ALTERIDADES, 2007 17 (34): Págs. 39-55

Habitar en el centro de la Ciudad de México Prácticas espaciales en la Santa María La Ribera*

YANN MARCADET**

Abstract Resumen “DWELLING” IN M EXICO C ITY’S CENTER: SPATIAL PRACTICES IN El artículo examina las prácticas espaciales cotidianas SANTA MARÍA LA RIBERA. The article examines the daily de los habitantes de una colonia central de la Ciudad spatial practices of the inhabitants of a socially hetero- de México socialmente heterogénea. Este sector cuenta geneous City’s central neighborhood. This sec- cada vez más con población de los estratos medios. La tor has more and more middle class population. The goal meta es entender cuál es el papel del estrato social y de is to understand what the role of the social class is and otros criterios como el sexo, la edad y la trayectoria the role of the other criteria such as sex, age and residen- residencial en la definición del modo de vida de las per- tial trajectory within the definition of the way of life of the sonas que residen en una misma colonia. El estudio per- people who live in the same neighborhood. The study mite matizar las conclusiones de ciertas publicaciones offers some contribution to the conclusions of some sobre los estratos medios y contribuir al debate en torno publications on middle class and it also aims to partici- a la segregación en la capital mexicana. pate in the debate on segregation in the Mexican capital. Palabras clave: prácticas espaciales cotidianas, segre- Key words: daily spatial practices, segregation, middle gación, estrato medio, Santa María La Ribera class, Santa María La Ribera

Introducción

a literatura científica sobre la Ciudad de México se ha interesado mucho en las prácticas espaciales cotidia- L nas1 de los estratos medios que viven en los conjuntos cerrados de la periferia, en el contexto de una fragmen- tación y de una privatización del espacio urbano. Estos estudios ponen en evidencia la fuerte movilidad de esos grupos, que se desplazan por toda la ciudad para realizar sus actividades o para acceder a los diversos recursos buscados, en un circuito de lugares privados y cerrados (centros comerciales, deportivos, universidades priva- das). No obstante, otros estratos medios practican la ciudad de manera diferente: aquellos que residen en la ciudad central2 de la capital mexicana.

* Artículo recibido el 04/05/07 y aceptado el 31/10/07. ** Universidad de Poitiers-UMR 6588 (Migrinter) e Instituto Francés de Investigación para el Desarrollo (IRD UR 013). Migrinter, MSHS. 99 avenue du Recteur Pineau, 86000 Poitiers, Francia. [email protected] 1 Una práctica espacial cotidiana es una manera de utilizar y de apropiarse un lugar, a la escala de lo cotidiano. En el artículo, esta noción toma en cuenta las características del desplazamiento hacia el lugar (el medio de transporte utilizado, el tiempo del recorrido, la frecuencia), la especificidad del sitio frecuentado (estatus público o privado, localización, función principal) y la actividad realizada en él (trabajo, esparcimiento, militancia, etcétera). 2 La ciudad central agrupa cuatro delegaciones del centro de la Ciudad de México: Benito Juárez, Cuauhtémoc, Miguel Hi- dalgo y Venustiano Carranza (véase mapa 1). Habitar en el centro de la Ciudad de México...

Mapa 1 Área metropolitana de la ciudad de México, Distrito Federal, ciudad central y localización de Santa María La Ribera

Santa María La Ribera

Centro de negocios de Santa Fe

Basílica de Guadalupe

Centro histórico

Ciudad Universitaria 0 10 km

Bosque de Chapultepec

Aeropuerto

Límite del Distrito Federal

Límite de la ciudad central

Fuente: INEGI, 2000; concepción y realizacón Yann Marcadet.

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Estas últimas poblaciones tienden a ser cada vez necen a los estratos medios. En el sector donde se llevó más numerosas, lo cual pudo haber sido inducido a a cabo nuestra investigación, las capas medias ocupan partir de 1970 por una sucesión de políticas urbanas casas antiguas rehabilitadas (muy) grandes (véase enfocadas a regenerar la zona central que se había foto 1) o departamentos de inmuebles colectivos de ca- despoblado. En el Centro Histórico, el sector más anti- tegoría media (con uno o más lugares de estaciona- guo de la ciudad central, fueron emprendidas desde miento, guardias, dos baños, etcétera) (véase foto 4). 1980 intervenciones públicas orientadas en un primer El artículo propone examinar las prácticas espa- momento a la recuperación de los monumentos patri- ciales cotidianas de los habitantes de una colonia (to- moniales, y después, en el marco de un programa glo- davía) popular de la ciudad central del Distrito Federal, bal, a la rehabilitación de viviendas, al arreglo de espa- donde sin embargo se encuentra una gran cantidad de cios públicos y al desarrollo económico y social. En hogares pertenecientes a los estratos medios. La idea 2001, fue firmado un acuerdo entre los poderes públicos es ver en qué medida el estrato social, asociado con e inversionistas privados, los cuales comenzaron a apli- otros criterios como el sexo, la edad y la trayectoria re- car sus recursos en el Centro Histórico para realizar sidencial, juega un papel sobre el tipo de práctica, con viviendas de alta categoría. Entre 2001 y el inicio de la intención de comprender mejor lo que significa “vi- 2007, fue llevada a cabo una política de redensifica- vir en una colonia central de la Ciudad de México”. Nos ción sobre la totalidad de la ciudad central, con lo que preguntaremos si el espacio de vida de los diferentes se busca controlar la expansión espacial en los “sectores grupos de habitantes se concentra ante todo en las de- naturales no urbanizados” del sur y del oeste del Dis- legaciones centrales o si gracias, entre otras cosas, a trito Federal, concentrando el desarrollo urbano en las la disponibilidad de un automóvil particular, se extiende delegaciones centrales de la ciudad (Gobierno del Dis- sobre un perímetro mucho más amplio, comprendiendo trito Federal, 2005). En muchas colonias populares de lugares tal vez alejados, pero más cercanos a sus pre- la ciudad central,3 esta estrategia se tradujo en la cons- ferencias. Este enfoque fue abordado en el caso de los trucción de inmuebles destinados a poblaciones de centros de varias ciudades francesas (Authier, 2001) bajos ingresos, pero también, y cada vez más, a fami- y lo proponemos para el examen de la ciudad central, lias de los estratos medios (Paquette, 2006). sector frecuentemente “olvidado” por la literatura so- ¿Pero, de qué se trata cuando hablamos de estra- bre la fragmentación de la capital mexicana. tos medios? Sánchez Saldaña (1999) subraya la dificul- Este texto también pretende cuestionar las conclu- tad metodológica para delimitar dicha categoría. Sin siones de varios análisis focalizados sobre la multipli- embargo, nota en general un “consenso en que es ina- cación de los conjuntos cerrados de estratos medios decuado reducir su definición a criterios estrictamente en la Ciudad de México. Esta forma urbana parece económicos (sea de su nivel de ingreso o de su posición estructural en las relaciones de producción)” (Sánchez provocar en América Latina una “fascinación” en la Saldaña, 1999: 60). En los estudios sobre los estratos comunidad científica “si consideramos la acumula- medios en México, la autora muestra que suelen utili- ción de trabajos sobre el tema desde hace diez años” zarse varios indicadores con fines operativos, en parti- (Dureau, Gouëset y Mesclier, 2006: 266). Muchas de cular el tipo de profesión y el grado de escolaridad. estas publicaciones tienden a generalizar, a escala Aquí consideramos estos dos criterios, pero añadiremos metropolitana, observaciones hechas únicamente en otro: el tipo de hábitat. este contexto particular de la periferia. Es el caso de la En este artículo, la categoría estratos medios incluye idea de una separación radical entre los estratos ba- a las personas de los hogares cuyo jefe tiene (o tuvo, si jos, cautivos en su colonia de residencia, y los medios está jubilado) una profesión no manual con un nivel de y altos, que circulan en toda el área metropolitana, ingresos intermedio (profesión liberal, profesor, comer- practicando sólo lugares privados, herméticos a otros ciante formal, ejecutivo…) y un grado educativo que grupos sociales. Cuestionaremos esta interpretación supera la preparatoria. Estos individuos tienen que ha- a la luz de las observaciones hechas en una colonia bitar en una vivienda que no sea “popular”: los grupos central sobre otros estratos medios. que residen en una vivienda informal de autocons- La problemática de este trabajo se inscribe por lo trucción, en una vivienda social del Instituto de Vivienda tanto en el debate en torno a la segregación y las divi- del Distrito Federal (Invi) o en una vecindad no perte- siones sociales del espacio. El estudio busca aportar

3 Aquí nos referimos a la clasificación de Suárez Pareyon (2000): las “colonias populares de la ciudad central” corresponden a las zonas de “vecindades”.

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Foto 1 Foto 2

Foto 3 Foto 4 elementos sobre la posible existencia de una segrega- y profundizados posteriormente. Sin embargo, por aho- ción a la escala de lo cotidiano. A pesar de una acen- ra permiten ver que las prácticas de los habitantes que tuación de la heterogeneidad residencial en las colonias viven en una misma colonia pueden ser muy variadas. centrales, tal vez se mantiene una forma de segregación Primero observaremos que por lo menos desde 1990 caracterizada por las desigualdades de acceso a los los estratos medios tienden a ser más numerosos en recursos urbanos espacialmente localizables en toda las delegaciones centrales del Distrito Federal. Al des- la ciudad, entre los diferentes grupos que residen en cribir el caso de Santa María La Ribera, mostraremos este sector. que este proceso se observa especialmente en las colo- El artículo está basado en los primeros resultados nias populares que rodean el Centro Histórico. Luego, de una encuesta sobre las prácticas espaciales (residen- describiremos las prácticas espaciales cotidianas de ciales y cotidianas) de los habitantes de una colonia de los habitantes de esta colonia. Más tarde, estos ele- la ciudad central del Distrito Federal: Santa María La mentos serán confrontados con las reflexiones gene- Ribera. La información fue obtenida a partir de 43 en- rales sobre el proceso de fragmentación obtenidas a trevistas a residentes del sector (véase tabla 1) durante partir de las investigaciones realizadas en los conjun- 2006. Los elementos aquí presentados serán afinados tos cerrados.

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Tabla 1 Encuesta sobre las prácticas espaciales de los habitantes de Santa María La Ribera

El cuestionario aplicado para la encuesta se organiza alrededor de dos secciones:

- la primera sección tiene por objetivo conocer la trayectoria residencial de la persona encuestada, así como algunos elementos sobre las razones de la elección de la vivienda en esta colonia;

- la segunda se enfoca sobre las prácticas espaciales cotidianas. Varias preguntas buscan en un primer momento ver dónde realiza el individuo sus actividades (profesionales, domésticas, de diversión, aso- ciativas). Este método se confronta sin embargo a una dificultad mayor: el ocultamiento u olvido del individuo de prácticas de proximidad rutinarias y automáticas que, empero, revelan la inscripción en la colonia (la compra de un periódico en la esquina, la comida rápida en la fonda al lado de la estación del Metro…). Con el fin de contrarrestar este problema, y para obtener más detalles, se le pide a la per- sona interrogada, durante una segunda fase, llenar un cuestionario autosuministrado al día siguiente de la encuesta. Se trata de anotar toda la información concerniente a los desplazamientos fuera de la vivienda durante un día “típico”.

Al final de 2006, la muestra se compone de 43 personas (18 hombres y 25 mujeres), con una edad entre 17 y 82 años. Del total de la muestra, 20 entran en la categoría “estratos bajos” y 23 en la de “estratos medios”. Una parte de los individuos fueron entrevistados por intermediación de ciertas personas, habi- tantes o ex habitantes de la colonia, que trabajan o que tienen numerosas relaciones en la colonia. Otras entrevistas fueron realizadas tocando de puerta en puerta en una muestra de inmuebles seleccionados, teniendo cuidado del tipo de hábitat: que se tomen en cuenta nuevos condominios y viviendas modestas del Invi, casas rehabilitadas y vecindades.

Los estratos medios: un grupo cambio en el nivel educativo. El número y la proporción que aumenta en la ciudad central de individuos con instrucción superior (después de la preparatoria) subieron ligeramente, en tanto la pobla- La pérdida de habitantes y la evolución ción sin instrucción superior bajó. de la composición de la población residente Un estudio de Delaunay y Paquette (2006) sobre el periodo 1995-2000 intenta explicar las modificaciones A partir de 1970, la población de la ciudad central del por medio de los intercambios migratorios hacia y des- Distrito Federal empezó a disminuir a causa de la mi- de4 las delegaciones centrales del Distrito Federal.5 gración de muchos hogares hacia zonas más periféricas Mostraron que, en su mayoría, los emigrantes se ca- (Ward, 2004): pasó de 2.7 millones de habitantes en racterizan por su modesto nivel económico (no rebasan 1970 a 1.69 en el 2000, o sea una pérdida de 1.01 mi- los cinco salarios mínimos). Su grado de educación llones de habitantes (-37.4%). El cuadro 1 detalla la tampoco es muy elevado: la mayoría terminó solamente evolución en el periodo más reciente, 1990-2000. la primaria y pocos concluyeron la secundaria. Privile- Estos datos muestran además un cambio en el per- giaron las periferias populares consolidadas o de há- fil social de la población residente en la zona central bitat social formal (Iztapalapa, Ecatepec o Nezahual- entre 1990 y 2000. Los grupos con ingresos muy bajos cóyotl, por ejemplo), pero aludieron poco a las periferias (menos de dos salarios mínimos) tienden a disminuir populares informales recientes y muy pobres. Al con- (en número y en porcentaje), mientras que los que tie- trario, los nuevos habitantes en el 2000 se distinguen nen ingresos intermedios (entre cinco y diez salarios por tener un ingreso y un nivel educativo promedio mínimos) y altos (más de diez salarios mínimos) au- más altos: diez años de estudio contra 8.9 para los mentaron de manera importante. Vemos también un emigrantes (Delaunay y Paquette, 2006). No tenemos

4 Desde la ciudad central hacia las otras delegaciones y municipios del área metropolitana, pero también la provincia y el extranjero. 5 El estudio se basa en microdatos del XII Censo General de Población y Vivienda 2000 (INEGI, 2000) (una muestra de 10%). Por primera vez, este censo introduce una pregunta relativa al municipio o delegación de residencia cinco años antes, lo que autoriza analizar las movilidades residenciales dentro de la metrópoli.

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Cuadro 1 Evolución de la población total, de la repartición por nivel de ingreso y por nivel de educación, en la ciudad central, entre 1990 y 2000

1990 2000 Variación 1990-2000 Valor % Valor % Valor % absoluto absoluto absoluto

Población total 1 930 267 100.0 1 692 179 100.0 -238 088 -12.3

Población activa ocupada de 12 años y más 747 802 100.0 759 243 100.0 11 441 1.5 que recibe 50% de 1 salario mínimo y menos 36 158 4.8 25 602 3.4 -10 556 -29.2 que recibe más de 50% y hasta 1 salario mínimo 105 575 14.1 43 494 5.7 -62 081 -58.8 que recibe más de 1 salario mínimo y hasta 2 salarios mínimos 259 844 34.7 199 026 26.2 -60 818 -23.4 que recibe más de 2 salarios mínimos y menos de 3 salarios mínimos 115 211 15.4 133 918 17.6 18 707 16.2 que recibe de 3 salarios mínimos hasta 5 salarios mínimos 100 189 13.4 116 498 15.3 16 309 16.3 que recibe más de 5 salarios mínimos y hasta 10 salarios mínimos 68 357 9.1 118 936 15.7 50 579 74.0 que recibe más de 10 salarios mínimos 36 769 4.9 75 978 10.0 39 209 106.6 No especificado 25 699 3.4 45 791 6.0 *** ***

Población de 18 años y más 1 294 733 100.0 1 191 871 100.0 -102 862 -7.9 sin instrucción superior 965 506 74.6 842 074 70.6 -123 432 -12.8 con instrucción superior 329 227 25.4 349 797 29.3 20 570 6.2

Fuente: INEGI, 1990 y 2000.

datos precisos sobre el tipo de hábitat de estas nuevas se concentraron sobre todo en la ciudad colonial, el poblaciones, pero suponemos que muchas de ellas, en Centro Histórico. Estas acciones resultaron en un de- todo caso las más ricas, no llegaron a la zona central sarrollo de actividades comerciales (aparición de tien- para instalarse en un hábitat popular, como una ve- das de lujo, de ropa para la disco y de ropa a la moda), cindad o una vivienda social del Invi. culturales (promoción de varios festivales) y para el Los últimos censos de población indican que ciertos esparcimiento (nuevos bares, restaurantes y discotecas segmentos de los estratos medios y altos eligieron la a la moda) (Hiernaux-Nicolas, 2003; Melé, 2003). Esta zona central para residir, lo que revelaría un fenómeno dinámica mejoró un poco la imagen del Centro Histó- nuevo. A partir de los años cincuenta, siguiendo el há- rico, lo que ha provocado la llegada de nuevas poblacio- bito de las élites, los estratos medios empezaron a vi- nes acomodadas a este sector y a las colonias vecinas. vir en la periferia, en casas individuales. Zonas como Para argumentar con datos la continuación de este El Pedregal (al sur de la ciudad) o Satélite (al norte) proceso de aburguesamiento de la ciudad central des- fueron apreciadas en detrimento de la parte central pués de 2000, tendremos que esperar el próximo censo (Hiernaux-Nicolas, 2003). Esta movilidad centrífuga (en 2010). Sin embargo, la política de redensificación provocó un declive social de las delegaciones centrales, de la ciudad central (llamada el Bando Dos) llevada a sobre todo de la Cuauhtémoc, acompañado de una de- cabo de 2001 al inicio de 2007, facilitó el arribo de po- gradación física y una desvalorización de su imagen. blaciones más ricas, dando cuenta del tipo de oferta El área central empezó a aparecer como un espacio inmobiliaria que se desarrolló en este periodo. A pesar dedicado únicamente a las prácticas populares, con de una meta social declarada de esta política (la edifi- múltiples problemas de inseguridad, congestionamien- cación de viviendas para los hogares modestos en las tos, contaminación y concentración de vendedores cuatro delegaciones centrales –Delaunay y Paquette, ambulantes. 2006–), muchos promotores construyeron también ¿Entonces, por qué constatamos, por lo menos en conjuntos de edificios de categoría intermedia, cuyo la década de 1990, un “regreso” de los estratos medios precio está dirigido a los hogares de capas medias (de- a la ciudad central del Distrito Federal? Desde hace ben percibir más de cinco salarios mínimo). Este fenó- más de 20 años, como en otras grandes ciudades me- meno puede observarse en varias colonias populares xicanas, las autoridades formulan políticas para reva- alrededor del Centro Histórico, en particular en Santa luar el centro de la ciudad (Melé, 2003). Hasta el 2000, María La Ribera.

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Cuadro 2 Evolución de la población total y de las viviendas ocupadas* en la colonia Santa María La Ribera y en la delegación Cuauhtémoc, entre 1990 y 2000

1990 2000 Variación 1990-2000 Valor % Valor % Valor % absoluto absoluto absoluto

Población total delegación Cuauhtémoc 595 960 100.0 516 255 100.0 -79 705 -13.4 Población total Santa María 44 432 7.4 39 539 7.7 -4 893 -11.0

Viviendas ocupadas delegación Cuauhtémoc 159 410 100.0 147 180 100.0 -12 230 -7.7 Viviendas ocupadas Santa María 11 898 7.5 11 238 7.6 660 5.5

* No toma en cuenta las viviendas colectivas, tipo cárcel, monasterio, cuartel, etcétera. Fuente: INEGI, 1990 y 2000.

Santa María La Ribera: seguridad y los delitos aumentaron. Entonces, Santa una colonia popular que tiende a ser María La Ribera comenzó a perder a sus habitantes, a socialmente heterogénea causa de su partida a la periferia y del cambio en el uso de suelo de ciertos edificios (hubo una baja en el uso de Santa María La Ribera es un ejemplo típico de una co- suelo residencial y se incrementó el uso de suelo co- lonia central que se redensifica luego del Bando Dos. mercial y de servicios). Así, este fenómeno también Sector del noroeste de la delegación Cuauhtémoc (don- concernió a la ciudad central de México en los años de también se ubica el Centro Histórico), es una de las setenta, ochenta y noventa. Los cuadros 2 y 3 detallan colonias que marcó el inicio de la expansión urbana de la tendencia del periodo 1990-2000. la capital mexicana hacia el oeste (véase mapa 1), más En 2000, Santa María La Ribera era ante todo una allá de los límites de la ciudad colonial, a finales de la colonia popular y de clase media baja: 69% de la po- década de 1850 (Boils, 2005a). En un primer momen- blación activa percibía menos de cinco salarios mínimos to, se trató de una zona para hogares muy privilegiados, (1.3% no recibía salario, 7.5% ganaba menos de un sa- recibiendo a las élites que dejaban el centro, seducidas lario mínimo, 23.7%, entre uno y dos salarios mínimos, por las bajas densidades y los jardines que ofrecían las y 36.5%, entre dos y cinco salarios mínimos). Sin em- nuevas colonias periféricas de entonces (Ward, 2004). bargo, existía una franja no despreciable de la población Hasta 1920, muchas casas burguesas, hoy de gran va- (más de 30%) que pertenecía a las clases medias y, tal lor arquitectónico, fueron erigidas en la colonia (véase vez, superiores (no tenemos detalles por arriba de los foto 1). cinco salarios mínimos). Todavía en el 2000, sabe- Desde 1920, luego de la salida de las familias más mos también que 30% de la población de más de 18 acomodadas hacia nuevos sectores de residencia para años contaba con instrucción superior. ricos, siempre hacia el oeste, Santa María La Ribera Aún no tenemos datos censales que nos permitan padeció un lento proceso de pauperización que duró medir la evolución del perfil social después del 2000. hasta el año 2000. Es a partir de la mitad de la década Sin embargo, dando cuenta de la dinámica inmobilia- de 1950 cuando la colonia se afirmó realmente como ria impulsada por el Bando Dos, los rasgos de la colo- popular, característica que se intensifica a lo largo de nia para el año 2000 que antes presentamos quizá se los sesenta (Boils, 2005a y b). La densidad de la pobla- ción no dejó entonces de aumentar, al igual que la vi- Cuadro 3. Evolución de la densidad de la vienda en renta. Los predios se dividieron para multi- población (en habitantes por hectáreas*) en la plicar el número de viviendas. Asimismo se desarrolló colonia Santa María La Ribera y en la delegación una gran cantidad de vecindades y de inmuebles con Cuauhtémoc entre 1990 y 2000 viviendas modestas (muchas fueron construidas des- 1990 2000 pués de la demolición de enormes casas burguesas desgastadas) (véase foto 2). Los edificios de la colonia Delegación Cuauhtémoc 183.7 143.8 comenzaron igualmente a degradarse (Boils, 2005a y b). A partir de 1970, la contaminación (intensificación Santa María La Ribera 244 218 del tránsito, multiplicación de depósitos de basura no * La superficie de la colonia es de 182.41 hectáreas. controlados, contaminación del agua, etcétera), la in- Fuente: INEGI, 1990 y 2000.

45 Habitar en el centro de la Ciudad de México... han visto modificados. Efectivamente, dos tipos de in- rios baños en cada departamento. El valor de las mueble se multiplicaron desde hace seis años en el viviendas se encuentra alrededor de los 11 mil sector: pesos por metro cuadrado (véase foto 4). Son in- muebles destinados evidentemente a los estratos • Aquellos financiados por créditos del Gobierno medios. del Distrito Federal (financiamientos atribuidos y administrados por el Invi), destinados a hoga- Las diferentes etapas de la historia urbana de la res de estratos muy bajos que no pueden pagar Santa María La Ribera han dejado hasta hoy visibles el enganche y no reúnen los criterios para con- rastros; la colonia es un mosaico de tipos de hábitat: tratar un crédito para una vivienda de interés nuevos inmuebles multifamiliares de categoría media, social (Lazcano Méndez, 2005). En general, se inmuebles multifamiliares de interés social, casas an- trata de edificios de cuatro o cinco pisos, muy tiguas rehabilitadas o en declive, etcétera. compactos, que tienen un confort mínimo (no Hoy en día, en esta colonia predominantemente po- cuentan con ascensor ni interfono ni estaciona- pular de la ciudad central cohabitan sin duda grupos miento, por ejemplo) (véase foto 3). Muchos de de población heterogéneos, con diferentes perfiles so- quienes ocupan estas viviendas ya residían en la ciales, alojados en distintas clases de hábitat. El hecho misma colonia, pero por lo general en vecindades. de que la gente se haya mudado a la colonia en dife- • Los inmuebles de categoría media. Se trata de rentes épocas refuerza esta heterogeneidad: parejas edificios construidos por promotores privados, jóvenes que acaban de llegar a las nuevas viviendas en donde la compra de la vivienda se efectúa pueden ser vecinos de otras que han envejecido en la principalmente con créditos bancarios. A veces, colonia, en un inmueble colectivo antiguo y degrada- los hogares pueden conseguir un crédito de un do. Por lo tanto, Santa María La Ribera tiende a ser organismo estatal de vivienda (del Instituto del cada vez más una colonia socialmente mixta. Fondo Nacional de la Vivienda para los Traba- jadores –Infonavit– o del Fondo de la Vivienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los La diversidad de las prácticas espaciales Trabajadores del Estado –Fovissste–), pero para cotidianas de los habitantes eso es necesario tener ingresos mayores a cinco de la colonia Santa María La Ribera salarios mínimos (poco más de seis mil pesos mensuales) (Boils, 2004). Entonces, las familias La encuesta sobre las movilidades residenciales y coti- de las clases populares no tienen posibilidad de dianas de los habitantes de Santa María La Ribera tie- comprar una vivienda en estos edificios. ne como objetivo producir un conocimiento fino de las Estas construcciones cuentan con seguridad prácticas espaciales de los pobladores de una colonia privada, estacionamiento y en ocasiones con va- central de la Ciudad de México. Los resultados serán presentados por estratos sociales (bajos y medios), cri- terio que juega un papel significativo y que se combina con otros como el sexo, la edad y la trayectoria resi- dencial, igualmente importantes, para particularizar varios tipos de práctica (véase tabla 1).

Los estratos bajos: prácticas “centradas” sobre la ciudad central

Las personas de estratos bajos de la muestra (20 de 43 encuestados) tienen entre 17 y 82 años. Cuando ejer- cen una actividad profesional, su empleo no es muy lucrativo. Trabajan como empleados (encargado de aseo, enfermera, secretaria, empleado de una guardería pública), obreros (soldador) o, bien, por su cuenta, a veces de manera informal (vendedor ambulante, cos- turera a domicilio, vendedora de puerta en puerta). Ciertas personas son inactivas porque son estudiantes,

46 Yann Marcadet amas de casa, discapacitados o jubilados (ex empleada De manera global, las prácticas espaciales cotidia- de banco, ex impresor). Seis estudiaron hasta la pre- nas de los estratos bajos están muy centradas en la paratoria, cuatro hasta la secundaria y uno dejó los Santa María La Ribera y, más ampliamente, en la ciu- estudios después de la primaria. Cinco tienen una ca- dad central. Cuando la persona realiza una actividad rrera técnica o comercial. Los cuatro restantes son profesional, su lugar de trabajo se sitúa por lo general jóvenes de menos de 30 años y cursan el nivel univer- en la misma colonia o en alguna cercana del centro de sitario, los cuales suelen tener un trabajo parcial para la ciudad. La gran mayoría no dispone de automóvil financiar sus estudios y aún viven con sus padres. propio, por lo cual los desplazamientos se hacen a pie, (Veremos que estos individuos llevan a cabo prácticas en Metro, en microbús o en taxi. Salvo algunas excep- un poco diferentes de los otros miembros de este grupo ciones, las escuelas o universidades (casi todas pú- social.) blicas) de aquellos que estudian están ubicadas en el Todos viven ya sea en vecindades, en los nuevos entorno cercano. El abasto de alimentos se efectúa en edificios financiados por el Invi (véase foto 3), en calles la colonia, principalmente en el mercado de La Dalia, privadas con pequeñas casas antiguas o en inmue- aunque también en los dos supermercados más pró- bles multifamiliares antiguos (que, en su mayoría, ximos (véase mapa 2). Algunos conocedores frecuentan nunca han sido objeto de trabajos de rehabilitación, y otros mercados “más baratos” y “donde hay más op- que pueden estar muy deteriorados) (véase foto 2). Las ciones”, pero estos lugares siguen estando en el mismo condiciones de estos hogares son a menudo preca- sector (por lo común la colonia vecina). Asimismo, las rias (con excepción de las viviendas del Invi): habita- actividades de esparcimiento se llevan a cabo sobre ciones pequeñas, aisladas o no siempre bien ventiladas, todo en las delegaciones centrales: un paseo en el cen- y con espacios comunes sin luz eléctrica. En compa- tro comercial que se sitúa al lado del Circuito Interior, ración con las clases más acomodadas, la población es la función de cine una vez al mes en una sala del Cen- mayor en el interior de estas viviendas y la cohabita- tro Histórico, la comida dominical en familia en el Toks ción intergeneracional es más frecuente. Además, las de la esquina Insurgentes-Ribera de San Cosme, las viviendas no se localizan espacialmente en un sector compras semanales en los tianguis alrededor del Zó- particular de la Santa María, sino que están dispersas calo capitalino, la tarde entre amigos en un billar de la en toda la colonia. Santa María, la partida de boliche en la colonia de La mayoría de esta modesta población ha vivido junto… Incluso en estos casos, los desplazamientos se siempre en la ciudad central del Distrito Federal, en la realizan a pie, en taxi o en transporte público. En fin, colonia Santa María La Ribera. Sin embargo, algunas las relaciones sociales están igualmente volcadas so- personas (todas con más de 40 años de edad) nacieron bre la colonia: se ve mucho a la familia o a los amigos y crecieron en provincia, y llegaron a la Ciudad de Mé- que viven cerca, sea en la propia casa, en casa de ellos xico siendo jóvenes (con sus padres o sus parejas), en o a veces en la Alameda de la Santa María. La red de los años sesenta o setenta, cuando la población de la relaciones se limita a un sector donde estos individuos metrópoli se incrementaba vertiginosamente (Ward, han vivido siempre, contribuyendo así a mantenerlos 2004). Desde su llegada, se instalaron en la Santa Ma- en la misma colonia. ría La Ribera o en otra colonia cercana, y, si cambiaron Sin embargo, hay casos que se distinguen con un de vivienda, lo hicieron en un perímetro muy reducido. espacio de vida más amplio. Primero, un subgrupo con Por otro lado, de manera general, la estabilidad re- características heterogéneas en cuanto a la edad y al sidencial de los individuos encuestados es digna de sexo (pero ninguno de los individuos de la muestra que subrayarse. El estatus de dueño de la vivienda parece viven en vecindades) puede ir regularmente los fines ser aquí un factor determinante: casi todas las personas de semana al otro lado de la ciudad para ir a comer a interrogadas habitan una vivienda propia o de algún casa de la hija, de la hermana o de otro miembro de miembro del hogar, por lo que sólo una minoría paga la familia. En cuanto a las personas de la tercera edad, renta. Son raros los individuos que se han mudado esta salida del fin de semana contrasta mucho con la más de tres veces a lo largo de su vida, y, de todas ma- inmovilidad observada durante la semana. Son llevados neras, las localizaciones de esas viviendas se mantienen en coche por el hijo, el nieto o el sobrino para ir a ver comúnmente muy cercanas. Estas observaciones pre- a otro familiar en el sur de la ciudad o en el Estado de sentan similitudes con las de Dureau (2000), quien México. El ascenso social de un integrante de la fa- nota que, en el caso de los medios populares en Bogo- milia (que implica en ocasiones mudarse a una zona tá, “es en un marco espacial muy circunscrito, fuerte- lejana y más acomodada del área metropolitana) parece mente definido por las redes de relación, donde se efec- así imponer mayores desplazamientos a los padres, túan los cambios de vivienda” (Dureau, 2000: 171). abuelos o hermanos que quisieran visitarlo. De cualquier

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Mapa 2 Santa María La Ribera

Con dirección al aeropuerto

Con dirección a La Raza

Instituto Politécnico Nacional Mercado Flores Magón

Mercado La Dalia Supermercado

Museo de Geología UNAM Alameda

Eje 1 Norte Oficina de

correos MB

Clínica IMSS M Circuito Interior Con dirección a Con dirección Tacuba a Paseo de la Reforma Supermercado M MB

MercadoM de Museo del San Cosme Chopo UNAM Delegación R ibera de San C Cuauhtémoc MB osm e M Con dirección al Bosque de Con dirección a Paseo de la Chapultepec Reforma y Alameda Central

Con dirección a Paseo de la Reforma

Área verde Límite de la colonia MB Parada del Metrobús M Estación de Metro 0 400 m

Fuente: Guía Roji, 2004.

48 Yann Marcadet

Tabla 2 Las prácticas espaciales cotidianas de Mónica, residente de una vecindad

Mónica tiene 22 años. Habita en una oscura vivienda de cinco piezas, en una vecindad de la Santa María. El hogar de Mónica está compuesto por diez miembros: sus padres, sus dos hermanos, su hermana y su esposo, los dos niños de su hermana, su hijo y ella. La primera vivienda en donde Mónica residió estaba situada en una colonia vecina a la Santa María, del otro lado del Circuito Interior (véase mapa 2). Después, cuando tenía dos años de edad, su familia se instaló en la vivienda que hoy ocupa (que debió dejar dos años después del terremoto de 1985 para su reconstrucción). En 2002, Mónica se fue a vivir un par de años con su pareja al estado de Oaxaca. Luego de que él partiera a Estados Unidos para trabajar, Mónica re- gresó a casa de sus padres. Ella no tiene ninguna actividad profesional, es ama de casa. Se encarga de hacer las compras de ali- mentos cotidianas, a una calle, en el mercado de La Dalia. Es ella también quien va a recoger a su hijo y a sus sobrinos a una escuela del sector. En la mañana, va a hacer ejercicio en un deportivo a diez minutos de su casa a pie y todas las tardes asiste a su curso de belleza, a dos calles. A los amigos que frecuenta los ve de vez en cuando en la Alameda de la Santa María. El fin de semana, por lo regular va al Centro Histórico en Metro para comprar el material necesario para su curso de belleza. Algunas veces al año, va a pasear al Bosque de Chapultepec (véase mapa 1). No va al cine y no come en restaurantes mas que de manera excepcional.

modo, para muchos de los entrevistados, la visita fa- carrera técnica o comercial y dos cursaron hasta la miliar dominical es una razón fundamental para salir secundaria; estas últimas son amas de casa y veremos de la colonia. que tienden a hacer un uso de la ciudad muy diferente El segundo caso se presenta en los hogares en don- en comparación con sus maridos. de existen diferencias entre padres e hijos en sus espa- Esta población vive ya sea en casas antiguas reha- cios de vida. Esto ocurre por ejemplo en las familias en bilitadas (muy) grandes (véase foto 1) o en departamen- las que los jóvenes estudian en un nivel universitario, tos de inmuebles colectivos de categoría media (con al contrario de sus padres. Estos individuos (el más uno o más lugares de estacionamiento, guardias, dos grande de la muestra tiene 27 años) salen más de la baños, etcétera) (véase foto 4). Sus condiciones de vi- ciudad central. Aunque no dispongan de automóvil vienda son mejores que las de las poblaciones modestas: propio, frecuentan las plazas comerciales de la periferia las viviendas son más grandes (o la densidad de la po- (sobre todo y Plaza Satélite), van a patinar a blación dentro de las viviendas es más baja), mejor una pista de hielo en Naucalpan o visitan de vez en equipadas (alarmas, interfonos) y las áreas comunes cuando el parque de diversiones Six Flags al sur de la de los inmuebles están muy bien cuidadas. En la ma- ciudad. En estas ocasiones, por lo general un amigo o yoría de los casos, el modelo familiar es mononuclear un miembro de la familia los transporta en su automóvil. (padres e hijos). Entonces, puede decirse que hacen un uso de la ciu- Casi todas estas personas viven en la zona sur de dad un poco parecido al de los estratos medios. la colonia (al sur de la Alameda, véase mapa 2), la parte donde se agrupan el grueso de los comercios y de los equipamientos (una clínica del Seguro Social, la Oficina Los estratos medios: entre prácticas espaciales de Correos, la iglesia Santa María La Ribera, entre de proximidad y frecuentación de lugares otros), cerca de las estaciones del Metro y del Metrobús. “exclusivos” alejados Constituye asimismo la mitad de la colonia que tiene menos mala reputación en lo concerniente a la inse- El segundo grupo (23 de 43 entrevistados) está inte- guridad, y donde se observa una concentración más grado por personas más acomodadas, que consideramos baja de vecindades (Boils, 2005b). como los estratos medios. Tienen entre 18 y 65 años En el interior de este grupo, es posible identificar y un nivel económico intermedio. Ellas, su pareja o sus dos tipos de trayectorias residenciales: padres son profesores, abogados, empresarios en el sector inmobiliario, comerciantes o ejecutivos. Su ni- • El primer tipo se parece al de las personas de ori- vel educativo es mucho más alto en comparación con gen humilde: el individuo nació en Santa Ma- los grupos populares: excluyendo al único entrevistado ría La Ribera o en una colonia vecina, ahí creció que no tiene la edad suficiente, 15 personas han es- (a veces en condiciones de vivienda precarias, tudiado hasta nivel universitario. Cinco tienen una más bien con las características de los estratos

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populares) y ahí vive todavía. Sin embargo, esta la ciudad (o los más prestigiosos), que se localizan en la clase de trayectoria se distingue por un mayor periferia cercana, al norte, al oeste y al sur. Casi todos número de mudanzas y a veces por el hecho de los miembros de este grupo disponen de un automóvil que la persona haya dejado la Ciudad de México particular, medio de transporte que utilizan de manera en un momento dado con el fin de vivir una ex- sistemática para trasladarse a estos lugares. Los pa- periencia profesional en provincia (en Veracruz, seos en sitios bastante alejados (sobre todo en el sur Morelos, ), etapa relativa a un pro- de la Ciudad de México: Xochimilco, para el mercado de ceso de ascensión social. Para explicar el regreso las flores; Coyoacán; etcétera) son también bastante a la Santa María La Ribera, a veces son evocadas mencionados. Cuando los más jóvenes salen el sábado razones afectivas: “me gusta esta colonia, ¡mi es- en la noche, lo más común es que lo hagan en coche, cuela primaria está situada aquí!” Las trayec- para ir a los sectores de las discotecas (el centro, la Zona torias residenciales de todas las personas que Rosa, pero también más al sur, a lo largo de la avenida viven en una casa individual tienen este perfil. Insurgentes). Algunos salen regularmente de la ciu- • El segundo tipo de trayectoria es el de los indi- dad (una vez al mes en promedio) para ir por ejemplo viduos que se mudaron recientemente a la Santa a pasear al parque de La Marquesa, en el Estado de María La Ribera, quienes viven solos o con su México, entre Toluca y el D.F.; o a Taxco, pequeña ciu- familia en nuevos departamentos de inmuebles dad turística del estado de Guerrero. colectivos. Algunos vivían antes en provincia y se Pero, además de las prácticas extendidas sobre un vieron en la necesidad de venir a la Ciudad de amplio espacio, esta población relativamente acomo- México por razones profesionales. Otros residían dada frecuenta y utiliza de igual forma el espacio local. en el área metropolitana, pero en colonias más Ante todo, los lugares de trabajo se localizan usualmente periféricas (en una casa individual o en un de- en la ciudad central, cerca de la colonia. Las compras partamento). En los dos casos, Santa María fue de alimentos las efectúan en los mismos lugares que elegida ante todo por ubicarse en el corazón de las poblaciones modestas: en los mercados de La la ciudad, por su abundancia de equipamientos, Dalia y de San Cosme, así como en los dos supermer- por estar cerca del lugar de trabajo y bien comu- cados de la zona. En ocasiones, algunos van un poco nicada con las redes de transporte. Además, más lejos para visitar los hipermercados, que venden muchos subrayaron la oportunidad de conseguir productos en gran cantidad y donde el acceso está una vivienda grande y barata en esta parte de la reservado a quienes pagan una membresía. Por otro ciudad, sin estar obligados a vivir en una colonia lado, además de las compras realizadas en los grandes percibida como más peligrosa (la Guerrero en centros comerciales, este grupo puede muy bien adqui- particular). Los aspectos funcionales y pragmá- rir todo tipo de cosas en los tianguis del Centro His- ticos fueron los más señalados, al contrario de las tórico (dejando el automóvil en el garaje y tomando un razones afectivas y de gusto, y de valorar el en- taxi o el Metro). También algunos jóvenes juegan fut- torno y los espacios públicos que existen en esta bol en la colonia. La encuesta revela que esta pobla- parte central de la metrópoli. Desde este punto ción relativamente acomodada sostiene con frecuencia de vista, este subgrupo no se parece a los “sec- verdaderas relaciones con sus vecinos, se visitan y se tores intelectuales” atraídos por el ambiente po- conocen bien. pular o los nuevos residentes “ligados profesio- No obstante, existen diferencias dentro del grupo. nalmente a las actividades culturales y a los Puede haber desigualdades en la manera de “habitar” medios de comunicación”, que se instalaron en la ciudad en el seno de un mismo hogar. Es común que la zona vecina del Centro Histórico, descritos por se genere una clara separación entre el ama de casa y Hiernaux-Nicolas (2003). el hombre que tiene un empleo, siendo a la vez una di- ferencia sexual y ligada a la actividad de cada persona. Antes de interrogarnos sobre su relación con la tra- En la semana, cuando el marido se va a trabajar, la yectoria residencial, vamos a analizar los rasgos gene- esposa se queda en el hogar y no sale mucho de la co- rales de las prácticas espaciales cotidianas de los es- lonia. Pero todo cambia los fines de semana: puede tratos medios. Éstas se extienden sobre un espacio salir de la colonia con su pareja para ir a comer o a más amplio que las de los grupos populares, lo cual es pasear a una plaza comercial o para visitar a familiares. particularmente cierto cuando observamos las prácti- Podemos notar que quienes viven en la colonia San- cas relacionadas con el esparcimiento. A la mayoría le ta María La Ribera o en la ciudad central desde hace gusta ir con frecuencia al cine, hacer compras, comer mucho tiempo tienen en general una red de relaciones y pasearse en los más grandes centros comerciales de (amigos y familiares) muy densa en el sector. Aunque

50 Yann Marcadet practican toda la metrópoli, tienden a frecuentar más ejemplo, cuando abordamos el tema de las visitas a los lugares de su colonia de residencia que aquellos amigos y familiares que no cambiaron de lugar de re- que llegaron recientemente. Salen de la ciudad central sidencia, pero también en cuanto a la frecuentación de sobre todo los fines de semana para visitar las plazas tal restaurante o tal tienda “preferidos”, que se ubican comerciales, pero el resto de la semana tienen un cerca de una vivienda en la que se habitó anteriormente. modo de vida que se acerca un poco al de los estratos Hay una relación entre las localizaciones residenciales bajos. En contraste, quienes llegaron al sector hace sucesivas de una persona y sus prácticas cotidianas poco salen más de la zona central. La utilización de la en la actualidad, lo que explica porqué los que llegaron colonia se limita a veces a comprar la comida en el hace poco a la Santa María circulan en un espacio más mercado. Muchos de ellos visitan con regularidad a su amplio que quienes han vivido siempre en la colonia. familia o a sus amigos que viven en la periferia (en el Es- Así, la facilidad de acceder a la movilidad cotidiana, tado de México) o en provincia (Querétaro, , entre otras cosas gracias a la disponibilidad de un etcétera). Estas constataciones muestran que para en- automóvil particular, no es la única razón que define tender las movilidades cotidianas de una persona hay la extensión de las prácticas cotidianas. que analizar su trayectoria residencial, lo cual se acer- ca a las reflexiones de Lévy y Dureau (2002), quienes insisten sobre la necesidad de estudiar la movilidad Matizar la idea de separación radical globalmente, tomando en cuenta a la vez sus dimensio- entre los estratos sociales de la Ciudad nes cotidiana y residencial. de México Elegir un lugar de residencia significa elegir un modo de vida. Pero este modo de vida depende también La encuesta que llevamos a cabo sobre las prácticas de las experiencias adquiridas en los diferentes sectores espaciales cotidianas de los habitantes de la colonia en donde vivió el individuo. Los hábitos adquiridos en Santa María La Ribera muestra claramente que todos una colonia o en un barrio no desaparecen totalmente los pobladores, sea cual sea su estrato social, su edad, al mudarse a otra área habitacional. Esto es cierto, por su sexo o su trayectoria residencial, frecuentan a

Tabla 3. Las prácticas espaciales cotidianas de Federico, nuevo habitante de la colonia

Federico tiene 54 años. Nació en Ensenada, en el estado de Baja California, en el extremo noroeste de México. A los 20 años, dejó esa ciudad para realizar sus estudios universitarios en el estado de Sinaloa, al norte del país. Se mudó después a Tijuana, a la edad de 27 años, donde vivió con su familia hasta el año 2003. Ahí ocupa varios empleos de alta responsabilidad y de alto riesgo, como por ejemplo el puesto de subdirector de la policía de Tijuana y el de director de una prisión. En 2003, se muda solo a la Ciudad de México por razones profesionales: se convierte en tesorero del Ferrocarril Mexicano. En 2005, su esposa y una de sus hijas vienen a alcanzarlo desde Tijuana, y Federico se cambia de trabajo para ocupar un puesto de ejecutivo en la empresa Petróleos Mexicanos (Pemex), empleo que ejerce hasta ahora. Es en ese momento que se mudan a la colonia Santa María La Ribera, ante todo para acercarse a su lugar de trabajo. Viven en un departamento de 95 m2 en un inmueble de categoría media construido en 2004. Federico conoce muy bien ciertos sectores de la Ciudad de México, las colonias pintorescas y bohemias de la ciudad central en particular, las colonias Condesa y Roma, a donde va frecuentemente a pasear o a comer con su familia a algún restaurante. Adoran ir a los centros comerciales (por lo menos una vez a la semana): la nueva Plaza Durazno (nuevo mall lujoso al oeste de la metrópoli), la Plaza Santa Fe (el centro comercial más grande de México igualmente situado en la periferia occidental de la ciudad), los centros co- merciales de Polanco (colonia burguesa situada al norte del Bosque de Chapultepec)… Federico frecuenta regularmente los teatros, la sala de conciertos Nezahualcóyotl en el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al sur de la ciudad, y posee una tarjeta de abono para asistir a espectáculos presentados en el Palacio de Bellas Artes en el Centro Histórico. Es la única persona interrogada que va a misa fuera de la Santa María La Ribera: asiste todos los domingos a la iglesia de San Agustín en Polanco, la Catedral Metropolitana en el Centro Histórico o la Basílica de Guadalupe al norte del Distrito Federal. Efectúa todos sus desplazamientos en automóvil. Últimamente, pasó las vacaciones de Semana Santa con su familia en su casa de Tijuana (que con- servan todavía), situada a dos pasos del mar. La mayor parte del tiempo aprovechan su estancia en Ti- juana para ir a hacer sus compras en los malls y outlets de San Diego, en Estados Unidos. Sin embargo, aun si muchas de las actividades de Federico se llevan a cabo en un espacio amplio, practica también su colonia. Por ejemplo, se ve siempre con sus amigos en el café del Museo del Chopo. Hace también sus compras en un supermercado del sector. Además, ha simpatizado con ciertos vecinos, con los que se ve regularmente para jugar dominó.

51 Habitar en el centro de la Ciudad de México... diario las calles de la ciudad central, lo cual puede ser (Janoschka, 2002): centros comerciales (tipo mall), explicado por los rasgos urbanísticos de la colonia. universidades privadas, deportivos, conjuntos residen- Como la mayor parte de la ciudad central, Santa María ciales cerrados y con vigilancia, entre otras. Al mismo La Ribera resulta del urbanismo moderno de finales tiempo aparecen nuevas centralidades alejadas de la del siglo XIX e inicios del XX. “Se trata de un urbanismo ciudad “tradicional”, concentrando corporativos de gran- que produjo la ciudad a partir del espacio público y des multinacionales, comercios y restaurantes de lujo, que organizó el tejido urbano mediante la jerarquización y departamentos de alta categoría. (Santa Fe, en la de las vías públicas, la relación entre el ancho de las Ciudad de México, es un ejemplo de estas nuevas bur- mismas, las características y la altura de las edificacio- bujas “de Primer Mundo”; véase mapa 1.) nes, y las centralidades definidas por los corredores El desarrollo de estos lugares privados está a veces comerciales, los parques y las plazas.” (Duhau y Gi- relacionado con la búsqueda de seguridad (Janoschka, glia, 2004a: 260). Desde su origen la colonia fue pen- 2002; Giglia, 2003). Pero algunos autores subrayan sada como un espacio para la coexistencia de funciones también la importancia de la voluntad de marcar su residenciales y no residenciales: cuenta con muchos diferencia social y la atracción por un modo de vida comercios, servicios administrativos, talleres, escue- específico en el éxito de estas nuevas formas urbanas las, equipamientos culturales (museos en particular), (Giglia, 2002 y 2003; Janoschka, 2002; Sabatini y parques, mercados, clínicas, etcétera; además de estar Cáceres, 2004). ubicada en una delegación que ofrece numerosos re- Ciertas observaciones muestran que los estratos cursos (empleos, infraestructura comercial, de salud medios que viven en los conjuntos cerrados del suroeste y educacional). En este contexto, parece lógico que los de la Ciudad de México tienden a usar sólo estos luga- habitantes utilicen mucho el espacio local (aunque no res exclusivos dispersos en la ciudad y que se inscriben forzosamente con los mismos usos). Pero la encuesta en un circuito cerrado y privado (Guerrien, 2004a y b). también arroja que los individuos de estrato medio de Aquí se encontrarían entre sí mismos, entre individuos la colonia, y una pequeña parte de sus estratos bajos, con los mismos gustos y las mismas aspiraciones. Los frecuentan igualmente equipamientos privados de la estratos bajos, viviendo en ocasiones a proximidad, periferia (en especial las grandes plazas comerciales no tendrían acceso a estos lugares, pues no contarían del sur o del oeste). con el perfil social y económico requerido para fre- Estos resultados revelan que ciertos habitantes de cuentar estos espacios. estrato medio pueden combinar una “vida barrial”, Estos análisis subrayan la importancia de utilizar como sus vecinos más humildes, y la práctica de luga- el automóvil por parte de los grupos acomodados de res “exclusivos”. Eso matiza muchos análisis sobre los los conjuntos cerrados, que se desplazan en un espacio estratos medios, que generalizan observaciones basa- de vida amplio y disperso en toda la ciudad. Gracias al das sólo en las poblaciones que viven en los conjuntos periférico y a las diversas vías rápidas de la ciudad, el cerrados de la periferia. automóvil permite una conexión entre los lugares ce- Muchos autores que han observado las recientes rrados lejanos (de estacionamiento con vigilancia a es- transformaciones globales de las ciudades latinoame- tacionamiento con vigilancia), sin que la persona esté ricanas subrayan un aumento de la desarticulación obligada a entrar en las colonias juzgadas como peli- entre los espacios urbanos (Janoschka, 2002; Hiernaux- grosas y no recomendables. Usar el coche y visitar casi Nicolas, 1999; Guerrien, 2004b). Las distintas zonas exclusivamente los espacios cerrados reduce bastante de las grandes aglomeraciones se convierten cada vez los contactos de estos grupos sociales con el espacio más en monofuncionales. Notan también una fuerte público. tendencia a la privatización de los espacios, provocando Estos análisis son luego extrapolados para soste- el ocaso del espacio público “clásico” (que sería carac- ner la idea de que la ciudad vivió un cambio radical en terizado por el libre acceso, la coexistencia de funciones su modelo de urbanización. Así, sobre el área metro- diversas, la aceptación del otro y de lo nuevo) (Giglia, politana, actualmente se sobrepondrían dos mundos 2003; Duhau y Giglia, 2004b). Tener acceso a ciertos herméticos: los ricos, muy móviles, evolucionando en lugares y su uso no es posible más que con la condi- una amplia red de lugares privados o semipúblicos; ción de respetar una determinada norma social y, a y una gran mayoría de pobres, obligados a quedarse veces, de disponer de un suficiente poder económico. en su casa, con un área de movilidad restringida, sin Estas mutaciones urbanas se distinguen por la multi- tener acceso a los espacios de consumo modernos. plicación, sobre todo durante la década de 1990, de Los conjuntos residenciales cerrados resultan de un numerosas formas urbanas privadas, especies de “ar- urbanismo suburbano donde el uso habitacional es tefactos” comerciables dispersos en los tejidos urbanos predominante. Esta especialización es pensada sin la

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presencia de otras funciones (comercial, administrativa, espacio de vida más extenso. Como acabamos de de servicios). Así, el espacio común es reducido a la ver, estas conclusiones permiten completar los aná- circulación, y no debe ser perturbado por otras funcio- lisis de algunos trabajos sobre el modo de vida de los nes y actividades urbanas no residenciales (Duhau y estratos medios, basados sólo en los habitantes de Giglia, 2004a). Es entonces lógico que los residentes los conjuntos cerrados. En el centro existen personas de los conjuntos cerrados no lleven a cabo muchas de los estratos medios que combinan dos niveles de prácticas en su entorno local y que favorezcan la fre- prácticas espaciales cotidianas: pueden convivir con cuentación de nuevos lugares fácilmente alcanzables sus vecinos del “barrio”, comprar ahí la comida y atra- en coche. vesar la ciudad para aprovechar los recursos urbanos Con todo, dos puntos parecen olvidados en la idea conforme a sus preferencias. Elegir quedarse en o mu- de una separación espacial generalizada de las prác- darse a la zona central es una elección que implica ticas cotidianas de los estratos medios y bajos. Primero, cierto tipo de prácticas, de modo de vida, en lo cual se que los estratos medios no viven siempre en sectores diferencian de los estratos medios de los conjuntos socialmente homogéneos, en la periferia. Algunos eli- cerrados: tienen otra manera de “habitar” la ciudad. gieron vivir en la zona central, donde residen otros Sin embargo, en Santa María La Ribera, dentro de grupos sociales y donde el uso cotidiano de la calle es los estratos medios existen también contrastes en el facilitado por una forma urbana que lo permite. Segun- tipo de práctica. El hecho de haberse instalado hace do, que los equipamientos privados no son burbujas poco en la colonia parece jugar un papel destacable: herméticas ante otros grupos. Son también practica- las personas que viven en la Santa María desde mucho dos por otras poblaciones que residen fuera del “cir- tiempo atrás suelen utilizar más los recursos de la zona cuito privado”, en particular los estratos medios de y reunirse en el sector con su familia o sus amigos que la ciudad central. viven cerca. El sexo y la actividad también pueden in- tervenir: las amas de casa permanecen más en su vi- vienda (y colonia) durante la semana (aunque pueden Conclusión salir lejos los fines de semana), mientras que sus mari- dos, por razones profesionales, practican diariamente Los primeros resultados de nuestra encuesta mani- otros sectores de la metrópoli. fiestan que las prácticas de los estratos medios de la Los estratos bajos, en cambio, tienden más a cen- ciudad central del Distrito Federal tienen una inscrip- trarse exclusivamente en el entorno local (de la colonia ción local importante, pero que se dan también en un y de la ciudad central). Pero, de igual forma, existen

53 Habitar en el centro de la Ciudad de México... usos de la ciudad diferenciados en este grupo, que 2005b “¿Hacia dónde va la colonia Santa María La Ri- bera?”, comunicación al seminario Repensar traducen desigualdades de acceso a la movilidad: los la Metrópoli, Tema 5: El Futuro de la Metrópoli, jóvenes menores de 30 años más educados parecen ir Línea 2: Los Escenarios de Cambio Metro- a divertirse en lugares alejados de la colonia (en los es- politano, del 3 al 7 de octubre, México, 16 pp. tadios de futbol del sur o en las plazas comerciales). DELAUNAY, DANIEL Y CATHERINE PAQUETTE 2006 “Le diagnostic migratoire du Centre au sein de Entonces, aunque todos nuestros entrevistados la zone métropolitaine de Mexico (1995-2000): tienen prácticas espaciales locales en su colonia, nota- Un état des lieux avant la politique de reden- mos prácticas desiguales en función del estrato social, sification de la ‘ville centrale’”, comunicación al Seminario Internacional Réinvestir le “cen- del sexo, de la edad y de la trayectoria residencial. Es- tre”: politiques de requalification, transforma- tas características se entrecruzan para influir de di- tions urbaines et pratiques citadines dans les versas formas sobre la amplitud del espacio usado, el quartiers centraux des grandes villes d’Amé- rique Latine, del 6 al 8 de junio, París, 31 pp. tipo de lugares frecuentados y el espacio en el cual las DUHAU, EMILIO Y ANGELA GIGLIA personas sociabilizan. Utilizando una expresión de 2004a “Conflictos por el espacio y orden urbano”, en Lévy y Brun (2000: 246), podemos decir que los resi- Estudios Demográficos y Urbanos 56, vol. 19, núm. 2, mayo-agosto, pp. 257-288 [El Colegio dentes de la Santa María viven en un mismo lugar, pero de México, México]. no ocupan la misma ciudad. 2004b “Espacio público y nuevas centralidades. Di- Estas diferencias en las prácticas espaciales coti- mensión local y urbanidad en las colonias po- dianas tal vez indicarían un acceso desigual a la mo- pulares de la Ciudad de México”, en Papeles de Población, núm. 41, pp. 167-194. vilidad entre aquellos que no disponen de automóvil, DUREAU, FRANÇOISE obligados a ir a pie o en transporte público (que no 2000 “Bogotá: des stratégies résidentielles très di- siempre es rápido, cómodo ni eficiente), y quienes uti- verses marquées par une inégale maîtrise de l’espace”, en Françoise Dureau et al., Métropoles lizan el auto de manera intensiva, arribando sin tan- en mouvement. Une comparaison internationale, tas dificultades a los lugares “a la moda”, agradables, Anthropos, París, pp. 165-173. pintorescos o simplemente aprovechables, al otro lado DUREAU, FRANÇOISE, VINCENT GOUËSET Y EVELYNE MESCLIER (DIRS.) de la ciudad. Otros elementos que pueden entrar 2006 Géographies de l’Amérique latine, Presses Uni- también en juego son que el acceso a los lugares, su versitaires de Rennes, Rennes, 374 pp. práctica y su uso están condicionados por la disponi- GIGLIA, ANGELA bilidad de tiempo libre en ciertos horarios, actuar con- 2002 “Privatización del espacio, autosegregación y participación ciudadana en la ciudad de México: forme a cierta norma social (por ejemplo, una perso- el caso de las calles cerradas en la zona de Coa- na muy pobre se sentirá tal vez fuera de lugar en un pa (Tlalpan, Distrito Federal)”, consultado el 5 centro comercial de lujo, aun si éste le es físicamente de abril de 2006, UAM, México, 21 pp. [disponi- ble en http://uam-antropologia.info/web/ accesible) y, en ocasiones, contar con un determinado articulos/giglia_art02.pdf]. poder económico (suficiente para pagar la membresía 2003 “Espacio público y espacios cerrados en la Ciu- en un gimnasio, por ejemplo). Esta situación inquiere dad de México”, consultado el 31 de marzo de 2006, UAM, México, 30 pp. [disponible en http:/ sobre la cuestión de la segregación y las divisiones so- /uam-antropologia.info/web/articulos/giglia_ ciales del espacio: a pesar de una tendencia más orien- art01.pdf]. tada hacia la heterogeneidad social en varias colonias GOBIERNO DEL DISTRITO FEDERAL o de la ciudad central del Distrito Federal, se mantendría 2005 Bando n 2, consultado el 31 de diciembre de 2005, Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivien- bien presente una forma de segregación caracterizada da, México [disponible en http://www.seduvi. por la “desigualdad de oportunidades de acceso a los df.gob.mx/programas/bando2.html]. bienes materiales y simbólicos ofrecidos por la ciudad” GRAFMEYER, YVES 1994 “Regards sociologiques sur la ségrégation”, en (Grafmeyer, 1994: 89). Jacques Brun y Catherine Rhein (dirs.), La ségrégation dans la ville, L’Harmattan, París, pp. 85-117. 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