Guillermo Villa Castañeda (José María Bradomín)
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
GUILLERMO VILLA CASTAÑEDA (JOSÉ MARÍA BRADOMÍN) Número 13 2015 Lic. Gabino Cué Monteagudo Gobernador Constitucional del Estado de Oaxaca Lic. Alonso Alberto Aguilar Orihuela Secretario de las Culturas y Artes de Oaxaca Lic. Guillermo García Manzano Director General de la Casa de la Cultura Oaxaqueña Lic. María Concepción Villalobos López Jefa del departamento de Promoción y Difusión Lic. Rodrigo Bazán Acevedo Jefe del departamento de Fomento Artístico Ing. Cindy Korina Arnaud Jiménez Jefa del departamento Administrativo C.P. Rogelio Aguilar Aguilar Investigación y Recopilación Un personaje indeleble xisten personajes que han dejado huella; voces que resuenan eternamente y letras de trazo In- Edeleble; tal es el caso de la obra de Guillermo Villa Castañeda quien bajo el seudónimo de José María Bradomín, obsequió a Oaxaca un acervo lite- rario indispensable y de elegante estilo, tal como lo definen en sus comentarios prestigiados personajes de la cultura de su tiempo, como Alfonso Francisco Ramírez, José L. Bonnechi, Jacobo Dalevuelta y Vi- dal Álvarez Eviroix. 2 “GUILLERMO VILLA CASTAÑEDA ocupa un sitio de honor en las letras oaxaqueñas. Profesor de lim- pia ejecutoria, se ha dado tiempo para investigar en nuestro pasado, descubriendo joyas de subidos qui- lates que amorosamente ha salvado del olvido. Buena prueba de su labor benemérita son sus libros TOPONIMIA DE OAXACA y OAXACA EN LA TRADICIÓN, en los que hace gala de su saber depu- rado y profundo. No son un fruto de fácil improvisa- ción, sino resultado de arduos desvelos y de vastos conocimientos. Indispensables para el conocimiento de lo que es Oaxaca, deben estar en las manos de todo hombre culto, especialmente de nuestros jó- venes estudiantes. En mi biblioteca figuran en lugar distinguido, entre los libros más leídos y apreciados. GUILLERMO VILLA CASTAÑEDA, poeta que ha cincelado magníficos e inolvidables poemas, nos ofrece ahora una nueva obra: CRÓNICAS DEL OAXA- CA DE HACE CINCUENTA AÑOS. He tenido el privi- legio de leer el manuscrito, deleitándome con la evo- cación de un ayer irremisiblemente sepultado entre el oleaje del tiempo. Como artista consumado, fino psicólogo y acucio- so observador, el autor nos presenta cuadros, esce- nas y personajes de una vida provinciana que cada día nos parece más extraña a las costumbres que ac- tualmente se imponen con implacable rudeza. Nos habla de un mundo desaparecido, en que la cortesía y la elegancia de las formas se insertaban habitual- mente en el quehacer cotidiano. Claro que había sus sombras, pero éstas no alcanzaban la hondura del dramatismo. Nos presenta una vívida visión del “Zócalo y los portales” de “Las antiguas casas oaxaqueñas”, de “Las calles y callejones”, de “Los barrios y las esqui- nas”, de “Las pilas viejas”, de “Los mercados” y de otros lugares de nuestra amada ciudad, amenizando su relación con abundancia de noticias interesantes y curiosas. Nos invita a presenciar las “Fiestas tradicionales”, “Las diversiones populares” y los “Velorios”, trazan- do con mano maestra una serie de alegorías plenas de gracia y de colorido. Como escritor costumbrista, GUILLERMO VILLA CASTAÑEDA está en la línea de los grandes creadores del género. 3 Vemos desfilar tipos del más variado linaje; unos amables, algunos grotescos, otros dignos de respe- to y veneración. Todos ellos representativos de una época, de una sociedad que está siendo modificada en sus estructuras fundamentales. De algunas de sus páginas se desprende un vago perfume de melancolía, como de aquellos parques abandonados, en que sólo se escucha el quejido del viento entre las frondas: ni un paseante solitario, ni una pareja de amantes entre las luces del crepúsculo. Pero no todo es resignación y recuerdos. A veces surge el comentario cáustico, la protesta viril, la re- flexión filosófica, que nos hace comparar lo que se ha ganado y lo que se ha perdido, lo que realmente hemos obtenido a cambio de sacrificios supremos y lo que nos falta por alcanzar. Y entonces la frase es un acto de fe en nuestros destinos. El libro está escrito con emocionado amor para Oaxaca, con elegancia y pulcritud. Es un hermoso arcón de remembranzas. Leámoslo con fruición, re- cordando la frase de Marcial: “Poder disfrutar de los recuerdos de la vida, es vivir dos veces”.” México, D. F., 1967 Alfonso Francisco Ramírez “Quien no vuelve al pasado, quien no conoce el valor de su historia, quien no sabe aprovechar las ex- periencias y los consejos de los que le precedieron, ¡qué importa cuánto sepa y cuántos títulos ostente! … José María Bradomín ama, esa tradición y esa patria, y se siente estrechamente ligado a ellas. Es el cantor de Oaxaca, sobre todo de la ciudad, la que conoce palmo a palmo y la que ha vivido en su cuarta dimen- sión: el tiempo”. ¡Oh muy amada y noble y muy leal ciudad! ¿Quién vivió los días de esa remota edad? ¿Yo, que en cuatro siglos cuatro rencarnaciones, Y que, según el signo de mis transmutaciones, Si ayer quizá fui un monje asético y austero, Y luego un hijo de algo audaz y aventurero, Hoy vuelvo a ti haciendo una mitad aceta Y aventurera otra… puesto que soy poeta! 4 “Nada pinta tanto al cantor oaxaqueño como es- tos ocho alejandrinos que pertenecen al poema “Ava- tar” de su Solar Nativo. Este libro está dividido en tres partes. I.- Poemas vitales, II.- Poemas Líricos y III.- Poemas románticos. En todos ellos el autor llama con mano trémula al pasado, observa y escucha… a veces es la música que se cuaja en la tradición la que le inspira: es el Dios nunca Muere de Alcalá, otras, en el murmullo de la fuente, murmullo que es más bien una queja o, es un lamento más hondo en torno del ”viejo zócalo”. Un grito doloroso y repentino lo saca de sus cavilaciones y lo lleva a la amarga realidad. Ahora sus manos agitadas arrancan a su tiorba las notas ligeras y elegantes del romance… -¡Malhaya Rosa la china!, ¡Por tus amores me matan! un grito rompe el silencio de la noche, la barriada. Arriba, en el cielo, asoma la luna su cara blanca… José María Bradomín no gusta, empero, de los metros cortos. Sus dedos recorren con amplitud la escala musical. Sus elegías y sus odas son siempre de largo aliento. El alejandrino y el heroíco son sus metros favoritos, porque sirven más a su inspiración bravía y majestuosa. La musa de Bradomín es también rusticana. Pero nuestro poeta no solo canta nuestro pasado, nues- tras tradiciones, nuestras bellezas y nuestros dolores, sino que rinde al par homenaje a los héroes epóni- mos y a todo lo que tiene para el oaxaqueño alto va- lor histórico.” Oaxaca, Febrero 1955 José L. Bonnechi “No presumo de haber descubierto a un positivo y auténtico poeta oaxaqueño, porque supongo que lo habrán leído en las modestas páginas del viril perió- dico “El Momento”, pero si censuro la injusticia que se ha tenido para este bardo, pues hace ya tiempo que debería ser el auténtico poeta de Oaxaca. Va esta vez con un cordial saludo y como guirnal- da florecida de la sección a mi inmerecido cargo del 5 Guillermo Villa Castañeda (José María Bradomín) magazine, el bello canto a la bella Antequera “Ava- tar” canto en el que vibra el estro altísimo del poeta que vive en la soledad en las altas montañas de mi tierra, como un pájaro libre y feliz.” Jacobo Dalevuelta Magazine “El Universal” México D.F. Mayo de 1946 “Todo nace de la tierra y todo vuelve a ella; el poe- ta que se aleja remontándose a las estrellas, algún día inexorablemente vuelve a la tierra, porque la tierra es la madre universal, la que en definitiva nos guarda en su seno y nos cobija con su manto maternal de cariño perdurable. Quien canta a la tierra, al solar nativo, a la casita blanca, a la novia, a la fuente, a la verbena, al parque, a la tradición y al espíritu de la pequeña patria, está rindiendo el más fervoroso y cálido homenaje que en justicia puede prodigarse a esta sublime y noble idea: La Patria. A ella dedica sus cánticos este poeta, “José María Bradomín”. Vidal Álvarez Everoix Magazine “El Universal” México 1 de enero de 1947 6 Carta de vida ació en la ciudad de Oaxaca, el 2 de enero de 1910, en la casa hoy número 500 de las calles Nde Carlos María Bustamante, ubicada al costa- do del templo de San Francisco. Sus padres fueron José María Villa, originario de Durango y Luz Casta- ñeda Rojas, originaria de Oaxaca y quien fue un gran apoyo en su travesía, aportando datos importantes sobre la ciudad, los cuales sirvieron para crear “Cró- nicas de hace 50 años”. Realizó su instrucción primaria elemental en la Escuela “Peztalozzi”, ubicada en ese entonces en la octava calle de Hidalgo. La primaria superior la cur- só respectivamente, en el Colegio “Espíritu Santo”, fundado por el Sr. Canónigo D. Carlos Gracida, en la Escuela Porfirio Díaz y en la Escuela Anexa a la Nor- mal, establecida entonces en el edificio que ocupa el Monte de Piedad del Gobierno del Estado. Al termi- nar, en 1926 se dedicó al aprendizaje de la tipografía, en los Talleres Gráficos del Gobierno. En 1927 ingresó a un curso especial para la prepa- ración de Maestros Rurales, mismo que funcionaba en la Escuela Federal “Tipo”, atendida por el Sr. Prof. D. Luis G. Ramírez. En mayo del siguiente año le fue expedido Nombramiento como Maestro Rural, asig- nándole como lugar de adscripción, la población de San Juan Guelavía, distrito de Tlacolula. En el lapso que dedicó al aprendizaje de la tipo- grafía, trabó amistad con los representantes del sec- tor intelectual de aquellos días: la escritora Enriqueta Aragón, directora de la revista “Minerva”; la poetisa Teresa Luna Vargas; los también poetas, Juan G.