S FOTOCRAF A

Nada de esto, por supuesto, demerita los nombres principales - Benjamín de que nombres. Que revelan - es el verbo un libro bien 'jalado'. la Call e, Me litón Rodríguez, Jorge preciso para un fotógrafo- un artista de Obando, Gavassa, Luis B. Ramos, hasta finísima sensibilidad. Leo Matiz es un ADOLFO GONZALEZ 1-I ENRÍQUEZ llegar a Hernán Díaz- a estas alturas no retTatista desdoblado en repo11ero y las Universidad del Atlántico podemos decir que esté escrita la hist01ia fotografias añaden algo más que el sem­ de la fotografía en . No tene­ blante del personaje, ya sea éste una mos la lista completa de fotógrafos, ni ha celebridad o ese maravilloso conjunto de sido fijada una cronología que cuente retratos anónimos de personas o grupos todo el proceso. El libro editado en Milán de México, Colombia, Venezuela, Perú, con las fotografías de Leo Matiz consa­ Argentina. Nuestro propio Matiz gra un nombre capital, un clásico de la Buena parte de la sensibilidad latinoa­ fotografía colombiana. meticana fue fundada por el cine mexica­ no. Como quien dice, que los grandes Leo Matiz fotógrafos que trabajaron en su época Textos: Attilio Colombo. Edgardo Pellegrini. Al­ dorada, son en cierto modo, los autores de varo Mwis. José Font Castro. Plinio Apuleyo la imagen, de la estética que ios latinoa­ Mendoza. mericanos tenemos de nosotros mismos. An Estudio Edizione. Milán (Italia). 1992. 143 ' No sólo como latinoamericano univer­ págs. sal, sino como discípulo directo de ellos, en concreto de Manuel Álvarez Bravo y de , la fotografía de Leo Aún aceptando que la historia requiere Matiz se identifica con la imaginería de ser escrita todos los días puede decirse estos clásicos y al mismo tiempo se des­ que la historia de las diferentes artes está dobla reproduciendo su arquetipo con escrita en Colombia. Las diez o veinte imágenes de todo el continente. historias de la literatura exis-tentes desde Este libro es, sin duda, el mejor que se cuando, Vergara y Yergara escribió la ha publicado sobre un fotógrafo colom­ suya en el siglo XIX, aún historias parcia­ biano, y es un acontecimiento muy im­ les como la del teatro de González Cajiao, portante en la historia de la fotografía de la de la novela de Raymond Williams o la nuestro país. de poesía publicada por la C~a Silva, incluso se han escrito diferentes historias del arte, en varíes volúmenes, como la de JUAN SIERRA Leo Matiz nació en Aracataca en 1917 Salvat Editores, en pequeñas monografías y su vida ha estado vinculada con colom­ enciclopédicas. bianos de primera línea. Alberto Lleras, Lo que es importante de esto es que quien escribió una nota sobre él dice: están codificados, identificados los nom­ "Leo Matiz es un literato en vacaciones , bres principales que protagonizan cada metido a fotógrafo"; Alvaro Mutis fue su Album de asombros historia. Con nuestra historia de la foto­ compañero de trabajo. La primera expo­ grafía no sucede lo mismo. La exposición sición que hizo el maestro Fernando pionera Cien años de la fotografia en . . ' Botero, a los 19 años de edad, fue organi­ Antioquia y la postenor exposoc1on na- Colombia mágica zada por Leo Matiz en su propia galena y Diego Samper J\1/arrine= cional del Museo de Arte Moderno Cien en la página 13 5 de este libro aparece una Editerial Colina, Mcdellin. 1993, 222 págs.. ilus. años de fotografia en Colombia con el caricatura del fotógr~fo realizada por el volumen publicado como catálogo, una artista colombiano. Plinio Apuleyo primera historia de la fotografía en Co­ M e ndoza escribió un juicio que Entre las publicaciones dedicadas a lombia de Eduardo Serrano; fueron ape­ dimensiona el valor de su obra: " Leo Colombia ya previsibles cada año, llenas nas el abrebocas para iniciar la investiga­ Matiz es un eje fundamental de la foto­ de imágenes comunes, títulos similares ción. Si bien ese libro, que apenas fue en grafía en Colombia, una referencia obli­ intercambiables y textos triviales, una tanteo, tuvo algunos aciertos; su mayor gada cuando se haga la historia de este más tiende a producir inev ita ble mérito consiste en ser un balance de lo arte entre nosotr os " . excepticismo. La bibliografía colombia­ que no sabíamos. Lo que vino después Los temas de las fotografías de Matiz na se empobrece periódicamente con fue mucho más grande. Se hicieron expo­ lo convierten en el más internacional de coffee tab/e books insulsos y oportunis­ siciones de historias locales de la fotogra­ nuestros fotógrafos; basta enumerar al­ tas. Un generoso patrocinador, un editor fía en más de 1O ciudades, que aportaron gunos personajes que retrató para medir astuto y algún segmento del mercado nuevos descubrimientos y de las que esta dimensión. Louis Arrnstrong, Pablo insatisfecho son los actores de los despro­ quedaron catálogos publicados, en su Neruda, , , Luis pósitos impresos. mayoria, por el Banco de la República. El Buñuel, Pablo Casals, Manolote, Juan AJ adentrarse en el libro de Diego resultado de toda esta efervescencia es Domingo Perón, Fidel C~stro, Golda Samper, todos estos prejuicios se disuel­ que, a pesar de que se conocen muchos de Meier. Fotografías que son mucho más ven y desaparecen. No se trata de otra

Boletín Cultural y Bibliográfico, Vol.30, núm. 34. 1993 107

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. NOVEL A S

pieza más del género. ni de una impostura gulas inéditos como en el caso de las descubre los múltiples modos de lo sa­ comercial. Más aún. para la casa editora palmas de cera. La luz que dibuja, refleja grado y el ser" (pág. 16). es un libro renovador en u colección y refi-acta. rayos. nieblas, lluvia como ntristica iniciada con dispareja fortuna cortina de sueños, humedades. Las hue­ SANTIAGO L ONDOÑO Y ÉLEZ • años atrás. De ella se pueden recordar en llas de los elementos en las rocas, en la especial ellibrode León Ruizdedicadoal espuma. en la arena, en el reseco pantano l río Magdalena y el de Patrick Rouillard desconchado, en el aire detenido en una sobre San Agustín, ambos con excelentes maloca del Amazonas, en un muro hecho fotografias y buena calidad editoriaL pero de sombra, cielo y carcoma en Puerto con textos dudosos. López. Fotog¡·afias pictóricas que pare­ La virginidad como Colombia mágica es un álbum de cen demostrar que la naturaleza imita al novela asombros. recolectados de la Guajira al arte. Amazonas y de U tría al Vichada, sin Jos La sección dedicada a lo "Maravilloso afanes del improvisador y con el lento cotidiano" se inicia con alusiones a la amor del coleccionista de maravillas. Tal navegación y a la pesca con encuadres de O raciones a una pe.Jícula virgen fino disei'io. Fachadas pintadas, fachadas Sandro Romero Rey vez con acierto, la Colombia urbana no Planeta. Santafé de Bogotá, 1993, 389 págs. existe en esta obra; acaso bajo el horizon­ descubiertas por el tiempo, grabadas por te de antenas parabólicas y entre los va­ la sombra, paisajes y retratos de hombres que parecen contradecir la maravilla dia­ pores del monóxido de carbono y los Hay novelas que dependen casi en un ria, entretenida en el tableteo de un azaro­ semáforos quede alguna magia, pero por todo de su personaje central, y no sola­ ahora seguira inédita. zo juego de dominó. mente en el caso de que ese personaje sea "De santos y carnavales" es un reco­ "Los espíritus de la tierra", "Maravi­ también narrador o conarrador de la his­ lloso cotidiano" y "De santos y carnava­ rrido por la Guajira, Atlántico, Chocó y el toria. Tienen un modelo eminente, para centro del país, hasta llegar al Putumayo. les" son las tres secciones centrales, pre­ no ir más lejos, en Don Quijote de la cedidas de dos textos introductorios. Com­ Cementerios guajiros vigilados por án­ Mancha. En tomo a los pensamientos y pletan el volumen un glosario y un índice geles como de arena, lápidas del viejo las acciones de su protagonista se fotográfico donde se identifica cada foto­ Caldas con vivas orquídeas sintéticas, estructuran los demás elementos de la estampas tutelares, bóvedas perfectas y grafía. El diseño es sobrio y sin aspavien­ obra; su aventura espiritual le confiere tos: la longitud de los textos transitable, vacías, y en oposición a la cuaresma de la también su propia significación a la aven­ tratándose de una obra para ser vista; la muerte, el estall ido del carnaval. Enjae­ tura literaria. Estas novelas no pueden separación de color y la impresión es zados caballos y complicados atuendos, evitar, de cualquier manera, el sesgo impecable. mientras el bombardino y la tambora autobiográfico, no tanto por la Los textos, prosas poéticas escritas aseguran el baile del diablo, el leopardo. transposición de anécdotas personales por el propio fotógrafo, a veces están el torito y la mismísima muerte. Las del autor a su obra sino porque la repre­ tocados por cierto velo hetmético o mís• últimas páginas están dedicadas a la fies­ sentación del mundo que all í se hace es tico subido de tono, pero en su conjunto ta de los camentzá y los ingano del valle tan personalmente crítica, tan íntimamente son buena compañía para las imágenes. del Sibundoy, un ritual "de renovación, individualista, que el protagonista termi­ Bien cabe tener en cuenta la versión que fiesta de perdón y reconciliación" (pág. na expresando todas las obsesiones del da Samper de su oficio: "la fotografia es 200), en el que sorprenden los ricos ador­ autor, en contra de cualquier dialéctica gota de tiempo suspendido, palabra al nos y tocados de los protagonistas. con el mundo. Sólo se considera un punto borde del silencio, lenguaje del instante. A lo largo del libro, la mirada fotográ­ de vista y las consecuencias de esa Como palabra, puede ser conjuro, invo­ fica opera mediante la escogencia de la cación que abre el libro de los secretos. fragmentación. El punto de vista del fotó­ Como lenguaje. puede transformar nues­ grafo. que es también el que le concede al tra visión de lo real. La fotografía es el obsersador, es el de la sensibilidad atenta. asombro del instante, es huella de luz" El momento justo del disparo es el instan­ (pág. 19). te detenido en la feliz conjunción de la luz En "Los espíritus de la tierra", se agru­ con la cámara vuelta ojo. La fotografía pa un conjunto de imágenes que presen­ necesaria es la que detiene lo irrepetible y tan aspectús inadvertidos o ignorados del hace ver por primera vez. Un cierto ritmo medio natural, con especial predilección musical parece escucharse, y una calidad por regiones geográficas como la Guajira y calidez pictórica están presentes de y el Amazonas, aunque en esta variada manera contundente. ) galería también están Chocó, Quindío, Las fotografías de Diego Sarnper Cundinamarca, To lima, Caldas, Magda­ Martínez, al congelar la magia de lo real, lena, Cauca y Yaupés. al constituir lo mágico en fenómeno óp• La cámara se acerca a corta distancia, tico, disuelven, como lo afitma el artista, detectando fotmas, colores y detalles; se "la dualidad aparente entre lo real y lo aleja y encuentra panorámicas de la in­ ilusorio. El mundo se presenta de tal mensidad, alboradas y crepúsculos, án- manera que, al contemplarlo, el hombre

108 Bolelin Cultural y Bibliográfico. Vol.30. núm. 34, 1993 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.