PERENNIDAD DE LOS PUEBLOS DEL TUY*

PROF. AGUSTINA M. DE HERNÁNDEZ

El extraordinario honor que me ha conferido el Centro de Historia del Edo. , al elegirme para integrar tan pres• tigioso organismo, es un hecho relevante que conmueve mi espíritu y me llena de íntimo regocijo. Tiene para mí un sig• nificado trascendente. Al agradecer a Uds. honorables señores, tan alta distin• ción, debo reconocer que su generosidad estuvo a la par de su amplitud de criterio al valorar con creces mis modestos mé• ritos. Hoy al incorporarme formalmente durante este solemne acto, al sitial que se me ha designado, lo hago con humildad y a la vez con orgullo, orgullo en el mejor sentido de la palabra, exento de toda vanidad o autosuficiencia. Con palabras sencillas que sin embargo espero tengan la suficiente elocuencia para trasmitir lo que siento en esta me• morable ocasión, deseo rendir tributo de admiración y respe• to, de amistad, cariño y gratitud, al pujante y progresista Es• tado Miranda, en especial a los Valles del Tuy, región a la cual estoy estrechamente vinculada por indisolubles lazos de

Discurso de incorporación como Individuo de Número del Centro de Historia del Estado Miranda.

209 profunda motivación afectiva: mi apego fervoroso e indecli• nable a esa generosa tierra y la reciprocidad de hermosos y nobles sentimientos entre su gente y yo. Al integrarme asumo con entera dignidad y sincera com• placencia el compromiso y la responsabilidad que conlleva: compartir con Uds. las inquietudes del espíritu, las tareas del intelecto de acuerdo a mis capacidades, los afanes de la cultura, que particularmente en el campo de la investigación histórica cumplen Uds., con encomiable dedicación. Pondré en ello mi mayor empeño y entusiasmo. Ingreso a esta ilustre corporación, centro de estudios e investigación de alto nivel, formado por calificados intelectua• les, autores de una valiosa y compacta obra, trayendo como bagaje mi más preciada credencial: la hoja de servicios do• centes que resume mi trayectoria de educadora, contribuyendo a la formación de la juventud de nuestro país. Por fuerza del destino y mandato del corazón, esa juventud en su gran mayo• ría fueron jóvenes mirandinos de la pintoresca región de los Valles del Tuy. Tengo la convicción de que éste es un reconocimiento que en mi humilde persona se le rinde a los educadores, profesores y maestros; al maestro, palabra la más sublime para ponderar la labor educativa que se realiza con mística y vocación de ser• vicio. Labor que cumple la importante misión de formar los futuros ciudadanos, el futuro inmediato de la Patria. El maestro trasmite sabiduría, pero sobre todo ha de trasmitir moral. He ahí el mensaje bolivariano "Moral y Luces son nues• tras primeras necesidades", tan socorrido, pero a la vez tan poco practicado, por eso siempre vigente y más aún en los tiempos actuales de grave crisis de principios, descomposición moral, quiebra de los valores éticos, erosión espiritual, empo• brecimiento socio-económico y como consecuencia en dramático e irritante contraste, la imposición de antivalores: narcotráfi• co, drogadición, delincuencia, injusticia tanto jurídica como social, impunidad, corrupción, flagelos que amenazan con diez- mar a la humanidad, destruir la salud física y moral del or• ganismo social en su parte más sensible y vital: la juventud. Recordemos la alta valoración que tanto Miranda como Bolívar tenían del ejercicio de la moral y la formación de la juventud, de lo cual dejaron testimonio, Miranda al proponer en su proyecto de Constitución, el nombramiento de los Cen• sores y Bolívar al proponer en el Congreso de Angostura, la creación de un Poder Moral, para fortalecer éticamente las ins-

Templo Parroquial de Cúa, reconstruido en 1922, en el mismo lugar donde se encontraba el que fue derribado por el terremoto de 1878 111 tituciones del Estado y velar por la juventud, para renovar la idea de un pueblo que no le basta con ser libre y fuerte sino que quiere ser virtuoso. La educación es el mejor recurso del cual disponemos para prevenir y combatir tan poderoso enemigo. Sólo ella sustenta la ética y el vigor capaces de convertir causas y efectos negati• vos en fuerzas positivas para estimular el espíritu de supera• ción y lucha, fortalecer la voluntad de triunfar y vencer las di• ficultades, rescatar las reservas morales y espirituales, lo afir• mativo venezolano, capacitar al hombre para el trabajo, formar un ciudadano integral con claro criterio de discernimiento, re• flexivo, crítico, analítico y participativo. Un hombre para vivir en democracia, que sepa vivir en democracia enalteciendo sus valores, no desvirtuándolos. Esta tarea compete no sólo al edu• cador nato, es labor de todos, exige y necesita la colaboración de todos: la familia, las organizaciones vecinales, gremiales, sin• dicales, clericales, militares, deportivas, partidistas, etc. Profesionales de cualquier disciplina pueden hacer buena pedagogía en beneficio de la comunidad, en especial los perio• distas que tienen en la prensa una cátedra abierta, del mismo modo los distintos medios de comunicación audiovisual cons• tituyen factores muy importantes en este proceso de forma• ción de una nueva conciencia colectiva, de educación colectiva y de saneamiento moral. La educación es nuestra prioridad fundamental. Expresaba el Libertador: "He pretendido excitar la prospe• ridad nacional por las dos más grandes palancas de la industria: el trabajo y el saber. Estimulando estos dos poderosos soportes de la Sociedad, se alcanza lo más difícil entre los hombres: ha• cerlos honrados y felices". Cabe citar otro pensamiento boli- variano como complemento del anterior: "Necesitamos trabajar mucho para regenerar al país y darle consistencia, por lo mis• mo. . . Constancia y más constancia, trabajo y más trabajo para tener patria". Y la Patria no es algo abstracto o imaginario. Es sí, un sentimiento y una presencia moral, antes de ser un concepto y una presencia física, concreta, materializada en tierra y mar y en la gran variedad de su paisaje natural y cultural, con sus gentes y sus instituciones. es nuestra Patria. Grandiosa y magnífica en su Geografía. La sentimos y la palpamos: altiva y erguida en las cumbres andinas, inconmensurable en el horizonte ilimitado de sus llanos, cálida y esplendorosa en sus costas y playas, serena y majestuo• sa en el caudaloso Orinoco, joven y vigorosa en el potente Caroní, vibrante y refrescante en sus cascadas, saltos, ríos y riachuelos, umbrosa y enigmática en sus selvas y bosques, abun• dantemente rica en los hidrocarburos de su hermoso Lago de Maracaibo, su atrayente Golfo de Venezuela y en los minera• les de la fascinante Guayana, imponente en el Cerro El Avila, musical y arrebolada en las tierras larenses, fértil y sugestiva en los Valles de Aragua, los Valles del Tuy. Esta Patria nuestra que cuenta con tantos recursos naturales y a la que nunca le han fallado sus recursos humanos en los momentos de dificul• tades, no colapsará en ninguna circunstancia por crítica que sea, porque es entonces cuando ella surge ciclópea, invi 'ñera1 le, inderrumbable, como su antiquísimo Escudo Guayané ,

. Venezuela es todo eso y mucho más y nos pertenece a todos por igual, y a todos por igual nos corresponde su conservation protección y mejoramiento; lejos de eso hemos sido indife• rentes con tan imperioso como inaplazable deber y hemos per• mitido indolentemente que este hermoso paisaje geográfico que es nuestro país, haya sido en parte mutilado y en parte depre• dado por apetencias foráneas expansionistas o colonialistas, como es el caso de la hoy Zona en Reclamación, o por apeten• cias domésticas de personas con poder económico o poder de decisión quienes escudadas en nombre del progreso, agreden y devastan el medio ambiente, rompen el equilibrio ecológico, a fin de lograr el incremento de sus particulares intereses. Demolición de cerros, incendios forestales, talas indiscri• minadas de bosques en las cabeceras de los ríos, contaminación por desechos químicos como ha sucedido con el río Tuy, la Laguna de Tacarigua, el Lago de Maracaibo, el Lago de Va• lencia, algunos ríos de Guayana, lo cual pone en peligro hasta la importantísima presa de Guri, son verdaderos ecocidios, delitos de Lesa Patria. Venezuela es nuestra Patria. Grandiosa y magnífica en su Historia. Hoy proclamamos con orgullo que es un país libre, soberano, independiente, una república democrática. Es cierto, y a esta concepción con todo su contenido de libertad, soberanía, igualdad, justicia, etc., se llegó como culminación de un largo proceso de luchas y sacrificios, de entrega absoluta y desintere• sada, en el cual participaron una pléyade de hombres (sin ex• cluir a las mujeres), héroes militares, proceres civiles, hom• bres del pueblo (héroes anónimos), comandados por Bolívar, insigne guerrero, gran estratega, pero por sobre todo un pen• sador político y un reformador social. Esta república que nos legaron implica deberes y derechos, fundamentalmente deber de amarla, conservarla, defenderla, in• crementarla, enaltecerla, perfeccionarla. Amarla con amor venezolanista, con pasión nacionalista, no como mera expresión retórica sino con nuestros hechos y acciones ciudadanas en beneficio del país, amarla por sobre todo interés personal o grupal; preservar y conservar nuestra iden• tidad nacional, velar y defender su integridad territorial, ase• gurar el bienestar y la paz social, suprimir las injusticias y las grandes desigualdades que generan descontento y resentimien• to que pueden provocar explosiones cocíales de impredecibles consecuencias, lo que hasta hace poco fue sólo una presunción, una posibilidad, una advertencia, hoy dolorosamente ya todos vivimos la realidad y la amarga experiencia de lo que es y sig• nifica un estallido de esa naturaleza con los dramáticos sucesos del 27 y 28 de febrero. Velar por la mejor formación de la ju• ventud, asegurar la estabilidad laboral, velar por la correcta administración de la hacienda pública nacional, mantener y fo• mentar las mejores relaciones de convivencia internacional.

Perfeccionarla, "el camino de la perfección se compone de reformas favorables" y a este propósito se aboca la Comi- sión Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE), a fin de ir cambiando y modernizando las estructuras del Estado y profundizar la democracia con miras a su perfectibilidad. El cumplimiento de nuestros deberes ciudadanos fortalece el ejercicio de nuestros derechos y nos da la investidura moral necesaria para exigir su inviolabilidad y reclamarlos si llegaran a ser vulnerados.

Tengamos presente que debemos entregar a las generacio• nes posteriores, una patria más engrandecida no sólo en lo material, en lo intelectual y cultural, sino en lo moral y espiri• tual y primordialmente en lo ambiental. Una patria más feliz. Ese sería nuestro mejor aporte. Ese es el reto.

En la actualidad confrontamos una etapa crítica y Vene• zuela demanda el esfuerzo mancomunado de cuantos integra• mos el conglomerado nacional, una tarea en la que todos tene• mos el insoslayable deber de dar su aporte para superar las di• ficultades y para el mejoramiento de la vida colectiva, una em• presa en la cual estamos todos comprometidos para sacar ade• lante al país que aún cuenta con muchas reservas y potencia• lidades.

La conducta opuesta, la del indiferente, la del egoísta, la de aquel que sólo piensa en su propio lucro aun a expensas de los bienes de la nación, desentendiéndose del bienestar colec• tivo, con la mayor insensibilidad humana y social, es causa de la pobreza, miseria y hasta del fracaso de un país.

En los momentos de crisis solemos invocar el amor a la Patria como el único sentimiento capaz de conmover la con• ciencia individual y colectiva, concertar voluntades, aunar es• fuerzos y llegar hasta el máximo sacrificio: la entrega de la vida. Posiblemente el estudio y análisis de situaciones como ésta o similares, llevaron al destacado historiador y ensayista Prof. Augusto Mijares, a la siguiente reflexión: "Más que una generación dispuesta a morir por ella, Venezuela necesita una generación dispuesta a vivir para ella". Señores Miembros:

Nos convoca aquí la voz de la Historia, que en este año Bicentenario de la Revolución Francesa adquiere resonancias es• peciales, las de un acontecimiento que es hito en la historia de la humanidad, que ocurrió en una época de profunda crisis eco- nómica-financiera, terribles injusticias sociales y absolutismo político, triunfó sobre ese arbitrario estado de cosas, derrotó al llamado antiguo régimen e implantó profundos cambios estruc• turales en la sociedad cuya trascendencia es imperecedera como es la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano consagrando la universalidad de los mismos, también la in• fluencia que ejerció en la independencia de los países latino• americanos, entre ellos naturalmente Venezuela, pero además a Venezuela le cabe el ingente honor de haber tenido partici• pación activa en la Revolución Francesa mediante la destacada figuración en importantes acciones del Generalísimo Francisco de Miranda por cuyos méritos figura su nombre en el Arco de Triunfo de París.

Nos convoca la voz de la Historia, pero no sólo como re• miniscencia de un pasado glorioso y heroico, porque la His• toria no es sólo emoción de ayer, es proceso vital, dinámico, que se va haciendo cada día.

Los hombres en su quehacer cotidiano van dejando su aporte, grande o pequeño, que constituirá líneas o párrafos, páginas, capítulos o libros en la infinitud de la Historia. La Historia no se detiene, ni retrocede.

Lo que los hombres han hecho en su cotidianidad, todos los conocimientos adquiridos y la experiencia acumulada, es Historia. La Historia no se circunscribe a la narración de ha• zañas militares, episodios bélicos o hechos políticos, sacudidas sociales o hecatombes económicas, etc., incluye también las ma• nifestaciones de la vida interior, la del espíritu. Historia es también la evolución del pensamiento, del arte, las letras, las ciencias, la tecnología, etc., en síntesis, puede decirse que todo el conocimiento humano es histórico.

116 La hermosa Iglesia de Charallave en 1960 Entre nosotros es frecuente oír decir que Venezuela vive demasiado de su historia, lo que en buena parte es cierto, pero no indica cómo podría pensarse que nos hayamos dedicado de• masiado a su estudio y conocimiento. Aún hoy cuando cada día son más numerosos los trabajos serios y sistemáticos que se realizan en esta disciplina, son muchos los compatriotas que al referirse a la significación de la Historia no le conceden mayor importancia y hasta la juzgan despectivamente. Parecen ignorar que hasta nuestro patriotismo se ha con• servado gracias sobre todo a la idealización que hemos hecho de los héroes forjadores de la independencia y la nacionalidad. Hay que explicarles que "el amor de un pueblo a su Historia no consiste en memorizar fechas y acontecimientos, sino en asimi• lar lo que el pasado nacional tiene de bello, de reconfortante o simplemente de sugestivo. . .". Hay que explicarles que hasta en las épocas más infaustas de la vida nacional la evocación de ese pasado sostuvo la espe• ranza, mantuvo la continuidad del espíritu nacional y estimuló la renovación de la conciencia pública para acometer las accio• nes que llevaron al rescate de la libertad, de la dignidad ciuda• dana, del ejercicio de los derechos humanos largo tiempo con• culcados y de la institucionalización democrática. Tomar lección del pasado no es permanecer en él, es tomar lo que tiene de ejemplo, de experiencia, es acopiar su ense• ñanza, asimilarla, aplicar sú esencia a las circunstancias mo• dernas. En nuestra propia historia encontramos la exhortación o la admonición que nos indique cuál es la conducta a seguir como individuo o como colectividad, por tanto el tema históri• co no puede darse por agotado, al contrario hay que profundi• zarlo, indagarlo acuciosamente, explorarlo. Al respecto me permito citar el criterio expresado por el Dr. Arturo Uslar Pietri: "Hay cierto paralelismo entre nues• tra posición ante la geografía y nuestra posición frente a la Historia. i. . nos hemos confinado a un quinto del territorio del país, dejando todo el resto como tierra desocupada. . . hemos

118 estado arrinconados, apretujados, detenidos en el umbral de una vasta extensión que nos pertenece y que necesitamos in• corporar para llegar a nuestra verdadera dimensión nacional. Similarmente nos ha ocurrido lo mismo con nuestra Historia, hemos ignorado todo ese inmenso pasado que nos pertenece. . . de modo que si alguna empresa tendrían que realizar los hom• bres de hoy de Venezuela, sería la de ir al rescate de todo nuestro territorio que es nuestro cuerpo y la de ir al rescate de toda nuestra Historia que es nuestro espíritu".

Asimismo conviene mencionar como dato ilustrativo y revelador, que el atributo con el cual reiteradamente el poeta inglés Rudyard Kipling, cantor del imperialismo anglosajón, humilla a los pueblos que Inglaterra avasallaba, es decir, que éstos "Carecen de continuidad histórica lo que les impide tener un carácter nacional y propósitos definidos. . . Les falta me• moria . . . Siempre estaban a punto de tener un jefe y leyes y usos y costumbres propias, pero nunca sucedía, porque la me• moria se les iba de un día para otro".

Señores:

Conocido como es, lo amplio y fecundo del campo que abarca la Historia, acudo a su condescendencia para que en esta oportunidad tan especial para mí, se me permita referirme no a un tema histórico específico, sino exponer a manera de cró• nica un sucinto enfoque del entorno geo-histórico, económico, cultural y humano de los Valles del Tuy, centrando en esta re• gión deferentemente, mi pequeño y sincero HOMENAJE AL ESTADO MIRANDA.

La jurisdicción territorial del actual Estado Miranda for• mó parte durante muchos años de la antigua Provincia de Ca• racas. En pos de su autonomía con paso firme y decidido, sin cejar en su lucha, anduvieron sus pobladores hasta lograrlo. Fue la Constitución Nacional de 1901, la que definitivamente lo consagra como Estado Miranda con pleno goce de su auto• nomía.

215» La ciudad de fue su primera capital, luego en 1904 es trasladada a la ciudad de Ocumare del Tuy y a partir de 1927 ostenta este rango la ciudad de , la que conse• cuente con su ancestral espíritu combativo y fiel al legado de patriotismo e hidalguía recibido de ilustres hijos de su prodi- giosa fecundidad, se mantiene vibrante y emprendedora, lu• chando cada día por mejores logros, por mejores realizaciones en su ámbito territorial y poblacional que consoliden sus ca• racterísticas de ciudad capital. Tiene la entidad mirandina tradición histórica de estirpe. Basta mencionar: La epopeya de la resistencia aborigen frente al conquista• dor español, destacándose los Teques, capitaneados por el in• dómito Gufúcaipuro, héroe nacional vencedor de Fajardo, Ro• dríguez Suárez, Miranda y Narváez, Guaicaipuro, unía a su espíritu guerrero su instinto de caudillo y su férrea valentía. Merece los mayores honores de la nación, que aún no se la t rendido, oportunidad propicia sería la del V Centenario del encuentro de América. En Guaicaipuro se encarnó la lucha nacional y el con• quistador no se sintió seguro de su triunfo mientras estuvo en pie de guerra el heroico jefe de los teques, hasta que alevo• samente ocurrió la noche triste de su holocausto. El movimiento que a juicio de algunos historiadores, en• tre ellos Don Arístides Rojas, es considerado el antecedente del movimiento de independencia, ocurrió en suelo mirandino: la sublevación de Juan Francisco de León, Teniente de Justicia de la Villa de Panaquire, en abril de 1749, el cual aunque de origen económico, su desarrollo y trascendencia fueron políticos. Como éstos son muchos los acontecimientos de trascenden• cia que dentro de su contexto de tiempo y espacio le confieren elevado rango histórico al Edo. Miranda. Los pueblos valen en sí por la grandeza de sus hijos, por su trabajo en pro de la comunidad, por las obras que han de• jado como legado a la posteridad. El Estado Miranda, ha tenido y tiene hijos de gran valía, preclaros ciudadanos que se han des-

120 tacado en los distintos campos en que les ha tocado actuar, desde el mismo génesis de la Patria: Dr. Francisco Espejo, Lino de Clemente, Gral. Ezequiel Zamora, Gral, Francisco Tosía García, Pedro Gual, Manuel Díaz Rodríguez, Gral. José María Carreño, Lino Gallardo, con quien tenemos una deuda histó• rica, el reconocimiento oficial de la autoría de la partitura de Nuestro Himno Nacional; Eulalia Ramos de Chamberlain, Ce• cilio Acosta, Rafael Arévalo González, por citar sólo algunos. En tiempos más recientes y hasta hace poco entre noso• tros su presencia física: Rómulo Betancourt, paladín de nues• tra democracia actual, y Vicente Emilio Sojo, eximio maestro del arte musical. Todos ellos hicieron un credo del pensamiento de Bolívar: "la gloria está en ser grande y ser útil". Como estos ilustres son muchos los que podrían mencio• narse, hijos de esta tierra mirandina, hijos de esta tierra ve• nezolana, paradigmas de nuestro gentilicio, en contraposición con aquella minoría de relumbrones que han afincado su gran• deza en lo que para el gran estadista inglés Winston Churchill, sólo era una desgracia, dijo él: "la desgracia de esta época es que los hombres, en lugar de ser útiles, tratan ante todo de ser importantes". La entidad mirandina ha sabido estar a la altura y corres• ponder con acrisolados méritos y ejemplar gallardía a la en• cumbrada jerarquía de su héroe epónimo: MIRANDA. Primer criollo americano universal, así lo llamó Don Mariano Picón Salas. Precursor de la independencia sur americana, coordina y reúne en su persona los dispersos anhelos de libertad del con• tinente americano y hace de ellos un ideal internacional. Jun• to con Bolívar, el Libertador, constituyen el símbolo perma• nente de la americanidad y fiel expresión del ideal autonomis• ta e integracionista de los pueblos latinoamericanos. A la gloria de llamarse Miranda, el Estado une la grande• za aborigen que rememora su ciudad capital: Los Peques, una de las más aguerridas tribus indígenas que enfrentaron a los conquistadores y su Distrito Central: Guaícaipuro, bastión de nuestro pueblo indio, estoicamente soportó sin doblegarse el martirologio de la hoguera. ¡Héroe y mártir! ¡Qué hermosa trilogía de heroicidad, dignidad y patriotismo privilegia y obli• ga al Estado Miranda!

Mayor legitimidad de linaje, difícil encontrarla.

Los VALLES DEL TUY: SUCINTO ENFOQUE DE SU ENTORNO GEO-HISTÓRICO, ECONÓMICO, CULTURAL Y HUMANO Parte importante del Edo. Miranda son los Valles del Tuy. Esta extensa y fértil región formada por la sedimentación aluvional del río Tuy y sus afluentes, es un hermoso y plácido valle enmarcado por la Serranía del Interior. Sus feraces tierras propicias para las actividades agro-pecuarias, fueron en prin• cipio poderoso atractivo como asiento de numerosas poblacio• nes: Ocumare, Charalíave, Cúa, San Francisco de Yare, Santa Teresa, Santa Lucía, las cuales mantienen una interrelación que ha sido muy positiva en el proceso de su evolución. El intercambio de ideas u opiniones, el conocimiento de las ne• cesidades mutuas, los intereses o aspiraciones comunes, facili• tan la búsqueda de soluciones y el logro de las mismas. Este espacio geográfico constituye el Tuy Medio, inte• grado por los Distritos: Lander, Urdaneta, Cristóbal Rojas, In• dependencia,. Paz Castillo, Simón Bolívar. Tiene una superficie de 1.694 Kms.2, 21.31% del territorio del Estado y una po• blación de 279.207 Hab., 15% del total del Edo. El Tuy Me• dio forma parte de la Región Central, cuyo nervio motor es Caracas. En el devenir histórico de los Valles del Tuy, no abundan las hazañas heroicas, ni los magnos acontecimientos, es cierto, pero han sido escenario de diversos hechos importantes que van desde la aguerrida acción indígena contra el invasor, lle• vada a cabo por los quiriquires, los arbacos, los charavares, los taparitas que tuvieron asiento en su territorio; la presencia

123 de frailes predicadores del cristianismo, sembradores del evan• gelio, fundadores de pueblos como el Padre Cirilo de Onto- niente, el Padre Salvador de Cádiz, Fray Manuel de Alesón; incluye la iniciativa de los vecinos, que como en el caso de la Sabana de Ocumare plantearon la necesidad de que fuera fun• dado el pueblo de Ocumare, cuya petición fue atendida por el Obispo Baños y Sotomayor; continúa en las actuaciones de muchos de sus hijos protagonistas, creadores, realizadores de obra trascendente que junto al quehacer cotidiano que va abrien• do caminos, ensanchando horizontes y sembrando simientes de progreso, están inscritos con caracteres indelebles en los ana• les de la Historia. Allí está la personalidad imperecedera del Dr. Francisco Espejo, en su talla de jurisconsulto y de procer forjador de la Primera República.

Allí está la obra musical de Lino Gallardo, encendiendo el fervor patriótico de los revolucionarios.

Allí está el aciago suceso de la masacre de Ocumare por las huestes de Rósete y en seguida nos encontramos con la contraofensiva patriota, que no se hizo esperar y allí está el Gral. José Félix Ribas, comandando un ejército de valerosos jóvenes con el cual le infringe aplastante derrota a Rósete en Charallave. El levantamiento de los esclavos ocurrido en diversas re• giones del país entre 1830-1836, tuvo en los Valles del Tuy escenario propicio. Aunque de significación localista, la bande• ra que esgrime es la de "libertad y la abolición de la esclavitud", lo cual, sostiene el historiador Federico Brito Figueroa, lo ele• va históricamente y obliga a considerarlo como una forma de expresión popular del movimiento democrático y antiesclavista, impuesta por las propias masas explotadas".

Los Valles del Tuy con los Valles de Aragua y los llanos centralizaron un intenso y extenso movimiento popular: la Guerra Federal expresión de profundos problemas sociales que persistieron aún después de la guerra de emancipación. Allí Templo parroquial de Ocumare del Tuy, escenario de la masacre cometida por el sanguinario Rósete en 1814 destaca el liderazgo del gran caudillo de la Federación: el Gral. Ezequiel Zamora, hijo de Cúa.

No se escaparon los Valles del Tuy, de las incursiones vandálicas del facineroso José Dionisio Cisneros y hasta de una supuesta conspiración que se estaría tramando en Mume, ca• serío cercano a Charallave en contra del régimen monaguista. Una villanía del mal nombrado juez de paz de Charallave, que condujo a la cárcel a ingenuos y desvalidos campesinos y hasta al asesinato de uno de ellos, por facciones armadas del propio alcalde de Charallave. A la luz de documentos originales que cuidadosamente ha revisado, estudiado y analizado, Fermín Luque nos dice en su libro La Conspiración de Charallave es: "Un acto de corrupción prevalido de la ley y el poder para hacerse de prestigio y botín. . . Reviste carácter de tragicome• dia el expediente relacionado con la conspiración de Charalla• ve. . . sobre los detalles que rodearon el suceso y en el cual cual fueron involucrados hombres que no sabían ni siquiera estampar sus firmas, ignorantes del acontecer político y hasta del destino de sus propias vidas".

Este infame episodio está allí, pero afortunadamente, tam• bién está allí la expresión artística en la obra pictórica de Cristóbal Rojas, personaje histórico de invalorables méritos. Y allí está Ocumare del Tuy en su alta jerarquía de ciudad capital del Edo., dignamente desempeñada.

Allí están los Valles del Tuy como marco geográfico de la novela "La Trepadora", de nuestro insigne escritor Don Ró- mulo Gallegos, cuya vida y parte de su obra estuvieron muy ligadas a esta región. Flor de la tierra charallavense era Teotiste, Doña Teotiste su dulce e inseparable compañera hasta más allá de la vida.

Y allí está esa página, para mí de sugestivo encanto, re• lacionada con las mocedades de Bolívar, cuando el joven Simón visitaba la casa solariega de su hacienda de San Francisco de Yare, la que gustaba frecuentar y regocijarse recorriendo las plantaciones de añil que allí tenía.

126 Señoras, Señores:

En el rápido perfil geográfico de nuestra Patria que hice en punto anterior de esta exposición, mencioné algunas de sus bellas e importantes regiones, ahora deseo resaltar que dos de ellas: Guayana y los Valles del Tuy, son las de mis preferen• cias sentimentales, sin menoscabo del amor que siento por Venezuela toda, íntegra, una e indivisible. Bolívar y Miranda, magnifican con sus nombres a estas dos entidades del territorio nacional, convergencia de mis mayores afectos. Desde la primigenia y legendaria Guayana, exuberante y hermosa en su longevidad mil millonada como su riqueza; de Ciudad Bolívar, egregia y parlamentaria, mi lar nativo, de allá vine, allá están mis raíces. De allá vine para arribar (de eso hace ya muchos años) a las cálidas tierras tuyeras como Profesora de Historia y Geo• grafía del Liceo "Pérez Bonalde" de Ocumare. Fui conociéndolas en su entorno geográfico, en su contex• to histórico, en su dimensión humana y en su esencia espiri• tual. Aprendí a quererlas de corazón, me consustancié con ellas y allí me quedé y me integré a la gran familia tuyera. Cuando conocí a la promisoria región del Tuy, sus pobla• dores disfrutaban de un plácido y sugestivo ambiente bucólico, aire puro y diáfano, frondosa vegetación, abundante pluviosi- dad, extensas zonas de cultivo y ganadería, y el río Tuy aún conservaba restos y arrestos de su antigua prestancia, facto• res que aunados a la acogedora cordialidad de sus gentes la• boriosas y honestas, hacían que ei visitante, el forastero, se sintiera a gusto con ese calor humano que tan pródigamente compensa y atempera el climático ambiental. Su vida social era de costumbres sencillas y austeras, con vivas inquietudes culturales, deseos de superación y progreso para su región, en lo cual ponían tesonero empeño. Esta vida apacible, sana y hacendosa, constituía el or-

127 güilo de los tuyeros. Un vocero muy calificado, Doña Anita Arriens de Medina, quien fue cronista de la ciudad de Ocu- mare, solía decir: "mi mayor satisfacción es saber que en las páginas rojas de la prensa no figura nunca el nombre de ningún tuyero.

Tiempo de recordar

En determinadas fechas del año, se realizaban diferentes actividades especiales con motivaciones diversas, entre ellas la celebración de fiestas patronales, mezcla de fervor religioso en homenaje al santo patrono y festividades populares de bullicio• sa y contagiante alegría: En Charallave en honor a Santa Rosa de Lima, la santa americana de la tierra incaica; en Ocumare a San Diego de Alcalá, cuyo templo fue escenario de la sacrilega barbarie de Rósete; en Cúa a Ntra. Sra. del Rosario; en Santa Lucía y Santa Teresa del Tuy, en honor de Sta. Lucía y Sta. Teresa, respectivamente. En San Francisco de Yare, el día de Corpus Christi, la fiesta de los Diablos Danzantes, atrae la concurrencia de todos los pueblos adyacentes, de Caracas y has• ta de turistas foráneos. En Ocumare, la procesión de la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela, como remembranza de su aparición al cacique de los indios Cospes, reviste particular es• plendor, esta procesión de características únicas en su tipo en todo el país, fue concebida y realizada por Monseñor Rafael Pérez León, en 1941 y desde entonces el Sr. Jesús Tereso Sán• chez, ha personificado al predestinado Cacique.

Los toros coleados, fiesta criolla de gran colorido, fuerza y agilidad, provocaban gran euforia y causaban una verdadera romería.

La semana del Liceo "Pérez Bonalde", era la fiesta de la juventud estudiantil tuyera, de sus padres y representantes: una gran comunidad educativa. Este plantel, para entonces el único de ese nivel que existía en los Valles del Tuy, en este aspecto más que local era regional y recibía alumnos de todas las poblaciones que integran su territorialidad. 128 Se realizaban excelentes eventos culturales, artísticos, li• terarios, deportivos, etc. Conferencias, coloquios, foros, recita• les, conciertos, exposiciones de pintura, presentación de orfeo• nes y grupos de teatro y danzas, intensa actividad cultural que el Liceo proyectaba y por lo cual recibía el mayor apoyo y cola• boración. Por sus aulas desfilaron conferencistas de elevada talla intelectual, de reconocida pretancia internacional, entre ellos figuran: el Dr. Arturo Uslar Pietri, José Ramón Medina, Dr. Mariano Picón Salas, Francisco de Venanzi, el Prof. Pedro Díaz Seijas, el poeta Aquiles Nazoa, la poetisa Luz Machado de Arnao, el declamador Balbino Blanco Sánchez, Dr. Luis Pas- tori, Dr. Enrique Tejera, Prof. José Antonio Calcaño, Dr. Jesús María Bianco, el escritor y poeta Miguel Otero Silva, y hasta la presencia excepcional de. un premio Nobel: el eximio poeta chileno Pablo Neruda, y muchos otros de igual valía y solvencia intelectual. Otras manifestaciones de la inquietud cultural de los pue• blos del Tuy, se hacían presentes en el Centro Cultural "Juan España" de Sta. Teresa, el Ateneo de Cúa, el Ateneo de Ocv~ mare, aunque de corta existencia, realizó una buena labor de incentivación cultural y espiritual y sentó las bases para pos• teriores agrupaciones de esta naturaleza, en esa ciudad. Asimismo, es de destacar la importancia que la región ha tenido en el campo del periodismo, no sólo como fuente de in• formación, sino como divulgador de conocimientos. Ya en tiempos un tanto lejanos se habían publicado: "Ecos del Tuy", dirigido por Don Luis D'Suze; "Futuro", de la Fe• deración Venezolana de Maestros; "La Voz Parroquial", diri• gido por Mons. Rafael Pérez León; "Tierra", por Manuel Ramón Oyón; "Nuestra Voz", órgano del periodismo es• colar que contó entre sus directores a José Ramón Medina, hoy relevante personalidad del mundo intelectual, nuestro lau• reado poeta, hijo adoptivo de Ocumare del Tuy. En tiempos más recientes: "Alerta Mirandino", dirigido por el Prof. Juan Ametlier Pórtela, "El Informador del Tuy", dirigido por el Sr. Rodolfo Hernández, "El Tereseño", por los periodistas Rafael Alvarez y Metodio Ibarra. 129 En el Liceo "Pérez Bonalde", el periodismo estudiantil era muy activo: un periódico impreso "El Perezbonaldista", una Revista "Tuy", un periódico mural "Auge" y las diversas carteleras, Viene a mi memoria un grupo de muchachos que afanosa• mente trabajaban en su elaboración, compitiendo en la originali• dad del diseño y el contenido de los trabajos, entre ellos des• tacaba uno inquieto y talentoso, denodado, imaginativo y a la vez realista y emprendedor, que ya desde esa temprana juven• tud mostraba atisbos de su recia personalidad, germinaba su vocación periodística, pulsaba su fina fibra de poeta y su amor por la Historia, me refiero a Fermín Luque Olivo, mi alumno de ayer hoy distinguido miembro-fundador de este Cen• tro de Historia, un venezolano integral, digno hijo de Cha- rallave, luchador infatigable por el progreso y superación de su terruño, promotor y realizador de diversas actividades y obras destinadas a ese fin. La proximidad de la región tuyera con la gran metrópoli caraqueña no ha sido todo lo favorable a su desarrollo como po• dría esperarse y en algunos aspectos ha incidido negativamen• te. El crecimiento explosivo de la población capitalina agravada por una inmigración incontrolada, ha originado una compleja problemática socio-económica debido a la desproporción entre el volumen poblacional y las fuentes de trabajo, la vivienda y los servicios públicos que se requieren, conformando una mar- ginalidad cada vez más creciente. En los momentos críticos, cuando estos problemas se desbordan, la' ciudad capital ha opta• do por recurrir a los Valles del Tuy y otras poblaciones mi- randinas cercanas, como solución emergente, trasladándole va• rios de ellos muy serios, ocasionándole graves calamidades a estos pueblos. La expansión metropolitana, dada la peculiar ubicación del Estado Miranda, ha venido invadiendo, adulterando la regiona- lidad tuyera. Y si no se asume una posición firme de rechazo frente a esta situación y de reafirmación de la esencia tuyera, de su identidad regional, ésta resultará profundamente distor• sionada. 130 El regionalismo mal entendido, como expresión de mez• quinos intereses localistas no es conveniente, es negativo, mas entendido y sentido como lo que es, apego, amor por el terruño, orgullo de haber nacido allí que es orgullo de ser venezolano, interés por su progreso y superación mediante el trabajo crea• dor, oposición a cuanto lo dañe o perjudique, es positivo y plausible. Entre los primeros proyectos de desarrollo de la región del Tuy, se incluía la fundación de centros poblados conveniente• mente planificados, dotados de todos los servicios públicos, institutos educacionales, servicios asistenciales y fuentes de trabajo estable, eran las llamadas ciudades satélites que en rea• lidad han derivado en -.suburbios marginales carentes de todo, cuya problemática soció-económica debe ser atendida con la urgencia que requiere y de acuerdo a un equitativo sentido de justicia social. Hoy por hoy, el mejor proyecto a realizar para lograr tal propósito es aquel que implemente a nivel nacional una políti• ca de regionalización que delimite los ámbitos de Estado y de Municipio, ya que a estos niveles es donde mejor se pueden planificar, cumplir, hacerle seguimiento y evaluar los programas de descentralización y desconcentración de la administración pú• blica nacional, tal como lo reclama la colectividad y lo propug• nan las reformas que adelanta la COPRE. Las ideas progresistas de hijos y pobladores de la región, encauzadas por una firme voluntad de servicio, han cristalizado en diversas obras para el mejoramiento de la vida de la co• munidad, lo cual redunda a su vez en beneficio de cada indi• viduo, aparte de la satisfacción moral que le produce. Tal como lo sostenía nuestro insigne novelista Don Rómulo Gallegos: "Tanto más se pertenece uno a sí mismo cuanto más tenga su pensamiento y su voluntad, su vida toda puesta al servicio de un ideal colectivo". Así lo han sentido y ejercitado los hombres y mujeres que en los Valles del Tuy, luchan por el bienestar de sus pueblos. No es mi intención elaborar una nómina de notables, ni

131 hacer apología de las personas que mencioné en el curso de mi exposición, es sólo un merecido reconocimiento con el cual me hago eco del sentir colectivo, hacia ellas. En todo caso siempre será un pequeño grupo, una representación por sí y por mu• chos otros ciudadanos a quienes la comunidad avala y aprecia su vocación de servicio, su espíritu de lucha y trabajo, la perse• verancia y el amor con que han contribuido en la obra común de engrandecimiento y desarrollo de los Valles del Tuy. Firmes baluartes en el empeño de lograr el progreso de Ocumare y en general de la región tuyera: Manuel Veitía y Carmen de Veitía, tenacidad y fervor al servicio de la colectividad; Dionisio Bandes, un nombre y un hombre que es todo un símbolo en los Valles del Tuy, por su arraigo en el sentir popular, su altruismo, su inagotable capacidad de tra• bajo, su espíritu batallador en beneficio de la comunidad: Francisco Barreto, Dr. Arnaldo Arocha, Santiago Navas, entre otros, han dado su valioso aporte, sumando esfuerzos y voluntades en la lucha por el mejoramiento progresivo de la región. Otros muchos ya no están entre nosotros, pero dejaron huella imborrable de su trayectoria como personas de bien y ciudadanos preocupados por el auge de la región. Recordamos a Don Arturo Fombona, Dr. Miguel Vicente Egui, Prof. Luis D'Suze, Francisco Simancas, Dr. Carlos Arocha Luna, Francisco Briceño Contreras, Silvestre Medina, Bernardo Echenagucia, Lope Díaz Milano, Prof. Narciso Rodríguez Guevara, Pedro Pablo Arocha, Dra. María Salón, Alejandro Díaz Milano, Ana T. de Alvarenga. Evocación especial en emocionado recuerdo para el Dr. Alberto Ramos, quien en infausta y precipitada hora nos dejó. Su trayectoria vital y humana de aquilatadas virtudes perso• nales y limpias ejecutorias ciudadanas como docente, como abo• gado y como hombre público, constituyen un legado invalora• ble, parte del patrimonio moral y ético del Estado Miranda y especialmente de su dilecta Charallave. Las nuevas generaciones o generaciones jóvenes, conscien-

132 La Iglesia colonial de San Francisco de Yare, cuya fundación data de 1718 tes del momento histórico que les ha tocado vivir y del esfuerzo que reclama de todos para enfrentar con éxito los retos que plantea, lo han asumido con seriedad y responsabilidad. Muchos de ellos han destacado en las disciplinas científicas, tecnológi• cas, humanísticas, deportivas y en el campo laboral en general y han obtenido relevantes méritos en la prestación de servicios a su Estado natal y al país, en beneficio de la colectividad, in• crementando los logros habidos y trazándose nuevas metas y objetivos cónsonos con la dinámica del tiempo actual, umbral del siglo xxi. Entre ellos: Dr. Rafael Orihuela, Lic. Fermín Luque Oli• vo, Gral. Víctor Higuera, Geólogo Dimas Villalta, Ing° Alber• to Bandes, Prof. Domingo Piñate, Guido Bolívar, Dr. Víc• tor Jesús Piñango, Dr. Yamil Ayán, Lic. Mauro Bolívar, etc. En la actualidad los Valles del Tuy presentan un grado de de• sarrollo que evidencia un relativo progreso, alcanzando duran• te los 30 años del régimen democrático vigente, pero no todo el que debiera para equipararse al alto nivel de desarrollo lo• grado por otros sectores que integran la Región Centro-norte del país, en relación con los cuales han quedado rezagados. Cuentan con un mejor acceso vial, un ramal los enlaza con la autopista regional del Centro, se han establecido diferentes industrias, en este renglón merece especial mención Don Ale• jandro Hernández, pionero de esta actividad en los Valles del Tuy, fundador de la primera gran industria moderna de la re• gión, ubicada en Ocumare; se han construido importantes re• presas, desarrollos habitacionales, incremento educacional a to• dos los niveles, inclusive dos núcleos universitarios, expansión cultural: Ateneos, Casas de la Cultura, Sociedad Bolivariana, Polideportivos, dos aeropuertos, discado directo. Pero aún se requiere mucho por hacer: mejorar los ser• vicios existentes dotándolos adecuadamente para que funcionen a cabalidad y crear los que se precisan con urgencia: acueduc• tos con suficiente capacidad de suministro, mejoramiento de la vialidad urbana y rural, completar la infraestructura vial con la autopista a Ocumare del Tuy, apenas unos pocos kilómetros; una moderna vía que comunique a los Valles del Tuy con los llanos y sobre todo la construcción de la red ferroviaria Gua- yana-Valles del Tuy, ya decretada y aprobada en su primera etapa, lo que incorporará definitivamente a la región del Tuy al desarrollo general del país.

Necesidad muy sentida por la población de Ocumare, ges• tionada y reclamada perseverantemente, es la construcción del Parque Exposición agro-industrial-artesanal, así como la restau• ración de la antigua casona que fue sede de una de las institu• ciones administrativas de la época en que la ciudad fue capital del Estado, la cual para los ocumareños tiene valor testimonial histórico, luchan por un núcleo universitario.

Igualmente la colectividad,charallavense espera la pronta reconstrucción de su estadio, obra que había sido edificada por la acción vecinal para que la juventud tuviera donde canalizar sanamente sus energías en el deporte y no las dilapidara en otras actividades no deseables, algunas frivolas, vacías y peor aún otras definitivamente nocivas.

Rescatar las bellezas naturales: las cascadas de la Guami- ta en Ocumare. En el mismo Ocumare, en el Peñón, y en Mume cerca de Charallave, existen unas magníficas cavernas, no muy conocidas, pero que de proponérselo con empeño man• comunado los organismos competentes, las autoridades regiona• les y la comunidad en general podrían acondicionarlas y con• vertirlas en interesantes lugares de atracción para excursionis• tas y turistas.

Confiamos que en un futuro más próximo que lejano el Tuy verá atendidas sus necesidades y resueltos los problemas que hoy le afectan, mas no de una manera providencial, ni sólo por la acción del paternalismo estatal, sino como resultado del trabajo eficiente y constructivo. Invocando la ayuda de Dios y actuando concertadamente el aporte oficial, el de la empresa privada y el de todos sus pobladores para lograr un elevado desarrollo económico-industrial, parejamente con un avance científico, tecnológico, cultural y social, moral y espiritual, un desarrollo integral no un desarrollismo económico.

135 Para ello cuenta con suficientes recursos: agua abundante, buenas tierras disponibles, energía eléctrica, gas industrial, etc. y por sobre todo un potencial humano formidable, de actitud positiva y gran optimismo frente a la vida y el futuro, con dis• posición de trabajar, física y mentalmente apto, totalmente apro• vechable, especialmente los jóvenes qué esperen se les dé la oportunidad y a quienes debemos comprenderles sus expecta• tivas, ofrecerles las mejores alternativas y tener confianza en sus capacidades. De esta manera estamos seguros que el Tuy alcanzará el alto nivel de progreso que lo convertirá en un au• téntico polo de desarrollo armónico, integral, con el esfuerzo conjunto de todos sus hijos, los nacidos en su suelo y los adopti• vos, nacidos en otros predios y también en otras latitudes, pero que hemos hecho del Tuy nuestro segundo terruño.

Tiempo de trabajar.

Señores: En el inicio de esta exposición enfaticé que mi más pre• ciada credencial, era mi condición de educadora, al finalizar, nuevamente aludo a ella para dar gracias a Dios por haberme permitido servirle a mi Patria mediante una profesión que es un apostolado y un apostolado que es una profesión de fe, sobre todo de fe en la juventud, en su talento, en su integri• dad, en su amor a la Patria, en su capacidad para mejorar este presente azaroso y 'construirle un destino superior. Espero que al considerar mis palabras de hoy, su benevo• lencia no le vaya en zaga a las otras bondades que Uds. me han dispensado. No es de extrañar que en algún momento de mi diserta• ción se haya percibido cierto acento didáctico y una relativa subjetividad, dado por una parte, el hábito profesional y por otra los aspectos tratados y el enfoque que les di.

136 Amigos mirandinos. Dilectos amigos Luye ros:

Quiero congraturarlos por la espléndida tierra que Dios les ha dado, fecunda en hijos para el cultivo de la amistad, la generosidad, la hospitalidad. Fecunda en hijos para edificarla sobre bases sólidas, fir• mes principios y obras que dan trascendencia al hombre y pe• rennidad a los pueblos. Tierra magnánima que se hace hogar para recibirte cuando llegas a ella, te ofrece miel y leche de sus cántaras —ánforas que en la antigua Grecia de Pericles, eran símbolos de hospi• talidad sin reservas— es amiga que te estimula y te brinda soli• daridad, mas su prodigalidad no termina ahí y te reserva mo• mentos de inefable felicidad como éste en el que se me otor• ga tan enaltecedor galardón, el cual recibo con la satisfacción que da la dicha compartida con la familia, los amigos, los alum• nos, los colegas. Tierra de la que guardo profundas vivencias. Tierra de la que he recibido tanto que siempre le estaré en deuda.

Tiempo de agradecer.

Gracias Señores.

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