Manuel Parada López de Corselas Alma Mater Studiorum Università di Instituto Catalán de Arqueología Clásica Universidad Complutense de Madrid

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/ Moda italiana del Trecento al Cinquecento: características generales y confluencias hispanas Resumen: Presentamos una panorámica general de las principales características y nove- dades de la moda italiana desde el Trecento al Cinquecento a partir de fuentes escritas y pictóricas. Asimismo, nos detendremos en algunos casos de confluen- cias con la moda española del periodo.

Palabras clave: Trecento, Quattrocento, Cinquecento, Italia, España.

Abstract: This article offers a general review of the main characteristics and innovations of Italian mode from Trecento to Cinquecento. Our approach is based on the study of literary and pictorial fonts, with a special regard to the confluences between Italian and Spanish mode of the period.

Key Words: Trecento, Quattrocento, Cinquecento, , Spain

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Introducción

En uno de los libros de cabecera para la historia de la moda, la ya clásica Factores socio-económicos y obra de François Boucher Histoire du costume en Occident de l’Antiquité a nos legislación suntuaria jours (París, 1965), se establece una neta diferenciación en la indumen- taria europea en el arco cronológico En Italia, desde al menos el s. XIII y que abarca desde mediados del s. con especial fuerza en el Trecento y XIV hasta h. 1520 y se señala Italia el Quattrocento, prolifera la llama- como motor fundamental del cam- da legislación suntuaria. La bonanza bio1. A nivel puramente formal, la económica de la emergente burgue- aportación más significativa de dicho sía resultado del progresivo auge de periodo es la aparición del traje corto las ciudades frente al modelo feudal masculino y, con él, la diferenciación supuso, si no una mayor permeabili- entre moda masculina y moda feme- dad social de facto, al menos sí en lo nina que llega hasta nuestros días. No que respecta a las apariencias, funda- obstante, son muchos los factores que mentalmente en la forma de vida y en formaron parte de periodo tan rico y el vestir. En consecuencia, un nuevo complejo en las artes en general como ordenamiento jurídico era necesa- en la moda en particular. En esta rio para evitar la confusión entre contribución, de carácter puramente nobles y plebeyos, puesto que las superficial y ensayístico, trataremos altas jerarquías no estaban dispues- Fig. 2. Giotto. La donación de la capa de aportar ideas generales sobre el tas a semejante alteración del orden periodo, prestando especial atención estamental. Se trata de un fenómeno a las novedades que aportan algunas eminentemente urbano, debido no la España de Felipe IV–, sino a todo ciudades italianas y sus confluencias sólo al mayor desarrollo comercial lo contrario, al origen de una socie- con la cultura española, que final- y económico en dicho ámbito, sino dad pre-moderna cuyos canales de mente impondrá su moda a partir del también a su creciente población, acceso a la riqueza y a una vida aco- afianzamiento de la Monarquía His- en la que el anonimato contribuía a modada estaban abriéndose a capas pánica como potencia hegemónica. mayores confusiones. El fenómeno de cada vez mayores de población. En estas páginas no deseamos limi- la legislación suntuaria de tal periodo tarnos a cuestiones de historia de la en Italia no se debe, por tanto, a even- La documentación sobre legislación moda, sino que trataremos de conec- tuales necesidades de reducción del suntuaria es especialmente rica en tar con asuntos que afectan a la histo- gasto frente a una situación de crisis núcleos como Bolonia y otras ciuda- ria del arte en su más amplio sentido. –como podría suceder más tarde en des de la actual Emilia-Romagna2. En ella se regulan tanto las prendas como los complementos y se limitan especialmente el uso de oro y per- las. Las restricciones afectan por lo general a materiales textiles ricos, como la seda, a ciertos colores y a la longitud de los retales y de los vesti- dos. En ocasiones, para burlar dicho ordenamiento, la población recurría a fantasiosas vestimentas en las que se combinaban bandas de poca anchu- ra de los más variados materiales y Fig. 1. Giotto. El homenaje de un hom- tejidos, de modo que los ejecutores bre sencillo de la ley tenían serias dificultades a

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Fig. 3. Gitto. La renuncia a los bienes paternos de san Francisco

a las pompas mundanas rechazan- do la herencia paterna por medio del gesto de desnudarse pública- mente; a continuación, es la Iglesia quien protege al santo y lo acoge en su seno a través de un obispo que cubre el cuerpo desnudo con su capa. Contrariamente al texto de la Leyen- Fig. 5. Ambrogio Lorenzetti, Los efectos da Mayor, Giotto muestra cómo el del buen gobierno (detalle). padre, para recuperar a su hijo, parece querer devolverle las prendas, que sostiene con el brazo izquierdo, tra aún el traje corto masculino– y la hora de identificar las infracciones. pero un jurista que actúa como tes- la identificación del jurista, recono- Tales realidades insisten en la idea tigo le retiene por la mano derecha. cible por su traje talar con bonete y de la diferenciación por medio del Asimismo, la pintura de Asís enfatiza forrado de martas cibelinas o armi- vestido y los complementos como la riqueza del padre por medio de su ños. Apréciense algunas diferencias constante histórica. Recordemos a vestimenta dorada –como la capa de y continuidades en el mismo asunto este respecto que El Quijote, obra que La donación– y ofrece otros datos inte- pintado por Benozzo Gozzoli en inaugura la novela moderna y que resantes desde el punto de vista de la San Francisco de Montefalco más de fue un referente para toda Europa, moda; por ejemplo, la atemporalidad siglo y medio después (1452) [fig. 4]. comienza precisamente reafirmando de la moda eclesiástica –aunque con el tópico de la alimentación y la vesti- pormenores propios del momento, Legislación suntuaria, supervisión menta como rasgos externos diferen- como la mitra muy corta–, la indife- eclesiástica –con colaboración jurídi- ciales fundamentales3. Hoy en día en renciación medieval de la vestimenta ca– y redistribución de bienes a través el mundo desarrollado resulta difícil femenina, masculina e infantil –todos de las órdenes mendicantes equili- imaginar la importancia simbólica y portan vestidos amplios y largos muy bran la nueva sociedad. La moda, la el altísimo precio de la indumenta- semejantes, en este caso no se regis- actividad comercial que origina y sus ria en época medieval y moderna4; implicaciones sociales eran realidades pero en tales periodos no pasaría muy presentes en la conciencia ciuda- inadvertida la fuerza expresiva de dana. Así se refleja en conjuntos pic- acciones como tres acontecimientos tóricos como Los efectos del buen gobierno tomados de la vida de san Francisco (Ambrogio Lorenzetti, h. 1340) en el y representados por Giotto en la Basí- Palazzo Pubblico de Siena, donde se lica Superior de Asís (h. 1295-1299). presenta la producción y comercio de El homenaje de un hombre sencillo5 moda como uno de los pilares de la [fig. 1], La donación de la capa6 ciudad, junto a la enseñanza universi- [fig. 2], que supera el gesto de san Mar- taria: una tienda de calzado está pared tín y, especialmente La renuncia a los con pared con un aula en la que un bienes terrenos o paternos de san Francisco7 doctor –vestido con traje talar y bone- [fig. 3]. Giotto supo captar el drama- te– dicta una lección desde la cátedra tismo de esta última la escena: Fran- [fig. 5]. En esta obra también obser- cisco, hijo del rico comerciante de vamos cómo empieza a diferenciarse telas Pietro di Bernardone, renuncia Fig. . 4 San Francisco de Montefalco la moda masculina de la femenina.

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Esta diferenciación, que ha llegado hasta la Edad Contemporánea, res- ponde a condicionantes ideológicos y factores prácticos. El traje mas- culino nace en el Trecento y que- da plenamente configurado en el Quattrocento8; es corto, ceñido y de varias piezas superpuestas. Las más interiores son la camisa (camicia), las bragas o calzones (brache o mutande) y las calzas o medias (calze), que suelen ser largas, cubriendo la parte inferior de los calzones o incluso fusionándose con ellos (calzebrache) y con los zapa- tos (calzas con suela, calze solate). En los inventarios, la presencia de estas prendas interiores es cuantitativa- mente inferior al resto; por ejemplo, un rico comerciante tenía 6 camisas, mientras que un miembro de la fami- lia Bardi, una de las tres más ricas ajustada por medio de usolieri; aque- Fig. 7.Gentile da Fabriano, Adoración. de Toscana junto a los Medici y los llos calzones demasiado amplios u Peruzzi, tenía un total de 22 prendas holgados se consideraban ridículos interiores, sumando camisas y calzo- y anticuados10. Sobre la camisa se nes9. Esta última prenda, que previa- coloca el jubón (farseto o zuparello11, desde h. 137012 y drásticamente a mente no estaba concebida para ser en francés jaquette), pieza principal y finales del Trecento, y que pasados visible, ahora se evidencia y debe ser más visible del traje, que se acorta los siglos dará lugar a la chaqueta13.

El jubón se combina progresivamen- te –sobre todo en la transición del s. XIV al XV– con otras prendas colo- cadas encima, principalmente el sayo (giornea, cioppa, gonnella, cotta o tunica), sobre el que a su vez se puede aña- dir el manto o capa –normalmente corta– (guarnacca, sorcotto, zacha, ghelle- rio, cottardina, guarnazzone o roba)14. La giornea es una prenda más o menos cuadrada en el tórax y con algo de vuelo sobre las piernas, con o sin mangas –de amplitud variable y nor- malmente decorativas–; se introduce por la cabeza y se cierra en los latera- les por medio de cordones o botones –usualmente forrados de tela– y/o se

Fig. 8. Domenico de Bartolo, La amplia- ción del hospital.

. 56 Fig. 6. Pareja joven en la Stua di Bagno del Castel San Roncolo.

les caballerescos y que en el Cinque- cento experimentará un viraje hacia estereotipos cortesanos diversos.

En cualquier caso, en la moda de los siglos XIV y XV las notas domi- nantes, además del traje corto, son la influencia militar, la fantasía y el gus-

ciñe a la cintura con un cinturón. Es puntas de medio pie, los ricos de un la prenda de moda durante todo el pie y la alta nobleza de dos pies17 . Quattrocento y, como veremos, entra en crisis a principios del s. XVI15 . Para ceñir y fijar las prendas existen cinturones –generalmente largos– y Los tocados son de variadas tipolo- agujas, aunque la principal novedad gías: sombreros, bonetes, turbantes, es la combinación de ojales y botones, chaperones etc. y contribuyen a la que permitían ceñir mucho más las diferenciación social. Los zapatos vestiduras18. Las formas del traje des- son bajos, ajustados y puntiagu- tacan los rasgos físicos del hombre, su dos; aquellos en forma de “pico de musculatura, tórax ancho e incluso los pato” se introducen a mediados del s. genitales19, reafirmando el rol mascu- XIV16 . A finales de siglo las puntas lino como agente activo y dominante se alargan; una ordenanza establecía de la sociedad, que en el Trecento y Fig. 9. Piero della Francesca, Historias que las personas comunes portaran en el Quattrocento responde a idea- de la Vera Cruz.

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to por la variedad, que afecta espe- cialmente a la combinación de tejidos y de colores. Los predilectos eran los claros, intensos y brillantes, además cada calza podía ser de un color dis- tinto y muchas veces se escogían los colores heráldicos del propietario o se usaban vestimentas con cada mitad de un color distinto (moda mi-parti) 20. El color favorito es el escarlata: “sopra sale non à sapore, sopra scarlacto non à colore, et sopra Pisano non à traitore”21.

El traje corto y de piezas superpues- tas resultaba adecuado tanto para la juventud como para la edad madura, aunque se establecieron diferencias. Petrarca, en una carta a su hermano Gerardo (h. 1348), monje cartujo, le recuerda que cuando eran jóvenes y vanidosos estaban obsesionados por la apariencia y dispuestos a per- der el tiempo en peinarse y vestirse cuidadosamente o a sufrir zapatos muy estrechos, mientras que ya en la vejez prefiere abandonar tales padecimientos y llevar una confor- table veste larga; asimismo recuer- da a los clásicos que reflexionaron sobre semejantes asuntos relativos a la indumentaria22. El Decameron Fig. 10. Francesco del Cossa, Ciclo de los meses (detalle). de Boccaccio (entre 1349 y 1353), es otra fuente muy útil y prolija para acercarnos a algunos de los elemen- ba sentado y tenía la ropa abierta tos de la moda del periodo. Por ejem- delante por la estrechez, vio que el plo, en una de las novelas, a un juez borde le llegaba a media pierna”23. se le considera indigno del cargo por su apariencia (“parecía más un calde- Esta situación del vestir masculino se rero que otra cosa”), y se le ridiculi- documenta ampliamente en el ciclo za por su vestimenta en general: “Y pictórico del Castel San Roncolo de como le viese las martas [del bonete] Bolzano (1388-1395), emplazamiento todas renegridas en la cabeza y un donde conviven las culturas italiana y portaplumas a la cintura y la gonella germánica. En su Galleria delle Tria- más larga que la guarnacca, y otras de se representan personajes antiguos muchas cosas todas impropias en como Godofredo de Bouillon, Tristán un hombre ordenado y de bien, vio y Gariello, con jubones largos indican- entre ellas una que, en su opinión, do que pertenecen a un tiempo pasa- era más notable que las demás, y do24, mientras que en las pinturas de fue un par de brache que, como esta- varias salas lúdicas del castillo –como

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la Stua di Bagno– los trajes cortos y complementos, aunque algunos gru- En el Cinquecento la novedad for- ceñidos se destinan preferentemen- pos profesionales o congregaciones, mal principal es el uso de vestimen- te a la juventud; este ejemplo señala eclesiásticos y altas jerarquías con- tas abiertas por la parte frontal y asimismo la neta diferenciación entre servan el solemne traje largo, cues- no por los laterales como antaño; las modas masculina y femenina [fig. tión sobre la que volveremos después. este nuevo tipo se debe a influencias 6]. En Milán este tipo de indumen- orientales, eminentemente del caftán taria corta y juvenil se considera de Por su parte, el vestido femenino turco27, uno de cuyos primeros tes- influencia española; Galvano Fiam- (roba, veste) no cambia sustancialmen- timonios gráficos en Italia lo consti- ma, en torno a 1340, señala a este te26. Sigue siendo largo y subraya los tuye el que porta el segundo rey en respecto: “isto tempore juvenes de Medio- elementos asociados con la mater- la Capilla de los Reyes Magos del lani relinquentes suorum vestigia patrum nidad: se evidencia el pecho a tra- Palazzo Medici-Riccardi en Floren- se ipsos in alienas figuras et species trans- vés del entalle de la parte superior cia (Benozzo Gozzoli, 1459-1460). formaverant. Ipsi enim coeperunt strictis et de la prenda, mientras que la par- La figura, que se identifica tradicio- muncatis vestibus uti more Hispanico”25. te inferior se ensancha para acoger nalmente con el emperador bizantino holgadamente el vientre, destinado Juan VIII Paleólogo, lleva además un La pervivencia en el Quattrocento a la procreación. Hasta al menos rico brocado asociado a personajes de las prendas de la segunda mitad principios del Cinquecento perviven de altísimo rango [fig. 11]. La moda del Trecento y el gusto por la osten- las formas simples y el escote cajea- turca estaba influenciando a Bizancio tación, común a ambos periodos, se do de gusto italiano y español. Al hasta poco antes de su caída (1453) percibe en obras como la Adoración de igual que el hombre, la mujer utiliza y llegó a Occidente con fuerza a Gentile da Fabriano (1423, Galleria también la giornea o guarnacca –con través del comercio con los otoma- degli Uffizi, Florencia) [fig. 7]; en este gamurra debajo– aunque más larga. nos y de los exiliados bizantinos28. caso el traje corto se observa en las figuras del rey Baltasar y el palafre- nero, este último, con las calzas abier- tas y medio caídas. Encontramos un variado y detallado repertorio de vestimentas masculinas en el ciclo del Hospital de Santa Maria della Scala de Siena (h. 1440) [fig. 8], en lasHisto - ria de la Vera Cruz (Piero della Frances- ca, 1452-1466, Basílica de San Fran- cisco, Arezzo) [fig. 9] o en el ciclo de los meses del Palazzo Schifanoia de Ferarra (Francesco del Cossa, 1476- 1484) [fig. 10]. En dichas represen- taciones los obreros, agobiados por el calor, se desabrochan, dejan el jubón colgando de un brazo o se lo quitan, se remangan o se quitan las calzas, de modo que se quedan en ropa interior e incluso exhiben parciamente los geni- tales. Estos ciclos muestran asimismo que todas las capas de la sociedad urbana visten patrones muy seme- jantes, que se diferencian, eso sí, por la riqueza de los materiales, la cantidad y amplitud de las telas, la viveza y variedad de los colores y los Fig. 11. Benozzo Gozzoli, Cortejo de los Reyes Magos (detalle).

. 59 Pervivencia del traje largo y origen de los uniformes

Aunque la tendencia general se incli- petable. Ideológicamente, se asociaba na hacia la adopción del traje corto a la realeza y a la Iglesia y gozaba Fig. 13. Masolino, Resurrección de Ta- y recto, la moda francesa contribu- por tanto de cierta carga de atem- bita (detalle). yó a la perduración del traje largo y poralidad. En la Cámara de los Esposos sinuoso, pues emplea un derivado del (Andrea Mantegna, 1465-1474, Pala- herigaut, la hopalanda o houppelande (ori- zzo Ducale, Mantua) se advierten gen h. 1380), que en Italia se conoce estas diferencias de edad y rango entre como pellanda. Ejemplos de esta pren- los miembros de la familia Gonzaga da figuran en el Castillo del Buon- de Mantua [fig. 14]. En el caso de consiglio de Trento (h. 1400) [fig. 12] otra gran familia italiana, los Benti- y en los dos personajes que pasean y voglio de Bolonia (, La conversan en un conocido fresco de familia de Giovanni II Bentivoglio, 1488, Masolino (Resurrección de Tabita, 1423- Capilla Bentivoglio en San Giacomo 1428, Capilla Bracacci en la igle- Maggiore, Bolonia), sus miembros sia del Carmine de Florencia)29 [fig. llevan la roba, que refuerza la imagen 13]. La hopalanda deja de usarse en de poder y la solemnidad de la esce- la segunda mitad del Quattrocento y na, cuya composición también copia se sustituye por la roba30. El prestigio modelos del arte sacro [fig. 15]. Un del traje talar favorece asimismo su detalle destaca sobre los demás: el empleo por la burguesía, de manera heredero, Annibale II Bentivoglio, que, por ejemplo, los magistrados y lleva en su solapa derecha aplicacio- mercaderes venecianos adoptan la nes de perlas que forman un círculo dogalina, inspirada en el traje del dogo. en el que se inscribe un águila, imi- tando así una antigua tela rotata o Como ya hemos señalado, las altas bien una toga picta. Dicho elemento se jerarquías prefieren el traje largo, ha introducido probablemente como especialmente para ocasiones solem- alusión al parentesco de los Bentivo- nes o cuando llegan a una edad res- glio con la familia imperial, ya que

estos afirmaban descender de Enzo Hohenstaufen, rey de Cerdeña, hijo del emperador Federico II y preso en Bolonia desde 1249 hasta su muerte en 1272. La capilla Bentivoglio es interesante ya que testimonia palma- riamente cómo en el Quattrocento los dos modelos que dotan de autori- dad al arte son la iconografía medie- val de carácter religioso y el referente clásico, que se combinan para dar lugar a una nueva imagen de poder.

El traje largo, dada su solemnidad, es asumido por corporaciones, cofra- días, funcionarios y el ámbito aca- démico, de los que ya hemos dado algún ejemplo literario y pictórico. Fig. 12. Frescos del Castillo del Buon- Estos nuevos grupos necesitan crear consiglio (detalles), Trento. una imagen de sí mismos digna y uni-

. 60 cuyos estatutos de 1377 estipulan:

“Como es nuestra voluntad dar provi- Fig. 16. Dedicación de la capilla del Co- sión no solamente para los alimentos, legio de España en Bolonia. sino que también para las vestimen- tas de los predichos, ordenamos que cada año al rector y a cada uno de los colegiales y capellanes se les entregue, al inicio del año académico, una capa escolar convenientemente forrada de lana de oveja, como las que acostum- bran a llevar los estudiantes en Bolo- nia, y cada año el primero de mayo, otra capa sin forro, de paño de color estatutario [negro], y una capucha del mismo color, de paño apropia- do, que valgan veinticinco sueldos, a expensas del colegio. Deberán llevar estas ropas y no otras siempre que si hubieran estado presentes. Pero si vayan a las escuelas, de lo contrario vinieran después de dicha fiesta, no tendrán una multa de un anconitano recibirían ninguna de las prendas de por cada infracción, en la que incu- invierno y esperarían la nueva entre- rrirán ipso facto. Esto no se aplicará ga, excepto en caso de aquellos que Fig. 14. Mantegna, Cámara de los Espo- a los doctores ni a otros que [por su hubieran estado ausentes en servicio sos (detalle). cargo] puedan llevar vestimentas del colegio. En este caso recibirían su diferentes. Y si algunos estuvieren lote completo cuando fuera que lle- taria; para ello acuden a modelos de ausentes en el momento de entre- gasen, antes de la nueva entrega de corporaciones ya establecidas, como ga de estas prendas, o si estuvieren prendas. Además, el rector, los cole- las órdenes religiosas y las militares, por llegar al colegio, si regresasen o giales y los capellanes recibirán doce lo que con el tiempo dará lugar a los llegasen antes de la fiesta de la Nati- libras boloñesas cada año, para velas, uniformes. Este movimiento de crea- vidad del Señor inclusive, recibirían calzas y zapatos y otras necesidades. ción de una imagen solemne cobra todas las susodichas prendas como Un tercio de dicha suma se entrega- gran fuerza sobre todo en el ámbi- rá a la apertura de las escuelas, otro to académico. Bolonia, sede de la tercio en la fiesta de la Natividad y universidad más antigua de Europa otro tercio en la fiesta de la Resurrec- (Alma Mater Studiorum, fundada en ción de nuestro Señor. Pero el rector, 1088), ofrece numerosos ejemplos de en concepto de los trabajos de su representaciones de estudiantes, doc- cargo, recibirá anualmente cincuenta tores y profesores, especialmente en la libras, de las cuales deberá gastar al escultura funeraria31. El ámbito uni- menos veinticinco en sus ropas para versitario copia la imagen eclesiástica representar con honor al colegio”32. y regia incluso en sus proyectos arqui- tectónicos, iconografías y ceremonial. El caso más evidente, que además sir- ve para ilustrar confluencias hispanas e italianas, es el Colegio de España fundado en Bolonia por el cardenal Fig. 15. Lorenzo Costa, La familia de castellano Gil de Albornoz en 1364, Giovanni II Bentivoglio.

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La misma institución promovió h. 1475 dos miniaturas retrospectivas de la dedicación ideal de la capilla del Colegio de España a san Clemen- te por Gil de Albornoz y colegiales (Biblioteca del Real Colegio de Espa- ña en Bolonia, códice 30, fol. 1r) [fig. 16]; y la entrega de los estatutos de Pedro de Cuenca en 1377 (Biblioteca del Real Colegio de España en Bolo- nia, códice 214, fol. 1r) [fig. 17]. En ambas imágenes de autoafirmación, el rector y colegiales –posiblemente los consiliarios– portan largas vestes; el gorro amatista (caputio o capucho) que lleva en la mano el rector en la primera miniatura y que le sostiene Fig. 19. Documento fundacional del Colegio de Santa Cruz de Valladolid (detalle). un colegial en la segunda es la prenda distintiva de los bolonios según la des- cripción de Sepúlveda. Trajes talares gos, entre todos loado, / sobió en otra semejantes llevan los miembros de la cátedra, todo el pueblo juntado, / et Natio Germanica Bononiae en la conoci- comenzó sus señas, como era trata- da miniatura de 1497 en la que juran do. / Levantose el griego, sosegado, sus estatutos [fig. 18]. En Castilla, el de vagar, / et mostró sólo un dedo, documento de fundación del Cole- que está çerca el pulgar; / luego se gio de Santa Cruz en Valladolid pre- asentó en ese mismo lugar; / levan- senta una imagen semejante a la de tose el ribaldo, bravo, de mal pagar. la entrega de los estatutos del Cole- / Mostró luego tres dedos contra el gio de España, en la que el cardenal griego tendidos, / el polgar con otros Mendoza, flanqueado por dos obis- pos y dos colegiales, entrega sus esta- tutos a uno de estos últimos [fig. 19]. Fig. 17. Entrega de los estatutos del Co- La importancia de las prendas aca- legio de España en Bolonia. démicas se refleja en obras hispanas como el Libro de buen amor, contempo- ráneo de Gil de Albornoz, en cuyo pasaje sobre la disputa entre griegos y romanos basta con ellas para que un bellaco romano pueda pasar por dos, que con él son contenidos / en doctor: “[…] Vistiéronlo muy bien manera de arpón, los otros dos enco- paños de grand valía, / como si fuese gidos, / asentose el nesçio, catando doctor en la filosofía; / subió en alta sus vestidos […]”. Aunque “el hábito cátedra, dixo con bavoquía; / «D’oy no hace al monje”, el necio sacado más vengan los griegos con toda su de la nada y hecho doctor es auto- porfía.» / Vino ay un griego, doctor Fig. 18. Juramento de los estatutos de la complaciente mirando sus nuevos muy esmerado, / escogido de grie- Natio Germanica Bononiae. vestidos: imagen que no tiene edad.

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Movilidad e internacionalización, influencia de la indumentaria militar y génesis del Estado moderno

En la segunda mitad del Trecento y je corto y ceñido confluyeron como- principios del Quattrocento se asiste didad e ideal caballeresco aggiornato. prácticamente en toda Europa a la Las prendas que los militares lleva- eclosión del llamado gótico interna- ban encima (sobreveste –en ocasiones cional, con centros de gran impor- heráldica–, que también derivaría tancia política, ideológica y comercial en el tabardo) de las armaduras o como París y Aviñón, sede temporal como forro interno debían ser cómo- del Papado. El gótico internacional das, versátiles y de fácil manejo, pues impuso el gusto por las líneas curvas, servían para proteger de la lluvia, el las formas serpentinas, la estilización frío o el calor, y no tenían que entor- de las figuras, la riqueza exagerada pecer –con su amplitud o peso– aún y una afectación que se reflejan en más la libertad de movimientos, que obras como la Anunciación de Simone era ya bastante limitada a causa de Martini (1333, Galleria degli Uffizi, Fig. 20. Simone Martini, Anunciación. la armadura o la cota. Ésta, el peto Florencia) [fig. 20] o las miniaturas o la novedosa brigandine y sus prendas producidas en la corte del duque de asociadas, bien ceñidas al cuerpo, Berry, donde además persiste con ordenamiento jurídico fundamental favorecieron la asunción de sus for- fuerza la moda francesa precedente, de los Estados de la Iglesia (Consti- mas en la moda cotidiana35. Obser- que sigue defendiendo prendas como tuciones Egidianas) y el restableci- vamos tales prendas usadas tanto en la hopalanda. La moda francesa se miento de Roma como sede papal. ámbito militar como cortesano en introdujo en focos como Florencia, en este caso por la influencia de Gualte- Paralelamente, desde el Trecento, en rio VI di Brienne, duque de Atenas, este agitado devenir del mundo caba- h. 1342-1343, mientras que en otras lleresco de carácter feudal –y en cier- ciudades como Milán y Roma se imi- to modo local– hacia las guerras que taba la moda española33. La movili- implicaron a tantas potencias y a ciu- dad e internacionalización afectarían dades y grupos sociales más amplios tanto a los Países Bajos como a Italia con papel activo –un nuevo mundo– y las Coronas de Aragón y Castilla se observa la irradiación de la indu- –estos tres últimos focos, fundamen- mentaria militar hacia la moda mas- tales para la generación del traje cor- culina34. Ropas cortas y ajustadas se to–, potencias que harían entrar en emplean encima de las cotas de malla crisis al modelo francés al imponerse en la conocida miniatura del De Bello poco a poco como nuevos centros Pharsalico (Niccolò da Bologna, 1373, de la cultura y la política. El Papado Biblioteca Trivulziana, Ms. 691, f. refleja especialmente el cambio de 86v) [fig. 21] que representa a César rumbo hacia estas nuevas potencias en su tienda rodeado por sus seguido- pre-modernas con deseos centralistas res; en la misma, las ropas de perso- y hegemónicos; deseos que se evi- najes cortesanos imitan las prendas dencian en territorio italiano con la militares y aparece nuevamente un pretendida restauración de los Esta- doctor con su traje de martas cibeli- dos de la Iglesia a través de las dos nas. El influjo de la moda militar se legacías del cardenal Gil de Albornoz observa especialmente en la giornea, (primera en 1353-1357 y segunda en jubón derivado de la journade francesa 1358-1367), cuyas principales conse- y de la laterna o lacerna romana. En Fig. 21. César en su tienda, De Bello cuencias fueron la promulgación del la elección de este nuevo tipo de tra- Pharsalico.

. 63 Fig. 22. Frescos de la Camara Picta de la Rocca Albornoziana de Spoleto (deta- lles). el ciclo de frescos de la Camara Picta del castillo de Gil de Albornoz (Roc- ca Albornoz) de Spoleto (¿h. 1380?), en los que la sobreveste se emplea tanto encima de la armadura como traje cortesano en el que se da rienda suelta a la fantasía a la hora de elegir colores, de ensanchar las mangas y de combinar con las calzas [fig. 22].

La génesis del Estado moderno, proceso que se reafirma en el Quat- trocento y cuyo escenario italiano implicó fatalmente a las principales

. 64 potencias europeas, eminentemente costumbres –el italiano viste a la fla- donde se “redescubre” la pintura al Francia y la Monarquía Hispánica, menca– por una población flotante óleo, que se difunde rápidamente por contribuyó al desarrollo de las ten- que cruza Europa, desde Italia hasta Europa. Esto no ocurre por casua- dencias ya iniciadas. La creciente Flandes y desde España hasta Tur- lidad, pues en el mismo periodo el profesionalización de los ejércitos y la quía. Pero dicho contexto informa desarrollo textil flamenco se potenció masiva convocatoria de mercenarios sobre hasta qué punto el desarrollo gracias a la introducción de planta- dieron un giro copernicano a la pro- textil puede influir en el arte: es en ciones masivas de lino, de donde se ducción de alimentos y prendas nece- Flandes, y principalmente a través de extrae precisamente el aceite de lina- sarias para el combate. Se estimula los hermanos Hubert y Jan van Eyck, za empleado en la pintura al óleo. así una potente industria textil que no tenía precedentes y surgen fenó- menos masivos como el saqueo de cadáveres y la reconfección de vesti- dos a partir de los despojos de guerra.

Así, por ejemplo, se registran ten- dencias “underground” como el acuchi- llado de las prendas y combinación fantasiosa de retales, modo copiado de los mercenarios, lansquenetes y demás personajes marginales por las altas jerarquías europeas de manera “snob”. No obstante, hemos de reco- nocer que otro de los condicionan- tes de la moda acuchillada sería la ostentación de las ricas camisas de seda, que de este modo se hacían visibles a través de las aberturas del vestido, especialmente en las mangas.

En otros casos, prendas como el tabardo, habitualmente blasonado y que se sigue usando como singu- lar pervivencia hasta el día de hoy en uniformes de maceros y reyes de armas, se copiarían en indumenta- rias burguesas como la que porta el italiano Arnolfini en el célebre Matri- monio Arnolfini (Jan van Eyck, 1434, National Gallery, Londres) [fig. 23]. En dicho retrato el comerciante se dignifica copiando esta prenda mili- tar, además alargándola para aca- parar el carácter solemne atribuido a las prendas talares y enriquecién- dola con costosas pieles como haría cualquier noble que se preciase. Este retrato manifiesta asimismo la facili- dad de circulación y asimilación de Fig. 23. Jan van Eyck, El matrimonio Arnolfini.

. 65 Diseño de Moda

Nacimiento de la moda: particularidades locales/nacionales y aparición de tendencias

Pero si bien la moda en Italia y Euro- manera de díptico (ff. 2v-3r) con ves- pa en general asiste a una progresiva tidos de francesas (del sur de Francia), homogeneización, como sucede en lombardas (milanesas), genovesas, el arte, surgen toda una serie de usos florentinas, sienesas, romanas, napo- y formas locales. Muchos artistas litanas y venecianas [fig. 25]. La obra fueron sensibles hacia esta realidad sorprende no sólo por el detalle de y registraron la diversidad en el ves- los dibujos, sino especialmente por tir, especialmente a partir de viajes. cómo introduce al espectador a tra- Claros ejemplos de ello los ofrecen vés de estos tipos en el mismo viaje el portugués Francisco de Holanda que llevó al artista al encuentro con y el alemán Alberto Durero (Retrato las antigüedades romanas –y con de una joven veneciana, 1505, Kunsthis- algunas obras modernas de Italia37. torisches Museum, Viena) [fig. 24], Francisco de Holanda fue además quienes registraron la moda –prefe- muy precoz, pues el manuscrito que rentemente femenina– que les llamó se considera como primer libro de la atención en sus respectivos viajes a trajes europeo es el Trachtenbuch de Italia36. Francisco de Holanda incluye Christoph Weiditz38 (1539, Núrem- en su libro de dibujos Os desenhos das berg, Germanisches Nationalmu- antigualhas (1539-1540), justo después seum), estrictamente contemporáneo. del frontispicio (f. 1r) y las páginas de presentación con los retratos del papa Del mismo modo que la historio- Fig. 24. Durero. Retrato de una joven Paulo III y Miguel Ángel (ff. 1v-2r), grafía actual comprende cada vez veneciana. y antes de las composiciones alegóri- con más claridad el arte del Rena- cas de la Roma imperial y la Roma cimiento como fenómeno plurice- caída (ff. 3v-4r), otras dos páginas a fálico, a partir de muchas ciuda- des con carácter y gustos propios, algo semejante puede sostenerse para la moda. Ello se hizo posible de Pisanello, un verdadero “diseña- dor de moda” avant la lettre [fig. 26]. fundamentalmente gracias a nue- vas tendencias cortesanas que van más allá de la influencia del tópico personaje refinado y festivo como aquel juglar, festaiolo o viajero que llega a una corte y revoluciona sus usos. La moda, también como el arte, es a partir del Renacimien- to razón de Estado, algo que com- prendieron muy bien los italianos y los borgoñones. La reafirmación de las pequeñas potencias y su activo mecenazgo ligado a dicho fenómeno embarcaron a artistas como Leonar- do o Pisanello en procesos de crea- ción de tendencias y de fantasiosos figurines. En cualquier libro de histo- ria de la moda que se precie constan los figurines y patrones para tejidos Fig. 25. Francisco de Holanda, Damas italianas y francesas. de Pisanello, un verdadero “diseña-

. 66 Teoría e historia de la indumentaria

dor de moda” avant la lettre [fig. 26]. paradigmático de estas “reinas de la En efecto, ya se puede hablar del moda” lo constituye la española Leo- origen de la moda y de tendencias nor de Toledo, que dictó la moda flo- entendidas en sentido moderno. Pero rentina en los años 1540-1580 y gozó por si ello fuera poco, las grandes de una inmensa repercusión europea, damas que representan la imagen de de modo que hasta la mismísima Isa- cada corte reafirman su papel activo bel de Austria (retrato por Georges en el imperio de la moda. Este com- van der Straeten, 1573, Convento de portamiento, tan habitual en el Impe- las Descalzas Reales, Madrid) repi- rio Romano –especialmente a la hora tió, con algunas modificaciones, su de decidir peinados y pliegues en las célebre vestido retratado por Angio- túnicas, como se refleja en los retratos lo Bronzino (Leonor de Toledo con su hijo de tantas emperatrices y sus imitado- Giovanni de Medici, 1544-1545, Galleria ras– continuó, aunque con mucha degli Uffizi, Florencia) [figs. 27-28]. menos fuerza, durante la Edad Esta confluencia ejemplifica la koi- Media, o al menos esto hace pensar né y retroalimentación de la moda la escasez de testimonios. Es a finales europea del momento, vinculada por del Medioevo y en el Renacimien- una estética común; la internaciona- to cuando la esposa del gobernante lización de los textiles de sabor italia- Fig. 28. Georges van der Straeten, Re- adquiere pleno control sobre la moda no y oriental; y el “total look” de las trato de Isabel de Austria. femenina de su entorno. Por ejem- cortes europeas, imprescindible para plo, la introducción del hennin, tocado configurar su imagen de poder41. cónico de origen oriental que pusie- ron de moda en Italia Beatrice d’Este En el caso femenino, para el éxito deja otras anécdotas para la moda: e Isabel de Aragón39. O el compor- internacional de sus formas rectas incluso en el habla popular italiana se tamiento contrario, el rechazo de y encorsetadas y la asunción de la difunden cuestiones españolas, hasta modelos foráneos, como hizo Ana de verdugada jugaron un papel funda- el día de hoy, con denominaciones Bretaña con la moda italiana. Esta mental las influencias de Catalina de como color “Isabella” para referir- dama evitó odiosas comparaciones Aragón (casada en 1501 con Arturo, se al blanco roto –entre amarillento en la visita de Beatrice d’Este y su ele- príncipe de Gales, y posteriormente y marrón–, en alusión a la camisa gante séquito: la francesa se vistió de con Enrique VIII) y la citada Leo- sucia que –según la tradición– Isabel negro para no “mal comparere in paran- nor de Toledo (casada en 1539 con la Católica prometió no cambiarse gone de le italiane”40. Pero el ejemplo Cosme I de Medici). La historia nos hasta que no conquistase Granada.

Fig. 26. Pisanello, Figurines de corte. Fig. 27. Bronzino, Leonor de Toledo con su hijo Giovanni de Medici.

. 67 La moda es argumento teórico: moda, mores, moral…

El nacimiento de la moda se eviden- cia también en que la indumentaria Fig. . 29. Rafael, Retrato de Castiglione. ya no es simplemente una cuestión marginal o anecdótica, sino que tiene un gran protagonismo en la reflexión teórica, e incluso en ocasio- nes es objeto de tratados específicos: Castiglione para Il corteggiano (1513- entre la población y entre los teóricos 1518, impreso en Venecia en 1528). existe plena conciencia de la moda. Los usos cortesanos se reafirman en el libro de Giovanni della Casa, Gala- Sugerimos al hablar de la pintura teo overo de’ costumi (1558), en el que se de san Francisco que la Iglesia, ade- introducen capítulos como “Bisogna más de la legislación suntuaria, tuvo adattarsi alle usanze degli altri nel un papel de control importante en modo di vestirsi, di tagliarsi i capelli el vestir. En el Quattrocento se llegó e la barba” y “La bellezza è armonia: a extremos como las “hogueras de anche il vestire deve essere armoni- vanidades” (Falò delle vanità) iniciati- co”. Il corteggiano goza de un especial va del franciscano san Bernardino interés, puesto que evidencia el cam- de Siena (primera mitad del s. XV) y en tratados de moral en Italia y Espa- bio de paradigma del ideal caballe- de otros religiosos extremistas, de las ña, que juzgan los modos apropiados resco medieval al perfecto caballero cuales la más famosa fue la organi- e inapropiados de vestir, con lo que se cortesano moderno. Se trata además zada por los seguidores del dominico sentaron las bases para el giro semán- de una obra traducida al español por Savonarola –otro hijo de mercader– tico del decoro hacia el significado el 7 de febrero de 1497, martes de moral que hoy tiene. Entre los trata- Carnaval, en la opulenta Florencia. dos italianos más famosos se encuen- tran el Ammaestramenti degli Antichi de Tendencias de control y puritanismo fra Bartolomeo da San Concordio y el Fio- se reflejan entre los siglos XIV y XVI re delle virtù e de’ vizj o Fiori di virtù del fraile dominico Tommaso (principios s. XIV). En España el jerónimo Her- nando de Talavera compondría De la demasía en el vestir, calzar y comer (escrito en Valladolid en 1477 y publicado en Granada h. 1496). Nuevamente en Italia, Cesare Vecellio escribe la Coro- na delle nobili et virtuose donne (Venecia, 1592-1601) y Alessandro Piccolo- mini, La Raffaella, ovvero Dialogo della bella creanza delle donne (Venecia, 1539).

En la tratadística se observan asimis- mo los nuevos aires del s. XVI, de manera que se atestigua un viraje del interés desde la moral hacia la forma- ción del perfecto cortesano, para el cual la moda es un elemento más de la educación. Pietro Bembo escribió Gli Fig. 31. Tiziano, Retrato de Carlos V Fig. 30. Tiziano, El joven del guante. asolani (1505), obra en la que se inspira sentado.

. 68 Boscán a instancias de Garcilaso de sin otro proposito”. Comparemos los la Vega e impresa en Barcelona en retratos de Castiglione (Rafael, 1514- 1534, que gozó de fortuna en toda 1515, Musée du Louvre, París) [fig. España, pues no en vano su autor 29], el Joven del guante (Tiziano, 1520- fue nuncio apostólico ante Carlos I y 1523, Musée du Louvre, París) [fig. prestó especial atención a la gravedad 30] y Carlos V sentado (Tiziano, 1548, y sosiego de la moda española. Tam- Alte Pinakothek, Múnich) [fig. 31] bién interesa porque, aunque defien- con algunos de estos galantes halco- de con cierto relativismo que cada neros y advertiremos el progresivo época trae sus usos legítimos y apro- cambio de moda: Escuela lombar- piados, establece una neta ruptura da, Halconero, 1442-1460, Casina di con la moda precedente. Es en el pró- Caccia Borromeo, Oreno [fig. 32]; logo del libro segundo donde mejor se Giovanni Nicolò Miretto (atr.), Caba- advierte esta actitud, que Castiglione lleros con halcones, h. 1430, Palazzo subraya criticando el tópico de “cual- della Ragione, Padua; Fra Carnevale, quier tiempo pasado fue mejor”42: Nacimiento de la Virgen, 1467, Metro- politan Museum of Art, Nueva York “Reprehenden asi mismo estos vie- [fig. 33]; Baldassare Estense, Retrato jos en nosotros muchas cosas que de de la familia de Umberto de Sacrati, 1480, suyo no son buenas ni malas, y no por Fig. 34. Baldassare Estense, La familia Alte Pinakothek, Múnich –aquí el mas dizen mal dellas, sino que ellos de Umberto de Sacrati. padre de familia porta claramente no las hazen, predican ser verguença “sin propósito” el halcón– [fig. 34]. que los mancebos anden passeandose que no sean muy cortas, especialmen- Cambio que Castiglione señala con por el lugar cavalgando, en especial te de verano, y que no deven traer conciencia histórica y, aunque con a mula, y que traygan peña o ropas boneto, alomenos hasta aver diezio- cierto relativismo, haciendo una crí- cho años y otras mil cosas desta cali- tica implícita a los tradicionalistas; dad, en las quales verdaderamente se cambio de moda que combinaría la engañan. Porque estos nuestros usos “gravedad y sosiego” tópicos espa- de mas ser muy buenos de tratar, y ñoles con el “buen estilo” italiano43 provechosos, son introduzidos por la costumbre y agradan a todos gene- ralmente, asi como en aquellos tiem- pos parecia bien andar (según ellos dezian) en giornea con calça abierta, y los çapatos de estraño talle, y traer por una gran gala todo el dia un gavi- lan en la mano sin otro proposito, y dançar sin tocar la mano de la dama, y usar otras mil cosas que todas agora serian grandes grosserias”.

He aquí la crítica al traje corto tal y como estaba de moda en el s. XV, crítica que se hace extensiva a la impostación del ideal caballeresco Fig. 33. Fra Carnevale, Nacimiento de la identificado con la figura del hom- Virgen (detalle). bre que lleva “un gavilan en la mano Fig. 32. Escuela lombarda, Halconero.

. 69 Diseño de Moda

Descubrimiento del mundo y descubri- miento de sus modas

Hablamos de una época en la que mos incluir: Trachtenbuch de Christoph son tantas obras de Giovanni Bellini el hombre tiene afán por redescu- Weiditz (1529) ya citado [fig. 35], y Vittore Carpaccio, que reflejan la brirse a sí mismo y al mundo que le Libro del sarto de Gian Giacomo del tradicional relación de Venecia con rodea. El incremento exponencial de Conte (h. 1525-1592), Recueil de la el Mediterráneo oriental (Bellini, Ser- contactos con “el otro”, de carácter diversité des habits de François Desprez món de san Marcos en Alejandría, 1504- político, militar, comercial, estudian- (París, 1567), Album amicorum (British 1507, Pinacoteca di Brera, Milán)46. til etc., afectaron también a la moda. Library, ms. Egerton 1191, de los años Sus consecuencias, además de las 1575-1577)44, Mores Italiae (Ms. 451, El comercio con oriente en general y ya comentadas, serían el acopio de h. 1575) , Habitus variarum orbis gen- con el Imperio Turco en particular – nuevas materias primas y productos tium de Jean-Jacques Boissard (Colo- incluyendo Egipto– se dejaron sentir elaborados en el exterior, influencia nia, 1581), Gyneceum, sive Theatrum en la adopción de prendas como el de modelos foráneos e interés por el Mulierum de Jos Ammam (Francfurt, ya citado caftán, brocados, muselinas conocimiento de los pueblos con los 1586), Degli habiti antichi et moderni di y demás producciones a la par exóti- que se contacta. Con respecto a este diversi parti del mondo de Cesare Vece- cas y refinadas47. En casos como las último factor, enlazamos con la tra- llio (Venecia, 1590), Habiti delle donne alfombras, existe la duda de si el altí- tadística, que ahora se complementa Venetiane de Giacomo Franco (Venecia, simo número de ejemplares que com- con una vertiente de carácter cuasi 1610) y Habitus praecipuorum populorum parece en la pintura de toda Europa antropológico y etnográfico en su tam viorum quam foeminarum de Hans serían de nudo español –como las afán de registro de las modas de cada Weigel y Jos Ammam (Ulma, 1639). alfombras tipo Holbein– o de produc- lugar, con gran protagonismo de Ita- En este tipo de obras se dejan sentir, ción turca; de cualquier modo, son lia tanto por el número de tratados por ejemplo, la importancia del descu- testimonio de la comunidad estética y como por la importancia de su moda brimiento de América y el interés por comercial en el ámbito mediterráneo en el panorama general europeo que el conocimiento de sus costumbres e y el norte de Europa que se presentan presentan. En un listado sumario de indumentaria, así como la fascinación en obras como la Anunciación de Carlo los manuscritos –normalmente álbu- por Turquía, que será una constante Crivelli (1486, National Gallery, Lon- mes de uso privado o taccuini de via- en la moda europea hasta al menos dres) y Los embajadores de Hans Holbein je– e impresiones más citadas podría- el s. XVIII. Fruto de este ambiente (1533, National Gallery, Londres).

Fig. 35. Christoph Weiditz, Retrato de Hernán Cortés.

. 70 Teoría e historia de la indumentaria

Vestir alla spagnola

Llegamos al final de este ensayo redactado a la muerte de Íñigo de (ed.) (2014a), pp. 77-111. tocando algunos asuntos de todos sus Ávalos, padre del marqués de Pescara, apartados, que confluyen en el triunfo en 1503. Predomina el negro (34%); FAROQHI, S. (2013): de la moda española. Como hemos las ropas son a la valenciana (25%), “Otoman Textiles in European Markets” en CON- visto, son múltiples las confluencias francesa (18%), castellana (15%), TADINI, A. Y NORTON, C. (eds.) The Re- en el ámbito de la moda italiana y lombarda y milanesa (9%), florentina naissance and the Ottoman World, Farnham, Ash- española, pero si bien la influencia (6%), turca (6%), catalana (3%), entre gate, pp. 231-244. hispana es superficial o puntual des- otras prendas cuyo origen no se iden- de el Trecento, a partir de finales del tifica51. Castiglione señala: “e chi si GRANDI, R. (1982): Quattrocento será la nota dominan- veste alla francese, chi alla spagnola, chi I monumenti dei dottori e la scultura a Bologna te, especialmente en lo que atañe al vuole parere tedesco, né ci mancano ancora di (1267-1348), Bologna, Istituto per la Storia di Bo- traje masculino y al color negro48. quelli che si vestono alla foggia dei turchi”52. logna.

En 1490 se celebró en Milán la boda Por su parte, la llegada de materias GIORGETTI, C. (1992): de Gian Galeazzo Sforza con Isa- primas nuevas fue decisiva, por ejem- Manuale di storia del costume e della moda, Firenze, bel de Aragón, hija de Alfonso II de plo, para el triunfo de ciertos colores. Cantini. Nápoles, celebración conocida como España producía en sus virreinatos “festa del Paradiso” y narrada por el americanos y vendía en toda Euro- KYBALOVÀ, L., HERBENOVÀ, O. Y LA- embajador estense Giacomo Trotti, pa tintes obtenidos de la cochinilla o MAROVÀ, M. (2002): según el cual fue preparada por Leo- grana para el rojo fuego, o el “palo Enciclopedia illustrata della moda, Milano, Bruno nardo da Vinci y ocasión de fantasía. campeche” para el negro intenso Mondadori. El novio vestía de brocado de oro que se llamó “ala de cuervo” y que en campo rojo crema, con un enor- revolucionó este color por medio de PROCHNO, R. (2000): me balaje en el cuello y en el birrete un procedimiento más simple y con “La moda a Castel Roncolo” en A. BECHTOLD un gran diamante y una voluminosa mejores resultados53. España aca- (ed.) Castel San Roncolo. Il maniero illustrato, Bol- perla. La novia vestía “alla spagnola”; paró este importante monopolio zano, Athesia, pp. 277-289. llevaba un mantello de seda blanca cuyos beneficios sólo los superaba sobre una giubba de brocado de oro la producción en metales preciosos. LEVI PISETZKY, R. (2005): en campo blanco, con perlas y joyas Enciclopedia della moda. Enciclopedia del costume en abundancia: “era bella et pulita che in Italia. Dal Tardoantico al Medioevo. Il Trecento. pareva un sole”. Con la fórmula “alla Il Quattrocento. Il Cinquecento, Roma, Istituto della spagnola” aplicada a la indumentaria Enciclopedia Italiana. femenina, el embajador se refería Bibliografía posiblemente a la contraposición cla- QUONDAM, A. (2007): ra entre la parte superior del vestido, BROTTON, J. (2002): Tutti i colori del nero. Moda e cultura nell’Italia del ceñida, y la inferior, de gran ampli- The Renaissance Bazaar. From the Silk Road to Mi- Cinquecento, Vicenza, Angelo Colla Editore. tud50. Diversas maschare vestían a la chelangelo, Oxford, Oxford University Press. española, a la polonesa, a la húngara, MARTI, B. (1966): un orador a la turca, un caballero a CASTALDO, V. (2013): The Spanish College at Bologna in the Fourteenth la francesa, y todos presentaban sus “Cavaniglia, il conte delle meraviglie” en Il Mattino, Century. Edition and Translation of Its Statutes, parabienes al matrimonio de parte de 05/10/2013. with Introduction and Notes, Philadelphia, Univer- los reyes de sus respectivas naciones. sity of Pennsylvania Press. Ludovico el Moro vistió en la pri- COLOMER, J. L. (ED.) (2014A): mera parte de la fiesta a la española, Vestir a la española. Prestigio y vigencia del atuendo MERKEL, C. (1898): mientras que más tarde a la turca. español en las cortes europeas (siglos XVI y XVII), Come vestivano gli uomini del “Decameron”. Saggio Madrid, Centro de Estudios Europa Hispánica. di storia del costume, Roma. El gusto por la variedad y el exotismo y la penetración de la moda españo- COLOMER, J. L. (2014B): MERTENS, V. (1983): la se reflejan en inventarios como el “El negro y la imagen real” en COLOMER, J. L. Mi-parti als Zeichen. Zur Bedeutung von geteil-

. 71 tem Kleid und geteilter Gestalt in der Ständetracht, den Anfängen bis zur Gegenwart, Berlin, Henschel- compasivo corazón, y, despojándose inmediatamente de in literarischen und bildnerischen Quellen sowie verlag Kunst und Gesellschaft. sus atavíos, vistió con ellos al pobre, cumpliendo así, a im Fastnachtsbrauch vom Mittelalter bis zur la vez, una doble obra de misericordia: cubrir la ver- Gegenwart, Remscheid, Verlag Ute Kierdorf. TORMO, E. (1940): güenza de un noble caballero y remediar la necesidad Os desenhos das antigualhas que vio Francisco de un pobre”. MUZZARELLI, M. G. (1999): d’Ollanda, pintor portugues (1539-1540), Madrid, 7. Ibid. 2, 4: “Intentaba después el padre llevar al hijo Guardaroba medievale. Vesti e società dal Ministerio de Asuntos Exteriores. ante la presencia del obispo de la ciudad, para que en XIII al XVI secolo, Bologna, Il Mulino. sus manos renunciara a los derechos de la herencia pa- V V. A A. (e. p.): terna y le devolviera todo lo que tenía. Se manifestó muy MUZZARELLI, M. G. (ED.) (2002): Le vesti di Diego Cavaniglia. Abiti del ‘400 unici dispuesto a ello Francisco y, llegando a la presencia del La legislazione suntuaria. Secoli XIII-XVI. Emilia- al mondo. Convegno Umanesimo e Rinascimento in obispo, no se detiene ni vacila por nada, no espera órde- Romagna, Roma, Ministero per i Beni e le Attività Italia rivivono nelle vesti di Diego Cavaniglia [3 nes ni profiere palabra alguna, sino que inmediatamente Culturali, Direzione Generale per gli Archivi. Ottobre 2013, Museo di San Francesco a Folloni], se despoja de todos sus vestidos y se los devuelve al padre. en preparación. Además, ebrio de un maravilloso fervor de espíritu, se MUZZARELLI, M. G. (2010): quita hasta los calzones y se presenta ante todos total- “Valore economico, sociale e simbolico delle vesti alla mente desnudo, diciendo al mismo tiempo a su padre: fine del Medioevo” en COLESANTI, G. T. (ed.) «Hasta el presente te he llamado padre en la tierra, pero Le usate leggiadrie. I cortei, le cerimonie, le feste e Referencias de aquí en adelante puedo decir con absoluta confian- il costume nel Mediterraneo tra il XV e XVI secolo, za: Padre nuestro, que estás en los cielos, en quien he Montella, Centro Francescano di Studi sul Medite- depositado todo mi tesoro y toda la seguridad de mi es- rraneo, pp. 19-31. 1. Boucher, 1965: 191. Sobre la moda italiana vid. peranza». Al contemplar esta escena el obispo, admirado en general Levi Pisetzky, 2005: 201-318 (Trecento), del extraordinario fervor del siervo de Dios, se levantó al ORSI LANDINI, R. (2010): 321-484 (Quattrocento), 487-665 (Cinquecento). instante y llorando lo acogió entre sus brazos y lo cubrió “Influenze dell’abbigliamento delle popolazioni isla- 2. Muzzarelli, 2002; Levi Pisetzky, 2005: 297-299, con el manto que él mismo vestía. Ordenó luego a los miche sulla moda occidentale” en COLESANTI, 465-468, 645-655. suyos que le proporcionaran alguna ropa para cubrir los G. T. (ed.) Le usate leggiadrie. I cortei, le cerimonie, 3. “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quie- miembros de aquel cuerpo. En seguida le presentaron un le feste e il costume nel Mediterraneo tra il XV e XVI ro acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo manto corto, pobre y vil, perteneciente a un labriego que secolo, Montella, Centro Francescano di Studi sul de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco estaba al servicio del obispo. Francisco lo aceptó muy Mediterraneo, pp. 45-61. y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, agradecido”. salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sába- 8. Son pocos los trajes conservados de este periodo, no RABY, J. (1982): dos, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura obstante hay algunas excepciones como el farsetto y la Venice, Dürer, and the oriental mode, London, Isla- los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. giornea –única en el mundo– del conde Diego Cava- mic Art Publications. El resto della concluían niglia († 1481) hallados en 2003 en su tumba del sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con convento de San Francesco a Folloni en Montella ROSENTHAL, M. F. (2009): sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se (Campania) y restaurados durante diez años por Lucia “Fashions of Friendship in an Early Modern Illus- honraba con su vellorí de lo más fino”. Portoghesi. Las prendas son de seda con decoración “a trated Album Amicorum: British Library, MS Eger- 4. Sobre estas cuestiones, en general vid. Muzzarelli, pigna fiorita” semejante a la hallada en las momias rea- ton 1191”, Journal of Medieval and Early Modern 2010. les de la dinastía aragonesa en Nápoles, en la sacristía Studies 2009, Vol. 39, Nº 3, pp. 619-641. 5. Leyenda Mayor 1, 1: “[…] un hombre muy sim- de S. Domenico Maggiore. Sobre todo ello vid. Castaldo, ple de Asís, inspirado, al parecer, por el mismo Dios, si 2013; VV. AA., s. p. SILVESTRI, I. (2010): alguna vez se encontraba con Francisco por la ciudad, 9. Cfr. Levi Pisetzky, 2005: 212. “L’opera nuova’ nei tessuti del Rinascimento” en se quitaba la capa y la extendía a sus pies, asegurando 10. Como testimonia Sacchetti en su novela LXXVI, CUOGHI COSTANTINI, M. Y SILVES- que éste era digno de toda reverencia, por cuanto en un donde cuenta que messer Matteo di Cantino llevaba “le TRI, I. (eds.) La Collezione Gandini: tessuti del futuro próximo realizaría grandes proezas y llegaría a brache all’antica co’ gambuli larghi in giuso” y, sentado Medioevo e del Rinascimento, Bologna, Bononia ser honrado por todos los fieles”. en la plaza del Mercado de Florencia, un ratón se le University Press, pp. 63-82. 6. Ibid. 1, 2: “[…] cuando, según su costumbre, iba coló dentro. Más adelante citamos un pasaje del Deca- adornado con preciosos vestidos, le salió al encuentro merón que insiste sobre este asunto. Vid. Levi Pisetzky, THIEL, E. (1980): un caballero noble, pero pobre y mal vestido. A la vista 2005: 209. Geschichte des Kostüms. Die europäische Mode von de aquella pobreza, [Francisco] se sintió conmovido su 11. Ibid.: 213.

. 72 12. Giorgetti, 1992: 159. che non una regale! Ma noi a quel tempo eravamo di dalla stoltezza come il corpo dal freddo” (traducción 13. Thiel, 1980: 125ss. parere ben diverso, come quelli a cui sembrava cosa bella italiana moderna del original latino). 14. Levi Pisetzky, 2005: 221. e meritevole di molte cure il farci ammirare e, come disse 23. Boccaccio, Decameron (Jornada VIII, novela V): 15. Ibid.: 567, indica que aún se encuentran algunos Persio, «essere mostrati a dito: - eccolo lì - ». Quin- “E come egli gli vedesse il vaio tutto affumicato in capo ejemplos en Nápoles en 1503. to Ortensio fu illustre oratore, ma più effeminato che e un pennaiuolo a cintola e più lunga la gonnella che la 16. Prochno, 2000: 283. ad uomo non convenga, studioso dell’acconciatura non guarnacca e assai altre cose tutte strane da ordinato e 17. Thiel, 1980: 129. meno che dell’eloquenza, e non mai si mostrò in pubblico costumato uomo, tra queste una, ch’è più notabile che al- 18. Prochno, 2000: 287; Thiel 1980: 108ss. senza prima essersi guardato allo specchio; davanti ad cuna dell’altre, al parere suo, ne gli vide, e ciò fu un paio 19. Especialmente a finales del s. XV y principios del esso si acconciava, in esso si ammirava accomodando il di brache, le quali, sedendo egli e i panni per istrettezza XVI: Luca Signorelli, Juicio Final, 1499, Capilla de viso e la toga. Molti atti degni di femmina si raccon- standogli aperti dinanzi, vide che il fondo loro infino a San Brizio en la catedral de Orvieto. La bragueta se tano di lui; ma questo specialmente che, essendosi per mezza gamba gli aggiugnea”. Sobre el Decamerón como usaba también como bolsillo. caso incontrato in una via stretta con un suo collega, fuente para la historia de la moda vid. Merkel, 1898. 20. Prochno, 2000: 281. Sobre los colores vid. Levi ed avendogli costui urtandolo scomposte le ben disposte 24. Prochno, 2000: 280. Pisetzky, 2005: 281-287; sobre la moda mi-parti en pieghe della toga, con vanità veramente femminile egli 25. Levi Pisetzky, 2005: 223. general vid. Mertens, 1983. osò accusarlo di ingiuria, come se il danno apportato 26. Giorgetti, 1992: 154-155. 21. Levi Pisetzky, 2005: 281. Frase tomada de Le cro- a un abito ben piegato fosse da considerare delitto ca- 27. Boucher, 1965: 209, 212. nache de Sercambi y atribuida a Johanni dell’Agnello, pitale. Noi, o fratello, sebbene nessuno abbiamo citato 28. Sobre la influencia de la población islámica, en ge- expulsado de Pisa en 1368, en respuesta a los pisa- in giudizio per una simile ingiuria, non fummo tuttavia neral vid. Orsi Landini, 2010. nos que le insultaban mientras salía hacia su exilio en d’animo molto diverso dal suo; ma te da tanta tenebra 29. Levi Pisetzky, 2005: 394. Lucca. d’errore liberò l’improvviso intervento della mano di Dio, 30. Ibid.: 396. 22. Petrarca, Familiarium rerum libri (X, 3): “Ti ri- io invece lentamente e con 31. Sobre este asunto, la obra clásica es Grandi, 1982. cordi quanto grande e quanto vano fosse in noi il desiderio molta fatica mi sollevo, credo perché si sappia che a nu- Padua también ofrece otros muchos ejemplos. di splendide vesti, che ancor mi tiene, lo confesso, sebbene lla valgono argomenti di dottrina, né opere d’ingegno, ma 32. Estatutos de 1377, estatuto 18, vid. Marti, 1966: ogni giorno sempre meno; quale e quanto l’affaccendarsi tutto è dono di Dio, il quale forse darà aiuto anche a me, 217-221: “Et uolentes nedum uictui set eciam uesti- a vestirci e spogliarci mattina e sera, quale il timore che che umilmente confesso la mia impotenza. A questo se tui supradictorum prout conuenit prouidere, ordinamus un capello uscisse dal suo posto e un lieve vento scom- non m’indurrà la ragione, mi costringerà la vecchiezza, quod rectori et cuilibet ex ipsis scolaribus et capellanis in ponesse il laborioso acconciamento della chioma; quanta che sento ogni giorno sempre più avvicinarsi e cavalcare principio studii una capa scolastica et noua et foderata la cura nel guardarci dalle bestie che venivano di fronte ormai nel mio territorio. Che dire dei nostri calzari? i suficienter pellibus pecudinis, ut studentes Bononienses o alle spalle, perché la nostra veste odorosa e nitida non piedi che essi dovevano proteggere, da qual grave e con- habere communiter consueuerint. Et in kalendis mensis fosse macchiata da qualche schizzo di fango o per l’urto tinuo tormento erano premuti! i miei, voglio dirlo, sareb- may, una alia capa sine fodratratura, de panno statuti non perdesse le sue pieghe? O veramente vane le cure bero divenuti inutili se, messo sull’avviso da ineluttabile coloris eiusdem et capuceum de competenti panno eius- degli uomini, e specialmente de’ giovani! a che tante pre- necessità, non avessi preferito far cattiva figura agli occhi dem eciam coloris, ualoris uiginti quinque solidorum, occupazioni? certo, per piacere agli occhi altrui. E agli altrui piuttosto che porre alla tortura i miei nervi e le mie expensis collegii anno quolibet prebeantur. Quibus ues- occhi di chi, dimmi? a quelli di molti che non piacevano ossa. E i calamistri e le acconciature dei capelli? quante tibus uti debeant quandocumque ad scolas uel terram agli occhi nostri. Seneca, in una lettera a Lucilio, dice: volte il dolore c’interruppe il sonno che quella cura aveva iuverint et non aliis, statuti sub pena unius anconitani «Chi mai indossò una veste di porpora, se non poté mos- ritardato! quale crudele pirata ci avrebbe dato tortura quam pro qualibet uice ipso facto incurrant. Hoc autem trarla ad alcuno?» È davvero gran follia regolare il modo più grave di quella che noi ci davamo con le nostre mani? non intelligatur in doctoribus et aliis qui possunt portare di vivere non secondo il nostro talento, ma all’arbitrio del quante volte la mattina guardandoci nello specchio non uaria. Et si tempore quo dicte uestes dabuntur assen- volgo, e chiamare a consiglieri della nostra vita coloro la vedemmo i solchi che la notte aveva impresso sulle nostre te aliqui forsan essent, uel aliqui de nouo micterentur cui vita disprezziamo. Nessuno sceglie come capitano chi fronti arrossate, sicché, mentre volevamo far mostra dei ad collegium, et usque ad festum Natiuitatis Domini abbia cicatrici sul tergo, o come pilota chi sia famoso per capelli, eravamo costretti a coprire la faccia! Sono cose, redierint uel uenerint inclusiue habeant sicut presentes naufragi; scegliamo quelli che ammiriamo, ci affidiamo queste, piacevoli a chi le soffre, orribili a rammentare a de dictis uestibus integram porcionem. Si autem post a coloro che seppero bene amministrare le proprie cose. chi le ha sofferte, incredibili a chi non le ha mai pratica- festum predictum, nichil habeant de uestibus yemalibus, Seguir dunque nelle regole della vita il volgo pazzo, del te. Quanto, a ricordar tali passate follie, dà soddisfazio- set expectent nouas uestes, nisi forte in seruiciis collegi quale si mettono in ridicolo le usanze e si disprezzano le ne il presente! il largo calzare non è tormento del piede, aliqui fuissent occupati. Tunc, quandocumque uenerint, opinioni e il tenore di vita, è cosa più che da pazzo. Ma ma difesa; la chioma tagliata e raccolta in alto non dà ante nouas uestes habeant suam integram porcionem. per proseguire nel mio ragionamento, cessi l’ambizione e più noia alle orecchie e agli Quibus insuper rectori, scolaribus et capellanis, omni lontano stia da noi il volgo; quanto più utile e più adatta occhi; la tunica, semplice e facile ad acquistarsi e a con- anno pro calendis, caligis et subtularibus, et aliis suis a tutti i bisogni, quanto più pratica è una veste plebea servarsi, a indossare e a togliere, difende così l’animo necessitatibus, duodecim libre Bononienses pro quolibet

. 73 Diseño de Moda

tribuantur. Quarum tercia pars in principio studii debeat dad del mundo que representa. Encontramos testimonios mai ostentata o affettata. Con un dato in più, assolu- eis dari, alia tercia in festo Natiuitatis, alia tercia in de la situación de la moda y el valor vinculado a ella y tamente innovativo: la ricerca del nuovo valore aggiunto festo Resurrecionis Domini. Rector uero, propter labo- los textiles, pues sirven como metonimias que reflejan di questa forma estetica adotta e risemantizza un solo re multos quos in officio sustinebit, habeat pro salario todo un mundo de fasto: […] cómo a nuestro parecer, / colore. È il trionfo del nero, di tutti i colori del nero”. anno quolibet libras quinquaginta de quibus teneatur cualquiera tiempo pasado / fue mejor […] paramentos, 44. Album de un estudiante alemán en la universidad de expendere in uestibus, cum quibus honoret collegium, ad bordaduras /y cimeras,/ ¿fueron sino devaneos? /¿qué Pavía de 1575 a 1579. minus uiginti quinque libras.” fueron sino verduras / de las eras? / ¿Qué se hicieron 45. En general vid. Rosenthal, 2009. 33. Giorgetti, 1992: 153. las damas,/ sus tocados, sus vestidos,/ sus olores? / 46. Sobre la fascinación del Renacimiento por la in- 34. Levi Pisetzky, 2005: 208. ¿Qué se hicieron las llamas / de los fuegos encendidos / fluencia islámica, a nivel divulgativo vid. Brotton, 35. Boucher, 1965: 192-193. de amadores? / ¿Qué se hizo aquel trovar,/ las músicas 2002. 36. Durero es además un ejemplo paradigmático de la acordadas / que tañían? /¿Qué se hizo aquel danzar,/ 47. Sobre la presencia de textiles otomanos en el merca- transmisión a Europa de elementos orientales desde Ita- aquellas ropas chapadas / que traían? / atavíos / tan do europeo vid. Faroqhi, 2013. lia, en general vid. Raby, 1982. sobrados, / ¿dónde iremos a buscallos? / ¿qué fueron 48. Vid. en general Kybalovà-Herbenovà-Lamarovà, 37. En general vid. Tormo, 1940: 39-41. sino rocíos / de los prados? / Las huestes innumerables, 2002: 151ss; Quondam, 2007: 119ss; Colomer, 38. Colomer 2014b: 84. / los pendones, / estandartes / y banderas […] 2014a. Sobre el color negro como influencia veneciana y 39. Giorgetti, 1992: 168. 43. En general vid. Quondam, 2007. Como se indi- española vid. Levi Pisetzky, 2005: 616-617. 40. Ibid.: 169. ca en el resumen de la obra: “Una trasformazione che 49. Descripción de la fiesta en Muzzarelli, 1999: 41. Silvestri, 2010: 67-68. segnala la remotissima nascita dell’Italian style: nel pri- 258-259. 42. También en España encontramos un comporta- mato di una qualità formale che sa prodursi come pro- 50. Ibid.: 259. miento semejante. Jorge Manrique, en las Coplas a la getto di disegno, autonomo e indipendente dalla qualità 51. Quondam, 2007: 132-133. muerte de su padre (Rodrigo Manrique † 11 de noviem- dei materiali impiegati, per una ricerca di una bellezza 52. Ibid. bre de 1476) utiliza el viejo tópico y plantea la fugaci- come ‘giusto mezzo’ ed equilibrio, misurata e tranquilla, 53. Colomer, 2014b: 93.

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