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MI TIERRA ME HIZO POETA… Composiciones del poeta y cantor popular Domingo Pontigo. Autor: Domingo Pontigo Meléndez AGRADECIMIENTOS: Al Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares por su valiosa colaboración en el acceso a los manuscritos originales de Domingo Pontigo y a los grabados de las Liras Populares; a Patricia Rodríguez por su dedicación en el diseño de esta publicación; a Sebastián Ál- varez por la realización del disco que acompaña este libro; a Claudio Mercado y Ximena Toro por sus consejos y a todos quienes colabora- ron para llegar a buen puerto. Registro Propiedad Intelectual N0: 237520 ISBN:978-956-353-597-6 Editado por: Paulina Toro Hausdorf [email protected] Diseño: Patricia Rodríguez J. Impreso en Maval Santiago de Chile, 2014. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción parcial o total de este libro por cualquier medio, sin autorización previa de la editora y el autor. Esta obra fue financiada con el aporte del Fondart Regional, otorgado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Convocatoria 2013. 3 5 A MODO DE INTRODUCCIÓN En el campo chileno es posible encontrar variadas manifestaciones culturales que se mantienen en el tiempo por medio de la experiencia, saberes cotidianos y la palabra heredada. Una de estas manifestaciones es el Canto a lo Poeta, herencia cultural arraigada en nuestro país cuyo origen se remonta a la época de la conquista. Definida como una expresión poética-musical caracterizada por el uso de la décima, sus composiciones se dividen en dos grandes ámbitos de producción: los versos a lo divino y los versos a lo humano. En la época de La Colonia, el Canto a lo Poeta podía encontrarse de manera transversal en todas las clases sociales, con un uso orientado a informar, recordar, disfrutar y también para acompañar la ritualidad; sin embargo, en el transcurso de los años, su presencia fue retirándose y encapsulándose en la cultura campesina (Dölz, 1984). En la actualidad su vigencia se ve dismi- nuida debido a diversos factores socio-culturales que influyen en la reducción de espacios donde practicarla y, de igual modo, en la merma de cultores que la mantengan viva. Es el riesgo en el que se hallan las tradiciones locales, en pugna por permanecer frente a los procesos de modernización y, con ellos, la globalización imperante que trae consigo beneficios, pero también amenazas de homologación cultural y de identidad (Bengoa, 1996). Este trabajo forma parte de un esfuerzo por abrir espacios de canalización para las expresiones locales, con un interés particular por adentrarnos al mundo del Canto a lo Poeta a través de la palabra, la vida y composiciones del gran cultor Domingo Pontigo Meléndez. Domingo Pontigo es agricultor, poeta y cantor popular del sector de Las Pataguas, cerca de San Pedro de Melipilla en la Región Metropolitana. Con más de 60 años de trayectoria, ocupa un espacio destacado entre sus pares y la comunidad y es considerado un prolífico poeta. Pueden dar fe de ello las más de 3 mil composiciones (principalmente décimas, cuecas y tonadas) contenidas en los 89 manuscritos depositados en el Archivo de Lite- ratura Oral y Tradiciones Populares de la Biblioteca Nacional, que forman sólo una parte de su patrimonio total y que -ininterrumpidamente- crece día a día. Para una persona de ciudad, la capacidad creadora y sabiduría que porta Pontigo se transforma en algo paradójico debido a su nula escolaridad. Antes de aprender a leer y a escribir empieza a componer décimas y a cantar en novenas. Su escuela fueron la tierra y la vida de campo, que junto a su experiencia de vivir una vida de poeta y carácter autodidacta, le dieron forma a su manera de ver y estar en el mundo. El Canto a lo Poeta es parte fundamental de su vida, tanto así que en el año 2000, luego de ser testigo de la constante disminución de cantores y el creciente desconocimiento en la comunidad sobre esta tradición, decide hacer talleres de Canto a lo Humano y a lo Divino con el fin de sembrar la semilla. Hasta la fecha su trabajo no para; son muchas las zonas como Alhué, Las Canchillas, Marchigüe, Curepto, Navidad, entre otras, que han vivido la experiencia de sus talleres. Su larga trayectoria, la gran calidad poética y esta eterna voluntad por trans- mitir su oficio son las principales causas por las cuales el año 2010 fue reconocido por la UNESCO como Tesoro Humano Vivo. La publicación que tienen en sus manos es el resultado de esta energía infinita y afán por sembrar su tra- dición. Es importante destacar que están ante el resultado de un trabajo en conjunto con el cultor, ya no como sujeto de estudio, sino como protagonista en la selección, corrección y edición de sus composiciones, deposita- das, tanto en la colección de la Biblioteca Nacional como en manuscritos de su colección personal. No se trata de una copia facsimilar de su obra, sino más bien de un cuerpo vivo, editado por el autor y modificado a través de su experiencia de poeta. En este sentido, es una complejidad de temporalidades, donde el pasado, el presente y la unión de ambos se fijan para confirmar el carácter vivificante de la tradición oral. La memoria se regenera y logra refrescar con vientos de experiencia y de vida su sabiduría poética. Aquí encontrarán la vida campesina, los sentimientos, el acontecer del mundo religioso, político, noticioso, deportivo, hasta medio ambiental, revelando su manera de entender y vivir el mundo, manifestando un sentido de vida en el cual el Canto a lo Poeta es parte de una identidad. Más de 60 años de creatividad poética son recopilados y -vale decir nuevamente- revivificados en esta pu- blicación. Quién mejor que Domingo Pontigo para introducir este libro y conocer de primera fuente su testimonio sobre el Canto a lo Poeta, su significado y sus vivencias. 7 Yo empecé solo, sin que nadie me enseñara1. Yo me transporto con la poesía escribiendo. Bueno, mire lo que pasa, yo me crié en el Fundo Palqui, trabajando con los viejos ahí. Y yo diría que el noventa Es parte de mi vida, sí. La poesía popular12 para mí es lo más grande que yo he logrado tener ¡Yo me trans- por ciento de la gente que trabajaba ahí, andaban diciendo versos2; de travesura, que sé yo… o versos a lo divino, porto con la poesía escribiendo! Me transporto a otro mundo y veo el mundo muy distinto del que vivimos, eso ciertamente. Entonces a uno le llamaba mucho la atención eso, y empezó a querer eso también. Lo que desgracia- me hace escribir tanto. Que veo la maldad que hay en el mundo y trato de hacer versos reflexivos. Hacer llegar a damente ahora se perdió. Ahora yo diría que el noventa por ciento no sabe versos. la gente mi modesta manera de pensar, lo hago en verso para que sea más entretenido. Es un deporte para mí, Yo empecé solo, sin que nadie me enseñara. En mi casa se hacía una novena3 del Canto a lo Divino de la Virgen quiero mucho lo que hago, pero no me gusta agrandarme. Sabe que cuando a mí me agrandan yo me empequeñezco. del Carmen, una vez al año. Y llegaban muchos cantores ¡Muy buenos para mí! Yo siendo muy chico… yo creo que a ¿No sé? Tengo eso13. los cuatro años, empecé a aprender mis primeros versos y a los seis años me largué a cantar con los viejos. ¡Y siem- Y no me va a creer, el primer verso que hice yo fue por el amor, como a los catorce, quince años, cuando a uno pre tuve muy buena acogida con los mayores! Eso me valió mucho a mí, porque todos no caemos bien de repente. le empieza a picar el bichito ese. Por eso dice el dicho: “De sabio, poeta y loco todos tenemos un poco”. A ver decía… Yo veía que otros niños querían cantar, y los viejos no los dejaban cantar, porque no sabían el fundao’4 que ellos Yo me acuerdo que estuve enamorado de una niña del sur que estaba trabajando de empleada doméstica, pero yo cantaban, por ejemplo… ¡Y a mí nunca me pararon! Nunca me dijeron, aunque yo no sabía por todos los fundaos era muy niño, era muy niño. Ella era más adulta que mí y entonces ella se fue después, y bueno éramos amigos, me que ellos cantaban. saludaba siempre. Y digo yo…, me acuerdo en el verso, como que ella me decía: Domingo lindo me voy / pa’ nuestra Hay una familia de Arayas y Vera… Yo me acuerdo de un viejito, yo lo conocí viejo ya, y yo muy chiquitito… tierra querida / siento mucho mi partida / porque me muero de amor / tengo enfermo el corazón / ganas de llorar a como me gustaban tanto los versos siempre… yo sabía que ese fulano sabe versos e iba a pedirle que me dé un gritos / aunque usted es muy chiquitito / ser suya es toda mi fe / para irme con usted / quisiera ser zapatito14. verso5. Y me dice el viejito, sabe, dijo: “este chiquillo va a ser poeta cuando esté grande”. Y yo qué… ¡Ni pensar en Bueno, la inspiración nace sola. De repente, bueno si uno quiere inspirarse en algo, bueno… es otra cosa… toma escribir todavía! Y un yerno6 que él tenía, que viene siendo el padrastro de este caballero7 que hacía la novena aquí como inspiración una parte, pero de repente llegan cosas a la mente que uno no las había pensado antes… trabajan- al lado, que era casado con una hermana de mi señora, él fue el que me corrigió a mí primero, mi forma de cantar.