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PERFECCIONAR LA FORMACIÓN EN ROMA (1746-1764). LOS CASOS DE JOSÉ DE HERMOSILLA Y JUAN DE VILLANUEVA IMPROVING ONE´S TRAINING IN ROME (1746-1764). THE CASES OF JOSÉ DE HERMOSILLA AND JUAN DE VILLANUEVA Pedro Moleón Gavilanes Universidad Politécnica de Madrid [email protected] RESUMEN: Durante la segunda mitad del siglo XVIII, Roma fue la capital artística de la cul- tura europea, el centro que reunía la más prestigiosa y venerable concentración de ruinas de la antigüedad que podía hallarse en un solo lugar. En el clima cosmopolita que se vivía en la ciudad y en el contacto directo con aquellos restos del pasado, que había que visitar y estudiar para poder dar nueva vida a los principios que los produjeron, fue donde el nuevo clasicismo del Siglo de las Luces encontró el foco de su difusión internacional. Tal es la trascendencia que tuvo el viaje a la ciudad de las ruinas para los pocos arquitectos españoles que, entre 1746 y 1796, lo reali- zaron. Todos ellos marcharon a la Urbe con la intención de ampliar sus estudios y perfeccionar su formación en la creencia de que la antigüedad clásica era la fuente de la que debían obtener sus principales conocimientos. Todos ellos regresaron trayendo en su memoria una reserva de imágenes ejemplares e ideas nuevas y nobles a partir de las cuales crear en el futuro sus propias obras. ABSTRACT: During the second half of the 18th century, Rome was the artistic capital of the European culture, the center that collected the most prestigious and respected concentration of ruins proceeding from the classical period that could be found in just one place. Within this cos- mopolitan climate that the city enjoyed, and in a permanently direct contact with the remains of the past, which had to be visited and studied in order to give light to the principles that produced them, it was where the new classicism of the Enlightenment found the focus for its international spreading. This was the importance for the different trips that several Spanish architects made to the city of ruins between 1746 and 1796. All of them went to Rome with the intention to widen their studies and improve their training, believing that the classical antiquity was the source where they should find their main knowledge. They all came back with a permanent corpus of XVI Jornadas de Historia en Llerena images and new and noble ideas to be used in their future works of art. 195 EL SIGLO DE LAS LUCES XVI JORNADAS DE HISTORIA EN LLERENA Llerena, Sociedad Extremeña de Historia, 2015 Pgs. 195-226 ISBN: 978-84-608-8037-0 Hermosilla. Arquitectura y Urbanismo Arquitectura Hermosilla. 196 Perfeccionar la formación en Roma (1746-1764). José de Hermosilla y Juan de Villanueva Fueron pocos los arquitectos españoles que viajaron a Roma durante la segunda mitad del siglo XVIII. El viaje a la ciudad aportaba entonces la experiencia estética y vital que iba a internacionalizar el gusto neoclásico, conciliador de las Luces y el mundo antiguo. En esa aventura, 1746 fue el año de la primera convocatoria de pensionados que se hizo desde la Junta Preparatoria de la futura Academia de San Fernando y 1796 el año en que se creyó inminente la ocupación de la corte papal por Napoleón, un hecho que finalmente no se produjo, pero que provocó la salida de Roma de los extranjeros residentes en la ciudad. Todos los arquitectos españoles que visitaron la Roma del Grand Tour lo hicieron con la intención de ampliar sus estudios y perfeccionar su formación1. I. PANORAMA GENERAL DE LAS PENSIONES ACADÉMICAS EN ROMA El viaje a Roma de nuestros arquitectos se va a producir en cuatro periodos di- ferentes, coincidentes con cuatro turnos de pensionados por la madrileña Academia de Nobles Artes. Primer turno, el de los pensionados Miguel Fernández (1726/27-1786), en Roma entre abril de 1747 y mayo de 1758, y José de Hermosilla (1715-1776), entre ju- lio de 1747 y julio de 1751. Con Fernández coincidirá el turolense Joaquín Ibáñez García (1720-1787) unos años en la corte papal, donde estuvo entre abril de 1754 y octubre de 1761 sin pensión académica. Segundo turno, el de los pensionados Juan de Villanueva (1739-1811), en Roma entre enero de 1759 y octubre de 1764, y Domingo Lois Monteagudo (1723-1786), entre enero de 1759 y marzo de 1765. Ambos se encuentran allí con el español, aunque nacido en Roma, Francisco la Vega (1735-1804). Y en estos años debió de viajar también a Roma sin pensión académica el turolense Marcos Ibáñez Aldea (1738-1784), hermanastro de Joaquín Ibáñez García2. Tercer turno, el de los pensionados Guillermo Casanova (c.1756-1804), en Roma entre julio de 1779 y 1781, e Ignacio Haan (1756/58-1810), entre julio de 1779 y febrero de 1786. Coinciden con ellos un tiempo en Roma, viajando a su costa, José Ortiz y Sanz (1739-1822), entre 1778 y 1784, Pedro de Silva-Bazán y Sarmiento (1792-1808), viajero entre 1780 y 1781 por Francia, Italia, Austria y Alemania jun- to a su hermano, el marqués de Santa Cruz, y Manuel Martín Rodríguez (1750/51- 1823), entre septiembre de 1783 y septiembre de 1784. Cuarto turno, el de los pensionados Evaristo del Castillo (1769-1798) y Silvestre Pérez (1767-1825), ambos en Roma entre septiembre de 1791 y septiembre de 1796, y Jorge Durán (+1798), entre 1794 y mayo de 1796. Por sus propios medios estuvieron en Roma durante estos años Miguel Olivares Guerrero (1748-1813), XVI Jornadas de Historia en Llerena al menos en 1792, y Eusebio María de Ibarreche (1752-18¿?), que deja rastro documental de su actividad en la Urbe entre 1793 y 1796. Otro discípulo de la Academia, el madrileño Isidro Velázquez (1765-1840), estuvo en Roma como pen- sionado extraordinario de Carlos IV entre diciembre de 1791 y septiembre de 1796. 1 Este texto tiene una deuda directa con mi libro, Arquitectos españoles en la Roma del Grand Tour (1746-1796), Madrid, Abada, 2003. 2 Sobre Joaquín Ibáñez García, véase LÓPEZ AZORÍN, Mª.J. “El ilustrado Joaquín Ibáñez García, un desconocido arqui- tecto, diplomático y eclesiástico turolense”, Teruel, Revista del Instituto de Estudios Turolenses, núm. 2, vol. 83-84, 1992, pp. 311-331. Sobre su hermanastro Marcos Ibáñez Aldea, véase GONZÁLEZ MARTOS, V. “Marcos Ibáñez, arquitecto español en Guatemala”, Anuario de Estudios Americanos, t. III, Sevilla, 1946, pp. 877-910, y SEBASTIÁN, S. “El valle de Xi- loca y el quinto centenario del descubrimiento de América. El arquitecto Marcos Ibáñez”, Xiloca, 6, 1990, pp. 237-244. 197 Pedro Moleón Gavilanes II. JOSÉ DE HERMOSILLA El segundo pensionado español por la Arquitectura en Roma llegará a la corte pa- pal medio año después que el primero, Miguel Fernández Peñalosa. Se trata de José de Hermosilla y de Sandoval (Llerena, Badajoz, 12.V.1715- Madrid, 21.VI.1776), un hombre con una formación más amplia de lo que era propio de un arquitecto en la época, ya que había sido estudiante de filosofía y teología en la Universidad de Sevilla, había ingresado en el cuerpo de ingenieros para formarse en la arquitectura militar y había pasado después a emplearse en las obras del nuevo Palacio Real de Madrid a las órdenes de Juan Bautista Saqueti3. Hermosilla fue designado para la pensión de Roma por Fernando VI, en una Real Orden de 2 de mayo de 1747, como sustituto de Diego de Villanueva, con la advertencia de que se le asistiera durante tres meses con el sueldo que tenía como delineador de la obra de Palacio “en atención a que es casado y tiene dos hijos”4. La disposición real es leída en la Junta Preparatoria del 25 de mayo y, cuando dos días más tarde se cierra el acta de la reunión, se hace constar que Hermosilla “ya estaba puesto en camino”. La llegada de José de Hermosilla a Roma debió de producirse en un momento impreciso de la primera quincena de julio de 1747, puesto que para el día 20 de ese mes ya estaba en disposición de continuar allí su formación de arquitecto en el estudio del florentino Ferdinando Fuga (1699-1781). De tales circunstancias es informada la Junta Preparatoria del 14 de septiembre, cuando su secretario da lec- tura a la carta fechada el día 20 de julio por Alfonso Clemente de Aróstegui, en la que el auditor de la Rota y tutor de los pensionados “participa al Sr Viceprotector que avía llegado á la Corte de Roma el mencionado Dn. Joseph de Hermosilla y que en conformidad con las Instrucciones con que se halla, le ha puesto para que prosi- ga sus estudios de Arquitectura con el Cavallero Fuga, que es uno de los Maestros más célebres de Italia”5. Los primeros frutos de la actividad romana de Hermosilla no llegarán a Madrid hasta el año siguiente, cuando el 8 de febrero de 1748 se envía al ministro José Carvajal, “en una caxita de madera unas plantas de Iglesias que há hecho el Pensionado Architecto Dn. Joseph de Hermosilla, las que aquí han merecido parti- cular aprobación de su M[aest]ro. Dn. Fernando Fuga”6. En los años en que Hermosilla está en relación con Fuga en Roma, la obra más importante que el florentino tenía en marcha era la lenta construcción en el Trastevere, frente a la Farnesina, en la Via della Lungara, del palacio para el car- denal Neri Corsini, sobrino de Clemente XII, que no se concluirá hasta 1758 tras haberse comenzado en 1736. El cuerpo central, obsesivamente cargado de pilas- tras, guarniciones, repisas y tímpanos sobre y junto a los tres arcos de la entrada, así como la escenográfica escalera que arranca al fondo del zaguán, son recursos 3 Sobre José de Hermosilla véase el apéndice de Ceán-Bermúdez a Eugenio LLAGUNO y AMIROLA, Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración […] ilustradas y acrecentadas con notas, adiciones y documentos por D.