Los Gigantes Y El Bestiario Festivo Del Corpus, Patrimonio Inmaterial De La Humanidad
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REVISTA DE LA CECEL, 8 2008, pp. 115-163 ISSN: 1578-570-X LOS GIGANTES Y EL BESTIARIO FESTIVO DEL CORPUS, PATRIMONIO INMATERIAL DE LA HUMANIDAD M. VICENTE SÁNCHEZ MOLTÓ Institución de Estudios Complutenses Resumen Abstract En este trabajo se analiza uno de los elemen- This paper analyzes one of the essential ele- tos esenciales de las procesiones del Corpus ments in the Corpus Christi processions of Christi del Antiguo Régimen: los gigantes, the "Ancien Régime": giants, tarasque and tarascas y bestiario festivo. Se estudia su feast-day bestiary. I study their origin, mea- origen, significado y simbolismo, tipologías ning and symbolism, typology and evolu- y evolución en las diferentes regiones de tion in different regions of Spain and its España, así como su trasvase a América y transfer to America and Philippines. It con- Filipinas. Se concluye con un análisis del cludes with an analysis of the process that proceso que condujo a la prohibición en led to the banning in 1780 of these figures 1780 de estas figuras en las procesiones reli- in the religious processions and their conse- giosas y sus consecuencias. quences. Palabras clave Key words Bestiario festivo, Caballitos, Coca, Cortejos Carnival Bestiary, Little Horses, Coca, procesionales, Dragón, Festejos públicos, Processional Entourage, Dragon, Festivities, Gigantes, Tarasca. Giants, Tarasque. En 2005 la UNESCO otorgó la categoría de “obra maestra del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad” a los “Gigantes y dragones procesionales de Bélgica y Francia”. En ese mismo año la fiesta de “La Patum de Berga” (Barcelona), en la que el sentido de la fiesta gira en torno a los desfiles y danzas de gigantes, cabezudos y demás bestiario festivo, recibió idéntica considera- ción1. Aunque la finalidad de esta lista es la salvaguarda del patrimonio inmate- rial2, es evidente que, tal y como se indica en la justificación de la declaración, 1 Ambas han sido incorporadas a la Lista Representativa el pasado 4 de noviembre de 2008. 2 Según se establece en el artículo 16 de la “Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial”, celebrada en París el 17 de octubre de 2003, esta lista tiene como fin “dar a conocer mejor el patrimonio cultural inmaterial, lograr que se tome mayor concien- cia de su importancia y propiciar formas de diálogo que respeten la diversidad cultural”. 116 M. Vicente Sánchez Moltó en ninguno de los casos se encuentra amenazada su supervivencia, si bien con- sidera necesario velar por que sus valores populares y tradicionales no se vean alterados por la presión de un intenso desarrollo urbano y turístico3. Salvo algunos casos aislados, los gigantes procesionales y de cortejo y el bestiario festivo no han merecido la atención de los investigadores y etnógra- fos en nuestro país. Si bien es cierto que, coincidiendo con el auge que estos festejos populares han conocido en las últimas décadas, han aparecido nume- rosas monografías, lo cierto es que en la mayoría de los casos su ámbito se limita a una determinada localidad, echándose en falta estudios de mayor amplitud que sitúen a este festejo en un contexto más general que permitan profundizar sobre sus verdaderas raíces, significado simbólico y evolución histórica y sociocultural. En muchos casos, estos trabajos carecen de un rigu- roso trabajo de investigación que se apoye en el imprescindible aporte docu- mental, siendo muy habitual el encontrarnos con algunas consideraciones que se repiten casi miméticamente de un autor a otro que, o bien se encuentran desde hace tiempo ya superadas, o deberían ser objeto de revisión. Además, se da la circunstancia de que en algunos casos la bibliografía existente se encuen- tra condicionada por un sentido “nacionalista” que prima el carácter diferen- ciador del festejo y de los elementos que lo conforman sobre otras considera- ciones de carácter general, lo que, sin duda, determina sus valoraciones y con- clusiones4. Esta situación hace prácticamente impensable en nuestro país un esfuerzo conjunto a favor de una declaración, como la obtenida por Francia y Bélgica, al ser imprescindible la acción coordinada de las comunidades autó- nomas, con planteamientos muy diferentes, cuando no encontrados. En todo caso, las dos declaraciones mencionadas, deben hacernos recapa- citar sobre el gran valor de este patrimonio cultural y realizar una “puesta al día” de la significación y trayectoria histórica de este festejo en nuestro país. Las aportaciones de los numerosos publicaciones de ámbito local y los traba- jos monográficos sobre las fiestas públicas, en general y sobre el Corpus, en 3 En concreto, en el caso de Francia y Bélgica se señala que “Aunque estas manifestaciones no están amenazadas de desaparición por ahora, sufren una serie de presiones como las trans- formaciones de los centros urbanos y el incremento del turismo, que van en detrimento del carácter popular y espontáneo de la fiesta”. Por lo que se refiere a la Patum de Berga, se expone que “Aunque la supervivencia de la tradición parece garantizada, es preciso velar por que el fuerte desarrollo urbano y turístico no altere su valor”. 4 Un ejemplo muy claro es la interpretación que suele darse en algunas publicaciones al decre- to de prohibición de los gigantes y la tarasca de Carlos III y que suele atribuirse a una acción del centralismo uniformador contra las señas de identidad diferenciadas de las regiones de la periferia. Parece olvidarse que el decreto afectó a la totalidad de la corona, incluidos los territorios de Ultramar, y que fue precisamente el Corpus que celebraba la villa y corte uno de los más negativamente afectados por las prohibiciones. Los gigantes y el bestiario festivo del Corpus, Patrimonio Inmaterial de... 117 particular, aparecidos en las últimas décadas permiten llevar a cabo esa nece- saria revisión. En esta ocasión, me centraré en el período comprendido entre la aparición de los gigantes y del bestiario festivo en el tránsito entre los siglos XIV y XV, hasta las prohibiciones de 1780. ORÍGENES DE LA FESTIVIDAD DEL CORPUS Los gigantes, tal y como hoy los conocemos, y el bestiario festivo tienen su origen en España en un contexto muy concreto: las procesiones del Corpus Christi. Resulta obligado, por tanto, realizar una breve reseña de la creación de la fiesta y su introducción en la Península Ibérica. El origen de la celebración del Corpus Christi ha de situarse forzosamente en el contexto de las heterodoxias y polémicas religiosas que surgen en las pri- meras décadas del segundo milenio. En una situación marcada por una profun- da crisis social, cultural y religiosa brotan ideas como la de Berengario de Tours que en 1046 se manifestó contrario a la transformación de los elementos para, posteriormente, negar la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Como répli- ca, surgirán algunos cultos y ritos eucarísticos, así como la teoría de la transubs- tanciación que progresivamente va ganando adeptos, sobre todo después de 1200: Alejandro de Hales, Alberto Magno, Buenaventura y, especialmente, Tomás de Aquino. Suele atribuirse el inicio de la devoción al Santísimo Sacramento a las revelaciones de la beata Juliana de Rétine (1193-1258), quien la extendió por la diócesis de Lieja y, de aquí, a los Países Bajos, Alemania occidental y norte de Francia. Posteriormente, ya en 1264, la fiesta será estable- cida por bula Transiturus de hoc mundo del papa Urbano IV, si bien no debió encontrar la deseada acogida, ya que en el concilio general de Viena de 1311 el papa Clemente V ordena su celebración y en 1316 su sucesor, Juan XXII, urge su inmediata ejecución. Para la celebración de la fiesta de la Eucaristía o del cuerpo de Cristo se eligió el jueves siguiente a la octava de Pentecostés. En los años siguientes se lleva a cabo la difusión de la fiesta por toda la Europa occi- dental, comenzando a celebrarse muy pronto en los reinos peninsulares. Si bien las bulas papales no especifican la forma concreta en la que había de llevarse a cabo la fiesta, desde los primeros momentos el desfile procesional se presentó como la opción preferida. Los diferente autores suelen coincidir en que fue Toledo, en 1280, la pri- mera ciudad española en celebrar la fiesta, si bien los primeros datos de la celebración de la fiesta en esta ciudad no aparecen hasta 13725. Algo similar sucede con Sevilla, donde algunos hablan de su celebración en 1282. Lo cier- to es que no será hasta principios de la siguiente centuria cuando comiencen a aparecer datos ciertos de la celebración del Corpus. En 1317 existía en 118 M. Vicente Sánchez Moltó Pamplona una hermandad del Santísimo Sacramento que celebraba una pro- cesión con carros triunfales. En ese mismo año algunos afirman -sin citar fuentes documentales- que se nombró en Madrid una comisión municipal encargada de su celebración. En 1318 la fiesta ya se celebra en Calahorra y en León; al año siguiente en Girona y en Barcelona se invita a los vecinos, mediante pregón, a celebrar la fiesta. En Vic se documenta en 1330, en 1344 en Lleida y en Valencia en 1355, si bien la primera procesión no se remonta más allá de 13726; en Palma se documenta en 1371. Todo indica que la intro- ducción de la fiesta en la Península se realiza a través de dos vías diferentes; por un lado el Camino de Santiago (Pamplona, Calahorra y León); por otro la corona de Aragón, donde se hace patente la influencia del pontificado de Avignon7. Sin embargo, no será hasta el siglo XV cuando la Hostia comien- ce a ser procesionada en ricas custodias de plata, oro y piedras preciosas, rea- lizadas por los mejores artistas orfebres. La celebración del Concilio de Trento tendrá un efecto decisivo en el futu- ro transcurrir de la celebración.