La imagen de nación que se construye y refuerza en la sala “Emancipación y

República 1810-1830” del Museo Nacional de .

Vivian Natalia Vargas Escobar. 199911883.

Monografía de grado.

Directora: Ingrid Johanna Bolívar.

Lector: Rodolfo Masías Núñez.

Universidad de los Andes. Facultad de Ciencias Sociales. Departamento de Ciencia Política. Bogotá. 2003.

2

Contenido. Pág. 0. Introducción. 5 1. Capítulo I: Política, nación y museo. 10 1.1. La política como expresión simbólica. 10 1.2 La Nación. 12 1.3 Pasado Nacional. 17 1.4 El museo. 21 2. Capítulo II: Justificación de la sala. 24

3. Capítulo III: La imagen de Nación que se exalta. 30

3.1 Recorrido de la sala: El guión. 31

3.1.1 La imagen de nación que se construye/refuerza desde el guión. 36

3.1.1.1 Contenidos temas y hechos históricos que se exaltan. 36

• El componente belicista. 37

• El patriotismo. 38

• Las nuevas instituciones. 40

• Región y unidad nacional. 42

3.1.1.2 Personajes, grupos y actores históricos que se exaltan. 43

• Los criollos. 44

• Los patriotas. 45

3.1.1.3 Caracterización de la población subordinada. 47 3

3.2 Imagen de nación que se construye y refuerza a través de las piezas expuestas. 49

4. Capítulo IV: Las imágenes que se omiten. 54

4.1 Pertinencia en la identificación de omisiones. 54

4.2 Breve diagnóstico de la imagen nacional que se proyecta desde la sala.57

4.3 Contenidos históricos silenciados, o bien, relegados. 60

4.3.1 Divergencias regionales. 60

4.3.2. Exaltación del contenido político. 62

4.4 Personajes, grupos y actores sociales que se omiten, o bien, se relegan. 63

4.4.1 Los indígenas. 63

4.4.2 Los negros. 67

4.4.3 Las Mujeres. 69

5. Consideraciones finales. 72

Bibliografía. 78

Anexos. 81

4

Lista de Anexos.

Pág.

Anexo 1: Guión y piezas de la sala “Emancipación y República 1810-1830”. 81

Anexo 2: Plano de la sala. 163

Anexo 3: selección de piezas. 164

• Óleo sobre madera: Luis Fernando Santos. 165

• Óleo sobre tela: Francisco Urdaneta. 166

• Acuarela sobre papel: Banda de cuerpos de guerra. 167

• Óleo sobre tela: Muerte del General Santander. 168

• Óleo sobre tela: Policarpa Salavarrieta marcha al suplicio. 169

• Óleo sobre tela: Simón Bolívar. 170

• Escritorio de campaña de Simón Bolívar. 171

• Grabado sobre papel: Retrato del libertador Simón Bolívar. 172

• Tinta sobre papel: Testamento original del Libertador. 173

• Óleo sobre tela: Batalla del Río Palo. 174

• Óleo sobre tela: Acción del castillo de Maracaibo. 175

0. Introducción.

Esta monografía se propone identificar y estudiar la imagen de nación

Colombiana que se construye y divulga a través de la exhibición permanente de la sala “Emancipación y República 1810-1830” del Museo Nacional de

Colombia.

De manera más específica pretende analizar qué tipo de personajes, actores, grupos, temas y hechos históricos se consideran representativos de la nación que se exhibe en la sala.

Paralelamente se busca estudiar qué tipo de personajes, actores, grupos, temas y hechos históricos, se omiten en la exhibición de la sala.

Para llevar a cabo la identificación de la versión del pasado nacional que se exhibe en la sala, se debe partir de la referencia al nivel del conocimiento histórico a partir del cual fue diseñada.

De igual manera, el reconocimiento de las omisiones que se identifiquen en la imagen de nación que provee la sala, parte de la precisión sobre el nivel de conocimiento histórico que permite, y hace pertinente, interrogar y debatir la imagen de Nación que se construye/refuerza en la sala.

Para el cumplimiento de los objetivos que se propone la monografía se desarrolla el siguiente orden de capítulos: En el primer capítulo se justifica la pertinencia de la investigación para la disciplina de la ciencia política; se introduce la reflexión teórica sobre la Nación, y la significación de construir y reafirmar el orden político, social y temporal que la sustenta; y se discute sobre 6

la centralidad de los Museos nacionales como espacios donde se potencializa esta labor.

En el segundo capítulo se lleva acabo la ilustración sobre la utilidad y el valor de limitar el estudio desarrollado a la sala “Emancipación y República1810-

1830”. Se lleva acabo un recuento histórico de la sala, y se identifica el nivel de conocimiento histórico sobre el cual se diseñó y se escenificó la imagen de

Nación que desde allí se proyecta.

El tercer capítulo consiste en la exploración e identificación de la imagen de

Nación que se exalta en la sala. Se observaran el tipo de personajes, grupos, actores y hechos y temas históricos que se resaltan, a través del guión y de las piezas y retratos expuestos.

El cuarto capítulo clarifica desde qué nivel del conocimiento histórico es pertinente denunciar ciertas omisiones dentro de la versión específica que se proyecta en el Museo. A partir de este reconocimiento, se identifican las imágenes (personajes, actores, grupos, hechos y temas históricos) que se silencian dentro de la versión histórica nacional que exhibe la sala.

En el apartado referente a las consideraciones finales se plantean las conclusiones que se consiguieron con el desarrollo de la investigación.

Además se presenta una reflexión final que se suscita a partir del desarrollo de este problema de estudio. El estudio que se desarrolló en esta monografía es de tipo exploratorio, en cuanto pretende identificar la imagen de Nación que se configura y se proyecta en la sala “Emancipación y República 1810-1830”. 7

El objeto de estudio corresponde a la imagen de nación que se proyecta en la escenificación de la sala. La imagen, en esta monografía, hace referencia al tipo de personajes, actores, grupos, contenidos, temas y hechos históricos que constituyen la versión de la nación en la escenificación de la sala. Las dimensiones desde las que se va a interrogar el objeto de estudio son la exaltación y el silenciamiento de personajes, actores, grupos, hechos y temas históricos.

Por su parte la unidad de análisis1 la constituye la exhibición permanente de la sala “Emancipación y República 1810-1830” del Museo Nacional de

Colombia. Las fuentes (Unidad de información2) que se seleccionaron pertinentes en esta unidad de análisis son: El guión (textos que evidencian la cronología histórica propuesta en la sala), La exposición (piezas y pinturas exhibidas en la sala).

Aclarado esto, se debe definir la estrategia metodológica con la que se va abordar el problema de estudio. Principalmente se deben dimensionar los dos indicadores a partir de los cuales se va a proceder sobre la sala. Para observar la exaltación y el silenciamiento a nivel de los guiones se hace uso del análisis retórico del discurso.

1 La unidad de análisis constituye el dispositivo en el que se eligió observar y analizar el objeto de estudio. 2 Las unidades de información son los diversos componentes que ofrece la unidad de análisis para examinar el objeto de estudio. 8

Fundamentados en la argumentación de Gill y Whedbee (2000), “El discurso de un modo u otro, es un vehículo para reforzar, alterar o responder a las opiniones de un público determinado, o del tejido social de la comunidad.

Todo texto, al concentrarse en ciertas cosas, al presentar al público ciertas cosas, simultáneamente obscurece otras”3. Teniendo este razonamiento como base, la exaltación y el silenciamiento se van a dimensionar a través de los indicadores de ausencia y presencia en el guión de la sala. Estos dos indicadores se sustentan en cuanto “…el potencial de un texto para imponer la existencia también incluye el potencial para estipular aquello que es inaceptable, indeseable, insignificante”4.

De esta forma se valorara el guión de la sala tanto desde la versión que cuenta, como desde las versiones que omite.

En el caso de las pinturas y piezas expuestas en la sala se va a dimensionar la exaltación y silenciación a partir del método propuesto por Burke (2001).

Se observaran las situaciones y los individuos que se exhiben en los cuadros, así como el tipo de piezas que se exponen. De la misma forma se estudiarán las imágenes ausentes en la iconografía que se proyecta en la sala. “En todas las

épocas los que han gobernado han utilizado siempre la pintura y la escultura

3 GILL, Ann M, WHEDBEE Karen. Retórica. En: Van Dijk, Teun A. El discurso como estructura y proceso. Gedisa. Barcelona. 2000. Pag.234. 4 Ibid. Pag 249. 9

para inspirar en el pueblo los sentimientos adecuados, para mantener o subvertir un determinado orden político”5.

Es importante insistir en que el ejercicio sobre el que se fundamenta el análisis de la imagen de nación que se escenifica en la sala –exaltación y silenciamiento-, se lleva a cabo, en un primer lugar, a partir del reconocimiento del estado del conocimiento histórico que sustentó el diseño de la sala, y en un segundo lugar, desde la especificación del nivel del conocimiento histórico que justifica la identificación de ciertas omisiones.

La pregunta fundamental de esta investigación nace del interés sobre los diversos escenarios donde se asegura la estructuración temporal de la comunidad nacional. La enseñanza de historia en la escuela primaria, los textos escolares, los discursos políticos, los museos nacionales, cumplen con la función de garantizar la vigencia de la temporalidad que construye y sobre la que se sustenta la nación. Este interés oriento el cuestionamiento sobre el tipo de nación que se proyecta desde una sala histórica del museo que se autodenomina nacional.

5 BURKE, Peter. Visto y no visto: El uso de la imagen como documento histórico. Crítica. Barcelona. 2001. Pag76. 10

1. Capítulo I: Política, Nación y Museo.

Este capítulo se propone presentar las precisiones teóricas que sustentan la pesquisa sobre la imagen de la nación que se exalta y la imagen que se omite en la sala. Especifica la comprensión de la política desde la cuál es pertinente preguntarse por el tipo de nación que se construye y se refuerza en los diversos espacios institucionalizados. Define las particularidades de la comunidad nacional, y caracteriza la forma distintiva de temporalidad y de orden social que construye y sobre la que se sustenta. Evidencia la importancia de la construcción y la invocación del pasado de la nación como ejercicio fundamental para la interiorización actualización de una cierta imagen de nación. Ilustra la potencialidad de los museos nacionales en la consecución de esta labor, por cuanto se autodenominan depositarios de la historia nacional a través de la escenificación de una versión selectiva de su pasado.

1.1 La política como expresión simbólica.

La ubicación teórica de la exploración que pretende esta monografía precisa, en primer lugar, de la especificación de las diferentes formas de comprender la política. Haciendo uso de la argumentación de Norbert Lechner (1986) se identifican cuatro ejes en la concepción de la política. El primero de ellos limita los alcances de la política a la definición de la sociedad, bien sea como orden natural –en donde las funciones políticas no tienen lugar en cuanto los cambios en el orden se generan por una “legalidad inmanente”- , o bien,

11

como construcción social –definición en la que las disposiciones políticas recobran agencia en la “producción y reproducción de la sociedad”-.

El segundo eje parte de la consideración del orden como construcción social, dentro de esta consideración la política se define, como “tecnología social” – esta comprensión limita la agencia de la interacción social-, o bien, como

“determinación recíproca de los sujetos”.

El tercer eje define la política, bien sea como acción instrumental, entendida como dispositivo para cometer propósitos trazados, o bien como expresión simbólica, definida como ritual colectivo de referenciación identitaria.

El último eje, da cuenta de la formalización del espacio político, en cuanto al distanciamiento de los sujetos en el escenario donde se toman las decisiones, en contraposición a la subjetividad en las relaciones sociales de la escena política.

La investigación que se propone y se desarrolla en esta monografía se ubica en la discusión referente al tercer eje. Por este motivo, vale la pena profundizar la reflexión que en este punto propone Lechner(1986).

El tercer eje identifica dos dimensiones de la política. La primera valora la política como acción instrumental, en cuanto se resalta la consecución de propósitos y los medios para alcanzarlos. La segunda lectura, que justifica y enmarca esta investigación, insisten en la política como expresión simbólica,

“en este sentido la política se concibe como ritual de afirmación de vida colectiva, de constitución de continuidad en el espacio y en el tiempo; y 12

como mito organizador de la cosmovisión de la vida social y de la inserción del individuo en un cierto orden”6.

Esta distinción entre dos aristas de la política, ubica la reflexión sobre la posibilidad de construir/reforzar una forma particular de reseñar el pasado de la nación desde los museos nacionales, dentro del “...ritual político que confirma el orden colectivo, representado simbólicamente en un mito que ordena y da sentido a la vida social”7.

La proyección de una cierta imagen nacional desde espacios institucionales, se constituye en un acto particular de afirmación y actualización de las formas de vinculación de la comunidad política que constituye la nación. Genera marcos de organización social que sustentan y ordenan las maneras de recordar la nación.

De esta forma, el estudio sobre los diversos espacios donde se reafirma y se actualiza una imagen específica de la nación que sustenta el orden social, se justifica dentro de una comprensión teórica específica de la política

(expresión simbólica), la nación, y el museo.

1.2 La Nación.

La Nación es comprendida en el marco de esta monografía como una forma distintiva de organización y asociación tejida en torno al poder político, construida desde una contingencia histórica específica. Como tal se

6 LECHNER Norbert. Especificando la política. En: La Conflictiva y Nunca Acabada Construcción del Orden Deseado. Siglo veintiuno editores. Madrid. 1986. Pag33. 7 Ibid. 13

fundamenta, y de manera constitutiva, produce un cierto tipo de ordenamiento social, político y temporal.

Para desplegar esta comprensión de la nación se tratan en esta sección diferentes precisiones teóricas. La primera de ellas reflexiona sobre la construcción de un orden social característico de la nación donde se define lo propio en simultaneidad con la definición de lo diferente. Este punto es importante para el desarrollo de la pregunta que orienta esta monografía, por cuanto la identificación y el estudio de la imagen de nación que exhibe la sala pasa por el reconocimiento del orden social que propone.

La segunda precisión se concentra en los procesos a partir de los cuales el tipo de ordenamiento social que produce la nación se naturaliza e interioriza. El proceso que se enfatiza en esta monografía da cuenta de la construcción de un cierto tipo de temporalidad, o articulación de un pasado nacional que sustenta una particular imagen de la nación. Este punto es fundamental en el desarrollo del problema de estudio, por cuanto los museos nacionales, son los espacios donde se materializa y escenifica la temporalidad particular de la nación.

En este sentido, la pregunta que se hace a través de esta investigación sobre la imagen particular de nación que se construye/refuerza desde el museo, orienta la definición de la nación hacia dos puntos principales: La nación como comunidad política que produce y se sustenta en una cierta articulación temporal, y la nación como forma particular de organización 14

social, que elabora y se fundamenta en un marco particular de jerarquización de la población producto de la definición de lo propio y simultáneamente de lo diverso.

La nación es “… una comunidad sentida y vivida como tal, es una categoría imaginada de comportamiento, que requiere de sus miembros ciertas clases de acción”8. La particularidad principal del orden nacional, es que se configura en relación con el poder político; así, la forma de asociación específica de la nación se diferencia de otras comunidades, en cuanto su fundamento lo constituye la dominación política. Sin embargo, el éxito de la nación concebida como comunidad, está en la labor persuasiva que permite que la nación se considere como una forma de vinculación horizontal, difuminando el substrato de poder político que la sustenta.

Esta particularidad de la nación como comunidad que se organiza en torno a las disposiciones del poder político, la diferencian de diferentes tipos de comunidades – religiosas o étnicas- que se configuran en relación con otros ejes.

La vinculación social característica de la formación nacional, implica una definición de lo propio y de lo diferente. Esta definición no se “…limita a negar, suprimir, o aún, canalizar la diversidad revoltosa; sino que activamente la

8SMITH, Anthony D. Nationalism. Polity Press. Cambridge. 2001. Pag 10. 15

reconstruye”9. La representación propia de la nación proyecta una visibilidad selectiva, que ilumina y obscurece ciertos hechos, grupos, personajes, actores, temas y valores sociales, constituyendo así una vinculación que se “imagina” común a toda la población.

De esta manera la nación provee una forma específica de orden social que funciona, en cuanto proyecta marcos de referenciación de lo que se considera/imagina nacional y lo que se desecha, o bien se olvida, como tal.

En este sentido las formas como se narra y los recursos que se utilizan para reforzar la idea de lo nacional hacen evidente una teleología ideal de la nación y de sus ciudadanos.

Sin embargo la persuasión exitosa de la nación como forma construida de asociación, se lleva a cabo a través de procesos de naturalización, interiorización y reificación de la”idea de nación”. Estos procesos que afianzan la vigencia de los vínculos que sustentan a la nación son exitosos, en la medida en que, la necesaria verticalidad de las relaciones de dominación política se revista de la sentida horizontalidad propia de la relación de comunidad. Estas causas se consiguen a través de la “inscripción cultural de la idea de estado, que a su vez se asegura por medio de: la espacialización

9 WADE, Peter. Entre la homogeneidad y la diversidad: la identidad nacional y la música costeña en Colombia. En: Antropología en la modernidad: identidades etnicidades y movimientos sociales en Colombia. Uribe y Restrepo, Eds instituto Colombiano de antropología, 1997. Pag 66. 16

del tiempo, la substancialización de la pertenencia a la comunidad y la organización simbólica y material del espacio social”10.

Este proceso de inscripción cultural de la idea de nación se apoya en una forma lineal de pensar el tiempo, un tiempo vacío y homogéneo, “un tipo de temporalidad compartida que a la vez refuerza la perspectiva según la cual la nación tiene un origen y un destino”11. Y ese destino se proyecta desde el fundamento de una trascendencia histórica común construida desde una mirada selectiva y continuamente sacralizada. “Esta forma de pensar la nación y de hacerla protagonista de la historia tiene gran importancia por cuanto enmarca la vida de los individuos y tiende a darle un sentido, al tiempo que sugiere como necesario, hacia el pasado y el futuro, una forma de asociación que se ha construido en la contingencia, en la historia”12.

Además de la constitución de una temporalidad que sustente y naturalice la idea de nación, se construye un orden de referenciación de la población nacional, que fluctúa entre la homogenización y la producción de la heterogeneidad en la nación. Esta construcción de una población homogénea se fundamenta en la comprensión de nación imaginada como comunidad horizontal. Sin embargo la nación se define y redefine a través de relaciones de poder que marcan una jerarquía en el orden social. En este

10ALONZO, Ana Maria. The Politics of Space, Time and Substance: State Formation, Nationalism and Ethnicity”. En: Annual Review of Anthropology. 1994. Pag 381.

11BOLÍVAR, Ingrid Johanna. Nación y sociedad contemporánea. En: Bolívar, Ingrid, Ferro, Germán, Dávila, Andrés, Cuadernos de nación. Ministerio de la Cultura. Bogotá. 2002. Pág. 26. 12 Ibid. Pag 15. 17

sentido, la construcción de una sentida homogeneidad es constitutiva a la construcción de una diversidad nacional; “...La diversidad es necesaria para el nacionalismo, no sólo por que es vis-á-vis en la diversidad que se imagina la unidad, sino también, porque la diversidad casi siempre involucra relaciones de poder. Así como en las relaciones de poder colonial el sentido de dominio del colonizador se alimenta con el deseo narcisista para la sumisión del otro subordinado, los arquitectos de la nación también definen su superioridad con relación a la diversidad que observan, construyen y desean”13. De este modo la definición del ordenamiento social de la nación se reifica como comunidad de vinculación horizontal, con profundos lazos entre sus compatriotas; sin embargo la construcción de nación supone la afirmación de un orden social dictado por las prácticas de dominación política.

A través del desarrollo de esta monografía se enfatiza en una de las formas en que este orden social propio de la nación se afirma y se inscribe en el imaginario de los ciudadanos. La invocación, y el sustento histórico en el pasado de la nación.

1.3 Pasado Nacional.

La narración del pasado de la nación es uno de los mecanismos por los cuales la nación naturaliza y reifica la idea de orden social y político que la sustenta.

Además, por este medio, se asegura su vigencia y su perdurabilidad como estructura de referenciación y pertenencia social. “Nación sin pasado es un

13 WADE. Op. cit., Pág. 66. 18

término en sí contradictorio. Lo que justifica una nación ante las otras es su pasado”14. De esta forma, la manera como se configura la imagen del pasado nacional testifica la construcción de relevancias y subordinaciones que regularizan los modos de vivir y referir la nación.

La construcción de la historia nacional, es por lo tanto, un espejo de la disposición que los nacionales imaginan como propia; y además es el instructivo de los valores que se exaltan para la afiliación social en que se fundamenta la comunidad nacional. “La continuidad (imaginada) con el pasado es esencial en la movilización política que la historia hace de la memoria social. Además, el pasado legitima el orden social contemporáneo y la movilización histórica de la memoria social legitima la acción y aglutina los colectivos sociales”15.

El modelo que se proyecta del pasado de la nación, con sus olvidos y relevancias, es el reflejo de lo que se imagina que fue y de lo que se espera que sea la nación. “El olvido, e incluso el error histórico, son un factor esencial en la creación de una nación”16, conforman un marco de definición que dicta lo que es nacional y que es lo que no se considera como tal. De esta forma “…no hay indicador más importante del carácter de una sociedad que

14HOBSBAWM, Eric. Etnicidad y nacionalismo en Europa hoy. En: Fernández Bravo Álvaro (compilador) La invención de la nación. Manantial. Buenos Aires. 2000. Pág. 173.

15GNECCO, Cristóbal. Historias hegemónicas, historias disidentes: La domesticación política de la memoria social. En: Memorias hegemónicas, memorias disidentes, Gnecco y Zambrano. Bogotá: ICANH. 2000. Pag 171.

16RENAN, Ernest. ¿Qué es una nación? En: Fernández Bravo Álvaro (Compilador) La invención de la nación. Manantial. Buenos Aires. 2000. Pag 56. 19

el tipo de historia que escribe o deja de escribir”17. No sólo son contundentes las representaciones de la idea de nación, sino también los aspectos que no se incluyen en las versiones particulares que se corroboran en diversos espacios

En este sentido el pasado ostenta una alta incidencia en el presente; incluso el pasado es, “… una construcción cultural en la que una comunidad apuesta a la imposición de una particular visión sobre unos hechos remotos desafiando las percepciones que sobre lo mismo pueden tener otras colectividades que se le enfrentan. Por lo tanto el pasado es inventado desde el presente mediante una lucha infernal de poderes y supone un construcción particular de sentido en la sociedad”18

De manera consecuente la referencia al pasado de la nación, tiene una conexión real y fundamental con las necesidades del presente y también con las expectativas de futuro. “… el presente plantea los interrogantes que incitan a buscar el pasado. Y esta recuperación del pasado, antes que científica, ha sido primordialmente política: Una incorporación intencionada y selectiva del pasado lejano e inmediato, adecuada a los intereses del presente para moldearlo y obrar sobre el porvenir”19

17CARR, E. H (1961). ¿Qué es la historia? Editorial SEIX BARRAL. Barcelona. 1966. P 57.

ZAMBRANO, Carlos V. La inacabada y porfiada construcción del pasado: política, arqueología y producción del sentido en el macizo colombiano. En: Memorias hegemónicas, memorias disidentes, Gnecco y Zambrano. Bogotá: ICANH. 2000. Pág 196

19 AUTORES VARIOS. Historia ¿Para qué? Siglo XXI. México. 2000.

20

Así, la narrativa del pasado debe ser observada como una construcción particular de hechos sociales, personajes, y actores históricos seleccionados como representativos del orden nacional que se imagina común para la ciudadanía. Esto supone que la construcción de la Nación implique al mismo tiempo una rearticulación de su pasado. Y esta trascendencia histórica común que se atribuye a la población de la nación involucra, no solo una producción de narrativas específicas que evocan una historia

“representativa” de la nación, sino también supone una sustentación directa del orden social actual naturalizado a través de la inscripción cultural de la idea de nación. En este sentido “las concepciones de tiempo y conciencia nacionales influyen en la idea que nos hacemos de orden político. El evento del pasado es sacado de su contexto histórico y transformado en un mito atemporal que legitima las metas políticas del presente”20.

El pasado de la nación puede ser invocado en diferentes ocasiones y en distintos espacios, es menester de esta investigación interrogar a uno de estos espacios, particularmente porque se autodenomina como el contenedor de la memoria nacional, y lleva a cabo la tarea de construir y reafirmar a través de su escenificación una cierta imagen de nación colombiana.

20 LECHNER, Norbert Orden y Memoria. En: Museo, Memoria y Nación, Ministerio de cultura, Museo Nacional de Colombia, PNUD, IEPRI, ICANH. 1999.Pag. 69-71. 21

1.4 El museo.

Uno de los mecanismos a partir de los cuales la idea de nación -y el ordenamiento social que sustenta- se afirma y se actualiza, son los diversos escenarios donde se genera una narrativa particular de la historia nacional. En este sentido, “Babha resalta que la historia nacional y los discursos nacionales no sólo representan algo que existe o existió, sino que en el mismo momento de ser invocados están produciendo una realidad específica”21. Esta realidad lleva implícito una definición de “nosotros” y de “los otros”, supone de manera inherente marcos de diferenciación y de jerarquización social.

Los museos nacionales constituyen un espacio fundamental donde se hace evidente la producción de una versión selectiva del pasado nacional. “los museos y la imaginación museística son profundamente políticos”22, en estos recintos se construye/refuerza una cronología nacional determinada, a través de piezas, y objetos que le dan el soporte material y tangible para ilustrar la puesta en escena seleccionada como distintiva de la nación. Además se producen guiones históricos que proyectan una narrativa específica del pasado nacional; y a través de la divulgación y exhibición de la versión que afirma una cierta idea de nación, los museos nacionales se constituyen en uno de los elementos de persuasión y actualización de la idea de nación. Así, la tarea que cumple el museo es la organización de un marco temporal que

21 BOLÍVAR, Op. cit., Pág. 27. 22ANDERSON, Benedict. Comunidades imaginadas, F.C.E. México. Pag 249

22

provea de sentido a la forma específica de asociación que constituye la nación

Por este camino el Museo se define como “...dispositivo de poder que enseño a los colombianos lo que deberían recordar, impidiendo la dispersión de la memoria social y alzándose como un gran espacio hegemónico, un espacio de construcción de nación en el que se domestica y encausa nuestra memoria, y que no solo nos impone que debemos recordar sino como debemos recodarlo... el museo construye una identidad que se deriva de la idea de colectividad, de un pasado común imaginado, de una continuidad temporal imaginada”23.

En este sentido el recinto museográfico se yergue como filtro altamente legítimo de la historia de la Nación; “los museos –a través de sus exhibiciones y colecciones, y de la manera como optan por ordenar o representar la realidad nacional e inculcar los ideales cívicos- necesariamente se encuentran atados a definiciones y aseveraciones de lo que es central o periférico, de valor o inútil, conocido o aún por conocer, esencial para la formación de la identidad o marginal. Así pues, el museo es uno de los espacios en los que se pelean, se redefinen y se despliegan dentro de la

23GNECCO, Cristóbal. Reflexión en tres actos sobre el museo. En: Patiño, Diógenes. Arqueología patrimonio y sociedad. Universidad del Cauca, Sociedad Colombiana de Arqueología, 2001. Pág. 119. 23

sociedad moderna distintas nociones de la identidad y la definición de lo que podría entenderse por virtud cívica” 24.

El museo se constituye en este sentido como un espacio de objetivación material de la memoria social, a través de una naturalización de la versión hegemónica del pasado nacional. Y este proceso de naturalización se consigue por la reconocida, y mayoritariamente incuestionable, autoridad de los recintos de museografía nacional.

24ROLDÁN, Mary. Museo nacional, fronteras de la identidad y el reto de la globalización. En: Sánchez Gonzalo y Wills María (Compiladores), Museo, Memoria y Nación. Ministerio de cultura, Museo Nacional de Colombia, PNUD, IEPRI, ICANH. 1999. Pag. 110. 24

2. Capítulo II: Justificación de la sala.

La exploración que se lleva acabo en esta investigación acerca de la imagen de nación que configura y reafirma el Museo Nacional de Colombia a través de sus exhibiciones, se enfoca específicamente en la sala “Emancipación y

República 1810-1830”. La selección de esta sala como unidad de análisis no es gratuita; en este capítulo se precisa la pertinencia de la sala como fuente para resolver el problema de estudio que plantea la monografía. Y, en este orden de ideas, se presenta una reseña del diseño de la sala en su estado actual; con fines de identificar el nivel del conocimiento histórico sobre el que se sustentó el diseño de la sala. Este punto sobre todo, porque al esclarecer y precisar el nivel de conocimiento histórico que direccionó el montaje y la cronología histórica que se propone en la sala, es posible realizar una critica valiosa que parta de ese reconocimiento. Solo es posible cuestionar la versión que proyecta el museo, en términos de las ausencias y relevancias que expone en su exhibición, en tanto el museo fundamenta sus exposiciones en un cierto nivel del conocimiento histórico.

Ahora bien, la sala “Emancipación y República 1810-1830”

Comprende las luchas por la independencia, la primera guerra civil, la reconquista española, la campaña libertadora de Simón Bolívar y los acontecimientos que tuvieron lugar durante la organización de la naciente

República de Colombia. 25

Es la sala número once, se encuentra ubicada en el segundo piso del museo, después de las salas: “Primeros pobladores 12.000 a.C.”, “Tumba del altiplano nariñense”, “Grupos sedentarios prehispánicos (900 a.C – 1500 d.C.)”,

“Prácticas funerarias de momificación en Colombia (470 d.C – 1750 d.C)”, “La conquista ¿Encuentro o confrontación?”, “Bóveda de orfebrería”,

“Fundadores de la República”, “bóveda de platería” y “Nuevo Reino de

Granada (1550 -1810)”.

Fundamentalmente la sala fue considerada la unidad de análisis pertinente por cuanto es la primera sala, siguiendo el orden histórico que propone el museo, en la que se hace mención a la república de Colombia fundamentada en los ideales de soberanía y libertad. Se introduce el problema de la configuración de la unidad nacional. Se habla de un Estado naciente, de la creación de una conciencia americana a través del ideal de independencia, del fortalecimiento del movimiento patriota. Se resalta la redacción de las primeras constituciones, y el nuevo orden democrático republicano. Se subrayan también las concesiones de libertades civiles, el otorgamiento del título “ciudadanos colombianos”. Se habla por primera vez de la implementación estatal de la educación pública, y se distingue la fundación del Museo Nacional, y de iniciativas como la Misión científica.

Este tipo de lenguaje propio de la forma particular de asociación y vinculación con el poder político que sustenta a la nación, se construye en 26

contra del lenguaje propio de la colonia. La producción de una serie de conceptos que relacionan al ahora ciudadano, con la comunidad nacional, marca la diferencia entre el orden político y social de la corona, y el orden distintivo de la nación.

La mención reiterativa de este tipo de referentes en la sala da cuenta de un inminente designio en ubicar los inicios de la nación colombiana en esta

época. Es entonces, claramente un “…esfuerzo fundacional que, dicho se de paso, se constituye siempre desde un tiempo posterior al del tiempo histórico en que se supone se realizó el mencionado esfuerzo, ya que lo fundacional es caracterizado como tal por las generaciones posteriores al proceder a construir o reconstruir el pasado y ubicar en el pasado un momento que quizás no tenía el significado que el presente le atribuye, inventando de ese modo el comienzo de la memoria”25.

De manera consecuente, los temas, hechos, actores, grupos y personajes históricos que se ponen en escena a través de la exhibición en la sala son un reflejo de lo que se incluye en el naciente proyecto nacional que desde allí se relata.

Entre 1976 y 1977, se llevó a cabo una reestructuración de las salas permanentes con criterios pedagógicos y un diseño museográfico contemporáneo. El diseño de la sala como tal no puede ubicarse en una 27

fecha exacta, sin embargo “… durante la administración de Emma Araújo de

Vallejo (1975-1982) se realizó, para el “Museo histórico” un guión totalmente elaborado por historiadores: Pilar Moreno de Ángel, Gabriel Giraldo Jaramillo,

Eduardo Santa, Horacio Rodríguez Plata, José María de Mier y Fray Alberto Lee

López. En 1989 se revisaron los guiones anteriores a través del montaje físico porque no existían guiones escritos, y se hizo una propuesta para un guión general que partiera de la llegada del hombre a territorio colombiano, y culminara en 1989. Por primera vez se proponía un guión que narrara la historia posterior a la independencia. Las nominaciones de las salas que correspondían a las divisiones históricas fueron dadas por el historiador Álvaro

Tirado Mejía”26.

Los historiadores que tuvieron a cargo el diseño de los guiones de las salas históricas fueron todos historiadores profesionales. Pilar Moreno Ángel se destaca por la publicación de biografías de personajes como Alberto

Urdaneta, José María Cardona y Francisco de Paula Santander. Es, como todos los demás, miembro número de la Academia Colombiana de historia, y además, lo es también, de la Academia de historia de Bogotá. Fue directora de la Biblioteca Nacional en el período (1975-1979); fue, además, directora del

Archivo General de la Nación en el período (1981-1988).

25 ACHUGAR, Hugo. Ensayo sobre la nación a comienzos del siglo XXI. En: Martín-Barbero, Jesús (coordinador). Imaginarios de nación: Pensar en medio de la tormenta. Ministerio de Cultura. Bogotá. 2002.Pag 77. 26GONZÁLEZ, Beatriz. Formación y trayectoria de las colecciones de historia en el Museo Nacional de Colombia. En: Memorias de los coloquios nacionales: La arqueología, la etnografía, la historia y el arte en el museo. Ministerio de Cultura y Museo Nacional de Colombia. Bogotá. 2001. Pag239. 28

Eduardo Santa, Es catedrático de la Universidad Nacional. Ha publicado más de veinte libros sobre temas literarios, históricos y sociológicos. Entre ellos se cuentan: “Sociología política de Colombia”, “Rafael Uribe Uribe: un hombre y una época”, “Realidad y futuro del municipio colombiano”, “Introducción a la sociología”, “El general Isidro Parra”, “López de Mesa y la cultura colombiana”,

“La colonización antioqueña: una empresa de caminos”, “Arrieros y fundadores: aspectos de la colonización antioqueña”.

Horacio Rodríguez Plata, ha publicado variados artículos y libros, como

“Andrés María Rosillo y Meruelo”, “José María Obando, íntimo”, “La antigua provincia del Socorro y la independencia”y “La inmigración alemana al

Estado soberano de Santander en el siglo XIX”. Fue uno de los promotores de la recuperación del legado histórico del General Santander.

José María de Mier, es conocido en el campo de la historiografía por sus estudios sobre el Almirante Padilla, Don Joaquín de Mier y Benítez. Fue director de la publicación de los decretos de la en el segundo centenario del nacimiento de Simón Bolívar.

La versión histórica que provee la sala, desde el diseño de su guión (1977), hasta la revisión de los mismos (1989), coincide con las primeras décadas de la dispersión de la “nueva historia”27. Esta coincidencia, se refleja en los temas

27 “Esta denominación no solo agrupo a los historiadores que se empeñaban en un cambio cultural, sino a todos los que, desde cualquier perspectiva, trataban de practicar una historia metodológicamente disciplinada: En la práctica, era un nombre para cobijar todo lo que parecía distinto a la historia académica, o a la historia de los aficionados a las genealogías, los héroes patrio, las monografías y las fundaciones de pueblos”En: MELO, Jorge 29

que sobresalen en la sala, y en los autores en los que se basan los paneles explicativos de sus diferentes espacios.

La sala se constituye en un reflejo de los contenidos que se trataron mayoritariamente en los inicios de esta corriente historiográfica. A pesar de la fuerte intención en la rigurosidad metodológica, “Se advierte todavía tradicionalismo en el énfasis en los períodos de conquista e independencia y en el predominio de temas político-jurídicos. Dentro de esta división temática convencional, el área más descuidada ha sido la historia de la cultura”28.

Desde esta atención sobre el nivel del conocimiento histórico a partir del cual se diseñó la sala, se justifica el desarrollo-en el cuarto capítulo- del estudio crítico sobre las omisiones que -a partir del nivel actual del conocimiento histórico- se identifiquen.

Orlando. La literatura histórica en la última década. En: Historiografía de Colombia: Realidades y perspectivas. Martín Vieco. Colección de autores antioqueños. Medellín. 1996. 28 MELO, Jorge Orlando. La literatura histórica en la última década. En: Historiografía de Colombia: Realidades y perspectivas. Martín Vieco. Colección de autores antioqueños. Medellín. 1996. década”.

30

3. Capítulo III:

La imagen de Nación que se exalta.

En este capítulo se llevará a cabo la exploración sobre la imagen de nación que se exalta a través de la sala “Emancipación y República1810-1830” del

Museo Nacional de Colombia. Para ello se partirá por la identificación y el análisis de los espacios históricos en los que se divide la exposición, así como de los apoyos (textos explicativos de cada espacio) que componen el guión de la sala. Posteriormente se hará referencia a la imagen de nación que se resalta a partir tipo de piezas (objetos y pinturas) que se exhiben en la sala.

Tabla Nº 1. Visualización de espacios y apoyos de la sala.

Espacios Apoyos

Espacio 1: La revolución y el 20 de julio Apoyo1: Antecedentes de la revolución. Apoyo 2: La revolución granadina. Espacio 1a: Federalismo y centralismo Apoyo 3: Federalismo, centralismo y la primera guerra civil. Espacio 2: La guerra a muerte. Apoyo 4: Campaña admirable y guerra a muerte. Espacio 3: Realismo y campaña del sur. Apoyo5: Apoyo al rey y campaña del sur. Espacio 4: La reconquista. Apoyo 6: La reconquista española

Espacio 5: Campaña libertadora. Apoyo 7: La legión británica. Apoyo 8: La campaña libertadora. Espacio 5a: Cartagena y Maracaibo.

Espacio 6: Campaña libertadora del sur Apoyo 9: La campaña libertadora en el sur. Espacio 7: Reformas educativas y Misión Apoya 10: Educación y Misión científica científica Apoyo 11: La organización de la República. Constitución de 1821. Espacio 8: La organización de la Apoyo 12: La convención de Ocaña y la República. dictadura de Bolívar. Apoyo 13: Vámonos volando –dijo- que aquí nadie nos quiere.

Espacio 9: Muebles republicanos. 31

3.1 Recorrido de la sala: El guión29.

Los espacios en los que se divide la sala, dan cuenta de los momentos o episodios históricos que se consideraron relevantes para la versión histórica que se proyecta a través de la exhibición. Estos espacios cuentan con textos de apoyo que profundizan en el tema que se propone en cada uno de ellos.

Estos dos recursos museográficos componen el guión de la sala; y por tanto son los portadores cronología histórica propuesta en esta. Es entonces a través de esta versión histórica particular que es posible identificar la imagen específica de nación que desde la sala se construye y se exterioriza.

La sala se encuentra dividida en nueve espacios. Tanto el primer espacio como el quinto espacio están subdivididos en dos espacios. La sala cuenta con 13 textos de apoyo; en general cada espacio cuenta con el sustento textual de un apoyo, excepto por el espacio 5a y el noveno espacio. También existen algunos espacios que cuentan con dos textos de apoyo como el primer espacio, el quinto espacio, y el octavo espacio – que cuenta con tres textos de apoyo-.

A continuación se reseñará de manera global el guión de la sala, los momentos o episodios que componen los diferentes espacios, y el tono y las fuentes de los apoyos. El guión completo se encuentra en el primer anexo de esta monografía.

29 El guión de la sala fue facilitado por la curadora de la sala Beatriz González. 32

El primer espacio se denomina “La Revolución y el 20 de julio”, está acompañado del apoyo “Libertad igualdad y fraternidad” en el que se definen los antecedentes internacionales de la ideología de la revolución granadina. Tres hechos se establecen como precedentes centrales, la independencia de Estados Unidos, la Revolución francesa y la independencia de Haití. El texto de apoyo es una cita del aparte de la enciclopedia de historia de América Latina “La independencia” de Leslie Betell. Esta autora fue la directora del proyecto de la Universidad de Cambridge “Historia de

América Latina”. Es catedrática de historia de América Latina en la universidad de Londres.

El segundo apoyo, de este mismo espacio se denomina “La revolución granadina y el grito de independencia” propone como antecedente más significativo de la independencia la formación en España de juntas centrales que mantenían lealtad al rey Fernando VII ante el nombramiento del hermano de Napoleón como rey de España en 1808. La inconformidad ante la poca participación de las juntas americanas en la junta central de la metrópoli, desencadenó la revolución.

La segunda área del primer espacio se denomina “Federalismo y

Centralismo”, se sustenta en el tercer apoyo “¿Centralismo?, ¿Federalismo?:

Guerra Civil.” en el que se reconocen las dificultades de la organización del territorio ante la ausencia de una conciencia de unidad nacional. Se reseñan los dos modelos institucionales para el progreso de la naciente nación: 33

Federalismo y Centralismo. Este apoyo se basa en el texto “Memorias de un abanderado” escrito por José María Espinosa. El autor bogotano fue dibujante, miniaturista, pintor y grabador, fue además soldado de la

Independencia, pero sobretodo, fue el creador de una iconografía de los próceres y del libertador.

El segundo espacio se rotula “La guerra a muerte”, se explica a través del cuarto apoyo “La campaña admirable y la guerra a muerte”. Allí se reseñan los alcances del manifiesto de Cartagena, a través del cual se justifica la campaña belicista de Bolívar y el ejército republicano en contra del exterminio español. A través de esta declaración Bolívar introdujo el ideal de independencia como estandarte de la formación de la conciencia americana.

El tercer espacio “La campaña de Antonio Nariño en el sur” se explicita en el quinto texto denominado “El apoyo al rey”. En este texto se señalan los móviles que determinaron la poca participación, de los grupos indígenas y de la población negra esclava, en la independencia. Además se reseña la campaña de Antonio Nariño para liberar del dominio español a la provincia de Popayán, y a la región del sur en la que el poder realista se afianzó.

El cuarto espacio “La reconquista española (1816-1819)” cuenta con el sexto apoyo “La reconquista española”, donde se relata que, una vez Fernando VII recuperó el poder en España exigió la sumisión de las colonias en América.

Con este fin se organizó la expedición pacificadora al mando del mariscal 34

Pablo Morillo. Este apoyo se basa en el libro “historia general de Venezuela” escrita por Miguel Ángel Mudarra.

El quinto espacio se denomina “Campaña libertadora” y se sustenta en el séptimo y octavo apoyo. El séptimo apoyo, “La legión británica” reseña el respaldo de algunos extranjeros, proveniente principalmente de Londres y

Dublín, como milicianos, y también diplomáticos, en la guerra de independencia.

El octavo apoyo, “La campaña libertadora de la Nueva Granada y

Venezuela” relata la concepción estratégica de Simón Bolívar para la liberación de la Nueva Granada, Venezuela, Quito, Perú y Potosí. Se reconoce la proyección de una generación de militares que condujeron al país al nuevo orden republicano. Este apoyo es una cita del texto “El proceso político, militar y social de la independencia” escrito por Javier Ocampo López para la publicación Nueva Historia de Colombia.

La segunda área del quinto espacio se denomina “Cartagena y Maracaibo”, pero no le corresponde ningún apoyo textual.

El sexto espacio, “Campaña libertadora del sur”, se sustenta en el noveno apoyo con el mismo rótulo. Allí se narra la consolidación de la independencia de los países americanos y la consolidación de las cinco repúblicas, una vez fue superado el dominio realista en Pasto.

El séptimo espacio se titula “Reformas educativas y misión científica”, y se ilustra a través del décimo apoyo denominado de igual manera. En este texto 35

se reconoce la necesidad estatal de promover la educación pública.

También se relata la conformación de la misión científica y la fundación del

Museo Nacional de Colombia.

El octavo espacio, “La organización de la República” cuenta con el soporte de tres apoyos. El undécimo apoyo, “La organización de la República.

Constitución de 1821”, relata la organización de la constitución de Cúcuta, en la cual se incluyeron diferentes libertades civiles, se proclamo la abolición parcial de la esclavitud, se implementó la ciudadanía, se fomentaban medidas económicas librecambistas; se incluye una cita del texto “La convención de Villa del Rosario de Cúcuta: imaginando un soberano para un nuevo país” escrito por Maria Emma Wills, quien reconoce que las transformaciones e innovaciones incluidas en la constitución se configuraron a partir de los criterios propios del orden colonial.

El duodécimo apoyo, “La convención de Ocaña y la dictadura de Bolívar”, narra las medidas extremas tomadas por Simón Bolívar ante la fragmentación de la Gran Colombia. A través de una cita del texto “Etapas y sentido de la historia de Colombia”, escrito por Jaime Jaramillo Uribe en la publicación

Colombia Hoy, se reseñan los poderes dictatoriales que asumió Bolívar, ante las dificultades y los levantamientos en varias provincias.

En el decimotercer apoyo, “Vámonos volando –dijo- que aquí nadie nos quiere”, se relata el atentado que en el año 1828 sufrió Bolívar. Además se reseñan las rebeliones del ejército ante la dictadura de bolívar y la disputa 36

entre él y Santander. Además se registra el ocaso de Bolívar en el período entre su atentado, y la desintegración de la Gran Colombia. Este apoyo se sirve de dos textos; el primero “Causas y memorias de los conjurados del 25 de septiembre de 1828” cuyos compiladores fueron Germán Mejía y María Isabel

Perdomo. El segundo texto es, el ya citado escrito de Jaime Jaramillo Uribe,

“Etapas y sentido de la historia de Colombia”.

El octavo espacio se denomina “Muebles republicanos”, pero no le corresponde ningún apoyo explicativo.

3.1.1 La imagen de nación que se construye/refuerza desde el guión.

La identificación de la imagen de nación que se exalta desde el guión museográfico se observa a partir de las presencias y manifestaciones específicas en el tipo de contenidos, temas y hechos históricos que se resaltan en el guión; así como en los personajes, grupos y actores históricos relevantes dentro de esta versión. Conviene aclarar sin embargo, que la representación de ciertos contenidos históricos implica la exaltación de actores históricos particulares. Por este motivo, a pesar de que se traten por separado, son instancias constitutivas en la narración que propone la sala.

3.1.1.1 Contenidos, temas y hechos históricos que se exaltan.

A través del análisis de la versión del período histórico que proyecta el guión, se identificaron cuatro contenidos generales que desde allí se exaltan: El 37

componente belicista, el patriotismo, las nuevas instituciones y el problema de la unidad nacional frente a la fragmentación regional.

El componente belicista.

La nación que se narra desde la versión específica expuesta en el guión de la sala apunta hacia cuatro momentos o episodios históricos fundamentales: las luchas por la independencia, la primera guerra civil, la reconquista española y la campaña libertadora de Simón Bolívar.

Excepto por el séptimo espacio referente a las reformas educativas y la misión científica y el noveno espacio donde se exponen, sin ningún tipo de apoyo textual, muebles republicanos, la temática de la sala es al eminentemente belicista.

Esta manifiesta relevancia a través del guión museográfico que ordena la sala, tiene mucho que ver con la marcación de un período fundacional del proyecto de nación que exalta la versión del pasado nacional que se expone.

La lucha independentista, en este sentido señala el punto diferenciable entre un antes, período colonial, y un después, República. “La idea de fundación supone el momento de clausura de un pasado y de comienzo de una nueva

época, única e irrepetible en el tiempo”30. Y este umbral trazado por las disputas independentistas cumple la función de ubicar según, la versión expuesta en la sala, el nacimiento de la nación colombiana. 38

Esta identificación de la guerra de independencia como punto de origen del proyecto nacional, se hace evidente en el cuarto apoyo, “La campaña admirable y la guerra a muerte” en el que se reseña:

La declaración del drástico decreto de guerra a muerte, tenía como finalidad subrayar el carácter internacional de la guerra, acentuar el sentimiento patriota y nacionalista y enfrentar el exterminio español patrocinado por Domingo de Monteverde, capitán general de Venezuela. De este modo, Bolí- var fue introduciendo el ideal de la Independencia como una finalidad igualmente buena y llena de promesas para todos los nacidos en territorio americano. La conciencia americana, que no existía, se creaba por este medio.

Pero la ubicación del origen de la nación en este período guerrerista se justifica en una serie de valores que respaldan las luchas por la formación del estado nacional. Fundamentos como la libertad, la igualdad, la soberanía, la autodeterminación y la fraternidad, son especificados por el guión de la sala como los antecedentes ideológicos de la revolución. Y de esta forma son acreditados como los cimientos ideales del germinal proyecto nacional.

El patriotismo.

La sustentación en estos idearios de las luchas independentistas refiere a otro punto temático clave en la propuesta del guión: El patriotismo. Esta sentida filiación se encuentra presente en la argumentación del texto que reseña la revolución granadina y el grito de independencia; también es evidente en el apoyo en que describe la campaña admirable y la guerra a muerte; es

30ACHUGAR. Op. cit., Pag 79. 39

además parte fundamental de la ilustración sobre la reconquista española; así como en el apoyo referente a la campaña libertadora de la nueva granada y

Venezuela; es también central en la narración sobre la campaña libertadora del sur.

Especialmente en el texto de apoyo referente a la reconquista española se insiste en el valor y el sufrimiento patriota frente a la crueldad del pacificador

Morillo:

El tiempo que Morillo permaneció en la Nueva Granada se conoce como la Época del Terror, porque fue a través de actos de dureza y crueldad que los españoles trataron de recuperar el territorio. Los métodos utilizados, entre éstos el fusilamiento de más de 500 patriotas, fueron destinados a destruir toda oposición y resistencia, a castigar y borrar las ideas liberales detrás del movimiento de Independencia.

Evidentemente la cualidad del patriotismo está presente en la argumentación de los textos que referencian las batallas independentistas. “La virtud del patriotismo supone vivir en servicio a la patria y estar dispuesto a morir por su libertad o en su defensa. Esta virtud fue la que animó a los patriotas en la guerra de independencia, en la cual salieron victoriosos, como héroes”31. Esta particularidad patriótica establece un valor incuestionable en la versión del guión, y es uno de los puntos claves en la imagen de nación que se proyecta desde la sala.

31TOVAR Zambrano, Bernardo. Porque los muertos mandan: El imaginario patriótico de la historia colombiana. En: Ortiz, Carlos Miguel y Tovar Zambrano, Bernardo (Eds). Pensar el Pasado. Archivo General de la Nación y Departamento de historia Universidad Nacional de Colombia. 1997. Pag 134. 40

Las nuevas instituciones.

La definición de un origen de la nación implica además, necesariamente, la disposición de una serie de hitos seminales, claramente especificados en el guión. La organización de la naciente república supone el establecimiento de instituciones que ordenen la realidad estatal, y que por ende marquen diferencia con la organización colonial.

Tanto en el undécimo apoyo, “Organización de la República. Constitución de

1821”, como en el décimo, “Reformas educativas y misión científica”, se relata la necesidad estatal de imponer nuevas instituciones, de legalizar el nuevo orden nacional

El congreso que debía definir la organización del país se realizó, finalmente, en la Villa del Rosario de Cúcuta, el 6 de mayo de 1821. Influida por el pensamiento político francés, la Constitución de Cúcuta incluía libertades como la de palabra, la de prensa y la de asociación económica, con base en los Derechos del Hombre

Una de las más importantes novedades institucionales fue la instauración de la ciudadanía. “La decisión de que los derechos del ciudadano debían erigirse como criterio principal de la afiliación a la nación, desempeñó un papel preponderante en los esfuerzos de los grupos dirigentes por activar amplias esferas de la población y atraerlas al nuevo Estado. El titulo de ciudadano fue, ante todo, símbolo de libertad e igualdad políticas, con el que se eliminaban 41

afiliaciones y características, tanto étnicas como regionales, en una unidad nacional constituida explícitamente con base en el criterio de ciudadanía”32.

Además de la institución de la ciudadanía, en el guión se hacen explícitas otras novedades institucionales que robustecen la imagen de una nación fundamentada en los valores ideológicos con los que se rotuló la lucha independentista. La introducción del sufragio, la abolición (parcial) de la esclavitud y el fomento del librecambismo económico, son iniciativas que sostienen y acreditan el nuevo ordenamiento propuesto por el proyecto nacional que se narra en el guión museográfico.

Otra de las novedades de la naciente nación fue el establecimiento de la educación pública, que se presenta en el séptimo espacio Reformas educativas y misión científica. Esta decisión, por cierto inaplazable para la institución de la oficialidad nacional, “…constituye uno de los poderes más importantes del Estado, el de producir e imponer, principalmente por medio de la escuela, las categorías de pensamiento que aplicamos a todo lo que en el mundo hay, y al propio Estado”33.

Estas construcciones institucionales ineludibles para la fundamentación de la nación, se encuentran estipuladas y legitimadas en las consignas

32 KÖNIG, Hans-Joachim. En el camino hacia la nación: Nacionalismo en el proceso de formación del Estado y de la Nación en la Nueva Granada, 1750-1856. Banco de la República. Bogotá. 1994. Pag 512.

33BOURDIEU Pierre (1997). Espíritus de Estado. Génesis del Campo Burocrático. En: Razones Prácticas. Sobre la teoría de la acción. ANAGRAMA. Barcelona 1997. Pag 91.

42

constitucionales. En el octavo espacio La Organización de la República, y específicamente en el decimoprimer apoyo Constitución de 1821, se presentan este tipo de disposiciones constitucionales. “Las constituciones tienen la ventaja de ser hitos formales de la evolución de los imaginarios y del lenguaje político”34. De manera consecuente la presencia en el guión de las iniciativas constitucionales exalta la instauración legal de los valores fundamentales del naciente proyecto nacional.

Región y unidad nacional.

El guión de la sala se esfuerza en realizar un reconocimiento acerca de la segregación regional en la naciente república. Principalmente en el segundo subespacio de la primera sección de la sala Federalismo y centralismo, y más específicamente en el tercer apoyo guerra civil, se narran la dificultad de unificar el territorio nacional sobre fuertes divisiones regionales. A partir de esta dificultad se justifican las dos formas, en disputa, de organización del país:

Federalismo y centralismo:

Desde el momento en que se declara la Independencia surge el problema de la organización del territorio en un país en donde no había un concepto de unidad nacional. Existían ejemplos por seguir en Europa y Norteamérica que se presentaban como modelos de progreso. Existía, además, la convicción de que el cambio debía ser radical, por lo tanto, las instituciones debían surgir de acuerdo con la realidad del naciente Estado.

43

Estas disputas entre las diferentes posiciones regionales, se exponen en el guión como las causas de la “fatalidad” de la guerra civil. Sin embargo, “la guerra de emancipación por la cual luchan unos es vivida casi siempre por los demás como una guerra civil; en este sentido, no se pueden pensar de manera aislada la guerra de emancipación y la guerra civil”35. Sin embargo en el guión se observan como episodios diferenciados, las dificultades en la integración territorial de la naciente república se conciben posteriores a la consecución de la independencia.

Por otra parte, en el tercer espacio La campaña de Antonio Nariño en el sur, y más específicamente en el quinto texto Apoyo al rey, se evidencia la diversidad de intereses en algunas ciudades durante el período de la independencia. Se cita el caso de Santa Marta, como bastión realista en la costa caribe, así como Pasto y Popayán en el sur. Este reconocimiento sirve para exaltar el valor del ejército patriota bajo el mando del expresidente

Antonio Nariño, en la lucha por la independencia de estas ciudades.

3.1.1.2 Personajes, grupos y actores históricos que se exaltan.

El guión de la sala presenta una serie de agentes históricos que protagonizan los eventos que se resaltan a través de su versión. La preponderancia de

34GUERRA, François-Xavier. La identidad republicana en la época de la independencia. En: Museo, Memoria y Nación, Ministerio de cultura, Museo Nacional de Colombia, PNUD, IEPRI, ICANH. 1999. Pag257. 35LOMNÉ, Georges. Una palestra de gladiadores. Colombia de 1810 a 1828: ¿guerra de emancipación o guerra civil? En: Museo, Memoria y Nación. Ministerio de cultura, Museo Nacional de Colombia, PNUD, IEPRI, ICANH. 1999. Pág. 307. 44

ciertos personajes, grupos y actores históricos, a través de la narrativa de la sala, constituye un elemento central en la configuración de una imagen específica de nación. Se encontraron relevantes dos tipos de actores históricos a través de la propuesta del guión de la sala: Los criollos y los patriotas. También se analizó el papel de la población subalterna sugerido por el guión.

Los criollos.

Los primeros actores históricos, y quizá a los que se les confiere mayor potestad, son los personajes que se rotulan en la categoría de criollos. Los criollos se definen como los idearios -a partir de la influencia ideológica de las gestas de independencia haitiana y estadounidense, y de la revolución francesa- de la independencia. El primer espacio referente a los antecedentes ideológicos de la revolución libertad, igualdad y fraternidad, los afirma como los agentes de la emancipación:

… las principales ideologías del país norteamericano como su constitución federal (1787), y su interés en un mercado no-monopolista tuvieron gran auge entre los criollos, pues veían en ellas el modelo para seguir. Varios precursores de la independencia visitaron los Estados Unidos. Incluso constituciones como las de Venezuela y México se basaron después en el modelo estadounidense.

… Aunque la independencia de Haití inspiró a algunos criollos para tomar la decisión de independizarse, también preocupó a varios precursores quienes no vieron en Haití un modelo de revolución sino una desorganizada anarquía.

45

Esta argumentación robustece el imponderable histórico “… de que la élite criolla dirigente de la Nueva Granada se levantó el 20 de julio de 1810 contra el gobierno de España impulsada por los ideales de crear una nación independiente”36 .

Los patriotas.

Desde la categoría de los criollos se marca la procedencia del segundo grupo fundamental de actores históricos propuesto por el guión de la sala. Los patriotas son los agentes fundamentales de la narrativa guerrerista en los espacios referentes a las batallas. De manera consecuente se resaltan continuamente sus cualidades de fuerza y determinación en la defensa de los ideales emancipatorios.

Esto resulta particularmente evidente en la cita de Javier Campo López, que se incluye en el octavo apoyo, “La campaña libertadora de la Nueva

Granada y Venezuela”:

Una generación de militares, habituada a batallar, había surgido en Hispanoamérica, con una exaltada convicción de su papel providencial en el delineamiento de los nuevos Estados. Si los criollos letrados, abogados e ideólogos de la Revolución Política de 1810 y de la Primera República se habí- an ocupado en la redacción de las primeras constituciones, en la organización política del nuevo Estado, en las luchas fratricidas entre federalistas y centralistas, y en el impulso de los ideales del siglo de las luces, con el consecuente fracaso ante el poderío y la represión de la Reconquista española, los militares, formados en su mayor parte en la marcha de la guerra,

36 MÚNERA, Alfonso. El fracaso de la nación: Región, clase y raza en el caribe colombiano (1717-1810). Banco de la República, Áncora editores. Bogotá. 1998. Pag 14. 46

condujeron al país al orden nuevo democrático republicano hasta el triunfo de la Guerra de Independencia.

Bien sea empuñando la espada o defendiendo la soberanía republicana armados de la pluma, el patriota se constituye en el personaje de más alta estima en la versión histórica que construye la escenificación de la sala. “Las imágenes del guerrero, del abogado, del orador y polemista, del periodista y escritor, del estadista y diplomático, son las imágenes arquetípicas del hombre de la guerra, del hombre de las leyes, del político y del escritor. Constituyen el primer paso en la construcción de la memoria que debía hacer parte del naciente imaginario nacional, imaginario al cual habría de integrarse, como elementos fundamentales, las imágenes y cultos de los héroes”37.

La plenitud de esta glorificación a los patriotas se encuentra personificada en la imagen del libertador. A través del guión se resalta la labor de Bolívar como precursor y líder del movimiento independentista. Además en el penúltimo espacio de la sala se narra el ocaso de su esplendor a causa de la radicalización de su mandato y la fuerte disputa con Santander. Sin embargo se dedican varios espacios de la sala a la exaltación de sus proezas como el libertador de cinco naciones.

Por el camino de esta exaltación a los patriotas se prevee la caracterización negativa de la contraparte realista. En el cuarto espacio referente a La 47

reconquista española se enfatiza en la crueldad española propia del período de la pacificación; se ejemplifica la impiedad en los procedimientos utilizados contra la resistencia patriota.

3.1.1.3 Caracterización de la población subordinada.

Antes de identificar el rol que confiere el guión a la población subalterna, conviene precisar desde qué comprensión es pertinente esta pesquisa. Más específicamente vale la pena preguntarse por el origen del cuestionamiento sobre la historia de la población disidente. Sobre la base de la argumentación de Hobsbawm(1998), “… la historia de los de abajo pasa a estar relacionada o a formar parte del tipo de historia que se escribía tradicionalmente –la que trataba de grandes decisiones y acontecimientos políticos- sólo a partir del momento en que la gente corriente se convierte en un factor constante en la toma de tales decisiones y en tales acontecimientos”38. Así, la preocupación por la reivindicación histórica de los subalternos coincide con una reivindicación real, cotidiana, contemporánea. Solo a partir de estas demandas, cobra sentido la pregunta por el rol histórico de estas poblaciones.

Ahora bien ¿Cuál es el papel que se le confiere a la población subordinada39 en la versión de la sala? A través de la sala se identifica un solo apoyo textual en el que se menciona el papel de los indígenas (como una categoría

37TOVAR. Op. cit., Pag 126. 38HOBSBAWM, Eric. Sobre la historia desde abajo. En: Sobre la historia. CRÍTICA. Barcelona. 1998. Pag 206. 48

homogénea), y los negros (definidos con la misma caracterización de homogeneidad). En el quinto texto Apoyo al rey se señala, por una parte, que la mayoría de los indígenas brindaron su apoyo a la corona porque consideraron como una amenaza el liderazgo político de grupos terratenientes y comerciantes. En el caso de las negritudes esclavizadas se anota que su apoyo se lo otorgaban al bando que les asegurara su libertad.

… Los grupos de terratenientes y comerciantes tenían propósitos claros para hacerse cargo de la dirección política del país, mientras que para los indí- genas y los esclavos la figura del rey representaba protección contra los primeros. El apoyo indígena a la causa realista no fue general, sin embargo, la mayoría desconfiaba de los criollos y los consideraban enemigos, dueños de las riquezas y de las tierras. En el caso particular de los esclavos, su interés no era el de protección sino el de obtener la libertad; estaban sujetos a dar apoyo a quien la ofreciera. En ambos casos, la imposición de un gobierno local no se entendía por estos grupos como un beneficio para sus comunidades.

Esta exposición sobre el rol que jugó la población subordinada fortalece el precepto de que “los indios y los negros se aliaron con el imperio o jugaron un papel pasivo bajo el mando de la élite dirigente. Es decir, participaron en los ejércitos y murieron tan ignorantes como antes”40.

Esta exaltación de personajes, grupos y actores históricos, así como de hechos y temas históricos, constituyen la imagen de nación colombiana que se construye y se refuerza a través de la versión particular que proyecta el guión

39 “…aquellos que no pertenecen a las élites, a los grupos que detentan el poder político”. En: MÚNERA. Op. cit., Pag 26. 40MÚNERA, Alfonso. Ibid. Pag 14. 49

de la sala. A continuación se explorará el tipo de nación que se exalta a partir de la puesta en escena iconográfica que exhibe la sala.

3.2 Imagen de nación que se construye y refuerza a través de las piezas expuestas.

En este apartado se explorarán las relevancias, en términos de las temáticas y personajes históricos, que se proyectan a través de las piezas (pinturas y objetos) que exhibe el montaje de la sala. Se lleva a cabo una caracterización general de las piezas expuestas (en el anexo numero dos de esta monografía se listan todas la piezas, sus autores, el material de la pieza y la fecha de su elaboración).

Antes que nada, vale la pena reconocer que no se espera realizar en este espacio una crítica artística de las obras expuestas, se trata más bien de valorar su potencialidad como testimonio histórico, y sobretodo como parte de una propuesta iconográfica específica para construir una imagen particular de nación.

Si bien la versión del guión de la sala es factible de discutir, en términos de sus omisiones, la iconografía expuesta en la sala constituye una muestra bastante más accesible de cuestionar.

Las pinturas exhibidas en la sala se pueden dividir en dos categorías, las que retratan a los próceres, y personajes (como es el caso del grupo de la Legión 50

británica) que contribuyeron con la causa independentista (solo con excepción del retrato del teniente general Pablo Morillo, el mariscal Juan

Sámano y Uribarri, encargados de la reconquista, y del retrato de Felipe VII rey de España, y el virrey Antonio José Amar y Borbon, la muestra es unísona), y las pinturas que escenifican las batallas por la independencia.

Por su parte, los objetos expuestos se clasifican también en dos categorías, las primeras piezas son las que tienen que ver con las batallas de independencia, son mayoritariamente, armas de fuego de la época, balas de cañón, espadas, lanzas, sellos, monedas, banquillos de fusilamiento, maquetas conmemorativas de batallas, uniformes de combate, medallas conmemorativas. Y la segunda categoría se compone de los objetos personales de los próceres, entre otros, prendas de vestir, licoreras, relicarios.

Solo en el séptimo espacio referente a las reformas educativas y misión científica se exhiben objetos de carácter científico como brújulas, octantes, barómetros. Y por último está el caso del noveno espacio Muebles republicanos, que exhibe mobiliaria de la época.

Las imágenes de los próceres de la independencia tienen una característica, que solo con excepción de los retratos de Policarpa Salavarrieta, se cumple.

Los próceres son retratados siempre con su atavío militar, además algunas de las obras que retratan a los generales de la independencia los muestran a caballo, “… esta vieja metáfora hace palpable la figura del gobierno como 51

ejercicio de equitación. Domar el potro del poder mediante la voluntad, la brida de la razón las riendas de la política, el látigo de la justicia y la espuela del valor, pero sobre todo, mediante los estribos de la prudencia”41.

En este sentido uno de los intereses principales de esta iconografía es resaltar ciertos valores considerados distintivos del proyecto nacional que se refuerza a través de la versión histórica de la sala. “Precisamente la creación de poemas, imágenes visuales, himnos, monedas, sellos y monumentos formaron parte de la labor por construir la serie de símbolos necesarios para el orden ritual que operaría como uno de los elementos centrales del esfuerzo fundacional para la constitución de un imaginario nacional que, a su tiempo y vez, terminaría por ser objeto de recordación y se objetivaría en la memoria nacional oficial”42.

En esta medida el tipo de personajes que se exaltan a través de la iconografía de la sala es consecuente con los atributos primordiales dignos de ser resguardados, asegurados y proyectados a futuro, por ser, según la versión específica de la sala, las características principales de quienes lucharon por la libertad de la patria. “Convertido en gloriosa imagen el personaje comparte la simbolización de determinados valores y normas de la patria y la nación.

Erigido en un ideal del yo, el personaje adviene en su imagen como un objeto de identificación social. La identificación simbólica con dicha imagen

41BURKE. Op. cit., Pag 77. 42ACHUGAR. Op. cit., Pag 79. 52

constituye uno de los fundamentos de la identidad de los ciudadanos”43. De esta manera la escenificación de la sala persuade sobre una imagen de nación que exalta las cualidades del prócer, valores que son dignos de inmortalizar desde la iconografía museística.

Esta es una de las direcciones centrales a la que apunta la propuesta iconográfica de la sala. La reiterativa exhibición de personajes y sus biografías hacen evidente el papel profundamente pedagógico que se otorga y se le otorga al museo; “la manera de presentar los hechos de la historia nacional se ha hecho por modelos. El personaje, el héroe que, puesto en el contexto de las imágenes, impresiona y mueve los niveles de filiación, construye opinión socialmente compartida”44.

Por otro lado están las pinturas referentes a las batallas. En estas representaciones se destaca el valor de los héroes patrios en la propia escena de su gesta guerrera. “Las imágenes de combate constituyen una forma muy vívida de propaganda, pues dan la oportunidad de retratar al General de un modo heroico”45.

Estas imágenes de batallas, así como las piezas exhibidas referentes a las gestas independentistas, le brindan un sustrato material que hace

43 TOVAR. Op. cit., Pag 146. 44CAMARGO Eduardo, TORRES Oscar, NAVARRO Alfredo, TORRES Carlos. Sentido y significado de los contenidos en los textos escolares de ciencias sociales en la construcción de identidad, ciudad y Nación. En: Calderón Jorge. Nación, Educación, Universidad y Manuales Escolares en Colombia. Fondo de publicaciones Universidad del Atlántico 2002. Pág. 466. 45BURKE. Op. cit., Pag 186. 53

incuestionable el carácter heroico deseable en los personajes y la trama proyectada en la sala. Objetiviza los valores de este umbral fundacional de la naciente nación colombiana. Fortalece a través de las imágenes los mitos y estereotipos de la imagen de nación colombiana.

54

4. Capítulo IV:

Las imágenes que se omiten.

En este último capítulo se distinguen tres propósitos. Justificar, desde la plataforma de un cierto nivel del conocimiento histórico, la pertinencia de la identificación de las imágenes de nación que se omiten a través de la propuesta en la sala.

En segundo lugar se elabora un breve diagnóstico sobre la imagen de nación que se exalta a partir de la exhibición permanente de la sala. Y por último se identifican dos categorías de omisión. La primera referente a los contenidos históricos que se omiten en la sala, y la segunda sobre los silencios de la sala en cuanto a personajes, grupos y actores históricos.

4.1 Pertinencia en la identificación de omisiones.

Los alcances de la construcción de una cierta versión de la historia nacional han sido ampliamente reconocidos, aún más si esa versión se proyecta desde espacios institucionales como los Museos nacionales, o la educación escolar.

La historia que se recuerda y se proyecta a través de estos recintos, naturaliza e interioriza formas específicas de relación y vínculos entre ciudadanos. Por este motivo el cuestionamiento que desde la historia se realiza sobre el orden social de la nación colombiana, le apunta a indagar sobre el papel de esas otras historias o memorias, a las que no se les reconoce potestad dentro de la oficialidad histórica de la nación. “La revisión del pasado ha llevado, y en 55

cierto modo, está presupuesta en la afirmación de que frente al legado de un

único relato de la historia, se debe postular la multiplicidad de relatos y sujetos”46.

Estas intenciones de pesquisa académica y reconocimiento social de las otras imágenes de nación abren otros lugares desde los que se interroga y construye el pasado nacional. Despliega los lentes a partir de los cuales se realizaba la lectura de la historia nacional. De esta manera, las “… preguntas planteadas desde campos problemáticos diferentes a los de la historiografía tradicional y desde nuevas necesidades de comprensión han roto la narrativa lineal, centrada en lo político, han causado la entrada a la historia de nuevos sujetos y territorios antes marginales”47.

La oportuna incorporación de diferentes imágenes de lo nacional, documentadas desde la disidencia, potencializó la investigación de temas claves para el desarrollo del conocimiento histórico. La afirmación de una

única forma de reseñar el pasado de la nación, se cuestiona por medio de las diversas formas de recordarlo y de vivirlo. Las reivindicaciones de los grupos subordinados, -indígenas, negritudes, mujeres- en la versión hegemónica de la historia nacional, hicieron ineludible los interrogantes sobre el rol histórico de estos actores. “El presente de la historia del pueblo, entonces, es una práctica

46ACHUGAR. Op. cit., Pag80. 47GARRIDO, Margarita. Un museo con narrativas diversas. En: Memorias de los coloquios nacionales: La arqueología, la etnografía, la historia y el arte en el museo. Ministerio de la Cultura, Museo Nacional de Colombia. Bogotá. 2001. Pag 259. 56

que destruye los principios constantes de la cultura nacional que intentan remitir a un pasado nacional `verdadero´, el cual a menudo es representado mediante las formas materializadas del realismo y el estereotipo. Tales narrativas nacionales continuistas ignoran la zona de inestabilidad oculta donde habita el pueblo”48.

Percatarse sobre las diversas formas de rememorar el pasado de la nación, es decir reconocer las diferentes temporalidades que se construyen y reconstruyen desde el presente, implica reevaluar el lugar desde donde se ha moldeado y reforzado la imagen hegemónica de la nación. “Una historia planteada o regida por un esquema lineal implica la adopción implícita de las representaciones del grupo social dominante y oculta los proceso y significados de los mismos períodos para otros grupos”49.

Entonces, esta “recuperación” de la historia de poblaciones subalternas se lleva a cabo en concomitancia con las preguntas que se realiza el historiador.

Interrogantes direccionados por las reclamaciones contemporáneas que realizan y se le otorgan a estas poblaciones.

Este tipo de reflexiones que amplían el espectro del nivel del conocimiento histórico, conforman la plataforma teórica a partir de la cual es pertinente

48BHABHA, Homi k. Diseminación: Tiempo, narrativa y los márgenes de la nación moderna. En: Von Der Walde, Erna (Coordinadora). Miradas anglosajonas al debate sobre la nación. Ministerio de la cultura. Bogotá. 2002. Pag 54. 49GARRIDO. Op. cit., Pag 259. 57

analizar la imagen de nación que se construye y refuerza desde el museo nacional, e identificar las imágenes que desde esta propuesta se omiten.

4.2 Breve diagnóstico de la imagen nacional que se proyecta desde la sala.

La imagen de nación que se proyecta desde la sala, tanto a través de la versión de guión, como a partir de su propuesta iconográfica, sustenta la exaltación de los “mitos fundacionales de la nación”. La nación que se exhibe en la sala fortalece el imaginario de una élite sociopolítica con la potestad de idear, y materializar la comunidad nacional soberana. Por este camino el papel que juegan los grupos divergentes a la mencionada elite criolla se narra como un rol, calificándolo generosamente, complementario, nunca decisivo.

Este papel secundario que se le confiere a la población diferente a la élite masculina criolla, se explica por la desatención sobre los diferentes tipos de

“racionalidad” con que los diferentes actores sociales enfrentaban el momento de la independencia. Se prioriza la agencia de los próceres como la

única forma, o bien como la forma más valiosa y estimada, de afrontar esta coyuntura histórica. Así, quedan relegadas las maneras disidentes de acción sobre las condiciones de la época.

De manera consecuente, la versión de la sala robustece la imagen subalterna y paternalista sobre los grupos excluidos de esta versión histórica. Sustenta un orden social y político que enaltece la preponderancia de ciertos actores sociales mientras minimiza la de otros, “Este orden ritual se constituye en el 58

ámbito público y, como es obvio, supone la obliteración de todo aquello que, aún estando presente en la memoria popular, no contribuye a la consolidación de la memoria oficial”50.

La construcción y actualización de esta forma específica de orden nacional es especialmente contundente en la constitución de una versión histórica de la época independentista. Como se mencionó, este período se destaca en el imaginario nacional como el umbral fundacional entre colonia y República.

Las formas particulares de reseñar este período son centrales para la justificación de un orden político y social que sustente la imagen hegemónica de la nación.

Tres mitos en especial se han denunciado desde la academia sobre la versión continua que reseña este período histórico, mitos que son por demás, identificables en la narración del pasado nacional que se exhibe en la sala: “El primero de ellos predica que la Nueva Granada era, al momento de la independencia, una unidad política cuya autoridad central gobernaba el virreinato desde Santa Fe. El segundo consiste en la idea de que la élite criolla dirigente de la Nueva Granada se levantó el 20 de julio de 1810 en contra del gobierno de España impulsada por los ideales de crear una nación independiente. Desgraciadamente el `genio del mal´ introdujo la división entre los criollos federalistas y centralistas, lo cual llevó al fracaso de la primera

50ACHUGAR. Op. cit., Pag 78. 59

independencia. El tercero sostiene que la independencia de la Nueva

Granada fue obra exclusiva de los criollos. Los indios, los negros y las castas se aliaron con el imperio o jugaron un papel pasivo bajo el mando de la élite dirigente. Es decir, participaron en los ejércitos y murieron tan ignorantes como antes” 51.

Esta mitificación de los sucesos en la época independentista supone una incuestionable naturalización e interiorización del papel de los grupos sociales en la emancipación y la posterior organización de la nación colombiana.

Reifica una memoria imaginada como colectiva sobre los orígenes de la nación.

Los temas históricos y los actores sociales que se omiten, o bien se relegan, son testimonio de las imágenes de nación que se proscriben frente a la imagen que se exalta. “El sujeto enunciador del discurso fundante del Estado-

Nación en América Latina durante el siglo XIX –independiente de su individuación- tuvo un proyecto patriarcal y elitista que excluyó no sólo a la mujer sino a indios, negros, esclavos, analfabetos y, en muchos casos, a quienes no tenían propiedades. Este perfil del sujeto enunciador contribuyó, a su vez, a construir el perfil de un sujeto de la nación (el ciudadano)”52.

51MÚNERA. Op. cit., Pag 14 52ACHUGAR. Op. cit., Pag 78 60

4.3 Contenidos históricos silenciados, o bien, relegados.

En este apartado se realizarán dos interpelaciones sobre la temática histórica que se propone desde la sala. La primera se enfoca en las fuertes divergencias regionales en la época de independencia, y la segunda se enfoca en la crítica a la centralidad sobre lo político, en detrimento de otros aspectos, juzgados, según la versión de la sala, como irrelevantes.

4.3.1 Divergencias regionales.

A pesar de que en el espacio referente al Federalismo y centralismo se plantea la escisión regional del territorio nacional, no se profundiza este planteamiento, ni se observa consecuencia con los relatos posteriores en el guión. “La Nueva Granada como unidad política no existió nunca. Al estallar la independencia no hubo una élite criolla con un proyecto nacional, sino varias élites regionales con proyectos diferentes. Las `naciones imaginadas´ fueron más de una”53.

Sin embargo la historia que se cuenta en la sala generaliza el proyecto de nación por el cual lucharon los próceres de la patria, no se ocupa de narrar los transcursos locales distintivos que dan fe de las diferentes maneras de imaginar la nación. No se cuentan los móviles divergentes que caracterizaron la categórica fragmentación de proyectos de nación encontrados. Se narra

únicamente un precedente común unificado por los ideales de libertad y 61

soberanía republicana. “La representación de la historia como un proceso de progreso lineal y ascendente ha llevado a simplificaciones que eluden las dificultades de la construcción, los significados variables para los distintos grupos sociales de hitos considerados oficialmente como avances. Por ello es necesario evitar el ocultamiento de algunos conflictos y la magnificación de otros que resultan más articulables a un sentido dado de progreso nacional”54.

Este ejercicio de olvido que se lleva acabo en la versión histórica de la sala es consecuente con la exaltación de un tipo de valores comunes que se figuran sobre lo nacional. La persuasión sobre una añoranza común de libertad, igualdad y soberanía en los orígenes de la nación sustenta una de las fuertes ficciones sobre las que se sostiene la idea de filiación y comunidad. La pregunta es entonces: “¿Cómo pudo surgir un solo Estado-nación en medio de concepciones tan diversas? No por supuesto como el resultado de una comunidad imaginada, sino como el simple y llano resultado de la fuerza. Los ejércitos estaban en manos de las élites andinas, y estas impusieron su gobierno. Inventar la nación colombiana costó muchas guerras. Porque la guerra, además de su función profundamente aniquiladora, fue el mejor instrumento para que las masas de campesinos de tierra fría, convertidos en soldados, descubrieran y empezaran a sentir como suyo el territorio nacional; y

53MÚNERA. Op. cit., Pag 222. 54GARRIDO. Op. cit. Pag 259. 62

viceversa, para que las demás regiones aprendieran a sentir como suyo también aquel otro lado de la patria”55.

4.3.2. Exaltación del contenido político.

La segunda omisión que se demanda en el nivel de los contenidos de la versión histórica de la sala, tiene que ver con la exaltación del tema político, y específicamente del tópico guerrerista. El reconocimiento que se lleva acabo desde la academia sobre la premura de abrirse hacia otros ejes temáticos que permitan observar diferentes niveles en la construcción del pasado, es el fundamento de la interpelación que se lleva a cabo sobre la univosidad temática en la escenificación de la sala.

La imagen de nación que se construye en la sala descarta los aspectos de tipo económico, las incidencias de tipo cultural, la narración de lo cotidiano.

Este tipo de silencios inciden por demás, en la construcción de relevancias históricas del pasado nacional, así como en la supresión del vínculo y la trascendencia de circunstancias de diversa índole en la consecución de los procesos históricos que llevaron a la dispersión e interiorización de un imaginario específico de nación. “Poner el foco de la visión del pasado en lo político, y especialmente en lo político central, como sucede en el actual guión del Museo Nacional, deja de lado aspectos básicos de la vida de los pueblos, especialmente el de la vida económica y social la cual aparece solo

55MÚNERA. Op. cit., Pag 222. 63

episódicamente cuando incide definitivamente en lo político. Es necesario dar el paso al cuestionamiento, contextualización y ampliación de lo tradicionalmente considerado emblemático, a la desacralización de los individuos y a la ampliación del foco”56.

4.4 Personajes, grupos y actores sociales que se omiten, o bien, se relegan.

En este apartado se identifica el tratamiento y las omisiones que proyecta la sala en referencia a tres actores sociales: Los indígenas, los negros y las mujeres. Se direccionó la reflexión sobre los silencios de la sala sobre estos tres actores sociales, en cuanto la definición de los personajes relevantes a través de esta versión apunta invariablemente hacia la agencia de la élite – masculina- criolla.

4.4.1 Los indígenas.

La identificación del papel subsidiario que se le confiere a la población indígena en la propuesta histórica de la sala, es pertinente en cuanto esta relegación se hace visible a partir del reconocimiento de la academia sobre la imperiosa labor de reconocer la agencia histórica de actores catalogados como disidentes. Esta labor alimenta, y a su vez se nutre, de las reivindicaciones sociales y políticas que realizan, y se le disponen a estas poblaciones.

56GARRIDO. Op. cit., Pag 260. 64

La mención sobre la población indígena en la versión histórica que se construye/refuerza a través de la escenificación de la sala, se limita al quinto texto explicativo Apoyo al rey. En este texto se destaca el apoyo de la población indígena a la figura del rey, en tanto, les significaba protección ante la amenaza de la pérdida de sus tierras a manos de los criollos terratenientes y comerciantes.

Esta versión ejemplifica uno de los mitos de la independencia –anteriormente mencionados- que reduce la potestad del indígena, o bien al respaldo hacia el bando realista, o bien a la lucha irreflexiva por una causa impuesta.

Sin embargo la identificación de las causas de la supuesta desidia indígena en la participación en las disputas independentistas, no es expuesta, sino, siendo generosos, superficialmente a través del guión; ni hablar de la terminante ausencia en la propuesta iconográfica de la sala. “la aversión de las comunidades resguardadas a la división de sus dominios mediante la creación de propiedad privada, podrá explicar en buena parte la indiferencia mostrada aparentemente por los grupos tribales andinos y de la costa norte frente a los movimientos independentistas”57.

La discordancia entre el sustrato ideológico en el que se sustentaban las gestas emancipatorias, y la organización de la naciente república, con las formas de vida tradicionales de algunos grupos indígenas fueron la principal 65

razón de la aparente apatía indígena hacia la causa independentista. “… habiendo surgido con la independencia un nuevo estímulo para el desarrollo de la economía individualista, la sociedad criolla se apartó completamente del nativo, que tenazmente se apegaba a la forma colectivista de su economía: los resguardos. Fiel a sus ideales, la independencia declaró al indio libre ciudadano; le proporcionó una libertad individual y con ella la destrucción del resguardo que, como forma colectiva de vida, limitaba esta libertad. Pero este género de libertad no correspondía a la historia, tradición y condiciones económicas del indio”58.

Esta discrepancia entre las formas de asociación tradicional de la población indígena, frente a los ideales progresistas de la naciente república, constituyen una incompatibilidad de proyectos nacionales invisible en la imagen de nación que exterioriza la sala. Probablemente porque no se narran las condiciones sociales de los indígenas en el período histórico que le compete a la exhibición.

Pero además, la posición frente a la causa independentista no se limita a la mal llamada “indolencia” indígena hacia la emancipación. También están los casos de pueblos nativos que se adhirieron al móvil independentista. “Uno de los pocos pueblos que enfrentó con resistencia heroica a los ejércitos de

57MORALES Gómez, Jorge. Bolívar y el problema indígena. En: Texto y contexto. Número 1. 1985. Pag 51.

58 FRIEDE, Juan. El indio en lucha por la tierra. La chispa. Bogotá. 1972. Pag102. 66

Morillo fue el de los indios de Malambó, un pequeño pueblito a las orillas del

Magdalena. Casi todos murieron defendiendo la independencia”59.

Por último, vale la pena identificar también la instrumentalización del pasado indígena que se llevó a cabo durante la independencia. La justificación de la movilización patriótica por la causa emancipadora, se sirvió, entre otros, de la evocación y reivindicación del indígena. Funcionó en cuanto se echó mano del estereotipo del indígena como víctima en los años de conquista y colonia.

“Hasta unos años antes de 1810 no se había mencionado a los indígenas o bien se los había tildado de bárbaros, primitivos e incultos. Con el movimiento independentista, esta caracterización de los indígenas conoció una transformación absoluta. La evocación de lo indiano a favor de la causa emancipadora se percibe claramente en la apropiación criolla de la historia indígena a partir de la conquista, transfiriendo a su propia experiencia la explotación y el sometimiento padecido por los indios”60.

Por cuanto, la imagen de nación que se construye a través de la escenificación de la sala, enaltece los valores del sujeto nacional personificado en la élite criolla, cuna de próceres y destacados patriotas, el reconocimiento de este tipo de incidentes no tiene cabida dentro de la propuesta histórica de la sala.

59MÚNERA. Op. cit., Pag 221. 67

4.4.2 Los negros.

Para el caso del tratamiento de la población negra en la narración histórica de la sala, también se la menciona en el mismo espacio que a la población indígena. El apoyo al rey por parte de estos grupos sociales se fundamenta, según la argumentación del guión, en su interés por obtener la libertad de quién la ofreciera. De esta forma se les caracteriza como poblaciones veleta, sin fundamentos ideológicos relevantes, guiados únicamente por el móvil de la manumisión.

“Es absolutamente importante tener en cuenta que fuerzas sociales diferentes de los criollos españoles participaron en la formación de su destino. Los mulatos y negros libres jugaron un papel crucial durante la primera república.

Tomaron sus propias decisiones, concibieron sus propias alianzas y defendieron sus propias reivindicaciones basados en sus propios cálculos y modos de sentir”61.

La reducción y el silenciamiento de las condiciones sociales de la población negra a través de la versión de la sala, inciden en la restricción explicativa sobre el rol de las negritudes en el período de la independencia. La exaltación de una sola lectura sobre las maneras de proceder ante la causa independentista, omite otras formas de vivirla, y otras circunstancias locales, que matizan el sentir patriota, de tan alta estima en la imagen de nación

60KÖNIG. Op. cit., Pag241. 68

proyectada en la sala. “La población de origen africano utilizó una amplia combinación de estrategias individuales, locales. y/o improvisadas tales como la fuga, la demanda legal, las redes clientelistas, el parentesco ritual, la manipulación de las divisiones de la élite y las manifestaciones masivas. En otras palabras, adoptaron una posición pragmática y, evitando riesgos mayores, se esforzaron por utilizar la sociedad y los cambios de condiciones en ella para sus propios fines”62.

Este silenciamiento sobre las formas divergentes de enfrentar la coyuntura emancipadora, relega las maneras distintivas de los diferentes grupos sociales en su confrontación particular con las circunstancias de la época.

Se construye, en este sentido, un modelo binario que fluctúa entre la solidaridad con la causa independentista, o la inercia ante ella, ignorando así los móviles relativos a las condiciones específicas de cada grupo social.

Esta serie de desatenciones, sobre las formas particulares de sufrir la época de independencia, específicas de cada grupo social, son consecuentes con el confinamiento de la agencia de estos grupos a un segundo plano. En esta medida se vinculan con la justificación histórica de un cierto ordenamiento social que mantiene, sustentado en una narrativa selectiva del pasado

61MÚNERA. Op. cit., Pag 220. 62HELG, Aline. Raíces de la invisibilidad del afrocaribe en la imagen de la nación colombiana: Independencia y sociedad, 1800-1821”. En: Museo, Memoria y Nación. Ministerio de cultura, Museo Nacional de Colombia, PNUD, IEPRI, ICANH. 1999. Pag. 221.

69

nacional, un ordenamiento político y social en el que continúan excluidos; “… esta exclusión tiene lugar en un proyecto, dirigido principalmente por las élites, de nacionalidad e identidad nacional que sostiene una imagen de Colombia, esencialmente como nación mestiza o mixta”63.

4.4.3 Las Mujeres.

A través de la puesta en escena de la sala, se hace alusión a tres mujeres. En el espacio de la reconquista española se exponen tres retratos de Policarpo

Salavarrieta, sin embargo en el guión no se la menciona. La segunda mujer es

Manuelita Saénz, a quien se la nombra en el decimotercer apoyo “Vámonos volando –dijo- que aquí nadie nos quiere” gracias a su participación a favor de Bolívar el día que intentaron matarlo. La tercera mujer presente en la sala es la heroína Carmen Rodríguez de Gaitán de quien se exhibe un retrato en el penúltimo espacio Organización de la República y dictadura de Bolívar.

Evidentemente la reducida presencia de mujeres en la imagen de nación que construye/refuerza la sala, se restringe a las mujeres heroínas. Por lo demás no se menciona en el guión, ni en la propuesta iconográfica, como han participado las mujeres en el período de independencia.

El reconocimiento sobre el papel de las mujeres en este período se sustenta sobre un cuestionamiento, que desde la década de 1980, se realiza sobre la

63WADE, Peter. Gente Negra, Nación Mestiza, dinámicas de las Identidades Raciales en Colombia. Universidad de Antioquia, ICAN, Siglo del Hombre.1997. Pag 33. 70

trascendencia de los roles masculinos en la historia de la nación. Esta demanda que se lleva acabo desde la academia tiene mucho que ver con las reivindicaciones y reclamaciones reales que visibilizan este problema.

La relativamente reciente mirada sobre el rol de la mujer en los años de las gestas de emancipación, parte del reconocimiento de las condiciones sociales que coaccionaban a la mujer de la época. “Si bien es cierto que la condición femenina era bastante limitada y dependía de las decisiones masculinas, en ocasiones, ellas utilizaron la feminidad de la época a su favor, tanto en el espacio público como en el privado, es decir que no fueron pasivas frente a las relaciones patriarcales existentes. Sin embargo las acciones realizadas por ellas fueron más para obtener beneficios personales o familiares, que para ayudar a un sector específico de mujeres”64.

La observación de las formas de agencia femenina durante la época de independencia, conforma una de las aristas olvidadas en la narrativa museográfica. Este desinterés por la potestad de la población femenina como actor incidente en la coyuntura independentista, testifica el papel relegado que continua en el imaginario nacional, sobre la pobre actuación de la mujer en este tipo de sucesos históricos.

64BERMÚDEZ, Susy. El bello sexo durante el siglo XIX. Revisión historiográfica. Informes de investigación. Comité de Investigaciones Universidad de los Andes. Bogotá. 1990. Pag 7. 71

Sin embargo la mujer tuvo incidencia desde dos campos, “… desde lo doméstico (organizando tertulias, donando joyas, dinero, ganado, ropa, al igual que ofreciendo sus casa como alojamiento o bien como hospital a los combatientes) como desde lo público (como soldaderas, espías, correos, amantes, cocineras, y enfermeras). Ellas hicieron parte de los conflictos siguiendo sus roles tradicionales de mujer (Amantes, enfermeras, cocineras, amas de casa) o adoptando papeles masculinos para la época (soldaderas, espías, correos, suministradoras de armas y drogas). Este último aspecto es importante porque durante estos períodos de conflicto las normas tradicionales pierden vigencia particularmente entre los grupos que más se apartan del orden regular de la sociedad”65.

No obstante, la caracterización del papel de la mujer dentro de la versión específica de la sala es altamente reducida. No da cuenta de estas formas, condicionadas por las restricciones sociales, de participación. Y esta ausencia en la imagen de nación que se construye en al sala no es, de ninguna manera, gratuita. Es perfectamente coherente con el tipo específico de nación que se proyecta desde el montaje de la sala. Reconocer la potestad particular de la mujer durante este período, riñe con la emblemática versión de una nación ideada y conseguida por los próceres de la élite criolla.

65 Ibid. Pag 33. 72

5. Consideraciones finales.

Esta monografía se propuso explorar la imagen de nación que, desde la sala de exhibición permanente, “Emancipación y República 1810-1830”, en el

Museo Nacional de Colombia, se construye /refuerza.

La caracterización de esta imagen nacional supuso la identificación de sus presencias y relevancias, en términos de las representaciones que se exaltan, pero también implicó el estudio sobre sus silencios, lo que se omite o se relega.

Tanto el ejercicio de exaltar como el de silenciar fueron observados en la propuesta narrativa del guión de la sala, así como en su escenificación iconográfica. A estas dos fuentes se las interrogó desde dos puntos constitutivos entre sí, los contenidos y temas históricos, y los personajes, grupos y actores históricos que exaltan y silencian.

La imagen de nación que se exalta en la sala, es una construcción histórica que destaca la labor de la élite –masculina- criolla en la ideación, planeación y materialización del proyecto nacional que se presume común para la población colombiana. Es de esta forma una imagen que proyecta, a través de la trascendencia y potestad que se le confiere, un sujeto nacional deseable para el orden social y político que impone y sustenta este proyecto nacional. 73

Además es una imagen nacional que fundamenta sus orígenes en las batallas independentistas, y que en esa medida, exalta los valores del prócer y el patriota como parte del marco deseable de particularidades nacionales. Se imagina nación a partir del sustrato de estos mitos o ficciones, incuestionables en el carácter nacional. “En cada una de estas ficciones fundacionales los orígenes de las tradiciones nacionales se vuelven tanto actos de afiliación y establecimiento así como momentos de desaprobación, desplazamiento, exclusión y contienda cultural”66.

La construcción y el robustecimiento, a través de la exhibición en el museo, de esta versión del pasado nacional, implica la dispersión y naturalización de las formas de vinculación sociales que se imaginan comunes y deseables para los ciudadanos nacionales.

Estas formas de asociación se sustentan en la articulación de una trascendencia histórica reificada, que implique sentimientos de filiación y referenciación. Y así, en la medida en que se proyecta un orden social y político deseable para la comunidad nacional, simultáneamente se construyen las formas en que se concibe y se ubica la población relegada.

Vale la pena aclarar que la investigación sobre la versión histórica de la sala cambió el énfasis en la identificación de omisiones, en tanto los actores

66 BHABHA, Homi K. Narrando la nación. En: Fernández Bravo Álvaro (compilador) La invención de la nación. Manantial. Buenos Aires. 2000. Pag 216. 74

sociales identificados por su insignificancia en el guión y en la propuesta iconográfica no son blanqueados totalmente, sino que se les confiere un cierto papel accesorio mucho menos atendido que el de los grupos sociales que se exaltan (élite criolla masculina).

La temporalidad que se construye a través de la escenificación de la sala silencia la potestad y la agencia del resto de la población que no se categorice como la élite criolla. De indios y negros, lo poco que se dice, construye/refuerza una imagen de grupos secundarios a la estimada causa independentista. En cuanto a la mujer, se exaltan tres heroínas, se desconocen las formas de participación, desde diferentes esferas y roles, que tuvo la mujer en la época.

El reconocimiento de la agencia histórica de las poblaciones subalternas, se fundamenta en dos procesos concomitantes, la mirada de los historiadores sobre los contenidos y los actores históricos relegados, y las reivindicaciones sociales y políticas que se llevan a cabo sobre estos grupos sociales. Esta renovada atención justifica la demanda sobre las postergaciones de la versión histórica de la sala frente a estos puntos.

En general existe un evidente desconocimiento de las condiciones sociales de los actores subordinados; condiciones que variaban las formas de afrontar, vivir y sentir el período de independencia. Diferentes formas de imaginar el futuro posterior a la dominación española, diferentes proyectos de nación que 75

se vieron relegados por la dispersión e interiorización del proyecto hegemónico de Nación. “El proyecto de construir una nación sigue siendo todavía una realidad inconclusa, atravesada por toda clase de conflictos culturales. Lo mucho o lo poco que se ha avanzado en este camino no ha sido sólo el resultado de la comunidad imaginada por las élites, sino del encuentro conflictivo, y muchas veces caótico de distintos proyectos en los cuales los subordinados han jugado un papel, aunque ignorado decisivo”67.

De esta forma el desplazamiento de la mirada hacia diferentes puntos de interrogar el pasado, contribuye al reconocimiento de la incidencia de la contraparte acallada. Matiza la incuestionable potestad y agencia de algunos actores, marcada en el ordenamiento social del proyecto nacional.

“Ello conlleva a una propuesta de una memoria plural para la nación, es decir de una memoria con sentidos diversos, compartidos de distintas formas, que no se pueden ya soslayar o reducir a una memoria única”68.

Una última reflexión referente a la vigencia y la interiorización de la imagen de nación que construye y refuerza el museo, despliega nuevos lugares desde dónde probar la labor persuasiva que se lleva acabo en este tipo de espacios.

El pasado 15 de octubre se llevó a cabo la celebración de los 180 años del

Museo Nacional. Para conmemorarlo se realizó una cena en la que el presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, pronunció un discurso

67MÚNERA. Op. cit., Pag 223. 76

altamente funcional para la ilustración de los alcances persuasivos, y de la vigencia de la imagen nacional que se escenifica en el Museo.

El Museo Nacional es historia viva. Aquí está presente el Libertador, quien puso su empeño en la construcción de una gran Nación en el seno de las Naciones. Está Zea, quien recorrió Francia para contratar a sus pares, los Sabios, a fin de fundar "un establecimiento consagrado al estudio, a la naturaleza, al adelanto, a la agricultura, las artes y el comercio como fuentes de progreso". Aquí está Santander, quien firmó la ley que creó un Museo de Historia Natural y Escuela de Minería, porque su sueño fue la educación del pueblo en la ciencia y en la democracia, y está el benemérito Sucre, quien tuvo el cuidado de recoger los estandartes y banderas del campo de Ayacucho, para que fueran las primeras reliquias expuestas en sus salas. En el Museo Nacional está la presencia viva de Mutis, maestro de Nariño y de Caldas, fundador de la Expedición Botánica, cuya antigua casa fue su primera sede, porque en el fondo el Museo es continuación de la obra y el pensamiento de los libertadores.

Tal como lo dijo Sucre en la carta enviada al primer director del Museo, "estos trofeos que envío, recordarán un día a los hijos de los libertadores que sus padres, penetrados de los deberes patrios y del sublime amor a la gloria, condujeron en triunfo las armas de Colombia".

En este Museo están representadas las fortalezas de Colombia. Nuestra historia es una sumatoria de aciertos y logros de muchas generaciones, como también expresión de sus naturales yerros. Recorrer sus pasillos y salones es encontrar a nuestros padres fundadores, a las culturas que hemos desarrollado como pueblo, nuestros avances y retrocesos. En el Museo están nuestras luces y nuestras sombras. Visitar el Museo es descubrir que tenemos más triunfos que fracasos y que hay grandeza humana en cada uno de los años de nuestra historia.

Ojalá todos los niños y jóvenes de Colombia pudiesen recorrer muchas veces en su etapa de formación académica el Museo Nacional.

Los libros son actas de los hechos, la vida y el pensamiento. El Museo, en cambio, recreación, es vida, es el contacto directo con los momentos fundacionales. Estudiar en el Museo como era la idea de Santander, permite retomar el que aquí tenemos el pasado para mirar el futuro con optimismo

68GARRIDO. Op. cit., Pag 260 77

razonable, porque tenemos la demostración fehaciente, de que somos una gran Nación pensada como "comunidad imaginada" según Anderson.

El Museo es demostración de que tenemos más Patria de lo que quisieran algunos y de que nuestras instituciones políticas son legítimas, estables y permanentes en el corazón de nuestra historia, en el recorrido de nuestro pueblo.

Pero también los analistas y los estudiosos consagrados, debieran recorrer el Museo con frecuencia. Aquí podrán comprender que si tenemos unos vínculos que unen a todos, a hombres y mujeres, a viejos y jóvenes, a pobres, ricos y clase media, a las pieles de todos los colores. Cuando ellos repasen el Museo, verán que son muchas las virtudes que nos unen y que no hay conflictos antagónicos que nos dividan, hasta el punto de ser considerados como contradicción incompatible no superable por el método sagrado y universal de la democracia.

Estas palabras pronunciadas por el jefe de Estado, prueban el grado de interiorización y el vigor del tipo específico de temporalidad que construye y sustenta a la forma de vinculación política propia de la nación. Legitima el tipo de valores y de orden social que se imagina común a la ciudadanía.

Estandariza una forma precisa de recordar y de percibir el origen de la nación.

78

Bibliografía.

ACHUGAR, Hugo. Ensayo sobre la nación a comienzos del siglo XXI. En: Martín- Barbero, Jesús (coordinador). Imaginarios de nación: Pensar en medio de la tormenta. Ministerio de Cultura. Bogotá. 2002. ALONZO, Ana Maria. The Politics of Space, Time and Substance: State Formation, Nationalism and Ethnicity”. En: Annual Review of Anthropology. 1994. ANDERSON, Benedict. Comunidades imaginadas, F.C.E. México. 1994.

AUTORES VARIOS. Historia ¿Para qué? Siglo XXI. México. 2000.

BERMÚDEZ, Susy. El bello sexo durante el siglo XIX. Revisión historiográfica. Informes de investigación. Comité de Investigaciones Universidad de los Andes. Bogotá. 1990.

BHABHA, Homi K. Narrando la nación. En: Fernández Bravo Álvaro (compilador) La invención de la nación. Manantial. Buenos Aires. 2000.

. Diseminación: Tiempo, narrativa y los márgenes de la nación moderna. En: Von Der Walde, Erna (Coordinadora). Miradas anglosajonas al debate sobre la nación. Ministerio de la cultura. Bogotá. 2002.

BOLÍVAR, Ingrid Johanna. Nación y sociedad contemporánea. En: Bolívar, Ingrid, Ferro, Germán, Dávila, Andrés, Cuadernos de nación. Ministerio de la Cultura. Bogotá. 2002.

BOURDIEU Pierre (1997). Espíritus de Estado. Génesis del Campo Burocrático. En: Razones Prácticas. Sobre la teoría de la acción. ANAGRAMA. Barcelona 1997.

BURKE, Peter. Visto y no visto: El uso de la imagen como documento histórico. Crítica. Barcelona. 2001.

CARR, E. H (1961). ¿Qué es la historia? Editorial SEIX BARRAL. Barcelona. 1966.

CAMARGO Eduardo, TORRES Oscar, NAVARRO Alfredo, TORRES Carlos. Sentido y significado de los contenidos en los textos escolares de ciencias sociales en la construcción de identidad, ciudad y Nación. En: Calderón Jorge. Nación, Educación, Universidad y Manuales Escolares en Colombia. Fondo de publicaciones Universidad del Atlántico 2002.

FRIEDE, Juan. El indio en lucha por la tierra. La chispa. Bogotá. 1972. 79

GARRIDO, Margarita. Un museo con narrativas diversas. En: Memorias de los coloquios nacionales: La arqueología, la etnografía, la historia y el arte en el museo. Ministerio de la Cultura, Museo Nacional de Colombia. Bogotá. 2001.

GILL, Ann M, WHEDBEE Karen. Retórica. En: Van Dijk, Teun A. El discurso como estructura y proceso. Gedisa. Barcelona. 2000.

GNECCO, Cristóbal. Historias hegemónicas, historias disidentes: La domesticación política de la memoria social. En: Memorias hegemónicas, memorias disidentes, Gnecco y Zambrano. Bogotá: ICANH. 2000.

. Reflexión en tres actos sobre el museo. En: Patiño, Diógenes. Arqueología patrimonio y sociedad. Universidad del Cauca, Sociedad Colombiana de Arqueología, 2001.

GONZÁLEZ, Beatriz. Formación y trayectoria de las colecciones de historia en el Museo Nacional de Colombia. En: Memorias de los coloquios nacionales: La arqueología, la etnografía, la historia y el arte en el museo. Ministerio de Cultura y Museo Nacional de Colombia. Bogotá. 2001.

GUERRA, François-Xavier. La identidad republicana en la época de la independencia. En: Museo, Memoria y Nación, Ministerio de cultura, Museo Nacional de Colombia, PNUD, IEPRI, ICANH. 1999.

HELG, Aline. Raíces de la invisibilidad del afrocaribe en la imagen de la nación colombiana: Independencia y sociedad, 1800-1821”. En: Museo, Memoria y Nación. Ministerio de cultura, Museo Nacional de Colombia, PNUD, IEPRI, ICANH. 1999.

HOBSBAWM, Eric. Etnicidad y nacionalismo en Europa hoy. En: Fernández Bravo Álvaro (compilador) La invención de la nación. Manantial. Buenos Aires. 2000.

. Sobre la historia desde abajo. En: Sobre la historia. CRÍTICA. Barcelona. 1998.

KÖNIG, Hans-Joachim. En el camino hacia la nación: Nacionalismo en el proceso de formación del Estado y de la Nación en la Nueva Granada, 1750- 1856. Banco de la República. Bogotá. 1994.

LECHNER Norbert. Especificando la política. En: La Conflictiva y Nunca Acabada Construcción del Orden Deseado. Siglo veintiuno editores. Madrid. 1986.

. Orden y Memoria. En: Museo, Memoria y Nación, Ministerio de cultura, Museo Nacional de Colombia, PNUD, IEPRI, ICANH. 1999. 80

LOMNÉ, Georges. Una palestra de gladiadores. Colombia de 1810 a 1828: ¿guerra de emancipación o guerra civil? En: Museo, Memoria y Nación. Ministerio de cultura, Museo Nacional de Colombia, PNUD, IEPRI, ICANH. 1999.

MELO, Jorge Orlando. La literatura histórica en la última década. En: Historiografía de Colombia: Realidades y perspectivas. Martín Vieco. Colección de autores antioqueños. Medellín. 1996.

MORALES Gómez, Jorge. Bolívar y el problema indígena. En: Texto y contexto. Número 1. 1985.

MÚNERA, Alfonso. El fracaso de la nación: Región, clase y raza en el caribe colombiano (1717-1810). Banco de la República, Áncora editores. Bogotá. 1998.

RENAN, Ernest. ¿Qué es una nación? En: Fernández Bravo Álvaro (Compilador) La invención de la nación. Manantial. Buenos Aires. 2000.

ROLDÁN, Mary. Museo nacional, fronteras de la identidad y el reto de la globalización. En: Sánchez Gonzalo y Wills María (Compiladores), Museo, Memoria y Nación. Ministerio de cultura, Museo Nacional de Colombia, PNUD, IEPRI, ICANH. 1999.

SMITH, Anthony D. Nationalism. Polity Press. Cambridge. 2001.

TOVAR Zambrano, Bernardo. Porque los muertos mandan: El imaginario patriótico de la historia colombiana. En: Ortiz, Carlos Miguel y Tovar Zambrano, Bernardo (Eds). Pensar el Pasado. Archivo General de la Nación y Departamento de historia Universidad Nacional de Colombia. 1997.

WADE, Peter. Entre la homogeneidad y la diversidad: la identidad nacional y la música costeña en Colombia. En: Antropología en la modernidad: identidades etnicidades y movimientos sociales en Colombia. Uribe y Restrepo, Eds instituto Colombiano de antropología, 1997.

. Gente Negra, Nación Mestiza, dinámicas de las Identidades Raciales en Colombia. Universidad de Antioquia, ICAN, Siglo del Hombre.1997.

ZAMBRANO, Carlos V. La inacabada y porfiada construcción del pasado: política, arqueología y producción del sentido en el macizo colombiano. En: Memorias hegemónicas, memorias disidentes, Gnecco y Zambrano. Bogotá: ICANH. 2000.

81

Anexo 1:

Guión y piezas de la sala “Emancipación y República 1810-1830”.

Espacio 1: La revolución y el 20 de julio. Apoyo 1: “Libertad, igualdad y fraternidad”

La ideología de la Revolución Granadina tuvo sus antecedentes en hechos internacionales y se desarrolló gracias a un ambiente de cambio que se vivía en el mundo.

Independencia de Estados Unidos

A partir del intercambio con comerciantes de los Estados Unidos, quienes además de productos traían libros, la América española conocía las principales ideologías del país norteamericano como su constitución federal (1787), y su interés en un mercado no-monopolista. Estas ideas tuvieron gran auge entre los criollos, pues veían en ellas el modelo para seguir. Varios precursores de la independencia visitaron los Estados Unidos. Incluso constituciones como las de Venezuela y México se basaron después en el modelo estadounidense.

Revolución Francesa

A pesar de la innegable influencia de la Revolución Francesa (1789) en las ideas independentistas, los criollos tenían reparos sobre algunas de sus consecuencias. “El gobierno español intentó evitar la llegada de noticias y propaganda francesas impidiendo su entrada, pero una oleada de literatura revolucionaria en España y América derribó las barreras [...] Abrazaron los principios de la libertad y abrazaron los derechos del hombre. La igualdad era otra cosa. Situados como estaban entre los españoles y las masas, los criollos querían más igualdad para ellos y menos para las clases inferiores. A medida que la Revolución Francesa se volvía más radical y que cada vez se conocía mejor, atraía menos a la aristocracia criolla”.*

Independencia de Haití

El primero de enero de 1804 los negros y mulatos de la isla de Santo Domingo, aprovecharon los conflictos de clase que habían surgido entre los franceses de la isla para armar una feroz revuelta. Proclamaron a Haití la primera república independiente negra de América, lo cual preocupó a las autoridades españolas que vieron lo que les podía pasar ante una crisis interna. Aunque inspiró a algunos criollos para tomar la decisión de independizarse, también preocupó a varios precursores quienes no vieron en Haití un modelo de revolución sino una desorganizada anarquía. 82

* Leslie Betell. “La independencia”. En: Enciclopedia de la historia de América Latina.

Ilustración:

1) Eugene Delacroix. La libertad llevando al pueblo. 1830, Louvre, París.

Anónimo

Fernando VII

[Madrid, 1784 - Castillo de Villaviciosa de Odón, España; 29.9.1833]

Ca.1807

Óleo sobre tela

Reg. 530

Figura en Breve guía del Museo Nacional (1881).

Ocupó el trono de España entre 1808 y 1833, aunque de 1808 a 1813 permaneció prisionero en Francia. Al regresar a España, en 1814, desconoció la Constitución de 1812 y desató la represión contra aquellos que la apoyaron; la Inquisición se restableció y se cerraron varias universidades. Estas políticas represivas fueron desastrosas para España que se sumió en una guerra civil y perdió sus colonias en América.

Fernando VII luce un traje de batalla mientras la acción se desarrolla en el horizonte. La escena está completamente alejada de la realidad ya que el rey no participó en la guerra contra Francia. Francisco Goya [1746-1828], creador de la iconografía del rey y cuyas imágenes se difundieron a través del grabado, también lo pintó en el campo de batalla.

Joaquín Gutiérrez (atribuido)

[Bogotá, activo 1750 - 1810]

Antonio José Amar y Borbón

[Zaragoza, España; 1742- Zaragoza, 1826]

Ca.1808

Óleo sobre tela

Reg. 3622 83

Figuraba como CO-51 del Museo de Arte Colonial. Se legalizó el traspaso de la obra al Museo Nacional el 4.5.1995.

Llegó con su esposa al Nuevo Reino de Granada en 1803 como nuevo virrey, con el propósito de lograr una sujeción mayor de la Iglesia a la corona, una mayor eficacia de la administración pública y un mejor rendimiento fiscal. Buscaba recuperar así el dominio sobre la colonia y acallar las protestas de los criollos. Educado bajo los cánones de la Ilustración, difundió por vez primera el uso de la vacuna contra la viruela y continuó las obras del camellón del norte y de la catedral de Bogotá. Durante su mandato tuvo que afrontar las consecuencias de la crisis de la corona española y las revueltas independentistas en el virreinato de Nueva Granada. Fue nombrado presidente de la primera Junta Suprema de Gobierno, pero días después fue hecho prisionero (25.7.1810) y desterrado (15.8.1810).

Fabricación toledana

Espada del virrey Amar y Borbón

Siglo XVIII

Acero, cobre y cuero

Reg. 29

Figura en Breve guía del Museo Nacional (1881).

Presenta empuñadura y hoja con dibujos cincelados, y vaina de cuero con anillos de cobre. Amar y Borbón inició su carrera militar en el regimiento de Caballería de Flandes (1762); tomó parte en campañas en Portugal y en Francia (1794). Era pariente del rey Luis XVI.

Freno de mulas que arrastraban la carroza del virrey Amar y Borbón

Siglo XVIII

Hierro

Reg. 211

Donado por Emilio Durán

Figura en Breve guía del Museo Nacional (1881).

Vaso de porcelana que perteneció al virrey Amar y Borbón

Ca. 1760

Porcelana blanca esmaltada y pintada a mano 84

Reg. 1108

Donado por Soledad Román de Núñez

Primera catalogación: 1905

Presenta el escudo español esmaltado en azul, amarillo y rojo; la inscripción "Viva Carlos III, Rey de España" en letras negras, y como marca un sello con la efigie del monarca español. Carlos III era el abuelo de Fernando VII.

Apoyo 2: La Revolución Granadina y el grito de Independencia

El antecedente más significativo de la Independencia vino de la propia España. En 1808 Napoleón depuso al rey de España Fernando VII y nombró a su hermano José. Los españoles decidieron no aceptar este mandato y formaron juntas centrales que mantenían lealtad a Fernando VII. Esto generó que en América se reclamara el tener juntas que también gobernaran territorios a nombre del rey.

El movimiento autonomista de 1810 cristalizó la inconformidad de los americanos con el gobierno español y la poca participación de ellos en la Junta Central. La revolución se manifestó en Cartagena, Cali, Pamplona, Socorro y culminó con el grito de independencia en Santafé el 20 de julio de 1810. El éxito radicó en la previa organización de la revuelta y el carácter decididamente popular que alcanzó por ser ese el día de mercado en la Plaza Mayor.

A partir de la declaración de independencia, el pueblo granadino transfirió los derechos de gobierno a una Junta Suprema. El Acta de Independencia reconoció la figura del rey Fernando VII, pero rehusó obediencia a las autoridades que en su nombre ejercían el poder en las colonias. Los criollos tenían la convicción de que las colonias estaban unidas directamente a la corona española, no al Estado o pueblo español.

La fase de independencia absoluta se manifestó a partir de 1811, cuando los patriotas que defendían la separación definitiva de España declararon rota la relación con la metrópoli.

Ilustración:

2) Francisco Goya. Fernando VII en un campamento. Ca. 1814, Óleo sobre tela. Museo del Prado, Madrid.

Simón José Cárdenas

[Palmira, Valle; 14.10.1814 – Bogotá, 1861] 85

Copia del Acta de Independencia

1846

Reproducción facsimilar

Litografía sobre papel

Casa Impresora Lemercier, París

Reg. 768

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

El Acta de Independencia (20.7.1810) es el primer documento en el cual el pueblo reconoció su capacidad para gobernarse por medio de una Junta Suprema de Gobierno. El acta fue redactada por José Acevedo y Gómez y firmada entre el 20 y el 21 de julio por 53 patriotas. En el acta de la Revolución del 20 de Julio se estableció que la nueva Junta gobernaría en nombre de Fernando VII y estaría sujeta a la Suprema Junta de Regencia, en España.

La independencia absoluta de esta Junta se estableció el 26 de julio y se planteó así un gobierno autónomo.

El libro original que contenía el acta se quemó en el incendio del 20 de mayo de 1900 del edificio municipal Las Galerías, actual edificio Liévano, sede de la Alcaldía Distrital. En este dibujo, del miniaturista Cárdenas, se omitieron los nombres de algunos de los firmantes.

Imprenta de Echeverri Hermanos

Copia del Acta de Independencia de Cartagena

Ca.1850

Reproducción facsimilar

Impreso sobre papel

Reg. 728

Donado por Francisco García Rico (11.11.1871)

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Cartagena fue la primera ciudad novogranadina que manifestó la voluntad de independizarse de España. Los momentos de la independencia son: 86

• primero, la expulsión del gobernador Toribio Montes (10.6.1810), gracias a una alianza entre la aristocracia cartagenera y los mulatos de Getsemaní. A partir de este momento se constituye un ejército fundamentalmente de mulatos;

• segundo, el rechazo del nuevo gobernador, José Dávila, enviado por España (11.11.1810);

• tercero, el fracaso de una reconquista española en febrero de 1811;

• cuarto, la independencia absoluta, que dependió de la alianza entre los artesanos y los líderes comandados por el comerciante momposino, Gabriel Piñeres. El 11 de noviembre de 1811, se proclamó la independencia absoluta de Cartagena.

Litografía Colombia

Copia del Acta de Independencia de la provincia de

1913

Reproducción facsimilar

Litografía sobre papel

Reg. 777

Donado por Carlos Cuervo Borda en 2.1953

“El proceso emancipador pasó del movimiento autonomista a la declaración absoluta de la independencia cuando la revolución se radicalizó. Las declaraciones de independencia absoluta se presentaron como ruptura total con el imperio español. Las provincias unidas de Venezuela fueron las primeras en declarar la independencia absoluta de España el 5 de julio de 1811 [...] Después de Cartagena hicieron sus declaraciones de independencia las provincias de Cundinamarca (16.7.1813), Antioquia (11.8.1813), Tunja (10.12.1813)”.* El impreso lleva los retratos de José María Castillo y Rada, José Acevedo y Gómez, José Joaquín Ortiz Nagle, fray Ignacio Mariño y del presbí- tero Francisco Javier Torres y Rojas.

* Ocampo López, Javier. Nueva Historia de Colombia.

Jorge Riveros

[Ocaña, Santander; 1934]

José Acevedo y Gómez 87

[Charalá, Santander; 1773 – Caquetá, 2.5.1817]

1960

Óleo sobre tela

Copia del original de Constancio Franco

Reg. 252

Adquisición (1964)

Estudió gramática en el Colegio Mayor del Rosario. Frecuentaba las tertulias subversivas de la Expedición Botánica y el Observatorio. Fue el orador del movimiento revolucionario y las ideas de Camilo Torres. Hizo parte de la Junta Suprema de Gobierno que se estableció a partir del grito de independencia. Conocido como "El Tribuno del Pueblo", por su vigorosa participación y la proclama que lanzó a los habitantes de Bogotá el 20 de julio de 1810, de la cual se destaca la frase:

"Si perdéis este momento de efervescencia y calor, si dejáis escapar esta ocasión única y feliz, antes de dos horas seréis tratados como insurgentes. Ved (mostrando la cárcel), los calabozos, los grillos y las cadenas que os esperan". Murió cuando huía del poder realista, durante la reconquista española.

Luis Ángel Rengifo Muñoz

[Popayán, 26.12.1906 – Bogotá, 1986]

Frutos Joaquín Gutiérrez

[Cúcuta, 27.10.1770 - Pore, Casanare; 1816]

1960

Óleo sobre tela

Copia del original atribuido a Constancio Franco

Reg. 366

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

Jurisconsulto. En 1804 desempeñó en la Real Audiencia el cargo de agente fiscal de lo criminal y protector de indios. Fue elegido para integrar la Junta Suprema (1810) y dirigirse a las autoridades eclesiásticas para convencerlas de la importancia del movimiento revolucionario. Firmó el Acta de Independencia y formó parte de diversas asambleas constituyentes. Murió en 88

los Llanos del Casanare, durante la reconquista española, al huir de Pablo Morillo.

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Joaquín Camacho

[Tunja, 27.7.1776 - Bogotá, 31.8.1816]

Ca.1886

Óleo sobre tela

Reg. 392

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Estadista, jurisconsulto, catedrático, periodista y presidente de la nación. Su vocación intelectual lo puso en contacto con los intelectuales de la Expedición Botánica y participó en las tertulias de Antonio Nariño. Fue gobernador de Pamplona (1805) y corregidor del Socorro (1809). Expuso en La instrucción del cabildo del Socorro al diputado del Reino, la problemática del virreinato ante Junta Central de España. Decía: “El hombre libre es el que obedece sólo a la ley, el que no está sujeto a los caprichos y a las pasiones de los depositarios del poder”.* Hizo parte del cabildo de Santa Fe que protocolizó el grito de Independencia. Conformó el triunvirato que derrocó la dictadura centralista de Manuel Bernardo Álvarez (5.10.1814-1.1815). Murió fusilado por orden del Pablo Morillo en la Plaza de San Francisco.

*Salom Franco, Nicolás. Raíces teológicas de nuestras instituciones políticas.

Pedro José Figueroa (atribuido)

[Bogotá, ca. 1770 – Bogotá, 1838]

Fernando Caycedo y Flórez

[Suaita, Santander; 15.6.1756 – Bogotá, 17.2.1832]

Ca.1825

Óleo sobre tela

Reg. 541

Legado del canónigo Francisco Javier Zaldúa Orbegozo (16.10.1931)

Clérigo, doctor en filosofía y teología. Rector en varias ocasiones del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario y el primer rector de la Universidad 89

Central (1826). Su condición de rosarista lo destacó desde el comienzo de la revolución como simpatizante de la revuelta. Como vicepresidente del Colegio Constituyente de Cundinamarca, firmó la Constitución en 1811. Por orden de Pablo Morillo, fue enviado a España y encerrado en Cádiz. Morillo lo describió como un “adicto a la Independencia, funcionario en la revolución, dando impresos al público que atacan al Soberano...” En 1827, ante la posibilidad de que organizara la Iglesia en el país de forma independiente de Roma, el Papa lo designó como arzobispo de Bogotá. Esta actitud daba paso al reconocimiento de nación independiente por parte de la Iglesia, acto que se formalizó en 1835.

Caja de caudales

Ca. 1810

Hierro fundido

Reg. 670

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

Las arcas de seguridad eran utilizadas por las comunidades religiosas, los gremios y las cofradías para guardar y proteger joyas, caudales y documentos valiosos. También se guardaba en ellas el oro de la corona. “Al tiempo de la Independencia, los negocios más rentables eran monopolizados por la Corona…El Estado colonial apropiaba para sí y para la Iglesia una parte sustancial de los excedentes de las escasas actividades productivas y financieras. La acumulación privada de capital no podía avanzar, en tanto no se pudieran apropiar y reinvertir sus beneficios en la ampliación de la actividad económica. Mientras la Corona remitía metales preciosos al reino e invertía parte de los excedentes en la defensa militar de la Nueva Granada, la Iglesia ampliaba sus propiedades, construía templos y fortalecía sus colegios, conventos y seminarios”.*

* Kalmanovitz, Salomón. Las instituciones colombianas en el siglo XX.

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

José María del Castillo y Rada

[Cartagena, 20.11.1776 – Bogotá, 23.2.1835]

Sin fecha

Óleo sobre tela

Reg. 393 90

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Estadista, graduado en derecho en el Colegio del Rosario. Regresó a Cartagena e intervino en la independencia de aquella ciudad (14.7.1810). Participó en la redacción de la Constitución de Cundinamarca (1811) y Cartagena (1812). Sus ideas se oponían a los otros redactores quienes todavía defendían una concepción del poder monárquico. Fue puesto preso, pero recobró la libertad al triunfar el ejército patriota. Participó en la creación de la Constitución de 1821 y fue como ministro de Hacienda del general Santander (1821-1828) defendió el establecimiento de una economía liberal y anticolonial y para ello planteó el impuesto directo. Diputado de la Convención de Ocaña (1828) donde lideró el sector bolivariano, más adelante participó también del gobierno de Bolívar. Fue Rector del Colegio del Rosario, hasta su muerte.

Taller anónimo

Portapapeles y tintero que pertenecieron a José María del Castillo y Rada

Siglo XIX

Reg. 939

Madera y metal

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

Joaquín Gutiérrez

[Bogotá, Activo entre 1750 y 1810]

¿Francisco Javier de Urdaneta?

[Montevideo, 3.8.1791 – Bogotá, 1861]

Ca. 1780

Óleo sobre tela

Reg. 509

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

Aunque no se sabe a ciencia cierta la identidad del personaje, es posible que se trate del padre del general Francisco Urdaneta.

El retratado viste con peluca y casaca, moda anterior a la Revolución Francesa. Esta moda se introdujo en España a partir de la llegada, en 1700, de Felipe V, nieto de Luis XVI de Francia, al trono español. “Durante el siglo XVII los 91

trajes y costumbres de la corte Española y de sus representantes en las colonias americanas fueron copias de las modas francesas, que a su vez eran copiadas por los criollos ricos.”* El rechazo a esta moda sería fundamental para los novogranadinos del movimiento de Independencia. “Mientras los partidarios del nuevo régimen se cortaban la coleta `signo de la antigua opresión ´, los realistas perpetuaban con su traje de viejo estilo los ideales monárquicos.”*

*Aida Martínez. La prisión del vestido (1995).

Pedro José Figueroa (atribuido)

[Bogotá, ca.1770 – Bogotá, 1838]

Francisco Javier González

[Bogotá, activo 1810 - 1830]

Ca.1825

Óleo sobre tela

Reg. 352

Adquirido por el Ministerio de Educación con destino al Museo Nacional (17.2.1912).

Coronel y promotor de milicias. Comandante de armas de la provincia de Bogotá en 1810, defendió la caja de caudales para los patriotas. Combatió a órdenes de Nariño en la campaña del Sur. José María Espinosa lo menciona en sus Memorias (1876) debido a la actividad que González desplegó cuando llegaron las noticias del triunfo de Boyacá: “El patriota D. Francisco González recorría de prisa las calles principales con un muchacho tocando la generala, cosa de que nadie hacía caso, porque los realistas huían o se ocultaban y los patriotas no se atrevían a salir por temor de las violencias y venganzas a que podían entregarse los españoles en aquellos últimos momentos”.* Más tarde, se encargó de reunir una guardia de artesanos de la ciudad para vigilar el palacio virreinal donde se hospedó Bolívar (1819).

* Espinosa, José María. Memorias de un abanderado.

Espacio 1a: Federalismo y centralismo

Apoyo 3: ¿Centralismo? ¿Federalismo? : Guerra Civil

Desde el momento en que se declara la Independencia surge el problema de la organización del territorio en un país en donde no había un concepto de unidad nacional. Existían ejemplos por seguir en Europa y Norteamérica que se 92

presentaban como modelos de progreso. Existía, además, la convicción de que el cambio debía ser radical, por lo tanto, las instituciones debían surgir de acuerdo con la realidad del naciente Estado.

Centralismo

El centralismo parte de la base de que la soberanía es única e indivisible, ejercida por un poder central. Defendido por Antonio Nariño, éste proponía un Estado unitario con un centro de decisiones e instituciones donde todos los habitantes estarían sometidos al mismo régimen constitucional, influido por la Revolución Francesa, parecía ser el método para garantizar la igualdad.

Federalismo

La revolución en Estados Unidos adoptó un sistema muy distinto: el estado federal ejecuta funciones generales, pero garantiza las instituciones propias de autogobierno de cada estado. Cada unidad conserva su propio sistema legislativo, administrativo y jurisdiccional. La defensa de este sistema se apoyaba en la realidad geográfica de las provincias.

El intento de Santafé, en 1810, por conformar una unidad nacional siguiendo parámetros centralistas fue rechazado por la mayoría de las provincias que se consideraban soberanas e independientes. José María Espinosa dice en sus memorias que a la revolución de 1810 “siguió una especie de anarquía producida por las aspiraciones y rivalidades de las provincias, y aun de las ciudades y villas, cada una de las cuales pretendía ser soberana absoluta, y muchas le negaban las temporalidades a la Junta de Santafé”.* Estas tendencias federalistas se consolidaron en el Acta de Confederación de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, firmada en 1811, y adoptada por la mayoría de las provincias. Cundimamarca, por su parte, se declaró independiente y redactó su constitución.

Las diferencias ideológicas entre la federación y Cundinamarca y la anexión de territorios a ambos bandos llevaron a la primera guerra civil entre 1812 y 1813. Aunque se firmó la paz, fue hasta 1814 cuando Simón Bolívar sometió a Santafé en nombre del Congreso de Provincias Unidas, que se consolidó un solo sistema.

*José María Espinosa. Memorias de un abanderado.

Ilustraciones

3) José María Espinosa. Camilo Torres. Ca. 1830, carboncillo sobre papel de carta azul. Casa Museo del 20 de Julio de 1810.

4) José María Espinosa. Antonio Nariño. Ca. 1825, carboncillo y lápiz sobre papel de carta blanco. Casa Museo del 20 de Julio de 1810. 93

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Camilo Torres

[Popayán, 22.11.1766 – Bogotá, 5.10.1816]

Ca.1900

Óleo sobre tela

Reg. 390

Primera catalogación: 1905

Terminó sus estudios de derecho en Santa Fe donde se incorporó a las tertulias como la de Antonio Nariño; en estas reuniones conoció a otros intelectuales y compartió sus ideas revolucionarias. Escribió el Memorial de Agravios, pieza fundamental del movimiento independentista. A partir de los sucesos del 20 de julio se incorporó a la Junta de Gobierno. Ejerció el poder ejecutivo en el Congreso de las Provincias Unidas (1812-1814) en defensa del federalismo y en oposición al gobierno de Nariño. Cuando éste último fue puesto preso, Torres entregó a Bolívar la dirección de la guerra. Fue nombrado presidente de las Provincias de Nueva Granada (1815-1816). Hecho prisionero en Popayán, murió fusilado por orden de Pablo Morillo.

Licorera de Camilo Torres

Siglos XVIII y XIX

Nogal, cristal

Reg. 955

Donado por monseñor José Restrepo Posada

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

Caja de nogal, con chapa y goznes de hierro, del siglo XVIII. Contiene 6 frascos de cristal del siglo XIX.

Aunque aparece registrada como una licorera su función debió ser la de transportar material médico o químico. Los frascos se anexaron con posterioridad, e incluso los tapones de los frascos, por ser más reducidos que la boca de los mismos, debieron ser acoplados más tarde.

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Juan del Corral 94

[Mompox, Bolívar; 23.6.1778- Rionegro, Antioquia 7.4.1814]

Sin fecha

Óleo sobre tela

Reg. 304

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Aficionado al estudio de las ciencias naturales y el arte militar. Promovía el cultivo del cacao en Antioquia, cuando estalló la revolución de 1810. Como regidor del Cabildo de Antioquia cooperó en la creación de una Junta provisional y la creación de milicias. Del Corral, inicialmente, creía que el gobierno debía centralizarse en Santafé; sin embargo, ante la amenaza de la reconquista se suspendió la Constitución y se creó una dictadura que asumió del Corral (30.6.1813). Redujo a prisión a los enemigos de la revolución y embargó sus bienes. En materia de desarrollo, se dedicó a fomentar la industria militar con la ayuda de Francisco José de Caldas. Su obra más importante, antes de morir, fue aprobar el proyecto de ley para la libertad gradual de los esclavos en 1814.

Anónimo

José Félix Restrepo

[Envigado, Antioquia; 1760 – Bogotá, 23.9.1832]

1810

Óleo sobre tela

Reg. 499

Donado por Eduardo, Manuel, Fernando, José María y Félix Restrepo (1881).

Educador, matemático, jurisconsulto y político. Fue formado, gracias a José Celestino Mutis, en la ilustración y como tal era un pensador enemigo de los excesos escolásticos. Se le conoce como "maestro de la generación precursora". Participó en la Expedición Botánica y en las luchas por la Independencia. Fue el primer ponente del proyecto de ley para la abolición de la esclavitud (1813). Presidente del Congreso de la Villa del Rosario de Cúcuta, firmó la ley fundamental de creación de la República (12.7.1821) que incluía la libertad de vientres, por lo cual se le denominó "abogado de los esclavos en el Congreso de Cúcuta".

Ocupó varios cargos públicos y continuó su carrera de docente. Fue director general de Estudios (1826-1832) y director de la Universidad Central (1826). 95

Franco/ Rubiano/ Montoya (artistas asociados)

Francisco José de Caldas

[Popayán, 4.10.1768- Bogotá 28.10.1816]

Ca. 1880

Óleo sobre tela

Reg. 356

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Francisco José de Caldas fue el primer científico de nuestro país y precursor de la ingeniería. Se graduó del Rosario como abogado, aunque continuó el estudio de las ciencias. Se incorporó a la Expedición Botánica (1802) y fue nombrado director del Observatorio Astronómico (1805). Participó en el gobierno de Nariño como capitán del Cuerpo de Ingenieros, y fue responsable de los primeros trabajos de topografía. Después de la derrota que sufrieron los federalistas contra Cundinamarca (1813), Caldas se marchó para Antioquia, Allá fue nombrado Director de Fábricas e Ingeniero General. Concretó varios proyectos para armar la defensa contra los españoles como las fortificaciones del río Cauca, la instalación de un molino de pólvora y una fábrica de fusiles.

Roberto López Ocampo

Jorge Tadeo Lozano

[Bogotá, 30.1.1771 – Bogotá, 6.7.1816]

Siglo XX?

Óleo sobre tela

Reg. 388

Adquisición (21.7.1960)

Estudió en el Colegio de Nuestra Señora del Rosario. Siguió la carrera militar en España, donde se dedicó al estudio de la Química y la Mineralogía. A su regreso al país (1797) se vinculó a la Expedición Botánica como zoólogo. En ella inició su obra La fauna cundinamarquesa. Dictó la cátedra de Química en el Colegio de Nuestra Señora del Rosario (1801). Fundó el periódico semanal Correo curioso y colaboró en el Semanario del Nuevo Reino. Se vinculó a las luchas por la Independencia y fue elegido presidente de Cundinamarca (27.3.1811). Presentó renuncia a consecuencia de un motín organizado en su 96

contra (7.9.1811) por los ataques contra su posición federalista por parte de Antonio Nariño. Fue fusilado durante la reconquista española.

Francisco María Zapata

[Activo en Bogotá, entre 1910 y 1920]

Manuel de Bernardo Álvarez

[Bogotá, 21.5.1743 - Bogotá, 10.9.1816]

1910

Óleo sobre tela

Reg. 523

Donado por Amalia Álvarez Santamaría (13.4.1929)

Jurisconsulto y presidente de la nación. Formó parte del Cabildo de Santa Fe y como Regidor firmó el Acta de Independencia (20.7.1810). Remplazó en el poder a su sobrino Antonio Nariño, cuando éste emprendió la Campaña del Sur. Presentó resistencia al Congreso de Provincias Unidas radicado en Tunia y defendió el poder centralista hasta que Bolívar se tomó a Santafé a finales de 1814. Con la toma se estableció en forma general el gobierno de las Provincias Unidas. Fue fusilado por el pacificador Pablo Morillo en la plaza de San Francisco.

Federalismo y centralismo

Francisco Antonio Cano

[Yarumal, Antioquia; 1865 – Bogotá, 1935]

Juramento de Nariño en la Iglesia de San Agustín

1926

Óleo sobre tela

Reg. 2128

Trasladado del Palacio de la Gobernación de Cundinamarca (1948)

El tríptico representa el juramento a la bandera y al escudo de Cundinamarca, en la Iglesia de San Agustín, efectuado el miércoles 31 de agosto de 1813. Esta ceremonia fue la respuesta de Antonio Nariño a la intimidación de Juan Sámano para que Cundinamarca y su capital prestaran de nuevo obediencia al monarca español. 97

Panel izquierdo: El padre Francisco Antonio Florido (Joaquín Guarín), capellán del ejército, se prepara a recibir el incensario de un acólito.

Panel central: Los sacerdotes F. A. Florido, Agustín Rosas y fray Ignacio Botero, de la parroquia de San Diego, bendicen la bandera sostenida por Antonio Nariño Ortega, hijo del precursor. De espaldas, con la espada en la mano, Tadeo Vergara. Al fondo, la imagen de Jesús Nazareno. A la derecha, Antonio Nariño, José de Ayala, Manuel Benito de Castro y Pantaleón Gutiérrez.

Panel derecho: En medio de un grupo de señoras, en primer plano, Magdalena Ortega de Nariño esposa del precursor y Mercedes e Isabel Nariño, hijas del precursor, ataviadas como soldados.

Ilustrar con:

Gráfica del Juramento de Nariño en la Iglesia de San Agustín, con la identificación de los personajes.

Espacio 2: La guerra a muerte.

Apoyo 4: La Campaña Admirable y la Guerra a Muerte

En el Manifiesto de Cartagena, lanzado el 15 de diciembre de 1812, Bolívar propuso emprender la defensa patriota desde territorio venezolano con la organización de un ejército republicano y exhortó a la unión con la Nueva Granada con miras a la liberación de ambos países. La popularidad que alcanzó el Manifiesto incitó al gobierno granadino a apoyar la iniciativa. La campaña se inició en las poblaciones del norte del río Magdalena, se desplazó hacia el oriente del país y culminó en Venezuela con la entrada triunfal de Bolívar a Caracas (7.8.1813). Las batallas libradas en este período abrieron el ciclo de operaciones militares de la Independencia y sirvieron para que Bolívar conquistara el título de Libertador. La participación de los granadinos fue el elemento indispensable en esta etapa de la ofensiva republicana.

El 15 de julio de 1813, Bolívar lanzó en Trujillo (Venezuela), el drástico decreto de Guerra a Muerte. El decreto decía así:

“Españoles y canarios: contad con la muerte aún siendo indiferentes si no obráis activamente en obsequio de la libertad de América. Americanos, contad con la vida aun cuando seáis culpables”.

La declaración tenía como finalidad subrayar el carácter internacional de la guerra, acentuar el sentimiento patriota y nacionalista y enfrentar el exterminio español patrocinado por Domingo de Monteverde, capitán general de Venezuela. De este modo, Bolívar fue introduciendo el ideal de la Independencia como una finalidad igualmente buena y llena de promesas 98

para todos los nacidos en territorio americano. La conciencia americana, que no existía, se creaba por este medio.

Ilustración:

5) Anónimo. Bandera de la Guerra a Muerte. Siglo XIX, acuarela sobre papel. Museo Nacional de Colombia, reg. 619.

Antonio Salas

[Quito, 1795 - Quito, 1860]

Simón Bolívar

[Caracas, 24.7.1783 - Santa Marta, 17.12.1830]

1822

Óleo sobre metal

Reg. 1855

Donado por el expresidente Eduardo Santos (24.1.1959)

En Venezuela se produjo el levantamiento donde se instauró un nuevo gobierno criollo (19.4.1810). Bolívar participó con Francisco Miranda en la Sociedad Patriótica, promotora de la autonomía absoluta y se le encomendó la defensa de Puerto Cabello. Sin embargo, el gobierno se derrumbó en 1812 y los españoles retomaron el poder. Bolívar huyó a Cartagena donde ofreció sus servicios al gobierno el cual lo designó comandante de Barrancas. Como tal desalojó a los realistas del río Magdalena y desde los Andes planeó la invasión a Venezuela.

Pedro Quijano

[Bogotá, 19.10.1878 – Bogotá, 26.8.1953]

Ricaurte en San Mateo

[Villa de Leiva, Boyacá, 10.7.1786 - San Mateo, Estado de Aragua, Venezuela; 25.3.1814]

1920

Óleo sobre tela

Reg. 2102

Donado por el artista (20.2.1923) 99

Capitán. Durante las luchas de Independencia, dos batallas importantes tuvieron lugar en la hacienda de San Mateo (Venezuela). En la segunda de ellas (23.3.1814), Bolívar encomendó a Ricaurte el ala izquierda de la defensa, el parque colocado en el trapiche y la casa del ingenio. Cuando los realistas, al mando del español Francisco Tomás Morales, estaban a punto de apoderarse del trapiche, Ricaurte prendió fuego al depósito de pólvora lo cual le costó su vida y la de muchos españoles.

Lanzas que se usaron durante la guerra de independencia

Siglo XIX

Hierro y madera

Reg. 63 y 64

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

Las lanzas, el arma más común durante las guerras de Independencia, se continuaron usando en las guerras civiles durante el resto del siglo XIX.

Once balas procedentes del campo de Batalla de San Mateo

Siglo XIX

Plomo

Reg. 24

Donadas por Emilio Cuervo Márquez

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

Tres balas procedentes del campo de Batalla de San Mateo

Siglo XIX

Hierro

Reg. 25

Donadas por Carlos y Teresa Cuervo Borda (4.1955)

Estas balas fueron encontradas y recogidas personalmente por el general Cuervo Márquez en el campo de San Mateo (Venezuela).

Fabricación belga

Pistola de chispa 100

Ca.1810

Acero, hierro y madera

Calibre 14 mm

Reg. 51

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

En la cara izquierda de la base del cañón se encuentra la marca de prueba “ELG” y la estrella dentro de un óvalo. Esta marca fue establecida por Napoleón en 1810.

Fabricación española

Pistola Miquelett

Ca. 1800

Hierro, nogal con incrustaciones de cobre y plata

Calibre 15

Reg. 53

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

Dos proyectiles de cañón

Siglo XIX

Hierro

Reg. 22

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

Fabricación francesa

Sable

Siglo XIX

Acero y cobre

Reg. 96

Donación de la Fundación Beatriz Osorio. Figura en el Catálogo del Museo Nacional de Colombia (1960). 101

Fusil de chispa con bayoneta

Siglo XVIII

Acero, hierro forjado y madera de nogal

Reg. 20

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917)

El armazón pertenece un fusil estadounidense Springfield, modelo 1816, al igual que la culata y el cañón. Sin embargo, el mecanismo es de un fusil Tower Brown Bess, de fabricación inglesa con las iniciales G.R.

Estoque que perteneció al general Hermógenes Maza

Siglo XIX

Acero, cuero y caña

Reg. 11

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

La funda está elaborada en caña de la India. El general lo utilizaba también como bastón.

Daga que perteneció al general Hermógenes Maza

Siglo XIX

Cobre, acero y cuero

Reg. 23

Adquirida a Víctor Manuel García (11.3.1954).

Presenta el mango de cobre labrado con el Águila y el número 49

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Atanasio Girardot

[San Jerónimo, Antioquia; 2.5.1791 - Bárbula, Venezuela; 30.9.1813]

Ca.1886

Óleo sobre tela

Reg. 326 102

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Jurisconsulto y militar. Luchó en Bajo Palacé (28.2.1811), primer triunfo de los patriotas. Participó en la guerra civil entre federalistas y centralistas del lado de los primeros. Participó también en la campaña por la libertad de Venezuela (1813) como jefe de la división de la vanguardia. Bajo las órdenes de Simón Bolívar, formó parte del grupo de militares que enfrentaron a Domingo de Monteverde (30.9.1813), militar que promovía la guerra sin piedad. La victoria fue de Bolívar, pero a costa de la vida de Atanasio Girardot, quien cayó envuelto en la bandera en el momento de colocarla en proclama de victoria. Por orden de Bolívar su corazón fue trasladado a Caracas.

Anónimo

Ignacio Mariño y Soler

[Tibasosa, Boyacá: ca.1775 - Nemocón, Cundinamarca; 25.6.1821]

Ca. 1821

Óleo sobre tela

Reg. 353

Adquirido por el gobierno. Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

El retratado aparece de busto, portando cuello de clérigo y sombrero napoleónico. Ignacio Mariño fue uno de los clérigos que se independizó ideológicamente de la Corona española para apoyar la lucha de independencia; al igual que sus compañeros tuvo fuerte relación con figuras como Bolívar, a quien acompañó en algunas campañas dando apoyo a las tropas y realizando funciones auxiliares a la revuelta. Firmó el Acta de Independencia de la provincia de Tunja (10.12.1813). Fue misionero en Casanare por 20 años y guerrillero en los llanos (1812-1817). Sostuvo milicias indígenas con los indios del Tame, Macacuane y Betoyes, contra el poder de Pablo Morillo hasta la liberación de la provincia. Jefe civil y militar de Sogamoso y Santa Rosa (1819-1820), Guateque y Nemocón (1820-1821).

Anónimo

Antonio Nicolás Briceño

[Mendoza, Venezuela; 29.4.1782 - Barinas, Venezuela; 15.6.1813]

Ca.1840

Óleo sobre tela 103

Reg. 374

Donado por las señoritas Josefa, María y Teodocia Briceño

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

Coronel y abogado. Conocido como "El Diablo" por su carácter violento. Formó en el Bajo Magdalena una columna para luchar por la independencia. Como promotor de la guerra a muerte, lanzó una proclama (16.1.1813) que establecía la confiscación de bienes de los españoles y el ascenso militar de acuerdo con el número de víctimas realistas. En lugar de ponerse a las órdenes de Bolívar, se lanzó hacía los llanos donde cayó prisionero del feroz canario José Yáñez. Fue fusilado en Venezuela por el ejército español.

Anónimo

José Antonio Páez

[Curpa, Venezuela; 13.6.1770 - Nueva York, 6.5.1873]

Ca.1850

Óleo sobre tela

Reg. 550

Donado por el expresidente Eduardo Santos (16.8.1948)

General y presidente de Venezuela. Ingresó al escuadrón de caballería a órdenes del terrateniente Manuel Antonio Pulido (1813). Se incorporó al ejército patriota (27.11.1813) y combatió en múltiples batallas. En Cañafístola se encontró con Bolívar (30.1.1818), con el fin de unificar el ejército patriota. El acuerdo entre Páez y Bolívar aseguraría el triunfo pues sería la unión de los intereses venezolanos y granadinos en una sola causa común.

El retrato está basado en un grabado del danés Fritz Georg Melby. El tratamiento de la figura y el paisaje son bastante ingenuos. Lo contrario sucede en el grabado que presenta a una figura esbelta y un paisaje detallado. El general Páez escogió la imagen de llanero, por encima de los retratos donde aparece como exitoso militar, para ilustrar su Autobiografía publicada en 1867.

Ilustrar con:

Fc. Grabado de Melbye: colocarlo en la ficha del retrato de José Antonio Páez.

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados) 104

Santiago Mariño

[Valle del Espíritu Santo, Venezuela; 25.7.1788 - La Victoria, Venezuela; 4.10.1854]

Ca.1886

Óleo sobre tela

Reg. 328

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

General, político y libertador del oriente venezolano. En 1813 con un grupo de patriotas desde Trinidad y el islote de Cachachacare planeó la expedición para invadir oriente. Como coronel enfrentó al jefe español José Tomás Boves en la Victoria (31.3.1814). Emigró con Bolívar a Cartagena, Jamaica, Haití y colaboró en la organización de la expedición de Los Cayos (1816). Participó en el Congreso de Angostura (15.2.1819) y en la Batalla de Carabobo (24.6.1821). Aunque formó parte como presidente de la comisión que se reunió en Cúcuta (1830) para evitar la disolución de la Gran Colombia, fue dirigente del movimiento separatista en su país (1826-1830), donde posteriormente se dedicó a la administración pública y a la política.

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Hermógenes Maza

[Bogotá, 1790 - Mompox, Bolívar; 13.7. 1847]

Ca.1900

Óleo sobre tela

Reg. 321

Primera catalogación: 1905

General. Adelantaba sus estudios en el Colegio Mayor del Rosario cuando se vinculó al movimiento emancipador en 1810. Participó en la Campaña Admirable (1813), en las acciones guerreras contra José Tomás Boves (1813- 1814), y en San Mateo (25.3.1814). Emigró hacia oriente y fue puesto prisionero. Condenado a muerte en Caracas (1815), escapó hacia Cúcuta y Bogotá donde se reincorporó al ejército del Libertador. Tomó parte en varias batallas al lado de José María Córdova en la liberación del territorio colombiano hasta su retiro en 1826. No se quiso dejar retratar durante su vida. José María Espinosa lo dibujó de memoria y de allá se reprodujo su imagen en este cuadro, en grabados y en billetes del Banco Nacional. 105

Espacio 3: Realismo y campaña del sur.

Apoyo 5: El apoyo al rey

El apoyo al rey por parte de algunos criollos se dio debido a la diversidad de intereses en la Independencia. Los grupos de terratenientes y comerciantes tenían propósitos claros para hacerse cargo de la dirección política del país, mientras que para los indígenas y los esclavos la figura del rey representaba protección contra los primeros. El apoyo indígena a la causa realista no fue general, sin embargo, la mayoría desconfiaba de los criollos y los consideraban enemigos, dueños de las riquezas y de las tierras. En el caso particular de los esclavos, su interés no era el de protección sino el de obtener la libertad; estaban sujetos a dar apoyo a quien la ofreciera. En ambos casos, la imposición de un gobierno local no se entendía por estos grupos como un beneficio para sus comunidades.

La campaña de Antonio Nariño en el sur (1813-1816)

A pesar de la revolución, el poder realista se afianzó en Santa Marta, ciudad que se convirtió en el punto de apoyo más importante para las autoridades virreinales en el exilio, igual sucedió con Pasto y Popayán en el sur. La presencia de las tropas españolas en la provincia de Popayán constituyó una amenaza sobre Cali y las demás poblaciones confederadas, y originó la solicitud al gobierno de Bogotá para emprender una campaña contra el dominio español en dicha región. Ante la urgencia de ponerse al mando de una fuerza capaz de expulsarlos, Antonio Nariño dejó la Presidencia de Cundinamarca e inició su campaña el 23 de septiembre de 1813. A pesar del valor de los patriotas, esta lucha por la Independencia, que duró tres años (1813-1816), fracasó en la Cuchilla de Tambo porque los españoles, fortalecidos con la llegada de Pablo Morillo, iniciaron la Reconquista.

Ilustraciones:

6) José María Espinosa. Batalla de los ejidos de Pasto (detalle). Ca. 1845- 1860, Óleo sobre tela. Museo Nacional de Colombia, reg. 2515.

7) José María Espinosa. José María Espinosa Prieto en los calabozos de Popayán cuando fue quintado para ser fusilado el año de 1816. Cuadro pintado por él mismo en el calabozo.1816, tinta y aguada sobre papel blanco. Casa Museo del 20 de Julio de 1810.

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Joaquín Caicedo y Cuero

[Popayán, ca.1780 - Pasto, 26.1.1813] 106

Ca.1886

Óleo sobre tela

Reg. 375

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Militar y estadista. Presidente de la junta de gobierno de Cali y Popayán (1810- 1812).

Participó en la primera campaña contra los realistas que ocupaban el sur del país, zona que se caracterizó por su fidelidad al monarca español y las instituciones coloniales.

Cuando el gobernador realista Miguel Tacón amenazó a la junta de Cali para que se sometiera a la autoridad española, las tropas patriotas al mando del coronel Baraya marcharon sobre Popayán y se enfrentaron en la batalla del Bajo Palacé (28.3.1811). Las tropas continuaron en el sur, al mando de Joaquí- n Caicedo y Cuero, pero éste cayó prisionero junto con su ejército al intentar tomar a Pasto (21.5.1812). Fue fusilado por orden del presidente de Quito, Toribio Montes.

Eugenio Montoya

[Antioquia, ca.1860 - 1922]

Dimas Daza, último soldado de Nariño

[Tunja, ca.1800 – Bogotá, ca.1890]

1882

Óleo sobre tela

Reg. 339

Perteneció a la colección de Alberto Urdaneta

Primera catalogación: 2.6.1946

Se incorporó al ejército de Nariño para luchar en la guerra civil en Ventaquemada y San Victorino. Tomó parte en la Campaña del Sur, y fue puesto preso en la acción de Pasto (1814). También participó en el ejército libertador en las batallas de Gámeza y Boyacá (1819). Fue objeto de un homenaje el 20 de julio de 1882; en su discurso, Salvador Camacho Roldán se refiere a Daza diciendo: “Vuelto a la vida privada, la oscuridad y el olvido han protegido sus años, hasta que, octogenario ya, vuelve hoy a reanudar con su 107

presencia los vínculos de tradición entre esta generación de nobles lidiadores y la nueva generación que hoy se levanta”. Con este retrato, tomado del natural, participó su autor en la Exposición de 1886, organizada por Alberto Urdaneta en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá.

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Antonio Nariño

[Bogotá, 9.4.1765- Villa de Leyva, Boyacá, 12.12.1823]

Ca. 1890

Óleo sobre tela

Reg. 389

Figura en el Apéndice a la guía del Museo Nacional (1907).

A su regreso de la prisión impuesta por traducir los Derechos del hombre, Nariño se dedicó a defender el centralismo para la organización del país. Después de intensas campañas desde su periódico La Bagatela y de las continuas críticas a los proyectos del presidente del Estado de Cundinamarca, Jorge Tadeo Lozano, fue nombrado presidente en 1811. Nariño defendió la necesidad de un Estado unitario, con un ejecutivo fuerte para enfrentar una posible reconquista española. Las diferencias ideológicas entre centralistas y federalistas lo llevaron a la primera guerra civil (1811-1812). Emprendió la Campaña del Sur (1813- 1816) y fue puesto preso en Pasto (11.5.1814) y enviado a Cádiz. Regresó a Colombia y fue candidato a la vicepresidencia y senador (1822- 1823). Se retiró a Villa de Leyva donde murió.

Felipe Santiago Gutiérrez

[Texcoco, México; 1824 - Texcoco, México; 4.4.1904]

José María Espinosa

[Bogotá, 1796 – Bogotá, 24.2.1883]

Ca.1880

Óleo sobre papel

Reg. 2251

Trasladado del Museo de la Escuela de Bellas Artes (ca.1950)

Dibujante, miniaturista, pintor y caricaturista. Desde los 14 años se vinculó a las luchas por la Independencia (1810). Participó como abanderado del ejército 108

que comandaba Antonio Nariño, en la Campaña del Sur, contra los españoles que dominaban esa zona del país (1813-1816). Allá realizó sus primeros apuntes y caricaturas. En la prisión y, posteriormente, durante su huída, cuando el ejército patriota fue derrotado, aprendió técnicas pictóricas con los indígenas. Pintó también las batallas de la Independencia (1850-1870), algunas de ellas basadas en sus recuerdos de soldado. Con la colaboración del escritor José Caicedo Rojas escribió Memorias de un abanderado (1876).

Anónimo

Francisco Urdaneta

[Montevideo, 3.8.1791 – Bogotá, 1861]

1821

Óleo sobre tela

Reg. 344

Perteneció a Alberto Urdaneta

Primera catalogación: 1905

General y político. Inició su carrera militar en Buenos Aires pero partió para Bogotá llamado por su tío Martín de Urdaneta (1809). Cuando prestaba servicios en Santafé, estalló la revolución del 20 de julio y a ella adhirió en compañía de su primo . Como efectivo de las tropas de Nariño, peleó al lado de los centralistas y más tarde durante la Campaña del Sur (1814-1816). Fue puesto prisionero y enviado a Cartagena, de donde escapó (1817). Se unió a la campaña de Venezuela (1820). Gobernador de varias provincias, participó en la defensa de Bogotá durante la Guerra de los Supremos (1840). Es un retrato muy ornamentado en el que llama la atención la manera como las figuras ocupan el espacio. El sable de caballería que sostiene puede ser el que le regaló Rafael Urdaneta, quien a su vez lo había recibido del Libertador.

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Liborio Mejía

[Rionegro, Antioquia; 1784 – Bogotá, 3.9.1816]

Ca.1886

Óleo sobre tela

Reg. 397 109

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Coronel, docente y presidente de la república. Fue profesor de filosofía y acompañó a Caldas en Antioquia en labores investigativas. Por ausencia de Custodio García Rovira, a los 24 años, en calidad de vicepresidente y desde el campo de batalla ocupó la presidencia del país (1816). Dirigió las pocas fuerzas patriotas contra Sámano en la Campaña del Sur, pero cayó prisionero después de la derrota de los patriotas en la batalla de la Cuchilla del Tambo (1816). Fue remitido a Bogotá y fusilado por orden de Morillo.

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

José María Cabal

[Hacienda La Concepción del Alisal, Valle del Cauca; 25.5.1769 - Popayán, Cauca; 19.8.1816]

Ca.1900

Óleo sobre tela

Reg. 312

Primera catalogación: 1905

General, prócer y científico. Acompañó a Nariño en la impresión de los Derechos del Hombre y por este acto fue desterrado. Partió para Cuba y de allá a París donde estudió ciencias exactas y fue alumno de Humboldt. A su regreso al país se vinculó a la Expedición Botánica y a la docencia. Se unió al gobierno de Joaquín Caicedo y Cuero en Popayán (1812). Cuando éste fue derrotado por el grupo realista se unió a la campaña de Nariño en el sur (1813). Al ser Nariño puesto prisionero lo reemplazó como jefe. Después de la derrota en la Cuchilla del Tambo huyó a su hacienda donde fue hecho prisionero y fusilado en Popayán por el jefe español Carlos Tolrá

Anónimo

Vicente Vanegas

[Vélez, Santander; 8.7.1774 – Bogotá, 31.7.1841]

Ca.1815

Óleo sobre tela

Reg. 347

Primera catalogación: 1905 110

Coronel. Apodado "El Caricortado". Ingresó al ejército patriota como teniente de milicias en 1810. Participó en la campaña del sur comandada por Nariño, pero cayó prisionero y fue conducido a Guayaquil. Liberado por corsarios argentinos, volvió a incorporase al gobierno patriota en 1816. Prisionero, una vez más, escapó para tomar parte en la campaña libertadora de Venezuela. Se incorporó al ejército de Páez donde fue gravemente herido y su rostro quedo desfigurado (1818). Se recuperó en 1821 y llegó a ser gobernador de varias provincias. Dirigió el alzamiento de la ciudad de Vélez contra el gobierno central (1839) durante la Guerra de los Supremos, por lo cual se le consideró uno de los caudillos que originaron dicha guerra y se le condenó a morir fusilado.

José María Espinosa

[Bogotá, 1796 – Bogotá, 24.2.1883]

Juanambú año de 1814

Ca. 1848

Reproducción facsimilar

Acuarela sobre papel barnizado.

Reg. 1883

Donada por el ex presidente Eduardo Santos (24.1.1959)

Después de la batalla de Calibío, Nariño persiguió a los realistas hasta Pasto. El ejército llegó al lugar de la batalla en muy mal estado, a causa de las inclemencias del clima y la abrupta topografía. Espinosa narra así esta acción: “Sobre las eminencias estaba situado el ejército realista [...] Al llegar nuestro ejército a la cuchilla que queda del lado de acá, fue saludado con cuatro descargas con bala rasa que pasaron por alto [...]Ya cerca del anochecer fue preciso emprender la retirada y repasar el río después de haber perdido como cien hombres”.*

La batalla se ganó finalmente porque los españoles tenían pocas municiones y creyeron la versión de un prisionero según la cual los patriotas los tenían cercados.

*José María Espinosa. Memorias de un abanderado.

José María Espinosa

[Bogotá, 1796 – Bogotá, 24.2.1883]

Cuchilla del Tambo 111

Ca. 1845

Reproducción facsimilar

Tinta china sobre papel blanco.

Reg. 1885

Donada por el ex presidente Eduardo Santos (24.1.1959)

La población de El Tambo queda a un día a pie de Popayán. Con este combate concluyó la Campaña del Sur, pues allá fue derrotado definitivamente el ejército patriota (28.6.1816). Algunos de los soldados fueron apresados y llevados a Popayán, a otros se les fusiló. Espinosa recuerda así esta acción:

“Una avanzada del enemigo salió a provocarnos y contestamos con fuegos; y como llegamos muy cerca del lugar que ocupaban, y se retiraron, los seguimos hasta el pueblo del Tambo[…] Nuestros soldados se arrojaron con el mayor valor y llegaron al pie de los atrincheramientos, pero viendo que sufrían muchas bajas y que comenzaban a ceder [...] Ya no era posible obrar en concierto: cada cual hacía lo que podía, […] nos rodearon y estrecharon hasta tener que rendirnos”.*

*José María Espinosa. Memorias de un abanderado.

Espacio 4: La reconquista.

Apoyo 6: La reconquista española

Después de la expulsión de los franceses del territorio español, en 1814, se restauró la monarquía en la figura de Fernando VII, quien exigió la sumisión absoluta e inmediata de los americanos. Con el fin de reconquistar las colonias, el gobierno de la península organizó la Expedición Pacificadora y la puso al mando del mariscal de campo Pablo Morillo, a quien nombró capitán general de las provincias de Venezuela.

“El 17 de febrero de 1815 salió de Cádiz la expedición en 18 barcos de guerra y 42 transportes y llegó el 7 de abril de ese año a la isla de Margarita donde comenzó Morillo sus acciones militares y políticas que llamó Pacificación de Costa Firme. De Margarita se trasladó a Caracas, Puerto Cabello y luego a Cartagena de Indias a la que puso sitio desde el 22 de agosto, por mar y tierra, hasta el 6 de diciembre de 1815, cuando los realistas entraron a la ciudad. El paso siguiente fue las acciones destinadas al dominio de Nueva Granada y conseguido éste (1816), pasó nuevamente a Venezuela dispuesto a reducir los focos de resistencia. Finalmente, el 25 de noviembre de 1820, 112

suscribió con Bolívar un tratado de suspensión de hostilidades por 6 meses y el 26 otro, que se llamó de Regularización de la Guerra”.*

El tiempo que Morillo permaneció en la Nueva Granada se conoce como la Época del Terror, porque fue a través de actos de dureza y crueldad que los españoles trataron de recuperar el territorio. Los métodos utilizados, entre éstos el fusilamiento de más de 500 patriotas, fueron destinados a destruir toda oposición y resistencia, a castigar y borrar las ideas liberales detrás del movimiento de Independencia.

* Miguel Ángel Mudarra. Historia general de Venezuela.

Ilustraciones:

Fusilados durante la reconquista española:

8) José María Espinosa. Liborio Mejía Gutiérrez. Ca. 1825, carboncillo sobre papel. Museo Nacional de Colombia, reg. 1949.

9) José María Espinosa. José Agustín Rosas. Ca. 1830, miniatura sobre marfil. Colección particular.

10) José María Espinosa. Luciano Dí´Elhuyar. Ca. 1830, miniatura sobre marfil. Museo Nacional de Colombia, reg. 577.

11) José María Espinosa. José María Cabal. Ca. 1830, carboncillo sobre papel. Casa Museo del 20 de Julio de 1810.

12) José Pío Domínguez del Castillo (atribuida). Antonio Villavicencio y Verastegui, Ca. 1813, miniatura sobre marfil, Museo Nacional de Colombia, reg. 596.

13) José Pío Domínguez del Castillo (atribuida). Antonio José María Arrubla. Ca. 1813, miniatura sobre marfil, Museo Nacional de Colombia, reg. 594.

14) Anónimo europeo. Coronel Carlos Montúfar y Larrea. 1810, Óleo sobre tela, colección particular Quito.

Lucas Ospina (1971)

Memorial No.1

Propuesta museográfica

Espejo, vidrio e impreso

2001

Alberto Baraya (1968) 113

Memorial No.2 (Los desastres de la guerra)

Impreso sobre papel

2001

El Museo Nacional invitó a artistas jóvenes a reflexionar sobre los colombianos que fueron llevados al patíbulo durante la reconquista española. Este sacrificio tuvo lugar entre 1815 y 1819 en distintos sitios del país. Toda la sociedad civil sufrió bajas. Se pretende resaltar la memoria de los 483 patriotas que entregaron su vida por la Independencia.

Pedro José Figueroa (atribuido)

[Bogotá, ca.1870 – Bogotá, 1838]

Pablo Morillo

[Fuentesecas, España; 5.5.1778 - Bareges, Francia; 27.7.1837]

Ca.1816

Óleo sobre tela

Reg. 524

Figura en Breve guía del Museo Nacional (1881).

Teniente general. Participó en la batalla de Trafalgar, donde fue herido y hecho prisionero por los ingleses (1805). Peleó contra las tropas de Napoleón Bonaparte (1808), durante la guerra de independencia española, cuando los franceses invadieron la península. Gracias a su sobresaliente participación en la resistencia, fue designado comandante del ejército de pacificación de la Costa Firme. Aunque el deseo del rey era que la operación se realizara con el menor número de muertos, su presencia en América marcó la época conocida como "del terror". Las atribuciones concedidas a Morillo le dieron un poder casi absoluto y entre ellas estaba la administración de la justicia. Después de su entrevista con Bolívar, regresó a Europa en 1821.

Indulto de Pablo Morillo

30 de mayo, 1816

Reproducción facsimilar

Impreso sobre papel

Reg. 731 114

Figura en

Indulto de Pablo Morillo. 30 de mayo de 1816, impreso sobre papel Santafé, Imprenta de D.B.E. por Nicomedes Lora. Museo Nacional de Colombia, reg. 731.

Epifanio Garay

[Bogotá, 9.1.1849 - Villeta, Cundinamarca; 8.9.1903]

Policarpa Salavarrieta

[Guaduas, Cundinamarca; ca.1800 – Bogotá, 14.11.1817]

Ca.1890

Óleo sobre tela

Reg. 355

Remitido al Museo Nacional por el director de la Escuela de Bellas Artes, Ricardo Acevedo Bernal (12.1911)

Inició sus actividades en la lucha por la independencia colaborando con la guerrilla. Cuando cayó prisionero Nariño, volvió a Guaduas donde ejerció como maestra y se preocupó por inculcar a sus alumnos el amor a la patria (1815). Durante la pacificación desplegó una intensa actividad en cuanto a la ayuda que prestó a patriotas fugitivos. Además, sonsacó criollos de las filas españolas. Finalmente, se descubrió su escondite en el Barrio Egipto en Santafé y fue encarcelada. Murió fusilada al lado de Alejo Savaraín, su novio.

Garay retoma la imagen creada por Espinosa, la depura al estilo académico y modifica algunos detalles. La variante más significativa es su actitud de aparente tranquilidad.

José María Espinosa

[Bogotá, 1796 - Bogotá, 24.2.1883]

Policarpa Salavarrieta

[Guaduas, 1796 - Bogotá,14.11.1817]

Óleo sobre tela

Reg. 2094

Adquirido a Jorge Rubieno Marroquín (25.4.1936) 115

José María Espinosa fue compañero de armas de Alejo Savaraín, novio de La Pola, durante la campaña dirigida por Antonio Nariño. Sin embargo, la posibilidad de que esta representación haya sido tomada del natural -como consta al dorso de la tela- queda descartada no sólo por la fecha en que fue realizada, sino porque Espinosa se hallaba prófugo al suroccidente del país el año que fusilaron a La Pola.

El retrato de busto la representa muy joven, sonrosada, de cabellos negros ensortijados. Viste una fina blusa bordada en tonos blancos y sepias y el traje azul que, según los cronistas, usaba en el momento de su ejecución. Esta obra fue utilizada, en 1995, para ilustrar el billete de $10.000 emitido por el Banco de la República.

Anónimo

Policarpa Salavarrieta marcha al suplicio

[Guaduas, 1796 - Bogotá, 14.11.1817]

Ca.1825

Óleo sobre tela

Reg. 555

Perteneció a Alberto Urdaneta

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

José Hilario López recoge en sus memorias estas palabras de La Pola el día de su muerte: “En vano se molesten, padres míos; si la salvación de mi alma consiste en perdonar a los verdugos míos y de mis compatriotas, no hay remedio, ella será perdida... Déjenme ustedes desahogar mi furia contra estos tigres, ya que estoy en la impotencia de hacerlo de otro modo... Pero ya llegará el día de la venganza, día grande en el cual se levantará del polvo este pueblo esclavizado, y arrancará las entrañas de sus crueles señores”.*

*Carlos Perozzo (comp.) Forjadores de Colombia contemporánea.

Banquillo de purificación

Siglo XIX

Cedro

Reg. 2554

Donado por César y Bernardino Medina 116

Figura en Breve guía del Museo Nacional (1881).

Banquillo en que se hacía sentar a los patriotas acusados en el juicio del concejo de purificación (1816).

El “Pacificador” Pablo Morillo instaló su política de represión por medio de tres tribunales: el consejo permanente de guerra que dictaba las sentencias de muerte contra los patriotas; el consejo de purificación, que juzgaba a aquellos insurgentes que en su concepto no fueran merecedores de la pena de muerte; y la junta de secuestros, destinada a embargar los bienes de los comprometidos en el delito de rebeldía.

Fueron “purificadas” más de 400 personas y destinados al destierro, prisión, o al servicio de las fuerzas realistas entre otras penas.

Alberto Urdaneta

[Bogotá, 29.5.1845 – Bogotá, 29.11.1887]

Caldas marcha al suplicio

[Popayán, 4.10.1768- Bogotá, 28.10.1816]

Ca.1880

Óleo sobre tela

Reg. 556

Adquirido a Roberto Gómez (19.2.1914)

Desde un principio, Caldas se vinculó a la revolución. Como director del Observatorio reunía en tertulias a los intelectuales responsables de la gesta de independencia. Fundó el periódico político Diario Político de Santa Fe de Bogotá en compañía de Joaquín Camacho (1810), diario que seguía los movimientos de la revolución y órgano que daba a conocer los actos de la Junta Suprema. Después de su permanencia en Antioquia, en 1815, el gobierno central, establecido en Bogotá lo llamó para que fundara una Escuela Militar. Al año siguiente, ante la inminencia de la llegada de las tropas españolas, Caldas emigró al sur, quizá pensando en embarcarse en el puerto de Buenaventura. Trató de ocultarse en una hacienda cerca de Popayán pero fue puesto preso. Fue juzgado en Santafé y fusilado.

Justo Pastor Lozada

Juan Sámano y Uribarri

[Zelaya, España; 30.8.1753 - Panamá, 2.8.1821] 117

Sin fecha

Grabado

Reg. 3013

Procedencia

Mariscal. Llegó a la Nueva Granada por primera vez en 1782. Intervino en la reconquista de Quito (1812) y se encargó de la reconquista de Popayán. Cumplida su misión, se enfrentó contra las tropas de Nariño en el sur del país y, finalmente, las venció en la Cuchilla de Tambo (1816). Reemplazó a Pablo Morillo como gobernador militar de Bogotá (16.11.1816) y más tarde, fue nombrado virrey (9.5.1818). Tras la victoria de los patriotas en la Batalla de Boyacá, Sámano huyó hacia Cartagena (9.8.1819), Jamaica y luego a Panamá, donde murió. Morillo lo describió así: “Desde antes de la revolución… era Sámano conocido por la rigidez de sus costumbres, conocimientos militares y carácter inflexible contra los malos. Aquí es temido y todos convienen en que si se le hubiera dejado obrar, no hubiera habido revolución”.

Anselmo García Tejada

[Bogotá, 25.4.1785 – Bogotá, 1858]

Pantaleón Germán Ribón y Segura

[Mompox, Bolívar; 8.7.1774 - Cartagena, 24.2.1816]

Ca.1810

Óleo sobre tela

Reg. 348

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

Comerciante, hacendado y político. Formó parte de la Junta Patriótica que decretó la independencia absoluta de Mompox y la separación de la provincia de Cartagena (8.6.1810). Luchó contra realistas que intentaron tomar a Mompox (19.10.1812) y contribuyó a la campaña de Bolívar. Obtuvo el grado de Coronel en la lucha republicana contra Morillo. "Con este individuo debe hacerse un ejemplar castigo en la villa de Mompox, donde estaba avecindado, según me lo manifiesta en carta de hoy el Coronel D. Francisco Warleta; pues confían en él todos los rebeldes, y aún lo esperan como los judíos al Mesías..."*; así califica Morillo al prócer antes de enviarlo al cadalso junto con ocho patriotas más, en Cartagena, donde fue fusilado. 118

*Papel Periódico Ilustrado, edición facsimilar, tomo I.

Generoso Jaspe

[Cartagena, 1846 - Cartagena, ca. 1938]

Fusilamiento de los patriotas en Cartagena

Ca.1885

Litografía

Reg. 1876

Donación del expresidente Eduardo Santos (21.01.1959)

Aparecen los próceres fusilados el 24 de febrero de 1816 en Cartagena por orden de Pablo Morillo: Pantaleón Germán Ribón, Manuel del Castillo, Martín Amador, José María Portocarrero, Santiago Stuart, Antonio José de Ayos, José María García de Toledo, Miguel Díaz Granados y Manuel Anguiano.

El 20 de agosto de 1815 llegó Morillo desde Santa Marta con 59 barcos y 10.000 soldados frente a los 3.600 patriotas. La ciudad resistió durante 106 días hasta que el hambre y la peste provocaron la rendición de las fuerzas defensoras y el éxodo de soldados y habitantes. Más de un tercio de la población pereció en la toma.

Anónimo

José Cayetano Vásquez

[Tunja, 7.4.1771 - Tunja, 29.11.1816]

Ca.1840

Óleo sobre tela

Reg. 357

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

Como gobernador de Tunja durante la Época de la reconquista española (1816), organizó la defensa de dicha provincia. Fue fusilado por orden de Morillo en la Plazuela de San Laureano.

El 22.2.1816 lanzó la famosa proclama: "á Tunjanos! Que nuestra última expresión sea: eternamente vive quien muere por la Patria".

Bolsa de dinero que perteneció a Juan de Dios Amador 119

Siglo XIX

Tejido de seda roja

Reg. 158

Donado por Antonio María Arrázola

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

El prócer Juan de Dios Amador [1774 -1847] fue firmante del Acta de Independencia de Cartagena (1811). Como gobernador del Estado de Cartagena defendió a su ciudad natal durante el sitio de la Plaza Mayor impuesto por las tropas españolas en 1815.

Espacio 5: Campaña libertadora.

Apoyo 7: La Legión Británica

La independencia de las colonias españolas no tuvo el respaldo del gobierno británico; sin embargo, algunos extranjeros habían militado desde el comienzo en las guerras de Independencia. En 1817 Simón Bolívar ordenó contratar unos cuadros de infantería, caballería y artillería; el Libertador pretendía aplicar las tácticas y disciplinas de guerra europea en los regimientos nacionales. Los cuerpos de milicia que llegaron a América se conocen actualmente como La Legión Británica.

Este reclutamiento se hizo principalmente en Londres y Dublín; la guerra contra Napoleón había terminado y muchos hombres regresaban a sus hogares en un duro período de recesión. El llamado a las armas fue acogido por aproximadamente 5.000 hombres de varias nacionalidades. Estos voluntarios eran muy heterogéneos, algunos de ellos luchaban convencidos de los ideales republicanos, otros buscaban formas de subsistencia y la posibilidad de nuevas tierras para vivir. Desde un primer momento hubo una gran deserción y la gran mayoría de los hombres que se integraron al ejército patriota sucumbieron ante la rudeza del clima y la crudeza de la guerra. Una vez obtenida la independencia, buena parte de los sobrevivientes decidieron quedarse, fundaron familias y se integraron a la vida de los nuevos países.

Los legionarios no sólo contribuyeron con sus conocimientos de artillería e ingeniería en las operaciones de campaña, también desempeñaron misiones diplomáticas e hicieron parte de la guardia personal de Bolívar, Páez y Santander. Así mismo, se destacó el cuerpo médico de la Legión que realizó una obra admirable a pesar de las condiciones insalubres y las graves deficiencias en equipos y medicinas de la época. Aportaron su conocimiento en cirugía, tratamiento de heridas de guerra y epidemias, y en la organización de hospitales, aspectos en los que se tenía poca experiencia. 120

Ilustraciones:

15) María Rihl. Federico Adlercreutz. Siglo XIX, carboncillo sobre papel. En: Colombia y Suecia, Gabriel Giraldo Jaramillo. Madrid, Insula, 1960.

16) Antonio Salas. Tomás Carlos Wright. Ca. 1824, Óleo sobre tela, Archivo Juan José Flores de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.

17) José María Espinosa. Felipe Mauricio Martín. Ca. 1825, Óleo sobre cartón. Museo Nacional de Colombia, reg. 592.

18) Anónimo. Daniel Florencio ÓLeary. Ca. 1835, miniatura sobre marfil. Museo Nacional de Colombia, reg. 2714.

Eugenio Montoya

[Antioquia, ca.1860 - 1922]

Robert Lee (copia)

[Gran Bretaña, ? - ?, 20.2.1854]

Ca.1890

Óleo sobre tela

Reg. 225

Donado por Roberto Lee Franco (3.7.1891)

Comandante de la Legión Británica. Prócer de la Independencia. Perteneció al batallón del primero de Húsares (1818) enviado al Apure, que debido a las continuas derrotas, regresó a Angostura. Participó en la campaña de Bolívar de 1817-1818 y luego en la campaña de Páez. Bajo el batallón Boyacá, combatió en la Batalla de Carabobo, hizo las campañas de Maracaibo y Puerto Cabello (1822-1823).

Anónimo

Daniel Florencio ÓLeary

[Cork, Irlanda; 14.2.1801 –Bogotá, 24.2.1854]

Ca.1840

Óleo sobre tela

Reg. 2715 121

Adquirido a las señoritas Cantillo ÓLeary, biznietas del general O'Leary, por la Fundación Beatriz Osorio, con destino al Museo Nacional (1971).

Llegó al llano bajo el primero de Húsares y se presentó a Soublette para que lo asignara a un batallón criollo. Participó en las batallas del Pantano de Vargas y Boyacá bajo el regimiento de Anzoátegui. A la muerte de éste fue llamado por Bolívar como su edecán. Esa cercanía le permitió escribir sobre el carácter del Libertador. Participó en las batallas de independencia de Venezuela y cumplió también un papel diplomático en misiones como la tregua entre Bolívar y Morillo. En 1831 se fue a Jamaica donde inició sus memorias y recogió el archivo epistolar de Bolívar. Luego fue enviado como ministro plenipotenciario de Venezuela a España donde también fue ministro británico. Desde 1840 hasta su muerte fue representante de la Gran Bretaña como encargado de Negocios en Bogotá.

Fabricación Inglesa, James Winter

Escritorio Davenport que perteneció a Daniel Florencio ÓLeary

Ca. 1835

Caoba y palisandro

Reg. 2710

Adquirido a las señoritas Cantillo ÓLeary, biznietas del general, por la Fundación Beatriz Osorio (1971)

A causa de los cambios políticos acaecidos después de la muerte de Bolívar, ÓLeary se radicó en Jamaica (1831-1833), donde recopiló y ordenó el archivo epistolar del Libertador publicado junto con las memorias de ÓLeary bajo el tí- tulo Memorias del general Daniel Florencio ÓLeary.

Taller anónimo

Escaño en el que murió James Rooke

[Irlanda 1770- Tunja, 29.7.1819]

Siglo XVIII

Abarco

Reg. 2559

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886). 122

James Rooke combatió en Waterloo contra las tropas napoleónicas. En 1816 se retiró del ejército y se fue a la isla San Cristóbal (St. Kitts), en el Caribe, donde se interesó por la causa americana. Contactó a Bolívar para proponerle la formación de un cuerpo de milicia en las islas del Caribe y la compra de armas.

Llegó a Angostura y organizó el cuerpo de extranjeros del ejército Libertador denominado "Los Dragones de la Guardia" para la campaña del centro (1818). Hizo la campaña del Apure con Páez (1819) y a principios de junio salió con Bolívar hacia la Nueva Granada al mando de la Legión Británica. Combatió en Gámeza, fue herido, y en el Pantano de Vargas perdió un brazo. De allí fue llevado al convento de Belencito, cerca de Tunja, donde murió y fue sepultado.

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

William Miller

[Wingham, Condado de Kent, Inglaterra; 1795 - Lima, 1861]

Sin fecha

Óleo sobre tela

Reg.268

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

En 1817 llegó a Sur América donde el general San Martín lo nombró capitán del ejército de los Andes con el que invadió Chile. Hizo parte del ejército de San Martín que vino de Chile para proteger a los patriotas del Perú. Cuando Bolívar organizó el ejército unido con tropas de San Martín recibió su grado de brigadier general. Participó en toda la campaña de la liberación de Perú al mando de la caballería. En la cena ofrecida en Cuzco a los generales de la República se le ofreció un brindis por cumplirse la profecía de los incas, según la cual su trono sería liberado por extranjeros ingleses. Regresó a Londres en 1826 y recibió el pago por sus servicios. Sin embargo, volvió al Perú y ocupó el cargo de comandante general del ejército. Escribió sus memorias que son un importante documento de la época. Murió en Callao en 1861.

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Thomas Murray

[Gran Bretaña, ?- Bogotá, 18.12.1853]

Sin fecha 123

Óleo sobre tela

Reg. 269

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Ingresó a la Legión Británica en 1818 e hizo la campaña del Magdalena con Montilla (1820-1821). Fue capitán del batallón de occidente donde cayó prisionero. Se reincorporó y participó en la toma de Maracaibo. Fue jefe del Estado Mayor de la expedición de ÓLeary contra Córdova, en Santuario, donde trató de oponerse al asesinato de general, diciéndole a Ruperto Hand, el asesino material, que era indigno de un oficial inglés asesinar a un general rendido. Vivió en Santander y siguió su carrera militar como jefe militar de la provincia de Antioquia y del Chocó hasta 1835. Hizo parte de la Guerra de los Supremos contra el gobierno y por esto fue hecho prisionero. Director de la Escuela Militar, fundada por Tomás Cipriano de Mosquera (1848), y ministro de Guerra. El Congreso lo ascendió a general de la república (1852).

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Felipe Mauricio Martín

[Varsovia, Polonia, 1786- Bogotá 18.12.1854]

Sin fecha

Óleo sobre tela

Reg. 270

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Combatió contra Napoleón en la marina inglesa como subteniente. En Venezuela participó en las campañas de Miranda por la liberación de ese paí- s y, en 1812, en los combates contra Monteverde. Ante la pérdida de la primera República se fue a Cartagena, y más tarde combatió en el sitio de Cartagena. Emigró a las Antillas donde se unió a Bolívar en la expedición de los Cayos. Participó en las diversas campañas de la independencia de Nueva Granada y Venezuela, donde contribuyó al reclutamiento y la formación de los militares. Se retiró en 1823 y se casó con Carmen Rodríguez de Gaitán.

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Santiago R. Fraser

[Escocia, 1799- Bogotá 9.6.1878]

Sin fecha 124

Óleo sobre tela

Reg. 271

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Llegó a la isla de Margarita en 1819 y viajó a las Antillas inglesas en busca de provisiones y dinero. Fraser fue hecho prisionero en el Orinoco y enviado a los calabozos de Cumaná. Con el Armisticio de Santa Ana fue liberado y se reincorporó a la lucha en Margarita, donde se ocupó de la organización de la retaguardia.

Participó en la campaña de independencia de Venezuela y se distinguió como organizador y técnico militar. En la Guayra fue nombrado oficial del Estado Mayor, cargo que desempeñó hasta diciembre de 1821. Se radicó en Cúcuta y fue diputado a la Asamblea de la Provincia de Pamplona. Contribuyó a impulsar la siembra y el cultivo del café que ya en 1851 producía importantes ganancias. Continuó en el servicio militar hasta su muerte.

I.C.H. Scheffler & John, Hamburgo

Brújula

Siglo XIX

Metal y madera

Reg. 873

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960)

Posiblemente perteneció a una embarcación alemana.

Alvaro y Fernando Robledo Riaga

El ejército de la independencia

1985

Plástico

Reg. 3466.1 al 21 y 3467.1 al 12

Donados por los autores (17.5.1990)

Soldados en miniatura que visten los distintos uniformes usados por los patriotas y realistas, durante la guerra de Independencia. Se elaboraron para ser dispuestos en maquetas alusivas a batallas importantes como la de Boyacá. 125

Aliriventz Y.

Proyecto para uniformes

Ca. 1810

Tinta y acuarela sobre papel (reproducción)

Reg. 620- 627, 631

Figura en el Catálogo del Museo Nacional de Colombia (1960)

“El uniforme militar se comenzó a usar en Europa hacia el siglo XIV y en España quienes iban a la guerra podían ataviarse con telas de oro y plata,… pero las charreteras, botones y galones de oro que hoy identifican este tipo de vestuario provienen del imperio napoleónico”.* Durante la Gran Colombia eran muy pocos los que lucían uniforme, pues en su mayoría los soldados se presentaban mal uniformados y casi siempre descalzos o con alpargatas. Un informe de Barreiro, en 1819, describe el estado de las tropas patriotas: “Los enemigos están enteramente en cueros de modo que me asombro de cómo pueden resistir…” Aunque el primer contrato para la compra de uniformes se celebra en 1821, el vestuario resultó inadecuado para las necesidades de los soldados criollos. En 1824 se invitó públicamente a la contratación de uniformes y como condición especial se exigió que los batallones se distinguieran por el color de las casacas y el cuello. Sin embargo, sólo hasta 1826, se escribe una reglamentación completa que describe el uniforme propio para cada rango militar.

* Aida Martínez. La prisión del vestido (1995).

No incluir el Número de registro, solo título correspondiente

Reg. 620

Uniforme de “Cazadores del Hacha”

Reg. 621

Uniforme del Batallón Cartagena

Reg. 622

Uniforme de Trompeta de Guías

Reg. 623

Uniforme de Guías de Bogotá 126

Reg.624

Uniforme de Infantería de Marina

Reg. 625

Uniforme del Batallón de Antioquia

Reg. 626

Uniforme de la Banda de los Cuerpos de Antioquia y Girardot

Reg.627

Uniforme de “Artillería de Cartagena”

Reg. 631

Proyecto de modelo para uniforme del Escuadrón 1ro de Húsares del Magdalena

Apoyo 8: La Campaña Libertadora de la Nueva Granada y Venezuela

“La concepción estratégica del Libertador Simón Bolívar fue planteada en los años 1816 y 1817, cuando proyectó la ocupación de Venezuela y la liberación de Nueva Granada, Quito, Perú y Potosí. Desde el Río de la Plata, el general San Martín elabora también una estrategia de ocupación militar y triunfo patriota en Argentina, Chile y Perú […] En 1819, el Libertador Simón Bolívar proyectó el Paso de los Andes en la Nueva Granada, por el páramo de Pisba, para enfrentar las fuerzas patrióticas al ejército realista en Boyacá y culminar así la independencia.

“Una generación de militares, habituada a batallar, había surgido en Hispanoamérica, con una exaltada convicción de su papel providencial en el delineamiento de los nuevos Estados. Si los criollos letrados, abogados e ideólogos de la Revolución Política de 1810 y de la Primera República se habí- an ocupado en la redacción de las primeras constituciones, en la organización política del nuevo Estado, en las luchas fratricidas entre federalistas y centralistas, y en el impulso de los ideales del siglo de las luces, con el consecuente fracaso ante el poderío y la represión de la Reconquista española, los militares, formados en su mayor parte en la marcha de la guerra, condujeron al país al orden nuevo democrático republicano hasta el triunfo de la Guerra de Independencia. *

*Javier Ocampo López. “El proceso político, militar y social de la Independencia”. En: Nueva Historia de Colombia.

Ilustración: 127

19) José María Espinosa (atribuida). Batalla de Boyacá. Ca. 1824, grabado en metal. Museo Nacional de Colombia, reg. 1873.

Villalobos, Marco Tulio

Batalla de Boyacá

Ca. 1970

Óleo sobre tela

Reg. 3168

Trasladado de la División de Museos del Instituto Colombiano de Cultura al Museo Nacional (23.2.1981)

El jefe español Barreiro, fue derrotado en Gámeza y, por tanto, se retiró y pidió refuerzos con los que se enfrentó en el Pantano de Vargas (25.7. 1819), para otra derrota. Trató de dirigirse a Santafé y fue sometido por los patriotas en el Puente de Boyacá (7.8.1819). La derrota de Barreiro significó el rompimiento de las filas realistas, y su prisión. Con la fuga del virrey Sámano y la ocupación de Santafé por parte de Bolívar el día 10 se consolidó el triunfo patriota. La repercusión de esta victoria fue la liberación del resto de la Nueva Granada y Venezuela y la unión de los países en la Gran Colombia.

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Simón Bolívar

[Caracas, 24.7.1783 - Santa Marta, 17.12.1830]

Ca.1886

Óleo sobre tela

Copia del original de José María Espinosa

Reg. 531

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

El prestigio militar obtenido por Bolívar con el triunfo de la Batalla de Boyacá condujo a Pablo Morillo, una vez probada la derrota española, a escribir a España: "Bolívar en un sólo día acaba con el fruto de cinco años de campaña, y en una sóla batalla reconquista lo que las tropas del rey ganaron en muchos combates". *

*Oswaldo Díaz Díaz. Historia Extensa de Colombia. 128

Capa que usó Simón Bolívar

Siglo XIX

Paño azul oscuro con bordados de seda negra

Reg. 178

Donado por Leonor Concha de Martínez Delgado (8.1956)

Perteneció al teniente de granaderos, Marcos Barona, cuyas iniciales están bordadas en el reverso de la capa. Según la tradición, Bolívar la usó durante su paso por el Páramo de Pisba (1819).

Luis García Hevia

[Bogotá, 1816 – Bogotá, 1887]

Francisco de Paula Santander

[Villa del Rosario de Cúcuta, Norte de Santander; 2.4.1792 – Bogotá, 6.5.1840]

Ca.1840

Óleo sobre tela

Reg. 461

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

Estudiaba jurisprudencia en Bogotá cuando estallaron los sucesos del 20 de julio y de inmediato ingresó al servicio militar. Santander sirvió a órdenes directas de Bolívar en las campañas realizadas entre 1817 y 1818, año en que fue ascendido a general de brigada. La consolidación política y militar de la provincia del Casanare, en 1818, bajo la jefatura de Santander fue fundamental para agrupar las distintas guerrillas en un ejército disciplinado. Participóal mando de la vanguardia del cuerpo patriota en la Batalla de Boyacá.

Manuel Antonio Cataño Vinasco

[Riosucio, ca.1840 - Riosucio, 1922]

José María Córdova

[Concepción, Antioquia, 8.9.1799 - Santuario, Antioquia; 17.10.1829]

Ca.1860 129

Óleo sobre tela

Reg. 3575

Adquirido a Inés Chaves Uribe (3.6.1993) por el Instituto Colombiano de Cultura.

Desde sus años de adolescente mostró sus aptitudes para la guerra, y se perfiló como un visionario estratega que serviría para la causa independentista conducida por Bolívar. A su formación militar se le suman las enseñanzas de los generales Páez, Soublette y Sucre.

Tomó parte en diversas campañas contra los españoles en busca de la independencia: Boyacá (Colombia), Carabobo (Venezuela), Pichincha (Ecuador) y Ayacucho (Perú) Hizo famosa su valentía en esta última (9.12.1824) por su triunfo contra un enemigo más numeroso y mejor armado.

Luis García Hevia

[Bogotá, 1816 – Bogotá, 1887]

Primo Feliciano Mariño

[Tunja, ca.1780 – Bogotá, 1.12.1838]

Ca.1840

Óleo sobre tela

Reg. 537

Donado por el artista, sobrino del retratado (1.1880)

Sacerdote y prócer. Apoyó el movimiento independentista. Vistió y alimentó al ejército republicano durante la campaña libertadora (1819), por lo cual Bolívar lo condecoró

Anónimo

Francisco Mariño y Soler

[Tibasosa, 1780 - Tibasosa, 31.8.1876]

Ca.1880

Óleo sobre tela

Reg. 503 130

Donado por su hija, Tulia Mariño de Padilla (30.10.1909).

Coronel, terrateniente y político. Adhirió tempranamente a la causa de la independencia. Aunque fue hecho prisionero y condenado a muerte, se cambió la condena por la de confinación en Tibasosa. Se unió a Bolívar en Gámeza. En los llanos de Bonza y el Pantano de Vargas, que eran de su propiedad, agrupó gente, caballería, alimento y dinero para el ejército patriota. El conocimiento de la región sirvió al desplazamiento de las tropas. Después de la guerra ocupó varios cargos públicos y, finalmente, se retiró a su hacienda de Tibasosa.

En el retrato aparece vestido de negro. Sobresale el tratamiento de la cara y el de las manos. Sobre una mesa, a la izquierda, aparece un gorro napoleónico.

Anónimo [Escuela Figueroa]

José Antonio Anzoátegui

[Barcelona, Venezuela; 9.1789 - Pamplona, 15.11.1819]

Ca.1822

Óleo sobre tela

Reg. 231

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

General. Actuó en la primera batalla de Carabobo (1814). Llegó a la Nueva Granada con las tropas de Rafael Urdaneta y participó en la toma del Observatorio de Bogotá dirigida por Bolívar en 1814. Tomó parte en las campañas de Venezuela (1817-1819). Cuando la campaña libertadora se inició, propiamente el 15 de junio de 1819, Anzoátegui estaba encargado del ejército de retaguardia. Se distinguió particularmente en la Batalla de Boyacá. Según Simón Bolívar a Anzoátegui "se debe en gran parte la victoria". Se le había encargado el mando de las tropas del norte, después de la victoria, cuando falleció.

Fabricación española

Espada que perteneció a José Antonio Anzoátegui

Siglo XIX

Reg. 36

Plata, acero 131

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Juan José Rondón

[Estado Guárico, Venezuela; ca.1790 - Valencia, Venezuela; 23.8.1822]

Ca.1886

Óleo sobre tela

Reg. 381

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Inició su servicio militar en las filas realistas hasta 1817. Se unió a la causa de independencia y la Campaña Libertadora que culminó en Boyacá, al mando del escuadrón "primero de Llano Arriba".

Su acción con el grupo de jinetes que comandaba fue definitiva en la batalla del Pantano de Vargas.

Anónimo

José María Barreiro

[España, ? - Bogotá, 11.10.1819]

Ca.1818

Óleo sobre tela

Reg. 516

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

Coronel. Hizo la campaña de Venezuela al lado de Pablo Morillo (1817). Llegó a Bogotá (1818) y se convirtió en el jefe militar del Virreinato de la Nueva Granada. Comandó las tropas españolas en el Pantano de Vargas donde éstas tenían una situación favorable. Sin embargo, la dispersión del frente militar en la cordillera contribuyóa la derrota. En el parte de esta batalla escribió sobre el ejército patriota: "La desesperación les inspiró una resolución sin ejemplo: su infantería y su caballería, saliendo de los abismos en que se hallaban, treparon por aquellos cerros con furor". Fue derrotado y puesto prisionero en Boyacá. Murió fusilado en Santafé.

*Oswaldo Díaz Díaz. Historia extensa de Colombia. 132

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Pedro Pascasio Martínez

[Belén, Boyacá, 20.10.1807 - 24.3.1885]

Ca.1886

Óleo sobre tela

Reg. 338

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Participó en la batalla de Boyacá a la edad de doce años. Según el parte de la batalla "el Soldado del 1ú de Rifles, Pedro Martínez, tomó prisionero en el campo de batalla al general Barreiro, Comandante General del ejército español".

Espacio 5a: Cartagena y Maracaibo.

Franco

Mariano Montilla

[Caracas, 8.9.1782 - Caracas, 22.9.1851]

Sin fecha,

Óleo sobre tela

Reg. 300

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917)

General y diplomático. Figuró entre los promotores de la Independencia de Venezuela. Se unió a las fuerzas de Simón Bolívar y tomó parte en varias acciones militares (1813-1814). Acompañó a Bolívar en la derrota del ejército patriota de Venezuela y viajó con él al actual territorio colombiano. Prestó servicios de defensa en Cartagena durante el sitio de 1815. Tomó el mando de la Legión Irlandesa (1820) y por orden de Bolívar llevó a cabo la campaña de la costa y del Magdalena que inició con la entrada triunfante de sus tropas a Cartagena (22.10.1821). Fue testigo presencial de la muerte del Libertador (1830). Con motivo de los problemas políticos entre Colombia y Venezuela, fue expulsado y despojado de sus títulos militares (1832), los cuales recuperó en Venezuela. Ocupó varios cargos públicos en ese país.

Llaves de las puertas de las murallas de Cartagena 133

Siglo XVIII

Hierro

Reg. 892

Remitidas por el secretario de guerra, general Carlos Soublette (16.9.1826)

Después de un asedio o sitio de guerra, las llaves de una ciudad se ponían en manos del vencedor. Estas las recibió el general Mariano Montilla cuando los realistas capitularon (1.10.1821).

Montilla las obsequió al Libertador.

José María Espinosa (identificado)

[Bogotá, 1796 - Bogotá, 24.2.1883]

Acción del castillo de Maracaibo

Ca.1840

Óleo sobre tela

Reg. 560

Adquirido por el gobierno nacional.

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

La batalla de Maracaibo (24.7.1823) fue fundamental en la guerra de Independencia porque obligó a los españoles a entregar su flota y a ceder el dominio de Maracaibo, los castillos de San Carlos y San Felipe, en Puerto Cabello, así como todos los demás sitios que ocupaban en Venezuela. El cuadro ilustra la entrada al lago de la escuadra patriota comandada por el almirante José Prudencio Padilla, la cual desafió los ataques españoles desde el castillo de San Carlos. El paisaje está trabajado de manera primitiva; esto se explica porque el pintor no conocía el mar y se basó seguramente en grabados de Jayme Brun que ilustran las secuencias de la batalla.

Jayme Brun

Vistas del combate del 24 de julio de 1823 en la laguna de Maracaibo

1823

Reproducción facsimilar

Litografía 134

Reg. 1221, 1222, 1222 bis

Donada por Antonio Clavijo Durán

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Jayme Brun, el autor de estas vistas fue teniente de navío al mando del almirante José Prudencio Padilla.

La primera vista incluye la relación de las escuadras colombiana y española a las que representa frente a frente, antes de iniciar el combate. La segunda representa las escuadras colombiana y española en medio de la batalla y la tercera representa las escuadras colombiana y española al momento del triunfo patriota.

Llave del castillo de San Carlos en Maracaibo

Siglo XVIII

Plata dorada y labrada

Reg. 891

Remitida por el secretario de guerra, general Carlos Soublette (16.9.1826)

Llave de ceremonia que se entregaba como emblema de sometimiento al vencedor. La recibió la escuadra colombiana cuando recuperó aquella fortaleza al mando del almirante Padilla (24.6.1823). Fue remitida al vicepresidente Santander por el general Mariano Montilla.

Fabricació³n inglesa, Grant Preston

Brújula de pie

Siglo XIX

Madera y metal

Reg. 872

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

Perteneció a las corbetas de guerra que entraron en la Bahía de Maracaibo al mando del general José Prudencio Padilla (24.7.1823).

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

José Prudencio Padilla 135

[Riohacha, Guajira; 19.3.1784 - Bogotá, 2.10.1828]

Ca.1886

Óleo sobre tela

Reg. 380

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Inició la vida de marino en el servicio doméstico de las embarcaciones mercantes y su carrera militar como mozo de cámara en la Real Marina Española. Apoyó el pronunciamiento de independencia del pueblo de Getsemaní (11.4.1811) solidario de la proclamación de independencia absoluta de Cartagena. Más tarde defendió a Cartagena de Murillo y llegó a Haití frente a la derrota de los patriotas. Participó en la toma de Cartagena (1821) mediante el bloqueo naval de la bahía y facilitó el triunfo. Comandó la escuadra patriota en la batalla naval del Lago de Maracaibo, campaña que dirigió por orden de Santander (24.7.1823). Condenado a muerte y fusilado en Bogotá por presunta participación en la conspiración contra Bolívar (1828), la Convención Granadina lo rehabilitó en sus grados y honores.

Fragmentos de calzado de José Prudencio Padilla

Siglo XIX

Textil

Reg. 159

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960)

Anónimo

Carlos Soublette

[La Guaira, Venezuela, 15.12.1789 - Caracas, 11.2.1870]

Ca.1821

Óleo sobre tela

Reg. 241

Perteneció a Alberto Urdaneta

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886). 136

Bajo las órdenes de Francisco de Miranda, actuó en la campaña para dominar la insurrección realista en Valencia, Venezuela (1811). Con la derrota de los patriotas fue encarcelado en Puerto Cabello. Una vez en libertad, se incorporó al ejército de Simón Bolívar. Participó desde la Campaña Admirable (1813) hasta la campaña libertadora que culminó en la Batalla de Boyacá (1819). Después del triunfo, Bolívar le confió la misión de dirigir la vanguardia para activar la liberación de Venezuela. Fue nombrado vicepresidente interino de Venezuela y director de la guerra (1.5.1820). Como secretario general acompañó a Bolívar en Bucaramanga (1828), durante la Convención de Ocaña. Al producirse la separación de Venezuela participó de ese gobierno en varios cargos, incluyendo la presidencia (1843-1847).

Pedro José Figueroa (atribuido)

[Bogotá, ca.1770 - Bogotá, 1838]

Manuel Cedeño

[¿Cardonal?, Estado Guárico, Venezuela; ca. 1784 - Campo de Carabobo, Venezuela; 24.6.1821]

1821

Óleo sobre tela

Reg. 227

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

General. Hijo de agricultores, también él lo fue hasta enrolarse en el ejército libertador. Participó en la victoria sobre José Tomás Boves en Mosquitero (1813). En 1814 participó en la segunda batalla de San Mateo, donde Bolívar premió su valor ascendiéndolo a coronel. Puede decirse que participó en todas las batallas entre 1813 y 1817. Durante los preparativos de la campaña de Carabobo recorrió los llanos con sus jinetes para recoger ganado destinado al ejército (1821). Elevado al grado de general por su comportamiento en diferentes acciones, se convirtió en jefe del Ejército de Oriente, a cuya cabeza combatió en la batalla de Carabobo (6.24.1821), donde fue derrotado el ejército español en Venezuela. Fue muerto por un tiro en la frente, al empeñarse en rendir al batallón primero español cuando esta unidad se retiraba.

Espacio 6: Campaña libertadora del sur

Apoyo 9: La campaña libertadora del sur 137

En 1821 el ejército republicano había logrado extender el territorio colombiano por medio de la anexión de Cartagena y Panamá. Bolívar veía cada vez más cerca la unión de todo el territorio que antes conformaba el Virreinato de la Nueva Granada como una nación única con el nombre de la República de Colombia, tal como lo había proclamado en el Congreso de Angostura, en 1819. Sin embargo, había que superar el dominio realista en Pasto para alcanzar la presidencia de Quito y liberar al Perú y Alto Perú. La dificultad del proyecto radicaba en el apoyo que el realismo recibía de los habitantes de estas regiones, quienes, apegados a las tradiciones peninsulares, eran hostiles a la revolución.

El Libertador nombró como comandante del ejército del sur a Antonio José de Sucre. Sucre emprendió camino vía marítima hacia Guayaquil para evitar que el general San Martín anexara la provincia de Guayaquil (que hacía parte de la presidencia de Quito) al Perú, o que los realistas lograran apoderarse de la provincia. A pesar de la debilidad de sus tropas, resultó victorioso en la batalla librada en Pichincha (24.5.1822) donde se logró la liberación de Quito.

El último obstáculo para la independencia era el Perú, donde los realistas habían recuperado fuerzas, debido a la negativa de San Martín de atacar. El 9 de diciembre de 1824, el ejército patriota libró la batalla de Ayacucho, inteligentemente concebida desde el punto de vista táctico militar. Con la victoria se afianzó de forma definitiva la independencia de los países americanos y se confirmó la existencia de las cinco repúblicas bolivarianas.

Ilustración:

20) Villain. Batalla de Ayacucho. Siglo XIX, litografía sobre papel. Museo Nacional de Colombia, reg. 1872.

Anónimo

Manuel Valdés

[Caracas, 1785 - Angostura, Perú, 1845]

1821

Óleo sobre cartón

Reg. 238

Perteneció a Alberto Urdaneta. Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

Presenta la inscripción: “Brigada de la República de Colombia a Manuel Valdés 36 años de edad en el de 1822”. 138

General. Tomó parte en las luchas por la Independencia desde 1810. Acompañó a Bolívar en la Campaña del Sur distinguiéndose particularmente en la acción de Pitayó (1820), cerca de Popayán. Fue también uno de los héroes de Bomboná. En el Perú formó parte de la división colombiana que obró sobre el Callao en 1823.

El retrato está trabajado a la manera de Figueroa. La figura presentada de frente y tratada en colores claros, casi monocromos.

Anónimo

Boceto sobre el monumento a la Batalla de Ayacucho

Sin fecha

Yeso

Reg. 3822

Donación del Instituto Nacional de Vías (20.8.1998)

En los preparativos para la fase final de la campaña peruana, Bolívar dejó el mando del ejército al general Sucre. Se enfrentaron, al final, realistas y patriotas en al campo de Ayacucho (9.12.1824). La capitulación de los realistas significó el regreso de éstos a España. En Ayacucho se demostró la unión de intereses en una causa común, puesto que el ejército libertador estaba conformado por colombianos, venezolanos, peruanos, argentinos, chilenos, ecuatorianos, panameños y legionarios irlandeses e ingleses. La victoria afianzó definitivamente la independencia de los países americanos y confirmó la existencia de las cinco repúblicas bolivarianas.

Nicolás Cabrera

[Quito. Activo 1820 - 1860]

Antonio José de Sucre

[Cumaná, Venezuela; 3.2.1795 - Berruecos, Nariño; 4.6.1830]

Ca.1822

Óleo sobre tela

Reg. 245

Donado por Manuel José Pardo

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886). 139

Desde niño se inició en la carrera militar. Luchó en el sitio de Cartagena (1815) cuando tenía 20 años. Desde 1819 se pone bajo las órdenes directas de Bolí- var y es nombrado ministro interino de la guerra. Secundó al Libertador en la planificación de la Campaña de Carabobo y fue uno de los negociadores del armisticio y de la regularización de la guerra, firmado entre Bolívar y Morillo. Gracias al armisticio se produjo una tregua que benefició a los patriotas (1820). Desde 1820-21 hasta 1828 participó brillantemente en las campañas de Pasto, Ecuador y Perú. Se consagró como héroe en Pichincha (24.5.1822) y Ayacucho (9.12.1824), batalla que puso fin a las guerras de independencia de Hispanoamérica. Liberó al Alto Perú, y creó a Bolivia. Primer y gran donante del Museo Nacional.

Anónimo

Juan José Flores

[Puerto Cabello, Venezuela; 19.7.1800 -Golfo de Jambelí, Ecuador; 1.10.1864]

Ca. 1840

Óleo sobre tela

Reg. 228

Figura en Breve guía del Museo Nacional (1881).

General. Participó en la guerra de independencia de Nueva Granada y Venezuela y luego marchó con Simón Bolívar a la Campaña del Sur. En 1823 se le confirió el mando civil y militar de la provincia de Pasto donde libró diversos combates por la pacificación de esa zona. En 1825, fue nombrado comandante general del Departamento del Ecuador con sede en Quito, pero retuvo el mando sobre Pasto. Dominó también las insurrecciones de los peruanos contra Colombia que terminan en la batalla de Tarqui, 1829. Los ecuatorianos estaban en general inconformes con su situación bajo la Gran Colombia. Por ello una asamblea decide la separación de Ecuador y se encarga a Flores del mando (13.5.1830). Presidente electo de Ecuador entre 1830-1834; 1835-1839 y 1843-1845.

Emiliano Villa

[¿Vereda de Llano Grande?, Rionegro, Antioquia. Activo 1870-1900]

José Gabriel Salom (copia)

[San Felipe El Fuerte, Venezuela; 14.5.1808 - ?, ca.1870]

Ca.1880 140

Óleo sobre tela

Reg. 3045

Donación de la familia (ca.1980)

Coronel. Hermano de Bartolomé Salom, también prócer venezolano. A los 14 años se unió a la causa emancipadora y participó en la Campaña del Perú.

M. D. M.

Juan José Masutier

[Cartagena de Lebante, España; 1793 - 1875]

Ca.1850

Óleo sobre tela

Reg. 229

Donado por Leoncio Barreto (1906)

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

Se alistó en el ejército patriota aún siendo español. Tomó parte en la Campaña del Sur comandada por Bolívar y en las batallas de Junín, Pichincha y Ayacucho. Defendió al gobierno en la Villa del Rosario de Cúcuta (1831). Luchó en defensa del gobierno legítimo durante la Guerra de los Supremos (1839). Estuvo en las batallas de Pasto (24/27.2.1840) y Buesaco (7.5.1840).

José María Espinosa

[Bogotá, 1796 - Bogotá, 24.2.1883]

José María Caycedo y Vidal

[Bogotá, ca.1790 -¿Bogotá?, ca.1850]

1855

Óleo sobre tela

Reg. 505

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

Hasta 1917, según el catálogo de Ernesto Restrepo Tirado la obra presentaba la inscripción: «José María Caicedo Vidal. Natural de Bogotá. Sirvió a su patria en la carrera de las armas desde el año de 1810 hasta el año de 1833, en que 141

obtuvo su retiro. Se halló en 11 acciones de guerra en la gloriosa lucha de la independencia; fue de los libertadores de Guayaquil el 14 de octubre de 1820; perteneció al Ejército auxiliar de Colombia que dio libertad al Perú. José María Espinosa, autor de este retrato, tiene el gusto de dedicarlo a su antiguo amigo y compañero de armas. En Bogotá a 14 de septiembre de 1855».

CAMPAÑA LIBERTADORA

Anónimo

Luis Fernando Santos

[Vélez?.Activo entre 1815 - 1840]

1820

Óleo sobre madera

Reg. 1888

Perteneció a Alberto Urdaneta

Donado por el expresidente Eduardo Santos (24.1.1959)

Se sabe muy poco acerca de este prócer. A menudo se confunde con Fernando Santos, también oriundo de Vélez y prócer de la Independencia. Luis Fernando Santos participó en la revolución del Socorro en 1810 y fue federalista en la primera guerra civil. Jefe de una guerrilla cuyo nombre se desconoce y gobernador de la Provincia del Socorro de diciembre de 1826 a marzo de 1827.

Es uno de los mejores retratos de la colección del Museo Nacional. El rostro y el uniforme están trabajados con precisión de miniaturista; un mechón del cabello que cae sobre la frente y la mirada que se dirige al espectador, son detalles que acentúan la gracia del retrato. Los colores son luminosos y se ven realzados por el gris del fondo. Los símbolos que aparecen: un árbol, una granada y un gorro de plumas consignan mensajes de libertad.

Pedro José Figueroa

[Bogotá, ca. 1770- Bogotá, 1838]

Pedro León Torres

[Carora, Venezuela; ca. 1790- Yacuanquer, Nariño; 22.8.1822]

Ca. 1821

Óleo sobre tela 142

Reg. 383

Perteneció a Alberto Urdaneta. Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917)

Oficial del ejército venezolano en la guerra de Independencia. Inició su servicio militar en 1810 y fue apresado por su hermano, el capitán realista José Manuel Torres. Se incorporó al ejército de Simón Bolívar y emigró con Rafael Urdaneta a la Nueva Granada (1813). Actuó en operaciones y campañas de Venezuela (1816- 1818); en Apure ingresó a las fuerzas de José Antonio Páez, y cooperó en la misión que éste había recibido de proporcionar seguridad estratégica, mientras el ejército Libertador ejecutaba la campaña libertadora de la Nueva Granada. Tomó parte en la campaña del sur de Colombia. Recibió una herida grave en Bomboná (7.4.1822) que le causó la muerte meses después.

Reg. 213

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

Mapa de Colombia

1828

Grabado sobre papel (reproducción)

Reg. 2016

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1968)

Espacio 7: Reformas educativas y Misión científica.

Apoyo 10: Reforma educativa y Misión Científica

El Estado vio la necesidad de promover la educación pública para el desarrollo del nuevo país. Desde 1820 se ordenó la creación de escuelas de primeras letras en todas las ciudades y conventos religiosos. A partir de 1822 se crearon las escuelas normales con el método lancasteriano con el cual los estudiantes mayores le transmitían el conocimiento a los menores.

Educación superior

Durante el régimen colonial sólo se habían fundado universidades en Quito, Caracas y Bogotá. En el plan de estudios de 1826 se buscaba ampliar la cobertura y reglamentar la educación universitaria. El hecho más controversial fue la incorporación de las teorías de Jeremías Bentham, filósofo inglés que imponía la racionalidad por encima de la religión, la tradición y la emotividad. 143

El plan recibió muchas críticas, sin embargo, fue la primera oportunidad que se le dio a todos los colombianos de instruirse.

Misión Científica

Para desarrollar los proyectos universitarios y establecer organismos dedicados a fomentar el progreso de la agricultura y las artes, el gobierno contrató por medio de Francisco Antonio Zea una misión científica. Con la ayuda de Alexander von Humboldt se integró un equipo de investigadores europeos encargados de la creación de una escuela de minería y un Museo: José Marí- a Lanz, a quien se le encargó el levantamiento del mapa de la Gran Colombia, el agrónomo francés Jean Baptiste Boussingault, quien hizo estudios sobre climatología y cultivos, viajó por varias regiones y recogió sus impresiones en sus Memorias; el naturalista y químico peruano Mariano de Rivero, primer director del Museo; FranÏ‚ois Desiré Roulin, médico, profesor de anatomía, fisiólogo y pintor. También el naturalista francés Justine Maria Goudot para formar colecciones zoológicas y el entomólogo James Bourdon, estos últimos directores del Museo de Historia Natural de París. Finalmente, también se contrató al español Carlos Cázar Molina, litógrafo y grabador.

La fundación del Museo Nacional se realizó el 28 de julio de 1823, con la escuela anexa de mineralogía. El Museo Nacional principió a funcionar el 4 de julio de 1824 instalado en la antigua casa de la Expedición Botánica.

Ilustraciones:

21) Mariano Eduardo de Rivero. Paso de la Montaña de Berruecos. Colombia. 1825, litografía sobre papel. Museo Nacional de Colombia, reg. 2812.

22) Anónimo, Jean Baptiste Boussingault. En: Memorias de Boussingault. tomo 1, Alexander Koppel de León (trad). Bogotá, Banco de la República, 1985.

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Francisco Antonio Zea

[Medellín,1766 -Bath,Inglaterra;1822]

Ca.1886

Óleo sobre tela

Reg. 247

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Zea perfeccionó sus conocimientos de botánica con José Celestino en la Expedición Botánica. Fue deportado a España acusado de tomar parte en la 144

conspiración de 1794 y ejerció como director del Jardín Botánico de Madrid (1804). En 1819 fue elegido presidente del Congreso de Angostura y nombrado primer vicepresidente. En 1820 fue a Europa como ministro de Colombia para arreglar las deudas adquiridas en la Independencia; ante el mal manejo de la empresa fue reemplazado por José Rafael Revenga. Su contribución más importante fue la organización de la Misión Científica. Zea sostuvo que “sin la reforma de la educación no podía concebirse una explotación racional de la naturaleza ni el aumento de la riqueza”. Murió antes de que la Misión llegara a Colombia.

Fabricación inglesa

Fragmentos de un octante solar

Siglo XIX

Madera, bronce y marfil

Reg. 863

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Erróneamente se le ha considerado un sextante. Es posible que haya sido un regalo de Alexander von Humboldt a Jean Baptiste Boussingault [París, 2.2.1802 -París, 11.5.1887], químico y agrónomo militar integrante de la Misión Científica. Ejerció el cargo de catedrático de química general y analítica y de metalurgia en la Escuela de Minas fundada simultáneamente con el Museo Nacional (24.5.1823-1830).

El octante, al igual que el sextante, son instrumentos ópticos utilizados en la medición de la distancia angular entre dos objetos. Se utiliza en la navegación para determinar la localización y también se utiliza para medir la altitud. Fue inventado alrededor de 1730 simultáneamente por el inglés John Hadley y el estadounidense Thomas Godfrey.

Fabricación inglesa, Dollond

Barómetro

Siglo XIX

Madera, bronce y vidrio

Reg. 865

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886). 145

Perteneció a Jean Baptiste Boussingault [París, 2.2.1802 -París, 11.5.1887]. Al venir de Europa, en la ruta Caracas-Bogotá, este científico efectuó la nivelación barométrica entre ambas capitales, realizó la medición del camino y señaló datos precisos sobre la geología de las regiones visitadas, minas y yacimientos y posición astronómica.

El barómetro mide la presión atmosférica y es un instrumento necesario para predecir el estado del tiempo. Fue inventado en 1643 por el secretario de Galileo, Evangelista Torricelli (1608-1647).

Fabricación inglesa, Bate

Barómetro aneroide

Siglo XIX

Madera, bronce y vidrio

Reg. 867

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

El barómetro aneroide, además de medir la presión atmosférica, permite medir la altitud.

Carlos Casar Molina

[España, ca. 1795 - Santa Marta, 1848]

Plancha litográfica

Ca.1824

Piedra y tinta litográficas

Reg. 1099

Figura en Breve guía del Museo Nacional (1881).

Francisco Antonio Zea había contratado en Londres al español Carlos Casar Molina para que estableciera una litografía en la Nueva Granada. Inicialmente la litografía se instaló, en 1823, como un instituto adjunto al Museo Nacional y se utilizaba para timbrar documentos oficiales. Casar Molina realizó varios retratos de Humboldt y Bolívar y difundió sus conocimientos litográficos. Se radicó desde 1830 en Cartagena e instaló una imprenta. De su trabajo de esa década se destacan sus caricaturas políticas. 146

La plancha litográfica de la Armada de Colombia presenta grabados en ella una alegoría, buques, cañones y armas. Se utilizó para imprimir las patentes de navegación durante los primeros años de la República.

Sello del Museo Nacional

Siglo XIX

Madera de jobo

Reg. 694

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

José Manuel Restrepo

[Envigado, Antioquia; 31.12.1781 - Bogotá, 1863]

Sin fecha

Óleo sobre tela

Reg. 265

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Escritor, historiador, naturalista y político. Se trasladó a Bogotá donde inició estudios de ciencias naturales y derecho (1799). Su nexo con la Expedición Botánica le permitió estudiar botánica y aprendió el arte de levantar y trazar cartas geográficas. Se comprometió desde Antioquia con los movimientos independentistas. Fue secretario del gobierno de Juan del Corral y más tarde fue elegido diputado en Cúcuta y uno de los encargados de la redacción de la Constitución. Secretario de Estado durante la década de 1820, firmó el decreto de creación del Museo Nacional (28.7.1823) y presidió la comisión que introdujo el plan de estudios y la reforma educativa de 1826. Lucho, en vano, contra las intenciones separatistas de Venezuela. Autor de la Historia de la revolución de Colombia, (1827) entre otros libros. Espacio 8: La organización de la República. Apoyo 11: La organización de la república. Constitución de 1821

El congreso que debía definir la organización del país se realizó, finalmente, en la Villa del Rosario de Cúcuta, el 6 de mayo de 1821. Influida por el pensamiento político francés, la Constitución de Cúcuta incluía libertades como la de palabra, la de prensa y la de asociación económica, con base en los Derechos del Hombre. 147

A pesar de que las leyes de la época plasmaban en sus ideales el deseo de la abolición de la esclavitud, la constitución de Cúcuta sólo acabó parcialmente con ella. Todo hijo de esclava quedaba libre desde la fecha de la expedición de la ley, pero éste debía quedar bajo la tutela de la madre hasta los 18 años, y durante ese tiempo debería prestar los servicios que pudiera al amo, como una forma de indemnizarlo por los gastos de su mantenimiento.

También se implementaba la ciudadanía, a los "hombres libres nacidos en el territorio de Colombia y los hijos de éstos" y con ésta el sufragio que, sin embargo, tenía una serie de restricciones. A diferencia de los esclavos, los indí- genas sí fueron incluidos dentro de la definición de colombianos y se les otorgó el título de ciudadanos. Podían participar en política en tanto tuviesen una profesión o un oficio, o la renta estipulada por ley.

En el plano económico las medidas adoptadas fomentaban el librecambismo, tal como se presentaba en las economías mundiales del momento. A pesar de estas tendencias, los monopolios coloniales no pudieron ser eliminados debido a su importancia en la economía del Estado.

La Constitución “fue, es verdad, democrática, e introdujo el voto y la soberanía nacional, y en ciertos campos transformaciones de envergadura, pero esas innovaciones se combinaron y estructuraron según los criterios que organizaban al orden colonial… Es verdad: el régimen post-colonial no es el mismo que el de la pre-independencia. Pero tampoco es un mundo desvinculado de su pasado…El país formal le hace entonces eco al país real”.*

* María Emma Wills. “La convención de 1821 en la Villa del Rosario de Cúcuta: imaginando un soberano para un nuevo país”

Ilustración:

23) Carmelo Fernandez. Iglesia o Capilla de Rosario de Cúcuta donde se reunió el Congreso Admirable de Colombia, Ca. 1850, acuarela sobre papel. Biblioteca Nacional de Colombia.

Franco/Rubiano/Montoya (artistas asociados)

Francisco de Paula Santander

[Cúcuta, 2.4.1792 - Bogotá, 6.5.1840]

Ca.1886

Óleo sobre tela

Reg. 399 148

Primera catalogación: 2.6.1946

Ejerció el poder ejecutivo en calidad de vicepresidente (1821-1826) mientras Bolívar comandaba la Campaña de Perú. En palabras de Pilar Moreno de Ángel: “Como vicepresidente encargado en la ausencia de Bolívar, su labor administrativa fue de singular importancia para respaldar la obra emancipadora del general Simón Bolívar“. Los esfuerzos de Santander se orientaron a reconstruir un país que había quedado devastado por la guerra. La demanda más urgente era la fiscal; la nación carecía de las rentas necesa- rias, mientras la guerra del sur demandaba gastos crecientes. Trató de reanimar el comercio fomentando la inversión de capitales extranjeros. No obstante las dificultades y estado de desorden social y político, impulsó la educación pública e introdujo nuevos textos para la enseñanza del derecho y la filosofía.

Anónimo

José Rafael Revenga

[El Conejo, Edo. Aragua, Venezuela; 24.11.1786 - Caracas, 9.5.1852]

Ca.1900

Óleo sobre tela

Reg. 459

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

Estudió derecho y filosofía e ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores de la primera república venezolana (8.1810). Viajó a Cartagena y allí se unió a Bolí- var como secretario (1815). Durante la reconquista española se marchó a los Estados Unidos donde estudió el método lancasteriano de enseñanza, que luego ayudó a promover bajo la administración de Santander. Contribuyó a la dirección del semanario Correo del Orinoco, que divulgaba las actividades e ideas del gobierno de Angostura (1818). Realizó su contribución más importante como ministro de Relaciones Exteriores en varias ocasiones. De esta labor se destaca: la negociación de la paz con España (1821) y el reconocimiento de Inglaterra a la nueva nación (1825). Volvió a Venezuela a fines de 1828.

José Celestino Figueroa

[Bogotá, 1811 - Bogotá, 23.10.1870]

Padre Francisco Margallo 149

[Bogotá, 28.1.1765 - Bogotá, 23.3? 5?.1837]

1837

Óleo sobre tela

Reg. 540

Legado del canónigo Francisco Javier Zaldúa Orbegozo (16.10.1931)

El padre Margallo opuso gran resistencia a las reformas del gobierno del general Santander. En materia de educación, Santander había introducido la filosofía del inglés Jeremy Bentham; ésta explicaba que lo útil se debe convertir en el principio más importante para lograr la felicidad del mayor número de personas.

Los tradicionalistas, como el padre Margallo, consideraban que estas teorías atacaban la religión Católica por ser sensualistas y peligrosas; por ello se dedicó a atacar esta medida por medio de sus sermones y artículos. Margallo fue sancionado con diez días de reclusión; cumplida su sanción continuó la crítica al utilitarismo hasta su muerte.

Apoyo 12: La Convención de Ocaña y la dictadura de Bolívar

La unión de los tres estados que conformaron la Gran Colombia no había sido nunca sólida y durante los años de la guerra se mantuvo gracias al prestigio y la voluntad del Libertador. Cuando los factores negativos de la integración de los tres países anunciaban la desintegración, Bolívar regresó a Santa Fe y tomó posesión de la presidencia. Se pensó en una reforma constitucional que fue aprobada por el Congreso. Reunida la Asamblea Constituyente en la ciudad de Ocaña, el 9 de abril de 1827, se produjo el inevitable enfrentamiento entre santanderistas y bolivarianos. Los primeros presentaron un proyecto que debilitaba el poder ejecutivo y pugnaba por la federación. Los bolivarianos, en forma de contra-proyecto, presentaron uno que fraccionaba el país en departamentos y provincias, controlado por un ejecutivo fuerte con mandato de ocho años. Tres meses después la convención se clausuró sin resultados.

“En medio de presagios de levantamientos en varias provincias, de dificultades fiscales e internacionales, especialmente en el Perú, Bolívar asumió poderes dictatoriales el 28 de agosto de 1828. Eliminó el cargo de vicepresidente, desempeñado por Santander; dictó decretos económicos de emergencia restituyendo impuestos abolidos y modificando la tarifa aduanera en un sentido proteccionista; eliminó de la educación la enseñanza de Bentham y disolvió las organizaciones masónicas con el ánimo de apaciguar a la beligerante oposición de los medios católicos”. * 150

*Jaime Jaramillo Uribe. “Etapas y sentido de la Historia de Colombia”. En Colombia hoy.

Ilustración:

24) Carmelo Fernández. Iglesia de Ocaña donde se reunió la Convención Colombiana, Ca. 1850, acuarela sobre papel. Biblioteca Nacional de Colombia.

Antonio Salas

[Quito, 1795 - Quito, 1860]

Juan de Francisco Martín

[Cartagena, 1799 - Castillo de Thorigny, cerca a París; 24.10.1869]

Ca.1846

Óleo sobre tela

Reg. 504

Donado por María Josefa Pérez Orrantia (17.3.1910)

Amigo íntimo del Libertador; defendió la causa del gobierno bolivariano durante la Convención de Ocaña, en oposición al proyecto de constitución presentado por los partidarios de Santander (1828). En la Convención, llegó a proponerse, por parte de los santanderistas, que se le rechazara por falta de patriotismo notorio hasta que se resolvió el discutido patriotismo por mayoría.

Actuó como albacea testamentario de Bolívar (1830); al morir éste emigró a Jamaica, donde permaneció 15 años. A su regresó ocupó varios cargos públicos, entre ellos el de ministro plenipotenciario en Ecuador (1846). En ese país Salas debió pintar este retrato. De Francisco aparece sentado, en traje diplomático y actitud natural; la cara muy iluminada, en tonos rosa.

Luis García Hevia

[Bogotá, 1816 - Bogotá, 1887]

José Mutis Consuegra

[Bucaramanga, 1772 - ?, 1857]

Ca.1840

Óleo sobre tela 151

Reg. 500

Donado por Saturnino Vergara (25.5.1882)

Sobrino de José Celestino Mutis. Participó en la Expedición Botánica en sus inicios. Adhirió a la causa de 1810, por lo cual fue condenado a prisión. Constituyente en la Convención de Ocaña, defendió la causa bolivariana en contra de los partidarios de Santander (1828).

Anónimo

José Antonio Páez

[Curpa, Venezuela; 13.6.1770 - Nueva York, 6.5.1873]

Ca.1822

Óleo sobre tela

Reg. 239

Perteneció a Alberto Urdaneta. Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

En Venezuela, después de las luchas de independencia, persistía la violencia esporádica y el bandolerismo en el campo, complicados con la zozobra creada por tantos veteranos sin ocupación. Poco después de que se confirmara la reelección de Bolívar y Santander (1826), Venezuela estaba en revuelta y la disolución de la Gran Colombia había comenzado. La causa inmediata fue una acusación contra Páez por fomentar el reclutamiento forzoso. El Congreso vio la oportunidad de demostrar que las autoridades civiles debían pesar más que las militares. Cuando se llamó a Páez a un juicio en el Congreso en Bogotá, éste se rebeló y fomentó la separación de Venezuela; la declaró independiente (13.1.1830) y fue nombrado primer presidente (1831-1835).

Fermín Isaza

[Antioquia, ca.1830 - ca.1895]

José María Córdova

[Concepción, Antioquia, 8.9.1799 - Santuario, Antioquia; 17.10.1829]

1876

Óleo sobre tela

Reg. 518 152

Realizado por ley del Congreso (26.4.1849)

Figura en Breve guía del Museo Nacional (1881).

Terminada la guerra, se vivieron sublevaciones internas dentro de las filas patriotas. Las diferencias entre Bolívar y Santander, la indisciplina de los ejércitos patriotas, y la actitud dictatorial del Libertador no fueron del gusto del general Córdova. Rebosa la copa su designación como ministro de Marina que lo aleja del campo de batalla.

Se convierte en un enemigo del gobierno y conforma un pequeño ejército. Declara: “No quiere esto decir que yo esté ansioso de la guerra, me repugna tanto como encanta su gloria, pero he tomado las armas para libertar a mi patria de la tiranía y no las depondré sino cuando la vida me abandone”. En Antioquia se lanza contra las tropas de su antiguo compañero el general ÓLeary y es asesinado a sus treinta años de edad.

Anónimo

Antonio José de Sucre

[Cumaná, Venezuela; 4.1793 - Berruecos, Nariño; 4.6.1830]

Ca.1825

Óleo sobre tela

Reg. 230

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Sucre fue, durante los últimos años de la Gran Colombia, uno de los más cercanos colaboradores de Bolívar. Intentó colocarse por fuera de las polémicas entre bolivaristas y santanderistas y no compartió los proyectos dictatoriales del Libertador.

Retirado Bolívar del poder, Sucre se dirigió al Ecuador, después de intentar un acuerdo para impedir la disolución de la Gran Colombia. Cuando atravesaba la montaña de Berruecos, entre Popayán y Pasto, fue asesinado. Para los conservadores de la época estaba fuera de duda que el asesinato había sido ordenado por el general José María Obando. Este a su vez responsabilizó al presidente del Ecuador, Juan José Flórez. El crimen, y las acusaciones contra Obando, fueron periódicamente revividas por Tomás Cipriano de Mosquera.

Apoyo 13: “Vámonos volando-dijo- que aquí nadie nos quiere”. 153

El 25 de septiembre de 1828 se presentó el atentado contra la vida de Bolívar, quien logró ponerse a salvo gracias a la oportuna participación de Manuelita Sáenz. Identificados los conspiradores, se les siguió juicio penal. Aunque el Libertador solicitó el indulto, catorce de ellos fueron pasados por las armas, salvo Santander, a quien se le conmutó la pena de muerte por la de destierro y destitución de su cargo de general.

La conspiración del 25 de septiembre de 1828 no fue un hecho aislado. Rebeliones en el ejército se presentaron en varias regiones y surgían contra el dominio y autonomía militar. Cobraron forma en el clima político de defensa de la constitución de Cúcuta, la polémica en torno a la constitución bolivariana y de los diversos proyectos monarquistas, la dictadura de Bolívar y las divergencias entre Santander y el Libertador.*

Los años que transcurrieron entre el atentado contra la vida del Libertador y la desmembración definitiva de Colombia fueron años de inquietud e inestabilidad. Bolívar, enfermo y desilusionado, presentó entonces su última y definitiva renuncia de la Presidencia. Rumbo a Europa salió para Cartagena, de donde se dirigió a Santa Marta. El 17 de diciembre de 1830 murió en la hacienda de San Pedro Alejandrino.**

*Mejía, Germán y María Isabel Perdomo (comp.) Causas y memorias de los conjurados del 25 de septiembre de 1828.

** Jaime Jaramillo Uribe. “Etapas y sentido de la Historia de Colombia”. En Colombia hoy.

Ilustración:

25) José María Espinosa. Manuelita Sáenz. Ca. 1828, óleo sobre marfil. Museo de Antioquia, Medellín.

26) José María Espinosa. Muerte de Sucre. Ca. 1845, óleo sobre tela. Colección particular.

A. Varucca

[Roma, activo 1870 - 1900]

Carmen Rodríguez de Gaitán

[Guatavita, Cundinamarca; 25.9.1777 - Bogotá, 1852]

1842

Óleo sobre tela

Reg. 475 154

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886).

Heroína de la Independencia. Tomó parte en la revolución del 20 de julio de 1810. Durante la reconquista española (1816-1819) protegió en su casa documentos importantes de la patria; fue hecha prisionera y desterrada con su familia a Tocaima (Cundinamarca) por el gobernador Antonio María Casano. Única mujer que tomó parte en la conspiración contra la vida del Libertador (25.9.1828).

José María Espinosa

[Bogotá, 1796 - Bogotá, 24.2.1883]

Ramón Nonato Guerra

[Cali, 15.8.1801 - Bogotá, 2.10.1828]

Ca.1835

Óleo sobre tela

Reg. 387

Donado por su hijo Ramón Guerra Azuola (1882). Sin embargo, esta donación sólo la hizo efectiva su nieto, José Joaquín Guerra (24.3.1911)

Se vinculó a la lucha por la emancipación desde 1811. Participó en la Campaña del Sur comandada por Nariño y fue hecho prisionero en la batalla de Cuchilla del Tambo. Compartió la prisión con el pintor Espinosa. Escapó de la condena a muerte y fue condenado a servir de soldado en el ejército realista, pero huyó a los Llanos del Casanare; pasó a Venezuela, donde se incorporó al ejército de Páez. Como sargento mayor integró la vanguardia del ejército Libertador en la marcha desde los llanos hacia el interior del país (1819). Formó parte del Estado Mayor (1822). Murió fusilado, previa degradación y confiscación de bienes, al encontrarlo culpable desde su posición de coronel del ejército en la conspiración contra la vida de Bolívar (25.9.1828).

Tabla escrita por Santander durante su prisión en la Biblioteca Nacional de Bogotá

1828

Madera

Reg. 905

Figura en Breve guía del Museo Nacional (1881). 155

Se juzgó a Santander como partícipe en la conspiración del 25 de septiembre de 1828 contra Bolívar. Santander supo de la conspiración y aunque no participó directamente, tampoco hizo nada para impedirla. Ante un plebiscito y a favor del Consejo de Ministros, Santander fue finalmente desterrado.

La relación entre Bolívar y Santander se deterioró por varios motivos. Algunos son:

-Las reiteradas solicitudes de Bolívar para que Santander le asegurase ayuda para la campaña en el Perú.

-Rechazo por parte de Santander de la rebeldía de Páez, en 1826, al desconocer la autoridad granadina, conducta que no fue condenada por Bolívar.

-Oposición de Santander a la Constitución Boliviana

Fran§ois Désiré Roulin

[Rennes, Francia; 1.8.1796 - París, 5.6.1874]

Simón Bolívar

[Caracas, 24.7.1783 - Santa Marta, 17.12.1830]

1828

Dibujo a lápiz (reproducción)

El original es propiedad de la Fundación Boulton (Venezuela)

Realizado el 15.2.1828 por el médico francés que vino a Colombia con la Misión Científica (1822), este es el dibujo más famoso del perfil de Bolívar, fuente de una de las iconografías clásicas.

José María Espinosa

[Bogotá, 1796 - Bogotá, 24.2.1883]

Simón Bolívar

[Caracas, 24.7.1783 - Santa Marta, 17.12.1830]

1828

Dibujo a lápiz (reproducción)

El original es propiedad de la Fundación Boulton (Venezuela) 156

De la iconografía bolivariana realizada por Espinosa, este es el dibujo más notable por cuanto retrata al Libertador vestido de civil, poco después de haber sufrido el atentado, con la expresión amarga de sus últimos años.

Anónimo

Maqueta de la quinta de San Pedro Alejandrino

Ca.1930

Madera tallada, ensamblada y pintada

Reg. 895

Donada por Manuel de Vengoechea Mier (15.9.1947)

Ante la enfermedad del Libertador, “el general Montilla manifestó confidencialmente a don Joaquín de Mier, la apurada situación de Bolívar, quien todavía aguardaba recibir recursos de sus parientes de Venezuela, a quienes había ordenado realizar sus bienes, para seguir viaje a Jamaica.”*

Don Joaquín le escribió una carta al Libertador en la que le ofreció su casa de campo en Santa Marta. Bolívar arribó el 6 de diciembre a la quinta pero la enfermedad le impidió continuar el viaje. Murió allí el 17 de diciembre de 1830.

Esta maqueta perteneció al expresidente .

* José Ignacio Méndez. En Iconografía del Libertador (1983).

Fabricación inglesa

Relicario con mechón de pelo de Simón Bolívar

1826

Oro fundido

Reg. 1939

Donado por el expresidente Eduardo Santos (24.1.1959)

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

Fue obsequiado en Londres a Eduardo Santos cuando hizo su visita oficial como presidente de Colombia, con los datos siguientes: "Lock of Hair, taken from the Head of His Excellency 157

General Bolivar at Bogotá 1826 when he returned from Peru and given to me by Mrs. General English".

Anónimo

Simón Bolívar

Siglo XIX

Mayólica

Reg. 1937

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

Specer, Browning & Rust, London

Dos brújulas de la Fragata Libertador Simón Bolívar

Siglo XIX

Madera y metal

Reg. 866

Figura en Catálogo del Museo de Bogotá (1907)

La brújula marinera fue introducida en Europa en el siglo XII. Se introducía en una caja cilíndrica para evitar los errores de desviación de la aguja debida a los efectos del campo magnético del barco.

Fabricación inglesa, Meridien Company

Cenicero que perteneció a Simón Bolívar

1824

Peltre

Reg. 2544

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

Bordeado de una greca realzada, presenta en el centro la inscripción: "Souvenir a Simón Bolívar, cenicero, Tu M.S. 1824". Es posible que las iniciales correspondan a "Tu Manuelita Sáenz".

Marcha fúnebre estrenada en el entierro del Libertador

Ca. 1830 158

Reproducción facsimilar

Impreso sobre papel

Reg. 1084

Figura en

Proclama del Libertador a los colombianos

Fecha

Reproducción facsimilar

Impreso sobre papel

Reg. 785

Figura en

Muebles

Fabricación estadounidense

Espejo

Ca. 1830

Caoba, pino

Reg. 669

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

Las formas y la madera corresponden al estilo neoclásico. Sin embargo, los capiteles, bases de las columnas y la madera clara son más tardíos. El espejo es antiguo y no presenta biseles, lo cual corresponde a la época.

Fabricación estadounidense

Consola

Siglo XIX

Caoba, calcomanías, espejo

Reg. 3064

Perteneció al expresidente Eduardo Santos

Primera catalogación: 6.4.1951 159

El estilo de la consola se denomina Federal Americano pues fue realizado en Estados Unidos. Corresponde al mobiliario Louis- Philippe francés.

Fabricación inglesa

Mesa que perteneció al palacio presidencial

Ca. 1820

Madera

Reg. 654

Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá (1917).

La mesa estilo Regency es de comedor ya que se puede extender para acomodar hasta 24 personas. Seguramente sirvió de ejemplo a los ebanistas nacionales.

Fabricación inglesa

Reloj de pie

Siglo XIX

Roble y caoba

Reg. 3744

Donación del Banco Popular (20.11.1996)

Estos relojes se construyeron en toda Europa. El estilo es inglés y fue llamado greet father (“saluda al padre”).

Fabricación francesa

Reloj de mesa

Ca. 1820

Arce, palisandro, bronce

Reg. 666

Figura en Catálogo del Museo Nacional (1960).

El reloj y la utilización del palisandro con taracea de madera clara son típicos del período de la Restauración Francesa, es decir del regreso de los Borbones después de la caída de Napoleón I. 160

Taller anónimo

Mesa de juego

Ca. 1830

Maderas nativas

Reg. 2699

Donada por Jorge Obando Lombana (16.2.1971)

La mesa representa una influencia Charles X, pero realizada con técnica y materiales criollos. Representa la nueva moda de la época.

Taller anónimo

Mesa de juego estilo Chippendale

Siglo XVIII

Nogal

Reg. 671

Adquirida por la Fundación Beatriz Osorio

Primera catalogación: 6.4.1951

Chippendale fue un ebanista muy famoso en Inglaterra, activo ente 1749 y 1779. Los estilos ingleses del siglo XVIII marcaron fuertemente las artes decorativas españolas en plena decadencia desde que España entregó territorios a Inglaterra en la Guerra de Sucesión (1704). La influencia luego pasó a las colonias americanas. La mesa es colonial, construida en Colombia en la segunda mitad del siglo XVIII y en uso en la época de la Independencia. Según la tradición perteneció a la familia Espinosa de los Monteros y en ella jugaba tresillo el general Santander.

Medalla de Fernando VII

Medalla Augusta proclamación de Fernando VII. Septiembre 11 de 1808

Medalla Fernando VII por la Gracia de Dios y la Constitución. Rey de las Españas. Cádiz, 19 de marzo de 1812

Metal

Regs. 2635, 1328, 1329 161

Figuran en el Catálogo del Museo Nacional (1960)

Troqueles y medallas conmemorativos de las batallas de Junín y Ayacucho

Ca. 1824

Metal

Regs. 808, 810, 1331, 1335, 1377

Figuran en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886)

Anónimo

Personaje inglés

Siglo XIX

Yeso

Reg. 2533

Figura en el Catálogo del Museo Nacional (1968)

Sello conmemorativo de la Legión Británica

Siglo XIX

Bronce

Reg. 700

Figura en la Nueva guía descriptiva del Museo Nacional de Bogotá (1886)

Presenta la inscripción:

“Dios y nuestra couse. La Legión Irlandesa”.

Francisco Antonio Cano

[Yarumal, Antioquia; 25.11.1865 - Bogotá, 11.5.1935]

Paso del ejército del Libertador por el Páramo de Pisba

1922

Óleo sobre tela

Casa Museo Quinta de Bolívar, Bogotá, reg. 03-001 162

El 14 de junio de 1819 Bolívar llegóa Tame, Arauca, donde reorganizó el ejército. Allí se le presentaron a Bolívar tres caminos que conducían al valle de Sogamoso, al cual dirigía su operación: el de Salina de Chita, el de Pisba y el de Labranza Grande. El primero y el tercero eran de fácil transitabilidad, pero estaban ocupados por fuerzas realistas. El del Páramo de Pisba tenía poca presencia española, pero su tránsito era difícil debido a su fragosidad y a la altura a la que tenían que ascender las tropas. Para sorprenderlos, Bolívar tomó ese camino.

Anónimo

Policarpa Salavarrieta

Ca. 1900

Óleo sobre tela

Reg. 3811

Adquirido a Silvia Bastidas de Cid por la Fundación Beatriz Osorio con destino al Museo Nacional (20.5.1997)

Ésta es una de las numerosas versiones de Policarpa Salavarrieta de quien no se hizo retrato en vida. Existen algunas descripciones literarias y artísticas como las de José María Espinosa y de dibujantes como Pío Domínguez del Castillo y José María Domínguez Roche, quienes seguramente tuvieron contacto con ella y dejaron testimonios posteriores a su muerte.

Aquí aparece de cuerpo entero, parada sobre una piedra, a la manera de una estatua. Su posición y la forma como lleva la bandera la presentan como una figura heroica. El autor no sigue ninguna de las tradiciones pictóricas, pero se acerca a las versiones en escultura que de ella hiciera Silvano Cuéllar.

163

Anexo 2:

Plano de la sala

“Emancipación y República 1810-1830”

Anexo 3: selección de piezas de la sala “Emancipación y República 1810- 1830”.