Cine Independiente: Producción Y Factibilidad De Proyecto
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UNIVERSIDAD CATOLICA ANDRES BELLO Facultad de Humanidades y Educación Escuela de Comunicación Social Mención Audiovisual Trabajo de Grado Cine independiente: Producción y Factibilidad de proyecto Tesista: Reynaldo L. Vargas Vegas Tutor: Carlos Eduardo Ramírez Caracas, a 20 días de marzo de 2007 ii —¿No me conocéis aún? Sí, soy cruel; ya que tanto te gusta esa palabra. ¿Pero no tengo derecho para serlo? El hombre es el que solicita, la mujer es lo solicitado. Esta es su ventaja única, pero decisiva. La naturaleza la entrega al hombre por la pasión que le inspira, y la mujer que no hace del hombre su súbdito, su esclavo, ¿qué digo?, su juguete, y que no le traiciona riendo, es una loca. —¡Buenos principios, hermosa señora! —repliqué indignado. —Descansan sobre diez siglos de experiencia —dijo ella en tono burlón, mientras en la sombría piel jugaban sus dedos blancos—. Cuanto más fácilmente se entrega la mujer, más frío e imperioso es el hombre. Pero cuanto más cruel e infiel le es, cuanto más juega de una manera criminal, cuanta menos piedad le demuestra, más excita sus deseos, más la ama y la desea. —No puedo dejar de convenir —contesté— que nada puede excitar más que la imagen de una déspota bella, voluptuosa y cruel, arrogante favorita, despiadada por capricho. —Y que además lleve pieles —añadió la diosa. —¿Por qué recordáis eso? —Conozco tus gustos. Die Damen In Pels (1870) L. Sacher-Masoch iii A mis padres, Abu y hermanas, por todas las cosas que me enseñaron, por su confianza y el infinito amor y apoyo incondicional que siempre me han brindado. A Nayarit Álvarez, por haberme sorprendido. A Laura Valdivieso, una segunda mamá que me enseñó más cosas de las que supuso y me hizo quererla genuinamente en su extravagante personalidad. A mis amigos, los que se han ido, los que se han quedado, que de una manera u otra contribuyeron a hacer el recorrido mucho más ligero. A Carlos E. Ramírez, por ser un excelente profesor y amigo y haberme ayudado enormemente en la culminación de este proyecto. A esa Fuerza Superior por las miles de razones que no cabrían en dos líneas ni porque quisiera. Reynaldo Vargas Vegas iv AGRADECIMIENTOS A Laura Valdivieso Florido por ser más que mi tutora original, una gran amiga e inclusive una segunda mamá, estar pendiente de mis cosas –no sólo de mi tesis– y haberme hecho quererla genuinamente, a quien voy a extrañar enormemente y a quien me hubiese gustado darle mucho más, que descanse en paz, siempre vivirá en mi corazón. Este proyecto está dedicado a ella, que en espíritu me ayudó a conseguir la voluntad necesaria para finalizarlo. A Carlos Eduardo Ramírez, por haber demostrado ser más que un buen profesor, un excelente amigo y haber emprendido este proyecto a mediados y a pesar de todo el trabajo que tenía encima en aquél entonces. Por toda su ayuda, colaboración y paciencia, mil gracias. A María J. Govea, por haber sido siempre una amiga incondicional, compañera de incontables e inolvidables aventuras, y sobre todo por el apoyo prestado a lo largo del recorrido en conjunto. Al grupo Freak-Out , Miguel A. Verde, Armando Mantilla, Elizabeth Núñez y Daniel Jove, por haberme permitido pasar junto a ellos algunos de los momentos más felices e interesantes de mi vida. A Miguelangel Mayz, por su apoyo y colaboración en la culminación de este proyecto. A Iván Gittens, Orlando Andersen, Jorge Jacko, Pedro Muñoz, Eduardo Arias-Nath y Alejandro Bellame, por haber tenido el tiempo y la paciencia para arrojar luces sobre diversos tópicos de esta investigación. v A mi mamá, papá, Abu y hermanas, a quienes debo inmensamente más de los que jamás podré pagar y por haberme apoyado incondicionalmente en las decisiones tomadas a lo largo de mi vida. A Nayarit, una mujer increíble que me hizo descubrir que la capacidad de sorpresa es realmente inagotable. A Dios y todos aquellos que sin saberlo contribuyeron a la realización de este proyecto. vi PREFACIO Al principio me costó mucho trabajo entender por qué había tardado tanto en culminar este proyecto. Siempre me consideré una persona hiperquinética y, por tanto, propensa a la impaciencia, con una marcada tendencia a terminar todas mis empresas de manera rápida, precisa y eficaz. Hasta el momento en que comencé la investigación, en el año 2002, esta pauta había definido casi todos los aspectos de mi vida. Inclusive, acontecimientos aparentemente casuales eran, a mi juicio, muestra de aquello que –sin saber si era realmente causa o efecto– había definido mi carácter desde mis más primigenios inicios: nací con dos meses de antelación. Teniendo en consideración lo anterior, la pregunta me persiguió durante todos estos años: ¿por qué me había retrasado tanto? Las consecuencias de mi demora nunca me fueron ajenas, como tampoco lo fue el fantasma que me perseguía a diario recordándome que tenía “un asunto pendiente” y que, por más evasivas que intentara darle, siempre volvía cual mi propio leiv-motiv . Por un lado, para poder tener un poco de tranquilidad mental y justificar mi excesiva demora, pensé que había personas que nos hacíamos “adictos” a nuestra época de estudios y que, en consecuencia, me era difícil cerrar mi ciclo universitario, probablemente por haber sido una de las etapas más interesantes y diversas que experimenté a lo largo de mi vida. Esa sería la explicación emotiva y proto-metafísica. Pero la verdadera razón me vino, sin siquiera buscarla realmente, en una breve conversación con Carlos Eduardo Ramírez unos meses atrás. “El problema –dijo– es que uno no lleva la tesis; la tesis lo lleva a uno”. Y es verdad; por más que quería terminar la investigación lo antes posible, me encontraba siempre indagando sobre nuevos estudios o datos que pudiera añadir al proyecto. vii Si bien es cierto que durante breves períodos de tiempo no me aproximé a este montón de páginas en el que ahora se ha convertido mi tesis de grado, no lo es menos que nunca dejaba de pensar en aquellas cosas que podían complementar lo que tenía, en nuevos libros, autores, páginas de Internet especializadas, personas, películas, etc. Incluso hoy me es difícil reconocer y aceptar que la investigación, como dicen coloquialmente, “hasta donde llegó, llegó”. Hace pocos días, cuando el proyecto estaba ya finalizado de arriba abajo, encontré un libro bastante interesante titulado “Historia del Cine”, una bonita, seria y extensa edición de unas quinientas páginas aproximadamente. Por unos instantes me vi tentado a comprarlo, pensando en todos aquellos datos adicionales que podría obtener del texto para generar un resultado final aún más detallista. Pero eso hubiera implicado retrasar la entrega quién sabe cuánto tiempo más; sopesé ambas posibilidades y me quedé con la primera. Es, sin duda, el momento de decirle a la tesis: “hasta aquí llegamos juntos”. No es para menos, buscar el fin. Esto comenzó siendo un proyecto investigativo de un tema que siempre me ha apasionado enormemente: hacer películas. Un día amaneció siendo un agujero negro, que se tragó revueltas políticas, casas, trabajos, muchos amigos, algunas novias y, el evento más triste de todos, a mi tutora y gran amiga, Laura Valdivieso (lamentablemente no se tragó también a la V República). La muerte de Laura me marcó profundamente; sentí que le había fallado de alguna manera al impedirle el derecho a ver este proyecto totalmente finalizado. En ese momento, mientras cargábamos el ataúd en el cementerio, comprendí finalmente las letras de una canción de Pink Floyd llamada Time : Tired of lying in the sunshine staying home to watch the rain You are young and life is long and there is time to kill today And then one day you find ten years have got behind you * No one told you when to run, you missed the starting gun * En Español: Cansado de estar echado bajo el sol, en casa viendo la lluvia/ Eres joven y la vida es larga y hay que matar el tiempo hoy/ Y entonces un día te encuentras con que te han pasado diez años/ Nadie te dijo cúando correr, te perdiste el disparo de salida. viii Había perido el disparo de salida. Ese dramático pero cotidiano evento –el fallecimiento de Laura– me hizo internalizar que mi actitud no sólo era infantil, sino también egoísta. Comencé a pensar qué pasaría si mis padres murieran también y no hubieran podido ver a su hijo graduarse (en especial mi papá, que emprendió una verdadera inquisición en mi contra para ver culminado este proyecto). ¿Y si me tocara irme a mí? ¿Cómo me recordarían? ¿Qué habría dejado en esta efímera vida? En el año 2002, cuando debía haber entregado la investigación, pertenecía a una especie de Club de la Serpiente ** , conformado por algunos amigos que estudiaban filosofía en la Universidad. Ellos ya habían cursado las materias, pero no culminado sus respectivas tesis. El tiempo seguía pasando y nada; hasta que una tarde vi un pequeño post-it en la computadora de Daniel Jove –uno de ellos– en el que se leía “ Somehow, the will is in the ass *** ”. Tal afirmación no pudo más que parecerme incongruente en aquel momento, aunque pocos días después Jove estaba entregando su tesis de grado. Posteriormente, le tocó el turno a Elizabeth Núñez, otra del grupo, pero que, en vez de filosofía, había estudiado comunicación social. Y vi el mismo papelito; un plagio de la frase de Jove. En ese momento entendí lo acertado de la misma: sólo cuando finalmente el trasero tiene la volunta necesaria para sentarse frente al computador y quedarse ahí, estático, puede uno culminar una investigación como esta. Gracias a Dios, mi trasero encontró también un día la voluntad de hacerlo.