ASTURIAS SIGLO XXI

CABRALES

Fermín Rodríguez Rafael Menéndez

Corazón de los Picos

Si se define por la presencia abrumadora de la montaña, es el más asturiano de los concejos. Aquí la montaña domina y relega los espacios llanos a las escasas vegas de los ríos y las majadas de los puertos. Sitúa su territorio en la vertiente norte de los tres macizos: la Montaña de Covadonga o Picos de Cornión al oeste, los Urrieles en el centro y Ándara, en el este. Individualizados por los impresionantes cañones calizos labrados por los ríos que tiene su nacimiento al sur, en la divisoria de aguas de la cordillera. El Cares separa los macizos occidental y central, dejando en Cabrales la plataforma caliza que culmina en Cabeza Llerosos (1.792m). Tan impresionante como la propia Garganta del Cares es la obra realizada para canalizar las aguas desde Caín a Camarmeña, para el aprovechamiento hidroeléctrico, que se repite entre Poncebos y Arenas. El Cares y su afluente el Duje, que se encuentran en Puente Poncebos, rodean el macizo de los Urrieles, que tiene la mayor altitud del Principado, en Torre Cerréu (2.648m). Al este del Duje, Ándara culmina en la Morra Lechugales (2.438m). La mayor parte del poblamiento se asienta en el valle alargado, de oeste a este, que prolonga el surco prelitoral a través del valle medio del Cares y su afluente el Casañu, conectando Onís con las Peñamelleras. Cabrales ignora el mar cercano, del que le separa el no menos impresionante paredón del Cuera (Peña Blanca, 1.177m), con fuertes pendientes y plataforma cimera labrada en la caliza en la que se asientan majadas y pastizales. Tanta montaña y tan poco llano han obligado a los cabraliegos a avivar el ingenio para obtener recursos de un territorio difícil y cambiante en sus condiciones climáticas. Cabrales mantiene un volumen apreciable de población, 2.250 habitantes, que sin embargo muestra una continuidad del declive tradicional, sin que se logre dar la vuelta a la tendencia, a pesar de la atracción de nuevos residentes, sobre todo en las nuevas actividades, que no compensan el fuerte desfase entre nacimientos y defunciones. Nueve parroquias, que pierden población lentamente en el siglo, con la sola excepción de . La mayor parte de la población se asienta en la de Arenas (Santa María de Llas), casi 900 residentes, Poo (160) y Carreña (445), en las pequeñas vegas centrales de la unión del Casañu y el Cares. La capital, Carreña, es un pequeño núcleo rural, 337 habitantes, que no logra detener el declive. El núcleo principal de servicios y actividad es Arenas, la segunda localidad importante en la relación con los Picos, tras Cangas de Onís. Cuenta con 800 residentes y un apreciable número de equipamientos y servicios turísticos, como vía de entrada al corazón de los Picos, hacia Poncebos, el Cares, , y Áliva. El poblamiento se resuelve en 18 pueblos. Además de los mencionados destacan Asiegu, Inguanzo y Sotres, con más de 100 habitantes. Arangas, Pandiellu, Ortigueru, Canales, y Tielve tienen más de 50. Cuatro están dentro del parque nacional: Bulnes (26 habitantes), Camarmeña (19), Tielve (70) y Sotres (136). Todos siguen perdiendo población, severo indicador de fracaso en la gestión del parque nacional, incapaz de sostener a sus escasos residentes: 250 personas. Cabrales ha impulsado la actividad turística relacionada con la montaña y los Picos. 40 hoteles y un número mayor de casa de aldea, varios albergues, un camping y dos refugios de montaña componen su redimensionada infraestructura hotelera, buen indicador del impulso de la actividad. El empleo del sector terciario ha crecido hasta los 370 empleos, la mitad del total, superando al tradicional empleo ganadero, 240 personas, menos de un tercio. Destaca en el terciario la hostelería, que da empleo a 120 personas. La construcción vincula a un centenar de activos y la actividad industrial, relacionada con la producción hidroeléctrica y la elaboración de quesos y derivados lácteos, ocupa a 60 activos. Pero si el turismo relacionado con la montaña es un pilar en crecimiento el otro continúa bien asentado en la ganadería y la elaboración de quesos. Subsisten 150 explotaciones ganaderas, una cabaña ganadera de vacuno que aguanta en las 4.500 cabezas y un número similar de ovino y caprino, a pesar de los fuertes descensos de los últimos años. Aguanta también la producción lechera, vital paral la elaboración de derivados, en 64 ganaderías (hace diez años eran 130) y una producción que se acerca a loas 5000 toneladas anuales. La elaboración de quesos ha vivido un proceso de modernización y de mejora de la comercialización y acceso a los mercados que ha impulsado el crecimiento de la actividad. La realidad actual de Cabrales invita al optimismo sobre su evolución futura. Si embargo la debilidad vuelve a descansar en la demografía, en los escasos nacimientos y en el envejecimiento y disimetría entre sexos. La población continúa descendiendo, a pesar de las nuevas actividades y de la apertura de mercados para sus productos y servicios. La pertenencia al parque nacional sigue sin cuajar en procesos positivos, desprovisto de planes reales de desarrollo sostenible y estrategias claras para la población de su área de influencia. Algo tiene que cambiar y pronto en una gestión, que si destaca por algo, es por la falta de ideas y proyectos de futuro. Cabrales ha abierto nuevos caminos para situarse en el mapa de los Picos y de los flujos económicos actuales. Pero no ha sido suficiente. Para cambiar las tendencias negativas necesita convertir Arenas en una pequeña villa de servicios e infraestructuras de alta calidad, cuidando al máximo los componentes ambientales, e impulsar los sistemas tradicionales de producción, incorporando a la población joven y a población externa, en los nuevos circuitos económicos y en la modernización territorial. En ello el parque nacional tiene que poner las bases de ordenación y la marca territorial con más empuje y decisión que hasta ahora si quiere justificar su existencia, más allá de las rayas en el mapa.