Estudios Geol., 60: 53-59 (2004)

REPLICA A LOS COMENTARIOS DE CANUDO ET AL. A «ASOCIACION FAUNISTICA DE VERTEBRADOS MESOZOICOS DE LA LOCALIDAD DE GALVE (TERUEL)>> [ESTUDIOS GEOL., 58 (2002), 189-193] B. Sánchez Hernández *

Una vez analizados los Comentarios a mi artículo lizó en el año 1958, difícilmente pudo llevarse a realizados por Canudo, Ruiz-Omeñaca, Barco, cabo el trabajo de campo, selección del área correc­ Cuenca-Bescós y Royo, sorprende el exceso de celo ta de prospección, estudio del material hallado y para descalificar un artículo que nunca pretendió excavación de la zona atendiendo a los resultados otra cosa -como se especifica claramente en su de las etapas anteriores señaladas, estudio del mate­ introducción- que ser una actualización temporal rial hallado, redacción del artículo y publicación de de la «Lista faunística de los vertebrados de Galve éste en ese mismo año. Parece razonable que todo (Teruel)>> realizada por los investigadores Buscalio­ ese trabajo le llevara un poco más de tiempo, posi­ ni y Sanz (1987). En esta publicación se pretende blemente años. Cabe señalar que algunos de estos clarificar algunas afirmaciones contenidas en dichos mismos autores aceptaban fechas aún anteriores Comentarios. para esa actividad, como se puede comprobar en la Guía del Parque Paleontológico de Galve (Teruel), cuyos autores son J. 1. Canudo, G. Cuenca Bescós y Fecha de inicio del estudio de los yacimientos de J. 1. Ruiz Omeñaca (1996), en donde señalan «Este Galve yacimiento (el de Las Zabacheras) lo encontró José María (se refieren a D. José M.ª Herrero, antiguo Canudo et al. afirman que es incorrecta mi afir­ propietario de la colección Herrero donada al mación del comienzo de los estudios sobre los Museo de Galve) a la orilla de la carretera de depósitos de Galve a principios del siglo xx, así entrada al pueblo, construida sobre el año 1934, y como la fecha de 1950 para el comienzo de las cuyo trazado cortó el yacimiento y cuantos materia­ excavaciones. Cuando señalé que «los restos de les aparecían eran transportados por los obreros Galve se estudian desde principio del siglo xx» se como relleno del firme, tras recuperar lo que quedó pretendía aludir al trabajo de los pioneros que acu­ fue restaurado y guardado. Se había encontrado dieron a los depósitos de la provincia de Teruel por primera vez en España un saurópodo [...]». atraídos por su riqueza paleontológica. Otros inves­ tigadores (don Luis Alcalá, en prensa) citan fechas aún más anteriores (concretamente los siglos XVIII o Correcciones a taxones mal nombrados XIX) a la mencionada, de acuerdo con los datos faci­ litados por el Director de la Fundación Conjunto En la tabla I corrigen erratas en los nombres de Paleontológico de Teruel. los taxones. Algunas son correcciones de algún Igualmente, señalan la fecha de finales de la error ortográfico que en otras partes de mi artículo década de 1950 como la de comienzo de los estu­ están correctamente nombrados. Son los casos de: dios, citando erróneamente la publicación de Fer­ - «Clase Mamalia» que corrigen como «Clase nández Galiano (1958). El número 20 de la revista Teruel consta de 238 páginas y 37 láminas. La Mammalia». Con ese mismo nombre la señalo en el publicación aludida se extiende de la página 201 a resumen que encabeza mi artículo. la 203, y no de la página 1 a la 3 como mencionan - «Infraorden Anguilomorpha» que corrigen como «Infraorden Anguimorpha» nombre idéntico en su cita bibliográfica. No obstante, dado que la publicación definitiva de Fernández Galiano se rea- al que se recoge en la página 190 de mi artículo.

* Dept. ofEarth Sciences; University ofBristol; Wills Memorial Building; Queen's Road; Bristol BSS IRJ. U.K. glbsh@bris­ tol.ac.uk. 54 B. SANCHEZ HERNANDEZ

- Familia «Scindae» que nombran como «Scin­ los autores señalan en los comentarios -Barco, J. L. cidae», igual que se recoge en la página 191 de mi (2003)- ya que hay error en el paginado, así como artículo, donde aparece correctamente nombrado en la decimoctava -Kohring, R. (1990)- donde dos veces. repiten la misma falta. También deben corregir la - Género «Machimisaurus» que nombran como cita decimocuarta -Crusafont, M. y Gilbert, J. «Machimosaurus», nombre idéntico al que aparece (1976)- donde se menciona mal al segundo autor. en la página 191 de mi artículo. Así como la decimosexta -Rahn, G. y Rahn, R. - Género «Paredotherium» que nombran como (1992)- que presenta error en el volumen por ellos «Parendotherium», igual que se recoge en la señalado; por no entrar en los fallos cometidos en página 190 de mi artículo. los títulos que aparecen en otros idiomas. En el caso de la «Superclase pisciformes», que los autores tachan de invención, la denominación de «Superclase pisciformes» la he tomado del trabajo Coincidencias con la lista faunística de Ruiz de Buscalioni y Sanz (1987). Omeñaca (1996) En este punto cabe señalar que, en la tabla I que estos autores definen como «denominación correc­ En otro punto de los Comentarios señalan mi lis­ ta», se observa un error cuando, en una de las tado como prácticamente idéntico a la lista faunísti• correcciones que pretenden realizar, ponen la abre­ ca de los vertebrados de Galve proporcionada por viatura usada por mí: «Gen.» en cursiva (<>, debo señalar recoger en mi clasificación Orden Crocodilia en que ambos artículos han sido consultados y mencio­ lugar de Crocodylia. En la página 65 del trabajo de nados en mi trabajo (el primero de ellos utilizado Buscalioni y Sanz (1987) se menciona Orden Cro­ como referencia básica). De esta forma se han reco­ codilia exactamente como se recoge en las pági­ gido las sinonimias que he considerado razonable­ nas 189 y 191 de mi trabajo. Aún así y consciente mente expuestas; como se verá más tarde al tratar el de la posibilidad de mencionar tal orden como Cro­ género Acrodus. codylia, también uso esta opción en las páginas 190 y 192; en este caso como superorden Crocodylo­ morpha. Creo que el mantener la nomenclatura Correcciones a las referencias de algunos usada por Buscalioni y Sanz en una publicación de taxones 1987 no es, ni mucho menos, una evidencia de coincidencia con la lista faunística de Ruiz-Omeña­ Los autores señalan como error en las referen­ ca (1996). cias de algunos taxones el hecho de no indicar la - Citar el Orden Chelonia en lugar de Chelo­ publicación donde se citan por primera vez. A este nii, se denuncia como otra evidencia. Como se respecto debo decir que en ningún caso menciono señala en mi artículo, tal clasificación se llevó a que los autores indicados son los que citaron por cabo atendiendo a la realizada por el Dr. Michael primera vez la presencia de tales taxones en Galve. J. Benton (1995). En la página 317 de este libro, se Se recurrió a mencionar como publicaciones aque­ pueden leer exactamente los mismos términos, llos artículos donde se respalda la existencia de tal «Orden Testudines (Chelonia)>>, que se recogen en taxón en los depósitos de Galve, lo que entiendo mi trabajo. suficiente para cubrir el objetivo del artículo, que - Con respecto a las otras dos «evidencias» era elaborar un compendio de diferentes taxones (clasificar Machimosaurus como Goniopholididae citados por diversos autores para los yacimientos y mencionar el género «Carchadontosaurus» en de la localidad de Galve, a fin de obtener una lugar de Carcharodontosaurus) no se aceptan visión general del potencial fosilífero de la locali­ como tales, ya que en el artículo se señala, junto a dad mencionada. cada uno de estos taxones, las referencias de No obstante, a propósito de errores en citas biblio­ donde se han tomado, referencias que son muy gráficas, se aconseja que revisen la séptima cita que anteriores a 1996. REPLICA A LOS COMENTARIOS DE CANUDO ET AL. 55

Discordancia en el número de taxones para depósitos de Galve Paulchoffatia, Kuehneodon aparecidos en Galve y Galveodon). Igualmente Kielan-Jaworowska y Ensom (1992) citan dos características de la morfolo­ En alusión a los ocho géneros de mamíferos que gía dental para caracterizar a Plagiaulacidae (Pla­ los firmantes de los comentarios advierten en Galve giaulax y Bolodon están incluidos en ésta), incluyen­ y no los catorce mencionados en mi trabajo, hay do a Eobaatarinae (Eoobatar y Parendotherium, que decir que las referencias que estos autores men­ entre otros géneros que agrupa esta subfamilia), dife­ cionan para respaldar su propuesta de ocho taxones renciándolos de los miembros de Allodontidae. también son citadas en el artículo cuya clasificación Por su parte, el género Bolodon es atribuido por de mamíferos tachan de errónea. Esto quiere decir algunos autores a su propia familia Bolodontidae que ya fueron consultadas esas fuentes pero en nin­ (McKenna y Bell, 1997, los cuales consideran a gún caso me han convencido. Por lo cual se opta Parendotherium herreroi un estadio juvenil de por los catorce taxones citados, rechazándose la Loxaulax valdensis). McKenna y Bell (1997) consi­ sinonimia que los firmantes defienden. deran a la familia Eobaataridae sinónimo de Bolo­ Sinonimia también rechazada en recientes publica­ dontidae y contemplan a Bolodontidae formada por ciones entre las que se pueden citar Hahn y Hahn los géneros Loxaulax (considerado por ellos como (1990), Hahn Y Hahn (2000), Kielan-Jaworowska y sinónimo de Parendotherium), Eobaatar, Bolodon Hurum (2001), McKenna y Bell (1997), Wang et al. (sinónimo de Plioprion) y Monobaatar. A su vez, (1995), entre otras. De esta forma, no sólo no se esta familia, Bolodontidae, la creen constituyente de acepta tal similitud sino que se llegan a considerar la superfamilia Plagiaulacoidea, junto con cuatro géneros diferentes aunque, en algunos casos, pertene­ familias más y Plagiaulacidae. En esta última inclu­ cientes a una misma familia. Así Kielan-Jaworowska yen, entre otros géneros, a Paulchoffatia, Kuehneo­ y Hurum (2001) consideran a los mamíferos multitu­ don, Galveodon, Plagiaulax y Lavocatia. berculados divididos en dos distintos subórdenes (el Por todo esto, se niega categóricamente las sino­ parafilético «Plagiaulacida» y el monofilético (Cimo­ nimias de Kuehneodon sp, Paulchoffatia sp., Bolo­ lodonta) y una familia incertae sedis. Siguiendo con don elongatus, Bolodon sp., y Plagiaulax sp., para este trabajo de los citados autores, el suborden «Pla­ los géneros Parendotherium y Eobaatar, defendidas giaulacida» agrupa a las familias Allodontidae, a ultranza por los firmantes de los Comentarios y Zofiabaataridae, (cuya diagnosis expuestas en varios de sus trabajos (Ruiz-Omeñaca, viene dada en las páginas 412-413 del mencionado 1996; Canudo et al., 1997; entre otros). trabajo, y que abarca a la subfamilia Paulchoffatiinae Ya se ha visto que actualmente no sólo no son -entre otros géneros incluye al citado en Galve sinónimos sino que además se clasifican en subfami­ Paulchoffatia-, Kuehneodontinae -dentro de la lias y familias diferentes. Y no sólo eso, sino que res­ cual se localiza el género de Galve Kuehneodon- y pecto al género Kuehneodon, cuya entidad es cues­ subfamilia incertae sedis -en donde incluyen a los tionada por los fmnantes de los Comentarios respal­ géneros Galveodon de Galve y Sunnyodon-) Hah­ dándose en una publicación de Hahn y Hahn (1992); nodontidae, Pinheirodontidae (donde sitúan el género ha de decirse que precisamente en la página 106 de de Galve Lavocatia), Plagiaulacidae (considerada un trabajo de estos autores (Hahn y Hahn, 2000) pue­ sinónimo de Bolodontidae y que abarca a los géneros den consultar las características propias de este géne­ citados en Galve Plaugiaulax y Bolodon, a los cuales ro, al que se le atribuyen las siguientes especies, no considera sinónimos; la diagnosis de esta familia todas ellas creadas por uno o ambos autores y cuyos se recoge en la pág. 414), Albionbataridae, Eobaata­ restos admiten hallarse en depósitos relativos al Jurá­ ridae (diagnosis en pág. 415; incluye a los géneros sico Superior-Cretácico Inferior de Portugal (Guima­ Eobaatar, Loxaulax y Parendotherium y tampoco los rota, Porto das Barcas) y de España (Galve, Uña): K. considera sinónimos) y Glirodon (considerado «Pla­ dietrichi Hahn G., 1969; K. dryas Hahn G., 1977; K. giaulacida» incertae sedis). En esta línea se encuentra guimarotensis, Hahn, G., 1969; K. simpsoni Hahn R., también el trabajo de los autores Hahn Hahn (1999), 1969; K. uniradiculatus Hahn G., 1978, Y K. barca­ donde crean la familia Pihnheirodontidae (la cual sensis Hahn G., YHahn R., 2001. incluye el género de Galve Lavocatia) diferente de A propósito, los autores de los Comentarios -a Paulchoffatiidae; así como ocho familias dentro de la hora de citar alguna bibliografía para aclarar la Plagioaulacoidea. Respecto a Paulchoffatoidea, Kie­ discusión de catorce u ocho géneros- mencionan lan-Jaworowska y Ensom (1992) lo proponen como referencias que no contienen lo que ellos afirman, nuevo suborden; sin embargo, Hahn (1993) y Gam­ como ocurre en el caso de Canudo y Cuenca-Bescós baryan & Kielan-Jaworowoska (1995) le devuelven (1996), que en ningún momento aborda la cuestión el estatus de familia (familia Paulchoffatiidae, que de los catorce u ocho taxones de mamíferos recono­ recordemos, incluye entre otros a los géneros citados cidos en Galve. 56 B. SANCHEZ HERNANDEZ

Como se observa, las clasificaciones llevadas a cies incluidas en éste) de Cappetta (1987). De esta cabo por estos autores no suelen ser las más correc­ forma se rechaza rotundamente la afirmación que tas (o al menos no son las más actuales). Es un error estos escritores hacen, con nulos argumentos, de «la que repiten varias veces con la pretensión de poner lista de Sánchez Hernández está obsoleta». de manifiesto lo erróneo de las clasificaciones de mi Respecto a la corrección que pretenden cuando artículo. A este respecto, estos autores están en señalan «Además, la autora afirma que "entre los desacuerdo con la referencia que realicé de algunos mamíferos se han citado las nuevas especies [...} taxones, entre los que citan al género Acrodus. En Bolodon elongatus" (pág. 190); esto es una vez más este punto hay que señalar que la úncia discrepancia incorrecto porque Bolodon elongatus es una espe­ que se comete respecto a ellos es no considerar este cie publicada por Simpson (1928) a partir de mate­ género como un Hybodontoidae. Sería interesante rial del Reino Unido», cabe decir que en ningún leer los criterios usados para tal atribución puesto caso se afirma en mi artículo que ese' género y espe­ que si bien ambos géneros pertenecen a Hybodon­ cie se hubiese descubierto por primera vez y a nivel toidea, se incluyen en familias diferentes (Hybodus mundial en Galve; lo que sí se señala en esa página en Hybodontoidae y Acrodus en Acrodontidae; tal y son los descubrimientos que se han citado para como pueden comprobar si acuden a diferentes tra­ depósitos de Galve, entre los que se incluye dicho bajos científicos; entre otros: Carroll, 1988; Delsa­ mamífero, en trabajos posteriores a 1987. Tanto es te, 1992; Duffin, 1993a, 1993b; Delsate y Duffin, así, que en la misma página de mi publicación sí se 1993; Delsate, 1995; Duffin, 1997; Delsate, 1997; citan los taxones exclusivos de esta área (y entre Mutter, 1998; Trbusek, J., 1999; Delsate y Duffin, ellos se nombran los correspondientes a cuatro 1999; Flohr, 1999; Delsate, 2001; Delsate et al., mamíferos; entre los que no figura, como es lógico, 2002). Si acudimos a las referencias bibliográficas Bolodon elongatus). dadas por estos autores a fin de hallar los argumen­ tos de tal atribución, comprobamos que en la página A12 de Ruiz-Omeñaca (1996) lo único que Incorrecto listado de saurópodos se encuentra a este respecto es una nota a pie de página que dice «este Acrodus es posiblemente un En otra parte de los comentarios señalan como Hybodus (Canudo, comunicación personal)>>. En la incorrecta la clasificación dada en mi artículo para otra referencia que dan (Canudo et al., 1997), lo que los saurópodos que han sido hallados en Galve. Así, mencionan de este género es «Kuhne (1966) cita niegan que Aragosaurus ischiaticus sea un Camaro­ dientes de Acrodus (un tiburón hibodóntido), y sauridae, sino que pertenece a Titanosauriformes. dientes y escamas de Holósteos en Colladico Blan­ Para ello aportan una cita: Canudo et al. (200la). co». Algo más abajo escribe: «Los "peces" cartila­ Sin embargo, tal cita corresponde exclusivamente a ginosos f. .. } están representados por dientes la fecha de publicación del conjunto de conferen­ (fig. 13), placas dérmicas, y espinas de hibodónti• cias y trabajos realizados en unas jornadas de pa­ dos (tiburones primitivos), como ¿Hybodus? parvi­ leontología celebradas en Salas de los Infantes dens y Lissodus microselachos... ». Y ya no vuelve a (Burgos) en septiembre de 1999 (como se puede mencionar a los hibodóntidos. Pues bien, creo que comprobar en la referencia de ese documento y que estas palabras para nada confirman la atribución del los propios autores recogen). Un año más tarde de género Acrodus a Hybodus. Es más, ni tan siquiera dar a conocer en esas Jornadas la creencia de estos aclaran el porqué de tal atribución (más aún cuando autores de la pertenencia del saurópodo bautizado en varias visitas realizadas al Museo Paleontológico por J. L. Sanz como Aragosaurus a los Titanosauri­ del Ayuntamiento de Galve y a la colección Herrero formes, podía leerse en el capítulo 11 (escrito por se han podido observar los característicos dientes Canudo y Cuenca-Bescós) del libro de J. L. Sanz del género Acrodus). Respecto a la clasificación de «Dinosaurios, los Señores del Pasado» (2000): «El Acrodus como «un tiburón hibodóntido» realizada saurópodo más conocido de Galve es Aragosaurus por Canudo et al. (1997), se le remite a las citas ischiaticus de las Zabacheras (jig. 11.10), un cama­ mencionadas anteriormente o bien a las páginas 26 rasaúrido cuya reconstrucción a tamaño natural (donde se detalla la clasificación de la Clase Chon­ puede visitarse en la misma localidad». Debido a la drichthyes), 30 (donde se detallan las características contradicción que a este respecto encuentro en tra­ de la Superfamilia Hybodontoidea, de la familia bajos simultáneos de los mismos autores se ha opta­ Hybodontidae, del género Hybodus, así como se do por seguir manteniendo la clasificación tradicio­ mencionan las diferentes de especies de éste) y 32 nal de este dinosaurio, a la espera de la realización (donde se especifican las características de la fami­ de trabajos más convincentes y no contradictorios. lia Acrodontidae, así como la diagnosis del género Otro de los saurópodos de Galve, el denominado Acrodus, recogiéndose también las diferentes espe- «Camarasauridae indet. Forma A» ha sido clasifica- REPLICA A LOS COMENTARIOS DE CANUDO ET AL. 57 do así puesto que mi artículo fue enviado a la revis­ científica para los depósitos de Galve, en lugar de un ta el 10/12/2002 y la nueva clasificación llevada a conjunto insípido de taxones, tipos de restos y un cabo por Canudo et al., fue posterior a esa fecha. sinfín de referencias bibliográficas. También afirman En las publicaciones más recientes que consulta­ que Batagurinae data del Paleoceno cuando abun­ mos de este grupo (Canudo et al., 200la; Sanz, dantes trabajos continúan otorgándoles una edad del 2000 -capítulo 11 dedicado, entre otros yacimien­ Mesozoico hasta la actualidad. Baste de ejemplo el tos, a Galve y escrito por Canudo y Cuenca-Bes­ artículo de Morafka y Berry (2002). cós-) nada dicen de estos restos salvo «En el Hau­ En este apartado de restos indirectos también cri­ teriviense y en la parte más baja del Barremiense tican la terminología usada, sacada de numerosos (Formación Castellar), los saurópodos son el grupo trabajos científicos actuales (Casanovas et al., 1983­ más abundante y diverso de los yacimientos arago­ 84; Díaz et al., 1990; Moratalla, 1993; Sanz Pérez, neses. Están citadas varias especies sin identificar 1993; Alcalá y Martín, 1995; Fuentes-Vidarte, C., de Camarasauridae y de Brachiosauridae» y citan 1996; Manera, T., 1996; Meléndez y Pérez-Lorente, las referencias del trabajo donde J. L. Sanz dio a 1996; Sanz et al., 1997; Schulp y Brokx, 1999; Pas­ conocer estos restos, entre otros. Es por ello que se cual y Sanz, 2000; Casadío, S., 2000; Bravo, 2000; ha mantenido su clasificación tradicional también Moratalla, 2000; Blanco et al., 2000; Huerta Huerta­ para estos restos. Por cierto, que de saurópodos cito do, P., 2001; Izquierdo et al., 2001; Pérez-Lorente y la presencia de restos (un diente) de un posible Molina, 2001; Pérez-Lorente, 2002; entre otros) y en diplodócido que Ruiz-Omeñaca no menciona en su algunos suyos (Cuenca et al., 1993; Esquerra et al., tesina, entre otros nuevos aportes que realizo. 1995; Pérez-Lorente et al., 1997; Cuenca et al., Finalmente, señalan como mal clasificado al 1997; Canudo et al., 1997; Canudo y Cuenca, 2000; «Camarasauridae? indet», citado por Pérez Oñate et Canudo et al., 200lb). Esta objeción habría que tras­ al. (1994). En mi trabajo no intento clasificarlo, ladarla también a estos autores, ya que en una publi­ sólo nombrarlo como encontrado en los restos de cación reciente se refieren en todo momento a «hue­ Galve. Si se acude a la página 190 de mi trabajo se llas» (ni tan siquiera «huellas fósiles») en lugar de lee (hablando de los nuevos restos citados con pos­ icnitas (Canudo et al., 200la). terioridad a 1987): «(.oo) y restos óseos de un cama­ Por todo lo expuesto, no es que mi recopilación rasaúrido aún no estudiado» de forma que me limi­ de diversos taxones mencionados para los depósitos to a mencionar, anecdóticamente su presencia, pero de Galve esté anclada en 1996, como se señala en reconociendo que aún no ha sido nombrado científi• los Comentarios de Canudo et al., sino que, a la camente. Es por ello que no menciono este nombre fecha de mi trabajo, nada nuevo (y sobre todo, de en el listado de taxones, sino que me refiero a él forma definitiva, sin contradicciones) se ha aporta­ como «Camarasauridae? indet». Respecto al hecho do. De hecho, me consta que los autores firmantes de no aparecer clasificado como Neosaurópoda, de los Comentarios no han tenido acceso a los difícilmente podía haberlo realizado teniendo en materiales pertenecientes a la colección Herrero cuenta que dicha clasificación fue defendida en la (que se encuentran en las vitrinas del muy intere­ Tesina de Barco (2003), leída con posterioridad a sante Museo del Ayuntamiento de la localidad) mi publicación (2002); no entendiendo por ese desde esas fechas, por lo cual han debido limitarse motivo la objeción de «ausencia de datos moder­ al estudio de piezas aisladas, procedentes de Galve, nos» que se hace en otra parte de los Comentarios y que se guardaban en el museo del Departamento de que ilustran con el caso de los saurópodos. Paleontología de Zaragoza; o a reclasificar restos ya descritos por otros autores en anteriores trabajos científicos donde fueron dados a conocer. Falta de mención de estudios recientes También se rechaza que la clasificación llevada a cabo en mi artículo, o los taxones que cito o dejo de En la misma línea anterior, repiten la objeción de citar, admita el adjetivo de invención o desfase, por no mencionar en mi trabajo los recientes estudios no coincidir con los escritos Canudo et al. (1997) y sobre cáscaras de huevos de tortuga. Sin embargo en Ruiz-Omeñaca (1996). Huelga decir que existen la página 192, en el apartado de restos indirectos, se otros investigadores que realizan brillantemente sus recoge la presencia de cáscaras de tortuga, así como clasificaciones. de cáscaras de huevos de cocodrilo y de dinosaurio. En la página 190 de mi trabajo puede leerse «desta­ can los abundantes restos de testudines, tanto óseos AGRADECIMIENTOS como de caparazones y huevos (Chelonia indet., y A los editores de Estudios Geológicos por darme la oportuni­ Batagurinae indet.)>> si bien nuevamente se optó por dad de plantear esta réplica a los comentarios a mi artículo. Sus citar los diversos restos mencionados en la literatura consejos han reducido y suavizado mis primeras observaciones. 58 B. SANCHEZ HERNANDEZ

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