Reseña De La Historia Poshispánica Del Valle De Turrialba
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5 RESEÑA DE LA HISTORIA POSHISPÁNICA DEL VALLE DE TURRIALBA Ricardo Vargas Amador INTRODUCCIÓN Como en ninguna otra parte del país, la historia antigua del Valle de Turrialba ha sido documentada para los diferentes períodos arqueológicos, desde 11500 años antes del presente. Sin embargo, con el fin de completar la secuencia cultural, se debe hacer un reconocimiento de la historia más reciente, registrada en fuentes escritas a partir de la llegada de los colonizadores españoles, junto con negros y representantes de otras étnias del Viejo Mundo. La reseña que aparece en el presente capítulo no es exhaustiva. En ese sentido, no se intenta sobrepasar, ni siquiera alcanzar la cobertura de algunos trabajos sobre la zona de Turrialba, publicados por otros autores (v.g. Morrison y León, 1951; Valerio, 1953). El interés central es tender un puente, entre la información arqueológica y el devenir del Proyecto Hidroeléctrico Angostura. ORIGEN DEL NOMBRE TURRIALBA El Valle de Turrialba se ha caracterizado por una toponimia influenciada grandemente por nombres indígenas, que hasta la fecha se han mantenido, a pesar de haber sufrido transformaciones. El naturalista suizo Henri Pittier propuso que el nombre de Turrialba proviene de “turú”, nombre de un cerro al este del volcán Barva. Este prefijo “turú” podría ser el mismo que —según Pittier— influye en nombres como Turrúcares y Turrubares, además de Turrialba (Gagini, 1919: 238). El filólogo y lingüista Carlos Gagini afirma que, el nombre de Turrialba proviene de Turiarba, que los españoles convirtieron en Turrialba. Al respecto, Gagini (1917: 190) propone que la etimología puede basarse en el vocablo tarasco “turiri”, que significa fuego y “apan” que significa río; además, relaciona el nombre Turrialba con los nombres Tuis y Tucurrique (Gagini, 1917: 188), localidades ubicadas en la misma región. 58 PRIMERAS INCURSIONES HISPÁNICAS El Contacto En 1540, el Emperador Carlos V nombró Gobernador de la Provincia de Costa Rica a Diego Gutiérrez, hijo del Tesorero Real Alonso Gutiérrez. Diego Gutiérrez le ofreció al Rey “conquistar y poblar la tierra que queda para vuestra majestad” (en Fernández, 1886: 85), conquista y poblamiento que había intentado iniciar Hernán Sánchez De Badajoz, desautorizado por el Rey, en virtud de que había sido comisionado por su suegro el Doctor Francisco Pérez De Robles, quien era Oidor de la Audiencia de Panamá (Fernández, 1886: 76). En noviembre de ese mismo año, el Capitán General y Gobernador de Nicaragua, Rodrigo De Contreras, sucesor en el cargo de su fallecido suegro Pedro Arias De Ávila (Pedrarias Dávila), arrestó a Sánchez De Badajoz, quien se encontraba en la Bahía de Almirante (en la actual provincia de Bocas del Toro en Panamá), para luego deportarlo a España donde murió (Meléndez, 1982: 27). A la llegada de Gutiérrez, ya Contreras le había advertido a éste de las condiciones adversas de la provincia que iba a gobernar. Según Girolamo de Benzoni, quien sobrevivió a la expedición de Diego Gutiérrez, Contreras le había dicho “que aquel terribilísimo país de ningún modo se podía conquistar por estar lleno de asperísimos bosques y de crudelísimas montañas [...] y que todos los capitanes que habían entrado en aquellos países entre muertos de hambre y matados por los indios habían perdido allí a casi todos los españoles que consigo llevaban” (en Meléndez, 1982: 28). Según Ricardo Fernández Guardia, Diego Gutiérrez pereció en diciembre de 1544 en Tayutic o Teotique (en la actual localidad de Platanillo), a manos de los indígenas, junto con la mayoría de sus hombres (Aguilar Bulgarelli, 1997: 117). Estas localidades, según el profesor Gagini, estaban a cinco leguas de Cartago la primera y a un día de camino de Tuis la segunda (Gagini, 1917:182). Juvenal Valerio (1953: 22) las ubica entre Tuis y Chirripó. A la llegada de Juan Vázquez de Coronado en 1562, quien con el beneplácito de Felipe II (Meléndez, 1972: 69) había sido nombrado Alcalde Mayor de Costa Rica, el Valle de Turrialba era parte del cacicazgo de El Guarco, el cual, según Gagini (1917: 54), comprendía del río Virilla hasta Chirripó y abarcaba pueblos como Curriravá (Curridabat), Quercó (Quircot), Cot, Uxarraci (Ujarrás), Turichiqui (Tucurrique), Turrialba La Grande y La Chica, Tobosi, Orosi, Teotique y Atirro entre otros. Vázquez de Coronado informaba al Rey acerca de las labores de pacificación en estas tierras mediante cartas. En una de estas misivas, fechada 5 de enero de 1563 en Garcimuñoz, se puede leer: “Solamente queda la de Suerre, Turrialba, Aterre y Turucaca, las quales espero en nuestro Señor con su favor atraellas a su conocimiento con gran brevedad y al dominio de Vuestra Majestad por la orden pasada, a costa de mi hazienda y de empeñarme en mas de lo que estoy” (en Fernández, 1908:19). Asimismo, en otra misiva fechada 11 de setiembre de 1563, en León, Nicaragua, le informa de su interés por esclarecer la muerte de Diego Gutiérrez: “Del tiniente que dexe en Costa Rica tube cartas, después que parti, como bino el Cacique de Tayutic otro dia después de mi partida a la ciudad y dio obediencia a V. M. Dize que el cacique de Suerre tiene la ropa y armas de Diego Gutiérrez y de su gente para darmelo quando baya a su pueblo [...] Este cacique se hallo en la muerte de Diego Gutiérrez” (Fernández, 1908: 61). Vázquez de Coronado penetró en el Valle de Turrialba en su expedición al Atlántico. Al regreso pasó a Tayutic, el 19 de abril de 1564, y de ahí a Atirro, donde le comunicaron que los indígenas de El Guarco se habían rebelado (Meléndez, 1972: 98). A 59 su paso por Tayutic no obtuvo mayores detalles sobre la muerte de Diego Gutiérrez a manos de los indios de Suerre. Con la trágica muerte de Vázquez de Coronado, a su regreso de España en 1565 (Meléndez, 1972: 159), se ve malograda la pacificación de la provincia, que quedaría en manos de Pero Afán de Ribera (Perafán). A su llegada, Perafán encontró que los indígenas del Valle de El Guarco, Turrialba y Ujarrás estaban conspirando para matar a Pedro Venegas de los Ríos, Alcalde Mayor de Cartago (Valerio, 1953: 28). Perafán fue nombrado Gobernador el 19 de julio de 1566, por Felipe II (Meléndez, 1982: 68). Viéndose presionado por los españoles de la provincia, que incluso le escribieron al Rey diciéndole que el nuevo gobernador no estaba capacitado, por su avanzada edad (74 años) y que “debaxo de Dios no tiene un pan” (en Meléndez, 1982: 69), Perafán permitió el despojo del maíz de los habitantes de Atirro y Tucurrique por parte de Antonio Pereira y Alvaro de Acuña (Meléndez, 1982:72). En enero de 1569, Perafán, sin autorización de la Corona, que ya había suprimido las encomiendas, repartió los indígenas que pudo entre los españoles que así lo demandaban (Valerio, 1953: 28). Con esa acción se alteró totalmente la estructura social de las comunidades que el mismo Vázquez de Coronado había respetado; se dice que sólo en Turrialba La Chica se repartieron 150 indígenas (Valerio, 1953: 29). En el texto de la carta que Perafán envía el Rey se lee, a manera de justificación, lo siguiente: “Como su Señoría debe saber, como los caballeros, vecinos y soldados, estantes y habitantes en estas dichas provincias an servido y sirven a Su Majestad en el descubrimiento, conquista y población y pacificación de ella [...] con derramamiento de mucha sangre y muertos de compañeros y soldados, sin que se les oviese fecho merced ny gratificación alguna de sus travaxos en nombres de Su Majestad” (en Fernández, 1886: 203). La base de la encomienda fue la extracción de cacao y los indígenas encomendados fueron tasados, según la cantidad de cacao que pudieran producir (Quirós, 1990: 42). Los beneficiados con las encomiendas en el Valle de Turrialba fueron: Diego del Casar Escalante (Turrialba), Francisco de Estrada (Tucurrique, con 300 personas), Hernando Farfán (Turrialba), Gómez Jaramillo (Turrialba), Alonso Jiménez (Atirro, con 300 personas), Francisco de Ocampo Golfín (Turrialba), Alonso Pérez Farfán (Turrialba, con 400 personas), Pedro de Ribero y Escobar (Tucurrique), Gaspar Rodríguez (Turrialba), Jerónimo Vanegas (Teotique), Luis González (Turrialba, con 400 personas), Juan López (Turrialba, con 300 personas), Alonso Pérez (Turrialba, con 300 personas), Antonio de Olivera (Turrialba, con 400 personas), Hernán Gutiérrez (Atirro, con 300 personas), Diego Quintero (Atirro, con 100 personas), Francisco Lobo de Gamaza (Turrialba, con 300 personas), Alonso De Lidueña (Atirro, con 300 personas) y Alvaro de Acuña (Atirro, con 300 personas) (Quirós, 1990: 363). Como puede verse, el número de indígenas repartidos fue de aproximadamente 3500 o más, lo que evidencia que el valle, en 1569, estaba suficientemente poblado como para que el nuevo gobernador aprovechara esta circunstancia con fines políticos y aplacar así las presiones de los españoles. A partir de esa fecha, la población del Valle de Turrialba se verá diezmada. El repartimiento de los indígenas tuvo también efectos en la hibridación poblacional. Como ejemplo de esto último se menciona el caso de Gabriel de Espinoza (usaba el apellido de su esposa Ana de Espinoza) hijo del español Hernando de Aguilar, quien figura como encomendero en 1601, y de una indígena de Tuis llamada Catalina (Meléndez, 1982: 203). En los documentos sobre la repartición de encomiendas se describe Turrialba como “la grande” y “la chica”, y se indica: “Turrialba la grande, ques lo postrero de lo que 60 avemos visto en esta tierra, es provincia grande y de mucha gente, son caciques Tabaco y Huerra. Turrialba la chica se entiende pasado el río del pedregal, questá en unas hoyas y adelante del río abaxo sucessive a mano izquierda como vamos hasta mas abaxo de adonde passó el señor don Diego quando vino de la tierra adentro, avrá ciento cinquenta indios” (en Fernández, 1886: 5).