La Inventiva Surrealista De E. F. Granell
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Estelle Irizarry La inventiva surrealista de E. F. Granell 2003 - Reservados todos los derechos Permitido el uso sin fines comerciales Estelle Irizarry La inventiva surrealista de E. F. Granell A Manuel, Michael, Steven y Nelson INTRODUCCION Parece un absurdo, de los que abundan en las obras surrealistas, que, a pesar del hecho indiscutible de ser E. F. Granell español, surrealista y autor de numerosas obras de invención, su nombre no figure en las nóminas de muchos libros y artículos dedicados al tema del surrealismo español en la literatura. Tal [10] vez ocurra esto porque las más de las veces los que deciden, por una u otra razón, incurrir en esos predios, son personas ajenas al movimiento surrealista. Sorprende, en cambio, el hecho de que algunos autores considerados surrealistas por estos críticos nieguen tal adhesión o sólo la acepten a medias. Recientes libros, como Surrealism and Spain 1920-1936, de C. B. Morris, y The Surrealist Mode in Spanish Literature, de Paul Ilie, no mencionan a Granell, en el primer caso, porque la época estudiada no corresponde a la de su producción literaria, y en el segundo, porque su obra evidentemente no ha llegado a la atención del crítico. Tal suele ocurrir con los investigadores extraños al movimiento surrealista. No obstante, la significación de la obra de Granell ha sido señalada por Ángel del Río, José R. Marra-López, G. Sobejano, Juan Ramón Jiménez, Vicente Llorens y Eugenio de Nora, así como los escritores de obvia vinculación surrealista, como J. L. Bedouin, J. M. Matthews, S. Baciu y Octavio Paz. Granell empezó a dar rienda suelta a su inventiva en la década de los cuarenta, pero su primera novela no fue publicada hasta 1959. El grueso de su producción aparece después de 1967, residiendo el autor en Nueva York; así se explica en parte, con estas circunstancias, la limitada difusión de sus obras fuera del continente hasta la fecha. Se trata, sin embargo, de un surrealista ortodoxo, si cabe emplear tal adjetivo para describir un movimiento cuyo conato fundamental es la libertad. Queremos decir con eso que es plena y consciente su adscripción al moviminto animado por André Breton, a quien conoció en la República Dominicana. En el catálogo de la exposición de Granell, en diciembre de 1974, aparece una fotografía de los dos fechada en 1941. Es notable también que el primer libro de Granell, Isla cofre mítico, de 1951, sea un homenaje al gran poeta francés. Así que ni se trata de un neosurrealista ni de un escritor que simplemente sigue lo que llama Ilie «the surrealist mode» como un credo estético. En primer lugar, porque el surrealismo no es moda ninguna. (Dos miembros del movimiento original, Soupault y Artaud, fueron expulsados por Breton por haber sucumbido a la tentación de reducir el surrealismo a una técnica literaria, según informa J. M. Matthews.) [11] En segundo lugar, porque, para Granell, el surrealismo no es cosa de estilo, sino una filosofía total cuyo único fin es el de la libertad absoluta, brindando a cada uno la oportunidad de revelar su propia conciencia, subconsciencia e individualidad como hombre y como artista. En una encuesta publicada en El Urogallo, en el otoño de 1974, afirmó Granell que «el surrealismo es un estado espiritual, calificado por un radical inconformismo y un ansia de libertad ilimitada». Mientras que Ilie y la revista Insula tuvieron que reconocer como surrealistas a muchos que sólo lo son en parte o transitoriamente, tenemos en E. F. Granell un surrealista total y del grupo bretoniano. Al estudiar la inventiva surrealista de nuestro autor, no resulta difícil ver la influencia del maestro francés. Pero, siendo el surrealismo tan personal y variado como lo es la interioridad de cada cual, el de Granell tiene un carácter muy propio, que recorre todos los grados del humor negro, desde lo hilarante hasta lo grotesco. Granell se expresa con entusiasmo en torno al fenómeno del surrealismo, según lo revela la entrevista incluida en la encuesta antes citada. Preguntado acerca del surrealismo en la literatura y en el arte, el estado del movimiento en la actualidad y autores representativos, ofrece largos y detallados comentarios. Sin embargo, frente a la pregunta de si «hay en su propia obra alguna influencia o rasgo que pueda llamarse surrealista», contesta con admirable reticencia: «Sí.» Su renuencia a comentar su propia obra sorprende en nuestros días, cuando a los autores hoy se les suele estimar como comentaristas de sus propias obras más que a los críticos. Es este «sí» tan lacónico y tajante lo que nos ha animado a escribir las presentes páginas, en las que esperamos contestar con más extensión la pregunta anterior y mostrar la índole singular de la creación literaria de E. F. Granell dentro del espíritu surrealista. [12] DATOS BIOGRÁFICOS Es el mismo autor quien nos provee con un esquema de tono algo festivo en la contraportada de su libro Lo que sucedió, publicado en 1968: La Pardo Bazán, Menéndez Pidal, Madariaga y yo somos de La Coruña, pueblo, así, feliz. Soy el menor, pues nací en 1912. Hice estudios en varias universidades. Me doctoré en Sociología en la New School for Social Research, de Nueva York. Fui profesor en diversos centros, y lo soy, desde 1960, del Brooklyn College. Luché del lado republicano durante la guerra civil. Me refugié en Francia. Viví en la República Dominicana, Guatemala y Puerto Rico. Ahora resido en Nueva York. Fui periodista, soldado, obrero, campesino, comentador de radio, músico, decorador, ilustrador y crítico. Fracasé como deportista, militar, colono, comerciante, fotógrafo y actor. Publiqué libros, poemas, artículos y ensayos. Celebré exposiciones de pintura. Obtuve premios en los que creo poco. En brujas creo menos; en el fascismo internacional y en el nacionalismo comunista, nada. Siendo gallego, aspiro a ser gran español y el más insignificante de los galleguistas. Trato de aprender a tocar la guitarra, y como ya voy por la segunda cuerda, con cinco años más, ¡listo! Estoy casado. Tenemos tres hijos y cuatro nietos. Lo que más me gusta de la vida tradicional es ser hijo, hermano, esposo, padre y abuelo. De la proletaria no me gusta nada; de ahí mi anhelo de que quienes lo son dejen de serlo. Es curioso notar que las metamorfosis que marcan su vida profesional, incluyendo las más diversas carreras, se reflejan en uno de sus cuentos, «Nostálgico pronóstico», el cual estudiamos en otro capítulo. [13] PINTOR Y ESCRITOR Una de las características centrales del movimiento surrealista es su estrecho vínculo con las artes plásticas. Como Picasso, cuyos escritos fueron elogiados por Moreno Villa y André Breton, Granell revela su talento como pintor y escritor. Primero fue reconocido como pintor a través de numerosas exposiciones internacionales, pero Juan Ramón Jiménez descubrió en Granell un escritor de talento cuando saludó la publicación de su libro Isla cofre mítico con la siguiente observación: «No sé por qué me imajino que Granell fue escritor antes que pintor. Y creo que su pintura se humanizaría más con la alternancia de su escritura impresionista. Porque si la imajinación no puede ser sino cosa del hombre, también lo humano es fatalmente cosa de la imajinación». Termina su comentario con las palabras inspiradoras: «Escriba, Granell, escriba.» Se puede decir que fue la pintura lo que produjo el reencuentro entre Granell y el público español. Hizo una exposición en Madrid, en el año 1967, y sus cuadros estuvieron en el pabellón español de la Bienal de Venecia tres años antes. En diciembre de 1974 se montó una exposición de sus obras en la Sala de Santa Catalina, del Ateneo de Madrid. En el catálogo de dicha exposición, afirma el crítico Santiago Arbós Ballesté que «se trata, sin duda, de uno de los artistas españoles contemporáneos más significativos, pero su prolongada ausencia de España ha motivado nuestra ignorancia u olvido respecto a él». Esta observación es igualmente exacta aplicada a sus obras escritas. Desgraciadamente, la literatura no se difunde mediante exposiciones públicas, como la pintura. La única manera de conocer los libros es leyéndolos, aunque, como notó el escritor y crítico inglés E. M. Forster, algunas tribus salvajes se los comen. Así ha tardado en producirse el encuentro del autor Granell con el público [14] lector de su país, aunque goza de firme reputación en América. Anna Balakian, a quien debemos explicaciones muy lúcidas acerca del surrealismo y sus proponentes, se refiere a la opinión expresada por Reverdy de que los saltos de la imaginación en el hombre son válidos solamente cuando se encuentran emparentados con un grado igual de fuerza lingüística. Al fin y al cabo, la literatura es el arte de la palabra y se han de juzgar sus aciertos no a base de su filosofía inspiradora, sino sobre lo que hace con la materia prima del lenguaje. Sin embargo, existe entre algunas personas en el mundo intelectual la idea de que un mismo creador no puede manejar con igual habilidad el pincel y la pluma, lamentable equivocación que ha dado lugar al desprecio de una actividad o la otra en determinados individuos. En realidad, estimamos que nada impide el ejercicio simultáneo de ambas disciplinas, con tal de que la simultaneidad no sea tan rigurosa que el artista se encuentre con los dos instrumentos en la mano al mismo tiempo, cosa que no sería muy probable aun tratándose de surrealistas. Granell es muy consciente del gran número de artistas que cultivaron las artes literaria y plástica dentro y fuera de España, entre ellos Leonardo da Vinci, Víctor Hugo, el duque de Rivas, Galdós, Juan de Jáuregui, Hartzenbusch, Bécquer, Ramón y Cajal, Solana, Moreno Villa, Juan Ramón Jiménez, Castelao, Dalí y Lorca.