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LAVILLA, E.O.; E. RICHARD & G. J. SCROCCHI (editores). 2000. Categorización de los Anfibios y Reptiles de la República Argentina. i-iv+1-97. Edición Especial Asociación Herpetológica Argentina. Argentina. ISBN 987-98331-0-4. Capítulo 2 CATEGORIZACIÓN DE LOS ANFIBIOS DE ARGENTINA Autores: E. O. Lavilla y María Laura Ponssa (coordinadores). Diego Baldo, Néstor Basso, Andrés Bosso, Jorge Céspedez, Juan Carlos Chebez, Julian Faivovich, Liliana Ferrari, Rafael Lajmanovich, José A. Langone, Paola Pelt- zer, Carmen Ubeda, Marcos Vaira y Florencia Vera Candioti. INTRODUCCIÓN Hasta el 31 de marzo de 2000, fecha casi coincidente con las jornadas fi- nales del Taller de Recategorización de la Herpetofauna de la República Ar- gentina, hemos reconocido en el país 171 taxa de anfibios, cuya atribución macrosistemática se sintetiza en la Tabla 2.I. La información disponible sobre el estado de conservación de la batraco- fauna argentina ha sido sintetizada por Ubeda y Grigera (vide supra, Cap. 1), poniendo de manifiesto la escaséz de datos de base fiables. Esta carencia de información, un mal generalizado en el Neotrópico, es consecuencia del número proporcionalmente bajo de especialistas en anfi- bios, la ausencia de estudios poblacionales sostenidos y los escasos recursos económicos asignados para planes de monitoreo, lo que ha impedido hasta el momento conocer de manera global y rigurosa el estado actual de la batraco- fauna nacional, que suponemos no se encuentra ajena al proceso de declina- ción global que se viene reportando desde la década de 1980. Conscientes que por el momento es extremadamente difícil (si no imposi- ble) emprender estudios que se ocupen de la totalidad de los anfibios del GYMNOPHIONA Caeciliidae Lutkenotyphlus (1), Siphonops (2). Typhlonectidae Chthonerpeton (1). ANURA Bufonidae Bufo (17), Melanophryniscus (11). Centrolenidae Hyalinobatrachium (1). Hylidae Aplastodiscus (1), Argenteohyla (2), Gastrotheca (3), Hyla (15), Osteocephalus (1), Phrynohyas (2), Phyllomedusa (4), Scinax (9). Leptodactylidae Adenomera (1), Alsodes (6), Atelognathus (10), Batrachyla (4), Ceratophrys (2), Crossodactylus (2), Chacophrys (1), Eleutherodactylus (2), Eupsophus (4), Hylorina (1), Lepidobatrachus (3), Leptodactylus (12), Limnomedusa (1), Odontophrynus (5), Physalaemus (10), Pleurodema (9), Proceratophrys (2), Pseudopaludicola (4), Somuncuria (1), Telmatobius (14), Microhylidae Dermatonotus (1), Elachistocleis (1?). Pseudidae Pseudis (3), Lysapsus (1). Rhinodermatidae Rhinoderma (1). Tabla 2.I: Familias y géneros de Anfibios de Argentina. Entre paréntesis, el número de taxa de grupo especie incluídos. país, un grupo de investigadores, expertos en diversas faunas regionales, tra- bajó desde setiembre de 1998 en la atribución de cada uno de los taxa de an- fibios argentinos a las diversas categorías incluidas en el índice de evaluación para la fauna de tetrápodos propuesto por Reca et al. (1994). Los resultados alcanzados se discutieron en un plenario realizado en Horco Molle, Tucumán, los días 23 y 24 de marzo de 2000. El producto final de esta tarea fue la síntesis de datos aislados (muchas veces inéditos) y de perspectivas individuales de los diversos especialistas en una lista de taxa por categoría de conservación, la que podrá (y deberá) ser contrastada, discutida y modificada a medida que se amplíe nuestro conoci- miento. La información que llevó a la elaboración de la categorización se encuen- tra sintetizada en las Tablas 2.II (distribución nacional de anfibios) y 2.III (valores asignados a las distintas categorías del Indice). M ODIFICACIONES METODOLÓGICAS Algunas de las doce variables del método empleado (Reca et al., 1994) debieron sufrir alguna adecuación a condiciones particulares observadas en anfibios. Entre ellas: Amplitud en el uso del hábitat (AUHA): En lugar de lo sugerido (ambien- tes en el sentido amplio: selvas, bosques, arbustales, pastizales, estepas, se- midesiertos, hábitats rupestres, palustres, riparios, lóticos, lénticos y litoral marino) se creyó conveniente emplear las eco-regiones en el sentido de Di- nerstein (1995) y Olson (1998). Esta modificación se basa en dos premisas. Por una parte, el empleo de AUHA tal como fue propuesto resultaría en que la mayoría de los taxa de an- fibios se incluirían en el valor 2 (AUHA= puede utilizar un sólo ambiente o necesita más de uno), dado el particular uso del hábitat que efectúan depen- diendo de la etapa ontogenética en que se encuentren. Por otro lado, el em- pleo de eco-regiones incluye un componente biogeográfico que puede ser más informativo. Las eco-regiones involucradas son la Selva Interior Parana/Paraiba, Selva Húmeda de Araucarias, Yungas Andinas, Savanas del Chaco, Selva Subpolar de Nothofagus, Selva Templada Valdiviana, Chaco Húmedo, Chaco Seco, Savanas Montanas de Córdoba, Monte de Argentina, Espinal de Argentina, Pampa Húmeda, Pampa Semiárida, Estepa Patagónica, Pastizal Patagónico, Puna de los Andes Centrales, Puna Seca de los Andes Centrales y Estepa de los Andes del Sur. Los valores aplicados siguieron los establecidos en la Ta- bla 1 de Reca et al. (1994). Tamaño corporal (TAM): Para adecuarlo a la realidad de los anfibios, las categorías de TAM fueron fijadas en < 79 mm, entre 80 y 149 mm y > 150 mm, con valores de 0; 1 y 2 respectivamente. Potencial reproductivo (POTRE): El potencial reproductivo (expresado como número de huevos) es desconocido para la mayoría de los taxa de anfi- bios argentinos. Las posibilidades, en este caso, eran dos: reemplazar nuestra ignorancia por un signo de pregunta, o estimar los valores de POTRE en base a datos de especies fehacientemente conocidas que fueran co-genéricas y tu- vieran tamaño y modo de reproducción comparables. Se optó por la segunda opción, y los valores así establecidos están seguidos por un signo de interro- gación. Otro problema surgido en relación a esta variable es la diferencia (en cier- tos casos altamente significativa) entre diversos autores, lo que refleja, sin dudas, diversas metodologías de observación. En estos casos se aplicó una validación como la mencionada en el párrafo anterior. Los rangos empleados también modificaron la Tabla 2 de Reca et al. (1994). Aquellas especies con más de 1000 huevos se categorizaron con 0; entre 100 y 999 con 1 y < 99 con 2. Singularidad (SING): Con relación a esta variable se siguieron dos criterios, uno biológico y otro de distribución. En consecuencia, se consideraron como Singularidad presente (valor 1) a aquellas especies con alguna de las siguien- tes características: a - Taxa de distribución exclusiva en Argentina. b - Especies vivíparas. c - Especies que incuban a sus crías en una bolsa dorsal o en un saco gu- lar. d - Especies con desarrollo directo. Acciones extractivas (ACEXT): Se agregó, con el máximo valor (5), la ca- tegoría “alteración irreversible del hábitat”. Esta fue aplicada en el caso de Telmatobius atacamensis, donde las actividades mineras, la introducción de truchas y la destrucción de turberas por sobrepastoreo hacen que la especie no se registre desde 1995 (Lavilla, obs. pers.), y en el caso de Atelognathus patagonicus, donde la introducción de percas y de truchas en Laguna Blanca (Zapala, Neuquén) restringió la especie a cuerpos de agua satélites, la mayo- ría no protegidos. Protección (PROT): Se han considerado especies protegidas aquellas que se encuentran en áreas naturales de diferente jurisdicción en las que efectiva- mente se efectúan tareas de control. Los parques y reservas nominales, o aquellos que no tienen acciones de gestión efectivas o cuya reducida superfi- cie no garantiza protección significativa para la especie en cuestión no fueron tenidos en cuenta en la valoración de esta variable. COMENTARIOS TAXONÓMICOS La categorización tomó como base el listado de anfibios argentinos actua- lizado en Lavilla y Cei (en prensa). Dado que este volumen no estaba dispo- nible en el momento de esta compilación, es conveniente hacer algunas acla- raciones (los números 1 a 28 siguen los llamados de la Tabla 2.III). 1. Caeciliidae: La grafía actual del nombre de esta familia ha sido estableci- da por la Opinión 1830 (ICZN, 1996). Equivale a Caeciliidae y a Ceaci- liaidae de autores previos. 2. Typhlonectidae: Diversos autores la consideran subfamilia (Typhlonecti- nae) (v.g. Hedges et al., 1993) de Caeciliidae, mientras que otros (v.g. Wilkinson, 1996) mantienen el status familar, decisión que seguimos aquí. 3. Chthonerpeton indistinctum: incluye en su sinonimia a Chthonerpeton hellmichi y Nectocecilia fasciata ( fide Wilkinson, 1989). 4. Bufo arenaurm mendocinus: Frecuentemente confundido con la subespe- cie nominal, Bufo arenarum arenarum. De acuerdo a Dubois (1977), sería la única subespecie no tipológica de anfibios del mundo. Sus poblaciones merecen atención especial. 5. Bufo granulosus major: Se lo encuentra también con status específico, Bufo major. 6. Bufo bergi: Corresponde a las poblaciones argentinas previamente cono- cidas como Bufo pygmaeus. La nueva especie fue descripta por Céspedez (2000). 7. Bufo rumbolli: Incluye las poblaciones argentinas atribuidas a Bufo que- chua, quedando esta última especie limitada a Bolivia (Carrizo, 1993). 8. Bufo spinulosus papillosus: Se lo encuentra también con status específico, Bufo papillosus (v.g., Formas, 1995). 9. Melanophryniscus cupreuscapularis: Especie recientemente descripta descripta por Céspedez y Alvarez (2000) para el Depto. Capital, Corrien- tes. 10. Melanophryniscus rubriventris subconcolor: Probable sinónimo de M. rubriventris rubriventris (Vaira, obs. pers.).