ORGANIZARSE Para VIVIR Pobreza Urbana Y Organización Popular
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CLARISA HARDY ORGANIZARSE para VIVIR Pobreza urbana y organización popular PROGRAMA PARA LA COHESIÓN SOCIAL EN AMÉRICA LATINA Organizarse para vivir Pobreza urbana y organización popular Clarisa Hardy La presente edición ha sido producida con el apoyo financiero de la Unión Europea, a través de su Programa para la cohesión social en América Latina EUROsociAL+. Su contenido es responsabilidad ex- clusiva de la autora y no necesariamente refleja los puntos de vista de la Unión Europea. ORGANIZARSE PARA VIVIR Pobreza urbana y organización popular Segunda edición LOM ediciones, agosto de 2020. Primera edición, Programa de Economía del Trabajo (PET), 1987. Inscripción 68.123 Portada: Cyan, Proyectos Editoriales, S.A. Fotografía: Max Donoso Edición y maquetación, LOM ediciones. Concha y Toro 23, Santiago. [email protected] / www.lom.cl No se permite su uso comercial de la obra original ni de las posibles obras derivadas, la distribución de las cuales se debe hacer con una licencia igual a la que regula la obra comercial. Índice La historia nos visita 9 Participantes y colaboradores 41 Introducción 45 I Los pobres de la ciudad y sus estrategias de sobrevivencia 49 1. La dimensión estructural de la pobreza: transformaciones socio ocupacionales 50 2. La dimensión urbana de la pobreza: procesos de concentración y segregación espacial. 53 a) Marginalidad urbana y exclusión económica. 54 b) Concentración y segregación urbana de la pobreza. 56 3. La dimensión cultural de la pobreza: estrategias de sobrevivencia o prácticas sociales frente a la pobreza. 59 a) Itinerario de un concepto: aportes pasados y actuales. 60 b) De las estrategias familiares a las estrategias organizadas de subsistencia. 64 5 II Organizaciones urbanas de sobrevivencia 71 1. Estrategias colectivas de subsistencia: las organizaciones económicas populares, su identidad y magnitud. 72 2. Especificidad y tipología de organizaciones de subsistencia: características y dimensiones cuantitativas. 78 I) Organizaciones Laboral-Productivas 79 a) Talleres Solidarios. 79 II) Organizaciones para el Consumo 86 a) Huertos Familiares o Comunitarios. 87 III) Organizaciones de Servicios Sociales 95 IV) Organizaciones Laboral-Reivindicativas. 100 3. Diversificación organizativa y crecimiento desigual. 102 4. Procesos de estabilidad y consolidación. 106 III Distribución territorial de las organizaciones de sobrevivencia 111 1. Extensión Territorial de las Organizaciones. 112 2. Distribución Zonal de la Organizaciones en la Región Metropolitana 116 3. Distribución Comunal de las Organizaciones en la Región Metropolitana 119 IV Composición social de las organizaciones de sobrevivencia 149 1. Tipos de membrecía y beneficiados de las organizaciones. 150 a) Organizaciones de afiliación individual. 151 b) Organizaciones de afiliación familiar. 153 2. La sobrevivencia: un espacio femenino. 155 6 a) Reivindicación, gestión y composición social de las organizaciones 158 b) Diversidad de necesidades básicas y composición social de las organizaciones. 160 V Las organizaciones urbanas de sobrevivencia: nuevas practicas sociales 167 1. Las organizaciones populares de subsistencia: una organización gestionaría. 169 a) Instancia de decisión: la asamblea. 169 b) Instancias de ejecución: el colectivo grupal y la división interna del trabajo. 172 c) Instancia de dirección: dirección juncional y no de representación 176 2. Dirigentes gestionados: hacia un nuevo tipo de liderazgo popular 181 a) Masividad de un liderazgo poblacional gestionario. 181 b) Predominio de una dirigencia femenina. 183 c) Rotación de dirigentes. 185 VI Las organizaciones y sus recursos: aportes propios y apoyos externos 189 1. Los recursos internos en las organizaciones 191 a) Infraestructura, bienes productivos e insumos. 191 b) Aportes monetarios e ingresos. 199 2. Apoyos solidarios externos. 210 a) Origen y magnitud de los apoyos externos. 210 b) Tipos y destinos de los apoyos externos. 214 VII Las organizaciones de sobrevivencia y sus articulaciones: redes organizativas horizontales 219 7 1. Articulación territorial entre organizaciones de subsistencia. 220 a) Amplitud del proceso de coordinación. 220 b) Rasgos y funcionamiento de las coordinadoras. 227 2. Relaciones de las organizaciones de subsistencia con otras organizaciones sociales y populares 233 VIII Estrategias colectivas de sobrevivencia: una respuesta a la pobreza desde sus protagonistas 237 1. Las organizaciones de subsistencia: conclusiones generales 239 2. Reflexiones finales. 246 a) Heterogeneidad popular y política diferenciales. 247 b) Pobreza, necesidades básicas y expectativas sociales. 248 c) Sobre la autosuficiencia y autonomía. 249 d) Descentralización, participación y democracia. 251 Bibliografía 255 Anexo de cuadros 259 I. Datos Generales de las Organizaciones de Subsistencia. 259 II. Estructura y Dinámica Organizativa. 260 III. Recursos en las Organizaciones. 260 IV. Coordinadoras de Organizaciones de Subsistencia y Relaciones con otras Organizaciones Sociales. 261 V. Organizaciones Laboral-Productivas. 261 VI. Organizaciones de Consumo Alimentario. 262 VII. Organizaciones de Servicios Sociales. 262 VIII. Organizaciones Laboral-Reivindicativas. 263 8 La historia nos visita Prólogo a la segunda edición Estamos en junio y el coronavirus COVID-19 no da tregua. Hemos pa- sado del confinamiento dinámico en algunas comunas de la capital, a la cua- rentena obligatoria en toda la Región Metropolitana y prácticamente en todo el resto del país. Estamos aprendiendo a lidiar con este encierro que para muchos trabaja- dores –y especialmente para las mujeres trabajadoras– implica una sobrecarga de trabajo, pues, al teletrabajo que se expande con el confinamiento obligado, se suma el quehacer doméstico y el cuidado, especialmente de hijos e hijas con las escuelas cerradas. Pero esto no es igual en un país tan desigual. El teletrabajo tiene que ver con el empleo formal y además calificado, así como con un cierto tipo de tra- bajos que puede realizarse de manera remota. Con un tercio del total del empleo que es informal, con muchas y muchos trabajadores dependientes de las áreas de servicios y de menores niveles de calificación, con millares de trabajadores de la construcción, restoranes, ho- teles, centros de esparcimiento, del transporte privado y escolar que quedan inactivos, no hay teletrabajo ni trabajo alguno. Se reacciona tarde. Desde el poder ejecutivo surgen algunas iniciativas legislativas que no dan cuenta del universo poblacional realmente afectado por la paralización de buena parte de las actividades económicas, excepto las esenciales y que son las únicas autorizadas para seguir funcionando. La emergencia clama por medidas urgentes, la contagiosidad del virus obliga a pensar creativamente en medidas que impidan trámites presenciales para acceder a los apoyos monetarios, y los soportes económicos a los hogares deben ser los mismos cualquiera haya sido la fuente de ingresos que se ha perdido o disminuido. Sin embargo, las medidas se demoran, los aportes discriminan según fuentes laborales beneficiando de manera distinta a quienes 9 pueden acceder a los requisitos, las exclusiones son muchas y los montos que finalmente llegan a los hogares son insuficientes para cubrir necesidades básicas. Bastaron algunas pocas semanas de confinamiento y drásticas medidas sanitarias sin un suficiente acompañamiento de protección de ingresos en los hogares para que reaparecieran, como un fantasma del pasado que pensamos no volveríamos a ver, las ollas comunes. En el Chile de aproximadamente 25 mil dólares de ingresos per cápita ha aparecido el hambre, la más básica de las necesidades. No tenemos cifras actualizadas de pobreza desde 2017, pero no hay mejor indicador de su expansión que el surgimiento de estas organizacio- nes comunitarias solidarias que proveen alimentación a millares de hogares a lo largo del país. Y como siempre, aun en estas circunstancias (más bien, debido a las actua- les circunstancias) el mercado no pierde sus oportunidades. Entre los habituales correos masivos que recibo aparece Mercado Libre ofreciendo lecturas para este período de confinamiento. Me sorprendo con dos libros de mi autoría más de treinta años después que fueran publicados: Hambre + Dignidad = Ollas Comu- nes (ediciones PET, 1986) y Organizarse para Vivir. Pobreza Urbana y Organi- zación Popular (ediciones PET, 1987). El precio desproporcionado me llama la atención y enoja. Debe haber muy pocos ejemplares disponibles (yo misma sólo tengo un ejemplar de cada libro guardados desde entonces en mi biblioteca) y alguien va a lucrar con estas publicaciones que deben estar amarillentas por el paso del tiempo. Soy su autora y se mezclan sentimientos contradictorios mientras reci- bo durante varios días el mismo correo masivo con esta oferta de libros. Por una parte, la conmoción de verlos reaparecer más de tres décadas después. Por otra, dolor de que su vigencia tenga que ver con el sufrimiento de miles y miles de familias que, al igual que ese ayer lejano, deben recurrir a las ollas comunes para tener un plato de comida caliente en la mesa. Desde entonces empiezo a recibir varias invitaciones de periodistas para entrevistas en que se me pide relatar las experiencias de organizaciones popu- lares solidarias de subsistencia en los ochenta, con otra crisis de proporciones y en plena dictadura. El ejercicio de la memoria, con una historia que se repite ante nuevas generaciones que se sorprenden de las similitudes de esa realidad, si bien en contextos históricos tan distintos, aparece en invitaciones