La Républica De Platón O Coloquios Sobre La Justicia
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< « LA REPÚBLICA DE PLATÓN? ó COLOQUIOS SOBRE LA JUSTICIA. TRADUCIDOS EN CASTELLANO* É ILUSTRADOS CON VARIAS NOTAS POR D. 7. T. Y G. tomo primero. Scribendi recié , supere est principian} & fonr, Rem tibí Socrática potetunt ostendsre chartsd, Kor. Alt. Poet. MADRID: EL LA IMPRENTA DE DON JOSEP COLLADO. AÑO DE 1805. en el canto armonía , Lo que los músicos llaman un concordia ó saber , esto es en la ciudad la , vinculo para la estrechísimo é importantísimo república que de conservación de qualquier , la jus tlC1 ningún modo puede haber sin ^- de la. Ciudad de San Agust. lib. 2. cap. 21. Dios. III EL TRADUCTOR AL QUE LEYERE* Habiendo sido tantas las eloqüentes tra- ducciones de autores clásicos , así griegos como latinos, con que desde el siglo cator- ce acá enriqueciéron la lengua castellana y nuestra literatura eruditos y laboriosos españoles 5 extraño parecerá que del filó- sofo Platón no se haya hasta ahora , que se sepa , traducido nada en castellano, quando sus obras se tuviéron siempre por lo mas selecto, instructivo y docto que escribiéron ios filósofos de la Grecia sá- bia. Este descuido se hace mas notable al considerar , que sobre todos los antiguos tiene la ventaja de ser á un mismo tiempo el mas sólido el mas eloqüente y 5 apren- diéndose en sus escritos no solo el buen sino ademas la lenguage , ciencia de bien vivir : en términos que solo con su lectu- ra puede quedar qualquiera instruido per- fectamente de quanto supiéron los genti- les en orden á la ciencia moral 5 cuyas verdades esparcidas en las obras de los otros filósofos, y recopiladas en las suyas, a 2 IV componen con las nuevas luces que Ies un cuerpo de doctrina de lo mejor que dió , conoció el paganismo. Sus grandes pen- samientos y sublime genio le grangearon de divino no se detu- el sobrenombre , y vo Cicerón en compararle á Homero y respetándole como Demósthenes , á su maestro y su Dios, hasta llegar á de- cir que mas queria engañarse con Platón, que pensar bien con los otros. Algunos Padres de la Iglesia le mira- ron con gran veneración las sublimes , y verdades que se encierran en sus escritos y tan filósofos formaron grandes , tuviéron bastante fuerza para arrancar de la docta pluma de San Agustín, hablando de estos, aquella fuerte hipérbole que en , mudan- do algunas proposiciones y unos pocos tér- minos se convertirían en hombres chris- tianos. Es cierto que otros Padres , en es- pecial San Juan Chrisóstomo , hiciéron contra él terribles invectivas 5 pero esta oposición de pareceres debe atribuirse á los dos modos con que se consideraba ia filosofía de Platón. Los filósofos christia- nos la miraban como doctrina que condu- cía naturalmente á la religión christiana. V Y los filósofos paganos la consideraban co- mo que contenia en sí una moral tan per- fecta como la de los christianos, y aún que podía ocupar el lugar de esta santa religión. Eaxo el primer respeto era digna de todos los elogios que le diéron los grandes Doc- tores de la Iglesia que saliáron de su es- cuela. Baxo el segundo no hay anatema á que no sea acreedora 5 siendo bien noto- rios los defectos de esta filosofía tan , y desmesurado el orgullo de los filósofos que en ella prevaleciéron. Hoy dia cesó ya esta diferencia no hay ninguno , y , á no ser ciego é insensato, que se atreva á preferir ni , aun siquiera á comparar á Platón Sócrates no digo y , con los Evan- gelistas Apóstoles sino y , aun con el me- nor de los buenos christianos. El defecto principal de nuestros dias consiste en el abuso que se hace de apli- car con prodigalidad el augusto título de filósofo á toda clase de personas de quaí- quier arte profesión que sean y , que por lo raro llaman la atención con alguna sin- gularidad, ó que se distinguen por su li- bertinage ; habiendo sucedido á la filoso- fía lo que á las familias mas distinguidas, a 3 VI quando usurpados sus ilustres apellidos otras obscuras bastardas vienen por y , á parar en que no se sabe distinguir quienes que ten- sean los verdaderos herederos , gan derecho de llevar aquel nombre. A dia causa de esto se halla hoy , como en los tiempos de Platón , desconocida , aba- tida despreciada esta profesión hasta y , no tenerse idea ninguna del verdadero fi- lósofo 5 cuyo carácter consiste en ser pru- dente justo fuerte templado en amar , , y ; la verdad huir del deleite renunciar , , á todos sus deseos en quanto sea posible , y despreciar su cuerpo , opuesto siempre á la sabiduría 5 en no temer ni la pobreza, ni la afrenta que pueden padecerse por sostener la justicia la verdad en hacer y , bien á todos los hombres , aun hasta sus mismos enemigos no .pensar en otra , y cosa que en morir bien para conseguir- , y lo renunciar á todo y renunciarse á sí mis- mo. Esta idea tuvjéron los mas ilustrados paganos Sócrates Platón de consi- y , y guiente tuve por cosa útil y provechosa ha- cer ver mediante esta traducción el progre- so cierto y visible que ellos hiciéron en la averiguación de estas verdades cono-1 , y vir eer hasta qué grado de luz plugo á Dios el conducirles. Por poco que se reflexione sobre lo que enseñaron , dice Mr. Dacier, se ve claramente que para cerrar Dios la la boca á incredulidad , preparaba ya la los conversión de gentiles , tantas veces los Profetas predicha por 5 porque á la verdad obra de Dios fué como un pre- , y de esta conversión ludio , que dos paga- nos , en la mas idólatra de todas las ciu- dades quatrocientos años ántes que , y la luz del evangelio alumbrase al universo, anunciáran y probáran una gran parte de las verdades de la religión christiana. Dig- na es de notarse la circunstancia del tiem- po, pues que Platón empezó á divulgar las doctrinas de Sócrates poco después que muriéron los tres últimos Profetas que hu- Israél. bo en De suerte , que al punto que cesaron los Profetas entre ios judíos , sus- cita Dios filósofos que empiezen á ilustrar á los gentiles sirvan de desengaño al , y hombre sobre lo poco que puede su flaco y débil entendimiento sin los auxilios de la revelación , á vista de que estos subli- mes ingenios desde la cumbre de los mas elevados pensamientos se , despeñan en el a 4 vm abismo de los errores mas exécrables é inesperados, aun en la persona mas idiota, manifestando á la postre que son hombres. Esto deberán no perder de vista los lectores, para que en tropezando en algu- na de las manchas con que desfiguró Pla- tón sus excelentes escritos, léxos de re- traerse de su lectura por semejantes caí- das , se aprovechen de aquella humilla- ción de la razón humana para conocerse á sí mismos acostumbrarse , y á descon- fiar de sus propias luces. Á qualquiera le será fácil comparar la moral de Sócrates con la que se lee en los libros de los que en nuestros dias se tienen únicamente por sábios encontrará 5 y que en medio de sus defectos discurrió mucho mejor sobre la ley natural y sobre la esencia de la justi- cia , que aquellos que no conocen mas ley natural que el instinto físico , ni otra jus- ticia que el interés del mas fuerte. Se sor- prehenderá también al ver levantar á un gentil un edificio de moral , que separadas unas pocas nulidades , tiene toda la per- fección que era capaz de darle el espíritu humano entregado á sus propias fuerzas} mientras que algunos christianos que se IX vanaglorian de haber heredado algo de la sabiduría de Sócrates le miran , y como modelo de virtud , trabajan por destruir no solo la obra de la revelación y de una sabiduría infinitamente superior á todo el saber de los hombres , sino aun hasta la obra misma de la razón. Quanto mas gran- des fuéron las tinieblas de aquellos tiem- pos , tanto mayor aprecio debemos hacer de Platón de Sócrates que y , parece fué- ron escogidos de Dios para ser los pri- meros pregoneros de estas grandes verda- des si puede decirse , y , los precursores de San Pablo en la mas supersticiosa y la mas idólatra de todas las ciudades de Gre- cia. La doctrina de estos filósofos fué la que conservó las chispas del conocimien- to que este grande Apóstol encontró en el corazón de algunos atenienses , sobre la resurrección de los muertos, y sobre la inmortalidad del alma. Para expresar mejor el ingenio y mé- todo Socrático , prefirió Platón escribir en diálogo siendo , cada conversación una escena viva y animada, donde se ve obrar á todos los actores , dirigiéndose mejor al blanco de persuadir é instruir , por tener x en la fuerza de un juicio contradictorio , el qual las dos partes se defendiéron quan- alcanzaron sus ta- to fué su voluntad , ó lentos por lo mismo la victoria conse- , y se le guida por una de las dos partes , no todo quando el diá- puede disputar , sobre logo está trabajado por un hombre diestro que no busca mas que la verdad. Antes de Platón este modo de escribir era poco co- nocido, habiéndolo apénas usado Zenón de Elea, y Alexamenes de Teos; pero fué la elegancia la her- tanta la urbanidad , , mosura y gracia que derramó Platón en esta especie de conversaciones, que le me- recieron la gloria de la invención fué , y mirado en todos los siglos como el primer compositor de los diálogos. Cada uno de los suyos es una pintura sacada de la mis- ma naturaleza , donde se describen las costumbres y caractéres de los sofistas, de los políticos los niños , de , de los mo- zos de los viejos de las mugeres los , , , de esclavos de las personas libres sien- y ; no do estos unos meros rasgos generales , sino retratos personales que no desconocerían las gentes que viviéron en su tiempo.