El base-ball en Cuba : historia del base-ball en la Isla de Cuba,sin retratos de los principales jugadores y personas más caracterizadas en el juego citado, ni de ninguna otra / por Wenceslao Galvez y Delmonte (Wen.). Gálvez y del Monte, Wenceslao, 1867- : Herederos de S.S. Speneer, 1889. https://hdl.handle.net/2027/hvd.hwrcns

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TECA - E-A-lST-AA-- S, Imprenta Mercantil, de los Herederos de Santiago Spencer

CALLE DE EMPEDRADO NUMERO 10.

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Presente.

SSTIMADo compañero: si no imperase aquí la despreocupa - =l ción monetaria en todo lo que se refiere á literatura, y si no se abusara de nuestras buenas firmas para dar patente CC2 de buenos libros á los malos, es probable que no te impor tunaría con esta carta que viene á robarte el tiempo que necesi tes tal vez para meditar un capitulo de «El gorrión y su cria», ó para formular una receta al enfermo que asiste á tu estudio de médico ó á quien asistes. Sabes que vivimos en el país de los abusos. Escudado por el artístico cartel de tu gabinete, en el que señalas horas de consul tas gratis para los pobres, te dejo mi cerebro torturado en las fati gosas veladas de verano, en este montón de cuartillas. Analízalo, pues, y vé dejando un poco de cauterio en cada una de las incisiones saludables que hagas con tu nervioso y bien templado bisturí. Tú que me conoces, sabes que no presumo de literato como tantos otros, y que sólo me he propuesto en este trabajo, recopi lar algunas noticias, hacer pequeñas observaciones y describir la vida del pelotero desde que vagabundeaba en mangas de camisa por los solares yermos, hasta que el uniforme le abrió las puertas de nuestros salones y sociedades más cultos. Yo sé que mi obra es deficiente, que aún queda mucho por decir; pero dada la importancia, ó por lo menos, el desarrollo creciente del base-ball en Cuba, puede llenar el lugar que la incu ria de los demás ha dejado vacío. Pretendo, al publicar este libro, llenar algunas necesidades - — 6 — de carácter puramente personal, porque la modestia aparte en esta clase de trabajos no se puede aspirar á la gloria. Gracias que se aspire al pan. ¡Y eso!...... Si se agota la edición, y es probable que se agote porque aquí hay verdadera pasión por este juego, quizás alcance el dinero pa ra una cena modesta con la que te obsequiaré, aunque el juicio que formes de mi trabajo sea desfavorable. Puede ser que, ya en el colmo del entusiasmo, haga saltar el tapón de algunas botellas del líquido con que celebra su viudez la de Clicot. Pero dejemos la fantasía, y continuemos el camino pausada mente, llevando en la cabeza «el cántaro al mercado.»

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Y como esta carta traspasa ya los límites de la amistad, bue no es que firme, suplicándote no hagas esperar mucho la contes. tación, porque mis ingleses no entienden bien el inglés. Como debo desde hace algunos meses varias cuentas, les he rogado á mis acreedores que se cobren con el tiempo que hace que no les pago, ya, que como dicen los yankees) el tiempo es dinero. Te anticipa las gracias tu sincero y entusiasta admirador

WEN GALVEZ.

Habana, Julio 25 de 1889. ºsºsºsºsºs sºsºs sºs

Sr. (0. llences/ao Galvez.

buen amigo: he recibido con tu ingeniosa carta, el manuscrito del libro que sobre el juego de Base ry Ball en Cuba vas á dar en breve á la estampa para =# º entretenimiento y utilidad de los entusiastas partidarios de tan provechosas diversiones. Ninguno más competente que tú para describir graciosamente las peripecias, incidentes y lances de estas recreaciones, porque si ayer como jubilado jugador, hoy como Umpire y siempre de cronista en tu festiva sección de Peloteras, has dejado bien sentada tu fama de diestro, de autoridad y de maestro; cuantos ahora lean tu libro reconocerán que si en la técnica y en la práctica del juego tienes escasos rivales, en cambio en la naturalidad, en el gracejo y en la galanura del estilo eres inimitable. Lograr esta última y muy privilegiada condición, engarzando pintorescamente la amenidad con la crítica de una variedad de Sport por muchos ignorada, es vencer dos veces, por el talento y el ingenio, los innumerables obstáculos que la variedad de un libro aglomera á cada paso; es, además, ofrecernos el deleite de una lectura sazonada con todo el salero de tu picante y juguetona fantasía que así colora é ilumina con la pluma-pincel los más escuetos asuntos, como realza las más futiles nimiedades. Y no es que reconozca yo como nímio pasatiempo infantil el - . juego de Base—Ball en Cuba. Entiendo por el contrario que entre nosotros tiene dos significaciones importantísimas: la una, por la ventaja en sí del florecimiento que en el seno de nuestra juventud proporciona el cultivo de un género de Sport que más que otro alguno desarrolla y vigoriza físicamente; y en otro sentido no ménos importante, — 8 — porque estas diversiones son escuelas públicas de unión y de poderoso estímulo donde en reñidos concursos de maña y agilidad, se enseña á aplaudir estas nobles cualidades del cuerpo, que tan gallardamente se exhiben en el dilatado campo, por jóvenes y robustos contendientes que á la vista de apasionados bandos de espectadores se disputan noblemente la victoria. El juego de Base-Ball tiene también la misma significación de todas las fiestas populares: la de aproximar en cariñosa é íntima comunión de pareceres ó afinidades electivas, las clases más humildes con las más favorecidas ó encumbradas, resultando de esta fraternidad de los entusiastas por cada club, algo así como un pintoresco ensayo de democrácia en sus formas más amables y sencillas, que no es zafia ni desconsiderada, porque encaja sin forcejeos en la especial índole bullanguera, apasionada y muy dada á lances imprevistos, del juego pelotero. Si no es posible despojar de la índole de este juego las odiosas contiendas entre banderías, las exaltadas divisiones entre contendientes, las parciales opiniones y preferencias de los espectadores, porque al cabo todas estas manifestaciones del carácter humano acrecientan el interés, exaltan el denuedo de los jugadores y estimulan victoriosamente; por lo ménos deberían encubrirse tan violentas inclinaciones con un lijero esmalte de cultura, porque estas fiestas públicas son en lo reveladoras, como la cruda iluminación del día que así denuncia las arrugas y afeites de las matronas decadentes, como los vicios y la barbarie de nuestras costumbres que no son por cierto ni muy adelantadas ni ménos relevantes. Las violencias y enemistades entres los que se disputan las ventajas de cada club, está en proporción directa con el escaso número de bandos y también con la escasa ilustración de las reglas del juego. Es preciso que el gusto y la afición por el Base Ball cunda no sólo como un interés profesional, sino como ejercicio higiénico, fomentando privada y públicamente asociaciones baseboleras, rígidamente disciplinadas para las públicas contiendas y otras que privadamente no tengan más objeto que popularizar un Sport saludable. Como es natural, el vacío de los conocimientos en las reglas y en la apreciación de los distintos lances y decisiones del juego, enjendra la insensatéz en los juicios, y al lado de acaloradas tragedias se suceden comedias y verdaderos lances de sainete. Tu perspicáz ingenio ha sabido escoger estos asuntos risibles y con la fina sátira que corrige y tu buen humor que confita tantas acrimonias, nos descubres artísticamente al arlequín del ridículo, — 9 — actor bufo de estas rivalidades infantiles, de estas tumultuarias escenas entre hombres frenéticos por lances y fruslerías de pelota. Es la lección ménos severa que podría aplicarse á estos vicios y entorpecimientos del juego basebolero en Cuba. En cambio, aplaudo y admiro, y en la modesta esfera del escritor estimularé siempre, la regeneración social y el de un indivíduo alcanzado por el ejercicio del Base-Ball. Un chiquillo, de muy modesta familia, que en fuerza de apedrear por los placeres logra por afición y ejercicio llegar á ser un diestro jugador y obtener el acceso en un club y por lo tanto un modus vivendi decoroso entre compañeros de la misma profesión, será siempre un joven de mérito cuyos nobles esfuerzos se han visto premiados por el trabajo y el éxito. ¿Por qué la destreza, el vigor, la aplicación á un Sport no han de ser ocupaciones lucrativas y meritorias? La regeneración y la cultura del hombre, son aspiraciones hácia lo mejor en cualquier orden de actividad, y estas civilizadoras tendencias se menoscaban, cuando aislado el indivíduo permanece adscrito á la irremediable pobreza é ignorancia de su nativo estado. El Base-Ball en Cuba, al reconocer generosamente que en su seno pueden ingresar indivíduos de todas las procedencias y condiciones, que tan solo se distingan por sus especiales aptitudes para la práctica y ejercicio del juego; há salvado de la miseria, del abandono, de la ignorancia y quizás hasta del deshonor á muchos de esos, que si ántes fueron pilluelos alegres, hoy son jóvenes considerados en sociedad á quienes con sin igual complacencia se les ha facilitado el acceso en las Universidades y otros centros de instrucción. Este triunfo, corona cualquier apología que pudiéramos hacer acerca de la influencia social del pasatiempo pelotero.

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Me reconozco miembro de una generación que no ha sabido divertirse físicamente por el esclusivismo en el método de edu. cación que predominaba en escuelas y colegios. En cambio, hemos perdido nuestro tiempo y gastado mucha vitalidad, aprendiendo cosas muy trascendentales para los refinados eruditos, pero de ningún valor positivo para la dedicación prácti ca a las necesidades del vivir. - Nos han criado monstruosamente, desarrollando de un modo espensas artificial nuestras facultades cerebrales- inútiles á del vigor muscular. — 10 — Vivir para la ciencias, las artes, las profesiones y las letras son aspiraciones nobilísimas; pero vivir para los fines orgánicos de la especie, es cumplimentar un mandato que dentro del orden de la naturaleza significa el perfeccionamiento del ser humano en - la progresiva série viviente. - Ser fuerte físicamente es ser victorioso en la selección -na tural, en la concurrencia de los agentes esteriores que modifican la salud orgánica, en la filiación de las generaciones. Ser fuerte, por ende, es ser también moral ante esa suprema religión biológica que proclama la conservación, el bienestar y la perpetuidad de la especie sobre el planeta. Y por medio de los ejercicios del Base Ball, la juventud llega á ser fuerte y hasta atlética en su constitución muscular y sana orgánicamente. Yo hé visto á muchos hombres serios sonreirse despreciati vamente con sus labios finos y exangues, arrugar el prematuro juego de arrugas del ceño, y arquear sus hombros de esqueleto, cuando de la utilidad de estos juegos de Sport se les há hablado, y luego con mucha seriedad me han consultado sus achaques enfermizos, sus tristes decepciones de varón en el matrimonio, y las no menos horribles de sus prole enteca devorada por todas las diatesis de la decadencia vital. Desconfiemos siempre de la sinceridad del hombre y del moralista que á la vez que enzalza el predominio de la inteligen cia sobre las demás fuerzas naturales—tan legítimas como ella en la concurrencia social— aparenta menospreciar como bagatelas los novísimos métodos de educación física y vigor corporal. Ellos serán siempre los decadentes, los exaustos, los enerva dos en la evolución progresiva de la animalidad, irán como invá lidos rendidos á retaguardia de un combate victorioso entablado entre todas las cosas creadas, serán siempre los aflijidos en toda clase de esfuerzos mentales ó de actividad económica, porque en ellos el éxito y la prosperidad son gages muy caros adquiridos á espensas de la prematura ruina corporal y la acortada carrera de la juventud y energía física. Mientras que por obscuros corredores, discurren en mana das, silenciosos, sumisos, como bestias amaestradas, esos jóvenes encarcelados en colegios donde tantas felices disposiciones se mar chitan en flor por la rutina y el ferreo yugo de métodos irracio. nales de enseñanza, mientras que en aulas y en celdas encerrados vegeta depauperándose tristemente la niñez y la adolescencia que son los tempranos brotes ávidos de luz, de agitación, de alegría y de libertad, en cuyos contenidos vibran latentes las poderosas -- 11 — energías de la juventud fecunda y del hombre adulto, mientras tantas miserias se consuman en esas penitenciarias de enseñanza: en ámplios estadíos inundados de sol, al aire libre, corretea rojo y sudoroso, la carne estremecida y palpitante por el esfuerzo lo— grado, alegre y contento, el muchacho pelotero siempre saludable y robusto, muy viril y muy hombre.porque es muy fuerte, dela— tando como gallarda promesa al atleta endurecido contra todos los rigores de la existencia. Y allí, en ese campo de juegos y ejercicios corporales, vemos todos los dias llegar adolescentes muy espigados, flacos y hueso sos, derrotados de hombros, sumidos de pecho y cuelli-alargados, y en los primeros embates observamos que se ponen lívidos, axfi ciados por la desusada cantidad de aire que entra en aquellos pulmones flácidos y perezosos y cuyos cuerpos al menor cansan cio se rinden luego. Más tarde vereis á ese infeliz condenado á la tísis, rédon— dearse reciamente á espensas del desarrollo armónico de todo el sistema muscular, erguirse virilmente de hombros, adelantar ga llardamente el pecho ancho y robusto, recobrar el color, la anima ción en el semblante que adquiere cierta espresión de audacia y de confianza en sí mismo, y le vereis por último, sano, desprecian do el peligro derrochar sin consecuencias toda la poderosa savia excedente de una juventud lozana y vigorosa. Si todas esas deliciosas horas consagradas al cultivo del cuerpo, no valen más que la ocupación ociosa de recitar entre bostezos oraciones que habrán de olvidarse y latines que ya nadie recuerda, entónces sed lógicos y no achaqueis los males que afli jen á la humana especie á estrañas culpas sino á vuestros crasos errores y rutinarias prácticas de educación. Cultivemos antes la carne que el espíritu, el desarrollo cor poral por medio del Base Ball antes que el desenvolvimiento psiquico, si queremos que florezcan esas maravillosas facultades del entendimiento en sazon y para sus fines racionales. Y sobre todo, reconozcamos que el vigor corporal nos advierte instintivamente á no malgastar la vitalidad con los deprimentes abusos del vicio y á saber despreciar la vida estoicamente por el deber, el honor y la patria. -

Y ahora, querido amigo mio, me voy á despedir de tí y de tus lectores con una posdata sustanciosa y algo prosaica. Es un deseo vivamente sentido porque la labor de tu libro sea provechosa para tí ya que seguramente habrá de serlo en la propaganda y difusión del juego de Base Ball en Cuba. ¡Qué triste existencia la nuestra la de los que desgraciada mente vivimos del libro y de las letras! Somos aquí las víctimas de todo: de las preocupaciones, del mercantilismo, de la envidia criolla la más corrosiva de todas las conocidas de las pasiones políticas y de razas, de la ignorancia y de la soberbia. e La situación del escritor en Cuba iguala á la del proletariado más miserable de Europa. Entre nosotros, el malestar socialista afecta á las clases inte lectuales, á las más cultas de nuestro pueblo. Es por lo tanto un socialismo invertido el que nos aflige, el más absurdo y odioso de todos. - No hay generación más resignada que la nuestra, ni tampoco tan soberbia y estoica en medio de sus desgracias. Si á cualquier clase social le hubiera alcanzado la tremenda crísis que en las profesiones se advierten, hubiera de seguro emi grado en masa á paises más hospitalarios y generosos. Y nosotros, abogados y médicos, sin recursos, alejados de los centros oficiales, postergados por el esclusivismo de la judería, hemos arrollado resueltamente el pergamino de nuestros títulos, y quienes en el periodismo, otros en la literatura y algunos pu blicando libros, hemos hecho frente con más ó menos suerte á la tristeza y á la miseria de estos malhadados dias que nos afligen. El menosprecio social nos sigue, sin embargo, como fatídica sombra, aún en esos asilos provisionales de refugio. Para nuestras obras no habrá aquella sanción laudatoria que nos estimule á proseguir en la labor fatigosa de las letras. Debemos escribir sobre asuntos que halaguen las pasiones del vulgo y que salven los intereses del editor—si se encuentra—y aun así salpimentar con afrodisiacos unas veces y otras con exi-. tantes que levanten ampoyas, los escritos de cliché que habrán de salvarse del olvido. Y luego cuantas decepciones y disgustos para vender un li bro y escapar de la ruina! Es necesario peregrinar, como limosnero, de amigo en amigo, de casa en casa, de redacción en redacción; ceder la mayor parte de los beneficios á imprentas carísimas, á editores insaciables, á agentes y vendedores que ganan tanto como el autor; luego la crí tica, no siempre imparcial, nos muerde hambrienta de odio y de impotencia, la imitación vulgar desluce nuestras obras; por todas partes gentes fastidiosas que nos dan consejos y si á mano viene han leido de prestado el libro; amigos y conocidos, un quídan, todo el — 13 — mundo se cree con derecho á obtener del autor un libro regala do y con su correspondiente dedicatoria. Apesar de todas estas dificultades y molestias, publica, es cribe libros, amigo mio; nuestro destino está trazado ya: somos los Sisifos del trabajo, con la diferencia que al cabo la roca habrá de aplastarnos. - Si hoy no logras el Home rum, como lo espero, con tu ame no y bien escrito libro sobre el base-ball, no desmayes nunca. La mejor revancha es escribir otro, siempre dentro de tu inimitable género. Es necesario vivir, honrado é independiente, en medio de una sociedad egoista é implacable apegada tan solo á los intereses ma teriales de la vida. Tu vivirás del libro, y tus más lisonjeras esperanzas se cum plirán, apesar de todas las contrariedades y entonces, como siem pre, yo vendré á tí y el más apretado abrazo que recibas será el de este prologuista que te admira en tus obras y más todavía en tu cariñosas bondades de amigo.

BENJAMIN DE CÉSPEDES.

Habana 19 de Agosto de 1889. V

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CA PITULO I.

EL BASE-BALL.

y L ground del base-ball en Cuba desaparecerá después de A las vallas de gallos y del redondel de la plaza de toros, ( porque se ha arraigado en esta tierra de una manera fir me como lo comprueban los cientos de clubs que se organizan constantamente en casi todos los puntos de la Isla. Nuestra juventud se dedica á practicar ese ejercicio con per severancia, y el juego, agradecido, le devuelve en cambio salud y destreza templando al mismo tiempo su espíritu para la lucha. No comprendo,—me decia un señor canoso—como Vds. los jugadores de pelota, algunos con bigotes ya, se pasen el dia gol peándola con un palo, Me lo explico—repliqué irrespetuosamente. Vd. que ha visto á tantos no ya con bigotes, sino hasta con canas, los dias de fiestas contemplando exitados las lídias de ga llos, en cuyas espuelas se encontraban la suerte de los esclavos; y que los ha visto asimismo sorprendidos por la alborada, mien tras rodeaban la mesa de juego, no puede comprender fácilmente que la juventud abandone las vallas y asista á los juegos de pelo ta sin olvidar el de baraja que ya es casi imposible descartar. Ese juego de pelota que parece á Vd. infantil es un gimnasio superior á los otros. Se practica al aire libre y esa es su primer ventaja. El bat y la pelota no son esas poleas y palanquetas de los gimnasios que se levantan determinado número de veces sin otro objeto mediato ó inmediato que el de desarrollar los múscu los. Cada ejercicio del base-ball al par que vigoriza el euerpo agu za el entendimiento...... 4. — 15 — Pero qué tontería! estoy hablando del base-ball como si el lector por poco aflcionado que sea no pudiera explicármelo mejor. Es ya tan conocido el juego en Cuba que hasta sus términos se han españolizádo y así tenemos los verbos regulares: pichar, quechar etc., que conjugan de contínuo los jugadores callejeros, únicos perjudiciales. No deja de tener sus enemigos el juego yankee: algunos pro fesores de colegios y cuidadosas madres de familia cuyos alumnos é hijos dedican más tiempo al corpore que al moens sano; pero no por eso peligra en este país que forma parte de la bola del mundo. ¡Oh madres! ¡oh tutores! ¡oh maestros Dejad á los jóvenes adorar á Hércules antes de entregarse apasionadamente en los suaves y seductores contornos de Ve lUlS.

CAPITULO II.

EL BASE-BALL y Los TOROs. r

Una de las ventajas principales que ha reportado el base-ball

á muestra juventud es, sin duda, el de alejarla del espectáculo na cional, ventaja que proclamo con orgullo de español, aunque al

gún quijote me tilde de antipatriota.

Los puntos de contacto que tienen, según algunos, los toros y el base ball se reducen á uno solo, en mi concepto: el de ser es

pectáculos públicos. Y si estoy equivocado en cuanto á la seme y janza que tal vez existe entre uno otro, no resulta lo mismo al

afirmar su esencial diferencia, esto es, que el base-ball es un es pectáculo culto y los toros un espectáculo bárbaro.

Bien sé que llego tarde para hacer estas manifestaciones.

Antes de mí se han producido en la misma península ibérica—

lugar donde algunos circunscriben la pátria española—infinidad yo de notables escritores, mnchos más leidos que que no lo

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En Madrid, en Sevilla, en casi todas las ciudades españolas

se ha levantado una cruzada contra las lídias de toros, presen: tando los escritores irrefutables argumentos. y He citado á Sevilla por ser esta la tierra clásica del toreo

porque es donde se ha levantado la protesta más enérgica de que tengo noticias.

Copiaré algunos párrafos de un valiente artículo públicado el

9 de Septiembre de 1886 en El Sport, uno de los semanarios más — 16 — importantes de Cuba, relativo á la materia de que me ocupo ó - que me ocupa. «En Sevilla,—y ya estoy copiando,—acaba de formarse una sociedad anti-taurina.» «Sus individuos abonarán todos los dias que haya corrida de toros el valor de la localidad más barata, cuyo importe se desti nará á espectáculos gratis que se verificarán en la misma tarde de las corridas y que consistirán en regatas en el rio, representa— ciones teatrales, conciertos, etc». «Los socios procurarán hacer propaganda en contra del es pectáculo nacional, publicando un periódico que dé á conocer cuantas desgracias ocurran en las plazas de toros y sus consecuen ClaS)). - «Además harán lo posible para evitar que sus familias y amigos concurran á las corridas» «También publicarán una estadística de los ingresos en las cajas de préstamos las vísperas de las corridas, y otros detalles de más interés». «Admiremos á esa sociedad—dice el periódico español de donde toma los anteriores párrafos el articulista—porque tiene el Valor de arrastrar la impopularidad». No sé cual haya sido el fin de esa asociación ni si subsiste aún; pero basta con el esfuerzo hecho para comprender la dife rencia que existe entre los espectáculos que voy analizando. «La Voz de Cuba», un periódico que no se ha distinguido por su amor á esta tierra hospitalaria, dijo refiriéndose á las corridas de toros en la época en que nos visitó Mazzantini ú otro hombre- de capa y espáda, (año 86). «...... sabemos que hay ya pedidos un buen número de palcos por muchas distinguidas damas habaneras, cuya belleza y cuya gracia peculiares á las mujeres de este país, realzadas en tal género de fiestas por el atractivo de la seductora mantilla blanca y traje característico, el han de contribuir eficacísimamente - á la animación y el explendor del espectáculo». «Quizás no falten espíritus gazmoños y escrupulosos que se espanten de ver asistir á los toros á las cubanas». «Por si así fuere, no vacilamos en manifestar, con nuestra ingénua franqueza, que no hallamos más fundadas razones para que dejen de asistir á los toros que las que pudieran oponerse á que concurriesen á los juegos del Base Ball. Espectáculo por espectáculo, parécenos que hay más arte y más aliciente en las corridas de toros; y en cuanto á la parte desagradable de uno y otro, ¿no es menos lastimoso, en conciencia, ver morir en la refrie — 17 — ga á un caballo, que ver rodando por el suelo á uno de los juga dores de Base Ball de resultas de un pelotazo en la boca del es tómago?» El articulista, comparando el Base Ball con los toros, crée más sensible ver rodando por el suelo á un jugador víctima de un pelotazo summun de la desgacia en el match de base ball á - ver morir en la brega á un caballo. En el terreno de la sensibilidad, todo me conmueve, hasta las mulas que arrastran al toro muerto. Y por lo mismo que siento tanto, me asombra que La Voz de Cuba no compadezca á los to. reros que sucumben víctimas de su arrojo. Accidente este, más desgraciado que la muerte de los jamelgos. Pero seamos menos compasivos. Los pelotazos en la boca del estómago se curan pronto, Es, v.g. como si al doblar una esquina tropezáramos el redactor de La Voz y yó, recibiendo am bos un golpe en el estómago. No es el objeto del Base Ball matar una fiera con mayor ó menor arte después de hacerla pasar por una especie de Inquisi ción, el objeto es desarrollar el cuerpo y con él la inteligencia. «En cuanto á interés, dice un distinguido sportsman y escritor notable—las jugadas son siempres distintas y cada una de ellas es lo imprevisto, en tanto que en la plaza, el que ha visto lidiar un toro, sabe de antemano que habrá picas, banderillas y muerte, sin variación, y que si algo turba la monolonia, será la diferencia entre las distintas agonías de los caballos». En los toros se regalan con orgullo las moñas con que mu rieron las fieras, en el Base Ball son las damas las que premian la astucia y agilidad de los jugadores, colocándoles en el pecho las moñas que aquellos guardan como recuerdo, moñas queridas que no huelen á sangre...... No es indispensable la botella de manzanilla para asistir al 13ase Ball. En fin, repito lo que me decia con muchísima gracia un ma drileño, padre de familia, siempre que hablábamos del particular: —«Los toros. Si ya estoy de cuernos hasta aquí!» Y se señalaba el testuz). (CAPÍTULO II.

L A N TR A N s 1( E N C A.

De funesto han calificado algunos, el base ball en este país, atribuyéndo á que orígen incompleta la raza lo - tiene su en una educación. 2 -— 18 —. Es admitido como axioma que se repite de contínuo que á los hombres se conocen en la mesa y en el juego por ser estos los lugares donde resplandece la cultura con mayor explendor. No sé si digo un disparate al afirmar que el indiferentismo absoluto no existe. vº No recuerdo haber visto jugar al billar ni una sola vez si quiera y desconociendo á los jugadores, sin sentir deseos de que uno de ellos sea el vencido. Y si esto es una verdad tratándose de un juego que me es antipático y que, por lo tanto, carece de inte rés para mí, ¿qué no sucederá respecto al base ball en que los players forman dos decenas y el juego abunda en lances distintos generalmente? Los apasionados lo han sido en todos los tiempos y en todas las edades y de ahí nace la intransigencia que se manifiesta según el grado de cultura de cada pueblo y de cada individuo. Conozco á multitud de ellos apreciabilísimos por sus meritos personales que son más intransigentes en base ball que en políti ca. ¡Qué en politica donde la pasión llega á su colmo —¿Qué le parece á Vd. Fulano? —Excelente, muy simpático, en fin, un caballero en toda la extensión de la palabra.

como si se tratara de un austriacante. A un íntimo amigo mio, el más íntimo, cuyo nombre omito por innecesario, se le tildaba de pirata nombre dado á los deser. tores de los que habré de ocuparme en capítulo aparte) solo por que sostenía relaciones de amistad con los miembros del club rival de aquel en que formaba número. Una señorita muy modesta y muy bonita (bien me acuerdo!) me dijo una ocasión siendo yo jugador del Almendares, en un match contra Habana «que ojalá una pelola me derribara en tierra.» Hasta que grado de exaltación ha llegado la intransigencia Vea Vd.—me decía otra dama—«yo soy muy habanista; pero no tengo inconveniente en ser amiga de algunos jugadores del Almendares.» Ese pero vale un mundo. Demuestra lo que significaba en aquella época ser partidario de un club. Si por casualidad ó causalidad, como me obligaba á decir mi profesor de Filosofía, parecen los anteriores ejemplos delirios de mi imaginación, citaré un caso en que los testigos pueden decla rar bajo juramento...... si quieren. La época no he de precisarla. Sin embargo, no debe distar — 19 — mucho de la en que se disolvió el Almendares. El Director de El Pitcher órgano oficial del Habana B. B. C., tuvo la bondad de publicar mi retrato, siendo jugador del Almendares, y la debi lidad de confesarme que algunos de los abonados al semanario él, protestaron de la conducta observada por llegando algunos á

molestarse de manera tan violenta que cesaron por voluntad pro

pia de continuar recibiendo el periódico en calidad de suscrip. tores. y Otro caso á otra cosa.

El Habana, como de costumbre, habia sido campeón. Sus y jugadores por obra gracia de la Directiva fueron retratados en y la fotografía de Maceo expuestos sus retratos en la sala, como

los de las personas más distinguidas del país.

Pues no faltó intransigente que arrojara al cuadro de habá

nistas una patata que rompió el cristal. Recuerdo algunos detalles tan curiosos como los citados, pero

he de guardarlos en el fondo de este tintero en forma de pié, que

irónicamente me secunda en la presente obra.

Toquemos otra faz de la intransigencia, la feroz, la brutal. Aquella intransigencia ciega, más obstinada que todas. Me re y fiero á la que veía en las relaciones amistosas entre jugadores

partidarios de clubs distintos, negociaciones de compra-venta!

En este particular ha llegado á su colmo la intransigencia y perdonen la machacona repetición de la palabra).

Se trata de un pitcher nulo por su cerebro más duro que el y home base por su educació más superficial que la superficie del

tranquilo lago. Pitcher, cuyas buenas cualidades personales no

pudieron llegar jamás al plural. ¿No jugaba bién? Estaba ven

dido. Seguro. Lo habian adivinado, lo habian visto!

Creen algunos que la intransigencia en base ball ha nacido de

las apuestas, fundándose en que el dinero es el cómplice ind s y pensable de todos los vicios de todos los crímenes. Empero,

me figuro que el amor propio mal entendido es el factor principal,

el que ha dado orígen al apasionamiento ciego, que no raciocina.

Los asaltos de esgrima se efectúan entre caballeros (es la re. y gla general) ante selecta concurrencia, por eso el amor propio y se reprime los espectadores, galantés por fuerza, por educación y hasta por respeto al que maneja algún arma, aplauden las es

tocadas de los asaltantes. En el base ball hay que confesarlo no abundan los caballeros y los espectadores confundidos todos, formando una concurrencia heterogénea, prorrumpen tan pronto

en aclamaciones al afortunado como en burlas al que no lo es.

Las apuestas han dado lugar á que dejen de celebrarse las — 20— - buenas jugadas del adversario, pero no á que este sea visto du rante el juego con incalificable saña, con inquina. Hay habanista que jamás usó corbata y almendarista que no usó nunca igual prenda de color rojo. —Una de las cosas que más me preocupa, decia un amateur del género tonto, es tener sangre arterial y venosa, porque me paréce que teniéndolas no soy ni habanista ni almendarista...... En el hogar doméstico se ha filtrado también la pasión del base ball que felizmente tiende á desaparecer. . Hermanos con trarios en ideas base boleros han tenido serios disgustos después de cada juego entre los clubs de sus simpatías. Para terminar este capítulo que se ha arrastrado lánguída. mente todo este espacio de papel, consignaré que el heróico Al mendares murió víctima de la intransigencia. Y para tener la se guridad de que el lector benévolo ó exigente encuentre en este oásis de vaciedades, algo bueno, recurro á unos de nuestros pri meros poetas y le robo á mano armada de tijera los siguientes Ve"SOS:

«La muerte de un enemigo valeroso solamente el que es vil la solemniza».

CAPITULO V.

CANTERAS DE MEDINA. PLACER DE PEÑALVER. MELITóN. HACENDADos.

Y después que el juego fué siendo comprendido por el pue— blo, los niños abandonaron las bolas de cristal, papalotes y trom pos, entregándose á los placeres del base ball, invadiendo los te rrenos conocidos por Canteras de Medina, Placer de Peñalver, Melitón é infinidad de lugares donde las casas no se agrupan como el campo de Marte, cuando aún conservaba la famosa reja con que obsequió el Sr. de Balboa á un Excmo. Sr. Capitán Ge neral de esta ínsula barataria. Los vigilantes gubernativos le declararon la guerra al atléti co ejercicio persiguiendo encarnizadamente á los jugadores de parques y calles, que se desbandaban ante la presencia de los Umpires de barrios. En los colegios se notaba la falta de los escolares que, con — 21 —

los libros debajo del chaleco, emprendian camino de las Canteras, por ejemplo. y En aquel lugar era un hecho la igualdad social. Blancos

negros confundidos retozaban hasta las cuatro de la tarde, hora en y que los estudiantes se acordaban que perdieron las clases se

llacian aire con el sombrero cCmo si quisieran en cinco minutos hacer desaparecer del cutis las huellas que dejan los rayos solares

en el hombre después de dilatada caricia.

He aquí un mal, pensará alguna abuela que no vea más allá -

de espejuelos. sus -

Antes, los escolares no perdian sus clases por jugar á la pe

lota, sino por visitar el Ingenito ó la Cortina de Jaldés, cuando no

los atraian el billar ó la codicia de las mujeres al 200 por ciento de descuento. -

El niño, por lo general, huye del colegio, porque sus padres él, siempre que le hablaron de se lo presentaban como un castigo,

un Fernando Póo para el separatista, una Isla de Pinos para el ñá. nlgo.

¡Y vuelta otra vez con las digresiones

¿Quién no recuerda entre los aficionados al base ball en el año

1881 aquel «Corral de Concejo» conocido por Melitón? Melitón!

¿Qué será de aquel peninsular explotador?

Si yo no tuviera la seguridad que no has de leer este librito—

tal vez ni sepas—te insultaría por habernos confundido con las

bestias. Mira que cobramos á medio real por cabeza, lo mis - -

mo casi que á los caballos!

Al que no pagaba esa cuola, lo expulsabas del terreno di

ciéndole improperios. Si en aquella época hubieran existído las

multas por las desvergiienzas, te hubieras quedado en la miseria.

Y bién que ganabas con los peloteros. Los domingos, especial

mente, reunias un capital como si fueras vista de - Aduanas en aquella época.

Aquel terreno, abonado por los caballos, lleno de lodo, pan

tanoso, no sé como no concluyó con sus visitadores.

Allí conocí á Cárlos Maciá, gloria legítima del base ball cuba y no á su hermano Antonio Maria que en aquel entónces, pitcher

del club infantil, de la Habana) comenzaba á desarro llar una insignificante curva. yo En Melitón le servia de catcher. Una tarde como si lo sintiera) practicábamos alegremente. Maciá me hizo una seña.

Debia esperar una bola con curva. ¡Qué tip foul Por poco pierdo los dientes! Desde entónces abandoné horrorizado esa difícil posición. — 22 — —¿Se me conocerá en casa? preguntaba lívido ante la idea de que sorprendieran mis padres que yo habia jugado á la pelota. - Cosas de la edad! Pasada la primera dolorosa impresión continuabamos ju gando, hasta que el Sol—esa pelota roja—se perdía allá, detrás del mar. Y aún de noche, á la luz de la luna ó á la del farol con - tinuábamos jugañdo. - Juegos tranquilos aquellos en que no habian partidarios vi ciosos como los tuvo el Almendares, partidarios que llegaron á de. mostrarme su descortesía, porque contribuí á la pérdida de un juego. —Por Vd. he perdido dos centenes, me decian. —Me alegro, para que no sea Vd. jugador. Otras veces nos reuníamos en las canteras de Medina, estu diantes, artesanos y vagos. Y así tranquilamente pasábamos las horas del dia. Desde las 12 hasta las 5. En pleno verano, sin ocuparnos del calor, sudando la camisa; muriéndonos de sed, sin perder la vida, hasta que algunos más ingeniosos sumerjían un su cio cacharro en un pozo. ¡Qué agua tan fresca! De pronto, Medina se aparecia con su escopeta de caza, dis persando aquel grupo pacífico. Corríamos á la desbandada, ate rrorizados, como codornices sorprendidas. Parte de nuestra ropa - se perdia ó mejor dicho cambiaba de dueño. A este le faltaba la levita, al otro el sombrero, á ese otro el chaleco. Entónces comenzaban las protestas de no volver jamás donde hubiesen tantos rateros; reincidíamos pasando sustos y sobresaltos. Y á la vuelta al hogar, recorriendo la calzada Ancha del Norte, á las cinco de la tarde, nos encontrábamos con algunas familias en las rejas de sus casas. Algunos de sus miembros ha cian sus observaciones en voz alta como los muchachos. —Mire que colorado! —Un dia le dá una insolación! —No sé como no coje un tabardillo! Pero nada, nuestra salud se robustecia cada vez más. De aquellos que jugábamos en 1881 se han muerto los que abando naron el ejercicio poco tiempo después. Felices ellos! Y pérdoname lector este escepticismo prema turo). tras veces, cuando más entretenidos nos encontrábamos, llegaba la policía y de los 40 ó 50 dejaban de escaparse dos ó tres. «¿Por qué volveis á la memoria mia tristes recuerdos del placer perdido?» — 23 — En Hacendados también se jugaba á la pelota. Fernando Santana, ese Santana que aplaudimos tanto ahora, asistia á dicho terreno. Lo acompañaba su íntimo amigo y com pañero Ruiz, un aficionado que perdió el base ball de la Habana en el doloroso accidente del polvorín. - ¡Caramba! En esta batalla de la vida, estamos condenados á ver morir á los compañeros. -

En el placer de Peñalver nos reuníamos- también con objeto de practicar. Allí el placer duraba poco, porque los agentes de la autoridad nos perseguian. De esos terrenos incultos salieron varios jugadores que me recen elogio: Cárlos Maciá, Fernando Santana, Alejandro del Castillo, Ramón Hernandez, su homónimo García y otros más que no quiero citar. - Es indudable que no todos los peloteros son modelos de ciu dadanos. Algunos tienen sus vicios, como los tienen algunos Abo gados, medicos y militares, que no en Valde son hombres. De aquellos que nos citamos al aire libre—que nos ensan chaba los pulmones, —unos recibíamos educación esmerada en nuestros centros docentes, otros apenas sabian leer, y de estos, gracias al base ball—un regenerador que no se vende en las far macias,—algunos visten alternando con el uniforme del sportsman, el traje del gentleman...... y lo visten bien. Y además, «ser hombre fuerte significa ser hombre libre» como dijo el Sr. Enrique José Varona, y como repito yo sin en tender un tanto así de Metafísica, ni siquiera lo que entendia mi catedrático. Y para terminar, ¿no es muy varonil eso del bat y la pelotas? CAPITULO IV.

ºoMETí, en un momento de entusiasmo, escribir este capí

tulo y aquí estoy dándole vida sin saber cómo.

Un descuadernado diccionario de la Academia, que ten

go para consultas, sobre mi revuelta mesa de escribir, define así

el pirata: «Ladrón de mar.» ¡Vaya con los señores académicos

Ladrón de mar! ¿Y quién se puede robar eso?, hombre

es el jugador de que á su para Pirata base ball• abandoña club -

formar parte de otro. Primitivamente ese cambio era mal visto. -

Hoy, si hay jugadores que cambian de clubs como España de Ministros!......

Adolfo Luján ha sido uno de nuestros primeros piratas.

Se reveló en el «Esperanza», un club de Guanabacoa com y puesto de muy buenos jugadores. Después pasó al Almendores,

sin que mediase disgusto, amigablemente, ingresó en el Habana. y Fué á New-York, á Key West, es hoy el mejor pitcher de Cuba,

en ejercicio.

Ricardo Martinez ha logrado usar los uniformes todos de los y clubs de primera fuerza. Los del Fé, Habana, Almendares Ma

tanzas. A este últiñmo pudiera borrarlo porque no es club de pri mera fuerza. ¡Qué vá. y Ya el pueblo está acostumbrado á estos cambios no le ex y traña ver á Delabat jugando en el Habana, á R. García R. Her

mandez en el Fe. y Puede decirse que los consecuentes forman la excepción

que entre ellos, algunos abandonaron definitivamente el base-ball.

Los jugadores se cotizan en plaza. Sólo falta el pregonero que grite:

—Cincuenta pesos cincuenta pesos, ¿no hay quién dé más?

Cincuenta pesos, á la una cincuenta pesos, á las dos, cincuenta pesos! Como batsman sólo, vale mucho más...... — 25 — Y así juegan indistintamente, hoy en uno, mañana en otro club; como los artistas representan ahora en un teatro y la próxi ma temporada en distinto escenario. Los jugadores luchan encarnizadamente durante el match y después comentan sus buenas jugadas y sus errores. sí, Antes, era vejaminoso ser pirata, hoy el público se ríe

de eso, como nos reimos de los integristas que nos gritau se

paratistas. Todo eso pasó ya. Es un recurso muy gastado. —Queremos tal libertad, decíamos. -

- —Lo que ustedes quieren es la independencia.

—Claro! independencia de carácter. y Pero me fuí de la cuestión. Hablaba de los piratas me in

terné en la política. Y todo por asociación de ideas.

Los cubanos que se pasan al partido conservador, ¿qué sou, sino piratas? y A los jugadores imitaron los miembros de las directivas;

los secretarios de los club se hicieron piratas.

Viven aún—y ojalá sobrevivieran á este libro—Ernesto Gui y lló Alberto Coya, dos secretarios que mudaron de clubs. y El primero, pasó del Habana al Almendares, mientras tuvo y á su cargo el idem de secretario demostró el entusiasmo orden - que imperan en sus actos.

No deben haberse perdido los libros llevados...... y traidos

por él. y Ignoro si es masón en caso afirmativo el grado que tenga, yo y pero si tuviera poder suficiente, prescindiría del simbolismo

lo nombraba Gran Secretario.

Alberto Coya es también un excelente sccretario. Abandonó

al Fe para ingresar en el IIabana donde se ha captado la estima

ción de sus compañeros.

Coya, por tanto, es un pirata de buena ley, aunque se dis

culpe con que el Fe actual no es el Fe de antes.

Eso lo dice él de mala fe.

Ahora recuerdo que Ricardo Martínez se propuso formar el

club «Pirata» compuesto de jugadores que hubieran pertenecido

á dos, por lo menos, de los clubs principales, formados en la Ila bana.

Fracasó el proyecto, pero de haberse realizado, hubiera sido

el club más fuerte de Cuba. y Se extendió también la pirátería á los partidarios hasta oí

decir á una habanista muy bonita á quien un jugador del Almenda

res hacía el amor:

—«Si me caso con un almendarista, me hago pirata!» a abaña,

CAPÍTULO V.

- RA cosa convenida. Haríamos una suscripción entre todos, compraríamos bats y una pelota, y á las doce nos iríamos á la Cabaña. Ese día no habría clases para nosotros. No º éramos ya muchachos del colegio á quienes se exigian la puntual asistencia. - ¿Estamos todos? Pues en marcha. Desde que llegábamos á la Plaza de Armas, empezaban los boteros á proponernos sus embarcaciones para dar un paseo por la bahía. —El «María Pita», el «Alfonso XII», «Los cuatro hermanos», «La bandera española»...... No les hacíamos caso y llegábamos al muelle. ver, ¿cuánto nos cobra por llevarnos á la Cabaña? - º* —A - Somos veinte. l —Dos pesos. —No, no, peso y medio. —Bueno, entren. —Espérense, decía uno, que por ahí veo á papá. —Escóndente pronto, Y entrábamos dando un brinco, colo cándonos á babor y estribor, mientras el botecito, como si quisiera sacudirse de la invasión, se balanceaba de uno á otro lado. remos, Perpiñán, que —A remar Suelta tú los no sabes- manejarlos...... - - 4 —Eh, eh, cuidado, caballeros, que nos mojamos, déjense de juegos, miren que no sé ñadar. - —Ya me han salpicado toda la ropa...... —No seas cobarde, Alfredo. Desembarcábamos al fin, comprábamos naranjas de China dulcísimas y plátanos manzanos, y empezábamos á trepar por aquella escalera interminable, de escalones larguísimos, que más parecían descansos que escalones, y no faltaban quienes se impre sionaran al encontrarnos en los recodos de la escalera á los quintos haciendo guardias, tiesos como estátuas de carne. - — 27 — Llegábamos á lo alto agitados como caballos después de las carreras, aunque sea odiosa la comparación, y si alguno se detenía á contemplar el bello panorama que de allí se veía, le decían los otros: —Compadre, cuando se viene á jugar, los soñadores y poetas no deben recrearse ante estas vistas, sino por el contrario, hacerse de la vista gorda. —No tires la pelota todavía, que se vá á perder...... La impaciencia nos dominaba, salíamos corriendo por aquella sabana verde y poníamos parte de nuestra ropa debajo de los laureles, cuyas copas prestaban buena sombra propia para la siesta...... - Ojeda nos esperaba allí. Este Ojeda es un aprovechado joyen estudiante de Medicina que no quiso nunca traducirme el «Non jacet in mole veneranda sciencia lecto»...... de la Universidad. —«Tu medicina malli tu, cura requies», le decíamos nosotros sin saber lo que significaba, pero lo repetíamos de tanto leerlo en la entrada de la Biblioteca de nuestro primer centro docente. Jugábamos horas y horas, cordialmente, como buenos amigos, Dulzaides, que jugó después en el «Fe» y en el «Matanzas», y que nº también es un notable estudiante de Medicina, Porfirio Valiente, buen jugador y mejor estudiante, inventor de un magnífico termómetro que acaban de premiarle en la Exposición de Barce— lona, el termómetro Valiente, del que no podrá decirse valiente termómetrol, y otros más de cuyos nombres no me acuerdo. ¡Ah, sí, Leopoldo Martínez Aguiar Gracias á él puedo escribir este

librito porque, como su hermano pertecía á la Plana Mayor de

yo no sé qué cosa, él estaba enterado de muchas que ignoraba yo,

Me parecía á mí que estaba prohibida la entrada en la Cabaña. (y Una vez no vá de cuento sino de historia) al terminar y nuestro juego, bajamos por la misma escalera nos encontramos que subía un quinto dando tumbos, ébrio completamente. La y verdad es que á mí no me hizo gracia ninguna él parece que

comprendió que no las llevaba todas conmigo, porque asió la y bayoneta quiso atacarme. (Este quinto había olvidado el y quinto mandamiento: «no matar».) Le dejé el paso libre cayó

en tierra. Hubo un pequeño incidente, quisieron decir que los estudiantes habíamos abusado del mal estado de un centinela en

campaña y un oficialito quería probarnos cuantas eran cinco,

como si los estudiantes no hubiéramos cursado la Aritmética ya

Gracias á la intervención de Martínez Aguar salí ileso de aquel

paso. Desde entónces, cuando quiero ver la Cabaña, tomo los y anteojos de teatro...... me subo al mirador de mi casa. yorre ¿

a

CAPITULO V.

N el capítulo «Matanzas» me he ocupado de la primera reunión de la Liga. Ahora me conviene, para interesar á los lectores, re pròducir lo que en 16 de Enero de 1887 decía «El Pelo

((LIGA GENERAL DE BASE BALL DE LA ISLA DE CUBA.))

«El sábado último quedaron electas las personas que compo «nen la Liga que nos ocupa, y desde ese día es atribución de ella, «todo lo relativo á las leyes del juego. «Todos los clubs de la Isla, mediante una cuota anual de $5 «oro para gastos de escritorio, y prévia inscripción, podrán utilizar «los servicios de tan conveniente Corporación, cuales son: deman «dar de ella arbitraje en todas las cuestiones que se le presenten «con otros clubs ó con sus jugadores; hacer uso de las leyes «dictadas por ella; pedirle informes sobre todo lo concerniente al «juego y hacerle todo género de consultas.

«Hé aquí los señores que la forman: «PRESIDENTE:—Sr. Alfredo Maruri. «TESORERo: —» Aurelio Granados. «SECTETARIo:—. » Alberto Coya.

«VoCALEs:=Sres. Carlos de Zaldo, Felipe Fontanills y Luis «Someillán.» Más tarde ingresaron, para cubrir las vacantes de los señores — 29 — Zaldo y Granados, Cárlos Ayala, que estuvo poco tiempo y des pués Felipe González, Juan F. Prieto y Victoriano Llama. La Liga es el Tribunal Supremo del Base-Ball y como por algún tiempo su mayoría se significaba en el «Habana» hasta el extremo de que «El Pitcher» es órgano oficial de la Liga y del club aludido, los feistas atacaban sistemáticamente los actos todos de esa Corporación. A pesar de dichos ataques, injustos algunos, justificados otros, ha contribuido poderosamente al sostenimiento del Base-Ball en Cuba, organizando los umpires y facilitando la realización de los matchs. Mucho entusiasmo se necesita para desempeñar esos cargos honorarios, pues la Liga es siempre el blanco de las murmura ciones de todos. Su Presidente, Alfredo Maruri, socio fundador del «Habana», es peritísimo en la materia. A veces, en sus deciciones, ha sido sofístico.

----——-=co— e —«dies=------G=zGoX (c)s- =9 —. # 35sº 33 %s G 4

CAPTULO VII.

(L cargo de juez de Base-Ball ha sido gratuito hasta la tem. porada de 1888 á 1889 en que se le asignaron quince pesos billetes del Banco Español cada vez que actuára en desafío de Championship de invierno, y diez en los de verano. ¿Por qué se le rebajan al juez sus honorarios en tiempo de calor? Lo natural y lógico es—por más que en el Base-Ball no haya lógica—que los jugadores de segundo premio no jueguen tan bién como los de invierno y por consiguiente que los desafíos de aquellos duren más tiempo. Así es, que cuando habían de cre cer los derechos del Juez, se les rebajan. El argumento de la Liga ya sé yo cual es. Que á los desafíos de segundo premio asiste ménos concurrencia y por lo tanto no se le debe de pagar al Juez lo mismo. ¡Pues no me creía que estaba haciendo un artículo de oposi

Decía que hasta ahora el Juez desempeñaba sus funciones gratuitamente como los concejales del Ayuntamiento si me per donan el pleonasmo. A veces se demoraban los desafíos más de una hora porque los que tenían aptitud para desempeñar el cargo de Juez se resistían á complacer á los capitanes de los clubs que nunca les guardaron miramientos ni consideraciones de ninguna clase. Para conquis y y tarlos sí, mucho mimo agasajo llevarlos cariñosamente hasta

el diamante; pero enseguida que comenzaba el juego, se sucedían

las reclamaciones que exaltaban al público, ese público especial y del Base-Ball del que tal vez me ocupe en este libro en capítu

lo aparte. — 31 — El Juez es un factor esencialísimo del juego y la Liga com prendiéndolo perfectamente, porque la Liga podrá ser más ó ménos apasionada por algún club determinado, que al fin está compuesta por hombres, pero en cuanto á entender el juego, declaro que es inteligente, salvo algunos elementos nuevos que no tienen historia base-bolera conocida y que ingresaron en ella por

triquiñuelas ó porque sí. -

Afortunadamente con el «Almendares» murió mi entusiasmo y no se me puede objetar que escribo influenciado por simpatías

hácia algún club. Ní tampoco ataco por sistema. Estudio el hecho, y deduzco la conclusión con arreglo á mi criterio que podrá ser y erróneo, en eso sí que no tengo defensa.

Como las deciciones del Juez han de ser siempre, necesaria y mente desfavorables á alguien además tiene que decir la verdad,

el cargo no puede ser más espinoso. Con él se tienen las exigen y cias más absurdas hasta no faltan cobardes que le arrojen y pedradas le amenacen con darle de puñaladas. Y esto no lo

digo por mí. Mientras fuí en mal hora, Juez, no he recibido

ofensas más que de palabras salidas del montón anónimo de y espectadores que por lo mismo no debía recojer.

Se me olvidaba. Otra poción de hiel he tragado siendo Juez, y lo declaro públicamente para satisfacción del Sr. Piedra, director y del «Matanzas» del que lo era del «Progreso», cuyo apellido se

escapa a ml memoria.

Pues bien; el Sr. Piedra que no ha podido evitar que le

arrojaran idem á los jueces que han tenido la debilidad de actuar

en presencia de un pueblo casi salvaje, firmó una moción propo— y niendo que á dos de mis compañeros á mí se nos impidiese ac

tuar en los desafíos en que tomaran participación los clubs «Ma

tanzas» (indigno por lo débil de haber optado por el Championship) y y «Progreso», compuesto de jugadores de mi tierra de desecho

de la Habana. Perico Pica— Pleitos (no sé su nombre de pila)

Severiaco, Mangolo, Gaspar Molina, Pancho Lipídia, el isleño (tam y poco sé el nombre de éste) no sé si me queda otro álias

en la punta de la pluma. Fundábanse los solicitantes en nuestra impericia y creo que pedían también nuestra destitución por cues

tión de orden público. No recordaban estos inteligentes de ántes yo de ayer acá, que hacía algún tiempo que desempeñaba el pues y to de Umpire en juegos de verdadera importancia, entre «Fe»

«Habana» (me acuerdo que no tenía entonces retribución ninguna) y no lo haría tan mal cuando siempre me proponía cualquiera de y los dos me aceptaba el otro. Desafíos de interés, no como los y de «Matanzas «Habana», por ejemplo, que son simulacros de — 32 — juegos. Ignoraban también que había sufrido exámen de un Tribunal á quien apelaban ellos y que fuí aprobado, y por último ignoraban (y ya esto es el colmo de la ignorancia) la forma en que debía de ser presentada dicha moción por lo que les fue devuelta - sin más trámites. Y ahora que viene á cuento diré que ese fué uno de los mo tivos de mi renuncia. Era cuestión de dignidad. ¿No me quieren ustedes? Pues no voy. Y cada día me alegro más. Es muy poco dinero quince pesos para soportar los gritos y las piedras de aquella pobre gente que no sabe lo que es cultura. No me explico como es que la Liga no haya anulado aquellos terrenos. (1) Fuerza es confesar que ha estado débil al admitir á los clubs del interior á contender por el Championship. Si fueran ménos presuntuosos se hubieran comformado con su Champions provincial y no introducirse en el de la Isla para hacer el desairadísimo papel que vienen representando. Ya se sabe. ¿Pierde alguna vez el «Fe» ó el «Habana» con el «Progreso» ó el «Matanzas»? Casualidad, pura casualidad, no hay que darle vueltas. A mí me dijeron que no fuera á Matanzas de ninguna mane ra porque me comerían vivo. (Antropófagos) Que un artículo que publiqué en «La Habana Elegante», periódico que se leyó mucho de prestado, indignó á aquel pueblo y hasta se trató de ve nir á la Habana á desafiarme y hubo hasta quien quiso darse un baño tíbio con mi sangre. Llegué á estar circulado como Matagás; por fortuna no llegó la sangre al río San Juan, Yumurí ó Canímar, á escoger. Y quién sabe si alguno que lea allá (sin comprarlo) este li l)rito, vea, en el presente capítulo, una ofensa personal ó un ataque á la ciudad, y erigiéndose en representante venga á perdirme expli caciones! ¡Cómo que aún queda gente en Matanzas aficionada á las idem! Antes que se me olvide diré que cuanto dejo dicho del pue blo de mi ciudad natal, he querido referirme al que asiste á los tendidos de sol, lo que sería innecesario aclarar si en Matanzas no existieran periodistas que tergiversaran los hechos. Claro que á la Glorieta asisten personas decentes, incapaces por su educa. ción de proferir palabras insultantes al Juez, ni arrojarles piedras, á las que llama un periódico de Matanzas caramelos! ——

(1) Al fin los anuló. Ya era tiempo - - 33 — Sin embargo, un Juez recibió un pelotazo en la cara y se oyeron palmadas en la Glorieta...... ¿El nombre del Juez? Adolfo Póo. Este fué uno de los recusados por los clubs «Progreso» y «Matanzas». También fué obsequiado con caramelos. Si yo estu viera en lugar del Sr. Póo ó de O'Hallorán, ó me hubieran obse. quiado caramelo, prestaba ingenioso con un con uno solo se lo al pº periodista de Matanzas para que me lo chupara...... rºmaeºs r

CAPTULO VIII. -r-º-e

A UREIo Miranda ó Charivari como se llama en el mundo del Sport, que desde los 14 años vive entre las galeras...... de las imprentas, ha sido uno de los propagandistas más Ressl. entusiastas del base-ball en Cuba. Cuando se publicaba En el hogar un periódico escrito ni se sabe como, aunque siempre mejor que La Caricatura, capaz este de corromper el gusto lite rario al mismo Menendez Pelayo en persona, escribió (y estoy de vuelta en la oración principal) las primeras revistas de base ball en la Habana. Como revistero ha sido siempre imparcial y esto no lo digo por los bombos que me ha dado cuando yo, vestido de añil presumía de jugador. No sé si él ha coleccionado sus revis tas publicadas en distintos periódicos, pero no recuerdo haber encontrado en ninguna de ellas censuras destempladas, reticen cias mortificantes ni alabanzas serviles, sino reseñas siempre jus. tas. Aconsejaba al novel, señalaba los errores del veterano con exquisita cultura. Para emprender este trabajo (que ya me está fatigando) he consultado algunos periódicos de sports, entre ellos El Bose Ball fundado en Octubre de 1881 y sostenido durante algunos años por Charivari entusiasta sincero del sport favorito de nuestra ju ventud. - - El es habanista convencido, deliraba con Bellan y soñaba con Francisco Saavedra, un capitán de muy buenas condiciones, un jugador de puntería, pero amigo de triquiñuelas. Antes, (ha. blo ahora de Miranda) no faltaba á ningún juego, asistía siempre con su score y su lápiz dispuesto á encerrar en los cuadrados de aquel los lances todos del match, pero se exaltaba con los batazos - - — 35 — de Bolio, las paradas de Landa, los home-runs de Saavedra y has ta con las tiradas de Teodoro de Zaldo. Hoy apenas se le vé en los stands, se ha retirado casi del base-ball que ha variado algo. Ha dejado por tanto su puesto de combate, á otros, mas eso no im pide que vea con gusto el desarrollo del base-ball en Cuba y anhe le para el Habana el eterno championship. Que su conducta sirva de ejemplo á los demás revisteros.

Cada cual entiente la modestia á su manera. Hay indi víduos tan exagerados que negarían á su padre, siendo este un eminente, porque no los tomaran por vanidosos. ¿Qué culpa tengo yo de que Ignacio Sarachaga sea un hom bre de muchísima gracia é ingenio y de que al mismo tiempo sea - mi hermano político? Por mucho que exagerara yo sus méritos ¿qué beneficio per sonal me reportaría? Porque él no es de los que pagan bombos, como otros señores que se adjetivan á su gusto. Pues Ignacio Sarachaga vale mucho á pesar de ser cuñado mio. Las coleccio nes de El Pelotero, El Almendares, La Habana Elegante, El Sport

(dirigido por él) El Sportsman Habanero del que eran directores y y él, Carlos Ayala guardan infinidad de ocurrencias chistes que y aprovecharían Vital Aza Ramos Carrión para la mejor de sus

obras teatra'es, sin contar los que están repartidos en «Un baile

por fuera», «Lo que pasa en la cocina», «Tres patas para un ban

co», «En un cachimbo», «Percances de Vegetina», «La Sra. del lla y vín» otras varias obras bufas, ó mejor, cómicas, que aún de y cuando en cuando sacan las empresas del archivo se las lanzan

en el rostro al público que rie en algunas de ellas desde que alzan

la cortina hasta que, obedeciendo las instrucciones de Sarachaga,

hacen descender el telón, lento ó rápido. -

Ignacio es más almendarista, si cabe, que habanista Miranda.

Desde que llegó de París no ha perdido en la Habana ni un solo juego. Los habanitas quisieran que todos los partidarios del

Almendares fueran como él, lo estiman mucho.

Su seccion base-bolera humorística de La Habana, Elegante,

que no todos sabían leer, le dió vida á E/ Pitcher, que cometió infinitas imprudencias.

Ya he dicho bastante de Sarachaga, que roncando en estos él, momentos como un sereno particular, ni sabe que hablo de ya que apenas se ocupa de la pelota por haberse entregado en y cuerpo alma á la venta de forraje en su almacen de Villegas nº 6. — 36 — Y sin conciencia de haber hecho un reclamo me voy en bus ca de Juan F. Prieto.

>< ><>k

Cuando El Fígaro no era lo que es hoy, un periódico litera rio bien escrito y necesitaba de la sección de sports para que no se borraran los suscriptores, Juan Francisco Prieto, escribía se manalmente como dos planas del periódico. No es ni pretende ser un literato. Se conforma con ser un revistero de sport, y co ino tal, es muy solicitado. Manuel Serafin Pichardo, ese villa clareño que sabe donde le aprieta la literatura le debe á Prieto casi la vida de El Fígaro, periódico que supera en muchos nú meros á «Los Madriles» y á «El Madrid Cómico» y á tantos otros semanarios con monos que nos vienen de la Península en todos - - - los correos. - Hoy Pichardo ha suprimido la secció1 de sports para cederle la pluma á Ricardo de la Torriente, que si no es un Cilla ni un Pons en las caricaturas, hace en cambio unos retratos que no hay º más que pedir. Prieto colabora de vez en cuando en los semanarios de sports, conoce el juego teórica y prácticamente, pues fué jugador del Si boney—un club muy malo al campo, pero bueno en el batting— y este año ha sido elegido por unanimidad, vocal de la Liga.

t. sº N

No sé cómo se las compone Arturo Mora para serle simpá tico á todo el mundo. Es habanista y puede decirse que la ma yoría de sus amigos son contrarios del Habana. Bien es verdad que él no entiende de intransigencias y escribe sus revistas en La Lucha—-que gustan mucho—sin ver los juegos, pero le basta pa searse una vez por la acera del Lourre para saberlo todo, porque en la acera es donde se reunen los entusiastas á comentar las ju gadas y de donde salen las noticias. Es en una palabra, la «ca charrería» del base-ball. Con los datos allí adquiridos escribe despues presenciado innig la reseña del match como- si lo hubiese por inning. "e

Nadie toma tan á pecho los asuntos de sports, como Carlos Ayala. La gimnasia es una tema que lo vuelve loco y cuando le da la pluma por escribir de sport con su estilo declamatorio y nervioso, como si tratara de una cuestión de alta política, dan — 37 - ganas de quitarse la levita y empezar á hacer ejercicios gimnásti cos. Ha d rigido solo y acompañado algunos periódicos. El dia que Enrique José Varona escribió en su Revista Cubana, un artí culo «El Base-ball en la Habana», (artículo muy bien pensado pero que contenía algunas inesactitudes), Cárlos Ayala estaba tan alegre como cuando le dán la credencial á un cesante. Leyó el artículo cuarenta veces, como si se tratara de la primera carta de la novia. Se aprendió de memoria algunos párrafos y en la pri mera inoportunidad reprodujo en la cabeza de El Score estas frases; «Pongamos más allá, en lo alto y bien visible, la idea supe— «rior que comunica todo su valor á estos ejercicios: la necesidad «suprema, para un pueblo que ha perdido buena parte de su ju «ventud, de substituirla, con otra igualmente robusta, sana, em «prendedora»...... - «Nuestro progreso será cierto, indiscutible, el dia que entre «nosotros el buen sportsmen haya destronado al buen bailador.— E. J. Varona». - Esto en la «Revista Cubana» luce muy bie: , hay nervio, pa triotismo, pero en El Score! ¡un periódico escrito para ser leido

Todos los dias aparece un nuevo revislero de sports. Esta clase de revistas en Cuba, ha sido la puerta falsa de la literatura. Así es que no he de citar uno por uno á todos los que han rese— ñado desafíos de pelota. Nombraré á Joaquín Oro, que fué de los primeros, á Felipe Gonzalez, á Enrique Fontanills, muy comedido y sintético, que piensa mucho lo que escribe y que si continúa estudiando, llega rá á ser correcto, que es la aspiración de la mayoría que alimenta el horno de la prensa periódica con la hojarasca de sus artículos de la que no queda ni cenizas. También han escrito Julian Sil veira, Angel del Cerro, Manuel Fernandez, Domingo Prado, José Perpiñán, Enrique Morejón, Enrique Nápoles Fajardo, Francisco Vianello, Gabriel Lopez y que se yó cuantos más.

«El periodismo cubano ostenta entre sus más modernas crea ciones, las crónicas de sport. El movimiento sportivo de nuestra juventud reclamaba en la prensa periódica un eco, y de ahí di manan las denominadas secciones de sports, que aunque de rela — 38 — tiva importancia y modestas tendencias, no por eso dejan de octu par preferentes columnas en nuestros principales periódicos, sin que á ello se oponga el carácter político, científico ó literario de los mismos». - Así se expresaba mi jóven amigo Enrique Fontanills, en una de sus siluetas de los escritores de sports y así lo repito para evi tarme el trabajo de rebuscar otras frases que expresen la misma idea. Tengo presente, y esto corrobora lo que llevo dicho, El Arº tista, un periódico satírico-teatral que se publicó en la Habana en el 72. El número que ahora consulto está fechado en 31 de Di ciembre de 1874 y se ocupa del primer desafío de pelota celebra do en el «Palmar del Junco» en Matanzas entre el club del nombre de aquella ciudad y el Habana. Transcribo en este lugar la revista como documento histori co y curioso:

RESULTApo pE pESARIO ---eUN

\9ieforia elef “Ha6ana” 3, 3. G.

P0RMENORES 0FRE(DOS,

«El domingo 27, según anunciamos á nuestros favorecedores tuvo efecto el desafío entre los clubs de juego de pelota de Ma - tanzas y la Habana.» «Reunidos en el lugar conocido por «Palmar de Junco», en el barrio de Pueblo Nuevo, Matanzas, se procedió á echar suer te al que debía tocar al in; cúpole al de Mafanzas, por lo que el club habanero pasó á ocupar su puesto respectivo, dándose en seguida la voz de play por el Umpire, (A la una menos cuarto). «Jugados los primeros innings, el match parecía igual, pues no se hicieron más que dos corridas por ámbas partes. «En el primer inning del Habana, tuvo lugar una séria dis, cusión motivada por la manera de lanzar la pelota del Pitcher del Matanzas, que en vez de to pitch, que es como está prevenido, se permitió el lujo de to throuo the ball, que está prohibido. «Pidióse en el acta judguemend al Umpire Juez) y éste de claró que en justicia, no era válido el modo de arrojar la pelota que cero; pero reen usaba el Pitcher matan como éste no fuera l -— 39 — plazado, creyendo aquel club llevar en ello gran ventaja, se de terminó que ambas partes hicieran uso de igual privilegio. «Sin embargo, la suerte estaba echada: el Base Ball Club logró con esa innovación una ventaja, pues la fuerza de su Pitcher, R. Mora) cuyo throwing era tan rápido y tanta la lige reza y timo de su catcher Mr. Bellan, del Mutual Clubs de New York] que apénas permitía al Batman matancero distinguir la pe lota. He aquí porque en 7 innings que se jugaron, los del Matanzos Club no hicieron sino nueve corridas, mientras que el Havana Club, en igual número de innings, les hizo tres skunks y cincuenta y una corridas, ganándoles, por lo tanto, por cuarenta y dos corridas. «Con motivos de no haberse preparado convenientemente el terreno, el Umpire no pudo funcionar con el acierto que era de esperar, mereciendo, sin embargo, un voto de gracias por la so licitud y buen deseo de que dió prueba. «Una concurrencia numerosa presenció el acto, que por la y novedad llomó la atencion. Gustó mucho tambien- el sencillo apropiado uniforme del Havana Club. «Merecieron especial distinción Bellan y Mora: el primero hi zo tres home-runs y el segundo uno. Por la reseña que copiamos al pié, puede verse que todos se portaron como buenos.» IComo buenos?) «El juego terminó á las 5 y 35 minutos de la tarde, hora en que la oscuridad no permitía continuar.

«MATANZAS BASE-BALL CLUB.»

Nombres. Corridas. Paine ...... •• º- º«º«- º« () Sanchez ...... 1 Washington...... * •••••«•••••º () Dominguez ...... () Delgado...... • ••••••º*ºººº «•••- • 2 2 Dulzaides......

Rylend...... º - º * º - - • • • • 1 - 2 Armas...... 1 º - º * - - - «. Frank...... • - º * - - - º * - º * - • - 9 Total...... - - 6 - º * - - - — 40 —. «HAVANA BASE-BALL CLUB.

Nombres. Puestos. Corridas.

Guilló Ernesto]...... R. F...... 3 Senaren Beltrán).... 2º B...... 4 Lancís Joaquin ...... C. F...... 7 Bellan Esteban)...... Catcher ...... 7 Canal Enrique...... S. S...... ,...... 6 Mora Ricardó...... Pitcher ...... 7 Lawton Roberto... 1º B...... 4 Sabourin Emilio)..... L. F...... V••••••••º 8 García Francisco .... 3º B...... 5

- - Total...... 51 • «Umpire, Juan Tregent. «Score, Manuel Pavía. - «Es probable que dentro de dos meses se verifique en el Ve dado, donde el Habana Club tiene su play ground, otro desafío entre los mismos Clubs. HIENRY.»

No recuerdo el número de semanarios de sports que se han publicado en Cuba. Los que conozco son los siguientes: El Base - Ball, El Sport, El Sportsman Habánero, El Club, La Pelota, El Pitcher, El Cat— cher, El Score, El Habanista, El Almendarista y El Pelotero en la Habana; El Boccaccio, El Strike, La Tarjeta y El Base bolista en Cárdenas, El Catcher en Remedios, El Short y El Villaclara, como es lógico, en Santa Clara y El Umpire no sé donde. De todos ellos, el verdadero periódico de sports, era El Sport, que dirijía Ezequiel García, un periódico serio, doctrinal. El Pitcher—el decano —lo fundó el Ldo. Luis Testar y Font y y escribían en él, Domingo Prado, Arturo Mora Felipe Gonzalez

que estuvieron poco tiempo en la redacción por no estar confor. y mes con la marcha del semanario. En él se atacaba ruda en y carnizadamente al Almendares, aquella disidencia acompañada y de Charivari Joaquin Oro (Hit) dió vida á El Habanista. y De El Pitcher se encargó Enrique Morejón ha seguido una

conducta conciliadora que habla muy alto en su favor.

El Habanista fué siempre un periódico simpático, con mu

cha cortesía para sus contrarios en pasiones base boloras.

El Almendarista fué el tono más alto de la intransigencia, el — 41 — que hería más enconadamente los ánimos. Sin El Pitcher, no hu biera nacido. - A pesar de ser solicitados, estos periódicos viven con vida lánguida y angustiosa y solo la perseverancia de Enrique More jón puede sostener su Pitcher años tras años...... /

curso cie Ease-Eall.

CAPITULO X.

ADA vez que recuerdo mi ingreso en la Universidad, cuando llegaba uno de mañana á tomar las lecciones de Dere cho Romano, explicadas siempre en el mismo tono por -: º el Dr. D. Prudencio López, me río de lo presuntuoso que era yo á los quince años, considerándome todo un hombre y aspirando á ser una gloria del foro cubano. Me descubría con santo respeto al pasar por frente al Aula Magna, porque me im ponían un mal retrato del monarca difunto Alfonso XII; la grave dad convencional de los catedráticos con sus togas y musetas, y el prestigio de aquel gran salón donde se han dicho verdades como puños y disparates como bofetones. Miéntras oía con recogimiento la historia del Derecho Roma no, ó me dormía á fuerza de tanto Ticio, Mevio y citas en latín, reuníanse otros estudiantes en el patio, alrededor de la pila de agua que aún allí existe, á silbar danzones, á chismear de la so. ciedad y á formar decenas de Base-Ball. Huía de ellos, no por temor á pervertirme—era tan joven!—sino por el de que me abochornaran con sus chacotas, como decía el bueno de D. Benito Riera. He sido siempre tan ruboroso...... Otras veces, cuando no había podído aprenderme la lección, paseábame por los corredores leyendo á la Serna...... y la «Guía del Base-Ball». No tardó mucho en saberse allí mi afición por este juego, y los desaplicados me contaron entre los suyos. Yo -«.

— 43 — sé que el estudiante no debe sino asistir á clase, pero en honor de aquellos compañeros, bohemios del estudio, debo decir, que en dos meses, Abril y Mayo, aprendían las asignaturas tan bien como los que por entusiasmo ó hipocresía no dejaban de asistir á clase ni aún cuando ocurriese un suceso tan alarmante como el de los

-polvorines, memorable en la Habana. Junto á aquella pila se le dió vida al club «Berengena», al «Blac Stard», y á otros que celebraron sus encuentros en «Almendares» y en la Quinta de Torrecillas. (Puentes Grandes). No quiero citar los nombres de los jugadores; algunos de

ellos son hoy padres de familia (quién lo fuera) y tal vez les dis—

guste que sus hijos se enteren de esos entretenimientos.

. La guerra que le dimos al pobre Borety! Así acabó fan

pronto. No entiendo nada de Filosofía (Enrique José Varona me

perdone) aunque el cura Espinosa me calificó de «Notablemente

aprovechado» en esa asignatura. Yeomo se me hace difícil creer

en el viaje del alma al abandonar la envoltura humana, ignoro si

la de Borety—el paciente Bedel,—está en la gloria con San Pedro

ó si se achicharra en las pailas de agua hirviente que bate Lucifer.

Sin embargo, como era Borety en vida un manso, disfrutará sin yo duda el reino de los cielos, ó sé tan poco de «Bienaventuran

zas» como el Dr. Campos de Derecho Político. Todo esto en el

supuesto de que no exista la metempsícosis ó trasmigración de las almas, teoría que admiro, aunque no sea más que por haberle

inspirado su «Avatar» á Gautier. (¿Qué mejor trasmigración que - los hijos?) y ya Pero noto que me voy enredando en sacrilegios que no

me entieñde ni el mismo Dr. Ferráz, que sabe tanta metafísica

como el Dr. Teófilo Martínez, que tampoco la sabe, dicho todo

esto con la pedantería ingénita en los estudiantes al formular sus

juicios acerca de los profesores. Hay catedráticos que merecen y este juicio. Mesa, por ejemplo, el de inglés, creo que también y Mr. Melo, el de francés, no paso del credo en lo que respecta á

este último, porque mis conocimientos del idioma de Molière son

tan escasos, que no me permiten hacer siquiera un timo literario.

Y aunque no venga á cuento, allá vá esta anécdota, á propó sito de Mr. Melo:

Un día entraba éste muy triste en la clase. (A difereñcia del

Sr. Mesa que siempre entraba alegre en la suya). y —Señores-—dijo compungido solemne—Víctor Hugo é mort' —¡Qué bueno! —dijo uno—¿no habrá clase hoy, verdad.....?

>k Sk k — 44 — Pero volvamos á Borety, que lo hemos dejado con su alma

... - - en pena.

—Caballeros, háganme el favor de no jugar aquí á la pelota,

me van á comprometer—nos decía el paciente de Borety.

Hasta que un día se comprometió de veras con el diablo á y lo que parece, se nos marchó para siempre.

...... Sustituyóle en el cargo de Bedel Mayor, Alonso, al

que también le hicimos pasar la pena negra. y Todos los días jugábamos al Base-Ball en el patio, cuando

no (cerrar los ojos, fanáticas abuelas) bañábamos en la profana

pila del patio á los viejos milagreros desechados de «Santo Do

mingo». A un San Miguel le dimos cierta vez una Zabullida

de un cuarto de hora; á una Magdalena, que por vieja ya y no estaba para tafetanes, le dimos un baño de impresión,

por poco bautizamos al mismo Alonso —en un día de abridura

de curso, como decía Domingo—otro Bedel—en el Jordán mi

croscópico representado allí por la pila..... de agua no bendila. y Ya ese tiempo pasó, es de presumir que la tuberculósis y nos devore pronto, porque el que más el que ménos, con re

mordimientos en la soledad de su conciencia, («¡qué espantosa

soledad!») se habrá dado muchos golpes de pecho, al tango de: «por mi culpa por mi culpa, - º por mi grandísima culpa.»

Por...... mi parte, ántes de cantar el ária final, pienso con

vertirme en padre de familia. Ahora, sólo me falta para casarme, el

vil metal. -

¡Ah! ¡si se agotara la edición de este libro...... --- / (C) se cr T -== te= asa-e SNGN =

= - = exager-==

(APTULO X. 2

2o no sé lo que pensarán el filántropo /2, ilustre Francisco Gi y ralt, el Sr. Lagardere el abolicionista Sr. Labra, del base R ball en la raza de color; pero yo si sé lo que pienso, aun

# que algunos me nieguen la facultad de pensar. Promulga ya da la abolición, somos iguales ante la ley, aquí donde no todos

los blancos somos iguales, vamos al decir. Los negros, ólos more nos como quieren algunos que les digamos, formaron sus clubs y de pelota ofrecieron varios matchs en los terrenos de Zaldo.

Ellos acostumbraban ayudarnos en nuestras prácticas privadas hasta que apareció un empresario organizándolos y formando y clubs. Los principales fueron el Fraternidad el Comercio; pero

se me asegura que el empresario hacía un bonito comercio con

la fraternidad de los jugadores de color. Ellos no admitían blan

cos en sus decenas, distinción á la que no han correspondido

más de un club de blancos en cuyas filas militaron personas de color aunque estén muy bien arregladitos sus papeles. Esto no está dicho como censura sino simplemente como una observa

ción que el público está obligado á esperar del historiador im parcial sin filiación base- bolera conocida.

A presenciar las luchas de los morenos asistían algunos jó

venes sportsmen que se mezclaban en la Glorieta con los amigos y de los jugadores que, uniformados dando carreras, recordaban

los cromos americanos de la calle del Obispo. y En Matanzas Cárdenas se constituyeron también clubs de y personas de color en los veranos celebran sus funciones públi CaS. - — 46 — - Los jóvenes que huelen á opoponax á todas horas del dia y cuidan sus vestidos para que no ofrezcan la arruga más insignifi cante, censuran esta evolución de la raza de color que trueca el mecongo y la escoba amarga por el bat. No digo yo que vea con gusto correr á los morenos en per secución de la esferilla como le dicen á la pelota, algunos periódi cos del interior, ni aconsejo que nuestra sociedad culta asista á sus juegos, porque no son ellos sportsmens, como no lo son tam poco muchos blancos que apenas saben leer de corrido; pero bueno es que se ocupen del baseball entre ellos solos si no han de celebrar sus triunfos en el skeiting, ni en el cuarto del fambá 4 (y Trujillo me perdone si no escribo bien la -frase.) -¿Cómo se llama aquel jugador? • —éEse?...... Guácara, es criado de manos de la famila Ba ralt, y al mismo tiempo el Brindis de Salas del base-ball. —¿Y aquel? —Aquel es Juanillo, criado de Cortés. En algunas casas de familias el base ball de ébano ha intro. ducido reformas importantes, sobre todo en el servicio doméstico. — gCómo se te ha quemado hoy la sangre? pregunta el jefe

de familia al cocinero denunciando por sus gestos que él (el jefe)

también la tenía quemada.

—Porque se me hizo tarde practicando la curva de arriba.

—¡Cómo me gusta su cochero, Martinez!...... —¿Maneja bien, verdad?

—Ya lo creo lo que es el bat lo maneja divinamente!......

—Niño José María, le decían á mi hermano. ¿Me deja salir

hoy que tengo que ir á ver un sobrino? —¿Está enfermo?

—No, señor; pero debuta hoy de primera en el Comercio.

Y mi hermano le dió una botada de primera!

A un empresario le propusieron un jugador de fama el que

nunca pudo presentarse uniformado porque le era imposible po zapatos. nerse los º

—Si me dejan jugar con los piés en el suelo, sí. - 3 \9

CAPITULO X.

e ULIÁN que = Silveira nos reunió un día á los formábamos la primera decena del «Almendares» y nos invitó á dar un paseo por Matanzas, pretextando pelota Z/ un desafío de Nº. e con los jugadores de aquella ciudad. Aceptamos, llenos y de júbilo la invitación, nos preparamos á pasar un día de campo.

Yo estaba animadísimo. Hacía tiempo que había dejado á y , Matanzas, mi ciudad natal, digo esto para que si «en el día de

mañana» soy un escritor célebre, no se devanen los sesos averi

guando si nací en Sabanilla del Encomendador ó en la Mocha.

Pero dejemos á un lado la modestia.

Tomamos el primer tren, en tercera, (como tropa); nos ba

jábamos en los paraderos á toumar café con leche, pésimo, endul y zado con azúcar prieto revuelto con cucharillas de cobre; á y galantear á las damas que viven en las estaciones, á cortar flores

de los jardines cuidados por las familias de los guarda-almacenes.

Uno de nosotros tenía la monomanía del saludo. Sacaba y por las ventanillas su pañnelo le decía «adios» al guajiro que

cruzaba á caballo por las sendas, á las dotaciones de los ingenios se próximos á la línea...... Otro, romántico, entusiasmaba con

el cambiante panorama que se reanudaba á nuestra vista.

El bosque que se veía á lo lejos, el grupo de palmas, la casita

del valle, el río que culebrea por entre peñascos, los cementerios con sus cruces negras como cuervos. - Algunos desentonaban (cada uno por su lado) esas canciones

cubanas eternamente tristes como el quejido de un pueblo escia — 48 — vo y eternamente cursis por el tono gangoso con que se cantan . . por lo general. - Al salir el tren de una estación, nos fuimos á la plataforma y abrimos una válvula de un tanque de agua que para llenarse cos taba Dios y ayuda. Siempre se verá allí al caballo dando vueltas

á la noria y al hombre detrás de él. El hombre es un instrumen

to adherido á otro instrumento, ha dicho Zola. ya Aquél se indignaba con nosotros, que, marchando el tren, él, lo desafiábamos á pelear, miéntras exasperado cada vez más y por la burla, blandía el azote nos decía improperios que apénas

entendíamos porque su voz era apagada por «la balumba infernal - del tren expreso». -

En la estación nos esperaba apiñado el pueblo, estrujándose,

abriéndose camino con los codos, queriendo pasar todos á la vez y por el mismo lugar reconocernos por algo extraordinario. Poco

á poco nos fueron conociendo.—Aquél es Carlos Maciá! decía y uno, todos lo rodeaban dejándolo apénas respirar. Este le to. y caba el brazo, aquél el muslo, exclamaban desilusionados:—Si y es de carnel Creían encontrar un brazo de hierro una pierna

de acero. Cuando supieron quién era yo, me miraron con des

precio.—Si es un niño!, decían. Tiene cara de mico, objetaba y un negrito apestoso desarrapado, con la naríz más chata que un y peso mejicano el negro ombligo saliente como un embutido á medio hacer. - -

Nuestra llegada fué un acontecimiento. Como la llegada á

la Habana de Mazzantini.

Al momento fueron ocupados los pocos carruajes de alquiler

que subsistían aún en aquella ciudad en decadencia. La mayoría y de los cocheros vestían groseramente, con la burda chamarreta

pantalones de dril de color dudoso. Aquellos cochecitos arrastra

dos por jamelgos, hambrientos como maestros de escuela, nave

gaban bien por los innumerables baches de la calzada de Tirry.

Algunos viajeros se quedaron en el paradero esperando que vol. vieran los carruajes ocupados por nosotros los jugadores, y algu nos, muy pocos, que acompañaron. aficionados nos Parecía • aquello un entierro de pobre en la Capital. y y En las puertas ventanas de las casas súcias medio de

rruidas, se agrupaban las familias á ver pasar á los jugadores.

Llegamos molidos al hotel principal de Matanzas, «El Louvre», y donde se almuerza mal, pero en cambio se come peor, sí no le

dán al huésped gato por liebre, es porque prefieren darle peleón

por chateau.e. Después de todo, el chateaua bodegue no es del todo v. malo, como decía Alfredo Arango. — 49 — Algunos jóvenes matanceros fueron á saludarnos, apénas llegamos, y nos invitaron á todo lo que se podía invitar á tal hora: á visitar la iglesia donde rezaban devotamente algunas viejas arrugadas como pasas y muchas jóvenes bonitas, pero muy bo nítas! Claro que no nos fijamos en el cura que oficiaba. Todos los curas son iguales. Terminada la misa, nos pusimos en fila en la puerta para ver salir á las muchachas, que debían quejarse de dolor en las rodillas. 3. Poco ántes de almorzar nos diseminamos, y en un momento recorrímos las principales calles de Matanzas: —¡Corre, corre, Elena!, decía una dama de la calle de Gela bert. Ven a ver á los jóvenes de la Habana. Y llegaban á la reja, mientras nosotros, alardeando de cultos, les dirigíamos ga lanterías cursis. —Bendiga Dios esos ojos —Me muero por esa boca! Hasta yo, que en mi vida me había atrevido á galantear, dije mi tontería. Buscando algo nuevo, exclamé al fin: —Es usted muy linda! ¡Y me quedé después tan satisfecho Trabajo costó reunirnos en la mesa. Unos querían visitar, ántes del almerzo, las cuevas de Bellamar, otros, el valle del Yu murí, y no faltó quien quisiera trepar la loma del Pan! Concluido el almuerzo, nos vestimos con nuestros uniformes y dimos varias vueltas ántes de llegar al terreno. No se crea que por vanidad de exhibirnos, sino que como se trataba de un nego cio, nos prestamos á anunciar el desafío de esa manera, como hacen las compañías de caballeriteros, sólo que no llevábamos música. Después de todo, el reclamo era innecesario. ¿Quién no sabía allí que jugaban «Matanzas» y «Almendares»? Cuando llegamos, ya no se cabía en la glorieta y gradas. Afortunadamente no existe hoy aquella glorieta que parecía más propia para pese bres. Vista á cierta distancia, recordaba la cochiquera de nuestra escuela de Agricultura. La que tienen hoy es elegante, gracias á los esfuerzos de la Directiva.

Practicaban los del «Matanzas». Cada jugada era una ovación. Hasta que empezó el juego. Nosotros, «completamente fuera de práctica» y desorganizados, no pudimos hacerlo peor. Alfredo Arango era una nulidad. Ramiro Mazorra jugó mal, Ramón

Hernández lo mismo, yo...... «puntos suspensivos, más vale

callar». Vamos, hasta me ...... ron! Uno de las gradas dijo:

—Y este es el choltar, jaumao...... ! 4 — 50 — Maciá, apesar de sus utilds, que fueron muchos, contuvo el deficiente empuje de los matancistas. Ganamos. Comentaban ellos el juego, y decían que debían haber gana do, porque si Fulano no corre, y Mengano no espera, y si esto y lo otro...... - x: >k ><

Por la noche había baile en el «Liceo», un centro cultísimo, donde se reune la mejor sociedad matancera. Cuando entramos en el salón, adórnado sin lujo pero con elegancia, varias parejas bailaban una quadrille. Las hileras de sillas colocadas alrededor de la sala estaban ocupadas por la generación que se vá. En los rincones, entre dos sillas, dormían algunos niños, ignorando los placeres de la danza. El «Liceo» está en el centro de la ciudad, á un costado de la Plaza de Armas. Tiene grandes rejas que mi ran á la calle, donde se colocan incómodas mecedoras. Me senté en una. Pero el pueblo que se aglomera en la calle, para ver, comentar y envidiar, no me dejaba tranquilo. — Ven, acuérdate del rolling. —Si bailas tan mal como juegas!...... Mie levanté. Acompañado de un amigo dí varias vueltas en el cordón, sorprendiendo los diálogos de las parejas. Había de todo. Unos eran de amor, otros de vestidos y modas, algunos de pelota. Se me presentó un joven largo y flaco formando un arco que se extiende de este á oeste. —¿Usted es Galvez? —Para servir á usted. —Yo soy Palacio, periodista. —¿Eduardo ó Manuel? —Ramón J. —Pues no entiendo ni jota. —Fuimos compañeros en «Los Normales». —¡Ah! vamos! —¿Tomamos algo? —Sea.

Bebimos azucarillos, que pagó él. La hospitalidad ante todo.

¿Cómo encuentra usted á su tierra?.

Yo salí de aquí á los ocho años. Figúrese usted. No me

acuerdo de nada. Pero me moriría de tristeza viviendo aquí.

—¿Qué le parece á usted el baile?

—Expléndido! Hay exceso de mujeres bonitas. Me dejaron solo. Los timbales acompañaban una dulce - — 51.— danza criolla. ¿Cómo me dormí en aquella fiesta? ¿Y cómo ahora que son más de las cuatro de la madrugada estoy despierto y escribiendo estas cuartillas después de evocar recuerdos que nada tienen de gratos? Tengo enfrente la cama que me espera, pero no tengo sueño. El insomnio es más insoportable que un artículo de Ramón J. Palacio. Mi grosería fué comentada. Tuvieron que despertarme por que el baile había terminado y los empleados comenzaron á apa gar las luces. Estaba estropeado. El viaje y el juego me habían rendído. Al día siguiente nos fuimos á Cárdenas. Aquellos jugadores sí estaban atrasados. Hacían buenos à los de Matanzas! Gana - mos también. Somos inferiores, comentaban los cardenenses. Escribí un artículo para «La Crónica Liberal», describiendo el juego. Entre otras cosas decía que el pueblo que asiste á los tendidos de sol, en Cárdenas, es más culto que el que asiste á los mismos lugares en mi tierra. - Y cuando llegué á la Haban recibí «El Correo de Matanzas». donde se decía que yo no me había referido al pueblo de sol, sino á la ciudad, y que en ese concepto injuriaba á los jugadores del «Matanzas, que nos habían recibido tan bien...... ! La gacetiila era de Palacio, creo que al final de ella había unos versitos, moda desusada en la gacetilla. Por supuesto, muy mal escrita. La leí y lne acordé del colegio y del compañerismo en la prensa. Después pensé: - —¡Que porque se llame Palacio ha de ser como Manuel y Eduardo...... 3; xk >k

También Bonifacio Byrne, un matancero que escribe versos muy sentidos, aunque es poeta de poco vuelo, me atacó desde las columnas de «El Imparcial», de donde es gacetillero, que las ga cetillas son en Cuba por lo general el asilo de los que tienen as piraciones á ser literatos. No es que me seduzca el personalismo, pero creo que en este lugar no huelgä la carta que envié á «El Liceo» de Matanzas con testando á dichos ataques y que se publicó con algunas variacio nes que me importan rectificar. Por eso la publico como la escribí, advirtiendo al lector que no es de interés para el conoci miento del Base-Ball en Cuba y que sin escrúpulos puede dejar de leerla, porque viene siendo como el «Canto á Teresa» en el «Dia - — 52 — - blo Mundo», un desahogo de mi corazón, solo que el «Canto á Teresa» fué un desahogo del corazón de Espronceda y ésta carta es un desahogo del mío:

Corn el corazórn y la cabeza.

Sr. Director de «El Liceo».

Matanzas.

Distinguido compañero: si no cinco pesos, vengo á pedirle un lugarcito en su ameno é interesante semanario para sincerar me en la forma que pueda con mis paisanos, porque ha de saber usted que yo soy matancero, aunque se asegure por ahí que lo disimulo bastante. ¡Qué voy yo á renegar de mi tierra, ni á te nerle odio, hombre! No, señor, yo quiero á Matanzas mucho y quiero al «Liceo» (sociedad) donde se reune todo lo culto de mi tierra en las deliciosas veladas que sabe combinar su entusiasta Directiva y quiero á la Plaza de Armas, por cuyos bancos de pie dra he correteado en mis primeros años, cuando no pensaba pe dir aumento de sueldo en calidad de umpire. Mire usted: yo guardo de Matanzas deliciosos recuerdos. En «Los Normales» (¡qué buen colegio era aquel, Sr. Director) me dieron el primer «sobresaliente» que tanto echo de menos en esta Habana. Cuan da salía por las tardes á pasear por aquellas calles—que ya qui siera Guanabacoa—de manos de mi criada cuántos besos me regalaban las señoritas que tomaban el fresco en las ventanas! Eso no se me olvida nunca! ¿Cree usted que aquí hay quien me bese? ¡Cá no señor, si acaso, comprándolos. No sabe usted el trabajo cOn que se gana el dinero apuí. Hace usted, por ejem plo, unas humoradas (infumables ó nó) se las publican y ¿qué más quiere uno? Escribe usted un artículo y ya le averiguan si es abogado y dónde tiene establecido el Almacen de Forraje, y si cuando fué pelotero jugó bien ó mal; pero pagarle, no señor, nunca Y luego mo quieren que uno diga disparates y tonterías. Yo he leido, no recuerde donde, un sonetazo ¡Adelante que se conoce que está escrito gratis, porque si estuviera pago, en el segundo verso y en donde dice:

(*) «de el triste corazón no le delate,»

diría de, pero ¿quién se ocupa de esas cosas? Para ser gratis está muy bonito. Siempre he creido que los paisanos estamos en la

(*) El autor del soneto dice que él escribió: do, - — 53— - obligación de protegernos (y para este caso son paisanos también los militares) por eso recomiendo eficazmente el Almacen de Forraje de mi hermano (Villegas nº 6), de mi hermano, porque yo no tengo en él ni una paca de heno, ni un saco de afrecho para lavarme.... cuando visite mi suspirado Ojo de Agua, que es el ojo más limpio existente en el mundo, dicho sea leal y honradamente. Y yo no le tengo á mal á mi hermano que- sea forrajista. Así se roza uno con la aristocracia. —Tún, tún. —¿Quién? - —Pienso para el caballo de Palacio (caso que lo tenga) que piensa mal de mí. Pero dejemos á mi hermano para internarnos en el provin cialismo bien entendido.

Cada uno debe propender en cuanto pueda al mejoramiento moral de su pueblo, por eso he censurado al de Matanzas que apedrea á un hombre indefenso por el puesto que ocupa. ¿A qué no digo nada de los desprecios del gacetillero de «El Correo», que por lo visto, tiene mala idea? Porque no es matancero. Si lo fuera, procuraría hacerlo entrar por el buen camino: Vamos á ver, ¿puedo yo renegar de una ciudad que ha producido talentos COm0...... ? (la lista es interminable y conocidísima). Y en el mismo Base-Ball, ¿qué club ha presentado mejor juez que Leo poldo Dulzaides, mi amigo y paisano? Y esta declaración la hago franca, expontánea y hasta con orgullo de matancero. ¡Caramba! Lástima que su club le haya negado los cinco pesos porque en

cuanto á merecerlos, ninguno como él. ¿Quíenes son tan consi derados por sus adversarios como los Ovares, Blanco, Martín, y esos jóvenes incapaces de partir corazones de arrojar pedradas

á los jueces que claman en un desierto por cinco pesos miserables?

Yo quiero que se me tenga en mi pueblo por un conciudadano y digno, por un matancero bueno, estimo los saludables consejos

de mis paisanos siempre que sean dados de buena fe, aunque me y tengan por mal abogado y por peor juez y por inferiar pelotero por ínfimo forrajista y por enfermo del cerebro.

Bah! ¿Dónde iriamos á parar si los matanceros se creyeran y obligados á ensalzar mis errores? Al caido, palo, palo palo

«Pobre de aquel que caiga en la trinchera».

Si en Matanzas supieran las luchas que he sostenido defen

diendo á mi ciudad, natal

—¿Usted es del campo? —No, señor, de Matanzas, —Lo mismo es. — 54 — trajedia y quedaba magullado Y se armaba una - uno en tie rra, pero qué importa! - «Los que vengan detrás, su dolorido Cuerpo hollarán diciendo: Es un vencido!» Y pasando al campo de la literatura, ese arte que me desde ña como si fuera matancero, ¡que historia tan bella tiene Matan zas. Sin ir más lejos, aquí está «El Liceo» y las colecciones de «El Album» que no me dejarán mentir. Y apropósito de «El Album», ¿cuando publica muestro Nicolás Heredia su Leonela? Y para no aburrir más con mis insulceses, yo les digo á los que pretendan hablar mal de Matanzas: —Allí hay pan para todo el mundo. - Que es el mejor panegírico que puede formarse de mi tierra.

Habana, Abril 2 de 1889. rºsºr Exxºr

C A Pl T UL O XII.

o UANABA GOA ha tenido más mujeres bonitas que buenos ju— gadores de pelota. Así es que cuando los aficionados se cansaban de ver salir en strikes á los players, se fija - C)Xo ban en las mujeres hermosas que se reunían en la glo rieta- provisional siempre--de la antiquísima Plaza de Armas. La primera vez que fuíá Guanabacoa formaba parte del Cu bo de la Habana el que le disputaba al iden de Guanabacoa y á otro club de aquella localidad, un premio particular que no llegó á concederse según creo. Los dos Cuba eran bastante malos. Del nuestro era pitcher Santana, hoy jugador habanista. Los demás siguen siendo nuli dades. Aquellas juntas que se celebraban eran divertidísimas. —Pido la palabra. —Y yo. —Y yo. No se acababa nunca la discusión. Que S. Sría. dijo; que yo dije; porque S. Sría. para arriba y S. Sría. para abajo. Y el Presidente se rompía las manos tocando la campanilla y como si tal cosa. Nuestro uniforme no podía ser más completo. Cinturón rojo y gorra de media naranja á dos colores: rojo y negro. Imposible encontrar cosa de peor gusto. Salía de casa sin sombrero y á la primera boca-calle sacaba del bolsillo de la chaqueta mi gorrita, me la encasquetaba y em prendía orgulloso camino del Muelle de Luz. No faltaron niños de mi edad-- 13 años--una criaturita!) que envidiaran mi gorra. Llegábamos al muelle como unos cha pingorris y enseguida vapor que asaltábamos - la cubierta del an daba tan despacio...... Después tomábamos los carritos en Regla, unos carros su — 56 — cios, indecentísimos, impropios de conducir personas decentes, y no diré que á propósito para cocineros porque pueden disgus tarse los del gremio. - Después de mil paradas y descarrilamientos llegabamos, pe ro llegábamos molidos por aquel traqueteo brutal, aporreados á fuerza de tantas paradas bruscas que nos hacían dar encontrona zos contra el espaldar del asiento. Jugábamos mal—esta es la verdad-pero siempre había espec. tadores: los miembros de las directivas de los clubs contendien tes, los vagos del pueblo y dos ó tres vendedores de naranjas. A mí me colocaban allá por el center fiel, al lado de una cer ca de piña de ratón por donde tenía que buscar la pelota á cada momento. Una vez estábamos ganando (lo que era muy raro) porque el Esperanza (ya me acordé del nombre del otro club) y el Cuba ca si siempre nos ganaban. Yo no sé por qué se alborotaron los par tidarios de este último y nos atacaron con piedras y puñales. Nunca he sido tan ágil. De un brinco salté la cerca de piña, sin sentir los arañazos, corría como un desesperado, me parecía á cada momento que tenía un cuchillo en las espaldas y corría ca da vez con mayor velocidad por esta calle y por la otra, tan pronto me encontraba en la cúspide de una loma como en su falda hasta que sin saber cómo entré en el paradero. -

Mis compañeros qué sé yo! ¡Ah! sí, después supe que habían

escapado ilesos empleando mi procedimiento. El premio termino

así, de esa manera particular. Hubo bronca en la Junta. Se habló

en nombre de la justicia, en el de los cubanos, en el de la frater-. nidad.

—Pido que se declare nulo el jugo.

—Pido que no se anule.

—Pues el Cuba de la Habana se retira.

—Que se retire.

—Le regalamos el premio. —Regalado nó.

El presidente: —Orden, orden...... —Son ustedes muy sucios. —Y ustedes muy ordinarios. e e º - - y Hubo un pacto Cuba quedó en paz. aº

ºe. "Ne, se cºs #38 te:¿o C ºrg o sº:5 res=ºs#s S=2&). s -ce

(Redacción).

C, AP TULO XIII.

1 ÉPOCA).

o quiero incluir á El Pelotero en el capítulo que dedico á la prensa de sports. Recuerdo con tanto gusto esta época de mi vida que deseo dedicarle algunos párrafos. Tal vez las cosas íntimas que voy á escribir aquí no tengan interés ninguno para el lector, el que puede (y lo digo á tiempo) doblar las hojas y buscar el capítulo siguiente. Juan Francisco Prieto, decano de los revisteros de sports —del que ha escrito mi buen amigo Enrique Fontanills una aca bada silueta-é Ignacio Sarachaga me solicitaron para que les ayudara á redactar El Pelotero en el año 1885. Ellos oculta ron sus nombres bajo los pseudónimos de Punch out é Ignotus y me iniciaron en el periodismo. Si erré el camino, Prieto y Sara chaga tienen su tanto de culpa. Cuando vi mi nombre en caractéres de plomo confieso que me halagó más que el título de Bachiller en Artes que hoy guardo «en el fondo sin luz de mi gaveta» Ignoraba que como dice Valdivia se me logró hacer una cital] «bala de fusil ó letra de imprenta, el plomo siempre acaba por matarlo á uno». Lo que es lógico si se pasa uno la vida escribiendo. No recuerdo que fué lo primero que escribí pero si lo que me celebraron compañeros y amigos. Aquí lo traslado sin po derme explicar la razón: «Juega en tercera un parador dichoso y pone fuera al batsman más famoso, la juega un infeliz y le dán una línea en la naríz». — 58 — Ahora me explico su aceptación. Se trata de un pensa miento de Bartrina. Poco tiempo después figuró M. O. Rán en la portada del pe riódico que se vendia profusamente los dias de juego, sobretodo, el domingo en que publicamos una caricatura que representaba un león á quién picaba una avispa. La historia de la referida caricatura es original. Habia en El Iris, primera imprenta donde se tiró El Pelotero, una colec ción de clichés que pertenecieron á Don Junípero y que comen tábamos Sarachaga, generalmente, Enrique Hernandez Miyares, Manuel Serafín Pichardo, Angel Luzón y yó. Agotados casi to dos, nos encontramos con el león de referencia, bastante grande para ocupar dos planas del periódico. Sarachaga propuso que le pusiéramos por único comentario la palabra: ¡hoy! entre admira ciónes. Luchaban ese domingo Amendares y Habana y el éxito fué completo. Generalmente hacíamos el periódico los sábados en El Iris donde se imprimian el mismo dia El Pítcher, El Habanista, El Fígaro y creo que La Antorcha que se apagó pronto gracias á los vientos de la indiferencia pública. El regente de la imprenta, Aurelio Miranda, inteligente y ac tivo, secundado por Castro y otros tipógrafos entusiastas por el base ball, no sé corno se las componian para entregarnos tempra no el periódico. Sarachaga y Prieto eran miembros de la Directiva del Al mendares, M. O. Rán partidario del mismo club en que figuraba yo como jugador. Nuestro Pelotero fué recibido con agrado por el público imparcial pues en él deponíamos la pasión para rendir culto á la verdad.

Como prueba de nuestra imparcialidad reuníamos los lunes, después de cada juego entre Habana y Almendares en aquel en tresuelo de la calle de la Habana, á los jugadores de ambos clubs y allí amistosamente se celebraba el triunfo, mientras los partida rios de uno y otro discutian nuestras jugadas y hasta se insul taban. Arturo Mora escribió en El Habanista que siento no tener presente, un artículo titulado: «Los lunes de El Pelotero. «... - - - - Aróstegui, Bonquillo, Varona y Rafael Hernandez asal.

taron la redacción el lúnes siguiente á una ruidosa catástrofe del y Almendares nos regalaron con un barril de lager-beer. y y Ignotus se sentó al piano entre danzones canciones se

pasaban las horas mientras la espuma del lager trastornaba la cabeza de los débiles. - . — 59 — Jugadores almendaristas y habanistas confundidos con algu nos partidarios de ambos que con frecuencia visitaban nuestra redacción que no llamaré humilde, brindábamos por Luján y Maciá, por Delabat y Ronquillo, por la unión de la juventud cu bana y por el progreso del base ball. Allí Ramiro Mazorra cantaba mejor que Bachiller el actor de Albisu. Víctor Plana y otros lo acompañaban. v. A última hora Joaquín Varona fué bautizado con lager por - Pablo Ronquillo, y no sabiendo ya que hacerse con la bebida so brante, se le dió un baño al piano que merecia respecto por su edad y que, en su borrachera, apretando sus teclas, se negaba á producir sonido alguno ......

(2º. ÉPOCA).

Ya disuelto el Almendares, El Pelotero cesó de exhibirse has ta el año 1889 que apareció con más tendencias literarias que - en su época primera. Inauguramos una sección, algo picante, Balat Rasa, compues ta de cuentos un poco colorados para ser de color de rosa. Aniceto Valdivia y Ezequiel García nos favorecieron con los suyos y El Pelotero fué perdiendo suscriptores. Poco tiempo después decia El Liceo de Matanzas:

«Dígame Wen ¿que le pasa al chispeante «Pelotero»? —Poca cosa compañero, lo mató una Bala rasa». Si esa fué la causa, respetemos el suicidio. Duerme Pelotero, duerme en piz, que no me toca á mí hacer tu apología ni redactar tu epitafio. CAPITULO XIV.

Cuba, siempre por especular, pues no entienden el base ¿sº ball de otra manera, ni se explicaron nunca como nuestra afición á ese juego fuera tanta que no procurásemos sacarle par tido. El Habána fué el primero que contrató á catchers yankees para su decena, lo que siempre le desaprobaron sus contrarios. El último de aquellos fué Billy Tailor, gordo como una cuartero la de aguardiente y amigo de la bebida como nadie. El Hop-Bitters fué uno de los clubs yankees más completo. El más deficiente fué el Florida compuesto, al parecer, por bote ros de Cayo IIueso, donde el base ball no está muy adelantado. Mr. Scott, un maneger muy fino, trajo en 1885 á dos nove nas que aqui bautizó con los nombres de Providencia y Athletic., Nash, Fogarty, Crane, Miller, Striker, Robinsón figuraron en una de ellas. Se formaron aquí varias decenas para luchar con el Athletic - que las derrotó. Emilio Soler, un jugador de Guanabacoa y de ningún por. venir pelotero, fue pitcher en un pickedten del que era yo short stop. Salabarría era el leffield. Crane estaba al bat y tenia dos strikes dijo doy una curva de abajo, y lo —Ahora—me Sºler—le - póncho. Dió en efecto la curva anunciada, pero Crane hizo un home rum, enviándo la bola á la pista del hipódromo del Almendares - por el leffield. >k 2k >k

Los yankees en sus visitas, han enseñado mucho á nuestros jugadores. —61 — Crane, simpatizó con los del Almendares y le dió algunas lec ciones á Carlos Maciá. Se hospedaron en el hotel Central donde fuimos varios almendáristas á despedirlos. Alfredo Arango era nuestro intérprete por más que Carlos Maciá entendia alguna cosa. - Al dia siguiente fuimos á bordo. Se llevaron algunos guizasos recojidos en el Vedado, un lazo un pomo de melocotones y otras curiosidades análogas. Como un amigo mio que á su vuelta de los Estados Unidos, trajo de recuerdo una caja de dulce de guayaba.

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En el Colon jugaron de pitcher y catcher respectivamente en la temporada de 1879 á 1880 los yankees Maccullar y Carpentar, - notables hoy en los Estados Unidos. . visto época) valido también atención con aunque por los Ambos lBase-Ball un que y que otras debajo la NAV me es el (\ en uniforme. Glorieta. buen artistas. los (1) aquel

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--- 63 — hablaban familiarmente, los niños estiraban sus bracitos hasta alcanzarme los hombros y los partidarios del contrario me mira ban huraños como deben de mirar á los alemanes los naturales de Alsacia y Lorena. Me acuerdo (bien es verdad que no hace muciio tiempo de esto) que las señoritas mostraban mucho interés en conocerme y apretaban entre sus manos cubiertas por finos guantes ó mitones, la mía callosa y llena de tierra. Me invitaban á sus reuniones y hasta alguna creo que llegó á enamorarse de mí, amores platóni cos de que nunca pude darme cuenta. Venían después los con sejos: que le dijera á mi capitán que el pitcher contrario sacaba el pié del bor; que esperara la boba; que les dedicara un batazo; que tuviera calma; que no parara la bola con una mano, en fin, se ocupaban de todo, hasta de que no almorzara mucho, ni tomara agua cuando estuviera sofocado. Por otra parte, las señoritas del bando opuesto al mío desea ban que me imposibilitara de continuar jugando por la fractura de una pierna, por un cólico ó por cualquier otra causa. Cuando realizaba una jugada de mérito si no había tenido consecuencia favorable pasaba inadvertida. Lo general era aplaudir el out al contrario aunque hubiera sido un out tonto. A mí me han aplaudido á reventar porque hice una carrera gracias á errores inesplicables del bando opuesto...... a•ºee•••.. Aquellas demostraciones de simpatías, los múltiples halagos, to do se ha perdído (menos el honor) desde que colgué el uniforme. El día que vuelva á usarlo...... que me fusilen! -- CAPTULO XVI.

\o sé si en otro lugar he dicho algo del primer club de pelota organizado en Cuba, más hoy tengo por seguro que al - «Habana» le corresponde el primer puesto cronológico. - Después de algunos años en los que sus fundadores jugaban indisciplinados y solo por distracción, acordaron formali - • zarlo y consiguieron su propósito en el de 1878. A este club «Habana» primitivo lo he visto retratado en la Secretaria de la extinguida Glorieta, retratos iluminados aquellos ,/ y orlados por una corona de laurel. El principal orgullo de este club es el título de Champion que desde 1878 acá solo ha perdido dos veces que le venció el «Fe», (39 aunque en una de ellas no le fué conferido el título al carmelita sin que esté justificada la negativa. Por lo mismo que casi siempre ha ganado, el número de sus simpatizadores es cada vez mayor. De sus champions, el más glorioso fué el de la temporada de 1885 á86 en el que se presentó el «Almendares», formidable. Aquella temporada comenzó el «Almendares» hacieñdo juegos brillantísimos. Dos veces consecutivas propinó al «Fe»9 skunks, le hizo al Carmelita (un club muy malo) treinta y ocho carreras . por ninguna y derrotó al «fIabana» en un desafío de 12 por 10, - catcher, pues Ignacio García, sin tener se inutilizaron Ramón - ." Hernández y Domínguez. El «Habana», en su antígua Glorieta reducida á cenizas, ha celebrado muy buenas fiestas, bailes por lo general. -º Es el club que ha pagado y que paga mejores sueldos, pues -A su eterna aspiración es tener vinculado el título de invicto. A los jugadores, si bién se les trata en horas de práctica con algún rigor, los atienden los de la Directiva, llevándolos de fiesta en fiesta y obsequiándolos casi constantemente...... — 65 — A cuántos jugadores he vtsto en el terreno del Base-Ball descalzos, sin corbata y sin chaleco y poco tiempo despues los he visto en «Las Tullerías» y en «El Casino» comiendo pescado á la gratén, foi-grars, guinea á la manchega,- gelatina de pavo y hue vos á la crémal - A cuántos he visto trocar el calañés de chocolate por el ji pijapa y usar leontina de oro y reloj de niquel...... ! Anoto este hecho aunque no sea más que por evidenciar la influencia civilizadora del juego de pelota. El roce de estos pocos que han subido, con las personas muy cultas que practican dicho sport, y los partidarios de cada club que intimaron con ellos, los aquellos corrupción que My han sacado de focos de en se desenvol vían por falta de recursos los mayores y de dirección los segun - dos. - - Hoy todos se confunden y son admitidos en nuestras socie dades principales, muchos de los cuales fueron compañeros míos en las luchas peloteras y hoy amigos á quienes distingo. Los que saben elevarse valen más que los que proceden de elevada alcurnia y descienden. Y ahora me viene á la pluma una anécdota de un cardenal que había sido guardador de puercos y á quien por ofenderlo otro cardenal, noble, le decía: - —Si usted ha sido guardador de puercos...... A lo que respondió aquél: —Entre nosotros no hay más diferencia que esta: si usted hubiese sido como yo guardador de puercos, aún estaría cuidán dolos...... Es el «Habana» un propagador entusiasta del Base-Ball y á su iniciativa se debe el ingreso en el último champion de los clubs «Progreso» y «Matanzas». Ha tenido jugadores notabilísimos:

Bellán, (el maestro Bellán) Francisco Saavedra, Emilio Sabourín

(en su buena época) Pablo Ronquillo, uno de los mejores batsmen

de Cuba, Alejandro Castillo, de vista privilegiada, (me parece que

estoy haciendo una revista de baile) Arcaño, Víctor Plana, cedido

al «Matanzas» por espíritu de propaganda, ANTONIO GARCIA, (éste

hay que ponerlo con versalita para distinguirlo de los demás) • Fernando Santana y otros......

En cuanto al bello sexo no ha estado nunca mal el club rojo,

pues he conocido á muchas señoritas como Juana de Póo, Ponce,

Lluy, Díaz, Castillo, Garrido y Praty.

Para mí es el verdadero club. Todo está perfectamente or y ganizado. Tiene terreno propio los jugadores gozan de muchas

comodidades, como guardarropía, duchas...... 43 º.

—66 — Su directiva no puede ser más galante y obsequiosa con el público y con los socios del club, y sus miembros (los miembros de la directiva) velan por el orden en el terreno en los días de juegos, haciéndose secundar por la policía para evitar escándalos é impedir que la horda arroje pedradas á los jueces y á los juga dores. º A principios de esta temporada obsequió á sus jugadores con un almuerzo-banquete al que asistieron el Sr. Rodríguez Batista y varios indivíduos de la prensa periódica. Y allí, en la mesa, demostraron con sus atenciones la refinada cultura que poseen. No tiene el «Habana» la culpa (como no la tiene ningún otro club) de que algunos de sus simpatizadores, durante los matchs gri. ten y gesticulen, pues la sociedad es de recreo y no de educación. Sin embargo, he visto á varios indivíduos de la directiva aca llar á los alborotadores, sobre todo, los de la Glorieta que olvidan á menudo la deliciosa compañía de las damas que contribuyen al sostenimiento del Base-Ball con su asistencia á los juegos, Pero el Base—Ball es egoista y absorve la atención del expectador hasta ese extremo: el de olvidar á las damas. ¡Y hay cada una, que vale más que todos los champions juga dos y por jugar...... e-s,e-se, e--e, aZº-"N-º-º-º-º-º-º-º-ºs-º..."e-e-Ae-e.Asr-º º arºs.4"--º-º-º------,ºe.4"º r - º * arº 4-- 4-4- º ara e º-º-º-º-º-º-aº.º arº-arº-arº-arº-ºe.a"e ºeAreLeraAerea (ºAS5XGS9º (º---> (c.YS--.º) º(º S5XeAº)º Cº_-z Z". 2<&Sº S^3.53%o #º-º-zººxa (2—-e-S-º-º? ¿$-º=Gºgsó5sº«¿? $, &SYelo.C (5 R) -—. º Gº $) -o- -e-33?G.&3) ''S): c9r. 6) n e º - e22

“lmanlay33.”

(APITUL() XVII.

A mejor sociedad es una frase deslumbradora. Todo el mundo cree que pertenece á la mejor sociedad. º Los pobres protestan del calificativo cuando se emplea para hablar de las fiestas de la gentes de dinero, que viste correc tamente, se ocupan mucho del último figurín de la moda, algo de política, un poco de arte y otro poco de escándalos. Esta buena gente, la de la vida elegente, trata de cursi á la otra, que ni tiene dinero, ni gusto para la elección de los colores de los trages, ni interpretan bien los figurines. Porque así como no es artista quien toca el piano sin sentimiento, no es elegante aquel á quien no le cae bien el vestido. En realidad, yo no se quién es cursi ni quien es elegante, aunque sé notar la diferencia que hay entre un joven de chaquet de Arcaño y otro de chaqueta de «La Terce ra bandera española de San Quintin, reformada.» El uno se ocu pa de las yeguas trotonas del Marqués cual, el otro del santo de D. Pancho que ha de celebrarse en una casa modesta, con piano y azucarillos. Pero como no es este, artículo de sociedad, bastan las ideas apuntadas para que se sepa cuales son las mias respecto de la aristocracia y la democracia, frases inútiles en Cuba donde la no bleza no es de pura sangre, salvo excepciones] y donde se con funden las clases sociales. El Almendatres se organizó por individuos adinerados, á raiz de la paz de Martínez Campos. Lo formáron jóvenes entusiastas educados en New-York. Los hermanos Carlos y Teodoro de Zaldo, Alzola (vizcaino) Ovies peninsular también) Fernando Zayas, Alejandro Reed, Eduardo Delgado, Franche, Vega, Ba — 68 — rrios, y otros, relacionados con las principales familias de Cuba, por su posisión, inauguraron el club invitándolas á que presencia ran los primeros desafios. Ya se había formado el Habana. Emilio Sabourin, Francisco Saavedra, Esteban Bellán, Alfre do Maruri—prasidente vitalicio de la Liga General de Base Ball de la Isla de Cuba—, Nemesio y Ernesto Guilló y algunos otros fueron los fundadores del club, decano de los de báse ball. El IIabana ha tenido siempre su residencia en el Vedado, primero en la playa, cerca de los baños, después, frente á la línea del Urbano, donde se inauguró más tarde el juego de pelota á la vizcaina que subsistió poco tiempo. Aun se vé enhista la pared donde rebotaba la pelota. El progreso, ha derribado la pared y hoy el público se divierte más sin este obstáculo. IIoy lo tiene á la entrada del pintoresco barrio, un terreno llano, que, aunque tiene la medida que exige la Liga, es avaro en extensión, y la pelota casi constantemente tropieza con la cerca pintada de blanco y rojo que lo circunda. El Almendares se decidió por el Cerro, un barrio llamado antiguamente aristocrático, de bellas y grandes quintas. Muy cerca del parque del Tulipán, al lado del paredón del colegio de Delga do. No dista mucho de ese terreno la Zanja, donde se han za bullido algunas personas cuando los pánicos promovidos por los partidarios del Cometa y Siboney, y donde también han ido á contener la sangre derramada por importunos pelotazos, Arnay, á quien le rompieron la nariz, y otros que no hay para qué nom brar. Los almendaristas se despreocupaban de las prácticas, y las vísperas de juegos se reunian para recibir en ellos las derrQtas con qne el IIabana los obsequiaba generalmente. Pero el Cerro está muy distante y se pierde mucho tiempo en el viaje por los carritos, asi es que pronto se trasladó el Al mendares frente á la Qinta de los Molinos y quedó constituída una sociedad en toda forma. Su reglamento ofrecía de todo, como algunos programas po líticos, pero no cumplía casi nada. Los Sres. Lino Martínez, Jorrin, Carlos Navarrete, Mediavi lla, Zaldo, Nuño, García Calderón, Zayas, Granados, Juan Romay, Pedro Hernández -uno de los que tomó parte más activa en la dirección de las obras- Nicolás Navarrete, ingeniero constructor de la Glorieta- Cabello, Francisco Domínguez, Enrique Bachiller, J. S. Aguirre, Guillermo Martínez, M. Y. Sandoval, Guillermo de Zaldo é hijo, Mlarqués de la Gratitud, Antonio González de Men — 69 — doza, José Miguel Nuño, &, &, recolectaron una bonita suma de dinero y comenzaron las obras de la Glorieta, que se llevó á cabo. Se pensó formar un jardín detrás de ella é introducir grandes cos

modidades (entre estas «la isla de los amores»...... ) un lago,

donde se ahogó un hipódromo, mucho lujo, mientras el Haba na, modestamente, construyó una Glorieta que ha sido reducida

á cenizas para levantarse después más fuerte, más ámplia, más <-4.

artística. Almendares inauguró su espléndida Glorieta, con un

baile suntuoso al que asistió la sociedad de la Iabana que fre

cuentaba los círculos más cultos. .

Los triunfos del Almendares sobre el IIabana en los juegos

de champions fueron escasos aunque no tanto como los del IIa -

bana sobre el Almendares en el segundo premio.

No ha podido el Almendares en su larga historia obtener el

título champion por más, que todos, ó casi todos, los años, conclui y

da la temporada, encontraba pretexto para desafiar al Habana

obtener entonces el triunfo. Esto dió lugar á que el Habana.

una vez terminado el champion, declarara en huelga á sus juga y dores les prohibiese que en esa época usaran el nombre del

club para batirse con otro alguno. «La diferencia de nombre no

varía la naturaleza de la cosa». y Entre estos juegos, recuerdo el del Ultimatum Almendares, - celebrado en terrenos de este. -

Antes, los uniformes de ambos clubs, tenian un peto con U, una inicial. Los jugadores del Ultimatun, debajo de la llevaban II,

una con objeto sin duda de arrancarse el primer peto en el y caso de ser victoriosos atribuir de ese medio la victoria al club • lo

Habana. Pero no se arrancaron. -

El Almendares tuvo su época de preponderancia. Varias ve

ces se disolvió, dejaba de tomar parte en algunos champions para reaparecer luego más pujante.

Se trataba de darle un golpe de muerte, no volver á jugar

jamás con el Habana, por temor á continuar siendo víctima de

las triquiñuelas de este club, que algunos exageraban, pero el y amor propio en ocasiones, el deseo de lucro en otras, daban al y traste con la resolución pue parecía irrevocable se continuaba

de nuevo. Para el Juzgado siempre era club distinto: el Almen C., dares, club Almendares, Almendares B. B. Almenrdares club,

Almendares, Beneficencia, pero siempre era el mismo Almenda res rival eterno del Habana. La última fiesta fué un baile efec

tuado en «La Caridad del Cerro», porque estas sociedades simpa

tizaron siempre. El Almendares tuvo la costumbre de efectuar

anualmente un desafio con el Habana ó con el Fe, á beneficio de — 70 — la escuela gratuita que desde hace tiempo sostiene la perseveran te «Caridad», uno de nuestros centros más distinguidos y que pudiera llamarse genuinamente cubano. Sus salones siempre han estado abiertos para el partido autonomista, razón por la cual, algunos señores que viven aún en el 68 la miran con cierta desconfianza, creyendo ver en cada socio del Instituto un insu— rrecto empedernido. ¡Y eso que no se llama «Centro Cubano», porque en esta pobre colonia de Ultramar se admiten los Centros Canarios, gallegos, asturianos, etc., pero cubanos!...... eeeeee Fué aquel un baile brillantísimo. Quisiera tener para des cribirlo, la gallarda pluma de Julián del Casal, la imaginación de Valdivia, el entusiasmo de Fleur de Chic; pero es innecesario, porque para decir que fué un baile expléndido me basta con esa sola frase. El salón estaba adornado con banderas azules, artís ticos trofeos hechos de bats ...... y la verdad es que resultaba de muy mal gusto aquellos uniformes usados ya, clavados á las pa redes, que parecían otros tantos individuos agarrotados. Cuando pienso que yo mismo ayudé á colocarlos simétricamente!...... El entusiasmo por el Almendares era tal, que todos encontraron de muy buen gusto la colocación de aquellos uniformes que recor. daban los tenduchos en vísperas de carnaval, que exhiben trajes de capricho. La mayoría de las damas llevaban un distintivo azul. Había muchas de blanco con cabos azules, y una almenda rista, más en carácter, deslumbraba á los jóvenss con sus brillan tes pupilas de azul vivísimo. Este baile se celebró en el año 1887. Reproduzco la revista que publiqué en El Fígaro.

El entierr0 del “Almendares.”

El sábado 22 de Octubre fué un día lluvioso. Parecía que

el cielo se desprendía de sus aguas para alojar en su seno al Almcndares. - -

Durante el día infinitas damas consultaban con la vista el

firmamento, con cierto temor, muy parecido al usado por los

malos estudiantes, en período de exámenes.

Una que conozco, no pudo asistir al baile porque sufría

en el pescuezo, por el de crueles dolores motivados exceso - mirar hácia arriba. y A 9 de la O. el - las noche llegamos Perpiñán, M. Rán autor y de las presentes líneas á «La Caridad del Cerro» admiramos el —71— precioso color producido por la luz eléctrica al iluminar los trajes azules de las muchachas que acudían al sarao. A la entrada del portal se leía en gas esta palabra: ALMENDA REs, que el viento trataba de borrar y que me hizo el efecto de fuegos-fátuos. La Directiva del Club esperaba, vestida de frac, á las damas, para obsequiarlas con elegantes programas y olorosos bouquets. y er, Entré el salón ví que «Pasaba arrolladora en su hermosura

Y el paso le dejé: y Ni aún á mirarla me volví, no obstante,

Algo á mhi oido murmuró: «esa e8». Amelia Nuñez vestía un elegantísimo traje azul. Adrina Armand,

«Cruza callada, y son sus movimientos Silenciosa armonía: y Suenan sus pasos al sonar recuerdan

Del himno alado la cadencia rítmica.» Me dijo Alfredo Arango que allí estaba Paulinita Galvez,

«Me hacía un gran favor...! Le dí las gracias.»

Pasaba por mi lado la Domínguez «Y me incliné por verla.»

La venezolana María Antonia Silva, llevaba una flor en el

pecho, por lo que me atreví á preguntarle: «¿Cómo vive esa rosa que has prendido

Junto á tu corazón?

Nunca hasta ahora contemplé en la tierra º Sobre el volcán la flor.»

María Rodríguez Navarrete me recordó el coro de los mari

meritos, de :

«pañuelos que se agitan sin cesar, me dicen un adiós.»

Juanita Orbea,

«Siguiendo de la danza los acordes,

O las cadencias rítmicas del vals,

Parece el blanco rayo de la luna

Del lago silencioso en el cristal.»

María Luisa Almeyda,

«Ella sola percibe la cadencia

De la sonora música el rumor......

De juventud en el albor primero

Aún duerme sosegado el corazón.» —72— Cristina Saladrigas, «Dejó un arcángel las celestes salas Para verte nacer, y enamorado Te tocó junto al lábio sonrosado Con la ligera punta de sus alas.» María Fontanills, «Al rumor de la orquesta se desliza.» Es decir, se deslizaba. Angelina Armand, María Antonia Moré, Piedad Zenea, las Benítez, las Zuazo, María Edelman, las Domínguez, las Ponce de León, Mercedes y Paulinita Giiell, María Luisa Guitart, Laura Garriche, concurrieron. Asimismo ví también á los zacatecas Aquíles Martínez, Lau reano Cortés, Ramón IIernández y otros almendaristas. En el intermedio nos deleitó el joven José Urbizu tocando un precioso vals en el piano de cola...... aumentada por los oyentes. Arturo Mora me decía: «No sé lo que he soñado En la noche pasada; Triste, muy triste debió ser el sueño, Pues despierto aún la angustia me duraba», ¿Qué va á acordarse? Si siempre está soñando! En lugar del chisporroteo de los cirios se oia la deliciosa música de danzones, valses y polkas. ¡Buen entierro ha tenido el Almendares. El acompañamiento no pudo ser más distinguido. Y eso que no he mencionado ni á la octava parte de las distinguidas damas que asistieron. Antes de las cuatro de la madrugada no había ni un alma en el oscuro salón. Cuando llegué á la IIabana, «Despertaba el día, Y á su albor primero Jon sus mil ruidos Despertaba el pueblo. v Ante aquel contraste De vida y misterios, De luz y tinieblas, Meditó un momento: «Dios mío, que sólos Se quedan los muertos!» >: >

Disolución del “Almendares.”

Ya sé que los habanistas protestarán una vez más de lo que

voy á copiar, pero la prensa toda Có casi toda) sin ponerse de

acuerdo, se produjo en la misma forma, aconsejando la disolución

del Almendares en la temporada de 1886 á87. Que los periodístas eran partidarios del club azul no de muestra, como quieren los habanistas, que aquellos pretendían

herir á mansalva al Habana. Y la prensa siempre significa algo.

No reproduciré sino muy poco, empezando por El Fígaro: «¡NO MAS CHAMPION!»

«El domingo nos convencimos de que en Cuba el basse ball

se imposible. hace ¿

Y en su consecuencia, suplicaríamos al club de nuestras

simpatías se retirara de una vez del juego que hasta hoy ha sido y solaz de los habaneros, que en lo adelante sería un campo donde

habrían de cosecharse desgracias sin cuento, sino estuviéramos

convencidos de que el retraimiento del Almendares puede consi derarse un hecho.

Directiva, jugadores, socios activos, todos, en una palabra,

están unánimes, votando por la separación del club, de la Liga del Championship. s”.

Las pasiones de los partidarios se han desbordado, como así

lo demuestra lo ocurrido el domingo.

Estábamos al comenzar la cuarta entrada cuando los luaba

mistas creyeron mala la decisión del juez respecto á un corredor

del Almendares que cojió la primera base. Aquí fué Troya! y De nada valió que se diera el tercer out no hubiera carrera.

El Habana fué al bat en medio de este escándalo.

Gritos, intimidaciones, etc., llegando la intransigencia al estre

mo de lanzarse al terreno unos cuantos, escitando á los demás á

que les imitaran, sin consideración alguna á las damas que en y gran número se encontraban allí, provocando un verdadero

conflicto que, gracias á la intervención del Sr. Asensio, digno Jefe y de Policía, sus auxiliares, pudo ser atajado oportunamente.

Y lo sensible del caso es que los alborotadores eran de los

concurrentes á la glorieta. Resultado del escándalo: algunos jugadores noveles, poco

acostumbrados á ellos, se desconcertaron. De ahí las cinco carre —75—. - ras en un inning, llamado á ser skunk, de ahí la pérdida del juego para los azules, que á pesar de seguir jugando profesionalmente, , propinando cuatro Skunks seguidos á su contrario, no le fué posible rehacerse. Ahora bien: ¿así se juega? Póngase en nuestro lugar la persona más imparcial, aquella que juzgue los hechos analizándolos friamente, y díganos bajo su palabra honrada si es posible continuar. >k >k >k

Los partidarios del Habana se sorprenden al saber nuestra determinación de no jugar más, é inquieren cándidamente la causa. ¿No sabían acaso que por fuerza esto debía suceder? La conducta observada por el Alinendares el jueves 10 no tolerando irritantes imposiciones, como siempre había sucedido hasta ese día, por más que Earned Run asegure lo contrario, debió convencerlos de que sólo en el terreno de la destreza podían vencer á los azules. Y, francamente, imponerse con gritos y escándalos, tratando de desconcertar, como lo consiguieron, á algunos jugadores, nada tiene de legal. a”. Hay que desengañarse de una vez, y convencernos de que sólo existe un dilema: O el Almendares, resuelto á todo, continúa jugando oponiendo á la agresión brutal lo que le dicte la dignidad; ó se retira de una vez de la lucha, hasta que se presenten tiempos mejores. Y la sana razón aconseja se tome esta última determinación. En primer lugar, porque cualquiera desgracia que ocurriera ten dría para nosotros más importancia que todos los juegos de pelo ta habidos y por haber; y en segundo, porque al estado á que han

llegado las cosas, nos hemos dividido los cubanos de tal modo

que dá verdadera lástima; siendo esto casi criminal, puesto que y el país necesita hoy, más que nunca, de la unión fuerza de todos sus hijos.

1, 3% «..", ><2.3. - -

En resumen: el Habana será el Champion, como siempre. - No se lo envidiamos.

El Almendares bizo lo humanamente posible, dentro de la y legalidad, para conquistarlo; á no ser por el escándalo del do

mingo, á esta hora lo sería.

D. E. P. el Champion de 1886 á87

J. F. PRIET().» - —76— De El Radical: «Varios almendaristas caracterizados tienen el proyecto de pedir á la Directiva de su club, á la que pertenecen algunos de ellos, la disolución del mismo, pues es imposible acudir más al terreno sin tener garantías para las personas de los jugadores. En el último desafío el populacho partidario del Habana, se mostró muy inconveniente y procáz en extremo, haciendo poco honor al club de sus simpatías. - Por nuestra parte, aplaudimos la correcta actitud de los almendaristas, al retraerse. - En último caso, sabemos que si no se retraen por completo, á lo ménos no volverán á contender con el Habana».

«IIemos recibido el número 5 de El Habanista, periódico de Sport, dirigido por D. Arturo Mora y D. Felipe González. Dicho número corresponde al domingo 29 de Mayo. En él encontramos el siguiente párrafo: «Nosotros esperamos que no se repitan los bochornosos hes chos del jueves 19; y que en el curso del match de hoy no se escu cher las vociferaciones de aquel día. Si tal caso sucediese seríamos los primeros en escribir contra el Base—Ball, como funesto para la unión y concordia del elemen to joven, suprema aspiración de cuantos nos interesamos por el porvenir de nuestra querida pátria.» Pues ya tiene el apreciable colega motivo para protestar y hasta para escribir contra el Base-Ball:

Los escándalos del último desafío, promovidos por algunos partidarios del Habana.» >k Ak >k - ya y Basta con lo transcrito. Ha pasado algún tiempo no

es de esperarse que se repitan escándalos análogos. CAPÍTULO XVII.

\URSABA- yo el cuarto de Derecho. El Dr. Leopoldo Berriel explicaba su asignatura como tiene por costumbre: sin faltar un solo día á clase y sin dejar una materia º hasta no tener la seguridad de que sus alumnos la habían aprendido. No como otros catedráticos que, porque co noceñ los códigos mercantiles de las naciones, se creen unos sabios y expetan discursos eruditos desde la tribuna, gritando más que orador en Congreso, y henchidos de vanidad. Pero no divaguemos. Es lo cierto que mientras el Dr. Berriel explicaba en cátedra el segundo curso de derecho civil, estaba yo parando rollings en Almendares ó esperando mi turno al bat. A las 12 del día ya había llegado al terreno. Hecho un fasci neroso, con los pantalones destrozados, sin camisa y sin sombrero, corriendo por el diamante mientras venían los demás. Poco á poco iban llegando éstos, Ramón García, primero, Laureano Cortés, después, Ricardo Martínez, Francisco Delabat, Ramón Hernández, Carlos Maciá, Francisco Salabaría y á última hora Aquiles y Eloy Mlartinéz (Tulipán y Cerro) que llegaban de su trabajo. Eduardo Zaldo, nuestro director de prácticas, se situaba en el home y soportaba sin moverse de allí el sol de todo el día, hacién donos rectificar nuestras malas tiradas á las bases, y haciendo salir del bat á los morosos que siempre querían dar el ultimo batazo que nunca llegaba. Mientras tanto ya se habían acolmodado en la Glorieta nues tros partidarios. Juan Pedro y Baró (Presidente) Ignacio Sara chaga, un entusiasta, Alberto Jorrín, que ños halagaba con —78 — exquisitos «sandwichs» que devorábamos con un gusto Pablo y Pedro Mazorra, Bernardo Soto Estorino, Sotolongo qué sé yo! Parecía por la concurrencia, que se celebraba un desafío de es casa importancia. Había que oir las palmadas, los bravos, los gritos...... Después venían los abrazos por el «home run», por la cogida de aquella línea, por la tirada...... La bola se sostenía grande rato sin caer al suelo. Como jueguen así el domingo...... ! nos decían. Y nosotros proseguía mos cada vez más decididos y entusiasmados. Carlos Maciá nos asombraba con sus curvas, Ricardo Martí nez, con sus «paradas». —El domingo voy á dar un «batazo» así, decía Delabat en viando la bola sobre la loma del «left-field». - —Bueno, Pancho! Y lo abrazábamos creyéndonos que aquel había sido un «batazo» dado á la bola de Luján. Algunos aspirantes á suplentes sustituían en el terreno á los que se retiraban temprano, y había que verlos cuando los fuertes pelotazos les rompían los dedos...... ------La lluvia había comenzado y nosotros nos sostenían:os en nuestros puestos, sin ocuparnos de las pulmonías que pudieran sobrevenirnos. Se angustiaban entonces los partidarios y nos llamaban á la Glorieta, pero no les hacíamos caso hasta que sentiarnos correr por nuestros pechos y espaldas las gotas de su dor y agua que resbalaban rápidas como el azogue. Aquello era una decepción. Abandonar nuestros puestos de honor por la lluvia impertinente...... ! No había más que resignarse y mezclándonos en la Glorieta con los entusiastas, hablábamos del juego próximo con el «Haba ba», seguros de nuestro triunfo. El agua continuaba cayendo y al tropezar con furia sobre el zinc del techo de la Glorieta, producía un ruido monótono, cansa do, que escuchábamos sin darnos cuenta, como quien oye llover. Por fin se disipaban los nubarrones y aparecía el sol en el horizonte, fatigado de la guardia del día y tiñendo de grama algu nas ligeras nubes que desaparecían pronto para dejarnos ver el cielo azul, como apoteósis de nuestra victoria. ------Llegaba el domingo y perdíamos, por hacer caso de ilu siones de óptica. Argensola lo ha dicho: ((...... porque ese cielo azul que todos yemos ni es cielo ni es azul. Lástima grande que no fuera verdad tanta belleza!» — 79 —

"FE B. B. (..”

No puede darse mayor laconismo que el ñombre adoptado por este club, cuya historia es larga, pues se constituyó poco tiem po después del Habana y Almendares. En un principio se llamó Alerta, pero como no se trataba de centinelas, sino de jugadores de pelota que aspiraban á ocupar un puesto digno en el base-ball cubano, mudaron el nombre por el de He, que es una virtud que no han tenido todos sus socios, pues se ha disuelto algunas veces para reorganizarse después. En una de sus disoluciones los jugadores pasaron á formar parte del Ha bana, dejando luego á este club de golpe y porrazo. Eran del Alerta Octavio Hernández y Pancho Tiant, retirándose el prime ro porque se negaron á ponerle al club: «Alerta del Fe.» Cachurro, que fué durante mucho tiempo el alma del club, es tá sobreviviendo á su gloria, pues ya son muchos los noveles que lo han superado, como Alejandro Castillo, que es uno de los pri meros batsmen de la isla, y otros. Salabarría es un jugador veterano que conserva todavía su fa ma, imperecedera ya en los anales del base-ball cubano, pues ha sido y es jugador notabilísimo al campo, y en algunas tempora

das, débil en el manejo del fresno, cómo escribiría un periódico

base-bolero de provincia.

De los que más han figurado en la historia de ese club, es y Antonio P. Utrera, que es un atleta formidable ha sido secreta

rio de la Liga de 2º premio por espacio de algunos años,

A pesar de ser el Fe un club muy fuerte, que ha vencido

muchas veces al Habana, éste no lo ha considerado nunca como y rival, no sentía mucho sus derrotas si vencía después al Al mendares. En un premio interesantísimo, ofrecido por los Sres. Aure y lio Granados Ezequiel García, directores de El Sport, nuestro

primer periódico doctrinario, se observó un fenómeno raro. Com y batían Habana, Almendares Fe. Los he citado por orden crô ya nológicó, que no era posible citarlos todos á la vez. y El Habana venció al Almendares, éste al Fe, quién zurraba

al Habana. Algunos persaron, porque nunca falta gente mal intenciona

da, que las Directivas de los clubs combatientes habían pactado

las resultas de los juegos, pero no hubo tal, como no han habido

tampoco rentas de jugadores, como aseguran varios noticieros de y oficio chismosos de profesión. No dudo que, dada las clases — 80 — de personas que á título de jugadores han formado parte en los clubs constituídos legalmente, hayan habido rateros y hasta con inclinaciones al ñañiguismo; pero jugadores que hayan vendido juegos, así, en absoluto...... serán muy pocos. En estas cues tiones, lo mejor es lavarse las manos, que es necesario conser varlas limpias aunque no sea más que por qué tenemos que es trechar las de personas dignas. El apasionamiento de muchos partidarios (y sigo hablando en general) les ha hecho desconfiar hasta de los jugadores que más se han distinguido por su caballerosidad y cultura. En el amor egoista que profesan al club de sus simpatías respectiva— mente, exigen, ó por lo menos pretenden exigir de los jugadores, infalibilidad, como si los peloteros fueran Papas...... que también son falibles, á pesar de la Iglesia. No le perdonan á ninguno, que cometa el error más insigni ficante: quieren que por movimientos automáticos sean fatalmen: te máquinas. Voy á ver si me explico mejor. No máquinas, en el sentido de que ejecuten actos sin conciencia de la ejecución, sino en el sentido de que no han de fallar. Se ha dicho y repetido hasta la saciedad que el Fe es des graciado porque forma jugadores que después pasan al Habana; pero creo que la mayoría de los jugadores del He que han pasado al Habana no estaban formados completamente. Ronquillo, Al day, Antonio García, éste sobre todos, no eran gran cosa en el Fe y en el Habana fueron verdaderas notabilidades, excepto el segundo, cuyas condiciones intelectuales le prohiben pasarse de listo. Con la disolución del Almendares el Fe ha aumentado con— siderablemente el número de partidarios, pues la mayoría almen

darista, que no es tal almendarista sino anti-habanista, se ha he

cho protectora, ó sinmpatizadora al menos, del Fe.

Donde más partido tiene este club es en Jesús del Monte, y donde se fundó allí lo miran como cosa de casa. Allí, en Je y sús del Monte, se formaron Salabarría, Cachurro no sé si algún

otro digno de especial mención. ya Como he dicho en el capítulo que dedico al Habana, el

Fe venció en el Championship de la temporada del 1887 á88.

No celebró fiesta alguna, pues, á diferencia del Almendares y es poco aficionado á bailes no es amigo tampoco, como el - Ha

bana, de banquetes oficiales. ya Celebra el triunfo con modestas comidas, en los restaura

dores, como le dice Emilia Pardo Bazán á los restaurants en «Un ya viaje de novios») en los terrenos, donde lleva la máquina fo - — 81 — tográfica instantánea indispensable en las fiestas conmemorativas. Estas comidas ó almuerzos ó banquetes, que de todo hay, no son divertidas. He tenido oportunidad de concurrir á varios gajes del oficio de revistero y aseguro que se sale de allí, á fuer za de tantos vivas medio muerto. Los partidarios exaltados, de Habana, Almendares y Fe hay que decirlo así para no herir sus ceptibilidades, son admitidos á la mesa, y cuando acaban con la masa, se entregan á la musa y hay que estar como en misa para no disgustarlos. Pretenden hacer un brindis, pero no le resulta

sino un viva el Habana (si es habanista) ó un chiste que no lo

es, contra el club vencido. ya y Los niños que usan pantalones largos se afeitan el inci piente bezo con vidrio de botella, se creen obligados en su cali

dad de hombres á sorber más copas de las que su cabeza puede y resistir entonces comienza la serie de inconveniencias, propias y de la edad aumentadas por el alcohol......

Yo no sé á cual miembro de la Directiva del Fe se le ocurrió

en 1885, adherir á los uniformes de los jugadores, letrás de ni

quel que eran de muy mal efecto é inconvenientes, pues el sol, al

reflejar sus rayos en el metal (¿el niquel será metal? Ni sé co. y mo estudié yo Física Química!...... ) dañaba la vista de los otros jugadores.

Como de los tres, este club se constituyó el último, es el que tiene menos partidarios.

El día menos pensado se disuelve. Sí, es un club que está

llamado á disolverse, porque ni su Directiva, ni sus jugadores tie

nen el entusiasmo habanista.

En fin, que Dios no lo quiera, si es que el bueno de Dios se

ocupa de estas cosas de pelotas. () ------#s-º-zººxassv=• exas (s (es-=º-ºs-¿ - S - =z (es=º-¿?¿33 - º -

CAPTULO XIX.

satisfecho si pudiera citar aquí los nombres de los )./ clubs de verano que se han constituído en esta Isla, pero N SNES ya que esto no es posible y que el número de ellos puede calcularse en más de 200, sin que pueda haber exageración algu na en esta cifra, me limito á recordar los que tengo por principa les. Los que andan á caza de errores, esos que nada producenº y todo lo critican, tienen ahora una oportunidad para cebarse en mi libro, decir que el trabajo es incompleto y hasta que tengo un grano en la nariz, ya que la crítica contemporánea se ha vuelto tan personal. Mejor para ellos y mejor para mí, porque de esta suerte (¡vaya que si es suerte) se buscará mi libro y se leerá al go...... de contrabando. Las presuntas madres, pasan generalmente los meses de em barazo buscando nombres para sus hijos, porque encontrar un propio impropios Angel, León, nombre entre tantos etc. es más• difícil que hacer una buena definición. No hay más que fijarse en los establecimientos cuyos letreros leemos inconscientetmente, para comprender el poco acierto de la mayoría, al titular sus tiendas. Yo he visto en la Habana (y que esto no huela á reclamo) rótulos graciosísimos. De ejemplo pueden servirme, «Los asturia nos en campaña,» (bodega) «El gallo brinca cercas de Benito,» «El sub-marino Peral,» «El General Salamanca,» (cigarros) «La estrella de Otcidente»...... En las obras teatrales se ven también títulos curiosos: «Un matrimonio infame,» «Deshonra que glorifica.» ¿Y en el Báse— Ballº Hemos tenido el Tínima (un río!) el - — 83 —

Colón infantil (Colón infantil!, como quien dice Cristóbal Colón 2 antes del viaje), Boccaccio, Fattinitza (operetas...... ó lo que sean) Barcardí (ron), Yard, Progreso, Fe, Yumurú, Norma, Siboney, Acacia, Fenie (clubs de reclamos) Undoso, Tamarindo () Por venir, Alarina (de éste fué capitán un joven del mal genio que no se andaba con chiquitas. Con que miren ustedes si había motivos para alarmarse) Marianao...... y ¿para que más? Eugenio Santa Cruz, auxiliado de Pablo Mazorra, Rafael báñez, Enrique H. Miyares, Ramón Seijas, Juan Francisco Prie— y to, Ignacio Sarachaga otros, formron el Bacardí compuesto al

principio por jovenes que no sabían jugar, mientras que en la y misma época por jugadores que tampoco lo eran, se formó el y Porvenir todas las tardes, á las tres, celebraban en el Vedado

matchs que presenciaban sus amigos amigos de los jugadores, claro está. y y Pero aquellos juegos eran monótonos astidiosos se pen

só en sustituir la decena por otra que entendiera mejor el juego. Carlos Maciá, Ramón Hernández, Pablo Valdés, Ramiro Mazo rra, Font, Alfredo Arango, Horacio Poey, Benigno Hernández,

Santa Cruz y yo.

Ningún otro club tiene la historia de éste. De los dieciseis

juegos en que participación perdió uno, Boccaccio,

tomó solo- con

que capitaneaba Adolfo de Póo.

Los Almendaristas y muchos hábanistas eran partidarios del

Bacardí el invicto, que fué el que tuvo más simpatías entre todos los clubs de verano. - Nos vesfiamos siempre en casa del capitán Santa Cruz, con y y nuestros uniformes azul blanco de allí salíamos en breack á

los terrenos de Zaldo ó en peseteros cuando los desafíos eran en

Guanabacoa, aunque éstos no llevaban solo hasta el muelle de y Luz. Asaltábamos el vaporcito al momento estábamos sobre

cubierta, agrupados debajo de la bandera que ondulaba anun

ciando nuestra visita. En la villa nos esperaba el pueblo, dán

donos vivas entusiastas, y también, uniformados ya, los jugadores

contrarios que nos llevaban á casa del presidente de ellos, siem y pre fino obsequiso. Terminado el juego, en los que se hacían y aplaudir Maciá Ramón Hernández, si no había baile en el Liceo,

se improvisaban asaltos, á los que nunca me quedaba.

Recuerdo un baile de la octava, baile anual que dá celebri y dad al Liceo, por lo brillante que siempre ha sido, aceptamos

la invitación que nos hicieron. El salón estaba adornado con pri

morosas banderas de raso bordadas por las entusiastas partidarias y de los bandos Azul, Punzó, Carmelita Verde. Asistieron las prin - —84— cipales familias, que se marcharon temprano, y tuvimos que esperar á que saliera el primer tren. De madrugada paseamos por aquellas lomas y plazas, en— trando en los pocos cafetines que protegen los trasnochadores y nos dirigimos por último á la estación. Esperar es desesperar, pero esperar en el paradero la salida del tren es un martirio. t- ºe- .Murió el Bacardí sin ódios ni rencores, legando al Al mendares algunos jugadores notables, Alfredo Arango, por ejem plo, que ha sido el mejor righfield de Cuba, á despecho de los 1ntransigentes. Hoy el Champion invernal absorbe la atención de los ama teurs. Los clubs de verano apenas cubren sus gastos, pues es jugadores bandería, y público casean cada vez más- los de el mo los protege. Los periódicos El Habanista y El Pelotero ofrecieron un pre mio al club que resultase vencedor en una serie de juegos. Lo disputaron: el Sport, el América, el Almendarista, el Fé nie, vayan fijándose en los nombres el Mascota, el Fígaro y el Colón. Casi ninguno pudo recolectar dinero de las entradas pa ra sufragar los gastos de uniformes. Demás de esto llueve mucho en verano y hay que suspen der por esta causa algunos desafíos, y los clubs de invierno, este año, estamos ya en Julio y no han terminado sus compromisos con la Liga. Así es que realmente los clubs de verano no tienen otra im. portancia que las de fomentar jugadores, es decir, la de «hacer provisiones allá para el invierno». 7 ¿ Q 2 pºr N sºrºsas se asesºrºsºs*. S

(APTULO XX.

o puede hablarse de basc-ball en Matanzas sin recordar á los Sres. Tolón, Hernández, Amieva, Delgado, que habien,

...)\, do recibido educación en los Estados Unidos constituyeron

la primera novena de Base ball en la ciudad de las cuevas de Be y llamar alumbrado público de petróleo. y Ellos mismos formaron su directiva se organizaron, cos y teándose sus uniformes habilitando para sus prácticas el Palmar

de Junco, desprovisto de palmas. y Pero no tenían con quien combatir se dirigieron á Sr. Er

nesto Guillot, que en 1878 era secretario del Habana. y Un domingo primero de abril, llegaron á esta capital ce

lebraron su primer encuentro con el Habana, á quien venció.

Este desafío se efectuó de milagro, porque los habanistas no ha bían terminado las obras en sus terrenos.

A propuesta del club Habana se acordó que se procediese á

jugar por el Championship, entre los clubs legalmente constituí y dos organizados, sometiéndose á las bases de la siguiente acta:

«En la Habana, á veinte de Diciembre de mil ochocientos y » sesenta ocho, reunidos en la calle de la Obrapía número diez y » siete, los Sres, D. Adolfo Nuño, D. Carlos Zaldo, D. Joaquín y » Franke, en representación del Almendares Base Ball Club, y » D. Beltrán Senarens, D. Ricardo Mora Manuel Landa, por la

» del Habana Base- Ball Club, haciendo las veces de Secretario

» D. Ernesto Guilló, se hizo presente por el Sr. Senerens, que el

» motivo de la reunión era acordar las Bases, con el fin de obte

»ner el premio de Championship del presente año, entre los clubs — 86 — » de esta Isla, oficialmente conocidos. Que considerando que so »lo existen los del Almendares, Matanzas y IIabana, entre estos » debía disputarse dicho premio. Que con relación al de Matan. » zas este club había manifestado en carta, fecha diez y siete del » corriente, que aceptaba el reto, si bien no pudiendo estar pre » sente en esta reunión, estaba y pasaba por lo que la comisión » del Almendares y Habana acordasen. En su consecuencia y » después de conferenciar debidamente se acordó por unanimidad » lo siguiente: - - » PRIMERo:—Que cada club juegue tres partidos con cada uno » de los otros dos, y el que saliese vencedor de ambos contrarios, » por dos partidos á cada uno, obtendría el premio del presente » año. »SEGUNDo:—Que este premio consista en una bandera de seda » blanca fileteada con los colores del club vencedor, y la inscrip. » ción Championship 1878; siendo el costo de ella de cuenta de las - » clubs que pierdan. »TERCERO.—La Liga concede como premio á los jugadores » una medalla de plata, según modelo presentado, con las inscrip » ciones de Isla de Cuba, Base Ball Championship, 1S78; cuyo cos » to la satisfarán los tres clubs por partes iguales, encargándose de » su construcción el I Habana Base- Ball Club. - » CUARTo.—Que los partidos se celebren en los días festivos » ó domingos, empezándose el veinte y nueve del corriente. » QUINTo.—Que las reglas y condiciones, sean las generales » del Base- Ball en la guía del presente año de 1878. - » Con lo que concluyó el acto, extendiéndose la presente, por » triplicado, para entregar una á cada club de los mencionados, » firmando todos los presentes de que certifico.—Ricardo Mora. » - Beltrán Senarens.—Carlos Zaldo.—Adolfo M. Nuño, por sí y » por Joaquín Franke.—Manuel Landa, como Secretario, Ernesto » (uilló. » El acta anterior, de cuyos deslices gramaticales no me lago solidario, está tomada al pié de la letra de la «Guía de Base-Ball - para 1878.» - El primer juego de este Champión, se celebró el 29 de Di. ciembre de 1878, entre Habana y Amendares, siendo juez, el se ñor C. Cuero.

ANOTACION POR ENTIRADAs:

.1 linendares...... 5 5 0 0 1 0 3 6 0=20

IIabana...... 1 3 0 1 5 0 3 S 0=21 - —87 - Formaban la decena del primero: C. Zaldo, S. S.; F. Reed, 1º B.; A. Alzola, C.; L. Ovies, 3 B.; N. Barrios, L. F.; T. Zaldo, P.; N. Barbón, C. F.; A. Lacazette, 2 B.; J. Franke, R. F.; A, Nu ño, R. S.; y éste fué su primer orden al bat. El del Habana fué el siguiente: F. Saavedra, L. F.; E. Cadaval, R, S.; R. Saavedra, 13 B.: M. Landa, S.S.; E. Sabourin, 2 B.; R. Lawton, C. F.; R. Mora, P.; N. Guilló, R. F.; E. Bellán, C.; B. Senarens, 3 B. El segundo match se verificó entre los clubs Matanzas y Ha hana, el 1º de Enero de 1879, en los terrenos de aquél (palmar de Junco) en aquella ciudad, resultando empatados por 17 carre ras, á causa de haber obscurecido, y siendo juez el inteligente le trado Leopoldo Sola. El tercero se efectuó el 5 del propio mes de Enero entre A/ mendares y Matanzas. El primero varió algunos jugadores. F. Zayas defendió la primera base y Stanhope el C. F., si bien este último se retiró del terreno en la quinta entrada por haberse inutilizado. Conti nuó jugando el Almendares con nueve hombres. El Matanzas presentó el siguiente diez: F. Delgado, C.; R. Amieva, P.; A. Hernández, 1 B.; S. Tolón, 2 B.; J. Sands, 3 l3.: M. Amieva, S. S.; C. Poujaud, R. S.; F. Domínguez, L. F.; J. Amie va, C. F.; Mal tínez, R. F.

ANOTACION POR ENTRADA :

Almendares ...... 1 e3 3 () 2 4} w. Batanzas...... 27 () ºD 1 2 -.) ()

ué Juez en este desafío el que hoy es Licenciado en l)ere— cho Civil y Canónico, Sr. Eduardo Delgado. El cuarto match lo efectuaron Jatanzas y Tabana, y dió es - te resultado: A NoTArION POR ENTRADAs:

lJatanzas...... 3 2 2 2 3 1 0 5---20 IIabana...... 3 1 () 3 3 (3 3 3=34

Quinto desafío: 2 () () () 1 3 () 0 - 1() Almendares ...... 4.- , 1Iabana ...... 0 2 () 0 0 4 3 2 7==1 S Y sexto match: JTabana ...... 3 () 1 2 1 11 5 9 2==34 lfattanzas...... 1 () () 4 () () 7 3 1 = - 17 2. e : e e re )

álamas, (APTULO XX.

9FIRMAN los naturales de Cárdenas que en aquella localidad

\ se organizó un club de Base-Ball ántes que se formaran y /\los de Habana Matánzas. Las personas á quienés he sºspedido datos para escribir esta obra, me aseguran, unas,

que el primer ten se constituyó en Matanzas, otras, que en la y Habana, algunas, como he dicho en los primeros renglones de

este capítulo, en Cárdenas.

Quizás sea muy importante dejar consignada aquí la verdad,

pero creo que se constituyeron casi en la misma época en las y y tres ciudades, de esta manera dejo contento á todos á ninguno.

Sin embargo, en la Habana, desde la formación del idem, no ha

dejado de jugarse un solo año, mientras que en el interior, á pesar y de los esfuerzos de los Sres. Samuel Tolón Alfredo Hernández, y murió el Base-Ball en Matánzas también en Cárdenas, aunque

para el sostenimiento de este club (Cárden as) no se esforzaron

nada los que he tenido oportunidad de citar hace un momento, (y En Cárdenas esto corre como histórico) un agente de la autoridad creyendo haber descubierto una conspiración, sorpren

dió un plano de terreno que tenían los organizadores, pretendien

do que dicho plano pertenecia á la estrategia militar separatista. Afortunadamente un superior había visitado los Estados Unidos y disipó el error del personaje.

Este fué el primer tropiezo del Cárdenas B. B. C.

Es de presumir que el celoso funcionario, desconsolado por

no obtener los galones que se le iban de las boca-mangas consu

miría para consolarse algunos idem, de aguardiente.

El «Diario de Cárdenas», periódico constitucional intransigen te, dedicó una gacetilla al juego de pelota norte-americano, en —89—. unos términos tan acres, que «El País», que no se mete en asun tos de pelotas, ha tenido que contestar al patriótico periódico que delira con la sustitución del bat por las palas, chisteras y guantes cortos. Este «Diario de Cárdenas», que maldito lo que entiende de Base-Ball, vé amenazada la integridad del territorio porque los cubanos practican este ejercicio. Pero está solo y es de esperarse que nos deje quietas las pelotas. Quizás para darle gusto al «Diario» y por acercarse á la asimilación racional y posible, los jugadores del Progreso de Matanzas, adoptaron en algunos desa fíos, las históricas boinas rojas como los sabrosos pimientos mo rrones que sazonan agradablemente el suculento bacalao de la industrial y pintoresca Vizcaya, delicado obsequio hecho al Pro greso por los entusiastas dependientes de la acreditada casa de

los Sres. Bea, Bellido y Cº. (Lástima que no me paguen este reclamo) En Cárdenas hay verdaderos entusiastas. En primer término y el Sr. Carlos de Rojas los Sres. Mallet, Maribona, Eduardo de

Zaldo, Emilio Villageliú, Dueñas, Cossio, Doy, Torre, Calleja, y

muchos más, entre ellos los hermanos Tellado, uno de los cuales

no pudo presenciar un desafío porque fué víctima de la ferocidad de un cura. y El caso es curioso por eso lo relato: El Sr. Tellado se casó y en un Juzgado el cura de Cárdenas, en una procesión quizo

obligarlo á que se descubriera ante el madero que representaba y á no sé cuál virgen de las once mil, como quiera de que, Tellado

á la pretensión curita, por no accedió del - éste mandó detenerlo

la policía. (¿Cuánto me daría «El Motín» por esta noticia?)

El primer rival del Cárdenas fué el Estudiante, club á que perteneció incidentalmente Ramón Hernández. Ambos contaban y con simpatizadores decididos celebraban sus triunfos en el

«Club», que es á Cárdenas lo que la «Caridad del Cerro» á la Habana. -

A estos bailes asistían las damas con trages caprichosos se mejando uniformes. Un detalle cursi, muy cursi, dicho sea sin

ánimo de ofender la exquisita suceptibilidad de la culta juventud cardcnense.

Después se formaron otros clubs: Esperanza, Intrépido, Vesu y bio, Mascotá, Dinamita otro que tenía el nombre de una ópera popular.

Cárdenas y Esperanza eran los verdaderos rivales, como

Progreso y Matanzas, Habana y Ahmendares, Bélico y Santa Clara. l • ). —90 — Se jugó un champion local en el que triunfó el Cárdenas, que en aquella época (85 á86) era muy deficiente.

>< >k :k

El Esperanza como el Almendares tuvo que disolverse, por que irrtransigencias partidarios imposibles las de los hacían - los encuentros entre Cárdenas y Esperanza. Ya sin rival en la localidad, el Cárdenas hubo de buscarlos en Matanzas y en esta capital, de donde fueron varias decenas que no siempre ganaron. - Después de grandes esfuerzos ingresó el Cárdenas en el champion, de la Isla, siguiendo el mal ejemplo del Matanzas y Progreso. - Ultimamente ha visitado la provincia de Santa Clara, donde fué recibido con una galantería que demuestra la cultura de los villaclareños. La prensa se ha ocupado de esta fiesta y yo em plazo al lector para cuando trate del Base-Ball en provincias.

Lºs•s

El Cárdenas B. B. C., único que existe actualmente en aquella localidad, pudiera presentarse como modelo. Cuando se pretendió que el Cárdenas ingresara en el Championhip de la Isla, como se trataba de la ciudad, se reunieron los elementos ri vales, y Elgarresta, pitcher del Esperanza, no tuvo inconveniente en aceptar el uniforme que le brindara el Cárdenas. La Glorieta de este club es reducida para contener el núme ro de amateurs excursionistas, pero las damas cardenenses tienen cabída en las cómodas sillas con que las obsequia la Directiva. El pueblo, que es apasionado por el juego, ni chilla ni albo rota, contentándose con aplaudir las buenas jugadas y lamentarse de las derrotas de su club favorito. Conservo aún la lista de las señoras y señoritas que forman aquel club, y la traslado aquí como prueba de las simpatías que siempre me inspiraron, por haber contribuido al adelanto del Base-Ball en Cárdenas, que se ha arraigado á despecho del «Diario» cardenense. Presidenta:—Sra. Da. Virginia Bacot de Rojas.

... Vocales:-—Sras. Da. Alicia Doy de Neyra, María Menocal de

Ros, María Bringuier de Doy; Srtas. Alicia Fernández Rubalcaba, Amelia Hevia, Amelia Pasetti, Ana Roselló, Antonia González, Blanca barbia, Carlota Fitz-Gibbon, Caridad San Martín, Catalina ¿r

— 9l — Rodríguez, Concepción Torres, Concepción San Martín, Dolores Hevia, Dolores Aragón, Eloisa Azcúe, Elvira Legrera, Emilia Nu ñez, Emilia Pantaleón, Eugenia Segrera, Eva Aragón, Francisca Ruiz, Georgina Fernández Rubalcaba, Hortensia Hevia, Horten sia Sardiña, Irmenia Beath, Isabel Maresma, Isabel Roselló, Ja cinta Cossio, Josefa Azcúe, Josefina Mallet, Laudelina Bermudez,

María Teresa Rodríguez, María Teresa Menocal, Mercedes- Pasetti, Rosa Cossio y Susana de la Torre.

La juventud de Cárdenas no ha podido ser más atenta y ga lante con los clubs que han visitado aquella ciudad. - Siempre se nos invitaba á bailar en el «Club», y cuando en esta sociedad no había baile, se improvisaban asaltos en algunas - casas de familia. Se nos esperaba en. la estación y nos llevaban al hotel y después al terreno. - La simpática decena del Cárdenas la componen hoy (Junio del 89) los jóvenes Menocal, Beath, Elgarresta, Miohura, Durán, Petit, etc. y el intrépido Mallet los dirige- con un entusiasmo digno de alabanzas. No se ha presentado en champion con la intención de obte— ner el título y el obsequio de anexo, sinó con la de aventajar á los clubs matanceros. Sr. Caule fué uno de sus fundadores y en 9 de Octubre El - de 1881 quedó constituido el club. Hoy lo inspira su presidente, el Sr. Carlos de Rojas, caballe ro queridísimo en toda la ciudad. Como prueba del empuje de sus jugadores puede citarse el siguiente hecho: 7 La primera vez que fueron dados los 9 scones en Cárdenas los recibió este club, y al domingo siguiente, pagó con la misma moneda al Esperanza, de quién los había recibido. En Base—Ball, como en todo lo que se refiere á Cárdenas, no puede decirse que es la pátria de los cangrejos sino por autono masia. - Sin contar, por supuesto, al «Diario de Cárdenas»...... 4.

...”;-, ><23 . — 92 —

Resultado de los desafíos más importantes.

A\ON. CLUBS. (ARRERAS.

1879... Habana y Almendares...... 21 X 20 1880... Almendares y Unión...... 16 X 9 1881... Fe y Habana...... 8X 7 1882... llabana y Almendares...... 3 X 1 1882... Almendares y Ultimatum...... 9 X 5 1884... Almendares y Fe...... 3 X 2 1885.... Fe y Habana...... 4 X 3 1885.... Chicago y Almendares...... 4 X 2 1885.... Chicago y Habana...... 1X 0 1885.... Bacardí y Boccaccio...... 3 X 2 1885.... Barcadí y Carmelita (1)...... 3 X 2 1885.... Fe y Almendares...... 7 X 6 1885... Fe-Habana (picked-ten) y Almendares (2).... 6 x 3 í886... Almendares y Habana...... 2X 2 1886... Habana y Fe...... 5 X 2 1887... Almendares y Habana (3)...... 1 2X 10 1887... llabana y Fe ...... 6 X 5 1887... Matanzas y Habana...... 6X 5 1887... Almendares y Fe...... 6 X 5 1887... Habana y Almendares...... 6 X 4 1887... Almendares y Carmelita ...... 38X () 1888... Habana y Fe...... 4 X 2 1888... Fe y Habana (4)...... 7X 3 1888... Olivette y Campos Elíseos...... 5 X 4 1888... Regla y Ceiba...... 5X 4 1888... Progreso y Habana...... 6X 5 1889... Cárdenas y Progreso (5)...... 4 X 3 1889... Habana y Cárdenas...... 3 X 2 1889... Cardenas y Progreso...... 7X 5 1S89... Habana y Progreso (6)...... 5X 4

1889... Fe y Matanzas...... º • • • • • • º º * - • • - • • ...... 8X 2

(1) En este juego, Maciá, pilcher del /acardí, sacó 15 hombres y en srices, no habiendo sido bateada su bola más que tres veces sin que hubieran logrado los bateadores llegar á primera. Las carreras, las hi cieron, pues, por dos bases por bolas.

(2) En este juego, Maciá, sacó 17 strouok-outs.

(3) Al í/mcndares se le inutilizaron tres catchos en el juego.

(3) Se jugaron 10 inninus. r

—93 —

DECISION DEL CIIAMPION DE VERANO DE 1885.

Boccacio...... 2 0 1 0 2 0 0 0 0== 5 0 0 0 2 1 2 0 6 Porvenir...... 0=º 885: Almendares...... 3 0 3 1 1 0 4 4 0=16 Fe— Habana...... 0 0 0 0 2 () 0 0 0= 2

En este juego Maciá dió un trhee bascs, un tuco-bases y un base-hit. Delabat, un clean home—rum.

CHAMPION DE 1886.

En este juego dió el Almendares 20 hits.

PREMIO DE «EL SPORT.))

Habana...... () () 0 1 0 0 0 () 1 = 2 Fe...... () () () 2 0 1 0 1 1 == 5

Habana...... () 0 0 2 0 0 () () 0= 2 Almendares...... 1 1 0 () 0 0 0 0 0= 2

Habana ...... () 1 0 1 () 0 2 0 3= 7 Fe...... 3 3 8 1 4 0 1 0 0=20

Almendares...... 0 0 0 0 0 3 0 0 0= Fe...... 0 () O () () 0 1 0 ()= 1

Habana...... 4 0 3 0 0 0 0 2= 9 Fe...... 2 1 () 2 0 1 0 2E 8

Habana...... 0 O 1 1 0 4 () 1 0= 7 Fe...... 0 4 O () 1 2 1 0 0== S

Almendares...... 1 () 1 2 0 2 () 0= - 7 Habana...... 1 1 1 0 2 1 | 1 2 - 1 ()

(4) El Almendares anotó 32 hits, de los cuales 1 home rum, 3 y three-bases 4 tuvo-bases.

(5) Se jugaron 16 innings.

(6) Se jugaron 16 innings. —94 —

Habana...... () () 1 0 () () 0 O 3= 4 Almendares.. 1 1 0 () 0 () 0 0 0= 2 e

Fe...... 0 0 0 1 3 0 () 2 0 l= 7 , Habana...... () 0 0 1 || 0 () 4 0 1 — 7

M. A TCH DE CIS V () .

(DIEZ INNINGS.)

Almendares...... 0 0 0 2 0 1 () () 1 4= 8 Habana...... 1 0 0 1 0 () 1 1 0 0= 4

s”e

El Base-Ball en provincias, ya El Base-Ball se ha generalizado de tal manera, que lo

conocen en toda la Isla.

En Sagua la Grande hay dos tens que cuentan con buenos

jugadores y muchos partidarios. Entre aquellos figuran los her

manos Someillán en primera línea. Allí está Laureano Cortés, y última primera base de Almendares con esto solo está hecho su

elogio. Varias veces han pretendido jugar con los clubs de aquí, pero no han podido efectuar los desafíos por los inconvenientes viaje.

- del

A cada momento celebran matchs con los clubs de Santa

Clara, donde el entusiasmo por el Base-Ball raya en frenesí. .

El cónsul americano en Sagua la Grande es presidente de un

club de allí ó de allá (que en este momento no sé cuál es el adº y verbio propio) se propone mantener el entusiasmo de los juga -

dores hasta la consumación de los siglos.—Amén. >. >k 3k

Santiago de Cuba, sinó actualmente, ha contado también con

dos novenas, una de las cuales la formaron los mineros america

ll OS.

En el 86, efectuaron un desafío en que ganaron los mineros y obsequiaron á los vencidos con un expléndido baile, al que e

asistió la buena sociedad cubana. - , " — 95 — Después aquella fiesta, de ño he vuelto á- tener noticias de los peloteros de Santiago. 3% >: :k

En Jaruco se organizaron dos clubs, azul y punzó, que tuvie. ron que disolverse. Algunos picked-tens de jugadores medianos de la Habaña, fueron á combatir con los de Jaruco, ganando unas veces y perdiendo otras. Entre los jugadores de aquí, fueron Alderete y Cubero. Luján, Adolfo Luján, es allí muy querido y les ha servido de maestro. 2: -k ><

Cuando se organizó el club Habana, sus jugadores no usaban los mismos colores que usan hoy en los uniformes, sino azul, y los intransigentes exaltados le pusieron la proa al juego, primero por su procedencia y después porque el azul y blanco era el em blema de la bandera separatista. He dicho en otro capítulo io que sucedió en Cárdenas con el plano del diamante, pues...... vean ahora lo que le estaba reservado á Remedios. Pero no adelantemos los sucesos. (Estilo de novelista al - desuso que no al uso.) De la sociedad de recreo é instrucción «La Tertulia», surgió la formación del primer club remediano, el Anacaona B. B. C., del que fué presidente el jurisconsulto Sr. Joaquín Ma. Vigil, muy apreciado en la sociedad remediana. Colmo que Remedios era una población pequeña, los aficio y nados eran pocos, y no los suficientes á sostener el club......

ahora vá lo gordo: -

Un periódico constitucional, un «Diario de Cárdenas» como

quien dice, que no entiende de la pelota la media, publicó una

gacetilla que era una acusación fundada en que, llamándose el

club como la historica índia, natural era que se trataba de una sociedad anti-española.

De ahí que se disolviera el club á los cuatro meses de vida.

Sin embargo, los verdaderos entusiastas no desmayaron, ni

se suspendieron las prácticas.

En el invierno del 87 se pensó constituir una sociedad de

Sports que se ocupara preferentemente de pelota. De ahí surgió

el Remedios B. B. C. (Remedios) compuesto del elemento ana y coanence con divisa azul. Riñó con el vecino club de Caibarién.

poco tiempo. El de de el Pero duró 1o. Junio 1888 nació - San Juan. - —96— En un desafío celebrado con el Caibarien, en que los reme dianos y el pueblo protestaron de las decisiones del juez y la in transigencia subió de punto, sucedieron escenas dolorosas y cen surables. El San Juan perdió por un score de 20X7. Este resultado disculpa el juez. Y murió también el San Juan. Los jugadores más notables del club remediano fueron Pío Espinosa, Federico Ruíz, Peláyo Pelaez, Ramón Rosete y Alfredo Vilto, pero notables sólo en Remedios y en Caibarién. sº.

En Santa Clara es donde parece renacer el entusiasmo por el Base-Ball. No contento el amable Sr. Cornides, presidente del Villa clara con celebrar desafíos con el Bélico, el otro club de Santa Clara, que es una cosa detestable, escribió á Cárdenas invitando al club local para un match de beneficio. Y como que el Cárdenas está compuesto de personas galantes y humanitarias aceptaron la invitación y celebraron un desafío, que si no tuvo importancia como tal desafío, la tuvo y grande como muestra de fraternidad de la juventud de ambas ciudades. - A los visitadores se les recibió expléndidamente, las calles se adornaron con arcos de triunfos y gallardetes, llegaron trenes expresos repletos de entusiastas de Cienfuego y Sagua y la prensa de Sport de esta Capital se ocupó de aquella fiesta, en la que rei nó la mayor cordialidad. Llegaron á Santa Clara ese día, cerca viajeros expresos. de 4.000 en los cuatro trenes >e :k xk

En Santiago de las Vegas, Calabazar, Perico y otros lugares de la Isla se han constituido clubs de vida efímera.

------a s. .-A

CAPÍTULO XXVI. \) / /% a desde por la mañana, los empleados del terreno se han º ll) y subido sobre el techo de la glorieta de Almendares para º colocar distintas banderas, anunciadoras del desafío, mien tras otros se ocupan en izar las nacionales en las puertas de en— tradas, y por último, en arreglar el terreno y disponer en orden las sillas del stand que, en días de prácticas han sido traídas y llevadas de allá para acá y de acá para allá. Desde las once comienzan los carritos del Príncipe á vomitar pasajeros, que, tomando cada cual su entrada, van colocándose en los stands, y gradas, ó se quedan al sol, mientras que los afi cionados muy pobres trepan por los tísicos laureles del paseo de Carlos III, burlando la pervesidad del empresario, que rodea de espinas los troncos raquíticos de los árboles. En las ventanas altas y paredones de la casas contiguas al terreno, se sitúan algunos curiosos, allá lejos, detrás de la pista, soportándo el Sol de todo el día y sin poder aplaudir, porque tie— ocupadas sujetarse piedras y nen las manos - en de las salientes los balaustres.

Como si se hubieran puesto de acuerdo, los habanistas se si.

tuan el extremo derecho de la Glorieta, cediendo el izquierdo á los almendaritsas. -

El pueblo, que se enseñorea de las gradas desde las prime

ras horas del día, habla en alta voz sobre base-balll disputando

acaloradamente la materia, más trivial sobre el jugador más insig

nificante. Los peseteros, pasando delante de las gradas, en cordón y interminable, dejan á las señoras caballeros al pié de la escalera — 98 — de la Glorieta. Los coches particulares hacen lo mismo, con la di, y ferencia de que éstos quedan á la sombra los otros se retiran en

busca de nuevos viajes. Y al enfrentarse, sin pasaje ya, con aquel

pueblo que se impacienta porque el juego no ha comenzado á la y una, prorrumpe en silbidos voces que molestan á muchos de

esos estúpidos, de espíritu belicoso, que pretenden pelear con to

dos á la vez.

Algunos, humillados ante su impotencia, recrudecen los lati

gazos sobre el lomo del pobre jamelgo, que jadeante, con las ore.

jas caídas, emprende de nuevo el penoso trote.

Ya las Glorietas rebosan entusiastas, las señoras que se han

demorado en su boudoir, no encuentran sillas ni á veces jóvenes y y galantes que se las cedan, vuelven á sus hogares tristes pen

sativas, como se vuelve por lo general de la casa de los muertos,

Detrás de los asientos, por la Glórieta propiamente dicha, se y pasean, manos atrás, los indeferentes que acaban de almorzar y quieren ayudar la digestión, con paso más precipitado, los ojos y expresivos con cierta contracción nerviosa en los músculos de

la cara, algunos arriesgados que buscan, ávidos de encontrarlos,

á sus amigos del club opuesto, para comprometerlos á apostar va rias monedas.

Llevan centenes en las manos, juegan con ellos, lanzándolos y al aire á corta distancia para que entrechoquen unos contra - otros.

—Diez centenes al Habana! ¡á la par!

—Bueno, vamos á depositarlos. yo —Como quieras, pero no apuesto sino al que haga mayor

número de carreras, aunque se suspenda el dsafío. - —Convenido. -

Los más impacientes, consultan el reloj cada diez minutos. ya —¿Por qué no habrán venido los jugadores? ¡Vamos á

Al «Club Gimnástico» de Aurelio Granados, íbamos llegando

uno á uno los jugadores del Almendares. Nos poníamos nues y tros uniformes nos columpiábamos en los trapecios, mientras

se completaba la decena. Los más entusiastas ó los más presun

tuosos, iban á vernos vestir, presenciaban todo el acto, indecoro

so hasta cierto punto. Y en su delirio por el club hasta encon—

traban bellezas en el lunar que tal ó cual tenía en el muslo de la

derec a. Nos ayudaban en la toilette, enlazando los cordones de y la camiseta anudando en huestro pescuezo el pañuelo de seda

azul acabado de comprar, con ese objeto, en la tienda de los chinos. —99 — —Vamos á ver si me dedicas hoy un batazo. Ya he visto á los habanistas en el Gimnasio de la calle de Consulado. No vayas á salir en strikes. ¿Has tomado mucho vino? Y por este estilo continuaban con sus impertinencias y majaderías hasta la hora de la salida. - —Yo voy contigo. ¿Te llevo el bat? —No compadre, lo que es el bat lo sé llevar yo. Apenas nos asomabamos á la puerta de la calle del ginnasio empezaban los curiosos á detenerse descaradamente delante de nosotros, y los que nos conocían, nos enseñaban á sus amigos - como si fueramos edificios. —Aquel es Carlito Maciá, y dirigía el índice hácia mi com pañero. —Mira, este es Alfredo Arango. —¿Tan gordo? Yo pensé que fuese más delgado. —Pues no te quede duda, ahora verás; psh, psh, ¿Vd. no es Sí, es, lo Arango?...... hombre, el mismo que tiene que Alfredo - no quiere contestar. - el Por, fin entrabamos de tres en tres en los peseteros, con el el

de Prado, fuelle bajo el fuelle los peseteros atravesando y de de la el Campo de Marte, la Calzada Reina paseo Carlos III.

Nos veían primero los que estaban sobre los laureles y da

ban la noticia de que habíamos llegado.

De las gradas salían veinte mil gritos, saludos, un ondear de trapo azul que mareaba, aplausos, silbidos, fueras!...... de Nuestros partidarios de la Glorieta se levantaban sus asientos para aplaudirnos con las manos, con los abanicos, gol - peando con los bastones en el suelo...... ya

de presumirse que A los pocos momentos, cuando no era

llegaran más espectadores se aparecían los habanistas con sus y banderas entonces se oía en las gradas igual alboroto, recrude al de la cida en el ala izquierda Glorieta; palmadas, vivas Haba

na, que aún á pesar nuestro nos hacían impresión.

la la de juez. Y comenzaba gran lucha: encontrar -

—¿Quién es el umpire? —Fulano de Tal.

—Si es habanista!...... Verás como perdemos...... si —Oye, chico, si Mengano es juez, no como - no hubiéramos apostado. de al Por fin salía la víctima terreno acompañada los ca pitanes. - -

—Mucho ojo!, le gritan desde las gradas. Cuidado con ha cer trampas!...... —100— Antes, las respectivas decenas habían celebrado sus prácti cas preliminares y jugadores aplaudidos y los habían sido silba- dos por tirios y troyanos respectivamente. Comenzado el match, cesaban las conversaciones en la Glo. rieta. Solo se oía la voz chichona de los pregoneros: El Pitcher, El Habanista!, ¡ El Pelotero! ...... Coman dulce y beban agua...... Escóa á riá. El Catcher, con el retrato de Tehuma!...... Play, decía el juez, ocupadas ya las posiciones, y desde la primera pelota lanzada por el pitcher empezaban á excitarse los ánimos. º El batsminan no había dado ni un golpe en falso y solo le fal. - taban dos bolas malas para tomar la primera. —Dale bola, dale bola, gruñían desde las gradas. Pónchalo, pónchalo, repetían algunos. —¿Qué es eso? pregunta el pitcher. —Bola, replica el juez. Y en la Glorieta, en el stand, en las gradas, se oye una protesta parcial. —Eso es estrái...... estrái, e... so... es... es... traaaaa... i.....; Fuera el ampaya, fuera! Así no se gana, eso es trampa. Las señoritas se alarman, sin llegar por eso al desmayo, y un batazo oportuno cambia el orden de ideas. Entonces comien zan los aplausos, las aclamaciones, los bravos y los vivas y los bastonazos en las tabletas de la persiana de uno de los cuartos, en la esquina de la Glorieta. - Si el jugador ha sido puesto fuera, el extremo opuesto, que ha guardado silencio con la jugada aplaudida por el otro, imita el aplauso, es decir, se vuelve la oración por pasiva. A cada momento se interrumpe el juego, para hacer recla maciones, generalmente fuera de lugar, al juez, que queda per plejo, sin saber que hacer, aturdido por las reclamaciones de los jugadores que le hablan todos á la vez, y por los chillidos del pú blico que desde sus asientos toma parte activa en la discusión, pretendiendo imponer cada cual su criterio. Los más exaltados creyendo que el fallo del juez perjudica al club de sus simpatías, piden á los jugadores que se retiren del terreno porque continuar jugando es una humillación. - Cesa por fin el alboroto, renace la esperanza y continúa el juego. La victoría fluctúa, los nerviosos se muerden la yema de los dedos, se exaltan, gritan, asen por los brazos al vecino y lo sacuden, lo batuquean, satisfechos, orgullosos de tal ó cual jugada. De pronto se oye el golpe seco del bat y se ve la pelota, allá, lejos del alcance de los fielders, el pitcher abochornado baja la ca beza, el bateador corre con mayor velocidad cada vez, sus par —101— - ciales lo animan con sus gritos, como el jockey al caballo de ca. s rrera; ya está cerca del home—la metal—pero la pelota ha llegado oportunamente y adiós esfuerzo y adiós todo. Hay que ver en tonces á los parciales del club al campo, gritar, gerticular, aplau dir y aclamar. A mediados del juego un jugador ha realizado una jugada magistral. Por excepción aplauden todos y es aquello un cuadro imponente. Se ven por los aires miles de sombreros, en la Glo rieta al público de pié aplaudiendo, cientos de pañuelos y bande rolas azules y rojas, una ovasión completa. Ya no son los par tidarios de los clubs los que aplauden, ahora es el sport el que triunfa, dominando las pasiones, imponiéndose. Pero esto es mo mentáneo. Se renuevan las jugadas y se dividen las alabanzas. Acaban de dar un buen batazo, el jugador ha hecho home rum y aquello es el delirio. Un expléndido le arroja al terreno media onza oro al jugador, el otro un centén, lo llaman, lo abra zan, lo besan, le cojen la mano, lo estrujan, le dan palmadas en el hombro, tal ó cual partidaria le coloca una moña en el pecho, aquella le regala un bouquet de flores naturales...... Y cuando el juego ha concluído los apasionados de club perdidoso, han puesto piés en polvorosa, para que no le ha gan burlas. Salen rumiando maldiciones á los pluyers que no vencieron porque son unos chiquillos que no tienen amor propio, que se dejan ganar...... Se quedan comentando el juego los de más sangre fría y oyen á sus rivales que, sonreidos vienen á darles el pésame; pero . ¡qué pésame!, lo más insíncero del mundo. La salida del terreno es un paseo, escasean los coches y los carros, así es que la mayoría, por no esperar, se decide á retirarse á pié. Semejan batallones sin uniformes. - A los jugadores que han perdido y que encontraron coches, les signen los gamines gritándóles y mofándose de ellos. Después, hay que ir á la Acera de El Louvre, para ver los grupos que se forman con objeto de hablar del juego celebrado por la tarde, pero hay que ir no solo el domingo sino toda la se mana en la seguridad de que no han de oir hablar de otra cosa. e - - - e e - - e 4. e e e - e - - e e

e e • - º - º - e e

Y se acabó la presente historia.

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