4. EL FRENTE NACIONAL ANTE EL DISCURSO DE LA OPOSICIÓN

«No hemos acabado de matar lo que queríamos, ni ha alcanzado a aflorar la nueva que quisimos sembrar con esa política redentora»1.

El experimento del Frente Nacional produjo resultados que sus proge­ nitores no sospecharon. Surgido como la expresión de unos sectores de la clase política, cada una de las cláusulas que le dieron origen se prestaron para múltiples interpretaciones. Las cosas de la repartición del poder burocrático estuvieron claras hasta los resultados de las elec­ ciones de mitaca de 1960, cuando el Presidente Lleras tuvo que cam­ biar de socio mayor. Los laureanistas derrotados electoralmente cedie­ ron su lugar a la unión de ospinistas y alzatistas. Se desató entonces una lucha política-electoral para alcanzar los cargos públicos. El pro­ blema se agudizó con los resultados de las posteriores elecciones. El presidente Valencia a su manera entendió el respaldo electoral que recibió en 1962 el MRL y le ofreció cuota política. Después de las elec­ ciones de 1964 el presidente puso en práctica la «milimetría», palabre­ ja que significaba tener en cuenta milimétricamente en el poder no a los partidos políticos como tales sino a sus irreconciliables corrientes. La ausencia de la unión en ambos partidos tradicionales hizo que la lucha política en Colombia se convirtiera en un permanente enfrenta- miento de facciones. A tal extremo llegaron las cosas, que el sonado candidato del Frente Nacional para suceder a Valencia se vio obligado a retirar su candidatura en mayo de 1965.

La candidatura de Lleras Restrepo venía sonando desde los comienzos del Frente Nacional. Los liberales oficialistas no lograban encontrar un nombre distinto, a no ser el de su primo Alberto Lleras. Cualquier nomi­ nación resultaba inferior a los candidatos de la oposición. La figura de Lleras como salvador del régimen pactado del Frente Nacional había calado profundamente en sus seguidores. En marzo, el promovido can­ didato exigió de liberales y conservadores un Manifiesto de apoyo a su nombre «dentro de un Movimiento de revitalización del Frente Nacio­ nal»2. Con habilidad. Lleras Restrepo a quien la oposición atribuía la personería del continuismo, empezó a utilizar los mismos temas e in-

1 Palabras de Carlos Lleras Restrepo en el Hotel Cordillera de , el 8 de abril de 1965. Véase , abril 9 de 1965,p. 7A. 2 Véase «Manifiesto Liberal y Conservador» sobre la Candidatura pide Lleras». En: El Especta­ dor, marzo 4 de 1965, p.l y 2A

147 cluso el mismo vocabulario de sus adversarios. A principios de abril de 1965, el candidato aceptando el reto de la oposición empezó a hablar de cambios. «Me propongo -dijo- hacer en esta campaña una carga de caballería con programas concretos e ideas nuevas. Sin pregones demagógicos, para liberar los votos cautivos y saltar las corralejas elec­ torales»3. Lleras llamó a las agrupaciones de la oposición a concretar las fallas que para ellos constituían la debilidad del Frente Nacional. «Hay dos posiciones -dijo-. La de quienes consideran como solución eliminar totalmente el sistema del Frente Nacional y la de quienes creen que deben efectuarse reformas parciales, que busquen el regreso gra­ dual a la plena normalidad democrática. Yo comparto esta última te­ sis»4. Lleras explicó los motivos que llevaron a la clase dirigente a institucionalizar en normas constitucionales la alternación. Anotó que este paso había mostrado la mutua desconfianza que se tenían los partidos y argüyó que de no haber sido así, la coalición se «habría roto irremediablemente en los dos primeros años». Legitimando las circuns­ tancias que originaron el Frente Nacional señaló: «Creo que el país no está preparado para cambios radicales y creo que las transformaciones que el Frente Nacional buscaba, no se han logrado plenamente. En los nueve años que nos restan de Frente Nacional hay que hacer esas transformaciones»5. En ese sentido, el candidato liberal propuso una serie de diez importantes cambios y transformaciones en la aplicación y ejecución del sistema bipartidista, como base de su campaña electo­ ral. Los diez puntos fueron los siguientes: lo. Reafirmar la vigencia del régimen presidencial, conforme la Constitución de 1886; 2o. Eliminar el «Gobierno de los Directorios», establecido mediante la interpreta­ ción equivocada del pacto del 20 de marzo, que habla de «un amplio y permanente acuerdo» entre el ejecutivo y los partidos; 3o. Abolir las dos terceras partes en la mayoría de las decisiones de las cámaras, asambleas y concejos; 4o. Reglamentar la paridad, ajustándola al verda­ dero espíritu plebiscitario; 5o. Permitir que nuevas fuerzas políticas -por fuera de los dos partidos- puedan elegir sus representantes en las cor­ poraciones públicas, sin perjuicio de mantener la coalición guberna­ mental liberal-conservadora; 6o. Poner en ejecución una efectiva refor­ ma parlamentaria; 7o. Realizar una adecuada reforma de las adminis­ traciones departamentales; 8o. Crear un estatuto que fortalezca al mu­ nicipio; 9o. Estructurar un sistema que llene el vacío existente entre las comunidades organizadas y los sistemas políticos, y 10o. Buscar el cambio económico y social mediante el desarrollo paralelo del bienes­ tar social y el estímulo al capital6.

Véase «Diez Cambios Propone Carlos Lleras Restrepo...» En El Espectador, abril 9 de 1965 p. 1. Ibid. p. 7A Ibid. Ibid.

148 Lleras hablaba de darle oportunidad a otras corrientes políticas, pero le temía a las agrupaciones que intervenían en el reducido espacio políti­ co colombiano. Interpretando sus discursos, podemos decir que Lleras era adverso a la proliferación de movimientos que a la larga interve­ nían como facciones donde primaban ante todos los intereses persona­ les. Temía que al llegar al poder, las presiones de los Directorios políti­ cos no le dejaran llevar a cabo sus tesis planteadas. Para él el mal funcionamiento del Frente Nacional radicaba en la errónea interpreta­ ción de sus cláusulas. Para nada contaban los desaciertos económicos y el empeoramiento de la población colombiana en la crisis del régi­ men. Nada tenían que ver tampoco sus protagonistas. Era curiosa su concepción de la democracia.

La renuncia a su candidatura presidencial en mayo de 1965, le produjo a Lleras Restrepo magníficos resultados. Consiguió que el exministro de guerra Alberto Ruiz Novoa, quien había ganado considerable espa­ cio político, retirara su nombre del abanico de candidatos y, en general, neutralizó la atención de los colombianos que se habían desplazado hacia el discurso beligerante de los grupos de la oposición.

De todas las regiones del país, en una especie de plebiscito, dirigentes y organizaciones frentenacionalistas le pidieron al personaje reconsiderar su decisión. Incluso el Directorio Liberal de Córdoba en la instalación de un denominado «Movimiento Liberal obrero-campesino» lanzó su candidatura7.

Sin reconsiderar todavía su renuncia pero robustecido políticamente, el candidato oficial, estimando necesario hacer conciencia en los secto­ res dominantes de la economia colombiana de la necesidad de cam­ bios, comenzó a reunirse con ellos. En Cali, en una conferencia ante empresarios advirtió que debía «buscarse la manera de acabar con los grupos de presión en forma de amenaza permanente sobre las institu­ ciones del poder público». Dijo que era indispensable crear un sistema organizado de las relaciones entre el sector privado y el sector público y enfatizó que el Estado no podía «ir solo por un lado y los particulares por el otro»8. Lleras puntualizó que el verdadero desarrollo debería ser «un conjunto de planeamientos armónicos que cobije a los distintos sectores, creando un tipo de sociedad más igualitaria», señaló la im-

En mensaje dirigido a Lleras, los liberales cordobeses escribieron: «Cerca de mil obreros campe­ sinos cordobeses, con fervor liberal, proclamamos candidatura su nombre Presidente de la República. Bandera liberal, como en mejores épocas, fue enarbolada trabajadores, y efigie máximo conductor liberalismo fueportada manos encallecidas campesinos, esperan aurora mejorpara Colombia». Véase El Tiempo, mayo 12 de 1965, p. 5B. 8 Véase «Lleras critica a los Grupos de Presión». En: El Espectador, agosto 3 de 1965 p. 1 y 2A

149 portancia que tenía para el país la planeación, recomendándola incluso como el método de cooperación por excelencia entre el sector público y privado. Insistió en que la planeación se volvía necesaria por la ur­ gencia de administrar bien los recursos escasos, las divisas extranje­ ras, el mercado de capitales y el crédito. Dijo que las divisas extranje­ ras tenían que ser administradas sobre un plan racional, en forma tal que no se presentaran los fuertes altibajos en la concesión de divisas para las importaciones9.

Sabiéndose fijo sucesor del poder. Lleras precisaba en sus intervencio­ nes sobre las fallas del Frente Nacional que le impedieron llevar a cabo sus propuestas de revitalización y de cambio. Explicaba los numerales que habia lanzado en abril último. «La especulación de las dos terceras partes se ha vuelto anacrónica -decía en una conferencia en Cali- se ha vuelto perjudicial para la República, se ha vuelto un peligro para las instituciones. Como el Frente Nacional no se creó para maniobrar al país sino para salvarlo, ha llegado la hora de buscar la manera de que esas cosas se reformen. Yo no creo realmente que se puedan reformar sino pidiéndole un mandato al país, para que el país exprese claramen­ te su voluntad de ser gobernado terminando con esas interferencias. Y eso no se va a conseguir alrededor de las elecciones parlamentarias sino alterando los factores, haciendo que un presidente ya electo, le pueda pedir al país que le de un congreso para cambiar las cosas que están malas»'0. En otras palabras. Lleras apuntaba a que las eleccio­ nes presidenciales se realizaran antes que las legislativas. Hablaba de un fortalecimiento de la democracia pero conservando un ejecutivo fuer­ te. Fórmula ésta bien recibida en los auditorios de frentenacionalistas conservadores. Se lamentaba Lleras del debilitamiento de la fuerza del Presidente de la República en Colombia, en momentos en que según él el mundo comprobaba «todos los días que la existencia de una autori­ dad ejecutiva dotada de todos los medios de poderes era una condición indispensable para gobernar en las difíciles circunstancias del mundo actual»". En otro auditorio de Cali, el candidato oficial declaraba: «Un hecho indiscutible...es que el sistema del Frente Nacional por la divi­ sión de los partidos y por la regla de las dos terceras partes ha perdido su poder decisorio. Ha caído en la impotencia. Nada sacamos con pre­ sentar programas si no curamos de esa impotencia al sistema»12.

El discurso político de Lleras no estaba impregnado de un sabor liberal. El candidato hablaba para los auditorios de ambos partidos tradiciona-

' Ibid. 10 Véase «Nuevas Reformas y Cambios Políticos y Sociales Plantea Carlos Lleras Restrepo en Cali». En: El Espectador, agosto 6 de 1965, p. 1 y 10A 11 Ibid. 12 Véase «Frente Nacional pierde poder». En: El Espectador, agosto 7 de 1965, p.7A

150 les. Se apersonó de los ejes del discurso comúnmente identificado con el conservatismo y que para entonces habían sido retomados por los grupos de la oposición. Arrebatándoles banderas. Lleras se pronunció a favor de los campesinos. Convocó a los líderes agrarios para que los dotaran de una organización social que a través de cooperativas de producción y consumo se libraran de la de los intermediarios. Sostuvo que sólo cuando la clase campesina se haya conformado cabalmente, puede aspirar a una representación auténtica en el Congreso Nacional. Como los opositores al Frente Nacional, Lleras habló de la necesaria intensificación de la técnica en la agricultura, manifestó preocupación por los bajos ingresos de los campesinos y propuso promover un estu­ dio realista de las condiciones del campesinado colombiano con el fin de buscar soluciones acordes con sus necesidades13.

4.1 La salida de la "crisis estacional" del Frente Nacional

Corría el mes de septiembre de 1965. Los frentenacionalistas cansa­ dos de tanta polémica y temerosos de los avances de la oposición en general y de la rehabilitación política de Rojas en particular, decidieron ponerle orden a sus cosas. No quisieron descuidar nada, llamaron a filas a toda su gente. Convencieron al expresidente Lleras Camargo de renunciar a su promesa de retirarse de la política y se reunieron solem­ nemente en la noche del último día del mes en el Salón Rojo del Hotel Tequendama.

Llevó la palabra Alberto Lleras. Su intervención fue patética. El conte­ nido de su discurso mostró las razones de su regreso a la lucha política: frenar los avances del anapismo, de la izquierda radical, salvar lo posi­ tivo que quedaba de Frente Nacional en la conciencia de los colombia­ nos e impulsar la candidatura de Carlos Lleras Restrepo. El expresi­ dente no decía nada nuevo. Todo lo que iba leyendo eran las mismas cosas que su primo Carlos Lleras de manera menos ordenada y con­ vincente había estado diciendo en sus reuniones de recinto cerrado con las clases económicas del país. Conceptos que en boca del viejo político tomaban el carácter sagrado de la sabiduría de un oráculo. Como su primo Carlos, Alberto tuvo que remontarse al espíritu original que iluminó el pacto bipartidista: sacar al país de la violencia y acabar con la dictadura. Pensaba como Carlos Lleras que los políticos malinterpretaban el Frente Nacional. Así se expresaba: «Lo que estaba construido exclusivamente para evitar la tentación de un prematuro

1! Véase «Lleras Pide a Centrales Obreras promover solidaridad de clases». En: El Espectador, septiembre 21 de 1965,p. 1 y 2A.

151 rompimiento, pasó a ser lo esencial de la coalición que parece sobrevi­ vir solamente sobre los goznes de esos mecanismos de seguridad y no sobre la voluntad caudalosa de la opinión nacional, que la quería, la quiere aún y la respaldaría abiertamente si la casta política le diera más nobles propósitos que los de mantener unas cuotas de poder, término equívoco para referirse a un apetito desordenando de posiciones. El Frente Nacional implicaba un programa para hacer algo grande entre los dos partidos, y no fue una negociación para que ni el uno ni el otro pudieran hacer cosa distinta de echarse paritariamente sobre el poder por diez y seis años»14. Curiosamente para ambos dirigentes las fallas eran de interpretación, la culpa del degeneramiento estaba en la politi­ quería que había producido la coalición. Razón muy simple para con­ vencer al elector popular. Al pueblo no le interesaban razones de inter­ pretación política sino realizaciones sociales. En realidad, la concien­ cia política del colombiano común no estaba preparada para asimilar las elucubraciones de los Lleras. A éstos les interesaba en este mo­ mento convencer primero a los próximos pregoneros de la verdad ofi­ cial, suavizar y convencer a los dueños de la economía del país. Se organizaba la campaña.

El expresidente Lleras se dirigió a las mujeres y a los jóvenes. Dándole un tono trascendente a su intervención, aprovechó la oportunidad para exponer sobre la «explosión demográfica», tema del que venía hablan­ do y escribiendo con profusión en medios internacionales15. Dijo que las consecuencias de ese fenómeno en Colombia exigían un candidato de excepcionales virtudes, «...la manera de distribuir esa población, de manejar esa fuerza desbordada, de alimentarla, curarla, educarla, alojarla, y todo ello a la misma velocidad en que se reproduce, es un problema de tal magnitud que no es para entregarlo a un candidato presidencial sacado a la suerte, de un sombrero, en un conciliábulo de oposicionistas del Frente Nacional, públicos o clandestinos, empeña­ dos en personales rencores y morosas venganzas corsas»16. En tal punto de dispersión se encontraban los partidos políticos tradicionales, que Lleras terminó su intervención llamando «a la conformación de un Mo­ vimiento de opinión, dentro del más puro y amplio espíritu del entendi­ miento constitucional...», que respaldara la candidatura de Carlos Lleras Restrepo.

También llevó la palabra en el acto del Tequendama el dirigente con­ servador . El exministro al igual que Lleras Camargo

14 Véase texto del discurso de Alberto Lleras. En: El Tiempo, octubre 1 de 1965, p. 10. 15 En Julio de 1965 Alberto Lleras intervino ante una Subcomisión Senatorial en Washington sobre los peligros de la explosión demográfica para América Latina. Véase El Espectador, julio 10 de 1965, p. ly2A 16 Véase texto del discurso de Alberto Lleras. En: El Tiempo, octubre 1 de 1965, p. 11.

152 se refirió a «un Movimiento» al que se disponía aportar sus tesis. Betancur estuvo elocuente. Escuchándolo, la gente pudo advertir que por su intervención transitaban los idearios justicieros de Jorge Eliécer Gaitán y la modernización que para su partido soñó Gilberto Álzate Avendaño. Daba a entender Belisario que estaba en esa Asamblea por no compartir el estado en que se encontraban las agrupaciones parti­ distas. Particularmente la suya, el conservatismo, convertido en un ar­ chipiélago de intereses personales. El, que había participado en las anteriores contiendas electorales en el conservatismo doctrinario, in­ cluso había sido precandidato por dicha corriente, no concebía ahora que, a esa altura de los años sesentas, se estuviera hablando de doctri­ nas. Sacaba Belisario al testarudo conservatismo colombiano de su tendencia parroquial: «...el mundo entero despertaba y su despertar en el Asia y África que expulsaban colonialismos milenarios, nos desper­ taba también a nosotros...pero nosotros resistíamos, asidos al formalis­ mo jurídico que amamos por sobre todas las cosas». Invitó a poner las polémicas políticas en términos distintos a los de la división conserva­ dora, supuestamente doctrinaria: «¿ Por qué no abrir el debate sobre la nacionalización de los petróleos -se preguntaba- o al menos de su refinación o siquiera de un mayor beneficio estatal a través del fortale­ cimiento de Ecopetrol; o sobre la socialización de la propiedad que la haga llegar por fin a los núcleos proletarios de Colombia y dividirnos en pro o en contra de su intangibilidad o de su función social;...¿Por qué no acentuar la controversia sobre las inversiones extranjeras que insis­ ten en dirigirse a actividades monopolísticas y en presentarse a com­ petir con el capital colombiano en mortal desventaja para éste?»17. Irrumpía sin dique ninguno la evolución de su propio pensamiento. «He­ mos cambiado el repertorio de rencores por otro de soluciones que busquen la transformación del país y alertamos las mentes puras para que reclamen esas soluciones»18, anotaba. Belisario abogó por un Frente Nacional del pueblo. Enardecido declaró estar hastiado y querer «una transformación fundamental que elimine la distancia entre los de arriba y los de abajo, que ofrezca una patria que no brinde sólo la angustia de la miseria, distinta de la que están obligados a padecer tantos colom­ bianos: una patria para todos y no sólo para los ricos y los habilido­ sos»19. El discurso de Betancur equilibró la reunión del Tequendama, los problemas que tocó estuvieron en completa armonía con los del pueblo colombiano. Mientras que Lleras Camargo hablaba de las erró­ neas interpretaciones del Frente Nacional, Betancur se detuvo en el crecimiento del desempleo y la miseria, en la dependencia extranjera.

17 Véase «Recobrar la Mística del Acuerdo Nacional pide Belisario Betancur». En; El Tiempo, octubre 1 de 1965, p. II. 18 Ibid. 19 Ibid.

153 La postulación de la candidatura de Lleras Restrepo a la Presidencia de la República y la conformación de un Comité bipartita «de transforma­ ción nacional» cerraron con broches de oro el acto político del Tequendama20. Días más tarde, el Comité hizo entrega a Carlos Lleras R. de un extenso documento donde se le pide acepte la postulación a la presidencia a nombre de un «Movimiento bipartidista de transforma­ ción del país» y estudie una serie de 9 puntos donde se resumen, según leemos «las aspiraciones manifiestas de innumerables colombianos»21.

De aceptar. Lleras debería partir del contenido de los 9 puntos para la elaboración de su plataforma electoral22. Al fin y al cabo sus redactores tuvieron en cuenta en primer orden las propuestas que el candidato venía haciéndole al país de tiempo atrás.

Alberto Lleras Camargo se vinculó activamente a la campaña electo­ ral. Cada sábado, una red amplia de emisoras transmitía a todos los rincones del país una conferencia radial suya. Los destinatarios de sus alocuciones fueron los jóvenes y las mujeres. Los contradestinatarios, la oposición. Para él, oposición y subversión eran la misma cosa. Por igual denigraba de Rojas que de los demás grupos adversarios al Fren­ te Nacional. Aunque en la realidad lepismo, lauroalzatismo y anapismo no habían sellado un acuerdo concreto de unidad electoral. Lleras Camargo tomaba tal eventualidad como un hecho. Con sorna se burla­ ba de cada una de las propuestas salidas de los grupos mencionados. No reconocía capacidades, ni mérito alguno. Pero era esta oposición la que le quitaba el sueño. Para nada mencionaba en sus alocuciones a los grupos guerrilleros.

Poco a poco conservadores y liberales frentenacionalistas que tenían sus dudas frente a la candidatura de Lleras fueron cediendo. Desde la provincia colombiana se empezaron a reportar creaciones de Comités Bipartidistas de apoyo. Sin embargo, el grupo de conservadores reuni­ dos alrededor de Alvaro Gómez no cedió en nada su animadversión hacia el candidato oficial. En la antesala de la proclamación de Lleras, Gómez decidió hablarle a los colombianos a través de la cadena radial «Todelar». El jefe conservador aspirando al favor popular, reafirmó sus

20 El Comité Bipartita lo integraron , Belisario Betancur, Misaél Pastrana Borrero, , Hernando Agudelo Villa, Auna Muñoz de Zambrano, John Agudelo Ríos, Fabio Lozano Simonelli y Esther Bonillo de Holguín quien reemplazó a la viuda de Álzate Avendaño, Yolanda Ronga. 21 Véase «El Comité Bipartidista Pide a Lleras Presentar su nombre a los Colombianos». En: El Tiempo, octubre 10 de 1965, p. 20. 22 Los numerales fueron los siguientes: lo. Urgencia de empleo suficiente; 2o. Tecnificación del Estado; 3o. Contra los Monopolios; 4o. Desigualdad Social; 5o. Integración Económica con lospaíses Vecinos; 6o. Mayor representación sindical; 7o. Apoyo a la cultura; 8o. La juventud Universitaria y 9o. Un Estado Moderno y Efectivo.

154 posturas frente al candidato. Lo relacionó con el gran capital y en gene­ ral con la oligarquía del país. Denunció la maquinaria del estableci­ miento puesta a favor de ese nombre, la prensa en particular. Hablando de las condiciones humanas que se requieren para ser presidente, con­ sideró que no era suficiente con tener erudición en economía; «De nada sirve estar atiborrado de estadísticas que por lo demás son pasajeras - dijo - si no se tienen las virtudes propias de estadista: la moderación tan esquiva en la familia del candidato, el buen juicio para escoger lo mejor en vez de dejarse guiar por odios y sectarismos, la prudencia para no equivocarse....»23, etc. Y terminó la idea de la siguiente manera; «...Todo esto que falta en. la candidatura de imposición se reemplaza por un; petulante erudición económica y por un diluvio de publicidad monocor- de con el que se quiere colmar imaginariamente un inmenso vacío de personalidad»24

Finalmente, el sábado 27 de noviembre se proclamó pomposamente la candidatura oficial de Carlos Lleras en el coliseo cubierto de la Feria Exposición de Bogotá. El discurso del candidato fue aprobado por la Dirección Nacional del Liberalismo (DNL) como Programa de gobierno del futuro «Frente de Transformación Nacional»25. Pasemos entonces a estudiar este documento con las mismas herramientas con las cuales analizamos los de los movimientos de la oposición.

4.2 Los destinatarios del nuevo discurso frentenacíonalísta

En el primer lugar de preocupaciones, la plataforma del Frente Nacio­ nal destaca los «Destinatarios» (ver tablas 8 y 8a). Lleras justificó su aceptación de la candidatura en la exhortación que le hacían, según él, el «Comité Bipartidario constituido bajo la inspiración del expresidente Alberto Lleras, miles de esclarecidos profesionales, grandes núcleos femeninos y juveniles, y otros muchos compatriotas pertenecientes a sindicatos,gremios de la producción y organizaciones políticas». « Sencillamente -afirmó más adelante- me presento a ocupar la posición que una parte del pueblo me señala»26. Su postulación como candidato del Frente Nacional fue apoyada más por organizaciones gremiales y de trabajadores que por sectores populares. La abundante referencia a diversos grupos sociales y diferentes destinatarios, era, quizás, la ma-

23 Véase Contra un Candidato Nuevo y Popular de Nada Servirá la Maquinaria Publicitaria. En: El Siglo, noviembre 26 de 1965, p. 3. 24 Ibid. 25 Hacían parle de la DNL: Darío Echandía, Jubo César Turbay Ayala y Víctor Mosquera Chaux. 26 Véase «Plataforma programática apoyada por la Dirección Nacional Liberal en noviembre de 1965» en: Programas del Partido Liberal Colombiano 1959-1981. Bogotá, Centro de Estudios e Investigaciones José Antonio Galán, 1982, p. 82.

155 TABLA No 8

CORRELACIÓN ENTRE LOS DESTINATARIOS DE LA OPOSICIÓN « EL FRENTE NACIONAL. 1965

No AGRUPACIONES POLÍTICAS MOEC ANAP0 LINEA LINEA PSDC MDN FRENT PCC FARC ELN F.N 1964 BLAND DURA UNIDO 1965 1965 MOVIMIENTO OBRERO ESTUDIAN - 1 1 TIL V CAMPESINO (MOEC) ALIANZA NACIONAL POPULAR 1964 2 0.74 1 (ANP 1964) LINEA BLANDA DEL MRL 3 0.35 0.57 1 (L.BLANDA) LINEA DURA DEL MRL 4 0.54 0.74 0.74 1 (L.DURA) PARTIDO SOCIAL DEMÓCRATA 5 0.59 0.83 0.83 0.82 1 CRISTIANO (PSDC) MOVIMIENTO DEMOCRÁTICO 6 8.15 0.47 0.78 0.52 0.74 1 NACIONAL (MDN)

7 FRENTE UNIDO (F.UNIDO) 0,19 0.48 0.71 0.61 0.76 0.79 1

PARTIDO COMUNISTA DE COLOMBIA 8 0.53 0.53 0,25 0,37 0,32 0.14 0,15 1 (PCC 1965) FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONA­ 9 0.54 0.42 0.22 0,31 0.19 0.00 -.07 0.46 1 RIAS DE COLOMBAIA (FARC) EJERCITO SE LIBERACIÓN 18 NACIONAL (ELN) 0.76 0.85 0.64 0.68 0.81 0.40 0,42 8.52 0.35 1

11 FRENTE NACIONAL (F.N 1965) 0.53 0.78 0.89 0.74 0.92 0.75 8.69 0.32 0,35 8.76 1

156 TABLA No 8A

DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DE LAS CATEGORÍAS EN LAS PLATAFORMAS POLÍTICAS 1963-1966

DISCURSOS POLÍTICOS

No CATEGORÍAS ANAPO LINEA LINEA PSDC MDN FUP PCC FARC ELN FRENTE BLANDA DURA NACIONAL 1 DESTINATARIOS 15.2 16.6 20.4 13,7 16.6 24.8 20,9 31.6 22.1 16.2

2 ESTADO 8.4 9,8 5,7 15.2 4,0 16.7 0.0 0.0 6,4 15.2

3 NACIONALISMO 18,2 9.2 23.8 2.7 12,3 9.8 25,6 15,6 19.7 8.1

4 REFORMA AGRARIA 3.2 1.9 0.0 1.9 2.1 4.9 0,6 13.1 3.6 6.6

5 CIENCIA V DESARROLLO 7,2 1,6 1.3 6.2 31.5 2,9 1,7 4,0 18,0 6,5

6 PLANEACIÓN 0.4 2.9 0.3 1.9 2,9 5.9 0,0 1.1 3,6 3,1

7 FUERZAS ARMADAS 1,7 1,4 0.0 0,0 2,9 1.5 0,0 0.0 0,0 1,8

8 RELIGIÓN 3.0 1,2 0,7 5.3 4.0 1.0 0.8 0.0 1,2 1,7

9 DERECHOS CIUDADANOS 4.8 6.6 2,4 41.8 6.5 5,4 0,8 1,8 5,2 8,1

18 ESTABLECIMIENTO 31.4 45.2 38.8 0.9 3,2 3,9 31.0 20,3 3,9 7,0

11 COSTO DE VIDA 1.6 0.1 0.9 0,0 0,0 0.0 1,0 3,6 0.0 0.8

12 EDUCACIÓN 1,1 0.6 2.4 5.3 4,3 4.9 0.0 1,1 6,8 3.6

13 SALUD 0,9 0.0 1.0 0.0 4,0 1,0 0,0 0,4 4,4 0,9

14 POLÍTICA INTERNACIONAL 0.6 0.3 2.2 5.3 2,5 1,5 8.5 0,4 6,4 3.0

15 REFORMA URBANA 1.8 0.05 2.0 0,0 1,8 4,9 0,0 0.0 1.6 0,0

157 ñera como el candidato frentenacionalista pretendía legitimar el senti­ do nacional de su candidatura. En efecto, por la crisis social que atra­ vesaba el país, el Frente Nacional perdía el respaldo de muchos colombianos, y probablemente por tal razón el principal destinatario para el candidato frentenacionalista lo ocupan las totalidades: «los colombianos», «los compatriotas», «todos los sectores», «las mayorías nacionales», «todas las clases», «hombres y mujeres de Colombia», etc. Totalidades que sumadas a nuevos y determinantes actores políti­ cos como «los grandes grupos femeninos y juveniles» superan las referencias al vocablo «pueblo», que ocupa el segundo lugar de los destinatarios positivos de la plataforma del Frente Nacional.

Aunque el movimiento bipartidario que propuso la candidatura de Lleras le pidió tener en cuenta entre los objetivos del nuevo gobierno «renovar los distintos programas del Frente Nacional concernientes a la inter­ vención ciudadana en el manejo de la cosa pública» en el sentido de vincular activamente a los profesionales, artesanos, pequeños agricul­ tores, asalariados de la ciudad y del campo, capitalistas y hombres de empresa. Lleras agregó que tendría en cuenta la parte de la población colombiana más afectada por la pobreza, el atraso y la ignorancia. Agre­ gó que principalmente en beneficio de ella había de buscarse el cambio social»27. Para involucrar diversos sectores en la realización de los pro­ gramas del Frente Nacional, Lleras reconocía la necesidad de abrirle paso a la renovación dentro de los partidos tradicionales. Pero advertía que «No se trata del turno periódico de las generaciones. Durante los últimos años el país ha visto hacer o robustecerse fuerzas que razona­ blemente aspiran a ejercer en el seno de los partidos el flujo proporcio­ nado a su importancia. Jamás fue mayor el número de técnicos, de especialistas, de empresarios; nunca fue más intensa y organizada la acción sindical ni tuvo la clase media una conciencia tan clara acerca de los problemas que la afectan. Las mujeres, que en realidad solo adquirieron sus derechos de ciudadanos con el Frente Nacional, se interesan crecientemente por los poderes públicos y aprenden a descu­ brir las relaciones existentes entre éstos y su propia condición. Realida­ des de tanta magnitud no pueden ser ignoradas por los partidos políti­ cos y mi primer acto como candidato es el de solicitar que no lo sean»28. Reconocia así el Frente Nacional, por medio de su candidato presiden­ cial, de una forma muy sutil, las características de élite que había ad­ quirido el programa inicial de 1957.

Ibid. p. 85 Ibid. p 86.

158 4.3 El Estado y los problemas nacionales en la nueva plataforma del Frente Nacional

Tanto gobierno como oposición le dieron gran trascendencia a las elec­ ciones de 1966. Lleras al iniciar su discurso de aceptación de la candi­ datura reflexionó sobre el momento político de la siguiente manera: «La tarea que nos trazamos al iniciar el Frente Nacional sólo en parte está cumplida y debemos coronarla; han surgido problemas nuevos y debemos superarlos, se han presentado deformaciones en el desarro­ llo de la concepción original y debemos corregirlas»29. A su parecer, el primer paso para superar las nuevas situaciones conflictivas era conti­ nuar con el desarrollo del Programa del Frente Nacional que fue apro­ bado el 21 de febrero de 1962.

Para el correcto funcionamiento del Estado, Lleras propuso reformar las relaciones entre el ejecutivo y el legislativo, favoreciendo el régi­ men presidencial, para que el gobierno pudiera adelantar con éxito los planes de desarrollo económico y social que el Frente Nacional planteaba.»El Estado atraviesa por una crisis profunda que afecta to­ das las ramas del poder público», decía. No era extraño al candidato que muchas de las dificultades del Estado provinieran del comportamien­ to de sus funcionarios y de la incapacidad del ejecutivo para hacer cumplir los objetivos del Frente Nacional. Sostuvo que una mejor organización de las relaciones entre el ejecutivo y el Congreso permiti­ ría a los ministros actuar como gerentes efectivos en sus respectivas ramas y evitaría una hipertrofia burocrática dañina para el país». Al respecto Lleras enfatizaba: «El Frente Nacional protocolizaría su fraca­ so si al final del período por el cual se pactó no pudiera mostrar una organización burocrática libre de todo influjo partidario»30 Las reformas a las instituciones buscaban, además de rescatar su prestigio, armoni­ zar las funciones del Congreso y el gobierno de tal manera que éste tuviera capacidad de supervisar la actividad legisladora de aquel. «Las fallas en el funcionamiento del Congreso, declaraba, son un aspecto de esa crisis general [del Estado] que tiene también manifestaciones muy agudas en la rama ejecutiva»31. De allí que Lleras otorgara al Congre­ so, en su programa de gobierno, el control sobre el manejo fiscal y sobre los planes de desarrollo pero también propuso la reducción del número de Senadores y Representantes. Medida ésta que beneficiaba su deseo de reafirmar el régimen presidencial. La única forma viable de rescatar el objetivo de la reforma constitucional de 1957, «que no era ni el régimen de gabinete ni el gobierno de los directorios», y termi-

Ibid. p. 87. Ibid. p. 88. Ibiip. 106.

159 nar con la «tendencia a utilizar la administración como botín político e instrumento electoral» era, según Lleras Restrepo, favorecer el siste­ ma presidencial «que es clave y esencia de la Constitución colombia­ na». Coincidía el programa del Frente Nacional de 1965 con la platafor­ ma de la ANAPO de 1961 al considerar la preeminencia del ejecutivo en la conducción del país. La importancia que Lleras concedía al siste­ ma presidencial lo llevó a afirmar que: «La elaboración y ejecución de los planes de desarrollo, el restablecimiento del equilibrio fiscal, la implantación de la política económico-social que el país necesita, exi­ gen tres condiciones: unidad, persistencia y celeridad». Y estas condicio­ nes eran factibles, si se reafirmaba y fortalecía el régimen presidencial. Para Lleras, al ejecutivo le correspondía la función de velar por el co­ rrecto funcionamiento del Estado; así entendemos sus afirmaciones respecto a la «acción vigilante del ministerio público sobre la adminis­ tración de justicia», aquellas de dotar al gobierno de medios para «ejer­ cer vigilancia eficaz sobre la oportunidad con que se despachan los asuntos públicos», establecer el «control del presidente y los ministros sobre el ritmo y efectividad de las inversiones» del Estado, a pesar de que le concedía al congreso el control sobre el manejo fiscal, y en ge­ neral todas las actividades que según su plataforma correspondían al sistema presidencial. Pero en donde más se advierte su concepción funcionalista del gobierno es en las afirmaciones sobre la actividad de la oposición al Frente Nacional. Al respecto anotaba Lleras que «El gobierno tiene que ejercer una eficaz acción preventiva cuando cual­ quier núcleo social esté siendo incitado a quebrantar las normas vigen­ tes. No es prudente que espere hasta verse obligado a escoger entre una represión difícil y la triunfante impunidad de los infractores (...) Resulta inadmisible que siga, en su desbocada carrera la anárquica inclinación que muestran ciertos grupos a imponer sus pretensiones causando daño injusto a los demás o amenazando con causarlo»32.

La agudización de los problemas sociales llevó a que los líderes del Frente Nacional se comprometieran con soluciones concretas. El nue­ vo programa de gobierno concebía al Estado como «instrumento eficaz para el desarrollo económico y social» cuyo objetivo principal consistía en «buscar la conciliación social». Lleras habló sobre la «función del Estado de facilitar vivienda adecuada a las clases populares» y propu­ so la creación de «cooperativas para el sector artesanal estimuladas por el Estado». También consideraba su plataforma la descentralización y el fortalecimiento de la autonomía local como ejes en la realización de su gobierno. Aspecto este último difundido por diversos movimientos de la oposición al Frente Nacional.

" Ibid. p.87.

160 La forma como el candidato pretendía adelantar sus políticas de desa­ rrollo económico y social desde el Estado era a través de la creación de «programas operativos». Sobre su finalidad y sentido dijo Lleras: «Su elaboración conlleva un minucioso trabajo técnico destinado a permitir al gobierno obrar con celeridad y cabal conocimiento de los respectivos problemas. La preparación de ellos brinda, además oportunidad para que grupos provenientes de diversos sectores políticos y sociales se familiaricen a fondo con el aspecto práctico de las cuestiones adminis­ trativas. Esto facilitaría más tarde al presidente de la República esco­ ger colaboradores que conozcan ya las tareas concretas para cuya di­ rección se les designa y puedan entrar a desarrollarlas sin demora»33.

No obstante, los cambios y reformas que proponía Lleras para que el Estado se adecuara a las nuevas realidades sin perder su espíritu origi­ nal, contemplaban únicamente las dimensiones económicas y socia­ les. Sobre el tema político el Frente Nacional parecía no estar dispues­ to a ceder en lo más mínimo. Todo lo contrario. Lleras respaldó nueva­ mente el sistema de la alternación y aunque habló del «derecho de la oposición a tener representación en las corporaciones públicas», plan­ teó la necesidad de modificar la norma sobre las exigencias de una mayoría de las dos terceras partes para las decisiones y elecciones en los Cuerpos Legislativos. Medida contemplada desde la última reforma constitucional pero que, con el desarrollo de las sucesivas elecciones desde 1962, favorecía a los movimientos de oposición y facilitaba sus intenciones de obstaculizar los programas del Frente Nacional.

Quizás era muy colombiana la concepción que tenían los ideólogos frentenacionalistas de la democracia. A su manera adaptaban el con­ cepto a las condiciones colombianas. Nunca aceptaron que los aconte­ cimientos relacionados con el caso «Ruiz Novoa, el surgimiento de las guerrillas, las amenazas de paro nacional, la agitación estudiantil y en general el avance de la oposición, eran producto del modelo democrá­ tico del mismo Frente Nacional que ellos le impusieron al país. El texto del documento de noviembre de 1965 muestra que Lleras prestaba oídos a los clamores de la oposición incorporando a su programa y a su estilo la mayoría de sus aspiraciones. Es más un proceso que se da no tanto por convicción como por reacción. Con dramatismo señalaba co­ sas como la siguiente: «... hay que reafirmar y fortalecer el régimen presidencial para salvar la democracia. Los gobiernos débiles y anarquizados son el preludio de las dictaduras»34. Como si cosa distinta hubiera querido hacer Rojas en el poder o en los primeros años de su

Ibid. p. 84. Ibid. p. 86.

161 oposición. Al igual que los anapistas y que toda la opinión política del país, hablaba de defender y respetar conceptos de la democracia mo­ derna: «la ley», «la constitución» y «la justicia» como medidas preven­ tivas en contra de la anarquía social y la dictadura.

En el fondo, el proyecto político que aspiraba a imponer Lleras en la segunda etapa del Frente Nacional pretendía desarrollar a corto tiempo y sin oposición, la infraestructura de una sociedad capitalista que él adornaba con la fórmula de una «sociedad más igualitaria». Proceso inconcluso y frenado durante todo el siglo. Lleras aceptaba el reto de la oposición. Esta a su vez no creemos que lo haya advertido. Si lo advir­ tió, nunca creyó que uno de los gestores del Frente Nacional, precisa­ mente el continuista Carlos Lleras Restrepo, pudiera hacerlo. Por eso a diferencia de López, que jugaba con lo supraestructural. Lleras decidió coger el toro por los cachos, fue al grano, de manera pragmática hizo un inventario de los problemas del país y presentó soluciones.

Como era de esperarse, Carlos Lleras Restrepo defendió a capa y es­ pada todos los postulados del Frente Nacional y su sentido original de conciliación. No obstante su intervención del 27 de noviembre tuvo cierto tono de rectificación. Su discurso de aceptación a la candidatura presidencial no se aparta mucho del documento que le fue entregado por el Comité Bipartidista de Transformación Nacional. Lleras retomó en líneas generales los planteamientos y soluciones expuestos allí. Pero señaló que algunos problemas nacionales contenían «carácter de es­ pecial urgencia». Dijo que «la atmósfera económica del país no debe seguir dominada por el espectáculo de la ganancia fácil y el injusto provecho. Las situaciones de privilegio, la usura, la especulación, el contrabando, la apropiación ilimitada de las plusvalías sociales, el in­ debido aprovechamiento de los cargos públicos y del influjo que otor­ gan las posiciones políticas, desalientan el esfuerzo creador y corrom­ pen el espíritu público»35. En estos argumentos existían coincidencias entré Lleras y los movimientos de la oposición, con el anapismo en particular, al señalar «el privilegio», «la especulación», «el contraban­ do», etc como fenómenos que afectaban el mundo económico y por ende la vida social. Esta lógica que daba preeminencia a los problemas económicos sobre los sociales y a la presentación de soluciones para los primeros buscando superar los segundos, está presente a lo largo de todo el documento que se analiza.

Para Lleras Restrepo, la realización de un «plan general de desarrollo» ampliaría el mercado económico reduciendo la «progresiva inflación

,! Ibid. p. 88,

162 de costos», es decir, el costo de la vida, y armonizando los diferentes elementos y variables del mundo económico. Para Lleras la causa del deterioro de la situación económica en el país, se encontraba en la coexistencia de una economía de mercado y un poder estatal \

No sólo coincidían Lleras y los anapistas en sus planteamientos refe­ rentes a las instituciones del Estado, en considerar como problemas la burocracia, la falta de funcionarios honestos y el debilitamiento del ré­ gimen presidencial; en considerar como problema social el crecimiento demográfico, coincidían también en la importancia que ambos le adju­ dicaban dentro de sus respectivos planes de gobierno y en las vías para su solución. Del análisis cuantitativo de los documentos progra­ máticos de la ANAPO y de Lleras advertimos detalles interesantes: mientras la primera le dedica el 8,7% de sus referencias a los plantea­ mientos de los problemas, el candidato liberal le dedica el 12.3%; pero

163 mientras éste le confiere el 7.2% a las soluciones, la ANAPO se ocupa en un 15.5% de ellas.

También como en los documentos de la ANAPO, en los del Frente Nacional está presente la conciliación social. Propone Lleras la partici­ pación de los trabajadores de las ganancias de las empresas y median­ te el apoyo a la organización y desarrollo de los sectores rezagados de la actividad económica. En ese sentido, afirmó que «La búsqueda de un mejor equilibrio social y de la integración de los sectores marginales requiere intensificar la sindicalización del asalariado rural, y fomentar la asociación de los pequeños agricultores, por una parte, y de los arte­ sanos por la otra»36. Consideraba Lleras, retomando el programa del 27 de febrero de 1962, que creando con apoyo del Estado organizaciones de trabajadores sin empleo fijo ni garantías laborales, en las ciudades y en el campo, se favorecería el logro de su estabilidad social.

El documento frentenacionalista de 1965 trató de neutralizar la base social del anapismo: «Ese sector abandonado -se refería Lleras a los marginados- será objeto preferencial de mis ocupaciones como gober­ nante. Hay que identificarlo muy bien, cuantifícarlo, encuadrarlo en al­ gún tipo de organización que lo una a la comunidad y facilite a ésta el estudio y resolución de sus problemas»37. Lleras prometió dotar a los estratos populares del conocimiento de sus derechos y obligaciones para que pudiesen participar activamente en las decisiones públicas.

Lleras expresaba las mismas cosas de la ANAPO, pero la manera como lo hacía era fría. Su preocupación por el desmejoramiento de las clases pobres, por ejemplo, no contenía para nada los elementos mesiánicos y reivindicativos del discurso de los anapistas. El programa del Frente Nacional a pesar de referirse a las clases populares, no alcanzaba a tener el carácter de popular. Se advierte a lo largo de su discurso una preocupación funcional pero no una identificación. Se trataba de que el Estado hiciera presencia para salvar el modelo frentenacionalista. Así, Lleras llamaba a «crear nuevos canales de comunicación entre los diversos sectores; promover más activamente el interés por los problemas de cada comunidad y conseguir que en su resolución cooperen altruistamente las clases dirigentes locales; utilizar con acierto los nuevos medios de motivación social; fomentar asociaciones que den a los más débiles posibilidades de actuar eficazmente y prestarles asistencia técnica en su organización o funcionamiento: todo eso debe ser no sólo parte de la labor política pre-electoral sino tarea permanente

Ibid. p. 98. Ibid. p. 98.

164 de la Iglesia, los partidos, las centrales obreras y el Estado»38. En ese sentido es comprensible la importancia que Lleras le concedía a la acción comunal, creada por el Frente Nacional como medio de socialización de los sectores marginados.

4.4 Referentes nacionalistas en la plataforma del Frente Nacional

En el discurso de Lleras no hay lugar para los Estados Unidos. Ni una palabra al respecto, ni en pro ni en contra. En esto se diferencia de los movimientos de oposición. El candidato no evoca el nacionalismo. Se guramente partía del hecho de aceptar el Frente Nacional como tal. De acuerdo a su interpretación del pacto frentenacionalista los partidos habían acordado desplazar sus intereses para luchar por programas > políticas de Estado comunes, y en ese sentido vinculaba a toda la na­ ción. Aspectos comprendidos de la misma manera por el líder oposicionista Alfonso López Michelsen.

A pesar de lo anterior, el candidato oficial trató problemas concernien­ tes al nacionalismo que pregonaban Movimientos como la ANAPO, la Línea Dura o el MDN. Para estas agrupaciones, la nación estaría in­ completa y mal gobernada hasta que no se tuviera en cuenta la partici­ pación o representación real de amplios sectores de la población en las políticas de Estado; hasta que no se le dieran oportunidades a los estra­ tos populares. Carlos Lleras consideraba prioridad de su futuro gobier­ no «la intervención ciudadana concerniente al manejo de la cosa públi­ ca», y «la elevación del nivel de vida de las clases populares». Lleras manifestó preocupación por la falta de integración de la sociedad como elemento que perturbaba el normal desarrollo de la nación colombiana. Así, se acercaba el candidato oficial del Frente Nacional a las concep­ ciones nacionalistas de los grupos de la oposición. Relacionaba directa­ mente el impulso al desarrollo con el bienestar general de la población, y en particular el de los «grupos sociales minoritarios». Al respecto decía: «Por desgracia, no obstante los esfuerzos cumplidos en los últi­ mos años, está aún tremendamente retrasado el proceso de la integra­ ción social colombiana. Nos corresponde acelerarlo. Los grupos margi­ nales compuestos por buena parte de la población rural y por la que forma los cinturones de miseria de las ciudades tienen que convertirse en miembros actuantes del cuerpo político y social y alcanzar un razo­ nable nivel de vida. Existe una clara interdependencia de los factores sociales y económicos en el desarrollo. No resulta posible que la eco­ nomía crezca aceleradamente sin el estímulo que suministran a la in-

" Ibid. p. 91.

165 versión los mayores consumos por parte de las grandes masas populares. La nación no será verdaderamente rica sino comenzando por ser justa»39.

La nueva plataforma del Frente Nacional no veía la falta de cohesión social y los problemas del desarrollo desde una perspectiva nacionalis­ ta, sino más bien como problemas de Estado de urgente tratamiento. Aunque se reconocía que la época estaba marcada «por el signo del cambio» y aunque Lleras utilizara en su discurso frases como «la con­ ciencia nacional», «el trabajo nacional» y hacer referencias constantes a «la nación», a «Colombia» y sus «recursos naturales», el Frente Na­ cional no cuestionaba en lo más mínimo los rumbos que, al parecer, ya estaban trazados en torno a la política exterior colombiana. Por ejem­ plo, el candidato habló puntualmente de los recursos naturales y sus potencialidades como factores económicos. Dijo Lleras: «Estamos avan­ zando en el estudio de nuestra geografía, meteorología e hidrología; de los suelos agrícolas y de las riquezas geológicas; de la flora y la fauna; pero es mucho lo que nos resta por hacer», con lo cual trataba el tema de los recursos naturales tan discutido por las agrupaciones de la opo­ sición al régimen. Pero no mencionó para nada el principal recurso que interesaba a aquellas agrupaciones, el petróleo. No cuestionó la políti­ ca que sobre él adelantaba el Estado colombiano. Simplemente se li­ mitó a expresar que su gobierno le daría toda la importancia que el tema de la investigación y explotación de los recursos naturales, mere­ ciera. «Así como multiplicaría -agregaba Lleras- los esfuerzos, aún tan incipientes, para defender los recursos naturales y enmendar la salvaje destrucción que algunos de ellos han sufrido»40.

El asunto del petróleo era de gran importancia para la oposición, en particular para la ANAPO y la Línea Dura del MRL, ya que si el Estado colombiano se decidía a intervenir su explotación y venta, lograría mayor autonomía en el contexto internacional y el desarrollo nacional recibiría un gran impulso. Sin embargo, no le interesaba a Carlos Lleras Restrepo tocar un tema ya definido para el Frente Nacional.

En otros aspectos como la consideración del desarrollo y la cuestión nacional, el discurso de Carlos Lleras Restrepo se acercaba a las con­ cepciones de la oposición. El gobierno que proponía el candidato presi­ dencial del Frente Nacional utilizaría en todos sus proyectos la planeación, de buen recibo en todos los movimientos políticos de la época. Lleras por ejemplo, aunque le dedica menos atención en su discurso a la planeación que el Frente Unido y que el ELN, está mucho más

Ibid. p. 90. Ibid. p. 92.

166 interesado en ella que las corrientes del MRL y que la ANAPO41. Para Lleras, la planeación era «un instrumento precioso para orientar y hacer más fecun­ dos los esfuerzos del país» y coordinar la cooperación entre el sector público y el sector privado. Con ella. Lleras esperaba adelantar su política de desarrollo. En términos generales la planeación que proponía Lleras debería orientarse a los siguientes aspectos: lo. Movilización de los recursos humanos y el logro de un conocimiento completo del territorio y sus recursos naturales; 2o. Solución a los problemas del crecimiento demográfico y de la concentración urbana; 3o. Reformar los órganos del poder público y de las relaciones entre éstos y el sector privado; 4o. Revisión de la política económica y su intervención; 5o. Conciliación por parte del Estado de los intereses económicos y sociales; y 6o «una acción económica internacional que tome en cuenta valerosa y audaz­ mente, la evolución del mundo contemporáneo»42. Como vemos, todos este aspectos, revelan el alcance que el candidato concedía a sus planes de desarro­ llo. Pero las reflexiones de Lleras en torno al desarrollo, no se presentabas como una crítica al régimen, por el contrario, estaban orientadas a reforzar los programas que sobre el asunto venía adelantando el Frente Nacional,

Para Lleras, el desarrollo eléctrico, el ensanche de la producción de petróleo y gas, el plan de adecuación de tierras para el cultivo intensivo y el desarrollo ganadero, combinado con el adelantamiento de la Refor­ ma Agraria constituían las grandes líneas de trabajo inmediato, por tra­ tarse de los puntos estratégicos de la economía que «tienen influjo de­ cisivo en el desarrollo general»43. De otra parte Lleras planteó la inci­ dencia directa de las condiciones de vida y capacitación de los colom­ bianos sobre la productividad y la distribución del ingreso. Y fue en este sentido que expuso sus programas en tomo a la educación, la salud y la vivienda. Sobre la educación Lleras prometió, además de incentivar el desarrollo de las universidades como centros de investigación y forma­ ción de la clase dirigente, continuar con los aspectos contemplados en el Programa del Frente Nacional aprobado en febrero de 1962, es de­ cir, crear liceos de segunda enseñanza para las clases populares, am­ pliar la educación técnica con base en los programas del SENA, y faci­ litar la expansión de las profesiones intermedias. Los problemas referen­ tes al estado sanitario de la población los enfrentaría con la formación de personal en las profesiones auxiliares de las ciencias de la salud y servicios médicos preventivos y hospitalarios para la «parte amplia de la po­ blación que no esté cobijada».

41 El FUP le dedicó a la planeación de 5.9% del total de sus referencias, el ELN el 4.4%, la Línea Blanda y el MDN el 2.9%, la Línea Dura el 0.3% y la ANAPO el 0.4%. 42 Ibid. p. 91. 43 Ibid. p. 93-94.

167 No obstante el reconocimiento de diferentes situaciones problemáticas, la acep­ tación de las desviaciones de la «concepción original del Frente Nacional» y de las deficiencias en el funcionamiento del Estado, y de proponer ampliar los espacios para la participación ciudadana y la prestación de los servicios a los sectores populares, es evidente que el tema más importante para Carlos Lleras, según su programa de gobierno, era acelerar el desarrollo nacional.

4.5 Los liberales haciendo hostias. La Iglesia en el programa de Carlos Lleras Restrepo

El 6 de julio de 1965, el Episcopado Colombiano había trazado las directrices que en materia social y respecto a la «problemática del país» deberían seguir quienes siendo católicos tenían bajo su responsabili­ dad la organización de «la convivencia dentro de las líneas generales de respeto a la dignidad humana de los socios y de equidad en el repar­ to del producto colectivo»44. Invitado a opinar sobre el contenido de la pastoral eclesiástica. Lleras Restrepo aprovechó la oportunidad para decir: «El examen de la declaración episcopal, como el de las grandes encíclicas pontificias cuyos principios se reflejan en ella, me convence de que existe una identidad completa entre la presente doctrina social católica y la del neo-liberalismo colombiano45. Dio a entender el candi­ dato frentenacionalista que precisamente los principios de la doctrina social de la iglesia habían sido los que los liberales colombianos habían procurado consagrar en la legislación colombiana.

La intervención de Lleras Restrepo, realizada en una serie de conferen­ cias organizadas por la Iglesia católica colombiana, le permitía al can­ didato matar varios pájaros de un solo tiro. En primer lugar, aspiraba a neutralizar a los católicos liberales que veían con buenos ojos la prédi­ ca política del cura Camilo Torres y el comportamiento mesiánico del General Rojas Pinilla. En segundo lugar, neutralizaba también cual­ quier sospecha de persecución religiosa que pudiera poner en ejecu­ ción el liberalismo en el poder. Encíclicas en mano, interpretando sus textos, cual versado en teología, Lleras demostraba que entre la doctri­ na social de la Iglesia y el pensamiento liberal no había diferencia algu­ na, ni en la teoría ni en la práctica. Por supuesto, el objetivo de Lleras era cercar lo más estrechamente posible el espacio de los anapistas, que funda­ mentaban toda su actividad teórica y política en los legados papales. Con me­ nor intensidad se lesionaban los intereses de los demócratas-cristianos y de los

44 Véase prólogo al libro: Lleras Restrepo C.3igó Pierre, Gómez H.Alvaro, Pastrana B. Misaél. ¿ Revolución Violenta? Bogotá, ed. Andes, 1965 157p. 45 Véase Lleras Restrepo C. El Cambio Social. Bogotá, editorial Agrá, 1965. p. 101.

168 partidarios de la revolución violenta reunidos con Camilo Torres en el Frente Unido.

Interesado, como estaba Lleras, en llevar a cabo su proyecto político sin ninguna intermediación ni tropiezo, decidió apelar -en este sentido- más al modelo de la Regeneración que al de la «Revolución en Mar­ cha»: «No vacilo en afirmar -declaraba Lleras- que para Colombia es una positiva ventaja el hecho de que un partido, tradicionalmente seña­ lado como personero de las clases populares, pueda desarrollar su po­ lítica social sin tener que chocar en forma alguna con las orientaciones de la Iglesia. Como es también una ventaja que ésta no tropiece en la prédica de sus principios con prejuicios políticos. Mientras más se iden­ tifiquen la Iglesia y las fuerzas políticas en sus objetivos sociales, cada una desde el campo que les es propio, más probabilidades habrá de que la nación realice rápida y pacíficamente las transformaciones re­ queridas»46.

Sus ideas expuestas entonces, no variaron. En el documento electoral reconocía en la Iglesia «un elemento esencial, del orden social, y hoy, más que nunca, fuente de enseñanzas que suavizan las relaciones humanas47. Lleras apelaba más a las cuestiones religiosas incluso que el mismo Camilo Torres o que alguna de las corrientes del MRL. Apeló menos que los demócratas cristianos, que los nacionalistas del MDN y que los anapistas. Mientras el candidato oficial iba directo a la cúspide de la Institución, los ideólogos anapistas particularizan su llamado a la baja Iglesia: el cura, el párroco de pueblo o de los barrios pobres de la ciudad.

Finalmente, el candidato del Frente Nacional dejó consignado en su plataforma el itinerario de su vida política. «... puedo -dijo- presentarme sin rubor como abanderado de un cambio social que no predico ahora, por conveniencias electorales, sino que he defendido desde hace mu­ cho tiempo y al cual he colaborado todas las veces que me fue posible hacerlo... ni el cambio social ni la concordancia son en mis labios vil mentira o recurso estratégico, y puedo actuar ante la nación sin necesi­ dad de disfrazarme»48. Así, buscaba Lleras contrarrestar la propaganda de la oposición que lo tildaba de antipopular. Acuñó para su discurso electoral la consigna del "cambio social" como alternativa a la promovida "revolución" de los grupos de la oposición. De inmediato se distribuyeron folletos que recopi­ laban escritos e intervenciones suyas bajo esa denominación.

46 Ibid. p. 102. " Véase «Plataforma programática apoyada por la Dirección Nacional Liberal en noviembre de 1965» en: Programas del Partido Liberal Colombiano 1959-1981... Op. cit. p.108, 48 Ibid. p. 104.

169 Después de proclamada la candidatura oficial del Frente Nacional, vino la utilización de toda la maquinaria del establecimiento para su promoción. De­ clararon su adhesión las centrales obreras CTC y UTC.

El sábado 4 de diciembre se reunió la Convención de los conservadores iden­ tificados con el Directorio Nacional que seguía las orientaciones del ex presi­ dente Mariano Ospina Pérez. Los convencionistas adhirieron a la candidatura oficial del liberalismo. En documento emitido en esa ocasión declararon que el programa de Carlos Lleras Restrepo "satisfacía plenamente al conservatismo por su enfática defensa del régimen presidencial, la restauración de la autori­ dad, la consolidación de las relaciones entre la Iglesia y el Estado. . . "49.

49 Véase El Tiempo, diciembre 5 del 965, p. 20. De la nueva reagrupación conservadora al lado de Ospina, destacamos los nombres de los ex ministros de Roj as: Ludo Pabón Núñez y Evaristo Sourdis; del dirigente del MAN de los tiempos del gobierno Ernesto Martínez Capella; el dirigente del Movimiento de Unión y Reconquista Luis Torres Quintero; el alzatista Femando Londoño.

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