EL ANTROPÓNIMO SAN VICENTE EN ARAGÓN

Tomás Buesa Oliver

In , there are a relatively large number of names taken the names of mas- culine individuals who form part of the Christian tradition. San Vicente, a Huescan saint, has always been a figure of great devotion amongst the Aragonese, which can be proved by the numerous appearances of the variants of Vicente as a family name in medieval documents. The use of the saint's name for geographical locations such as hermitages, chur- ches, pieces of land and population centres is widespread throughout the province of and can occasionally be found in Zaragoza and Teruel. The popular devotion for the Huescan saint and the wish to authorise a place name in his honour could be amongst the reasons why this was an incentive for the use of this «nomina paterna». Information taken from the large documentary corpus in the Centro de Patronymica Romanica in Zaragoza shows that the place name San Vicente is more widespread in the than in the the provinces of Zaragoza or Teruel.

Les noms de famille venant de prénoms masculins de la tradition chrétienne qu'on atteste aujourd'hui en Aragon sont relativement nombreux. San Vicente, le saint de Huesca qui a toujours été objet d'une grande dévotion parmi les Aragonais, en est une preuve évidente, car ce nom, devenu nom de filiation familiale, est docu- menté (avec des variantes graphiques diverses) dans des diplómes aragonais du Moyen Age. Le toponyme hagiographique San Vicente est habituel dans certaines ermites, églises, terroirs et habitats urbains de la province de Huesca, alors qu' il est peu pré- sent á Saragosse ou Teruel. La dévotion populaire pour ce saint de Huesca et le désir de transformer en son honneur son nom en hagiotoponyme pourraient etre les causes de l'apparition de ce

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«nomina patema». Les données puisées dans le trés riche corpus documentaire du Centre de Patronymica Romanica de Saragosse montrent bien que le nom San Vicente a connu une bien plus large diffusion á Huesca qu'aux provinces de Sa- ragosse ou de Teruel.

I. PATRONIMIA MASCULINA CRISTIANA Los apellidos, como es sabido, fijan la relación de la persona con su familia. Durante la Edad Media se establecieron varios procedimientos para serialar el sistema antroponímico, es decir, la onomástica personal relacionada con la familia. Uno de esos modos consistió en la habilita- ción del nombre de pila o de bautismo como apellido familiar, el cual lle- garía a convertirse en hereditario. Ejemplos de tales lazos filiativos, construidos con la preposición de (que podría eliminarse), indicadora del origen o pertenencia: Juan (de) Martín, María (de) Domingo, Pedro (de) Fernando, Andrea (de) Benito o Lorenza (de) Pedro. Algunos pocos de esos patronímicos se reforzaron con un sufijo átono con variantes apofónicas -az, -ez, -iz, -oz, -uz, equivalente a hijo de' . De tal sufijación sobre el nombre individual paterno, llegaría a prevalecer –ez, cuya permanencia figura en Martínez, Domínguez, Fernández, Benítez o Pérez (de Pero < Pedro). Ninguno de esos apellidos es específico de Aragón, como tampoco lo son los numerosos hagiopatronímicos, es decir, nombres de santos habi- litados como apellidos, los cuales reflejan el influjo de la vida cristiana, tan arraigada en los siglos medievales. A esta marca antroponímica de santidad corresponde San Vicente, junto a otros «nomina paterna». Son relativamente copiosos los apellidos procedentes de nombres masculinos de santos que hoy se atestiguan en Aragón. No es raro encon- trarlos escritos con una sola palabra, endosado el adjetivo san(to) apo- copado. Las características biográficas de SanVicente —oscense, diáco- no y mártir— se repiten en San Lorenzo, patrono de Huesca. Entre otros hagionomásticos de mártires las guías telefónicas de Aragón facilitan San Casiano, San Celestino, San Claudio, San Cristóbal, San Emeterio, San Evaristo, San Gervasio, San Higinio, San Marcial, San Mauricio, San Pelayo, San Primo, San y Santo Román, San Saturnino, San Sebastián, San Teodoro y Santirso (también Santiso). Hay otros nombres de tradición cristiana que llegaron a convertirse en apellidos. Apóstoles: San Pedro (variantes Samper, Sampériz, Sam- pietro), San Andrés, San Felipe, San Mateo, Santiago, Santo Tomás y el «apóstol de los gentiles» San Pablo. Posiblemente San Juan (predo- mina la grafía Sanjuán) no se refiere al Evangelista sino al Bautista,

66 EL ANTROPCINIMO SAN VICENTE EN ARAGÓN tan popular en el mundo cristiano por celebrarse su festividad en el solsticio de verano, cuyos ritos paganos cristianizó en gran medida la Iglesia. La gran devoción a varios santos ha proporcionado San Joaquth, San José y San Lázaro; la de los arcángeles ha dado San Miguel y San Rafael; la de los Papas, aparte de San Pedro, San Alejandro, San Clemente, San Nicolás, San Pascual y San Pío. Nombres de obispos: San Cenón, San Epifanio, San Maran y San Valero, copatrono de Zaragoza; de fundadores de órdenes o comunidades religiosas: San Benito, San Francisco, Santo Domingo y San Gil; de monjes: San Baldomero, San Bernardino y San Millán; de teólogos: San Anselmo, San Ildefonso y San Julián; de padres de la Iglesia: San Agustin y San Ambrosio; de evangelizadores: San Cecilio, San Félix y San Segundo. Por ŭltimo, otros hagiopatronímicos, además de San Roque, patrono de muchos pueblos aragoneses, son Salvador, denominación por anto- nomasia de Jesucristo; Santos, con reducción de Todos los Santos; San Jorge, patrono de Aragón; San Fernando, vinculado a la historia de Esparia, aparte del apóstol Santiago, ya citado.

II. EL TOPĈINIMO SAN VICENTE El santo oscense, que en el ario 304 sufrió martirio en Valencia, siem- pre ha gozado de gran devoción entre aragoneses y levantinos, venera- ción que siglos después compartirá con el valenciano San Vicente Ferrer, el hábil mediador que con gran tacto ayudó en el Compromiso de Caspe (1412) a resolver el pleito dinástico de la Corona de Aragón. Los aragoneses rindieron culto a San Vicente mártir en ermitas e igle- sias, edificaciones erigidas en honor del diácono San Valero, las cuales llegarían a ser, en algunos casos, nŭcleos de población o partidas de terreno con la denominación de San Vicente. La documentación históri- ca procede de la provincia de Huesca, especialmente de la zona septen- trional': en el partido judicial de Boltaria se halla la aldea de San Vicente de Labuerda, villa en 1056 y 1063 2, que cuenta con una parroquia dedi-

1 Para testimonios históricos y geográficos de hagiotopénimos se han consultado los siguientes repertorios: Agustín Ubieto, Toponintia aragonesa medieval, Valencia, Anubar Ediciones, 1972; Antonio Ubieto Arteta, Los pueblos y los despoblados, tres vols. que forman parte de la Historia de Aragón, Zaragoza, Anubar Ediciones, 1984-1986; R. Aymard, Aragón cristiano. Hagiotopo- nimia del Pirineo aragonés, Jurangon, Aymard Pyrenaica, 1984; Antonio Callado Gracia, Repertorio de nombres geográficos. Zaragoza, Valencia, Anubar Ediciones, 1974; Vidal Muñoz Garrido, Repertorio de nombres geográficos. Teruel, Valencia, Anubar Ediciones, 1974; Luis Ariño Rico, Repertorio de nombres geográficos. Huesca, Zaragoza, Anubar Ediciones, 1980. 2 Como aldea se unió a Labuerda en 1845; diez años antes ya se Ilamaba San Vicente de Labuerda. E1 nombre y la localización de los partidos judiciales son los mencionados por Antonio Ubieto en la obra de 1984-1986 ya citada.

67 TOMÁS BUESA OLIVER cada a este santo, de estilo románico; se atestigua en los siglos XI y XII San Vicente de Trillo. En el partido de Jaca está San Vicente (grafía lati- na Sancti Vicenti, en 1068; romance Sanct Vicent, en 1074), aldea que hoy forma parte del municipio de Caldearenas3. Cerca de Huesca se data en 1154 un Sancto Vicencio. Desde 1185 son abundantes las referencias a la iglesia de San Vicente de la ciudad de Huesca, («ecclesie Sancti Vicentii»), con grafías diversas, entre otras Sant Vicent, en diplomas del siglo XIII. En esta centuria se testimonia en el partido de Barbastro, en 1205, San Vicente de Figuerola, poblado pró- ximo a Enate, en donde se atestigua, en 1279, San Vicente de Enate, ads- crito al ario siguiente a San Pedro el Viejo, de Huesca, y hoy forma parte del municipio de El Grado, con ermita y monte de San Vicente. Además el hagiotopónimo San Vicente es pródigo en dar nombre a partidas de terreno en pueblos de la provincia de Huesca, en donde no es raro que iglesias parroquiales y ermitas estén dedicadas al santo. Partido Judicial de Jaca: aparte de Aquilué, ya mencionado, se hallan Borau (borda), Botaya (monte), Jabarrella (parroquia), Javierrelatre (pardina), Larués (parroquia) y Rasal (pardina y parroquia). Partido de Boltaria: Buisán (parroquia), Clamosa (barranco), Chía (parroquia), Escuain (fuente y parroquia), Fanlo (parroquia), Labuerda, Puértolas (parroquia), San Vicente de Sieste (caserío y ermita). Las referencias que conciernen al partido de Barbastro son abundantes porque en 1965 a él quedó incorporada la jurisdicción del partido de Bena- barre: Roda de Isábena, cabeza de obispado desde 1076 hasta 1100, con parroquia dedicada a San Vicente, cuyas reliquias, seg ŭn tradición, llevó allí desde Zaragoza a principios del siglo X un obispo. Localidades barbas- trenses son también Albelda (iglesia parroquial), Betesa, Capella, Castiga- léu, Comudella de Baliera, Fet (ermita), Graus, Juséu (barranco), Mediano (ermita), Monesma de Benabarre (parroquia), Salas Bajas (parroquia), San Vicente de Pallerol (ermita). Partido de Huesca: Lascasas (parroquia), Morrano (parroquia y ermita), Santa Eulalia La Mayor (parroquia), Sasa del Abadiado (ermita), Sieso de Huesca, Siétamo (parroquia) y Sipán. El hagiotopónimo alcanza en pocas ocasiones a la provincia de Zaragoza. Partido de Ejea de los Caballeros, colindante con los de Huesca y Jaca: sendas ermitas en Ardisa y Fuencalderas; otra se halla en Tarazona. Hay también ermita de San Vicente en el municipio turolense de Cutanda, perteneciente al partido de Calamocha. Rara vez la advocación se refiere a San Vicente Ferrer, el dominico

3 - Se incorporó en 1845 a Serué, ayuntamiento que a su vez se fusiond en 1940-1950 con Aquilué, y éste en 1960-1970 con Caldearenas, junto con Javierrelatre. Estas agrupaciones municipales reflejan la creciente despoblación aragonesa.

68 EL ANTROPONIMO SAN VICENTE EN ARAGON valenciano (siglos XIV-XV), titular de la parroquia de Gistaín, en el par- tido pirenaico de Boltaria. La apócope medieval San(t) Vicent pervive aisladamente en San Vicén, localizado como partida de terreno en Jaca; en el partido de Barbastro: Aguinaliu, Graus (en concomitancia con la forma plena San Vicente) y Lascuarre, pertenecientes los tres hasta 1965 al partido de Benabarre. En la provincia de Zaragoza y en el partido de Ejea de los Caballeros está en Fuencalderas la partida de San Vicén, que coexiste con la forma plena. Algo más difundida vive la variante apocopada y con diptongo San Vicién. Partido de Jaca: Gésera y Navasa; partido de Boltaria: Bárcabo, Castejón de Sobrarbe, Palo, Secorŭn y Torrelisa; partido de Barbastro: y Salas Altas; partido de Huesca: Bentué de Rasal, Casbas y Sarsamarcuello.

EL ANTROPÓNIMO SAN VICENTE Como apellido, es decir, como nombre filiativo familiar, ya se docu- menta San Vicente en diplomas medievales aragoneses, transcrito con la forma San(t) Vicent. Con la finalidad de escudririar sus primeros testimo- nios y distribución geográfica, se ha expurgado el amplio corpus infor- matizado del Centro de Patronymica Romanica (PatRom) de Zaragoza, constituido por un equipo de profesores universitarios, interesados desde 1989 en recoger y estudiar los patronímicos existentes en Aragón4. Los datos entresacados5 muestran que el apellido San Vicente ha teni- do siempre mayor difusión en la provincia de Huesca que en las de Zaragoza y Teruel.

4 - Cons. Tomás Buesa Oliver y Vicente Lag ŭéns Gracia, «Trabajos del Centro PatRom de Zaragoza (I). Los estudios de antroponimia aragonesa», en Archivo de Filología Aragonesa, LII-LIII (1996-1997), pp. 9-63. 5 - El espigueo se ha hecho fundamentalmente en las siguientes obras: Tomás Navarro, Documentos lingdísticos del Alto Aragón. New York-Syracuse University Press, 1957; Antonio Durán Gudiol, Colección diplotnática de la catedral de Huesca, 2 vols. Zaragoza, CSIC, 1965; Agustín Ubieto Arteta, «Documentos para el estudio de la historia aragonesa de los siglos XIII y XIV: monasterio de Santa Clara, de Huesca», en Estttdios de Edad Media de la Corona de Aragón, VIII (1967), pp. 547-701; José María Lacarra de Miguel, «Documentos para el estudio de la reconquista y repoblación del Valle del Ebro», en Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón, II (1946), pp. 469-574; III (1947-1948), pp. 499-727; V (1952), pp. 511-668; Regina Sáinz de la Maza Lasoli, La orden de Santiago en la Corona de Aragón. La encomienda de Montalbán bajo Vidal de Vilanova (1327-1357), Zaragoza, Institución «Fernando el Católico», 1988; Martín Almagro Bosch, «El señorío de Albarracín desde su fundación hasta la muerte de don Fernando Ruiz de Azagra», Teruel, XIV (1955), pp. 5-145; Antonio Serrano Montalvo, La población de Aragón seg n el Fogaje de 1495, 2 vols., Zaragoza, Institución «Femando el Católico» - Gobierno de Aragón,ŭ 1995-1997. Quede constancia de mi agradecimiento a la licenciada Ana Beatriz Moliné Juste, colaboradora del PatRom, por su valiosa ayuda en la bŭsqueda de los registros antroponínaicos. 69 TOMÁS BUESA OLIVER

Respecto a la motivación de este «nomina paterna» pudieron confluir la devoción popular hacia el santo oscense y el deseo de habilitar como apellido un hagiotopónimo dado en su honor, pues los nombres de lugar, entre ellos los de poblaciones, han sido una de las fuentes más producti- va de los patronfrnicos: así, en Aragón se encuentran, entre otros nom- bres, los de Zaragoza, Huesca, Teruel, Alcañiz, Calanda, Calatayud, Ejea, Muniesa, Tarazona, Barbastro, Graus, Jaca o Monzón, junto a otros nŭcleos de menos habitantes como Aín, Alastuey, Ansó, Ardisa, Atarés, Bentué, Betés, Buesa, Canfrán(c), Emb ŭn, Orŭs o Ubieto. El corpus del PatRom proporciona pocos registros para los siglos medievales: ciudad de Huesca, en el ario de 1169, «Pedro de Sancti Vi- centii», junto a s-u mujer Orfressa; Albarracín, en 1179, «Petrus de Sancto Vicencio»; Daroca, en 1325, «• elenguer de Sant Vicient», escrito también sin preposición «Belenguer Sant Vicent», con su hermana «dona Laura de Sant Vicent»; ciudad de Huesca, en 1352, «Jayme Sant Vicient carnicero», con su mujer María y «Agnessuca fillya de Jayme Sant Vicient»; Aínsa, partido de Boltaria, en 1373, «Johan de San Vicient». La parvedad de esos informes medievales queda notablemente incre- mentada gracias al censo de 1495, levantado en el reinado de Fernando II, el Rey Católico, y publicado por Antonio Serrano Montalvo. Recoge un total de 51.036 fogajes del reino de Aragón, identificándose cada fuego, en la mayoría de los casos, con el nombre (y un solo apellido) del cabeza de familia. Se atestigua la firma apocopada Sant Vicent en 47 ocasiones, coincidiendo con los patronímicos formados con el topónimo de un pueblo o región, estructura constituida por el nombre de bautismo + preposición de antepuesta a Sant Vicent, con apócope de —e: «Johan de Sant Vicent», «Pedro de Sant Vicent», etc. Esta marca de identificación con denominación de lugar de origen es casi exclusiva en el mundo galo- rrománico. La preposición de falta en 10 registros: «Rodrigo Sant Vi- cent», etc. La distribución geográfica de los 47 hagiopatronímicos del citado ario 1495 se localiza en las actuales provincias, partidos judiciales y locali- dades del siguiente modo: provincia de Huesca, 36 fogajes, de los que corresponden al partido de Boltaria, 18 registros (Ainsa 10, Frajen 3, Bol- taria 2, Aneto 1, Ceresuela 1, Sieste 1); partido de Huesca, 12 (Loarre 4, Albero Alto 4, Arguis 2, Yéqueda 1, Velillas 1); partido de Barbastro, 4 (Tamarite de Litera 2, Barbastro 1, Azara 1); partido de Jaca, 1 (Acumuer); partido de Saririena, 1 (Saririena). Provincia de Zaragoza, 10 hogares, de los que 3 pertenecen al partido de Zaragoza (Zaragoza 2, más uno a Boquirieni); también 3 al partido de Daroca (los 3 en la ciudad de Daroca); partido de Tarazona, 2 (Novalla 2); partido de Ejea de los Caballeros, 1 (Ejea); partido de Calatayud 1 (Calatayud). Provincia de Teruel, sólo 1, apuntado en Monforte de Moyuela, del partido de Calamocha.

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Los 47 registros de finales del siglo XV son 112 (como primero o como segundo apellido) en las postrimerías del XX, seg ŭn recogen las guías telefónicas (directorios) de las tres provincias aragonesas. Igual que quinientos arios atrás, la de Huesca sigue superando a la de Zaragoza en nŭmero del hagiopatronímico San Vicente, inexistente en la de Teruel, con la particularidad de que Aragón ha perdido hoy la preposición de en este apellido. La localización e incidencia actuales es la siguiente. Provincia de Huesca, 65 registros: partido judicial de Huesca, 33 (Huesca 28, Monzón 2, y 1 en Almudévar, Aniés y Loarre); partido de Jaca, 22 (Jaca 13, Sabiriánigo 5, Villanŭa 2, uno en Canfranc y otro en Castiello de Jaca); partido de Barbastro, 7 (Barbastro 2, y 1 en Azanuy, Azara, Azlor, Biné- far y Peralta de la Sal); partido de Fraga, 1 (Fraga). Provincia de Zarago- za, 49 registros: partido de Zaragoza 39, todos en la capital; partido de Tarazona, 8 (Borja 4, Tarazona 3, Malón 1); partido de Calatayud 2 (uno en Calatayud y otro en Sabirián). Todos los datos precedentes deben entenderse como provisionales porque la lista de fuentes sigue estando abierta en el PatRom, de modo que continŭa el constante almacenamiento de registros tomados de nue- vas fuentes bibliográficas.

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