ESPECIAL Lanación
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ESPECIAL LaNación CRIMEN EN WASHINGTON D.C. I CA PIT CRIMENCRIMEN ENEN WASHINGTONWASHINGTON D.C.D.C. U I LO Planificación del atentado contra el ex ministro Orlando Letelier LaLaLa DINADINADINA ordenaordenaordena matarmatarmatar Francisco Artaza Alejandra Matus espacio, el vehículo subió hacia el cerro San Cristó- D bal. Al volante iba Arman- do Fernández Larios, un teniente de infantería del Ejército de 26 años, alto y de contextura atlética a pesar de su incipiente barriga que se negaba a desaparecer aun con periódicas sesiones de tenis. La vestimenta deportiva y una frondosa melena negra que se disolvía en dos gruesas patillas, le daban una imagen despreocupada y juvenil. La vida militar con la que él había soñado desde niño sufrió un vuelco en 1974, cuando la comandancia en jefe del Ejército lo destinó en comisión de servicio extrainstitucional a la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). En este organismo participaban miem- bros de todas las ramas de las fuerzas armadas y de orden, bajo el mando del coronel Juan Manuel Contreras Sepúlveda. Pero Fernández no se quejaba. Le gustaba esta nueva vida llena de secretos. Fernández conducía sin destino fijo. Por el bullicio de pájaros y animales supo que se encontraba cerca del Zoológico de Santiago. Manejaba con particular cautela, deseoso de dar una buena impresión. De vez en cuando lanzaba una rápida mirada por el espejo retrovisor al sujeto que iba en el asiento trasero. Buscaba su aprobación. ordenó virar a la derecha. convenido encontrarse. Y ahora, con todos los terroristas, Vespucio se extendiera por allí El hombre que iba atrás era Fernández obedecía sin hacer los tres daban vueltas por los sacaron a los rehenes y volaron hacia el sector norte de la el teniente coronel Pedro preguntas. Aunque estaba caminos que circundan el cerro de regreso a Israel. La especta- capital. Pero esa fría mañana de Espinoza Bravo, director de intrigado, por ningún motivo San Cristóbal. cular hazaña militar era una de julio de 1976 no había otras Operaciones de la DINA. De cometería la imprudencia de En un intento por romper la las grandes noticias de la personas en los alrededores. modales suaves y trato gentil, preguntarle a su superior. tensión, Fernández comentaba semana y había exitado a Espinoza bajó del auto y le cuando no estallaba en arreba- Tampoco obtendría una la audaz operación que había Fernández Larios, como a otros hizo una seña a Fernández para tos de furia, a sus 40 años era respuesta del sujeto delgado y efectuado la inteligencia israelí jóvenes oficiales de la DINA que que se quedara adentro. Quería uno de los hombres de mayor rubio sentado a su lado. El y en Uganda. se creían inmersos en una hablar a solas con Townley. confianza del coronel Contreras. Michael Vernon Towley eran Días antes un comando guerra sin cuartel contra el Desde 1974, cuando ingresó a Pertenecía a la DINA desde su muy buenos amigos, pero el israelí rescató con éxito desde el terrorismo marxista. la DINA por una invitación de fundación. Primero como jefe «flaco» o «el gringo» como le aeropuerto ugandés de Entebbe Pero en ese momento los dos Espinoza, Townley -con la del campo de prisioneros de llamaban en el servicio, estaba a 102 rehenes judíos que fueron pasajeros del vehículo no chapa de “Andrés Wilson”- Villa Grimaldi y, después, como muy nervioso para decir algo. secuestrados por palestinos compartían su entusiasmo. Iban estaba a cargo del taller electró- jefe operativo de Contreras. Sus intensos ojos azules se desde un avión Air France. En absortos en sus pensamientos. nico, de la adquisición en el Desde entonces, gran parte de mantenían fijos en el arbolado secreto, aviones Hércules de la Al llegar al sector de La extranjero de elementos de alta los departamentos y unidades paisaje. Medía más de un metro Fuerza Aérea de Israel despega- Pirámide, frente al exclusivo tecnología de inteligencia, del de la DINA, entre ellos, Exte- ochenta de estatura y, a pesar ron desde Tel Aviv, cruzaron colegio Saint George, el auto se funcionamiento de un laborato- rior y Telecomunicaciones, de que todavía no llegaba a los media Africa y descendieron detuvo. La soledad del lugar no rio para la fabricación de armas estaban bajo su mando. 30 años, se veía algo mayor. silenciosamente en Entebbe, les llamó la atención. A excep- químicas y de una red de Casi al llegar a la cumbre del Sólo minutos antes, Townley asaltando por sorpresa al ción de los fines de semanas, el correos secretos. Incluso de cerro San Cristóbal, cerca de había abordado el automóvil puñado de palestinos y a casi un sitio es poco frecuentado. atentados a disidentes en el los pies de la enorme estatua de desde una céntrica calle de centenar de soldados ugande- Pasarían muchos años para que exterior. Era uno de los agentes la Virgen María, Espinoza le Santiago en la que habían ses. En pocos minutos acabaron la amplia avenida Américo destinados por la DINA a I trabajar hasta las dos o tres de la madrugada. Con lo celoso que era, a veces llegaba muy tarde “la orden en la noche, escuchaba voces en el primer piso y me iba a específica es acostar sin que él siquiera se hubiera enterado que había que la llegado. (3) Dueña de una figura peque- ejecución, ña y agraciada, Mariana tenía a sus 43 años unos de esos bellos en lo posible rostros que parecen jamás envejecer. Poseía un tempera- la mento fuerte y activo que la llevó a compartir con su marido hiciéramos la idea de ser «espías». Pero, para entonces, la DINA ya no le nosotros parecía el juego de espionaje que había imaginado y poco le mismos” quedaba del entusiasmo con que apoyó al régimen militar. Sensible y observadora, cuando se reunieron a cenar misiones ultra especializadas. percibió de inmediato el estado Se conocían hace más de dos de preocupación en que se años y periódicamente en encontraba su marido. Creyó compañía de sus esposas se que se debía a un problema con visitaban en sus casas para alguna de las complejas tareas reuniones sociales. Pero ambos asignadas por la DINA. conservaban su distancia. A Con una sonrisa recordó esos pesar de ser civil, Townley tenía primeros meses como agente, un respeto casi prusiano por la cuando las únicas misiones del jerarquía militar y no olvidaba, «experto electrónico» eran ni por un instante, que ante él reparar planchas y jugueras de se encontraba su superior. las esposas de los oficiales. La fría brisa de esa mañana -Cómo odiaba no poder usar de invierno les golpeó el cuerpo. la mesa del comedor porque De un termo se sirvieron café estaba hecha un asco con las caliente mientras contemplaban licuadoras desarmadas-, en silencio como a sus pies se recuerda. despabilaba el sector oriente de Pero aquellos tiempos la capital. habían quedado atrás. Rápida- Pasaron varios minutos en mente Townley escaló posicio- silencio. Townley se ponía cada nes inimaginables para un civil vez más ansioso. La tensión se dentro de la DINA. reflejaba en su rostro que Mariana no aguantó más. En parecía alargarse a cada perfecto inglés -entre ellos instante. Sabía que Espinoza lo siempre usaban ese idioma había citado a este encuentro cuando estaban a solas- le fuera del cuartel central de la preguntó a su marido qué le DINA para darle detalles de su ocurría. próxima misión en el extranje- «Townley me dijo que el ro. Por su experiencia en la coronel Contreras le había DINA intuía que se trataba de ordenado viajar a Estados una orden muy importante. Unidos a eliminar a Letelier, Espinoza acostumbraba a citar por lo del gobierno en el exilio y a sus agentes en lugares todo ese cuento. Hablaba con apartados cuando tenía una vehemencia, se había tragado misión delicada que encomen- guaya y las visas requeridas de la DINA- que la casa le todas las explicaciones que le darles. para entrar a los Estados pertenecía. Que se la había había dado Espinoza, creía También sabía que la orden Unidos y eliminar a Orlando ganado con su trabajo. absolutamente en la necesidad que se le iba a entregar sólo Letelier. El método que debía Como se había vuelto su de la misión por las relaciones podía provenir del director de la ser usado... quedaba a nuestro costumbre, ingresó directamen- “Michael de Letelier con la familia DINA. Contreras, o el «Mamo», criterio, pero en lo posible que te al segundo piso -donde Kennedy y el daño que le hacía como lo llamaban todos los fuera aparentemente acciden- funcionaba su despacho, el siempre se al gobierno militar». (4) oficiales del servicio, era el tal. De todos modos el objetivo taller de electrónica y otras Pero Townley tenía dudas y único dentro del organismo con final era lo importante cualquie- dependencias de la DINA- en sintió soldado temor. Esa noche lo comentó con atribuciones para autorizar el ra que fueran los métodos vez de pasar a saludar a su Mariana. «No quería ir, estaba envío de agentes al exterior, así usados... la instrucción de esposa, la escritora Mariana de una asustado. Mal que mal era su como la entrega de fondos y contactar con cubanos era Callejas Honores, y a sus hijos causa... eso propio país y sabía cómo era el documentación falsa requeridos. solamente en el caso de necesi- Chris y Brian. FBI. Además, tendría que dejar Townley esperaba este tar ayuda. En esta etapa la Su relación había pasado por siempre lo a un lado el trabajo en el momento hace varios días. orden específica es que la numerosas crisis y había laboratorio químico y un Desde que se topó en forma ejecución, en lo posible la sobrevivido.