Senado de la Nación Secretaria Parlamentaria Dirección General de Publicaciones

(S-1563/10)

PROYECTO DE DECLARACIÓN

El Senado de la Nación DECLARA:

Su homenaje, reconocimiento, admiración y gratitud a Manuel Belgrano, uno de los próceres mayores de la Patria, héroe civil y militar de la emancipación nacional, y portador de ideas políticas, económicas y sociales revolucionarias, al cumplirse el 3 de Junio doscientos cuarenta años de su natalicio, y el 20 de Junio ciento noventa años de su muerte.

Emilio A. Rached. -

FUNDAMENTOS

Señor presidente:

El nombre de Manuel Belgrano ha bautizado calles, avenidas, paseos, plazas, escuelas; su retrato tapiza aulas, oficinas, centros culturales; su estatua ecuestre cabalga sin pausa, para la mirada de los argentinos, recortada sobre el cielo de la Patria: el país honra al más indiscutido de sus próceres con una generosa iconografía y, saludablemente, honra así la nobleza de espíritu, el desinterés personal, el coraje, la abnegación y la lucidez, del más puro de los patriotismos.

La vida de Belgrano, nacido como Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, constituye una de esas raras parábolas que cada tanto muestra la Historia: llegó al mundo en un hogar acomodado y murió en la más absoluta pobreza; se formó en el Derecho y, “avergonzado de ignorar hasta los rudimentos más triviales de la milicia”, según sus propias palabras, se convirtió en un General victorioso; fue un correcto y aplicado funcionario real hasta que se dejó iluminar y encender por el fuego revolucionario; era un hombre tranquilo y apacible, y terminó integrando, junto a Juan José Castelli y , el ala más radical, jacobina de la Revolución, capaz de proferir la célebre amenaza “ Juro a la patria y a mis compañeros, que si a las tres de la tarde del día inmediato el virrey no hubiese renunciado, a fe de caballero, yo le derribaré con mis armas”. Lo lineal en él fue su vocación de servicio, el compromiso con su tiempo y el desarrollo de ideas políticas, económicas y sociales de avanzada. Esas características son el hilo conductor que juntan en una sola persona al primer economista de la Patria, seducido por la fisiocracia, con el creador de la Bandera; al promotor del periódico Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del Río de la Plata y, posteriormente, del Correo de Comercio con el combatiente en la Defensa de durante las Invasiones Inglesas; al apasionado impulsor de la educación (“¿Cómo se quiere que los hombres tengan amor al trabajo, que las costumbres sean arregladas, que haya copia de ciudadanos honrados, que las virtudes ahuyentes los vicios y que el gobierno reciba el fruto de sus cuidados, si no hay enseñanza, y si la ignorancia va pasando de generación en generación con mayores y más grandes aumentos?”), artífice, durante su paso por el Real Consulado de Comercio, de la creación de la Escuela de Comercio, la Escuela de Náutica y la Escuela de Geometría y Dibujo, con el drástico colaborador en la redacción del terrible y genial Plan Revolucionario de Operaciones; al traductor con el estratega extraordinario del Exodo Jujeño.

El general José de San Martín decía que “(Belgrano) es el más metódico de los que conozco en América, lleno de integridad y talento natural, de lo mejor que tenemos en la América del Sur”.

Ahí está entonces el entrañable Manuel Belgrano, cabalgando por siempre, recortada su figura contra el cielo de la Patria; ahí está, en el recuerdo de los 40.000 pesos fuertes (equivalentes a 80 kilos de oro) con que la Asamblea decidió premiar sus victorias como General del Ejército del Norte, en Tucumán y Salta, y que decidió inmediatamente donar para la construcción de escuelas: “Nada hay mas despreciable para el hombre de bien, para el verdadero patriota que merece la confianza de sus conciudadanos en el manejo de los negocios públicos, que el dinero o la riqueza…”.

Ese hombre excepcional, dueño de amores turbulentos y de rebeldías indómitas, había nacido en Buenos Aires el 3 de Junio de 1770. Murió, también en Buenos Aires, el 20 de Junio de 1820; en medio de la anarquía que reinaba por esos días en la ciudad, sólo El Despertador Teofilantrópico publicó la noticia: “Triste funeral, pobre y sombrío, que se hizo en una iglesia junto al río, en esta capital, al ciudadano, brigadier general Manuel Belgrano”.

El tiempo, como casi siempre sucede, puso las cosas en su lugar e instaló de manera imperecedera a Manuel Belgrano en el corazón del pueblo; sus restos descansan en el panteón erigido en la Iglesia de Santo Domingo, a metros de su casa, sobre la avenida que lleva su nombre, en el casco histórico de Buenos Aires

Por lo expuesto solicito a mis pares el acompañamiento para la aprobación de este Proyecto de Declaración.

Emilio A. Rached. -