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u je r e s y c u lt u r a e n a yWaeKviina deJ siglo /*0^C .Lea T'letckeK1 compiladora / Editora MUJERES Y CULTURA EN LA ARGENTINA DEL SIGLO XIX .Lea IHe+cker compiladora ]\/\iA)e.re.s y c u lf u r a erv la T^^gen+ma del siglo ,XI,X Editora Diagramación de tapa: Rubén y Marina Naranjo Ed i tora C.C. 402 1000 Buenos Aires I.S.B.N. 987-99025-6-4 Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en la Argentina - Printed in Argentina vU rvtrod u c c i ó rv Durante los primeros tres días del mes de junio del año 1992 se llevó a cabo en la ciudad de Buenos Aires el congreso “Mujeres y Cultura en la Argentina del Siglo XIX”, organizado por Feminaria Editora y auspiciado por el Centro de Estudios Avan zados (UBA) y el Instituto de Literatura Argentina “Ricardo Rojas” (UBA). Participaron treinta y cinco expositoras de Argentina y los Estados Unidos ante un auditorio de más de doscientas perso nas. Los trabajos que componen este libro recogen en gran parte estas ponencias. El clima del congreso era de un entusiasmo y alegría inusua les para este tipo de actividad. Era como si tanto las expositoras como las participantes no hubieran escuchado lo suficiente, como si todas las personas sintieran una imperiosa necesidad de aprender más, de compartir información e intercambiar ideas y experiencias. Estábamos sorprendidas (hubo también algunos sorprendidos) ante el hecho de que no solamente no estuviéra mos realizando nuestro trabajo de manera solitaria sino de que hubiera tantas personas que, desde diferentes disciplinas, esta ban entregadas a la tarea de rescatar y escribir la historia, las historias de las mujeres argentinas del siglo XIX. La idea de realizar este congreso se gestó en un asombro: vii cien años antes, en un mismo 1892, habían fallecido dos de las tres escritoras argentinas más conocidas del siglo pasado, Juana Manuela Gorriti y Eduarda Mansilla de García (Juana Manso había muerto años atrás, en 1875). Aunque ellas se destacan en la historia femenina, distan mucho de ser las únicas. Son figuras más excepcionales que representativas entre las escritoras como también entre la multitud de mujeres del siglo XIX. No sólo mujeres con nombre propio -escritoras, periodistas, artistas, actrices, dramaturgas-sino mujeres generalmente anó nimas -viajeras, obreras, militantes políticas, amas de casa, inmigrantes, cautivas, etc - forman una parte esencial de esta historia no contada, oculta(da) en el polvo acumulado durante el transcurso de estos cien años. Nuestra tarea, nuestra pasión es desenvolverla, descubrirla, deconstruirla. Un acto compartido entre muchas mujeres y algunos varones. En mayor o menor grado, cada artículo contribuye a este fin y también al de la construcción -la re-construcción-de la historia de mujeres en la Argentina. La variedad de disciplinas tuvo su correlato en la interdisciplinariedad y la variedad de enfoques -feministas o no- para tratar los temas aquí reunidos. También el abordaje y la escritura de estos textos dan cuenta de una heterogeneidad en conocimientos y experiencias dentro del tema de la mujer y/o el género. No quiero decir que ésta sea una característica femenina pero sí me parece un aspecto novedoso que ensancha nuestros horizontes perceptivos e intelectuales. La pluralidad, la diferen cia, la polifonía y lo multicultural somos nosotras y nosotros. Es importante exhibir estas realidades, dejarlas en la superficie para que las veamos y valoremos. Este libro es el resultado de buscar y rebuscar, acuciadas en un primer momento por una natural curiosidad hacia el pasado, en el baúl de nuestras abuelas o incluso bisabuelas. Y nos encontramos no sólo con el pasado sino con nuestro pasado, rico, complejo, sorprendente en su infinita variedad de hallazgos. Experimentamos un sentimiento de ternura por esas mujeres y de profunda solidaridad ante el esfuerzo que realizaron, muchas viii Introducción veces en condiciones inhóspitas, incomprendidas por sus con temporáneos, varones y mujeres. Hay todavía mucho por revolver en esos arcones. Será una tarea ardua el re-encontrarnos con nuestro pasado, pero ya una apreciable cantidad de investigadoras son concientes de la importancia de la tarea a realizar. Sabemos que hay nombres escondidos todavía en publicaciones que debemos encontrar. Nombres de mujeres, sus labores, que han sido muy poco investigadas o que sencillamente desconocemos. Es el caso, por ejemplo, de las cautivas indígenas, de las mujeres negras, de las mujeres en la frontera, de escritoras apenas conocidas, de las que no hemos hablado aquí. Se trata de hacer visible una producción ignorada y una tradición desdibujada. Dos ejes temáticos articulan este libro: el de las escritoras, que a su vez se bifurca en artículos sobre la obra de las homenajeadas Juana Manuela Gorriti y Eduarda Mansilla de García y sobre otras escritoras argentinas o extranjeras que vivieron y publicaron en la Argentina del siglo XIX. Y el de los efectos de la vida socio-político-cultural argentina en las mujeres y vice versa. Las bifurcaciones se generan alrededor de la frontera, el cautiverio y la raza; la política; la familia; el periodismo; y la qultura. Estamos en camino. Esos cofres han sido expuestos a la luz y no se volverán a cerrar. Un emprendimiento de esta naturaleza no se realiza sin la ayuda y solidaridad de muchas personas. Quisiera expresar el profundo agradecimiento de Feminaria Editora a Eva Giberti por su estímulo para realizar el congreso en la Fundación del Banco Patricios; a Emilio Spolsky, presidente de dicha fundación, quien generosamente cedió la sala y toda la atención que nos prestó; a María del Carmen Feijoó y Diana Maffía, quienes facilitaron el acceso al Centro de Estudios Avanzados; a Emilio de Ipola, director del C.E.A. y a David Viñas, del Instituto de Literatura Introducción ix Argentina “Ricardo Rojas", quienes brindaron el auspicio de dichas organizaciones; a Susana Flores por su solidaria aporte a la publicidad del congreso; a todas las personas que colabora ron con un artículo en este libro, y especialmente a Graciela Batticuore, Marcela Castro, Silvia Jurovietzky y Liliana Zuccotti, por contribuir con su tiempo, trabajo y dedicación a su publica ción. Lea Fletcher x Introducción Las esc^itom s aufork'efi^ato de la esc^itom , y\ propósito de i_o ín fim a de 3^uana A^a^uela ¿m o k ^ í+í (Sfis+ina Jglesia Puedo hablar así sin que se me tache de alabanciosa, pues según Ricardo Palma, las viejas no somos mujeres. Lo íntimo, J. M. Gorriti. Conocimos a la señora Gorriti cuando en el crisol del sufrimiento habíanse esfumado las formas tentadoras de la Eva eterna y sólo quedaba en ella la belleza del espíritu y las irradiaciones de la inteligencia. Necrológica, Domingo de Vivero. Soy una presa del sepulcro por más que le de vueltas a la vida. Lo íntimo, J. M. Gorriti Me he preguntado con frecuencia cuáles eran las reglas de este juego final de Gorriti, gran señora de las charadas, de las adivinanzas, al colocar un título tan prometedor de intimidades a un texto que las esquiva cuando no las excluye a cada paso. Esto es, en qué consistía la intimidad de estas páginas que no se hacen cargo del relato biográfico de la escritora salvo en momentos 13 clásicos y fulgurantes: algún recuerdo de la infancia, el dolor por la muerte de las hijas. Para Gorriti, enfrentada al avance de la enfermedad y a la proximidad de la muerte, nada resulta más íntimo que el deterioro del propio cuerpo, la pérdida de la belleza, la amenaza de la inmovilidad en el lecho. Pasar esta dolorosa intimidad a la escri tura supone un doble movimiento: reconocerse como mujer -la decadencia del cuerpo indica la cercanía de la muerte- y ampa rarse en la vejez que corrige y tiñe las imperfecciones de la «mujer que fue» para hilvanar los fragmentos de un texto que cubrirá su cuerpo como una mortaja. Lo íntimo recoge fragmentos fechados entre 1874 y 1892, pero la composición que Gorriti estructura para ellos en sus últimos días y el prólogo, del mes de julio del 92, marcan su tono, indican que se abre paso la palabra de una anciana, de una sobreviviente. Una mujer vieja que escribe intimidades. Estrategia que busca amparo: la autorización que la vejez otorga, posibilita el anuncio de la intimidad de la escritura y condiciona la lectura que ya se sabe postuma: la tristeza, el afecto, la queja narcisista, el reclamo al Estado, el cariño por los hijos sin padre en la letra deberán ser leídos como los sentimientos de una mujer a la que sus muchos años dispensan de cualquier recepción que implique exceso: las formas tentadoras de la Eva se han esfumado también de la escritura. Estrategia que deja pistas falsas. El rastro del dolor y del agotamiento físico inunda las frases iniciales de numerosos fragmentos del diario: amanezco cada día sin aliento, he estado muy enferma, estoy cada día más decaída. Estas frases no sólo intentan ahuyentar la angustia ante la muerte, que, por otra parte se revive en el mismo momento en que el cuaderno las recibe. Son también el anuncio de que ese cuerpo doliente se levanta y escribe. Pero el resultado de este combate cotidiano con la muerte -«paso escribiendo largas horas como el que tiene miedo de caer en la mitad de la jornada impuesta»- no se vuelca en las páginas del diario íntimo, escasas, azarosas, sino que se acumula en las carillas de los relatos de ficción. A diferencia de otros diarios de escritores, el de Gorriti no registra esa falta mayor, el gran vacío de la ausencia de escritura en la jornada: anotar al fin del día en 14 Iglesia el diario «hoy no he escrito» alude a una verdadera tragedia cuyo real significado ningún escritor ignora.