S. Agustín
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S. AGUSTÍN EL HOMBRE - EL ESCRITOR - EL SANT< J. OROZ RETJ JOSÉ OROZ RETA, O. A. R. Catedrático de Universidad SAN AGUSTÍN EL HOMBRE EL ESCRITOR EL SANTO LIBRERÍA EDITORIAL AVGVSTINVS Gaztambide, 75 MADRID 1967 A la juventud estudiosa que siente, en nuestros días, los afanes de Agustín de Tagaste, su padre espiritual. Nihil obstat: Fray Javier Ruiz Pascual, O. A. R. - Imprimí potest: Fray Ángel Almárcegui, Prior General O. A. R. - Roma, 1 de junio de 1966. - Imprimatur: Mauro, Obispo de Salamanca. - Salamanca, 22 de junio de 1966. Imp. «CALATRAVA», Libreros, 9. - Salamanca 1966. - Dep. legal: S. 164, 1966 PROLOGO Pocos estudios más desconcertantes que el de san Agustín. A él se dedica una buena parte de las tesis doc torales; pero al mismo tiempo las mejores obras del santo apenas cuentan con lectores asiduos. Los que estamos en contacto con el mundo de la universidad sabemos que la inmensa mayoría de los alumnos que salen de nuestras facultades filosóficas o teológicas no han entrado en con tacto directo con la obra agustiniana. Su conocimiento se concreta en algunas frases mal citadas y peor hilvanadas. O, cuando más, a contactos ocasionales y fragmentarios. Todo ello constituye un grave "handicap" para un pensa dor que ocupa, por méritos propios, uno de los lugares más cimeros en la historia de nuestra cultura. Por ello creemos necesario un acercamiento más efi caz y directo. Hay que desempolvar de los anaqueles de las bibliotecas las obras de Agustín. Hay que trazar un programa orgánico en que se exponga cuanto acerca de san Agustín debe saber todo hombre culto no especializa do, pero que desea latir al unísono con el alma de Agustín. Tenemos que favorecer el "retorno a san Agustín". Con esta finalidad han sido escritas las páginas de este libro. Nos ha tocado la exposición de los aspectos histó• ricos y literarios. Hemos tenido que bosquejar las líneas de la personalidad del obispo de Hipona. Dejamos a otros la tarea más noble del filosofar y la exposición teológica del pensamiento agustiniano. Con estas miras publicamos anteriormente una obra más breve, destinada a los que se encuentran en los pri meros años de su formación intelectual. Ahora pretende mos ampliar lo que allá era, a veces, mera indicación. Abrimos a nuestros jóvenes nuevos horizontes. Seguimos ahondando en los cimientos para que la obra surja más hermosa, más fuerte y mejor delineada. De este modo, al llegar a los estudios superiores, no echarán en falta la la bor de cimentación. LA CUNA DE SAN AGUSTÍN En dos aspectos hemos marcado el acento. En la am- bientación histórico-geográfica, y en el lenguaje agusti niano. El lector sabrá disculparnos si encuentra que nos hemos detenido más de lo que él deseara. Se nos antoja que el desconocimiento de estos dos puntos concretos es • El África romana causa de muchos malentendidos posteriores. • El África cristiana Antes de que el lector penetre en la lectura de este li bro, queremos advertirle, en el pórtico mismo, otras dos • Patria de san Agustín cosas. Va a encontrar muchos textos agustinianos. Algu nos en la lengua original en que se expresó nuestro santo. • Familia de Agustín Lo hemos hecho de intento. Y es que en el ámbito de sus palabras y en la expresión latina de sus ideas el hombre moderno capta mejor el alma de Agustín. Pero además el libro va destinado a los años en que el latín constituye todavía una base de la educación de nuestros días. La segunda advertencia se refiere a la bibliografía. He• mos indicado una parte mínima de la existente: la sufi ciente para introducir al lector en el campo sugerente de la agustinología. Para ampliarla, basta con echar un vis tazo a las obras que recogemos aquí. Y con esto dejamos al lector en el atrio. A sus ojos se abre el templo del conocimiento de nuestro santo. Agus tín se presenta como hombre de su raza, escritor de su tiempo y santo de todas las edades. Salamanca, 24 de noviembre, 1966 CAPITULO I El África romana La venida de los romanos.—La formación de las provincias.—Las ciudades. —Los habitantes.—El Norte de África en tiempos de san Agustín LA VENIDA DE LOS ROMANOS No podemos en modo alguno conocer a fondo la vida, la época y la obra de san Agustín sin tener una idea del África de su tiempo. Geográficamente apenas hay dificul tad, aunque no se pueda precisar la situación de algunas de sus ciudades, hoy desaparecidas. Pero las divisiones entre las provincias romanas y las relaciones entre ellas y entre el gobierno eclesiástico ofrecen no pequeñas di ficultades. Es desconocido el verdadero nombre de África. Toda vía no se ha logrado una etimología satisfactoria. África ha sido siempre el Continente Negro, el país del misterio. Y aunque estas expresiones se aplican hoy sólo al África central por lo desconocido que sigue siendo el centro del Continente Negro, se podrían aplicar también al Norte, ya que muy pocos conocen lo que era en el siglo iv de nuestra era. Con todo, se ha investigado y se ha publicado un buen número de libros y estudios, sobre todo en Francia, en virtud de su ocupación hasta hace poco de Argelia. Gra cias a esos estudios se ha llegado a conocer algo de Arge lia y de Túnez: sus costumbres, su población, sus tierras. Tampoco se ha descuidado el aspecto arqueológico, y así poseemos muchos detalles acerca de la ocupación púnica y romana del Norte de África. 14 LA CUNA DE AGUSTÍN EL ÁFRICA ROMANA 15 Los romanos conquistaron el África fenicia. Les im Más al Occidente, Yol —más tarde Cesárea— estaba portaba muy poco el resto de la población, y los aborí bajo el rey Boceo, y Tingi o Tangier bajo el rey Bogud, genes ya desplazados. Pero tuvieron que enfrentarse con hasta que fue todo unido bajo el reinado de Juba II y el descontento de los indígenas, y tuvieron que cercar su hijo Ptolomeo, 25 a. C. al 40 d. C. El año 40 fue muer Cartago y Túnez ya hacia el 395 a. C. Como suele suceder to Ptolomeo, y nacieron dos nuevas provincias: Maurita siempre, los nativos fueron vencidos y desunidos, y fue nia Caesariensis y Mauritania Tingitana. Así acabó la aumentando esa desunión a medida que se iba formando dinastía de Masinisa, cuyos descendientes habían cam la idea de las provincias romanas en África. El único biado el trono de Numidia por el de Mauritania. lazo entre los nativos fue el odio hacia el opresor, aun Hasta el año 260 no hubo rebelión en la parte norte: que no siempre estuvieron de acuerdo en ello. Chullu, Rusuccuru, Milevi, etc. Esta rebelión fue sofocada Así, en la segunda guerra púnica, Gula se alió con por Maximiano Hércules, con la consiguiente supresión los cartagineses, mientras Sifax, rey de los Maselianos, de las Colonias Cirtenses y la creación de una tercera ayudó a los romanos. Esto cambió antes de terminar la Mauritania: la Mauritania Sitifensis, así llamada por su guerra, pues Masinisa, el famoso hijo de Gula, se separó capital Sitifis. Vemos que en la apertura del Concilio de los cartagineses y se alió con los romanos, mientras del 411, se nos dice que los obispos proceden «de todas que Sifax abandonó a los romanos. Escipión envió a Ma las provincias de África: de la Provincia Proconsular, de sinisa para bloquear la fortaleza de Sifax en Cirta, y la las Provincias de Bycena, de Numidia, de la Mauritania guerra se terminó con la batalla de Zama. Masinisa reci Sitifensis, de la Mauritania Caesariensis, y también de bió su recompensa y fundó el reino de Numidia, mientras la Provincia de Tripolitania». su hijo Micipsa hizo de Cirta un centro de cultura. Finalmente, bajo Diocleciano, las provincias de África, con la sola excepción de la Mauritania Tingitana que formaba parte de la diócesis de España, estaban agru LA FORMACIÓN DE LAS PROVINCIAS padas bajo la Diócesis de África, como sigue: El año 146 a. C, la actual Túnez se convirtió en la a) Tripolitania, desde Cirenaica hasta el lago Tritón; Provincia de África, y 20 años más tarde Graco estable ció 6.000 colonos en Numidia. Poco después aparece Yu- b) Byzacena, desde el lago Tritón hasta Horrea; gurta que asesina a los hijos de Micipsa en Cirta, y fue c) África Proper, desde Horrea hasta Tabarca; derrotado por Mario. Luego sucede la rebelión de Pom- d) Numidia, desde Tabarka hasta el río Ampsaga; peyo, ayudado por Juba, rey de Numidia; fue vencido por Julio César en Tapso. Como consecuencia de la gue e) Mauritania Sitifensis, desde el Ampsaga hasta Sal- rra, la sometida Numidia fue añadida a la Provincia de dae, en la costa; África, como África Nova, aunque todavía subsistía la f) Mauritania Caesariensis, desde Saldae hasta el río república de Cirta con ciudades como Milevi, Chullu y Malva. Rusicada. En labios de un romano, África indicaba el país que Con la venida de César comenzó la latinización formal corre desde la Cyrenaica hasta el río Ampsaga, es decir: del África. Desde César hasta la muerte de Tiberio, año la Tripolitania, el África Proconsular y Numidia, aunque 37 d. C, la Provincia de África se extendía desde Cirene a veces se puede referir tan sólo al África Proconsular. hasta el río Ampsaga. El año 37 la costa desde Cirene Todo lo que estaba al occidente de Numidia se conocía hasta Thabraca constituía el África proconsular, mientras sencillamente con el nombre de Mauritania. que el distrito occidental, incluyendo Cirta y la parte A excepción de un viaje a Cesárea, capital de la Mau interior, estaba a las órdenes de un pretor con la legión ritania Caesariensis, la vida de Agustín se desarrolla toda africana a sus órdenes.