Ciudades Vettonas
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Ciudades vettonas Vettonian cities Jesús ÁLVAREZ-SANCHÍS [email protected] !"#$$$ Aceptado: 18-02-2011 RESUMEN [oppida[ la Iberia Céltica, es un fenómeno que empieza a ser mejor conocido. Como en otras regiones de la Europa !"- ción, pero la evolución de estas comunidades en otras más grandes y complejas no está clara. Una cuestión básica es la de si la ciudad responde a un proceso de evolución interna o a un cambio en el modelo de sociedad impuesto por Roma. En este trabajo se abordan las relaciones entre oppida, cultura material y etnicidad en el ámbito de los vettones, una de las poblaciones prerromanas del oeste peninsular. La inter- pretación sociológica de los cementerios y los patrones de asentamiento regional ofrecen una visión intere- sante sobre el modelo de organización social de estas comunidades entre los siglos IV y I a.C. PALABRAS CLAVE: Vettones. Identidad. Meseta. Edad del Hierro. %. Conquista Romana. ABSTRACT #$%oppida, in “Celtic” Iberia during the Late Iron Age, is a process which begins to be known with more accuracy. As in other areas of temperate Europe, there were probably substantial differences between them, in terms of geographical setting, size, form, function and chronology. We know when some small settlements were founded, but the evolution of these communi- ties into other ones that were somewhat larger and more complex is not clear. A basic question is whether the city grew in response to an internal process of evolution or to a changed model of society imposed by Rome. The exploration of the relationships between oppida, material culture and ethnicity is considered in ##&#'()*+## interpretation of the cemeteries and the regional patterns of settlement offer interesting insights into the /#%##01 KEY WORDS: Vettones. Identity. Meseta. Iron Age. %. Roman Conquest. SUMARIO: 1. La ocupación del territorio en la Edad del Hierro y la información disponible. 2. Hacia la for- mación de los oppida (c. 400-200 a.C.): los estímulos internos. 3. Hacia la formación de los oppida (c. 200-50 a.C.): los estímulos externos. Complutum, 2011, Vol. 22 (2): 147-183 147 ISSN: 1131-6993 "&&'*&$+/&;<$$=>>= Jesús Álvarez-Sanchís Ciudades vettonas Hace 2500 años la Meseta española era un 1. La ocupación del territorio en la Edad del mosaico de pequeños pueblos, granjas y al- Hierro y la información disponible deas. La vida cotidiana de la inmensa mayo- ría de sus gentes giraba en torno a las tareas Los siglos inmediatos al año 1000 a.C. fueron del campo y del hogar. Apenas conocemos tiempos de profundos cambios en las regiones con exactitud el alcance de los contactos `! T' mantenidos entre ellas, pero lo cierto es que más y mayores asentamientos en este período las comunidades asentadas en las sierras y pe- que en cualquiera de los precedentes, y por nillanuras occidentales, es decir, en el terri- primera vez muchos fueron ocupados durante torio que actualmente abarcan las provincias varios cientos de años en lugar de sólo por un de Ávila y Salamanca, así como una parte de par de generaciones. La emergencia de aldeas ?BD w[Dww- ese momento una serie de rasgos culturales sa, controlando el territorio circundante y al- -organización social y económica, elementos bergando en su interior a pequeños grupos de materiales, lengua, y probablemente también familias, fue un episodio extraordinariamente ideas y creencias religiosas- hasta el punto importante. Este proceso resulta comparable de que esa identidad fue posteriormente re- con el fenómeno, más o menos coetáneo en conocida por los escritores romanos con el Europa, de los hillforts ` O- nombre de Vettonia (Fig. 1). Ese mundo de la cas (Cunliffe 1990 y 1994) y las ciudadelas Edad del Hierro constituye la base demográ- principescas al norte del arco alpino, esto es, [*oppida, las prime- las famosas 2/ de Alemania, Suiza, ras ciudades de tipo urbano con poblaciones QD{|O$/>R}- de varios cientos o miles de personas (Collis sonas pudieran sobrevivir más tiempo en un $/KOP$/KQ+RT mismo sitio implica el conocimiento que éstas tema tiene un gran interés, entre otras causas tenían de las técnicas que mejoran y preservan porque con estos centros se produce la pri- la fertilidad de los suelos, como puede ser el mera organización compleja del territorio, la policultivo, la rotación de cereales y legumi- primera ordenación socio-política del paisaje nosas, el uso del arado ligero o la utilización que va más allá de los poblados autárquicos de abonos (Ruiz-Gálvez 1992; Sherrat 1993). conocidos siglos atrás (Collis 2000; Hasel- B ! \ * - *#R tabilidad de las poblaciones sobre la tierra y >X*[Y- |ODD>K nas no existieron antes? De algunos peque- O$D$$R ños asentamientos se conocen los primeros La información que tenemos en este mo- momentos de instalación, pero la evolución mento para el oeste de la Meseta y el valle de estas comunidades hacia otras más gran- del Duero es bastante desigual. Las excava- D\ ciones en extensión en el interior de los asen- básica, porque es previa al planteamiento de tamientos son escasas y por lo tanto conoce- todo este esquema, es la de si la ciudad res- mos bastante mal la anatomía interna de estos ponde a un proceso de evolución interna o hábitats, tanto de los que son simples pobla- a un cambio en el modelo de sociedad im- dos como de aquellos que pudieron tener una puesto por Roma. Dicho de otro modo: ¿Las w [ { ciudades vettonas se fundaron en los dos si- y todo, los sitios que fueron habitados en la glos previos al cambio de Era, por tanto en época ofrecían en líneas generales las siguien- tiempos de la conquista romana, o son el tes características: resultado del desarrollo en el tiempo de pe- queñas granjas y aldeas, y de la capacidad |$R X[ Y D + de alguna de ellas de controlar un territorio hectáreas, siendo excepcionales áreas más mayor y más jerarquizado? Empezaremos * !* ! Y por una valoración de la evidencia que se ha oscilaría entre varias decenas de habitantes y descubierto. excepcionalmente unos pocos centenares. Complutum, 2011, Vol. 22 (2): 147-183 148 Ciudades vettonas Jesús Álvarez-Sanchís |R*P- duda alguna el fenómeno más importante fue la viendas junto a la muralla, o bien grupos de ca- *w[M sas con paredes medianiles comunes formando grandes que las anteriores- que se extendieron pequeñas manzanas que delimitarían a su vez por buena parte de la geografía de la Meseta. pequeñas calles. En los casos más sencillos Sus gentes se enterraron en necrópolis de in- simples cabañas circulares de adobe o tapial, cineración y se acompañaron de ajuares que en ocasiones sobre cimentación de piedras de Y*[- granito, que se distribuirían sin ordenamiento taje de armas. Fueron los protagonistas prin- aparente. cipales de este período hasta la disolución de los sistemas de poblamiento tras la conquista (3) Algunos de estos sitios estaban defen- romana. didos con troncos y empalizadas de madera; En el centro de la provincia de Ávila hay que otros construyeron murallas de piedra, fosos y destacar una importante ocupación humana, con [ D*[ Y!- asentamiento (Álvarez-Sanchís 1999: 104). En sa mayoría, no lo olvidemos, vivía básicamen- concreto en el valle Amblés puede hablarse de te en pequeñas granjas y alquerías sin ninguna dos zonas de distribución de yacimientos, por un intención defensiva. lado los rebordes montañosos que circundan el valle, erizados de rocas graníticas, con buenos T [ * ` D * recursos ganaderos y que agrupan a la mayor `DY- w[" < * za más importantes fueron abandonados en su (Cardeñosa), La Mesa de Miranda (Chamartín), mayoría y el sistema de poblamiento evolucio- |XRDX\ nó hacia formas de mayor complejidad (Álva- zonas llanas próximas a la vega del río Adaja, PX+KTPDORX ocupadas por yacimientos no amurallados y de Figura 1.-<**[*wDPD- tos citados en el texto (Álvarez-Sanchís 2003). 149 Complutum, 2011, Vol. 22 (2): 147-183 Jesús Álvarez-Sanchís Ciudades vettonas escasa entidad. Hacia este mismo momento di- (Medinilla) ....- no albergan ninguna duda sobre versas ocupaciones se distribuyen al sur de Gre- la continuidad del poblamiento, al menos desde DB "T!\ *``|et al. |XB RO|{X $//$KOet al. 1991; Fabián 2005a). En las RD\|R XT- T cón de la Mora, Las Merchanas, Yecla- las evi- del Hierro fueron abandonados en el transcurso dencias son todavía demasiado tenues para esa *`|Q!$///R{* época. Hay que reconocer que faltan excava- cerámicas y objetos de bronce dan pie a sospe- D*w|OD<P P char de la existencia de una ocupación humana 2008), y seguramente el desarrollo “urbano” de de esa época en Las Cogotas (Álvarez-Sanchís !\- $///">KO$!RD- to de estructuras más endebles características del res de El Raso (Candeleda) (Fernández Gómez período anterior. En cualquier caso, el apogeo 1995 y 1997), pero los poblados que paulatina- del mundo castreño en esta parte de la provin- **`- cia ha de llevarse a la Segunda Edad del Hie- te son, en su inmensa mayoría, hábitats de nueva rro (Martín Valls 1999; Martín Valls y Romero planta. 2008). Ahora es cuando, junto a los castros cita- <YB\ `<P* también nos depara importantes novedades. de Argañán, Saldeana, Los Castillos de Gema... Sólo unos pocos emplazamientos, casi siempre Hasta qué punto la emergencia y el desarrollo de junto a los vados del río -Arroyo Manzanas (Las estos sitios se relaciona con la riqueza minera de RT|O R- la comarca es algo que queda aún por dilucidar, ra de Fuentidueña (Azután), Cerro de La Mesa pero lo cierto es que los asentamientos ofrecen |{B\RB\w un patrón muy singular, con núcleos poderosa- O w[ D *[ Q&TY concentración que desentona del resto. |D#KPX Como puede verse, la evidencia arqueoló- 2007a; Charro y Cabrera 2011).