Presentación De Powerpoint
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LOS DERECHOS HUMANOS EN EL DEPARTAMENTO DE TOLIMATOLIMA VICEPRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA PROGRAMA PRESIDENCIAL DE DERECHOS HUMANOS Y DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO VICEPRESIDENCIA DE LA REPUBLICA Director: Carlos Franco E. Coordinador Área de Políticas y Coordinación Interinstitucional: Tomas Concha Coordinadora Observatorio de Derechos Humanos: Ana Silvia Linder Diseño carátula: Patricia Lora Diagramación: Patricia Lora TOLIMATOLIMA El departamento del Tolima[1], es probablemente una de las zonas más afectadas por el conflicto armado interno debido a la constante pugna por el poder territorial entre los actores armados más representativos: el ELN, las FARC y los grupos de autodefensas. Sin embargo, los dos últimos han experimentado una aguda confrontación llevando a una escalada del conflicto como consecuencia del incremento de su poderío militar al igual que por el cambio en la dinámica del mismo, puesto que territorios antes ocupados por las FARC han pasado al mando de las AUC. El diagnóstico del departamento de Tolima que a continuación se presenta, demuestra que la violencia en el conflicto armado colombiano tiene carácter estratégico. De tal suerte, la dinámica de la violencia desencadenada en este departamento por los grupos de autodefensas y las FARC, muestra la forma secuencial, consecutiva en que cometen asesinatos y masacres para lograr el apoyo forzado de la población y la homogenización del territorio, indicando que la intensidad, difusión y persistencia de la violencia se explica ante todo por la acción de estas organizaciones armadas ilegales. En definitiva, habrá que insistir que la violencia asociada al conflicto tenderá a ser cada vez mayor en la medida en que las respuestas de los actores armados que compiten para lograr el control sobre el territorio, los recursos y las poblaciones, se centrará cada vez más en la población civil. [1] El departamento del Tolima se encuentra situado en el centro del país, limita por el norte con el departamento de Caldas, por el este con el departamento de Cundinamarca, por el sur con los departamentos de Huila y Cauca y por el oeste con los departamentos de Quindío, Risaralda y Valle del Cauca. El departamento se divide en 47 municipios, 30 corregimientos, 217 inspecciones de policía, numerosos caseríos y sitios poblados. Antecedentes El departamento del Tolima fue uno de los principales escenarios de “La Violencia” de los años cincuenta signada por el fenómeno del bandolerismo. Así mismo se localizaron hacia el sur del departamento los núcleos de autodefensas campesinas de orientación comunista que fueron la base para la creación de las FARC en 1964.[1] Igualmente, existieron grupos de autodefensa integrados por comunidades enfrentadas a las guerrillas comunistas, que poco tienen que ver con las que operan hoy día. La presencia de la guerrilla en la actualidad se registra en municipios de minifundio de la región andina y en los de campesinado acomodado. En el noroccidente del Tolima con una importante influencia paisa, operan el ELN, las FARC, el ERP y los grupos de autodefensa. El oriente, que posee estrechas relaciones con Cundinamarca, y en donde las FARC han sido el grupo armado ilegal preponderante, las autodefensas registran en los últimos años, presencia que se expresa en algún grado de actividad. En el sur coinciden la presencia de las FARC y los grupos de autodefensa. En esta zona se concentra la mayoría de la población con gran influencia indígena, que ha mantenido una relación muy conflictiva con los grupos armados, en particular con los grupos que se localizan en los resguardos de Gaitania del grupo étnico Páez y Tinajas, del grupo Coyaima- Natagaima.[2] Los problemas que durante los años noventa afectaron al sector agropecuario se expresaron en esta región del país en la fuerte contracción de la agricultura comercial, como de la economía campesina que generó un alto índice de desempleo rural.[3] Esta circunstancia contribuyó a que los cultivos ilícitos se constituyeran en una alternativa a la crisis económica. Así, ocurrió con los cultivos de amapola que se comienzan a extender sobre la Cordillera Central que atraviesa el departamento. La guerrilla y los grupos de autodefensa jugaron un papel importante en este proceso, en la medida en que propiciaron la movilización de colonos y campesinos de zonas cocaleras para organizarlos en torno a la producción de amapola y recolección del látex. Hacia 1993, se detectó en Tolima el mayor número de hectáreas sembradas del conjunto de departamentos productores. En los municipios con este cultivo ilegal se presenta un fenómeno de colonización, de vertiente presencia de una población trashumante atraída principalmente por las bonanzas ofrecidas por los cultivos ilícitos y una agricultura campesina deprimida. La dinámica de la violencia en los años, noventa se relaciona con el negocio de la amapola. De tal suerte que en los años de la bonanza ilegal, en el sur del departamento se produjo el incremento de la delincuencia, de los homicidios y del tráfico de armas. Así mismo, la zona indígena donde se produce amapola, registra los niveles más altos de conflicto agrario. En estos municipios, el problema agrario ha contado con la interferencia de la guerrilla y los grupos de autodefensa, que ha aportado una importante cuota de violencia a este conflicto con raíces muy profundas. Paralelamente al conflicto agrario, en muchas localidades del departamento se ha registrado la compra acelerada de tierras por parte de narcotraficantes, amparada por grupos armados ilegales. Sobre este particular el sociólogo Alejandro Reyes[4], identifica claramente dos regiones afectadas por este fenómeno: las tierras bajas situadas en el Valle del Magdalena, donde se ha concentrado la mayor inversión de los narcotraficantes, el piedemonte de la Cordillera Central, en la zona sur, donde las compras obedecen a la expansión de los cultivos de amapola. Los municipios donde las compras han sido especialmente notables son Honda y Mariquita hacia el norte del Tolima. [1] Gonzalo Sánchez y Donny Meertens, Bandoleros, gamonales y campesinos, El Áncora Editores, Bogotá, 1989. [2] En total se encuentran en el departamento cuatro resguardos con un total de 14.997 indígenas que ocupan 28.950 hectáreas. [3] La principal actividad económica del departamento es la agricultura, dentro de la cual los cultivos más importantes son arroz, sorgo, algodón, soya, maíz, yuca y frutales. [4] Alejandro Reyes, “La compra de tierras por narcotraficantes”. Drogas ilícitas en Colombia. Ministerio de Justicia- PNUD. Bogotá, Planeta, 1997. EvoluciónEvolución deldel conflictoconflicto armadoarmado La información estadística sobre la evolución del conflicto armado en el Tolima, que se presenta en los gráficos y cuadros anexos, pone de presente el incremento de la presencia territorial de la insurgencia y de su poder de fuego adquirido durante los años noventa, particularmente por las FARC. Durante estos años las acciones propias de la confrontación, como los hostigamientos, emboscadas y los actos terroristas, aumentaron ostensiblemente en el conjunto de acciones armadas, mientras que las formas típicas de financiamiento (asaltos a poblaciones, entidades y vehículos de transporte) disminuyeron. Estos cambios evidencian la mayor capacidad militar con que cuentan hoy la guerrilla, resultado en buena medida de haber desarrollado economías de guerra a partir de recursos que, como en el caso de los cultivos ilícitos, ligan lo local y lo internacional. INTENSIDAD DEL CONFLICTO 1998 - 2003 Fuente: Boletines de orden publico diarios DAS. Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH Vicepresidencia de la República Reseña histórica de los grupos al margen de la ley Establecido el Frente Nacional y desautorizados los grupos violentos y las guerrillas por los directorios políticos, toda manifestación armada fue calificada como bandolera, sin entrar en consideraciones de los posibles matices políticos o de sus orientaciones partidistas.[1] De algunas de estas organizaciones en desarrollo político y reagrupamiento, surgió una clara intención de canalizar las acciones bandoleras hacia la lucha política.[2] En el sur del Tolima, grupos de guerrillas liberales se acercan al Partido Comunista, mientras que otros deciden enfrentarlas. Así mismo, comunidades agrarias e indígenas no sólo sirvieron como guías, sino que se convirtieron en parte del conflicto, en desarrollo de operaciones contra los núcleos guerrilleros comunistas del sur del Tolima y Río Chiquito.[3] Esta estrategia, que fue de fácil implantación especialmente en el sur del Tolima, sin embargo, no es razón suficiente para establecer continuidad con el fenómeno de los grupos de autodefensa que aparece a partir de los años ochenta con el escalamiento del conflicto y el auge del narcotráfico. Terminado el periodo de la pacificación de Guillermo León Valencia, eliminados gran parte de los focos del bandolerismo tardío, y circunscrita la guerrilla a zonas de periferia de poca importancia económica, social y política, la dinámica de las autodefensas campesinas pierde importancia. Guerrillas La implantación y posterior desarrollo de la guerrilla en el Tolima han tenido a su favor las características geográficas del departamento. De manera que las grandes unidades geográficas que atraviesan longitudinalmente el departamento han sido funcionales a la logística insurgente. Gran parte de la cordillera Central, la cual se halla fuertemente fracturada en un sistema de fallas y un relieve escarpado con alturas superiores