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MI VIDA ES UNA PASIÓN REDONDA Todos los derechos reservados © 2012 Alfredo Asfura Coautor Marcelo Simonetti © Centro de Estudios del Deporte. Cedep Ltda. Libro gracias a la motivación y el apoyo de Sebastián Plubins y Jorge Barraza Registro de propiedad intelectual: 210862 ISBN: 978-956-345-787-2 Centro de Estudios del Deporte, CEDEP. Lincoyán 1184, Ñuñoa, Santiago de Chile. Teléfono (56-2) 3269194. Fax (56-2) 3269231 [email protected]. www.cedep.cl Dirección. José Luis Fernández Edición General: Jorge Nazar Diseño y Dirección de Arte: Nicolás Araya Sánchez Mail: [email protected] Sitioweb: www.nicolas-araya.com Teléfono (56-9) 2185999 Impreso en Atenas Impresores Primera Edición: 500 ejemplares. Marzo 2012 Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta puede ser repro- ducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléc- trico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del autor o los editores. Alfredo Asfura ÍNDICE Introducción 9 Historia que casi no se cuenta 11 Livingstone, el primer héroe 16 Santiago y el gran Moreno 20 De la teoría a la práctica... 23 Rodillas rotas y chicotazos 25 La irrupción del hincha 27 Capítulo 1 31 Los primeros pasos 33 El Mundial del ´62 35 La personalidad de Riera 37 La gran gira juvenil 39 El quiebre y la huida 41 A bordo del Lircay 44 De “okupa” a corresponsal 48 Banderas, tangos y operas 50 Un galgo y los árbitros 53 Asfura y su otro yo 55 Viva Chile y los hermanos Silva 57 La locura de Europa 59 Las cartas del regreso 62 Capítulo 2 65 El retorno y la guerra fría 67 Entra Prieto, sale Prieto 69 Una copa y una revancha 71 La gran jornada 74 Dos regresos paralelos 76 El ángel de la guarda y… 78 El método Asfura 80 Europa, otra vez 82 Una mano en el extranjero 84 ¿Un futuro con Riera? 86 Dedícate a otra cosa 88 La bendición de Don Julio 90 ¡Ese es el hombre! 92 ¿Cómo le hiciste eso a Fernando? 94 De Independencia al mundo 97 El dictador y superman 99 El secreto de los palitos 101 La experiencia de Asfura 104 Anecdotario de Asia 106 ALFREDO ASFURA Capítulo 3 109 Asfura de selección 111 La importancia del lobby 114 El golpe por televisión 116 La incertidumbre chilena 118 A Rusia los boletos 120 El partido que no fue 123 O me pagan o no se juega 125 Al mundial con la lepra 127 Un detalle que pudo cambiar la historia 129 El tapado 132 El capítulo Huachipato 134 Everton, el oro y el cielo 136 Armando el equipo 138 Viña, cerca del paraíso 141 El encuentro con Leoz 143 Un veterano de 33 años 146 El regreso de Alonso 148 Mormones y playboy 151 Desde Arica a Magallanes 153 El capítulo Vasconcelos 155 Al estilo del far west 157 El paso a Union Española 159 Un encuentro decisivo 162 El Nerón de la UC 165 La grúa cruzada 167 Terremoto grado cinco 169 Album Fotográfico 171 6 MI VIDA ES UNA PASIÓN REDONDA Capítulo 4 197 Enviado especial 199 A España los boletos 201 Implacable, antes y después del fracaso 203 El camino olímpico 206 La persistencia de asfura 209 Pasajes a Singapur 211 Las eliminatorias para México 213 Mi amigo Leoz 215 De la tentadora noche al matrimonio 218 El mundial juvenil 221 La copa se mira y no se toca 223 Nasur, relaciones calculadas 225 La llegada del doctor 226 La primera vergüenza 228 La retórica de la guerra 230 La noche de la vergüenza 232 Otra vez con la lepra 234 Havelange, una larga relación 237 Errar es humano 239 ¡Ni Asfura! 242 Capítulo 5 245 Abumohor y la nueva era 247 El capítulo Azkargorta 249 La llegada de Acosta 251 El otro Chile nace en Wembley 253 La trastienda de la gloria 255 Madame et monsieur 257 Entrando en la niebla 260 La muerte de un amigo 262 Blatter, el que la sigue 265 Hora de elecciones 267 La jugada Mayne-Nicholls 269 Epílogo 273 7 ALFREDO ASFURA 10 MI VIDA ES UNA PASIÓN REDONDA HISTORIA QUE CASI NO SE CUENTA Esta historia pudo no escribirse. O convertirse en una narración triste. Pudo ser la historia de Carlos, un muchacho palestino nacido en Belén que vio con impotencia como las tropas del Imperio Turco Otomano invadían sus tierras y lo convertían a él y a sus hermanos en carne de cañón. La narración no habría tenido demasiadas páginas y se hubiera interrumpido con una granada o una ráfaga de metralla que apaga la vida de Carlos en los inicios de la Primera Guerra Mundial. Este relato pudo no escribirse, pero se escribe, porque a diferencia de muchos otros muchachos sirios, libaneses, palestinos, los padres de Carlos se sacrifican y lo mandan lejos. Prefieren no verlo, no saber de él, antes de que el Ejército invasor los tome y los envíe a la primera línea de combate. A los 17 años, Carlos Asfura es sacado de Belén y subido a un barco, junto a otros muchachos como él rumbo a un territorio que para ellos sonaba igual que Marte, Saturno o Plutón: América del Sur. La historia continúa con Carlos llegando en barco al puerto de Buenos Aires, en Argentina. No sabe bien qué hacer. Si quedarse en esa ciudad o seguir a alguno de sus amigos que se reparten por Brasil y Uruguay. Otros prefieren alargar la aventura y se suben a lomo de mula para cruzar la Cordillera de los Andes y descubrir ese país que está del otro lado y que se llama Chile. Carlos es uno de ellos. Esa será una de las primeras avanzadas palestinas que llega a Chile. Cruzan a la altura de Talca. Muchos prosiguen su marcha para terminar su periplo en Santiago. Carlos prefiere quedarse con esas primeras postales de un país desconocido y echa raíces en San Carlos, cerca de Chillán, en 1908. 11 ALFREDO ASFURA Carlos Asfura tiene que arreglárselas para sobrevivir en el mundo sin demasiadas herramientas. Es apenas un mocoso de 17 años y debe salir adelante. Echa mano a lo que sus genes le indican y se dedica al comercio. Pero la sangre llama y la lejanía de su familia se transforma en algo que necesita paliar. Y sólo hay una forma para eso: volver a Belén, a su tierra, una vez que el fantasma de la Guerra es apenas eso, un fantasma. Después de muchos años, Carlos se reencuentra con los suyos. Los abrazos se hacen pocos para recuperar el tiempo perdido. Se ha convertido en un hombre, ha hecho su vida en otro país. Él y sus padres saben que aún cuando sus raíces están en Belén, su futuro está del otro lado del Atlántico. El regreso a Chile es inevitable. Sin embargo, antes de eso ocurre un en- cuentro que es fruto de las casualidades. Emelie Mansour es hija de una familia de mucha tradición. Al punto que su abuelo ha sido alcalde de Jerusalén. Ella estudia en París y se ha tomado unas semanas de vacaciones en Belén. Las cosas ocurren muy rápido. Emelie y Carlos se conocen, se enamoran y las familias, como se acostumbraba en aquellos tiempos, acuerdan el matrimonio. El día en que se casan, Carlos tiene 33 años, la bella Emelie apenas 19. Poco tiempo después están arriba de un barco para iniciar su vida juntos en Chile, más precisamente en San Carlos, en el año de 1924. Pero San Carlos no es París, ni con mucho se le acerca. En tierra chilena ella llora todos los días. Ama a Carlos pero el paisaje de la ciudad no tiene nada que ver con lo que ella estaba acostumbrada a mirar. Aquí nos hay Campos Elíseos ni Torre Eiffel ni un río llamado Sena por donde navegar. Emelie casi no sale de su casa. Se encierra en sí misma y la vida resulta dura para ella. En 1928 se trasladan a Chillán que no es lo mismo pero sigue estando a gran distancia de lo que es París. Con todo, las cosas mejoran para el matrimonio Asfura-Mansour. Llegan los niños: Mary, Yola, Lucía, Mabel, Ivonne, Víctor. La maternidad le sienta bien a Emelie:. También a Carlos que comienza a consolidarse como un emergente comerciante. Así hasta que el 1 de octubre de 1937 nace Alfredo Asfura Mansour. Pasará un par de meses antes de ser anotado en el Registro Civil, lo que ocurre finalmente el 4 de enero de 1938, un año antes del gran terremoto. 12 MI VIDA ES UNA PASIÓN REDONDA El destino siempre acecha de manera amenazante. Y nadie sabe cuándo una historia habrá de llegar a su fin. El terremoto de 1939, que asoló a la ciudad de Chillán el 24 de enero, pudo evitar que esta historia se contase. “Teníamos todo preparado para las vacaciones. Nos íbamos a la playa de Dichato cuando sobrevino el terremoto. La casa en la que vivíamos se vino abajo. El negocio de mi padre, que era una de las construcciones más sólidas de la ciudad, se mantuvo en pie. Lamentable- mente, una edificación contigua, una farmacia, se incendió y las llamas arrasaron con el negocio de mi padre. El fuego no sólo se llevó las telas que él vendía, también el libro en el que llevaba las anotaciones de los clientes, porque en ese tiempo todos se anotaban y pagaban a fin de mes. Se quemó todo. Y no hubo forma de recuperar el dinero adeudado”, cuenta Alfredo Asfura.