Esteban Echeverría Y Sus Amigos / José Luis Lanuza
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¿i¿¿ (tunta f ¿u¿ awLiaoát mjippmi EDITORI AIGAL BUENOS AIRES Al cumplirse el centenario de la muerte de Esteban Echeverría, bien corresponde, para un mejor estudio y comprensión de esta per sonalidad representativa de una generación, este libro del conocido escritor José Luis Lanuza. Es una contribución valiosa por la nueva perspectiva que toma el autor frente a su personaje —rico en humanidad— por cuanto este libro no es una nueva exégesis del pensamiento de Esteban Eche verría, ni un panegírico, ni una crítica. Intenta simplemente, apro ximarse a la vida —a veces desco nocida, a veces ocultada— del autor de La Cautiva y del Dogma Socialista, para conocerlo lealmen- te en sus reacciones más humanas, en sus luchas de adolescente, en sus desfallecimientos, en sus fluc tuaciones de humor y de carácter. Aspira, pues, a ser una biografía, no novelada, ya que el autor no se ha permitido, invención en su re lato, pero sin duda novelesca, dadas las condiciones personales del protagonista y las característi cas de la época en que le tocó vi vir. Echeverría fué conocido como el guía espiritual o el conductor ite los jóvenes de su generación. Fué un hombre extraordinario. Pero como no hay hombre extra ordinario que actúe desconectado JOSÉ LUIS LANUZA ESTEBAN ECHEVERRÍA Y SUS AMIGOS EDITORIAL RAIGAL BUENOS AIRES ÍNDICE I. EL RETRATO PÁG. 1. El retrato y el pintor 9 II. JUVENTUD 2. El barrio del Alto 14 3. Carpetero y libertino 16 4. Educación - 20 III. PEREGRINAJE 5. Peregrinaje de Gualpo 23 6. Los libros v la guitarra. 28 7. El hombre libre 31 8. La Europa romántica 32 9. El regreso 36 IV. LA PATRIA 10. La Patria ya no existía 38 11. Elvira 41 12. La diamela 43 13. Tiempo de vals 45 14. Juan María Gutiérrez • 48 15. Los Consuelos 50 16. La vida en Buenos Aires 51 17. La Nueva Generación 53 18. La sombra de la felicidad 54 184 JOSÉ LUIS LANUZA 19. El tueumano Alberdi 55 20. Riña de gallos 56 21. El doctor Diego Alcorta 57 22. Los libros de Santiago Viola 58 23. Discusión sobre Alejandro 60 24. Marimbas de negros 60 V. EL CREDO 25. En la librería de Marcos Sastre 62 26. Se inaugura el Salón 64 27. La Cautiva. 67 28. Los versos de Juan Cruz Yarela 68 29. Rosas, el Grande Hombre 69 30. La Moda 70 31. Se publican los discursos 72 32. Don Felipe Senillosa 74 33. Los ecos del Salón 75 34. Sarmiento escribe versos 77 35. El Conductor 78 36. Remate de libros . 82 37. Un credo, una bandera y un programa 83 38. El Dogma de Mayo 85 VI. LA DIFUSIÓN DEL DOGMA 39. Noticias de Montevideo 90 40. Alberdi cruza el río 91 41. Los emigrados 93 42. Cartas entre dos ciudades 95 43. Mitre, niño travieso 97 44. La revolución en las provincias 99 45. La Igualdad .- 102 46. El colegio y El Zonda 102 47. Marco Avellaneda 103 48. El matorral de Los Talas 104 49. Una revolución fracasada 106 50. Libertad o Muerte 109 51. La insurrección de los libres 110 ESTEBAN ECHEVERRÍA 185 52. Castelli y Crámer 112 53. En Dolores y Chascomús .113 54. Un tema de epopeya 115 55. El año cuarenta 116 56. Los de barba larga 117 57. "Una espada sin cabeza" 119 VIL EL DESTIERRO 58. El destierro 122 59. El gigante Amapolas 124 60. Rosas, retoño colonial '. 125 61. Un certamen poético 125 62. Venta de libros 126 63. Domínguez, el de "El ombii" 128 64. El. General Pacheco y Obes 129 65. La cabeza de Avellaneda 329 66. Caed, pero levantaos 131 67. Echeverría, soldado 132 68. El testimonio de Mitre 133 69. Los viajeros del "Edén" 135 70. Literatura del mar 137 71. El Don Juan ele Echeverría 137 72. Lectura de Poemas 139 73. El caso Rivera Indarte 141 74. Un manojo de cartas 144 75. Artista solitario y caprichoso 149 76. Una carta de Doña Mariquita 149 77. El pintor Rugendas 150 78. La desgracia y la gloria 152 79. Antologías . .' . 153 80. Los emigrados a Chile 154 81. Gutiérrez v Sarmiento . 155 82. Sarmiento y Echeverría 157 83. Echeverría envía el Dogma Socialista a Urquiza y a Madariaga 159 84. Echeverría y los unitarios 162 85. La difusión del Dogma 163 86. Lego a mi amigo Alberdi 164 186 JOSÉ LUIS LANUZA 87. El educador 165 88; Recuerdos de la Patria 168 89. En el Pacífico 169 90. Al margen de la gloria 170 91. La revolución de Francia 171 92. La presencia lejana 172 93. Recuerdos de París 175 VIII. LA LLAMA INVISIBLE 94. La historia se precipita 177 95. La noticia de Caseros 178 96. Sarmiento y Alberdi 179 97. La llama invisible 180 98. Las cenizas v los libros 181 Queda hecho el depósito que previene la ley núm. 11.723 Copyright by EDITORIAL RAIGAL, Buenos Aires, 1951 Junto a ésto* estaban los tintoreros, dando raros colores a los hechos. Usaban de diferentes tintas para teñir del color que querían los suce sor y así daban muy buen color a lo -más mal hecho y echaban a la buena parte lo mal dicho, haciendo pasar negro por blanco y malo por bueno. Historiadores de pincel, no de pluma, dando buena o mala cara a todo lo QUS que rían-, BALTASAR GKACIÁN, El Criticón, ni. 4. I EL RETRATO 1. EL RETRATO Y EL PINTOR En septiembre de 1831 Esteban Echeverría se hace retratar por el pintor Carlos Enrique Pellegrini. Posa muy elegante, eon una levita de última moda, de mangas rígidas y solapa? muy planchadas, eon un corbatón que le da dos vueltas al pescuezo, con un cuello alto que se le trepa por la sotabarba. Carlos Enrique Pellegrini se iba convirtiendo, por esa época, en el pintor de moda de Buenos Aires. Todas las per- sonas importantes de la sociedad porteña lo buscan para que las retrate, Pellegrini tiene la virtud de lograr un parecido perfecto. Eso es lo que más le alaban. En realidad, está un poco sorprendido de su éxito como pintor. Ha llegado a Buenos Aires hace unos tres años, en 1828. Y no precisamente para dedicarse a la pintura. Es el ingeniero Pellegrini. Pensaba intervenir en la construc ción del puerto de Buenos Aires y en las obras de aguas corrientes.-Proyectos del tiempo de Rivadavia que han queda do en nada, como tantos otros. Don Bernardino anda deste rrado. Sus sueños no han pasado de eso: sueños, nada más. Por fortuna el ingeniero Pellegrini es hombre de recursos. Es culto, sociable, más bien buen mozo, elegante. Tiene bastan te afición al dibujo y un gran sentido comercial. Primero dibu ja, para distraerse, algunas vistas de la ciudad. Después, algunos retratos. Su habilidad se le presenta bastante comercializable. Puede retratar al lápiz, a la acuarela, al óleo, según precios convenidos, en onzas de oro. Gracias a él las bellezas y los elegantes del tiempo pasarán a la posteridad. No es que falten pintores en Buenos Aires. 10 JOSÉ LUIS LÁNUZA Hace tiempo que funcionan en la ciudad academias de dibujo. Pero Pellegrini lia caído en gracia. Es el pintor de moda. El mismo Esteban Echeverría, que ahora le sirve de mode lo, ha estudiado dibujo en Buenos Aires, en la escuela (incor porada a la Universidad) que dirige José Guth, un sueco na cionalizado argentino, del que se conservan valiosos retratos. Más aún, Esteban Echeverría ha perfeccionado sus estudios de dibujo en París. Es posible que no considere ese arte más que como un adorno, menos útil que el de la guitarra, que sin duda ha estu diado con más afición y que le produce satisfacciones inefables. Esteban Echeverría aspira a mucho más. Quiere ser poeta, escritor, sociólogo, economista, filósofo. .. También quiere ser. sin duda, un personaje í£byroniano". El pintor copia con cuidado sus rasgos, su peinado, el corte de su levita. Copia la mirada triste de sus ojos grandes. & Adi vina todo lo que hay detrás de esa mirada? ¿Siente acaso simpatía hacia su modelo? Esteban Echeverría es hombre más bien retraído. Es un. elegante que huye de la sociedad. En la Alameda, el clásico paseo porteño, con su avenida de ombúes a orilla del río, lo han visto pasearse algunas veces con su aire reservado, con templando a la gente con su monóculo como desde una inven cible lejanía. Echeverría tiene veintiséis años. (Hace un año que ha regresado de su viaje a Europa.) Pellegrini tiene ya treinta y uno. Pueden haberse conocido en casa de Mariquita Sánchez. Tienen mil motivos para conversar. Viajes, lecturas, personas, teorías políticas. Pero ¿simpatizan el modelo y el pintor? Pellegrini capta la mirada triste de Echeverría. Pero, por supuesto, no comparte su tristeza. Echeverría se siente perso naje de novela, hombre superior inadaptado a la realidad. Pellegrini aprovecha todas sus superioridades para adaptarse a la realidad. Está contento de sí mismo. Se considera un triunfador. De entrada, triunfa en los salones. ¿No se habló de un posible noviazgo suyo con doña Agustina Rosas, la her mana de don Juan Manuel, considerada como una de las más impresionantes bellezas de Buenos Aires? ESTEBAN ECHEVERRÍA 11 Ese mismo mes de septiembre de 1831, en que Pellegrini dibuja el retrato de Echeverría, le escribe una carta a su her mano Jean Claude, que reside en París, contándole sus activi dades en Buenos Aires. £í Desde el primero de octubre del año pasado —le dice— me dedico diariamente a hacer retratos. He reunido cerca de diez y siete mil pesos, de los que economi cé doce mil, que rinden el 24 % y hasta el 36 % anual, tipo usual en plaza" 1.