Colección Documental Del Archivo De La Casa De Otero De Quiroga (Siglos XIII-XVIII)
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Colección documental del Archivo de la Casa de Otero de Quiroga (Siglos XIII-XVIII) PABLO S. OTERO PIÑEYRO MASEDA Edita: Diputación Provincial de Lugo / Publicaciones Imprime: Gráficas LAR (Viveiro) Depósito Legal: LU-220-2007 ISBN: 978-84-8192-380-3 PRESENTACIÓN a Genealogía se ha consolidado durante los últimos decenios en la vanguardia de las llamadas Ciencias Auxiliares o LCiencias y Técnicas Historiográficas1. Su reconocimiento académico también ha llegado en tiempos no muy lejanos; buena muestra de ello son los cursos, doctorados, conferencias, seminarios universitarios... que con cierta frecuencia se celebran en las universidades españolas; menciono aquí, naturalmente, el “Máster Universitario en Derecho Nobiliario y Premial, Genealogía y Heráldica” desarrollado en la Fundación General UNED2. Desde el punto de vista historiográfico, los trabajos de Genealogía han experimentado una profunda y necesaria renovación para tratar de superar la mera exposición filiatoria, de sentido estrictamente positivo, por otro tipo de estudios más específicamente históricos, preocupados no sólo por el individuo, sino por el marco social, sociológico e incluso económico en el que se mueve. Esta propuesta permite que la Genealogía se vuelva un instrumento de utilidad singular para conocer bien los procesos históricos, desde los más locales a los más generales, ya que relacionan al individuo con un entramado social y económico que viene a ser el motor del desarrollo histórico3. En España ha habido buenos ejemplos de este tipo de estudios en los últimos años; cabe mencionar aquí los dedicados a los linajes gallegos de Eduardo Pardo de Guevara, “Los señores de Galicia. Tenentes y condes de Lemos en la Edad Media” y “Parentesco y nepotismo. Los arzobispos de Santiago y sus vínculos familiares en los siglos XIV y XV”; y para los sevillanos a Rafael Sánchez Saus en “Los linajes sevillanos medievales”4. 1 V. Eduardo PARDO DE GUEVARA Y VALDÉS, “Palabras iniciales del Presidente de Honor” en I Congreso internacional de Historia y Genealogía gallega, Buenos Aires, Instituto Argentino de Ciencias Históricas y Genealógicas, 1999, págs. 5-6. 2 Un primer estudio aproximativo sobre lo tratado en estas páginas ha servido a Pablo S. Otero Piñeyro Maseda para la superación de este Máster. 3 “Al igual que un paleógrafo, un heraldista o un sigilógrafo (...) llevan su análisis científico más allá del propio objeto formal de su estudio, el genealogista deberá hacer también lo propio en el ámbito de lo que es el objeto formal de su investigación, es decir, el esquema genealógico que lo reconstruye. Consecuentemente, (...) si aquellos –el paleógrafo, el heraldista o el sigilógrafo– tras delimitar el objeto formal de su estudio , esto es un documento, un emblema o un sello, proceden a una profunda lectura de sus respectivos contenidos y, a partir de ahí, los estructuran, los analizan, los comparan y, en última instancia, los sitúan en su propio contexto histórico, el genealogista –por su parte– habrá de buscar igualmente la manera de leer el suyo en profundidad para, a partir de ahí, (...) intentar estructurarlo, compararlo y, por fin, situarlo en su propio contexto histórico”. V. Eduardo PARDO DE GUEVARA Y VALDÉS, “¿Hacia una nueva ciencia genealógica? Reflexiones para una renovación en sus métodos y objetivos?”, Medievalismo, 2 (1992), 177. 4 Eduardo PARDO DE GUEVARA Y VALDÉS, Los señores de Galicia. Tenentes y condes de Lemos en la Edad Media, A Coruña, Fundación Pedro Barrié de la Maza, 2000, 2 vols. (Galicia Histórica) y “Parentesco y nepotismo. Los arzobispos de Santiago y sus vínculos familiares en los siglos XIV y XV”, en Ramón Yzquierdo Perrín (ed.), Los coros de catedrales y monasterios: arte y liturgia. Actas del simposio organizado por la Fundación Pedro Barrié de la Maza en A Coruña, 6-9 de septiembre de 1999, A Coruña, Fundación Pedro Barrié de la Maza, 2001, págs. 63-120; Rafael SÁNCHEZ SAUS, Los linajes sevillanos medievales, Sevilla, Ediciones Guadalquivir, 1991. A estos autores les siguen otros, destacando por su reciente publicación el dedicado a la hidalguía lalinense, estudiado por César GÓMEZ BUXÁN, Os 3 En el contexto de este proceso de renovación de métodos y objetivos, tiene mayor sentido promocionar las colecciones documentales de archivos privados o “señoriales”, tratándose a lo largo de estas páginas la del Archivo pacego de la Casa de Otero, para proporcionar un caudal informativo relevante que facilite la profundización en el conocimiento genealógico5. Las fuentes documentales son imprescindibles para hacer genealogías y determinar la evolución de los dominios y significación de una estirpe, para así avanzar en el conocimiento histórico. Esto es lo que cabría definir o calificar como Patrimonio documental y Genealogía diplomática6. El estudio que se contiene en estas páginas no es sólo una colección documental, pese a que ello ya tendría interés en sí mismo. Se trata, además, la procedencia de la documentación, la formación del archivo, sus vicisitudes, y se acompaña también de un esbozo genealógico propiamente dicho, para comprobar lo que puede ayudar al estudio de la Historia la lectura atenta y reposada de la documentación editada: es decir, mucho más que filiaciones. Respecto a la documentación editada, se detalla su tipología documental y paleográfica. Se publican todos los pergaminos del Archivo pacego de la Casa de Otero –fundamentalmente de los siglos XIV y XV– y una selección de la documentación en papel, especialmente la de los siglos XV e inicios del XVI, que por ser prácticamente imposible de localizar en los protocolos notariales, hacen que sea imprescindible su edición para todo investigador medievalista o modernista, pues las fuentes documentales pueden ser aprovechadas desde muchos puntos de vista. Se ha tratado de ser escrupuloso al transcribir los documentos, teniendo sumo cuidado a la hora de leer nombres, patronímicos, apellidos, filiaciones y topónimos, teniendo en cuenta incluso la tradición documental, es decir, si se trata de un original o una copia en cualquiera de sus variantes. De la misma forma que escribir no es poner una letra detrás escudeiros de Cercio. Descendencia dunha estirpe medieval, Lalín, Seminario de Estudios de Deza, 2006 (Colección Deza Básicos, 9). 5 Olga Gallego Domínguez en su libro Manual de Archivos Familiares editado por ANABAD en 1993 ya advertía que los conjuntos documentales familiares “constituyen un campo apasionante y relativamente poco conocido. Apasionante porque acogen testimonios e informaciones de facetas muy varias del hombre, desde su más recóndita intimidad, muy difícil de apreciar en otros archivos, hasta su proyección pública, social, política, económica, religiosa, etc. Poco conocido, debido, en primer lugar, al carácter privado de esta documentación que dificulta extraordinariamente su acceso y control y, en segundo lugar, a que sólo muy recientemente se les ha reconocido el valor histórico a que son acreedores”. La cita se toma de Cristina VIÑES MILLET, “Los archivos personales en la investigación histórica”, en María del Carmen Calero Palacios et al., Homenaje a María Angustias Moreno Olmedo, Granada, Editorial Universidad, 2006, pág. 525 (Col. Homenajes). 6 Ejemplos de estudios en esta línea de investigación: Pablo S. OTERO PIÑEYRO MASEDA, Miguel ROMANÍ MARTÍNEZ y Xosé Antón GARCÍA GONZÁLEZ-LEDO, “Un hidalgo chairego del S. XVII: aspectos sociológicos con base documental”, Estudios Mindonienses, 21 (2005), 709-741; o Pablo S. OTERO PIÑEYRO MASEDA y Xosé Antón GARCÍA GONZÁLEZ-LEDO, “Testemuñas heráldicas e documentais dun fidalgo lucense: Gaspar López de Vaamonde”, Cuadernos de Estudios Gallegos, 53, fasc. 119 (2006), 373-411. 4 de otra, transcribir no es sólo “sacar” palabras: hay que leer y releer miles de documentos, entenderlos y tratar de relacionarlos con otros factores: de transcripciones hechas a la ligera, o sobre copias más o menos modernas, acaban arrastrándose de generación en generación nombres incorrectos, ficciones genealógicas en las que se incluyen personajes que nunca existieron. Pese a todo, el paleógrafo debe afrontar retos arriesgados, matizables, singulares... limitaciones de la Paleografía: hay abreviaturas que pueden tener diferentes desarrollos, y hay momentos en que, por ejemplo, “Gsº” puede ser un “Gómez” o un “González”... con este riesgo siempre hay que contar, pero se puede minimizar si se examinan bien los documentos y se relacionan con otros. Cuantas más Colecciones se editen, mejor se resolverán estos inconvenientes. Una colección sin índices es una colección incompleta. Los índices toponímicos y onomásticos exigen un esfuerzo añadido particularmente laborioso, pero son inexcusables. La inclusión en estas páginas de unos índices muy meditados facilitarán el mejor aprovechamiento de la documentación, aúnque muchos de sus beneficiarios no acostumbren a valorar las horas que a ello se dedicó. En el índice onomástico se encuentran referenciadas todas las personas mencionadas en la documentación con sus cronologías extremas, tomando en consideración determinadas especificaciones como el tratamiento, situación socioprofesional, filiación o vecindad. En el toponímico se localizan e identifican los lugares, siempre que sea posible, agrupando las diferencias gráficas de un mismo topónimo; se incluyen en la lista, además, los apellidos de personas que son topónimos. Es cierto que sólo con la buena voluntad no se logran los objetivos perseguidos, de ahí que sea justo expresar aquí mi gratitud por la colaboración y apoyo intelectual de algunas