RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA Juan Vela Valdés DIRECTOR Eduardo Torres-Cuevas SUBDIRECTOR Luis M
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CASA DE ALTOS ESTUDIOS DON FERNANDO ORTIZ UNIVERSIDAD DE LA HABANA BIBLIOTECA DE CLÁSICOS CUBANOS RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA Juan Vela Valdés DIRECTOR Eduardo Torres-Cuevas SUBDIRECTOR Luis M. de las Traviesas Moreno EDITORA PRINCIPAL Gladys Alonso González DIRECTOR ARTÍSTICO Luis Alfredo Gutiérrez Eiró ADMINISTRADORA EDITORIAL Esther Lobaina Oliva Responsable de la edición: Diseño gráfico: Zaida González Amador Luis Alfredo Gutiérrez Eiró Realización y emplane: Composición de textos: Beatriz Pérez Rodríguez Equipo de Ediciones IC Todos los derechos reservados. © Sobre la presente edición: Ediciones IMAGEN CONTEMPORANEA, 2005; Colección Biblioteca de Clásicos Cubanos, No. 39 ISBN 959-7078-76-7 obra completa ISBN 959-7078-78-3 volumen II Ediciones IMAGEN CONTEMPORANEA Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz, L y 27, CP 10400, Vedado, Ciudad de La Habana, Cuba Casa de Factoría, La Habana Vale la pena de referir (...) la serie de vicisitudes por que ha pasado la publicación de esta obra (...) dar a las prensas la parte que se ha encon- trado del volumen del infortunado historiador habanero... Carlos M. Trelles ADVERTENCIA En el tomo precedente se reimprimió nada más que la primera parte del Teatro Histórico del doctor Urrutia, sirviéndonos de la edición de 1876, con las enmiendas pertinentes, para cumplir el acuerdo adoptado por la Academia a solicitud de nuestro compañero el Dr. Francisco de Paula Co- ronado; y en este segundo y último tomo de las Obras del ilustre escritor habanero, se publican: la segunda parte del Teatro histórico, hasta ahora inédita, y el Compendio de Memorias, que si bien es cierto que empezó a editarse en esta Capital en 1791, como no se acabó de dar a luz, pues se interrumpió la publicación cundo estaba en la página 120, ni se reprodujo después en los 140 años que han transcurrido, casi puede tenérsele tam- bién por inédito. De este modo se ofrece junto lo desconocido de la producción histórica de Urrutia y se cumplimenta así el acuerdo adoptado por la Corporación a instancia de nuestro colega el Sr. Carlos M. Trelles. Además, se consigue con esta distribución del material, que los dos volúmenes que forman las Obras del doctor Urrutia tengan un número aproximado de páginas. La Comisión de publicaciones. Teatro Histórico, jurídico y Político Militar de la isla Fernandina de Cuba y principalmente de su capital La Habana. Dedicado al Católico Rey ntro. Sr. D. Carlos III por el Dr. D. Ignacio José de Urrutia y Montoya, abogado de los Reales Conesjos y Audiencias de Méjico y Sto. Domingo, y ex-Colegial del Rl. P. Y T. Colegio Seminario de Méjico. Parte Segunda Publícala la Academia de la Historia de Cuba LIBRO SÉPTIMO EN QUE SE TRATA DEL GOBIERNO DE DON GABRIEL DE MONTALVO: FUNDACIÓN DEL MAYORAZGO DE ANTÓN RECIO, Y DEL CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE LA HABANA.* Capítulo I Recíbese a don Gabriel Montalvo por Gobernador de Cuba, en la villa del Bayamo, a donde arribó. — Conclúyese perfectamente la Parroquia de La Habana.— Recibe por Teniente de Gobernador a Diego de Soto.— Da principio a un hospicio de religiosos franciscanos, y su diocesano lo impide SIGUE EL AÑO DE 1574. I. Los inevitables accidentes del mar dieron causa a que la embarcación que conducía al nuevo Gobernador don Gabriel de Montalvo arribase al río de Cauto, surgidero de la villa del Bayamo. Hallóse en la Isla de su gobier- no, y como los reales títulos eran generalmente dirigidos a las justicias y regimientos de todas las villas con orden de obedecerlos y ejecutarlos en cualesquiera de ellos en que se presentasen, los produjo en aquel Ayunta- miento, y quedó recibido y reconocido por tal Gobernador. Desde allí des- pachó testimonios de ellos, y de su posesión, con poderes y cartas a las ciudades, y villas, para su inteligencia y ratificación: y entretanto que lle- garon a La Habana los dirigidos a el, continuó sin novedad en su gobierno Sancho Pardo y Osorio. * Los capítulos que siguen son sin duda alguna del tomo 2º de la obra del Dr. Urrutia. Los encontré con otra porción de manuscritos, encima de uno de los estantes de la Biblioteca Pública, donde estaban sepultados en polvo y en olvido, pues ya ni se acordaba el bibliotecario si había tales papeles allí. Junio 10 de 1831.—José A. de Echeverría. 8\ TEATRO HISTÓRICO, JURÍDICO Y POLÍTICO MILITAR II. Aun presidiéndolo, acordó esta villa1 escribir al Rey en la flota que anclaba su puerto, el particular servicio que había hecho a S. M., y al público, Jerónimo de Rojas Avellaneda, en seguir por tres años la fábrica de la Iglesia Parroquial, acabándola en éste, a su costa, con la de nueve o diez mil ducados, y que diese la villa poder al mismo Avellaneda, para que en la corte, a donde pasaba, continuase sus pretensiones. Hízose así; y por su ausencia, y por tener el otro alcalde ordinario, atenciones en el campo, se eligió2* en lugar de Avellaneda a Bartolomé Zepero para el resto del año. III. También dejó Sancho Pardo dados los primeros pasos de fundar en La Habana un convento de religiosos franciscanos. Deseábalo la villa, por- que ya, aumentado su vecindario, exigía más ministros que le distribuyese el pasto espiritual. Habían ofrecido limosnas para ello, sus vecinos, y fal- tando sólo fundadores, se solicitaron. Con este motivo vino a La Habana el R. P. Fr. Francisco Ximénez, y pareciéndole oportuno el estado de las co- sas, y terreno desatinado para casa, puso mano a la fábrica. Pidió al Ayun- tamiento3 que para su costo mandase recoger las limosnas ofrecidas, y nombrase un Mayordomo, que las recibiese y corriera con ellas; y acce- diendo a esto nombró a Melchor Rodríguez, con prevención de que pagase las libranzas que el Padre tirara. IV. En este intermedio llegaron a La Habana, los pliegos del Goberna- dor Montalvo, dirigidos a Diego de Soto, quien los presentó, (con poder) a su Ayuntamiento, a los veinte y nueve de octubre de este año;4 y constando para ellos el Real título, y la posesión que le había dado el cabildo del Bayamo en el Gobierno de la Isla, fue reconocido como tal. Entregó su vara Sancho Pardo de Osorio, y la recibió Diego de Soto, a quien nombraba Montalvo, por su Teniente para La Habana, habiendo antes dado la fianza, y hecho el juramento. V. No por esta novedad la tuvo la obra de los religiosos franciscanos, porque Diego de Soto la auxilió y fomentó con celo; pero habiendo llegado la noticia de su fábrica a la del Ilmo. Sr. Dr. don Juan del Castillo, actual diocesano, hizo carta al Ayuntamiento de La Habana, requiriéndole a su suspensión, por carecer de las licencias ordinarias, y precisas para la fun- dación. Leyóse en Cabildo,5 y se acordó responder a su Ilma., 1. Cabildo de 28 de mayo de este año. (Esta nota, como todas las que siguen, corresponde a los originales, dado que las de don José A. de Echeverría o están firmadas por él o aparecen con asterisco.—La Comisión de Publicaciones.) * La nota dos no aparece explicada en la edición base. (N. de la E.) 3. Consta del cabildo de 20 de agosto de este año de 74. 4. Consta del cabildo de la misma fecha de 20 de agosto de 74. 5. Consta de un cabildo sin cabeza que antecede al de 3 de diciembre, y del de 10 de este mes. IGNACIO JOSÉ DE URRUTIA Y MONTOYA /9 VI. Con esta diligencia y respuesta, creyó la Villa quedar en aptitud de seguir su obra. Concluyó el año. AÑO DE 1575 Eligió para la administración de justicia ordinaria del nuevo de setenta y cinco a Alonso de Roxas, y Francisco Dávalos, y recibió la fianza que dio Esteban Gutiérrez Navarrete, de que cumpliría fielmente el oficio de Al- guacil Mayor de la villa.6 Fue éste nombrado por el nuevo Gobernador, y el primero que se hizo con la facultad que había concedido la nueva ordenanza municipal de la Isla, al Capítulo 17. VII Quízose continuar la fábrica del hospicio de San Francisco, pero inmediatamente se suspendió por el Br. don Francisco Henríquez, cura beneficiado, y Vicario Juez eclesiástico de La Habana; prohibiendo, bajo pena de excomunión, y de orden de su Sría. Ilma., se trabajase en ella con motivo alguno. Sintió el Ayuntamiento esta resolución; se unió, y confirió7 sobre ella y para evadir dificultades acordó: Que en la atención de no hacer- se la fábrica como hospicio, ni convento, sino sólo como casa de la misma villa, para que asistiesen los religiosos transeúntes, costeándose con li- mosnas públicas, que recogía y distribuía un mayordomo nombrado por ella; se entendiese que los religiosos no adquirían título alguno de posesión por estar en ella. VIII. Bajo de esta simulación parece que se continuó la fábrica sin embarazo. Mas como el verdadero fin, era fundar hospicio para conven- to fijo, y no podían proporcionarse sus medios contrarios, ni dilatarse a la resulta tardía de la corte; se hizo preciso ocurrir personalmente el R. P. Ximénez, a la Real Audiencia en solicitud de licencia para su fun- dación. Para ello acordó el Ayuntamiento, que se le dieran poderes por la villa;8 que se escribiese a S. A. y al Sr. Arzobispo Metropolitano de la Isla, informando lo ocurrido, y esforzando la importancia de esta funda- ción, con objeto a la enseñanza de la juventud, y pasto espiritual del público; y que al citado padre Ximénez, diera el mayordomo Rodríguez veinte ducados de limosna para gastos precisos. Así se hizo; y mientras producía sus efectos este recurso, se procuró adelantar la fábrica de la casa u hospicio.