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ABRIR CATÁLOGO TOMO II Fragmento de 0,40 x 0,60 m., de un gran mosaico, que muestra la representación de una nereida, niim. 289, recostada sobre un león marino como motivo decorativo de un medallón estrellado.

Cronología: ?.

Localización actual: Fue transportado en 1900 al Control civil de Djerba, donde fue visto por P. Gauckler en 1901.

Bibliografía: InvMosAf II, p. 6, ni~m. 8.

145.— Tres emblemata del mosaico policromo del tablinum de la “casa del Actor Trágico”, Sabratha (reg. y, ms III) (357). L~m. CCLXXVII.

Bordeados por un marco de ladrillo grueso, los tres cuadros miden 0,60 x 0,60 y contienen cada uno de ellos una escena figurada con la representación de una nereida y un tritón.

En el primero, la nereida, niim. 290, cabalga sentada vista de espaldas sobre la cola pisciforme de un maduro y barbado tritón, ndm. 209, que avanza, de tres cuartos, hacia la izquierda en un ambiente marino, indicado mediante diversas líneas horizontales de teselas que ocupan el tercio inferior del cuadro. Con el cuerpo desnudo hacia la derecha y las piernas, en gran parte inmersas en el agua, envueltas en un manto sobre el que se asienta, la nereida vuelve la cabeza, vista de perfil, mostrando el cabello recogido en un moño a la altura de la nuca, hacia el tritón, sobre cuyo hombro izquierdo se apoya con su antebrazo izquierdo y, enjoyada con brazaletes, sujeta con su mano derecha una cesta de frutos que sostiene sobre su rodilla izquierda, mientras un pequei’io que figura cabalgando de tres cuartos sobre la aleta caudal del tritón aparece portando un arco

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. en su mano izquierda y una caña de pescar en la derecha. Por su parte, el robusto tritón va provisto de un par de gruesas pinzas de crustáceo sobre la frente y de dos pares de antenas sobre las sienes, sopla una caracola que sostiene en su mano derecha y lleva enrollada a su antebrazo izquierdo una pardalis, sin que podamos reconocer, al estar casi totalmente inmersas en el agua que tipo de extremidades delanteras poseía. En el segundo cuadro, la nereida, núm. 291, de la que no se han conservado sus piernas, figuraba cabalgando sentada sobre la, hoy destruida, cola pisciforme de un joven e imberbe ichthyocentauro, num. 210, que avanza hacia la derecha provisto de extremidades anteriores equinas, de las que únicamente se aprecia la izquierda. Enjoyada con brazaletes, con el cabello recogido por una diadema y el cuerpo completamente desnudo, ligeramente de tres cuartos hacia su derecha, la nereida vuelve la cabeza hacia el centauro marino y se apoya en su hombro derecho con el brazo izquierdo doblado, pero no se aprecia que portaba en su casi totalmente perdida mano derecha, extendida hacia el extremo ascendente con aleta caudal trifoliata, sí conservado, del ichthyocentauro. Visto de tres cuartos, dotado de un par de pinzas y otro de finas antenas de crustáceo y con una pardalis sobre sus hombros que le cae por su costado derecho, él vuelve igualmente la cabeza hacia la nereida y le rodea la cintura con su brazo derecho, mientras alza su mano izquierda para levantar el brazo izquierdo de un pequeño eros que, desnudo y visto de tres cuartos hacia la derecha, figura cabalgando con sus piernas estiradas sobre el brazo izquierdo del centauro marino, al tiempo que dirige su mirada también hacia la nereida y sujeta con su mano derecha el extremo de la pardalis que aparece sobre el hombro izquierdo del centauro.

301 Més deteriorado aún se encuentra el tercer panel de esta serie, del que sólo se conserva un pequeño fragmento del rostro de la nereida, núm. 292, y del extremo de un manto que debía llevar, así como el brazo derecho, la cabeza y los restos apenas perceptibles de la cola pisciforme de un joven tritón, nurft. 211, que debían configurar una escena similar a las representadas en los dos anteriores.

Como característica común a los tres fragmentos, teselas de tonos claros han sido empleadas para definir la pélida piel de las nereidas que contrastan con las més oscuras utilizadas para señalar la bronceada piel de los tritones o ichthyocentauros sobre los que ellas aparecen cabalgando.

Cronología: Principios del siglo III d.C..

Localización actual: in situ ?.

Bibliografía: S. AURIGEN’4A, L’Italia in Africa. Le Scoperte Archeologiche (a. oct. 1911—a, gen. 1943). 1.1. Tripolitania. 1 Monumenti d’arte decorativa. 1 mosaici, Roma 1960, IV, Pp. 26—27, láms. 15-16.

146.— Mosaico policromo de la estancia núm. 10 de la villa romana de Silin (358). Lém. CCLXXVIII supra

Compuesto de dos tapices geométricos, pavimenta una habitación de 4,70 x 3,60 m. identificada con un cubiculum. El primero, situado en la parte superior, esté formado por un recténgulo decorado con un damero de cuadrados divididos en dos triéngulos de diferente color, donde supuestamente habría estado colocada la littera mientras que el segundo, de mayor tamaño, presenta una composición geométrica basada en círculos secantes silueteados en negro sobre fondo blanco con peltas negras, que dan como resultado rosetas de cuatro pétalos de color rojo en las intersecciones y forman octógonos de

3O~

., lados curvos en los que se inscriben cuadrados negros con nudos de Salomón compuestos rojos, sirviendo de marco a un emblema rectangular, casi cuadrado, que, bordeado por una orla de ovas negras sobre fondo blanco entre dos franjas de tres hileras de teselas negras, muestra una escena de thiasos marino.

En este cuadro central esté representada una nereida, núm. 293, sentada de tres cuartos hacia la derecha sobre la cola pisciforme de un ichthyocentauro, núm. 212, que galopa hacia la izquierda en un ambiente marino bien delimitado mediante líneas horizontales continuas de teselas negras sobre un fondo de color rojo— anaranjado; acompañados por un eros alado y desnudo que, situado en el extremo superior izquierdo del panel, figura en el aire, bien diferenciado del agua con un fondo blanco.

La nereida muestra su cuerpo desnudo, a pesar del voluminoso manto en tonos ocres que le sirve de asiento. Enlazado a su brazo izquierdo, infléndose tras su espalda y arqueéndose por detrés de su cabeza, tan sólo le cubre la parte superior de los muslos. Con las piernas cruzadas, en gran medida inmersas en el agua, el cabello retirado de la cara, cayéndole por la espalda, y la cabeza vista de tres cuartos, dirige su mirada al centauro marino, sobre cuyo hombro izquierdo la nereida apoya su mano derecha, y porta en la izquierda una cornucopia de la que sale a borbotones, representados por dos líneas de teselas rojas y negras en diagonal, el agua que ella esté virtiendo sobre un cuenco sostenido por el ichthyocentauro en su mano izquierda, tendida hacia atrés.

El arquea su mano derecha sobre la cabeza ante la presencia del fragmentario eros alado y desnudo que se le aproxima, portando en sus manos una antorcha llameante. Visto de tres cuartos, el joven e imberbe centauro marino

303 va dotado de un par de pinzas de crustáceo sobre la frente y de pequeñas aletas que salpican su bronceado torso humano y la silueta de su ondulada y sinuosa cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal foliata, llevando sobre su antebrazo izquierdo una pardalis

Cronología: Época de Caracalla (201—206).

Localización actual: in situ

Bibliografía: O. AL—MAH..JIJB, “1 n~saici della villa romana di Silin”, CIMA III, donde se inserta una lámina en color, sin ni mención alguna en el texto; IDEM, “1 Mosaici della Villa Romana di Silin”, LibAnt 15—16, 1978—1979, aparecido en 1987,

147.— Mosaico policromo de la estancia núm. 15 o apodyterium de las termas de la villa de la “Carrera de las Nereidas”, Tagiura (359). Lém. CCLXXVIII mfra

Pavimento rectangular, casi cuadrado, con cuatro figuras, identificadas con nereidas núms. 294—295—296— 297, sobre monstruos marinos, un hipocampo, un dragón, una pantera y un toro marinos, dispuestos en torno a una pequeña fuente situada en el centro de la estancia, que compiten en una animada carrera celebrada sobre un fondo blanco, en el que el único detalle ambiental lo constituye la representación de grandes delfines.

A pesar de las considerables pérdidas sufridas, estas figuras aparecen completamente desnudas y aladas, de pie sobre las enroscadas y sinuosas colas pisciformes de los monstruos sobre los que cabalgan y a los que guían, llevando las riendas o empuñando la fusta, en veloz carrera, en actitudes dignas de o del propio Neptuno, resultando vencedora la que monta sobre el caballo marino, de la que apenas se conserva su cabeza, mirando hacia atrés a sus inmediatas perseguidoras, un

304

. ala desplegada y su brazo derecho en alto, en cuya mano sostiene la fusta.

Son dignas de reseñar las gruesas líneas de contorno que marcan las siluetas y otros detalles.

Cronología: 150—160 d.C.

Localización actual: in situ

Bibliografía: A. di VITA, La villa della “Gara delle Nereidi” presso Tagiura, Suppl. LibAnt 2, 1966, Pp. 31—33, lém. VII; K.M.D. DUNBABIN, The rr~saics of Roman North Africa, Oxford 1978, Pp. 23, nota 41, 30.

148.— Fragmentos de un mosaico policromo de una estancia termal de la villa de Dar Buc Amméra, Zliten (360). Lém. CCLXXIX.

Tomando como base tres pequeños fragmentos de un panel con forma de cuarto de círculo, en los que se conservaban restos de dos peces y otros muy fragmentarios de una figura femenina, concretamente parte de la silueta de su rostro, visto de frente, del cabello ornado por una diadema de laurel y de su brazo derecho hacia ese lado con la mano a la altura de sus ojos sosteniendo un extremo del velo que le caía por la espalda, 5. Aurigemma planteó una hipótesis, según la cual aquella figura femenina sería una nereida, núm. 298, que habría cabalgado sentada con el torso desnudo, de frente, y las piernas de perfil hacia la derecha sobre la enroscada cola pisciforme de un hipocampo galopando hacia la derecha en un ambiente marino, evocado por algunos peces, y al cual se aferraría con su mano izquierda.

Cronología: Época de Caracalla (361).

Localización actual: Museo de Trípoli, Libia.

Bibliografía: S. AURIG~IA, 1 nx~saici di Zliten, Roma 1926, Pp. 73—78, figs. 40—44.

305

. Numidia (Idem, dioecesis XI Africa

149.- Mosaico policromo de la estancia núm. XI de la “casa de Asinus Nica”, Cuicul (Djemila) (362). L~ms. CCLXXX-CCLXXXIII.

Diversas escenas figuradas decoran dos partes bien delimitadas del pavimento. Representaciones (363) de la vida cotidiana relacionadas con la pesca, erotes musicos, y otras de tipo mitológico como las protagonizadas por Perseo y Andrómeda, Orfeo y las bestias y Hero y Leander inmersas en un ambiente marino, indicado mediante trazos horizontales de teselas de color dispuestas sobre la punta del cubo sobre un fondo blanco, figuran en una orla, con múltiples lagunas en el lado derecho del mosaico, de 1,10 m. de ancho que bordea un gran cuadro central de 6,90 x 6,40 m., donde aparecen cuatro nereidas sobre monstruos marinos, dos a dos, flanqueando una estatua de Neptuno y una representación del triunfo- “toilette” de Venus marina en dos registros bien diferenciados, en la franja superior e inferior respectivamente de un espacio casi cuadrado situado en el centro del campo.

Como estrella de la composición, Venus aparece en el centro de la parte inferior sentada sobre una concha agallonada, cuyos extremos sujetan con ambas manos un tritón y un ichthyocentauro. Vista ligeramente de tres cuartos hacia la izquierda, salvo las piernas de perfil, la diosa muestra su cuerpo desnudo y tan sólo un manto sobre el que se asienta, cayéndole por la espalda, le cubre su hombro, su brazo izquierdo y la pierna derecha, enrollado a su antebrazo derecho. Lleva el cabello peinado con raya en medio, sujeto por una diadema con forma de media luna y recogido probablemente en la nuca y va enjoyada con un collar de cuentas y una cadena de la

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) que pende un medallón, mientras sostiene en su mano izquierda un espejo ovalado de cara al espectador, donde, a pesar de que ella, mirando también fijamente al espectador, no se contempla, se refleja su rostro. Nada sabemos, en cambio, sobre el objeto que debía portar en su mano derecha, cuyos dedos han sido restaurados siguiendo criterios poco afortunados.

A su izquierda figura un eros desnudo, de pie sobre la concha, que visto de tres cuartos apoya su mano izquierda, portando una corona de rosas, en la cadera y con la derecha ayuda a sostener el espejo que nos muestra Venus.

Provistos del característico par de pinzas de crustáceo, tanto el ichthyocentauro como el tritón se dirigen con sus extremidades anteriores equinas y sus potentes aletas natatorias delanteras respectivamente hacia los laterales, a la derecha el primero y a la izquierda el segundo, y soportan con ambas manos los extremos de la concha que reposa sobre sus enroscadas colas pisciformes. Anciano y barbado, el centauro marino, núm. 213, figura con su musculoso torso de tres cuartos en el mismo sentido de su marcha y con la cabeza vuelta hacia la diosa, sosteniendo la parte inferior de la citada concha con su brazo derecho y la superior con el izquierdo en ángulo sobre su cabeza, al tiempo que el joven e imberbe tritón, núm. 214, torna su busto y la cabeza hacia el centro, cruzando su brazo derecho por delante del cuerpo y alzando el izquierdo, mientras son visibles anudados a su cuello sobre el pecho los extremos de una pardalis que debía caerle por la espalda

Dos nereidas situadas en los extremos les flanquean. La de la derecha, num. 299, cabalga sentada en la parte cilíndrica de la cola pisciforme, compuesta además de dos espirales y extremo ascendente con aleta caudal trifoliata en forma de algas, de un grifo marino

307 que, provisto de extremidades anteriores de felino, avanza de perfil por encima de las líneas de flotación del agua hacia el ichthyocentauro, embistiendo a un estilizado delfín que se aproxima en sentido opuesto. Con el busto de frente, la parte inferior del cuerpo y los muslos de tres cuartos y las piernas cruzadas prácticamente de perfil, la nereida se apoya con su mano derecha en el lomo del monstruo marino y sujeta con la otra, alzada a la altura de sus ojos, el extremo de un manto que ondea al viento en forma de arco sobre su cabeza, ademas de caer por su costado derecho y servirle de asiento, cubriéndole su pierna izquierda. Lleva el cabello recogido y mira fijamente al espectador, destacándose sobre su cuerpo desnudo los brazaletes y el collar de cuentas con los que se adereza.

La nereida, núm. 300, que flanquea al tritón va sentada sobre la discreta cola pisciforme de un leoprado marino hacia la derecha en actitud de engullirse una murena. En contraposición a la anterior, parte de ella, concretamente las piernas, y del monstruo sobre el que cabalga han sido representados inmersos en el agua, como indican las bien señaladas líneas de flotación. Relativamente similar a la nereida de la derecha, ésta se muestra casi totalmente desnuda con un collar de cuentas al cuello, tiene el busto visto de frente, el resto del cuerpo de tres cuartos y las piernas de perfil y sujeta con su mano derecha en alto el extremo de un manto que ondea al viento en forma de arco sobre su cabeza y se enrolla al extremo ascendente con aleta caudal trifoliata de la cola pisciforme del animal, además de caer por su costado izquierdo y servirle igualmente de asiento, cubriéndole su pierna derecha, en esta ocasión no cruzada. Varía, en cambio, su cabello rubio que está dividido con una raya en medio y sujeto por una diadema con forma de media luna como la de Venus y la posición de

308 su rostro, hacia la cestita de rosas que ella misma sostiene en su mano izquierda levantada a la altura de los hombros sobre la cabeza de la pantera marina.

En la parte o registro superior del panel, tras un espacio intermedio en el que nadan diversas especies auténticas de la fauna marina a los lados del estanque cuadrado situado en el centro del pavimento, la representación de una estatua de Neptuno sobre un pedestal inmerso en el agua figura en el mismo eje central que el citado estanque y Venus. Visto de frente, barbado, desnudo, con la piel bronceada como la del tritón y el ichthyocentauro y un manto verde sobre su hombro izquierdo, el dios atrapa un pequeño delfín en su mano derecha, con el brazo extendido hacia abajo y ligeramente hacia el lado, y sujeta con la izquierda levantada una especie de tridente de oro que, a su vez, le sirve de apoyo. Según Allais (364), las diminutas dimensiones de la estatua de Neptuno indican que su imagen no figura en el cuadro mas que para simbolizar el elemento marino donde transcurre la escena. Esto sería muy discutible, ya que el elemento marino está suficientemente indicado y simbolizado por el carácter marino de los protagonistas y por las evidentes representaciones del ambiente marino no sólo mediante trazos dentados y en zig-zags, sino también mediante claramente perceptibles líneas de flotación. Sí podría representar, en cambio, la inclusión de la estatua aquella idea de predominio y poderío de Neptuno sobre el mar y sobre todos los elementos reales o mitológicos que lo surcaban, en conjunción con la Venus marina.

El pedestal con la estatua está flanqueado por dos monstruos marinos afrontados a él con la cabeza emergiendo del mar, en el que están inmersas sus patas delanteras felinas y la primera espiral de su cola pisciforme, mientras la segunda y el extremo ligeramente

309 ondulado con aleta caudal trifoliata asciende, sobresaliendo del agua. Identificados como hipocampos en un principio, la constitución de sus extremidades anteriores y su cabeza nos induce a pensar, en cambio, que pueda tratarse de ketoi

Por último, otras dos nereidas sobre monstruos marinos situadas en los ángulos superiores del panel flanquean el grupo central mencionado, del mismo modo que en el registro inferior. La de la derecha, núm. 301, va sentada, casi en la misma posición que la del ángulo inferior derecho, sobre la parte cilíndrica de la cola pisciforme, prácticamente idéntica a la del grifo marino con dos espirales y extremo ascendente con aleta caudal trifoliata, de un muflón o carnero marino que avanza hacia la izquierda con la cabeza de perfil y las extremidades anteriores muy levantadas, sobresaliendo de las líneas de flotación. Más erguida que su semejante, la nereida muestra por ello las piernas de tres cuartos y el cuerpo de frente, aureolado en forma de arco por un rico manto sobre el que se asienta, cubriéndole su pierna izquierda, cruzada por detrás de la otra. Enjoyada con brazaletes, collar, pendientes y una diadema de perlas que corona su cabello recogido en dos bandas y la cabeza mirando de reojo hacia su derecha, ella se apoya con su mano derecha en el principio de la cola pisciforme del animal y sostiene en la izquierda un cofre de joyas.

La nereida de la izquierda, núm. 302, está sentada, apoyándose con su mano izquierda, sobre la parte cilíndrica de la cola pisciforme con dos espirales y extremo ascendente con aleta caudal trifoliata de un hipocampo que cabalga hacia la derecha con sus extremidades anteriores en gran medida inmersas en el agua y vuelve su cabeza para beber del cuenco que ella le ofrece en su mano derecha, con el brazo cruzado por delante del cuerpo. La nereida lleva el cabello rubio

310

. peinado con raya en medio y recogido por una diadema, como la que lucían su homónima del ángulo inferior y Venus, sobre la coronilla y un collar de cuentas blancas y negras; muestra su cuerpo casi al desnudo, asentándose sobre un manto que cubre su pierna derecha, cruzada por detrás de la otra en gran parte inmersas en el agua, asciende por su espalda y ondea al viento en forma de arco a su derecha, para enrollarse finalmente por un extremo a su brazo derecho.

Sobre la significación o contenido del mosaico, debemos señalar que, a pesar del gran espacio ocupado por la representación del triunfo— “toilette” de Venus, hecho que le confiere, según los estudiosos del pavimento (365), el protagonismo de la escena en función de la cual se han dispuesto los elementos y figuras restantes, debió quererse resaltar a los dioses que ejercían su dominio sobre los mares, es decir, a Neptuno y a la Venus marina. Ambos aparecen representados aquí en dos partes prácticamente idénticas y bien delimitadas del campo, flanqueados por dos nereidas que les otorgan un tratamiento de igualdad. Respecto a las menores dimensiones de la figura de la estatua de Neptuno en relación con la de la Venus marina, que ha contribuido a la idea de que la imagen del dios del mar es un simple signo indicativo del ambiente marino en el que se desarrolla la escena principal de la “toilette”, su colocación en el eje central, así como la similitud del cortejo, nos incita a suponer que la inclusión de la estatua, como representación de Neptuno, fuera una solución de última hora, ante la imposibilidad de llevar a cabo la idea original de presentar, como en el espacio inferior, el triunfo de Neptuno sobre el clásico carro tirado por hipocampos, para lo cual se habría necesitado más espacio que el que pueda ocupar el triunfo de Venus, sentada sobre la concha.

311 Cronología: Finales del siglo iv d.c. o principios del V (366).

Localización actual: Museo de Djemila.

Bibliografía: A. BALLU, “Rapport sur les travaux de fouilles et consolidations des Monuments historiques de l’Algérie en 1909”, BaI’H 1910, pp. 108—111; InvMosAf III, pp. 68—69, núm. 293; Y. ALLAIS, “Mosa5que du Musee de Djemila (Cuicul). La ‘Ibilette de Vénus”, ACNSS (79e. Alger 1954), París 1957, pp. 67—84, láms. 1—1V; J. LASSUS, “Venus marine”, ~JMGR 1, Pp. -; M. BLANCHARD-LENÉE, Maisons á mosa~ques du quartier central de D-jemila (Cuicul), Aix—en— Provence 1970, Pp. 61-84, láms. I-XIV; K.M.D. DUNBABIN, The n~saics of Roman North Africa, Oxford 1978, Pp. 43, 134 y 156, lams. H, 128— 129 y 151.

150.— Mosaico policromo de la galería occidental del peristilo de la “casa de ”, Cuicul (Djemila) (367). Lám. CCLXXXIV supra - CCLXXXV.

Panel alargado de 2 x 6 m., bordeado por una orla decorada con rombos unidos por cuadrados o círculos imitando gemas, que presenta dos grandes lagunas en su interior y un fondo blanco salpicado de líneas horizontales dentadas, teselas dispuestas sobre la punta del cubo, y algunas formando un zig-zags en tonos verdes y negros que señalan las olas o aguas del mar.

En el lado izquierdo del pavimento aparece una nereida, núm. 303, ligeramente recostada sobre la enroscada cola pisciforme con aleta caudal trifoliata, aunque sólo se ven dos, de un monstruo marino hacia la derecha, cuya parte anterior ha sido afectada por una gran laguna. Ornada con brazaletes en las muñecas y en los brazos y un collar de oro con colgante compuesto de piedra azul ribeteada de oro, la nereida se asienta sobre un manto que le cae por la espalda y cubre su pierna izquierda, dejando al descubierto la derecha, cruzada sobre la anterior, ambas ladeadas hacia la izquierda, se apoyaba con su mano izquierda perdida en el animal y sostiene en la derecha el largo tallo de una gran hedera

<>1 ~ 3’ que M. Blanchard-Lémée identifica con un abanico, mientras mira, con la cabeza de tres cuartos, al centro del mosaico.

En el ángulo superior izquierdo figura un eros desnudo cabalgando a horcajadas sobre un delfín que nada hacia la izquierda. Con un manto ondeando al viento por detrás de su espalda, el amorcillo visto de tres cuartos se aferra con su mano derecha a una aleta del delfín al tiempo que vuelve su cabeza y extiende su mano izquierda hacia la nereida.

Otro eros desnudo y rubio, situado en el ángulo superior derecho, cabalga igualmente a horcajadas sobre un delfín que nada hacia la izquierda, empuñando una fusta en su mano derecha levantada y acompañando, como su homónimo, a una nereida, núm. 304, que cabalga, de espaldas al espectador, sobre la cola pisciforme de un tigre o pantera marina.

De estas figuras, sólo queda la cabeza del felino de perfil hacia la izquierda y la parte superior del cuerpo de la nereida que, vista de tres cuartos, se apoya con su mano izquierda, también perdida, en el lomo del animal, y vuelve su cuerpo y la cabeza, vista de perfil, hacia el centro de la escena, mientras sujeta con su mano derecha, cruzando el brazo por delante de su pecho, las bridas de la pantera marina que guía. Con el cabello recogido en un moño, del que sobresalen dos mechones ondeando al viento, sujeto por una cinta, la nereida se muestra desnuda y tan sólo un manto sobre el quizás se asentaba se arquea a su derecha.

Según parece, ambas nereidas dirigen su mirada hacia el centro—izquierda de la escena, muy afectado por una gran laguna que se cernía sobre el monstruo marino de la primera nereida. De la figura que debía ocupar este espacio, sólo se conservan fragmentos de la cabellera, de

313 un velo o manto arqueándose sobre ella y de las púas y la parte superior de la vara de un tridente, atributos que permiten su identificación con Neptuno. Probablemente, el dios estaría representado en un carro tirado por hipocampos, a juzgar por el resto de la cabeza de uno de ellos que se atisba en la parte derecha de la laguna, cuyas bridas todavía son visibles en la mano derecha de un maduro y barbado centauro marino, núm. 215, que ocupa el espacio libre entre la nereida de la derecha y la laguna, donde estaría representado el grupo central y protagonista de la escena.

Únicamente el busto y la cabeza se han conservado. Musculoso, él está visto de tres cuartos, casi de frente, con la cabeza ladeada de perfil hacia la derecha, portando sobre su hombro izquierdo un objeto, quizás un cesto, cuya parte alta ha desaparecido también bajo una laguna. A su lado derecho, entre la figura de Neptuno y él, vuela un eros rubio y alado hacia el tritón, volviendo su cabeza hacia la representación central. Lleva un manto ondeando por detrás de su espalda, anudado a la cintura mediante una cinta roja, y porta en ambas manos una antorcha llameante.

El gran espacio afectado por la laguna, donde podrían estar situadas a juzgar por los dos o tres metros de anchura dos figuras y no únicamente la de Neptuno, y el cortejo de nereidas y de erotes, especialmente la presencia del último citado que se identifica con han hecho suponer a Blanchard-Lemée (368) que Amphitrite pudiera acompañar en el carro triunfal al dios del mar.

En este sentido, a nuestro juicio, la prueba más determinante a favor de esta hipótesis, y sobre la que conviene resaltar su importancia, la constituye la representación de una pintura romana perdida, de la que se conserva afortunadamente un dibujo (369). Precedidos y seguidos aquí (lám. CCLXXXIV mfra), respectivamente, por

31 1

, un centauro marino que guía también las riendas de dos hipocampos y por un tritón que cierra el cortejo en el extremo izquierdo del panel, Neptuno y Amphitrite destacan en el centro de la composicion sobre un carro visto de perfil hacia la derecha, del que tiran los citados hipocampos, mientras también un eros alado y desnudo portando una antorcha sobrevuela sobre sus cabezas en actitud de guía.

Tanto la presencia de un tritón guiando las riendas de al menos un caballo marino avanzando de perfil hacia la derecha y la del eros portando una antorcha, como el giro hacia atrás de la cabeza del dios que se aprecia en la frente y el cabello conservado nos permiten deducir que, según una iconografía similar a la plasmada en el ejemplar pictórico, Neptuno figuraría de pie sobre el carro, volviendo su mirada hacia Amphitrite protagonistas principales de la escena que, en este caso y a diferencia de la pintura, aparecen flanqueados por dos erotes sobre delfines y por dos nereidas sobre monstruos marinos afrontados.

Cronología: El cuadro central figurado se fecha en el siglo III d.C. (370>.

Localización actual: Museo de Djemila.

Bibliografía: M. BLA.NCHAHD—LENÉE, Maisons ~ mosatques du quartier central ~ Djemila (Cuicul), Aix—en-Provence 1970, Pp. 114— 119 y 128, lárns. XXIX-XXX; K.M.D. DUNBABIN, The rnsaics of Roman North Africa, Oxford 1978, Pp. 155 y 256.

151.— Mosaico policromo de una sala con hipocaustos de una casa o villa romana de Lambaesis (Lambesa) (371). Lám. CCLXXXVI.

Gran panel rectangular de 4,35 x 1,23 m. que muestra, a modo de friso, la representación de tres nereidas sobre monstruos marinos, acompañadas de erotes

31o

, alados, en un ambiente marino indicado con el uso de teselas de color azul en la mitad inferior, frente al fondo blanco que simula el aire o el cielo en la superior, y algunos trazos horizontales de teselas dispuestas sobre la punta del cubo en el borde inferior evocando las olas del mar.

En la parte izquierda del pavimento, una de las tres nereidas, núm. 305, cabalga sentada sobre una espiral de la cola pisciforme de un tigre marino que se dirige hacia la derecha y vuelve su cabeza, vista casi de frente, hacia ella. Con el cabello recogido en un moño alto, sujeto por una cinta, y enjoyada con brazaletes, la nereida presenta las piernas, de perfil, envueltas en un manto sobre el que se asienta y en dirección opuesta a la del animal, y da la espalda al espectador, mientras gira el cuerpo desnudo y la cabeza, de perfil, hacia el tigre marino, apoyándose en su lomo con el antebrazo derecho, al que se enlaza, tras ascender por ese costado, el mencionado manto ondeando, después, al viento en forma de arco sobre su cabeza, cuyo extremo ella sujeta con su mano izquierda, ligeramente extendida hacia atrás.

Un eros alado y desnudo, visto de tres cuartos en un segundo plano, avanza hacia el centro de la escena y torna su cabeza hacia el tigre marino, al que guía, llevando probablemente las bridas en su mano derecha.

A continuación, aparece majestuosa la segunda nereida, núm. 306, sentada sobre una de las espirales de la cola pisciforme de una pantera o leopardo marino que, abarcando toda la zona central del friso, se dirige igualmente hacia la derecha y vuelve su cabeza, vista completamente de perfil, levantándola hacia ella. En esta ocasión, el eros alado y desnudo que lo guía cabalga a horcajadas sobre él, sujetando las bridas del animal con ambas manos. Un cartel situado entre las garras de su pata delantera derecha y la primera espiral de su gruesa

31G y enroscada cola pisciforme contiene una inscripción en letras griegas con la leyenda Aspasios, que debe referirse, sin duda, al nombre del mosaista.

De tres cuartos, la nereida muestra su cuerpo desnudo y las piernas, ladeadas hacia su derecha, envueltas en un manto, sobre el que debía ir asentada, cuyo extremo, tras ascender a su izquierda por la espalda y ondear al viento en forma de arco sobre su cabeza, ella sujeta con su mano derecha alzada a la altura de los ojos, al tiempo que se apoya con la izquierda en la primera espiral de la cola pisciforme del tigre marino, al que parece dirigir su mirada, con el cabello retirado del rostro, cayéndole por su hombro derecho.

Desde la parte derecha del panel, la tercera y última nereida, núm. 307, sentada sobre un dragón marino o ketos, se dirige hacia el centro de la composición, flanqueando junto con la primera a la nereida central. A este efecto contribuye igualmente la disposición de las colas pisciformes de los monstruos marinos, el tigre y el dragón marinos, sobre los que cabalgan las dos, cuyos extremos, dotados de aletas caudales trifoliatas, ascienden sinuosos por los lados menores del mosaico, produciendo una clara sensación de enmarque.

Ornada con collar y brazaletes, y el cabello suelto peinado con raya en medio, cayéndole por los hombros, la nereida presenta el cuerpo desnudo, de tres cuartos, y las piernas ladeadas hacia su izquierda, cubiertas por un manto sobre el que se asienta y que asciende, enrollándose a su brazo derecho, para ondear después al viento en forma de arco sobre su cabeza. Ella se apoya con su antebrazo derecho en el lomo del dragón marino y atrae su atención, con la mano izquierda extendida, hacia el eros alado y desnudo que, con la cabeza de tres cuartos, figura de pie, visto de perfil, sobre la aleta caudal trifoliata del dragón marino en el

31 ‘7 ángulo superior derecho, sujetando con ambas manos el extremo del manto que ondea sobre la nereida.

Cronología: Mediados del siglo II d.C.

Localización actual: Museo de Lambesa.

Bibliografía: H. de VILLEFOSSE, BC’I’H 1905, p. CLXXXVI; IDEM, BC~H 1906, p. 176, láms. LXXXVII—LXXXIX; 5. GSELL, archéologique de l’Algérie, Alger—París 1911, feuille 27, 224, 16, p. 19; InvMosAf III, p. 46, núm. 190; R~3R p.39,tS, 40,4 y 42,3; A. BLANcHE92, La Mosalque, Paris 1928, p. 56; D. LEVI, Antioch r~saic Pavements 1, Baltirt~re 1947, Pp. 101, 529, lám. 199; G. PICARD, RA 1, 1947, p. 180 y ss., nota 4; J.M.C. TOYNBEE, Sorne Notes on Artists in the Roman World, Bruselas 1951, p. 45; L. LESCHI, L’Algérie París 1952, con lám. en color; M. BORDA, p~~uraromaj~~a, Milan 1958, p. 305; EAA 1, 1958, s.v. “Aspasios” (É7~1dIiT)7É~Á V, 1963, p. 299, s.v. “musivarius” (1. Calabi Limentani); 1. LAVIN, “The hunting mosaics of Antioch and their sources”, DOP 17, 1963, p. 221; P. de PALOL, “El mosaico de tema oceánico de la villa de Dueñas (Palencia)”, BSEAA XXIX, 1963, Pp. 15 y ss. (= “Das Okeanos—Mosaik in der r~5mischen villa zu Dueñas (Prov. Palencia)”, MM 8, 1967, Pp. 196 y SS.); J. LASSUS, “Vénus marine”, GMGR 1, p. 180 y 185, fig. 8; P.B. HSTHERING~)N, Mosaiken, Wiesbaden 1967, lám. 12; E. GARCÍA SANDOVAL, BSEAA 34/35, 1969, p. 25, lám. 8,2; E. ROMANELLI, ~ rafia e archeol ia dell’Africa romana, Thrín 1970, p. 327; M.

BLANGHARD— , Doss A 31, 1978, p. 96, lárn. p. 93; K.M.D. DUNEABIN, The mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, Pp. 21, nota 35, 155 y 263; D. PARRISH, AntAf 16, 1980, p. 236; G. PICARD, MonPiot 63, 1980, Pp. 87 y 93, nota 73; M. DONDERER, Die Mosaizisten der Antike und ihre wirtschaftliche und soziale Stellung. Eme Quellenstudie, Erlangen 1989, núm. C 2, pp. 123—124, lám. 56, 1—2.

152.— Mosaico policromo de una gran estancia de una villa de Mascula (Khenchela) (372). Lám. CCLXXXVII supra

Bordeado en tres de sus lados por una ancha orla decorada con motivos geométricos, el panel rectangular, de 3,90 x 2,20 m., presenta en el registro superior la figura de Venus sentada sobre un manto en dos gruesas espirales de las colas pisciformes de un tritón y un ichthyocentauro que la flanquean en un ambiente marino, común a toda la superficie del pavimento, indicado mediante trazos horizontales de colores, formando zig— zags, sobre el fondo blanco.

313

. Enjoyada con un grueso collar del que pende un colgante, pendientes y brazaletes en las muñecas y en los brazos, la diosa muestra su pálido cuerpo completamente desnudo, casi de frente, y las piernas cruzadas, ladeadas hacia su izquierda, de tres cuartos, mientras mira hacia su derecha y sujeta con ambas manos levantadas a la altura de sus hombros los largos mechones, como madejas, de su cabellera suelta y peinada con raya en medio. Los dos miembros de su cortejo sostienen con una mano el voluminoso manto sobre el que se asienta a la altura de -la cintura y con la otra, en alto, los extremos de un gran velo que, ondeando al viento, se arquea, a modo de palio, sobre sus cabezas y corona el panel. De fuerte y bronceada anatomía salpicada de pequeñas aletas, ambos están, vistos de tres cuartos, dotados de un prominente par de pinzas de crustáceo sobre la frente y de varios pares de antenas que sobresalen de su revuelta y despeinada cabellera y están representados cabalgando hacia los lados y volviendo su cabeza hacia el centro para mirar a la diosa. A su izquierda figura el joven e imberbe ichthyocentauro, núm. 217 provisto de extremidades anteriores equinas entre las que asoma la cabeza de un delfín y a su derecha el barbado tritón, núm. 216, provisto de unas extrañas aletas natatorias delanteras con la parte superior en forma de patas de ave.

Completan la escena las cabezas de cuatro delfines, dos a dos, que emergen de los lados hacia el exterior en los ángulos superiores y en el costado del tritón y del ichthyocentauro. En la parte central del pavimento, aparecen afrontados dos monstruos marinos provistos de una enroscada y gruesa cola pisciforme que asciende sinuosa por los lados, finalizando en una aleta caudal trifoliata. Se trata de un hipocampo galopando, de

319 perfil, con las patas anteriores muy levantadas hacia la derecha y de un toro marino avanzando, de tres cuartos, hacia la izquierda. Por último, en el registro inferior que coincide con el lado menor de acceso a la sala, dos pescadores, el de la izquierda de pie y el de la derecha sentado, figuran en un paisaje rocoso junto al mar poblado de peces, realizando tareas propias de la pesca.

Cronología: Principios del siglo IV d.C. Localización actual: Museo de Constantina (Argelia).

Bibliografía: J. LASSUS, “Vénus marine”, CMGR 1, pp. 175— 190, figs. 1-2, lám. a; K.M.D. DUNBABIN, The mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, p. 156; J. LASSUS, Mosa~que. Recueil d’Honimages a Henrí Stern, París 1983, lám. CLXXIX.

153.— Mosaico policromo del frigidarium de las Termas de Pompeianus en Oued-Atménia (373). Lám. CCLXXXVII mfra Desgraciadamente destruido, sólo contamos con algunas noticias que lo mencionan como pavimento de las alas de la citada estancia termal y con un dibujo escasamente difundido, en el cual se aprecian tres nereidas (374) sobre monstruos marinos avanzando hacia la izquierda que decoraban la alargada superficie del mosaico. De derecha a izquierda, la primera nereida, num. 308, aparecía sentada, ligeramente de tres cuartos hacia la izquierda sobre la cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal trifoliata de un ciervo marino, a juzgar por sus astas, que figuraba, como los otros dos híbridos, sobre un delfín situado en su correspondiente intercolumnio. Con el cabello suelto y enjoyada con una elaborada diadema, collar y brazaletes, la nereida mostraba su torso desnudo y las piernas envueltas en un

3~~O

. manto sujeto por una cinta a su cintura, mientras parecía apoyarse con su mano derecha en el lomo del animal y llevaba a la altura de la cadera la izquierda, hacia donde dirigía sus ojos. Les precedía, en el centro del panel, otra nereida, num. 309, cabalgando en esta ocasión sobre un hipocampo que, provisto de una enroscada cola pisciforme idéntica a la del cérvido, presentaba su extremo ascendente en sentido diagonal, y dotado de una aleta entre sus orejas, volvía su cabeza completamente hacia la nereida. Ella parece haber figurado con las piernas de perfil en postura de auténtico jinete en sentido inverso a la marcha del animal, aunque su torso aparecía sólo ligeramente de tres cuartos hacia la derecha y la cabeza de frente, quizás reflejando la intención de volverse hacia el hipocampo, cuyas riendas parecía guiar con su mano derecha, al tiempo que con la izquierda a la altura del hombro portaba en sentido diagonal la vara de un atributo, identificado con un parasol. No tan desnuda como la anterior, ya que el manto sobre el que se asentaba le caía desde sus hombros, cubriéndole los brazos, presentaba en cambio el mismo tipo de peinado, con el cabello suelto, retirado del rostro por una rica diadema, y un ancho collar al cuello. Por último, la tercera nereida, núm. 310, debía cabalgar en posición similar a la anterior, con las piernas ladeadas de perfil hacia la derecha, el torso ligeramente de tres cuartos y la cabeza de frente, sobre un felino? marino al que también parecía guiar, llevando las riendas en su mano derecha, mientras con la izquierda sobre las rodillas sujetaba un manto que, inflado por efecto del viento, se arqueaba desde los hombros por detrás de su cabeza, aparte de cubrirle los brazos parcialmente y las piernas. Un ancho collar rodea su cuello como a sus homónimas, aunque, a diferencia de

321 éstas, su cabello, trenzado y luego suelto, no figura sujeto por una diadema.

Cronología: Siglo IV d.C. Bibliografía: POULLE, Recueil de Constantine XIX, 1878, Pp. 446—449; IDEM, Plans et mosaiques des bains de Pornpeianus pr~s de l’Oued AtE~EITa, Paris-Constantine 1880, lám. III; IDEM, Recueil de Constantine XXIV, 1883; C. TISSOT, Géographie comparée de la province ron~aine d’Afrique, París 1884, p. 495, lám. II; InvMosAf III, p. 61, núm. 261; R~R p. 40, 6; K.M.D. DUNBABIN, The mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, p. 267.

154.— Fragmentario mosaico policromo hallado en Rusicade Philippeville (375). Láms. CCLXXXVIII-CCLXXXIX Con unas medidas de 4,55 x 3 m., incluido el pequeño ábside que, decorado con motivos vegetales, se encontraba adosado al centro de uno de los lados de la estancia que pavimentaba, la parte descubierta del mosaico presentaba ya en el momento de su hallazgo numerosas mutilaciones que a juzgar por los grabados ejecutados en esa época por Delamare y la descripción posterior de Gsell sufrió un progresivo deterioro. Tomando como referencia los grabados de Delamare, el mosaico debía mostrar una composición basada en cuatro figuras de nereidas sobre sendos monstruos marinos, afrontados dos a dos de cara al exterior sobre dos lados opuestos, mientras en el centro se habría situado una figura natante en un ambiente marino que, común a todo el pavimento, estaba indicado mediante cortos trazos de teselas dispuestas sobre la punta del cubo, sin aparente orden, en el que nadaban diversas especies marinas.

Una de las nereidas, núm. 311, que todavía conservaba su cabeza, posteriormente destruida, figuraba sobre la cola pisciforme, muy afectada por una gran laguna, de un hipocampo avanzando hacia la izquierda. Aún a pesar de la citada laguna que se cierne sobre su

322

, cuerpo, ella debía aparecer sentada con las piernas en sentido inverso a la marcha del animal, mientras, dando la espalda al espectador, tornaba el busto, la cabeza, vista completamente de perfil mostrando el cabello recogido en un moño sobre la nuca, y sus brazos para guiar con su mano izquierda, junto a la cabeza del animal, las bridas y sujetar con la derecha sobre las crines un extremo del manto que arqueado sobre su cabeza le servía de asiento y envolvía sus piernas. Sobre la cola pisciforme, perdida, de un felino marino afrontado al hipocampo figuraba la segunda nereida, num. 312, de la que apenas sólo restaba ya su antebrazo izquierdo, al que se enlazaba el extremo de un manto, apoyándose sobre su lomo, mientras debía guiar con la mano las bridas del animal, en idéntica actitud a la tercera nereida, mejor conservada en la época de su descubrimiento. Opuesta a la primera, esta nereida, núm. 313, aparecía sobre la lagunosa cola pisciforme de un grifo marino avanzando hacia la derecha. Con las piernas muy deterioradas en sentido inverso a la marcha del monstruo, parcialmente envueltas por un manto sobre el que se asentaba, ella sujetaba con su mano derecha alzada y extendida hacia atrás un extremo, tras arquearse sobre su cabeza y caer enlazado a su antebrazo izquierdo por el costado, mientras se apoyaba con su codo izquierdo en el lomo del animal y asía las riendas con su mano, al tiempo que ladeaba su cabeza, con el cabello recogido en un moño, ligeramente vuelta hacia el espectador, antes de que fuera, como en el caso de la primera, destruida. Ningún fragmento subsistía, en cambio, de una cuarta nereida, núm. 314, que, sin lugar a duda, debió figurar originalmente sobre la cola pisciforme de un monstruo marino afrontado al grifo.

323’ No obstante, si restaba aún la figura fragmentaria que habría ocupado el espacio central. Con las piernas y su brazo izquierdo en la misma posición que aquellas nereidas representadas en posición diagonal junto a la cola pisciforme de un monstruo marino o tritón, y siendo. descrita incluso por 5. Gsell como una de ellas, su actitud es, en cualquier caso, la de un natante. Cronología: Siglo IV.

Localización actual: Muy destruido, in situ.

Bibliografía: A. DELArAARE, Exploration scientifique de l’Algérie pendant les années 1840—1845, Paris 1850, láms. XIX—XXI, con posterior texto explicativo de 5. Gsell, pp. 17—18, quien se remite a las láminas de Delamare; A. de la FVYE, Rec. Const. XXIV, 1886—87, pp. 208—209; H. de VILLEFOSSE, Rec. Const. XXIV, 1886—87, p. 239; 5. GSELL, Les Monuments antiques de l’Algérie II, París 1901, pp. 22 y 108, nt~m. 43; InvMosAf III, nx~m. 275, pp. 64—65.

155.— Fragmentario mosaico policromo de una estancia termal de Sila, Bordj—el—Ksar (376). Láms. CCXC—CCXCI. Presentando unas medidas de 4,65 x 6,45 m., incluida la orla de rectángulos verdes y rojos que enmarca el campo figurado, el mosaico debió tener originalmente una forma cuadrada, a juzgar por los restos de dos colas pisciformes que, visibles en el lado inferior según la orientación de la representación central, parecen indicar la pérdida de éste.

Sobre un fondo marino, indicado en toda la superficie por gruesos trazos de teselas dispuestas en sentido horizontal respecto a cada figura, destaca en lo que debió ser el centro del campo una representación de Scylla, vista de frente y portando entre sus manos alzadas la vara de un timón de espadilla en sentido diagonal, según un cánon tradicional; mientras las figuras de tres nereidas cabalgando sobre sendos monstruos marinos hacia la izquierda, dispuestas de cara

324 al exterior sobre los tres lados conservados, componen, con seguridad junto a una cuarta perdida, la correspondiente al lado inferior, su cortejo marino.

Casi completamente íntegra, a excepción de una pequeña laguna que afecta a sus muslos, la nereida, num. 315, del lado derecho aparece sentada, vista de frente y sólo con las piernas de perfil hacia la derecha, sobre la cola pisciforme de un monstruo marino que, difícil de identificar ante su largo cuello terminado en cabeza de serpiente vuelta hacia ella, avanza dotado de aletas natatorias delanteras hacia la izquierda. Con el cabello peinado con raya en medio y recogido en un moño sobre la parte más alta de la cabeza, la nereida se muestra casi desnuda, ya que tan sólo un manto parece cubrir sus piernas, mientras un velo, cuyos extremos sujeta con su mano derecha pegada al cuerpo y con la izquierda levantada a la altura del hombro, ondea al viento en forma de arco sobre su cabeza.

En el lado superior, la nereida, núm. 316, figura casi en el aire en posición diagonal junto a la cola pisciforme de un hipocampo, guiado por un eros alado y desnudo que, precediéndole, visto de tres cuartos hacia la izquierda, de pie sobre un delfín, porta una fusta en su mano derecha y tira de las riendas del animal, al tiempo que vuelve su cabeza hacia él. Peinada como la anterior, completamente desnuda y con el busto y su brazo derecho afectados por una laguna que se cierne también sobre parte del caballo marino, esta nereida debía aferrarse con su mano derecha al animal, mientras extiende la izquierda y dirige su mirada hacia atrás.

Por último, en el lado izquierdo la tercera nereida, núm. 317, cabalga sentada sobre la cola pisciforme de otro hipocampo, guiado también por un eros alado y desnudo que, precediéndole, figura igualmente de pie, visto de tres cuartos hacia la izquierda, sobre un

32~j delfín. En este caso, una laguna que afecta además al caballo marino, al cuerpo y al brazo derecho de la nereida, nos impide vislumbrar si, como su congénere, portaba la fusta en su mano derecha y tiraba de las riendas del animal con la izquierda, según parece desprenderse de la posición de la parte conservada de sus brazos. Peinada como las otras dos, la nereida presenta el cuerpo visto de frente y las piernas de perfil hacia la izquierda, cubiertas por un manto, y sostiene en su mano izquierda alzada un extremo del velo que ondea al viento en forma de arco sobre su cabeza, mientras, como la primera nereida descrita, debía hacer lo propio con la derecha. Precisamente, la similitud de las dos nereidas opuestas nos hace suponer que la cuarta, perdida, habría sido representada como la segunda, figurando casi en el aire junto a un monstruo marino, del que sólo se aprecia hoy el extremo de su cola pisciforme. Es muy probable también que otros dos amorcillos alados y desnudos, en actitud de guiar a este monstruo marino y al no identificado, completaran la composición, dotándola de un perfecto equilibrio. Cronología: Siglos IV d.C. Localización actual: Museo de Argel. Bibliografía: 5. GSELL, “Mosa~que romaine de Sila”,_Recueil de Constantine XXXIX, 1905, Pp. 1—7, lám. 1; S. GSELL, Atlas archéologique de l’Algérie, París—Argel 1911; InvMosAf iíí, ~ 246, p• 58; RPGR p. 212, núm. 4; K.M.D. DUNEABIN, The rrosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, Pp. 157 nota 108, y 249.

156.— Mosaico policromo de una estancia contigua al atrium de una casa situada en la insula LXI de Thamugadi (Timgad> (377). Lám. CCXCII. En un cuadro central de 2 x 1,70 m. aparece sobre un fondo blanco con algunos trazos horizontales de

32G teselas verdes evocando las aguas del mar la figura de Venus recostada sobre la gruesa cola pisciforme de un anciano y barbado centauro marino, núm. 218, que, con el musculoso y bronceado torso humano visto de frente y la cabeza vuelta hacia ella, cabalga hacia la izquierda. La diosa muestra su pálido cuerpo, de tres cuartos hacia la derecha, prácticamente desnudo y tan sólo un manto rojo sobre el que se asienta le cubre su pierna izquierda hasta la parte inferior de la rodilla. Nimbada y con el cabello retirado de la cara en múltiples bandas, cayéndole por los hombros, ladea su cabeza, en parte rehecha ya en la antigUedad, hacia su derecha y sostiene en la mano de ese lado una diadema de laurel o una guirnalda sobre la cabeza, también restaurada, del ichthyocentauro, en actitud de coronarle, mientras con su mano izquierda en alto, formando un ángulo el brazo, sujeta igual que su montura el extremo de un velo que ondea al viento en forma de arco sobre sus cabezas. A su izquierda y en segundo plano, figura el torso musculoso y bronceado de otro ichthyocentauro o tritón, núm. 219, visto de tres cuartos hacia la derecha, que ayuda a sostener a la diosa con sus dos manos, del mismo modo que lo hace el centauro marino con su mano izquierda. Joven e imberbe, torna su cabeza provista de un par de gruesas pinzas de crustáceo hacia Venus y va dotado de una cola pisciforme, visible sólo en el lado derecho del panel, ascendiendo sinuosa hasta finalizar en una aleta caudal foliata. Completa la escena un delfín nadando hacia la izquierda entre las patas anteriores equinas del ichthyocentauro en el ángulo inferior izquierdo del cuadro. Cronología: Avanzada la segunda mitad del siglo II d.C. (378).

327 Localización actual: Museo de Timgad. Núm. Inv. 47.

Bibliografía: A. BALLU, BCTH, 1903, p. CCXIV—CCXV; IDEM, Les ruines de Timgad III, Pp. 84-85 y 179 = BCW~H 1904, p. 168; A. BAUJU y R. CAGNAT, Musée de Timgad, p. 40; A. BALLU, L’Architecture, 1908, lám. XXXIII; 5. GSELL, “Chronique archéologique africaine”, MEFRA XXIV, 1904, p. 363; IDEM1 Atlas Archéologique de 1 ‘Al~érie, Paris 1911, feuille 27, 255, 15 p. 27; InvNosAf III, p. 34, num. 139; RPGR 39, 3; A. BLANCHET, La mosa~que, Paris 1928, p. 54; F. BENOIT, L’Afrique méditerranéenne, Algérie, Tunisie, Maroc, París 1931, lám. XLIX; G. PICARD, “Le couronnement de Vénus”, MEFRA LVIII, 1941-46, pp. 43 y ss. y 61; J. LA.SSUS, “Vénus marine”, CMGR 1, pp. 175—190, fig. 5, lám. c; 5. GERMAIN, Les mosa~ques de Timgad, París 1969, Pp. 27—29, lám. XI; K.M.D. DUNBABIN, The mosaics of Roman North Africa Oxford 1978, Pp. 155—156, lám. 147.

157.— Mosaico policromo de una estancia situada al sur del atrium de una casa de la insula LXXXI de Thamugadi (Timgad) (379). Lám. CCXCIII.

Pavimento de 4,88 x 2,85 m. bordeado por una orla de círculos entrelazados, formando rosetas de cuatro pétalos, no conservada, que presenta una gran composición decorativa de hojas de acanto alrededor de un cuadro central de 1, 35 x 1,17 m.

En un ambiente marino, representado de modo bastante uniforme en algo más de la mitad inferior del panel por una gran cantidad de trazos horizontales dentados de teselas grises y verdes, que contrasta con el fondo blanco de la franja superior figurando el cielo, aparece sentada Venus sobre la gruesa espiral de la cola pisciforme de uno de los dos ichthtyocentauros que la flanquean. Con el busto casi de frente, la parte inferior del cuerpo y las piernas cruzadas de tres cuartos hacia la izquierda y enjoyada con collar y pendientes, la diosa se muestra completamente desnuda, sosteniendo en sus manos alzadas, con los brazos en ángulo hacia los lados, los largos mechones, a modo de madejas, de su morena cabellera, mientras los dos centauros marinos que la

3Z8

, flanquean sostienen en uno de sus brazos una pardalis gris verdosa sobre la que ella se asienta,, sirviéndole de fondo y respaldo casi hasta las axilas, y sujetan con la mano del otro los extremos de un gran velo verde que, a modo de palio, ondea al viento, arqueándose ligeramente sobre sus cabezas en la zona superior del panel.

De musculosa y bronceada anatomía, contrastando con la palidez del cuerpo divino, ambos cabalgan hacia la izquierda con las patas delanteras al galope, de tres cuartos, y el cuerpo casi de frente, dirigiendo su mirada, con la cabeza provista de un par de pinzas de crustáceo de tres cuartos, hacia la diosa. El íchthyocentauro, núm. 220, de la derecha es joven e imberbe y va dotado de una enroscada cola pisciforme con aleta caudal bífida que figura representada hacia atrás en el lado derecho del cuadro. En contraposición, el de la izquierda, núm. 221, barbado, parece de más edad y su cola pisciforme, sobre cuya espiral está sentada Venus, se ondula a su izquierda, figurando en primer plano junto a un delfín nadando hacia la izquierda sobre el borde inferior del emblema.

Cronología: Siglo III d.C.

Localización actual: Museo de Timgad (Argelia). Núm. mv. 58.

Bibliografía: A. BALLU, L’Architecture, París 1908, lám. XXV; IDEM, BCTH, 1909, Pp. 106—107; IDEM, Les ruines de Timgad III, PP. 92—93; 5. GS?ELL, Atlas archéologique de l’Algérie, hoja 27, 255, 21; InvMosAf III, Pp. 39—40, núm. 163; RPGR p. 39, núm. 9; BENOIT L’Afrique méditerranéenne, lám. XLVIII, fig. 111; COURTOIS, Timgad Pp. 93 y 97; G. PICAR]), “Le couronnement de Vénus”, MEFRA LVIII, 1946, p. 43 y ss., 61; J. LASSUS, “Le rinceau d’acanthes”, pp. 950— 951, lám. CXCII, fig. 2; IDEM, “Vénus marine”, CMGR 1,, fig. 11; 5. GERMAIN, Les mosaiques de Timgad, París 1969, Pp. 48—50, núm. 56, lams. XX, LXXX y DCXXII; K.M.D. DUNBABIN, The mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, Pp. 155—156, lám. G.

3 ~ 9

, 158.— Mosaico policromo de la parte oeste de la gran estancia de una casa situada al norte del Capitolio, Thamugadi (Timgad) (380). Lám. CCXCIV. Gran panel rectangular de 8,80 x 2,56 m., que medía en el momento de su descubrimiento 9,50 x 2,60 m., bordeado en tres de sus lados por una greca en perspectiva de color blanco, gris verdoso y rojo sobre fondo negro, a la que se une otra decorada con una cadena de tridentes blancos en los lados menores, y por una de mayor anchura con hojas de acantos en el lado mayor restante, correspondiente a la entrada del oecus

Sobre un fondo blanco con pequeños trazos horizontales y algunos con forma de paréntesis de teselas de color gris verdoso y negro, estaba representado en el centro del panel un dios fluvial sentado y muy deteriorado, del que apenas se aprecia la parte superior derecha de su cabeza, los cabellos canosos, el hombro y el brazo izquierdo, en cuya mano lleva una palma, y restos del manto verde que envuelve sus piernas ladeadas hacia la izquierda.

A la derecha, figura de tres cuartos un eros alado y desnudo, mirando al espectador, portando un aguijón o puya y cabalgando sobre un toro marino muy afectado por una laguna que avanza hacia el dios en dirección izquierda. Sobre la espiral de su cola pisciforme está sentada una nereida, núm. 318, con el cuerpo de tres cuartos hacia la derecha y la cabeza hacia la izquierda. Peinada con un moño alto y enjoyada con collar y brazaletes, la nereida sujeta con su mano derecha a la altura de los ojos, el brazo formando ángulo, el extremo de un manto que ondea al viento en forma de arco por detrás de su cabeza, tras anudarse por debajo de su pecho con una cinta, servirle de asiento y cubrir sus piernas, e introduce la mano izquierda, con el brazo ligeramente extendido, en una caja roja que le muestra un joven e

3~~O

. imberbe ichthyocentauro, núm. 222, situado en un segundo plano. Con una pardalis anudada a su cuello que ondea al viento por detrás de sus hombros, él la mira y con el cuerpo de tres cuartos hacia la derecha parece pretender atraer su atención con la mano izquierda extendida hacia otra nereida, núm. 319, montada sobre la cola pisciforme de una pantera marina que figura ya en el extremo derecho del panel, avanzando en esa dirección, mientras un eros alado y desnudo situado en el ángulo superior derecho parece ofrecerla una guirnalda que sostiene en ambas manos, además de portar en su izquierda una flor.

En este grupo, muy mal conservado, puede distinguirse como la nereida, enjoyada con collar y brazaletes en el brazo derecho, único visible, y peinada con el cabello rubio recogido en dos bandas sobre la nuca, alza su mano derecha y vierte el líquido de un jarro sobre una pátera sostenida en alto por otro eros alado que aparece a su derecha, al tiempo que contempla, con la cabeza de tres cuartos hacia su izquierda, la escena en la que un tercer amorcillo, cabalgando a horcajadas sobre la pantera marina, ofrece de beber de un cuenco o copa al felino, quien vuelve su cabeza totalmente de perfil.

En la parte izquierda del panel, peor conservada que la anterior, y a la derecha del dios, todavía es visible la figura de un hipocampo galopando hacia la derecha, guiado por un eros alado que, precediéndole y en el aire con la parte inferior de su cuerpo cubierta por un manto ondeando al viento por detrás, tira de sus bridas hacia el centro de la composición, en contraposición a otro eros alado y desnudo que cabalga sobre él en actitud de frenarlo y hacia el que el caballo marino vuelve completamente su cabeza.

331 Completa la escena una figura muy dañada, situada en primer plano en el extremo, que parece dirigirse hacia la derecha. Además del manto verde y rosa ondeando en la parte superior y del cofre mencionados por Germain (381), nosotros podemos apreciar los restos de unas aletas natatorias delanteras, de una cola pisciforme que, adaptándose al escaso espacio disponible, asciende sinuosa por el lado menor del campo, y especialmente de un cuerpo visto de tres cuartos y el extremo de una caracola, concha de caracol cónica con forma de trompeta, correspondientes, sin duda, a la representación de un tritón, núm. 223. Ataviado con una pardalis anudada al cuello, con los extremos ondeando al viento tras su espalda, el tritón avanzaría hacia la derecha, mientras soplaba una caracola.

Cronología: Siglo III d.C.

Localización actual: Museo de Timgad. Núm. Inv. 4.

Bibliografía: A. BALLU, “Rapport 1916”, BC¶rH, 1917, Pp. 297— 298; IDEM, “Rapport 1919”, p. 43; 5. GERMAIN, Les mosaiques de Tirr~ad, París 1969, Pp. 109—110, ni.im. 161, lám. LII.

Mauretania Caesariensis (Idem, dioecesis XI Africa)

159.— Fragmento de un mosaico policromo descubierto en la propiedad Londe, Auzia (Aumale) (382). CCXCV supra

El panel de 1,32 x 0,92 m. correspondía junto con otros tres fragmentos, — donde estaban representadas una figura femenina sobre un toro, delante del cual avanzaba un eros sosteniendo en una mano una máscara de Júpiter, escena identificada con el rapto de Europa, Amphitrite sobre un delfín, a la que un eros presenta un cofre de

joyas, y el Invierno — , al ángulo superior izquierdo de

3i2

. un mosaico, del que no se conservaban otros restos, ya en el momento de su descubrimiento. Objeto de restauraciones modernas, el cuarto fragmento muestra en el centro la figura de una nereida, núm. 320, sentada sobre la cola pisciforme con aleta caudal foliata de un ketos o dragón marino que, ocupando todo el espacio del panel, se dirige hacia la izquierda con la parte anterior de su cuerpo y las extremidades anteriores de tres cuartos, mientras vuelve completamente su cabeza, de perfil, hacia ella. Con la cabeza igualmente de perfil, mostrando su cabello recogido en un moño alto sujeto por una corona verde y algunos mechones cayéndole por los hombros, la nereida mira fijamente al monstruo, sobre cuyo lomo se apoya con su antebrazo derecho, y presenta su torso desnudo, casi plano, de frente al espectador y las piernas, de perfil hacia su izquierda, envueltas en un manto anaranjado que, enrollado a su antebrazo derecho y cayéndole por el costado, debía -servirle también de asiento, mientras, ornada con brazaletes de oro, toca con los dedos de su mano izquierda las cuerdas de una lira vista de frente que un eros alado y desnudo, sentado, de perfil hacia la izquierda, en el extremo de la cola pisciforme del dragón marino, con ambas manos sujeta sobre la parte cilíndrica de la mencionada cola de pez.

Completan la escena dos delfines, uno nadando en el ángulo inferior derecho en esa dirección y otro emergiendo del costado derecho del monstruo marino en el lado izquierdo en esa misma dirección, en un ambiente marino indicado mediante escasos trazos horizontales de teselas de color dispuestas sobre la punta del cubo en el fondo blanco.

Cronología: Finales del siglo III o principios del IV d.C.

3~3 Localización actual: Museo Nacional de AntigUedades, Argel. Bibliografía: R. LErLÉRE, RA VIII, 1851, p. 374, lám. CLXVI, G.BERBRUGGER, “Note sur une mosa~que découverte ~ Aumale”, Rec. de Const., XXVIII, 1893, pp. 120—123; G. DOTJBLET, Musées et collections S~i~íogiques de l’Algérie et de la Tunisie. 1 Musée d’Alger, Paris 1893, Pp. 51, 93—94, 1am. XV; WIERZEJSKI, Catalogue du musée des antiquités algériennes, p. 31, núms. 312—313; 5. GSELL, Les monuments antiques de l’Algérie II, París 1901, p. 102, núm. 3; IDEM, Atlas archéologique de l’Algérie, feuille 14, 105, p. 9; InvMosAf III, p. 85, núm. 350; K.M.D. DUNBABIN, ‘I¶-ie mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, p~ 248; D. PARRISH, Season mosaics of Roman North Africa, Roma 1984, pp. 101-103, núm. 5, lám. 8.

160.— Fragmento de o mosaico policromo de una estancia de la “casa de las Tres Gracias”, Caesarea (Cherchel) (383). Sobre un fondo blanco de 2,13 x 1,90 m. aparece una nereida, núm. 321, sobre una centauresa marina?, rodeada de peces y una estrella de mar.

Cronología: ?.

Localización actual: Museo de Cherchel. Núm.Inv.

Bibliografía: 5. GSELL, Atlas archéologique de l’Algérie, ?, feuille 4, 16, 25, p. 6; Invr4osAf III, po. 101—102, núm. 423; K.M.D. DUNEABIN, The mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, p. 254.

161.- Dos fragmentos de un mosaico policromo de una villa situada al sudoeste de la “Porte de Tén~s”, Caesarea (Cherchel) (384). Lám. CCXCV mfra

Hallados junto a un fragmento con la representación de la recolección de la uva y a un gran mosaico con los trabajos del campo, quizás pertenecientes a un mismo pavimento, el de mayores dimensiones, 1,70 x 1,60 m., se encuentra muy mutilado y muestra en el centro la figura parcial de una nereida, núm. 322, recostada, de tres cuartos hacia la izquierda, sobre la enroscada cola

3 ~

. pisciforme con sinuoso extremo ascendente y aleta caudal foliata de un monstruo marino que, no identificado por la pérdida de su parte anterior, avanzaría hacia la derecha.

Con la cabeza y los hombros no conservados, la nereida aparece desnuda sobre un manto de tonos malvas y rosas que sólo cubre su pierna derecha, cruzada y vista de perfil como la izquierda, con los pies inmersos en el agua, y debía poner una guirnalda de flores en una cesta que se aprecia a su lado. En lo alto, a la izquierda, un eros, del que no se conserva más que su ala derecha y la parte superior del rostro, figura ofreciéndola una corona. Encima de la figura de la nereida que Bérard (385) identifica con Amphitrite se ve un cartel con los fragmentos de una inscripción, leyéndose las siguientes letras: HINC.EO//////TUS.

En un ambiente marino, común a todo el fragmento, indicado mediante trazos horizontales de teselas turquesas, grises y negras, formando rectángulos alargados sobre el fondo blanco, aparece en el lado izquierdo una roca gris donde figura un pequeño personaje vestido con una túnica corta, apoyando una mano en la cadera, y en la parte superior el antepecho de otro monstruo marino.

El segundo fragmento, de 2 x 0,84 m., correspondía al ángulo inferior izquierdo del panel y conserva algunos restos de la banda blanca entre hileras negras que lo bordeaba. Sin embargo, nada queda de la ancha orla que, a juzgar por la distancia existente desde el borde hasta el muro, debía tener la misma anchura que la orla de enmarque de los trabajos campestres. Sobre el fondo marino, ya mencionado, destaca una barca, cuya proa no se ha conservado, en la que un niño vestido con una túnica verde mueve las manos al danzar y se torna hacia otro personaje sentado a su izquierda que debía tocar un instrumento musical. Encima de la cabeza del primero, se aprecia también una serpiente de mar y la parte delantera de otra barca. Según Bérard (386), el primer fragmento con la representación de Amphitrite? ocuparía el centro del cuadro, flanqueada por otras dos nereidas sobre monstruos marinos, del que quedaría el hipocampo de la izquierda, y una serie de erotes músicos montados en barcas en la parte baja del mosaico completaría la composición. Cronología: 200—210 d.C. (387>. Localización actual: Museo de Cherchel (Argelia). Núm. mv. 22 y bis?.

Bibliografía: J. BÉRAR]), “Mosaiques inédites de Cherchel”, MEFRA LII, 1935, Pp. 115—128, lám. IV, figs. 2—3.

162.— Mosaico policromo del oecus de la “casa del Club de Tenis”, Caesarea (Cherchel) (388). Lám. CCXCVI.

Entre las luchas de animales del corredor y el pavimento casi blanco de la sala circular a la que da acceso, el mosaico rectangular con la representación de Venus y su cortejo está bordeado por una rica orla decorada con hojas de acanto.

En el ambiente marino, indicado mediante gruesos trazos horizontales formando rectángulos alargados y zig— zags sobre el fondo blanco, destaca la figura de Venus en el centro de la parte superior. Aparece sentada, con el cuerpo casi de frente y las piernas ladeadas hacia su derecha, sobre una concha agallonada, cuyos extremos sostienen por la parte inferior dos ichthyocentauros que la flanquean, mientras torna ligeramente la cabeza hacia su izquierda, con la mirada perdida en el infinito. Con el cabello recogido en un moño alto y enjoyada con brazaletes, Venus presenta el cuerpo desnudo, excepto la parte inferior envuelta en un manto que la cubre también

336 sus muslos, y sostiene entre dos de sus dedos, con las manos alzadas a la altura de sus ojos, los extremos de un suntuoso collar, en actitud de proceder a ponérselo alrededor del cuello. Guardando una perfecta simetría, los dos jóvenes e imberbes centauros marinos, núms. 224-225, que la flanquean sostienen con un brazo extendido la citada concha, al tiempo que dirigen su mirada, con la cabeza provista de un par de gruesas pinzas de crustáceo de tres cuartos, hacia la diosa, y portan grandes caracolas con forma de cuerno en la otra mano, con el brazo extendido hacia los lados en el mismo sentido que su cuerpo, visto casi de frente, y sus patas anteriores equinas, de perfil, mientras que sus colas pisciformes están representadas hacia el centro, sirviendo de sostén a la concha de Venus. En la mitad inferior, dos nereidas cabalgan sobre dos monstruos marinos afrontados a un eros sobre delfín situado en el centro bajo la figura de Venus sobre una gran cantidad de peces y delfines que nadan en distintas direcciones, ocupando el borde inferior del mosaico. La nereida de la izquierda, núm. 323, aparece sentada, de tres cuartos, sobre la cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal foliata de una vaca marina (389> que avanza, entre de perfil y de tres cuartos, hacia la derecha. Con el cabello recogido en un moño sobre la coronilla y profusamente enjoyada con brazaletes y collar del que pende una larga cadena con colgante en forma de corazón, la nereida muestra su cuerpo desnudo, de tres cuartos, y sólo un manto sobre el que se asienta le cubre su pierna derecha, cruzada por detrás de la izquierda estirada y con el pie inmerso en el agua, ascendiendo después por su costado izquierdo y arqueándose por detrás y ligeramente sobre su cabeza, cuyo extremo ella sujeta con su mano derecha, el brazo en

3~~7 ángulo, alzada a la altura de sus ojos, mientras mira hacia el centro y reposa su mano izquierda, con el brazo pegado al cuerpo, sobre el animal. En el centro, el eros alado y desnudo, visto de tres cuartos en posición diagonal hacia la derecha, se recuesta ligeramente con el vientre y el pie derecho sobre el lomo y la cola de un delfín, respectivamente, y vuelve su cabeza hacia la vaca marina que guía, llevando las bridas en su mano derecha extendida hacia atrás, mientras sujeta con la izquierda, el brazo doblado hacia delante, otras bridas pertenecientes al delfín o la leona o leon marino embistiéndose mutuamente. La nereida de la derecha, núm. 324, cabalga sentada, con el cuerpo y la cabeza de tres cuartos y las piernas envueltas en un manto de perfil hacia la izquierda, sobre la cola pisciforme con idéntico extremo ascendente y aleta caudal foliata del león marino, visto de perfil. Igualmente peinada con un gran moño sobre la coronilla y enjoyada con brazaletes, collar y larga cadena de la que pende un colgante, esta nereida se apoya con su mano izquierda extendida hacia atrás en la cola pisciforme del animal y extiende la derecha hacia delante para acariciar su lomo. Cronología: Finales del siglo IV o principios del V d.C. (390). Localización actual: Museo al aire libre de Cherchel (Argelia).

Bibliografía: J. LABSUS, “Vénus marine”, (~‘1GR 1, Pp. 175— 190, figs. 4 y 6; P.A. FEVRIER, Art de l’Algérie Antique, París 1971, lám. LXXV; K.M.D. DLJNBABIN, The mosaics of Ranan North Africa Oxford 1978, p. 156.

163.— Fragmento de mosaico policromo de una tumba hallada en la propiedad Archambeau, Caesarea (Cherchel) (391).

, De 0,56 x 0,80 m., apareció junto a otros tres fragmentos peor conservados y muestra la representación de un tritón, núm. 226, portando un pedum y de dos nereidas, núms. 325—326, una de las cuales figura sentada sobre una pantera marina.

Cronología: ?.

Localización actual: Museo de Cherchel ?.

Bibliografía: P. GAUCKLAER, Musées et collections archéologiques de l’Algérie et de la Tunisie. Musée de Cherch~ll Paris 1895, p. 64 nota 5; 5. GSELL, Monuments antiques de l’Algérie II, París 1901, p. 104, núm. 15; IDEM, Atlas archéoloqique de l’Algérie., feuille 4, 16, 53, p. 7; P. GAUCKLLER, “Musivum orus”, en DAREMBERG—SAGLIO, Dict. des Aritiq. III, p. 2097 nota 13; InvI~1osAf III, p. 105, núm. 437; K.M.D. DUNBABIN, The mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, p. 255.

164.— Mosaico policromo parietal de una fuente semicircular de una villa romana, Caesarea (Cherchel) (392). Láms. CCXCVII-CCXCVIII Con una longitud aproximada de 3,20 m., el muro semicircular interno de la fuente (393) está cubierto por un mosaico con la representación del triunfo de Neptuno, flanqueado por dos nereidas, en un ambiente marino indicado en la parte inferior mediante líneas horizontales casi continuas y excepcionalmente por algunos trazos más verticales más cortos. A pesar de que no se ha conservado el botde superior, salvo un fragmento sobre la cabeza del dios que muestra una banda de dos hileras de teselas blancas entre dos bandas de una hilera negras, el estado de conservación del pavimento es bastante bueno. En el centro, justamente en la clave del arco, destaca la figura de Neptuno, visto de frente, sentado sobre las colas pisciformes, perdidas en parte, de dos hipocampos que avanzan, de perfil, hacia la izquierda. Prácticamente desnudo, salvo un manto que, sujeto a su

339

, hombro izquierdo, le caía por la espalda y cubría sus muslos y la parte inferior de su cuerpo, donde él sujetaba uno de los extremos con su mano derecha, el dios se apoya con su mano izquierda en alto sobre la parte superior de un tridente que porta y mira, presentando un rostro barbado y nimbado, hacia su derecha, a la nereida de la izquierda, núm. 327.

Ella aparece ligeramente recostada hacia la derecha, levitando sobre el agua sin sumergirse. Con el cabello recogido en un moño sobre la coronilla, del que no se conserva la parte alta, y enjoyada con brazaletes y un rico collar, la nereida se muestra completamente desnuda y extiende sus brazos hacia los lados, sujetando los extremos de un velo o manto que ondea al viento por detrás, en dos bandas hacia los lados, mientras observa asombrada, volviendo su cabeza, vista de tres cuartos, hacia atrás, cómo un delfín que nada tras ella pretende engullir, precisamente, uno de los dos extremos de su velo. De modo simétrico, la nereida de la derecha, num. 328, aparece en la misma posición tras la aleta caudal tripartita conservada de uno de los dos hipocampos. Completamente desnuda, enjoyada y peinada con un moño, del que sobresalen dos mechones ondeando al viento, como la otra, mira igualmente sorprendida a un delfín que también pretende apoderarse del velo, ondeando al viento en forma de arco por detrás y quizás ligeramente sobre su cabeza, cuyos extremos ella sujeta con sus manos extendidas hacia los lados.

Cronología: Primer o segundo cuarto del siglo IV d.C. (394).

Localización actual: Museo de Cherchel (Argelia). Núm. Inv. 179.

Bibliografía: M. LErLA.Y, Edición revisada de S. GSELLI, Guide du Musée de Cherchel. Cherchel, antique lol—Caesarea, París

340 1952, p. 90, núm. 179; K.M.D. DUNBABIN, The mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, p. 255; H. STERN, “FN,ntaine de au Musée de Cherchel (Algérie)”, AntAf 15, 1980, pp. 285—302, figs. 1—9, 12— 16.

165.— Mosaico policromo hallado en Kalaa des Beni—Ahmad (Argelia) (395). Lám. CCXCIX supra Panel rectangular de 3,80 x 3,70 m. incluyendo los dos cuadros, uno de losanges coloreados formando bandas sobre el fondo blanco y otro de grecas sobre fondo negro, mencionados por Pacht~re, bordeado por una ancha orla decorada con una guirnalda de hojas de laurel y ribeteado por dos hileras de teselas negras que presenta la figura de una nereida, núm. 329, sobre un hipocampo en un ambiente marino, indicado mediante trazos más o menos horizontales de teselas de color dispuestas sobre la punta del cubo en el fondo blanco, donde nadan hacia la izquierda diversos peces de la fauna marina real.

La nereida aparece recostada, de tres cuartos, sobre la cola pisciforme del hipocampo que, ocupando toda la superficie del campo, cabalga, de perfil, hacia la izquierda. Con la cabeza vista de frente, ladeada hacia la del caballo marino, lleva el cabello peinado con raya en medio, recogido en un moño sujeto por una cinta encima de la nuca y se adorna con una gargantilla. La nereida muestra su cuerpo, ligeramente de tres cuartos, desnudo y se asienta sobre un manto que le cubre su pierna izquierda, doblada y vista de perfil, y la parte superior del muslo derecho, dejando al descubierto el resto de la pierna, estirada, mientras ella lo sujeta por un extremo, tras ascender por su costado derecho y ondear al viento en forma de arco ligeramente por detrás y sobre su cabeza, con su mano izquierda en alto, apoyándose con el codo en la gruesa espiral de la cola pisciforme del hipocampo que, a partir de aquí, asciende ondulante hasta

341

. la aleta caudal trifoliata, ya en el ángulo superior derecho del cuadro. Cronología: Siglo IV d.C. (396). Localización actual: Museo de Argel (Argelia).

Bibliografía: 5. GSEL,L, Atlas archéoloqique de l’Algérie Argel—París 1911, feuille 25, 92, p. 4; InvMosAf III, p. 78, num. 328; G. BECATrI, Ostia. Mosaici,p. 122; K.M.D. DUNBABIN, The mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, p. 262; H. STERN, “Fontaine de Neptune au Musée de Cherchel (Algérie)”, AntAf 15, 1980, p. 300, fig. 18.

166.- Mosaico policromo de Portus Magnus (Saint-Leu, actual Bethioua) (397). Láms. CCXCIX mfra - CCC supra Enmarcado por una orla decorada con motivos geométricos y representaciones dionisiacas, el mosaico figurado se compone de cuatro paneles superpuestos con escenas orientadas a la zona de acceso al mismo. Entre las complejas representaciones identificadas con el mito de los Cabiros, la disputa de Apolo y Marsias, Latona en Delos y la captura del centauro Quirón por Hercules, destacan para nuestro estudio algunas figuras de centauros marinos y de nereidas que han sido introducidas en la composición. Formando parte de la orla inferior y superior que bordea el primer panel con la representación del mito de los Cabiros, cuatro jóvenes e imberbes centauros marinos, núms. 227—228—229—230, con patas equinas que, en lugar de pezuñas, muestran una especie de membrana similar a la de un ave, figuran de modo heráldico en los extremos. Opuestos por sus colas pisciformes y de modo simétrico, portan en una mano sobre el brazo un timón de espadilla, mientras tornan la cabeza y extienden la otra mano con intención de llamar la atención sobre el centro de la orla.

34¿

,. Tras la representación de la disputa entre Apolo y Marsias, vuelven a aparecer en el panel de mayores dimensiones con la llegada de Latona a Delos. Aquí, en la parte superior del cuadro y sirviendo de ambientación al episodio principal, un centauro marino hacia la derecha, guiando un monstruo marino unos pasos delante, avanza tras una nereida que cabalga sobre un monstruo marino afrontado a otro, guiado por un centauro marino que le sigue hacia la izquierda, transportando sobre su cola pisciforme a una nereida.

El primer joven e imberbe centauro, núm. 231, dotado de las mismas extremidades que los anteriores, figura de tres cuartos, con su mano derecha en la cadera y con la izquierda alzada guiando las bridas de un monstruo marino ligeramente adelantado. Le precede una nereida, num. 330, asentada sobre un manto, que cubre sus piernas ladeadas hacia la izquierda, se infla a su espalda y se arquea sobre su cabeza, en la cola pisciforme, a juzgar por sus extremidades anteriores, de un felino marino, sobre cuyo lomo se recuesta con su antebrazo izquierdo, al tiempo que extiende la mano derecha hacia su aleta caudal. Afrontado al felino marino, un monstruo marino figura guiado por la mano derecha de un joven e imberbe ichthyocentauro, núm. 232, que avanza tras él. Con los extremos de una pardalis anudada al cuello ondeando tras su espalda, el centauro marino, que porta en su mano izquierda a la altura de la cadera una vara en diagonal sobre el brazo, torna su cabeza hacia una nereida, num. 331, situada ya en el extremo derecho. Con las piernas envueltas en un manto, de perfil en sentido inverso a la marcha del centauro y dando la espalda al espectador, con las nalgas al descubierto, ella figura como si se apoyara con su mano izquierda en el principio de la cola pisciforme, mientras torna el busto y la cabeza, de

343 perfil, y acerca su mano derecha hacia él, tras cruzar el brazo por delante de su cuerpo.

Cronología: Siglo IV d.C.

Localización actual: Museo de Orán.

Bibliografía: DEMAEGHT y H. de VILLEFOSSE, Bulí. des antiq afric. II, 1884, Pp. 117—119, lám. V; H. de VILLEFOSSE, Rey, de l’Afr. frang.V, 1887, po. 394-396, lám. IV; DURUY, Hist.rom. VII, p. 497; DEMAEGHT, Descr. des mosa~ques de Saint—Leu, Oran 1887; C. ROBERT, “Das Mosaik von Portus Magnus”, JDAI V, 1890, Pp. 215-237, láms. 1V-VI; PETERSEN, RMDAI VI, 1891, p. 375; LA BLANCHÉRE, Musée d’Oran, PP. 40—46, 47—50, 57—69, láms. II—VI; DEMAEGHT, Catalogue du S~~d’Oran, Pp. 5—8 y lám.; DAREMBERG y SAGLIO, “Latona”, Dict. des antiq. p. 983; 5. GSELL, Monuments antiques de l’Algérie IT7T~is 1901, Pp. 19—21 y 109, num. 44; IDEM, Atlas archéologique de l’Algérie, feuille 17, 6, p. 2; InvMosAf III, Pp. 110—111, núm. 454; R. THOIJVEN(YT, “Le quartier nord-est. La rive droite du decumanus maximus”, PSAM 8, 1948, p. 140, nota 3; K.M.D. DUNEABIN, The mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, Pp. 41—42, 176—177 y 267, lám. 14.

Mauretania Caesariensis (Mauretania Sitifensis, dioecesis XI Africa

167.— Mosaico policromo procedente de unas termas de Saldae (Bougie) (398). Lám. CCC mfra

Gran panel rectangular con una máscara de Océano flanqueada por dos nereidas sobre monstruos marinos, bordeado por tres orlas, la exterior compuesta de eslabones entremezclados con cruces y flanqueados por peltas, la intermedia formada por grecas vistas de perfil encerrando dados y la tercera más ancha, enmarcando ya el campo del mosaico, decorada con hojas de acanto, en cuyo interior estaban representados diversos animales, entre los que se cuentan un ciervo, un gamo, un caballo, un zorro y cuatro papagayos o loros, y niños armados con lanzas o escudos.

34 ~I

). En la parte derecha, una nereida, núm. 332, aparece flotando junto al costado izquierdo de un hipocampo que cabalga, visto de perfil, hacia el centro del mosaico donde figura la máscara de Océano. Completamente desnuda, con el cuerpo de tres cuartos y las piernas estiradas hacia atrás, de perfil, la nereida se aferra al cuello del caballo marino con su brazo derecho y sujeta con su mano izquierda extendida hacia atrás el extremo de un manto que, sobresaliendo por detrás de sus muslos, ondea al viento, mientras nos dirige su mirada con el cabello retirado de la cara y cayéndole por los hombros. En la parte izquierda, a pesar de su estado de deterioro, los fragmentos de otra nereida, núm. 333, y de un hipocampo afrontado del mismo modo que el anterior a la máscara de Océanos, así como los restos de un velo ondeando al viento, nos hacen suponer, aún a falta de sus respectivas cabezas, que se trataba de una representación

idéntica a la de la derecha y , por tanto, simétrica en relación a la figura central de Océano.

Cronología: Siglo iii d.c. Localización actual: Ayuntamiento de Bougie. Bibliografía: A. POULLE, Rec. de Constantine XXVI, 1890—91, p. 409; 5. GSELL, Rec. de Const. XXVII, 1892, Pp. 243—244; IDEM, Monuments antiques de L’Algérie II, París 1901, p. 102, núm. 8; IDEM, Atlas archéologique de l’Algérie, Argel—París 1911, feuille 7, 12, 12, p. 4; InvMosAf III, p. 79, núm. 333; RPGR p. 38, núm. 4; K.M.D. DUNBABIN, The Mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, Pp. 150 y 249.

168.- Fragmentos de un mosaico policromo de las mismas termas de Saldae (Bougie) (399). Una escueta referencia menciona dos fragmentos de 3,90 x 2,60 y 1,10 x 0,80 m. como pertenecientes a un mosaico idéntico al anterior, pero mucho más deteriorado,

34 :ii; procedente de las mismas termas. Sin reparar en el primero, se indica que dos loros o papagayos se conservan en el segundo y más pequeño de los dos fragmentos. Resulta bastante chocante el hallazgo de dos pavimentos iguales, descubiertos en 1888, éste, y en

1889, el precedente. Dañado como está el primero, ¿ no podría tratarse el segundo, es decir los dos fragmentos que se conservan de él, uno con los papagayos, presentes en número de cuatro en la orla interior del 167, de una parte de éste, hallada en 1888, que habría sido totalmente descubierto el 14 de febrero de 1889 ?. Cronología: Siglo III d.C.

Localización actual: Museo de Argel.

Bibliografía: A. POULLE, Rec. de Const. XXV, 1888, p. 427; 5. GSELL, Monuments antiques de l’Algérie II, París 1901, p. 102, núm. 7; IDEM, Atlas archéologique de l’Algérie, Argel—París 1911, feuille 7, 12, 12, p. 4; InvMosAf III, p. 79, núm. 334; K.M.D. DUNBABIN, The mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, Pp. 150 y 249.

169.— Mosaico policromo de las pequeñas termas del noroeste de Sitifis (Sétif) (400). Lám. CCCI supra

Panel cuadrado de 4 m. de lado con la representación del triunfo de Venus marina en el centro de un pavimento geométrico, decorado a base de cuadrados bordeados de negro y separados por líneas blancas, que alternan en su interior triángulos equiláteros alrededor de un cuadrado blanco con la representación de un animal, y nueve cuadrados, divididos a su vez en dos o tres triángulos para componer una cruz (401). En el centro de la mitad superior del cuadro figurado aparece Venus, sentada con el cuerpo ligeramente de tres cuartos y las piernas cruzadas de perfil hacia su izquierda sobre una concha agallonada, con forma de abanico, que dos tritones sostienen en sus manos por la

346

. parte inferior. Completamente desnuda y profusamente enjoyada con brazaletes en los tobillos y en los brazos, con un collar de finas cuentas y una larga cadena de la que pende un colgante circular, Venus se arregla el cabello recogido y sujeto por una diadema de perlas con’ sus dos manos, la izquierda a la altura de la nuca y la derecha sobre su cabeza, mientras parece dirigir su mirada al tritón que figura a su derecha, en la parte izquierda del panel. En la parte superior del panel, dos erotes alados la flanquean. El que está a su izquierda, visto de tres cuartos hacia la derecha y con la cabeza vuelta hacia la diosa, lleva un manto ondeando al viento por sus lados a la altura de la cintura y sostiene en su mano derecha extendida hacia atrás el largo y fino mango, apenas perceptible, de un parasol agallonado que figura sobre la cabeza de Venus. El otro, situado en el ángulo superior izquierdo del cuadro, va ataviado con un manto sobre su hombro izquierdo ondeando al viento por delante y por detrás de él y vuela casi en posición horizontal hacia la diosa, acercándole un espejo circular, cuyo mango porta en ambas manos. Respecto a los tritones que sostienen la concha de Venus, su tronco humano se continúa en una enroscada y sinuosa cola pisciforme con aleta caudal trifoliata que, en el caso del joven e imberbe tritón de la derecha, sirve de reposapiés a la diosa. Aunque ambos son musculosos, van provistos de un par de antenas de crustáceo sobre la frente y portan en su mano izquierda sobre el brazo un remo, al tiempo que sostienen la concha de Venus y la flanquean, ellos no aparecen en actitud simétrica como en otras representaciones, adoptando una postura novedosa. El de la izquierda, núm. 233, barbado y anciano, figura en primer plano de espaldas al espectador, visto de tres cuartos hacia la derecha,

347 mientras que el joven e imberbe, núm. 234, aparece de frente, visto de tres cuartos hacia la izquierda, detrás de la concha en un segundo plano.

Completan la composición tres enjoyados amorcillos más en un ambiente marino, indicado mediante el uso de líneas horizontales de teselas de color, dispuestas sobre la punta del cubo sobre el fondo blanco, en el lado inferior del panel. El de la izquierda, con el cuerpo desnudo y de tres cuartos, cabalga de pie sobre una pareja de delfines emergiendo hacia la derecha, que guía con las bridas en su mano izquierda. El del centro, en cambio, visto de perfil hacia la derecha y con un manto ondeando en dos bandas por detrás de su espalda, figura de pie sobre las colas entrecruzadas de dos delfines que nadan en direcciones opuestas en el centro del borde inferior, intentando ofrecer a la diosa una corona de oro que sujeta en sus manos extendidas hacia las alturas. Por último, el de la derecha, de tres cuartos hacia la izquierda, permanece de pie sobre un ánfora tumbada de la que parece salir un velo que el eros sujeta con sus manos levantadas, la derecha ligeramente y la izquierda a la altura de su cabeza.

Cronología: 400 d.C. (402). Localización actual: Cubierto in situ Bibliografía: P.A. FÉVRIER, Fouilles de Sétif. Les basiliques chrétiennes du quartier Nord—Ouest, Paris 1965, PP. 71— 72, fig. 136; J. LA.SSUS, “Vénus marine”, ~MGR 1, Pp. 175—190, figs. 3, 12 y 14, lám. d; P.A. FÉVRIER, GASPARYT~~Y, Fouilles de Sétif (1959—1966), ler. supplément au BAA, Argel 1970, Pp. 52—59, figs. 36—40; K.M.D. DUNBABIW, The Mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, pp. 32, 156 y 268, lám. 149.

170.— Mosaico policromo hallado cerca de una fuente en Ain—Témouchent, Sitifis (Sétif) (403). Lám. CCCI mfra

348

. Panel de 4,16 x 3,60 m. con la representación de una máscara de Océano flanqueada por cuatro nereidas sobre monstruos marinos, bordeado por una orla decorada con grecas o meandros sobre fondo blanco. La impresionante cabeza de Océano preside y ocupa todo el espacio central. Vista de frente y con la mirada penetrante, Océano va dotado de un par de pinzas de crustáceo y otro de finas antenas sobre la frente, así como de una espesa y poblada barba que se extiende hacia los lados, confundiéndose con los largos mechones de su bigote. Está flanqueado por dos nereidas a cada lado, con actitud simétrica, en un ambiente marino indicado mediante cortos trazos horizontales de teselas dispuestas sobre la punta del cubo que salpican el fondo blanco. Idénticas entre sí, las de la parte superior aparecen ligeramente recostadas, pero en posición muy vertical, sobre el costado de dos hipocampos que, vistos casi de perfil, están afrontados a la máscara de Océano. Prácticamente desnudas, con los cuerpos de tres cuartos hacia su extremo correspondiente y las piernas cruzadas elegantemente, las nereidas dirigen su mirada hacia el centro, mostrando un moño alto y sujetan con una mano alzada el extremo de un velo o manto que, enrollado al otro brazo, ondea al viento en forma de arco sobre su cabeza y les sirve de asiento, cubriéndoles sólo una pierna. Tan sólo varía en ellas la posición de su brazo interno, mientras que la de la izquierda, núm. 334, lo mantiene pegado a su cuerpo, apoyándose con su mano en el lomo del caballo marino, la otra, núm. 335, se aferra con él al cuello del animal. De forma diferente, pero igualmente idénticas entre sí, las nereidas de la parte inferior, núms. 336— 337, flotan en posición también muy vertical, con la cabeza de frente al espectador y el cuerpo de tres

349 cuartos hacia el centro, casi de frente, junto a dos delfines en actitud de sumergirse, afrontados a las barbas de Océano. Con el cabello retirado del rostro en sucesivas bandas y recogido en un moño, a modo de casquete, completamente desnudas y enjoyadas como las anteriores con brazaletes y cadena de la que pende un colgante, estas nereidas cruzan su pierna interna, ligeramente flexionada, por detrás de la otra en una postura muy delicada, casi de danza, y despegan levemente sus brazos del cuerpo, sujetando con la mano próxima al lado sobre el que figuran el extremo de un velo que, enrollado al brazo derecho, en el caso de la nereida de la derecha, ondea al viento en forma de arco por detrás de su cabeza, y, en el caso de la de la izquierda, por detrás de su espalda, mientras se aferran a las bridas o a la aleta que figura sobre la cabeza de su respectivo delfín.

En el borde inferior del cuadro celebra la escena una inscripción con la siguiente leyenda:

Invida sidereo rumpantur pectora visu Cedat et in nostris lingua proterva locis Hoc studio superamus ayos, gratumque renidet Aedibus in nostris summus apex operis. Feliciter

Cronología: Finales del siglo IV o principios del V d.C.

Localización actual: Museo de Argel. Bibliografía: R. BERTHERAND y G. BERBRUGGER, Rev.Afr. 1, 1856—1857, pp. 122—123; 5. GSELL, Monuments antiques de l’Algérie II París 1901, p. 101, núm. 1; InvMosAf III, p. 75, núm. 318; RPGR p. 37, núm. 1; K.M.D. DUNEABIN, The Mosaics of Roman North Africa Oxford 1978, pp. 151—152 y 268, l~in. 143.

Mauretania Tingitana (Mauretania Tingitana, dioecesis XV Hispania)

.;, 171.— Mosaico policromo de una estancia de las “termas de los Frescos”, Banasa o Valentia Banasa, hoy Sidi—Ali-Bou- Djenoun (404). Lám. CCCII supra Pavimento rectangular decorado con numerosas representaciones de especies reales de la fauna marina, doradas, calamares, medusas, murenas, arañas de mar delfines, erizos y otros peces comunes, que nadan sin aparente orden ni simetría sobre un fondo neutro, en el que de manera escasa destacan algunas líneas de teselas dispuestas sobre la punta del cubo, simulando el mar. Formando parte de esta composición marina se hallan las figuras de un pequeño hipocampo, provisto de una enroscada cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal tripartita, que galopa hacia la derecha en el centro de uno de los lados mayores; y la de un joven e imberbe tritón, núm. 235, guiando las bridas de otro hipocampo mayor en la parte izquierda del único lado menor conservado. Con la cabeza, provista de antenas de crustáceo sobre la frente y a los lados del rostro, y el cuerpo vistos de frente, el tritón nada también hacia la derecha con unas desarrolladas aletas natatorias delanteras, de tres cuartos, y una enroscada cola pisciforme con extremo ondulante y aleta caudal tripartita. Sostiene en su mano izquierda extendida hacia delante una pequeña caracola y en la derecha las bridas del caballo marino que, idéntico al anterior y situado tras él en el ángulo izquierdo, gula. Cronología: Como fecha ante guem último cuarto del siglo III d.C. (405).

Localización actual: in situ ?. Bibliografía: R. THOUVEN’GYr y A. LUQUFr, “Les therrr~s de Banasa”, PSAM IX, 1951, pp.31—32, lám. II; K.M.D. DUNBABIN, The Mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, p. 249 nota 1.

3~I

. 172.— Mosaico policromo del tablinum de la “casa del

Efebo”, Volubilis (406). Láms. CCCII mfra — CCCIII supra Panel cuadrado, bordeado por dos orlas decoradas con peltas y entrelazos, respectivamente, separadas por otras dos con motivos dentados, a modo de muralla, que presenta en su interior una composición basada en cuatro medallones circulares situados en los ángulos, unidos por otros cuatro ovales, bordeados por una trenza, que dan como resultado cuatro medios hexágonos u octógonos en el centro de cada lado, estando representados sólo tres de sus lados curvos, y un octógono mayor también de lados curvos en el centro del campo. Mientras que los ocho medallones están decorados con uno o dos peces que nadan en un ambiente marino indicado mediante líneas de teselas horizontales, el octógono central muestra una nereida, núm. 338, casi de frente, flotando junto al costado derecho de un hipocampo que, provisto de dos pares de pequeñas aletas en sus patas anteriores y de una enroscada cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal foliata, avanza de perfil, salvo la parte anterior de su cuerpo vista de tres cuartos, hacia la derecha, y a cuyo cuello se aferra únicamente con su brazo izquierdo.

A pesar del mal estado en que se encontraba el mosaico, posteriormente restaurado (407), en el momento de su descubrimiento, puede apreciarse como la nereida está completamente desnuda en una posición muy vertical, si exceptuamos su pierna izquierda extendida hacia atrás y vista de perfil. Con algunos mechones de su cabello largo cayéndole sobre los hombros por delante y ornada con brazaletes, la nereida sujeta entre sus manos, con los brazos hacia los lados, los extremos de un velo que ondea al viento en forma de arco sobre su cabeza.

. Completa la escena la figura de un delfín, situado entre las piernas de la nereida y las patas anteriores del caballo marino, nadando hacia la izquierda en un ambiente marino representado con líneas horizontales de una hilera de teselas sobre la mitad inferior del octógono. Cronología: Fines del siglo u d.c. (408>. Localización actual: in situ Bibliografía: L. cHATELAIN, “Mosalques de Volubilis”, PSAM 1, 1935, Pp. 8—10, láms. III y IV; R. THOIJVENOT, “L’art provincial en Maurétanie Tingitane. Les mosalques”, MEFRA LIII, 1936, p. 26, lám. II; K.M.D. DUNHABIN, The Mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, pp. 249 y 277 nota 6.

173.— Mosaico policromo del triclinium de la “casa del mosaico de Venus” en el barrio nordeste, Volubilis (409).

Láms. CCCIII mfra - CCCIV. Perteneciente a un mosaico que pavimentaba una estancia de 10 x 7,90 m., el emblema mide 3,74 x 3,54 m. y muestra una representación de la navigium Veneris donde la diosa aparece sentada en la popa de un gran navío, acompañada por las Tres Gracias que portan los remos y por dos erotes que, subidos a las cuerdas, maniobran las velas, mientras un número considerable de nereidas sobre monstruos marinos y otras figuras femeninas surcan el mar, sirviéndole de cortejo.

Situada en la parte superior izquierda del cuadro, Venus figura sentada de tres cuartos hacia la derecha sobre un asiento elevado que le permite contemplar toda la escena y presenta su cuerpo prácticamente desnudo, a pesar del manto que cubre sus piernas. Con el cabello retirado del rostro por una rica diadema de piedras preciosas y algunos mechones cayéndole sobre sus hombros, y enjoyada con brazaletes y un collar, ella ase con su mano izquierda un extremo del velo que, enrollado por el

~~1

., otro a su antebrazo derecho, ondea al viento en forma de arco ligeramente por detrás y sobre su cabeza. Sentadas en la parte central del barco, las Tres Gracias aparecen completamente desnudas y presentan como la diosa el cabello sujeto por una diadema, cayéndole por los hombros, dos pares de brazaletes y un collar del que pende un colgante. Sujetando un remo con su mano izquierda, están representadas en el instante en que han cesado de remar, las dos de la derecha parecen cambiar impresiones, mientras esperan las órdenes que la de la izquierda parece solicitar de Venus, a quien ella eleva y torna su cabeza, vista de perfil. Sobre su frente, quizás debido al efecto óptico, figura el pie izquierdo de uno de los dos erotes que llevan a cabo las maniobras de las velas. Visto de perfil hacia la derecha, alado y desnudo, pretende impulsarse así para subir la cuerda, a la que se aferra con sus dos manos, hecho que parece haber logrado ya el otro eros, del que únicamente se conserva su cabeza, vista de tres cuartos hacia la izquierda. En el ángulo inferior izquierdo, dos figuras femeninas inmersas en el agua hasta la cintura aparecen empujando la nave con ambas manos. Difícilmente identificables por la imposibilidad de discernir si poseen una cola pisciforme que les conferiría carácter de tritonesas, como las denomina Thouvenot (410), o piernas de nereidas, núms. 339—340?, ellas llevan el cabello suelto, cayéndole en larga melena sobre la espalda y los hombros, van enjoyadas con varios brazaletes como las Tres Gracias y están vistas de tres cuartos hacia la derecha, aunque quizás ante una insinuación de la de la izquierda, la de la derecha vuelve su cabeza hacia ella, intercambiando sus miradas. Las precede, casi en el centro del borde inferior, la figura de una nereida, núm. 341, cabalgando a horcajadas sobre la enroscada cola pisciforme,

354 prácticamente inmersa en el agua, de un hipocampo que vuelve su cabeza, completamente de perfil, hacia ella y galopa hacia la derecha, guiado por un eros alado y desnudo que figura sentado de tres cuartos hacia la izquierda sobre la aleta caudal de un segundo hipocampo sobre el que cabalga otra nereida, ya en el ángulo derecho. Enjoyada con brazaletes y collar de aro, el cabello recogido por una diadema y vista de tres cuartos, la primera nereida aparece casi desnuda y sólo un manto cubre sus piernas. Mirando fijamente al espectador, extiende su mano izquierda hacia el navío, como si quisiera llamar nuestra atención sobre él, y sostiene con la derecha sobre sus rodillas una cesta repleta de frutos; mientras la segunda, núm. 342, cabalga en la misma posición, vista de perfil, y gira ilógicamente su cabeza hacia atrás, para dirigir su mirada hacia Venus, al tiempo que un velo se arquea a su izquierda. La laguna que se cierne sobre ese ángulo nos impide apreciar, además de casi toda la parte anterior del caballo marino, la posición o los atributos que pudiera portar en sus manos.

En el centro del lado derecho, donde las líneas horizontales continuas que simulan el mar se adaptan aquí a la disposición de los personajes, el busto desnudo de otra nereida, núm. 343, emerge del agua, visto de perfil, hacia al costado izquierdo de un monstruo marino muy deteriorado que, casi visto de frente, avanza hacia la izquierda, volviendo su cabeza hacia ella, mientras la nereida se aferra con las dos manos a su cuello, rodeándole con los brazos. Un brazo ornado con dos brazaletes, restos de un manto y de la cola pisciforme de un monstruo marino hacia la derecha en el ángulo superior derecho y una mano posada sobre la fragmentaria cola pisciforme de otro también hacia la derecha, así como los

3 ~ pliegues de un manto dorado en el izquierdo parecen indicar que, al menos, otras dos nereidas, núms. 344—345, sobre monstruos marinos formaban, en tres lados de cara al exterior, el cortejo de Venus. Cronología: Finales del siglo II, principios del III d.C. (411).

Localización actual: Museo de la Kasba, Tánger. Bibliografía: R, ‘JMOtNEN~Yr, “La ¡naison ~ la mosalque de Vénus”, PSAM XII, 1958, Pp. 49—78, lánis. XIV—XIX; M. PONSICH, “Dépose, repose et restauration des mosalques romaines”, MEFRA LXXII, 1960, Pp. 243—252, lám. VII; R. ‘IHOTJVEN~, “Les mosa~ques de Maurétanie Tingitane”, aIGR 1, Pp. 269—272; R. ¶NOtJVENOT, “La mosatque du “Navigium Veneris” ~ Volubilis (Maroc)”, RA 1977, Pp. 37—52, figs. 1—6; K.M.D. DUNHABIN, The Mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, Pp. 249 y 277 nota 6.

174.— Mosaico policromo de la “casa de Orfeo”, Volubilis (412>. Lám. CCCV ~ Accesorio al mosaico de Orfeo que da nombre a la casa, el panel de forma rectangular se halla enmarcado por una ancha orla decorada con una trenza de varios cabos, una banda de postas u ondas, otra de motivos almenados, un filete de dos hileras de teselas negras que discurre entre otros dos de tres y dos hileras de teselas blancas y por una franja de líneas en zig—zags que, dando como resultado triángulos dispuestos sobre la base con el vértice hacia el centro, constituye el verdadero marco del campo del mosaico.

Dividido en dos registros superpuestos, el inferior presenta en su centro la figura de tres cuartos hacia la izquierda de un joven e imberbe tritón, num. 236, que, precedido por un hipocampo visto de perfil y dotado de una enroscada cola pisciforme con sinuoso extremo ascendente y aleta caudal trifoliata, tira, con su mano izquierda extendida hacia atrás, de las bridas de un león marino, representado con las extremidades

356 anteriores alzadas, la cabeza de tres cuartos y una cola pisciforme idéntica a la del caballo marino, en el ángulo derecho. Con su cola de pez y sus extremidades anteriores, parcialmente inmersas en un ambiente marino, con la línea de flotación marcada por una hilera de teselas blancas e indicado mediante franjas horizontales no demasiado uniformes de teselas negras y grises, que nos impiden apreciar claramente si las últimas se tratan de aletas natatorias, propias de un tritón, o de patas equinas de un ichthyocentauro, si bien su comparación con las del hipocampo aquí representado nos hacen descartar la segunda hipótesis, el tritón vuelve ligeramente su cabeza hacia el león marino y porta en su mano derecha una caracola. En el registro superior se desarrolla una escena similar. Parcialmente inmersos también en un fondo marino, en el que predominan los tonos grises sobre los negros, otro joven e imberbe tritón, núm. 237, aparece, visto de tres cuartos hacia la izquierda, guiando con su mano derecha extendida las bridas de otro león marino que, con su cola pisciforme muy afectada por una laguna, avanza desde el extremo izquierdo hacia la derecha, mientras la representación de un segundo felino figura en esa misma dirección ya en el ángulo derecho. La no reproducción del extremo y la aleta caudal de la cola pisciforme del tritón, as~ como la simetría aplicada al resto de las posiciones y detalles, nos llevan a suponer que la orientación original de este tritón sería hacia la derecha, precedido y seguido por los dos monstruos marinos entre los que figura, como en el registro inferior, aunque en sentido inverso. En este caso, en lugar de estar representado únicamente con la cabeza vuelta hacia el animal que guía, todo su torso e incluso el principio de su parte pisciforme, incluidas sus extremidades anteriores, se tornan hacia el citado

3~7 monstruo, dando la impresión de avanzar en dirección opuesta al sentido original de su marcha y rompiendo en cierto modo una simetría que hubiera resultado perfecta. Como notas distintivas en relación a su homónimo, lleva además una pardalis sobre su brazo derecho y porta sobre el izquierdo un timón de espadilla que sostiene en la mano. A excepción de la figura del hipocampo, tanto los tritones como los tres felinos representados presentan bien diferenciadas sus partes anteriores humanas o animales de las colas pisciformes, mediante el uso de tonos bronceados para las primeras y de teselas grises para las segundas.

Cronología: Finales del siglo II d.C. Localización actual: in situ Bibliografía: R. ‘mOUVENOT, “L’Art provincial en Maurétanie Tingitane. Les mosaTques”, MEFRA LIII, 1936, p. 26; IDEM, PSAM VI, 1941, p. 42.

175.— Mosaico policromo de una fuente del peristilo de la “casa de las Nereidas”, Volubilis (413). Lám. CCCV mfra

Figurando sobre monstruos marinos afrontados al vano semicircular situado en el centro de cada lado del brocal de la fuente, al menos se han conservado tres nereidas.

Una de ellas, núm. 346, figura en posición diagonal junto a la cola pisciforme de un toro marino avanzando hacia la izquierda, a cuyo cuerno izquierdo se aferra con su mano derecha, mientras, desnuda y con el torso bastante erguido, sujeta con la izquierda el extremo de un gran velo que partiendo del costado derecho se arquea sobre su cabeza, ligeramente vuelta.

. Otra nereida, núm. 347, figura de tres cuartos hacia la izquierda sobre la cola pisciforme de un hipocampo que, avanzando hacia la derecha, se muestra afrontado al mismo vano que el toro marino. Recostándose con su antebrazo izquierdo sobre el lomo del animal, ella sujeta con la derecha alzada a la altura de sus ojos un extremo del manto que se arquea sobre su cabeza tras caerle por su costado izquierdo y servirle de asiento, cubriéndole sólo su pierna derecha, flexionada y vista de perfil.

Finalmente, la última nereida, núm. 348, figura en una posición muy similar, apoyándose con su antebrazo derecho sobre el lomo de un león marino, afrontado hacia la izquierda a otro vano de la fuente, sobre cuya cola pisciforme se asienta, mientras sujeta con la izquierda el extremo de un manto que también se arquea sobre su cabeza, le cae por el costado y le sirve de asiento, cubriéndole en este caso su pierna izquierda, flexionada y vista de perfil, frente a la derecha estirada. Tanto el toro, como el hipocampo y el felino van provistos de una enroscada cola pisciforme con extremo ligeramente ascendente y aleta caudal trifoliata, así como de otras pequeñas aletas en el vientre y en las patas delanteras, y cabalgan de perfil en un ambiente marino indicado mediante líneas horizontales sobre el fondo blanco.

Cronología: Último cuarto del siglo II d.C. (414). Localización actual: in situ Bibliografía: R. THOUVENOT, “L’Art provincial en Maurétanie Tingitane. Les mosaTques”, MEFRA LIII, 1936, p. 26; IDE~4, “Le quartier nord—est. La rive d~Si~e du decumanus maximus”, PSAiM 8, 1948, Pp. 138-143, lám. VIII; K.M.D. DUNBABIN, ‘I¶ie Mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, pp. 249 nota 1, y 277 nota 6.

3k)

. Tarraconensis (Idem, dioecesis XV Hispania

176.- Fragmentos de un mosaico blanco y negro de unas termas de Barcino (415), que sirvió más tarde de pavimento a la antigua iglesia de San Miguel de Barcelona (416). Lám. Cccvi.

Mencionado desde el siglo XVI como pavimento de la, ya destruida en 1868, iglesia de San Miguel de Barcelona (417), su origen y destino fueron objeto de numerosas hipótesis y controversias desde principios del siglo XVII (418). De los dibujos realizados por el P. Flórez (419), en cuya época ya gran parte del mosaico estaba destruido, y de los fragmentos conservados, se deduce que cuatro frisos con figuras de un thiasos marino, separados por grandes rosetas blancas inscritas en cuadrados de color negro situados en los ángulos del pavimento, debían bordear un espacio central de forma rectangular, perdido en la Antigtiedad, enmarcado por una orla blanca de cuadrados negros de lados dentados o escalonados, dispuestos sobre la punta.

A pesar de que en la actualidad sólo se conservan fragmentos de un lado menor y de otro mayor, los restos del segundo lado mayor plasmados en diferentes dibujos de finales del siglo XVIII y principios del XIX (420) hacen suponer que representaciones simétricas decoraban, dos a dos, los lados correspondientes. En los mayores, las figuras afrontadas de dos centauros marinos, y en los menores, la de un hipocampo, precedido y seguido de algunos delfines, que aparecen en un ambiente marino indicado mediante algunos trazos horizontales y otros verticales, con la forma del cierre de un paréntesis, de teselas negras sobre fondo blanco.

El lado mayor conservado mide 6,63 m. de largo y tiene una anchura máxima de 2,47 m. Siguiendo un esquema

3~O

) heráldico, dos ichthyocentauros, ndms. 238—239, de los que el torso humano del de la derecha responde a una restauración (421) claramente apreciable, aparecen simétricos y afrontados al centro de la escena, donde se pueden ver los restos de una especie de concha (422) sobre la figura de un cangrejo. Con el cuerpo humano de tres cuartos, los centauros marinos están representados en el momento de apresar un pez, — cuya cola corresponde a la misma restauración de que fue objeto el ichthyocentauro de la derecha -, que, con el brazo extendido, sujetan fuertemente con una mano, y portan en la otra una caracola, concha cónica de caracola con forma de trompeta, sobre el brazo.

Jóvenes e imberbes, sólo algunos trazos de color blanco señalan los más esenciales rasgos y detalles anatómicos, como cabellos, cejas, ojos, nariz, labios, cuello, mi~sculos pectorales, dedos y escamas que delimitan el punto de unión entre su torso humano y la cola pisciforme, marcando la silueta de una gruesa espiral y del extremo ligeramente ondulante con aleta caudal foliata de ésta, salpicada de pequeñas aletas idénticas a las ventrales y a las que aparecen en las pezuñas de sus extremidades anteriores.

Del mismo tipo son las aletas y la cola pisciforme del hipocampo que aparece en el lado menor conservado, de 7,88 x 3,65 m. Visto de perfil, salvo el pecho de tres cuartos, donde unas líneas blancas marcan la zona de unión entre la parte anterior equina y la cola pisciforme, el caballo marino ocupa la mayor parte del friso, nadando tras un delfín y seguido por otros dos muy esquemáticos con una aleta ventral y otra sobre la frente que presentan una aleta caudal foliata idéntica a la del hipocampo y a la de los ichthyocentauros.

Cronología: En torno a mediados del siglo II d.C..

3G 1 Localización actual: Museo Arqueológico de Barcelona (423).

Bibliografía: D.H. IORBA, Descripción de las excellencias de la muy insigne ciudad de Barcelona, Barcelona 1589, fol. lQv~ et 11r2; F. DIAGO, Historia de los victoriossisimos antiguos condes de Barcelona, Barcelona 1603, p. 4; H. PUJADES, Cronica Universal del Principat de Cathalunya, Barcelona 1609, III, LXIV, Pp. 117—118; N. FELIU DE LA PENA, Anales de Cataluña, Barcelona 1709, p. 87; CAYLUS, Recueil d’antiquités égyptiennes, étrusques, grecques et romaines IV, París 1761, Pp. 363—364, lám. CVIII; F. MARTT DE PRAT, Disertación sobre la antigua obra mosaica que se admira en el suelo de la iglesia de San Miguel, Barcelona 1765; 1. BOSARTE, Disertación sobre los monumentos antiguos pertenecientes a las nobles artes de la pintura, escultura y ar 9uitectura que se hallan en la Ciudad de Barcelona, Madrid 1768, num. XII, Pp. 77—116; A. PONZ, Viaje de XIV, Madrid 1788, Pp. 75—77; A. LABORDE, Description d’un paye en mosa~que découvert dans 1’ancienne ville d’Italica, París 1802, pp. 99—100; IDEN, Voyage pittoresque et historique de l’Espagne, 1,1, París 1806, p. 9, núm. 4, lám. II; IDEM, Itinéraire descriptif de l’Espagne, II, París 1827, p. 41; J.A. CEAN BERMtJDEZ, Sumario de las antigUedades que hay en España, Madrid 1832, p. 15; F.J. PARCERISA, P. PIFERPER, Recuerdos y bellezas de España, 1, barcelona 1839, Pp. 41—47; X, “Mosaico de la iglesia de San Miguel en Barcelona”, El Maseo de Familias, 1, Barcelona 1848, Pp. 59—60; M. SAURI, J. MATAS, Manual histórico—topográfico...o sea guia general de Barcelona, Barcelona 1849, p. 123; A. PI y ARIMÓN, Barcelona antigua y moderna, 1, Barcelona 1854, Pp. 543—546; A. de BOFARULL, Guja—Cicerone de Barcelona, Barcelona 1855, Pp. 51—52; E. FLÓREZ, ~ XXIX, Madrid 1859, o 1775 Pp. 11—13 y lám.; E. HUBNER, “Antichita della Spagna-Barcelona”, JDAI 1860, p. 154; J. MATAS, M. SAURI, Guía general de Barcelona, Barcelona 1860, p. 126; A. BALAGUER, “Novas históricas referents a la capella que fou de Sant Miquel archangel de la present ciutat”, Lo Gay Saber Barcelona, 15 de diciembre 1868, 1, p. 154; X, “Sobre lo mosaich gerco—rom~ d’Ampurias”, BCEC II, 1892, p. 76; F. CARRERAS y CANDI, “Les aygues y banys de Barcelona”, Boletín de la Real Academia de Buenas letras de Barcelona II, 1903—1904, Pp. 119—121; F. FITA, “Mosaicos romanos de Pamplona”, BRAH LIV, 1909, p. 436; F. CARRERAS y GANDí, “Excursió retrospectiva a la vella Barcelona”, BCEC XXVI, 1916, p. 145; RPGR, Pp. 45 y 351, n~ims. 7 y 9; Ars Hispaniae II, Madrid 1947, p. 59; Catalogo Monumental de España. Barcelona, po. 9— 10, figs. 14—15; Barcelona a través, Pp. 44 y 52; J. de C. SERPA RAFOLS, Monumentos romanos, Barcelona—Buenos Aires 1950, Pp. 15 y 26; Museo Arqueológico de Barcelona, p. 123, lám. 36; G. PICAR]), “Mosaics, Greek and Roman Styles”, Encyclopedia of World Art X, Roma 1958, col 335; A. BALIL, “El mosaico romano de la Iglesia de San Miguel”, CuadArqBar 1, 1960, Pp. 21—74; IDEM, “tas escuelas musivarias del conventus Tarraconensis”, CT~¶GR 1, p. 32; IDEM, “Las escuelas II”, p. 410; F. PALLARÉS, “tas excavaciones de la plaza de San Miguel y la topografía romana de Barcino”, CuadArgBar XIII, 1969, Pp. 5—42; X. BARRAL, Els mosaics medievals de Ripolí i de Cuix~ (Scriptorium Popileti 4), Abadía de Poblet 1971, p. 14, nota

3G~

, 4; 1. RODÁ, “El deporte en la Barcelona romana”, La Vanguardia Española, Barcelona, 27 de agosto de 1972; X. BARRAL, Les mosa!ques romaines et médiévales de la regio Laietana, Barcelona 1978, Pp. 39— 43, núm. 7, láms. XII—XIV.

177.— Mosaico policromo del tepidarium de las termas de la villa romana de Dueñas (Palencia) (424). Lám. CCCVII.

Del pavimento de esta estancia termal, de 12 x 5 m., se conserva un fragmento del cuadro central de 1,80 m. de lado con la representación parcial de un caballo, en cuyo cuello aparece la inscripción AMORIS, la parte correspondiente a un ángulo de la cenefa de zarcillos vegetales con cabezas de animales que lo encuadra, motivos geométricos del campo en el que se inscribe el emblema (425) y un gran panel de 5 x 2,10 m. que, situado al oeste, presenta una gran máscara de Océano flanqueada por dos nereidas sobre monstruos marinos.

De cara a la piscina del frigidarium, con idéntica orientación que el caballo del emblema, destaca en el centro del campo, de 4 x 1,60 m., la gigantesca máscara de Océano, ligeramente ladeada hacia su izquierda, casi de frente. De facciones colosales, muestra una poblada barba y una abundante cabellera, de la que sobresalen unas gruesas pinzas de crustáceo.

Debajo de la cabeza de Océano, dos ejemplares de tordo (labrus berggylta, Asc.) (426) aparecen simétricamente afrontados a su barba, mientras que en la parte superior, sobre la cabeza, otros dos peces nadan hacia la derecha en un ambiente marino, simulado mediante cortos trazos rectangulares de dos hileras de teselas negras, dispuestos escalonadamente, sobre el fondo neutro de color blanco. El pez de la izquierda lleva en la boca un pez rojo, de menor tamaño, que Palol (427) identifica con un salmonete (mullus surmuletus L.)

3G3

. No obstante, el cortejo lo forman las dos nereidas situadas a ambos lados de la colosal máscara. La de la izquierda, ndm. 349, a la derecha del dios, aparece sentada de tres cuartos sobre la cola pisciforme con extremo ascendente, muy afectado por una laguna, y aleta caudal, en forma de media luna, de un toro marino magníficamente dibujado que se dirige con las extremidades anteriores muy levantadas hacia la derecha, mientras vuelve su cabeza, de tres cuartos, hacia la nereida. Con el cuerpo desnudo, ella se asienta sobre un manto que cae sobre sus piernas, ladeadas casi de perfil hacia su derecha, cubriéndole completamente la derecha y parte del muslo izquierdo, dejando el resto, en parte no visible tras una gruesa espiral de la cola pisciforme del monstruo marino, al descubierto. Con su mano derecha la nereida sostiene un cesto de frutos que, elaboradamente trenzado, figura apoyado sobre su muslo derecho y sujeta en la izquierda, con el brazo levantado y arqueado sobre su cabeza, un extremo del manto que asciende por su flanco derecho tras enrollarse al brazo, a la altura del codo. Enjoyada con brazaletes de aro, dos collares, uno, a modo de gargantilla, de oro y pedrería de color rojo y verde, y otro, con forma de cadena de la que pende un colgante cuadrado, de oro y esmeraldas y una diadema, también de pedrería, que corona su cabello peinado con raya en medio, retirado a dos bandas del rostro y recogido detrás y a lo alto en un moño, dirige su mirada, ladeando su cabeza ligeramente a su izquierda, al centro de la composición, ocupado por la máscara de Océano. La nereida de la derecha, niim. 350, aparece sentada sobre la cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal trifoliata de una pantera marina que avanza, vista de perfil, con las garras de sus extremidades anteriores también muy levantadas hacia su derecha. Con las piernas, de perfil, envueltas en un manto sobre el

3~4 que se asienta, cuyos extremos se arquean, tras ascender por sus costados, delante de su cuerpo, esta nereida figura de espaldas al espectador, volviendo la cabeza, vista de perfil, hacia el centro, y mostrándonos el cabello recogido en un moño, sujeto por una cinta. Con un cesto de frutos también sobre su muslo derecho, ella sujeta con sus manos, por encima de la cabeza de la feroz pantera, representada con las fauces abiertas, una phiale, a cuya patena acude uno de los cuatro delfines que, situados en los ángulos del panel, completan la composicion.

Cronología: En torno al 330-340 d.C. (428).

Localización actual: in situ

Bibliog-rafla: P. de PALOL, “Mosaicos romanos de tema marítimo en Dueñas (Palencia)”, VIII CNA Sevilla—Málaga 1963, Pp. 467—468; IDEM, “El mosaico de tema oceánico de la villa de Dueñas”, BSEAA 29, 1963, Pp. 5-34, con lénis.; IDEM, “Das Okeanos-Mosaik in der r~5mischen Villa zu Dueñas (prov. Palencia)”, MM 8, 1967, Pp. 196—225; M~ L. NEIRA, “Acerca de las representaciones de thiasos marino en los mosaicos romanos tardoantiguos de Hispania”, Homenaje al Prof. D. J. M~ Blázquez. Antiguedad y Cristianismo VIII, 1991, Pp. 516, 520—521 y 524, fig. 6.

178.— Fragmento de un mosaico blanco y negro hallado en la colina de La Salud, próxima a Sabadell (Barcelona) (429). Láms. CCCVIII-CCCIX.

El mosaico mide 3,55 x 2,41 m. y tiene en su centro un cuadrado, de 1,42 x 1,24 m., incompleto, bordeado por una cuadrícula de esquemáticas florecillas de cuatro pétalos y bien delimitado por una hilera de teselas negras, que presenta en su parte conservada la figura de Neptuno. Visto de frente, salvo las piernas ligeramente ladeadas hacia los lados, el dios aparece de pie sobre un estrecho pedestal, sobre el que apoya una vara, muy probablemente de un tridente, que sostiene, doblando el brazo, con su mano izquierda, mientras

3G5

. extiende el otro brazo hacia su derecha, sin poder distinguir con seguridad, por la pérdida de su mano, si en ella figuraba el clásico pececillo o pequeño delfín. Anciano, barbado y desnudo, numerosos trazos de teselas blancas marcan y señalan una gran multitud de rasgos y detalles anatómicos.

A su izquierda, una figura de torso humano, visto casi de frente, y ondulada cola pisciforme con aleta caudal trifoliata, nada hacia la derecha. Muestra la cabeza de perfil hacia la derecha, con los cabellos erizados y los brazos en cruz, asiéndose con su mano derecha a la vara del dios. Identificada tradicionalmente con una tritonesa (430), los trazos de teselas blancas que aún en menor cuantía que en la figura de Neptuno salpican su cuerpo, señalando de forma esquemática los rasgos anatómicos más imprescindibles, no parecen hablar en favor de tal atribución, sino más bien de la representación de un joven e imberbe tritón, núm. 240, perteneciente al tipo de los que carecen de extremidades anteriores y poseen únicamente una cola pisciforme. Es muy posible que otro tritón idéntico y simétrico al conservado hubiera ocupado originalmente el flanco hoy perdido.

Cronología: Principios del III d.C. (431).

Localización actual: Museo de Historia de la Ciudad de Sabadell, Sabadell (Barcelona).

Bibliografía: C. MARTINELJJ, Amics de l’Art Velí. Membria de l’obra realizada.. .durant els sis primers anys, 1929-1935, Barcelona 1935, p. 61; L. MAS, “Arragonem, la progenitora de Sabadell”, Museo de la Ciudad de Sabadell, Sabadell 1944, Pp. 9, 40 y 42; SERRA, Carta, Pp. 170—171, fig. 24, lám. XII; V. RENOM y L. MAS, “Las excavaciones del poblado de Arragona”, Arrahona 1—2, Sabadell 1950, pp. 93—118, lám. VII; A. BALIL, “Un mosaico nilótico de la Bética”, (YI’EER XIII, 1969, p. 92, nota 2; IDEM, “tas escuelas musivarias del conventus Tarraconensis”, CMGR 1, p. 32; IDEM, “Escuelas II”, pp. 410 y 414; X. BARRAL, Les mosaiques rornaines et médiévales de la regio Laietana, Barcelona 1978, Pp. 136—138, láms. XCV—XCVI.

3G6 Tarraconensis (Carthaginiensis, dioecesis XV Hispania

179.- Dos fragmentos del mosaico policromo de la galería (A) de la villa romana de Algorós, cerca de Illici (Elche, Alicante) (432). Lám. CCCX.

Según la descripción y el dibujo de A. Ibarra (433), los dos fragmentos formaban parte del cuadro central de un mosaico rectangular, de forma muy alargada, que pavimentaba una galería de 11,80 x 2,93 m. en su parte conservada. Enmarcado por una ancha orla de ovas y por otra menor de trenzado, que delimita también los paneles decorados con motivos geométricos de trenzado, esvásticas y hexágonos sogueados con cruces de Salomón en su interior, y el cuadro figurado, había perdido ya en el momento de su descubrimiento su extremo derecho.

Del cuadro central, de 1,60 x 1,30 m., con la representación de la nereida , núm. 351, identificada por una inscripción latina, en letras capitales, con la leyenda GALATEA acabada en hoja de hiedra, y sentada, con el cuerpo casi de frente y las piernas de perfil hacia la izquierda, sobre una de las espirales de la cola pisciforme de un hipocampo que galopaba hacia la izquierda, sólo se conserva un fragmento de 0,66 x 0,70 m. con el busto de la nereida y la aleta caudal tripartita de la ascendente cola pisciforme del caballo marino en el extremo superior derecho y otro rectangular con la leyenda GALATEA correspondiente a la parte derecha del borde inferior del cuadro. Nada resta, en cambio, de los cuatro peces que, nadando hacia las esquinas en el lado inferior del panel y hacia abajo en los laterales, completaban la composic ion.

3C7

) Nimbada y con el cabello cayéndole en rizados bucles por la espalda, la nereida Galatea ladea ligeramente la cabeza hacia su izquierda y extiende su brazo derecho, conservado sólo hasta el codo, hacia delante para sujetar con la mano las bridas del animal, según se aprecia en el citado dibujo. Mantiene el otro brazo pegado al cuerpo, posiblemente doblado a la altura del antebrazo, sin que sepamos con certeza si portaba algún objeto en su mano, debido a una laguna, reflejada ya en el dibujo, que afectaba también a la parte inferior de su cuerpo y a una de las espirales de la cola pisciforme del hipocampo, donde probablemente se apoyaría con su antebrazo. Galatea muestra su cuerpo desnudo, si bien aún es visible sobre su hombro izquierdo el extremo de un manto que, según el dibujo, le debía caer por la espalda y, tras servirle de asiento, cubría sus piernas, dejando sólo al descubierto los pies.

Cronología: En torno al 330-340 d.C.

Localización actual: Fragmento de la nereida en el Cornpactus XV-4E de los Almacenes del Museo Arqueológico Nacional de Madrid, núm. Inv. 17.497, y fragmento con la leyenda GALATEA en el Museo Municipal “A. Ramos Folqués” de Elche.

Bibliografía: A. IBARRA, Illici, su situación y antigUedades, Alicante 1879, pp. 178-184, láins. XIV-XV; R. RAMOS, La ciudad romana de Illici, Alicante 1975, Pp. 28—31, láms. en Pp. 35— 36; L. ABAD, “Arqueolog~a romana del país valenciano: panorama y perspectivas”, Arqueología del País Valenciano, Alicante 1985, Pp. 369-370; J.M~ bL4ZQUEZ, O. L¿jPEZ, M~ L. NEIRA, M.P. SAN NICOLÁS, C~ IX. Mosaicos romanos del Museo Arqueológico Nacional, Madrid 1989, Pp. 35—37, num. 17, fig. 17, lánis. 18 y 40; M~ L. NEIRA, “Acerca de las representaciones de thiasos marino en los mosaicos romanos tardoantiguos de Hispania”, Homenaje al Prof. D. J. Blázquez Ant. y Cristianismo VIII, 1991, pr>. 515—516 y 520—524, figs. 3 y 9.

180.- Mosaico hallado en la villa romana de La Quintilla, próxima a Lorca (Murcia) (434). Destruido. Lám. CCCXI.

3G8

. Gracias a la copia existente en el Museo Arqueológico Provincial de Murcia de un dibujo publicado en 1876 por J. Fuentes y Ponte (435), sabemos que el pavimento tenía una forma casi cuadrada y estaba bordeado en tres de sus lados por una orla geométrica de círculos secantes y en el lado restante por una orla de mayor anchura y menor longitud decorada con cráteras alternando con aves y figuras de peces afrontados, que puede tratarse de un umbral e indicar el acceso a otra estancia.

El campo del mosaico presenta un esquema a compás (436), con la representación de los bustos de las cuatro Estaciones en los ángulos y cuatro veneras o pequeñas conchas en los semicírculos adosados al centro de cada lado, tangentes al gran círculo central que, delimitado como los anteriores y como el propio campo cuadrado por una trenza o sogueado, muestra en su interior una representación del Nacimiento de Venus.

La diosa aparece recostada sobre su lado izquierdo en una gran concha sostenida por dos tritones que ocupa toda la zona central del círculo. Con el cabello recogido y sujeto por una diadema o corona, Venus se apoya con su antebrazo izquierdo, en cuya mano porta una vara dispuesta en sentido diagonal, y sostiene en la derecha, levantada a la altura de sus ojos, el extremo de un manto que, cayéndole por la espalda, apenas cubre su brazo izquierdo y deja al descubierto toda su parte delantera.

Los dos tritones, núms. 241—242, que soportan la concha con un brazo y flanquean a la diosa están vistos con el torso humano y la cabeza de frente, mostrando los cabellos erizados, mientras, carentes de extremidades anteriores, sus colas pisciformes, compuestas de una gruesa espiral y extremo dotado de aleta caudal con forma de media luna, se sitúan simétricamente bajo la concha. Joven e imberbe el de la izquierda, más maduro y barbado

3G9 el de la derecha, ambos sostienen en el otro brazo una de las siluetas escamadas de su respectiva cola pisciforme que asciende en sentido contrario al resto de la cola por los laterales del círculo, como si se tratara de palmas o plantas.

En los extremos de la parte superior de la escena, dos erotes alados y desnudos con los brazos en alto sujetan con ambas manos las extremos de un velo o manto que, a modo de palio, corona la composición, completada por las figuras de dos peces comunes que nadan hacia la derecha en la zona inferior.

Cronología: Siglo IV.

Bibliografía: C. BELDA, El proceso de romanización de la provincia de Murcia, Murcia 1975, pp. 261 y 288; J.Ma BLÁZQUEZ, CME IV. Mosaicos romanos de Sevilla, Granada, Cádiz y Murcia, Madrid 1982, pp. 62—63, fig. 21.

Baetica (Idem, dioecesis XV Hispania

181.— Mosaico policromo descubierto en Canama (Alcolea del Río, Sevilla) (437).

Según las noticias transmitidas por M. de Campos (438), un pequeño mosaico con tritones, núms. 243-244- 245—246, dispuestos alrededor de una cabeza de situada en el centro del pavimento se conservaba en 1897 en el Museo de Carmona.

Cronología: la mitad del siglo III d.C.

Localización actual: Perdido ? (439).

Bibliografía: M. de Campos, Mosaicos del Museo Arqueológico Provincial de Sevilla, Sevilla 1897, p. 16; M~ L. NEIRA, “El mosaico de los tritones de Itálica en el contexto iconográfico del thiasos marino en Hispania”, Actas del VI Coloquio Internacional del Mosaico Antiguo (Palencia—Mérida 1990), Palencia (en prensa).

3!;

) 182.— Mosaico policromo descubierto en Casariche (Sevilla) (440). Lám. CCCXII.

Según se desprende de la descripción dada por Sentenach (441), el pavimento media en el momento de su descubrimiento 5 x 4 m. y estaba formado por dos tapices yuxtapuestos. Uno de ellos, de forma rectangular, iba bordeado por una línea de postas y presentaba en su interior fauna acuática, peces y crustáceos. El otro, el único que se conserva en la actualidad, tiene forma cuadrada y mide 3,62 m. de lado. Enmarcado por una trenza de dos cabos, el cuadro conservado muestra un círculo central delimitado por una orla de ojivas que figura entre dos circunferencias concéntricas y decorado en su interior con una máscara de Océano. Vista de frente y en un ambiente marino indicado por trazos cortos horizontales y otros más pequeños verticales de teselas negras sobre fondo blanco, la cabeza de Océano va dotada de un par de pinzas de crustáceo sobre la frente y de otros dos pares de antenas que sobresalen de los lados. De aspecto severo, posee también una larga cabellera, peinada con raya en medio, que se confunde con una poblada barba dividida en dos partes, extendiéndose hacia los lados. Dos delfines con aleta caudal tripartita en la misma disposición aparecen por detrás de su melena, completando la escena central. En las esquinas del campo del mosaico, cuartos de círculo de cable reforzado internamente por filetes dentados forman auténticos ángulos rectos decorados en su interior con una crátera, y en los laterales, cuatro semicírculos con hipocampos y tritones, tangentes al círculo central, dan como resultado cuatro cuadrados de lados curvos que presentan sendos bustos, difíciles de identificar al carecer de atributos, probablemente de estaciones.

3 ‘;. 1 En el semicírculo adosado al lado inferior del mosaico, debajo de la cabeza de Océano, un hipocampo de perfil, provisto de una cola pisciforme formada por una enroscada espiral y fino extremo ligeramente ondulante con aleta caudal tripartita, galopa hacia la derecha en un ambiente marino, común al círculo central y al resto de los semicírculos, indicado mediante algunos trazos horizontales y otros diminutos, paralelos en número de tres generalmente, en sentido vertical de una hilera de teselas negras sobre el fondo blanco.

En el lateral izquierdo, la figura representada es un joven e imberbe tritón, núm. 247, con el torso humano visto de frente que, dotado de unas desarrolladas aletas natatorias delanteras y enroscada cola pisciforme con delgado extremo ascendente y aleta caudal tripartita, nada también hacia la derecha, portando en su mano derecha un pedum y una pardalis en la izquierda. Un tritón idéntico, núm. 248, e igualmente carente de pinzas o antenas de crustáceo aparece en la luneta superior, de cara al exterior como las tres figuras que decoran los otros semicírculos. Sólo varía su dirección y la posición de sus brazos, portando el pedum en su mano derecha extendida hacia delante y la pardalis enrollada a su brazo, ondeando al viento, en la izquierda ligeramente extendida hacia atrás.

Por último, en el cuarto semicírculo figura de perfil otro hipocampo que, provisto de la característica cola pisciforme, avanza también hacia la izquierda.

Cronología: Primera mitad del siglo III d.C. (442). Localización actual: Somosaguas (Madrid). Col. particular (443). Bibliografía: Blanco y Negro, 1 de junio de 1919; N. SENTENACR, “Mosaico romano en el campo de Casariche”, La Esfera VI, núm. 287, 28 de junio de 1919; J. HERNÁNDEZ, A. SANCHO y F.

37k: COLLANTES de TER~N, Catálogo arqueológico y artístico de la provincia de Sevilla II, Sevilla 1943, p. 284, nota 3; R. MONDELO y M. CARRO, “El mosaico romano de Casariche (Sevilla)”, BSEAA LI, 1985, po. 143—155, láms. 1—II.

183.— Tres fragmentos de un mosaico blanco y negro hallado en el cortijo de “El Chorreadero Alto”, próximo a Paterna de Rivera (Cádiz) (444). Lám. CCCXIII. Según Corzo (445), el mosaico pavimentaba una banda de 0,96 m. que rodeaba la fuente o surtidor escalonado de una piscina o estanque, situado en el centro de un patio de una villa romana, cuya galería perimetral no se excavó, de modo que permanecería cubierto habitualmente por una lámina de agua suministrada por el surtidor. En el momento de su hallazgo casual, el pavimento presentaba ya un gran deterioro y sólo se conservaban fragmentos del lado sudoeste y parte del sudeste. La subsistencia de dos figuras de centauros marinos en uno de los lados y el fragmento de un monstruo marino en la mitad del otro, dirigiéndose sobre un fondo neutro de teselas blancas en el mismo sentido hacia la derecha hizo suponer a su excavador (446) que, según esta disposición, éstas debían formar parte de un cortejo mayor de ocho, colocadas por parejas en cada uno de los lados del patio, avanzando hacia la derecha.

El primer fragmento representa un joven e imberbe ichthyocentauro, núm. 249, que muestra un musculoso torso humano de tres cuartos y la cabeza de perfil con ramas de coral sobresaliendo erizadas entre sus cabellos. Porta en su mano derecha, a la altura de la cadera, un gran timón de espadilla sobre el brazo y sopla una caracola que sostenía con la mano izquierda extendida hacia delante, actualmente rehecha tras hallarse perdida.

373 Sobre su figura negra líneas de teselas blancas señalan e indican con gran profusión rasgos y detalles anatómicos. En la cabeza, pequeñas ondas señalan los cabellos revueltos, marcan la oreja, el ojo, ligeramente la nariz, y la boca, produciendo además en su rostro la sensación de volumen del moflete inflado al soplar la caracola. Aún más numerosas e indicativas son las que señalan los músculos pectorales, abdominales y de los brazos, mientras otras siluetean las patas delanteras, las pezuñas y las escamas que delimitan el punto de unión entre su parte anterior, humana y equina, y su cola pisciforme. Pero las más significativas son las que internamente recorren la silueta de la sinuosa cola, una línea discontinua de puntos que discurre paralela a otra continua con pequeños trazos perpendiculares, a modo de púas, en su parte inferior. Una aleta caudal foliata, totalmente rehecha en base al fragmento conservado de la de la otra figura de centauro marino, concluye el ondulado extremo ascendente de su apéndice pisciforme, si bien las más llamativas son las pequeñas aletas que, además de la característica ventral y de las que salpican no sólo su cola pisciforme sino también las pezuñas de sus patas anteriores, figuran en sus codos.

El segundo fragmento presenta otro centauro marino, núm. 250, que apareció en peor estado de conservación, habiendo perdido la parte superior de su cabeza, el brazo y el costado derecho, algunas zonas de sus patas anteriores y gran parte de su ondulada cola pisciforme, fragmentos fácilmente rehechos en virtud de la posición de los restos conservados y del modelo del centauro marino anteriormente descrito. Con el cuerpo humano visto prácticamente de frente y la cabeza de perfil, este joven, aunque barbado ichthyocentauro, a juzgar por los tres pelos que sobresaliendo de su barbilla recuerdan a la barba de un chivo, presenta las

3’; 4 mismas características que el primero, variando el diseño de las escamas, que marcan el punto de unión entre su parte anterior, humana y equina, y su sinuosa cola pisciforme, y su actitud. Con su mano derecha alzada empuña por el centro de modo poco usual una caracola, que por el extremo destinado al soplo figura cerca de su oído, como si pretendiera escuchar el sonido del mar, y aferra con la izquierda, estrechándolo contra su cuerpo, un hermoso delfín, cuya cola no conservada ha sido igualmente rehecha. La figura del delfín muestra idénticas líneas blancas, señalando los rasgos faciales y recorriendo internamente la silueta de su cola pisciforme, que los dos centauros marinos, nota característica que debía ser común a todas las representaciones de este mosaico. En el tercero y último fragmento apenas se distinguen los elementos aparecidos. Entre las lagunas que se ciernen sobre su superficie, parece apreciarse el principio de una cola pisciforme con un tipo de escamas igual al del segundo centauro marino descrito, señalando el punto de unión con la parte anterior, las aletas natatorias delanteras, otras pequeñas aletas sobresaliendo de la silueta del cuello y un cuerno o aleta sobre el pico de un águila, que pueden corresponder a la figura de un monstruo marino identificado con un grifo marino; otros restqs de color negro con líneas internas de teselas blancas, características de las colas pisciformes, y en el extremo superior derecho del fragmento, la pala de un timón de espadilla dispuesto en sentido horizontal que debía portar otra figura de ichthyocentauro no conservado, núm. 251. Cronología: Anterior a mediados del siglo II d.C.

Localización actual: Museo Arqueológico y de Bellas Artes de Cádiz.

3;~ 5 Bibliografía: R. CORZO, “Un nuevo mosaico r~nano de “thiasos” marino”, BMusCád III, 1981—82, pp. 51—54, con 1 fig. y 3 láms.; M.D.F., “Mosaico Romano en Cádiz”, Revista de Arqueología 17, 1982, p. 49, con lám. del primer fragmento; J.Ma BLÁZQUEZ, C~E IV Mosaicos romanos de Sevilla, Granada, Cádiz y Murcia, Madrid 1982, Pp. 52—53, núms. 48—49, fig. 15, láms. 20—21; M. TORRES, “Iconografía marina”, Mosaicos Romanos. Estudios sobre Iconografía Actas del Homenaje ‘in Memoriam A. Balil, Guadalajara 1990, Pp. 110— 113.

184.— Mosaico blanco y negro (447) de una estancia termal de Italica (448). Láms. CCCXIV—CCCXIX.

Pavimenta el espacio contiguo a una piscina con restos de una escalera y próximo a dos salas con hipocaustum de la ínsula comprendida entre la casa de la Exedra y la casa de los Pájaros. Aunque en su origen el mosaico presentaba unas dimensiones mayores, la parte conservada mide 7,30 x 8,70 de anchura máxima, obteniendo una forma irregular al haberse efectuado un entrante, un rectángulo de 3,65 x 1,07, en el ángulo sudeste de la habitación que, según Blanco y Luzón (449), habría provocado algunos cambios en la composición del proyecto original. Enmarcado por una orla exterior de ojivas o triángulos curvilíneos negros, entre dos filetes del mismo color, y por otra interior más ancha, decorada con escenas de la vida de los pigmeos del Alto Nilo (450), el campo del mosaico aparece bien delimitado por un grueso filete de teselas negras, mostrando en su centro la representación del triunfo de Neptuno, rodeado por un característico thiasos marino, con teselas policromas que realzan aún más el motivo central.

En un ambiente marino, indicado por el uso de líneas rectas, a veces dentadas en la parte inferior o en la superior, y onduladas en sentido horizontal y de otras más cortas en vertical, dispuestas paralelamente en grupos de tres a modo de paréntesis, realizadas en

3:6

. teselas de color gris, azul y verde, Neptuno aparece representado en un carro tirado por dos hipocampos galopando hacia la derecha, de los cuales, por causa del deterioro sufrido ya en la antigUedad, apenas restan sus siluetas y las aletas ventrales, así como las patas anteriores y la aleta caudal trifoliata de la ondulada y sinuosa cola pisciforme con extremo ascendente del caballo marino situado en primer plano. Visto de tres cuartos, el dios muestra su musculoso cuerpo desnudo, ya que el manto de tonos azules, verdes y rojos, enrollado a sus brazos como un chal, ondea al viento y se arquea sobre su cabeza, dejando completamente al descubierto su pálida piel. Con su pierna izquierda oculta tras la caja curva del carro, del que sólo se aprecia la parte superior y un gran fragmento de la rueda derecha con circunferencia y radios de teselas rojas y amarillas, y la izquierda estirada hacia atrás e inmersa en el agua, Neptuno se abalanza ligeramente hacia delante para guiar las bridas que lleva en su mano izquierda, mientras porta en la derecha un gran tridente rojo que atraviesa su figura oblicuamente, en sentido diagonal ascendente hacia la derecha. En su cabeza, vista de perfil, todavía son visibles las siluetas del pelo y de la barba que, compuestos de cubos de un vidrio verde amarillento descompuesto en su mayor parte como en el caso de los caballos marinos, habían desaparecido. La postura del dios da la sensación de representar una veloz carrera y sólo desentonaría en esta idea su pierna derecha todavía inmersa en el agua que, en contraposición al resto de la figura y a su actitud, parece querer plasmar el instante de subirse al carro. Para explicar esta discordancia, Blanco y Luzón (451) piensan que en el modelo original utilizado por éste y otros mosaistas no habría figurado el carro como vehículo de Neptuno, sino que el dios plantaría sus pies en las

‘.~ .. .-, 3, roscas o extremos de las colas pisciformes de los hipocampos, como sucede en otros ejemplares, donde el carro por inútil e inadecuado se omite. En torno a este motivo central policromo discurren de cara al exterior sobre un fondo neutro de teselas blancas diversos miembros de su habitual cortejo. Justamente debajo de los caballos, un joven e imberbe ichthyocentauro, núm. 252, avanza, provisto además de las ventrales, de pequeñas aletas en sus patas anteriores y a lo largo de la ondulada silueta de su cola pisciforme con aleta caudal tripartita, hacia la izquierda. Con la parte anterior de tres cuartos y la cabeza de perfil, sopla una caracola que sostiene en su mano derecha, extendida hacia delante, y porta en la izquierda sobre su brazo una antorcha, cuyas llamas ondean ligeramente hacia atrás por la acción del viento. Líneas de teselas blancas, presentes en todas las figuras del thiasos marino del mosaico, señalan los rasgos faciales y musculosos de su parte humana, mientras una línea interna con pequeños trazos perpendiculares a ella, a modo de púas, reproduce la silueta de su cola pisciforme. De cara al lado sur, en el lado izquierdo del mosaico, otro centauro marino, núm. 253, de similares características, pero de ejecución más lograda, se dirige también hacia la izquierda. Con la parte anterior de su cuerpo de tres cuartos y la cabeza, coronada por una diadema de laurel, probablemente de perfil, muy deteriorada por una grieta producida ya en época antigua que afecta casi completamente a su brazo derecho extendido hacia delante, en cuya mano debía sostener una caracola que soplaría, porta en la izquierda sobre su brazo un gran timón de espadilla. Aparte de las aletas y de las líneas de teselas blancas que lo asemejan al ichthyocentauro anterior, éste presenta otra línea interna de teselas dispuestas sobre la punta del cubo, a

378 modo de dientes de sierra, que discurre paralela a la caracterizada por las púas en su cola pisciforme, acabada en aleta caudal foliata. Figuras de monstruos marinos situadas de cara al exterior sobre los bordes del campo del mosaico destacan entre los restantes peces que aparecen en el fondo neutro. Precisamente debajo del último ichthyocentauro mencionado, en el centro del lado sur, más pequeño que su opuesto por el entrante citado al principio, un asno marino se dirige hacia la derecha tras un delfín, seguido por otro idéntico. Con la cabeza de perfil y la parte anterior equina ligeramente de tres cuartos, muestra las típicas aletas y las líneas blancas que caracterizaban al primer centauro marino, marcando también las crines de que ha sido dotado. En el lado oeste, en cambio, la dirección del cortejo varía. Un ketos de largo y sinuoso cuello como su cola pisciforme, objeto de restauración al estar muy afectada por la grieta que atravesaba el mosaico de este a oeste, avanza, con la cabeza erguida y provisto de extremidades anteriores de felino, hacia la izquierda tras un pez que nada bajo el extremo de la sinuosa y uniformemente ondulada cola pisciforme de un felino marino, un tigre o una pantera según Blanco. Provisto de unas afiladas garras que recuerdan más a las de un ave rapaz que a las propias de tales animales, el felino marino presenta la línea con púas de teselas blancas, recorriendo también toda la parte delantera de su parte anterior.

Un carnero marino situado en el centro del lado norte se dirige con unas extrañas extremidades anteriores hacia la izquierda entre dos delfines que, al igual que en el lado opuesto, figuran en los ángulos. Con la cabeza de perfil y la parte anterior de su cuerpo de tres cuartos, el carnero marino presenta, además de las líneas comunes a todas las figuras, una serie de púas en el frente de su parte anterior, como el felino, y otras formando zig-zags que representan las escamas de la zona de unión entre su parte anterior caprina y su ondulante cola pisciforme con aleta caudal foliata.

Finalmente, en el lado sur, escalonado a dos niveles por el entrante ya mencionado, un carnero marino avanza en la parte derecha en esa misma dirección, mientras un toro en el otro extremo se dirige hacia la izquierda. Visto de tres cuartos y con aletas natatorias delanteras, su cola pisciforme, muy afectada por la grieta, aparece recorrida por una sencilla línea interna de teselas blancas.

Cronología: 2~ mitad del siglo II d.C. (452).

Localización actual: in situ

Bibliografía: A. BLANCO, J.M. LUZÓN, El mosaico de Neptuno en Italica, Sevilla 1974, Pp. 5—49, láms. I—XI; M. TORRES, “Iconografía marina”, Mosaicos Romanos. Estudios sobre Iconografía Actas del Homenaje ‘in Memoriam’ A. Balil, Guadalajara 1990, Pp. 110—117, 121—122.

185.— Fragmentos de un mosaico policromo de Italica hallado en la localidad de Santiponce (453). Láms. CCCXX- CCCXXV.

Poco tiempo después de su descubrimiento, en 1894, estos fragmentos fueron depositados en el Museo Arqueológico de Sevilla, donde actualmente permanecen formando parte de una recomposición del mosaico efectuada por el Sr. Tomillo en 1972 (454).

Según los cálculos estimados tras esta reconstrucción, el pavimento debía responder originalmente a la forma de un cuadrado de aproximadamente 3,80 m. de lado, desvirtúado por un ángulo recto que remataría cada una de sus cuatro

380

., esquinas y por un pequeño nicho que sobresaldría del centro de cada lado, como reflejan los restos antiguos de su orla de enmarque, decorada con un motivo de onda en teselas blancas sobre un fondo en degradado horizontal de varios colores con las diversas franjas dentadas.

Dispuestas de cara al exterior sobre los ángulos, las figuras de cuatro tritones aparecen en torno a un espacio central ya destruido en el momento de su hallazgo y al que nos referiremos más adelante. En un ambiente marino, indicado mediante algunos trazos desiguales que discurren paralelamente a los lados del mosaico, sólo uno en sentido vertical y otros ligeramente curvos que se adaptan a la silueta de los peces representados, los tritones figuran, dos a dos, afrontados y opuestos por sus colas pisciformes, parcialmente inmersas en el agua, emergiendo con su musculoso torso humano visto ligeramente de tres cuartos, casi de frente, y con la cabeza de perfil. Jóvenes e imberbes y pertenecientes al tipo de los que, además de una ondulada cola pisciforme finalizada en aleta caudal trifoliata, van dotados de unas desarrolladas aletas natatorias (455), a modo de extremidades anteriores, los cuatro muestran su parte humana bien diferenciada por un tono bronceado del gris- verdoso de su cola de pez, salpicada por una aleta ventral y por otras más pequeñas a lo largo de su silueta, y soplan una característica caracola que por su extremo inferior sostienen con el brazo adelantado en una mano, mientras en la otra, a la altura de la cadera, portan sobre el brazo un segundo atributo.

Punto de desacuerdo en cuanto a su identificación y terminología (456), al menos, un pedum es claramente apreciable en la mano derecha de uno de los tritones, núm. 254 (457). Respondiendo a una forma ortodoxa y de color marrón se distingue de dos objetos similares que, en tono ocre y con la parte interna de su extremo

381 superior de teselas siena oscuro, son portados por otros dos tritones. En uno de estos casos (458), núm. 255, el ligero abultamiento apreciable en la parte superior conduce también a su identificación con el primero, es decir, con un pedum, mientras que en el otro (459), núm. 256, donde el detalle mencionado no es tan perceptible, su forma de basto lo asemejaría más a una clava. No obstante, su inexistencia como atributo portado por tritones y la gran similitud que, tanto en su forma, como en el color y el detalle siena, presenta en relación al anterior nos hace pensar que, en realidad, se trata también de otro pedum. En ambos, el empleo de una forma y un color distintos al utilizado en el primero estaría resaltando que éstos figuran representados desde otro punto de vista para dar sensación de movimiento, hipótesis que podría explicar sus diferencias con el pedum ortodoxo.

Respecto al atributo que, tradicionalmente identificado con una palma (460), porta sobre su brazo izquierdo el cuarto tritón, num. 257,el tono ocre de su fondo salpicado de motas de color marrón idéntico al de la pardalis que, anudada al cuello sobre el pecho, presentan los dos tritones portadores de un pedum representado de modo poco convencional no nos ofrece dudas sobre su interpretación como una pardalis. A ello contribuye el hecho plausible de que un buen número de estos seres mitológicos muestran sobre su antebrazo un pequeño manto, una pardalis, cuyos extremos en unos casos caen y en otros ascienden ondeando al viento. Todos ellos portan en la mano sobre el mismo brazo que presenta la citada pardalis otro atributo, un remo, una caracola, un timón o un pedum, y algunos, similares extremos ajironados de su pardalis, ondeando al viento en sentido diagonal y ascendente, siendo, además, la posición de los dedos de su mano idéntica. Sobre las razones que

38~ indujeron a no incluir otro atributo en el caso del cuarto tritón, el intento de subrayar distinciones entre ellos — entre los tritones de este mosaico —, máxime si se tiene en cuenta el diferente punto de vista desde el que figura un atributo común como el pedum y una serie de caracteres sobre los que, incidiendo en esta línea, trataremos a continuación, podría explicar su alejamiento del modelo original.

En contraposición a las características comunes ya señaladas — entre las que destacan su pertenencia al mismo tipo, el diseño idéntico de sus desarrolladas aletas natatorias y de su cola pisciforme, su posición y su rostro joven e imberbe, así como el hecho de que los cuatro soplen la caracola —, la diversidad de sus rasgos faciales, el par de apéndices de tipo marino que, denominados como antenas de crustáceo o ramas de coral (461), sobresalen entre los cabellos de dos de ellos, del denominado cuarto tritón y del que figura afrontado a él, y la pardalis que anudada al cuello sobre su pecho lucen excepcionalmente en Hispania éste último y su opuesto, contribuyen a dotar a cada uno de los cuatro tritones de una fisonomía propia que, a pesar de los numerosos elementos comunes, los distingue significativamente.

En relación a las variaciones o adaptaciones de un modelo generalizado observadas en este pavimento, cabe reseñar también que el modo de representar la pardalis que de forma idéntica muestran dos de los tritones se encuentra cercano a áquellos en los que asciende en dos a partir de sus hombros, pero aquí en favor de una mayor nitidez de sus respectivas caracolas se habría determinado la supresión de uno de los dos extremos ondeantes, que figura sin ser visto cayéndoles por su espalda.

Sobre el espacio central en torno al cual figuran representados los cuatro tritones, pronto surgió la

383 controversia. Habiéndose hallado completamente destrozada, ya en el momento de su descubrimiento, toda la parte correspondiente a un círculo central, según refiere M. de Campos (462), algunos pensaron en la posibilidad de que éste fuera el sitio destinado a una fuente, mientras que el propio Campos, tomando como referencia el mosaico policromo de Otricoli (463) y el de Alcolea del Río (464), planteó la hipótesis de que allí se habría situado, en cambio, una representación de la cabeza de Medusa.

A juzgar por los paralelos que otros mosaicos con

composiciones similares presentan (465), — y entendiendo que los partidarios de la primera teoría circunscriben la

citada fuente al espacio central (466) — la segunda hipótesis nos parece más verosímil en lo referente a considerar como parte integrante del mosaico su motivo central, mientras que las razones aducidas en tiempos a favor de su identificación con una cabeza de Medusa podrían tener el mismo peso, pero no mayor, que las que pudieran plantearse en pos de su interpretación como una máscara de Océano. A tenor de los paralelos más cercanos (467), quedarían descartadas aquellas representaciones, como las de Scylla (468), del rapto de Europa (469) y de una divinidad fluvial (470), que, entre otras razones, habrían necesitado mayor espacio central del disponible en el mosaico de Santiponce y, por otro lado, el hecho de que los restos fragmentarios de una murena, que Blanco (471) supone en lucha con un pulpo como centro de la composición, no se hallen inscritos en el citado círculo sino formando parte de la decoración con otros peces, sólo deja como alternativas a una cabeza de Medusa, como la de Alcolea del Río, o a una máscara de Océano como la de las termas Marítimas de Ostia (472), motivo central que, inscrito en un círculo, también aparece en Casariche (473).

384 Cronología: Primera mitad del siglo III d.c. (474).

Localización actual: Museo Arqueológico de Sevilla. Núm. Inv. 2.269.

Bibliografía: A. GALI, Historia de Itálica, Sevilla 1892, Pp. 226 y ss; M. CAM~S, Mosaicos del Museo Arqueológico Provincial de Sevilla, Sevilla 1897, Pp. 14—17; A. GARCIA y BELLIDO, Colonia Aelia Augusta Italica, Madrid 1960, p. 134, lám. XII; A. BLANCO, CME II. Mosaicos romanos de Italica, Madrid 1978, Pp. 32—34, láms. 20— 27; M. TORRES, “Iconografia marina”, Mosaicos Romanos. Estudios sobre Iconografía. Actas del Homenaje “in Memoriam” de Alberto Balil (Guadalajara 1990), Guadalajara 1990, Pp. 110—112, 123—124; Ma L. NEIRA, “El mosaico de los tritones de Itálica en el contexto iconográfico del thiasos marino en Hispania”, Actas del VI Coloquio Internacional del riosaico Antiguo (Palencia-r4érida 1990), Palencia (en prensa).

186.— Mosaico policromo del tablinum de la casa del Nacimiento de Venus de Italica (475). Láms. CCCXXVI— CCCXXXVIII.

El mosaico de 10,50 x 6,50 m. fue hallado debajo de un pavimento geométrico (476) que se había superpuesto a éste, a causa de su gran deterioro. Objeto de dos sucesivas restauraciones ya en la antiguedad (477), su estado de conservación en- el momento de su descubrimiento era realmente pésimo y presenta notables pérdidas que debieron propiciar la superposición del otro pavimento.

Bordeado por una orla de esvásticas y cuadrados, en blanco y negro, está compuesto por dos tapices yuxtapuestos, uno cuadrado de mayores dimensiones en el lado norte y otro rectangular en el lado sur, bien delimitados por un doble sogueado. El campo del primero se basa en una composición con un esquema geométrico que presenta octógonos en los ángulos y rectángulos adosados a los laterales, tangentes a los primeros, dando como resultado un gran octógono central.

385 De los cuatro octógonos situados en las esquinas, sólo uno se conserva completo. Enmarcado por una trenza de dos cabos, como el campo y el resto de las figuras geométricas, inscribe en su interior un medallón circular bordeado por una orla de curvas con flores de loto abiertas y cerradas, alternando, y decorado con un busto varonil barbado, visto ligeramente de tres cuartos hacia la derecha. Identificado por una inscripción griega con la leyenda EYPOC como el viento del Este, lugar que, efectivamente, ocupa en la orientación del mosaico, presenta unas alas verdes, sobresaliendo entre sus alborotados cabellos, y unas características líneas partiendo de sus labios a modo de sopíos. A pesar de que sólo queda parte de la orla izquierda de un segundo medallón y de la superior de otro, es de suponer que Bóreas, Noto y Céfiro decorarían los tres medallones restantes.

Según la orientación de las figuras del octógono central, en el rectángulo adosado al lado superior del campo del mosaico que mide como los otros tres 2,04 x 0,89 m. se desarrolla una escena en un mar, indicado mediante largos trazos horizontales y algunos más cortos oblicuos, como signos de un paréntesis, de teselas azules, donde aparece de cara al interior la figura muy deteriorada de una ninfa, identificada por una inscripción latina en letras capitales con la leyenda , núm. 352, que se aferra con su mano derecha al cuerno de un toro marino en dirección hacia la izquierda. Aún habiendo perdido la cabeza y todo el cuerpo, ella está representada como algunas nereidas, flotando en el aire junto al costado izquierdo del monstruo marino y abalanzándose hacia él para asirse a su único punto de apoyo, mientras sus piernas desnudas y su mano izquierda figuran extendidas hacia atrás y un manto ondea a su

3S~ espalda, arqueándose por detrás y levemente sobre su cabeza, por el impulso de la veloz carrera.

Abarcando casi toda la superficie del recuadro, el toro marino tiene su parte anterior vista de tres cuartos y posee una gruesa y extraordinariamente ondulada cola pisciforme de grandes dimensiones con extremo ascendente y aleta caudal trifoliata. Sobre su parte trasera figura de tres cuartos y ligeramente de rodillas, un personaje alado y desnudo con el rostro prácticamente perdido que, apoyándose sólo con su pie izquierdo, haciendo verdaderos equilibrios y extendiendo su mano hacia la ninfa, parece reclamar la atención de Arethusa, la cual es muy probable que volviera su cabeza hacia él. En el extremo izquierdo del panel y precediendo al toro marino, otro eros alado y desnudo, visto de tres cuartos, con la cabeza casi de frente, como si intentara volverse hacia el animal en actitud de guía, porta en su mano izquierda el mango de un objeto que Canto (478) atribuye a un bastón, pero que bien pudiera tratarse de una antorcha o de un espejo. Identificados ambos como erotes por Canto (479), la pálida piel, la estilizada silueta y los senos perceptibles de la primera figura, en claro contraste con la bronceada piel y el aspecto regordete de la segunda, sin duda, representación de un eros, nos llevan a suponer que se trata de un personaje femenino.

En el rectángulo del lado izquierdo del campo está plasmada otra escena marina, esta vez con el mar representado por trazos horizontales casi continuos y algunos diminutos, en grupos de tres, verticales u oblicuos de teselas azules, que recorren toda la superficie del panel sin distinguir, como sí sucede en la mayoría de los casos y concretamente en el recuadro anterior, el ambiente marino del aéreo. En el centro y de cara al exterior, la ninfa de Lerna, también identificada por una inscripción latina en letras capitales con la

38? leyenda AMYMONE, núm. 353 cabalga de espaldas al hipocampo que avanza hacia la izquierda, sobre cuya cola pisciforme debía ir sentada. Decimos debía, sin completa certeza, ante la laguna que, cerniéndose sobre casi todo el cuerpo y las piernas de la ninfa y gran parte de la cola pisciforme del caballo marino, nos impide afirmarlo con toda seguridad. Vista de tres cuartos y con el cabello cayéndole sobre su hombro izquierdo, Amymone lleva en su mano izquierda algo parecido a una phiale y dirige su mirada, con la cabeza de perfil, igual que su mano derecha hacia un eros alado, desnudo y enjoyado con collar y brazaletes que, situado, flotando o volando, de tres cuartos en la parte derecha del panel, figura hacia ella, tendiéndole ambas manos.

Precediendo al hipocampo de sinuosa cola pisciforme con aleta caudal en forma de media luna, otro eros alado y desnudo cabalga de pie sobre un delfín dañado, cuyas bridas sujeta con su mano derecha. Visto de tres cuartos hacia la izquierda y encabezando el cortejo, el amorcillo vuelve la cabeza y extiende su mano izquierda hacia atrás en actitud de guiar al caballo marino.

Nada queda, en cambio, de los otros dos paneles rectangulares de los lados inferior y derecho del campo del mosaico, donde presumiblemente estarían representadas escenas similares a las descritas. En la misma línea, muy destruido se encuentra el gran octógono central, siendo perceptible sólo una parte de su decoración. Cuatro franjas trapezoidales con un motivo floral esquemático de lotos abiertos, de las que son visibles las dos superiores y gran fragmento de la inferior izquierda, fueron colocadas en los lados tangentes a los octógonos de los ángulos para equilibrar sus medidas.

En su interior, la zona superior representa el cielo con teselas de color azul claro en el que figuran

38$ el busto varonil, barbado, alado y con túnica de un personaje que parece abarcar el contenido de la escena con sus brazos extendidos hacia los lados, y otro varón fragmentario que, sujetando una falx u hoz pequeña de hoja curva en su mano derecha, desde su derecha le contempla. Según Canto (480), este atributo basta para identificarle con Cronos—Saturno, que mira a su padre, Urano—Caelum, tras haberle mutilado.

Debajo, ocupando la mayor parte de la escena, se halla el tema principal de la composición, el nacimiento de Venus. La diosa, de la que se conserva el fragmento correspondiente a su busto y otro más pequeño con parte del vientre, aparece en el centro, posiblemente de pie, desnuda y sin más alhajas que dos pendientes de perlas (quizás también con un collar?). Nimbada y con el cabello, peinado con raya en medio, suelto sobre sus hombros, Venus debía figurar, de tamaño natural, sobre una concha sostenida por dos tritones, núms. 258—259, que la flanquearían. Destruido el segundo, sólo se conserva el torso del primero hacia la derecha en la parte izquierda del octógono, cruzando su brazo derecho por delante para extender ambas manos hacia el centro de la escena. Del ambiente marino que, logicamente, animaría la composición, sólo un fragmento de pez nadando hacia la izquierda sobre las ondas características que simulan las olas del mar se ha conservado en la parte inferior, casi completamente destruida.

Finalmente, sobre el tapiz yuxtapuesto al lado norte del campo del mosaico, en realidad orientado al sur, éste presenta un trenzado que recorre el campo rectangular, formando seis círculos abombados, que inscriben otros tantos cuadrados, unidos entre sí por siete medallones circulares y adosados a los lados mediante pequeños semicírculos decorados con veneras que contribuyen a configurar su extraña forma. En un muy

389 deteriorado estado de conservación, sus representaciones, pertenecientes a las estaciones y a un planetario, han sido puestas en relación (481) con las del tapiz anterior a través de las creencias órficas.

Cronología: Principios del siglo III d.C. (482).

Localización actual: Extraído de su lugar original, permanece instalado provisionalmente como suelo de un cobertizo que, creado para su protección, se halla situado dentro del recinto de las ruinas de Italica

Bibliografía: A. CANTO, “El mosaico del Nacimiento de Venus de Italica”, Habis 7, 1976, Pp. 293—338, láms. XV—XVIII.

187.— Mosaico policromo hallado en Italica (483). Perdido. Lám. CCCXXXIX supra

Según los testimonios más antiguos (484), este pavimento fue descubierto en mayo de 1839 durante las excavaciones dirigidas por Ivo de la Cortina en Italica Cubría una habitación de 4,48 x 3,64 (485), cuyos restos de muros conservaban aún pinturas al fresco, y gracias a un grabado del siglo pasado (486) sabemos que estaba dividido en dos paneles yuxtapuestos, bien delimitados por una ancha orla exterior en forma de U invertida, decorada con una composición ortogonal de lineas horizontales y verticales formando una cuadrícula en torno al panel cuadrado de mayores dimensiones, y por dos franjas con estrellas de cuatro puntas inscritas en rectángulos adosados a los lados superior e inferior de un cuadrado decorado con un motivo de roseta cuadrifolia situadas en los lados menores del panel rectangular, y especialmente por otra orla interior de eslabones que enmarca los cuatro lados de ambos paneles.

En contraposición a las representaciones, a veces lagunosas, de Eros y Psique, estaciones, etc., del panel cuadrado con un esquema a compás, el rectangular, más

390

. próximo a la entrada de la habitación, presenta en su parte derecha la figura de una nereida, núm. 354, cabalgando sobre un monstruo marino en dirección hacia la izquierda, zona afectada por una gran laguna que, ya en el momento de su hallazgo, impedia, según se refleja en el citado grabado, saber que figuras completaban la escena. Identificado el monstruo con un delfín y la nereida con Galatea, tras interpretar su imagen como un motivo inspirado en el poema de Teócrito y en la descripción que hace Filostratos el Viejo en sus Imagines (487), se planteó la idea de la aparición de , sentado sobre una roca, en el espacio destruido.

Sobre esta hipótesis habría que precisar varios puntos. En primer lugar, a la identificación con Galatea, basada en su posible relación con la descripción que de ella da Filóstratos el Viejo al mencionarla “sosteniendo sobre su cabeza, contra el viento, un largo manto que le da sombra y sirve de vela a su carro de delfines”, pueden oponerse varios razonamientos. Por un lado, el hecho de que la nereida figure aquí sujetando con su mano derecha alzada un extremo del velo que ondea por efecto del viento sobre su cabeza no es un rasgo que la diferencie de otras representaciones de nereidas anónimas, ya que son numerosas las que aparecen en esta actitud tan característica. Por otro, no hay rastro del carro de delfines citado por Filóstratos, mientras que ella cabalga vista de tres cuartos, dando la espalda al espectador sobre un manto que deja al descubierto casi todo su cuerpo, en una cola pisciforme que no corresponde siquiera a un delfín. Su longitud, la forma uniformemente cilíndrica y la ligera ondulación ascendente de su extremo con aleta caudal trifoliata recuerdan más a la de un tritón o mejor a la de un monstruo marino de carácter fantástico que, a juzgar por el dibujo de su cabeza, nos

391 lleva, salvando la fidelidad mayor o menor de la reproducción, a pensar en una especie de extraño cetáceo.

En segundo lugar, y aunque el animal sobre el que cabalgara hubiera sido un delfín, esta representación tampoco tendría porque implicar su necesaria identificación con Galatea. A pesar de que no son muy frecuentes las nereidas figuradas sobre delfines, si comparamos el gran número de ellas sobre hipocampos, toros marinos y otros monstruos marinos, sólo una de las diez conservadas en mosaicos romanos está expresamente identificada en un ejemplar norteafricano de las termas de Themetra (488) por una inscripción latina. A ello hay que añadir que además Galatea figura, en cambio, y también identificada con su nombre por una inscripción latina, cabalgando sobre un hipocampo en otro mosaico hispano, hallado en la villa romana de Algorós (489); mientras que figura sentada sobre un ketos en un mosaico de Córdoba (490), donde sí aparece Polifemo.

Llegados a este punto, y admitiendo que el animal sobre el que cabalga es un monstruo marino similar a un cetáceo, puede decirse que precisamente el hecho de que la nereida no tuviera necesariamente que figurar sobre un delfín para ser identificada con Galatea podría dar validez a la hipótesis preestablecida. No obstante, tanto la constatación de que una representación manifiesta de Galatea no implica necesariamente la referencia a la leyenda que ella protagoniza con el Cíclope Polifemo, según se desprende de las representaciones de Themetra y Algorós, donde aparece como cualquier otra nereida sin conexión con Polifemo; como la inexistencia del más mínimo resto o fragmento indicativo de la presencia del Cíclope o de la roca en la parte izquierda del panel, y finalmente los trazos horizontales que, simulando el agua como en la zona que mejor se había conservado, todavía se apreciaban en el ángulo inferior izquierdo, nos llevan a

392 descartar la interpretación de esta escena fragmentaria como parte de una representación de la leyenda de Polifemo y Galatea y a considerarla, por tanto, como una representación más del thiasos marino, una nereida anónima sobre un monstruo marino, ¿ guiado quizás por un tritón que les habría precedido, situado en la parte izuqierda perdida ya en el momento de su descubrimiento?.

Cronología: ?.

Bibliografía: 5. CELESTINO, “Mosaicos perdidos de Italica”, Habis 8, 1977, Pp. 366—370 y 382, lám. XXVI; M~ L. NEIRA, “Acerca de las representaciones de thiasos marino en los mosaicos romanos tardoantiguos de Hispania”, Homenaje al Prof. D. J.Ma Blázquez AntigUedad y Cristianismo VIII, 1991, p. 517, nota 29.

188.- Mosaico policromo de la estancia central del frente septentrional de la villa romana de “El Pomar”, situada a las afueras de Jerez de los Caballeros (en la actual

provincia de Badajoz) (491). Láms. CCCXXXIX mfra - CCCXL.

El pavimento está enmarcado por una orla exterior blanca decorada con cuadrados formados por dos líneas de teselas oscuras y dispuestos sobre la punta; otra, interior, de considerable anchura en los lados mayores, decorada en el tercio inferior con líneas quebradas formando esvásticas que dan como resultado cuadrados, a modo de losetas, con cruces de Malta en su interior, y en el resto, equivalente al tercio central, con una sucesión de círculos, cuadrados curvilíneos y husos, inscribiendo también en su interior los dos primeros cruces de Malta, sin que se haya conservado la parte correspondiente al tercio superior; y por último, una tercera orla de líneas de meandros o esvásticas enlazadas con marco de teselas oscuras que, además de bordear el campo del mosaico, delimita perfectamente los tres cuadros yuxtapuestos de que se compone.

393

. La ancha faja geométrica que cubre los laterales debía tener las mismas proporciones en la parte superior del mosaico, no conservada, que, por la disposición de estas bandas en U invertida en torno al campo alargado debía cubrir, sin duda, un triclinium. No obstante, su emplazamiento en el centro del patio y sus grandes proporciones llevan a Alvarez (492) a considerar la pieza como un oecus con función, asimismo, de triclinium

Al acceder a la estancia, el primer cuadro presenta una sucesión de estrellas de ocho puntas configuradas, cada una de ellas, por la intersección de dos cuadrados delimitados por un cable sencillo, que contienen en su interior figuras de peces comunes; mientras en el tercer recuadro, figuras del ciclo báquico, máscaras de la Comedia Nueva y motivos florales se inscribían dentro de cuadrados, semicírculos, cuartos de círculo, espacios campaniformes y trapezoidales en torno a un octógono central, silueteados por una trenza de dos cabos.

En el tapiz central, cuyas representaciones interesan preferentemente a nuestro estudio, un guiloche de teselas en color negro, gris, blanco y rojo anaranjado, tonos predominantes en el mosaico, sobre fondo negro configura una composición de esquema a compás (493). Motivos vegetales en los ángulos, cabezas de los Vientos en los cuadrados curvilíneos, de las que sólo se han conservado dos, vistas de perfil con las características alas y el peculiar soplo, simulado por dos líneas casi paralelas surgiendo de sus labios, y la figura de un auriga victorioso (494) en el círculo central aparecen junto a motivos del thiasos marino que, aún conservándose sólo uno, debían figurar en los cuatro semicírculos adosados a los laterales (495).

Decorando el semicírculo del lado superior del panel, de cara al exterior, es decir hacia el interior de

304

. de la habitación como el auriga del medallón central, un joven e imberbe tritón dotado de aletas natatorias delanteras y de una ondulada cola pisciforme con aleta caudal foliata, muy dañado por varias fracturas abiertas en el pavimento, se dirige hacia la izquierda, extendiendo su mano derecha hacia delante y portando sobre el otro brazo un atributo muy deteriorado, probablemente un remo, que sostiene en la izquierda.

Cronología: Primera mitad del siglo IV d.C. (496).

Localización actual: Alcazaba de Mérida.

Bibliografía: D. FERNANDEZ GALIANO, Mosaicos hispanos de esquema a compás, Guadalajara 1980, Pp. 42-43; R. MONDELO, M. CARRO, “El mosaico romano de Casariche (Sevilla)”, BSEAA LI, 1985, p. 146, nota 20; J.Ma ALVAREZ, “El mosaico de la villa romana de “El Pomar” (Jerez de los Caballeros)”, Homenaje al Prof. D. A. Blanco, Madrid 1989, Pp. 341—351, láms. 74-82 ; M~ L. NEIRA, “Acerca de las representaciones de thiasos marino en los mosaicos romanos tardoantiguos de Hispania”, Homenaje al Prof. D. J.M~ Blázquez AntigUedad y Cristianismo VIII, 1991, p. 514, fig. 1.

Lusitania (Idem, dioecesis XV Hispania

189.— Gran fragmento del mosaico policromo del tepidarium de las termas de la villa romana de “La Cocosa” (Badajoz) (497). Lám. CCCXLI.

Abarcando una gran parte de la superficie del fragmento que presenta una forma rectangular de 3,90 x 2,80, incluida la orla, destaca en su interior la figura colosal de un joven e imberbe ichthyocentauro (498), núm. 261, que avanza hacia la derecha del espectador. Con el torso musculoso, de tres cuartos, casi de frente, y las patas anteriores equinas, la gruesa cola pisciforme con aleta caudal foliata y la cabeza de perfil, sopla una caracola que sostiene en su mano izquierda, levantada a la altura de su boca, ya restauradas en la antiguedad (499), y porta sobre el brazo un timón de espadilla que

.) sujeta con la derecha al nivel de la cadera. Contorneada su figura por un filete negro que remarca también los músculos y otros rasgos o detalles anatómicos y hace especialmente visible su silueta en el perfil del rostro, presenta medidas desproporcionadas y una cabellera alborotada

Delante de él y sobre todo a su espalda, algunos peces pertenecientes a auténticas especies marinas, como la murena hellena, objeto de restauración moderna, nadan en un mar representado por líneas horizontales, verticales e incluso oblicuas de teselas negras sobre fondo blanco a las que se adosan perpendicularmente otras más cortas, con forma de púas, en la parte superior izquierda.

Aunque la cenefa de ondas, de 35 cm. de ancho, que figura hoy como orla de enmarque pueda inducir al error de pensar que se trata de un panel o del campo original del mosaico, en realidad su forma actual responde a la recomposición y restauración llevadas a cabo a principios de los años cincuenta tras el levantamiento de aquéllas partes del mosaico que mejor se habían conservado para su instalación en el edificio de la Excma. Diputación de Badajoz, en uno de cuyos pasillos hoy todavía se encuentra.

Según las noticias de su excavador (500), dos anchas orlas, una exterior, doble, formada por una especie de abanicos mitad blancos y mitad negros, y otra interior, — la de 35 cm. conservada en parte —, decorada con ondas de color ocre y verdoso, bordeaban un recuadro, es decir, el campo del mosaico, de 5,80 x 3,10 m. A la luz de estos datos, su orla exterior perdida habría tenido que medir de ancho 95 cm. para cubrir completamente los 8,40 x 5,70 m. de la estancia termal que pavimentaba. La figura del centauro marino era la mejor conservada, pero no lógicamente la única que decoraba el campo. Según la descripción del propio Serra (501), “de otro monstruo (es de suponer que de otro ser mitológico similar), se vislumbraba, un brazo que sostenía asimismo un remo (así denomina él al timón de espadilla que porta el tritón salvaguardado), pero también unas extremidades de aspecto humano, que parecían, sin ser seguro, pertenecer al mismo ser”. Tanto la cita de Serra como la existencia en origen de suficiente espacio disponible para albergar una figura de proporciones idénticas a la conservada nos inclina a pensar que otro ichthyocentauro o tritón, núm. 262, habría formado parte del campo.

En este sentido, parecería apropiado pensar en una composición basada en la disposición simétrica de dos tritones afrontados, pero otra curiosa referencia de Serra nos hace descartar tal hipótesis. Según este autor, el tritón conservado abarcaba toda la anchura de la parte meridional del recuadro, y sí tenemos en cuenta que, descontando los 70 cm. de la orla, 35 cm. de cada lado, la figura del tritón preservado ocupa un fragmento del campo de aproximadamente 3,20 m. (por 2,11 m.) , el lado meridional al que hace mención Serra debe ser uno de los lados menores del recuadro, áquel que medía 3,10 m. ( por 5,80). Estaríamos, por tanto, ante una composición, en la que dos figuras de centauros marinos, o de un ichthyocentauro y un tritón, aparecerían dispuestas de cara al exterior sobre los lados menores, el meridional y el septentrional, tal y como sucede, en este caso con nereidas sobre monstruos marinos, en un mosaico de la “casa de Apuleyo” en Ostia (502).

Cronología: Principios del siglo IV d.c. (503).

Localización actual: Diputación de Badajoz (504).

Bibliografía: J. SERPA, La villa romana de la Dehesa de la Cocosa, Badajoz 1952, Pp. 79—82, lám. XVIII; A. GARCtA y BELLIDO,

39? “Dos villae rusticae recientemente excavadas”, ~ XXVI, 1953, Pp. 208-213; J.Ma ALVAREZ, “El mosaico del tritón de la villa romana de “La Cocosa” (Badajoz)”, Homenaje al Prof. Martín Almagro Basch III, Madrid 1983, Pp. 379—388, láxns. 1—II; Ma L. NEIPA, “Acerca de las representaciones de thiasos marino en los mosaicos romanos tardoantiguos de Hispania”, Homenaje al Prof. D. J.Ma Blázquez AntigUedad y Cristianismo VIII, 1991, pp. 516, 519—520 y 524, fig. 5.

190.— Mosaico policromo de la estancia situada en el centro del ala sur del peristilo de la casa de los Surtidores, Conimbriga (505). Láms. CCCXLII—CCCXLIII supra

El mosaico se halla enmarcado por una composición geométrica, basada en una disposición ortogonal en la que líneas de dos hileras de teselas delimitan pequeños cuadrados y rectángulos decorados en su interior por rosetas de cuatro pétalos muy estilizados o redondeados, rombos dispuestos en sentido vertical u horizontal y cuadrados curvilíneos. El campo propiamente está bordeado por una ancha orla de guiloche y por otras dos bandas muy finas en blanco y negro, de dos hileras de teselas cada una, sobresaliendo de la más interior flores de loto abiertas. Un total de sesenta círculos de dimensiones idénticas enmarcan un pequeño emblema cuadrado situado en el centro.

Ribeteados en su interior por una corona de hojas, los círculos presentan alternativamente figuras de delfines y de dragones marinos que, vistos de perfil, nadan sobre un fondo neutro en ambas direcciones sin aparente orden. Dotados de una cola pisciforme con

extremo ascendente y aleta caudal trifoliata, — los dragones también de extremidades anteriores felinas sólo escasos trazos de teselas blancas marcan algunos detalles. En los espacios intermedios con forma casi de cuadrados curvilíneos, no totalmente delimitados al no llegar a ser en muchas ocasiones tangentes los círculos,

398

. aparecen cuarenta y ocho aves zancudas en las más variadas posturas, picoteando, la mayoría de las veces, las hojas que enmarcan figuras marinas.

Sobre el fondo neutro del emblema está representado un centauro marino, núm. 263, cabalgando hacia la izquierda. Con la silueta muy marcada por una gruesa línea de teselas, su parte anterior, humana y equina, de tres cuartos y la cabeza de perfil, el ichthyocentauro muestra en su mano derecha, extendida hacia delante con el brazo en ángulo recto, el pequeño delfín que ha capturado y sobre su brazo izquierdo un vexillum que porta en la mano a la altura de la cadera. Joven e imberbe, va provisto, además, de pequeñas aletas en las pezuñas de sus patas anteriores y de una cola pisciforme, bien delimitada de su parte anterior por el color y algunas escamas situadas en el punto de unión, con extremo ascendente, ligeramente ondulado, y una aleta caudal trifoliata que figura ya en el ángulo superior derecho del emblema. Un delfín y un pez común nadan sobre el borde inferior hacia la izquierda, mientras otro en el ángulo derecho avanza en dirección opuesta, completando la escena.

Cronología: Mediados del siglo III (506).

Localización actual: in situ

Bibliografía: M. BAIRRAO, “Mosaiques romaines du Portugal”, CMGR 1, Pp. 257, 260—263, fig. 5; J.Ma BLÁZQUEZ, G. LÓPEZ, Ma L. NEIRA, P. SAN NICOLÁS, “La mitología en los mosaicos hispano- romanos”, ~ 59, 1986, p. 128, fig. 46; M. TORRES, “Iconografía marina”, p. 112; G. LOPEZ MONTEAGUDO, “El programa iconográfico de la Casa de los Surtidores de Conirríbriga”, Espacio, tiempo y forma Serie II, Historia Antigua, tomo 3, 1990, Pp. 209—210, fig. 7; Ma L. NEIRA, “Acerca de las representaciones de thiasos marino en los mosaicos romanos tardoantiguos de Hispania”, Homenaje al Prof. D J.Ma Blázquez. AntigUedad y Cristianismo VIII, 1991, Pp. 515, 519— 520 y 524, fig. 2.

399

., 191.— 7 Fragmentos de mosaico blanco y negro de una casa romana de Emerita, hallado en la calle de Pizarro de

Mérida (507). Láms. CCCXLIII mfra — CCCXLV.

Gracias a las fotografías tomadas en el momento de su descubrimiento (508), sabemos que el mosaico estaba bordeado en su lado derecho por una ancha orla exterior decorada con octógonos tangentes de color blanco, bien delimitados por una trenza de dos cabos blancos sobre fondo negro, que inscribían cuadrados torcidos de teselas negras con rosetas de cuatro pétalos blancos, estrellas de cuatro puntas negras formadas por triángulos con un cuadrado blanco en el centro, u otros octógonos delineados por una hilera de teselas negras con cruces griegas o rosetas de cuatro pétalos acorazonados en su interior, de la que todavía hoy se conserva un fragmento.

Adosada a su lado inferior era visible una orla de roleos con hojas y flores con figuras de animales en su interior y figuras aladas de la Victoria en los ángulos de teselas negras sobre fondo blanco que, según Mélida (509), enmarcaba un panel con figuras blancas sobre fondo negro, del que sólo se veía su parte superior con unos brazos desnudos en alto y muy poco de las cabezas de dos figuras grandes, al parecer de nereidas, de tamaño natural. Un fragmento de 1,13 x 0,92 m. perteneciente al angulo superior derecho de este panel con su correspondiente orla se encuentra igualmente en buen estado.

El tercer fragmento, de 1,55 x 0,92 m., decorado con un círculo y un semicírculo, adosado al lado exterior, ribeteados también por una trenza de dos cabos blancos sobre fondo negro, que contienen respectivamente una estrella de ocho puntas, formada por rombos delineados en negro, y un extraño damero de cuadrados blancos y negros simétricos, pero no alternativamente, responde a la ancha orla exterior que, como en el primer

400 fragmento mencionado, bordeaba el lado derecho del segundo panel, apenas conservado.

Volviendo al primer panel, del que ya en la época de su descubrimiento quedaba sólo algo más de la mitad inferior, éste se hallaba enmarcado por la característica trenza y por dos filetes, uno blanco y otro negro, de dos y tres hileras de teselas, respectivamente. En lo que debía ser el centro de la escena, hoy desaparecida (510), se advertía, según las fotografías, un carro de caja curva con las dos ruedas visibles, sobre el que figuraban las piernas, lógicamente, de Neptuno, tirado por dos hipocampos galopando hacia la derecha, de los cuales se podían apreciar sus patas anteriores y la cola pisciforme con aleta caudal trifoliata del situado en primer plano, así como líneas de teselas negras en la zona inferior que, sobre el fondo blanco, indicaban el ambiente marino.

El thiasos marino, en cambio, que se halló bordeando la parte de tres lados correspondiente a la mitad inferior, se conserva actualmente en cuatro fragmentos. A pesar de que no tenemos certeza sobre la orientación de las otras figuras que completarían la composición en la parte superior del mosaico, la disposición de las conservadas en los cuatro fragmentos, dos a dos hacia los ángulos, como se observa claramente en la fotografía tomada en el momento de su descubrimiento, y la dirección de un pez (511) al que sólo le falta la cabeza, visible a la izquierda en el fragmento perteneciente a la zona derecha del lado izquierdo con la representación de una nereida sobre hipocampo y correspondiente ya a la mitad superior del mosaico, nos hacen suponer que ocho miembros, tritones y nereidas sobre hipocampos o sobre otros monstruos marinos, además de los peces comunes, formaban el thiasos marino de Neptuno, dispuestos por parejas, cada uno desde un lado, hacia los ángulos. De este modo, se habrían

401 situado dos tritones en el lado superior y dos nereidas, una en la parte superior del izquierdo y otra en la del derecho, de cara al exterior, reproduciendo simétricamente la orientación de los que figuraban en la mitad inferior y completando así el cuadro.

En cuanto a las representaciones conservadas, el citado fragmento, de 0,85 x 0,66 m., con la nereida, num. 355, sobre hipocampo, la muestra de tres cuartos sobre un manto en la cola pisciforme del caballo marino que galopa hacia la derecha del espectador en un mar indicado en la parte inferior más cercana al borde mediante cortas líneas, a veces de simples puntos, horizontales o ligeramente onduladas de una hilera de teselas negras sobre el fondo blanco. Desnuda, con las piernas cruzadas de perfil hacia su derecha y la cabeza de frente al espectador, la nereida lleva el cabello de rizados bucles recogido en un moño y ase, apoyando el codo, las riendas del animal con su mano izquierda, mientras con la otra, alzada a la altura de su hombro derecho, parece (512) sujetar un extremo del manto sobre el que, cayéndole por la espalda, inflándose a su derecha, según marca una línea de teselas blancas sobre la cola pisciforme del hipocampo, y enrollándose a su brazo, se asienta.

Gruesos trazos de teselas blancas, como la que suponemos señala el ribete del manto de la nereida, marcan su silueta más o menos perceptible y algunos detalles internos de su figura y muy especialmente de la del caballo marino que, dotado de una ligeramente ondulante y ascendente cola pisciforme con aleta caudal trifoliata, está visto de perfil.

En la parte izquierda de este fragmento aparece el ya citado pez con aleta caudal bifoliata, nadando hacia la izquierda en un mar representado, aquí, por varios puntos de una o dos teselas negras, sobre el filete y la trenza de enmarque; así como un resto, seguramente, de la

40: cola pisciforme de otro hipocampo o monstruo marino sobre el que cabalgaría otra nereida.

El segundo fragmento, de 0,92 x 0,66 m., presenta la figura de un tritón, núm. 264, avanzando hacia la izquierda del espectador entre dos líneas discontinuas paralelas en sentido horizontal que, discurriendo sobre el borde, representan el agua y corresponde a la parte izquierda del lado inferior del mosaico, habiéndose conservado también el filete de los dos lados que forman el ángulo, la trenza del inferior, un pez grande a la izquierda y otro más pequeño en la parte superior derecha del fragmento, mientras nada se aprecia de la figura, posiblemente, de un delfín que, según la fotografía antigua, nadaba tras el tritón.

Visto de tres cuartos, joven e imberbe, este tritón carece de extremidades anteriores y sólo está dotado de una enroscada cola pisciforme formada por dos gruesas espirales, con extremo ligeramente ascendente y aleta caudal perdidos, bien delimitada respecto a su torso humano por unas escamas silueteadas en el punto de unión con teselas blancas, que sólo figuran, además, para indicar muy someramente sus pectorales, dedos, rasgos faciales esenciales y algunos de sus cortos cabellos. Porta un timón de espadilla en su mano derecha, levemente separada del cuerpo, y vuelve su cabeza hacia la caracola con forma de cuenco que sostiene en la izquierda, extendida hacia atrás.

En el tercer fragmento, de 0,83 x 0,49 m., que únicamente conserva el filete de enmarque de los lados del ángulo inferior derecho, figura un pez bastante grande, del mismo tipo que el mencionado en el segundo fragmento y otro tritón, núm. 265, de características y atributos idénticos al anterior. Nada resta del extremo ligeramente ascendente con aleta caudal de su enroscada cola pisciforme, del delfín que nadaba tras él, ni del

403 pez en dirección contraria sobre las gruesas espirales de su cola de pez, motivos opuestos, siempre según las fotografías de principios de siglo, simétricamente a los de la parte izquierda. Tan sólo tres o cuatro trazos cortos dispuestos en sentido horizontal aparecen sobre el borde inferior, representando el mar.

Por último, el cuarto fragmento conservado, 0,70 x 0,53 m., pertenece a la parte izquierda del lado derecho y muestra una nereida, núm. 356, prácticamente vista de frente que figura casi en el aire o flotando junto al costado izquierdo de un hipocampo galopando en esa misma dirección hacia el ángulo inferior derecho del mosaico, y se aferra a las bridas del animal con su mano derecha extendida hacia la quijada, mientras levanta su izquierda a la altura de los hombros en la misma actitud que si sujetara un extremo del manto, no perceptible, que sirviéndole de fondo ondea a su izquierda en la misma dirección que sus piernas.

Trazos de teselas blancas indican sobre su figura negra algunos rasgos anatómicos y otros detalles, siendo más escasos en el caballo marino, visto de perfil y con las crines bien señaladas, donde éstos se limitan especialmente a marcar la silueta. Las dos lineas horizontales discontinuas de teselas negras, dispuestas paralelamente al borde del mosaico, representando el ambiente marino, son aquí aún más visibles que en el segundo fragmento.

Cronología: Principios del siglo III (513).

Localización actual: Almacenes del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida (514).

Bibliografía: J.R. MÉLIDA, Catálogo Monumental de España Provincia de Badajoz 1, Madrid 1925, núm. 749, Pp. 183-184, lám. LXXXIV; J. SERRA, La villa romana de la dehesa de la Cocosa. Anejo núm. 2 de la Revista de Estudios Extremeños, Badajoz 1952, p. 80, nota 20; E. GARCÍA SANDOVAL, “Informe sobre las casas romanas de Mérida y excavaciones en la “Casa del Anfiteatro”, EAE 49, Madrid

404

, 1966, p. 8, láms. V—VIII; A. BLANCO, CME 1. Mosaicos romanos de Mérida, Madrid 1978, Pp. 29—30, láms. 8—10; M. TORRES, “Iconografía marina”, Pp. 110—122, 133.

192.— Mosaico policromo de la estancia termal núm. 14 de la villa romana “El Hinojal”, próxima a Mérida (515). Láms. CCCXLVI-CCCXLVIII supra

El pavimento, de 3,70 x 3,25 m., está enmarcado por una orla exterior de arcos de tamaño desigual, produciendo un número mayor o menor en cada lado, que arrancan de los capiteles de unas esquemáticas columnas con basa, entre las que figuran cruces de Malta y cruces gamadas. Sólo el espacio de un umbral, en la parte superior del lado derecho, según la orientación del cuadro figurado, aparece decorado con un rectángulo en el que dos pares de sandalias, dispuestas en el mismo sentido hacia otra sala, indican el acceso al baño (516). Otra orla decorada con la mitad de unas rosetas cuadrifolias, cuyos espacios libres están ocupados por triángulos, y una más ancha compuesta de franjas verticales e imbricaciones bordean los lados izquierdo e inferior, respectivamente, del campo del mosaico.

El campo, propiamente, está bordeado por una trenza de dos cabos que delimita también en su interior una composición ortogonal de veinte cuadrados, muy deteriorada (517), decoiados con nudos de Salomón compuestos sobre estrellas de ocho puntas, rosetas de cuatro pétalos estilizados inscritas en otras de pétalos abiertos y motivos de ajedrezado. No obstante, sustituyendo a seis de los veinte cuadrados que habrían formado una auténtica composición geométrica, en el espacio correspondiente a las tres bandas centrales de los dos registros superiores se ha colocado un recuadro figurado a modo de emblema.

405

. Sobre un fondo blanco de teselas dispuestas en forma de escamas, una nereida, núm. 357, mal dibujada aparece recostada sobre la cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal trifoliata de un ketos marino en dirección a la derecha que volvía su cabeza, perdida en parte ya en la antigUedad y desafortunadamente restaurada, hacia ella. Con el busto y la cabeza erguida, de tres cuartos, el vientre horizontal, visto casi de frente, y las piernas dobladas, de perfil, sobre la cola pisciforme del monstruo, apenas visible tras su figura, la nereida lleva el cabello enroscado a modo de turbante y se muestra medio desnuda, sólo un manto rojizo con el revés amarillo—ocre y grisáceo le cubre la parte más inferior del tronco y las piernas, dejando al descubierto su único pie visible, el izquierdo, asciende después y ondea al viento, arqueándose por su espalda, para caerle finalmente por su hombro y costado izquierdo, con cuyo brazo ella se apoya en el lobo marino, mientras le acaricia el cuello con su mano derecha, extendida hacia delante por delante de su cuerpo, y le dirige su mirada.

Gruesos trazos de diversos colores marcan los pliegues del manto, los rasgos anatómicos y muy especialmente la silueta del extremo visible de la cola pisciforme del monstruo marino y de la nereida, hasta tal punto que el mosaista ha delineado no sólo los dedos de su mano derecha sino también los de su pie izquierdo con sus respectivas uñas.

Cronología: Segundo cuarto del siglo IV d.C. (518).

Localización actual: Museo Nacional de Arte Romano de Mérida.

Bibliografía: J.M. ALVAREZ MARTINEZ, “La villa romana de “El Hinojal” en la Dehesa de las Tiendas (Mérida)”, NotAHisp IV, 1976, Pp. 450—451, 456—457, 462—463, fig. 3, láms. XI—XII; A. BLANCO, OME 1. Mosaicos romanos de Mérida, Madrid 1978, Pp. 29—30, núm. 7, láms. 8-lo; M~ L. NEIRA, “Acerca de las representaciones de thiasos marino

406 en mosaicos romanos tardoantiguos de Hispania”, Homenaje al Prof. D J.Ma Blázquez. Ant, y Cristianismo VIII, 1991, pp. 515—524, fig. 4.

193.— Mosaico policromo de una estancia de las dependencias termales de la villa romana de Santa Vitoria do Axneixial (519). Láms. CCCXLVIII—CCCL.

A pesar de que los dos accesos a la estancia que pavimentaba se sitúan uno frente al otro en los lados mayores (520), basamos nuestra descripción en la disposición de las figuras, más concordante con una orientación, cuyo punto de vista parte de uno de los lados menores.

Según esta orientación, el pavimento, de 6,92 x 9,91 m., cubría una habitación de iguales dimensiones y está formado por varias franjas rectangulares de distintos tamaños, diversamente compartimentadas, alrededor de un cuadrado de 4,20 m. de lado.

Dos semicírculos adosados a cada lado de este cuadro central, que bien delimitados por una trenza de dos cabos suman un total de ocho, presentan en su interior las cabezas de las cuatro Estaciones (521) y de los cuatro Vientos de cara al exterior. Las primeras, en los situados sobre los lados inferior y superior, se muestran casi de frente, ligeramente de tres cuartos, mientras que las segundas, en los adosados a los dos restantes lados opuestos, figuran de perfil, con los mofletes inflados y un soplo simulado mediante varias lineas sobresaliendo de sus labios, según una iconografía tradicional, e identificados por sus nombres, Boreas Notus, Eurus y Zephyrus con una inscripción latina, visible sobre la parte exterior de cada semicírculo, habiéndose perdido completamente las correspondientes a Zephyrus y a una de las Estaciones y conservándose muy deterioradas las de Boreas y de otra estación.

40?

., Cuatro círculos tangentes, igualmente delimitados por una trenza de dos cabos, se disponen con forma de cruz griega en el centro del cuadro, dando como resultado un cuadrado curvilíneo en su centro y, en unión de los ocho semicírculos, otros cuatro muy mal conservados, donde se atisban, además de los citados nombres de los Vientos, sendas figuras de peces. Dentro de cada medallón circular estaba representada una escena del thiasos marino, orientada de cara al exterior a su lado correspondiente. En el superior, el menos deteriorado de los cuatro, una nereida (522), núm. 358, parece figurar en posición diagonal, ya muy vertical con el busto y la cabeza vistas de frente, junto a la cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal trifoliata de una pantera marina que se dirige hacia la izquierda sobre la figura de un pez inmerso en el agua, representada mediante trazos cortos que, adaptándose a la línea curva del círculo, se disponen sobre la mitad inferior. Con el vientre y las piernas afectadas por una laguna que se cierne también sobre la cabeza del animal, la nereida dirige su mirada hacia él y se apoya con su antebrazo derecho en el lomo de la pantera, mientras con el izquierdo alzado bien podría estar sujetando el extremo de un velo que parece arquearse por detrás de su cabeza. Del inferior, perdido en parte, se aprecia la parte superior de un eros (523) alado que, muy probablemente de pie sobre la cola pisciforme de un monstruo marino, cuyos restos aún son perceptibles, aparece en actitud de disparar su arco hacia la derecha. Desgraciadamente, de los otros dos únicamente se distinguen las patas de un animal en el derecho, la aleta caudal de un monstruo marino con dirección hacia la izquierda en el izquierdo y las líneas que, como en los dos anteriores, simulan el mar en ambos.

408 Respecto a los paneles rectangulares que bordean el citado cuadrado central, el que se adosa a su lado inferior mide como éste 4,20 de longitud, presenta en dos compartimentos, uno rectangular a la izquierda y otro cuadrado a la derecha, — producto, sin duda, de la

fragmentación obligada para su traslado al Museo — escenas de thiasos marino de cara al exterior, y está bordeado, a su vez, en su parte inferior por una orla decorada con nudos de Salomón inscritos en ruedas de peltas. Otro panel rectangular de mayor longitud abarca el lado izquierdo del anterior y el del cuadro central, mostrando otra escena marina en la parte correspondiente al primero y una representación de Ulises y las sirenas (524) en la del segundo, ambas de cara al interior de la estancia. Sobre el lado norte, un rectángulo aún mayor que bordea el lado derecho del anterior, el superior del cuadro central y parte de la franja de la derecha presenta dos orlas superiores, una de losanges alternando con cuadrados, otra de esvásticas, y está dividido por una trenza en cuatro cuadros con escenas de combates pugilísticos, a excepción del central izquierdo con la coronación del atleta vencedor, figurando de cara al interior, salvo el derecho, al exterior. Por último, el panel de la derecha que abarca como su opuesto un lado del cuadro central y otro del rectángulo inferior, en este caso los de la derecha, se encuentra dividido en otros dos rectángulos de, más o menos, las mismas dimensiones, en los que aparecen de cara al interior tres figuras corriendo, quizá en un circo, y un personaje masculino azotando a una mujer desnuda con una inscripción, cuyo significado puede indicar una escena de magia, respectivamente (525), y se halla bordeado en su parte superior, es decir, en la derecha del mosaico por una orla de peltas alternadas con triángulos escalonados en su interior.

409 Volviendo al panel inferior con representaciones del thiasos marino (526), debemos apuntar que está enmarcado por una orla de cuadrados dispuestos sobre un vértice y por un filete de tres hileras de teselas blancas y otro de una hilera de negras. En los dos compartimentos en que hoy aparece fragmentado, un rectángulo en la parte izquierda y un cuadrado en la derecha, las figuras están orientadas hacia el exterior, es decir, frente a la pared. En el primero, aparece un hipocampo de perfil con las crines muy señaladas, que galopa hacia la izquierda con las patas anteriores en alto sobre la línea de flotación, emergiendo del mar, representado sobre la mitad inferior del panel mediante cortos trazos rectos o ligeramente ondulados de teselas negras, en el que nadan dos delfines y diversos peces en distintas direcciones. Ningún resto de su cola pisciforme, en parte inmersa en el agua, en parte tras las dos figuras que le siguen, se aprecia en todo el panel. A continuación, un tritón (527), núm. 266, en la misma dirección figura en el centro de la mitad superior del rectángulo. Con el rostro muy dañado por una laguna, presenta el torso humano casi de frente y las extremidades anteriores, de tres cuartos, emergiendo igualmente del agua, aúnque no son perceptibles sus pezuñas, afectadas por otra laguna. De rubio y rizado cabello, este centauro marino sopla una caracola que sostiene en su mano derecha, extendida hacia delante y alzada con el brazo en ángulo a la altura de su cabeza, y debía llevar enrollada a su antebrazo una pardalis, cuyos ajironados extremos ondean al viento en sentido diagonal y ascendente, sin que podamos precisar si portaba algún otro atributo en la mano, prácticamente destrozada. Sobre su enroscada cola pisciforme con extremo sinuosamente ascendente y aleta caudal trifoliata aparece sentada en

410 posición muy vertical una delicada nereida (528), núm. 359, con las piernas casi estiradas, ligeramente ladeadas hacia su izquierda y los pies inmersos en el agua. Lleva el cabello recogido y desde sus hombros parece caer un manto, sobre el que se asienta, envolviendo y cubriendo sus piernas. Con los ojos mirando al espectador, la nereida se apoya con su mano derecha en la cola pisciforme y sostiene entre los dedos de la izquierda, ladeada hacia su izquierda a la altura de su hombro, el fino y corto tallo de una flor. En el segundo, el cuadrado de la parte derecha, se reproduce una composición casi simétrica sino fuera por la falta del hipocampo que quizás debió ser suprimido por un error de cálculo. Mucho más tosca de ejecución, igual que su respectivo tritón, esta nereida, núm. 360, adopta la misma actitud que la anterior y cabalga igualmente sentada sobre la cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal trifoliata de otro ichthyocentauro o tritón, núm. 267, con dirección hacia la derecha en un ambiente marino, también representado sobre la mitad inferior con trazos cortos horizontales o ligeramente ondulados, donde nadan diversas especies marinas. Con el torso desnudo y el cabello recogido, ella figura ligeramente hacia su derecha, asentada igualmente sobre un manto que, cubriendo también sus piernas, la derecha de perfil cruzando el pie tras el izquierdo, le cae por la espalda desde sus hombros, sostiene entre las puntas de dos dedos de su mano derecha alzada una florecilla y se apoyaba con la otra, desaparecida tras una gran laguna, en la cola pisciforme, también afectada, del tritón. De parecida factura, este joven e imberbe tritón muestra su musculoso torso casi de frente y unas extremidades anteriores de tres cuartos, emergiendo del agua, que recuerdan más a las gruesas pinzas de un crustáceo que a unas patas equinas, mientras porta en su

411 mano izquierda una caracola y en la derecha, extendida hacia lo alto, una larga y fina vara, quizás de un tridente (529), cuyas púas, en cualquier caso, no se perciben con claridad. Finalmente, en el panel que bordea el lado izquierdo del cuadro central una figura femenina, identificada con Europa, parece recostarse sobre el lomo de un toro (¿marino?), aferrándose a su cuello, mientras su manto ondea al viento y se arquea por detrás de su espalda, en el rectángulo izquierdo, donde el mar, representado por gruesos trazos más o menos horizontales, cubre una gran parte de su superficie.

Cronología: Siglo IV (530). Localización actual: Museo Etnológico “Dr. Leite de Vasconcelos” de Lisboa.

Bibliografía: L. CHAVES, “Ruinas de romanos. A “Vila” dos mosaicos”, Terra Nossa 9—4—1916; IDEM, “Latifundio de romanos no Alentejo. Uma “villa” romana”, Boletim da Associagáo Central da Agricultura portuguesa XXIV, 1922, Pp. 84—95; IDEM, “Estudos Lusitano-romanos. A villa de Santa Vitória do Ameixial. Escavacóes em 1915—1916”, 0 Arqueologo Portugu4s XXX, 1938 (pubí. 1956), Pp. 14—117, esp. 46—51; M. TORPES, “La escena de Ulises y las sirenas del mosaico de Santa Vitória (Portugal)”, BSEAA XLIV, 1978, Pp. 89- 92, 101—102, íám. 1; IDEM, “Iconografía marina”, p. 110 y ss.; M~ L. NEIRA, “Acerca de las representaciones de thiasos marino en los mosaicos romanos tardoantiguos de Hispania”, Homenaje al Prof. D J.M~Blázquez. Ant.y Cristianismo VIII, 1991, Pp. 516—524, figs. 7—8.

Britannia (Valentia, dioecesis XII Britannia

194.— Fragmentos de un mosaico policromo procedente de una villa romana cercana a Horkstow (531). Lám. CCCLI supra Formando parte de un gran pavimento que, combinando diversas escenas, como una carrera de cuadrigas o una representación de Orfeo y los animales,

412

.) se componía de un panel rectangular y dos cuadrados, los fragmentos de thiasos marino corresponden a los espacios trapezoidales curvos situados, en la banda concéntrica externa, en torno al medallón central de un gran circulo inscrito en uno de los dos paneles cuadrados.

Según la reproducción de Lysons (532), cuatro tritones de dos colas pisciformes, de los cuales Hinks (533) ya sólo daba como casi completo uno de ellos, figuraban en los espacios resultantes de la inscripción del círculo en el cuadrado, sosteniendo con las manos alzadas el citado circulo. A tenor de los dibujos mencionados, en el transcurso de más de un siglo que a ambos separa, la pérdida no sólo afectó a las figuras de estos tritones, sino que produjo la desaparición de algunos fragmentos que reproducidos por Lysons ya no aparecen en el posterior dibujo de Hinks.

Dispuestos de cara al exterior sobre un fondo de teselas rojas, diversos componentes de un thiasos marino debían ocupar agrupados en ocho escenas los extremos de los cuatro trapecios, en cuyo centro y abarcando parte de la banda concéntrica interna se había situado un medallón decorado con diversas representaciones, de las que sólo quedaban ya en el momento de su descubrimiento tres en un estado fragmentario.

En el extremo derecho del trapecio situado a la izquierda, según la orientación de la carrera de cuadrigas representada en el panel rectangular que daba acceso a la estancia, el dibujo de Lysons muestra la figura de una nereida, núm. 361, que, vista de perfil hacia la derecha y con las piernas casi en posición horizontal hacia atrás, aparecía aureolada por un velo ondeando al viento en forma de arco, mientras debía aferrarse con su mano derecha al monstruo marino en

413 dirección hacia la derecha, sobre cuya cola pisciforme, única parte conservada, figuraba casi en el aire.

En la parte izquierda, un joven e imberbe tritón, núm. 268, figura, dotado, al parecer, de aletas natatorias delanteras, avanzando visto de tres cuartos hacia la izquierda, mientras vuelve su cabeza hacia la nereida que, hoy casi imperceptible, cabalgaba sobre su cola pisciforme, y extiende su brazo izquierdo hacia ella para ayudarla a sujetar uno de los extremos del velo que, arqueándose tras su figura, ella misma también sujetaba con sus manos, al tiempo que le devolvía su mirada. Próximo al borde inferior y con la cabeza perdida tras una laguna que, además de afectar a la nereida, se cierne también sobre las figuras representadas en el medallón, un eros desnudo aparece acompañándoles.

Correspondiente al extremo izquierdo del trapecio superior, hoy completamente perdido, sólo subsistía en la reproducción de Lysons, la figura de un eros desnudo que figuraba junto a una nereida, núm. 362, representada en la misma posición que la anterior sobre la cola pisciforme de un tritón, núm. 269, o monstruo marino hacia la izquierda, desaparecido.

Por último, en un fragmento perteneciente a la parte derecha del trapecio derecho que ambos dibujos muestran se conservan figuras fragmentarias de la banda interna y del medallón, así como la de un eros alado y desnudo, visto prácticamente de frente, tras la cola pisciforme de un joven e imberbe tritón, núm. 270, que, visto de tres cuartos hacia la derecha, porta sobre su hombro un atributo, mientras-dirige su mirada y su brazo izquierdo hacia una nereida, núm. 363, que cabalga sentada, de perfil hacia la izquierda, sobre la cola pisciforme de un monstruo marino muy deteriorado, un hipocampo, avanzando hacia la derecha. Asentada sobre un manto que sólo le cubre su pierna derecha y el principio

414 de la izquierda, ella parece llevarse, de modo sorprendente, al menos, su mano derecha, a los ojos; aunque lo más sobresaliente de esta escena seria el atributo portado por el tritón, que, identificado tradicionalmente con un pedum (534), bien podría tratarse de una representación de la proa de un navío (535).

Cronología: Siglo IV d.C.

Localización actual: Pertenecientes a la colección del British Museum, los fragmentos se encuentran actualmente en depósito en el Museum of Transport and Archaeology de Kingston upon Hulí.

Bibliografía: W. FOWLER, Twenty—six Plates of Mosaic Pavements, Londres 1796—1818, 2; 5. LYSONS, Reliquae Britannico Romanae, Londres 1813, 1, láms. III—V; T. MORGAN, Romano—British Mosaic Pavements, Londres 1886, Pp. 136—138; R. HINKS, Catalogue of Greek, Etruscan and Roman Paintings and Mosaics of the British Museum, Londres 1933, núm. 36, Pp. 101—102, 109, figs. 112, 117—118 y 122; J.M.C. TOYNBEE, “Floor Mosaics”, Art in Britain under the Romans, Oxford 1964, p. 281; SMITH, 1976, p. 25, fig. 3 (según Hinks, p. 103, fig. 112) y lám. X (según Lysons); D.J. SMITH, “Mythological Figures and Scenes in Romano-British Mosaics”, Roman Life and Art in Britain, British Archaeological Reports BAR 41, 1977, Pp. 113 y 125, lám. 6, XVIII, b; P. JOHNSON, Romano—British Nosaics, Aylesbury 1982, Pp. 50 y 65, lám. 39.

195.- Mosaico policromo de Rudston (536). Láms. CCCLI

mfra — CCCLII supra

Decorando el circulo central de un esquema a compás, en el que representaciones de bestiarii, animales y pájaros, ocupan respectivamente los cuadrados curvilíneos, semicírculos y ángulos delimitados por una trenza de dos cabos, una figura de Venus destaca sobre un fondo neutro vista casi de frente, ligeramente de tres cuartos, con las piernas de perfil hacia su derecha. Completamente desnuda y enjoyada con brazaletes, la diosa parece haber soltado el espejo que debía sostener en su mano izquierda y dirige su mirada, con los cabellos sueltos al viento, hacia el objeto que, identificado con

4I~

—. la manzana de oro entregada como premio por su triunfo

Cronología: Tercer cuarto del siglo IV d.C.

Localización actual: Museum of Transport and Archaeology, Kingston upon Hulí.

Bibliografía: YAJ XXXI, 1934, p. 367, lám 1; J.M.C. TOYNBEE, “Floor Mosaics”, Art ritain under the Romans, Oxford 1964, Pp. 287—288, lám. LXIV, a; SMITH, “Mythological Figures and Scenes in Rcxnano—British Mosaics”, Roman Life and Art in Britain BAR 41, 1977, Pp. 134—136, lám. 6, XXIX, a; P. JOHNSON, Romano—British Mosaics Aylesbury 1982, Pp. 29—30, lám. 23.

Britannia (Britannia II, dioecesis XII Britannia

196.- Fragmentos de un mosaico policromo de Corinium Cirencester (537). Láms. CCCLII mfra

Según el grabado de Lysons, tan sólo se conservaban las figuras de una pantera marina y un hipocampo avanzando hacia la izquierda en un ambiente marino repleto de diversas especies marinas, dos erotes uno de ellos muy fragmentario cabalgando sobre un delfín, y los restos de una nereida, núm. 364. Vista de tres

41G

,). cuartos hacia la izquierda y con las piernas cruzadas y envueltas en un manto, cuyo extremo sujetaba con su mano derecha alzada, ella se asentaba sobre la cola pisciforme de un deteriorado monstruo marino con la parte anterior perdida avanzando hacia la derecha, mientras parece haberse apoyado con su mano izquierda en el principio de la cola pisciforme y volver su cabeza hacia él.

Cronología: Finales del siglo II o principios del ííí d.c. Localización actual: Perdido?.

Bibliografía: 5. LYSONS, Reliquae Britannico—Romanae III, Londres 1817; D.J. SMITH, “Mythological Figures and Scenes in Romano—British Nosaics”, Roman Life and Art in Britain BAR 41, 1977, p• 125; P. JOHNSON, Romano—British Mosaics, Aylesbury 1982, p. 24, lám. 14.

197.— Mosaico policromo hallado en Brading, Isla de Wight, Vectis insula (538). Lám. CCCLIII.

Enmarcado por una orla decorada con una trenza de dos cabos y por un filete de teselas, el panel rectangular que, a modo de umbral, da acceso a uno de mayores proporciones, casi cuadrado, y a otro también rectangular, presenta en su centro la figura de un joven e imberbe tritón, núm. 272, perteneciente al tipo de los que poseen dos colas pisciformes, finalizadas en aleta caudal trifoliata. Con el cuerpo visto casi de frente y la cabeza ladeada hacia su derecha, en dirección a una de las dos parejas de tritones y nereidas que le flanquean, aparece portando en su mano izquierda un cesto de frutos, quizás una pistrix, y en la derecha sobre su hombro la larga y fina vara de un timón de espadilla, dispuesta en sentido diagonal.

En la parte izquierda del panel, una nereida, num. 365, cabalga sentada, vista de espaldas y ligeramente recostada hacia su izquierda, sobre la alargada cola

41 “ pisciforme con aleta caudal en forma de hoja de un joven e imberbe tritón, núm. 273, que, con el torso de tres cuartos y dotado de aletas natatorias delanteras, figura avanzando hacia el extremo y portando en su mano derecha sobre el hombro la larga y fina vara de un extraño atributo, probablemente un pedum, mientras vuelve su cabeza y extiende la izquierda hacia la nereida, como si intentara sujetar el extremo del manto que, envolviéndole las piernas, le sirve de asiento. Con el cabello recogido en un moño, sujeto por una diadema, ella le devuelve la mirada, con la cabeza vista de perfil, y sostiene en su mano derecha, alzada a la altura de sus ojos, el tallo de una hedera, idéntica en la forma a la hoja que representa aquí la aleta caudal del tritón.

En el extremo derecho, otra nereida, núm. 366 figura sobre la alargada cola pisciforme de un maduro y barbado tritón, núm. 274, que, salvo en la orientación de la fina vara de un atributo no identificado, quizás también unpedum, aparece con idénticas características dispuesto simétricamente al anterior. Recostada sobre su alargada cola pisciforme, en cuya espiral se apoya con su antebrazo izquierdo, esta nereida muestra las piernas cruzadas y cubiertas por un manto sobre el que se asienta, al tiempo que, intercambiando su mirada con la del tritón, sostiene en su mano derecha el extremo de un velo o del mismo manto que ondea al viento en forma de arco por detrás de su cabeza. De modo análogo al grupo de la izquierda, el tritón extiende su mano derecha hacia la nereida, para intentar sujetar el otro extremo de su velo.

Cronología: Finales del II o principios del III d.C.

Localización actual: ?.

418 Bibliografía: D.J. SMITH, “Mythological Figures ans Scenes in Rornano-British Mosaics”, Roman Lif e an Art in Britain. BAR 41, 1977, p. 148, lém. 6.V.

Narbonensis (Idem, dioecesis XIV Gallia

198.- Mosaico policromo de una estancia de una villa romana, localizada en una Vidriería de Trinquetaille, Colonia lulia Paterna Arelatensium Sextanorurn (Arles) (539). L~m. CCCLIV supra

El pavimento se componía de un gran campo geométrico que rodea un conjunto de paneles con las representaciones del rapto de Europa y tritones afrontados, mientras la figura de , sentado en un trono, sujetando la rueda zodiacal, aparecía en el medallón? o cuadrado central de 1,40 m. de lado.

En uno de los paneles mencionados, un rectángulo de 1,40 x 0,60 m. bordeado por una trenza de dos cabos, un marco dentado y un filete de dos hileras de teselas, avanza hacia la derecha la figura de un tritón, niim. 275, llevando en su mano izquierda las riendas de un hipocampo, de perfil y con parte de la cabeza perdida, que le precede en un ambiente marino indicado mediante líneas horizontales de teselas dispuestas sobre la parte inferior del recuadro. Visto de tres cuartos y dotado de un par de pinzas de crustáceo, de aletas natatorias delanteras y de una sinuosa y uniformemente ondulada cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal trifoliata, el tritón levanta su mano derecha, donde parece sostener el extremo de una pardalis que, cubriéndole sólo parte de su brazo izquierdo y ondeando por el otro extremo a su espalda, se arquea por detrés de su cabeza.

Cronología: Principios del siglo IV.

419

). Localización actual: Museo del Lapidario de Arles.

Bibliografía: M. GAUTHIER, “Provence—Alpes-C8te d’Azur. Arles f)”, Gallia 44,2, 1986, Pp. 397—402, figs. 23, 26—28.

199.— Mosaico policromo hallado en Sainte—Colombe (540).

Pavimento cuadrado, de 5,15 m. de lado, muy deteriorado que presentaba una composición de esquema a compás con la representación del rapto de Ganímedes, cuyas piernas se han perdido, en el medallón circular situado en el centro; las figuras de un tritón, niim. 276, una nereida, niim. 367, sobre delfín y el busto de otro personaje femenino, cubierto por un velo y coronado por hojas trífidas, posiblemente de otra nereida, n~im. 368, en los cuatro semicírculos adosados a los lados que daban corno resultado otros cuatro cuadrados curvilíneos; y ni?ios, lógicamente erotes, sobre delfines, identificados con Arion?.

Cronología: ?.

Localización actual: Museo de Vienne.

Bibliografía: G. LA~FAYE, InvMosGaule 1, 1, Pp. 47—48, núm.

209 con bibliografía.

200.— Fragmentos de un mosaico policromo de las termas? de una villa romana descubierta en Saint—Rustice (541).

Láms. CCCLIV mfra - CCCLX.

Por la descripción de A. Dumége (542), principal impulsador de la excavación que dió como resultado en 1833 el descubrimiento de los vestigios de esta villa y sus mosaicos, así como por un dibujo de Crétin (543) que, incluido en su relación, sirvió después de modelo a la lámina grabada de sus Antiquités pyrénéennes (544), tenemos constancia de que en principio una gran parte del

mosaico, — nueve paneles, dos de ellos muy fragmentarios,

4¿O de los doce o trece que debían componerlo — se había conservado. No obstante, fueron numerosos los avatares posteriores a su descubrimiento que propiciaron una considerable pérdida del mismo (545), reduciéndose en la actualidad su conservación a sólo tres fragmentos.

Dejado in situ al descubierto, únicamente bajo la protección de un techado provisional, pronto comenzaron las gestiones que, para salvaguardar el pavimento, el propio Dum~ge emprendió con diversas autoridades. Entretanto, y quizás ante el fracaso de no hallar soluciones para su adecuada instalación, Soulages, uno de los dos directores de la excavación, donó el mosaico a la “Société archéologique du Midi de la France”, con sede en Toulouse, a cuya ciudad ésta, a su vez, lo ofreció, aunque éste hecho, al menos, en principio, no supuso un cambio de emplazamiento. Fue, más tarde, en 1836, a juzgar por las cartas e informes dirigidos, de nuevo por Dumége, al alcalde de Toulouse, cuando, por fin, y a tenor de los desperfectos que el pavimento ya mostraba, se decidió su traslado al denominado Museo de los Agustinos de Toulouse. Una vez allí, todos los intentos llevados a cabo en 1837 por recuperar un fragmento, que, con anterioridad, Soulages había donado al “Cabinet des antiques de la Bibliothéque royale”, hoy “nationale”, resultaron infructuosos e hicieron inviable la posibilidad de exponer conjuntamente todos los fragmentos conservados.

No obstante, tampoco sabemos con seguridad si todos los fragmentos, a excepción del que, hallándose en París, fue trasladado en 1892 al “Musée des Antiquités nationales” de St. Germain, llegaron a depositarse en el antes citado Museo de Toulouse. De hecho, en el catálogo de Roschach (546), publicado en 1865, este autor mencionaba que sólo tres de ellos se encontraban en el Museo, basándose para la descripción del resto en el

~•a 4 ~dL texto de Dum~ge. ¿ Dónde se hallaban entonces los cinco restantes ?. ¿ Fueron dejados in situ ?. ¿ Habían sido destruidos ?. ¿ Se encontrarían dispersos en los almacenes del Museo ?. Son algunas de las cuestiones que, suscitadas por la obra de Roschach, ya se planteaba R. Lizop (547). A simple vista, llama la atención la formulación de la última, explicada si tenemos en cuenta que ya en 1903 E. Cartailhac (548) denunciaba las condiciones y el olvido en que, a raíz de unas obras realizadas en el Museo de los Agustinos entre 1880 y 1890, habían caído los tres fragmentos del mosaico, demandando su inmediata exposición.

A juzgar por el catálogo de Rachou (549), publicado en 1912, las exigencias de Cartailhac dieron, al menos en parte, su fruto, ya que se describe como expuesto al público uno de los tres fragmentos. Esta situación debió prolongarse durante bastante tiempo, pues aparece corroborada en 1947 por R. Lizop e implícitamente por C. Balmelle y S. Doussau (550) en 1982, dándose en sus respectivos artículos como únicamente conservados, dos, los hallados en Saint Germain y Toulouse, respectivamente. Actualmente, la recuperación parcial de otro fragmento, perteneciente al inicial grupo de tres conservado en el Museo de los Agustinos de Toulouse, y el traslado del que se encontraba allí expuesto al Museo St. Raymond de Toulouse, abierto desde 1891 como anexo al de los Agustinos, así como la cesión temporal a éste del fragmento localizado desde 1892 en el Museo de St. Germain, han hecho posible desde 1949 la exposición conjunta de los tres fragmentos conservados en el Museo de St. Raymond de Toulouse.

Según la descripción de Dumége, el pavimento cubría una estancia muy alargada de 2,78 x 13 m. y seis espacios absidados, de 2,78 m. de anchura y 1,90 de profundidad, adosados a modo de nichos por el exterior y

422 simétricos dos a dos a los lados mayores. La orla decorada con medias rosetas de cuatro pétalos que discurre entre dos marcos de teselas blancas y negras, conservada en uno de los tres paneles salvaguardados, bordeaba, según los dibujos citados, todo el mosaico.

En el espacio cuadrado correspondiente al centro

de la composición, — uno de los tres fragmentos, de los que Roschach daba fe como existentes en el Museo de los Agustinos, áquel, del que siempre se ha tenido constancia

de su conservación — estaba representada una colosal máscara de Océano muy estilizada sobre un tapiz bordado sostenido por cuatro erotes alados y desnudos que, ornados con brazaletes de aro y gargantilla con bulla figuraban en los ángulos. Vista de frente, iba dotada de un grueso par de pinzas, de las que hoy sólo una es visible, y otro de antenas de crustáceo así como de una ondulada cabellera, peinada con raya en medio. Su estado lagunoso y las restauraciones sufridas (551) impiden en la actualidad observar con nitidez cómo de sus sienes partían simétricamente dos delfines idénticos a los que sobresalían de sus labios, flanqueando tres cascadas que vierten el agua sobre un fondo marino indicado en la parte central inferior del cuadro.

De los dos nichos adosados a sus laterales, el de

la izquierda, — situado por Roschach en el grupo de los tres localizados en el Museo de los Agustinos y perdido después sin que tengamos noticia de su recuperación presenta, de cara al interior, a la nereida Ino, núm. 369, identificada, como el resto de las figuras representadas en el mosaico, con su nombre por una inscripción en letras griegas, sentada sobre la cola pisciforme con extremo ascendente, ligeramente ondulante, y aleta caudal trifoliata del tritón Glaukos, quien sostiene en sus manos a Palemon. Vista de frente, enjoyada con brazaletes y un grueso collar del que pende

423

, un colgante (bulla) y peinada con el cabello recogido por una diadema, Ino aparece envuelta en un manto que, sujeto a su hombro izquierdo, le cae por la espalda, cubriéndole desde la cintura hasta los pies, y aureolada por un velo que, enrollado a sus brazos, ondea al viento, arqueándose sobre su cabeza, mientras ella posa su mano derecha sobre la cabeza de Palemon que, de tres cuartos y desnudo, le tiende a su vez ambas manos y se lleva la izquierda al seno como si fuera a amamantarle. Joven e imberbe y con una pardalis anudada a su cuello, Glaukos núm. 277, avanza, provisto de alargadas aletas natatorias delanteras, hacia la izquierda en un ambiente marino indicado mediante dos líneas horizontales de teselas, al tiempo que se vuelve hacia atrás para ofrecerle a la nereida el niño, Palemon, que sostiene en sus manos.

En el nicho opuesto, el de la derecha — perteneciente como los tres siguientes al grupo de

aquellos cinco, sobre el que todo son interrogantes —, era la nereida, núm. 370, representada sobre la cola pisciforme con extremo ascendente, ligeramente ondulante, y aleta caudal trifoliata del tritón Bonos núm. 278, que se dirigía hacia la izquierda, pero girando su cabeza hacia atrás para mirar a ~ea. Vista de tres cuartos, enjoyada con un collar de cuentas, dos pares de brazaletes y pendientes y peinada con el cabello recogido por un diadema de tres picos, la nereida se asentaba sobre un manto que, sujeto a su hombro derecho, le caía por la espalda y envolvía sus piernas, ladeadas hacia su izquierda, y vertía sobre el fondo marino, indicado mediante líneas zigzagueantes dispuestas horizontalmente en la parte inferior, el agua de un recipiente con la boca vista de frente que sujetaba con su mano izquierda extendida hacia ese lado, mientras sostenía en la derecha, alzada, un espejo de forma ovalada donde se reflejaba su rostro, a pesar de que ella no aparecía

42~

, representada contemplándose en él. Maduro, barbado y provisto de un prominente par de pinzas de crustáceo, sobresaliendo entre sus rizados cabellos, este tritón respondía al tipo de los que no poseen extremidades anteriores, y presentaba, con la mano derecha levantada a la altura de su hombro y la izquierda extendida hacia atrás, una pardalis anudada al cuello que ondeaba al viento por delante de su torso.

En la parte inmediatamente inferior al cuadrado central, donde figura la máscara de Océano, dos nereidas cabalgando monstruos marinos aparecían afrontadas sobre un fondo muy lagunoso, del que apenas habían sobrevivido dos extra?ios ejemplares marinos nadando hacia la derecha. Se trataba de Leukas, núm. 371, que, situada a la izquierda, cabalgaba a horcajadas sobre la cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal trifoliata de un león marino hacia la derecha, y de Jantipe, núm. 372, que debía cabalgar a la monta inglesa, dando de tres cuartos la espalda al espectador, sobre la cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal trifoliata de un hipocampo galopando hacia la izquierda y volviendo su cabeza, vista de perfil, hacia atrás, a cuyas bridas se aferraba con ambas manos. Adornada con un collar del que pendía un colgante circular (bulla) y brazaletes en las mu?iecas y en los tobillos, Leukas aparecía de tres cuartos, casi de perfil, asentada sobre un manto que, sujeto a su hombro izquierdo, se inflaba a su espalda por causa del viento, cubriendo la parte superior de su muslo derecho, y guiaba con sus manos, sólo visible la derecha, las riendas del león marino. En una posición no tan firme, casi en el aire, Jantipe figuraba de espaldas al espectador, vista de tres cuartos, con la cabeza de perfil tocada por un casco?, mientras un manto que rodeaba ondeante su cuerpo se inflaba por su costado derecho y envolvía su parte inferior además de sus piernas.

Del tramo inmediatamente inferior, sólo se conservaban dos inscripciones con las leyendas Genios y Sykeliotes, ésta última, probablemente, haciendo referencia a un personaje, del que restaba la cabeza y un brazo con el que parecía sujetar el medallón ovalado, situado en el extremo inferior del panel, donde se inscribía la figura de Arethousa, surgiendo, enjoyada con collar y brazaletes y envuelta en un manto que le cubría desde el vientre hasta las piernas, tras las espigas que ella apartaba y sujetaba entre sus manos.

De los dos nichos que flanqueaban el citado espacio cuadrado perdido, del mismo modo que los dos ya descritos hacían lo propio con respecto a la máscara de Océano, únicamente quedaba el de la izquierda, del que hoy sólo resta una parte, concretamente la recuperada en los últimos años, en dos pequeños fragmentos. En su interior, la nereida , núm. 373, conservada desde la cintura para arriba con su inscripción, aparecía sentada sobre la cola pisciforme del tritón Nymphogenes, núm. 279, perdido a excepción de su busto, en dirección hacia la derecha tras un extraño monstruo marino, representado en la parte inferior, al que amenazaba con las púas de un tridente que empuña en su mano derecha, levantada a la altura de sus ojos con el brazo en ángulo. Con los bucles de su cabello recogidos en un moño, sujeto por una diadema triangular, y enjoyada con un collar del que pende un colgante, idéntico al de Ino, (una bulla) y dos pares de brazaletes, Doto figura también sentada, de tres cuartos hacia la derecha, sobre la cola pisciforme con ondulado extremo ascendente y aleta caudal trifoliata de Nymphogenes, con las piernas cubiertas por un manto que, sujeto a su hombro derecho, le cae por la espalda, y la cabeza ligeramente ladeada hacia su izquierda, dirigiendo

426 su mirada, con un gesto no exento de coquetería, en sentido opuesto y sujetando con sus manos los extremos de un velo que se arquea sobre su cabeza, en claro contraste a como la muestran los citados dibujos, sin velo y recostándose con su antebrazo derecho sobre el ondulado extremo ascendente de la cola pisciforme de Nymphogenes Por su parte, el maduro y barbado tritón está dotado de un prominente par de pinzas de crustáceo, así como de aletas natatorias delanteras y sopla una caracola que sostiene con su mano izquierda, extendida hacia delante, mientras porta en la derecha el mencionado tridente que, con las púas hacia abajo, cruza su cuerpo en sentido diagonal, como si quisiera clavárselo al monstruo, especie de lobo o grifo marino que, provisto de un grueso par de pinzas de crustáceo, volvía su cabeza, vista de perfil, hacia él.

En el tramo superior existente sobre el cuadro central con la cabeza de Océano debía, a juzgar por los dibujos, figurar una escena similar a la del inferior, sobre la cual, perteneciente como ésta al referido grupo de los cinco, ya se ignoraba su paradero desde 1865. Una gran laguna que se cernía sobre el extremo superior del alargado rectángulo, el nicho izquierdo y una porción del derecho afectaba a la parte superior de las figuras representadas, donde lógicamente aparecerían sus nombres en letras griegas como sucede en el resto. En la izquierda aún era visible el cuerpo de una nereida, num. 374, a la que le faltaba la cabeza y el brazo izquierdo, cabalgando de tres cuartos en una delicada postura sobre la cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal trifoliata de un monstruo marino hacia la derecha que, a pesar de la pérdida de su cabeza y a juzgar por sus patas anteriores equinas, debía tratarse de un hipocampo. Enjoyada con dos brazaletes en el brazo derecho y mostrando su torso desnudo, esta nereida se asentaba

427

. sobre un manto que cubría su pierna izquierda, dejando al descubierto la derecha, y debía ondear por detrás de su espalda, sujetando muy probablemente uno de sus extremos con la mano perdida que lógicamente figuraría alzada. De la parte derecha, solamente se apreciaban un pie y los restos de un manto que debía cubrir las piernas de otra nereida, núm. 375, cabalgando supuestamente sobre la cola pisciforme de otro caballo marino hacia la derecha, del que únicamente se conservaban sus patas delanteras equinas sobre la figura de un extraño pez o delfín mal dibujado de sinuosa cola con aleta caudal trifoliata, nadando hacia la izquierda.

Por último, el nicho superior derecho — donado primeramente a la “Bibliothéque” de París, trasladado después a St. Germain y expuesto hoy en el Museo St.

Raymond de Toulouse -, muestra la figura incompleta de la nereida , núm. 376, sentada sobre la cola pisciforme de , núm. 280, que nada, provisto de estilizadas aletas natatorias delanteras, hacia la derecha, aunque vuelve ligeramente su cabeza hacia atrás. Con una melena corta sujeta por una diadema de perlas con un broche de piedra preciosa y enjoyada con un collar del que pende un colgante circular (bulla) y brazaletes, Thetis aparece desnuda, vista de frente, con un manto sujeto a su hombro izquierdo cayéndole por la espalda, sobre el que se asienta, roza ligeramente con las puntas de los dedos de su mano izquierda el hombro derecho del tritón y extiende su brazo derecho hacia el extremo de su cola pisciforme, prácticamente perdida igual que la mano y las piernas de la nereida, afectadas por la citada laguna, mientras él, joven, imberbe y provisto de un prominente par de pinzas de crustáceo sobre su frente toca una sirinx que sujeta con ambas manos.

A juzgar por la homogeneidad de las escenas conservadas, representaciones similares debían decorar la parte del pavimento correspondiente a los dos nichos perdidos, y quizás otro medallón, simétrico al existente en el extremo inferior del rectángulo, habría ocupado el extremo opuesto.

Aparte de otras notas comunes, ya mencionadas, teselas de tonos claros han sido utilizadas para definir la pálida piel de las nereidas, en claro contraste con las más oscuras empleadas para la bronceada piel de los tritones sobre cuyas colas pisciformes ellas figuran sentadas.

Cronología: En torno al siglo IV avanzado o principios del y (552). Localización actual: Cuadro central con la máscara de Océano, los dos fragmentos del panel correspondiente a la representación de Doto y Nymphogenes, y el panel de Thetis y Triton (cedido por el Musée des Antiquités nationales de Saint—Germain—en—Laye, donde constaba con núm. Inv. 32901) en el Museo St. Raymond de Toulouse.

Bibliografía: Hannoverische Zeitung, 10 de octubre de 1833; O. MtJLLER, Manuel d’archeologie II, p. 364; J. de WI’I’I’E, Bd’I 1834, D. 157; A. DUM~X3E, Histoire et Mémoires de l’Academie des sciences inscriptions et belles—lettres de Toulouse IV, 1834—36, Pp. 32—51; Archéologie pyrén., lám. 14, con un dibujo muy incorrecto; RA II, 1845-46, p~ 629; CIGr 6784 y Add., p. 1271; E. ROSCHAH, Catalogue des musées archéologiques de Toulouse 1864, 1892, pp. 12, 14, n2 20; G. KAIBEL, Inscr. gr. Sic. Ital., 2519; BCI’H 1890, p. 39, fig.; InvMosGaule. 1.1, Pp. 84-85, núm. 376, y lám.; R. LIZOP, “la mosa5que de Saint—Rustice et ses inscriptions”, MemMidi 21, 1947, Pp. 215—232, láms. 1—II; A. CANTO, “El mosaico del Nacimiento de Venus de Italica”, Habis 7, 1976, p. 319, nota 71; C. BAI1~’IELLE, 5. DOUSSEAU, “Mosa~que a l’Océan trouvée ~ Maubourguet (Hautes

Pyrennées)”, , Gallia 40, 1982, pp. 161—166, figs. 11; C. BALMELLE, “Une nouvelle mosa~que d’Océan dans le Sud—Oiest de la Gaule”, CIMA III, p. 398, nota 16; LIMC IV, 1, 1988, s.v. “Glaukos 1”, V, 1, 1990, s.v. “Ino”.

201.— Mosaico blanco y negro hallado en Tarusco (Tarascon) (553).

429

, Parcialmente sacado a la luz, presenta atributos marinos como anclas y remos, un pez y un tritón, núm. 281.

Cronología: ?.

Localización actual: in situ

Bibliografía: H. de VILLEFOSSE, BCwI~H 1903, p. 138. Dibujo a

pluma de M. Félix Mazainé; InvMosGaule. 1.1, p. 19, niiim. 80.

Germania superior (Sequania, dioecesis XIV Gallia

202.- Fragmento de un mosaico policromo de unas termas publicas de Noviodunum (Nyon) (554). Lám. CCCLXI.

Con unas dimensiones máximas de 7,25 x 4,07 m., este gran fragmento muestra el borde inferior de un campo figurado, del que se pueden apreciar también restos de una orla exterior de enmarque, decorada con un motivo de aspas formadas por cuatro peltas unidas por un nudo de Salomón en un tramo, y con un motivo de hexágonos tangentes en los que se inscriben triángulos dispuestos alternativamente sobre el vértice o sobre la base en otros dos tramos; y la mayor parte de la orla interior correspondiente a la longitud del fragmento, que presenta una línea de meandros conteniendo cuadrados en su interior, decorados con una esvástica, un cuadrado curvilíneo, una pelta, un cuadrado dispuesto sobre la punta o con otros cuadrados más pequeños en los que se inscriben un rombo o un motivo floral; así como los dos filetes que delimitaban la orla interior y el campo propiamente del mosaico, entre los que discurre una fina hilera de triángulos escalonados.

Respecto a los restos del campo conservados, las figuras de un cangrejo, una pantera marina, tres moluscos y dos erotes alados y desnudos que aparecen sobre un

4 ?. O

.) fondo marino, indicado mediante una gran profusión de trazos horizontales y otros verticales, generalmente de menor longitud, proporcionándoles una forma casi cuadrada, son de izquierda a derecha las más claramente perceptibles. La singularidad de las representaciones de los dos amorcillos les confieren un indudable valor iconográfico. Uno de ellos figura, de tres cuartos hacia la izquierda, de pie sobre un ánfora tumbada, con función de barco, sujetando con ambas manos extendidas hacia delante los extremos de una vela desplegada, en una postura que recuerda la de los deportistas que practican esquí acuático. El otro eros parece deslizarse de espaldas y de cabeza por el lomo de un gran pez que emerge en sentido diagonal hacia la derecha, sobre cuyo extremo de la cola pisciforme se posan dos de los tentáculos de un pulpo que figura entre los dos erotes

Siguiendo la misma dirección, de izquierda a derecha, restos de otras figuras humanas y animales se suceden sobre las ya descritas. En primer lugar, los fragmentarios pies de una figura humana, el pie derecho y gran parte de la pierna izquierda de un personaje que debía cabalgar sobre un monstruo marino hacia la derecha, del que es visible un fragmento de su parte anterior; a continuación los restos de la cola pisciforme de otro, que le precedía, con la silueta salpicada por pequeñas aletas, sobre cuyo fondo se aprecian unas piernas humanas en idéntica postura a las de la figura anterior, la derecha ligeramente estirada hacia atrás y la izquierda levemente flexionada hacia delante; finalmente, en el extremo derecho del fragmento, la parte anterior incompleta de otros dos supuestos monstruos marinos en dirección opuesta hacia la izquierda y un pequeño detalle de la rueda de un carro, del que debían tirar, sobre el brazo derecho de una figura, representada, a juzgar por el espacio disponible sólo de busto, sosteniendo en su

. mano uno de los extremos de un gran velo que debía arquearse sobre su cabeza.

Fundamentándose en estos restos y en otros que no pudieron ser sacados a la luz en época de su

descubrimiento , en su emplazamiento actual (555) se propone una restitución parcial del friso, donde se identifica a la primera figura humana con una nereida, núm. 377, que cabalgaría sobre un hipocampo, y a la segunda con un personaje masculino, que apoyaría su pierna izquierda sobre otro hipocampo, ambos, miembros de un cortejo marino de Neptuno, hacia cuyo carro triunfal, tirado por dos hipocampos en sentido opuesto y situado en el extremo derecho del panel conservado, se dirigirían, de forma simétrica a otros miembros del thiasos que, ocupando la parte de la derecha del carro, no conservada, avanzarían igualmente hacia él, en dirección izquierda hacia el supuesto centro del friso, donde estaría representado el citado carro.

Según esta recomposición, la nereida aparece con los senos, el bajo—vientre y el comienzo de los muslos cubiertos por dos velos que transversalmente cruzan su cuerpo, ondeando al viento hacia atrás en la misma dirección que su cabeza y porta en su mano derecha, extendida hacia delante, un arco, asiéndose con la izquierda al cuello del hipocampo, visto de perfil, sobre el que cabalga. Dicho caballo marino va precedido de otro que vuelve su cabeza, vista de tres cuartos, hacia atrás para mirar al personaje masculino que, apoyado en su lomo, figura desnudo, soplando una gruesa caracola que sostiene en ambas manos, visto de tres cuartos, frente a la biga tirada por dos hipocampos, también de tres cuartos, galopando con las patas delanteras equinas muy levantadas.

En cuanto a la representación del triunfo de Neptuno, es muy posible que éste figurara según aquel

4 ,- 1 tipo que lo muestra de frente, a juzgar por la disposición del pequeño fragmento de la caja curva del carro. En este sentido, otros dos hipocampos habrían avanzado vistos de tres cuartos hacia la derecha, simétricamente opuestos a los parcialmente conservados, tal y como es frecuente en este tipo de triunfos vistos de frente.

Cronología: 200—225 d.c. (556>.

Localización actual: Musée Historique de la ville de Nyon.

Bibliografía: H. VAUTIER, “Notice sur la mosaique romaine ~ animaux marins découverte ~ Nyon, le 22 novembre 1932”, Revije Historique Vaudois 1933, pp. 3—7, láms. 1—II; W. DEONNA, “Monuments romains de Nyon”, GENAVA 13, 1935, pp. 212 y ss.; E. CTJ)UZOT, “Note sur la mosa~que de Nyon”, GENAVA 13, 1935, pp. 230 y Ss.; E. PELICHET, “la mosa~que d’ArteE~~couverte ~ Nyon en 1932”, ZSAK 2, 1940, pp. 196 y SS.; y. von GONZENBACH, Die r5mischen Mosaiken der Schweiz, Bále 1961, pp. 153—157, nt~m. 86.1, láms. 68—69.

203.- Mosaico policromo del frigidarium ? de unas termas de Urba (Orbe) (557). Láms. CCCLXII-CCCLXIII.

Pavimento de 5,25 x 9,35 m., destruido en gran medida, que se componía, según la litografía de Ch. Bétrix (558), de una zona absidada adosada a la parte superior de un rectángulo bordeado por una ancha orla, decorada con un follaje de acanto que parte de las barbas de una cabeza de Oceáno situada en el centro del lado superior y encierra en su interior diversas flores, de la que tan sólo quedan dos fragmentos correspondientes a la parte derecha del borde inferior y a la central del lado derecho.

El rectángulo estaba basado en un esquema de octógonos tangentes, un total de 28, que daban como resultado 18 cuadrados dispuestos sobre la punta y otros 22 medios cuadrados, en realidad, auténticos triángulos adosados a los bordes. Delimitados los primeros por un

4 cordoncillo, en el que se inscribían otros octógonos concéntricos, formados por filetes de teselas negras y blancas y por orlas de ojivas o espirales, alternativamente, presentaban en su interior motivos florales, representaciones de animales, estaciones, las cabezas de Medusa y de otro personaje femenino, así como dos episodios del mito de Teseo y Ariadna; mientras figuras de aves, un conejo y algunas copas decoraban los cuadrados y pequeños recipientes rellenaban los triángulos. De esta composición ortogonal se han conservado seis octógonos, los dos referentes a Teseo y a Ariadna (559), el tercero con la figura de un conejo (560), el cuarto con un león (561) y los dos últimos con rosetas (562), así como los fragmentos de otros tres con un ave, la cabeza de Medusa y una roseta, respectivamente (563); y siete cuadrados, con figuras de aves y una sóla copa (564).

Prácticamente perdida, a excepción de un fragmento con la figura de un delfín (565) correspondiente al extremo inferior derecho, se halla, en cambio, la escena representada en la zona absidada del mosaico. Según la citada litografía de Ch. Bétrix, un ichthyocentauro (566), núm. 282, cabalgando, visto de tres cuartos con el torso casi de frente, hacia la izquierda destacaba sobre un fondo marino, indicado por una gran profusión de cortos trazos horizontales, a veces salpicados por otros diminutos en sentido vertical, a modo de dientes o púas, en el que figuran, además de diversos peces, dos delfines y algún crustáceo, dos ketoi dotados de largo y fino cuello y de una cola pisciforme, cuyo extremo discurre simétricamente hasta los lados de la cabeza de Océano, situada en la orla de hojas de acanto, con las que se acaba confundiendo, un grifo marino (567) provisto de dos grandes alas desplegadas y de una enroscada cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal foliata

434 que, precediendo al delfín conservado, se dirige desde la parte derecha hacia la izquierda, un hipocampo y una serpiente de mar, de los que, situados en la izquierda y en dirección hacia la derecha, sólo resta su parte anterior. Del caballo marino, galopando de perfil, se aprecian las bridas, mientras que de la serpiente, asomando sobre la figura del anterior, se percibe la lengua bífida sobresaliendo de su boca.

Al reptil parece dirigirse el centauro marino, soplando una caracola que sostiene en su mano derecha, ligeramente adelantada y con el brazo doblado. Joven, imberbe y dotado de una enroscada cola pisciforme con fino extremo ondulante y aleta caudal foliata, tras la que figura una anguila o murena helena, el centauro marino sujeta en la izquierda las bridas del hipocampo y del grifo marino mencionados.

Cronología: 200—225 d.C. (568)

Localización actual: Fragmento de la zona absidada con la figura de un delfín, Musée Historique Vaudois, Lausanne; el resto de los fragmentos conservados permanecen distribuidos en el citado Museo de Lausanne, en la Schutzhaus IV de Orbe, en el Bernisches Historisches Museum y en la Stadt—und Universit~t- Bibliothek de Berna (569).

Bibliografía: Kunstblatt de Berlín, 1845, niim. 92, p. 383; Alígemeine Zeitung 1845, núm. 312, p. 2491; Arch~ologische Zeitung Anzeiger 1848, p. 99, 6 y 7; 0. JAI-iN, Arch~olyische Beitr~ge 1847, p. 271; G. von BONSTE~I’I’EN, Recueil d’antí9uites suisses, 22 supí., 1868, Pp. 16—18, lám. XV; 10W, Carte archeologique du cant. de Vaud 1874, p. 15; “Mosa~que”, Dict. des Antiq. gr. et rom., p. 2110; A. NAEF, Rey. Historique Vaudoise XIII, 1905, p. 180; InvMosGaule 1.2, p. 151, núm. 1378; H. WIRTH—BERNARDS, op. cit., Pp. 188, 199— 203, figs. 4, 10-13; V. von GONZENBACH, Die r~mischen Mosaiken der Schweiz, Bále 1961, pp. 177—182, núm. 95.111, láms. 54—57; EADE!4 Die r~5mischen Mosaiken von Orbe, Zurich 1974, pp. 12—14, 34, 36, figs. 6, 8—9.

., 204.— Mosaico policromo de una estancia perteneciente al conjunto de Urba (Orbe) (570). Láms. CCCLXIV—CCCLXVI. El pavimento, de forma casi cuadrada, mide 4,25 x 4,60 m., se encuentra bordeado por cuatro frisos separados por sendos cuadrados situados en los ángulos y presenta una composición basada en el alineamiento diagonal de octógonos tangentes, un total de 13, delimitados, alternativamente, por una orla de triángulos de dos lados curvos, unidos por el vértice a la base del siguiente, o por una trenza de dos cabos, que dan como resultado doce cuadrados decorados con líneas de meandros formadas por las prolongaciones de las citadas orlas, seis tercios de octógonos adosados, dos a dos, a los laterales con motivos vegetales y cuatro triángulos en las esquinas con hojas acorazonadas en su interior.

Con predominio de figuras de animales, las representaciones de los cuatro frisos discurren hacia la izquierda y de cara al interior del mosaico. Una escena de la caza del jabalí por un personaje masculino asistido por tres perros (571) se desarrolla en el lado sur, frente a las luchas y carreras de fieras representadas en la arena del anfiteatro que se suceden en los otros tres frisos, de los que gran parte del izquierdo se ha perdido, mientras que de los cuadros situados en los ángulos con las cabezas de las cuatro estaciones, sólo se ha conservado intacto el de la Primavera y en muy mal estado el del Otoño.

Decorando los octógonos concéntricos, delineados por un sencillo filete de teselas negras, e inscritos en aquellos tangentes a los que antes hacíamos referencia, aparecen, entre otros, las figuras de siete planetas, representaciones de los dioses del semanario. A izquierda y derecha de Venus, situada en el medallón central, asentada ligeramente de tres cuartos hacia la derecha sobre un gran manto que sólo le cubre sus piernas y se

456 infla por efecto del viento a su espalda, arqueándose sobre su cabeza y sirviéndole de fondo, en un alargado taburete o banco cuyos extremos sostienen dos erotes alados y desnudos que la flanquean, mientras, enjoyada con un collar de pedrería y un par de brazaletes, el cabello recogido en un moflo y sujeto por una diadema de oro y la cabeza ladeada hacia la izquierda, ella se contempla en un espejo que a la altura de sus ojos sostiene en su mano derecha, figuran Saturnus, Sol,_Luna, Mars, Mercur, y lupiter. Del mismo modo, sin una orientación basada en un punto de vista principal, episodios del rapto de Ganímedes y de la leyenda de Narciso ocupan los medallones superior e inferior, respectivamente, y escenas del thiasos marino los cuatro octógonos de las esquinas, completando la composición (572).

En el inferior izquierdo, y de cara a ese lado, una nereida, núm. 378, aparece sentada sobre la cola pisciforme con extremo descendente y aleta caudal trifoliata de un ichthyocentauro, núm. 283, que avanza, visto de tres cuartos, hacia la izquierda sobre un fondo neutro carente de detalles ambientales. Vista de tres cuartos, con la parte superior del cuerpo casi de frente, la cabeza hacia su derecha, intercambiando su mirada con la del centauro marino, y las piernas ladeadas, de perfil, hacia su izquierda, la nereida se asienta sobre un manto que, cubriéndole sólo su pierna izquierda, se infla a su espalda y se arquea por detrás y ligeramente sobre su cabeza, uno de cuyos extremos ella sostiene con su mano izquierda levantada a la altura de sus hombros, y, con los cabellos, de teselas vítreas negras, recogidos en un moflo y enjoyada con un aderezo de pendientes, collar y brazaletes, se apoya con su mano derecha en la gruesa cola pisciforme del ichthyocentauro. Éste, joven, imberbe y de cabellos rizados, abre su mano derecha,

457 extendida hacia delante, con un gesto muy expresivo y porta en la izquierda, a la altura de su cadera, un gran timón de espadilla en sentido muy vertical sobre su hombro.

En el octógono superior izquierdo, también de cara a ese lado, la nereida, núm. 379, en cambio, está representada sobre un hipocampo con las crines explícitamente señaladas que, galopando hacia la izquierda, es guiado por un tritón de doble cola pisciforme, núm. 284. Vista ligeramente de tres cuartos, pero en posición muy vertical, enjoyada con diadema, collar y brazalete y prácticamente desnuda, si exceptúamos su pierna izquierda cubierta por un manto sobre el que se asienta, esta nereida porta un sceptrum en su mano izquierda y se aferra al cuello del hipocampo con su brazo derecho, al tiempo que dirige su mirada hacia el tritón, intercambiando su mirada con él, como sucedía en la escena anterior y, según veremos, en las dos restantes. Joven e imberbe, visto de tres cuartos hacia la izquierda y con la cabeza vuelta hacia el grupo al que guía, el tritón lleva con el brazo en ángulo hacia atrás las riendas en su mano izquierda, porta en la derecha una caracola en sentido vertical y se caracteriza por estar dotado de dos sinuosas colas pisciformes que, partiendo de sus muslos humanos, finalizan en aleta caudal trifoliata, al menos en la bien visible de su derecha, ya que en la izquierda su extremo asciende, como si se tratara de un manto, y se enrolla a su brazo para desaparecer después tras su espalda.

En el superior derecho varía la orientación de la escena, de cara al interior en el mismo sentido que la Venus del medallón central. En este caso, la nereida, núm. 380, representada sobre la cola pisciforme con extremo sinuoso y aleta caudal trifoliata de un tritón o ichthyocentauro, núm. 285, difícil de definir, que se

458 dirige hacia la izquierda, da la espalda al espectador. Con las piernas envueltas en un manto, sobre el que, enlazado por un extremo a su antebrazo izquierdo, aún a pesar de dejar al descubierto sus nalgas, se asienta y portando un sceptrum en su mano derecha, alzada al nivel de sus hombros, la nereida vuelve la cabeza, vista de perfil, para intercambiar su mirada con la del tritón o centauro marino, mostrándonos su cabello recogido en un moflo a la altura de la nuca, mientras parece apoyarse con su antebrazo izquierdo en un objeto, quizás un plato o una fuente, que el tritón o ichthyocentauro sostiene en su mano izquierda. Barbado, maduro y provisto de unas extrañas extremidades anteriores muy cortas, cuyo principio recuerda a las de un equino y su final a las de un ave, quizás acuática, o crustáceo, él realiza un ademán muy expresivo con su mano derecha, levantada a la altura de los hombros, como si pretendiera entenderse por señas con la nereida.

Por último, el medallón inferior derecho muestra la figura de otra nereida, núm. 381, cabalgando sobre la enroscada cola pisciforme con sinuoso extremo ascendente y aleta caudal trifoliata de un centauro marino, num. 286, que galopa hacia la derecha, siguiendo una orientación hacia el interior y en oposición al lado sur. Vista de tres cuartos hacia la izquierda, con el torso desnudo y un velo muy transparente cubriéndole sólo su pierna derecha, ladeada como la izquierda hacia su derecha, y una diadema sujetando su cabello, la nereida porta en su mano derecha alzada un sceptrum en sentido vertical y muy posiblemente sobre la cola pisciforme del ichthyocentauro, en cuya primera espiral se apoya con la izquierda, al tiempo que le dirige su mirada. Joven, imberbe e igualmente dotado de unas ridículas patas anteriores equinas ?, el centauro marino está visto de tres cuartos con su mano derecha en la cadera y porta en

E- ~ 4 ‘y’> la izquierda, adelantada con el brazo en ángulo recto, un timón de espadilla levemente inclinado, a la vez que vuelve la cabeza hacia la nereida.

El intercambio de miradas entre tritones o ichthyocentauros y nereidas, el contraste entre sus bronceadas y pálidas pieles, respectivamente, así como el fondo neutro con absoluta ausencia de detalles ambientales sobre el que aparecen representadas las figuras constituyen las tres notas comunes más sobresalientes a las cuatro escenas del thiasos marino.

Cronología: 200—225 d.C. (573).

Localización actual: in situ

Bibliografía: A. FLUC~4ANN, Bd’I 1863, pp. 193-198; F.-N., LE ROY, Feuille de Houx, Orbe 1866, ni~? 10, 11, 13; IDEM, Une visite aux mosaiques romaines d’Orbe, Ginebra 1868, Pp. 8—45; G. von BONSTET1’EN, Carte archéologique du canton de Vaud, 1874, p. 15; A. NAEP, Revue Historique Vaudoise XIII, 1905, p. 181; InvMosGaule. 1 2, p. 152, núm. 1382; H. WIRTH—BERNARDS, op. cit., PP. 187, 190 y ss., núm. 2, fig. 2; V. von GONZENBACH, Die r5mischen Mosaiken der Schweiz, Bále 1961, pp. 184—194, núm. 95.V, l~xrís. 60—67; EADEM, Pie r~Smischen Mosaiken von Orbe, Zurich 1974, pp. 28—38, núm. 8, figs. 14—20.

Decumates agri— Germania superior (Sequania, dioecesis XIV Gallia

205.- Mosaico policromo de la antesala de la piscina del frigidarium de las pequeñas termas de una villa romana de Bad Vilbel (574). Láms. CCCLXVII-CCCLXXI.

El pavimento, de 7,05 x 4,75 m., está enmarcado por una orla decorada con una gruesa trenza de dos cabos y por otras dos más finas compuestas de triángulos escalonados y de un sencillo filete. Sobre un fondo neutro de teselas blancas, diversos miembros reales y fantásticos del thiasos marino, peces y algunas aves figuran en torno a una gran máscara de Océano (575) que,

440

.,) con el rostro muy afectado por una extensa laguna que se cierne especialmente sobre la parte derecha del mosaico (576), destaca en el centro de la composición sobre una inscripción con la leyenda PERVINCUS (577) seguida de otras líneas verticales y encima de una franja de trazos verticales y de otras dos paralelas de trazos horizontales discontinuos.

En los restos conservados se aprecia un prominente par de pinzas de crustaceo sobresaliendo entre sus alborotados cabellos, dos delfines emergiendo tras la parte superior de la cabeza, dos serpientes de mar partiendo sinuosamente de sus sienes y la parte anterior de un dragón marino, avanzando desde su zona inferior derecha hacia la izquierda, que en unión de otro idéntico, a juzgar por las orejas visibles, justamente debajo del extremo superior de la pala de un timón de espadilla, en el lado opuesto y casi completamente perdido tras la laguna, debían flanquearle de forma simétrica (578). Provisto de extremidades anteriores similares a las de un reptil prehistórico o a las de un ave acuática, vuelve su cabeza, vista totalmente de perfil, hacia la serpiente que, amenazadoramente dirige su cabeza desde lo alto hacia él.

Hacia este ketos figura también la representación de un eros (579) alado y desnudo que, de espaldas al espectador, visto de tres cuartos hacia la derecha, emerge provisto de un par de grandes alas desplegadas en sentido diagonal frente al dragón marino, al que parece intentar atraer su atención, tendiéndole su mano derecha.

No obstante, la mayoría de los miembros del thiasos marino se disponen sobre los cuatro bordes del mosaico, dirigiéndose, salvo contadas excepciones, hacia la derecha y de cara al exterior. Comenzando por la parte izquierda del lado inferior, aparece un curioso tritón, núm. 287, de ondulada cola pisciforme, sobre la que

441 figuran dos patos salvajes de perfil hacia la izquierda, con aleta caudal foliata y un extraño par de extremidades anteriores (580), donde las características pezuñas de unas patas equinas han sido sustituidas por aletas o membranas típicas de aves (581). Visto de tres cuartos, este joven e imberbe tritón sopla una caracola que sostiene en su mano izquierda extendida hacia delante y a la altura de su boca y lleva la otra tras la cabeza, como si pretendiera procurarse más aire o fuerza. Le precede, ya casi en el centro del lado, un eros alado y desnudo que, igualmente de tres cuartos, cabalga a horcajadas sobre la cola con aleta caudal foliata de un gran delfín, visto de perfil y situado inmediatamente antes de la laguna existente a su derecha. Con las riendas en su mano izquierda y las alas desplegadas a su espalda, este eros reclama nuestra atención, extendiendo su mano derecha y volviendo la cabeza hacia el citado tritón, al tiempo que dirige sus ojos al espectador.

Ya en la parte izquierda del lado derecho figura un ichthyocentauro, núm. 288, único superviviente de la gran laguna que afecta a todo su entorno. Visto de tres cuartos, joven e imberbe como el anterior, avanza dotado de una enroscada y sinuosamente ondulante cola pisciforme con aleta caudal trifoliata y de ortodoxas patas anteriores equinas, portando sobre el brazo un timón de espadilla que sostiene en su mano derecha y señalando con dos dedos de la izquierda extendida hacia la parte derecha, muy probablemente a la figura perdida que ocupaba esa zona, donde se aprecian dos fragmentos, uno del extremo ondulante de una anguila o serpiente de mar, idéntico al de las dos representadas en el mosaico, a la altura de la cabeza del centauro marino y otro en la parte inferior, perteneciente quizás a la cabeza de la misma serpiente de mar. Un tercer fragmento, perceptible encima de la cola pisciforme de este centauro marino y a

442 la izquierda de la pala del timón que él porta, que identificamos con una de las hojas y parte de otra de la aleta caudal correspondiente a la cola pisciforme de otro ser fantástico, muy similar a las del ichthyocentauro, así como la parte superior de la pala de un timón de espadilla ya mencionado que figura a la izquierda de la cabeza de Océano nos hacen suponer, a juzgar por la disposición de ambos, la existencia de otro tritón o centauro marino con la misma orientación e idéntico atributo.

En el lado superior, un eros (582) alado y desnudo, visto de tres cuartos, con las piernas en sentido horizontal, la mano y la cabeza hacia atrás en dirección hacia la parte derecha del lado anterior, figura casi en el aire, si no fuera porque se aferra con su mano izquierda al lomo de un gran delfín que, dotado de aleta caudal trifoliata, nada entre una de las dos serpientes a las que hacíamos referencia antes y un pez espada, situados encima en sentido opuesto y debajo de él en la misma dirección, respectivamente, tras un león marino, figurando en el espacio intermedio una araña de mar y un pez común. Sobre la cola pisciforme del león marino que, situado ya en la parte derecha, rugiendo con las fauces entreabiertas, persigue a la otra serpiente marina mencionada con anterioridad, se posa un cisne, de tres cuartos hacia la izquierda, con las alas ampliamente desplegadas; mientras que otro pez sobre la cabeza del felino parece dirigirse hacia la aleta caudal trifoliata de un delfín que, hacia la izquierda, acerca su boca a la serpiente marina que partía sinuosamente de la sien derecha de Océano.

Finalmente, un tritón, núm. 289, del mismo tipo que el descrito en primer lugar, con las pezuñas de sus extremidades anteriores, similares a las equinas, suplantadas por aletas o alas características de aves

443 acuáticas o reptiles prehistóricos como las del dragón marino conservado en un flanco de Océano, figura ya en el lado izquierdo. Visto de tres cuartos y dotado de una enroscada y ondulada cola pisciforme con aleta caudal trifoliata, el tritón lleva en su mano izquierda una caracola o molusco?, vuelve la cabeza y extiende su brazo derecho hacia atrás, aureolado por un gran pez, visto al revés, por dos ejemplares de torpedo ocellata, un caracol y una tuba. En la parte derecha, un hipocampo de ondulada cola pisciforme con aleta caudal foliata galopa hacia la izquierda y figura afrontado al tritón, mientras un delfín, en picado hacia el borde, se interpone, quedando en el centro.

A pesar de la ya mencionada orientación mayoritaria de los componentes de este thiasos marino hacia la derecha, algunas excepciones y muy especialmente el número considerable de peces, moluscos y aves representados frecuentemente en dirección opuesta a de los animales sobre los que figuran contribuyen, junto a las posturas y actitudes de monstruos marinos, erotes y tritones, a dar una sensación de movimiento.

Cronología: Finales del siglo II d.C. (583).

Localización actual: Hessisches Landesmuseum de Darmstadt.

Bibliografía: OSSAN, Zeitschrift fUr Alterthumswissenschaft 1851, p. 420; SFJEGER, Leipziger Illustrierte Zeitung, 17 de enero de 1852, Pp. 52 y ss.; BECKER, Heidelberger JahrbUcher 1858, p. 535; 0. JAHN, Arch~ologische Zeitung XVIII, 1860, pp. 113—120, láms. CXLII— CXLIII; BOSSLER, Pie R¿5merst~tte bei Vilbel und der im Jahre 1849 daselbst entdeckte Mosaikboden, Darmstadt 1862, 35 p., 2 láms. (Extracto en el Archiv fUr Hessische Geschichte und Altertumskunde X, 1864, Pp. 1 y ss.; BJ 64, 1878, p. 15; HAMMERAN, Urgeschichte von Frankfurt, 1882, p. 59; BUCHHOLD, Pie Antikensaxnmlungen des Museums in Parmstadt, 1895, p. 73; APANY, Kunstdenkm~ler in Grossh. Hessen Kreis Friedberg, 1895, p. 284; Grossherzogl. hessisches Museum, Pie arch~ologischen Sammlungen, 1897, p. 18; H. LUCAS, “Das Mosaik des Aristos”, RJ’4 XVII, 1902, p. 128; InvMosGaule. 1. 2, p. 201, núm. 1621; RPGR, p. 37, núm. 8; F. BEHN, “Das Mosaik von Vilbel”, SJ 9, 1939, Pp. 1—3, láms. 1—4; D. LEVI, Antioch Mosaic Pavements Princeton 1947, p. 101; K. PARLASCA, Pie r¿5mischen Mosaiken in

444

, Deutschland, Berlín 1959, pp. 93—94, 116, láms. 92—93; H.P. L’ORANGE, P.J. NORDHAGEN, Mosaik, Munich 1960, p. 64; 1. CALLABI, “musivarius”, EAA V, 1963, p. 299; W. BELZ, Das Mosaik von Bad Vilbel, Bad Vilbel 1965; A. BALLAND, MEFRA 79, 1967, p. 451, nota 1; MosAntít. Regione settima, Baccano: villa romana, Roma 1970, p. 68; Die R~tier in Hessen, 1982, pp. 175, 204, 208, 249, fig. 140 (E. KIJNZL), pt. 241—242, figs. 167—168 (D. BAATZ); A. BUTI’NER, “Der R~nische Mosaik1x~den aus Bad Vilbel”, Hessisches landesinuseum in Darmstadt. Arch~ologische Sarrm~1ungen, Darmstadt 1986, 2 Pp. y 1 fig.; M. DONDERER, Pie Mosaizisten der Antike und ihre wirtschaftliche und soziale Stellung. Eme Quellenstudie, Erlangen 1989, pp. 102—103, núm. A 79, lám. 46.

Raetia (Raetia II, dioecesis IX Italia annonaria

206.- Mosaico policromo del atrium de la villa de Westerhofen (584). Láms. CCCLXXII—CCCLXXVI.

Pavimentaba la estancia cuadrada, en torno a un cuadrado central que contenía en su interior un impluvium octogonal, y el ábside adosado a la parte central de su lado norte, compuesto de un friso con la representación de una escena de caza y de un panel semicircular con las figuras afrontadas de un toro y un oso.

En lo que respecta al mosaico cuadrado, éste se halla enmarcado por una orla de hojas de acanto, en cuyo interior alternan flores de loto y hojas acorazonadas, por otra negra de triángulos escalonados con el vértice hacia el exterior y por una trenza de dos cabos, en dos tonos de rojo y en blanco y silueteada de negro, que delimita asimismo las figuras geométricas que forman la composición. Basada en la colocación de cuatro cuadrados en las esquinas, decorados con cráteras y rosetas de hoja acorazonada inscritas en otros cuadrados dispuestos sobre la punta, dos y dos en sentido diagonal; dos rombos adosados a los dos lados interiores de cada cuadrado que suman un total de cuatro pares, bordeados también por una orla de triángulos escalonados con el vértice hacia el

44;’)

) interior y decorados con rosetas de dos hojas acorazonadas; entre los que se sitúan cuatro figuras trapezoidales adosadas a los bordes del campo del mosaico, adornadas dos a dos con una orla de flores de loto, alternando su color y orientación, y con delfines vistos de perfil y simétricamente afrontados por la boca a un tridente situado en el centro, y cuatro rectángulos, resultantes del lado de dos rombos, pertenecientes a dos ángulos diferentes, del lado superior de una figura trapezoidal y del lado del cuadrado central que contenía el impluvium octogonal, decorados con miembros de un thiasos marino, orientados de cara al exterior, pero no en la misma dirección.

Los cuatro rectángulos estan enmarcados, aparte de la trenza de dos cabos, por una orla de triángulos escalonados con el vértice hacia el interior que discurre, como en el marco del campo cuadrado, en los rombos y en los trapecios, entre dos filetes de dos hileras de teselas negras, variando únicamente frente al marco del campo su situación interna con relación a la trenza y su disposición hacia el interior. Sobre un fondo marino, indicado mediante trazos desiguales de dos hileras de teselas ocres dispuestas en sentido horizontal (585) sin sobrepasar la mitad inferior, dos tritones y dos nereidas decoran el interior de dos rectángulos opuestos, los primeros el superior y el inferior, las segundas el izquierdo y el derecho.

En el panel superior, un joven e imberbe tritón, núm. 290, visto de tres cuartos avanza, dotado de aletas natatorias delanteras y de una uniformemente cilíndrica y ondulada cola pisciforme salpicada de aletas y terminada en una mayor caudal trifoliata, hacia la izquierda. Con la cabeza de perfil, cubierta por un sombrero del que sobresalen algunas ramas, quizás de coral, porta en su mano izquierda, a la altura de la cadera, y por el

446 extremo destinado al soplo una caracola sobre su brazo y sujeta con la derecha, extendida hacia delante, la brida de un toro marino que conduce. Figurando unos pasos delante, el animal aparece igualmente de tres cuartos hacia la izquierda, dotado de una cola pisciforme con aleta caudal trifoliata idéntica a la del tritón que nada junto a su costado izquierdo, pero con extremo ascendente sobre su gemela en la parte superior derecha del recuadro.

Siguiendo la misma dirección que las agujas de un reloj, el panel derecho presenta una nereida, núm. 382, cabalgando de perfil, pero mostrando su espalda y sus nalgas de tres cuartos, al estilo que hoy llamamos inglés, sobre la cola pisciforme de una pantera marina que avanza hacia la derecha. Sólo con su muslo izquierdo encima del animal, en realidad ella figura casi en el aire sobre un manto que, liso por un lado y decorado con un detalle de triángulos por el otro, desciende desde su hombro izquierdo por delante de su cuerpo y además de cubrirle la piernas, se infla y asciende por su espalda, bordeando su silueta, para arquearse después tras su cabeza y cuyo extremo la nereida sujeta con su mano izquierda, extendida hacia delante y alzada casi a la altura de sus ojos, al tiempo que, con el brazo en el cuello de la pantera, ase la única brida del felino con su mano derecha. Una cinta o diadema, de la que sobresalen algunas ramas semejantes a las del tritón anterior, sujeta su cabello, recogido en parte en una especie de moñete sobre la coronilla, suelto en parte, cayéndole por la espalda.

Respecto a la pantera marina, su figura aparece de perfil, dotada de pequeñas aletas en las pezuñas, con las típicas garras felinas, de sus extremidades anteriores y de una cola pisciforme que presenta, a partir de una gran espiral, una pronunciada ondulación finalizada en aleta

447 caudal trifoliata y en gran parte de su silueta una franja de escamas en tonos rojos, que, junto a otros trazos internos en ocres degradados, contribuyen a bordear y a resaltar no sólo su negro contorno, el de la de un carnero marino, en menor medida de los tritones e incluso de los delfines que figuran en el interior de los espacios trapezoidales, sino también las siluetas de los lomos, a modo de crestas rojas, de la pantera y del toro marino anterior.

Del panel inferior, sólo se ha conservado la parte anterior de otro joven e imberbe tritón, núm. 291, que, visto de tres cuartos y dotado de unas extrañas, casi cilíndricas, aletas natatorias delanteras, similares a las del tritón completamente conservado, se dirige hacia la izquierda, portando en su mano derecha, con el brazo adelantado en ángulo, una rama y volviendo la cabeza con los cabellos igualmente retirados del rostro por una diadema de ramas que en parte sobresalen.

Por algunas reproducciones (586), donde se aprecia claramente la laguna que, afectando también al trapecio correspondiente y a una porción de las orlas, se cernía sobre la parte derecha del panel, deducimos que este fragmento con el brazo izquierdo y dos colas pisciformes del tritón responde a una restitución moderna, basada en lo que respecta al brazo en la postura de su hombro e inspirada en lo relativo •a la parte pisciforme en la representación del panel opuesto. No obstante, la idea de dar mayor homogeneidad al conjunto se ve mermada, aquí, por la desafortunada recomposición llevada a cabo, ya que, al pretender completar la figura del tritón con un diseño antiguo, no se ha tenido en cuenta que el modelo no refleja únicamente la representación de un tritón, sino también la del toro marino que conduce y al cual pertenece, superpuesta a la del tritón, la segunda cola

44 ~3 pisciforme, de la que se debía haber prescindido en una fiel y concordante restauración.

En el último panel rectangular, adosado al lado izquierdo del cuadrado central, la otra nereida, num. 383, cabalga sentada sobre un hipocampo que avanza, provisto de pequeñas aletas en sus patas anteriores y de una cola pisciforme compuesta de una parte alargada casi cilíndrica, donde justamente figura la nereida, una gran espiral y un extremo formado por una pronunciada ondulación finalizada en aleta caudal trifoliata, idéntica, y aún mayor, a la cola pisciforme de la pantera marina. Vista casi de frente, con el cuerpo y las piernas cruzadas ligeramente hacia su derecha, esta nereida nos muestra su cuerpo prácticamente desnudo, ya que el manto que, cayéndole desde los hombros por la espalda, le sirve de asiento sólo le cubre su pierna derecha. Luciendo un moflo o casquete sobre la cabeza, dirige su mirada al espectador y, enjoyada con sencillos brazaletes, sostiene en sus manos, alzadas hacia los lados al nivel de sus hombros, los extremos de un velo que ondea al viento y se arquea sobre su cabeza, al tiempo que sujeta también en su mano izquierda la única brida del caballo marino.

Cronología: Primer tercio del siglo III (587).

Localización actual: Pr~historische Staatssammlung Munich.

Bibliografía: KASS, Die R~mervilla zu Westerhofen 1857, lám.; von HEFNER, BJbb 25, 1857, Pp. 186 y Ss.; G. HAGER, J.A. MAYER, Vorgesch., r¿im...AlterthUmer des Bayer. Nationalmuseums 1892, Pp. 142 y ss, núm. 794, lám. 17,1.2; F. WINKELJMANN, Katalog Eichst~tt, 1926, p. 51, fig. 17; F. WAGNER, Pie R5mer in Bayern 1928, Pp. 74 y ss., lám. 20; KRUGER, RMD Pp. 678 y ss., fig. 13; P. REINECKE, Saimielblatt des Hist. Ver. Ingolstadt 65, 1956, Pp. 10 y ss, lám. 1, (con bibí.); K. PARLASCA, Pie r5mischen Mosaiken in Deutschland, Berlín 1959, pp. 103—104, lánis. 99—100, 106, 1—3; A. 1<155, “Le caratteristiche artistiche dei nx~saici della Pannonia”, CIMA III, p. 137, fig 4.

449

, Noricum (Noricum ripense, dioecesis VIII Illyricum

207.— Fragmentos de un mosaico policromo de Iuvavum (Salzburgo) (588). Láms. CCCLXXVII.

Según un dibujo a la acuarela realizado en la época de su descubrimiento (589), originalmente el mosaico pavimentaba una estancia de 3,70 x 3,33 m. que, a pesar de la ausencia de datos referentes a su contexto arquitectónico, W. Jobst (590) identifica con un triclinium, y presentaba una composición basada en un esquema geométrico de cuatro cuadrados en los ángulos y un gran circulo en el centro con cuatro pequeños salientes, opuestos dos a dos, que daban como resultado otros cuatro espacios rectangulares con el lado mayor curvo, adaptándose a la silueta del citado círculo central, y divididos en otros dos más pequeños en los dos que figuran al este y al oeste.

Ya en las excavaciones efectuadas en 1877, sólo pudo levantarse aproximadamente un tercio del pavimento con la parte oriental muy dañada por la base de un soporte de mármol del siglo XVI, mientras que el resto, especialmente la parte central, apareció casi completamente destruido por una fosa de cal. De los fragmentos conservados, cinco de ellos y un lote de otros nueve más pequeños (591) muestran restos de las orlas así como de los motivos geométricos, generalmente rosetas, vegetales, frutos como las granadas, limones y manzanas, y animales, peces y aves, que decoran los cuadrados, los rectángulos de lados curvos y los cuatro espacios más pequeflos de dos de ellos, respectivamente.

Tan sólo un fragmento de 1,01 x 0,28 m. — el que

completa el número de 15 - perteneciente a la decoración figurada del gran círculo central, de unos 2 m. de

450

) diámetro, se había mantenido intacto. Correspondiente al borde inferior de la parte occidental, se pueden apreciar los restos de la orla circular de enmarque, decorada con meandros, sobre la que se conserva parte del cuerpo desnudo de una nereida, núm. 384, apoyándose con su mano izquierda sobre el principio de la cola pisciforme de un fragmentario tritón de aletas natatorias, núm. 292, hacia la derecha, del cual sólo es perceptible, además de la parte inferior salpicada por pequeñas aletas de su cola pisciforme, una aleta natatoria y su brazo derecho, extendido hacia atrás, con el que debía rodear la espalda de la nereida. Tras una laguna que impide la visión de, al menos, las piernas de la nereida y del extremo de la cola de pez del tritón, se ve la pata anterior equina, también de la derecha, y el fragmento de la parte anterior, sin duda, de un monstruo marino, probablemente un hipocampo, que, dirigiéndose igualmente hacia la derecha, les sigue.

A tenor de lo conservado, la nereida debía aparecer casi en el aire con el cuerpo en sentido bastante diagonal y las piernas ladeadas hacia su derecha por el impulso de la carrera junto a la cola pisciforme del tritón, formando parte de una composición que, como bien sugiere W. Jobst (592), basándose en el espacio circular cuya circunferencia bordean, de cara al exterior, las figuras y en la existencia de más de un monstruo marino, debía ser similar a la de un mosaico de Thugga (593), donde, en un gran círculo inscrito esta vez en un cuadrado, cinco nereidas aparecen cabalgando diversos monstruos marinos en torno a otro círculo figurado en el centro. Según esta hipótesis, corroborada por el cálculo del espacio disponible, esta nereida sería una de los cinco que en origen habrían figurado sobre sus respectivos monstruos marinos en el mosaico.

451 Cronología: Mediados o segunda mitad del siglo III d.C. (594).

Localización actual: Salzburger Museum Carolino

Augusteum, núm. Inv. 2851 (595). -

Bibliografía: G. PEZOLT, MGesSalzb 17/2, 1877, Pp. 225 y ss.; MZK 4, 1878, pp. XLIII y Ss.; H. KENNER, “Rbmische Mosaiken Osterreích”, CMGR 1, pp. 86 y SS.; W. JOBST, Pie r~5mischen Mosaiken von Salzburg, Viena 1982, Pp. 75—80, núm. 37, láms. 37—39; IDEM Antike Mosaik—kunst irx Osterreich, Viena 1985, Pp. 53—61, lám. 6.

Macedonia (Epirus nova, dioecesis VI Macedonia

208.— Mosaico policromo de una estancia de una casa romana de Apollonia (596). Lám. CCCLXXVIII.

El pavimento, de forma rectangular, se halla enmarcado por una orla de guiloche que discurre entre dos bandas decoradas con cuadrados dispuestos sobre la punta, únicamente diferenciados por su color, con otros cuadrados más pequeflos en su centro y por una trenza de dos cabos que bordea también las figuras geométricas de una composición basada en un esquema a compás.

Aunque el mosaico presenta varias lagunas que dificultan la visión clara de algunas partes, cuatro bustos, posiblemente de los Vientos, y no animales marinos, como sugieren Sk~nder-Anamali-Stilian Adhami (597), parecen figurar de perfil y representados con el característico soplo en los cuartos de círculo delineados como el resto, además de por la mencionada trenza, por un filete interior y situados en los ángulos del campo.

Cuatro monstruos marinos decoran los semicírculos adosados a los laterales. A pesar de que los autores citados hablan de hipocampos, en realidad sólo se puede atestiguar la existencia de uno en el correspondiente al lado derecho, según la orientación del motivo central.

A9 (4 ,~¡ ~

,) Dotado de una pronunciada quijada, de una cresta bien marcada, de pequeñas aletas en sus patas anteriores equinas y de una enroscada cola pisciforme con aleta caudal trifoliata, el caballo marino avanza visto de perfil hacia la derecha en un ambiente marino, indicado mediante trazos dispuestos a modo de signos que cierran un paréntesis en la parte inferior, concretamente seis, y en el extremo derecho, tres.

Siguiendo la dirección de las agujas de un reloj, el semicírculo del lado inferior podría contener, a juzgar por la barba que parece poseer este animal y por la forma de sus extremidades anteriores, en ningún caso las de un equino, la figura de un macho cabrio marino avanzando, como el anterior y los dos restantes, de perfil y provisto de una idéntica cola pisciforme hacia la derecha sobre un ambiente marino trazado con los mismos signos.

En el semicírculo izquierdo, muy afectado en su parte derecha por una laguna que se cierne totalmente sobre el ángulo y el rectángulo curvilíneo, abarcando incluso al de la izquierda y al semicírculo superior, no podemos, en cambio, percibir claramente la figura de un monstruo marino que se dirige hacia la izquierda, provisto de desarrolladas aletas natatorias delanteras, sobre el mismo fondo marino que los anteriores.

Parcialmente perdido tras la laguna citada se encuentra el monstruo marino del semicírculo superior, identificado por las mismas razones que su opuesto con un macho cabrío marino, figurando sobre el característico mar hacia la izquierda.

No obstante, el motivo principal de la composición, una nereida, núm. 385, sobre un delfín, aparece decorando el interior de un octógono inscrito en el círculo central, afectado en parte por la gran laguna

453 y por otras más pequeflas que, afortunadamente no impiden, aún habiendo daflado el rostro y parte del busto de la nereida, su visión fundamental. Sentada en la cola pisciforme con aleta caudal trifoliata del delfín, representado de perfil hacia la izquierda sobre los signos de cierre de un paréntesis que simbolizan el mar, la nereida figura completamente desnuda casi de frente al espectador con las piernas cruzadas, ligeramente ladeadas hacia su izquierda y se apoya con su mano derecha en el lomo del delfín, mientras sujeta con la izquierda, levantada hacia ese lado a la altura de sus ojos, el extremo de un velo o manto que sobresale tras su cabeza, quizá después de ascender por su espalda, si bien en ningún otro sitio se aprecia resto alguno del citado velo, ya que tan sólo una hilera de teselas remarca la silueta de sus hombros, simulando los cabellos sueltos que debían caerle por la espalda.

Cronología: Principios del siglo III d.C. (598).

Localización actual: ?.

Bibliografía: SKENDER-ANAMALI-STILIAN ADHAMI, Mosaiques de

l’Albanie, Tirana 1974, p. 5, y 34—35 con láms.

Achaia (Achaia, dioecesis VI Macedonia

209.— Mosaico policromo de la estancia central de la “casa de los Mosaicos” de Corinthus (Corinto) (599). Láms. CCCLXXIX-CCCLXXX II.

El pavimento cubre una superficie de 5,30 x 4,62 m. y se halla bordeado por una banda blanca decorada con una hilera de cuadrados azules de lados escalonados dispuestos sobre la punta con un pequeño cuadrito rojo en su centro; por otra orla de circulos rojos alternando con diamantes, rombos o losanges azules con aspas o rosetas

4 ~,4

) de cuatro pétalos formados por triángulos de lado exterior escalonado y pequeños cuadrados dispuestos sobre la punta formando una cruz en su interior, en blanco respectivamente, que discurre también sobre fondo blanco entre dos filetes de teselas oscuras (600); y por una trenza de dos cabos en tonos rojos, blancos y azules sobre fondo blanco que, además, en el interior del campo compone líneas de meandros formando cinco esvásticas y bordea los cinco paneles figurados cuadrados que alternan con éstas, enmarcando estos diez, a su vez, un panel rectangular situado, a modo de emblema, en el centro del campo del mosaico.

En uno de los paneles cuadrados, colocado sobre la parte izquierda del emblema, un eros alado y desnudo de aspecto regordete cabalga sentado sobre la gruesa espiral de la sinuosa cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal, afectada por una laguna, de un extraño monstruo marino, probablemente un lobo marino (601), que, provisto de unas extremidades anteriores finalizadas en una especie de aletas o patas de ave, avanza, de perfil y con las fauces abiertas, hacia la izquierda en un ambiente marino señalado mediante trazos horizontales de teselas dispuestas sobre la punta del cubo, formando zig— zags, en la parte inferior del cuadrado, de fondo negro. Con su cuerpo rechoncho ligeramente de tres cuartos, de cuya espalda parten sus alas muy desplegadas, y las piernas ladeadas hacia su izquierda, la izquierda doblada y totalmente de perfil, el eros se ase con su mano izquierda al extremo ascendente de la cola pisciforme del animal y le ofrece bebida o comida de un cuenco que sostiene en su mano derecha, extendida con el brazo en ángulo hacia su parte delantera, mientras parece instarle a ello con la cabeza delicadamente ladeada hacia él.

En un segundo panel, en la parte superior derecha, pérdidas significativas, causadas al parecer por la

45~; superposición de una basa circular de mármol, impiden apreciar sobre que tipo de monstruo marino, hacia la derecha, cabalga el eros muy deteriorado que figura con las piernas cruzadas hacia su derecha.

En el panel inferior derecho, el efecto de otra basa circular de mármol? no ha causado tan serios perjuicios a la escena representada. En esta ocasión, el eros cabalga en el sentido más tradicional del término sobre un delfín que, dotado de una aleta caudal foliata y representado según el característico salto propio de estos animales marinos, nada hacia la izquierda, disponiéndose a sumergirse en un ambiente marino, indicado como en el primer recuadro. Aunque las manos del amorcillo, alado, desnudo, visto de tres cuartos y volviendo la cabeza, aparecen en un gran estado de deterioro, la posición de sus brazos refleja claramente que sujetaba las riendas del pez con su derecha y empuñaba la fusta en la izquierda, alzada sobre su cabeza, en actitud de carrera.

El cuarto recuadro, situado bajo la parte izquierda del panel central, muestra la figura de otro eros cabalgando sobre un toro marino en dirección hacia la derecha, de los que, por causa de una laguna, sólo se conserva la parte superior y el sinuoso extremo ascendente con aleta caudal foliata de la cola pisciforme del monstruo marino. Desnudo, visto de tres cuartos y con las alas desplegadas, este eros consigue lo que el primero no había logrado, dar de beber o comer al animal sobre el que figura. Aferrando fuertemente el cuerno derecho del toro y venciendo su resistencia, reflejada en la postura de su cabeza y en su mirada que parece pretender seguir la misma dirección que su cuerpo, el eros le hace volverse y le introduce casi literalmente el plato o cuenco de comida o bebida en su boca.

4 ~j.6 En la banda central izquierda, el último de los paneles cuadrados presenta al quinto eros cabalgando a horcajadas sobre un delfín que nada hacia la derecha, representado según su característico salto al emerger de un mar simulado con los mismos procedimientos que en los otros paneles donde el ambiente marino se conserva. Con las alas ampliamente desplegadas, la cabeza y el cuerpo desnudo, de tres cuartos, hacia atrás por el impulso de la marcha ascendente del delfín, el eros dirige los ojos hacia su aleta caudal foliata y guía las bridas con su mano derecha, mientras lleva la otra sobre el lomo del pez.

Finalmente, sobre el fondo también negro del rectángulo central, de 1,65 x 0,67 m., se desarrolla la escena principal. Aquí, una nereida, núm. 386, aparece casi recostada sobre la gruesa espiral de la cola pisciforme de un tritón avanzando hacia la izquierda, acompañada por un eros alado y desnudo que figura, en el aire, a su izquierda. A pesar de la existencia de algunas lagunas salteadas por todo el panel, se puede apreciar como la nereida muestra la parte superior de su cuerpo desnuda, casi de frente, la inferior y las piernas, la izquierda doblada, prácticamente en sentido horizontal, de tres cuartos y de perfil, respectivamente, hacia su izquierda, cubiertas por un manto que, sujeto por un extremo con su mano izquierda, levantada a la altura de su cabeza, y cayéndole por la espalda, debía servirle de asiento. Mientras, con el cabello recogido a modo de turbante sobre la coronilla y con la cabeza ladeada a su derecha, dirige la mirada al tritón y apoya su mano derecha en la espiral de la cola pisciforme, sobre la que aparece recostada.

Barbado, de torso humano musculoso y visto de tres cuartos, el tritón, núm. 293, posee una parte pisciforme con un principio compuesto de exuberantes algas, a modo de desarrolladas aletas natatorias (602); y una enroscada cola pisciforme con extremo sinuosamente ascendente y aleta caudal foliata, de gran longitud que ocupa la mayor parte del panel. Con una pardalis anudada al cuello sobre su pecho que ondea al viento por detrás de su espalda y portando sobre su hombro derecho en sentido horizontal un pedum que sostiene, con el brazo adelantado, en la mano

de ese mismo lado - y cuya parte superior asoma sobre su hombro izquierdo, este tritón vuelve ligeramente su cabeza, muy deteriorada, y extiende su brazo izquierdo hacia atrás para colaborar con su mano a sujetar el manto de la nereida, hacia cuyo gesto ella dirige sus ojos.

Cronología: Principios del siglo III d.C. (603).

Localización actual: in situ

Bibliografía: Ch.H. MaRGAN, AJA XXXIX, 1935, pp. 61—62, lám. XVII; S.S. WEINBERG, Corinth 1, V, Princeton 1960, pu. 113—122, láms. 53, 55—57 ; Ellenika 26, 1973, p. 229, núm. 21, lám. 12b; S.E. WAYW~fJL, “Ronian mosaics in Greece”, MA 83, 1979, p. 298, núm. 20.

210.— Mosaico blanco y negro de la sala VI de las Termas de Isthmia (604). Láms. CCCLXXXIII-CCCLXXXIV.

Pavimenta una gran estancia rectangular de 24,40 x 11,70 m. y, enmarcado por una ancha banda de teselas blancas, presenta un campo de 20,20 x 7,80 m. que está bordeado por un grueso filete negro y por una orla blanca decorada alternativamente con dos rectángulos y un cuadrado de color negro que contienen losanges negros, delineados en blanco, con delfines o flores de loto o de lys y cuadrados curvilíneos blancos, dispuestos sobre la punta, con rosetas de cuatro pétalos negras a modo de crucecitas en su centro, respectivamente.

Esta orla delimita asimismo los dos paneles rectangulares que, superpuestos, están situados en la parte central del campo del mosaico y los ocho cuadrados

45a

. que, colocados cuatro a cuatro también en dos bandas, figuran en los dos tercios extremos, flanqueando las representaciones de los dos rectángulos anteriores. Cada cuadro de la parte derecha repite la misma decoración geométrica que su correspondiente de la izquierda, los superiores de la derecha, una composición ortogonal de cuadrados dispuestos sobre la punta con pequeñas crucitas en su centro, los inferiores de la derecha, un motivo de círculos secantes, los inferiores de la izquierda, otra composición ortogonal de crucecitas y los superiores de la izquierda un motivo de damero, a modo de tablero de ajedrez, diferenciándose tan sólo por el punto, formado por una tesela blanca o negra en el centro de cada cuadro negro o blanco, que aparece en el de la parte derecha, inexistente en el de la izquierda.

En los rectángulos centrales, en cambio, la decoración es figurada. En el panel inferior, una nereida, núm. 387, cabalga sentada sobre las espirales de la alargada y ligeramente ondulada cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal foliata en forma de media luna de un tritón que avanza hacia la derecha. Vista de tres cuartos hacia la izquierda y con las piernas cruzadas, la derecha completamente doblada y la izquierda bastante estirada, de perfil hacia su derecha, la nereida muestra su cuerpo desnudo, echado hacia atras, y, con el brazo doblado, sostiene en su mano derecha, a la altura de sus ojos, uno de los extremos de un manto que, sirviéndole de asiento, cubre la parte superior de su muslo izquierdo y la pierna derecha, asciende por su costado derecho y, cruzando su espalda, ondea al viento, arqueándose sobre su cabeza; mientras ella, con el cabello recogido en dos trenzas a modo de tocado y volviendo sus ojos, se apoya con su mano izquierda en la espalda del tritón, núm. 294.

459 Joven e imberbe, él va dotado de pinzas de crustáceo sobresaliendo entre sus cabellos y de alargadas aletas natatorias delanteras. Con los brazos extendidos, vistos de perfil hacia su izquierda, sostiene en sus manos un objeto circular, un escudo o un gran tamborín ?, que figura ya en el extremo derecho del panel, y vuelve el cuerpo, casi de frente, y la cabeza, de tres cuartos, hacia la nereida, al ser requerida su atención. Un manto o pardalis enrollada a su brazo izquierdo aparece ondeando al viento.

Bajo su figura, dos peces nadan en dirección opuesta hacia la izquierda tras siete ejemplares marinos, otros tres peces, tres moluscos y un crustáceo, surcando la parte inferior del panel en la misma dirección que un eros alado y desnudo, representado de pie sobre un delfín en la zona superior izquierda. De tres cuartos, con su pie derecho sobre el lomo y el izquierdo sobre la cola pisciforme con aleta caudal bifoliata del delfín, visto de perfil, guía una única rienda con su mano izquierda y empuña una fusta en la derecha, alzada en disposición de azuzar.

En el panel superior, otra nereida, núm. 388, cabalga sentada sobre la parte posterior de una alargada y sólo ligeramente ondulada cola pisciforme, carente de espirales, con extremo ascendente y aleta caudal foliata en forma de media luna de un centauro marino que se dirige hacia la izquierda. Con la parte superior del cuerpo, visto de frente, la inferior y las piernas cruzadas, su derecha relativamente estirada y la izquierda completamente doblada, de tres cuartos y de perfil hacia la derecha, respectivamente, la nereida se asienta sobre un manto que, pasando entre sus muslos, sólo le cubre el principio, y sujeta con su mano izquierda, levantada a la altura de sus ojos hacia ese lado, uno de sus extremos, tras ondear al viento por su

4i0 derecha y arquearse sobre su cabeza, mientras se apoya con la derecha en la cola pisciforme del ichthyocentauro y, con el cabello recogido y ondeando por un extremo al viento, dirige su cabeza y su mirada hacia él.

Joven, imberbe y dotado de un prominente par de pinzas de crustáceo sobresaliendo entre sus cabellos como el anterior, con la cabeza y el cuerpo vistos prácticamente de frente, el centauro marino, núm. 295, muestra sobre la palma de su mano derecha la pequeña figurita de un delfín, visto de perfil y dotado de una aleta caudal con forma de creciente lunar, y porta sobre una manto enrollado a su antebrazo izquierdo y ondeando al viento un pedum que sostiene en la mano, a la altura de su cintura. Un delfín de aleta caudal foliata en forma de media luna, nadando tras su cola pisciforme y sobre una serpiente de mar que avanza sinuosamente en la misma dirección tras un pez común a la inversa y un delfín de aleta caudal trifoliata hacia la derecha debajo de la parte anterior del ichthyocentauro completan la composic ion.

Teselas de color blanco marcan la silueta de las figuras, atributos y atuendos representados en ambos paneles y señalan con cierta profusión rasgos y detalles anatómicos sobre su fondo negro, careciendo, en cambio, de indicaciones ambientales como las aguas del mar.

Cronología: Anterior a mediados del siglo II d.C. (605).

Localización actual: in situ

Bibliografía: P.A. CLEMENT, “Isthmia”, Deltion 31, B’l, 1976 (1984), Pp. 65—70, fig 3, láms. 61—63; MA 81, 1977, Pp. 515—516, fig. 11; BCH 101/102, 1977, Pp. 539—542, figs. 65—66; JHS—AR 1977— 1978, pu. 21—22, 34-35 con figs.; P.M. PACKARD, “A Monochrome Mosaic at Isthmia”, Hesperia 49, 1980, pu. 326—346, láms. 97—101; SE. WA.YWELL, “Roman Mosaics in Greece”, MA 83, 1979, p. 299, núm. 28, lám. 48, fig. 25; G. HELLENKF!”IPER, “R~nische Mosaiken in Griechenland”, BJ 186, 1986, Pp. 258—259, fig. 6.

4G1

. 211.— Mosaico policromo de las llamadas Termas de Kronion en Olympia (606). Lám. CCCLXXXV.

Pavimentaba el corredor que bordea la piscina central y está basado en una composición ortogonal de octógonos tangentes y pequeños cuadrados dispuestos sobre la punta, delineados en negro sobre fondo blanco, con otro cuadradito rojo, también dispuesto sobre la punta, en su centro, que, en los lados sur y oeste, sirve de marco a un panel rectangular, a modo de emblema, decorado con figuras del thiasos marino.

Bordeado por una orla de meandros rojos y negros muy alargados, el panel sur muestra en el centro, como si se tratara de un triunfo de Neptuno visto de frente, la figura de un tritón, núm. 296, guiando las riendas de cuatro hipocampos que, dispuestos dos a dos hacia los lados, galopan sobre un ambiente marino, indicado mediante trazos zigzagueantes, generalmente en sentido horizontal.

Barbado, musculoso y con un tono de piel muy bronceado, el tritón pertenece al tipo de los representados con dos colas pisciformes que parten de sus muslos humanos y ascienden por sus flancos, finalizando en aleta caudal. En su mano derecha, con el brazo doblado hacia ese lado, lleva las riendas de dos de los hipocampos, uno de los cuales, el más cercano al centro, vuelve su cabeza hacia él, distinguiéndose del resto, y sujeta las de los otros dos con su mano izquierda, a la altura de la cadera, donde porta también la larga y fina vara de un tridente que cruza su torso en sentido diagonal y cuyo extremo figura hacia la parte superior izquierda del panel, mientras dirige su mirada hacia los últimos hipocampos mencionados. Completamente desnudo, sólo un manto se enrolla a su brazo izquierdo, ondeando al viento después hacia ese mismo lado.

4G2 En cuanto a los hipocampos, vistos de perfil, sus figuras aparecen dotadas de la tradicional cola pisciforme con aleta caudal bifoliata que, en los dos situados en primer plano, correspondientes uno a cada lado, discurren sinuosa y paralelamente a su parte anterior, y no hacia atrás, ocupando de este modo junto a la figura del tritón el primer plano de la representación.

En el panel oeste, bordeado por una orla de meandros regulares, aparece, en cambio, la figura de una nereida, num. 389, sobre una vaca marina que, con su parte anterior muy deteriorada, avanzaba hacia la izquierda sobre un fondo neutro carente de indicaciones ambientales. Completamente de espaldas al espectador, la nereida figura sentada sobre la uniformemente cilíndrica y ondulada cola pisciforme con aleta caudal foliata del animal, en la que se apoya con su mano derecha, mientras se aferra con la izquierda a su cuerno izquierdo. A juzgar por la parte visible de su muslo derecho, cubierto por un manto de color ocre, sobre el que muy posiblemente se asentaba, y por la posición del mismo pie, perceptible tras la cola pisciforme de la vaca marina, ladeaba ligeramente sus piernas hacia la derecha, de modo inverso a la dirección de su cabeza que, a pesar de haber sido totalmente afectada por una laguna, debía figurar en el mismo sentido que la marcha. Un tono claro caracteriza su pálida piel, mientras otro gris—verdoso diferencia la cola pisciforme del animal del marrón rojizo que señala su parte anterior.

Cronología: Finales del siglo 1 d.C.?, o principios del II (607).

Localización actual: Campo geométrico, in situ los dos paneles figurados, Museo de Olympia.

Bibliografía: P. GRAEP, Olympia II, Berlín 1892, pp. 180— 183, fig. a, láms. 106—107; Deltion 22, B 1, 1967, lám. 148 a;

463

; Ellenika 26, 1973, p. 243, núm. 50; S.E. WAYWELL, “Roman mosaics in Greece”, MA 83, 1979, p. 300, núm. 32; A. KANKELEIT, “Neues zu den Mosaiken aus Olympia”, Actas del VI Coloquio Internacional del Mosaico Antiguo (Palencia—Mérida 1990), Palencia (en prensa).

Creta et Cyrene. Creta (Creta, dioecesis II Oriens

212.— Fragmento de mosaico blanco y negro de unas termas de Chania (608). Lám. CCCLXXXVI.

Muestra la figura de un joven e imberbe centauro marino, núm. 297, que en su origen debía inscribirse en un panel, perteneciente a un mosaico de fondo blanco, bordeado por una orla negra decorada con una trenza blanca de dos cabos y por un sencillo filete de dos hileras de teselas negras sobre fondo blanco, de cuyas borduras tan sólo se conserva el lado superior de enmarque y el inicio del ángulo derecho correspondiente.

Visto de tres cuartos y dotado de una uniformemente cilíndrica cola pisciforme caracterizada por una única ondulación, extremo ascendente y aleta caudal bifoliata, el ichthyocentauro avanza hacia la derecha y, volviendo la cabeza de cabellos cortos y erizados, sopla una caracola que sostiene en su mano derecha, con el brazo casi completamente extendido hacia atrás en sentido inverso al izquierdo, en cuya mano portaba a su vez un timón de espadilla todavía perceptible. Teselas negras componen la mayor parte de su cuerpo humano, las escamas que marcan el principio de su cola pisciforme, las aletas que la bordean y la caudal, así como su silueta, la de las patas anteriores equinas y la de la caracola, mientras que las teselas blancas se circunscriben a señalar rasgos y detalles anatómicos, al interior de la caracola, a su pata anterior derecha y a

4G4

) la parte inferior de su cola pisciforme, proporcionando efectos de volumen y luz.

Otros restos de la silueta superior y del extremo con aleta caudal bifoliata, a modo de creciente lunar, de la cola pisciforme de un animal o monstruo marino pueden apreciarse debajo de la figura del citado centauro marino.

Cronología: Primera mitad del siglo II d.C.

Localización actual: in situ, bajo el pavimento de la actual plaza de la Catedral de Chania.

Bibliografía: Deltion 25, B’2, 1970 (1973), lám. 409; P.M. PACKARD, “A Monochrome r4osaic at Isthmia”, Hesperia 49, 1980, pu. 333, 344, lám. 101 b; G. HELLENKE~4PER, “R5mische Mosaiken in Griechenland”, al 186, 1986, p. 259, nota 116.

213.— r~Iosaico blanco y negro de una estancia de una casa romana de Cnossos (609). Lám. CCCLXXXVII.

El pavimento, de 3,50 x 2,85 m., está bordeado por una orla de postas negras sobre fondo blanco y por otra exterior de mayor anchura que, decorada con volutas, figura sólo en el lado izquierdo y derecho, completando el espacio libre de la habitación que dejaba el campo cuadrado del mosaico. Éste presenta una composición geométrica basada en la colocación de cuatro cuadrados, decorados con un motivo de damero formado por cuadros divididos en dos triángulos blancos y negros, en las esquinas del campo, en el que se inscribe un gran octógono delimitado por un filete de dos hileras de teselas negras que delinea también los rectángulos, los losanges (rombos), y los triángulos que figuran entre ellos, adosados al borde exterior, así como el pequeño octógono situado en el centro, a modo de emblema, alrededor del cual se disponen.

4 ~, Mientras que los citados losanges contienen un motivo de damero en teselas blancas y negras y los triángulos otros triángulos más pequeños, los ocho rectángulos muestran en su interior sendas figuras de ichthyocentauros (610), dispuestos con un sentido radial hacia el octógono central, constituyendo el cortejo marino de Neptuno. Precediendo a un delfín y dotados de una alargada y ondulada cola pisciforme con aleta caudal foliata en forma de media luna, la mayoría avanza hacia la izquierda y sólo dos de ellos que, siguiendo la dirección de las agujas de un reloj, denominamos con los núms. 304-305, galopan hacia la derecha sobre un fondo neutro de teselas blancas, común a todos. Vistos ligeramente de tres cuartos, con el cuerpo a veces casi de frente, el primero, núm. 298, parece soplar una caracola que sostiene en su mano derecha alzada; el segundo, núm. 299, porta sobre su hombro un timón de espadilla que sostiene en su mano izquierda a la altura de la cadera y extiende su mano derecha hacia delante, en actitud de guiar al delfín que le sigue, al volver hacia él su cabeza; el tercero, núm. 300, sostiene en ambas manos levantadas los extremos de un velo que ondea al viento y se arquea sobre su cabeza; el cuarto y el quinto, núms. 301—302, prácticamente idénticos, parecen portar una rama; el sexto, núm. 303, parece sujetar con su mano derecha levantada .y extendida hacia delante uno de los extremos de un velo que, enrollado a su otro brazo, ondea sobre su cabeza; el séptimo, núm. 304, porta un timón de espadilla en su mano izquierda, al tiempo que extiende hacia atrás la derecha, y por último, el octavo, núm. 305, parece soplar una caracola que sostiene en su mano izquierda, extendida y alzada a la altura de sus ojos.

En el emblema y como centro de la composición destaca la representación del triunfo de Neptuno sobre un

4~6 fondo neutro de teselas blancas, carente de detalles ambientales. El dios aparece desnudo y visto de tres cuartos, de pie sobre las respectivas colas pisciformes con extremo ascendente y aleta caudal foliata en forma de media luna de dos hipocampos que, también de tres cuartos, galopan hacia la izquierda. Con su pierna izquierda estirada hacia atrás sobre la cola pisciforme del caballo marino situado en primer plano y la derecha ligeramente flexionada y más adelantada sobre la del que figura en un segundo plano, Neptuno guía las riendas con su mano izquierda, donde también porta un tridente, y extiende hacia delante la derecha, con la que parece haber apresado un pequeño delfín, del que sólo se percibe su aleta caudal en forma de media luna, mientras un manto ondea al viento y se arquea por detrás y sobre su cabeza, cayéndole después por el brazo izquierdo y por la parte superior de su muslo derecho.

Una inscripción griega con la leyenda AflOAAINAPIC EflOIEI (611) bajo la silueta de la cola pisciforme del hipocampo situado en primer plano completa la escena.

Cronología: Principios del siglo II d.C.

Localización actual: Museo Arqueológico de Heraklion.

Bibliografía: J.M. COOK, “Archaeology in Greece”, JHS 72, 1952, p. 108, lám. VII, fig. 3; EAA 1, 1958, pp. 462 y Ss.; S.E. RANSEN, Roman mosaics in Greece and mainland, Londres 1971; G. ASEMAKOPOULOU—ATZAKA, Hellenika 26, 1973, Pp. 226 y ss., núm. 16; J.A. SAKELLARAKIS, Museum Heraklion, Atenas 1978, p. 143; S.E. WAYWELJJ, “Roman mosaics in Greece”, MA 83, 1979, p. 312, nota 51, 313, nota 65; D, CHRYSOPOULOS, “To o II, A o o 4 de agosto de 1982, p. 71 y ss.; I.F. SANDERS, Roman Crete, Warminster 1982, p. 153; G. ASEMAKOPOULOU-ATZAKA, Homenaje al Prof. Andronikos Tesalónica 1987, pp. 89 y ss.; M. DONDERER, Pie Mosaizisten der Antike und ihre wirtschaftliche und soziale Stellung. Eme Quellenstudie, Erlangen 1989, p. 55, núm. A 5, lám. 5.

4 G?

, (Asia, dioecesis IV Asiana

214.- Mosaico policromo hallado junto al templo de Artemisa, Ephesus (612). Lám. CCCLXXXVIII.

Mide 2,35 x 1,52 m. y está bordeado por un filete de tres hileras de teselas negras sobre fondo blanco, por una trenza de dos cabos en tonos ocres sobre negro y por otro filete negro sobre el fondo blanco del campo del mosaico, en el que destaca la figura de un centauro marino, núm. 306, avanzando hacia la izquierda.

Musculoso y visto de tres cuartos, va dotado de antenas de crustáceo sobresaliendo entre sus cabellos, de unas características patas anteriores equinas muy levantadas en posición de galope y de una alargada, casi cilíndrica en el principio, cola pisciforme que, con la silueta salpicada de escamas o pequeñas aletas, a partir de una espiral trazada por una voluta, asciende sinuosamente hasta su aleta caudal foliata con forma de media luna. Con una pardalis sobre su antebrazo izquierdo, cayéndole sobre el inicio de su parte pisciforme, el ichthyocentauro porta sobre el brazo un pedum que sostiene en la mano, a la altura de su cintura, y alza con la derecha, perdida, un cesto o una fuente de frutos parcialmente afectada por la misma laguna, mientras vuelve su rostro joven e imberbe, muy dañado, hacia el delfín de aleta caudal foliata en forma de media luna que, representado sobre su cola pisciforme, le sigue, portando en su boca un pequeño tridente. Otros dos peces, situados en los ángulos inferiores del panel, nadan afrontados sobre un fondo carente de detalles ambientales y completan la escena.

Cronología: Época de los Antoninos.

Localización actual: British Museum.

4G8

) Bibliografía: J.T. WOOD, Excavations at Ephesus, p. 149; British Museum. Guide to the Graeco—Roman Sculpturesm p. 87, núm. LXIX; R.P. HINKS, Catalogue of the Greek, Etruscan and Roman Paintings and Mosaics in the British Muselrn, Londres 1933, p. 76, num. 16, lám XXVIII.

215.- Mosaico policromo del ala sur del peristilo de la casa II de la insula 2, Ephesus (613). Láms. CCCLXXXIX- CCCXC.

Pavimenta la parte central del corredor, de 9,48 x 1,61 m., y está flanqueado por dos tapices geométricos de círculos secantes que dan como resultado rosetas de cuatro pétalos blancos y cuadrados curvilíneos negros dispuestos sobre la punta con un cuadrado blanco en su centro.

Enmarcado por una orla decorada con una trenza de dos cabos en tonos rojos y blancos sobre fondo negro que discurre entre dos bandas de teselas blancas y por un filete negro de tres hileras de teselas, este mosaico, de aproximadamente 2,87 x 1,40 m., presenta en su interior la figura de una nereida cabalgando sobre la cola pisciforme de un hipocampo que galopa hacia la derecha guiado por un tritón sobre un fondo neutro de teselas blancas, absolutamente carente de indicaciones o detalles ambientales.

Con el cuerpo desnudo visto de tres cuartos y las piernas, de perfil hacia su derecha, dobladas y cubiertas por un manto rojo sobre el que se asienta, la nereida, núm. 390, sujeta con su mano derecha, levantada a la altura de su cabeza con el brazo en ángulo recto, uno de los extremos ondeante al viento del citado manto que, tras ascender por su costado izquierdo, se arquea sobre su cabeza, y se apoya con la izquierda en la primera y gruesa espiral de la cola pisciforme del caballo marino, mientras, con la cabeza ligeramente vuelta hacia su

4G9 izquierda y los cabellos retirados del rostro por una diadema, cayéndole sobre sus hombros, dirige sus ojos hacia el tritón.

Visto completamente de perfil, con las crines bien marcadas, el hipocampo galopa hacia la derecha, dotado de una larguisima cola pisciforme que, ocupando gran parte del panel, se compone de gruesas espirales y de un discreto extremo sinuosamente ascendente con aleta caudal trifoliata. Situado en el extremo derecho del panel, un joven e imberbe tritón, núm. 307, con el cuerpo, casi visto de frente, inclinado hacia su izquierda, con la cabeza vuelta, de tres cuartos, y su brazo derecho extendido hacia atrás, guía las riendas del animal en su mano derecha, al tiempo que porta en la izquierda un objeto idéntico a un tridente con cinco púas, orientado en diagonal hacia el extremo superior derecho del campo. Provisto de antenas de crustáceo sobre la frente y de dos robustas y enroscadas colas pisciformes que parten, como si se tratara de sus muslos, de la zona inferior de su torso humano y finalizan, al menos en la de su izquierda, única totalmente visible en el extremo inferior derecho del cuadro, en una aleta caudal trifoliata, el tritón muestra su musculoso cuerpo desnudo y un manto enrollado a su antebrazo izquierdo ondeando por su espalda hacia atrás.

Teselas de diversos colores son utilizadas, aquí, para dar una sensación de volumen, apreciable especialmente en el robusto pectoral del tritón, y para marcar y señalar las características diferencias entre partes humanas y pisciformes, claras también en la figura del tritón, y entre la delicada piel de la nereida, en tonos muy pálidos, y la más bronceada del tritón, en una gama de rojizos y marrones.

4O Cronología: Siglo IV d.C. avanzado o fines del siglo IV d.C. (614).

Localización actual: in situ

Bibliografía: W. JOBST, R~mische Mosaiken aus Ephesos 1. Die Hangh~user des E~bolos. Forschungen in E~esos VIII/2, Viena 1977, pu. 59—64, lárns. 98, 100-107; IDEM, “R~iiische Mosaiken in E~iesos”, PICCA, Ankara—Izmir 1973, Ankara 1978, p. 657, lám. 195, 7; E. AKtJRGAL, Civilisations et Sites Antiques de Turquie. De l’éixque préhistorique jusqu’a la fin de l’~npire Romain (8000 ay. J.—C.—395 ap. J.—C.), Estambul 1986, pp. 182, 184—186; 5. ERDEMGIT~, ~2~!’ Estambul 1987, pp. 78—80 con láms., fig. 73; D. PARRISH, “The Architectural Form and Interior Decoration of ínsula 2/House II at Ep~iesus”, Les Mosaiques et peintures antiques dans leur contexte architectural, IV Colloque de la North American Branch of AlEMA Université de laval, Quebec 1986 (en prensa).

216.- Mosaico de Klazomene (Burla).

Referencia de una representación de Amphitrite (una nereida) sobre un hipocampo.

Cronología: ?.

Localización actual: ?.

Bibliografía: 7.

Asia (Caria, dioecesis IV Asiana

217.- Mosaico policromo procedente de una casa romana de Cos (615). Láms. CCCXCI—CCCXCII.

Bordeado por una ancha orla blanca decorada con hojas acorazonadas, alternativamente dispuestas sobre la punta o sobre la base, unidas por ésta con una línea ondulante, por otra ancha banda blanca de meandros negros formando esvásticas, por una trenza de dos cabos en tonos azules, rojos y blancos sobre fondo negro y por un filete o marco interior rojo, el campo del mosaico presenta la figura de una nereida, núm. 391, cabalgando sentada en la

4’; .1

,.?) cola pisciforme de un monstruo marino que avanza hacia la derecha sobre un ambiente marino, representado en la parte más inferior del panel con algunos trazos horizontales de teselas blancas sobre un fondo uniforme de teselas azules.

Con el busto prácticamente de frente, la parte inferior del cuerpo de tres cuartos y las piernas cruzadas de perfil hacia la izquierda, la nereida se asienta sobre un manto de color ocre que sólo le cubre su pierna derecha y la parte superior de su muslo izquierdo y sujeta entre los dedos de su mano derecha el extremo de un velo o nebris azul grisácea que ondea al viento hacia la izquierda por el impulso de la marcha, mientras, con la cabeza ladeada hacia la derecha mostrando el cabello rubio, en parte recogido en un moflete a la altura de la nuca, en parte suelto por su espalda, y con el brazo extendido hacia la cabeza del monstruo, parece asir con su mano izquierda un extremo de su manto y guiar las riendas del animal.

Respecto a su extraña figura, vista de perfil, presenta una cabeza equina, una parte anterior felina, de pantera o leopardo, con la consabida piel moteada y las características garras en sus patas anteriores, y una cola pisciforme de color azul—grisáceo con espiral y extremo ascendente ligeramente ondeante finalizado en aleta caudal bifoliata.

Antes de su instalación en el emplazamiento actual, durante la dominación italiana, debió ser ampliamente restaurado.

Cronología: ?.

Localizacion actual: Como pavimento de una estancia del restaurado Castillo medieval de la Orden de los Caballeros de Rodas. Bibliografía: ?.

218.— Mosaico policromo de una villa romana, Halicarnasus (Bodrum) (616). Lám. CCCXCIII. Pavimento de forma absidada que consta de dos orlas de enmarque, de 0,41 m. de anchura, una decorada con roleos y hojas y otra más estrecha con una línea de postas, y de un campo con una base de 2,11 m. y una altura máxima de 1,96 m. Sobre su fondo azul—grisáceo destaca en el centro la figura de Venus sentada sobre una concha sostenida por dos tritones ante la presencia de dos peces afrontados a una pequeña caracola representada en la parte superior, de tres peces y un crustáceo y de dos delfines afrontados, situados en la zona inferior y en los ángulos, respectivamente.

Con el busto casi de frente, la parte inferior del cuerpo de tres cuartos y las piernas de perfil hacia su derecha, Venus se asienta sobre un manto que, además de cubrirle sólo su pierna derecha y sujeto por los tritones, sirve de fondo a su espalda, como si se tratara de otra concha superpuesta a la real; mientras, enjoyada con un collar y con los brazos en cruz, aunque doblados, sostiene en su mano derecha un espejo circular que, basado en un efecto irreal, refleja su rostro dirigido, con la mirada perdida en el infinito, hacia el lado opuesto, y entre los dedos de la izquierda algunos mechones de su largo cabello ondulado, peinado con raya en medio.

En cuanto a los tritones, núms. 308-309, ellos están vistos de tres cuartos, afrontados en actitud simétrica hacia la diosa, sujetando con un brazo levantado uno de los extremos de su manto y con el otro la parte inferior de la concha. Dotados de pinzas de crustáceo sobresaliendo entre sus cortos cabellos,

473 jóvenes e imberbes, carecen de extremidades anteriores y, con el punto de unión entre su parte humana y pisciforme bien señalado con escamas desiguales, poseen una cola pisciforme, primero descendente y después, tras una espiral, ascendente con aleta caudal trifoliata. Únicamente se diferencian por las líneas que, inexistentes en el de la derecha, marcan los pectorales del de la izquierda, induciendo a Ph. Bruneau (617) a pensar que en realidad se trata de la representación de una tritonesa. Cronología: 450 d.C.

Localización actual: British Museum.

Bibliografía: C.T. NEWINJN, Discoveries at Halikarnassus Cnidus and Branchidae, 1862, p. 288; RPGR p. 39, núm. 7; R.P. HINKS, Catalogue of the Greek, Etruscan and Roman Paintings and Mosaics in the British Museum, Londres 1933, Pp. 131—132, núm. 52 a, fig. 150; G. PICA¿RD, “Le couronnement de Vénus”, MEFRA 1941—1946, p. 61; M. BLANCHARD-LEMÉE, Maisons é mosa~ques du quartier central de Djemila (Cuicul), Aix—en—Provence 1970, pu. 74-75; J. BALTY, “La nxsa~que au Proche—Orient 1”, ANRW II, 12, 2, Berlín 1981, p. 398; S.D. CAMPBELL, “Reflectíons on a Marine Venus”, Les n~sa!ques et peintures antiques dans leur contexte architectural, IV Colloque de la North American Branch of AlEMA. Universidad de laval, Quebec 1986 (en prensa), resumen publicado en Bull.AIEMA 12, 1988—89,pp. 305— 311, lám. 3.

Armenia (Territorio independiente al este de la provincia Armenia Minor, dioecesis III Pontica)

219.— Mosaico policromo del tepidarium ? de unas termas de Garni (618). Lám. CCCXCIV. De forma casi cuadrada, con 2,90 x 2,92 m., presenta sobre un fondo marino, indicado mediante el empleo de teselas de color verde claro, en el que nadan diversos peces, una serie de nereidas que, cabalgando sentadas sobre las colas pisciformes de unos centauros marinos, aparecen dispuestas en torno a un cuadrado

4P;4

,. central, bordeado por una trenza de dos cabos, donde, a modo de emblema, figuran los bustos muy deteriorados de Océano y Talassa, identificados con sus nombres por unas inscripciones en letras mayúsculas griegas, bajo otra inscripción con la leyenda MHAEN AABONTEC HPrACAMEeA que ha suscitado comentarios contradictorios (619).

Igualmente identificados con sus nombres por inscripciones en letras mayúsculas griegas, todos los miembros del numeroso cortejo siguen, de cara al interior, una orientación hacia la izquierda y están vistos con- las piernas de perfil hacia su derecha, el cuerpo ligeramente de tres cuartos, la cabeza de frente y, generalmente, los ojos, como de reojo, hacia su derecha.

Comenzando nuestra descripción por el ángulo superior derecho y siguiendo la dirección contraria a las agujas de un reloj, Thetis, núm. 392, aparece enjoyada con pendientes, lleva una melena corta peinada con raya en medio, se asienta sobre un manto, que, sujeto a su hombro izquierdo y cayéndole por la espalda, le cubre solamente las piernas, y sostiene en su mano izquierda, extendida hacia ese lado, el mango de un pequeño espejo circular, mientras con la derecha se apoya en el hombro izquierdo de un fragmentario centauro marino, núm. 310, sobre cuya cola pisciforme cabalga sentada, figurando en un plano superior a un delfín que aparece identificado con el nombre de Aigialos

De la figura del centauro marino 310, sólo se conserva, además de su enroscada cola pisciforme con aleta caudal trifoliata, su brazo izquierdo y parte de una pata anterior, de la cabeza, y de la inscripción con su nombre, de cuya leyenda sólo se aprecia con claridad una fragmentaria H; mientras que de la pareja siguiente, muy afectada por la misma laguna, únicamente resta parte del rostro, del brazo derecho portando un pedum y de las

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. patas anteriores equinas del joven e imberbe ichthyocentauro Glaukos, núm. 311.

Ya en el extremo izquierdo de esta banda superior, el busto de , núm. 393, representada en forma y postura idéntica a Thetis, sostiene en su mano izquierda un pequeño cofrecillo cerrado y se apoya en el hombro izquierdo del joven e imberbe Bythos, núm. 312, el cual, conservando únicamente su busto, porta en su mano extendida hacia delante una caracola con forma de concha.

Del lado izquierdo, muy dañado por una inmensa laguna que afecta también a la parte inferior de Galene y de Bythos y al ángulo inferior, quedan las inscripciones Pothos, nombre que, como en el caso de Aigialos, debía hacer referencia a un delfín, y Pithe, nombre que designa a la figura fragmentaria de una nereida, núm. 394, que igual a las dos anteriores, aparece asentada sobre un manto que le cubre la parte inferior del cuerpo y las piernas y sostiene en su mano izquierda extendida hacia atrás un objeto diminuto, mientras figuraba sentada sobre la cola pisciforme probablemente de un ichthyocentauro, núm. 313, del que sólo se conserva la parte superior de su rostro.

En el friso inferior son visibles las piernas desnudas, posiblemente, de un eros situado en el ángulo, la pareja central, formada por la nereida Epithymia núm. 395, y el joven e imberbe centauro marino Agrios núm. 314, que extiende su mano izquierda hacia la espalda de ella, quizá con intencion de sostenerla el manto que, sujeto al hombro y cayéndole por la espalda, le cubre sus piernas del mismo modo que en las otras nereidas, y la figura fragmentaria de otra nereida, núm. 396. Figurando sentada con toda probabilidad sobre la cola pisciforme de otro ichthyocentauro completamente perdido, ella muestra sobre su hombro izquierdo un extremo del manto como las demás, aunque la pérdida parcial de la inscripción con su

4?6

, nombre, de la que restan las letras PLO—A, nos impiden conocer con certeza su identidad.

Por último, en el lado derecho, el cortejo prosigue con una pareja similar a la compuesta por Epithymia y Agrios, de la que se conserva la cabeza de la nereida, núm. 397, y la parte anterior, incluidas las patas equinas, de un joven e imberbe centauro marino, núm. 315, sobre cuyo brazo extendido aun se pueden leer algunas letras de su nombre, LI, sobre una 5 final; mientras que de la pareja situada en el centro de este lado, sólo se puede apreciar las piernas envueltas en un manto de una nereida que cabalgaría sentada sobre la cola pisciforme de otro centauro marino, únicamente perceptible al conservarse sus extremidades anteriores equinas. Frente a ellos, se sitúa la figura de un eros alado y desnudo que, representado de tres cuartos en pie sobre una roca, se abalanza hacia el mar para echar una red ampliamente extendida, mientras vuelve su cabeza hacia atrás, en dirección aldelfín que nada, identificado con la inscripción Aigialos, debajo de Thetis. Otra inscripción sobre su ala derecha desplegada lo denomina Kallos

Finalmente, añadir que en los bustos muy deteriorados de y de Océano, éste provisto de gruesas pinzas de crustáceo, se refleja la misma frontalidad y ejecución bárbaras que en los componentes de su thiasos marino. Cronología: Finales del siglo III d.C. (620).

Localización actual: Museo Arqueológico de Garni.

Bibliografía: B.N. ARAKELIAN, “Mozaika iz Garni”, VestDreví 1956, pp. 143—156; IDEM, “Mozaika iz Garni”, Arheol. rask. Armen. 7, 1957, pu. 23—41; IDEM, “Pavimento de mosaico en la fortaleza de Garni (Armenia)”, Klio 37, 1959, pp. 232—240, láms. XX—XXII, (en ruso); K.V. TREVER, “Garni”, EAA III, 1960, pu. 793—794 y lám.; A. VOSTCHININA, “Mosa~ques g~o-romaines trouvées en Union Soviétique”, ~MGR 1, pu. 320—321, figs. 6—8; S.D. CAMPBELL, “Reflections on a Marine Venus”, IV Colloque de la North American

4’;7

., Branch of AlEMA: Les n~sa!ques et peintures antiques dans leur contexte architectural, Université Laval, Quebec 1986 (en prensa), Resumen pablicado en el Bull.AlEMA, 12, 1988—89, p. 307.

Cilicia et Cyprus (Cilicia et Cyprus, dioecesis II Oriens

Ci licia

220.— Mosaico policromo de Misis—Mopsuhestia (621). Lám. CCCXCV.

Afectado por algunas lagunas, el campo estaba bordeado por una orla roja que, a tenor de lo conservado en la parte derecha, estaba decorada con triángulos blancos unidos entre sí por cuadrados también blancos dispuestos sobre la punta, y muestra en su centro la representación del triunfo de Neptuno.

Erguido sobre un carro tirado por dos tritones, sólo resta de su figura la parte superior del cuerpo cubierta por un manto blanco—azulado y un fragmento de su brazo derecho con la vara del tridente que portaba. En los extremos del travesaño del timón del carro, del que no se ha conservado la parte superior de su caja curva, los tritones aparecen vistos de frente con los arreos de las riendas cruzados por delante de su pecho, volviendo ligeramente y de forma simétrica su cabeza hacia el centro, en dirección al dios, mientras sus enroscadas colas pisciformes ascienden arqueadas después y finalizan en una aleta caudal foliata, flanqueando la representación central del carro de Neptuno. Jóvenes e imberbes y pertenecientes al tipo de los que carecen de extremidades delanteras y sólo poseen una cola pisciforme que parte de su torso humano, el tritón

41~8

) de la izquierda, núm. 316, porta en su mano izquierda la larga y fina vara de un estandarte, un vexillum, de color azul, mientras el de la derecha, núm. 317, con la parte superior de su cabeza perdida, sopla una gran caracola que sostiene con su mano derecha, extendida hacia el centro de la composición.

Cronología: Primera mitad del siglo III d.C.

Localización actual: Museo de los mosaicos, Misis— Mopsuhestia.

Bibliografía: L. BUDDE, Antike Mosaiken in Kilikien Recklinghausen 1969, 1, p. 94; II, p. 24, láms. 29—30.

Cyprus

221.— Mosaico policromo del triclinium de la casa de Aion, Nea Paphos (622). Léms. CCCXCVI-CCCXCIX.

Pavimenta una superficie de 9 x 7,6 m. y presenta una gran composición geométrica de cuadrados escalonados blancos delineados sobre fondo negro por teselas blancas y dispuestos sobre la punta que enmarca casi completamente tres de los lados (623) del campo figurado del mosaico. Esté bordeado por una orla de postas negras sobre fondo blanco, por otra més ancha de círculos secantes formados por una trenza polícroma en rojo, amarillo y azul, por una estrecha orla de triéngulos escalonados rojos con el vértice hacia el interior y por otra trenza polícroma de tres cabos que delimita, a su vez, cuatro paneles rectangulares de 1,93 x 1,31 m., dispuestos dos a dos en dos registros, y otro mayor con una dimensión de 3,90 x 1,29 m. que ocupa el registro central.

Junto a las representaciones mitológicas del triunfo de Dionysos, la disputa entre Marsias y Apolo,

qÁ’J

, Leda y el cisne y el nacimiento de Dionysos, situadas en los paneles de los registros inferior y superior, respectivamente, la KPI~II NEPEIAON figura en el registro intermedio. Aunque esta representación abarca toda la faja central, en realidad se distinguen dos escenas que corresponderían a la división efectuada en las partes inferior y superior. En la derecha, las nereidas perdedoras del concurso de belleza aparecen representadas en su propio ambiente marino, indicado mediante líneas horizontales continuas de teselas negras sobre un fondo azul—verdoso que se cierne sobre algo menos de la mitad inferior del panel, contemplando con la mirada casi general hacia su derecha la escena representada en el lado opuesto, donde Cassiopeia, reina de los etíopes (624) considerada por algunas fuentes antiguas la personificación de la belleza, esté siendo coronada como triunfadora del citado concurso.

Identificadas con sus nombres por inscripciones en griego, característica común a los cinco representaciones mitológicas, la figura principal de esta secuencia parece ser Thetis, núm. 398, recostada en un primer plano sobre el musculoso y barbado centauro marino Bythos, núm. 318, que, dotado de pinzas de crustéceo, con su parte anterior, visible sólo una de sus patas anteriores equinas, inclinada hacia la derecha sobre el borde inferior donde figura la cabeza hacia la izquierda y una aleta natatoria delantera de un ketos de largo y sinuoso cuello, la sostiene sobre la parte derecha de su torso con sus manos. Vista de tres cuartos, con los pies sobre un pez de aleta caudal trifoliata, las piernas ladeadas hacia su derecha, su izquierda précticamente estirada y la derecha doblada, de perfil, cubierta por un manto gris sobre el que se recuesta, Thetis se apoya con su antebrazo izquierdo en el hombro derecho de Bythos y sujeta con la derecha uno de los extremos del manto que,

4~O tras enrollarse a su antebrazo izquierdo, ondea al viento en voluminosos pliegues, arqueéndose por detrés y sobre su cabeza. Se adorna con joyas idénticas a las lucidas por las otras nereidas y figuras representadas en el mosaico (625), brazaletes de aro dorados en los tobillos y en los brazos a juego con el collar en pico del que pende un colgante circular también dorado con una piedra verde inscrustada en el centro y con una diadema dorada que retira de su rostro los rubios y rizados cabellos, cayéndole sobre los hombros por la espalda, y contempla, con la cabeza nimbada, de tres cuartos, mostrando gesto de decepción, la elección y coronación de Cassiopeia En un segundo plano, se encuentran flanqueéndola , núm. 399, y Galatea, núm. 400. El cuerpo de la primera, que debía ir recostada hacia su derecha, con las piernas hacia su izquierda, no visibles por la figura de Thetis, y en sentido inverso a ella sobre la cola pisciforme hacia la izquierda de Bythos, o quizés del mencionado ketos, aparece desnudo y de tres cuartos, mientras su cabeza, con el rostro entre apenado y resignado, se vuelve a observar la reacción de Thetis que, a juzgar por este detalle, su posición en un primer plano y por su descontento, debía partir entre las nereidas como favorita en el concurso. Enjoyada, peinada y nimbada del mismo modo, Doris cruza su brazo izquierdo por delante de su busto, en actitud de sefialar con la mano a la escena opuesta y se apoya con la mano derecha en una gruesa espiral de la cola pisciforme del ichthyocentauro Bythos, mientras un voluminoso manto azul que debía cubrir sus piernas asciende inflado por el viento y se arquea, desde su cintura, sobre su figura, ondeando al viento tras enílorarse a su brazo derecho. En el otro flanco, Galatea aparece sentada, de tres cuartos hacia su izquierda, sobre la parte ascendente de la cola pisciforme del joven tritón Pontos

481

., núm. 319, que, situado en la parte derecha del borde inferior, con su hombro izquierdo inclinado y provisto de aletas natatorias delanteras, nada hacía la derecha y, con una pardalis enrollada a su brazo izquierdo que desaparece tras su espalda, porta en la mano un timón de espadilla, mientras, volviendo sorprendido su cabeza hacia la escena opuesta, hace un gesto muy expresivo con la derecha en seíxial de estupor ante la decisión del jurado. Por su parte, Galatea figura nimbada, peinada y enjoyada al uso, con los pies separados sobre el principio de la cola pisciforme de Pontos y las piernas cubiertas por un manto de color dorado sobre el que se asienta y sujeta con su mano izquierda uno de los extremos tras haber ascendido por su costado derecho y arquearse por detrés de su cabeza. Con su hombro derecho inclinado y el brazo no visible tras el manto de Thetis dirige su apenada mirada hacia Cassiopeia, como la mayoría de las figuras representadas en la parte derecha del gran panel central. Un eros alado y desnudo, visto de tres cuartos, cabalgando a horcajadas sobre un toro marino que avanza hacia la izquierda y del que sólo se ha representado su parte anterior y el principio de su cola pisciforme, entra en escena por el centro del lado derecho del panel. Contemplando igualmente desilusionado el dictamen final del juicio, guía las riendas con su mano izquierda extendida y empuña con la derecha en alto una fusta. En la parte central del lado superior, tres bustos con sus ojos y su brazo derecho extendido hacia el panel opuesto reclaman del mismo modo la atención del espectador hacia la elección de Cassiopeia. Ligeramente separado de los otros dos, el de un eros alado y desnudo con el extremo de un manto enrollado a su brazo que figura en el aire, sobresaliendo por detrás del manto dorado de Galatea, inclinado hacia la derecha, pero

48~

, volviendo su cabeza, mientras que los dos restantes, sobre el arqueado manto de Thetis, corresponden a y Athenea, identificados con sus nombres por dos inscripciones, Zeus y

Ya en un ambiente terrestre, el citado instante de la coronación que otorga a Cassiopeia el triunfo en el concurso de belleza aparece representado con numerosas pérdidas en la parte izquierda. En presencia de Aion, de cuya figura en la derecha y, por tanto, casi en el centro del gran panel, sólo resta, ademés de su inscripción, la cabeza nimbada, en parte también dañada, su mano izquierda y la parte superior de un sceptrum que portaba, y de , representado de busto, con la cabeza nimbada apenas conservada, extendiendo su brazo derecho y portando en la izquierda una fusta, sobre la que se aprecian las primeras letras de su nombre, y acompañada por la figura fragmentaria de un niño desnudo, kairos representación del tiempo propicio situada a su izquierda, un personaje femenino nimbado, alado, con el cabello sujeto, a modo de diadema, por una cinta azul y vestido con una túnica dorada y un manto azul sobre su brazo izquierdo, portando en la mano el largo tallo de una palma o espiga, identificado con Krisis, de cuya inscripción sólo restan las dos últimas letras, esté colocando con su mano derecha en alto una corona de laurel sobre la cabeza de Cassiopeia

Vista de tres cuartos hacia la derecha en la parte izquierda del panel y con la mitad derecha de su cuerpo y las piernas afectadas por una laguna que impide asimismo apreciar al menos la figura completa de un personaje femenino identificado por el resto de una inscripción, AflAINE, con una de las Therapenai, jóvenes sirvientes, la reina de los etíopes se muestra desnuda, con un manto que, cayéndole sobre su hombro izquierdo y enrollado al ~razo, sólo le cubre parcialmente la pierna izquierda, y

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., va enjoyada con brazalete, collar y una diadema, sujetando sus rizados cabellos peinados con raya en medio, de forma idéntica a las nereidas. En ambas escenas se han empleado teselas de tonos muy claros en la delicada piel. de las figuras femeninas y de los erotes, donde únicamente teselas de mayor colorido son utilizadas para producir efectos de luces y sombras, dando así una mayor sensación de volumen, mientras que colores fuertes definen la bronceada piel del tritón y del ichthyocentauro, contrastando así especialmente con la palidez de las nereidas. Cronología: Segundo cuarto del siglo IV d.C. (626). Localización actual: in situ Bibliografía: W. A. DASZEWSKI, “La Maison d’Aion”, RDAC 1984, pp. 304 y ss.; IDEM, Dionysos der ErV5ser. Griechischen Mythen im sp~tantiken Cypern, Maguncia 1985, especialmente pp. 16-24, 29— 33, 42—43, 46—48, fig. 3, léms. 2, 7—11; IDEM, “Cassiopeia in Paphos

— a levantine going West”, Acts of the International Archaeological Symposium “Cyprus between the Orient and the Occident”, Nicosia 1985, Nicosia 1986, Pp. 454—470, láms. LI—LiI; D. MICRAELIDES, Cypriot Mosaics, Nicosia 1987, especialmente PP. 28—30, léms. XXII— XXIV; W.A. DASZEWSKI, Roman mosaics of Nea Paphos, Révena 1989.

222.— Mosaico policromo de la estancia núm. 76 de la villa de Teseo, Nea Paphos (627). Léms. CD—CDII. Pavimenta una habitación de 5,35 x 6,85 m. identificada con un cubiculum y, bordeado por una orla de meandros y cuadrados intercalados con un motivo floral en su interior, que se adapta a la forma curvilínea, absidada, de su lado norte, situado al Oeste, presenta una decoración geométrica, a base de un entramado o trenzado de recténgulos en varios tonos dispuestos en diagonal, que sirve de marco al panel central con la representación de Neptuno y una nereida identificada con Amphitrite (628), núm. 401.

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. Bordeado por un filete de dos hileras de teselas negras y muy afectado por numerosas lagunas que se ciernen especialmente sobre la parte izquierda e inferior del cuadro, Neptuno cabalga sentado sobre la cola pisciforme de un monstruo marino avanzando hacia la izquierda, del cual, ademés de algunos fragmentos moteados en la zona més inferior conservada, se atisba la cabeza, representada de tres cuartos con orejas puntiagudas y fauces abiertas que nos inclinan a identificarlo con un felino, més concretamente con una pantera marina (629). En la parte derecha, sentada sobre el muslo izquierdo del dios, Amphitrite aparece, de tres cuartos, envuelta en un manto que le cubre la zona més inferior del cuerpo, dejando al descubierto su pierna derecha, ladeada hacia su izquierda, mientras, con el busto casi de frente y su brazo izquierdo en éngulo hacia ese lado, sujeta en la mano un extremo del citado manto que, tras ascender por su espalda, ondeaba al viento en el mismo sentido de su brazo. Volviendo ligeramente la cabeza hacia su derecha, con los rizados cabellos cayéndole sobre sus hombros, dirige sugerentemente su mirada hacia el dios y, con el brazo derecho totalmente doblado y la mano a la altura de su hombro, le acaricia delicadamente la barba.

Embelesado, Neptuno la comtempla absorto, con la cabeza de tres cuartos nimbada, como si se tratara de un manto o velo que, inflado por el viento, se arquea sobre su cabeza. De aspecto fuerte, su torso desnudo esté visto de frente y sus pierna derecha, la única visible en parte, doblada y, de tres cuartos hacia su derecha, con el muslo cubierto por un manto sobre el que apoya su antebrazo derecho, portando en la mano el apenas hoy perceptible extremo inferior de la vara de un tridente,

48$ cuyas púas, al figurar en sentido diagonal, se conservan en la parte superior izquierda. A juzgar por los detalles mencionados, especialmente la posición de su pierna derecha, el dios también debía cabalgar sentado sobre una supuesta espiral de la cola pisciforme de la pantera marina, reposando su pie sobre otra de las roscas, a no ser que en vez de estar representado sólo un monstruo marino, hubiera existido, en origen, otro que, situado en primer plano, habría perdido su parte anterior, conservando únicamente los fragmentos moteados de su cola pisciforme, sobre la cual Neptuno apoyaría su pie derecho y Amphitrite figuraría sentada. En los éngulos superiores del panel, dos amorcillos alados y desnudos completan la composición, sosteniendo los extremos de un manto que, a modo de palio e inflado por el viento, se arquea sobre las cabezas de Neptuno y Amphitrite. Dirigiendo sus miradas hacia los protagonistas de la escena, ambos erotes figuran en el aire hacia la izquierda, el de la derecha, visto de perfil, en sentido horizontal, con las piernas inclinadas hacia el éngulo y los brazos extendidos hacia delante, aferrando el velo con ambas manos; el de la izquierda, de tres cuartos, en diagonal, sujeténdolo con su mano izquierda y, con el otro brazo hacia delante, portando en la derecha una palma. Cronología: ultimo cuarto del siglo IV d.C. (630). Localización actual: in situ Bibliografía: W.A. DASZEWSKI, “Les fouilles Polonaises ~ Nea Paphos 1972—1975, Rapport Preliminaire”, RDAC 1976, pp. 190 y Ss.; D. MICHAELIDES, Cypriot Mosaics, Nicosia 1987, ~p. 36—37, niim. 39, l~m. XVII; W.A. DASZ~SKI, Roman Mosaics in Cyprus, P~vena 1989.

Syria (Syria coele, dioecesis II Oriens

4~16

.) 223.- Mosaico policromo de la estancia 4 de la “casa del Triunfo de Dionysos”, Antiocheia (Antakya) (631). Láms. CDIII-CDV. Pavimentaba la sala columnada o corredor de acceso al triclinium que configura su forma de rectángulo alargado. Bordeado por dos filetes de teselas marrones y rojas entre los que discurre una orla de postas u ondas, el campo del mosaico presenta, a modo de friso, varias figuras de un cortejo avanzando en la misma dirección hacia la derecha sobre un fondo marino, representado por una franja sombreada en la parte inferior del panel. Comenzando desde la izquierda, una nereida cabalga sentada de tres cuartos sobre una de las últimas espirales de la larga y enroscada cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal trifoliata de un hipocampo alado guiado por un tritón que, situado ya en el centro de la composición, nada tras la figura muy fragmentaria de otra nereida asentada igualmente con toda probabilidad sobre la casi totalmente perdida cola pisciforme del centauro marino que encabeza el cortejo.

Con el cuerpo desnudo y las piernas, ladeadas hacia su derecha, envueltas en un manto rojo sobre el que, enlazado por un extremo a su antebrazo izquierdo, se asienta, la primera nereida, num. 402, sujeta con su mano derecha otro de sus extremos (632) o el de un velo que, inflado por el viento, se arquea por detrás y sobre su cabeza, y se apoya con su antebrazo izquierdo en un cesto o cofre que figura sobre la siguiente espiral de la cola pisciforme del caballo marino, mientras, enjoyada con un collar y con el cabello recogido por una cinta amarilla, vuelve la cabeza hacia su izquierda para contemplarse en el espejo que un eros alado y desnudo, con un manto sobre su hombro izquierdo ondeando a su espalda, de pie sobre otra espiral e inclinado de tres cuartos hacia la derecha, aunque torna su cabeza hacia la nereida,

487 sostiene en su mano derecha. A continuación, se observan las alas desplegadas del hipocampo que galopaba, de perfil, provisto de unas patas anteriores, parcialmente perdidas, guiado por un maduro y barbado tritón, núm. 320. Con el musculoso torso visto de tres cuartos, el punto de unión entre éste y su cola pisciforme, en parte afectada por la laguna que se cierne sobre las extremidades anteriores del caballo marino, bien marcado por una serie de escamas y dotado de aletas natatorias delanteras, el tritón vuelve su cabeza con pinzas de crustáceo y su brazo derecho hacia atrás, sujetando con esa mano las riendas del animal, al tiempo que, ataviado con una pardalis anudada al cuello sobre su pecho y ondeando a su espalda, extiende la mano izquierda hacia delante. La otra nereida, núm. 403, le precede. Conservándose sólo su busto sobre el que se arquea un velo, figura de tres cuartos con el cuerpo hacia su derecha y la cabeza en sentido opuesto, en actitud similar a la anterior y parece mirarse igualmente en un espejo sostenido, esta vez, por la mano derecha, extendida hacia atrás, del joven e imberbe centauro marino, núm. 321, sobre cuya cola pisciforme, casi completamente perdida, debía cabalgar. De tres cuartos, con la cabeza provista de un par de pinzas de crustáceo vuelta hacia la nereida y el punto de unión entre sus parte humana y pisciforme bien señalado por unas escamas, como el tritón, el centauro marino sólo se diferencia de él en la carencia de pardalis y en el remo que porta en su mano izquierda sobre el hombro.

Resultado de las restauraciones modernas, llevadas a cabo con posterioridad a su descubrimiento en las zonas destruidas del mosaico, es la figura de un eros que, de forma idéntica al conservado, aparece sobre una de las espirales de la cola pisciforme del ichthyocentauro,

488 entre éste y la nereida que cabalga sobre él en la parte derecha del panel. Cronología: Siglo IV d.C. (633). Localización actual: Baltimore Museum of Art, num. mv. 1937.123.

Bibliografía: W.A. CAMPBELL, “Archaeological Notes the Fouxth and Fifth Seasons of Excavations at Antioch-on the Orontes: 1935—1936”, MA 42, 1938, p. 213; D. LEVI, Antioch Mosaic Pavements Princeton 1947, 1, pp. 100—104, fig. 39; II, lám. XVI, d.

224.- Mosaico policromo de la estancia 2 de las Termas E, Antiocheia (Antakya) (634). Láms. CDVI-CDVII. De los cuatro paneles rectangulares con representaciones de nereidas cabalgando sentadas sobre la cola pisciforme de tritones identificados, como ellas, con sus nombres por inscripciones en letras griegas que pavimentaban parte de la citada estancia termal, dos de ellos se han conservado completos, mientras que de los otros dos sólo resta su extremo derecho.

En el primero (635), la nereida , núm. 404, aparece sentada, de tres cuartos, con las piernas ladeadas y los pies cruzados hacia la derecha sobre la cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal foliata del tritón Phorkys, núm. 322, que desde la parte derecha del panel avanza, provisto de unas pinzas de crustáceo como extremidades delanteras, hacia la izquierda tras la nereida Pherousa, núm. 405, sentada igualmente sobre la cola pisciforme del tritón Galeos núm. 323, situado ya en el extremo izquierdo sobre un ambiente marino idéntico en los cuatro paneles que está representado en la parte inferior por una franja de color azul sobre la que se disponen líneas horizontales, a veces discontinuas, de teselas azules, grises y verdes.

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, Asentada sobre un manto rojo que, enrollado por un extremo a su brazo izquierdo y ondeando al viento en dirección a la aleta caudal del tritón, se infla a su espalda y se arquea por detrás y ligeramente sobre su figura, Dynamene torna la cabeza, con los cabellos en parte recogidos en un moño alto sobre la coronilla, en parte sueltos cayéndole sobre sus hombros, y vuelve el cuerpo, así como los brazos hacia Phorkys, en cariñosa actitud con las manos sobre sus hombros. Visto de tres cuartos, joven e imberbe, él la devuelve la mirada al tiempo que porta en ambas manos, su izquierda a la altura de la cadera y la derecha, con el brazo doblado, alzada y adelantada, una descomunal antorcha llameante que cruza diagonalmente por delante de su musculoso torso humano. Más distantes se encuentran Pherousa y Galeos Sentada de espaldas al tritón, con el cuerpo desnudo, visto de tres cuartos, y las piernas, de perfil, su izquierda cubierta por un manto amarillo, en parte inmersas en el agua, la nereida sostiene en su mano izquierda sobre el antebrazo una gran patera que contiene dos objetos circulares y, cruzando el brazo por delante de su busto, sujeta con su mano derecha uno de los dos extremos de un velo que, inflado por el viento, se arquea sobre su cabeza, mientras vuelve completamente su cabeza hacia el tritón, quien sujeta con la mano izquierda, a la altura de la cintura, el otro extremo de su velo y la devuelve la mirada. Visto de tres cuartos, joven e imberbe, va dotado de un par de pinzas de crustáceo sobre la frente y de otro par más grueso, como extremidades delanteras, portando en su mano derecha un pedum que figura en sentido totalmente vertical.

En el segundo panel (636), dos grupos similares componen la escena. En este caso, la nereida Kymodoke núm. 406, se recuesta en el extremo de la cola pisciforme del tritón Agreus, núm. 324, que, visto de tres cuartos,

490

., avanza hacia la derecha. Ella figura sobre un manto rojizo que le cubre, con las piernas ladeadas hacia su derecha y en parte inmersas en el agua, sólo la izquierda, ascendiendo por su costado hasta enrollarse a su brazo izquierdo y arquearse sobre su figura, y, con el brazo extendido, sujeta con su mano derecha el otro extremo del manto, mientras, recostada con su antebrazo izquierdo en una de las espirales de la cola pisciforme del tritón, ladea su cabeza, con el cabello trenzado y recogido sobre la parte alta, hacia él. Con el rostro perdido, Agreus aparece igualmente volviendo su cabeza, provista de un par de pinzas de crustáceo sobre la frente, y sujetando con ambas manos un gran cuenco lleno de agua que nos impide la visión de sus extremidades delanteras. Restos de una pardalis anudada al cuello si son visibles, en cambio, bajo la laguna que afectaba a su cara. Precediéndoles, ya en la parte derecha del panel, se encuentran en actitud muy amorosa Aktaie, núm. 407, y Palemon, núm. 325. Con las piernas en la misma posición que Kymodoke, cubierta en este caso la derecha por un manto de color púrpura sobre el que se asienta, la nereida Aktaie gira totalmente la parte superior de su cuerpo para abrazarse al tritón y, con las mejillas juntas, mirarse embelesados, mientras un velo amarillo ondeando al viento se arquea hacia su derecha. Visto de tres cuartos, joven e imberbe, Palemon aparece, además, tocando la sirinx con ambas manos y va dotado de pinzas de crustáceo, como extremidades anteriores, y de una cola pisciforme que, tras servir de asiento a la nereida, parece sumergirse en sentido opuesto para reaparecer después, sinuosamente ascendente, en el extremo derecho del panel. Del tercer panel, sólo queda la mitad derecha, correspondiente, a juzgar por el modelo representado en

491 los dos paneles completamente conservados, a una de las dos parejas que debían aparecer en la escena, el tritón Anabesineos, núm. 326 y la nereida Galatea, núm. 408, y a un fragmento del tritón de la segunda pareja, del cual sólo pueden verse las últimas letras de la inscripción con su nombre ...I0S, núm. 327. Respecto a la primera, situada en la parte derecha, Anabesineos, barbado, dotado de dos pinzas de crustáceo sobre la frente y con una pardalis anudada a su cuello sobre el pecho, ondeando al viento tras su espalda, figura en el extremo con el cuerpo, dando la espalda al espectador, visto de tres cuartos, la cabeza de perfil hacia la izquierda y su brazo izquierdo adelantado en actitud de ruego hacia Galatea, con la intención de conquistarla.

A pesar de que su parte inferior se ha perdido, ella no se halla asentada sobre un delfín u otro monstruo, como sugiere Levi (637), sino sobre una de las dos colas pisciformes que, partiendo en direcciones opuestas, la de la derecha, visible en el extremo, sinuosamente ascendente hacia atrás, la de la izquierda hacia delante, sirviendo de asiento a la nereida, nacen de la espalda del tritón Anabesineos, según se aprecia en su figura. Con el cuerpo desnudo, de tres cuartos, hacia su izquierda, las piernas, perdidas, hacia su derecha, probablemente cubiertas por el mismo manto amarillo que ondea al viento, arqueándose ligeramente por detrás y sobre su cabeza, y el brazo, enjoyado con brazaletes, hacia el centro del panel, ella sujeta con su mano derecha un extremo del citado manto y, con los cabellos cayéndole sobre los hombros, dirige su mirada a Anabesineos, como si pretendiera hacerse rogar o dudara de la proposición de su admirador. De la otra pareja, sólo se aprecia a su derecha el brazo y la mano de un tritón, ...I0S, que sostenía una pátera de dimensiones considerables con una guirnalda rosa, y un fragmento

49~?i aislado con las letras DUJ. atribuibles a la inscripción con el nombre de la nereida, quizás, Doto, núm. 409, que

debía cabalgar sobre la cola pisciforme de .. .IOS. Del cuarto y último panel, los restos son menores. Correspondientes al ángulo superior izquierdo y al extremo derecho del panel, respectivamente, tan sólo un fragmento con el arqueado velo color violeta de una nereida, núm. 410, y otro mayor con la figura parcial de un barbado y maduro tritón, núm. 329, que, habiéndose perdido la inscripción con su nombre y su cola pisciforme, avanza con unas características y gruesas pinzas de crustáceo, como extremidades anteriores, visto de tres cuartos hacia la derecha, al tiempo que vuelve la cabeza y, con una pardalis sobre su brazo izquierdo, porta en la mano un pedum

Corno sucede en otros mosaicos, teselas de colores claros se utilizan en los pálidos cuerpos de las nereidas, mientras otras más oscuras inciden en la bronceada piel de los tritones, causando un típico contraste. Cronología: Segundo cuarto del siglo IV d.C. (638).

Localización actual: Museo Arqueológico de Hatay. Bibliografía: D. LEVI, Antioch Mosaic Pavements, Princeton 1947, pp. 101—104, 270—272, fig. 106, l~ms. LXII—LXIII, CLXIII— CLXIV; 5. CAMPBELL, The Mosaics of Antioch. Corpis of Mosaic Pavements in Tuxkey, Toronto 1988, Pp. 8—11, láms. 13—21.

225.- Fragmento de mosaico policromo hallado bajo la “Cathédrale de L’Est”, Apameia (Apamea de Siria) (639). Formando parte de un gran conjunto de paneles figurados separados por otros geométricos y losanges, un fragmento correspondiente al lado superior izquierdo del tapiz del ángulo noroeste muestra la figura de un eros

493

. alado y coronado que, portando en sus manos una antorcha llameante, se dirige hacia la derecha. Frente a él, partido en dos por el muro oeste de la sala, aparece el rostro de un tritón, núm. 330, dotato de pinzas de crustáceo sobre la frente y de una cabellera de algas verdes, sobre el cual se aprecia el principio de una inscripción, Gale.., que, pudiendo referirse a Galene (640), designaría a la perdida nereida, núm. 411, representada sobre su cola pisciforme, sin poderse apreciar que otras figuras completaban la escena. Cronología: Tercer cuarto del siglo IV d.C. (641).

Localización actual: Museo de Apamea, edificio pagano descubierto bajo la Catedral. Bibliografía: J. BALTY, “Nouvelles n~sa~ques pa~ennes et groupe épiscopal dit “Cathédrale de L’Est” a Apamée de Syrie”, GRAl 1972, p. 112.

226.— Mosaico policromo hallado bajo la Catedral, Apameia (Apamea de Siria) (642). Láms. CDVIII—CDXI. Perteneciente al mismo edificio que el anterior y emmarcado por una orla de postas u ondas, un segundo panel de 7,69 x 1,56 m. presenta, a modo de friso, trece figuras, identificadas con sus nombres por sendas inscripciones griegas, que componen una representación del Juicio de las Nereidas. Comenzando la descripción por el extremo izquierdo, aparece en primer lugar Aglais, personaje femenino que J. Balty (643) identifica con Aglaia, una de las Chantes, de las Tres Gracias. Representada como una nereida, núm. 412, y muy dañada por una laguna que afecta a parte de su rostro y a casi todo su cuerpo, está vista de tres cuartos hacia su izquierda, con las piernas ladeadas hacia el extremo opuesto, cubiertas por un manto sobre el que debía asentarse, no apreciamos bien donde,

494 y, con el rizado cabello retirado por una cinta, vuelve la cabeza, mientras sujeta con su mano alzada el extremo de un velo que, ondeando al viento, se arquea sobre ella. Frente a ella avanza el joven tritón Aphros, núm. 331, provisto de largas melenas, cayéndole sobre los hombros, y de unas pronunciadas pinzas de cangrejo sobre su cabeza, violentamente vuelta, como el cuerpo y los brazos, hacia atrás para sostener a Thetis, núm. 413, que, con los rizados cabellos sueltos sobre sus hombros y su pierna izquierda cubierta por un manto que cayéndole por la espalda deja al descubierto su cuerpo, figura sentada, de tres cuartos, hacia su derecha y con las piernas hacia el otro lado sobre las espirales de la cola pisciforme del mencionado tritón. De cara a ella, vista de perfil hacia la izquierda y apoyándose con su mano izquierda en la rodilla izquierda de Thetis mientras hace un expresivo gesto con la derecha, Doris, parece dirigirle la palabra, y a continuación Afrodita, o Doris núm. 414, de la que, habiéndose perdido incluso su inscripción, no subsiste más que la parte inferior del cuerpo, y , joven a menudo citada entre las Gracias que, junto a Afrodita, a veces, designada como su reina y a Agla~a aseguran la presencia de la idea de la belleza en el episodio representado, mientras que el último personaje marino es Bythos, núm. 332, anciano y barbado tritón, visto de tres cuartos hacia la izquierda, que sujeta con ambas manos alzadas un gran cesto de algas sobre su cabeza. En la parte derecha, Krisis, la personificación del Juicio, envuelta, de pie, en un manto blanco, mirando al espectador, Amymone, igualmente cubierta por un manto blanco, sentada con las piernas cruzadas, llevándose su mano derecha hacia el rostro y volviéndose ligeramente en dirección a , sentado, portando el tridente en su mano izquierda y rodeando con su brazo derecho a Amymone

49$

, constituyen, por así decirlo, los miembros del tribunal y dirigen su mirada hacia la protagonista de su elección, Cassiopeia, que figura desnuda entre una sirviente, Therapena, y una Victoria, en el momento de ser coronada. Esta última escena responde a los instantes posteriores a la decisión final emitida por los jueces, entre los que aparece todavía sobre el banco, donde se sientan Amymone y Poseidon, la guirnalda destinada a la vencedora. Cronología: Tercer cuarto del siglo IV d.C. (644). Localización actual: Museo de Apamea. Bibliografía: J. BALTY, “Nouvelles nY,saiques pa!ennes et groupe épiscopal dit “~athédrale de L’Est” ~ Apamée de Syrie”, GRAl 1972, Pp. 112—123, figs. 5—11; EADEM, “Nouvelles n~sa!ques du IV si~cle sous la “cathédrale de l’est””, Colloque Apamée de Syrie Bilan de recherches archéologiques 1969—1971, Pp. 174—178 ; EADEM Mosaiques antiques de Syrie, Bruselas 1977, Pp. 82-86, núms. 36-38; EADFM, “La mosa~que en Syrie”, Archéologie et histoire de la Syrie II, SaarbrUcken 1989, p~ 495, fig. 172.

227.— Fragmentos del mosaico policromo de la casa de Casiopea”, Palmyra (645). Lárns. CDXII—CDXV.

En origen, el mosaico pavimentaba una estancia de 8,30 x 8 m. y presentaba un campo cuadrado, bordeado al norte y al sur por dos paneles geométricos, decorados con círculos secantes, y al oeste, probablemente también al este, por otras dos bandas, una geométrica con cuadrados dispuestos sobre la punta y otra figurada con una centauromaquia, de la que se conservan sólo algunos restos (646). Enmarcado por una sencilla trenza de dos cabos, el campo cuadrado inscribía un gran círculo de 4 m. de diámetro delimitado por una orla decorada con una línea ondulada (647) que contenía en su centro otro círculo más pequeño de 1,80 m. de diámetro, bordeado por una faja decorada con triángulos de lados escalonados. De esta gran composición, sólo quedaba ya en el momento de su descubrimiento, y muy afectada por el

496

., fuego, algo más de un tercio, correspondiente al centro y a la parte noroeste. En el fragmento perteneciente al círculo central (648) destaca la figura musculosa de un barbado, maduro, y nimbado Poseidón, representado de pie, visto de tres cuartos hacia su derecha, que debía portar, a juzgar por la vara conservada, un tridente en su mano izquierda, mientras se llevaba la derecha hacia sus partes. Junto a los restos de otras figuras que le rodean, especialmente la cabeza de un posible tritón a la izquierda de sus piernas, aparecen a su derecha, adáptandose al borde curvilíneo del medallón, las letras de una inscripción Krisis N que, sin duda, deben responder, como ya apuntaba J. Balty (649), a la KpLoig N11p11~’8c~.,v, denominando la escena representada en el mosaico y señalando el luagr ocupado por los jueces del concurso.

En otro fragmento mayor (650), correspondiente al anillo circular que bordea el medallón central y al triángulo curvilíneo del ángulo noroeste que resulta de la inscripción del círculo en el campo cuadrado, donde figura el busto, de tres cuartos, de la Primavera (651), identificada por una inscripción, TPO N/AE..., alada y coronada de flores, llevando en sus brazos un cordero, se conservan algunas de las nereidas, sin inscripción que las identifique (652) y la figura casi completa de Cassiopeia, sobre la que •figura su nombre, KASSIEPEIA. aspirantes al triunfo en el concurso de belleza, rodeadas de erotes y, al menos, de un centauro marino. Orientadas de cara al exterior hacia el lado oeste, destacaba en el centro, hoy en la parte derecha del citado fragmento, la figura desnuda de la reina de los etíopes, vista ligeramente de tres cuartos hacia su izquierda, pero con el rostro hacia el lado opuesto, en el momento de mostrar orgullosamente su cuerpo desnudo sobre el fondo azul del manto que le cae por la espalda

4~7

, y cuyos extremos superiores ella sujeta con ambas manos. Asombrados la miran, el eros situado a su izquierda que, avanzando en dirección a la derecha, vuelve su cabeza hacia ella y la nereida, cuya parte superior se observa en el extremo derecho, bajo la cual se aprecía también algo de la espalda de otra. A su derecha, otro eros alado y desnudo vuela sobre una nereida, núm. 415, que cabalga sentada, de tres cuartos hacia su derecha, sobre una de las espirales de un monstruo marino, del que no se ha representado la parte anterior. Asentada sobre un manto que le cubre las piernas, dejando al descubierto parte de su izquierda e inflándose a su espalda, y advertida por un eros que, con su rodilla izquierda se apoya en la siguiente espiral de la misma cola pisciforme, le susurra algo a su oído derecho, esta nereida vuelve la cabeza hacia Cassiopeia mostrando el ceño fruncido en un gesto de sorpresa e irritac ion. A la izquierda de este grupo, un joven e imberbe centauro marino, núm. 333, visto de tres cuartos hacia la derecha, con las manos colocadas como si estuviera tocando un violín y ausente de la escena principal, torna su cabeza hacia atrás, donde una fragmentaria nereida, núm. 416, cabalga recostada con su antebrazo izquierdo sobre las espirales de su cola pisciforme, sobre una de las cuales también se aprecia la imagen de otro eros con la cabeza hacia arriba para no perderse detalle. Tanto el ichthyocentauro como la nereida dirigen su mirada hacia Andromeda, cuya figura desnuda y aterrorizada por el monstruo que la custodia se conserva en otro fragmento orientado al lado norte (653).

En este caso, la representación musivaria sigue fielmente la leyenda (654), en la que el orgullo de Casiopea frente a las nereidas provoca la ira de Poseidón

498

, y como consecuencia el rapto y la reclusión de su hija Andromeda, custodiada por un monstruo.

Cronología: Fines del siglo III o principios del IV d.C. (655).

Localización actual: Unos fragmentos en el Museo de Palmira y otros en el Museo Arqueológico Nacional de Damasco (656).

Bibliografía: J. SrARKY, 5. UNADJED, Palmyre, La Fiancée du désert. Guide, Damasco 1948, p. 14 y lám.; 5. ABDUL-HAK, A. ABDUL—HA.K, Catalogue illustré du Départment des Antiquités gréco-ET1 w157 573 m499 573 lSBT ratiaines au Musée de Damas 1, Damasco 1951, p. 47, núm. 52, lám. XX, 1-3; 5. ABDUL—HAK, Les trésors du musée national de Damas, Damasco ?, láms. XXIII-XXIV; A. AL-USH, A. JOUNDI, B. ZOUHDI, musée national de Damas, Damasco 1969, ~,. 122—123, 1am. IX; J. BALTY, “Nouvelles mosaiques paiennes et groupe épiscopal dit “Cathédrale de L’Est””, GRAl 1972, p. 120, nota 1; EADEM, Mosaiques antiques de Syrie, Bruselas 1977, Pp. 32—33; H. STERN, Les ux,saiques des Maisons d’Achille et de Cassiopée ~ Palmyre, París 1977, pp. 5, 26—42, figs. 2, láms. 2, 49—52; J. BALTY, “La mosaique au Proche— Orient 1”, ANRW II, 12, 2, Berlín 1981, pp. 416—418, lám. XXXIX, 1; EADEM, “La mosaique en Syrie”, Archéologie et histoire de la Syrie II, SaarbrUcken 1989, p. 502; M. MAASKANT—KLEIBRINK, “The Stuff of which Greek Heroines are made”, BABesch 1989, Pp. 37—39, fig. 41.

Arabia (Arabia 1, dioecesis II Oriens

228.— Mosaico policromo hallado en Philippopolis (Shahba) (657). Láms. CDXVI-CDXVII. Pavimento cuadrado, de 3,24 x 3,23 m., que consta de una estrecha orla blanquinegra, decorada con una serie de motivos similares a las hojas, dispuestas horizontalmente y unidas entre sí por otras dos, idénticas, más pequeñas en sentido vertical entre dos filetes de teselas negras, y de un campo de 2,68 x 2,68 m. con la representación de una Venus marina.

Sobre un fondo marino de color grisáceo, en el que nadan diversos peces, destaca en el centro la figura de Venus, sentada, de tres cuartos, con las piernas cruzadas

4~;9

) hacia su derecha sobre una concha sostenida por dos tritones y aureolada por un velo o manto, cuyos extremos sujetan dos erotes alados que figuran en los ángulos superiores. NLmbada, desnuda, a excepción de su pierna derecha, cubierta por un manto sobre el que quizás se asentaba, y enjoyada con un juego de diadema, collar y brazaletes en los tobillos, brazos y muñecas, de doble aro, así como por una guirnalda, a modo de bandolera, Venus está representada en actitud de peinarse el cabello, sujetando con su mano derecha algunos mechones de la larguisima cabellera negra que le cae por la espalda, mientras, con la cabeza ladeada hacia su izquierda, contempla su rostro reflejado a la inversa en el espejo que sostiene en la otra mano. Reflejando la propia orientación de la concha, vista de tres cuartos hacia la izquierda, los dos tritones que, afrontados, sostienen en ambas manos sus extremos presentan una postura idéntica, pero están vistos de modo diferente y en dos planos distintos. En primer plano, en la parte derecha de la escena, un delgado, joven e imberbe tritón, núm. 334, con su parte pisciforme perdida tras una laguna (658), figura con la cabeza de perfil, dotada de un par de pinzas de crustáceo, y el cuerpo de tres cuartos, dando la espalda al espectador; mientras que el robusto, anciano y barbado tritón, num. 335, situado en la parte izquierda en un segundo plano, aparece, igualmente dotado de un par de pinzas de crustáceo y con un manto cayéndole por la espalda, visto de tres cuartos hacia la derecha y de cara al espectador, pero va provisto de aletas natatorias delanteras. Sin adaptarse, como los tritones, a la orientación de la concha y reflejando más bien la posición del busto o áun mejor, de la cabeza de la Venus, los dos erotes aparecen de tres cuartos, igualmente afrontados,

500 sujetando con las dos manos los extremos del manto, a modo de palio sobre la concha. Con el cuerpo en diagonal hacia el centro, más vertical el de la derecha y casi horizontal el de la izquierda, ambos presentan las alas desplegadas, confundiéndose con un manto que, sujeto a uno de sus hombros, ondea al viento igualmente a sus espaldas. Cronología: Mediados del siglo III d.C. (659). Localización actual: Museo de Souweida. Bibliografía: J. MASCLE, Le D~ebel Druze, Beyrut 1936, p. 99; J. LASSUS, La transmission des schemas dans la peinture antique et chrétienne, Roma 1968, p. 95, lám. IV, 2; M. BLANCHARD-L~1~E Maisons á mosa5ques du quartier central de Djemila (Cuicul), Aix—en- Provence 1970, p. 75; J. BALTY, Mosaiques antiques de Syrie Bruselas 1977, po. 16—19, con láms.; EADEM, “La mosaique au Proche- Orient 1”, ANRW II, 12, 2, Berlín 1981, p~. 396—399, lám. XXVI, 1; S.D. CAP4PBELL, “Reflections on a Marine Venus”, IV Colloque de la North American Branch of AIEM~. Les mosaiques et peintures antiques dans leur contexte architectural. Université Laval, Quebec 1986 (en prensa). Resumen en Bull.AIEMA 12, 1988—1989, pp. 305—307, lám. 1; J. BAIJTY, “La mosa~que en Syrie”, Archéologie et histoire de la Syrie II, SaarbrUcken 1989, pp. 495—496, fig. 174, a.

Iudaea (Palaestina, dioecesis II Oriens

229.- Mosaico policromo de la estancia num. 2 de una villa descubierta en Em Yahlu, en el valle de Rephaim, al sudoeste de Jerusalen (660). Láms. CDXVIII—CDXIX. Habiéndose excavado sólo la mitad norte de la habitación que pavimentaba, el mosaico muestra por el momento la existencia de cuatro paneles, tres de los cuales están situados en el lado norte, uno rectangular en el centro y los otros dos con forma de diamantes en los extremos, mientras que el cuarto, visible sólo en parte, ocupa el centro de la citada estancia. El campo del primero está enmarcado por un filete de teselas negras, una trenza de tres cabos azules,

501

,) blancos y rojos sobre fondo negro que discurre entre dos franjas de teselas blancas y por un filete de cuatro hileras de teselas, dos naranjas y dos rojas, presentando en su interior una gran cantidad de peces y serpientes de mar que nadan sobre un fondo blanco en torno a la cabeza de una divinidad marina, situada en el centro. Vista de tres cuartos hacia su derecha, de severa expresión y cabellos alborotados, puede tratarse de Thetis por su similitud con otras representaciones de esta divinidad (661), aunque la pérdida de su parte superior nos impide contar con algún atributo definitivo que pudiera ser decisivo en su identificación, ya que, en esta ocasión, ni un ketos ni un timón de espadilla figuran en sus flancos (662). Los otros dos paneles situados a los lados de éste, en cambio, contienen una cabeza de Medusa. Respecto a la parte descubierta del cuarto, correspondiente a la mitad norte del rectángulo, éste se halla bordeado por un filete de tres hileras de teselas negras, una trenza de tres cabos azules, blancos y rojos sobre fondo negro que discurre, como la del primero, entre dos franjas de teselas blancas y por un filete de dos hileras de teselas rojas, mientras que las figuras representadas sobre el fondo neutro de teselas blancas del campo rodean un cuadrado central, delimitado por un filete de cuatro hileras de teselas negras, que inscribe en su interior una losa de mármol también cuadrada, de la que se puede apreciar una gran parte. En las bandas de los lados este y oeste que, a juzgar por su menor anchura, deben responder a los lados mayores del rectángulo, figuran diversos peces con la silueta muy marcada por líneas de teselas negras, nadando en distintas direcciones. Por el contrario, en el lado norte, más ancho, y de cara al exterior, aparecen dos nereidas cabalgando sobre dos centauros marinos afrontados al centro de la escena.

50¿ La de la izquierda, núm. 417, figura sentada, de tres cuartos hacia su izquierda, sobre la cola pisciforme del ichthyocentauro, núm. 336, que avanza hacia la derecha. Con el cuerpo desnudo, las piernas, cruzadas, cubiertas por un manto azul—grisaceo sobre el que se asienta y su brazo izquierdo en ángulo, la nereida sujeta con su mano el extremo del citado manto que, tras ascender por su costado derecho, se arquea por el efecto del viento sobre su cabeza, y se apoya con la derecha en una de las dos espirales posteriores de la cola pisciforme del centauro marino, mientras, con el cabello retirado del rostro por una diadema? y suelto cayéndole sobre sus hombros y por la espalda, vuelve ligeramente su cabeza hacia atrás y dirige su mirada a las alturas. Visto de tres cuartos y dotado, aparte de las características patas anteriores equinas, de una cola pisciforme compuesta de una primera parte uniformemente cilíndrica, bien diferenciada de su torso humano por el color y algunas escamas, dos espirales y un extremo ascendente con aleta caudal foliata, el joven e imberbe ichthyocentauro porta un remo en su mano derecha, sobre cuyo antebrazo ondean los extremos ajironados de una pardalis, y una caracola con forma de cuenco en la izquierda que, con el brazo izquierdo cruzado por delante de su cuerpo y la cabeza hacia atrás, parece ofrecerle a la nereida. En el extremo derecho, la otra nereida, núm. 418, figura de rodillas en una complicada postura sobre la cola pisciforme del centauro marino, núm. 337, que cabalga hacia la izquierda. Con el cuerpo desnudo de espaldas al espectador, visto de tres cuartos hacia la izquierda, y las piernas envueltas en un manto que después parece ascender por su costado derecho hasta enrollarse a su antebrazo izquierdo, posiblemente sobre su busto, la nereida torna bruscamente su cabeza hacia el

503 centauro marino y, con el brazo derecho extendido hacia delante, porta en su mano un tridente que figura vertical sobre la cola pisciforme del ichthyocentauro, mientras muestra una diadema.

Provisto de extremidades anteriores equinas y de una cola pisciforme, aún más delimitada en su inicio alargado y casi cilíndrico por el color y varias escamas, con espirales no tan evidentes como en el anterior y ondulante extremo ascendente con aleta caudal foliata, el anciano y barbado centauro marino aparece, de tres cuartos, volviendo ligeramente su cabeza, casi vista de frente, hacia la nereida, y, con el brazo adelantado hacia el centro, sostiene sobre la palma de su mano derecha un plato o fuente con algunos objetos o frutos, difíciles de identificar, mientras porta sobre su hombro un timón de espadilla que sujeta con su mano izquierda, sobre cuyo antebrazo figura una pardalis ondeando al viento.

Llama la atención el empleo de teselas de tonos idénticos en los cuerpos tanto de las nereidas como de los centauros marinos. A juzgar por la orla, un último fragmento (663) debe corresponder a uno de los dos ángulos de la mitad sur. Sorprendentemente, las dos bandas que bordean, corno en el caso anterior, el cuadrado central con la losa de mármol presentan aquí, en cambio, la misma anchura y, aparte de los peces comunes que figuraban en la mitad norte de las bandas de los lados este y oeste, aparecen además dos delfines afrontados entre ellos. Sobre el de la derecha, completamente conservado, cabalga a horcajadas, visto de tres cuartos, un eros alado y desnudo con las alas muy desplegadas que sujeta las riendas del animal con su mano izquierda y empuña la fusta en la otra.

504 Cronología: Época del reinado de Septimio Severo (193—211 d.C.) (664).

Localización actual: in sítu

Bibliografía: G. EDELSTEIN, “Notes and News. ‘En Ya’el, 1986”, IEJ 37, 1987, pp. 190—191; HA ?; L. ROUSSIN, “A Rornan villa in Jerusalem; newly discoveredmosaics at Em Yael”, Sth International Colloquium on Ancient Mosaics, Bath 1987 (en prensa

Mesopotamia (Mesopotamia, dioecesis II Oriens

230.- Mosaico policromo hallado en Nisibis (665). Lám. CDXX. Pavimento decorado con una composición geométrica a base de círculos secantes que dan como resultado rosetas de cuatro pétalos en torno a un panel rectangular figurado. Bordeado por un filete negro, una trenza de tres cabos que discurre entre dos bandas de teselas blancas y por otra orla de triángulos escalonados, dispuestos sobre la base y con el vértice hacia el interior, el panel, bastante deteriorado y muy afectado por varias lagunas, muestra representaciones de un thiasos marino que rodean, de cara al exterior, un estanque cuadrado situado en el centro. Figurando sobre un fondo marino indicado por la presencia de algunos peces comunes, delfines y barcas y siguiendo una orientación común hacia la derecha, un joven e imberbe centauro marino, núm. 338, aparece en el lado izquierdo del panel. Visto de tres cuartos, con los ojos mirando al espectador y los brazos extendidos hacia delante, el ichthyocentauro sopla una doble flauta que sujeta con sus dos manos y, ataviado con una pardalis anudada a su cuello, ondeando al viento por su espalda, lleva sobre su enroscada cola pisciforme con extremo ascendente y aleta caudal trifoliata una nereida, num.

503

.> 419, que se conserva en un gran estado de deterioro. Sentada, de tres cuartos, hacia su derecha y con las piernas cruzadas de perfil, cubierta sólo la derecha por un manto sobre el que muy probablemente se asienta, ella sujeta con su mano derecha uno de los extremos del citado manto que, tras ascender por su costado izquierdo, se arquea por efecto del viento sobre su figura, y vuelve su cabeza hacia el centauro marino, en cuya cola pisciforme se apoya también con su mano izquierda.

En el lado inferior se aprecia otro ichthyocentauro, núm. 339, del que apenas se ve claramente su parte anterior humana y equina. Visto de tres cuartos, maduro y barbado, parece sostener en su mano derecha un remo o similar y lleva la izquierda en jarras sobre la cintura, habiendo portado originalmente sobre su desaparecida cola pisciforme otra nereida, num. 420, de la que sólo se conservan sus pies cruzados de perfil hacia su derecha y la parte superior de su cabeza con los cabellos recogidos en un moño alto sobre la coronilla. Delante, ya casi en el ángulo derecho, aparece una barquita en la que navegan remando dos erotes alados y desnudos que vuelven su cabeza hacia el centauro marino que les sigue. En el lado derecho puede verse la figura fragmentaria de un joven e imberbe tritón, núm. 340, del que tampoco, a excepción de su aleta caudal bifoliata, queda su cola pisciforme, volviendo su cabeza y rodeando con su brazo derecho la espalda de una nereida, núm. 421, que se abraza a él con su mano izquierda sobre su hombro izquierdo. Con el cuerpo y la cabeza prácticamente de frente, va dotado de aletas natatorias delanteras, pero no distinguimos que porta en su mano izquierda. En el lado superior, en cambio, no se ha representado la figura de un centauro marino o de un tritón, sino una barca en la que navega un eros alado muy mal conservado.

506 Por último, la inclusión de una inscripción griega con la leyenda ZHNON/HPrA/CATO dentro de un rectángulo sobre la perdida cola pisciforme del tritón del lado derecho hace alusión a los dioses como ejecutores del mosaico.

Cronología: Siglo Iii d.c. (666). Localización actual: Museo Arqueológico de Gaziantep (Turquía-). Bibliografia: M. DONDERER, Die Mosaizisten der Antike und ihre wirtschaftliche und soziale Stellung. Eme Quellenstudie Erlangen 1989, p~. 15, 39, 46, 62—63, núm. A 14, lám. 11, 1—2.

507

, Notas bibliográficas.

(1) Según A. Insalaco, “5. Cesareo de Appia e le Terme Co!Tmodiane” BUStA 38, 1984, p. 83, excavaciones realizadas entre 1936 y 1955 han sacado a la luz restos de dos grandes ambientes intercorminicados por un amplio corredor, originariamente dividido por dos columnas. La sala pavimentada con el mosaico núm. 1 debió estar cubierta por una bóveda, ya que se ha encontrado sobre el mosaico un fragmento de la cubierta arquitectónica derrumbada. (2) Los hallazgos, a 1,50 m. de profundidad en la estancia pavimentada con el mosaico núm. 2, de un surtidor con su correspondiente desagUe de evacuación y de los restos de una fuente con el fondo de mármol recubierto de una argamasa resistente al agua, en las cercanías del lugar; junto con los vanos abiertos, de los que pueden verse todavía las trazas en las paredes perimetrales, y el descubrimiento, hecho en 1658 por el padre Fanelli en un terreno de su propiedad situado entre la iglesia y el piazzale de Numa Pompilio, de estructuras murarias, hoy no visibles, llevan a A. Insalaco, op. cit., p. 85, a la identificación de este edificio romano con una parte de un gran complejo termal. Siguiendo al autor citado ~ Pp. 87—89), el espesor de los ladrillos, 3 cm., y el de la argamasa, 1,80 cm., indica una datación en el período tardío de los Antoninos, a finales del siglo II d.C., mientras que los “Cataloghi Regionari” mencionan en la regio 1 (Porta Capena) las Termas de Coninodo, al sudeste de las de Caracalla en la zona adyacente a la iglesia de 5. Cesareo. (3) Enclavada en el principio de la via Porta 5. Sebastiano. (4) El “Chronicon” de 5. Girolamo del siglo IV fecha las Termas de Corm-iodo en el año 183 d.C., mientras que el “Chronicon Paschale” redactado en el VII habla del 187 d.C. (5) Véase notas 1 y 2. (6) Véase nota 3. (7) Sobre su procedencia narra J.P. Bellori, Appendix veterum musivorum et pictorarum, lám. 1, en P.S. Bartoli, J.P. Bellori y M.A. de la Chausse, Picturae et Sepulcri Nasonum, Roma 1750: “Detectum fuit anno 1670 ultra circum Maximum in horto quodam vulgo il Carciofolo, qui prope viam Appiam finiftrorfus remanet”, que M.E. Blake, “Roman mosaics of the second century in Italy”, MA.AR XIII, 1936, p. 148, identifica con los alrededores de porta Capena (8) Ya M.E. Blake, MAAIR XIII, 1936, p. 148, nota 3, apunta la probabilidad de que nuestros núms. cat. 3 y 4 no se conservaran. (9) En J.P. Bellori, Picturae Antiquae (Veterae) Cryptarum Romanorum, Roma 1706, lám. XIX; y B. de Montfaucon, Supplément de l’Antiquité Expliquée 1, Roma 1724, lám. XXVII. Una versión distinta, que, sin variar su iconografía, afecta únicamente a la disposición de las nereidas, presenta más tarde el propio J.P. Bellori, Appendix veterum musivorum et pictorarum, láxn. 1, en P.S.

508

. Bartoli, J.P. Bellori, M.A. de la Chausse, Picturae et Sepilcri Nasonum, Roma 1750, a quien sigue el RPGR, p. 41, X, 3.

(10) M.E. Blake, MAAR XIII, 1936, p~ 148, adscribe este mosaico a la misma procedencia que el núm. 3, véase nota 7. (11) J.P. Bellori, Picturae Antiquae (Veterae) Cryptarum Romanorum Roma 1706, Pp. 28—29, lám. XVIII. (12) R. Lanciani, “Note sopra le scoperte avvenute durante il de settembre”, NSc 1885, p. 341, da cuenta del descubrimiento, a 5 metros de profundidad, de uno de los cuatro tritones representados en el mosaico. Durante los trabajos realizados en el siguiente mes, R. Lanciani, “Note sopra le scoperte avvenute durante il mese de ottobre”, NSc 1885, p. 422, añade que toda la superficie del mosaico y otro polTEomo con la representación de dos atletas, a 7 metros de profundidad bajo el plano de la villa, fueron puestos al descubierto. (13) R. Lanciani, “Note sopra le scoperte avvenute durante il mese de settembre”, NSc 1885, p. 341, sólo describe el primer tritón encontrado. (14) A. Pasqui, “Roma. Nuove scoperte nella citt~ e nel suburbio”, NSc 1911, p~ 338 menciona el hallazgo del mosaico, a consecuencia de las obras llevadas a cabo en 1910 p~r la Sociedad edilicia Lampertico para la construcción de nuevas casas en el área de la ex— villa Campanari. (15) R. Paribeni, “Nuovi monumenti del Museo Nazionale Romano”, Bd’A VII, 1913, p. 163, niega que este mosaico hubiera estado bajo el mosaico de la Medusa, como parece desprenderse de la comunicación de A. Pasqui, op. cit., p. 338. (16) G. Mancini. “Roma. Regione VI”, NSc 1925, p. 47, relata el hallazgo casual del mosaico en la via Sicilia núm. 180, al realizar obras para la construcción de una fábrica de los socios de la Cooperativa “Torre di Belisario”, que sacaron a la luz restos de un pequeño edificio termal con praefurnium. Uno de los vanos se encontraba en gran parte bajo la via Sicilia, formando un rectángulo de 6,38 x 3,60 m. Este vano estaba dividido en dos partes por un muro divisorio, dejando dos estrechos pasadizos laterales; la parte posterior (3,86 x 3,60 m.) e~taba decorada por el pavimento de mosaico. (17) Según M.E. Blake, M~AR XIII, 1936, p. 130, fue descubierto en 1854 tras las excavaciones dirigidas al lado de Porta Pia, la antigua Porta Nomentana (18) Ibidem. Sin remitirse a fuente alguna, la autora describe someramente el pavimento perdido y menciona otro donde Neptuno empuñando su tridente perseguía a una doncella. (19) Muy probablemente durante el comienzo de las obras de construcción del “Ministero delle Finanze e del Tesoro”, hoy “Ministero del Tesoro e del Bilancio” en la Piazza delle Finanze. Sobre la identificación de los restos de porta Collina, véase R. Canevari, “Notizie sulle fondazioni pel palazzo di Ministero delle Finanze”, NSc 1874—1875, pp. 417—435; R. Lanciani, “Ara di Vermino”,

509

,. BullCom 4, 1876, pp. 165—166, lám. XIX; RE IV, 1, 1900, “Collina porta” p. 481; y Carta Archeologica di Ro~, Florencia 1977. (20) Hallado junto a otros mosaicos decorados con motivos vegetales y con una representación del rapto de Hylas durante unas excavaciones, según M. de Vos, “Mosaici parietali degli horti Sallustiani al Quirinale, Roma”, Actas del VI Coloquio Internacional del Mosaico Antiguo (Palencia—Mérida octubre 1990), en prensa. (21) Ibidem (22) Según E. Le Blant, “Note sur une mosalque découverte au Palais Farn~se”, MEPRA VI, 1886, p. 327, aparecido en 1882, junto a otro pavimento también blanco y negro, en el que se representaban cuatro jinetes desnudos, con motivo de los trabajos encargados por el duque de 5. Martino para limpiar el limo causado por las crecidas del Tíber. (23) Ibidem, p. 328, centra su escueta nota especialmente en el mencionado mosaico de los jinetes del que ofrece una reproducción. (24) R. Lanciani y G. Gatti, “Trovamenti risguardanti le topografia e la epigrafia urbana”, BullCom 1886, p. 148. (25) M.E. Blake, “Mosaics of the Late E~npire in Rome and Vicinity”, MAAR XVII, 1940, p. 90. (26) E. Broedner, Untersuchungen an den Caracallathermen, Berlín 1951, p. 22 y ss. (27) Siendo contemporáneos a la construcción de la palestra, fechada en estos años por S.B. Platner y T. Ashby, A Topographical dictionary of Ancient Rome, Londres 1929, pp. 520—524 y H. Bloch, 1 bolli laterizi e la storia edilizia romana, Roma 1938, p. 20, 299 ss. y 303. (28) Según L. Fabbrini, “Terme di Caracalla: il pavimento musivo nei due ambulacri superiori delle c.d. palestre”, CIMA III, p. 60, nota 8, éste y otros mosaicos fueron encontrados en condiciones precarias y a veces muy fragmentados. Entre 1969 y 1974 fueron consolidados, restaurados y colocados de nuevo in situ bajo la dirección de la propia autora con el patrocinio de la “Soprintendenza alíe Antichit~ di Roma”.

(29) ¿ O eran dos tritones ?. (30) Véase nota 27. (31) Véase nota 28. (32) Véase nota 27. (33) Véase nota 28. (34) Véase nota 27. (35) Véase nota 25. (36) Véase nota 26. (37) Con el mismo tipo de representación que en el resto de los mosaicos de las dos palestras de las Termas de Caracalla.

. (38) Véase nota 27. (39> Véase nota 28. (40) Esta orla se repite en todos los mosaicos conservados de las dos palestras. (41) Véase nota 27. (42) Véase nota 28. (43) Véase ni5m. 17, nota 40. (44) Véase nota 27. (45) Tras unas labores previas de Ficoroni, el edificio fue excavado durante el siglo pasado por Guidi, quien dió nombre al lugar conocido como “Vigna Guidi”. Basándose en las noticias de R. Lanciani, The Ruins and Excavations of Ancient Rome, Boston-Nueva York 1897, Pp. 101 y 533, fig. 207, M.E. Blake, MAAR XIII, 1936, ix 143, quien pasa por alto esta denominación y define la estancia pavimentada por este mosaico como el atrium de una casa, detalla su enclave en los horti Asiniani, situados según S.B. Platner y T. Ashby, A Topographical dictionary of Ancient Rome, Londres 1929, p. 265, al final del specus de Octavianus (Frontin. de aq. 21), que sólo ha sido trazado hasta la porta Latina (46) En el Monte dei Fiori. Sobre su excavación e identificación con una casa particular transformada a finales del siglo II d.C. en dependencia del Excubitorium Cohortis Vigilum VII, véase A. Pellegrini, “La settima coorte dei vigili, scavi di Roma”, Bd’I 1867, pp. 8—12 y F. Coarelli, Roma. Guide archeologiche Laterza Roma—Bari (1980) 1988, pp. 356—357.

(48) A. Pellegrini, t, pp. 8—12, establece esta cronología, basándose en el sello de los ladrillos encontrados durante las excavaciones emprendidas entre 1865-1866. (49) J.P. Bellori, Picturae Antiquae Cryptarum Romanorum, Roma 1706, p. 28, láms. XVI—XVII. (50) J.P. Bellori, op. cit., lám. XVII; RPGR, p. 43, 4, recoge también este fragmento, atribuyéndolo genéricamente al Trastevere, donde, por otro lado, estuvo ubicada la naumachia Augusti (51) Pueden deberse a incorporaciones hechas por el artista que hizo el dibujo antes de 1706, a juzgar por la fecha de su primera aparición en la obra de Bellori. (52) Hallado al realizar obras para la construcción de la nueva “Casa del Balílla” en 1933, según G. Gatti, “Notiziario. Roma. Regione XIV.— Transtiberim”, BullCom LXII, 1934, p. 177. (53) En vista de las tres marcas de ladrillos encontradas en las excavaciones, que ofrecen una cronología del 155, 163 y 194 respectivamente, G. Gatti, op. cit., p. 177, adscribe el edificio a los comienzos del siglo III d.C., mientras que L. Fabbrini, OD cit., nota 24, apunta la posibilidad de que el mosaico datara de la Ea de Majencio.

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,. (54) A pesar de que G. Gatti, op. cit., p. 177, mencionaba en la época de su descubrimiento su inminente traslado a la denominada “Casa del Balilla”, el mosaico ha desaparecido. (55) Descubierto, según Amati, Cod. Vat. 9742 f. 38’, junto a otros mosaicos en el transcurso de las excavaciones dirigidas por Capranesi en 1823. Sobre el lugar de procedencia, L. Canina, Via Appia dalla Porte Capena a Boville 1, p. 108, los sitúa entre el “pago Sulpicio ulteriore” y el “templo di Giove”, mientras que C. Fea al hablar de las inscripciones que se encontraron con los mosaicos, señala que fueron halladas en la “tenuta di 5. Francesca Romana” (= 5. Maria Nuova). (56) M.E. Blake, MAAR XVII. 1940, p. 94, opina que no hay razón para objetar la contemporaneidad de este mosaico con los policromos hallados en el mismo lugar, y, que han sido fechados por P. Visconti, AARA II, 1825, p. 670 y SS., en los comienzos del siglo III d.C. (57) Lugar conocido como “Roma Vecchia”. (58) Grifi, Atti Camerlengato, Tit. IV, Fasc. 2903, relata que a finales del año 1838 el Abad General de la Congregación de los Camaldolitas dió aviso del descubrimiento casual de un mosaico en la citada “tenuta”, procediendo a su inspección una comisión compuesta por los expertos Camuccini, Visconti y el propio Grifi, de quien poseemos una descripción del hallazgo realizada al día siguiente de la mencionada visita.

(59) T. Ashby, “La villa dei Quintilii”, Ausonia IV, 1909, p. 61, quien cita textualmente las noticias de Grifi. (60) Sabemos por F. Giannelli, Album, Giornale letterario di Belle Arti, Roma Anno XII, abril de 1845, que éste y otros mosaicos de ~~tica procedencia fueron regalados por el Príncipe di Piombino al pepa Gregorio XVI, y reutilizados por el arquitecto Giuseppe Marini en la inauguración de los nuevos locales asignados por el citado pontífice al “Studio del Mosaico”, en cuya sede M.E. Blake, MAAR XIII, 1936, p. 148, localizaba el mosaico. Por comprobaciones personales podemos asegurar que ya no se encuentra en la llamada “Scuola del Mosaico” del Vaticano, desconociéndose su paradero actual. (61) Hallado en 1817. (62) Basándose en ., Met., IV, 530—540, sin argumentos. (63) Cronología basada en las marcas de los ladrillos encontrados en la excavación del lugar. (64) Véase nota 61. (65) Véase nota 53. (66) Descubierto a 1,70 m. de profundidad en 1907, según D. Vaglieri, “Sulle scoperte nelle regioni di Roma e dintorni. Via Collatina”, NSc 1907, p. 283. (67) D. Vaglieri, or~. cit., p. 284, interpretaba esta figura como una hidra.

4 (68) P. Romanelli, “Roma. Via Cornelia”, NSc IX, 1933, p. 249, notifica el descubrimiento de 1933, y 5. Aurigerrna, Le Terme di Diocleziano e il Museo Nazionale Romano, Roma 1950 (2~ ~TT~~7 ni~m 128, especifica el dato de la “tenuta Casalotto” en la Via di Boccea, 47. (69) P. Romanelli, op. cit., p. 249, destaca que en el mosaico podía observarse la boca de un sumidero que procedía de un conducto situado entre los ladrillos. (70) Según la ficha del Museo Nazionale Romano, donde ya consta en febrero de 1957. (71) Hallado en 1777, el mosaico fue trasladado en una fecha no precisada a la villa Casali de Roma, donde es situado en la breve pero interesante descripción de F. Matz y F. von Duhn (Antike Bildwerke in Rom III, Leipzig 1882, núm. 4117, p. 248), la ~ entre todas las referencias bibliográficas que aporta algún detalle sobre las representaciones del thiasos marino relacionadas con la escena central del rapto de Europa, objeto de estudio casi exclusivo de las publicaciones restantes y prácticamente el único motivo reproducido en ellas. Pocos años después de la expresa mención que en 1882 hacían Matz y von Duhn, concretamente en 1888, el mosaico salió a subasta en la sala Scalambrini de Roma, donde fue adquirido para pasar a formar parte de la colección de la Ny Carlsberg Glyptothek de Copenhague, en cuya sede actualmente se encuentra. A pesar de que una excepcional reproducción de todo el pavimento figuraba ya incluida en un catálogo de láminas sobre las piezas contenidas en el citado museo danés (Billedtavler til Kataloget over Antike Kunstvaerker, núm. 390, lám. XXVI) publicado en Copenhague en 1907, M. Blake (MAAR XIII, 1936, Pp. 153—154) lo dió por perdido al seguir las noticias de T. Ashby (PBSR 1, 1902, p. 164) quien, desconocedor de su traslado a la villa Casali y de su posterior adquisición por la Ny Carlsberg Glyptothek, citaba como único testimonio del mosaico una lámina grabada inserta en un catálogo de A. Mau ~ Bibliothek des Deutschen Arch~ologischen Instituts in R6ft~FiiáffiIna que a pesar de nuestra búsqueda no hemos podido hallar. Incluido en posteriores catálogos de escultura o en estudios relativos al rapto de Europa en mosaicos, donde las representaciones del thiasos pasan prácticamente desapercibidas, el dato de Blake, cuyos articulos han servido de base o al menos de pinto de partida a numerosos estudios posteriores, ha contribuido desgraciadamente a que este mosaico figure ausente de los repertorios y de la bibliografía existente sobre los mosaicos de thiasos marino, lo que le confiere casi el valor de un inédito. (72) Aunque son numerosos los estudios sobre la representación del rapto de Europa, véase la reciente e interesante síntesis de G. Lopez Monteagudo, M! P. San Nicolás, “La iconografía del rapto de Europa en el Mediterráneo occidental. A propósito de una lucerna del Museo de Sassari”, Atti del VIII Convegno Internazionale sull’Africa Romana (Sassari 1990), Sassari (en prensa).

513 (73) Serie G.I, según H. Lavagne, O. Wattel—de Croizant, “De la villa de San Marco au Musée Condé (Chantilly). Histoire d’un enl~vement d’Europe”, MEFRA 96, 2, 1984, Pp. 767—768. (74) Ibidem, p. 768—769, nota 107, serie G.II. Sobre los integrantes del cortejo, en un número predominante de esta serie de representaciones musivas son erotes los que figuran junto a la Europa y el toro, siendo minoritarios los que, como en el ejemplar de Tre Teste, muestran como cortejo tritones, nereidas, etc. (75) Basados especialmente en los motivos florales que decoran una buena parte de la composición, la mayoría de los autores coinciden en esta cronología. (76) Según G. Ciampini, Vetera monumenta de quibus musiva opera illustrantur, Roma 1690, cap. II, p. 4. (77) Situado en la orilla occidental del lago Albano, a unos 110 m. de su orilla, en el territorio de la villa que Domiciano había creado sobre las colinas albanas. Sobre su identificación con un ninfeo, véase G. Lugli, “La villa di Domiziano sui colli Albani. III”, BullCom XLVII, 1919, Pp. 197—205. (78) Entre los que destacan los publicados por Piranesi en su Antichitá d’Albano. Véase la lista en Lugli, op. cit.,p. 177. (79) Reproducido por G. Lugli, “Lo scavo fatto nel 1841 nel Ninfeo detto Bergantino sulla riva del lago Albano”, BullCom XLI, 1913, Pp. 89-148, láms. IX-X, junto con todos los datos contenidos en un amplio dossier que él había descubierto en los archivos del Camerlengato, conservado en el “Archivio di Stato”. (80) G. Abeken, “Monumenti. Musaico del lago Albano”, Bd’I 1841, pr>. 47—48, 58—59, de forma escueta y bastante confusa. (81) Véase nota 79, p. 112. (82) Ese es el caso de N. Neuerburg, “L’Architettura delle fontane e dei Ninfei nell’Italia antica”, MemAccNapili V, 1965, Pp. 158—159, que cita la conservación de tan sólo un pequeño fragmento cercano a la entrada del ninfeo. Anteriormente, M.E. Blake, MAAR XVII, 1936, p. 184, desconociendo el citado artículo de G. Lugli, menciona los tres fragmentos descritos por G. Abeken, oixcit, sin especificar su estado de conservación. (83) A. Balland, “Une trasnposition de la grotte de Tib~re ~ Sperlonga; le Ninfeo Bergantino de Castelgandolfo”, MEF’RA 79, 1967, Pp. 421—504. (84) Véase notas 79 y 81. (85) Concretamente de N. Neuerburg, op. cit., pp. 158—159, véase nota 82. (86) Denominado también con el núm. 1 en el dibujo realizado por la Carrnissione dell’Antichit~ e Belli Arti. (87) G. Abeken, op. cit., p. 48, apuntando la posibilidad, sin duda errónea ante la falta de espacio, de que el cuerpo pudiera haberse destruido.

51 4 (88) La no conservación de sus colas pisciformes, el realismo de sus figuras y la atribución de la cuadriga a Diana, debido al nombre con el que vulgarmente se conocía el ninfeo, “Baños de Diana”, sugerida por la Conrnissione, indujeron a G. Lugli, “Lo scavo...”, pp. 104, 115, a identificarlos erróneamente como caballos. (89) op. cit., lám. IX. (90) 0 careciendo de carro, de pie sobre las colas pisciformes de los hipocampos. (91) Denominado con el núm. 2 en el dibujo de la Corrrnissione, reproducido por G. Lugli. (92) rbidem, núm. 3. (93) Ibidem, núm. 4. (94) A. Balland, op. cit., pp. 461—462, lám. III, habla, por el contrario, de un cesto de flores o frutos como el que portaba el tritón del fragmento núm. 3. (95) Denominado con el núm. 5 en el dibujo de la Comissione, reproducido por G. Lugli. (96) Ibidem, núm. 6. (97) op. cit., p. 462. Apreciación, a nuestro juicio, bastante dudosa. (98) Denominados con los núms. 7-11, visibles en el plano de G. Lugli, ~, p. 97, fig. 4, reproducido por A. Balland, OP cit., 1am. 1. (99) Fundamentándose en la inexistencia de mosaicos policromos con representaciones de este tema en la Italia anterior a fines del siglo II d.C., A. Balland, op. cit., pp. 464—465, plantea una fecha muy tardía en contra de la expresada por G. Lugli, ou.cit., pp. 114, 198, quien, basándose en la masiva utilización de pasta vítrea y en la cronología aportada por el ninfeo, atribuye el mosaico al siglo 1 d.C. No obstante, la existencia constatada de mosaicos policromos en el período anterior a fines del siglo II, y más concretamente desde mediados del siglo 1 d.C. •hasta el primer cuarto del II, resta credibilidad a la cronología establecida por A. Balland, aunque es difícil precisar una fecha sin conocer la iconografía de la supuesta representación del triunfo de Neptuno que en este mosaico hubiera sido de un valor incalculable. (100) Descubierto en 1955 durante las obras de excavación para la construcción de un edificio frente a la “villa comunale”, hoy “via della Libert~”, en la propiedad de Pagano—De Caprio. M~ 5. Pisapia, “11 mosaico a soggetto marino di 5. Maria Capia Vetere”, CIMA III Pp. 45—46, basándose en el tema representado en el mosaico, da por hecho que éste pavimentaba una estancia perteneciente a un edificio termal que, dada la ausencia de suspensurae, sería clasificado como o como un ambiente anexo al complejo; y lo pone en relacion con los restos de otro edifico termal hallado en 1948 en los lados este y sur de la “villa comunale” identificado por A. de

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., Franciscis, NSc 1952, p. 308 y ss., que para Pisapia sería el mismo. Sobre los edificios termales de Capia, cfr. A. de Franciscis, “Scoperte nell’Area Nord—Orientale dell’Antica Capia”, RendPontAcc XLVIII, 1973, p. 93 y ss. (101) A. Maiuri, Ercolano. 1 nuovi scavi (1927—1958) 1, Roma 1958, p. 99. (102) Sobre la identificación de este tipo de objetos con la proa de un barco, hemos de señalar aquí nuestro agradecimiento a la Dra. M. de Vos, quien, en relación a un caso similar, nos hizo esta acertada sugerencia. Extraordinariamente raro como atributo de tritones o ichthyocentauros, numerosos paralelos, ya fuera de contexto, pueden observarse en algunas de las representaciones de navíos conservadas en mosaicos romanos. (103) El Giornale di Roma, 3 de julio de 1855, lo describe al referir noticias acerca de las excavaciones ostienses. No lo hemos incluido en el repertorio de Ostia, ya que no sabemos con seguridad si el lugar denominado en aquella época Monticello se hallaba dentro del perímetro de la Ostia antica, o simplemente cerca de ella. Aún a pesar de que no se menciona la presencia de un cortejo, es muy posible que tal y como sucede en Ostia, Risaro y Ocriculum un cortejo hubiera figurado junto a la representación del triunfo de Neptuno. (104) Tanto los restos del edificio termal como sus mosaicos fueron descubiertos en el transcurso de las labores para la construcción de la “Esposizione d’Oltremare” en 1939, según las noticias transmitidas por A. Maiuri, “11 segno di Roma alía mostra delle terre d’Oltremare”, Illustrazione Italiana, núm. esp., año LXVI. junio 1940, y H. Fuhrmann, “Arch~ologische Grabungen und Funde in Italien und Libyen.— Neapel”, AA 56, 1941, ix 588, fig. 103. De su enclave junto a la vía que unía Puteoli con Neapolis, hacia la mitad del recorrido entre las dos ciudades, parece desprenderse, según E. Laforgia, “1 complessi termali”, Napoli antica, Nápoles 1985, p. 343, que estas termas de principios del siglo II d.C. perteneciesen a un lugar de statio (105) Ibidem (106) E. Laforgia, “Edificio termale romano di Fuorigrotta (Napoli)”, MemNapoli IV, 1981, p. 25, láms. VII, 2 y VIII, 1, describe este objeto como uno propio para dar de beber al monstruo marino, similar al representado en un mosaico de Via Cornelia, (núm. cat. 29), como una flauta? idéntica al de Ciciliano, (núm. cat. 68) o como una nave? como áquella ofrecida por una nereida a un tritón en Comiso (núm. cat. 87). (107) Por E. Laforgia, “Edificio...”, p. 25, sin que en este caso concreto, y aún a pesar del aspecto varonil del rostro, debido, sin duda, a una inclusión posterior, sus atributos refuerzen, a nuestro juicio, esta teoría. (108) La introducción de rasgos varoniles, características de erotes y atributos propios de tritones o del mismo Poseidón en una transformación parcial del modelo original, basado en la representación de cuatro nereidas sobre monstruos marinos, ha

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. propiciado descripciones vagas y confusas del mosaico, que mencionan en una mezcolanza poco clara la existencia de nereidas sobre monstruos marinos y tritones o la de dos figuras aladas y otras dos de Poseidón, en este caso en lugar de dos nereidas, sobre animales marinos fantásticos. (109) G. Becatti, Ostia. Mosaici, p. 30, da esta fecha en función de la cronología de la construcción trajanea (112—115 d.C.) de las Termas que coincide con los criterios estilísticos. (110) Ibidem, p. 38, se le reconoce por la forma elíptica del cuerpo y esta presente en platos pintados campanos y en mosaicos como los de Nápoles y South—Kensington. (111) Nombre de un mosaista de Treveris (112) G. Becatti, op. cit., p. 39, basa esta datación en motivos estilísticos y en la comparación con mosaicos de esa época. (113) Ibidem, p~ 42. (114) rbidem, p. 44. (115) ¿ Hay elementos que avalen tal identificación, o simplemente se trata de una nereida que ha alcanzado un gran protagonismo al figurar en el centro de una composición en torno a ella ?. Véase lo expuesto sobre la identificación de algunas nereidas.

(116) G. Becatti, ~ p• 46, considera los tres mosaicos contemporáneos a las termas, que fueron construidas hacia el 130—133 y dedicadas en el 139 d.C. (117) op. cit., p. 49, basándose en O. Keller, Die antike Tierwelt Leipzig 1913, II, p. 264 y ss.

(118) or>. cit., p. 49, núm. 70, lám. CXXX, supra. (119) Vease nota 102.

(120) orxcit., ix 50. (121) Véase nota 116. (122) Ibidem (123) G. Becatti, op. cit., p. 81. (124) Thidem (125) Ibidem, p. 83. (126) Tbidem, p. 87, la casa de Apuleyo tendría una primera fase de construcciones y mosaicos fechados en los comienzos del siglo II, y otra posterior de mosaicos, a la que pertenece éste, datada a mediados del siglo II d.C. (127) Erotes sobre monstruos marinos, compartiendo protagonismo con nereidas que figuran también sobre la cola pisciforme de otros híbridos, aparecen, sin ir más lejos, en otros mosaicos ostienses de las termas de los Siete Sabios, núm. cat. 55, y de las termas del Faro, núm. cat. 57.

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., (128) Según G. Becatti, op. cit., p. 93, época de reconstrucción del edificio original de principios del íi d.c. (129) “Pavimenti a mosaico nei bagni d’Ostia”, Le scienze e le arti sotto il pontificato di Pio IX, Roma 1860, fig. 2. (130) l4osaicos coetáneos a la construcción de las Termas, datadas por los “bolli laterizi” estudiados por Vaglieri y H. Bloch. (131) Tbidem (132) Ph. Bruneau, Cl. Vatin, “Une nouvelle mosaTque ~ Delos”, BCH 88, 1964, p. 266, nota 3, identifican al de la izquierda con una tritonesa como en Halicarnasus, núm. cat. 218. (133) R. Meiggs, Roman Ostia, p. 438, mantiene la hipótesis de que la domus perteneció a C. Caeionius Rufus Volusianus Lampadius quien, habiendo sido praefectus Urbi en el 365—366, debió celebrar la gesta anual de los Dioscuri en Ostia. G. Becatti, op. cit., p. 115, añade que dado que esta familia poseía bienes en Africa la inscripción del mosaico se adaptaría bien a esa fecha de la segunda mitad del IV d.C. (134) G. Becatti, op. cit., p. 138, siguiendo criterios estilísticos. (135) Tbidem, p~ 141. (136) Véase nota 127. (137) G. Becatti, op. cit., p. 176, fecha de la que datan también los otros mosaicos con monstruos marinos, etc., de estas termas. (138) Ibidem, p. 191. (139) Ibidem

(140) Tbidem, p• 220. (141) Iibidem (142) Ibidem, p. 221. (143) La necropoli del Porto di Roma nell’Isola Sacra, Roma 1940, Pp. 178—179. (144) A alrededor de 14 kms. de Roma, en la via Ostiense, entre las localidades de Mezzocamino y Malafede. Este lugar, perteneciente a la antigua pineda real de Castelporziano, fue excavado bajo el patrocinio de la reina Elena, consorte de Victor Manuel III, antes de 1923, si bien la existencia del mosaico no fue conocidá con certeza por las autoridades arqueológicas hasta 1947. (145) Véase lo expuesto en relación a la cronología. Frente a Ma R. di Mino, “Contributi. Un mosaico a soggetto marino dalla villa rustica di Risaro”, Bd’A 60, 1975, p. 104, que lo sitúa en el primer cuarto del siglo. (146) Las “Giustificazioni del Museo Piano” 1781, dan cuenta del descubrimiento en 1780 de un mosaico blanco y negro con la representación de la leyenda de Europa en la finca “Pietro Pertusa”,

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., propiedad del Vaticano, situada en la via Flaminia en territorio de Scrofano. (147) Véase núms. cat. 73—74. (148) Desde 1780, año en que pasaron a formar parte de los fondos Vaticanos, una controvertida polémica ha atribuido la serie de fragmentos de mosaico blanco y negro, que bordea el famoso mosaico policromo de la “Sala Rotonda” del Museo Pio—Clementino en el Vaticano, a esta procedencia o a Otricoli. Sobre su procedencia, véase más adelante todo lo expuesto en el núm. cat. 73. (149) Que responde, sin duda, al fragmento erróneamente descrito en las citadas “Giustificazioni...” 1781, como la leyenda del rapto de Europa. El hecho de que la figura femenina cabalgue sobre un toro marino y no sobre un toro cormin descarta la posibilidad de que se trate de una representación del rapto de Europa. (150) Por su explícita mención como procedente de Scrofano. Sobre los restantes fragmentos blanquinegros atribuidos por algunos autores a Scrofano, véase lo expuesto en lo concerniente al num. cat. 73. (151) Hallado en una fecha que varia, según los autores, entre 1906 y 1908 en la “tenuta” de Castelporziano, propiedad del rey, el mosaico fue en seguida donado por Victor Manuel II al Estado. Extraído de su contexto arqueológico, sólo una de las muchas fotografías tomadas durante su descubrimiento ha permitido a G. Simonazzi, “Vicus Augustanus Laurentium”, MonAntLinc 15, 1973, p• 297, reconocer el lugar preciso que, denominado zona “B”, este mosaico pavimentaba. (152) Así figura, incluso con el mismo núm. Inv. que el anterior, en la ficha del Museo Nazionale Romano. (153) Según D. Faccenna, “Ciciliano.— Resti di una villa romana in localit~ ‘Ospedale di 5. Giovanni’”, NSc II, 73, 1948, p. 296, la identificación de la estancia pavimentada por el mosaico con un frigidarium viene apoyada por varios elementos, entre los que destaca la aparición de una fuente o piscina en la zona absidada de la sala. (154) Teniendo noticia de la existencia del mosaico descubierto hace muchos años, G. Moretti y R. Paribeni lo sacaron a la luz en los primeros días de agosto de 1922 en un lugar situado, a poca distancia de la localidad de Sassoferrato, en el recinto de la antigua Sentinum (155) Según P. Romanelli, “Regione VI..— Guardea. Mosaici romani”, NSc 1926, Pp. 274—275, restos de suspensurae en los ambientes pavimentados por éste y otro mosaico con la figura de un eros cabalgando sobre un hipocampo indican que estamos ante las termas de una villa, cuyos primeros indicios fueron apreciados ya en 1913, si bien la excavación no pudo llevarse a cabo hasta 1925. (156) Según E. Stefani, “Resti di un’antica costruzione con pavimento a mosaico lungo la via di 5. Biagio”, NSc 1942, pp. 372— 373, quien se basó en una descripción del inspector A. della Seta, conservada en los documentos del Archivo del Museo de Villa Giulia,

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. estos fragmentos de mosaico fueron descubiertos en 1912 al realizar obras para la plantación de un árbol en el terreno llamado “Guastuglia”, propiedad del Sr. della Torre Enrico fu Paolo, habiendo sido después recubiertos de nuevo. (157) A pesar de que, según E. Stefani, op. cit., p. 373, en 1942 se proyectaba su traslado al “palazzo dei Consoli”, sede del Museo Civico de Gubbio, donde con seguridad no se conserva, en la Soprintendenza Archeologica per l’Umbria se supone que el mosaico debió ser de nuevo cubierto in situ (158) una parte del mosaico apareció ya a principios del siglo XVII, mientras hubo que esperar a los finales del XIX para que fuera redescubierto. (159) Conservado en la biblioteca real de Windsor. (160) Ibidem (161) Della patria cit., Pp. 168—169; Notizie cit., PP. 13, 28—29. (162) T. Buccolini, “Regione VI (Umbria). IV. Bevagna”, NSc 1891, p. 283, da cuenta de su redescubrimiento. (163) Identificadas con las termas de L. lulius lulianus por C. Pietrangeli, Ocriculum (Otricoli), Roma 1943, lám. III, figs. a y b. Sobre los edificios termales de la antigua Ocriculum, véase también C. Pietrangeli, Otricoli: un lembo dell’Umbria alíe porte di Roma Narni 1978, Pp. 64—65. (164) G.A. Guattani, Monumenti antichi inediti, Roma 1784, p. 1 y SS. (165) De la época más cercana al descubrimiento de los mosaicos, G.B. Visconti, Relazione manoscritta degli scavi in Otricoli in data 7 marzo de 1780, Cod.Vat.Lat. 10307; Idem, Museo Pio—Clementino 1, Roma 1782, prefazione p. VII; G.A. Guattani, op. cit., p. LIX; P. Massi, Indicazione antiquaria del Museo Pio-Clementino, Roma 1792, p. 117 y ss.; A. Uggeri, Journées pittoresques des édifices de Rome ancienne III, Roma 1802, p. 21; E.Q. Visconti, Museo Pio Clementina VII, Roma 1808, p. 78, los atribuyen, sin reparar en demasiados detalles, a Otricoli. Mientras que, posteriormente, C. Fea, Nuova descrizione de monuxnenti antichi, Roma 1819, p. 114; Pistolesi, Vaticano Illustrato V, p. 206; A. Nibby, Roma nell’anno 1838, II, Roma 1939 , p. 534; Gerhard y Bunsen, Beschreibung...II, 2, p. 224, etc., coinciden en señalar Scrofano, como lugar de procedencia de estos fragmentos de mosaico blanco y negro. (166) Ocriculum (Otricoli), Roma 1943, Pp. 10—13 y 84—87; Idem, “Lo scavo pontificio di Otricoli”, RendPontAcc 19, 1943, Pp. 57—63 (167) Abarca los años comprendidos entre 1775 y 1780, conteniendo interesantes noticias, sobre todo relativas a la parte arqueológica, de las excavaciones patrocinadas por el pontífice. (168) Como se verá más adelante, hay que excluir el fragmento de una nereida cabalgando sobre un toro marino, núm. cat. 64. (169) Otricoli: un lembo dell’Umbria alíe porte di Roma, Narni 1978, Pp. 64—67.

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., (170) Ibidem, fig. 65. (171) Véase nota 164. (172) Véase nota 167, coincidiendo con la Relazione manoscritta in data 7 de marzo de 1780 de G.B. Visconti y sus seguidores. (173) Véase núm. cat. 74 y nota 172. (174) Véase nota 172. Sobre su ubicación exacta, G.B. Visconti, Relazione...1780, no dice nada, sólo que “le figure del tritone e della nave di mosaico bianco e nero di minor conseguenza siccome non son terminate di copiare s’invieranno un’altra volta”, mientras que, al referirse al mosaico policromo de Otricoli, en el prefacio de su Museo Pio—Clementino 1, Roma 1782, comenta que estaba “circondato da una fascia circolare d’altri mosaici bianchi e neri, fra’ quali si distingue l’avventura di Ulisse colle Sirene”. Casi en los mismos términos se pronuncia P. Massi, op. cit. p. 117 y ss., cuando escribe: “11 lembo di questo grottesco, ciob dell’ultima fascia insino al muro, ~ pur di antico mosaico bianco e nero componente otto differenti quadri dissotterrati parimenti a Otricoli”. No obstante, de sus palabras puede desprenderse que realmente el mosaico policromo estuviera in situ bordeado por uno blanco y negro de época anterior, o bien que su descripción, dada la fecha de su obra en 1792, hubiera sido hecha cuando los mosaicos decoraban o pavimentaban ya la “Sala Rotonda” del Museo Pio Clementino; en cualquier caso, sí expresa claramente que procedían de Otricoli. A unas antiguas estancias de las citadas termas los atribuye A. Uggeri, ~ p. 21, mientras E.Q. Visconti, or,. cit., p. 78, afirma que el mosaico blanco y negro fue encontrado en otra zona de las mismas termas, donde se halló el policromo.

(175) A. Guattani, op. cit., p. LIX, escribe que todavía está en restauración. Precisamente, sobre el restaurador Falcioni, A. Uggeri, op. cit., Pp. 75—77, dice que, después de haberlo estudiado, procedió a su restauración con piedras y materiales traídos de Otricoli, de modo que apenas se notaba la diferencia entre las partes antiguas y las modernas. (176) op. cit., PP. 86—87, nota 21. (177) Núm. cat. 64. (178) C. Pietrangeli, c~riculum (Otricoli), Roma 1943, p. 86. (179) Véase nota 176. (180) Véase nota 165. (181> Otricoli: un lembo dell’Umbria alíe porte di Roma, Narni 1978, p. 64. (182) Véase nota 170. (183) Si bien es cierto que nos llama la atención el silencio que se cierne sobre representaciones como las del triunfo de Neptuno o la nereida sobre el tritón, la cita genérica de otras figuras de monstruos marinos así como las diversas alusiones al hallazgo de un

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, mosaico bícromo en una estancia contigua a la octogonal, véase notas 172 y 174, parecen determinantes a la hora de incluirlas como procedentes de Otricoli. Su ausencia en el dibujo de Pannini podría explicarse por el hecho de que éste reflejaría una fase de la copia de los mosaicos, en la que todavía no habrían sido reproducidas todas las figuras descubiertas o conservadas. A esta paulatina labor de copia hacía ya mención el propio G.B. Visconti (véase nota 174) al advertir que no habiéndose terminado de copiar las figuras del tritón y de la nave, sus dibujos serían enviados en la siguiente entrega. En este sentido, tampoco las escenas de cuatro de los ocho trapecios (sectores 2—3-4—5) del mosaico policromo octogonal aparecen reproducidas en la acuarela de Pannini, o ¿ acaso esas escenas se habían perdido y tuvieron que ser rehechas durante la profunda restauración del mosaico en base a las sí conservadas ?. Desde luego los sectores 2—5 reproducen las mismas escenas que las con seguridad conservadas del 1, 6—8. Pero entonces si el dibujo reflejara únicamente los restos conservados de ambos mosaicos ¿ de donde proceden los otros fragmentos ?. De Scrofano no se menciona más que la leyenda de Europa. (184) Sobre las representaciones de la leyenda de Ulises en mosaicos, Cl. Poinssot, “Quelques remarques sur les mosa5ques de la maison de Dionysos et d’Ulisse a Thugga (Thnisie)”, CMGR 1, Pp. 219— 233, y M. Torres, “La escena de Ulises y las sirenas del mosaico de Santa Vitória (Portugal)”, BSEAA 44, 1978, 89—104. (185) Algunos de estos fragmentos, concretamente los indicados con las letras d), e) e i), han estado durante muchos años cubiertos por la pasarela o tarima de acceso a la “Sala Rotonda”. Afortunadamente, en el transcurso de 1990 el desmantelamiento de la citada tarima los deja de nuevo al descubierto, haciendo posible la visión completa de todos los fragmentos. (186) Sobre su descubrimiento, véase lo expuesto en la introducción al núm. anterior; sobre la identificación del edificio con las termas de L. lulius lulianus, véase nota 163. (187) C. Pietrangeli, Otricoli: un lembo dell’Umbria alíe porte di Roma, Narni 1978, fig. 65.

(188) Relazione manoscritta. . .1780 (189) op. cit., p. LIX. (190) op. cit., p. 77. (191) op. cit., p. 82. (192) Véase nota 175. (193) B. Nogara, 1 mosaici antichi conservati nei Palazzi Apostolici del Vaticano e nel Laterano, Milán 1910, Pp. 22—23, los denomina centauros marinos. (194) Véase nota 175; la restauración, desde luego, debió ser de tal envergadura que hoy día es imposible reconocer a que zonas o figuras del mosaico afectó. A juzgar por la comparación entre el dibujo a la acuarela de Pannini y el estado que muestra el mosaico tras la

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. restauración, los escenas de los sectores 2—5 habrían sido rehechas en base al modelo de los sectores 1, 6—8. Véase nota 183. (195) Como sucedía con algunos fragmentos del mosaico blanco y negro

que sirven de oria a este mosaico, — véase nota 185 — algunas partes del mosaico policromo, concretamente la mitad izquierda del sector 1, casi todo el sector 7 y el sector 8, tampoco eran visibles hasta. hace unos meses. (196) Parte del mosaico fue hallada en la Via Aurelia a unos 32 T~ns. de Roma al emprenderse obras de construcción de una carretera en 1923 y en 1930, pero dificultades burocráticas impidieron su total descubrimiento y fue de nuevo enterrado en las dos ocasiones, hasta que en 1941 fue posible una recuperación parcial del pavimento. (197) Hallado junto a otros mosaicos en el transcurso de las excavaciones realizadas durante 1824 y 1825 en el decumano de la ciudad, cerca de la Puerta Este, el mosaico pasó a engrosar el número de piezas de una colección privada, denominada “Museo Lunense C. Fabbricotti”, de Carrara y, más tarde, los fondos del Museo Civico de La Spezia, donde en 1943, a causa de un bombardeo sufrido durante la segunda guerra mundial, el mosaico fue casi totalmente destruido, quedando reducido a minúsculos fragmentos. Afortunadamente, la existencia de fotografías anteriores a este suceso propiciaron el reconocimiento de muchos fragmentos dados por perdidos y la recomposición y restauración del mosaico en el “Istituto Centrale per il Restauro” de Roma, labores, de las que da cuenta L. Borelli, “11 restauro di un mosaico lunense”, Boíl. Ist Centr, Restauro, 25, 1956, Pp. 149—153, figs. 133—137. Por último, sólo añadir que, habiendo sido mencionado con escasa difusión en algunas notas del siglo XIX, el mosaico carece de un estudio específico que, entre otras cuestiones, aborde su iconografía o el lugar preciso que pavimentaba. En este sentido, la figura del tritón aparece descrita como un monstruo marino por L. Borelli, op. cit. p. 150. (198) Hallado a principios de los años setenta, aún permanece inédito y tan sólo P. Voute, “Une fontaine ~ mosaiques découvertes ~ Nole”, MEFRA 84, 1972, p. 643, nota 1, menciona que una fuente rectangular alargada estaba delimitada por un mosaico en forma de sigma, cuyos brazos se apoyaban en el muro donde el agua cae en la fuente y sobre el mosaico, el cual estaba decorado con una nereida o Europa sobre un toro marino, un eros cabalgando otro monstruo marino y diversos peces. En relación con la atribución del fragmento de mosaico blanco y negro, núm. cat. 64, a Scrofano, al tener noticias de que allí se daba cuenta del hallazgo de un mosaico con la representación del rapto de Europa, que, en realidad, era una nereida sobre toro marino, puede compararse la descripción que P. Voute hace del mosaico hallado en Monterosi. (199) En el transcurso de las excavaciones efectuadas en 1912, tras el hallazgo casual de restos antiguos al realizar obras en la propiedad de los Hnos. Speranza. Según el plano de Azeglio Berretti, en R. Paribeni, “Capranica di Sutri.— Scavi in contrada Pecugliaro”,

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., NSc 1913, p. 380, fig. 1, el mosaico cubría la estancia c de los baños, situados en la parte meridional de la villa. (200) op. cit., p. 380, al que sigue textualmente en su omisión M.E. Blake, MAAR XIII, 1936, p. 150. (201) o~. cit., p. 380. Probablemente inducido por la presencia de la que el supone representación de flte. (202) Pavimentaba una gran aula de alrededor de 13 x 11 m., según G. Riccioni, “Mosaici pavimentali di Rimini del 1 e II secolo d.C. con motivi figurati (scavi 1956—1965)”, CIMA III, p. 26. (203) Hallado en 1831, según Gozzadini, “Studi archeologico— topografici sulla citt~”, AttiMemRomagna (204) Hallado en la via Dogane a principios de los años setenta, según G.V. Gentili, “Mosaici augustei e tardorromani a Faenza”, Un museo archeologico per Faenza, Bolonia 1980, p. 472. (205) Donde se representa la escena principal que G.V. Gentili, ~ cit., p. 473, identifica con una apotheosis imperial y Ma G. Maioli, “11 complesso di via Dogane ed altri edifici tardoromani in Faenza”, Acts of the Sth International Colloquium on Ancient Mosaics. Bath 1987 (en prensa), con una depicción de las armas ante Aquiles. (206) Identificada por G. Brusin, “Aquileia”, NSc XX, 1923, p. 229, quien excavó dos tercios de esta amplia salade 1922 a 1923. Más tarde, en los años 1981 y 1982, las labores de excavación han proseguido en la parte restante, sacando a la luz nuevos hallazgos, véase bibliografía del mosaico. (207) Descubierto en la Casa Galli—Righi, cerca de la Via Diaz., G. Brusin, en Arte Veneta IV, 1949, Pp. 100 y 445, pensaba que seguramente debía tratarse del pavimento de un triclinium

(208) Siguiendo a M.E. Blake, MAAR XIII, 1936, p. 182, lám. 46, fig. 2, quien conoció el mosaico a través de una fotografía de Moscioni. (209) 5. Korsunska, “R~5mische Mosaiken in Zarskoje Sselo”, JDAI 43, 1928, p. 360, notas 3—4. (210) Fecha que se deduce tanto del estilo de las figuras y del fondo neutro sobre el que aparecen, así como de sus numerosas concomitancias con ejemplares ostienses datados en torno al 139 d.C. (G. Becatti, Ostia. Mosaici, núms. 69—71). (211) Aunque en A. Balil, “El mosaico romano de la iglesia de San Miguel de Barcelona”, CuadArqBar 1, 1960, p. 53, nota 157, figure citado como conservado en el Ermitage, el mosaico nunca entró en este museo, ni perteneció a su colección. Hasta 1941 permaneció en el Museo de la ciudad de Puschkin, el mismo lugar al que, entonces bajo la denominación de Zarskoje Sselo, había sido trasladado a fines del siglo XVIII. Posteriormente, durante la segunda guerra mundial, el mosaico fue robado, desconociéndose desde entonces su paradero. (212) Según P. E. Arias, “Sicilia. Comiso.— Esplorazione di edifizio romano e di vane zone della citt~ antica”, NSc 1937, pr~. 456—460, el hallazgo de un fragmento, a causa de las obras hidraúlicas

52 LI

. realizadas entre 1933—1934, en la zona próxima a la denominada “fuente de Diana”, propició el descubrimiento en 1935 de otros fragmentos de este pavimento durante las excavaciones llevadas a cabo en la Via Virgilio por la “Soprintendenza Archeologica di Siracusa”. (213) Sobre la identificación de la sala que pavimentaba con una estancia termal atribuida por G. Becatti (“Alcune caratteristiche del mosaico bianco e nero in Italia”, ~ 1, p. 26) hay que añadir las numerosas referencias antiguas que hacen mención del hallazgo de restos de piscinas o fuentes así como de basas de columnas en arcilla destinadas a un caldarium de unos baños o termas en las cercanías de la “fuente de Diana”. En este sentido, véase las noticias ofrecidas en Villabianca, Sicilia Nobile II, Palermo 1754, p. 87; V. Amico, “CI-iomisum”, Lexikon topographicum siculum, Palermo 1757; T. Blundo, Vita del padre Pietro Palazzo, Palermo 1770, p. 43 y ss, y 53; F.S. Cavallari, La Sicilia Archeologica 1874?; B. PACE, Contributi Camarinesi, Palermo 1921, p. 20 y SS; Idem, Camarina Catania 1927, Pp. 11 y 119 y Ss.; P.E. Arias, op. cit., p. 457. (214) “Comiso.— Edificio termale romano presso el Fonte Diana”, NSc 1946, p. 169. (215) A pesar de que B. Pace, op. cit., lo fechaba en época de Domiciano y P.E. Arias, NSc 1937, en la segunda mitad del siglo II d.c., la ejecución tardía que revela el pavimento parece más próxima a la cronología dada por G. Becatti, CMGR 1, p. 26. (216) Antes de 1930, año de la primera referencia bibliográfica sin datos suficientes. (217) Según A. Carandini, A. Ricci y M. de Vos, Filosofiana. La villa di Piazza Armerina, Palermo 1982, p. 258. (218) Ibidem, p. 342. (219) Según D. von Boeselager, Antike Mosaiken in Sizilien, Roma 1983, Pp. 97—99, nada se sabe de las circunstancias del hallazgo, realizado alrededor de 1953, ni de la estancia que pavimentaba, pero apunta como posible procedencia la antigua “Via Provinciale” 17, hoy “Via L. Pirandello”. (220) Ibidem, p. 100, en el mismo sentido que el anterior. (221) Ibidem, p. 120. (222) A. Taramelli, “Sardinia. Cagliari.— resti di edificio termale scoperti in regione Bonaria, in fondo del sig. G.B. Ravenna”, NSc 1909, Pp. 135-136, notifica que, teniéndose referencias antiguas, el descubrimiento y la excavación del lugar se llevó a cabo en 1907, y fue identificado con un edificio perteneciente a unas termas privadas, que 5. Angiolillo, MosAntít. Sardinia, Roma 1981, p. 79, califica de públicas. (223) A. Taramelli, ~9., mientras que 5. Angiolillo, op. cit., con una clasificacion muy confusa, 0pta por denominar algunos

5 4’)

, fragmentos con letras y sigue, sin motivos aparentes, la numeración de Taramelli en el resto. (224) 5. Angiolillo, or.cit., p. 44. (225) según InvMosAf II, p. 189, fue descubierto durante las excavaciones dirigidas en 1895 por los lugartenientes Ordioni y ~ioniam en la citada villa romana, al este de Althiturus F~steriores trabajos de esta índole continuaron en 1896 y 1912. (226) Tanto A. Merlin, Forum et maisone d’Althilurus, Notes et tk~cuments VI, París 1913, p. 41, nota 2, cax~ M. Ennaifer, La cité d’Althil,irus et l’edifice des Asclepieia, ~inez 1976, p. 66, la identifican como una nereida, a pesar de describir que ella aparecía sostenida por dos tritones. (227) P. Gauckler, Catalogue des Musées et Oollections Archéologiques de 1’Algérie et de la Tunisie. 1 Supplément au Musée Alaoui, Paris 1910, p. 17, sitúa el hallazgo en las termas piblicas de Siagu durante el ai~io 1899. (228) Salió a la luz en el transcurso de las excavaciones realizadas en 1910-1911 por L. Carton. (229) Durante largo tiempo identificada con Amphitrite (230) Según P. Gauckler, Catalogue des Musées et Collections ~ de 1’Algérie et de la Tanisie. 1 ~PPlé~ent au Musée Alaoui, Paris 1910, p. 5, el mosaico, que cubría un escondite de estatuas, fue encontrado en una villa romana excavada en unos terrenos propiedad de Ben-Altar por el propio Gauckler del “Service des Antiquités” durante 1899. (231) Así figura en la ficha de inventario del Museo Nacional Danés de Copenhague. Deseo hacer constar, aquí, todo nuestro agradecimiento a los Conservadores del Departamento del Próximo Oriente y AntigUedades Clésicas del citado Museo, la Dra. Mette Korsholm y el Dr. John L~ind, que tanto han contrit~iído con su desinteresada ayuda a nuestro estudio, faciliténdonos todos los datos disponibles y respondiéndonos con extrema rapidez a cuantas dudas les hemos planteado. (232) Dicha donación engrosó el número de piezas de su “Private Archaeological Cabinet”, colección que, unida a los objetos procedentes del antiguo “Art Cabinet” de los monarcas daneses, fundado en 1653, fue reorganizada bajo el nombre de “Antique cabinet” en 1853, pasando, tras carr~biar su denominación en 1866 por la de “Royal Collection of Aritiquities”, a formar parte definitivamente en 1892 del entonces recién creado Museo Nacional, según se desprende de la Guides to the National Museum, Department of Oriental and Classical Antiquities, Greece, Italy and Roman Enpire, Copenhague 1968, p. 5. (233) “Mosaik”, TK 3, 1887, p. 164, fig. 158, en un trabajo dedicado de modo genérico a mosaicos, tras una escueta cita de F. Wieseler, “Kort Veiledning i Antikkabinettet i Kj¿5benhavn”, GGA 1863, p. 1933, quien, entre las piezas del “Antique Cabinet”, lo mencionaba simplemente como uno de los dos mosaicos figurados procedentes de la Carthago romana. Una idéntica descripzión a la dada por Friis, de la

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. que también se había hecho eco K. Parlasca, “Mosaikf~lschungen”, HM 65, 1958, pp. 182-183, aparece en la citada Guides to the National Museum..., p. 111, núm. 31. (234) C.T. Falbe & Sir Grenville Temple, Excursions dans 1’Afrique septentrionale par les délégués de la Société établie a Paris pour l’exploration de Carthage, Paris 1838, p. 108, láin. IV, fig. 1. (235) C.T. Falbe, Recherches sur l’emplacement de Carthage, París 1833. (236) Basada lógicamente en documentación anterior, la ficha como tal debe ser contemporénea o posterior al af~o de creación del Museo. (237) Tras la toma de Constantina por los franceses, según relatan C.T. Falbe & Sir Grenville Temple, op. cit., pp. 45—69. (238) Cfr. nota 234. A la elección de este pinto debió contribuir, sin duda, el previo conocimiento del terreno por parte de Falbe. Dedicado durante su etapa anterior como cónsul danés en ‘fl¶nez a una gran labor arqueológica, que debió jugar un papel decisivo en su nombramiento de co—director de las excavaciones emprendidas por la Sociedad, Falbe (op. cit., Pp. 11, 43 y 46), ya había piblicado el descubrimiento en 1824 de un pavimento de mosaico en este mismo lugar y los avatares que causaron su destrucción. (239) tAmina íntegramente reproducida en una litografía a color de Thierry et fr~res Paris con el título “r4QsaYque et peintures ~ fresque découvertes a Garthage en MDCCCOcXVIII” en la parte correspondiente a “mosa!ques de divers pays” de un cabasse de litografías y dibujos encuadernados, llamado r4DsaTques et pavements que, bajo la signatura Gb 62a, figura en el “Cabinet des Estampes” de la Biblioteca Nacional de París. Litografía, en la cual ai~ios inés tarde se basa el RPGR 43,7, al reproducir el fragmento de la nereida sobre hipocampo. (240) Bd’I junio 1938, p. 76. (241) Carthage roinaine, París 1901, Pp. 12 y 661. (242) InvMosAf II, p. 236, núm. 703. Sin duda, como se veré inés adelante, su desconocimiento sobre el traslado de este fragmento a Copenhague indujo a Gauckler a darlo por desaparecido. (243) “The archaeological activities of Christian Tuxen Falbe in Carthage in 1838”, Antes du congr~s international Carthage VIII (~iebec 1984), CEA XVIII, 1986, p. 10. (244) Ibidem, p. 15. (245) Onitidos en la descripción que del mosaico hace Friis (op cit.) debido al caracter general de su estudio. (246) op. cit., p. 15. (247) El significado de esta frase podría hacernos pensar que la citada deidad marina, identificada con Océano, estuviera representada de cuerpo entero, pero la inexistencia de tales representaciones de Océano en la musivaria romana del Norte de Africa nos lleva a desechar la idea. Típicas de los mosaicos de Antioquía, aparecen en otro contexto, sin cortejo y generalmente en

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. compai~íía de Thetys; mientras que si se hubiera tratado de una divinidad fluvial, su confusión en París con Océano parece descartable. (248) H. Lavagne, “Une mosa5que de c~rthage ~ la Biblioth~que de Versailles et les débuts de l’exploration archéologique de la Tunisie”, BSNAF 1983, pp. 58—59. (249) op. cit., p. 17. (250) R.P. Hinks, ~talogue of the Greek, Etruscan and Roman Paintings and Mosaics in the British Museum, Londres 1933, núm. 15, láin. XXVIII; F. Baratte, Catalogue des mosa~ques rcxnaines et paléochrétiennes du musée du Louvre, París 1978, núm. 35, fig. 62, que responden a los núms. mv. 704 y 896 del InvMosAf II (251) El primero por el vicepresidente de la asociación, Hudson Gurney, y el segundo, véase nota anterior, por los herederos del vicealmirante Massieu de Clerval, quien, según refiere H. Lavagne (oD. cit., p. 59), en 1838 ejercía el cargo de capitén general de la plaza marítima de Toulon. Teniendo en cuenta que a este puerto fueron enviadas las citadas quince cajas repletas de hallazgos procedentes de Carthago, es lógico suponer que el importante papel desempei~ado por Massieu de Clerval en el buen desembarco de tan preciado embalaje y en su posterior traslado por vía marítima al Havre fuera recompensado por la Sociedad con la donación de este fragmento, tras haberse procedido en París de acuerdo con todos los miembros a la distribución de los objetos en diversos lotes. (252) Tal y como figura explícitamente en C.T. Falbe & Sir Grenville Temple, op, cit., pp. XV—XVII. (253) Según las noticias del Inventario de 1842 en J. Lond, op cit., p. 15, nota 10. Sobre la posibilidad de que un italiano, de los muchos que como especialistas en mosaicos se encontraban por toda Europa en el siglo XIX, hubiera sido el artífice de la restauración, ya se pronunciaba K. Parlasca, OD. cit., p. 184. (254) ot~. cit., p. 58, sin incluir en esta relación el fragmento de la nereida conservada en Copenhague. Véase nota 248. (255) Ibidem (256) Como sucede con el fragmento de la nereida. (257) Sus medidas, aunque la figura sea fragmentaria, no responden a unas dimensiones colosales, como para identificarla con la representación central descrita en el Inventario de 1842. Véase, adernés, lo expuesto en nota 247.

(258) InvMosAf II, núm. 896, p. 292. Cfr. nota 250. (259) A este respecto, hemos de se?ialar que en una carta del 26—4— 1990 el Conservador del Departamento de AntigUedades griegas, etruscas y romanas del Museo del Louvre, Dr. F. Baratte, llamaba nuestra atención sobre el hecho de que otros fragmentos de este pavimento (en relación al fragmento con un pez del Louvre) se conservan en una colección francesa, permaneciendo, aún en curso de publicación, todavía inéditos.

528

. (260) Núm. cat. 52. (261) Núm. cat. 167. Aquí, flanqueada tan sólo por dos nereidas sobre hipocampos. (262) Núm. cat. 170. (263) Véase por ejemplo núm. cat. 152, con independencia de las diversas representaciones de erotes que figuran en faenas relacionadas con el arte de la pesca. (264) op. cit., fig. 2. En busca de este lugar, excavaciones danesas fueron efectuadas entre 1975 y 1977. Sobre este particular, véase 5. Dietz, 5. Trolle, “Premier rapport préliminaire sur les Fouilles Danoises ~ Carthage. Les campagnes de 1975 et 1977’, Working Papers 10, 1979, Pp. 10, 48—50. (265) Coincidiendo con J. Lund, op. cit., p. 17. (266) Véase notas 260—263. (267) Tanto el modo de representarse el agua en los fragmentos de peces mencionados, como los paralelos, escasos pero significativos, de la nereida parecen indicar esta cronología aproximada. (268) Descubierto durante las excavaciones dirigidas por Davis en 1857, la procedencia de Utica que consta en el British Museum responde a un error. (269) Confundido con un ~ (R. Hinks, op. cit., núm. 17b), su forma, claramente diferente a la del ~ portado por el tritón anterior, responde, sin duda, a la representación de la proa de un navío. (270) Ibidem (271) InvMosAf II, núm. 795; R.P. Hinks, op. cit., Londres 1933, p. 78, núm. 18 b, fig. 86. (272) Descubierto poco antes de 1898. (273) P.A. Février, “Images, Imaginaire et Symbolisme. ~ propos de deux maisons du Magreb antique”, P4osaique. Recueil d’Hanmages ~ Henri Stern, París 1983, p. 161. (274) Así la denominaron los primeros estudiosos del mosaico, dentro de una corriente, en la que generalmente Venus, flanqueada por tritones o ichthyocentauros y rodeada de un pequefio o gran cortejo marino en la representación de su triunfo, era identificada con Amphitrite (275) BC~H 1898, lém. III, reproducida en un dibujo en RFGR, p. 39, núm. 5. (276) Entre la parte anterior del hipocampo y el cuerpo de la nereida. (277) Véase nota 275. (278) Descubierto un poco antes de la segunda guerra mundial, al proceder al levantamiento del mosaico de la Pesca que, procedente de la misma villa, había sido hallado a principios de siglo.

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. (279) E. Marec, “Trois mosalques d’Hippone ~ sujets marins”, Libyca VI, 1958, pp. 114—115 nota 28, figs. 7—8. (280) Segi~n sei’¶ala E. Marec, “~sa!ques ~ cort~ge mann”, A~NSS (79e. Alger 1954), París 1957, p. 106; “Une ruaison a ~tages a Hippone. La villa dite du “Procurateur”, AntAf 3, 1969, Pp. 157—158, 164 y 166, el mosaico fue hallado en 1856, cubierto en 1869, sacado a la luz de nuevo poco después, en 1870, y considerado desde entonces como desaparecido y destruido hasta su posterior redescubrimiento en 1953. (281) A. Papier, Lettres sur Hippone, B~ne 1887, lém. VIII. (282) Las manchas a rayas de su piel corresponden mejor a un tigre que a una pantera, como sugiere E. Marec, “Une maison b étages ~ Hippone...”, AntAf. 3, 1969, p. 164, en sustitución del primeramente identificado con la representación de un unicornio, sin duda, confundido por la aleta que muchos de estos monstruos marinos llevan sobre su frente entre los cuernos u orejas. (283) Para nosotros, la figura de este monstruo no entraña dudas sobre su identificación con un león marino. La denominación de

quimera — monstruo imaginario que según la fébula vomitaba llamas y

tenía cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón — dada por E. Marec, “Une maison a étages ~ Hippone...”, AntAf 3, 1969, p. 164, no corresponde a la figura representada en este mosaico. Aquí, el monstruo carece del vientre de cabra, de la cola de dragón y de las llamas vomitadas que han debido ser confundidas con los bigotes del león marino, o el dibujo del abad de Pujol reproducido en la obra de Papier (nota 281). (284) Sin datos sobre su origen exacto, podemos suponer que fue descubierto durante las excavaciones realizadas en unas termas de Maxula () en 1899, o quizés inés tarde ya que la supuesta fecha de entrada en el Museo de el Bardo parece ser 1938, segdn consta en G. Fradier, MosaTques romaines de Tunisie, !I~nez 1982, p. 157. (285) Musée du Bardo, Tiinez 1970, p. 84. (286) Descubierto al principio de la segunda campaña de excavaciones en febrero de 1966. (287) J.P. Darmon, “Les mosaYques inédites de Sidi P4ahrsi ~ Nabeul (Antique Néapolis, Tanisie)”, Mosa!qye. Recueil d’Hofllnages ~ Henri Stern, París 1983, p. 103, dice que los restos de este edificio aparecieron bajo los cimientos de un pequeño mausoleo de época érabe, situado a unos cientos de metros al sudoeste de la “casa de ‘1 las Ninfas (288) La aldea de Sidi Ghrib esté situada a unos treinta kms. de ~inezy a unos cuarenta de c~rthac~o, muy cerca de la carretera que, penetrando en el sudoeste del país, une Túnez con Mejez—el—Bab, a cuatro kms. al sur de Bordj El Amni, y próxima a los vestigios de la antigua Sicilibba. El ébside pavimentado con este mosaico figura con el núm. 7 en el plano de A. Ennabli, “Les thermes du thiase mann de Sidi dhrib (Tunisie)”, MonPiot 68, 1986, Pp. 3, 5—6. (289) La corona o diadema coronando su cabeza y el eros que le muestra un cofrecillo de joyas abierto, apuntados por A. Ennabli,

5~O “Les th.,....”, MonPiot 68, 1986, Pp. 33—34, aparecen en otras muchas representaciones de nereidas y no nos parecen elementos suficientes para identificarla con Venus, a quien tendrían que haber acompañado, si fuera así, dos tritones o ichthyocentauros. (290) Según indican las fotografías del mosaico, en el momento de su descubrimiento y después de su recolocación, reproducidas por A. Ennabli, “Les thermes ...“, MonPiot 68, 1986, lém. IV, el rostro de la nereida ha sufrido un gran deterioro y ha sido desafortunadamente restituido. (291) Según A. Ennabli, “Les thermes...”, McxnPiot 68, 1986, Pp. 55— 56, de los sondeos efectuados por L. Neuru, en los que se detectan algunos fragmentos de sigillata clara, se puede concluir que los mosaicos situados sobre el suelo de fundación de la termas no deben ser anteriores al final del siglo IV o principios del V d.C. (292) Estancia núm. 8 en el plano trazado por A. Ennabli, “Les thermes...”, MonPiot 68, 1986, Pp. 3, 6—8. (293) Identificada en un primer momento con ~ por A. Ennabíl, “A propos des thiases marins, une nouvelle decouverte en Tunisie”, Colloques internationaux du CNRS núm. 593- Mythologie Gréco-Romaine Mythologies périphériques. ~tudesd’Iconographie, París 1981, po. 54—55, láms. 1—II, quien la comparaba con una pintura mural de Stabiae, donde los dos personajes adoptan las mismas actitudes; fue posteriormente relacionada con Amphitrite (A. Ennabli, “Les thermes...”, MonPiot 68, 1986, 35-37, viendo en esta escena una de las representaciones de las bodas de Poseidón y Aitphitrite. M. Blanchard—Lemée, “A propos des mosa~ques de Sidi—Ghrib: Vénus, le Gaurus et un po~me de Syrnmaque”, MEFR~ 100, 1988, p. 368 nota 4, en cambio, es más partidaria de la i~T~esis original, en razón de la presencia del tritón portando la hidria?, que hace referencia a un dialogo de luciano (Dialogue des divinités de la mer, 8, editado por Mac Leod y citado por J.P. Darmon, Nymfarum Domus, Leiden 1980, p. 162).

(294) “Les thermes ...“, Monpiot 68, 1986, p. 36, lo describe vuelto hacia la izquierda, pero sin especificar que se dirigía a la derecha, volviendo la cabeza hacia atrás, en dirección al monstruo marino, hoy desaparecido tras la gran laguna que afecta al centro de la escena, y al que guiaba, llevando las bridas en su mano derecha. (295) Son relativamente frecuentes las representaciones de un tritón o ichthyocentauro guiando las riendas o bridas de un hipocampo que le sigue y sobre el que en muchas ocasiones va sentada una nereida. Mas raras son, en cambio, las representaciones de Neptuno con una nereida, sentado sobre uno de estos monstruos marinos. (296) Señalado con el núm. 3 en el plano de A. Ennabli, “Les thermes..., MonPiot 68, 1986, Pp. 3—5. (297) Corredor núm. 4 según el plano de Ennabli, “Les thermes...”, Monpiot 68, 1986, Pp. 3—5. (298) Sus desarrolladas aletas natatorias delanteras no dejan lugar a dudas sobre la identificación de esta figura con un tritón que A.

531

. Ennabli, “Les thermes...”, MonPiot 68, 1986, p. 40, califica como centauro marino. (299) Núm. 11 del plano de A. Ennablí, “Les thermes...”, MonPiot 68, 1986, pp. 3, 6—8. (300) Como bien señala M. Blanchard—Lemée, “A propos...”, MEFRA 100, 1988, p. 370, corrigiendo la confusión de Ennabli, “Les therrnes...”, MonPiot 68, 1986, p. 41, que vuelve a identificar a un tritón como un centauro marino. (301) “A propos...”, MEFRA 100, 1988, Pp. 370—371, figs 2—3, proponiendo una restitucion muy acertada. (302) Permaneciendo todavía inéditos al no figurar en el extenso artículo de A. Ennabli, “Les thermes...”, MonPiot 68, 1986, Pp. 1—59 con léms., estos paneles han debido descubrirse en posteriores campañas de excavación. (303) Cfr. nota 291. (304) Descubierto en 1886, según dan cuenta las primeras noticias transmitidas por Allote de la FUye, Reo. de Constantine XXIV, 1886- 1887, pp. 202—211; y H. de Villefosse, Rec. de Constantine XXIV, 1886—1887, pp. 234—240 y lém. etc., mientras que una gran reproducción en color, basada en la acuarela de M. chabassi~re, fue publicada en 1888 por la Société archéologique de Constantine.

(305) 5. Gsell, Musée de Tébessa, París 1902, p. 66, nota 1, pensaba que podía ser un tamborín, como el que portaba la nereida situada en el centro de un mosaico de Hippo Regius con el triunfo de Venus, num. cat. 104, nereida núm. 152, aunque ésta en realidad parece apoyar su mano izquierda sobre una vasija tumbada, con la boca vista de frente sobre el muslo. (306) Hallado corno resultado de las excavaciones dirigidas por L. Poinssot y R. Lantier a principios de los años veinte, aunque no lo mencionan en el BCI’H 1926. (307) A pesar de las referencias bibliogréficas citadas en el apartado correspondiente, este mosaico permanece inédito, sin que haya aparecido siquiera alguna reproducción del mismo. (308) La villa fue hallada en la zona del mausoleo libio-púnico en el transcurso de las excavaciones llevadas a cabo entre 1906 y 1910. (309) Inv. ‘fin. 1910, núm. 387, Pp. 131—132. (310) Interpretado como un escudo por D. Levi, Antioch Mosaic Pavements, Princeton 1947, p. 270. (311) Villa excavada igualmente en 1895. (312) Descubierto en 1912, el mosaico fue levantado en 1920—21 y restaurado bajo el patrocinio de los condes de Chabannes, e instalado bajo un pórtico de su museo privado en Utica, donde lo vió el abad Moulard en 1924. Posteriormente, en 1929, fue trasladado al Museo de El Bardo por donación de la condesa Chabannes—’f>urnon, según explica C. Duli~re, (YTr 1, 2 Utique. Mosa!ques in situ en dehors des Insulae 1—11—111, Túnez 1974, p. 57.

5r ~ (313) Personaje que M. Yacoub, Le Musée du Bardo, Túnez 1970, p. 95, identifica con Baco. (314) M. Yacoub, op. cit., p. 95, cree que la del centro puede ser Ariadna y la de la izquierda Venus. (315) C. Duli~re, 00. cit., Pp. 56—57, no cree que esta figura pueda corresponder a Ariadna, del mismo modo que duda de la identificación del personaje masculino con Baco. (316) Restos de peces y delfines se observan también debajo de la barca de la izquierda y nos hacen suponer que los registros inferiores de este lado, no conservados, debían ser igual que los de la derecha de una anchura menor a los del centro, donde no figuran especies marinas bajo la barca central. (317) “Observations sur la mosa~que cosmologique de Mérida”, ~4GR II, p. 119. (318) “Les mosa~ques nilotiques africaines”, cMGR 1, p. 142 nota 27, fig. 3, da este mosaico como inédito, mencionando tan sólo su procedencia de Utica e incluyendo una reproducción, sin aportar ningiin dato complementario. (319) Le Musée du Bardo, ~inez 1970, u.95, sin especificar tampoco el lugar preciso que pavimentaba.

(320) “Bagradas”, LIMC III, 1, 1986, p~ 1186, al mencionar la divinidad fluvial, motivo principal del mosaico, como otra de las posibles representaciones del Bagradas, actual río Medjerda que nace en las montañas de Argelia, no lejos de Khamisa (‘I¶iulxirsicum Numidarum), y desemboca en el Mediterráneo cerca de Utica. (321) Ibidem (322) Difiriendo de la reconstrucción que se observa en el Museo de El Bardo, ¿ no podría ser este supuesto cuerno de la abundancia el extremo ascendente, más concretamente la aleta caudal, de la cola pisciforme del ketos, sobre la que, en realidad, figuraría recostada, casi tumbada, la divinidad fluvial ?. (323) Termas descubiertas durante las excavaciones de 1947.

(324) Según G. Picard, “Les thermes de Trajan”, EAC 2, 1959, ~. 95. (325) Véase nota 323. (326) Véase nota 324. (327) Descubiertas en el transcurso de las excavaciones realizadas en 1954. (328) G. Picard, “Les thermes du thiase mann ~ Acholla”, AntAf 2, 1968, Pp. 146—151, fija la fecha alrededor del 130 d.C., t~Wdose en el análisis de los mosaicos no figurados que pavimentan la mayor parte de estas termas y en la estrecha relación existente entre este conjunto y el de la procesión dionisíaca de (329) Villa o casa excavada durante las excavaciones dirigidas por G. Picard durante la primavera—verano de 1953. (330) Indistintamente denominado tricliniurn u oecus.

5 ~i,3

. (331) “Les pavements en mosaiques de la maison de Neptune b Acholla— Botria (Tunisie)”, MonPiot 59, 1974, Pp. 121—127, fig. 50. (332) La fecha del 170—180 d.C. propuesta en principio por 5. Gozían, “Les pavements en mosalques...”, MonPiot 59, 1974, p. 135, apoyándose en las similitudes en la y el tratamiento de los motivos en los mosaicos de la “Casa de Asinius Rufinus”, también de Acholla, bien datados por una inscripción hallada en una de las piezas hacia el 184; ha sido confirmada por los sondeos efectuados posteriormente en la “Casa de Neptuno”, según S. Gozían y A. Bourgeois, “Nouvelles recherches ~ la maison de Neptune (Acholla- Botria)”, Antes du ler. Colloque international sur l’histoire et l’archéoloqie de l’Afrique du Nord. Réuni dans le cadre du 106e Congrés national des Sociétés savantes (Perpignan 1981), BCTH 17, 1981, p. 82. (333) Un fragmento con las dos escenas del umbral salvaguardadas y siete fragmentos con las representaciones total o parcialmente conservadas de los semicírculos núms. 3 y 4 y de los medallones ndms. 7, 9, 10, 11, 12, 13, 14 y 17 en los almacenes del Museo del Bardo; un gran fragmento con los medallones nums. 18, 19, 20, 21 y 22 en la ~nbajada de ~nez en París; y otro fragmento con los semicírculos 1 y 2 y los medallones 5 y 6 en el British Museum, donde figura con núm. Inv. 1961.5—31.1, como regalo del Presidente de ‘INinez, con motivo de la visita que el Sr. Bourgiba realizó al Reino Unido en 1961. (334) Aunque 5. Gozían, “Les pavernents en mosaYques...”, MonPiot 59, 1974, pp. 95—135, no lo describe, G. Picard lo menciona en dos artículos, BC’I’H 1946—49, p. 633 y en RA 2, 1960, p. 33 nota 1. (335) No se especifica a que lugar o casa pertenecía. (336) Villa con termas privadas descubierta por D. Novak y Al. Epinat en 1902. (337) Los restos incendiados y muy confusos de esta villa romana fueron hallados en 1905 al comenzar las obras de construcción de la estación de Sousse. (338) Así lo indican restos de un sencillo círculo en la parte superior izquierda del segundo fragmento y de los dos círculos y de una guirnalda exterior conservados en la zona superior del primer fragmento, aún más reveladores. (339) Mosaico descubierto en 1886 por el cuarto regimiento de tiradores, que lo halló en la citada villa romana, situada fuera de la puerta de Bab El-Gharbi. (340) En el transcurso de las excavaciones dirigidas en 1899 por Gouvet en la propiedad Mestiri, situada en la “Avenue de la porte de Sud” (341) Restos de esta casa fueron puestos al descubierto durante las excavaciones dirigidas en 1953 por M. Fendri en una propiedad perteneciente a M. Salah cxiarda, situada a alguna distancia de la carretera de El Attaya, a 7 kms. al noroeste de Sfax. Cuatro años más tarde y a instancias del nombrado propietario, el “Service des Antiquités”, hoy “Institut National d’Archéologie” de Tiinez,

534 procedió a realizar otra campaña de excavaciones que, dirigida también por M. Fendri, dió como resultado el hallazgo del mosaico al este del conjunto anteriormente descubierto. (342) Termas descubiertas en 1904 tras las labores de excavación llevadas a cabo por Gauckler y Sadoux, del “Service des Antiquités”, y por Gau, del municipio de Sfax. (343) Musées de l’Algérie et de la Tunisie. Musée de Sfax, París 1912, Pp. 1—5. (344) A pesar de las extremidades anteriores equinas, este monstruo marino responde por la forma de su cabeza y su piel moteada mas a una pantera marina que a un hipocampo, como señala R. Massigli, op cit., p. 3. (345) Aunque, según A. Massigli, op. cit., p. 1, las dimensiones bastante diminutas de las teselas y la variedad de materiales empleados coinciden con la fecha de edificación de las termas, a finales del siglo u d.C., la fecha propuesta por K.M.D. Dunbabin, The Mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978, p. 273, parece ser más acorde. (346) Véase nota 342. (347) op. cit., p. 5. (348) Excavadas en los primeros años de la década de los sesenta por M. Fendri, hacia 1963. (349) L. Foucher, Thermes romaines des environs d’Hadrum~te, ‘INinez 1958, pp. 27—28, piensa que se trata de una representación de Acis, metaforseado en río, identificación que nos parece carente de fundamento. Su iconografía propia de los erotes que figuran con profusión en las escenas de thiasos marino no ofrece duda alguna al respecto. (350) Venus, según sugiere L. Ft~ucher, Thermes..., p. 28. (351) En los descubrimientos de 1960 realizados por L. Foucher. (352) Ibidem (353) Hallado en las excavaciones de 1961. (354) Tbidem (355) Incluido muy sucintamente en la relación de L. Foucher, “Musée archéologique de Sousse. Acquisitions de 1949 5 1964”, Africa íí, 1967—1968, p. 209, sin especificar el lugar preciso que pavimentaba. (356) Según el InvMosAf II, p. 6, el fragmento, hallado en un edificio indeterminado situado en las proximidades de la orilla del mar?, fue transportado al control civil de Djerba en 1900, donde él pudo verlo en 1901. (357) Según 5. Aurigenina, L’Itaíia in Africa 1, 1. Tripolitania. 1 Monumenti d’arte decorativa. 1 mosaici,, Roma 1960, pp. 26—27, láms. 15—17, los mosaicos fueron sacados a la luz por G. Guidi entre los años 1935 y 1936.

535

. (358) Tras las prospecciones efectuadas durante el año 1971 en la región de Silin por E. Salza Prina Ricotti, “La villa maritima di Silin”, RendPontAcc XLIII, 1970—1971., Pp. 135—163, una villa fue localizada a 13 kms. al oeste de Leptis Magna, junto a otras seis que estaban igualmente situadas sobre promontorios rocosos a lo largo de 7 kms. de costa. Sobre las villae de Tripolitania, véase también G. Picard, “Banlieues de villes dans l’Afrique romaine”, Antes du Ille. Colloque International Histoire et Archéologie de l’Afrique du Nord (Montpellier 1985), Paris 1986, Pp. 143—147. Interrumpidas por acontecimientos políticos y sucesos luctuosos que privaron al Servicio de AntigUedades de Libia de varios de sus dirigentes, las excavaciones de Silin fueron reemprendidas en 1974 por el conservador de Leptis Magna, Crnar Al Mahjub, quien, baséndose en las indicaciones del ingeniero V. Bellisari, excavó una villa situada al oeste del (Xied lala, probablemente señalada con el núm. 17 en el plano o mapa de E. Salza, según G. Picard, “La villa du taureau b Silin (Tripolitania)”, ~RAI 1985, p. 228. Desde 1977, las labores llevadas a cabo en la mencionada villa de Silin dieron como resultado el hallazgo de gran parte de los muros con varios metros de altura y sobre todo de uno de los mejores conjuntos musivarios de Africa, cuya cronología, fijada en la época de Caracalla, tiene consecuencias de extrema importancia para la historia del mosaico romano de Africa. Sobre otros mosaicos de la villa de Silin, véase, además de los citados en el apartado de biblio~~!a, los artículos de G. Picard, “La villa du taureau...” CRAI 1985, pp. 227—241; J.M. Blázquez, G. López, L. Neira y P. San Nicolás, “Pavimentos africanos con espectáculos de toros. Estudio comparativo”, AntAf 26, 1990, pp. 155—204; y el estudio encargado a la Dra. L. Mu.sso, profesora de la Universidad de Roma, de próxima publicación. Reproducido en una lámina en color sin número, inserta en la comunicación de O. Al Mahjub, “1 mosaici della villa romana di Silin”, CIMA III, y localizado, en un posterior artículo del propio 0. Al Mahjub, “1 r~saici della Villa Romana di Silin”, LibAnt XV— XVI, 1978—1979, aparecido en 1987, p. 73, fig. 2, láin. XXIII, b, en la estancia denominada con el núm. 10 en el plano adjuntado, el mosaico con thiasos marino formaría, según la Dra. luisa Musso, con quien gentilmente me puso en contacto el Dr. 0. Al Mahjub, “pendant” con el de la sala contigua, núm. 11, hipótesis que se ve confirmada por la disposición de ambos y por los restos marinos apreciables en el emblema, casi totalmente destruido, de la citada estancia, donde presumiblemente estaría representada otra escena de thiasos marino similar a la conservada en la núm. 10. (359) Según el plano de A. di Vita, “La villa della “Cara delle Nereidi”, presso Tagiura”, Suppl. LibAnt 2, 1966, Pp. 21—24, fig. 3. (360) 5. Aurigeinma, 1 mosaici di Zliten, Africa Italiana II, Roma 1926, figs. 40—44. (361) Según la cronología fijada para la villa romana de Silin, con motivos decorativos idénticos en los mosaicos a los de Zliten, por G. Picard, “La villa du taureau...” ~RAI 1985, Pp. 240—241. (362) El mosaico, descubierto ya antes de 1910, pavimentaba una gran estancia con el núm. XI en el plano de M. Blanchard—Lemée, Maisons ~ mosa~ques du quartier central de DIemila (Cuicul), Aix—en-Provence 1970, fig. 41. (363) Sobre las representaciones de la orla, una nueva interpretación del Dr. D. Riez. Galiano las identifica como escenas alusivas a la navigium Isiaca narrada por Apuleyo. (364) op. cit., p. 73. (365) Véase la bibliografía correspondiente. (366) Según la cronología relativa establecida por J. Lassus, “Vénus marine”, ~24GR1, pp. 188—189. (367) M. Blanchard—Lemée, op. cit., fig. 43. (368) Tbidem, p. 116. (369) T. Ashby, D. Litt, “Drawings of ancient paintings in english Collections”, PBSR VII, 1914, núm. 62, p. 28, lém. XII supra. Citada por M. Blanchard Lemée, op. cit., apenas hace hincapié. (370) Mientras que la orla de gemas, imitando motivos de la orfebrería no es anterior al siglo V d.C. Esta discordancia sólo puede ser resuelta, según M. Blanchard—Lemée, op. cit., Pp. 118—119, admitiendo que la citada orla se añadió al mosaico siglos después de que éste hubiera sido realizado. (371) Villa o casa romana descubierta en 1905 con motivo de las excavaciones emprendidas en la propiedad Bac. (372) Hallazgo accidental a consecuencia de las obras iniciadas para la construcción de una serie de viviendas a comienzos de los años sesenta. (373) Descubierto durante las excavaciones patrocinadas por la “Société archéologique de Constantine” desde 1874 a 1878 en la propiedad de Saint—Ferdinand du Val d’or. (374) Denominadas por Ch. Tissot, Géographie comparée de la province romaine d’Afrique, París 1884, p. 495, divinidades númidas, ya H. de Villefosse, Rec. Const. XXIV, 1886—87, p. 239, llamaba la atención sobre esta confusión. (375) Descubierto en la propiedad Allemand en 1840, en el transcurso de una expedición científica que los franceses realizaron en Argelia, algunos de cuyos resultados fueron publicados por Delamare, (Ex~loration scientifique de l’Algérie pendant les années 1840—1845 Paris 1850), 5. Gsell, fundamentándose en las noticias y grabados del propio Delamare, menciona que el mosaico pavimentaba una sala con ábside perteneciente a unas pequeñas termas privadas, a tenor de la existencia de suspensurae (376) Encontrado a principios de siglo durante las excavaciones emprendidas por Clerc, la sala pavimentada por el mosaico fue

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,. identificada con un frigidarium por 5. Gsell, “M,saique romaine de Sila”, Rec. Const. XXXIX, 1905, p. 4, en razón de una piscina contigua, de 4 x 3,75 m., a la que se descendía por tres escalones. (377) Hallado durante el año 1903 en la insula o cuadrado LXI, según InvMosAf III, p. 34. (378) Aunque tanto J. Lassus, “Vénus marine”, ~XGR 1, p. 186 y 188, como 5. Germain, Les mosaiques de Timgad, ~EI~ 1969, p. 29, coinciden en fijar una fecha en torno al 117-138 d.C., esta cronología parece demasiado temprana. Véase lo expuesto sobre el triunfo de Venus. (379) Descubierto en 1908 en el cuadrado o insula LXXXI, según Ballu, BCTH 1909, p. 107. (380) Hallado en 1916. (381) op. cit., p. 109. (382) Lecl~re, RA VIII, 1851, p. 374, lém. (LXVI, da cuenta del descubrimiento en ese mismo año de un mosaico, cuyas dimensiones primitivas eran de 4 x 2,20 m., aparecido en la propiedad Londe, situada en la rue de l’H¿5pital, cerca de la place des Jardins. (383) Casa descubierta tras las excavaciones realizadas en la propiedad Nicolas en 1865. Las noticias facilitadas por 5. Gsell, Atlas archéologique de l’Algérie, París 1911, p. 6, no nos aclaran si este mosaico apareció durante las sucesivas campañas de 1882 a 1886 o en una posterior de 1903, dirigidas por Waille. (384) Descubierto en 1925 por Jean Glénat, conservador del Museo de Cherchel, el mosaico fue muy someramente descrito por Ballu, BC¶fl1 1926, p. XXXIX; 1927, Pp. 39—41; 5. Csell, Promenades archéologiques aux environs d’Alger, París 1926, Pp. 40—41, lám. IV; R. Lantier, “Les champs de fouilles de 1’Afrique du Nord”, JDAI 1931, Pp. 463— 468; J. Glénat, Cuide de Césarée, Argel 1932, Pp. 29, 35—37, núms. 22—40; J. Carcopino, “Les travawc érudits frangais sur le monde romain depuis vingt ans”, MEFRA 1933, Pp. 25—26. (385) J. Bérard, “M~saYques inédites de Cherchel”, MEF’HA LII, 1935, Pp. 123—127. (386) Ibidem, p. 126. (387) Ibidem, p~ 129, cita entre otros motivos el tipo de peinado representado. (388) Descubierto entre los restos de una casa romana excavada desde 1959 por 5. ‘Iburrenc en la parte este de la moderna Cherchel, justamente en los terrenos del Club de Tenis, cuyas instalaciones fueron cerradas para completar excavaciones anteriores. (389) Sorprendentemente J. Lassus, “Vénus marine”, ~4GR 1, p. 179, habla de un grifo marino. (390) Según la cronología relativa establecida por J. Lassus, oo cit., Pp. 188—189. (391) Descubierto en 1891 en la propiedad Archambeau.

. (392) Basándose en el hecho de que el mosaico, mencionado, sin fecha de entrada en el Museo de Cherchel, con el núm. 179 en la guía Cherchel, antique lol—Caesarea, publicada por 5. Gsell y revisada por Leglay en 1952, no figura en el Invr4DsAf III, ni en el InvMosAf II, ni en el suplemento de A. Merlin (1915), H. Stern, “Fbntaine de Neptune au Musée de Cherchel (Algérie)”, AntAf 15, 1980, p. 285, lo pone en relación con el núm. anterior, el 178, de la primera guía mencionada, que corresponde al mosaico de una fuente de idénticas dimensiones a la pavimentada por nuestro mosaico, procedente de las excavaciones de una villa romana en Cherchel, que entró a formar parte de las colecciones del museo en enero de 1941; y supone que la guía no menciona el lugar de procedencia ni la fecha de entrada de este mosaico en el museo, al tratarse de los mismos datos, consignando únicamente: “Une autre fontaine, la mosa!que figure le triomphe de Neptune”. (393) Siguiendo los cálculos de H. Stern, “Fbntaine...”, AntAf 15, 1980, p. 285. (394) Ibidein, p. 302, sostiene que la composición esquemática y la repeticion un poco monotona de los motivos de la guirnalda y la comparación de la escena figurada con otros ejemplares del mismo tipo abogan por esta fecha. (395) Descubierto durante las excavaciones del general de Beylié en 1908. (396) Segi~n H. Stern, “F~ntaine...”, AntAf 15, 1980, p. 300. (397) Hallado durante las excavaciones de 1862 en la antigua granja Robert, su forma responde al pavimento de un triclinium (398) Termas descubiertas en 1889 bajo el emplazamiento del hospital civil. (399) Véase nota anterior. Sólo varía la fecha del descubrimiento de este mosaico, en 1888. (400) A principios de la década de los sesenta, las excavaciones de Setif tuvieron un gran desarrollo. En el transcurso de estas labores, M. Gaspary, ingeniero de Caminos y Director de la Circunscripción arqueológica, ayudado por P. A. Février, descubrió en la zona noroeste de la ciudad una parte considerable de un barrio del siglo IV d.C. con dos basílicas cristianas funerarias y muy cerca de allí unas pequeñas termas privadas, donde se encontró el mosaico. (401) Motivos geométricos idénticos se encuentran, según J. Lassus, “Vénus marine”, c~M~3R 1, p. 189, en los mosaicos de una iglesia de Djemila, donde aparece la inscripción del obispo Cresconius del 411, y en la decoración de una de las losas funerarias de la basílica cristiana B, a doscientos metros de las pequeñas termas, que, a pesar de no estar datada, puede fecharse hacia el 400 d.C. como las dos basílicas vecinas. Sobre este particular, véase P.A. Février, Fouilles de Sétif. Les basiliques chrétiennes du quartier Nord (Xiest, París 1965. Como puede apreciarse, la decoración geométrica que bordea la representación del triunfo de Venus marina constituye un elemento

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.— de suma importancia para fijar la cronología de este mosaico en torno al 400 d.C. (402) Véase nota anterior. (403) Descubierto ya en 1852. (404) Desconocemos la fecha del hallazgo, pero sabemos que la primera noticia fue transmitida ya en 1936. (405) R. Thouvenot, Valentia Banasa 1941, Pp. 65—66; Volubilís 1949, Pp. 18—19 y 31, señala como terminus ante quem para los mosaicos de Banasa y Volubilis el último cuarto del siglo III, ya que las ciudades del oeste de Mauretania Tingitana fueron abandonadas por la administración romana en esta época. (406) según se desprende de las noticias dadas por L. Chatelain, “Mosa~ques de Volubilis”, PSAM 1, 1935, p. 10, nota 2, el mosaico debió hallarse hacia 1932. (407) Antes de 1935 por Dauriac. (408) A juzgar por la iconografía de la nereida y teniendo en cuenta la fecha ante quem, véase nota 405. (409) Descubierto en 1943 en la misma casa, donde se hallaron también otros mosaicos con representaciones de Hylas y las ninfas, el baño de Diana y amores y pájaros. (410) “La mosa~que de Navigium Veneris a Volubilis (Maroc)”, RA 1977, p. 42, fig. 5. (411) Según R. Thouvenot, ibidem (412) Según refiere L. Chatelain, “Mosa~ques de Volubilis”, PSAM 1, 1935, Pp. 3—4, aunque la casa de Orfeo fue descubierta en 1915, los sondeos y trabajos de excavación no fueron efectuados hasta 1926— 1928. (413) Ni siquiera mencionado en el artículo de L. Chatelain, “Mosa~ques de Volubilis”, PSAM 1, 1935, la primera referencia al mosaico se halla en R. Thouvenot, “L’Art provincial en Maurétanie Tingitane. Les r4osaiques”, MEFRA LIII, 1936, p• 26. (414) Véase nota 408. (415) La diferencia de nivel existente entre la plaza de San Miguel y el mosaico, por una parte, y el hallazgo de conducciones de agua bajo el mosaico, con ocasión de su levantamiento en 1892, y su emplazamiento en el interior de una iglesia, cuyo plano recuerda a algunas dependencias de edificios termales romanos, por otra, llevaron, respectivamente, ya a P. Piferrer, Recuerdos y bellezas de España 1, Barcelona 1839, Pp. 41—47 y después a Puig i Cadafalch, L’arquitectura romana a Catalunya, Barcelona 1934, Pp. 231—232, a interpretar la estancia como el antiguo frigidarium de unas termas que, más tarde Balil, “El mosaico romano de la iglesia de San Miguel”, CuadArgBarí, 1960, Pp. 69—73, identificó con las de L Minucius Natalis. Excavaciones realizadas posteriormente en la zona (F. Pallarés, “Las excavaciones de la plaza de San Miguel y la topografía romana de Barcino”, CuadArgBar XIII, 1969, Pp. 5—42; F.Verrié, J. Sol, A. Adroer, 1. Rodá, “Actividades arqueológicas del

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. Museo de Historia de la Ciudad en los últimos cinco años (1966— 1970)”, XII ~ZNA,Jaén 1971, Zaragoza 1973, po. 782—786) pusieron de manifiesto la existencia de una parte destinada a baños calientes y han permitido confirmar el destino termal de un gran conjunto, al que pertenecería la estancia pavimentada por este mosaico. (416) Hasta 1868, año en que la entonces capilla, situada en la

plaza de San Miguel, fue derribada para llevar a cabo una ampliación - de las Casas Consistoriales, el pavimento cubría el presbiterio de la iglesia, erigida sobre una parte de las antiguas termas romanas. Sobre la reutilización de construcciones termales con fines religiosos, véase A. Balil, “El mosaico...”, CuadArqBarí, 1960, Pp. 63—69. Posteriormente, el mosaico permaneció in situ en el sótano del nuevo edificio hasta 1892. (417) La primera noticia está recogida por D.H. lorba, Descripción de las excellencias de la muy insigne ciudad de Barcelona, Barcelona 1589, folios 10V2 y 1112. (418) Considerado primero como pavimento de un templo dedicado a Esculapio, opinión recogida aún por Algarra, Barcelona en la mano Barcelona 1778, después a Júpiter por F. Diago, Historia de los victorissisimos antiguos condes de Barcelona, Barcelona 1603, p. 4, su filiación romana fue puesta en duda, transcurrido siglo y medio, por F. Martí de Prat, Disertación sobre la antigua obra mosaica que se admira en el suelo de la iglesia de San Miguel, Barcelona 1765, quien, besándose en una leyenda sobre la restauración de la iglesia en el siglo XII por San Miguel, llegó a atribuirlo al propio santo, y por 1. Bosarte, Disertación sobre los monumentos antiguos pertenecientes a las nobles artes de la pintura, escultura y arquitectura que se hallan en la Ciudad de Barcelona XII, Madrid 1768, Pp. 77—116, que lo identifica como obra de artistas ambulantes griegos del siglo XIII, viendo en sus representaciones una alegoría de la vocación marítima de la ciudad. Solo algunos años después, E. Flórez, España Sagrada XXIX, Madrid 1775, se manifestaba, en todo caso, partidario de su pertenencia a un templo de Neptuno, teoría aceptada por Ponz, Lahorde, Cean Bermúdez y Bofarulí, entre otros, pero la aportación decisiva fue la de P. Piferrer, oo. cit, Pp. 41— 47, quien, como ya hemos apuntado en la nota 415, aludiendo a la diferencia de nivel existente entre la plaza de San Miguel y el mosaico, lo interpretó como el pavimento de una piscina de unas termas. (419) E. Flórez, op. cit. Balil, “El mosaico...”, CuadArqEar 1, 1960, p. 23, nota 11, puntualiza que, según A. Ponz, Viaje de España XV, 1788, Pp. 75—77, la citada lámina procedía de un dibujo facilitado por F. Martí de Prat, op. cit.. Dibujos parciales que plasmaban la figura de un hipocampo, galopando hacia la izquierda, perseguido por dos delfines, la de un tritón, visto de tres cuartos, con su mano derecha extendida hacia delante y portando sobre el brazo una caracola que sostiene en su mano izquierda, y un tercer detalle con una de las cuatro rosetas blancas inscritas en cuadrados negros que ocupaban los ángulos del pavimento, habían aparecido poco antes en la obra de Caylus, Recueil d’antiquités égyptiennes étrusques, grecques et romaines IV, Paris 1761, l~m. CVIII.

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, (420) Además de los incluidos en las citadas obras de Caylus y Flórez, P. Piferrer, op. cit., mostraba otro dibujo completo sobre el estado del mosaico en 1839. (421) Efectuada, tras ser trasladado el mosaico definitivamente en 1932 al Museo Arqueológico de Barcelona, siguiendo un acertado criterio basado en la restitución de los fragmentos conservados a finales del siglo XVIII y plasmados en el dibujo de Flórez, o los que se podían deducir de éstos, completando el resto con cemento, de modo que su instalación como pavimento de una de las salas del Museo adquiriera una cierta unidad. Limitaciones de espacio, en cambio, impidieron su total recomposición, careciendo del friso que en la iglesia debió corresponder al lado del Evangelio. (422) La presencia bajo este fragmento de un cangrejo induce a A. Balil,”El mosaico...”, CuadArgBar 1, 1960, p. 29, nota 29, a interpretarlo como un escollo, elemento frecuente en los mosaicos helenísticos,~ o basados en cartones helenísticos, de tema marítimo. (423) Hasta su definitivo traslado al Museo Arqueológico de Barcelona, véase nota 421, donde estuvo emplazado en la sala XXIV, y tras el derribo de la iglesia de San Miguel en 1868, el mosaico permaneció in situ, como apuntábamos en la nota 416, hasta 1892, año en que se procedio a su levantamiento y posterior traslado al nuevo Museo Municipal de Bellas Artes, situado en uno de los edificios de la Exposición Universal de 1888, concretamente en el extremo del “Salón de San Juan”, junto al Parque de la Ciudadela. Actualmente, a causa de las obras de remodelación llevadas a cabo en el citado Museo Arqueológico de Barcelona, el mosaico ha sido levantado de la sala XXIV y se encuentra desmontado, sin que sepamos cual será su futuro emplazamiento dentro del propio Museo. (424) Varios periódicos y publicaciones de otra índole, Diario Palentino (13 de julio de 1963); Diario Regional, de Valladolid (11 de agosto de 1963); Programa de Fiestas, de Dueñas (15 de septiembre de 1963); La Gaceta del Norte, de Bilbao (18 de septiembre de 1963); Memoria Escolar, del Colegio La Salle, de Palencia; Norte de Castilla, de Valladolid; Pueblo y Ya, de Madrid, etc., se hicieron eco, con fotografías o noticias sin ilustración, del interesante descubrimiento efectuado durante la primera campaña de excavaciones realizada en la finca “Cercado de San Isidro”, muy cerca del Convento Trapense, en el término municipal de Dueñas, perteneciente a la actual provincia de Palencia, por su propietario y sus dos hijos, bajo la dirección del Prof. D. Pedro de Palol, autor de la primera comunicación científica sobre el mosaico, “Mosaicos romanos de tema marítimo en Dueñas (Palencia)”, VIII CNA, Sevilla-Málaga 1963, Pp. 467—468. (425) Sobre los fragmentos de esta representación figurada y otros motivos geométricos que forman parte del pavimento, véase P. de Palol, “El mosaico de tema oceánico de la villa de Dueñas (Palencia)”, BSEAA XXIX, 1963, Pp. 8—9, 30—34, láms.; IDE~4, “Das Okeanos—Mosaik in der r~mischen Villa zu Dueñas (Prov. Palencia)”, r~r~¶ 8, 1967, Pp. 201—203, 219—225, figs. 2—3, láms. 3—4.

‘J’1 (426) Según P. de Palol, “El mosaico...”, BSEAA XXIX, 1963, Pp. 10— 11. (427) Ibidem, por su forma y color, aunque precisa que carece de las caract~iEicas barbas. (428) Considerando los estudios y las conclusiones cronológicas sobre los mosaicos del Norte de Africa, publicados por arqueólogos franceses, P. de Palol, “Das Okeanos—Mosaik...”, PP. 223—225, rectifica acertadamente la fecha, en torno al 250 o más tarde, propuesta en principio en su anterior artículo “El mosaico...”, BSEAA XXIX, 1963, pp. 33—34. (429) En 1934, bajo el crucero de una antigua iglesia, el mosaico estaba situado en el centro de una estancia limitada en el lado oeste por un escalón de piedra, quizás perteneciente a un edificio termal de un gran dominio agrícola, como prueban los vestigios encontrados, según X. Barral i Altet, Les mosa~ques romaines et médiévales de la regio Laietana, Barcelona 1978, po. 136—138. (430) Ibidem (431) Ibidem, lo fecha entre mediados del II y principios del III, pareciendo esta última fecha, a tenor de los paralelos cercanos al Neptuno estatuario, más apropiada. (432) Descubierto y excavado en 1861 junto a otros fragmentos de mosaicos en los restos de una villa romana, situada en los terrenos propiedad de D. José Parreño y D. Diego Pascual, por A. Ybarra. (433) Illici, su situación y antigUedades, Alicante 1879, pp. 178— 184, láin. XIV. (434) Descubierto en 1876, se ignora cuando se perdió y cuales fueron las causas. (435) Reproducido por cortesía del Museo Arqueológico Provincial de Murcia en J.M. Blázquez, CME IV. Mosaicos romanos de Sevilla Granada, Cádiz y Murcia, Madrid 1982, fig. 21. (436) Sobre los mosaicos con esquema a compás, véase D. Fdez.- Galiano, Mosaicos hispános de esquema a compás, Guadalajara 1980. (437) Desconocemos las circunstancias del hallazgo y por tanto la estancia que pavimentaba. (438) Mosaicos del Museo Arqueológico Provincial de Sevilla, Sevilla 1897, p. 16, donde lo da como paralelo del mosaico de la Fuente de los tritones de Italica, sin que, hasta nuestra comunicación (M~ L. Neira, “El mosaico de los tritones de Itálica en el contexto iconográfico del thiasos marino en Hispania”, VI CIMA (Palencia Menda 1990), Palencia, en prensa) nadie haya reparado en esta cita. (439) No conservado actualmente en el Museo de Carmona, donde ni siquiera se guarda recuerdo alguno del mosaico, éste debió perderse. Tras la muerte de Bonsor, propietario del Museo de Carmona en los años en que M. de Campos se refiere a éste, sus bienes fueron divididos en varios lotes entre sus herederos y depositados en gran parte en el Castillo de Mairena, hoy propiedad de la Consejeria de Cultura de la Junta de Andalucía, donde no consta. Sin figurar

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.,— ——————— — citado en obras posteriores, ignoramos si el mosaico fue destruido o ha desaparecido. (440) El mosaico, descubierto en 1919 en el lugar denominado Cortijo del Médico, Suerte de los Veinticinco o Hacienda Rosendo, en la localidad de Casariche, dado a conocer, por primera vez, gracias a una fotografía publicada en la revista Blanco y Negro el 1 de junio de ese mismo año, días después, en un articulo de N. Sentenach, “Mosaico romano en el campo de Casariche”, La Esfera VI, núm. 287, 28 de junio de 1919 y mencionado, casi 25 ~ tarde, por J. Hernández, A. Sancho y F. Collantes de Terén, Catálogo arqueológico y artístico de la provincia de Sevilla II, Sevilla 1943, p. 284, nota 3, desconociendo el citado articulo de Sentenach, ignorando su paradero exacto y suponiendo que fue trasladado a Madrid, se daba por perdido hasta 1985, fecha del artículo de R. Mondelo y M. ‘D~rres, “El mosaico romano de Casariche (Sevilla)”, BSEAA LI, 1985, pp. 143—155, láms. Y—II, muy especialmente p. 143, donde ambas autoras demuestran brillantemente su identificación con un mosaico conservado en el Castillo de Viñuelas, próximo a Madrid, al relacionar las fotografías publicadas por Sentenach y la que consta, procedente de Vifluelas, en el Archivo Mas. Según su exposición, el mosaico fue donado por su propietario al decimoséptimo duque del Infantado, quien lo trasladó a Madrid y mandó instalarlo, tras su restauración, en el nombrado Castillo, donde permaneció hasta 1971, año en que, al cambiar de propiedad el castillo, fue levantado y trasladado a la casa de su nuevo propietario en Somosaguas (Madrid), donde se halla actualmente, tras haber sido de nuevo restaurado por D. Jerónimo Escalera, quien facilitó valiosa información sobre su trayectoria y emplazamiento actual. (441) op. cit (442) Según el análisis comparativo de la máscara de Océano con otros ejemplares hispanos y los datos cronológicos que proporcionan algunos de ellos, R. Mondelo y M. Carro, oo.cit., pp. 149—155. (443) Véase lo expuesto en nota 440. (444) En 1981, en estado de gran deterioro al haber sido aprovechado como andén de carga para maquinaria, debido a su situación intermedia en una pronunciada pendiente inmediata al caserío de una finca. (445) “Un nuevo mosaico romano de “thiasos” marino”, BMusCádiz III, 1981—82, p. 51. (446) Ibidein (447) Salvo el grupo central encabezado por Neptuno representado en un carro tirado por dos hipocampos, y la figura de un pez, que presentan teselas de varios colores. La característica hispana de dotar de color algunos detalles de las figuras negras sobre fondo blanco llega aquí a su máxima expresión, resaltando excepcionalmente el motivo principal de la composición. (448) Descubierto en 1970, el mosaico parece corresponder a unas termas pequeñas, probablemente privadas, según la opinión de A.

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. Blanco y J.M. Luzón, El mosaico de Neptuno en Italica, Sevilla 1974, p. 5. (449) op. cit., p. 38. (450) op. cit., Pp. 41—46, láms. III, XII—XXII. (451) op. cit., Pp. 39—40. (452) El hallazgo de un mediano bronce de Adriano, perteneciente a las emisiones de los últimos años de su reinado, cuando el nombre y los títulos imperiales se acumulan o resumen en el anverso para dejar sitio en el reverso a una leyenda descriptiva, fechado entre los años 134 y 138 d.C y aparecido en el interior del extremo suroeste de la cama del mosaico, durante la excavación que se hizo de ella, mientras el mosaico se hallaba en fase de restauración, resulta de indudable valor cronológico, según A. Blanco y J.M. Luzón, ~ p. 12, como fecha post quem. A tenor de la iconografía del triunfo de Neptuno el mosaico debe datar de la segunda mitad del siglo II. (453) Según las primeras noticias transmitidas por A. Gali, Historia de Italica. Municipio y colonia romana, Sevilla 1892, Pp. 226—227, quien, describiendo una sirena, sólo hacía referencia a la figura de un tritón, probablemente la primera descubierta, el hallazgo fue hecho a finales de 1891 o comienzos de 1892 por el guarda de Italica, D. Manuel Fuentes, en la casa de D. José M~ Velázquez López, en la calle de la Iglesia, esquina a la de Pescadores, lugar señalado también en el plano de P. Quintero, Principales mosaicos encontrados en Itálica, ms. de la Real Academia de la Historia 1902. (454) A juzgar por el número de piezas que sirvieron de base a esta recomposición, una fragmentación posterior a su ingreso en el citado Museo debió convertir las cinco iniciales, mencionadas por M. de Campos, ~ p. 14, en once, publicadas por A. Blanco, C3”IE II Mosaicos romanos de Italica, Madrid 1978, p. 32—34, núm. 8, fig. 2, láms. 20—27. (455) Íntegramente conservadas en dos tritones y parcialmente en un tercero, véase A. Blanco, op. cit., lám. 20, consideramos acertado suponer, como se muestra en la actualidad, que tambien el cuarto habría sido dotado de un par del mismo tipo.

(456) Mientras M. de Campos, , p. 15, mencionaba a tres de

los cuatro tritones portando un ~ A. Blanco, ~ p. 33, siguiendo las notas manuscritas de A. García y Bellido, denomina dos de estos atributos como lagobolon e identifica al tercero con una clava. Por último, en una reciente comunicación y en el mismo sentido que el primero, M. Torres, “Iconografía marina”, Mosaicos Romanos. Estudios sobre Iconografía. Homenaje ‘in memoriam” A Balil, Guadalajara 1990, p. 111, generaliza, al expresar “los tritones de la calle de Pescadores llevan como atributo el ~ sin especificar que uno de ellos carece de tal objeto o similar. (457) Parcialmente conservado en un gran fragmento, véase A. Blanco, Q~4E II..., lám. 21.

547;

. (458) Casi íntegramente conservado en tres fragmentos, ibidem, láms. 20, 24—25. (459) Completamente conservado en cuatro fragmentos, uno de ellos común al anterior, ibidem, láms. 22—24. (460) Desde la primera referencia de A. Gali, op. cit., p. 227; M. de Campos, op. cit., p. 15 y A. Blanco, C¶4E II..., p. 33. (461) Así las denomina R. Corzo, “Un nuevo mosaico de ‘thiasos’ marino”, BMusCádiz 3, 1981—1982, p. 51, al describir unos apéndices similares que muestra uno de los tritones del mosaico hallado en El Chorreadero, Paterna de la Rivera (Cádiz). (462) op. cit., p. 16. (463) Núm. Cat. 74. No obstante, poco después de la obra de Campos, el propio B. Nogara, op. cit., Pp. 20—24, se hacía eco de la polémica suscitada ya a finales del siglo XVIII sobre la antigUedad o no de la cabeza de Medusa que, al menos, desde la restauración llevada a cabo antes de su colocación en la Sala Rotonda del antiguo Museo Pio—Clementino, figura decorando el círculo central del mosaico. (464) Núm. Cat. 181. (465) Composiciones basadas en la representación de cuatro tritones dispuestos, con mayor o menor protagonismo, en torno a un motivo figurado central. A este respecto, véase M~ L. Neira, “El mosaico de los tritones de Italica en el contexto iconográfico del thiasos marino en Hispania”, Actas del VI Coloquio Internacional del Mosaico Antiguo (Palencia—Mérida 1990), Palencia (en prensa). (466) En otro sentido, tanto M. Torres, “Iconografía marina”, p. 123, como N. Duval y J.P. Darmon, en opiniones expresadas durante el VI Coloquio Internacional del Mosaico Antiguo, creen que, por su forma, todo el mosaico debia tapizar una fuente o estanque. (467) Véase nota 465. (468) En un mosaico bícromo de las termas de Neptuno, Ostia. Núm. Cat. 46. (469) En un mosaico bícrorio trasladado a fines del siglo XVIII a Zarskoje Sselo. Núm. Cat. 86. (470) En un mosaico policromo de procedencia incierta, perteneciente al Africa Proconsular. Núm. Cat. 123. (471) ~4E II..., p. 34. (472) Núm. Cat. 53. (473) Núm. Cat. 182, mosaico con el que presenta analogías al estar representados sus dos tritones portando un (474) Entre otras razones aducidas, véase MO L. Neira, “El mosaico de los tritones de Italica...”, tanto el punto evolutivo del esquema como la representación del agua parecen indicar esta época. (475) Descubrimiento realizado en el transcurso de las excavaciones llevadas a cabo en 1973 en la insula localizada al borde sur de la

54ó ampliación adrianea, inmediatamente contigua al foro de la parte antigua de la ciudad, en el lugar denominado Cañada Honda. (476) Denominado núm. 2 por A. Canto, “El mosaico del Nacimiento de Venus de Italica”, Habis 7, 1976, p. 298, quien destaca la novedosa aparición de dos niveles de ocupación con mosaicos superpuestos en la Italica adrianea. (477) Ibidem, Pp. 312—313, donde la autora señala dos momentos bien diferentes; en el primero se habrían utilizado materiales menos nobles, pero de ejecución diestra y fiel, visible en la orla superior del pérdido Boreas y en parte del mar representado en el panel de Arnymone; mientras que en una época más tardía, influida por el cristianismo, gruesas teselas de mármol rellenan huecos sin gran esmero en las esvásticas y el sogueado del grupo central de Venus, la crátera, la palma, el caballo y las esvásticas del lado sur. (478) Ibidem, p. 309. (479) Ibidem

(480) Ibidem, p~ 310. (481) Ibidem, Pp. 326—328, 332—338. (482) Ibidem, po. 299-300, 331—332, mientras que data las restauraciones a finales del III d.C. o comienzos del siguiente, situando el pavimento núm. 2, con el que se cubrió, en la primera mitad del IV d.C. (483) Sin que sepamos el lugar exacto, la estancia donde fue hallado medía 3,64 x 4,48 m., presentaba pinturas al fresco en los restos de muros conservados y contenía adornos de latón, una cerradura, listones y hojas de bronce, clavos, una bisagra, una cabezita de culebrita y otras piedrecitas de aplicación indescifrable, según se relata en “Las ruinas de Itálica”, Semanario Pintoresco Español (21 de julio de 1839), pp. 225—226. (484) Reseñados en el Diario de Sevilla (18 de mayo de 1839), la Gaceta de Madrid (28 de mayo de 1839) y el citado Semanario.. (485) Véase nota 483. (486) Reproducido en el artículo de 5. Celestino, “Mosaicos perdidos de Italica”, Habis 8, 1977, lám. XXVI. (487) Ibidem, p. 369. (488) Véase núm. Cat. 138. (489) Véase núm. Cat. 179. (490) Sobre este conocido mosaico de Galatea y Polifemo, véase A. Blanco, “Polifemo y Galatea”, ~ 32, 1959, Pp. 174 y Ss.; A. García y Bellido, “Parerga de Arqueología y epigrafía hispano— romana”, ~ 33, 1960, Pp. 165 y ss., figs. 2—3; IDE~¶, “Los mosaicos romanos de la Plaza de la Corredera en Córdoba”, BRAH 156, 1965, pp. 188—190, figs. 2—5, léms. XXXVI—XXXVIII; R. Thouvenot, Essai sur la province romaine de Bétique, Supplément, París 1973, p. 817, fig. 12; J.M. Blázquez, CME III. Mosaicos romanos de Córdoba

547

., Jaén y Málaga, Madrid 1981, Pp. 13—17, núm. 1, figs. 1—2, láms. 1—2, 81. (491) Hallado en 1969, al realizar obras para la construcción de unas viviendas. (492) “Un mosaico de la villa romana de “El Pomar” (Jerez de los Caballeros)”, Homenaje al Prof. Blanco, Madrid 1989. (493) Véase nota 436. (494) Identificado en su día por una inscripción dispuesta en una línea horizontal bajo la figura, aparece de pie sobre un carro, tirado por caballos, en posición frontal, portando en su mano izquierda la palma de la victoria, según refiere J.M. Alvarez, £~. cit., p. , lám. 3. Sobre la relación de temas circenses, concretamente de aurigas, con el thiasos marino, véase K.M.D. Dunbabin, The mosaics of Roman North Africa, Oxford 1978. (495) Como es lógico suponer si examinamos ejemplares similares, por ejemplo, el ya mencionado de Casariche. (496) J.M. Alvarez, op. cit., baséndose en consideraciones estilísticas y en el contexto arqueológico de la domus que muestra una amplia cronología desde el siglo 1 d.C. y una fase bien clara en torno al IV. (497) Situada a 16 kms. de Badajoz, junto a la carretera que une la citada capital con Valverde de Leganés, la villa fue excavada a partir de 1945 bajo la dirección de E. Rodriguez Amaya, Jefe de los Servicios Culturales de la antigua Excma. Diputación Provincial de Badajoz. (498) Denominado por J. Serra, La villa romana de la Dehesa de “La Cocosa”, Badajoz 1952, p. 80, como “monstruo que participa del ~T~on y del hipocampo”, J.M~ Alvarez, “El mosaico del tritón de la villa romana de “La Cocosa” (Badajoz)”, Homenaje al Prof. Martín Almagro Basch III, Madrid 1983, p. 380, lo nombra en repetidas ocasiones tritón o monstruo marino. (499) De forma visible. (500) J. Serra, oo. cit., Pp. 79—80. (501) Ibidem, o. 81. (502) Véase núm. Cat. 50. (503) Frente a la datación en el siglo II d.C. propuesta por J. Serra, op. cit., J.M. Alvarez, op. cit., piensa que el pavimento del supuesto tepidarium pertenecería a la fase de transformación de la villa, fechada por los paralelos expuestos y por el mismo tipo de teselas empleado en las villas de “El Hinojal” y “Panes Perdidos”, en cuya zona trabajaría un mosaista ambulante. (504) Aunque J.M. Alvarez, or.cit., p. 380, nota 4, escribía en 1983 que el pavimento esta a la espera de ser trasladado a su emplazamiento original, el panel conservado permanece actualmente expuesto, como un cuadro, en la pared de un corredor de la citada sede que no reúne, dada su estrechez y la falta de luz, las

548 condiciones necesarias, ni la perspectiva adecuada para ser fotografiado ni para ser contemplado. (505) Primera mención del hallazgo en 1963. (506) A pesar del estudio estilístico y comparativo de M. Bairrao, “Mosa!ques romaines du Portugal”, a~4GR 1, p. 263, que lo fecha en época severiana, su composición parece responder a una datación posterior, véase M~ L. Neira, “Acerca de las representaciones de thiasos marino en los mosaicos romanos tardoantiguos de Hispania”, Homenaje al Prof. Blázquez. Arte y Cristianismo 1991. (507) En 1907. (508) Reproducida más tarde por E. García Sandoval, “Informe sobre las casas romanas de Mérida y excavaciones en la “casa del Anfiteatro”, EAE 49, Madrid, 1966, lám. V. (509) J.R. Mélida, Catálogo Monumental de España. Provincia de Badajoz 1, Madrid 1925, núm. 749, pp. 183-184. (510) Debió perderse entre 1925, año en que J.R. Mélida, op. cit. dice que todavía subsiste, y 1952, fecha en la que J. Serra, ou oit., p. 80, nota 20, expresa que algunos fragmentos fueron

arrancados — sin duda se refiere a los que ‘han llegado hasta la

actualidad — y se conservaban en el Parador de Turismo y en el Teatro de Mérida, mientras que el resto, comprendiendo la parte central, había sido destruido. (511) La dirección de este pez, situado sobre el mismo borde del lado, es indicativa de la orientación de la figura a la que debía seguir, como sucede en el caso de los delfines que acompañan en el lado inferior a los tritones. En dirección opuesta sólo nadan los peces más próximos a la zona central del mosaico, situados sobre las colas pisciformes de aquellos tritones. (512) Aunque su silueta se confunde con el fondo de teselas blancas, la postura de su mano sólo puede responder a esta actitud, plasmada en numerosas representaciones de nereidas. (513) La rigidez de su esquema compositivo responde mejor a esta fecha que a décadas anteriores. (514) Tras hallarse durante un tiempo dispersos entre el Parador de Turismo y el Teatro romano de Mérida, como reflejaba J. Serra, véase nota 510. (515) Según el plano de la villa trazado por J.M. Alvarez, “La villa romana de “El Hinojal” en la Dehesa de las Tiendas (Mérida)”, NotAHisp IV, 1976, p. 450 y ss., que se encuentra a 18 kms. de Mérida, a cuyo término municipal pertenece casi en su totalidad. (516) Sobre la representación de sandalias en mosaicos, véase J.M. Blázquez, G. López, M.L. Neira y P. San Nicolás, ~4E VIII. Mosaicos romanos de Lérida y Albacete, Madrid 1989, p. 43, núm. 32, fig. 9, lám. 13. (517) Rehecha, de tal modo que se advierte claramente la parte recompuesta.

549

,. (518) J.M. Alvarez, op. cit., pp. 457, 462—463, besándose en la discreta policromía y, en particular, en el peinado, a modo de turbante, de la nereida, muy similar al de algunas de Piazza Armerina. (519) Descubierto en un ambiente adyacente a las estancias situadas sobre el hypocaustum. La pared de uno de los lados mayores de esta habitación se abría a otra zona rectangular menor, ocupada toda ella por un baño de mármol, cuyo desagUe atravesaba oblicuamente la sala del mosaico por debajo de éste. La presencia del hypocaustum en esta zona de la villa hace pensar que estos ambientes formaban el conjunto termal de la misma. (520) En lo cual se basa M. Torres,, “La escena de Ulises y las sirenas del mosaico de Santa Vitória do Ameixial (Portugal)”, BSEAA LXIV, 1978, p. 90, para describir el mosaico siguiendo una orientación, cuyo hipotético punto de vista partiría de la puerta que queda frente al baño. (521) Que L. Chaves, “A “villa” de Sta. Vitória do Ameixial”, O Arqueolgo Portugués XXX, 1938, p. 46, califica de figuras de fantasia. (522) M. Torres, op. cít., p. 90, habla simplemente de figura femenina. (523) Ibidem, lo menciona únicamente como personaje masculino. (524) Sobre este tema, véase el artículo citado de M. Torres, en cuya escena se centra fundamentalmente su estudio del mosaico de Sta. Vitória. (525) Véase M. Torres, op.cit., p. 91. (526) Que, a pesar de las noticias publicadas, no habían sido objeto de un estudio profundo. Véase M~ L. Neira, “Acerca de las representaciones de thiasos marino en los mosaicos romanos tardoantiguos de Hispania”, Homenaje al Prof. Blázquez. Arte y Cristianismo 1991, figs. 7—8.

(527) L. Chaves, ~, p. 47 lo cita erróneamente, cabalgando sobre el hipocampo que le precede. (528) Ibidein, p~ 48, la menciona, igualmente por error, sobre un delfín inexistente. (529) Aunque L. Chaves, op. cit., pp. 49—50, considerara el tridente portado por el tritón como un signo que distingue a la nereida que figura junto a él como la reina del mar ~ lo cierto es que ni la inclusión del tridente, documentado tambien como atributo de otros tritones, tiene por que implicar una mayor preeminencia de la nereida asociada al tritón que aquí lo porta, ni la iconografía de la propia nereida, en la misma línea que la otra nereida del panel lusitano, sustenta tal identificación. Bien al contrario, la similitud existente entre ambas nereidas, así como la simetría con que las dos parejas de nereidas y tritones aparecen dispuestas hablan en favor del rasgo de igualdad que las dos muestran, tal y

como se expone en M~ L. NEIRA, “Acerca de las ...“.

5; 0 (530) M. Torres, or. cit., p. 102, basándose en la disposición de las escenas y en la propia conjunción de los temas figurados. (531) Hallado a principios del siglo XIX. (532) 5. Lysons, Reliquae Britannico—Romanae 1, Londres 1813, lám. V, en D.J. Smith, BAR 41 (i), 1977, lám. 6.XVIII b. (533) R.P. Hinks, Catalogue of the Greek, Etruscan and Roman Paintings and Mosaics in the British Museum, Londres 1933, figs. 112, 119 y 121. (534) Véase núms. cat. 45 y 101, notas 119 y 269, sobre la confusión de entre ~ y proa de un navío. (535) Véase nota 102. (536) Sin noticias precisas sobre su hallazgo. (537) Hallado en 1783 en Dyer Street. (538) Descubierto, según la fecha del dibujo que ofrece Price, en 1881 o quizás algunos años antes. (539) Según el plano trazado tras unas excavaciones de urgencia realizadas desde 1982 a 1984 por J. Brémond, J. Piton y C. Sint~s, de los Museos de Arlés, bajo la dirección de J.—M. Rouquette. (540) En 1862, en el lugar denominado “La Chantrerie”, en un viñedo propiedad de Pichat. (541) En 1833, como consecuencia de las excavaciones emprendidas por Solage y Escudier. Desgraciadamente, no se dispone de ninguna referencia sobre el material encontrado en el transcurso de estas labores. (542) Mémoires de l’Académie des Sciences, Inscriptions et Belles Lettres de Toulouse IV, 1834—36, Pp. 32—51, donde la grandiosidad del pavimento, objeto de estudio aquí, hace tratar de pasada al otro mosaico figurado encontrado en la villa (543) Ibidem (544) A. Durn~ge, Archéologie pyrénéennes, lám. 14. No siempre fiel a la realidad, según se puede comprobar al comparar la versión ofrecida del panel de la nereida Doto y el tritón Nymphogenes con los fragmentos que de éste aún hoy se conservan, este dibujo fue después reproducido en una lámina del InvMosGaule. 1. 2, núm. 376, de G. Lafaye. (545) Una amplia y detallada relación de estos sucesos en R. Lizop, “La mosa~que de Saint—Rustice et ses inscriptions”, MémMidi 21, 1947, pp. 215—232, a quien en buena parte seguimos. (546) E. Roschach, Catalogue des antiquités et objets d’arts du Musée des Augustins, Toulouse 1865.

(547) ~ Pp. 218—219. (548) En una comunicación presentada durante una sesión de la “Société archéologique du Midi de la France”.

5&1

—. (549) M. Rachou, Catalogue des collections de sculpture et d’épigraphie du Musée de Toulouse, Toulouse 1912. (550) “Mosalque & l’Océan de Maubourguet”, Gallia 40,1, 1982, p. 161, nota 21. (551) Ibidein, p. 164, nota 32, fig. 10, menciona que este cuadro central se encontraba en la época del citado artículo en el taller de restauración de la ciudad de Toulouse, donde iba a ser restaurado por J.-L. Laffont. (552) Razones estilísticas hacen suponer esta fecha o una más tardía cercana al siglo V. (553) Probablemente a principios de siglo, a 3 Kms. al nordeste de la localidad, al pie del oppidum del Rouquet. (554) Descubierto en 1932 en la propiedad Boldrini, situada en la Grand’ Rue 24 de Nyon. Posteriormente, sondeos realizados durante 1940 pusieron de manifiesto la existencia del mismo mosaico en los sótanos de una casa colindante al mencionado lugar del hallazgo. (555) Recogida por V. von Gonzenbach, Die r~5mischen Mosaiken der Schweiz, Basilea 1961, lám. 68. (556) Ibidem, pp. 155-156, basándose en la analogía presentada con respecto a otros mosaicos datados en esta fecha y en la característica forma de representar el agua, típica del valle del Ródano. Esta cronología le induce a suponer que el mosaico pavimentaba el frigidarium de una segunda fase de las termas de la Colonia lulia E,~uestris—Noviodunum, remodeladas a principios del siglo III d.C. (557) Descubierto en 1845 por G. von Bonstetten y A. Jahn en la llanura de Boscéaz, cercana a Orbe, donde ya en 1841 había aparecido un mosaico geométrico. Dejado in situ y protegido por una construcción artificial, a modo de casa, fue casi completamente destruido en 1846, año en que los fragmentos salvados fueron trasladados a Berna y a Lausanne, aunque posteriormente algunos de éstos fueron devueltos a su lugar de origen. (558) Afortunadamente realizada tras el descubrimiento del mosaico, antes de su casi total destrucción en 1846, véase nota anterior. Ejemplares de esta litografía en color se conservan actualmente en el Bernisches Historisches Museum, núm. Inv. 18254, en la “Schutzhaus” de Orbe y en el Musée Historique de la Ville de Yverdon, núm. Inv. 2764. (559) Conservados en el Bernisches Historisches Museum. Si bien V. von Gonzenbach, Die r~mischen Mosaiken der Schweiz, p. 177, refiere un número de Inventario (39646) corran a ambos fragmentos, éstos figuran ahora con los núms. Inv. 39428 y 39429, respectivamente, tras una reorganización llevada a cabo en el citado museo. (560) Preservado durante un largo espacio de tiempo en la Stadt—und Universit~tsbibliothek de Berna, como señalaba V. von Conzenbach, Die r~5mischen Mosaiken der Schweiz, p. 177, actualmente permanece expuesto en el Bernisches Historisches Wiseum, con núm. Inv. 56167, tras haber sido restaurado bajo el patrocinio de la “Verein zur F~5rderung des Bernisches Historisches Museums. (561) En la “Schutzhaus” 4 de Orbe. (562) En el Musée Historique Vaudois de Lausanne, sin núm. Inv.

(563) Uno en la “Schutzhaus” 4 de Orbe, dos en el Musée Historique - Vaudois de Lausanne y el último en el Bernisches Historisches Museum, respectivamente. (564) Distribuidos entre las sedes mencionadas, véase nota anterior. (565) Conservado en el Musée Historique Vaudois de Lausanne, núm. Inv. 192, con unas medidas de 0,57 x 0,50 m. (566) A pesar de sus evidentes extremidades anteriores equinas, todos los autores citados en la bibliografía pertinente hablan, en lugar de ichthyocentauro, de tritón, término empleado desde su hallazgo para denominar al mosaico. En el mismo sentido, la representación de Teseo en uno de los medallones citados, véase nota 559, contribuyó también a dar nombre al mosaico, en ocasiones, mencionado como el “Theseus— und Tritonmosaik” o simplemente “Theseus—Mosaik”. (567) V. von Conzenbach, Die r5mischen Mosaiken der Schweiz, p. 178 y Die r~mischen Mosaiken von Orbe, Zurich 1974, p. 14, lo define como un león marino y una pantera marina, respectivamente. (568) V. von Gonzenbach, Die r~mischen Mosaiken von Orbe, pp. 34, 36, otorga esta cronología al conjunto musivario de Orbe, basándose en razones estilísticas, corroboradas por el hallazgo en 1855 de un tesorillo que contenía alrededor de 1200 monedas de la época que comprende desde Alejandro Severo (222—235 d.c.) hasta Aureliano (270—275 d.c.). (569) Véase notas 559—565. (570) Hallado en 1862, la parte correspondiente a los dos cuadrados situados en los ángulos sudeste y sudoeste con representaciones del Verano y del Invierno y a una zona del friso ya se encontraba destruida. Posteriormente, durante 1898-1990, fue objeto de una restauración llevada a cabo por Doret. (571) Segusii, pertenecientes a la raza gala preferida para la caza del jabalí. Sobre su representación en otros mosaicos, véase V. von Gonzenbach, Die r5mischen Mosaiken der Schweiz, p. 185, notas 7-8. (572) Un estudio detallado de las representaciones del mosaico, a excepción de las escenas con thiasos marino, escuetamente descritas, en V. von Gonzenbach, Die r~5mischen Mosaiken der Schweiz, Pp. 185- 195; Die r~mischen Mosaiken von Orbe, Pp. 28-34. (573) A lo ya expuesto en nota 568, V. von Gonzenbach, Die r~5mischen Mosaiken der Schweiz, p. 192, añade respecto a este mosaico que la representación de los dioses del semanario tanto en Gallia como en Germania no es anterior a la época de los Severos, el uso de pasta vitrea-7-- no se documenta durante el siglo II d.C. en los mosaicos hallados en Suiza y finalmente la cronología de los otros mosaicos

55.3 de la villa y la datación ofrecida por los hallazgos cerámicos confirman la fecha propuesta. (574) Sacado a la luz en 1849, tras el hallazgo casual de muros romanos pertenecientes a un edificio termal al efectuar obras para la construcción de la estación ferroviaria en Bad Vilbel, durante el invierno de 1848/49. (575) Representación de Medusa, según la opinión de A. Balland, “Une transposition de la grotte de Tib~re ~ Sperlonga: le ninfeo Bergantino de Castelgandolfo”, MEFRA 79, 1967, p. 451, nota 1. (576) A esta parte podría haber pertenecido, según H. Lavagne, tal y como se apunta en el BullAI~4A 12, 1988—89, p. 115, núm. 711, un fragmento de mosaico de aproximadamente 0,45 x 0,73 m., representando una sepia negra con cuatro pseudópodos partiendo de una y otra parte del cuerpo central, sobre el que destacan dos hileras de teselas blancas a cada lado y una línea en forma de V en el centro, que, según las indicaciones referidas en el de la Exposition—vente d’ uvres d’art du monde méditerraneen, 11 janvier—17 février 1985. Galerie M. Knoll, Cenéve, Ginebra 1985, núm. 107, procedería de una colección particular y sería originario de Treveris. La variada gama de colores aplicada a las representaciones de moluscos, peces y otros ejemplares en el mosaico, nunca solamente en blanco y negro, y en algún caso éste último combinado con gris, nos hacen dudar de la hipótesis planteada por H. Lavagne. (577) Sobre la inscripción y su identificación con el nombre del taller o la firma del artista musivario que elaboró el mosaico, véase G. Brambach, Inscr. Rhen., 1867, núm. 1409; CIL XIII, 7392; y la reciente publicación de M. Donderer, Die Mosaizisten der Antike und ihre wirtschaftliche und soziale Stellung. Eme Quellenstudie Erlangen 1989, Pp. 102—103, A 79, lám. 46. (578) Como sucede en otras representaciones de mosaicos con la máscara de Océano. En este sentido, véase los ejemplares de Acholla y Ancona, por citar sólo algunos. (579) K. Parlasca, Die r¿5mischen Mosaiken in Deutschland, Berlín 1959, p~ 93, habla de dos, dando por hecho que otro eros, del cual no existe resto alguno, debía figurar simétricamente hacia el ketos casi completamente perdido que flanqueaba la parte inferior izquierda de la cabeza de Océano, la derecha del espectador, donde nosotros suponemos, a juzgar por los fragmentos de un timón de espadilla y de la aleta caudal de una cola pisciforme, la representación de un tritón o ichthyocentauro, como se expone más adelante. (580) Que nos inclinan, de acuerdo con K. Parlasca, Die r~mischen P4~saiken in Deutschland, Berlín 1959, p. 94, a definirlo como centauro marino. (581) Detalle por el cual, sin duda, F. Behn, “Das Mosaik von Vilbel”, SJ IX, 1939, p. 1, lo denomina tritón, y no por la usual costumbre antigua de definir, en razón de sus idénticos atributos, tanto a tritones como a ichthyocentauros sencillamente como tritones, ya que sí califica, ou. cit., pp. 1-2, como centauro

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, marino al representado en el lado derecho con sus correspondientes y auténticas patas anteriores equinas. (582) Sorprendentemente, K. Parlasca, Die r~5mischen Mosaiken in Deutschland, pp. 93—94, lo describe como una nereida. Si bien su postura es propia de algunas nereidas representadas en otros mosaicos, sin que ésto signifique una exclusiva de estas figuras femeninas, su figura regordeta, su cabello y sus rasgos, correspondientes a los de cientos de erotes que aparecen en este tipo de composiciones, y, sobre todo, sus grandes alas ampliamente desplegadas, no nos ofrecen la menor duda sobre su identificación con un eros. (583) Fundamentándose en motivos estilísticos, todos los autores citados coinciden en señalar esta época. (584) Hallado en 1856, a unos 10 kms. al norte de Ingolstadt. (585) Sólo algunos trazos en sentido vertical se disponen en los dos trapecios decorados con delfines. (586) Aparecidas en la mayoría de las publicaciones que tratan del mosaico, véase, por ejemplo, K. Parlasca, Die r~5mischen Mosaiken in Deutschland, Berlin 1959, lám. 99, 1. (587) Fundamentalmente por el tipo de orlas, según K. Parlasca, Die r~5mischen Mosaiken in Deutschland, Berlín 1959, p. 104, discrepando de la hipótesis apuntada por P. Reinecke, Sarrmelblatt des Hist. Ver Ingolstadt 65, 1956, PP. 10 y ss, lám. 1 (con bibliografía) sobre la posible relación del origen de la villa de Westerfofen con los preparativos del viaje de Caracalla a la frontera en el año 213 d.C. (588) Hallado en el patio de una casa situada en la Waagplatz 2 de Salzburgo, al realizar obras para el levantamiento de un canal en 1877. (589) Reproducido en la publicación de W. Jobst, Die r~5mischen Mosaíken von Salzburg, Viena 1982, lám. 37, se conserva en la Graphiksammlung del Salzburger Museum Carolino Augusteum con el num. Inv. 7275/49. (590) Die r~mischen Mosaiken von Salzburg, p. 75, cubierto por una bóveda a la que respondería el motivo central y circular del mosaico, si bien más adelante, p. 78, apunta que también podría tratarse de una estancia de invitados. (591) Tan sólo cuatro permanecen expuestos en el Salzburger Museum Carolino Augusteum, mientras los once restantes, incluido el citado lote de nueve custodiado en una caja, se hallan en su depósito, donde los quince figuran con el mismo núm. Inv. 2851, diferenciándose únicamente por un número correspondiente de 1 al 15. Véase W. Jobst, Die r~mischen Mosaiken von Salzburg, p. 76. (592) Die r~mischen Mosaiken von Salzburg, Pp. 76, 78, fig. 39, 1. (593) Procedente de la “casa del Trífolium”, véase núm. Cat. 119. (594) En vista de la forma del meandro, según Latín, Diss, p. 250 y K. Parlasca (1969), p. 121, citados por W. Jobst, Die r~mischen Mosaíken von Salzburg, p. 80, nota 313.

5~J ti

. (595) Donde el fragmento de thiasos marino figura concretamente con el 2851/2. (596) Situada en una de las terrazas que se extienden sobre la parte occidental de la ciudad antigua, donde aparecieron también fragmentos de otros dos mosaicos policromos. (597) Mosaiques de l’Albanie, Tirana 1974, p. 5. La representación de las cabezas de los cuatro Vientos, vistas de perfil, en los ángulos del mosaico es un motivo relativamente frecuente que aparece asociado al thiasos marino en un número considerable de pavimentos. Sobre este tEi~T~ase... (598) Coincidiendo con el esplendor de Apollonia (599) Descubierto junto a otros dos mosaicos, uno con la representación de un triunfo de Díonysos y otro con diseño geométrico, que pavimentaban las estancias contiguas al norte y al sur de una casa romana situada al este de la Basílica Sur, en el transcurso de las excavaciones dirigidas por el prof. Ch. H. Morgan en 1934. (600) Estas dos orlas se hallaban en parte cubiertas y dañadas en los lados oeste y norte por un rrniro posterior y por su revestimiento de mármol. (601) Que S.S. Weinberg, Corínth 1, V, Princeton 1960, p. 115, califica como monstruo con cabeza de caiman. (602) Detalle decisivo en su identificación con un tritón. (603) Por el uso degradado del color, la decoración geométrica y razones estilísticas, según S.S. Weinberg, OID. cit., pp. 119—121. (604) Descubierto en la campaña de excavaciones dirigida en 1976 por P.A. Clement tras los primeros sondeos iniciados en 1970, bajo los auspicios de la American School of Classical Studies y en colaboración con el Greek Archaeological Service. (605) Como evidencian los motivos geométricos y estilísticos. (606) Descubierto ya antes de 1892, rodeando la piscina que se encontraba hundida a un nivel inferior.

(607) Fecha propuesta por Graef, Olympia II, Berlín 1892, Pp. 180— 183, y aceptada por S.S. Weinberg, op. cit., p. 300. (608) A juzgar por la primera noticia dada en 1970, debió descubrirse a finales de los años sesenta, bajo el pavimento de la plaza de la catedral de Chania. (609) Hallado entre los restos de una casa romana, sin que sepamos su lugar exacto, a principios de los años cincuenta, a tenor de la primera comunicación en 1952. (610) Parecen jóvenes e imberbes. (611) Explicitando el nombre del mosaista. (612) Concretamente, en el interior del muro que delimitaba el recinto del templo, durante las excavaciones dirigidas por J.T. Wood en 1869—70.

. (613) Hallado en el transcurso de las excavaciones realizadas en 1970 que pusieron al descubierto dos insulae de casas particulares en excelente estado de conservación, situadas en la via de los Curetes sobre las terrazas septentrionales del BUlbUldag. Sobre el resultado y los hallazgos, entre los que se cuentan frescos decorando paredes, de las diversas campañas efectuadas en la zona, véase H. Vetters, “Die Grabungen in Ephesos von 1960—1969 bzw. 1970 (Die Hangh~user an der Kuretenstr.)”, OJh 50, 1972—75, BBI 331—380. (614) Los motivos geométricos y estilísticos conducen, según W. Jobst, R~mische Mosaiken aus Ephesos 1. Die Hangh~user des F~nbolos Forschungen in Ephesos VIII/2, Viena 1977, Pp. 60—61, 64, a esta datación. (615) Sin datos publicados sobre el lugar exacto que pavimentaba, ni sobre la fecha y circunstancias del hallazgo, conocemos su procedencia de Cos gracias a la placa de identificación con la que consta en el citado Palacio de los Caballeros de Rodas. En nuestra búsqueda de noticias más precisas, el Sr. A. Giannikouri del Instituto Arqueológico del Dodecaneso, con sede en Rodas, sólo nos ha podido corroborar que, datado en época romana, el mosaico fue hallado en una casa en Cos (616) Descubierto junto a otros mosaicos geométricos y figurados con representaciones de Meleagro y Atalanta, Dionysos y personificaciones de tres ciudades que pavimentaban las estancias de una villa localizada en el campo del capitán Hadji al oeste del Mausoleo y excavada por Newton en 1856. Sobre los otros mosaicos citados, véase R.P. Hinks, op. cit., núms. 50-56. (617) Ph. Bruneau, Cl. Vatin, “Une nouvelle mosa~que a Délos”, BCH 88, 1964, p. 266, nota 3, a propósito de las representaciones de tritonesas en el arte antiguo, al estudiar el mosaico helenístico de Delos. En el mismo sentido, los autores mencionan también una de las figuras, generalmente identificadas con tritones, que soportan la concha de Venus en un mosaico de la domus dei Dioscuri de Ostia, núm. Cat. 54. (618) Descubierto en el transcurso de las excavaciones emprendidas en 1949 por el Instituto de Historia de la Academia de Ciencias Armenia, según B.N. Arakelian, “Pavimento de mosaico en la fortaleza de Garni (Armenia)”, Klio 37, 1959, p. 232 (en ruso), como pavimento de una sala sin hypocaustum, que A. Vostchinina, “Mosa~ques gréco— romaines trouvées en Union Sovietique”, CMGR 1, p. 320, identifica con un tepidarium, perteneciente a un edificio termal hallado cerca del palacio en Garni, localidad situada cerca de Erevan (actual República Armenia de la Unión Soviética). (619) Algunos investigadores la consideran como un testimonio de maestros musivarios que habrían trabajado gratuitamente para obtener la gracia del emperador, mientras que la interpretación propuesta por el Prof. L. Matzonlevitch aboga por su relación con la manifestación de las fuerzas de los dioses del mar, cuya actividad no habría ocasionado víctimas. (620) Según B.N. Arakelian, op. cit., pu. 237—240.

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. (621) Hallado tras las excavaciones dirigidas por L. Budde en 1956, si que sepamos con seguridad el lugar exacto o la estancia que pavimentaba. (622) Descubierto, junto a otros dos mosaicos geométricos que pavimentan dos estancias de la misma casa, en el transcurso de las excavaciones llevadas a cabo en 1983 por la Misión Polaca dirigida por W.A. Daszewski al este de la anteriormente excavada villa de Teseo. (623) Donde lógicamente estarían situadas las litterae del triclinium (624) Sobre las representaciones de Cassiopeia en mosaicos, véase especialmente H. Stern, Les mosa!ques des maisons d’Achille et de Cassiopée á Palmyre, Paris 1977, Pp. 29—38, 43—44 y 49—50; y núm. Cat. 227. (625) Concretamente Cassiopeia y Leda, cuya leyenda está representada en el panel superior izquierdo del mosaico. (626) La datación propuesta en base a los motivos geométricos y a razones de orden estilístico se vió confirmada, tras los sondeos realizados en 1984, por el hallazgo en la capa de mortero sobre la que se disponen las teselas de una moneda de Licinio 1, fechada entre los años 318—324 d.C., según W.A. Daszewski, Dionysos der Erl~ser, Maguncia 1985, Pp. 46—48. (627) Hallado en el ángulo sudoeste de la gran villa, durante las campañas de excavación dirigidas por W.A. Daszewski desde 1972 a 1975. Actualmente, y dadas las extraordinarias dimensiones de la villa de Teseo, la misión polaca prosigue sus excavaciones en el area. (628) Debido a su actitud amorosa hacia Neptuno, W.A. Daszewski, “Les fouilles Polonaises ~ Nea Paphos 1972—1975, Happort ?reliminaire”, RDAC 1976, Pp. 190 y ss. (629) D. Michaelides, Cypriot mosaics, Nicosia 1987, p. 36, plantea, en cambio, la posibilidad de que este monstruo marino sea un tritón o un hipocampo. A nuestro juicio, además de las razones apuntadas en el texto, la hipótesis sobre su identificación con un tritón queda descartada al no haber aparecido resto alguno de su cabeza justamente en el fragmento conservado junto a las púas del tridente de Neptuno, donde, teniendo en cuenta a la altura que figuran su cabeza y la de Amphitrite, tendría que estar situada la cabeza del supuesto tritón. En cuanto a su interpretación como un caballo marino, aparte de los rasgos felinos mencionados, el fondo de teselas sobre el que destaca la cabeza de este monstruo no revela ninguna señal indicativa de la quijada de un caballo. (630) Según manifiesta W.A. Daszewski, Dionysos der Erl~ser Maguncia 1985, PP. 15—16, 46—48, la villa, construida en el siglo II d.C., contiene un gran número de mosaicos geométricos y tres figurados, pertenecientes a dos fases, una primera de finales del siglo III d.C., en la que se habría realizado el mosaico de Teseo, y otra más tardía de finales del siglo IV d.C., en la que, además de

S —

., restaurar el citado mosaico de Teseo, se habría elaborado el mosaico con la representación de Neptuno y Amphitrite (631) Según la numeración de D. Levi, Antioch Mosaic Pavements Princeton 1947, p. 100, sobre los hallazgos realizados durante la quinta y la sexta campañas de excavaciones en 1935 y 1936. (632) Si bien D. Levi, op. cit., p. 100, distingue entre un velo, cuyo extremo sujetaría la nereida, y un manto rojo que cubría sus piernas. (633) Según H. Stern, Les mosa~ques des maisons d’Achille et de Cassiopée ~ Palmyre, Paris 1977, p. 35, quizás basándose en Levi,

(634) Siguiendo igualmente el plano de D. Levi, op. cit., p. 270. (635) Que D. Levi, op. cit., p. 270 denomina F. (636) Ibidem, C. (637) Ibidem, G’. (638) Según D. Levi, op. cit., p. 626. (639) Bajo la sala BD del grupo episcopal y en el ángulo noroeste de éste durante la campaña de excavaciones efectuada en 1971, según J. Balty, “Nouvelles mosa~ques pa~ennes et groupe épiscopal dit “Cathédrale de l’est” ~ Apamée de Syrie”, ~HAI 1972, p. 112. (640) Como sugiere J. Balty, op. cit., p. 112. (641) El carácter pagano del edificio que pavimentaba lleva a J. Balty, Mosa~ques antiques de Syrie, Bruselas 1977, p. 82, a fecharlo en la época del reinado de Juliano. (642) Parcialmente sacado a la luz en la citada campaña de 1971, pavimentaba a continuación del anterior la estancia BN/BP, según J. Balty, “Nouvelles mosa!ques palennes...”, Pp. 112—113. (643) “Nouvelles mosa~ques pa!ennes...”, p. 115. (644) Véase nota 641. (645) Perteneciente a un barrio de habitación antiguo, situado al sudeste de Palmyra, que fue descubierta, igual que la casa de Aquiles, durante las excavaciones realizadas entre 1939 y 1941. (646) Actualmente en el Museo de Palmira. (647) De vital importancia, aparte de los motivos estilísticos, para la datación del mosaico en los finales del siglo III o principios de IV d.C., como apuntan J. Balty, Mosa!ques antiques de Syrie, p.32, y H. Stern, Les mosa!ques des maisons d’Achille et de Cassiopée ~ Palmyre, p. 27. (648) Conservado en el Museo de Palmira, sobre una placa de cemento de 1,50 x 1,63 in. (649) “Nouvelles mosalques paTennes...”, p. 120, nota 1, segiin las indicaciones de P. Devambez.

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., (650) De aproximadamente 3,30 x 1,60 m., se halla expuesto en el Museo Nacional de Damasco. (651) Del mismo modo que las representaciones de las otras tres estaciones debían aparecer en los tres espacios restantes, resultantes de la inscripción del círculo en el cuadrado. (652) En oposición a las otras dos representaciones de esta leyenda que figuran en los mosaicos de Nea-Paphos (Cyprus) y de Apameia (Syria), véase núms. cat. 221 y 226, respectivamente, donde tanto nereidas como tritones y demás divinidades aparecen identificados con su nombre por una inscripción griega. (653) De 1,67 x 1,43 m., se conserva en el Museo de Palmira. (654) No así en los citados mosaicos de Nea Paphos y Apameia, donde, sin mención alguna al episodio de Andromeda, Casiopea aparece elegida y coronada como la triunfadora del concurso, véase núms. cat. 221 y 226, respectivamente. (655) Véase nota 647. (656) Véase notas 646, 648, 650 y 653. (657) Debió aparecer antes de 1936, fecha de la obra de J. Mascle, Le Djebel Druze, Beirut, p. 99, donde figura mencionado, pero su redescubrimiento o salida del anonimato no sucedió hasta finales de la década de los sesenta con la inclusión de su reprodución en la publicación de J. Lassus, La transmission des schémas dans la peinture antique et chrétienne, Roma 1968, p. 95, lám. IV, 2. (658) En contra de la opinión expresada por J. Balty, Mosa~ques antiques de Syrie, Bruselas 1977, p. 16, la inexistencia de restos de unas patas anteriores equinas en ambas figuras, la larga espalda del situado a la derecha, de donde parte su cola pisciforme, sin, al menos, extremidades anteriores visibles y la apariencia de aletas natatorias delanteras en el de la izquierda, nos inclinan a denominar a ambas figuras, no centauros marinos, sino tritón de una sola cola pisciforme y tritón de aletas natatorias. (659) Los años 244-248 d.C., época aproximada de la fundación de Philippopolis como colonia romana por Philippo el Arabe, nos sirven de terminus post quem (660) En el transcurso de las excavaciones dirigidas en el 1986 por G. Edelstein, según él mismo comunica en “Notes and News. Em Yahlu, 1986”, IEJ 37, 1987, pp. 190—191. (661) Véase los ejemplares recopilados por 5. Wages, “A note on the Dumbarton Oaks mosaic”, DOP 40, 1986, Pp. 119—128. A pesar de que desconocemos si llevaba unas características alitas sobresaliendo, a modo de cuernos, entre los cabellos, su postura, aunque ésta mira más hacia la derecha, y las dos serpientes de mar que se aproximan a su cuello nos llevan a relacionarla con la figura de Tethys representada en el mosaico de la estancia núm. 6 de la casa de la Barca de Psique en Antiocheia (D. Levi, Antioch Mosaic Pavements, Princeton 1947, p. 186, láms. XXXIX, b, CLVII, b. (662) Aunque no siempre, caso de la citada en nota anterior y de la Thetys del mosaico de la estancia 17 de la casa de Menandro en

5 b O

. Antiocheia, donde figura con Océano (D. Levi, op. cit., p. 198, láin. CLIX, b) presentan estos atributos. (663) Queremos hacer constar, aqul, nuestro más sincero agradecimiento a la Dra. Lucille Roussin, quien tras un encuentro que mantuvimos durante las sesiones del 5Th International Colloquium on Ancient Mosaics celebrado en Bath en 1987, me envió las fotografías inéditas de este mosaico, sólo parcialmente excavado durante 1986. Una de ellas, la que reproduce el citado fragmento, no corresponde, en cambio, a las partes descubiertas que figuran en las otras dos fotografías y suponemos que se debe a una posterior excavación de la habitación, perteneciendo, por tanto, y dada la similitud de la orla y del tema representado a uno de los ángulos de la parte sur del mosaico. (664) Según revelan los hallazgos de un sello de la le io y de una moneda de bronce de la época de Septimio Severo D~2ll d.c.) encontrados encima del mosaico, como expone C. Dielstein, op. cit. p. 191. (665) Sin datos sobre el lugar exacto, la fecha y las circunstancias de su hallazgo. (666) Según M. Donderer, Die Mosaizisten der Antike und ihre wirtschftliche und soziale Stellung. Eme Quellenstudie, Erlangen 1989, p. 62, núm. A 14.

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