y procedencia que identificaron a la franja com- el catolicismo integral tuvieron un papel fun- bativa del peronismo como una “nueva iz- damental en la activación política de la franja quierda” o, directamente, como una “iz- combativa, “revolucionaria”, del peronismo quierda peronista”. Al final, se propone mirar fuera del poder. El antiliberalismo y el antipo- el caso como una manifestación lingüística de liticismo, el culto a la acción y el juvenilismo, la crisis política más general, por la cual se el antiimperialismo e, incluso, el anticapita- desestabilizaron y pusieron en juego distintos lismo de raigambre derechista, estructuraron significados de la categoría de “izquierda”. simbólicamente el activismo de ese sector, dando expresión a un bricolaje ideológico cuyo color político difirió mucho de su deco- Las figuras de la “invasión” y del “país ocu- dificación socialista, años después.1 Ipado” fueron recurrentes en los intentos de La política de des-peronización de la “Re- los peronistas de connotar su sentimiento de volución Libertadora” propició una actitud exclusión de la comunidad política. Ambas beligerante entre los peronistas, que además metáforas evocaban escenarios diversos, desde de desplegarse en prácticas de acción directa las guerras de la Independencia hasta la Se- y de lucha gremial, cobró cuerpo en un len- gunda Guerra Mundial y su inmediata posgue- guaje específico. Las medidas represivas y la rra, pasando por las ocupaciones imperialistas de Asia y África, incluida la subordinación de América Latina. Asociadas en un primer mo- 1 Laura Ehrlich, “Intransigentes, duros y revoluciona- mento al tópico antiimperialista de raíz nacio- rios. Variaciones en la cultura política peronista entre 1955 y 1963”, tesis de doctorado, Universidad de Bue- nalista y revisionista histórico, a esta capa de nos Aires, 2013. significados se le sobreimprimió una resonan-

Prismas, Revista de historia intelectual, Nº 24, 2020, pp. 187-193 cia “tercermundista” cuando los movimientos la presidencia de la nación el 23 de febrero de de liberación nacional africanos y asiáticos, y 1958.3 Ahora bien, la cadena semántica en la más tarde la Revolución Cubana, en el con- que este significante aparece formulado en el texto de una recalentada Guerra Fría, compu- lenguaje peronista de fines de los años cin- sieron un nuevo espejo en el que los peronistas cuenta y comienzos de los sesenta (la denuncia combativos eligieron mirarse. Esta modifica- de la “traición”, la corruptibilidad de los diri- ción semántica se relacionó con otra, el despla- gentes y la denostación de la política), se en- zamiento del blanco de la denuncia contra el raíza en un universo de creencias crítico del imperialismo desde Gran Bretaña hacia los liberalismo y del sistema de partidos que no Estados Unidos, todo lo cual determinó a su podría atribuirse sin más, en esa época, a la vez una atenuación del eje principalmente dia- totalidad del radicalismo. Aun así, el pero- crónico a lo largo del cual el peronismo solía nismo encontró disponibles en distintas zonas justificar su pertenencia a la tradición histórica de la cultura política argentina elementos de nacional. Pues fue, justamente, en torno de la un discurso derogatorio de las alianzas y de los imagen del “país ocupado” que se delineó un acuerdos electorales, en el que latían –en un eje de referencias más contemporáneas que nivel subterráneo– sentidos asociados a la sim- históricas, un nuevo espacio simbólico en el bólica de la pureza y la integridad, propios de que los peronistas fuera del poder relocaliza- una mitología redentorista. De hecho, los te- ron la vigencia de su identidad política: el mas de la “invasión” y del “país ocupado” se campo de los movimientos de liberación na- hallan próximos a la mitología del complot, cional del Tercer Mundo, incluida América La- cuya sintaxis semántica encadena tales imáge- tina.2 Fue esta una de las vías mediante las cua- nes a la denuncia del carácter extranjero o in- les los peronistas procesaron su nuevo status filtrado, corrupto y conspirador del “enemigo”.4 de oposición proscripta. En el reverso de este imaginario latente, la in- La apelación a la “intransigencia” frente al transigencia predicada desde el peronismo “enemigo” constituyó otra manera de expre- fuera del poder significaba que estaba en la sar, desde las primeras proclamas peronistas Historia, y no en la política, el verdadero locus de circulación clandestina, y en la prensa afín simbólico del movimiento liderado por Perón. que proliferó durante los años 1957 y 1958, la En un contexto de acusada crisis política y aspiración a lograr la supervivencia del con- aceleradas transformaciones socio-culturales, glomerado partidario, a la vez que el poder de este componente mitológico debió haber ju- enunciar su representación legítima. La noción gado un considerable papel en la activación de puede remontarse a la tradición de la Unión los sectores peronistas más dispuestos a en- Cívica Radical en la Argentina y estuvo pre- frentar el statu quo. En el nivel más sistemá- sente, de hecho, en la denominación de la esci- tico de las ideas, por lo demás, el carácter sión partidaria con la que ganó mixturado o de bricolaje de las creencias polí- ticas de este segmento del peronismo no ha sido siempre reconocido por la literatura clá- 2 Señaló esta espacialización del imaginario de un sector sica acerca del período, y merece una discu- peronista revolucionario de fines de los años sesenta sión.5 En su magistral libro, Daniel James Germán Gil, La Izquierda Peronista. Para una interpre- tación ideológica, 1955-1974, , ceal, 1989. Una aproximación renovadora en Valeria Man- zano, “Argentina Tercer Mundo: Nueva izquierda, emo- 3 Se trata de la Unión Cívica Radical Intransigente. ciones y política revolucionaria en las décadas de 1960 y 4 Raoul Girardet, Mitos y mitologías políticas, Buenos 1970”, Desarrollo Económico, vol. 54, n° 212, mayo- Aires, Nueva Visión, 1999. agosto de 2012. 5 Para tal discusión, véase también Humberto Cucchetti,

188 Prismas, Nº 24, 2020 planteó que la estructura de sensibilidad de los sindical. Allí se advierte que el antiliberalismo años de la “resistencia peronista” estuvo mar- y el desprecio por los partidos, el culto a la cada por el peso de los valores y de la concien- acción y al líder; el antiimperialismo e, in- cia práctica del conflicto de clases, lo que ha- cluso, el anticapitalismo a favor de una “ter- bría determinado en los actores del período el cera posición” (generalmente manifiesto junto recurso a un lenguaje de tipo moral (el que al anticomunismo), fueron tópicos que, articu- apelaba a la intransigencia política y a la línea lados explícitamente en un plano ideológico, dura sindical).6 El obrerismo anticapitalista, el tenían un color político que no era precisa- antipoliticismo, la denuncia de los traidores y mente de izquierda. Su formulación discursiva la nostalgia por las conquistas perdidas, confi- había sido elaborada en las proclamas y la guraban en la visión de James una lógica esen- prensa semiclandestina que, desde el ‘55 en cialmente moral y no política o ideológica- adelante, organizaron simbólicamente la ex- mente articulada, de oposición de los duros periencia de exclusión y persecución del pero- del sindicalismo a la política de integración del nismo, en diálogo no siempre afinado con la presidente Frondizi. En el argumento, la com- palabra diferida del líder en el exilio. plejidad de la constelación político-ideológica que impulsaba al activismo peronista duro e intransigente de esos años quedaba inadver- Hacia 1960, ciertas agrupaciones y fi­ tida. Esta omisión parecería fundarse en un a IIguras del peronismo comenzaron a ser priori teórico, que podría formularse así: si la identificadas, desde ángulos diversos del espec- clase obrera peronista o su dirigencia comba- tro político, como filo o “cripto-comunistas”, tían el statu quo político-social, era porque como una “nueva izquierda” o conformando, una conciencia clasista, esto es, proto-izquier- directamente, una “izquierda peronista”. ¿Có­ dista, latía en su seno, en estado práctico. De mo fue posible este nuevo sincretismo? ¿Qué este modo, para James, la dimensión anticapi- significaba la categoría de izquierda en este talista, antisistémica y anticomunista, que una contexto? ¿Qué hacía cada uno de los actores ideología nacionalista extrema y católica inte- que designaba a tal o cual grupo peronista gral habían legado al peronismo, no resultaba como “izquierdista” o “filocomunista” al enun­ visible. Para hacer esto posible se puede des- ­­ciar tal atribución de identidad?7 Se puede co- plazar la mirada hacia activistas por fuera del menzar por el discurso enunciado desde el ám- ámbito gremial: en el periodismo, la política bito estatal. En un recurso que no era nuevo partidaria, la juventud y la “resistencia” no aunque sí lo era el contexto internacional en que se insertaba, el Presidente Frondizi y su ministro del Interior, Alfredo Vítolo, justifica- ron la implementación de medidas de excep- “Droites radicales et péronisme: un mélange de tradi- tions anticapitalistes?”, en O. Dard (ed.), Références et ción ante la envergadura de los conflictos gre- thèmes des droites radicales au xxe siècle (Europe-Amé- miales, en la existencia de “complots” de signo riques), Berna, Peter Lang, 2015. “peronista-comunista” para alterar el orden 6 Daniel James, Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina. 1946-1976, Buenos público. Muestra de la imbricación de la diná- Aires, Sudamericana, 1999, pp. 139-143. En el movi- mica política local con el horizonte de la Gue- miento obrero, la llamada línea dura o intransigente fue la tendencia peronista que encabezó la oposición al pre- sidente Frondizi y lideró las 62 Organizaciones Gremia- les entre 1959 y 1962. Luego designó a los opositores a Augusto Vandor, dirigente metalúrgico que desafió, a 7 Retomo aquí libremente a Quentin Skinner, Lenguaje, mediados de la década del ‘60, el liderazgo partidario de política e historia, Bernal, Editorial de la Universidad de Juan Perón. Quilmes, 2007, cap. 4.

Prismas, Nº 24, 2020 189 rra Fría a escala regional, las Fuerzas Arma- acerca de una “infiltración comunista” en el das, y en especial su fracción más conservadora, peronismo arreciaban, Cooke proponía deses- vieron en la escalada de huelgas del año 1959 timar las “voces que se alzarán para acusarnos la posibilidad de que un peronismo combativo de comunistas, trotskistas, cripto marxistas, representara la antesala del comunismo. A po- camaradas de ruta, idiotas útiles, filo comu- cos días de haberse implementado el Plan Co- nistas, infanto comunistas, etcétera”.10 Eludía nintes, por caso, y ya frustrada la tentativa gue- así asumir en primera persona la inclinación rrillera peronista de Uturuncos, un diario del socialista del programa con el que intentaba norte del país exigió la intervención de las pro- comunicar la experiencia de la Revolución vincias de Santiago del Estero y de Tucumán, Cubana y la del peronismo, prefiriendo dejar argumentando que se estaba viviendo “la tan- a sus “enemigos” la responsabilidad de la im- tas veces anunciada guerra revolucionaria, que putación. Aquellas voces ciertamente escala- se realiza con inspiración y dirección comu- ron. Informes de la Dirección de Inteligencia nista y con mano de obra peronista”.8 de la Provincia de Buenos Aires le atribuye- En ese entonces, activistas y trabajadores ron al Dr. Cooke la dirección de una “fracción peronistas desarrollaron campañas de agita- izquierdista” que trabajaba en conjunto con ción política y gremial en compañía de dife- socialistas y comunistas, mientras que los rentes fracciones de la izquierda partidaria y, medios de comunicación advertían acerca del en especial, de aquellas que se conocerían avance del “fidelismo” y de la posible capta- luego como “nueva izquierda”. John William ción hacia la izquierda del electorado peronis- Cooke –ex delegado de Perón y residente en ta.11 En un intento de rebatir ese tipo de impu- Cuba desde 1960– fue parte activa en el soste- taciones, la dirigencia de las 62 Organizaciones nimiento de estos vínculos. Fue justamente Gremiales (peronistas), en medio del dificul- un texto suyo de 1959, en el que argumentaba toso proceso para lograr la normalización de acerca del carácter indisociable de la libera- la Confederación General del Trabajo –hasta ción nacional y la revolución social, el que entonces intervenida por el gobierno–, pro- dio pie al señalamiento del joven Juan Carlos clamaba la identidad del movimiento gremial Portantiero, desde la publicación cultural del que representaban como de defensa de Partido Comunista, de que se estaba allí ante una de las variantes de las “neo izquierdas” en los intereses económicos comunes […] del el país: la “izquierda peronista”.9 Pero mien- trabajador argentino, que es de extracción tras las denuncias desde el ámbito estatal cristiana y de esencia nacional [y el cual tenía la suficiente fuerza para] contener, primero, y extirpar, después, las corrientes internacionales del imperialismo ideoló- 8 La Gaceta de Tucumán, 16/3/1960, reproducido en Er- nesto Salas, Uturuncos. El origen de la guerrilla pero- gico, en especial el comunismo y su para- nista, Buenos Aires, Biblos, 2003, pp. 97-98. El Plan de lelo el trotzkismo.12 Conmoción Interna del Estado dividió al país, desde marzo de 1960, en zonas de actuación y jurisdicción mi- litar, basándose en la Ley 13.234 de Organización de la Nación en tiempos de guerra, sancionada durante el pri- 10 “Reportaje a John William Cooke. Desde La Habana, mer gobierno de Perón. Cuba”, Che, Año i, nº 22, 8/9/1961, reproducido en R. 9 John W. Cooke, La lucha por la liberación nacional, Baschetti (comp.), Documentos de la resistencia peronista. Buenos Aires, Fundación Scalabrini Ortiz, Seminario de 1955-1970, Buenos Aires, Puntosur, 1988, pp. 88-95. Estudios Sociales, Cuaderno n° 6, diciembre de 1959. 11 María Cristina Tortti, El “viejo” Partido Socialista y Juan Carlos Portantiero, “Algunas variantes de la neoiz- los orígenes de la “nueva izquierda” (1955-1965), Bue- quierda argentina”, Cuadernos de Cultura, Año xi, n° nos Aires, Prometeo, 2009, p. 237, n. 57. 50, noviembre-diciembre de 1960. 12 “¿Otra vez Cardoso?”, Che, Año i, nº 9, 9/3/61, p. 4.

190 Prismas, Nº 24, 2020 No obstante esta profesión de fe anticomu- Los militares responsabilizaron al go- nista del sector que lideraba el gremialismo bierno desarrollista de Frondizi de la conver- identificado con Perón, el gobierno de Fron- gencia electoral entre peronistas e izquierdas, dizi presentó al Congreso el proyecto de Ley y lo derrocaron. Unos meses después, tras el de Defensa de la Democracia, con el propósito Plenario Gremial de Huerta Grande, conocido de dejar fuera de la ley todos los “extremis- por su programa radicalizado y en el que des- mos”, es decir, a quienes aspiraran a destruir colló la figura de Andrés Framini, el vesper- el Estado democrático y a reemplazarlo por un tino La Razón comenzó a aludir a este como “Estado comunista, o por alguna otra forma uno de los “ideólogos” del sindicalismo que totalitaria de gobierno, cualquiera sea el signo integraba “una izquierda peronista”. Sobre el ideológico que la informe”.13 En tanto, el pro- “giro a la izquierda” había a su turno enviado pio Juan Perón polemizaba desde Europa con instrucciones Juan Perón desde Madrid.16 Fue el estrechamiento de las opciones políticas en esta peculiar coyuntura de 1962 que, en un planteado por la adhesión del gobierno argen- texto interno de Cooke, su anterior indetermi- tino a la causa de la “defensa de Occidente”, nación discursiva cedió lugar a la explícita esgrimida desde los Estados Unidos: “el asunción de pertenecer a una “izquierda pero- mismo Justicialismo, si hoy quisiera alcanzar nista”, que disputaba con quienes (la “dere- los éxitos populares que conquistó con sus cha”, desde su punto de vista) no querían re- verdades y creaciones de 1946, tendría que ir conocer en el “giro a la izquierda” lo mucho más lejos que entonces y con procedi- permanente en el peronismo, esto es, su esen- mientos más expeditivos y drásticos [...] No- cia revolucionaria.17 sotros no somos comunistas pero tampoco somos capitalistas”, terciaba el expresidente.14 Cuando, finalmente, en marzo de 1962, el pe- Ha quedado evidenciada hasta aquí la ronismo encabezó las fórmulas electorales de IIIcualidad primeramente heterorreferen- una coalición que tuvo el apoyo de buena cial de la noción de “izquierda peronista”. Es parte de la izquierda partidaria, el ministro Ví- decir que, en el comienzo de una historia que tolo consideró oportuno volver a denunciar “la duraría al menos dos décadas, fue más bien formación de un frente marxista revoluciona- desde fuera del peronismo de donde se pro- rio a través del Partido Popular Argentino y de yectaron deseos políticos, o bien se objetivó Framini, con apoyo de la extrema izquierda, una voluntad represiva cuando se identificó un que quiere llevar a la masa peronista al campo sector de “izquierda” dentro de las huestes li- del comunismo internacional”.15 deradas por Juan Perón. Surge a partir de ello la posibilidad de visualizar cómo se procesó en la Argentina un momento de desestabiliza- 13 cgt –Comisión directiva provisoria, “Texto del men- ción y transformación del propio concepto de saje del Poder Ejecutivo a la Cámara de Senadores. Pro- izquierda, tensionado por las innovaciones yecto de Ley para defensa de la democracia”, 1961, Archivo del Sindicalismo Argentino Senén González, Universidad Torcuato Di Tella, 000129 bis. 14 “Largo documento del mandatario depuesto difun- dióse en Europa”, La Razón, 7/10/1961, p. 3. 16 “En el peronismo”, La Razón 5ª, 19/7/1962, p. 7 y 15 “55’ con Vítolo. Lo que se dice y se deduce”, La Razón 22/7/1962, p. 4; “Framini habló sobre temas de actuali- 5ª, 14/3/1962, p. 6. Andrés Framini fue el dirigente del dad en una conferencia”, La Razón 5ª, 28/7/1962, p. 2. gremio textil que encabezó la fórmula peronista para 17 “Carta de John William Cooke a un grupo de compa- competir por la gobernación de la provincia de Buenos ñeros del Movimiento Peronista. Desde La Habana, Aires. Su victoria determinó a la larga la destitución de Cuba, 1962” (c. agosto 1962), reproducida en Baschetti, Frondizi por un nuevo golpe militar. Documentos, pp. 101-115.

Prismas, Nº 24, 2020 191 político-ideológicas que caracterizarían, desde punto de vista que asociaba posición de clase entonces, a las corrientes que pasaron a deno- y definición ideológica (por lo que conside- minarse, justamente, de “nueva” izquierda: la raba al peronismo en su totalidad como uno primacía de la acción, la opción por las armas, de los posibles extremismos de izquierda, es la inminencia de la revolución, el antilibera- decir, de clase baja, junto al comunismo, el lismo, el desprecio por la lucha parlamentaria anarquismo y el socialismo revolucionario).20 y las formas del sistema político democrá- Entreverados con esta significación clásica, tico... Esta desestabilización en el significado aparecen durante estos años otros significados de “izquierda” explica una porción de las dis- para connotar la parte “izquierda” del pero- putas y los equívocos que se dieron cita en esa nismo: el “extremismo” de determinados sec- coyuntura de crisis política argentina, la cual tores, su método y prédica revolucionarios; su involucró también, como se vio, una crisis en intransigencia en el reclamo del retorno de el lenguaje y una alteración en el significado Perón a la Argentina. Son los persistentemente de las palabras.18 duros, y no otros, aquellos a quienes se identi- Para algunos de los actores referidos, la fica como una “izquierda peronista” en mu- atribución de una identidad de “izquierda” a chos discursos que hablan de ella en los prime- sectores peronistas derivaba del hecho de que ros años sesenta. Esta última parece haber sido representaban una posición de clase, la de la la acepción que se propagaba en la opinión clase obrera, y ostentaban consiguientemente pública cuando, fruto del discurso de fraccio- el discurso acorde a tales intereses. Dado que nes del gobierno y de las fuerzas armadas, se se consideraba al movimiento sindical la ex- equiparaba la acción de comunistas y peronis- presión legal mayoritaria del peronismo luego tas bajo la misma categoría de “extremismos” de 1955, la prédica acerca del carácter poten- o “formas totalitarias”. O cuando la revista cialmente izquierdista de una porción suya no Primera Plana intercambiaba la noción de resultaba difícil –aunque sí un desafío– para “extremistas” e “izquierdistas” para referirse a quienes hablaban desde el Partido Comunista los peronistas seguidores de Andrés Framini, o desde alguna de las fracciones del Partido desplazados de los órganos gremiales y parti- Socialista. Por ejemplo, Victorio Codovilla darios por Augusto Vandor.21 El de 1964 fue el saludó el hecho de que “desde el golpe de es- año del mentado y fallido retorno de Juan Pe- tado del 29 de marzo de 1962” se había hecho rón a la Argentina, y el de la cuestionada pero patente la “contradicción” en el peronismo exitosa reorganización del Partido Justicialista “entre su ala derecha formada por elementos promovida por Vandor. Estar a la izquierda en burgueses y pequeño burgueses –Bramuglia, el peronismo significó entonces, sin dudas, Mercante, Saadi, Guardo, etc.– y su ala iz- abrazar un peronismo adjetivado como revolu- quierda, formada en su mayoría por obreros y cionario, y estar a favor de la liberación nacio- gente de extracción popular”.19 Desde otro lu- nal y social; pero en las alternativas políticas gar de enunciación, el sociólogo Seymour de la hora ello se tradujo centralmente como la Lipset compartía contemporáneamente el

20 Seymour Lipset, El hombre político. Las bases socia- 18 Pierre Rosanvallon, Por una historia conceptual de lo les de la política [1960], Buenos Aires, Eudeba, 1977 político. Lección inaugural en el Collège de France, citado en Juan Pedro Denaday, “Notas para el debate Buenos Aires, fce, 2016. historiográfico del peronismo de los setentas”, Pasado 19 Victorio Codovilla, “El significado del ‘giro a la iz- abierto. Revista del cehis n° 5, enero-junio de 2017. quierda’ en el peronismo”, Buenos Aires, Anteo, 1962, 21 “El que arriesga gana o, a veces, pierde”, Primera p. 16; Portantiero, “Algunas variantes”. Plana, Año ii, n° 91, 4/8/1964, pp. 6-7.

192 Prismas, Nº 24, 2020 oposición a integrarse al sistema de partidos, 1955 y 1963”, tesis de doctorado, Universidad de Bue- una posición inescindible del reclamo intran- nos Aires, 2013. sigente del regreso de Perón a la Argentina. El Gil, Germán Roberto, La Izquierda Peronista. Para una interpretación ideológica, 1955-1974, Buenos Aires, significado de las nociones de “lealtad” e “iz- ceal, 1989. quierda” convergieron en esa coyuntura del Girardet, Raoul, Mitos y mitologías políticas, Buenos peronismo, al filo de la mitad de la década del Aires, Nueva Visión, 1999. sesenta. Luego, siguió otra historia. o James, Daniel, Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina. 1946-1976, Buenos Ai- res, Sudamericana, 1999. Bibliografía Manzano, Valeria, “Argentina Tercer Mundo: Nueva iz- quierda, emociones y política revolucionaria en las dé- cadas de 1960 y 1970”, Desarrollo Económico, vol. 54, Baschetti, Roberto (comp.), Documentos de la resisten- n° 212, mayo-agosto de 2012. cia peronista. 1955-1970, Buenos Aires, Puntosur, 1988. Rosanvallon, Pierre, Por una historia conceptual de lo Cuchetti, Humberto, “Droites radicales et péronisme: un político. Lección inaugural en el Collège de France, mélange de traditions anticapitalistes?”, en Olivier Dard Buenos Aires, fce, 2016. (ed.), Références et thèmes des droites radicales au xxe siè- cle (Europe-Amériques), Berna, Peter Lang, 2015, separata. Salas, Ernesto, Uturuncos. El origen de la guerrilla pe- ronista, Buenos Aires, Biblos, 2003. Denaday, Juan Pedro, “Notas para el debate historio- gráfico del peronismo de los setentas”, Pasado abierto. Skinner, Quentin, Lenguaje, política e historia, Bernal, Revista del cehis n° 5, enero-junio de 2017. Editorial de la Universidad de Quilmes, 2007. Tortti, María Cristina, El “viejo” Partido Socialista y los Ehrlich, Laura, “Intransigentes, duros y revoluciona- orígenes de la “nueva izquierda” (1955-1965), Buenos rios. Variaciones en la cultura política peronista entre Aires, Prometeo, 2009.

Resumen/Abstract

Cuando la revolución cambia de signo. When the Revolution changes its meaning. La “izquierda” del peronismo como objeto Peronist “Left” as an object of desire de deseo y de represión This essay focuses on the problem of why certain El artículo interroga el significado de la atribución Peronist activists were told to be “leftist” at the de una identidad de “izquierda” a un sector del beginning of the sixties in Argentina. In the first peronismo, a inicios de la década de 1960 en la section the paper analyzes some rhetorical figures Argentina. Se analizan, en primer lugar, algunas used by Peronist when they were not in power at the figuras del lenguaje del peronismo fuera del poder, end of the 1950s in order to show that they originally para mostrar su original inscripción en una constela- belonged to a rightist ideological frame. The second ción ideológica que era propia, a fines de los años section concentrates on State agents’ and leftist cincuenta, del campo de las derechas del espectro Parties’ discourses referring to militant groups within político. En una segunda instancia, se recorren the as a “Peronist Left”, a “New Left” or discursos de origen estatal y otros, procedentes de la directly as “communist friendly”, and proposes that izquierda partidaria, interpretando que proyectaban it was due to both will of repression (the former) and una voluntad represiva y un deseo político, respectiva- political desire (the latter). Finally, the article mente, al identificar a la franja combativa del proposes the idea that these cases were the linguistic peronismo como filocomunista, como una “nueva expression of a more general political crisis that izquierda” o como la “izquierda peronista”. Al final, se displayed multiple and unstable meanings for “Left”. comprende el caso como una manifestación en el plano lingüístico de la crisis política más general, por Keywords: Peronism - Left - Right - Revolution la cual se desestabilizaron y pusieron en juego distintos significados de la categoría de “izquierda”.

Palabras clave: Peronismo - Izquierda - Derecha - Revolución

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