De Dos a Tres Caídas: La Lucha Libre Como Símbolo De Resistencia
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Hagamos esto rápido pero incómodo... No hay muchas personas que crean en mí, en lo que fuí, lo que soy o lo que puedo llegar a ser; sin embargo, existe un pequeño grupo que nunca me abandonó. Mi familia: Gracias, por todo. Lo bueno y lo malo. Mis amigos: A los que quedan,los que llegaron y los que regresaron... Gracias por confiar y perdonar. Mis docentes: Son realmente pocos los que admiro. Pas- trana, gracias por iniciarme en el loco mundo de la foto- grafía; Dr. Juan Luis, gracias por acompañarme el tiempo que duró este trabajo; Isabel, gracias por los consejos en los días de crisis... Y a los pocos otros que por falta de espacio omitiré aquí, perdón. A mi mejor amigo, Cristian... Algún día nos volveremos a encontrar. Flor, mi amada Flor... Gracias por enseñarme a creer en mi trabajo y por seguir a mi lado. Creo que al final no hay forma rápida de dar las gracias y no hay espacio suficiente para mencionar a todos. Y no es que a todos les importe estar en esta dedicatoria, pero no puedo solo olvidar a los que han dejado un poco de su vida en mí. Al final creo que la dedicatoria más importante es para la razón de este proyecto: "Dedicado a todo niño que quería ser luchador, as- tronauta, bombero... A todo niño que nunca dejó de luchar y soñar." Atte. Eddie Monserrat Cerón Mendieta 1. Bootleg. Santos Falsos. 6 7 De dos a tres caídas La lucha libre como símbolo de resistencia cultural en México Planteamiento del problema o “Aprendimos a vivir luchando” ¿Alguna vez te has preguntado qué es el barrio? Esas fueron las últimas palabras que escuche de Don Simón, un vie- jo obrero que vivía en la Agrícola Oriental en el Distrito Federal, y fueron las palabras que más permearon en mí. Personalmente creo que el barrio es la raíz de todo México; un lugar festivo, alegre y aguerrido en donde la familia es lo más importante y por ella se da hasta la vida. Una cultura fincada en ideas y costumbres que conforman un len- guaje propio, reconocible a través de expresiones estéticas, rituales y es- pirituales, entre otras. Hablar de cultura popular mexicana es aludir a la cultura social por excelencia, a esa instancia que remite al hombre a un ámbito de pertenencia, a un entorno y a un grupo específico. Es referirse a una cultura que es popular en la medida en que se transmite una particu- lar visión del mundo, resultado de una voluntad colectiva, una tradición dinámica, y en tanto cumple con una necesidad de recreación, de transfi- guración de ese mundo, de una sensibilidad estética. Lamentablemente, la academia minimiza, en la mayoría de los casos, a esta parte de México por considerarla vulgar e ignorante. No obstante, la cultura, y en particular las populares, tienen una función relevante en el país, porque en ellas se expresan los diferentes conocimientos, tradicio- nes y tendencias que dan forma a lo que hoy es México. Resulta importante destacar que las culturas populares son más que un simple espectáculo de entretenimiento o de expresión artística indígena, pues se trata de fuerzas creativas que pueden ayudar a crecer a un país que aun lucha por forjar su propia identidad. 11 2. Explanada de Santiaguito Cuaxuxtenco. 12 13 Justificacón o “Desde niño quería ser luchador” Este trabajo busca rescatar eso: el valor que la cultura popular le da a México. La sociedad mexicana está fuertemente arraigada en su gente y, me- diante el uso de la fotografía, este trabajo buscar demostrar el valor que la cultura popular representa en la vida social de México, así como en la creación de una identidad nacional. El escenario será una disciplina deportiva nacida, precisamente, en el barrio: La Lucha Libre. Esta, al tener un carácter tan popular, refleja en buena medida el modo de vivir de la población perteneciente a la cultura popular. Es un escenario en donde se pierden etiquetas sociales y se visua- liza un espectáculo que va más allá del bien contra el mal. Por esta razón, De dos a tres caídas será una serie fotográfica ges- tada desde la academia, pero que, a final de cuentas, fue hecha desde el barrio y es para el barrio. Además, se busca aprovechar las posibilidades de confrontación que ofrece la fotografía: confrontar al yo (espectador u observador de la fotografía) con el otro (persona, objeto o situación cap- turada en la fotografía). La cultura popular resiste, desde su trinchera, el avasallante empuje de contenidos masivos. Además, busca sobrevivir mediante la creación de representaciones originales y portadoras de sentido propio, únicas, que promueven la identidad de las clases bajas y su sentido de pertenencia a una comunidad. La lucha libre mexicana, así como otras expresiones y representaciones populares, representa un madero al cual asirse en un mar de incertidumbre y violencia propiciado por una cultura de masas que busca erradicar e invisibilidad a una cultura digna, autentica y sumamen- te rica en tradiciones y costumbres. De dos de tres caídas surge de los deseos de un niño de querer por- tar una máscara de luchador y convertirse en un héroe siendo realizados y hechos posibles por un hombre con una cámara en la mano y una con- vicción en el corazón: darle al barrio, a su barrio, algo de lo que él le dio. 15 Objetivo General o “Llegando a la arena” Identificar el papel de la lucha libre mexicana como mediadora de la cul- tura popular e identificar las relaciones de origen, identidad y lucha social presentes en el espectáculo luchistico así como el cómo el asistente a la arena se ve reflejado en el ritual del pancracio mexicano. Objetivos Particulares o “¿Me compras una máscara?” • Ahondar en la historia de la lucha libre. • Conocer la cultura popular mexicana. • Conocer los usos que la cultura popular mexicana da a la lucha libre en su busqueda de identidad, reconocimiento y pertenencia. Pregunta de Investigación o “¿Rudos o técnicos?” ¿Es el espectáculo de la lucha libre mexicana un símbolo y reflejo de la identidad y lucha diaria del mexicano? Hipótesis o “¡Sácale los ojos!” No sé si realmente una hipótesis resulte satisfactoria pues lo que se preten- de hacer es una obra “artística”. Dentro de la lucha libre, el arquetipo de gladiador, héroe, muchas veces se ve complementado con una máscara que simboliza bien el origen o la motivación del individuo. La máscara es la negación del ser. Al ocul- 3. El niño y el asesino (Slayer). tar el rostro se le otorgan características casi místicas al individuo. 16 17 Académicamente no se ha abordado de manera extensa este tema en Marco Teórico o “¡Pinche réferi culero!” México. La lucha libre es un producto totalmente popular ya que las are- nas terminan siendo una especie de circo o fiesta a la cual los espectadores van a apropiarse de otra realidad, una en donde la eterna lucha entre el Abrumado, así me sentía el fin de semana pasado. Y puede sonar extraño, bien y el mal se reduce a un espectáculo, una dramatización de la realidad pero estaba cansado de mí, decidí salir a caminar por las calles del pueblo. aplastante y caótica. En el centro del poblado se estaba realizando un partido de balon- La imagen interpretada como texto permite el análisis de las varia- cesto, tomé asiento en una de las gradas y me dispuse a ver el partido. Las bles antes expuestas. Creo que al conocer la relación de espectador – lu- personas a mi alrededor formaban una suerte de cadáver exquisito que me chador dentro de la arena luchistica arrojaría la importancia de los símbo- envolvió en el instante en que deje de poner atención a algo para escuchar los inmersos en este proceso. el caos imperante. Me resulto excitante convertirme en un voyeur de ese caos; desen- trañar los diálogos de las adolescentes que estaban sentadas a mi lado o sentir los gritos del entrenador a sus jugadoras resultaba en la pincelada de lo que después sabría es solo un pequeño cuadro de lo entendido como “México”. La búsqueda y formación del sentido de lo mexicano, de una identi- dad, surge a la par de un cambio social, económico y cultural originado después de la Revolución Mexicana. Las nuevas burguesías, que controlan al mismo tiempo el mundo de los negocios y el de la política, retoman el proyecto fallado de nación del siglo XIX, surgiendo un “nacionalismo nuevo” basado en la idea una cultura nacional que sería la síntesis de la particularidad cultural y la generalidad política, de la que las diferencias culturales étnicas o regionales serían expresiones. La nación incorpora al pue- blo “transformando la multiplicidad de deseos de las diversas culturas en un único deseo, el de participar del sentimiento nacional”. (Barbero, 2003; 167) Y fue el deseo de formar parte de esa nueva nación el principal motor que impulso a las clases populares, primero a emigrar del campo a las ciu- dades y después a buscar su legitimación como parte de lo nacional. Fue aquí en donde el populismo se convierte en “la forma de un Estado que dice fundar su legitimidad en la asunción de las aspiraciones populares y que, más que una estratagema desde el poder, resulta ser una organización del poder que da forma al compromiso entre masas y Estado”. (Barbero, 2003; 171) 18 19 Con el éxodo rural, las masas urbanas comienzan a formarse rápi- damente y aparece un nuevo modo de existencia de lo popular. Las clases populares dejan de ser “lo otro”, aquello a lo que el modelo de producción capitalista se resistía, para incorporarse a un modelo de sociedad de ma- sas.