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Nosferatu. Revista de cine (Donostia Kultura)

Título: Mujeres en tomo a Mizoguchi Colores y formatos en Mizoguchi

Autor/es: Aguilar, Carlos; Daniel Aguijar

Citar como: Aguilar, C.; Daniel Aguijar (1999). Mujeres en tomo a Mizoguchi Colores y formatos en Mizoguchi. Nosferatu. Revista de cine. (29):76-82. Documento descargado de: http://hdl.handle.net/10251/41124

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Entidades colaboradoras:

Señorita Oyu

Carlos AguUar / Daniel AguUar

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1 igual que el resto de cia con el hipertenso histrionismo entrevistándolo en su curiosísimo, las cinematografías de Toshiro Mifune, sin duda la admirable Tokyo-Ga ( 1985), y mundiales, la produc­ star nipona con mayor proyec­ brindándole un papel secundario, ción fílmica japonesa ción internacional del siglo, y a primero y último del actor fuera encierra casos irrefutables de Yasujiro Ozu con la abatida sere­ del cine japonés, en la irritante, identificación entre director e in­ nidad de Chishu Ryu, toda una insoportable Hasta el fi n del térprete. Así, desde este punto de g loria nacional, a quien Wim mundo (Until the End Of the vista a Akira Kurosawa se le aso- Wenders rindió justo homenaje World, 1991 ). Forzando un poco

····~~~·II NOSFERATU 29 las cosas, también podría soste­ del monográfico abordan los mo­ pués participó en varias otras pe­ nerse que Inoshiro Honda es inse­ tivos psicológicos y/o personales lículas de éste, antes de dejar la parable de la descomunal y entra­ que movieron al autor a especiali­ profesión en 1938. ñable figura de Godzilla/Gojira zarse en tales personajes femeni­ (recientemente denigrada por un nos. Por su parte, Y oneko Sakai desde millonario engendro americano, la citada Sueños de juventud in­ dirigido por un alemán y protago­ Con todo, previamente quisiéra­ tervino doce veces más en el ci ne ni zado por un francés), así como, mos manifestar que, aunque algu­ de Mizoguchi, y contaba en su centrándonos ya en el cine japo­ nos críticos han comparado a Mi­ haber con una cierta popularidad nés de estricto consumo local, no zoguchi con Kafu Nagai, precisa­ teatral como "mujer fatal", antes cabe duda de que el realizador mente por su forma especial de de iniciarse en el cine gracias al Yoji Yamada siempre y sólo será reflejar la naturaleza femenina, so­ director Eizo Tanaka. Ante las cá­ recordado por el rostro de Ki yo­ bre el particular personalmente maras, compaginó papeles con­ shi Atsumi, el infatigable intérpre­ captamos en nuestro homenajea­ temporáneos con personajes de te de Tora-San, protagoni sta de la do muchos puntos de contacto época, e incluso llegó a suponer seri e cinematográfica más longe­ con el gran escritor Junichiro Ta­ toda una estrella del jidai-geki va de la hi storia del cine, y a es­ ni zaki -al cual incluso adaptó, si (películas ambientadas antes del cala mundial. bien con poca fortuna, en 1951 , comienzo de la Era Meiji, que mediante Señorita Oyu-, los irrumpió en 1868: peripecias en el Pues bien, ¿qué ocurre al respecto cuales, sin ir más lejos, comien­ Japón medieval, aventuras con con Kenji Mi zoguchi? ¿Existen in­ zan en la peculiar fasci nación que samurais ... ), participando en las térpretes que encarnen o metafo­ ambos comparten por la región de versiones de Chushingura de ricen su cine, en la misma medi­ Kansai, en el área Kyoto-Osaka. 1926 y de 1938 (superproduccio­ da, poco más o menos, que en los nes del género ambas, de las cua­ casos anteriores? les el propio Mizoguchi rodó un Primeras esposas remake, que fue harto criticado). No, ciertamente estamos ante un La interpretación más relevante de caso diferente. Sin la menor duda, Cronológicamente hablando, las Y oneko Sakai para Mizoguchi sin y al contrario pues que Kurosawa primeras actrices que frecuenta­ duda fue el papel protagoni sta de y Ozu, sus compañeros en el ron con un cierto relieve el cine El amor apasionado de una pro­ triunvirato de la excelencia cine­ de Mizoguchi son Haruko fesora de canto (1926), pero, la­ matográfica japonesa, el cine de Sawamura (n. 1901) y Yoneko mentablemente, todas estas pelí• Mi zoguchi carece de físicos espe­ Sakai (n. 1898), fijas en la plan ti­ cul as parecen perdidas y en la ac­ cial y emblemáti camente unidos a ll a de la productora Nikkatsu en tualidad sólo podemos ver a esta sus imágenes. Y, a propósito, qui­ cuyo seno debutó el cineasta. La actriz a las órdenes de nuestro zá ésta representa una de las razo­ primera se había iniciado ante la homenajeado en Historia del nes por las cuales la memoria po­ cámara en Rojo no reikon clan de los Taira 1 El héroe sa­ pular japonesa manti ene apartado (1921 ), de Minoru Murata y, al crílego (1955), mediante un co­ a tan admirabl e cineasta ... igual que la segunda, se puso por metido breve, el único desempe­ primera vez a las órdenes de Mi­ ñado durante la etapa de posgue­ No obstante, como todo cinéfilo zoguchi en Sueños de juventud rra de Mizoguchi , que cerró su más o menos sabe, Kenji Mizogu­ (1923); no obstante, desde un carrera interpretativa y enriqueció chi destacó particularmente como prisma puramente hi stórico, Ha­ uno de los mayores éxitos del di­ retratista de la mujer, y más espe­ ruko Sawamura importa en espe­ rector (hasta el punto de ori ginar cíficamente de dos tipologías an­ cial porque ya en su segundo tra­ dos secuelas, la primera reali zada titéti cas: la sacrificada novia/ bajo para Mizoguchi - La triste por Teinosuke Kinugasa y la se­ amante/herm ana/esposa/madre, canción de los vencidos (1923), gunda por Koj i Shima). que con call ado esfuerzo sufre que además supuso el primer éxi­ mil penurias a fin de ay udar al to crítico del director- encarnó el La tercera musa de la primera eta­ hombre, y, en menor grado, la jo­ germen del que devendrá prototi­ pa de Mi zoguchi fue Kumeko ven ambi ciosa que no repara en po de la más representativa "mu­ Urabe (n. 1902), hija de un monje medios para alcanzar su obj etivo. jer Mizoguchi", con el papel de budista, que se inició profesional­ Lo cual sugiere centrar este artí• un a por todas partes humillada mente en el teatro, trabando así cul o en caracterizar someramente hija de pescadores; de inmediato, amistad en 1921 con Chieko Saga aquell as actri ces que sirvieron al esta actriz reincidió con el cineas­ (cuyo verdadero nombre era cin easta para sus fines, descar­ ta en El puente de las nieblas Chieko Tajima, la futura esposa tando pues a los actores y consi­ (1923), como la amante de un de Mizoguchi ). Esta relación de­ derando que otros compañeros marinero sin escrúpulos, y des- termina que, tras empezar en el

NOSFERATU 29 Oyuki, lo virgen

ve enfermedad le impidió sumarse al reparto de Los tres Danjuro (1944). Así pues, de las cuatro primeras "mujeres Mizoguchi" dos de ellas, Yoneko Sakai y Yoko Umemura, concluyeron su filmografía con filmes de éste.

Tres reinas para Mizoguchi. Preguerra, guerra y posguerra

Durante el período más turbulento del Japón moderno, tres magnífi• cas actrices caracterizan la tra­ yectoria de Mizoguchi: Takako Irie, entre 1929 y 1934, lsuzu Y a­ mada, ídem 1934 y 1945, y, so­ bre todo, , ésta de 1940 a 1954.

La primera (n. 1911) comenzó en el cine especializándose en ro les de vampiresa a la usanza occiden­ tal, y por ello ha sido comparada con Greta Garbo y Marlene Die­ trich; trabajó siete veces para Mi­ cine precisamente dentro de la Urabe a lo largo de una colabora­ zoguchi, de las cuales sobresalen, productora Nikkatsu, tal actriz, ción traducida en una buena quin­ desde un prisma tanto histórico después de acreditarse a las órde• cena de títulos, Yoko Umemura como puramente interpretativo, nes de Minoru Murata (de quien personificó tanto la coqueta y se­ las tres últimas, y, a decir verdad, se convertiría en colaboradora in­ ductora chi ca moderna cuanto la puede afirmarse que en todas és­ separable) comience su trabajo dócil jovencita vestida con kimo­ tas Mizoguchi estuvo al servicio con Mizoguchi en El mundo de no que obedece mansa y sistemá­ de ella más que al contrario. El aquí abajo (1924), que le valió el ticamente los dictados masculi­ motivo estriba en que Takako Irie caluroso aplauso de la Crítica. Sin nos. Pero, en concreto, sus pape­ entonces suponía toda una star, embargo, tras protagonizar igual­ les más importantes son e l de hasta el extremo de regentar una mente las tres siguientes películas Otane, la hija del vendedor de teji­ productora, Irie Productions, for­ del director, esta intérprete fue dos en Murmullo primaveral de mada junto a unos parientes y el viéndose relegada a papeles cada una muñeca de papel ( 1926) actor Ichiro Sugai y respaldada vez menores, si bien Mizoguchi la -historia de amor trágica y deses­ por la Shinko Kinema. Dado que mantuvo en su cine hasta el final, perada como pocas recuerda el Mizoguchi había rebotado de la de forma discontinua, y las cola­ cine mundial-, el de Otaka, la ab­ Nikkatsu a esta Shinko Kinema, i.Jc:·~::iones entre ambos rondan el negada esposa de El puente de no tardó en entablar amistad con número de quince. Nihon ( 1929) -confrontada a la la actriz-productora, integrándose antes citada Yoneko Sakai, que rápidamente en su recién nacida Cuarta y última actriz característi• encarnaba una aviesa geisha- y, empresa. ca de esta época del gran cineasta sobre todo, el personaje protago­ japonés fue Yoko Umemura (n. nista de Okichi, la extranjera Abundando en el tema, debe seña­ 1903). Había empezado profesio­ (1930), una adaptación del homó• larse que, pese a suponer una nalmente en 1922 dentro de una nimo y entonces popularísimo fo­ compañía nueva, la primera pro­ productora rival, la , lletín, que se publicaba por entre­ ducción de la "vampiresa" Irie, pero sólo tres años después se gas en un periódico; la última co­ confiada a nuestro director, fue vinculó con la Nikkatsu, trabajan­ laboración entre director y actriz un kolossal de presupuesto desor­ do desde entonces, y sobre todo, tuvo lugar en La venganza de bitado para la época, El amane­ para Yutaka Abe y, claro está, los cuarenta y siete samurais cer de la fundación de Manchu­ Mizoguchi. Dentro de la filmogra­ (1941), y supuso también el retiro ria ( 1932). Rodado en exteriores fía de éste, y al igual que Kumeko profesional de ésta, pues una gra- de Manchuria, la Gran Muralla

NOSFERATU 29 China, Da il e n y Shanghai, así ría a convertirse en una de las un revolucionario, por quien su­ como en un grandioso decorado grandes figuras del cine japonés, frirá mil penalidades, incluida la expresamente construido en Kyo­ encarnando personajes invariable­ prostitución, que culminan en el to, en el fondo no era más que un mente solemnes (por ejemplo, du­ suicidio, arrojándose a un río. Por convencional melodrama de tibio rante la posguerra frecuentó los cierto, el suicidio de la Mujer en el trasfondo hi stórico-ideológ ico jidai-geki de Kurosawa). Debido agua, de tantas resonancias mito­ acerca de la visión japonesa sobre a la amistad existente entre su pa­ lógicas y filosóficas, desde enton­ la fricción Manchuria-Mongolia, dre y el director de los estudios ces devendrá conclusión recu­ lo cual , en general, le costó ali­ de la Nikkatsu en Uzumasa (Kyo­ rrente en la poética de Mizoguchi, mentar la hoguera aliada de "pelí• to), quien también ideó su nombre y recientemente fue reinterpretado culas in correctas" y, en particu­ artístico, debuta en el cine a la por el admirable Jim Jarmusch en lar, provocó que Mizoguchi fuera temprana edad de trece años, en el sobrecogedor desenlace de su acusado de "camaleón político". Tsurugi wo koete ( 1930), de interesantísima Dead Man (Dead La actriz-productora encarnaba Kunio Watanabe, y al lado de un Man, 1995). una descendiente de los empera­ actor hoy legendario en Japón, dores chinos que sufría mil visici­ Denjiro Ohkochi. Pronto deviene Interesa destacar que esta primera tudes para convertirse en reina de presencia habitual en los jidai­ colaboración entre la actriz y Mi­ los mongoles (por cierto que du­ geki, al contar con un tipo clásico zoguchi abundó en grandes ten­ rante los años cincuenta la inefa­ de belleza japonesa, al que favore­ siones profesionales, dado que el ble productora Shint6h6 produjo cen los kimonos y el cabello largo cineasta consideraba que ella to­ varias películas en esta línea). y lacio, y más tarde entra en la davía tenía mucho que mejorar, productora de otro profesional aun con su experiencia (cuenta La sigui ente colaboración de rele­ mítico del país, Chiezo Kataoka, una crónica de la época que "más vancia entre Takako Irie y Mizo­ convirtiéndose rápidamente en de un día concluyó sólo con ensa­ guchi tuvo lu gar en El hilo blan­ una de las actrices más cotizadas yos insatisfactorios"). No obstan­ co de la catarata ( 1933), y en de la empresa, actuando a las ór• te, ambos volverían a trabajar jun­ ella la protagonista se adapta al denes de cineastas con la catego­ tos, y hasta el extremo de que, modelo preponderante de "mujer ría de Daisuke Ito, Mansaku Itami como hemos visto, lsuzu Yamada Mizoguchi" (i nsistimos, la humil­ (padre del reciente y escabrosa­ supone una de las actrices carac­ de fémina que facilita la ascensión mente fallecido Juzo Itami), Hi­ terísticas del director durante los de su amado a base de sacrificios, roshi Inagaki y Sadao Yamanaka. años treinta. De hecho, protagoni­ penalidades y hasta su propia za sus cuatro siguientes películas suerte). El tercer y último de los Por consiguiente, cuando Isuzu -con excepción de Las amapolas trabajos comunes con importan­ Yamada debuta en el cine de Mi­ (1935), de la cual existen otras cia, El grupo Jinpu (1934), reto­ zoguchi con El desfiladero del dos versiones, una de 1921 , diri­ mó la exaltación nacionalista y amor y del odio ( 1934 ), pese a gida por Henry Kotani, y otra de por lo tanto terminó en la mi sma su juventud cuenta ya con una 1941 , ídem Nobuo Nakagawa-, hoguera que la antedicha El ama­ cierta trayectoria estelar; desem­ en concreto, Osen, la de las ci­ necer de la fundación de Man­ peñaba el papel de una actriz que güeñas ( 1935), Oyuki, la vir­ churia, amén de padecer todo un deja las tablas tras enamorarse de gen (1935) -a partir de un relato fracaso comercial. Acaso por esto finalizó la relación entre el di­ rector y la actriz-productora, la cual, por cierto, se mantuvo en activo casi hasta su reciente falle­ cimiento en 1995, e incluso dis­ frutó de toda una reivindicación profesional gracias al director No­ buhiko Ohbayashi, que también ofreció papeles a la principiante hija de esta si ngul ar star, Wakana Irie.

La segunda actriz que destacamos en este epígrafe, , de verdadero nombre Mitsu Ya­ mada, nació en Osaka en 1917, hija de un actor de teatro, y ll ega- Oyuki, lo virgen

NOSFERATU 29 del gran Guy de Maupassant, y serie de películas ambientadas en rraban en los originales literarios uno de los grandes fracasos del el mundo del teatro tradicional ja­ adaptados, con objeto de idealizar cineasta-, Elegía de Naniwa ponés, y, deseoso de trabajar con al máximo la imagen de su idola­ ( 1936) y Las hermanas de Gion esta actriz, le ofrece protagonizar trada Tanaka. Aunque la fascina­ (1936); estas dos últimas, a pro­ la primera de todas, Historia de ción no le cegó del todo, como se pósito, constituyen títulos espe­ los crisantemos tardíos. Empe­ desprende de estas palabras que cialmente magníficos del Mizogu­ ro, Kinuyo Tanaka se ve obligada dirigió a la actriz durante el rodaje chi de preguerra, ambos ambien­ a rechazar la oferta, al estar com­ de la mentada Señorita Oyu: "Tú tados en Kansai y con la actriz prometida para intervenir en las ya no eres joven en la vida, pero bordando de verdad sus persona­ continuaciones de la referida Ai­ yo te mostraré hermosa en la pan­ jes de mujer maltratada. Por des­ zen katsura, y la primera cola­ talla". gracia, pese al éxito crítico de és­ boración entre ambos debe pos­ tos, su productora, Daiichi, quie­ ponerse un poco, hasta dos de las En cualquier caso, estas primeras bra y la espléndida Isuzu Y amada siguientes entregas de este ciclo, colaboraciones enseguida desem­ se aleja de Mizoguchi en busca de La mujer de Naniwa (1940), bocan en Historias de la luna otros horizontes, siendo sustituida acerca del teatro joruri de mario­ pálida de agosto 1 Cuentos de la en la filmografía de éste por la netas, y Los tres Danjuro luna pálida después de la lluvia insípida Fumiko Yamaji (n. 1912); (1944), saga sobre una familia de (1952), la indiscutible obra maes­ tras varios escándalos personales actores del kabuki (que supuso, tra del autor y la mejor interpreta­ (sobre todo dos divorcios en por cierto, el debut cinematográfi­ ción de la actriz. Cristaliza así el poco más de un año), empero la co de la referida Machiko Kyo, tándem Mi zoguchi/Tanaka, pero actriz trabajó para Mizoguchi en algo raras veces mencionado por también in·umpen las causas que una última ocasión, tras la guerra, los historiadores, al tratarse de un enfrentarán y separarán a am­ dentro de la más bien mediocre cometido de figuración). bos .. . La espada Bijomaru (1945). Efectuado el contacto entre direc­ Ocurrió lo siguiente: en ese mi s­ Llegamos, finalmente, a Kinuyo tor y actriz, de inmediato surge mo año de 1952, tras finalizar la Tanaka, la actriz más emblemáti­ una simbiosis muy especial; de antedicha película de Mizoguchi, ca de Mizoguchi, así como la úni­ hecho, Y oshikata Y oda, el i nsepa­ la actriz protagonizó otra, de Dai­ ca, junto con el tardío caso de rable guionista de Mizoguchi, co­ suke Ito, Shishi no za, y durante Machiko Kyo, célebre en Occi­ mentando su Cinco mujeres al­ un descanso de rodaje ella co­ dente (sólo dentro de la Crítica, rededor de Utamaro (1946), lle­ mentó con el productor, Ichiro se entiende). Nacida en 1911 , se gó a afirmar que el cineasta no Nagashima, la conveniencia de inicia muy joven ante las cámaras, era sino un equivalente del propio añadir unos planos concretos a la al igual que la antedicha Isuzu Y a­ pintor Utamaro, en el sentido de secuencia que acababan de termi­ mada, y cuando topa con Mizo­ que dedicó su vida a retratar la nar; interesado aquél por la men­ guchi toneladas de celuloide ilus­ mujer ideal, y, en esta época, cre­ talidad directora denotada por las tran su pasado; pero no sólo era yó encontrarla en Kinuyo Tanaka, palabras de la actriz, no vaciló en conocida entre los cinéfilos sino dado que respondía a todas sus proponerle adentrarse en la reali­ que, por increíble que parezca, en expectativas. zación, oferta que ésta aceptó de ocasiones hasta su propio nombre inmediato. Enterado Mizoguchi, forma parte del título de la pelícu• Absorbido pues por la personali­ montó en cólera, al considerar la mi sma, como en, a gui sa de dad y posibilidades de su musa, que "su" actriz sólo debía trabajar ejemplos, Kinuyo monogatari Mizoguchi se niega a reconocer como tal, y a ser posible única­ (1930), de Heinosuke Gosho, Jo-i que Kinuyo Tanaka ronda ya los mente para él. .. Kinuyo sensei (1937) o Kinuyo cuarenta años y no cesa de adju­ no hatsukoi ( 1940), estas dos de dicarle personajes de irresistibles Pero la decisión estaba tomada, y Hiromasa Nomura. Por si esto bellezas juveniles -el referido film todavía en 1953 Kinuyo Tanaka fuera poco, un año antes de en­ sobre Utamaro, Señorita Oyu, rueda la primera (y mejor, por contrarse con Mizoguchi la ya es­ Vida de una mujer galante se­ cierto) de las seis películas que telar actriz había protagonizado gún Saikaku 1 La vida de Oha­ llegaría a dirigir sin abandonar su uno de los mayores éxitos inter­ ru, mujer galante (1952)- en faceta interpretativa, Koibumi, nos de la historia del ci ne japonés, obvio perjuicio de la verosimilitud partiendo de un esfuerzo personal Aizen katsura (1938), igualmen­ de las películas. Además, y muy apoyado por, en un principio, Mi­ te de Nomura. significativamente, el cineasta kio Naruse y, después, Keinosuke despojó a estos personajes de casi Kinoshita y Yasujiro Ozu (¡ nada Todo empezó en 1939, cuando todo el carácter erótico (e incluso menos!). Mizoguchi, con todo, Mizoguchi comenzó a rodar una sádico, en algún caso) que ence- apacigua temporalmente su ira y,

NOSFERATU 29 confiando que se tratara de una de protagonistas, en parte por sus sa W akasa de Historias de la experiencia sin continuidad, al año continuos trasiegos de producto­ luna pálida de agosto 1 Cuentos siguiente vuelve a reclamar a la ras hasta acomodarse dentro de de la luna pálida después de la actriz, surgiendo así El intenden­ Daiei. No obstante, cabe destacar lluvia. A propósito, y frivolizando te Sansho (1954) -otra de las el caso de Michiyo Kogure, naci­ un poco, algunos han apuntado obras mayores del cineasta, otra da en 1918 y de elegante porte, que la decisión de Mizoguchi de de las interpretaciones mayores que intervino en El destino de la escoger a Toshiro Mifune para de la actriz- y La mujer crucifi­ señora Yuki (1950), Los músi­ protagonizar Vida de una mujer cada 1 Una mujer de la que se cos de Gion (1953), Historia del galante según Saikaku 1 La habla (1954). clan de los Taira 1 El héroe sa­ vida de Oharu, mujer galante, crílego y la póstuma La calle de en una caracterización del todo Sin embargo, acto seguido Kinu­ la vergüenza (1956). Y razones impensable, escondía un desafío a yo Tanaka decide firmemente de espacio nos impiden extender­ Akira Kurosawa, que el año ante­ prolongar su faceta como realiza­ nos sobre un trío de "jóvenes pro­ rior había obtenido la fama mun­ dora, determinación que Mizogu­ mesas" de la Daiei de entonces, dial gracias al Rashomon (Rasho­ chi, insistimos, estimó intolerable, que embellecieron con talento la mon, 1951) protagonizado por provocando la ruptura definitiva etapa final de la obra de Mizogu­ este actor; pues bien, si esto es entre ambos. Hasta el amargo ex­ chi: se trata de (n. así, en Historias de la luna páli­ tremo de que el cineasta, enamo­ 1931 ), Kyoko Kagawa -nacida en da de agosto 1 Cuentos de la rado de la Tanaka profesional y el mi smo año e inolvidable heroí• luna pálida después de la lluvia emocionalmente al perfecto cin­ na de la genial El intendente late la mi sma ironía, porque la pa­ cuenta por ciento, por tal razón Sansho- y Ayako Wakao (n. reja asaltada por Mifune en el fi lm ll ega a cortar su amistad con el 1933); no obstante, puede desta­ de Kurosawa estaba interpretada propio Ozu, a causa del apoyo carse el caso de la tercera de por Machiko Kyo y Masayuki que éste prestó a la actriz en su ellas, pues gracias a la dura prue­ Mori, respectivamente la dama nuevo trabajo ... ba que consistió su papel en La espectral -vestida de blanco de calle de la vergüenza superó una manera similar a como apare­ Curiosamente, pocos años des­ una tremenda crisis personal y cía en Rashomon- y su embele­ pués de morir Mizoguchi , una ya encontró entereza para persistir sada víctima en esta película de madura Kinuyo Tanaka decidió en su carrera de actriz. Mizoguchi. Y por seguir con las dejar de dirigir y dedicarse exclu­ casualidades que quizá no lo sean siv amente a la interpretación ... Finalizamos con el caso particular tanto, conste que un poco antes, ¿Homenaje póstumo, arrepenti­ de Machiko Kyo, nacida en 1924 pero en el mismo 1953, la mi sma miento, burla del destino? e iniciada, como ya indicamos, en pareja Machiko Kyo-Masayuki el cine como "extra" en una pelí• Mori había protagonizado Taki cula de Mizoguchi, Los tres no Shiraito, remake de un clási­ Bellezas de posguerra. Conclusión Danjuro. Pues bien, su primer co de Mizoguchi dirigido por Aki­ papel relevante para el cin easta ra Nobuchi ... En los últimos años de su carrera, sería también el más celebrado de Mizoguchi cambi ó con frecuencia todos, nada menos que la prince- En cualquier caso, los personajes que encarn ó para Mizoguchi y Kurosawa convirtieron a Machiko Kyo en una de las pocas actri ces japonesas con cierta proyección internacional, estableciendo un a categoría refrendada tanto por fil­ mes de otros cineastas -La puer­ ta del infierno (Jigokumon , 195 3), de Teinosuke Kinugasa­ como, en particular, mediante más papeles para Mizoguchi, so­ bre todo en La emperatriz Yang Kwei-Fei (1954) -otra vez encar­ nando la perdición de , no menos hechi zado por ella que en Historias de la luna pálida de agosto 1 Cuentos de la luna pálida después de la lluvia, Los músicos de Gion NOSFERATU 291J····· a pesar de que all í encarnara un al farero y en ésta un emperador chino- y, como una prostituta, en La calle de la vergüenza.

Finali zando ya, repetimos lo indi­ cado al principio del artículo en cuanto a que ninguna actri z de Mi zoguchi alcanzó el estrellato gracias a él ni, por lo menos en Japón, ti ene la imagen asociada de fo rma signi ficati va a la filmogra­ fía de este autor. Ahora bi en, sin la menor duda a sus órdenes to­ das las actri ces relacionadas me­ joraron su estil o in terpretati vo, encarnando a la perfección una perspecti va recurrente sobre el mundo femenino gracias a la cual los "retratos de mujer" de Mizo­ guchi pueden alinearse, con toda propi edad y desde su personal pri sma, junto a los propuestos por otros geni os del cine admirable­ mente sensibilizados por el mismo particul ar (para nuestro gusto, y sin orden de preferencia, Ingmar Berg man, Josef von Sternberg, Roman PoLanski y Max Ophuls, sin olvidar, volviendo a Japón, al por fortuna hoy ya bien pondera­ do Mikio Naru se). Por último, en cuanto a su personal manera de trabajar con los intérpretes, való• La emperatriz Yang Kwei -Fei rese todo lo que se desprende de la aparentemente simple declara­ ción (extraída del libro Kenji Mi ­ zoguchi, de Antoni o Santos, a su vez reproduciéndola de "Women in Mi zoguchi Films", artículo de Freda Freiberg): "Cuando dirigía a Kinuyo Tanaka o a lsuzu Ya ­ moda, comprendí que no había necesidad de explicarles sus pape­ les con detalle. Todo lo que podía hacer por ellas era adaptarme a su propio estilo de interpretación, y encontrar el ritmo adecuado para sus actuaciones"

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