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Es una satisfacción para mí prologar esta segunda edición de “Historia genealógica de las primeras familias italianas de Rosario. Siglo XVIII y Siglo XIX hasta 1870”. El éxito alcanzado por la primera edición, que se agotó en menos de dos meses, habla tanto de la calidad y originalidad de la obra como del vacío que vino a llenar dentro del terreno de los estudios genealógicos en la ciudad de Rosario. Esta segunda edición, se enriquece con la historia genealógica de otras ocho familias italianas: Delmonte, Guastavino, Lusardi, Piantelli, Rezia, Saccone, Saibene y Torlasco que se agregan a las cincuenta y seis de la edición anterior. La importancia fundacional que tuvieron las primeras familias italianas en nuestra ciudad, sin duda va a despertar un renovado interés por este libro entre los estudiosos del pasado rosarino. Prólogo En primer lugar, quiero agradecer a los autores de esta obra, María Margarita Guspí Terán y Sebastián Alonso, la confianza que han depositado en mí al solicitarme que escribiera el prólogo y el honor que me confieren por ello. Ambos investigadores son genealogistas muy serios de nuestra querida ciudad que llevaron a cabo un proyecto que abarca nada menos que sesenta familias rosarinas. Este trabajo está basado, por una parte, en un concienzudo análisis de documentos, puesta a prueba de los mismos, ubicación en el contexto histórico en que se desarrollaron los acontecimientos y confrontación con otras fuentes ya que recién entonces, pasadas todas esas pruebas de consistencia y refutabilidad, puede aceptarse la validez de un dato. Sin embargo, por otra parte y debido a la falta de recursos, el análisis documental debió ser complementado con fuentes secundarias como artículos publicados por otros estudiosos, papeles familiares, y datos proporcionados por las propias familias tratadas en el libro. Estas fuentes secundarias, indudablemente, no tienen el rigor que, mientras no sean refutados, pueden ostentar los datos documentales. Por ello cabe aclarar (esto lo hemos conversado mucho con los autores en “la cocina” de este libro) que seguramente con el correr del tiempo se descubrirán ramas faltantes de una familia, fechas erróneas, algún nombre incompleto, etc. Sin embargo, lo antedicho no le quita valor a la obra que considero de primera de envergadura en esta ciudad. No hay un estudio que contemple las genealogías de un grupo numeroso de familias locales de los siglos XVIII y XIX. Pero la importancia del libro que hoy nos ocupa, va más allá de la demarcación efectuada: se trata de la primera obra de genealogía puramente rosarina, ya que otros estudios tienen unidades de análisis mucho más restringidas. De hecho se centran sólo en una familia o en la descendencia de algún personaje histórico. En este libro, en cambio, se aborda el estudio genealógico de una cantidad muy importante de familias, con una dilatada descendencia, protagonistas o testigos del nacimiento y progreso de Rosario como ciudad. Cabe resaltar que, para la realización de esta investigación, se efectuaron entrevistas a gente muy mayor, en algunos casos de más de noventa años, lo que implica la recuperación de una memoria que, sin este esfuerzo, podría haberse perdido. Teniendo en cuenta que este libro no está destinado exclusivamente a genealogistas, sino que seguramente será leído por personas a quienes les interesa la formación de la sociedad rosarina, así como descendientes de las familias estudiadas, cabe hacer algunas aclaraciones. Las historias y leyendas que pueden, en algunos casos, haber surgido de las propias familias o de antiguos genealogistas que las inventaron para dar mayor importancia al apellido, no son tenidas por válidas si no provienen de fuentes serias y fidedignas. En lo que atañe al método que utilizaron los investigadores podemos referirnos a las siguientes etapas: en primer lugar, accedieron a documentos y publicaciones que, de alguna manera, testimonian la presencia de las familias italianas en Rosario. En esta etapa investigaron en los archivos del Museo Histórico Provincial, del Colegio de Escribanos, de los Tribunales de Rosario y de la Catedral Metropolitana y centraron su búsqueda principalmente en documentos como partidas de nacimiento, matrimonio y defunción, testamentos, sucesiones, contratos de compra-venta. También publicaciones de corporaciones, periódicos y revistas. En segundo lugar, se entrevistaron con descendientes y posibles descendientes de las familias relevadas, que, en muchos casos, conservan documentos importantes. Y estas entrevistas también sirvieron para recabar datos sobre otros descendientes, quienes, a su vez, fueron localizados y entrevistados. Todas las informaciones provenientes de estas fuentes fueron tratadas de una manera muy especial, intentando ver si tenían consistencia, si cronológicamente eran posibles, si tenían relación con el momento histórico correspondiente. Incluso, cuando la información obtenida producía dudas, con toda humildad, los autores consultaron a otros genealogistas acerca de la decisión a tomar respecto a darla como válida o rechazarla por el momento. En este sentido nuestro reciente Centro de Estudios Genealógicos e Históricos de Rosario ha colaborado con los autores. Finalmente, de la confrontación documentos-información de las familias surgió el producto que hoy se presenta al público. Es de destacar la colaboración que han prestado las dos instituciones de nuestra ciudad que auspician el libro: el Consulado de Italia en Rosario y el Instituto Universitario Italiano de Rosario. En toda obra histórica o sociológica que tome como unidad de análisis una región geográfica es importante estudiar las relaciones de parentesco entre las familias que la habitaron. Estas relaciones contribuyen, en ocasiones, a explicar otros acontecimientos más relevantes. Creo que “Historia genealógica de las primeras familias italianas de Rosario” será una obra imprescindible para aquellos interesados en la formación de nuestra ciudad, donde el aporte italiano ha sido fundamental. Raúl Alfredo Linares* Rosario, Abril de 2003. * Presidente del Centro de Estudios Genealógicos e Históricos de Rosario. Primeras migraciones de italianos en Rosario En este trabajo abordaremos la historia genealógica de las primeras familias italianas establecidas en Rosario y su zona, desde mediados del siglo XVIII y la primera parte del siglo XIX hasta 1870, año de la unificación italiana y alrededor del cual el fenómeno migratorio italiano se hace más masivo. Recordemos la importancia de la inmigración italiana en Argentina, por lo numerosa y activa y tengamos en cuenta que se creó así una segunda patria para los italianos y que no existe otra nación tan afín a Italia por estrechos vínculos de sangre y de cultura: se calcula que la mitad de la población argentina es de origen italiano. No hay, entonces, aspecto de la realidad argentina que pueda desvincularse de la problemática inmigratoria. En los primeros años de la conquista y próximo al lugar que hoy ocupa Rosario, se estableció el pequeño poblado conocido como Fuerte Sancti Spiritus. Los hombres que allí se asentaron pertenecían a la expedición de Sebastián Gaboto, financiada en un 56% por genoveses. Esta expedición tenía entre sus hombres a treinta italianos, catorce de los cuales eran ligures. Uno de ellos, Sebastiano de la Reina, cumpliendo órdenes de Gaboto, fue el primero en sembrar trigo en lo que hoy es territorio argentino. Posteriormente, el fuerte fue destruido y casi todos sus habitantes asesinados en un ataque perpetrado por los indígenas.1 Avanzado el siglo XIX, la influencia temprana de los italianos en Rosario fue tal que, ya en 1855, el escritor e historiador chileno Benjamín Vicuña Mackena describió al Rosario de entonces como “una colonia italiana”. ¿Por qué hablamos de genealogía de las primeras familias italianas? La genealogía nos muestra un sólido entramado de lazos familiares que sustenta y muchas veces determina los hechos más visibles, porque la filiación es al mismo tiempo una realidad cronológica, una realidad social y una realidad sicológica. El lazo de filiación es un lazo dado por el grupo social por medio de las costumbres y las estructuras jurídicas. Los primeros italianos que se asentaron en Rosario, estaban vinculados entre sí por una amplia red de nexos ocupacionales y sobre todo de parentesco. También los unía una red de reciprocidad y ayuda mutua. Rosario fue un centro receptor de numerosas colonias de ligures relacionados entre sí con otras cadenas mayores instaladas en Buenos Aires o Montevideo y con vinculaciones de tipo familiar. Estas redes sociales o cadenas migratorias funcionaron tanto en la etapa de asentamiento como en la posterior integración de los italianos en la sociedad rosarina. Si ubicamos, por ejemplo, a nuestro tradicional héroe rosarino, el Abanderado Mariano Grandoli, en un sitio determinado del árbol de 1 Datos aportados por el Cav. Silvio R. Vaccarezza. su familia, veremos que las características y la singularidad que lo hicieron trascender no son, sin duda, ajenas a este nuevo enfoque, ya que la identidad se forja a partir de la historia propia de cada uno, tanto familiar como personal, ambas ligadas al contexto histórico. Nos hemos concentrado en aquellas familias que tuvieron mayor protagonismo en el desarrollo económico y social de Rosario y cuya descendencia perdura hoy día. Según Narciso Binayán Carmona, el año clave para el comienzo de la inmigración en general es el de 1848 (levantamiento del bloqueo anglo-francés al puerto de Buenos Aires). Nota el mismo autor que, en esos años, se destaca el componente ligur, dentro de la colectividad italiana.2 Se ha registrado la presencia de dos familias italianas en el siglo XVIII: la de Grandoli, cuya descendencia se perpetúa hasta nuestros días, y la de Meonis. Otras familias se establecieron en Rosario durante la época de Rosas (Ceretti, Tiscornia, Scorciafico y Brignardello, etc.) pero la mayoría de las que mencionamos en nuestro trabajo, lo hizo a partir de 1852 y hasta 1870 (Copello, Frugoni, Cafferata, Brusaferri, Pinasco, Puccio, Peyrano, Castagnino, Travella, Recagno, etc). Hemos establecido 1870 como fecha límite. Trataremos entonces las familias italianas que se asentaron en Rosario en 1870 y con anterioridad a ese año.