Cuaderno Lab. Xeolóxico de Laxe Coruña. 1994. Vol. 19, pp. 91-118

Los modelos genético-evolutivos del Sistema Central Español: Implicaciones Morfotectónicas

Models oflandscape evolution of the Spanish Sistema Central Range: Morphotectonics implications

PEDRAZA GILSANZ, Jo de

The characteristic morphostructure ofthe Spanish Central System corresponds to that of an ancient leveled massif, reactivated during the Tertiary Age by tectonic impulses related to the Alpine Orogeny; that is to say, it forms a block organized mountainous massif, or a «block mountain»o Althoughnoumerousgenetic models about theformation ofthemorphostructure ofthese mountains have been proposed, only three ofthem could be considered to be fundamental: the first one proposes a «polycyclic» or «hemicyclic» denudational and tectonic-uplift sequence; but, at the same time, it clearly shows a «stair-like» physiognomyshape(Piedmont bendlanchorPiedmonttreppen); the second one describes a «cyclic» or «bicyclic» model which could be in conection with a «block mountain» physiognomy; the last model suggests a denudational and tectonic-uplift interaction sequence, with an increase ofthe tectonic activity and an «etchplain» process development during the Tertiary periodo According to the three basic models pointed to aboye, two mainpossibilities can be taken into account to find out the tectonic implications in the evolution of the Spanish Central System landscape: the former implies that the tectonic movements and the denudational processes are alternative events in time; the latter implies that the tectonic and the denudational effects have a succesive and continous occurrenceo So, the most interesting thing would be to conclude something related to this 92 Pedraza Gilsanz,j. eVAD. LAB. XEOL. LAXE 19 (994)

issue; as has been stated, it would be necesssary to make a global interpretation of the tectonic setting and, as a consequence, of the reactivated landscapes formation of the Meseta Region in Central . Therefore, it would be essential to consider the following aspects: the behaviour of the tectonic movements during the reactivation, the geographical and chronologicaldistributionofthe tectonic impulses, theoriginofthestresses and their way of transmission, and the precise control of the present and the near present day tectonic movements in order to define the uplift and subsidence rates.

Key words: Spanish Central Range, block mountain, morphostructure, morphotectonics, piedmonttreppe, landscape evolution.

PEDRAZAGILSANZ,]. de (Departamento de Geodinámica. Facultad de Geología.Universidad Complutense de .28040 Madrid. Spain).

1. MORFOESTRUCTURA y FISONO­ Enel SistemaCentral la morfoestructura MIA DEL SISTEMA CENTRAL está definida por una alineación principal, a veces dos, otras secundarias más o menos Las grandes alineaciones montañosas que paralelas a ellas y varias subsidiarias que se aparecen dentro del Macizo Hespérico, glo­ articulan con las anteriores ortogonalmente balmente pueden catalogarse como «block o tendentes a la ortogonalidad; separando mountains» producto de la reactivación todas estas alineaciones, aparecen depresio­ tectónica; es decir: un conjunto de bloques nes, corredores de fractura y fosas interiores seriados, limitados por fallas y que han (Fig. 1). Depresiones y fosas quedan limita­ jugado en la vertical, a veces también en la das por fracturas y deben calificarse como horizontal, activados por los movimientos bloques hundidos o «grabens». Estos, junto alpídicos. a los «horsts», configuran la seriación Dichos bloques se elevan sobre unos orográfica en el macizo reactivado. piedemontes, cuyo origen y significado ha Las «rampas», aunque suelen referirse sido objeto de múltiples discusiones e inter­ como un bloque más, en realidad son llanu­ pretaciones genéticas. En unos casos se han ras de piedemonte que forma la transición explicado como restos de la superficie ge­ entre las alineaciones o sierras del Macizo neratriz, en otros como llanuras de arrasa­ Antiguo y las llanuras de las cuencas sedi­ miento cohetaneas al proceso de reactiva­ mentarias' que le bordean por ambas ver­ ción tectónica y, por último, como relieves tientes lo largo de toda la Meseta, es decir: mixtos tecto-erosivos. las depresiones del Duero y Tajo. Sea cualfuere sugénesis, los piedemontes Los límites del Sistema Central es un constituyen el principal elemento de refe­ tema aun en discusión, tanto a nivel rencia para delimitar las unidades fisiográfico como morfoestructural. En el morfoestructurales que aparecen en los ma­ enlace con la Ibérica, al Este, y en cizos reactivados. su tránsito a la depresión de Lisboa, al Oeste, n ~ ~ >p 1 ~ ,vJ.." g ~ ,:r O i ~ ! ~ CIj >g ...... \D ...... \D \D b

Depresion de San Martín• (i) El Tiemblo - Cebreros .. ;,.)P(( o,." ~ <;

GREDOS GATA-PEÑA DE FRANCIA Depresión - corredor . ~ del Alagón ~6 '.: .. , : 7 ~ ~3 1~14 ~ ~.' ITIJJJ]s ." .. ' . : [Z} [Z} ~ C2].. ~ ~ ~ Fig. 1. Esquema de las principales alineaciones morfotectónicas del Sistema Central Español (según PEDRAZA, 1994). ~ Leyenda: (.-, ~ o Algunas alineaciones destacadas (numeración O): 1.- Azaba y Agueda-Fosa de Ciudad Rodrigo; 2.- Corredor del Alagón; ~ ~, 3.- depresiones de Coria-Hervás-Corneja-Amblés; 4.- Plasencia-Jerte-Aravalle-Corneja-Amblés-Macizo de Santa María de ~. Nieva; 5.- Herradón-Casillas-Sierra del Piélago-Guadyerbas; 6.- alto Tormes-alto y medio ; 7.- sistema de fallas del I ~ límite meridional de Guadarrama-Gredos Occidental; 8.- Villacastín-depresión del Moros-Pto. de Guadarrama-Hoya de ~ Guadarrama/Villalba;9.- alto Duratón-Pto. de Somosierra-ElAtazar-ElBerrueco-Torrelaguna; 10.- Embalsede ElBurguillo­ ""'+- ~. La Paramera-Campo de Azálvaro-Bernuy de Porreros-Macizo de Sepúlveda; 11.- Embalse de SanJuan-Robledo de Chavela­ Hoya de Guadarrama/Villalba-Balsaín-Macizo de Sepúlveda; 12.- alto Sorbe-Riaza. o Símbolos: 1.- alineacionesmorfotectónicas;2.- superficiedecumbres; 3.- superficieM (parameras,hombrerasyculminaciones \D 3 UJ de alineaciones secundarias); 4.-laderas; 5.- superficies M2 y MI (piedemontes con relieves residuales, formando rampas) y macizos cristalinos externos en la depresión del Duero; 6.- depresiones y fosas interiores (sin depósitos de cobertera con relieves residuales y con depósitos de cobertera); 7.- depresiones del Duero y Tajo. eDAD. LAB. XEOL. LAXE 19 (1994) 94 Pedraza GilsanzJ J. sendas coberteras mesozoicas definen lími• parece confirmarse de acuerdo con el mode­ tes muy precisos. lo de «rotación de bloques» propuesto re­ Los límites meridional y septentrional cientemente (VEGAS et al, 1990). son variados. En el tramo portugués y, en Los desplazamientos de mayor rango, general, dentro del Macizo Hespérico, las tendríanlugara favor de «sistemas de fallas» sierras deben limitarse mediante los con­ queforman los «corredores morfotectónicos» trastes topográficos entre las elevaciones y de separación entre los diferentes sectores sus piedemontes y entre estos y las grandes del Sistema Central, así: Somosierra de planicies de arrasamiento, que definen el Guadarrama (corredor del Puerto de nivelo altura media del territorio. En el Somosierra-El Atazar); Guadarrama de tramo español, es decir en la Meseta, junto Gredas (corredor del Alberche-Cofio); a los límites topográficos, aparecen los Gredas deLa Peñade Francia-Gata(Corredor geológicos del contacto que separa los te­ del Alagón) y La Peña de Francia-Gata de rrenos del Macizo Hespérico de los de las (corredor del Zezere) depresiones adyacentes del Duero y Tajo; es (Fig. 1). decir, las coberteras mesozoicas de borde y Esa apreciación sobre los desplazamien­ las fallas inversas cabalgantes sobre los de­ tos a nivel global, es también notoria en pósitos neógenos. observaciones de detalle; es el caso de los Los depósitos neógenos, por lo general trazados de algunas divisorias, como por progradantes sobre el macizo, en algunas ejemplo los encurvamientos que sufren zonas han sido parcialmente desmontados, muchas cuerdas, especialmente en la Sierra con lo que el contacto macizo-cuenca es del Valle (Fig.1). Estos fenómenos, junto a irregular y de exhumación. Por último, otro otros datos (CARRASCO et al 1991), per­ tipode límiteposiblese debe a lafosilización miten hipotetizar actividad neotectónica reciente (durante el Plioceno o Plio­ cuaternariacon repercusiones morfológicas, Pleistoceno) de antiguos piedemontes de­ al menos en algunos sectores del Sistema sarrollados sobre materiales del zócalo; se Central. trata de abanicos de piedemonte con mate­ A escala individual, cada una de las riales tipo «raña». alineaciones principales pueden catalogarse Aunque el trazado de conjunto del Sis­ como dovelas, a cuyos flancos se adosan tema Central es NE-SW, la organización sucesivos rellanos escalonados. Este tipo de por sectores es mucho más compleja. En fisonomía, característica de muchas monta­ general aparecen dos direcciones dominan­ ñas originadas por la reactivación tectónica tes, la NNE-SSW y la E-W, cuya relación o de macizos antiguos, fue denominada por articulación hace que las cuerdas del Siste­ W. PENCK (1924, ref. 1953) escalera de ma Central den la apariencia de una serie de piedemonte (piedmonttreppen) y en el Siste­ haches (<

S.e. S.e. 5

4

S.e. S.e.

3

D D ~+\++++;r.=+¡+ +/~ +++ ++ + +... ++ ... + + + + +... + + + + .. 2

1 + + /+ + +%+++1++ + + + +7.1 + + +... + + + \+ +1+ + \+ +/+ +\~ +/~"'\+ +\+ ...¡+ +n + + + + + + + + + + + + ++ +...... I 1 B A S.c.= D 5 + + + + Sustrato eJ+ + + S.c. a Materiales del ciclo prearcósico 4

~ Materiales del ciclo arcósico

m Materiales del ciclo postarcósico 3

2

~+ 1 Ir;r:+/++ +...+\+ + +{+ + +( ++ + +\+ + + + ... /+. + \ + I T+ T+ 1+ + + + + +1 e Fig.2. Esquemas de los modelos evolutivos del Sistema Central Español. A. Modelo de SCHWENZNER (1937) (interpretación basada en el resumen de su obra). B. Modelo de SOLE SABARIS y cols. (1952) (perfil-esquema realizado a partir de los bloques­ diagrama de los autores). C. Modelo de PEDRAZA (1978). Leyenda: 1,2,3, ... Etapas evolutivas enlaformación del SistemaCentral Español, de más antiguo a más moderno. Se corresponden con la síntesis de cada modelo descrita en el texto. S.C.- superficiedecumbres;D-superficiegeneratriz;P I-penillanurapoligénica;P 2-penillanura , finiterciaria; PF-penillanura fundamental; MI' M2 M3-superficies escalonadas de meseta (1 y 2 piedemontes, 3 parameras); E-pediment de sabana(etchplain en piedemontes); P-pediment semiárido. eDAD. LAB. XEüL. LAXE 19 (1994) Los modelos genético-evolutivos 103 si el desnivel es de origen tectónico y corresponde a geográfico» y las de W. PENCK en su una falla paralela y más interna a la falla «escalera de piedemonte». principal de la Sierra, oes simplemente un frente de retroceso de esta, producido durante eldesarrollo 4.1. La penillanura poligénica y la del plegamiento. SCHWENZNER, acepta sis­ penillanura fundamental de SOLE temáticamente laprimera solución. Y, ciertamente, SABARIS y cols. ..., es posible comprobar, también que el escarpe topográfico no coincide con el accidente geológico, Independientemente de lo anterior, sino que el abrupto de falla ha retrocedido a veces siempre problemático, este trabajo centra más de un kilómetro ... » (SalE SABARIS y múltiples e importantes cuestiones, así: cols. 1952, pág 186). Describiremos aquí el modelo tal como 10) Respecto a las superficies de erosión, lo plantearan SalE SABARIS y cols. en considera que el ciclo alpino de los relieves 1952, y que es el seguido, con ligeros ma­ de la Meseta, se origina a principios del tices, por BIROT y SalE SABARIS en Eoceno a partir del arrasamiento genera­ 1954. lizado de los relieves previos, es decir, los En este caso se sigue un esquema típica• hercínicos (incluyendo como tales, también mente davisiano, esto es: reactivación los tardi y posthercínicos en sentido estric­ tectónica(con laformación de unos relieves to). Dado el carácter de ese arrasamiento, montañososy sus cuencas adyacentes)-calma considera se trata de una penillanura ela­ y erosión (con la formación de una boradaenvarios ciclos, es decir, poligénica penillanura generalizada)-nuevo impulso y concluida a lo largo de diferentes períodos de reactivación (aparición de nuevos re­ en cada zona; es tanto más moderna cuanto lieves montañosos con sus cuencas adya­ más occidental (pretriásica en Somosierra, centes)-nuevoperíodode calma(inicio de precenomaniense en -Villacastín, otro ciclo erosivo, aun no concluido). Eocena en Salamanca, etc.), por tanto la Comopuede comprobarse, es este mode­ considera igualmente heterocrona. lo el que debería denominarse policíclico 2°) Al contrario de lo que defendía dado que sigue un esquema evolutivo en el SCHWENZNER(op. cit.) siguiendoa otros que se articulan diferentes fases, etapas o autores previos, este modelo considera que «ciclos» de reactivación-arrasamiento el papel de esta superficie antigua en el total. Por el contrario, el modelo de relieve actual de la Meseta es insignificante SCHWENZNER (op. cit.), se basa en su­ y únicamente aparece en algunos lugares cesivas reactivaciones que no permiten el por exhumación local. la superficie más desarrollo de los arrasamientos totales y, generalizada en estos territorios y sus bor­ en consecuencia, debería aludirse como no des, que definen como fundamental, es una cíclico, o a lo sumo, hemicíclico (ciclos no penillanuraelaboradaafinales delMioceno; concluidos); sin embargo, la terminología le asigna una edad entre Mioceno Medio geomorfológica sigue manteniendo este (Tortoniense) a Superior (Pontiense). término tal cual se acuñara en las discusio­ 3°) De acuerdo con lo anterior, habría nes surgidas del enfrentamiento entre las una penillanurización total de los relieves hipótesis formuladas porDAVIS ensu «ciclo de la Meseta en un primer ciclo y, en 104 Pedraza Gilsanz,j. eDAD. LAB. XEOL. LAXE 19 (994) consecuencia, la desaparición de la divi­ superior pre-Pontiense, que rellenan las soria castellana a finales del Mioceno. Di­ cuencas de la Meseta, es decir, las del Duero cha divisoria se habría originado por la y Tajo) ... desnivelación (fase Rodánica) y desnivelación (fase Sávica) de lapenillanura formación de nuevo de la «divisoria caste­ poligénica o «preparoxismal», a finales del llana», es decir la actual que constituye el Oligoceno, con una reactivación notable en Sistema Central -. calma tectónica y gene­ el Mioceno medio (fase Estaírica). ración de los piedemontes o rampas en un 4°) Es lapenillanurafundamental laque ciclo de arrasamiento parcial, según un actuará como base de los relieves actuales (es sistema de pedimentación en condiciones decir, la generatriz) del Sistema Central, al áridas o semiáridas; dicha pedimentación ser desnivelada a finales del Mioceno (fase produce el arrasamiento de los escarpes del Rodánica); hoy, según este modelo, queda sistemade fallas externas (las del contacto formando lasuperficieo niveldecumbres macizo-cuenca) y el retroceso de los de las en estas montañas. internas (sistema de fallas que limitan los 5°) Tras este impulsose iniciaunsegundo grandes horsts) llevándolos a su posición ciclo morfogenético, que conduce a la ge­ actual y formando así las laderas que hoy neración de las llanuras de piedemonte dan frente a las elevaciones; se manejan, por (rampas o peanas, a las que, siguiendo a tanto, hipótesis de retroceso paralelo de los BIROT, 1937, ref.1943, asigna un carácter escarpes o vertientes (los depósitos correla­ de superficies de erosión en clima árido, es tivos a estaetapaevolutiva, son los Pliocenos decir, pediments comportando relieves re­ tipo «fanglomerados» o «rañas») ... desni­ siduales tipo inselbergs), los reajustes velación (fase Valáquica) con reajustes y tectónicos (se considera que los impulsos exageración de las elevaciones durante el tectónicos de rejuvenecimiento son más Plioceno Superior'" calma tectónica o re­ modernos que cualquier arrasamiento) y el ajustes ligeros y locales; encajamiento de la encajamiento de la red hidrográfica. red hidrográfica durante el Cuaternario.

4.2. Síntesis general del modelo 5. HIPOTESIS MIXTA: LA ESCALERA DE PIEDEMONTE CON UN DESA­ La secuencia general de los aconteci­ RROLLOFINALDEBLOQUESENLAS mientos la expresa como sigue (Fig. 2): ZONAS AXIALES Ciclo de arrasamiento pre-paroxismal (formación de la penillanura poligénica PEDRAZA(1978), considera el Sistema heterocrona; sedimentos correlativos des­ Central originado según una dinámica tec­ de el Pérmico al Paleógeno y en los bordes tónica de impulsos continuos y de intensi­ del Sistema Central, básicamente cretácicos dad creciente, es decir, tal como establece y paleógenos)'" desnivelación (fases Sávica W. PENCK(1924, ref.1953) en su modelo y Estaírica) y formación de la «primera del domo en expansión, que termina por divisoria castellana» ... calma tectónica y desarrollar una fisonomía en «escalera de ciclo de arrasamiento intra-Mioceno; for­ piedemonte» (piedmonttreppen). El matiz di­ mación de la penillanura fundamental ferencial con el modelo de W. PENCK, es (depósitos correlativos del Mioceno medio y quese considerauna «resoluciónfinal» que eVAD. LAB. XEOL. LAXE 19 (994) Los modelos genético-evolutivos 105

provoca levantamientos y hundimientos en 1973), ambos modelos contenían aspectos las zonas axiales; caso de las dovelas centrales necesarios para explicar la morfología y gé­ y las depresiones intramontanas. Se trataría nesis delSistemaCentral y, al mismotiempo, de un proceso de ondulacióngeneralizada ninguno de ellos daba la respuesta a todos y progresiva de toda la Meseta durante el los interrogantes planteados. Terciario (lo que, como veremos, se corres­ Así pues, había unos datos de partida ponde con el «ciclo de sedimentación que, una vez matizados mediante nuevas arcósica»). Dicha ondulación se traduce en: investigaciones, condujeron al modelo que elevaciones muy laxas o de amplio radio comentaremos aquí. (que irán configurando un nivel medio en el relieve de la Meseta, definido por platafor­ 5.1. Los datos de partida mas o altiplanicies basales, que tienen ca­ rácter de penillanura generalizada o los datos de partida más significativos, fundamental); elevaciones muy agudas en que se apoyó el desarrollo de este modelo o de pequeño radio (que irán configuran­ fueron: do unos niveles superiores en el relieve de la Meseta, definido por elevaciones o sierras en 1°) lafisonomía escalonada que presenta las que la penillanura generatriz queda el relieve del Sistema Central, apunta hacia colgada); hundimientoslaxos o deamplio modelos dinámicos de impulsos articula­ radio (que irán formando las grandes de­ dos como propone SCHWENZNER (op. presiones regionales o cuencas sedimentarias cit.). aledañas a las elevaciones) y hundimientos 2°) lapresenciade depresiones interiores muyagudos o de pequeño radio (que irán sin apenas relleno sedimentario y escarpes formando cuencas locales en el interior del de falla muy recientes, así como la seriación macizo y subcuencas o fosas dentro de las de horsts-grabens, parece apuntar a una depresiones o cuencas sedimentarias regio­ desnivelación reciente; dicha desnivela­ nales). ción es necesaria para explicar la similitud la tectónica de elevación creciente (cada entre la superficie de cumbres y la de vez más intensa), implica la agudización de meseta M o parameras. Todo ello coin­ 3 las elevaciones de pequeño radio y, por cide con las hipótesis de SalE SABARIS y simple geometría, en algunos lugares y es­ cols. (op. cit.), reafirmadas en el trabajo de pecialmente el Sistema Central, debe resol­ BIROT y SalE SABARIS (op. cit.). verse con una tectónica de bloques que 3°) Como ya señaló E. HERNANDEZ consolidalafisonomía de «blockmountain»; PACHECO en 1922, la clara disarmonía es la «resolución final» en horsts y grabens estructural entre los materiales cretácicos y que referíamos al principio. paleógenos y la total discordancia de ambos Hasta cierto punto, este modelo puede con los neógenos, indicaban el inicio de las considerarse una interpretación mixta entre desnivelaciones en los tiempos inmediatos la dos anteriores, es decir, la de posteriores al Cretácico, con una notable SCHWENZNER de 1937 y la SalE agudización en el tránsito O ligoceno­ SABARIS y cols. de 1952. Comose concluyó Mioceno. en un trabajo previo (PEDRAZA, 1971 ref. 4°) El cabalgamiento de bajo ángulo que 106 Pedraza Gilsanz,j. eDAD. LAB. XEüL. LAXE 19 (1994) pone en contacto los materiales cristalinos de ambientes que iría del húmedo-cálido no del macizo sobre los sedimentos arcósicos estacional a finales del Cretácico, hasta el (miocenos, en general), tal como señalara árido o semiárido de finales del Mioceno, ROYO y GOMEZ (1934) y otros autores pasando por el húmedo estacional del posteriores, parece implicar una fase de Paleoceno y Paleógeno; MARTIN SE­ reactivación reciente en el Sistema Central. RRANO, 1986,ref.1988;GARZON, 1980; 5°) La fisonomía de las rampas (unas BLANCO et al., 1991; etc.) así como en los llanuras tipo pediment con notables relie­ de paleoflora y paleofauna (en este caso se ves residuales tipoinselbergs), contrastacon deducen unos ambientesgenerales próximos la de las superficies superiores. BIROT a los de sabana, sea húmeda o seca y con (1937, ref. 1945) y luego otros autores, lo episodios más templados, tanto en el Cretá­ explicaron mediante dos ciclos netamente cico como en el Terciario; ALBERDI ­ diferenciados en la morfogénesis de estas Coord.-, 1985, VARIOS, 1991). zonas: uno previo de penillanurización En definitiva, reafirmamos lo concluido (sus depósitos correlativos serían los en el trabajo que desarrolló el modelo que miocenos que colmatan las cuencas) y otro comentamos aquí (PEDRAZA, 1978): en­ posterior de pedimentación árida o tre finales del Cretácico y principios del semiárida(susdepósitos correlativos, serían Cuaternario, hay una sucesión climática los de tipo «fanglomerático» o rañas). global en la que alternan ciclos mayores extremos (cálido-húmedo y cálido-seco, ambos estacionales), dentro de los cuales 5.2. La discusión de los datos de par­ aparecen otros ciclos menores interme­ tida dios(templado-seco, templado-subhúmedo, 5.2.1. En cuanto a los ambientes cli­ estacionales). máticos. La tendencia general, es la de un predo­ minio de los ambientes de sabana hú­ En las hipótesis de algunos trabajos meda (pluvisilva) a finales del Cretácico clásicos (BOTELLA y HORNOS, 1884; principios del Terciario (máxima duración CALDERON, 1884 a y b; HERNANDEZ de los ciclos húmedos y casi inexistencia de PACHECO, 1914), la Meseta habría estado los secos), un equilibrio sabana húmeda sometida durante el Terciario a un régimen (pluvisilva)-sabana seca (espinosa) en el climático en el que alternan etapas húmedas Paleógeno e incluso Mioceno inferior y un y secas (es decir, biostásicas y resistásicas), predominio de los ambientes de sabana en un contexto cálido estacional, por tanto, seca (espinosa) en el Mioceno medio, supe­ no ecuatorial. rior y principios del Plioceno. Junto a esa Estas eran también las conclusiones de tendencia, hay otra que implica una pro­ trabajos modernos (VAUDOUR, 1977; gresiva atenuación del carácter extremo MARTINESCORZA, 1974; HUERTASet (humedad-sequía y calor) de los ciclos ma­ al., 1970; GUTIERREZ ELORZA et al., yores, lo cual se manifiesta en un mayor 1978; etc.) y las que se han confirmado protagonismo de los ciclos menores; uno de posteriormente en los estudios de detalle de estos ciclos puede considerarse como el pre­ alteraciones (aquí se considera una sucesión cedente del clima cuaternario. eDAD. LAB. XEOL. LAXE 19 (994) Los modelos genético-evolutivos 107

Esta secuencia climática, es la que se mayor nitidez en los ritmos, son más com­ deduce (más o menos matizada con datos pletos y uniformes y por ello son frecuentes posteriores) de los trabajos sobre la evolu­ la texturas edáficas en los niveles de carácter ción del clima de la Meseta que desarrolla­ samo-pelítico o pelito-lutítico que cierran ran los autores clásicos citados al principio. cada ciclo (son los N.R.G.C.; niveles rojo­ gris ceniza descrito por MARTIN 5.2.2. En cuanto a los sedimentos co­ ESCORZAen 1974). El tramoblancoes más homogéneo y dominado por secuencias o rrelativos. ciclos sefito-samíticos; este carácter apunta Los análisis sedimentológicos y hacia una diferenciación de ambientes: en estratigráficos de los materiales que rellenan general un clima más húmedo y alternante las cuencas terciarias de la Meseta, nos durante la sedimentación del primer tramo condujeron a formular un modelo de sedi­ y más seco y uniforme durante la sedimen­ mentación característico de una cuenca tación del segundo. intermontana subsidente, confinada o Teniendo como centro de referencia para semiconfinada con facies de abanicos la cronología el Mioceno (edad que le atri­ aluviales (alluvials fans) y lagos efímeros buyeron al conjunto de la serie los autores (playa lake) en general progradantes hacia clásicos), nuevos datos fueron precisando su los macizos montañosos y con algunos epi­ edad. MARTIN ESCORZA (1974) señala sodios de redes fluviales emisarias (con un para el tramo alternante una posible edad canal colector y no dispersor como son los paleógena. Aunque no todo él, parte del abanicos). mismo puede pertenecer a esa edad tal como La secuencia general en los bordes del se dedujo en el trabajo de GARZON et al. macizo está definidapor una arenalítica, es (1978) en el Valle de Amblés. Respecto a los decir, una arcosa. En la subfosa del río límites superiores, F.HERNANDEZ Alberche, esta arcosa se organiza según dos PACHECO(1962),VAUDOUR(1977,ref. tramos bien definidos; uno inferior alter­ 1979) y otros autores, señalan su posible nante y otro superior blanco. En ambos pertenencia al Plioceno; así pues, dada la tramos las facies proximales se localizan en edad de los niveles de colmatación de la Fosa zonas preferentes y les caracterizan la pre­ del Tajo, puede plantearse que parte del sencia de aglomerados de bloques y grandes tramo superior blanco sea del Plioceno. bloques, también los ritmos y secuencias Ante este problema, teniendo en cuenta granodecrecientes completas (desde los tér­ las características de las facies en el borde de minos samo-sefíticos a los pelíticos ypelítico­ la cuencay suasociación con la reactivación lutíticos por enriquecimiento iluvial) o in­ del SistemaCentral, decidimos referir todos completas y truncadas por la erosión, apa­ estos materiales como el ciclo arcósico, que reciendo así discontinuidades de primer y representa los sedimentos correlativos de segundo orden, pero siempre erosivo-sedi­ las etapas «paroxismales» o de reactivación mentarias, y que separan los diferentes del macizo. ciclotemas producto de las sucesivas aveni­ El tránsito hacia la etapa posterior, se das. marca de forma neta en los abanicos de El tramo inferior, alternante, presenta piedemonteque truncanlos niveles arcósicos 108 Pedraza Gilsanz,j. eDAD. LAB. XEÜL. LAXE 19 (1994) y forman glacis mixtos con materiales deno­ (GARZON, 1980) o como siderolítico minados genéricamente «rañas»; si bien (BUSTILLO et al., 1980). , entendemos que este es un término poco A partir de las interpretaciones recientes preciso y debe diferenciarse según el signi­ (FERNANDEZ GARCIA et al., 1989; ficado morfogenético. En la zona oriental y OLMO SANZet al., 1989; MOLINAet al., centro-oriental del borde del Sistema Cen­ 1989; RODAS et al., 1990), podemos tral, dicha formación es un tránsito hacia la mantener la serie silícea o siderolítica etapa actual; por ello marcan el inicio del como referencial para marcar ellímite de los ciclo postarcósico. Señalemos, sin embar­ procesos que corresponden al ciclo go, que en la zona occidental del borde prearcósico. A esta serie se le asigna una Norte del Sistema Central y en la llanura edad entre el Cretácico terminal y el Eoceno zamorana, a materiales similares se les asigna superior-Oligoceno (secuencias T11 y T12 una continuidad casi total con las series de FENANDEZ GARCIA et al, op. cit.); arcósicas (MARTINSERRANO, 1986, ref. tras él se inician las etapas paroxismales de 1988). la reactivación y el cambio de la red fluvial Las etapas previas al ciclo arcósico, es que pasa, de unas llanuras aluviales solapa­ decir, las del ciclo prearcósico, es si cabe das por jerarquización a otras de abanicos de más compleja, ya que se mezclan dos pro­ piedemonte que sedimentan los materiales blemas: el propiodel iniciodelcicloarcósico del ciclo arcósico. y la reactivación y el tránsito Mesozoico­ Terciario. Obviando este segundo proble­ 5.2.3. En lo referente a los ciclos de ma, eminentemente estratigráfico, nos arrasamiento y la fisonomía general centraremos en las facies y su significado. del macizo Al desarrollar este modelo evolutivo en 1978,nos basamos enunos depósitos silíceos La presencia de escalones en el relieve del muy elaborados (su presencia nos fue co­ Sistema Central, es un hecho incuestionable municadaporM.G.GARZONHEYDTque porevidenteensufisonomía. Dadalaintensa los habíalocalizado enel valle del Guayerbas, fracturación de este macizo, no resultadifícil vertiente meridional de Gredos), que in­ asignarlos límites de cadaescalón a fallas; en terpretamos entonces como materiales realidad estas se detectan por alteraciones aluviales procedentes de redes maduras (arenizacines, texturas cataclásticas, propias de relieves arrasados. En principio milonitas, planos de falla, etc.). parecían marcar un cambio importante en la A pesar de lo anterior, hay unadiferencia dinámica respecto a los acontecimientos notable entre la laderasuperior(que articula cumbres y parameras o M ) y la inferior (que posteriores, razón por la cual situamos en 3 articulaparameras o M y piedemontes M y ellos el límite entre el ciclo arcósico y el 3 2 prearcósico. Trabajos posteriores han cen­ MI); la primera aparece como un escarpe trado su posición y cronología tanto en la neto y re~tili.neo, uniforme y asociado a vertiente meridional como en la septen­ fallas locales, lasegundaes algo más irregular, trional, donde se habían incluido en un se asocia a fallas de gran. recorrido y muestra conjuntopre-Luteciense (JIMENEZ, 1970); signos de IJ?ayor elaboración o modelado, si engeneral se les alude hoy como serie silícea biendepende de las zonas. Allídondeapenas eDAD. LAB. XEOL. LAXE 19 (994) Los modelos genético-evolutivos 109

aparecen parameras (M ) y la ladera es con­ sitúa ligeramente más bajo que la superficie 3 de paramera o M . tinua, tramo superior e inferior forma una 3 sola unidad y los límites tectónicos son Al mismo tiempo que se realizaban estas mucho más evidentes (Fig. 1). investigaciones, se estaban consolidando las Así pues, hemos de trabajar con una hipótesis que explicaban pediments e fisonomía tipo que se ajusta a la de «escalera inselbergs como una asociación por suce­ de piedemonte» (piedmonttreppen) y que siones genéticas y no como una unidad SCHWENZNER (op. cit.) definió com­ singenética; esto nos llevó a considerar las puesta por una superficie de cumbres (SC) y diferencias entre una pedimentación de

, )· sabana y una pedimentación semiárida. tres de meseta (MI' M 2 Y M 3 BIROT(1937, ref. 1945), fue el primero Los materiales que rellenan las cuencas en calificar los piedemontes serranos como terciarias muestran signos inequívocos (es­ unas llanuras de pediment comportando tructuras, seriación de formas, minerales de relieves residuales tipo inselbergs. Si­ arcilla, restos fósiles, etc.) de un proceso de guiendo las ideas dominantes en ese mo­ pediplanación y no de penillanurización mento, interpretó estas morfologías como el tal como se había señalado hasta entonces. producto de un modelado en condiciones De acuerdo con este dato y las fisonomías semiáridas y tantolallanuracomo los relieves antes descritas, inselbergs y ciclo arcósico residuales que soportan, se consideran son el producto de un ciclo de singenéticos y correlativos de los depósitos pedimentación de sabana; esta interpre­ «fanglomeráticos» que son las rañas. tación se apoya en el modelo de la «doble Otraobservación importante de BIROT planación», desarrollado por BÜDELL (op. cit.) hace referencia a la fisonomía di­ (1957) basándose, a su vez, en el de los ferencial entre las superficies de piedemonte relieves grabados (etch) que desarrolló y las superiores: las primeras comportan WAYLAND (1933) para explicar las relieves residuales, las segundas no. penillanuras mediante un proceso de me­ A partir de nuestras obsevaciones, se teorización y posterior lavado o dedujo que esas diferencias eran aun más etchplanación. notorias. En las superficies superiores Por otro lado, superficies de cumbres (cumbres o SC y parameras o M ) aparecen (SC) y de paramera (M ) presentan una fi­ 3 3 también relieves residuales, sin embargo la sonomía equiparable; ambos son llanuras fisonomía de estos es el de cerros alomados onduladas, con ausencia de contrastes me­ cóncavo-convexos y característicos de las nores, salvo los correspondientes a los proce­ penillanuras, es decir: monadnocks. Otro sos más actuales (glaciar, periglaciar, nivo­ dato a tener en cuenta, es que no todos los pluvial, etc.) y con notables relieves residua­ relieves residuales de los piedemontes son les tipo monadnocks. Se trata pues de la equiparables; hayal menos cuatro gene­ mismasuperficie original desniveladapor la raciones y los más destacados (primera tectónica y su carácter es el de una super­ generaciónenlos piedemontes)o «verdaderos ficie tipo penillanura (su fisonomía es inselbergs», estánadosados a laladerao muy equivalente a la definida por DAVIS en próximos a ella, definiendo un nivel de 1889) poligénica (es decir, elaborada por cimas basculado hacia las cuencas que se todo un conjunto de procesos a lo largo de 110 Pedraza Gilsanz,j. eDAD. LAB. XEOL. LAXE 19 (1994) varios ciclos, aun cuando predomine en su etc.) que corresponden a relieves residuales; génesis la acción fluvial) y heterocrona (su estos últimos, en algunos casos son verda­ conclusiónvaríasegúnlas zonas; auncuando deros inselbergs producto de una puedeconsiderarse quelos relieves hercínicos pedimentación de sabana (también alu­ estaban ya arrasados a principios del dida como etchplanación) elaborado a lo Mesozoico, esta llanura sigue siendo reela­ largo del ciclo arcósico. Su forma actual es el borada allí donde no la fosilizan los sedi­ producto de una remodelación en condi­ mentos; incluso durante el Terciario ha ciones de mayor aridez, dándole una fiso­ ocurridoasíenmuchas zonas no reactivadas). nomía de pediment semiárido que, a su Esas características de la penillanura, vez, será degradado por la incisión fluvial fueron ya señaladas por SalE SABARIS y de las redes actuales. eols., en 1952; la diferencia entre nuestra En algunas interpretaciones posteriores interpretación y la establecida por estos (GARZON HEYDT, 1980; GARCIA autores, estriba en dos aspectos: la precisión ABADetal., 1980;MARTINSERRANO, delpoligenismotal cual lo definieraKLEIN 1986, ref. 1988) se sitúa la etapa principal (1953)y la asignación de su carácter como la de elaboración de los inselbergs afinales del fundamental de la Meseta y, a la vez, Cretácico y se formula un proceso de generatriz de los relieves reactivados, caso etchplanacióntotal. Estas hipótesis suponen, del Sistema Central. que la superficie fundamental de la Me­ las superficies de piedemonte deben seta y sus bordes se ha generado por un considerarse como franjas reducidas que proceso de etchplanación finicretácica y bordean los macizos reactivados, por ello no posteriormente, a lo largo del Terciario, ha son comparables a la penillanura funda­ sido remodelada hasta transformase en una mental ni en su extensión ni en su signifi­ penillanura. Sin embargo, los sedimentos cado evolutivo; ciertamente, no son correlativos a la remodelación, es decir los arrasamientos generales (como lo son del ciclo arcósico, no concuerdan con esa penillanuras, pedillanuras e incluso los hipótesis; más bien marcan unasecuencia de etchplanos) sino parciales; es decir: super­ acontecimientos inversa, es decir: primero ficies de piedemonte (salvo aquellas zonas la penillanurización y luego la pedi­ en que las rampas pueden considerarse tra­ mentación-etchplanación. mos de la penillanura poligénica, al haber En tanto no se aporten nuevos datos al sido exhumados porla erosión de la coberte­ respecto, entendemos que la evolución se ra sedimentaria durante la etapa ajusta al modelo inicialmentepropuestopor postarcósica a lo largo del Terciario supe­ nosotros (PEDRAZA, 1978), es decir: en el rior y Cuaternario). ciclo prearcósico se va elaborando la Así pues, salvo en los casos de exhuma­ penillanura poligénica, a la vez que se ción, los piedemontes presentan una fiso­ desarrollan potentes mantos de meteoriza­ nomíanetamentediferenciadade las llanuras ción que conllevan la generación de un superiores. Su perfil es rectilíneo con múl­ relieve grabado (eteh); durante el ciclo tiples contrastes menores (domos, tors, arcósico se produce la etapa principal de canchales, franjas y cuvetas de arenización, reactivación y el inicio del proceso de lavado etc.) y mayores (domos, berrocales, crestones, y exhumación de los relieves grabados a eDAD. LAB. XEOL. LAXE 19 (1994) Los modelos genético-evolutivos 111 costa de la sustitución de la penillanura. «impulsos reflejos» enlo quepodríaaludirse Dicha sustitución sólo puede producirse en como un proceso equivalente a la «tectónica los bordes de las zonas reactivadas, no se de piel gruesa» (modelo de deformación trata por tanto de una etchplanación total distribuida VEGAS et al., 1990), bien me­ sinoparcial,es decir, se originaunpediment diante «impulsos directos» en lo que podría de sabana; tal como se ha demostrado calificarse como unproceso equivalente a los (PEDRAZA, 1984), aun hoy se siguen de «tectónica de piel fina» (modelo de ca­ produciendose fenómenos de exhumación. balgamientos en manto y corteza, WAR­ Durante el ciclo postarcósico, se inicia un BURTON et. al. 1989). proceso de transformación del pediment de Independientemente de cual sea la alter­ sabana al ser ligeramente remodelado en nativa tectónica y centrándonos en sus im­ condiciones semiáridas y transformado en el plicaciones morfológicas, hemos de partir pediment (s.s.) que, más o menos degra­ de algunos puntos básicos, así: dado por la acción de los procesos cuater­ narios, hoy forma las rampas. 1°) Como demuestran todos los datos y Queda por demostrar en este esquema, ya se conoce desde principios de siglo, en los cual es la relación entre las redes fluviales bordes del SistemaCentrallas series neógenas actuales y las que generaron la exhumación descansan claramente discordantes sobre las dentro del macizo, ya que, como se ha se­ cretácicas y paleógenas plegadas y falladas. ñalado (MARTIN SERRANO, 1986, ref. 2°) Los depósitos neógenos, como ya 1988) pueden presentar una cierta conti­ señalara ROYO y GOMEZ (1934), pre­ nuidad evolutiva. También debe profundi­ sentan un límite neto con el macizo y este se zarse enel significadode laacción degradante realiza mediante un cabalgamiento de bajo de dichas redes, ya que, a otra escala y nivel, ángulo. Como se ha demostrado posterior­ parecen continuar lentamente el proceso de menteenvarios sectores del borde meridional exhumación de relieves «aun» grabados (PEDRAZA, 1978 y 1981), lo que se alude (PEDRAZA, 1984). como fallameridionaldel SistemaCentral, es en realidad un sistema de fallas autó• 5.2.4. Sobre la secuenciay articulación nomas (hecho ya señalado por SaLE de las etapas de reactivación. SABARIS y cols., en 1952) que generan un sistema de cabalgamientos progresivos Todos los autores que han analizado el sobre el macizo; es decir, se trata de un Sistema Central coinciden en señalar una sistema de cabalgamientos escalonados en serie de etapas, fases o impulsos tectónicos los que cada uno afecta a un tramo de durante la reactivación de estas montañas. materiales de la serie arcósica, a la vez que La formulación concreta de las etapas no queda fosilizado por los tramos superiores parece una tarea fácil, tampoco cual es la que progradan sobre el macizo; dichos tra­ dinámica tectónica concreta a que se ajusta mos superiores sufren las inflexión, a veces la reactivación. Digamos en este punto, que notable, de la actividad del cabalgamiento hoy se manejan modelos de «transmisión» que fosilizan, a la vez que su límite con el de los esfuerzos desde los centros axiales de macizo es un nuevo cabalgamiento. colisión o deformación, bien mediante Estos son datos que apuntan a unas facies 112 Pedraza Gilsanz, J. eDAD. LAB. XEOL. LAXE 19 (1994) sintectónicas, características de una cuen­ siderolítica es una formación aluvial, cuya ca subsidente en equilibrio dinámico con área madre son las zonas occidentales del un macizo en proceso de elevación. Ese Macizo Hespérico, en las que seguía equilibrio, siguiendo la teoría de E. HER­ reelaborandose la penillanura fundamen­ NANDEZ PACHECO (1923), parece se tal al no haber sido cubiertas por los mate­ consigue mediante una serie de impulsos riales de las transgresiones cretácicas secuenciales que aceleran la elevación del (PEDRAZA 1978)y la etapade inicio de la macizo, seguidos de unas distensiones y reactivaciónes coetáneacon lageneración hundimientos de cuencas. de los paleógenos polimícticos (FER­ 3°) Los datos más recientes (FERNAN­ NANDEZ GARCIA et al., op. cit.; OLMO DEZ GARCIA et al., 1989, OLMO SANZ SANZ et al., op. cit.). et al., 1989, etc.) confirman también la dis­ De acuerdo con todos estos elementos conformidadentreel Cretácicoyel Paleógeno podemos concluir: y dentro de este, entre sus diferentes tramos; si bien, dichas disconformidades son de - Un proceso inicial de abomba­ carácter secundario frente a la que aparece miento general de la Meseta durante el entre todo ese conjunto y el Neógeno. Paleógeno e inicio de las suaves ondulacio­ 4°) A partir de los estudios recientes en nes que separan las elevaciones, plataformas los bordes de Guadarrama, puede conside­ y grandes surcos; esto significa el inicio del rarse la serie silícea, siliciclástica o side­ ciclo arcósico (es lo que E. HERNANDEZ rolítica el tránsito Cretácico-Terciario, e PACHECO en 1922 define como la fase incluso enteramente finicretácica (FER­ compresiva inicial y la descompresión pos­ NANDEZ GARCIA et al., op. cit.; OLMO terior con el hundimiento de los flancos; SANZ et al., op. cit.), tratándose de aflora­ también lo que formula ALIA MEDINA en mientos discontinuos y de localización pre­ 1976, como la Bóveda Castellano-Man­ ferente. chega). Progradando sobre todala serie carbona­ - Un cambio en la tendencia tectó• tada y silícea o siderolitica (o serie prearcósica neta), así como sobre el maci­ nica que implica unos impulsos conti­ zo, aparecen unos depósitos que han sido nuos y de intensidad creciente que calificados como polimícticos y del agudizan las diferencias entre: los macizos Paleógeno. Sin embargo, como se puede reactivados, con un balance absoluto de observar en algunas zonas (arroyo de elevación, que consolidará en unos relieves Aguamala, afluente del Eresma y Valle del montañosos estructurados en bloques Paular o Lozoya), la evolución de dichos (<

En las plataformas, es la penillanura haciendo que unas consoliden como tales en poligénica la que define el nivel medio de el relieve actual sin apenas sufrir modifica­ ciones (es el caso de las llanuras de mesetaM la topografía y, como han demostrado al­ 3 gunos estudios (ver, GOMEZ AMELIA, o parameras) y otras queden modificadas 1985), dicha penillanura sigue evolucio­ por la tectónica hasta formar una dovela nando y remodelandose. escalonada en dos niveles (aparece un bloque - Unproceso final de agudizaciónde la elevado a nueva divisoria o superficie de dinámica de elevación con la resolución de cumbres se y otro queda en su nivel pri­ mitivo, formando el rellano de meseta o una tectónica de bloques en zonas axiales. M3 paramera); agudización de las depresiones o 5.3. Síntesis general del modelo. fosas intramontañosas; desnivelaciónde los piedemontes dejando colgado el nivel de La secuenciageneral de acontecimientos, etchplanación que consolida como una puede resumirse como sigue (Fig. 2): exhumaciónparcial de los bordes del macizo, Ciclo de arrasamiento pre-paroxismal es decir, un pediment de sabana; cambio (consolidaciónde lapenillanurapoligénica del régimen de denudación e inicio de heterocrona; sedimentos correlativos los una reelaboración de los piedemontes e del ciclo prearcósico) __ desnivelación incluso una exhumación de la antigua (tectónica de abombamiento generali­ penillanura al ser desmontados los depó• zado de la Meseta, definición de ondula­ sitos de cobertera del ciclo arcósico; forma­ ciones generales que separan elevaciones y ción de las rampas y campiñas por un plataformas como divisorias y depresiones o proceso mixto tecto-erosivo, conlaevolución cuencas); inicio del ciclo de sedimentación del clima hacia condiciones similares a las arcósica y de la etchplanación de forma actuales y, por ello, la progresiva consoli­ coetánea (sedimentos correlativos del dación de la red fluvial y del ciclo Paleógeno o, al menos, Oligoceno inferior) postarcósico; sedimentación de abanicos -. consolidación del régimen de de piedemonte equivalentes a las rañas y desnivelaciones con sucesivos impulsos depósitos cohetaneos en el centro de las (agudización de las diferencias entre diviso­ antiguas cuencas sedimentarias-' reajustes rias y cuencas; generación de fosas o depre­ tectónicos finales y consolidación de la es­ siones subsidentes); prosigueny se agudizan calera de piedemonte en el macizo (llanuras los fenómenos de sedimentación del ciclo de Meseta M y MI) y las divisorias en la 2 arcósico en las cuencas y al mismo tiempo cuenca (campiñas y superficies de los pára­ se van elaborando los piedemontes en los mos); inicio de la incisión de las artesas macizos mediante un proceso de fluviales en las antiguas cuencas y los etchplanación que, al afectar solo a los piedemontes del macizo (tanto en las ram­ bordes, conserva como divisorias la pas como en las depresiones interiores); penillanura poligénica (entre el Oligoceno desnivelación cada vez más selectiva (es medio y Plioceno inferior ?) -. desarrollo de sectorial, invierte tendencias previas, y ne­ una tectónica de bloques selectiva que tamente heterogénea, incluso para zonas afecta sobre todo a las zonas axiales y condu­ muy próximas geográficamente) -. pro­ ce a: laagudizaciónde las antiguas divisorias gresión de los encajamientos fluviales con la 114 Pedraza Gilsanz,j. eVAD. LAB. XEOL. LAXE 19 (1994) exhumación de relieves menores en el maci­ tránsito entre la etapa de tectónica general zo y consolidación de las llanuras de que «ondula» la Meseta y la de tectónica aterrazamiento en la cuenca; fenómenos de progresivamente más sectorializada que reajuste tectónico locales que condicionanel individualiza las divisorias (macizos mon­ trazado de red y la presencia de etapas de tañosos y llanuras de plataformas) y cuencas subsidencia aluvial. (depresiones o fosas que albergan los sedi­ Tal como hemos señalado, en este es­ mentos cohetáneos a la reactivación). quema evolutivo debe considerarse que to­ Los materiales del ciclo arcósico y su dos los fenómenos y muy especialmente los contacto con el macizo, permiten formular tectónicos, presentan una progresiva una hipótesis de impulsos progresivos a lo polarización geográfica; lo que en las pri­ largo de la etapa central de la reactivación. meras etapas de la reactivación puede con­ En la morfología de laMeseta, hay secto­ siderarse unprocesoglobal, progresivamente res montañosos estructurados según una va adquiriendo una notable individualiza­ «escalera de piedemonte» condos niveles en ción por sectores; esto hace que las la dovela central (caso de varios sectores del generalizaciónes sean poco válidas sin que Sistema Central), frente a otros de carácter medie una correlación previa detallada. En monolítico, es decir, con un bloque único esta línea de individualización, están las que forma la divisoria (caso de algunos sec­ posibles diferencias evolutivas de la red tores del Sistema Central y cadenas como hidrográfica señaladas por MARTIN SE­ -Guadalupe, Sierra Mo­ RRANO (1986, ref. 1988) en el sector rena, etc.). Esto conduce a pensar que la occidental de la Cuenca del Duero, o la etapa final de reactivación se hizo mediante coexistencia de rampas derivadas de la una tectónica de bloques fini y post ciclo morfogénesis reciente (ciclo arcósico), con arcósico. Dicha tectónica agudiza los con­ otras en parte exhumadas por el desmante­ trastes del relieve, al remarcar las diferencias lamiento de la cobertera sedimentaria que entre el relieve de las zonas axiales y sus las cubrió durante el ciclo arcósico y contiguas; en casos extremos, reafirma el prearcósico. Este último proceso parece ser hundimiento de los grabens intramontanos, frecuente enlarampaseptentrionaly algunos hace aparecer subfosas en las cuencas y des­ sectores de la meridional, tal como ha sido nivela el horst fundamental separando su­ descrito por GARZON HEYDT (1980). perficiede cumbres y de paramera. El carácter netamente sectorial de los 6. CONCLUSION GENERAL fenómenos anteriores se agudiza a lo largo del Cuaternario, con lo que los reajustes La morfotectónicadel SistemaCentral es neotectónicos durante este período se loca­ un tema aún no resuelto, sin embargo, pue­ lizan en zonas preferentes y que, hasta el den aportarse algunas aproximaciones. momento, se han interpretado como Tras una serie de trabajos recientes sobre subsidencias. Sin embargo, no deben des­ los materiales fini-cretácicos y paleógenos, cartarse fenómenos esporádicos de elevación parece que ha quedado muy centrado el en zonas del macizo (sobre todo en algunos momento inicial de la reactivación. bordes, comoparecen indicar notables enca­ Esos mismos trabajos permiten situar el jamientos de la red hidrográfica) o el man- eDAD. LAB. XEOL. LAXE 19 (994) Los modelos genético-evolutivos 115 tenimiento da cierta actividad en algunas pulsos continuos de intensidad variable y fallas, tal como parecen apuntar las fisono­ asociados a la subsidencia general de la mías facetadas de ciertas laderas y los des­ cuenca); distribución geográfica (variacio­ plazamientos y incurvamientos de algunas nes en la intensidad y cronología de las fases divisorias (los ejemplos más notable son los o impulsos según los sectores, posible regio­ de Gredos en el valle del Tietar y la Vera, nalización de los movimientos); cronología fig.l). precisa de los movimientos; procedencia y Todo lo anterior debe incluirse en la forma de transmitirse los esfuerzos que ge­ concrección de un modelo tectónico ge­ neran la reactivación de los relieves en la neral y que aborde cuestiones tales como: Meseta; controlpreciso(lo más que se pueda) modalidad tectónica de la reactivación de la dinámica tectónica subactual y actual (elevación según fases discontinuas y más o a lo largo de zonas concretas y en especial del menos instantáneas o elevación según im- Sistema Central.

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