El Río Carrión En La Literatura
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369-390.qxp 28/10/08 19:07 Página 369 EL RÍIO CARRIÓN EN LA LITERATURA 369 El río Carrión en la Literatura Marcelino García Velasco Los ríos tienen personalidad y carácter, aunque no hayan sido estudia- dos desde esa dimensión, sino desde su necesidad, su aprovechamiento o su uti- lidad, o sea, su rendimiento caudal para el aumento de las cuentas corrientes de sociedades más o menos anónimas. Unos nacen para ser dueños de su destino y volver a salir al aire; algu- nos para hacerse aventura permanente; los menos, para alzarse como puro ador- no inútil: “en fama claro, en ondas cristalino”, desde el decir de Góngora. Los elegidos de los dioses, para saber amar antes de morir. Son ángeles de contem- plación. Los ríos de Palencia nacen un tanto porque sí, como todos –grandes y chicos– casi por empuje de su propia curiosidad que les saca un día desde los dentros de la tierra a ver el aire, la luz, la verde palabrería vegetal de los cho- pos hacia la altura. Los ríos mayores –es un decir– de Palencia brotan de sus fuentes casi juntos. Uno, el Carrión, se desliza por la derecha de la provincia –en su posi- ción de ver, echada, la despedida del sol– y deviene manso, conservador, calla- do y amigo de los poderosos. Él vio a los Ansúrez, los Benigómez, los Rojas y Sarmiento, los Mendoza, al gran conde–obispo de Palencia y, de lejos, los Man- rique. Y hasta puede que con sus aguas lavaran sus miserias, por más que los nobles, entonces, se lavaban más bien poco, gracias a Dios, decían ellos. Y, en cuanto a miserias, ¡quién lo duda!, carecían de ellas. Un río tan poco aventurero y tan pegado a la tierra, tan infantil y dócil, que muere sin haber salido de sus lindes provinciales. El río Carrión nace como asustado y dispuesto a la huida en cuanto pin- ten calva la ocasión. La frialdad del agua de la laguna de Fuentes Carrionas apaga el resuello al más fogoso. Y durante mucho tiempo, hielos y desnudez, sabor esquivo del pedregal que amontonó el glaciar. Hay que buscar, como un novillo indómito, la ternura de la hierba que crece en la aridez del roquedal, el olor sabroso del enebro rastrero, la amarga amarillez de los piornos y la pun- PITTM, 78, Palencia, 2007, pp. 369-390. 369-390.qxp 28/10/08 19:07 Página 370 370 MARCELINO GARCÍA VELASCO zante de la aulaga, la malvina sonrisa menuda de los brezos, la pomposa púr- pura del digital. Y huir hacia los valles que llevan al calor del hombre, a la mansa sonrisa vertical de la provincia hasta llegar al mar sin otro pensamiento que el de escapar del frío. En el siglo XIX, cuando Pascual Madoz y su equipo con sus innume- rables colaboradores anónimos dejaron para el tiempo el DICCIONARIO GEOGRÁFICO, HISTÓRICO Y ESTADÍSTICO DE ESPAÑA, en el tomo correspondiente a Palencia, al describir el río Carrión, decía así: “Carrión: río de la provincia de Palencia, partido judicial de Cervera de río Pisuerga: nace a dos leguas de esta villa en las faldas meridionales de las sie- rras, que la separan de la provincia de Santander, en el sitio llamado Fuentes Carrionas. Al principio lleva la dirección de Norte a Sur con el nombre de río Car- daño o de Alba, hasta los cerros del Norte de Rebanal de las Llantas donde toma la del Oeste hasta el término de Alba de los Cardaños, jurisdicción de Campo–Redondo y entra en la provincia de León pasando por el de Otero, Veli- lla, Guardo, Mantitos y Villalba; vuelve a la provincia de Palencia por Fresno del Río, Pino del Río, Celadilla, Valcavadillo y Saldaña, cuya jurisdicción atra- viesa de Norte a Sur continuando la misma por Carrión de los Condes, Villol- do, Manquillos, Perales, Ribas y Santa Cruz en cuya inmediación se une el río Cieza, al sur de Amusco. Baña enseguida los campos de Monzón y de Husillos, pasa al Oeste de Palencia, al Sur de Villamuriel y al Oeste de Calabazanos. La isla que forma este río en las inmediaciones de Palencia, desde cerca del puen- te de Anguarín hasta la capital, se llamó en otro tiempo Floresta de D. Diego Osorio, sitio celebrado por un torneo de fiestas que se hicieron al emperador Carlos V. Todo el curso de este río por el territorio de Palencia no excede de ⁄ de legua; pero es tan fértil que además de dar abundantemente los granos de siem- bra, abastecen sus huertas de frutos y hortalizas no sólo a la capital, sino tam- bién a muchos pueblos del entorno.” Texto eminentemente didáctico, muy del sabor de lo que entonces se hacía, inaccesible a la escuela de aquel tiempo, inimaginable en la de hoy, de la que, además, ha desaparecido el nombre. Es la intensa frialdad de lo que quiere ser solamente información para su conocimiento. Reflejaba los últimos estertores del acabado siglo de las luces recogidos por el liberalismo, por lo tanto Madoz no hace sino seguir las normas que rigen en su época para la educación de un pueblo en todos sus estamentos. 369-390.qxp 28/10/08 19:07 Página 371 EL RÍIO CARRIÓN EN LA LITERATURA 371 Pero esta manera de exposición no es olvidada por los que vendrán. Muchos años después, con otras normas y otras formas de vida también, Bece- rro de Bengoa en EL LIBRO DE PALENCIA da la siguiente, no menos fría y deshumanizada, exposición fidedigna y definitoria de nuestro río. “Tiene su origen el Carrión al pie de los puertos de Pineda, de Aruz y del Pico Lezna en lo más escondido de la montaña, pasa por el puente de Tebra, por Vidrieros, Triollo, Alba de los Cardaños, Campo Redondo, Otero de Guardo, Velilla, Guardo, Intorcisa, Mantinos, Villalba, y cruza el extenso valle de la Vega, dividido en varios cauces, que llevan distintos nombres regando multitud de pue- blos, pasando el ramal principal por la villa de Carrión, que le da nombre. Júntanse todos en Calzada de los Molinos y en Villoldo, y entre esta villa y la de Perales únesele el río La Cueza, que nacido más allá de Terradi- llos, en los límites de la provincia de León, riega Ledigos, Quintanilla, Cerva- tos, Villanueva y el histórico sitio de Valverde de Golpejar. El Carrión sigue por el priorato de Santa Cruz, Monzón y Husillos, baña la ciudad de Palencia, Villa- muriel de Cerrato y Calabazanos; y poco antes de llegar a Dueñas se une al Pisuerga que recorre una corta extensión, penetrando en la provincia de Valla- dolid.” Por este camino no lograría yo, ni nadie, atraer la atención del lector no especializado en curiosidades geográficas. Por eso acudo al inmortal oficio de los juglares, que reunían al pueblo con sus versos y lo encandilaban de tal mane- ra que, después, premiaba su hacer con favores de todo tipo, siendo los de las damas los más ilusionantes. El nombre de nuestro río aparece ya en los primeros albores de nuestra poesía y así en el CANTAR DE MÍO CID es nombrado por el juglar que lo compuso y escribe en un verso: “En begas de Carrión” Y hasta en los perdidos cantares de gesta, anteriores al de MÍO CID, como es el caso del CANTAR DE LOS INFANTES DE LARA, O DE SALAS, aparece ya de marco de referencia geográfica e histórica el nombre del río Carrión. Estos cantares de gesta ya desaparecidos, han sido, algunos, reconstrui- dos porque ciertos pasajes cumbre, cronistas e historiadores los pasaron casi ínte- gros a sus crónicas e historias aceptándolos como testimonio irrefutable, caso de las SILENSE y NAJERENSE o la CRÓNICA GENERAL de Alfonso X. 369-390.qxp 28/10/08 19:07 Página 372 372 MARCELINO GARCÍA VELASCO Véase cómo describe el viaje en huida del traidor Ruy Velásquez por nuestras tierras en el reconstruido CANTAR DE LOS INFANTES DE LARA, conservado en la ESTORIA del rey Sabio. “En otro día el traidor de Saldaña partió aguas de Carrión ayuso fuese para Monçón. don Mudarra supo las nuevas, para allá adereçó; topó con su rostro al par del río Carrión (…) (…) e quando don Mudarra en Dueñas entró el traidor ya passava Pisuerga e Carrión.” Gonzalo de Berceo, aquel monje poeta riojano, primero en dejarnos su nombre como autor de versos castellanos, en su “ESTORIA DEL SENNOR SAN MILLÁN” y en el pasaje en que, poeta al servicio de la Iglesia –la poesía es frecuentemente encontrada al servicio de alguien o de algo, es decir, tiene compromiso– trata de convencer a los fieles de que han de pagar el voto de San Millán para engrandecimiento del monasterio, en compensación a la ayuda prestada por el Santo al conde Fernán González en la batalla de Hacinas, siglo X. Berceo escribe en el XIII: “El cuend Ferrán Gonzalvez con todos sus varones Con bispos e abbades, alcaldes e sayones Pusieron e iuraron de dar todas sazones A Sant Millán cada casa de dar tres pipiones. Como taia el río que corre por Palencia, Carrión es so nomne secundo mi creencia, Fasta’l río de Arga iaz en esta sentençia, De render cada casa esta reconnosçencia.” Don Juan de Mena, ya más tarde, en su obra “LABERINTO DE LA FORTUNA”, también lo trae a la luz y al conocimiento de los lectores en uno de sus pasajes: “Arlanza, Pisuerga, e aun Carrión gozan de nombres de ríos.” 369-390.qxp 28/10/08 19:07 Página 373 EL RÍIO CARRIÓN EN LA LITERATURA 373 Y el ROMANCERO al situar la historia e informar de los hechos que ocurrían en lo que fue Hispania, y más tarde España, en aquel encuentro entre el rey de León, Sancho Ordóñez, y el conde de Castilla, Fernán González, los lleva, por mandato de “aquessos benditos monjes”, a buscar, mediante una tre- gua, la paz por la pelea, como era costumbre, y casi ley, de aquellas gentes –sigue esa costumbre, véase Irak y los que la cercan– a “los prados que dicen de Carrión.” Pero la tregua, de 15 días, por si reflexionaban, es rota por ambos, no sé si con reflexión o sin ella.