Perennidad De Los Pueblos Del Tuy*
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PERENNIDAD DE LOS PUEBLOS DEL TUY* PROF. AGUSTINA M. DE HERNÁNDEZ El extraordinario honor que me ha conferido el Centro de Historia del Edo. Miranda, al elegirme para integrar tan pres• tigioso organismo, es un hecho relevante que conmueve mi espíritu y me llena de íntimo regocijo. Tiene para mí un sig• nificado trascendente. Al agradecer a Uds. honorables señores, tan alta distin• ción, debo reconocer que su generosidad estuvo a la par de su amplitud de criterio al valorar con creces mis modestos mé• ritos. Hoy al incorporarme formalmente durante este solemne acto, al sitial que se me ha designado, lo hago con humildad y a la vez con orgullo, orgullo en el mejor sentido de la palabra, exento de toda vanidad o autosuficiencia. Con palabras sencillas que sin embargo espero tengan la suficiente elocuencia para trasmitir lo que siento en esta me• morable ocasión, deseo rendir tributo de admiración y respe• to, de amistad, cariño y gratitud, al pujante y progresista Es• tado Miranda, en especial a los Valles del Tuy, región a la cual estoy estrechamente vinculada por indisolubles lazos de Discurso de incorporación como Individuo de Número del Centro de Historia del Estado Miranda. 209 profunda motivación afectiva: mi apego fervoroso e indecli• nable a esa generosa tierra y la reciprocidad de hermosos y nobles sentimientos entre su gente y yo. Al integrarme asumo con entera dignidad y sincera com• placencia el compromiso y la responsabilidad que conlleva: compartir con Uds. las inquietudes del espíritu, las tareas del intelecto de acuerdo a mis capacidades, los afanes de la cultura, que particularmente en el campo de la investigación histórica cumplen Uds., con encomiable dedicación. Pondré en ello mi mayor empeño y entusiasmo. Ingreso a esta ilustre corporación, centro de estudios e investigación de alto nivel, formado por calificados intelectua• les, autores de una valiosa y compacta obra, trayendo como bagaje mi más preciada credencial: la hoja de servicios do• centes que resume mi trayectoria de educadora, contribuyendo a la formación de la juventud de nuestro país. Por fuerza del destino y mandato del corazón, esa juventud en su gran mayo• ría fueron jóvenes mirandinos de la pintoresca región de los Valles del Tuy. Tengo la convicción de que éste es un reconocimiento que en mi humilde persona se le rinde a los educadores, profesores y maestros; al maestro, palabra la más sublime para ponderar la labor educativa que se realiza con mística y vocación de ser• vicio. Labor que cumple la importante misión de formar los futuros ciudadanos, el futuro inmediato de la Patria. El maestro trasmite sabiduría, pero sobre todo ha de trasmitir moral. He ahí el mensaje bolivariano "Moral y Luces son nues• tras primeras necesidades", tan socorrido, pero a la vez tan poco practicado, por eso siempre vigente y más aún en los tiempos actuales de grave crisis de principios, descomposición moral, quiebra de los valores éticos, erosión espiritual, empo• brecimiento socio-económico y como consecuencia en dramático e irritante contraste, la imposición de antivalores: narcotráfi• co, drogadición, delincuencia, injusticia tanto jurídica como social, impunidad, corrupción, flagelos que amenazan con diez- mar a la humanidad, destruir la salud física y moral del or• ganismo social en su parte más sensible y vital: la juventud. Recordemos la alta valoración que tanto Miranda como Bolívar tenían del ejercicio de la moral y la formación de la juventud, de lo cual dejaron testimonio, Miranda al proponer en su proyecto de Constitución, el nombramiento de los Cen• sores y Bolívar al proponer en el Congreso de Angostura, la creación de un Poder Moral, para fortalecer éticamente las ins- Templo Parroquial de Cúa, reconstruido en 1922, en el mismo lugar donde se encontraba el que fue derribado por el terremoto de 1878 111 tituciones del Estado y velar por la juventud, para renovar la idea de un pueblo que no le basta con ser libre y fuerte sino que quiere ser virtuoso. La educación es el mejor recurso del cual disponemos para prevenir y combatir tan poderoso enemigo. Sólo ella sustenta la ética y el vigor capaces de convertir causas y efectos negati• vos en fuerzas positivas para estimular el espíritu de supera• ción y lucha, fortalecer la voluntad de triunfar y vencer las di• ficultades, rescatar las reservas morales y espirituales, lo afir• mativo venezolano, capacitar al hombre para el trabajo, formar un ciudadano integral con claro criterio de discernimiento, re• flexivo, crítico, analítico y participativo. Un hombre para vivir en democracia, que sepa vivir en democracia enalteciendo sus valores, no desvirtuándolos. Esta tarea compete no sólo al edu• cador nato, es labor de todos, exige y necesita la colaboración de todos: la familia, las organizaciones vecinales, gremiales, sin• dicales, clericales, militares, deportivas, partidistas, etc. Profesionales de cualquier disciplina pueden hacer buena pedagogía en beneficio de la comunidad, en especial los perio• distas que tienen en la prensa una cátedra abierta, del mismo modo los distintos medios de comunicación audiovisual cons• tituyen factores muy importantes en este proceso de forma• ción de una nueva conciencia colectiva, de educación colectiva y de saneamiento moral. La educación es nuestra prioridad fundamental. Expresaba el Libertador: "He pretendido excitar la prospe• ridad nacional por las dos más grandes palancas de la industria: el trabajo y el saber. Estimulando estos dos poderosos soportes de la Sociedad, se alcanza lo más difícil entre los hombres: ha• cerlos honrados y felices". Cabe citar otro pensamiento boli- variano como complemento del anterior: "Necesitamos trabajar mucho para regenerar al país y darle consistencia, por lo mis• mo. Constancia y más constancia, trabajo y más trabajo para tener patria". Y la Patria no es algo abstracto o imaginario. Es sí, un sentimiento y una presencia moral, antes de ser un concepto y una presencia física, concreta, materializada en tierra y mar y en la gran variedad de su paisaje natural y cultural, con sus gentes y sus instituciones. Venezuela es nuestra Patria. Grandiosa y magnífica en su Geografía. La sentimos y la palpamos: altiva y erguida en las cumbres andinas, inconmensurable en el horizonte ilimitado de sus llanos, cálida y esplendorosa en sus costas y playas, serena y majestuo• sa en el caudaloso Orinoco, joven y vigorosa en el potente Caroní, vibrante y refrescante en sus cascadas, saltos, ríos y riachuelos, umbrosa y enigmática en sus selvas y bosques, abun• dantemente rica en los hidrocarburos de su hermoso Lago de Maracaibo, su atrayente Golfo de Venezuela y en los minera• les de la fascinante Guayana, imponente en el Cerro El Avila, musical y arrebolada en las tierras larenses, fértil y sugestiva en los Valles de Aragua, los Valles del Tuy. Esta Patria nuestra que cuenta con tantos recursos naturales y a la que nunca le han fallado sus recursos humanos en los momentos de dificul• tades, no colapsará en ninguna circunstancia por crítica que sea, porque es entonces cuando ella surge ciclópea, invi 'ñera1 le, inderrumbable, como su antiquísimo Escudo Guayané , . Venezuela es todo eso y mucho más y nos pertenece a todos por igual, y a todos por igual nos corresponde su conservation protección y mejoramiento; lejos de eso hemos sido indife• rentes con tan imperioso como inaplazable deber y hemos per• mitido indolentemente que este hermoso paisaje geográfico que es nuestro país, haya sido en parte mutilado y en parte depre• dado por apetencias foráneas expansionistas o colonialistas, como es el caso de la hoy Zona en Reclamación, o por apeten• cias domésticas de personas con poder económico o poder de decisión quienes escudadas en nombre del progreso, agreden y devastan el medio ambiente, rompen el equilibrio ecológico, a fin de lograr el incremento de sus particulares intereses. Demolición de cerros, incendios forestales, talas indiscri• minadas de bosques en las cabeceras de los ríos, contaminación por desechos químicos como ha sucedido con el río Tuy, la Laguna de Tacarigua, el Lago de Maracaibo, el Lago de Va• lencia, algunos ríos de Guayana, lo cual pone en peligro hasta la importantísima presa de Guri, son verdaderos ecocidios, delitos de Lesa Patria. Venezuela es nuestra Patria. Grandiosa y magnífica en su Historia. Hoy proclamamos con orgullo que es un país libre, soberano, independiente, una república democrática. Es cierto, y a esta concepción con todo su contenido de libertad, soberanía, igualdad, justicia, etc., se llegó como culminación de un largo proceso de luchas y sacrificios, de entrega absoluta y desintere• sada, en el cual participaron una pléyade de hombres (sin ex• cluir a las mujeres), héroes militares, proceres civiles, hom• bres del pueblo (héroes anónimos), comandados por Bolívar, insigne guerrero, gran estratega, pero por sobre todo un pen• sador político y un reformador social. Esta república que nos legaron implica deberes y derechos, fundamentalmente deber de amarla, conservarla, defenderla, in• crementarla, enaltecerla, perfeccionarla. Amarla con amor venezolanista, con pasión nacionalista, no como mera expresión retórica sino con nuestros hechos y acciones ciudadanas en beneficio del país, amarla por sobre todo interés personal o grupal; preservar y conservar nuestra iden• tidad nacional, velar y defender su integridad territorial, ase• gurar el bienestar y la paz social, suprimir las injusticias y las grandes desigualdades que generan descontento y resentimien• to que pueden provocar explosiones cocíales de impredecibles consecuencias, lo que hasta hace poco fue sólo una presunción, una posibilidad, una advertencia, hoy dolorosamente ya todos vivimos la realidad y la amarga experiencia de lo que es y sig• nifica un estallido de esa naturaleza con los dramáticos sucesos del 27 y 28 de febrero. Velar por la mejor formación de la ju• ventud, asegurar la estabilidad laboral, velar por la correcta administración de la hacienda pública nacional, mantener y fo• mentar las mejores relaciones de convivencia internacional.