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Parte II Las fronteras en transición de la industria maquiladora

[155] 156 desaprovechadas por las industrias maquiladoras en Nogales,

Kathryn Kopinak

La trayectoria histórica de la industria maquiladora en la región1

La unidad geográfica del corredor norte-sur, formado por el desierto de Sonora, sufrió una ruptura política en 1853, cuando el general Antonio López de Santa Anna vendió el sur de Arizona y Nuevo México por 10 000 000 de pesos. Posteriormente, la ciudad de Nogales, Sonora, sería fundada como una aduana entre México y los Estados Unidos por el presidente Porfirio Díaz en 1880, muchos años después, respecto a otros pueblos españoles coloniales establecidos en el norte de México y el sur de Estados Unidos, como las ciudades de Hermosillo, Santa Ana, Magdalena y Tucson. En ese sentido, Nogales ejemplifica la historia de una ciudad de reciente creación, cuyo fin fue regular la frontera mexicana en nombre de las autori- dades federales de la ciudad de México. Aún hoy en día es posible identificar una placa histórica que indica el lugar exacto en que fue fundada la ciudad, cercana del cruce original en Nogales, Arizona, a unos pocos kilómetros de las líneas del ferrocarril procedentes de las ciudades del interior de México y de Estados Unidos. Actualmente Nogales, Sonora, depende de su ciudad gemela en Estados Unidos, Nogales, Arizona, y de otras ciudades fronterizas, debido a que está relativamente aislada del resto de México. Su población se duplicó especial-

1 La traducción de las secciones 1, 2, 3 y 4 fueron realizadas por Cirila Quintero y la sección 5 por Luisa Gabayet.

[157] 158 Kathryn Kopinak mente en el periodo de 1980 a 1990 y, de acuerdo al censo de 1990, había 108 000 habitantes y en 1995 había 133 491, conviertiéndose en la sexta ciu- dad de importancia en el estado de Sonora. Estas cifras se encuentran indudablemente subestimadas, ya que muchos pobladores probablemente no fueron censados debido a la naturaleza caóti- ca del crecimiento de esta ciudad. Pérez (1991) sugiere que una estimación más veraz es de 300 000 habitantes, y que Nogales, Arizona, podría haber tenido una población cercana a los 20 000 –o probablemente 50 000 habi- tantes– en un día cualquiera, debido al influjo de los turistas, viajeros y trans- portistas comerciales. Y las comunidades en conjunto tendrían cerca de 350 000 personas a principios de los noventa. Una característica distintiva de ambos Nogales es su papel de centro dis- tribuidor de productos primarios mexicanos que se dirigen a Estados Uni- dos y Canadá (Vázquez, 1997: 135). De esta forma, 75% de todos los pro- ductos agrícolas consumidos por los canadienses y americanos en los meses de invierno, pasan a través de este cruce fronterizo. Considerando el tráfico que atraviesa por los seis puertos de entrada a lo largo de la frontera Sonora- Arizona, la ciudad de Nogales concentra 40% de los vehículos que cruzan hacia el norte y 66% de todos los camiones. Este hecho contribuye sustancialmente a convertir a Nogales en el tercer puerto de entrada a Esta- dos Unidos. Asimismo, mientras la economía de ambos Nogales ha estado basada en el comercio y los negocios desde su temprana existencia, la promulgación de la legislación que permitió la instalación de maquiladoras a mediados de los sesenta anunció el crecimiento de una base industrial importante en su eco- nomía. Las maquiladoras de Nogales fueron en realidad antecedidas por una incipiente industria de alimentos y bebidas, la que mostró ser insostenible, convirtiendo la llegada de industrias exportadoras en una señal de cambio importante (Almaraz, 1990). Las maquiladoras se instalaron en Nogales a pesar de la escasez de infra- estructura, debido a que la mano de obra era un recurso importante, pareci- Oportunidades desaprovechadas por las industrias… 159 do a lo que fue el cobre en esta región en el pasado. Las manufacturas llega- ron a Sonora en 1967, fecha en la que se estableció la primera maquiladora en Nogales. El gobierno estatal proveyó de incentivos para atraer a las cor- poraciones multinacionales y, como parte de este programa, el primer par- que industrial fue construido en Nogales en 1971. De esta forma, la indus- tria fue atraída a esta ciudad por el bajo nivel de sindicalización, la alta estabilidad política y social y la infraestructura industrial que empezaba a construirse para ello. Ocho años después de su inicio, la maquiladora redituó más que la agricultura y la ganadería y continuó creciendo, especialmente en la rama electrónica, con la ayuda de los incentivos gubernamentales. De esta forma, Nogales se convirtió en uno de los principales centros maquiladores, que Barajas (1989: 71) describe como:

[…] Aquellos puntos de localización en México cuya actividad industrial se con- centra de manera importante en la industria maquiladora de exportación y/o en lugares que presentan mayor agrupación de este tipo de empresas. Los criterios para seleccionar dichos centros son el grado de concentración de plantas maqui- ladoras de exportación, relación con las plantas matriz en Estados Unidos, ritmo de crecimiento de los indicadores macroeconómicos, sistema de transporte y comunicación con los principales complejos industriales y mercados en Estados Unidos…

Asimismo, Nogales se distingue por ser el sitio donde se originó el con- cepto de plan Shelter a principios de los setenta. Cuando el primer parque in- dustrial de Nogales fracasó en su primer intento de atraer inversionistas, su director ofreció encargase de la contratación de la fuerza laboral, el almace- namiento, la búsqueda del espacio industrial y los trámites necesarios para los industriales norteamericanos interesados en abrir una maquiladora en dicho lugar. La firma con la que se inicio el prototipo de lo que ahora se conoce como Compañía Shelter fue Collectron de Arizona en Estados Unidos y Sonitrones 160 Kathryn Kopinak en México. Ésta operaba mediante una forma de subcontratación en la que las compañías extranjeras que deseaban instalarse en México proveían de materiales y componentes a su planta en el país, en tanto los contratos Shelther en la compañía mexicana proveía a la planta de fuerza de trabajo y de servi- cios administrativos. Por otra parte, el crecimiento industrial de Nogales se mantuvo desde su instalación en 1967 hasta la crisis de 1974-1975, cuando esta ciudad experi- mentó más pérdidas de trabajos que ninguna otra ciudad fronteriza (4 500 aproximadamente). Las industrias de Nogales fueron más duramente gol- peadas con respecto a otras en la frontera, debido a que la crisis fue más dañina para las compañías electrónicas, las que a menudo se instalaron en Nogales. En esta coyuntura, las personas tuvieron severas necesidades de vivienda y agua, entre otras, sin tener otra fuente de empleo. Las maquiladoras se fueron recuperando lentamente y siguieron patrones vistos en otros cen- tros maquiladores, los que en general reflejaban los ciclos económicos de Estados Unidos. Así, el número de personas empleadas en las maquiladoras decreció entre 1981 y 1982, aunque después crecieron regularmente hasta 1989 y 1990, cuando de nueva cuenta decrecieron notablemente. A principios de los años noventa, la atención sobre la frontera se enfocó hacia la posibilidad de atraer más inversión con base en la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLcAN). Así, en un estudio reali- zado en 68 compañías industriales en 5 municipios diferentes de Sonora, Lara y Velázquez (1993: 158) encontraron que la fuerza de trabajo fue el factor más importante de atracción para las maquiladoras en Nogales. Y que los gerentes, consideraban que el mercado laboral de Nogales presentaba ahora menos problemas con la tasa de rotación y el ausentismo respecto a los que habían tenido en el pasado. En tanto, las maquiladoras e industrias no maquiladoras que eligieron localizarse fuera de Nogales, lo hicieron por- que requerían de un mercado para vender sus productos y materiales, ade- más de contar con la infraestructura necesaria. Oportunidades desaprovechadas por las industrias… 161

Los comienzos de la crisis económica de México en 1994, en la cuál el peso mexicano fue dramáticamente devaluado, contribuyó a elevar el creci- miento de la maquiladora, tendencia que continuaría por el resto de la dé- cada. En octubre de 1998, el INEGI reportó la existencia de 84 plantas ma- quiladoras en Nogales, con 32 009 personas empleadas y con un valor agregado de 267 302 pesos, lo que coloca a la ciudad de Nogales en el sépti- mo lugar de importancia en comparación con otros centros maquiladores en México.2 En primer lugar, Nogales se distingue de forma significativa por presentar un crecimiento maquilador relativamente puro, debido a que en otras ciuda- des este tipo de industrias no tuvieron tal impacto. Comparando las maquila- doras en y Nogales en los años ochenta, Sánchez (1990) observó que mientras el crecimiento en Nogales había sido menos explosivo que el de Tijuana, éste había sido más estable. En segundo lugar, las maquiladoras de Nogales con más frecuencia son propiedad de grandes compañías locali- zadas en Estados Unidos, en comparación con las de Tijuana, que además tienden a ser más viejas. En tercer lugar, una alta proporción de los emplea- dos de Nogales son hombres, en comparación con otras ciudades fronteri- zas. Y, finalmente, en esta ciudad predomina la Asociación de Maquiladoras de Nogales, que es uno de los enclaves más cerrados a lo largo de la frontera norte (Sánchez, 1990); además, los gerentes de las plantas son más indepen- dientes de sus oficinas matrices en relación con otras localidades, lo que se suma a la carencia de un sindicato efectivo en comparación con otros cen- tros maquiladores. Las maquiladoras en esta ciudad se caracterizaron por emplear a un gran porcentaje de la población económicamente activa (PEA); tan sólo en 1988 concentró más de 50% de acuerdo con Sánchez, y 40% en 1992, de acuerdo con Cervera (1998), debido, en gran parte, a que el crecimiento de Nogales se apoyó en la industria maquiladora, aunque sin el beneficio de una planeación

2 INEGI, Industria maquiladora de exportación, diciembre de 1998. 162 Kathryn Kopinak urbana. Actualmente esta localidad es uno de los lugares donde más clara- mente se puede observar la llamada “cultura maquiladora”, en la que cual- quiera está acostumbrado a ensamblar y remachar (Ramírez, 1998). A pesar de los cambios que han ocurrido en la industria maquiladora de Nogales, argumentamos que ha existido una gran continuidad en su desarro- llo, y que la economía del área mantiene continuidades similares, por ejem- plo, mediante la exportación industrial agregada a las materias primas, aun- que Nogales nunca ha tenido una base económica propia, sino que ha representado el papel de un puerto internacional principalmente. Silvers (1998) ha argumentado que con el crecimiento estimulado por el TLCAN, el área de Nogales-Tucson debería convertirse en el mejor punto de “tránsito” –un lugar donde los bienes son descargados de un transporte, como por ejemplo el tren, y cargado en otros, como un camión (Edwards, 1991). Actualmente tanto bienes intermedios como los arneses, materiales médicos y equipajes se transportan, junto con lechuga, fresas y otras frutas y vegetales. La escasez de desarrollo, a pesar del crecimiento de la industria maquiladora, se debe probablemente al hecho de que su economía local está influida por el lugar que ocupa en la jerarquía existente entre las ciudades y las regiones. En un esquema de Isard (1960: 223) sobre la jerarquía de las ciudades, los lugares de “tránsito” están ubicados en un punto intermedio; en un lugar más importante, se encuentran las ciudades que demuestran liderazgo, con- trol e intercambio, y en una posición más baja se localizan las ciudades que se dedican a la venta al mayoreo, menudeo y con capacidad consumidora. En este esquema, Nogales es uno de los hinterlands que están bajo el control de Los Angeles, es decir, de un “lugar más central”. En este sentido Tijuana también es parte del hinterland de Los Angeles, aunque ésta se encuentra más directamente conectada a través de San Diego con respecto a lo que está Nogales a través de Tucson o Phoenix. Oportunidades desaprovechadas por las industrias… 163

Estructura económica actual y el dominio de usos de suelo por la industria maquiladora

El desarrollo de la actividad maquiladora ha tenido una gran relevancia para la economía de Sonora ésta es responsable de 50% de los empleos industria- les de Sonora en los últimos 7 u 8 años, contando con alrededor de 60% del total de los empleos manufactureros, y más del 40% de las exportaciones totales actuales. Además, las maquiladoras representan el enlace comercial más importante entre Sonora y Arizona. (Ruiz y Wong, 1997). Debido a la prefencia de muchas compañías maquiladoras por localizarse cerca de la frontera, no resulta sorprendente que un puerto internacional prominente como Nogales continúe teniendo una proporción importante de maquiladoras en el Estado. En 1999, éste fue el sitio de localización de 37% (80/216) de todas las plantas en el estado, y tuvo el doble del número de plantas que cualquier otro municipio de Sonora. El cuadro 1 muestra los municipios de ese estado que tienen más industrias y empleos.

CUADRO 1 Centros maquiladores en Sonora con más plantas y empleados, 1999

Municipio Plantas Empleados Empleados por planta

Nogales 80 35 028 438 Hermosillo 35 35 925 513 30 13 310 443 San Luis Río 21 8 665 412 Colorado Empalme 10 9 156 915

Fuente: Calculado con datos de Solunet, 1999, The Complete Twin Plant Guide, vol. 2, El Paso, . 164 Kathryn Kopinak

Wrong (1993) observó un nuevo movimiento de la industria maquiladora en el interior de Sonora, no sólo en las grandes ciudades con infraestructura bien desarrollada como Hermosillo, sino también en las áreas semi urbanas y rurales. De hecho, al comenzar la recesión económica a finales de los ochenta, las fuentes tradicionales de riqueza como la agricultura en rancherías y la pesca se tornaron en localidades deprimidas de Sonora, las que trataron desespe- radamente de atraer industrias maquiladoras debido a su capacidad de empleo. Así, las ciudades pequeñas con maquiladoras (no incluidas en el cuadro 1) son Ciudad Obregón, con 3 plantas y un promedio de trabajadores por plan- ta de 1 047, y Santa Anna, con sólo dos plantas y con un promedio de traba- jadores de 780. Estas dos localidades rurales tienen sólo una o dos plantas muy grandes, en comparación con los municipios del cuadro 1, los que tie- nen plantas de todos tamaños con una capacidad empleadora que va de 100 a 499 trabajadores. También se ha observado el incremento de maquiladoras de propiedad asiática –que quieren ser consideradas como norteamericanas con el TLCAN– principalmente en Ciudad Obregón, Hermosillo y San Luis Río Colorado desde 1999. lo que no ha ocurrido en Nogales, ya que la gran mayoría de las maquiladoras continúan siendo de propietarios radicados en Estados Unidos. Es importante señalar que la proporción de maquiladoras en dicha ciudad con respecto al total de Sonora es menor actualmente que en años anteriores. A pesar de ello, Nogales continúa siendo más un centro maquilador que otras localidades, tal y como se definió arriba. En este trabajo se argumenta que la industria maquiladora se ha convertido en una piedra angular de la base económica de Nogales, y que las otra activi- dades económicas sustanciales son los negocios y los servicios asociados a la importancia de la ciudad como puerto de entrada hacia Estados Unidos. Por eso su escasa diversificación económica se conformó después del boom del crecimiento maquilador a mediados de los noventa. En este sentido, en el web site de la Cámara de Comercio de Nogales, Arizona, se menciona que en 1994 en ambos Nogales se atravesó por grandes cambios debido a la deva- luación, al generar la disminución de ventas al menudeo en la frontera y Oportunidades desaprovechadas por las industrias… 165 permitir que los inversionistas norteamericanos compraran más en México, estimulando un boom en el crecimiento maquilador al sur de la frontera.3 A lo que se suma que a través del TLCAN se permitiera vender los bienes de Esta- dos Unidos directamente en mercados locales En este sentido, Vázquez (1997, 118) confirma las diferencias de Nogales respecto a Tijuana y , ya que aquélla no es uno de los principales centros urbanos del estado debido a su baja población, además de desempe- ñar papeles económicos marginales en Sonora, mientras que las ciudades de Tijuana y Mexicali son más influyentes política y económicamente en Baja . Esto es un rasgo importante que se refleja en el tamaño y localiza- ción central en la jerarquía del poder regional, además de destacar la presen- cia de líderes industriales, que también participan en la toma de decisiones. En este sentido, si bien en el cuadro 1 se muestra que actualmente Hermosillo tiene más trabajadores por planta en relación con Nogales, argu- mentamos que la industria maquiladora está sujeta a otros factores económi- cos y políticos, aparte de los emanados de la propia industria maquiladora, tales como el status de Hermosillo como capital del estado y su historia dis- tinta en cuanto a relaciones laborales. Por otro lado, en ambos Nogales la industria maquiladora muestra más predominio en la comunidad. Los resultados de este hecho pueden verse claramente en el poder de las maquiladoras de Nogales para usar la tierra de la manera que mejor les favo- rezca. Las industrias maquiladoras en Nogales han gozado de mucha más dis- creción en el uso de la tierra que Hermosillo y San Luis Río Colorado, donde las plantas han estado más organizadas en parques industriales que en plantas separadas de otras partes de la ciudad. De hecho, el total de 21 maquiladoras en San Luis Río Colorado están localizadas en un parque industrial. Una consecuencia importante del crecimiento de las industrias maquiladoras en los últimos 30 años en la ciudad de Nogales es que los sitios donde se localizaron inicialmente, lejos de actividades económicas y sociales,

3 http://www.dakotacom.net/~chamber1/nogaleschamber.html 166 Kathryn Kopinak

ahora están mucho más cerca unos de otros. Los primeros dos parques in- dustriales en Nogales, Sonora (PINSA y El Cid) fueron construidos en la parte sur de la ciudad en los años setenta, la que con el tiempo se convirtió en tierra para uso exclusivamente industrial. Para mediados de los noventa, la maquila había crecido tanto hacia dentro como afuera del parque indus- trial ocupando un terreno mayor al de cualquier otro sector productivo, esti- mado en 18% del total de territorio de Nogales (Almaraz, 1998). Sin embargo, la parte sur de la ciudad no es exclusivamente industrial y una secuela resultante del rápido incremento del número de plantas y fuerza laboral en el área fue el crecimiento de áreas densamente pobladas, en las que existen escuelas, hospitales y centros de recreación con cercanía espacial a las plantas industriales. Kopinak (1996) encontró que algunos gerentes de Nogales intencionalmente localizaron sus plantas en zonas residenciales en un intento por resolver sus problemas de rotación, asistencia y puntualidad de su fuerza de trabajo. Cervera (1998) reportó que PINSA es ahora una zona de alto riesgo porque los residuos peligrosos presentes en la planta se localizan dentro de un área de 100 metros cerca de tres escuelas, una planta de PEMEX, y a 200 metros del Centro de Readaptación Social (CERESO). Esto coloca a los estudiantes y a los internos del CERESO en riesgo, así como a los empleados de las plantas y a sus hijos que se encuentran en la guardería y el personal de la clínica del IMSS que está dentro del parque industrial. Los parques construidos más tarde, como el Parque Industrial Sánchez y Nueva Ciudad Industrial, están en la mitad de la zona residencial-industrial con más alta densidad poblacional que PINSA y El Cid. Mientras en Nogales, Sonora, la ciudad crece alrededor de las plantas, esto parece oponerse a la tendencia que está aconteciendo en Nogales, Arizona, aunque con resulta- dos ambientales similares. Los almacenes de las maquiladoras están inva- diendo actualmente gran parte de las comunidades residenciales en Nogales, Arizona, con el subsecuente conflicto con la comunidad y con las leyes de poblamiento que están permitiendo esto. Los propietarios de casas en esta zona quieren que haya más distancia entre las zonas industriales y las resi- Oportunidades desaprovechadas por las industrias… 167 denciales, en tanto que las inmobiliarias quieren menos distancia. Por ejem- plo, la del Sol es un suburbio de residentes antiguos dentro de Noga- les que tiene 31 años de establecida en ella; los propietarios compraron terre- nos a un valor alto y construyeron casas costosas debido a la seguridad, belleza y espacio abierto de la zona. Durante largo tiempo, los residentes han estado protestando porque las colinas han sido arrasadas, los árboles arran- cados y la fauna expulsada de ahí. Por otra parte, las compañías están planeando construir plataformas de carga para 30 tráilers a 50 pies de las casas. Los residentes también están preocupados por el uso de químicos tóxicos y la devaluación de su propie- dad. Además de que el drenaje que usan para conducir el agua al cañón está lleno. Las inmobiliarias por su parte, argumentan que estos almacenes no pueden tener mucho tráfico o ruido como aquellos que se utilizan para pro- ducir productos alimenticios, y que son hospedaje de una industria “ligera” (Nogales International, 1999a).

La estructura productiva de las maquiladoras

El entendimiento de la estructura productiva de una maquila es importante por muchas razones. Como veremos más adelante, esto determina el tipo de aportaciones, tales como trabajos creados y materiales necesitados. Esto tam- bién es importante para entender los resultados. Por ejemplo, a mediados de los noventa, un inventario de las plantas de Nogales, llevado a cabo por obser- vadores comunitarios, estimó que de un total de 74 maquiladoras en Nogales, 49 de ellas podían estar contaminando el ambiente con sustancias tóxicas, como mercurio y cromo. El objetivo de realizar este listado fue obtener los posibles contaminadores para preparar sus propios desperdicios antes de que éstos al- canzaran el sistema de aguas residuales (Ingram et al., 1995: 177). Aunque no existe un censo anterior de las maquiladoras en Nogales para evaluar las características internas de estas industrias, una descripción puede 168 Kathryn Kopinak

ser delineada examinando las investigaciones que fueron realizadas en la déca- da pasada. En esta sección revisamos estos estudios tanto en orden cronológico como en el que los datos se recolectaron, y encontramos un alto grado de acuerdo entre los autores, a pesar del hecho de que sus muestras contienen diferentes plantas y fueron realizados en distintos tiempos. Lara (1990:88) consideró a 1984 como el año cuando las maquiladoras de Nogales comenzaron a reestructurar sus formas tradicionales de producción, incluyendo la adopción de nuevas formas de organización del trabajo (por ejemplo, círculos de calidad, innovación encabezada por los trabajadores), re- ducción de inventarios y maquinaria flexible automáticamente controlada. El autor enfatiza, sin embargo, que estos cambios no fueron realizados en todas las plantas, y que la modernización dependió de la estrategia competitiva de cada una de ellas, de su tamaño, de la relación con la compañía matriz, el tipo de producto, etc. Algunas plantas continuaron siendo “dinosaurios” y muy difícilmente utilizaron algún equipo mecánico durante 1990. También es interesante notar que cuando la industrialización rural co- menzó en Sonora, algunas compañías como, por ejemplo, Molex, General Instruments, Sistemas y Conexiones establecieron las partes más automati- zadas de su producción en las plantas de Nogales y movieron las plantas que necesitaban un mayor trabajo intensivo hacia el interior del estado, donde esperaban que la tasa de rotación podía ser un problema menor. Vázquez (1994: 71) denomina a este proceso “la resegmentación intrarregional”. A pesar de que esto continuaba ocurriendo, el asentamiento de plantas en loca- ciones fuera de Nogales no le restó importancia a la ciudad como centro maquilador sino, al contrario, le dio oportunidad para insertarse en una cade- na de producción de localización más avanzada. En un estudio de 19 plantas maquiladoras en los sectores eléctrico y electró- nico en Sonora (15 de los cuáles estuvieron en Nogales), Lara (1992) encon- tró una gran diferencia entre el modelo teórico japonés y las innovaciones que se estaban realmente implementado debido a la escasez de conocimien- to por parte de los gerentes y el predominio de una cultura industrial tradi- Oportunidades desaprovechadas por las industrias… 169 cional en el nivel administrativo. No obstante, nueve plantas habían comen- zado a introducir maquinaria automática y nuevas formas de trabajo, al mis- mo tiempo seguían manteniendo aspectos de la producción fordista y taylorista. Tres de las plantas estudiadas en Nogales ensamblaban productos enteros, aunque previamente habían ensamblado una sola parte. Más recien- temente, en un estudio de 68 maquiladoras y plantas no maquiladoras en cinco municipios de Sonora, Lara y Velázquez (1993: 163) afirman: “Es inte- resante notar que aun cuando las compañías tratan de reestructurarse incor- porando formas más modernas de trabajo, 70% de las plantas en Nogales y 50% de Agua Prieta continúan usando la producción de cuotas mínimas. La heterogeneidad también fue encontrada por Kopinak (1996) en un estudio de 10 plantas de autopartes, muchas de ellas produciendo de arneses, en Nogales. El estudio encontró que el inventario cero y los procesos de control estadístico se usaban, pero que la maquinaria más avanzada fue con- siderada como un gasto inútil. Casi dos tercios de los trabajadores de la muestra reportaron no usar herramientas o maquinaria, y realizar todo su trabajo con las manos. Los trabajadores más calificados tienden a obtenerlos a través de la especialización más bien que a través de la rotación de categoría de traba- jo; por ejemplo, no fue encontrada la categoría de multihabilidades. Las dos plantas más grandes, las cuales hacían el mismo producto, demostraron muy diferentes procesos de producción, pues la proporción de técnicos en la fuerza laboral fue bastante alta en una y casi ausente en la otra. En un estudio de los modelos de industrialización en México, De la Garza (1998) incluyó en su muestra 48 industrias en Nogales. Aunque en los resul- tados no se separa explícitamente a las maquiladoras respecto a otras indus- trias, nosotros asumimos que los hallazgos para “la zona norte de Sonora” provinieron de las maquiladoras de Nogales, debido a que toda la investiga- ción fue hecha en Nogales y en esta área no hay un número sustancial de industrias no maquiladoras. En esta investigación, todas las plantas fueron clasificadas como de bajos niveles de flexibilidad laboral (cuadro VI. 1, p. ?) y, también, una gran mayo- 170 Kathryn Kopinak ría se clasificó con tecnología media, excepto aquellas pequeñas con baja productividad, las que fueron clasificadas como de baja tecnología, en tanto aquéllas con alta productividad, se clasificaron como de alta tecnología (cua- dro IV, 1, p. ?). Asimismo, los hallazgos sobre la organización del trabajo indican que los trabajadores presentan bajos niveles de participación. Sin embargo, las plantas con capital extranjero que exportaban tenían al- guna forma de participación grupal (aunque en menor nivel), lo que desem- bocó en una alta productividad (cuadro V. 10, p. ?). La mayoría de las plantas utilizaba empleados especializados para llevar a cabo el control de calidad, excepto aquéllas de mediano o de gran tamaño, las cuales también usaban personal de producción así como especializado para esta tarea (cuadro V. 3, p. ?). Muchas plantas utilizaban personal especializado para el mantenimien- to, excepto las plantas muy grandes, las cuáles usaban personal de produc- ción personal especializado (cuadro V. 4, p. ?). Es también importante men- cionar que todas las plantas tenían personal de producción con supervisores, en lugar de círculos de calidad o equipo de trabajo (cuadro V. 7, p. ?). Almaraz (1997) ha sugerido que aunque no hay grandes cambios, las maquiladoras de Nogales han demostrado los inicios de una especialización industrial desde 1990, con alguna diversificación limitada. El subsector de “productos de metal y otras industrias” contiene 90% de las maquilas de Nogales. Considerando solo las maquiladoras más grandes, las cuales juntas emplean 50% de la fuerza laboral, se distinguen cuatro grupos que están produciendo o ensamblando, de acuerdo a sus características productivas: 1) partes electrónicas, material y accesorios (por ejemplo cables y materiales de conexión); 2) autopartes, especialmente arneses y conectores; 3) equipo mé- dico y de cuidado de la salud, y 4) productos para usos específicos. Los únicos cambios tecnológicos que Almaraz observó tenían que ver con la introducción de “tecnologías blandas”, la organización de trabajo, círculos de calidad, sistemas de just in time y el reconocimiento de estándares de calidad. Éstos han sido enlazados con la aparición de nuevas relaciones de trabajo, especialmente en términos de bonos de productividad, rotación a Oportunidades desaprovechadas por las industrias… 171

través de categorías de trabajo y nuevas formas de entrenamiento. No obs- tante, ella encontró que el nivel de especialización dentro de la fuerza laboral es mínimo y no hay un centro de diseño y entrenamiento en Nogales, como los que han sido encontrados por otros investigadores en Tijuana y Ciudad Juárez. Asimismo, más de 90% de las maquiladoras analizadas no requerían que los trabajadores tuvieran algún tipo de experiencia, lo que implicaba que muchas actividades no necesitaran tanta habilidad o especialización y que los procesos de producción no fueran muy complejos. Covarrubias (et al.) en- contró resultados similares en un estudio de 54 industrias manufactureras en Sonora, 16 de las cuales estuvieron localizadas en Nogales. Estos autores con- cluyen que a través del estado hay distintos niveles de flexibilidad y de rees- tructuración industrial y que no representan verdaderos modelos de especia- lización posfordista flexible. En su lugar, las industrias de Sonora encajan más con un perfil cercano al neotaylorismo. Nogales, en una forma similar aunque en una escala menor a otras ciuda- des fronterizas, ha comenzado a demostrar un predominio de la producción y ensamblaje de partes intermedias. Sin embargo, éstos no han comenzado aún a integrarse con los mercados locales mediante la compra de proveedo- res locales, como lo han hecho algunas áreas de Sonora, Guadalajara y partes de Chihuahua. La única clase de integración regional es entre subsidiarias de la misma compañía extranjera, algunas veces llamadas “proveedoras cauti- vas”, las cuáles operan como parte de un proceso de enclave exportador y no están enlazados con la economía local. Como Kopinak (1996) ha mostrado, en el caso de las dos plantas de arneses, propiedad de canadienses, esto no necesariamente conduce a un proceso manufacturero más complejo o a la transferencia de tecnología. La gran modernización no ha ocurrido en Nogales, debido al carácter particular de las maquiladoras, como subsidiarias de compañías extranjeras. Almaraz explica que la escasez de innovaciones encontradas en las maquila- doras de Nogales se desprende de su posición en las cadenas de producción 172 Kathryn Kopinak globales, las cuales, argumenta, están demasiado lejos de las firmas que diri- gen en realidad los cambios en manufactura mundial. En un estudio en pro- fundidad de 10 plantas de autopartes, al principio de los noventa, Kopinak (1996) también encontró la escasez de innovación, a la que los gerentes con- sideraban “bastante costosa”. Claramente estas compañías han elegido el “camino pobre” para la trayectoria de estas plantas, con un desarrollo limita- do. Esto es importante mencionarlo, dado que los expertos de la industria han considerado que algunos de los más importantes productos realizados en Nogales podrían haber sido retirados del mercado hace años. Hoffman y Kaplinsky (1998: 108), por ejemplo, predijeron que “el movi- miento hacia el control centralizado y la instalación electrónica compleja estaba erradicando probablemente la necesidad del trabajo intensivo para este producto”. El estudio de Booz-Allen, Hamilton e Infotec (1987: 44) estableció una fecha cuando las partes del trabajo intensivo, como los arne- ses, se convertirían en obsoletas: el año de 1993. Cuando, y si esto ocurre, será interesante observar si una producción más avanzada reemplaza a este sector en Nogales, o si las plantas simplemente cierran y desaparecen de la región, como ha sucedido en otras partes del mundo. La opción elegida pue- de depender de las cualidades de la fuerza laboral que ha atraído la maquiladora en primer lugar, a la cual nos referimos en la siguiente sección.

Las relaciones laborales

Han existido dos periodos notables de la actividad de organización colectiva e intranquilidad laboral en Nogales, las cuales coexistieron con las caídas económicas y la reducción de la fuerza laboral durante los años de 1974 a 1975 y de 1980 a 1982. El año fundamental fue 1980, cuando un movimien- to espontáneo de trabajadores, dirigido en parte por supervisores, surgió en Nogales para protestar por la violación de sus derechos marcados por la ley (por ejemplo, el escaso reconocimiento de los representantes de los trabaja- Oportunidades desaprovechadas por las industrias… 173

dores); el incremento en las cuotas de producción, y las reglas de trabajo dentro de la planta. La gran resistencia ocurrió cuando 840 trabajadores es- tallaron en huelga en AIRCO porque sus protestas no fueron satisfactoria- mente tratadas. La CTM se involucró y la fábrica fue reabierta. En 1981, 14 de las más importantes maquilas en Nogales firmaron un contrato colectivo con el Sindicato Industrial Progresista de Trabajadores, un sindicato local perteneciente a la CTM en Hermosillo, sin las consultas con los trabajadores localizados en Nogales. Entre las 14 compañías estuvo Collectron/Sonitrones, la cual se presenta actualmente como una empresa que ha dado ayuda a 103 maquiladoras en México para comenzar operaciones.4 Vázquez (1994:88) encontró que 60.5% de las maquiladoras de Nogales habían sido inicialmen- te traídas a la ciudad por medio del programa Shelter. Solunet (1999: 304) enumera 3 000 trabajadores como empleados de compañías Shelter, es decir, uno de cada diez en Nogales. Por estos datos, se puede esperar que todas estas plantas y trabajadores tengan el mismo contrato con el estilo sindical subordinado que explicaremos a continuación. Muchos trabajadores no saben que son miembros de un sindicato y que las compañías pagan sus cuotas sindicales. Asimismo, el contrato establece estándares por debajo de lo que especifica la Ley Federal del Trabajo (LFT) y en ocasiones, incluye cláusulas que establecen cómo los empleados pueden ser contratados o despedidos, sin responsabilidad para la empresa, además de permitir el desplazamiento de trabajadores hacia cualquier función dentro de la planta, la flexibilización del horario de trabajo, el cambio de “día de descan- so” de domingo a cualquier otro día y que la empresa tenga el derecho exclusi- vo de determinar la rapidez en el movimiento de maquinaria y número de trabajadores requeridos. Quintero (1998: 95) sugiere que esta forma de sindicalismo subordinado surge en Nogales debido a la escasez de experiencia industrial e historia sin- dical. Williams y Passé-Smith (1992) explican su inexperiencia desde el pun-

4 http://collectron.com/ 174 Kathryn Kopinak

to de vista de factores sociales y políticos. Los estados de Sonora y Chihuahua, a diferencia de , el cuál tiene la más alta tasa de sindicalización a lo largo de la frontera, cuentan con un grupo capitalista agroindustrial fuerte que ha desafiado al poder laboral. En Sonora, un acuerdo para prohibir la sindicalización efectiva de las maquiladoras de Nogales es apoyado por el gobierno estatal. Lara (1990: 231) muestra cómo la firma de este contrato y el reconoci- miento del sindicato por parte de las autoridades cumple dos funciones: pri- mero, actuar como un instrumento de protección para las plantas contra cualquier intento de sindicalismo independiente y, segundo, garantiza la li- bertad para deshacerse y despreocuparse del trabajador cada vez que lo ne- cesite. En un análisis del contrato colectivo, Lara encontró una ausencia total del espíritu de la LFT, es decir, de sus raíces de justicia social y su preocupa- ción por un balance entre trabajadores y patrones. Cravey (1998: 85) argu- menta que “la invisibilidad de la CTM en las maquiladoras de Nogales de- muestra que el sindicato está trabajando activamente para subvertir la organización laboral y la genuina contratación colectiva”. La elección de Raúl Olmos, el director local de la CTM, quien se alió con la empresa en la huelga de AIRCO, para la posición de consejal en el gobierno de la ciudad de Noga- les, muestra esta alianza entre la CTM y la industria local. De la misma manera que surgieron propuestas en Sonora para reformar la LFT nueve años antes que en el ámbito nacional, en 1989 (Lara, 1990), Denman (1990) dice que cuando los historiadores del año 2020 estudien este periodo reconocerán que es imposible entender la composición social del estado de Sonora en el siglo XXI, sin reconocer que muchas de las prácticas posteriores no apreciadas antes fueron primeras consolidas en las plantas automotrices de Nogales en los años ochenta. Nogales ha sido un buen laboratorio para las compañías que quieran im- plementar cambios en la organización del trabajo, porque las maquiladoras que están sindicalizadas tienen “contratos de protección” (Lara, 1992: 157). Esto se hizo evidente en el momento de comparar la aplicación de nuevos Oportunidades desaprovechadas por las industrias… 175 métodos de trabajo en Nogales con lo que ha ocurrido en la Planta Ford de Hermosillo, la cual es también enumerada por Solunet (1999: 266) como una maquiladora. Posterior al evidente y violento conflicto en 1990, los trabaja- dores de Ford intentaron una resistencia pasiva para conseguir mejores sala- rios dentro de la línea con productividad y democratizando su sindicato. Las bandas rojas en el brazo han reemplazado a las huelgas, boicots y otras con- frontaciones directas entre el nuevo tipo de trabajador reclutado por la com- pañía después de 1990 y los hombres más viejos de procedencia rural con compromisos familiares. Sin embargo, aún es difícil imaginarse moviéndose esta resistencia pasiva hacia el norte, al área de las maquiladoras de Nogales, desde el sindicato en Hermosillo, el que se está preocupando sólo por el proteccionismo local y el cumplimiento de demandas a corto plazo (Sandoval y Wong, 1994). Los resultados de la trayectoria de las relaciones laborales en Nogales son los bajos salarios, una larga jornada y poca movilidad hacia arriba para los trabajadores, en comparación con otros centros maquiladores, así como la escasez de responsabilidad de la corporación hacia la comunidad. Como Covarrubias (et al, 1993: 137) ha concluido, el neotaylorismo en esta región es un tipo de fordismo sin el ingreso de beneficios sociales como uno podría esperar de este modelo. Muchos estudios se han realizado en torno de lo que esto significa para los trabajadores y los municipios en los que ellos viven. Kopinak (1996: 137) reportó que los gerentes de Nogales han “agringado” la semana de trabajo al colapsar la semana laboral de 48 horas en cinco días (lunes a viernes), aun cuando esto puede significar que se pueda trabajar un sexto día (el sábado). Los trabajadores también han “compensado” sus vacaciones legales al trabajar uno o más sábados y/o domingos antes de las vacaciones, con lo cual contravienen la LFT. Tanto Lara (1990: 89) como Kopinak (1996: 130) encontraron que los trabajadores directos llevan a cabo tareas que son real- mente trabajo técnico, pero a estos no se les da el título y pago que normal- mente deberían conseguir. Ellos han sido, a menudo, informalmente entre- 176 Kathryn Kopinak nados dentro de las plantas donde laboran, pero no han sido promovido a “mejores” trabajos así que; las compañías pueden limitar sus gastos. En cuanto a los salarios, Carrillo y Kopinak (1999) reportaron que en comparación con otras localidades fronterizas, los trabajadores de Nogales son peor pagados que los de Tijuana y Ciudad Juárez, pero no menos que los de Monterrey. Un ejemplo de la escasez de responsabilidad corporativa es DC Mexicana, en cuyos terrenos fueron descubiertos 4 500 litros de sustancias peligrosas, prin- cipalmente ácidos. Después de experimentar algunos conflictos laborales en 1994, la compañía, la cuál operaba en el Parque Industrial San Ramón, cerró sus operaciones y abandonó sus desechos tóxicos (Cervera, 1998: 56). En 1991, un antiguo líder de la Asociación de Maquiladoras predijo que “México iría hacia la semana de 40 horas y disminuiría el desempleo; las horas por trabajador bajarían, aunque los costos de las compañías se incrementarían, porque éstas tendrían que emplear más trabajadores para obtener el mismo número de horas trabajadas” (Kopinak, 1996: 147). Esto es difícil de imaginar sin sindicatos fuertes. Algunos sindicatos oficiales pre- dijeron que los sindicatos que protegían a las industrias en Nogales estaban en sus últimas etapas de existencia. Esto debido al crecimiento del número de maquilas en Hermosillo, y a la extensión de un sindicalismo más tradicio- nal, encontrado en la planta de Ford y en las nuevas maquiladoras de la capital del Estado. Los organizadores sindicales de la rama tradicional de la CTM de Hermosillo han estado hablando a los trabajadores de Nogales en sus “colonias”, para convencerlos de apoyar una forma de sindicalismo más pro trabajadores.5 De la Garza (1998) encontró que la mayoría de las maquiladoras en Noga- les, excepto aquellas con alta productividad, tenían bajos niveles de bilatera- lidad entre la compañía, el sindicato y los trabajadores (cuadro VI.2, p. ?). En ninguna de las plantas de Nogales consideradas en la muestra, existió alguna intervención formal por parte del sindicato sobre las cuestiones de cambio

5 Comunicación personal con Ariel Burgos de la CTM en Sonora, 6 de noviembre, 1999. Oportunidades desaprovechadas por las industrias… 177 tecnológico u organizacional, empleo o el proceso de trabajo. Sin embargo, sí pareció existir al menos bajos niveles de intervención informal de los sindica- tos en todas estas áreas, excepto en las plantas grandes, donde los sindicatos no tienen, aun informalmente, intervención en materia de cambios tecnológicos y organizacionales (cuadro VI.14, p. ?). De esta forma, a pesar de la escasez de representación de los trabajadores por sindicatos, éstos aún tienen bajos sala- rios y condiciones laborales pobres, aunque no frecuentemente. En noviembre de 1997, y nuevamente en noviembre de 1998, cerca de 400 trabajadores no sindicalizados en Walbro, la cual ensambla carburadores para máquinas pequeñas, salieron a la calle demandando un incremento de 10% en sus salarios, el que era cerca de 30 dólares por semana en 1998, y bajos precios en la cafetería de la empresa. Su acción ha sido interpretada como una protesta la devaluación continua de la moneda mexicana. No- viembre es el mes en que el gobierno asigna los salarios para el nuevo año, y las maquiladoras también hacen sus contratos con sus compradores en no- viembre, esto puede estar influyendo el movimiento colectivo de los trabaja- dores. (The Arizona Republica, 1998). La ausencia de sindicatos más representativos en Nogales significa que los bonos y beneficios que son dados están diseñados y administrados por los propietarios de las maquiladoras, la compañía Shelter, y con una pequeña participación gubernamental. La vivienda de los trabajadores es también un ejemplo importante de las implicaciones en la realidad. Mientras los jubila- dos en la colonia del Sol en Nogales, Arizona, protestan, justamente, la pér- dida de valor de sus casas debido a la invasión industrial, muchos trabajado- res de la maquila han estado siempre sin casa. Sonitrones/Collectron es la única compañía en México que usa dormitorios como una parte integral de sus negocios a manera de empleador intermediario. Sonitrones inicio con los dormitorios en 1984, como una respuesta a los conflictos laborales (véase la siguiente sección) y caídas económicas; a partir de ellas incrementaron sus ganancias –la compañía Shelter no sólo consiguió rentas de los trabajadores, sino también una porción de su pago–. En tiempos de escasez de trabajo y o 178 Kathryn Kopinak

de alta rotación, la compañía ha reclutado, a menudo, trabajadores jóvenes de áreas rurales de México y les ha proveído de vivienda en uno de los seis dormitorios por una cuota. A principios de los noventa, las autoridades de salud evaluaron estas viviendas como pobres y no higiénicas, y solicitaron a la compañía Shelter remodelar esas instalaciones para reducir el riesgo en la salud de los trabajadores (Vázquez, 1994: 123). Los dormitorios extienden la disciplina de la fábrica a las vidas privadas de los trabajadores, específicamente delineando las actividades aceptables des- pués de las horas de trabajo. Según la compañía, romper tres reglas del dor- mitorio (por ejemplo, llegar horas después del tiempo de cierre) propicia la expulsión, y el embarazo automáticamente significa tener que salir de ello. La pérdida de residencia en el dormitorio significa la pérdida del empleo con la compañía Shelter, aunque sólo de 5 a 10% de los trabajadores de la maquila en Nogales han residido en el dormitorio en algún momento. Cravey, también, argumentó que los dormitorios son formas inusuales de hogar y que ellos parecen formar identidades de género en los residentes, porque ellos son de un sólo sexo y por la clase de actividades de ocio que realizan (por ejemplo, depor- tes para hombres y desfiles de belleza y de compras para las mujeres). Otra maquiladora, Wilson Jones, un antiguo cliente de Sonitrones, tam- bién mantiene dos casas como dormitorios. Éstos son más pequeños que los de la compañía Shelter y son considerados como una vivienda más temporal. De hecho, la vivienda de los trabajadores de Nogales ha sido siempre un gran problema y recibió más cobertura internacional cuando The New York Times Magazine publicó un artículo exponiendo la situación (Tolan: 1990). Este artículo se enfocó sobre las invasiones de tierra por trabajadores sin casa. Como resultado de semejante prensa negativa, la Asociación de Maquiladoras de Nogales comenzó un proyecto denominado La Esperanza, por el cual los trabajadores de la maquila podían comprar su propia casa. De hecho, la compañía pertenece a Wilson Jones, ACCO Word, creado como una fundación de caridad, la cual comenzó su proyecto debido a las fotografías y al texto en el artículo citado, el cuál indicaba que algunos de los moradores de las Oportunidades desaprovechadas por las industrias… 179 tierras invadidas había construido con cartones de Wilson Jones (Chamberlin, 1993: 62). Las maquiladoras han apoyado este proyecto no sólo para mejorar su ima- gen, sino también para bajar la rotación laboral y estabilizar la fuerza de trabajo. Las compañías maquiladoras donaron materiales de construcción, ayudaron a los trabajadores con pagos bajos mediante préstamos sin intere- ses, y trataron de contratar a constructores privados. Los contratos con los últimos no se realizaron y la devaluación de 1995 retrasó el proyecto. En 1997, los primeros 750 propietarios de casas individuales han estado cons- truyendo y 750 más empezaron a hacerlo. Después de que este proyecto se realizó finalmente, INFONAVIT lo llevó a cabo en otras ciudades maquiladoras, tales como Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros. Alejandro González, direc- tor de Valley Religious Task Force on en Phoenix, denomi- nó a la construcción de casas “un caso ético raro hacia los trabajadores de la maquila”, pero apuntó que solo la minoría de los trabajadores que ganaban los salarios más altos podía pagar estas casas al gobierno, quien realmente las había construido mediante una hipoteca a largo plazo.

Evaluación de la industria maquiladora de Nogales

A mediados de la década de los noventa argumenté que la “segunda ola” de maquiladoras, que eran aquellas que implementaban métodos de producción intensivos en capital y utilizaban los nuevos procesos de trabajo, no habían surgido en Nogales, Sonora (Kopinak, 1996). Basándome en los datos reco- lectados a principios de la década sobre 10 plantas de autopartes, parecía que los gerentes y propietarios de maquiladoras preferían seguir el mismo cami- no de desarrollo recorrido por un cuarto de siglo; éste puede ser caracteriza- do como “neo fordismo” o “fordismo periférico”. Ruiz y Wong (1997) utilizan datos muy diferentes y más actuales y llegan a conclusiones que son coincidentes con mis hallazgos: las maquiladoras de 180 Kathryn Kopinak

Nogales están siguiendo todavía la misma trayectoria. Encuentran que el comercio se ha incrementado significativamente en los cinco años previos a su estudio, sobre todo a causa de las maquiladoras. Sin embargo, cuando examinaron el tipo de productos ensamblados y manufacturados por las ma- quiladoras, los identificaron como pertenecientes a la categoría de “competi- tividad sistemática de baja sustentabilidad”. Esto se explica de dos maneras. Primera, la competitividad de estos productos está basada en la mano de obra barata, al igual que en las tendencias de las tasas de cambio. Segunda, el contenido de importación de los productos es muy alto, lo cual implica que las maquilas no están ligadas a la economía local. Concluyen, utilizando es- tos criterios, que 65% de las exportaciones sonorenses (definitivas al igual que las de las maquiladoras) no llenan los requerimientos de lo que es consi- derado como “competitividad auténtica”, pero se basan principalmente en los recursos naturales y la explotación de mano de obra barata. Mientras, asumen que un corredor industrial, que de hecho existe entre las maquiladoras de Sonora y las compañías de Arizona, evidencia que el “mayor vínculo entre la actividad maquiladora de Sonora y Arizona es de tipo comercial y de servi- cios, pero la integración técnica-manufacturera no ha sido aún desarrollada totalmente”. Sugieren que para una sustentabilidad de largo plazo y la crea- ción de trabajos más productivos con mejores salarios se tiene que imple- mentar tecnología más avanzada. De manera semejante, Silvers (1988:7) anota que debido a que la mayoría de las maquiladoras de Sonora son ramas de plantas de los Estados Unidos, “la porción de valor agregado por la maquiladora que incrementa el capital, en gran parte, se va a los Estados Unidos”. Asimismo, estudió cuánto bene- fició la devaluación del peso en 1994 a las plantas matrices de las maquiladoras, ya que pagan a los obreros en pesos, pero reciben los beneficios en dólares. En Sonora se crearon más trabajos en maquiladoras, porque el valor real del peso cayó, no por la reestructuración en la manufactura. En junio de 1999, Arizona y Sonora celebraron la continuidad de su rela- ción de 40 años. Igualmente, reconocieron públicamente que su región no se Oportunidades desaprovechadas por las industrias… 181

había beneficiado tanto de la relación fronteriza como las o la re- gión Tejas-Chihuahua. Transformar la región en un centro de actividad manu- facturera es muy importante para sus planes de mejoramiento. Como el presi- dente del Consejo Económico del estado de Sonora, Javier Gándara, dijo:

El mayor potencial para establecer una buena relación económica entre …los estados radica en convertir a las maquiladoras de Sonora en compradoras de los productos de Arizona o crear aún más maquiladoras. Sonora puede producir y Arizona puede tener el poder administrativo. (The Arizona Republic, 1999).

Las Comisiones Arizona-México y Sonora–Arizona desarrollaron un plan estratégico que sugería la implementación de cuatro grupos: agroempresas, manufactura, servicios de salud y turismo. También se están sugiriendo gru- pos industriales en y Chihuahua, y parecen ser una de las estrategias favoritas que los gobiernos promueven actualmente. El concepto de grupo (cluster, en inglés) se refiere a la promoción de industrias que serán complementarias y estarán vinculadas una con la otra a través de cadenas de proveedores, para así poder incrementar el valor agregado a las actividades económicas. El análisis más reciente para evaluar la integración económica de este tipo encontró que varias maquiladoras de Nogales han abierto múltiples plantas en la ciudad y han iniciado otras nuevas en diversas partes de Sono- ra, pero que no ha surgido un grupo de proveedores locales. Tampoco han empezado a operar en Nogales proveedores especializados, como los que se observan en Ciudad Juárez. Las maquiladoras de Nogales están mejor integradas con las plantas industriales de su propia rama en el interior de Sonora (que hacen los mismos productos o similares), o con la compañía matriz en Arizona de lo que lo están con otras maquiladoras en la misma ciudad (Almaraz, 1998). El hecho de que hacen los mismos o productos similares significa que la crítica de Ruiz y Wong que expusimos más arriba aún es válida hoy en día. 182 Kathryn Kopinak

Es interesante notar que Gándara, citado más arriba, dio el “poder admi- nistrativo” de la producción de Sonora a Arizona, ya que la cuestión de si los mexicanos pueden administrar las maquiladoras de Nogales ha sido un tema de debate, algunos líderes de Estados Unidos han dicho que no pueden sino desarrollan estilos de administración “internacionales”. Por otro lado, hay muchos gerentes mexicanos de maquiladoras de Nogales, y una de las plan- tas en la muestra de Kopinak (1996) tenía a un gerente general que había sido profesor en el Instituto Tecnológico de Nogales varios años antes de con- vertirse en administrador de maquiladora. El Instituto Tecnológico ofrece regularmente cursos al nivel de licenciatura y de posgrado en Contaduría, Ingeniería Electrónica y de Cómputo. Una de las tres especialidades que se ofrecen en ingeniería eléctrica es “industrial”. Aun si alguno de Arizona va a administrar las maquiladoras de Nogales, es cuestionable que los gerentes vengan de Nogales, Arizona. Un mes antes de la celebración del cuarenta aniversario de la relación entre los dos estados, Dan Salvatore, director de la Fundación para el Desarrollo Económico de los Municipios Nogales-Santa Cruz y otras autoridades públicas atacaron al gobierno estatal por discriminar a Nogales, Arizona, por su ubicación en la frontera. De manera específica, el estado ha rehusado en los últimos 15 años permitir al municipio de santa Cruz, en el cual se localiza Nogales, construya un colegio comunitario para que así pueda desarrollar una fuerza de trabajo más capacitada. Los líderes de Nogales, Arizona, aún no se han recuperado de un artículo de portada en The Wall Street Journal en 1997, que reportaba que los nuevos empleos y la mano de obra disponible no corresponden y que esta dispari- dad es particularmente aguda en su ciudad (Cooper, 1997). Nogales, Arizona, tiene mano de obra tan poco capacitada que las maquiladoras tienen que traer a sus empleados capacitados del noreste, medio oeste o de California, o tienen que reclutar nuevos trabajadores especializados y transferirlos enton- ces a ambos Nogales para que trabajen en los almacenes y en las partes más sofisticadas de la producción de las maquiladoras. Las oficinas centrales de Oportunidades desaprovechadas por las industrias… 183

las maquiladoras se quejaron de que los trabajadores locales de Nogales, Arizona, tenían poca escolaridad, poca calificación y no podían ni siquiera hablar “inglés de clase trabajadora”, pero se comunicaban inadecuadamente en “espanglish”, ya que las escuelas eran demasiado pobres. (Nogales International, 1999b). Esta ausencia de apoyo estatal para el entrenamiento de mano de obra calificada en Nogales, Arizona, puede ser interpretada en muchos niveles. Por un lado, puede ser una réplica en la industria maquiladora del proceso que empezó en los inicios del siglo XX el sudoeste, en el cual el lenguaje es usado sistemáticamente para relegar a los mexicanos nacidos en Estados Unidos a los segmentos más bajos de un sistema de trabajo dual (Vélez- Ibáñez, 1996, 81-85). Otra explicación es que los salarios para trabajos califi- cados son más bajos en Nogales que en otras partes de los Estados Unidos. Para los fines del análisis de este trabajo, es también un ejemplo concreto de cómo Nogales no ha sido capaz de trascender su baja posición en la jerarquía de ciudades y regiones, y de cómo las decisiones que se toman en la capital estatal, Phoenix, la ponen en situación de desventaja. Parece no haber un claro entendimiento de lo que pasará con las maquilado- ras cuando el TLCAN entre en total función en el 2001. El caso de tres compa- ñías bajacalifornianas que trasladaron sus operaciones a Asia, debido a la falta de definición de la Secretaría de Hacienda sobre las reglas de aduana, fue muy publicitado en Sonora en junio de 1999 (El Imparcial, 1999). En una conferen- cia sobre eliminación de residuos peligrosos en Tijuana, en junio de 1999, los gerentes de las maquiladoras preguntaron explícitamente a Jesús Wilburn, de la Aduana Regional del Noroeste, cómo iban a cambiar las reglamentaciones aduanales una vez que el TLCAN entrara en plena vigencia en 2001.6 En un principio evadió la pregunta y sugirió a los gerentes que pregunta- ran a SECOFI, pero después dijo que el programa de maquiladoras probable- mente continuaría de la misma manera excepto que la palabra maquiladora

6 Importación y “exportación de residuos peligrosos”, 17-18 de junio, 1999, Tijuana, Baja California. 184 Kathryn Kopinak no se usaría. Esto es muy parecido a lo que Lazaroff (1993) predijo –que los reglamentos establecidos por el programa de maquiladoras seguirían indefini- damente bajo el TLCAN con algunas modificaciones, pero que el nombre cam- biaría al de Industria Manufacturera de Exportación, y las maquiladoras ofi- cialmente serían parte de la industria nacional mexicana. Sin embargo, si este no es el caso, la legislación PITEX permitirá a las compañías seguir operando en México como lo han hecho las maquiladoras por los últimos treinta años.