León Dehon Y El Carisma Del Sacerdocio Dehoniana 2003/1, 133-166
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
MCGUIRE, P. León Dehon y el carisma del sacerdocio Dehoniana 2003/1, 133-166 Per la citazione: DEH2003-07-ES León Dehon y el carisma del Sacerdocio Paul McGuire, sci INTRODUCCIÓN 1 Me satisface haber recibido la invitación a dar una conferencia sobre León Dehon. De hecho, este año se celebra el 125° aniversario de la fundación de nuestra congregación religiosa de Sacerdotes del Sagrado Corazón. He sido invitado muchas veces a hablar o escribir sobre el P. Dehon, pero casi siempre para un público de Dehonianos que presumo tenían cierto conocimiento y un interés particular por este tema. Sin embargo, en el público de esta tarde los Dehonianos son una minoría, por lo que el presupuesto de la familiaridad y el interés no se da. 2 Pero hay otros aspectos que lo sustituyen. Ésta es la Escuela de Teología del Sagrado Corazón. Puedo pensar que se da en ella un alto nivel de preparación teológica; y, puesto que la mayor parte de los estudiantes son candidatos al sacerdocio, el presente debería ser un tema de interés. De aquí que el título de mi charla es: “León Dehon y el carisma del sacerdocio”. La primera parte atañerá al sacerdocio en la perspectiva de la visión renovada del Concilio Vaticano II. La segunda tratará de indagar sobre si los aspectos formativos y las experiencias de vida del P. Dehon pueden ofrecer una aportación a la visión contemporánea del sacerdocio. 1. EL SACERDOCIO EN EL CONCILIO VATICANO II 3 En el momento del Concilio Vaticano II, la enseñanza de la Iglesia Católica Romana sobre el sacramento del orden sagrado parecía no ser ambiguo; era indiscutible e inalterable. Era la más clara evidencia de una enseñanza que se remontaba a más de 1.500 años. Sus presupuestos teológicos habían sido sistematizados y codificados por la Escolástica medieval, incluida la doctrina de Santo Tomás de Aquino. Los fundamentos doctrinales estaban garantizados por el Concilio de Trento y todo manual de © Copyright riservato Centro Studi Dehoniani Roma – Sacerdoti Sacro Cuore di Gesù. Consentita la riproduzione integrale in fotocopia e libera circolazione senza fine di lucro. È vietato il plagio e la copiatura integrale o parziale di testi e disegni a firma degli autori – a qualunque fine – senza citare la fonte (Repubblica italiana, legge 18/08/2000 nº 248). Dehoniana teología dogmática, hasta 1962, repetía esta enseñanza. El sacerdocio se definía en relación con la Eucaristía. “Si alguno dice que con las palabras “Haced esto en memoria mía Cristo no hizo sus sacerdotes de los apóstoles, o que no decretó que ellos y los demás sacerdotes podían ofrecer su cuerpo y sangre: sea anatema (DS 1752; TCT 757). Era la Eucaristía la que definía la forma esencial y el contenido de la teología, de la espiritualidad y del rito de la ordenación presbiteral. 4 Cuando la redacción final del Decreto sobre los presbíteros se presentó en el Concilio Vaticano II, el obispo François Marty, que era el relator o portavoz de la comisión que la había preparado, dio una explicación clara del documento: “La Comisión no puede estar de acuerdo con los Padres que piensan que el documento habría debido seguir la definición escolástica del sacerdocio basada en el poder de consagrar la Eucaristía. Según el pensamiento prevalente de este Concilio y la petición de muchos Padres, el sacerdocio de los presbíteros debe estar en conexión, más bien, con el sacerdocio de los obispos, siendo este último considerado como la culminación y la plenitud del sacerdocio. El sacerdocio de los presbíteros debe ser visto, por tanto, según este documento, como una realidad que no tiene una sola función, sino tres, y debe estar en conexión con los Apóstoles y su misión"1. 5 La afirmación del obispo Marty anunciaba que estaba a punto de ocurrir en la Iglesia un cambio abismal en la comprensión del sacerdocio ordenado. Hay que ser claros acerca de la naturaleza de este cambio y la dirección hacia la que estas nuevas corrientes estaban caminando. Evidentemente, el Concilio Vaticano II no tenía ninguna intención de repudiar la tradicional doctrina escolástica y la enseñanza de Trento sobre el sacerdocio. Todo lo que éste había dicho sobre el sacramento era doctrina católica y auténtica; y, en este sentido, definitiva. Pero no había dicho todo lo que se podía decir sobre este sacramento y, en este sentido, sus enseñanzas no son definitivas2. Los documentos de Trento, además, habían sido usados mal por los teólogos que no habían tenido en cuenta la finalidad particular de aquel concilio, que quería refutar los errores de los Reformadores y no tenía intención de producir una summa completa de la doctrina católica"3. 6 El Vaticano II no rechaza a Trento, sino que trata de extender su punto de vista teológico y recuperar algunos aspectos olvidados. Por esto, tuvo necesidad de recabar las verdades de la más amplia tradición cristiana. 1 Cf. Bonaventure Kloppenburg, O.F.M., The Ecclesiology of Vatican II. Translated by Matthew J. O'Connell. Chicago, IL. Franciscan Herald Press, 1974, p. 268. 2 Cf. Kloppenburg, Ecclesiology, p. 290. 3 John W. O'Malley, S.J., Trent and All That. Cambridge, MA: Harvard University Press (2000), p. 127. 2 Dehoniana 7 Hay dos recuperaciones innovadoras de la tradición que arrojan particular luz sobre la enseñanza más amplia y más rica del Vaticano II acerca del sacerdocio. En primer lugar, este Concilio habla de tres distintos pero conectados “sacerdocios”: el sacerdocio único de Cristo, del que los otros dos sacerdocios participan, o sea, el sacerdocio de todos los bautizados y el sacerdocio ordenado o ministerial. Parecería que no hubiera nada de innovador bajo este aspecto, pero debe tenerse presente que, según los grandes teólogos escolásticos, incluido santo Tomás, el ministerio de Jesús no entraba en los debates a propósito del sacerdocio ordenado4. En segundo lugar, el Concilio describe al sacerdocio, siempre en referencia a Cristo, incluyendo tres oficios (o funciones), identificados como profético, sacerdotal y real o pastoral. La enseñanza auténtica del Vaticano II sobre el sacerdocio debe ser comprendida en el contexto del sacerdocio de Cristo, del que tanto el fiel bautizado como los ordenados participan, y en el que cada uno, Según el propio modo, es consagrado como profeta, sacerdote y rey. 8 Esta es, claramente, una perspectiva más completa del sacerdocio que la contenida en la tradición escolástica, que restringió siempre sus debates al poder del sacerdote en relación con la Eucaristía5. Aunque no todos en el Concilio quedaron satisfechos de la descripción del sacerdocio incluyendo las tres funciones. Un pequeño número de obispos quiso reafirmar la tradición escolástica, y hay trazas de esta posición en algunos documentos6. Después del Concilio, algunos teólogos como Bernard Cooke juzgaron, por el contrario, que su postura no había sido suficientemente abierta y que proporcionaba sólo “un sumario de las opiniones más comunes en el seno de la Iglesia Católica Romana” de aquel tiempo7. George Tavard declaró que la idea de las tres funciones era “una considerable simplificación de las funciones de Cristo descritas en la Sagrada Escritura”8. Entre los protestantes, Wolfhart Bannenberg sostiene que ya que el Jesús histórico no desempeñó ninguno de estos oficios, estos se pueden aplicar a él únicamente en un sentido metafórico9. 4 Cf. Kenan B. Osborne, O.F.M., Priesthood: A History of Ordained Ministry in the Roman Catholic Church. New York: Paulist Press (1988), pp. 216-218. 5 Cf. Osborne, Priesthood, p. 208. 6 They (priests) exercise this sacred function of Christ most of all in the Eucharistic liturgy", LG 28. "Priests fulfill their chief duty in the mystery of the Eucharistic Sacrifice”, PO 13. " 7 Bernard Cooke, Ministry to Word and Sacrament. Philadelphia: Fortress Press (1976), p. 7. 8 George H. Tavard, A Theology for Ministry. Wilmington, Del.: Michael Glazier, Inc. (1983), p. 127. For a discussion of Cooke, Tavard, and other Catholic theologians see, Daniel Donovan, What Are They Saying About Ministerial Priesthood. New York: Paulist Press (1992). 9 Cf. Wolfhart Pannenberg, Jesus -- God and Man. Translated by Lewis L. Wilkins and Duane A. Priebe. Philadelphia: The Westminster Press (1968), pp. 212-225. 3 Dehoniana 9 Hay algo de cierto en todas estas afirmaciones, pero su validez procede de una comprensión exclusamente literal, que no reconoce que estos tres términos forman una estructura teológica que nos ayuda a comprender la misión y el ministerio de Jesús. No son exhaustivos o exclusivos, sirven para expresar los tipos de actividad de Jesús y su compromiso de salvación. Evidentemente, el Jesús histórico no fue un sacerdote judío; la carta a los Hebreos llama explícitamente la atención a la tribu sacerdotal (7,14), para subrayar que en Cristo “hay un cambio de sacerdocio” (7,2). El Jesús histórico ni siquiera ha ejercido el poder real; pero el fulcro de su predicación fue el Reino de Dios y cuando, frente a Pilato, dijo que no había venido al mundo para ser rey (Jn 18,37), al mismo tiempo “subvirtió, refutó y superó”10 todas las formas pasadas y futuras del poder real. Y, aun cuando es probable que no haya tenido todas las características de un profeta israelítico y clásico y no haya sido, por supuesto, un rabino oficial, fue pronto reconocido como maestro y profeta. 10 Cuando la Iglesia aplica estos títulos a Cristo, lo hace de forma analógica, dando a estos términos familiares un significado nuevo y más profundo. 11 Pero Cristo no fue profeta, sacerdote y rey sólo en un sentido figurado; ejercitó de verdad las funciones profética, sacerdotal y real en nombre de la humanidad. Aunque esta triple denominación no sea atestiguada literalmente en ningún pasaje del Nuevo Testamento11, algunos autores patrísticos llegaron a esta formulación desde las afirmaciones de que Jesús es el Cristo, el Mesías, es decir, el “consagrado con la unción”.