ARo III MÉXICO, P QUINCENA. DE ABRIL DE 19,üí) N"Ó'M. 7

REVISTA MODERNA ARTE Y CIENCIA ..

DIRECTOR: JESUS E. VALENZUELA. AD~IINISTRADOR: G. DE LA: PEÑA

ESTUDIO. 98 REVISTA MODERNA,

EL ALMUERZO.

(REMINISCENCIAS DE CHIHUAHUA.)

1 zas l'Ísueñas que desfilaban delante de él, mientl'as marchaba al monótono compás del paso redoblado -Sin novedad se pasó revista á la inw9illm'ia, con que le seguia la tropa. mi tenientf',-dijo cuadrándose el sal'gento al ofi, POl' otra parte nuevos motivos tenia para estar cial que se abrochaba el cinturón de su ~spada, contento, en plena salud y henchido de e¡;:peran­ -Bueno; que no rompan filas porque ya yamos zas. , , ¡Oh! sí" , ya aquel antiguo y ennegrecido á desfilar, invierno de su 'vida se transformaba inundándose y ~liguel es~eró un momento, de pie y erguido, con vivos resplandecimientos; su juventud se alli mientras su asistente le cepillaba la levita azul, maba repentinamente y en su alma, antes lóbrega muy limpia, donde resplandecían dos lineas de bo, y taciturna, se hacia la aurora, tones dorados, y en el cuello la brillante gola de ¡Había sufddo demasiado!. , , ¡cuántos anos de es­ metal con su .9. de plata. túpidas tristezas, de obscuros aislamientos, de nu­ Cuando estuvo listo, correcto y alegre fué á pa, bes tempestuosas! , , , ¿y todo para qué y por qué?, . , sal' revista personal á su fuerza,-unos veinticua, ¿valia la pena sufril' asl, lamentándose vaga é inú' tro hombres que debían cubrir la ,guardia de cár, tilmente? Mas ya el porvenir le someia, Obtuyo cel ese , allá en el centro de Chihuahua . . , un ascenso en Ciudad Guerrero, después de la trá­ Pasó ante las filas con calma, inspeccionando sol, gica campaña de Tomóchic, donde tan l:OjOS {'piso­ datlo por soldado, y.luego, satisfecho, mandó cerrm' 'dios pI'esenciara-¡pesadillas negras en sus noches las líneas y poner la imaginm'ia en descanso sobre de inquietud!-y al Ilegal' á Chihuahua tras una sus armas, y fué á dar parte al ayudante y al ca' época de sombl'a y fdo, despertaba de nuevo á la pitán de cuartel, en espera de la orden de mal'clta juventud, fuerte, animoso y lleno de ilusiones! hacia la cárcel.· ¿Cómo no, si el amor habia llamado á la puerta Momentos después regresaha desenvainando la de su alma al'diente y soñadora?, , , ¡El amor!, , . ¡el espada y mandando á su tropa:-¡fi1'mes! .. . ¡ter­ amor! . , . ¿Seda pOI' fin el vel'dadel'o amor? , ' Por­ cien, arma ,~! . . , ¡por el flan co di'recho! . .. ¡dollan­ que él-según pensaba-no habia amado nunca", do! . , . ¡marchen! A penas si una vez-¡qué bl'eve!-creyó haberse apa­ La ~equeña sección, bien alilleada, salió al paso sionado de una jovencita de Tornóchic llamada Ju­ l'edoblado, destilando ante la guw'dia de ¡J,'even ­ lia!. , , ¡Triste recuerdo! Mas no fué amo't' aquello ción, dirigiéndose hacia el lejano fondo en que ya­ que lo hizo estl'emeccr. " fué lástima primero; des­ cla la ciudad bajo un cielo espléndidamente azul, pués, lujuria; y pOI' último, terrol' _, , ¡El postl'el' beso donde se desvanecían nubecillas de oro pálido. que le dió, fué el grito de su alma ante un espectro iQué mañana tan deliciosa, tan pura y tan fl't~s­ {'pico!, " Ensangl'entada,livída, loca, ella, la joven­ ca! . , , Mañana primaveral, bellisima y alegl'e. " cita que se habia' batido carabina en mano contr;, Trinos de pájaros y perfumes de flores; y á los dos poderosos enemigos, habla caido moribunda, por flancos del accidentado camino que baja á Chihua­ segunda vez, en brazos de Miguel, manchándole de hua, las huertas con sus boscajes y enramadas flo ­ sangre el unifol'me! . , , y cuando, el beso purísimo reciendo con impetu en el renacimiento glorioso de I'esonó, el alma de Julia no estaba ya en su pobre, su fecundidad . . , ¡Cuántos arbustos asomando so ­ cito cuel'po hecho pedazos, negro y frio!. , . ¡No! bl'e las toscas cercas de piedra festonadas pOI' las ¡Aquello no habia sido amor!. , , enredaderas, y en el ambiente cuánto de ro, Tal vez por tan funest!'-s memorias, acaso tam' sas y de duraznos en flor que se adivinaban envuel­ bién por la ausencia de la madre adorada y por el tos en constelaciones de pálidos tonos de carmln! efecto del mismo ínvierno crudo y monótono que A veces, veíanse á lo lejos, al ras de la esmel'alda congelaba los ánimos y las cosas, Miguel tuvo que alfombra, ricos melones y enormes sandías!, , . ¡Qué vegetar hasta la primavera!. , , De aquel fin del in­ dia tan hermoso y radiante ostentando un cielo diá, vierno sólo llegó a sentir la furia de algunas orglas fano, bañando en luz las florestas de los magnlficos entre camaradas, orgias nocturnas y tumultuosas alt'ededoresde Chihuahua! ¡Cuánta frescura y cuán, de las que habia nacido una amistad intima entre ta dicha! Mercado y el poetastro Castorena, oficial también, Así lo sentia, asi lo comprendla el teniente Mi­ Fué éste el que, aunque cinico, brusco, tenible guel cuando, ágil y marcial, al frente de su peque­ y vícfolio-bueno en el fondo,-salvó á Miguel unll ña columna bajaba por las callejas que descienden noche en que cierta mujerzuela le quiso marcar el á la ciudad, espada al hombro, tl'anquilo y con ~l rostro con una cuchillada!'" ¡Con espontáneo y eSl)irltu alegl'e, vibrante con la claridad yel perfu­ noble arranque se interpuso Castorena, recibiendo me que flotaba en torno suyo, admirando las bello, ~n la barba el golpe que le badara en IIDgro y que REVISTA MODER~A. 99

le dejó cicatriz perpetua-gl'osero surco que le par­ 11 tia el labio inferior,-afeando más aún la carota. azafl'anada de aquel diablo de oficial-mezcla de El relevo, al toque de marcha de la guardia sa­ hel'oÍbmo y crápula, simpático y abyecto! liente, cediendo el puesto á la entrante, se efectuó Miguel enternecido le jUl'ó amistad" . y en efec­ después de haber atravesado la hermosa ciudad, to, desde entonces, desde aquella noche abominable quieta aún, apenas estremecida por lejanos truenos que les costó largo y merecido arresto, hubo una de locomotoras y treues, saludada todavla por el intimidad profunda entre ambos, descubriendo el canto de sus cien mil gallos, limpia y dispuesta á observador y triste Mercado muchas claridades y la lucha y al fragor del trabajo y del negocio. bellezas en el alma de su amigo, á quien llegó á ¡Ah! y con qué satisfacción extendió Miguel las considerar como verdadero hermano, piernas, sentándose á vuela espalda en un viejo si­ Después de aquello, y al principiar Abril, con la llón verde, desabrochada la levita, puesto con más floreciente primavera-¡oh! tan espléndida en Chi­ holgura el cinturón de la espada y flojo el de la pis­ . huahua!-vino el amor! tola. El corneta, buen muchacho, le cepilló los bo· ¡Crela amal'l. , , Pero qué extraña, qué misteriosa tines, charlando respetuosamente, quién sabe cuán­ aquella mujer que de súbito le miró con sus verdes tos chismes de tropa, en tanto que por la avenida ojazos, ojos magnlficos que despedian un relámpa­ principiaba la circulación de transeuntes y carrua­ go eterno de vivisima fiebre, bajo la sombra espesa jes que se diriglan hacia la Estación del Fel'l'oca1'1'i1 de unas cí'jas boscosas, negrisimas, que formaban, Central. rectas, una sola faja de seda obscura, , . ¡Qué efec­ Miguel se abandonó al ensueño vago de alegres to más pavoroso, más terrible el de aquellas tinie­ pensamientos en los que flotaban dulces esperan' blas al'l'ojadas sobre el perpetuo brillo de unas pu­ zas, radiantes quimeras y vuelos de ilusiones blan­ cas en horizontes espléndidos, sin darse cuenta de pilas eléctricas y fulgurantes!. . . que en torno suyo turnaba el siniestro vaivén y el ¡La boca era también terrible!-una boca grande, sempiterno crujido de férreos cerrojos, aldabones, t.)sca, coqueta, pero que ofrecia labios sangrientos, rejas, cadenas y batientes de puertas que se abrian bermejos, cálidos y húmedos al propio tiempo, .. y cerraban con estrépito entre una confusa bara­ un cuello dorado obscuro;.,. morena y magnifica hunda de voces y gritos. garganta sembrada de holluelos; ... ¡y nada más! ... A nada atendió ya. Bien penetrado estaba de sus pero todo ello sobre un cuerpo alto, elegante, firme obligaciones y de su papel cual comandante de la y robusto, , , Pasión etel'Da en los ojos; perpetua ri­ guardia de aquella pequeña cárceJ, para distraerse sa en los labios; movimiento constante en el alto con el estruendo monótono de las primeras horas cuerpo, Vestida siempre de negl'o,., -¡admira­ del dia en .el tl'Íste edificio. Además, habia dado al blemente turbadora!-Tl'elnta y dos años y viuda sargento segundo ól'denes precisas como subjefe de un capitán calavera, .. del puesto, después de haber recibido las llaves El'a asl Lola, el delirio de Miguel, la que al rom­ pl'iDcipales de la prisión y de inspeccional' patio!', pel' la primavel'al estación le ofl'eció alegrias y es­ calabozos, escaleras, celdas y azoteas con ojo sa- peranzas, infundiendo vida y fuerza á su t1'Íste ju­ gaz y práctico. _ ventud! . .. Por eso fué que se abandonó á la voluptuosidad La guardia que iba con las armas sobre el hom­ de la espera de Lola, . . bro, marchaba también alegremente, sintiendo, sin ¡Oh! la encantadora viuda!-Ia magna mujer de darse cuenta aquellos pobres diablos, la fruición labios sangrientos, garganta dorada y cuerpo fir­ de volver á encontrar después del invierno, el ca­ me, a.lU1 y vibrante. ,. la deliciosa de los ('jos ver­ lor y la luz; de ver los campos reverdeciendo con des sombreados divinamente por cejas de terciope­ soberana pompa; de admirar las huertas constela­ lo negro!, .. ¡Encanto maravilloso! das de flores esplendiendo ante el sol, allá, bajo el ¡Y ella. " ella ... iba á venir!. . . -irla á llevarle obscuro azul del cielo ... Miguel, aban·donado á si muy pronto el almuerzo! . .. mismo, conociendo de memoria el camino, pienl!a en Todo un idilio era para el buen oficial el imagi· la soberbia Lola, cuyas miradas le han prometido narse á su ama~a llegando con la bandeja cubierta amor, cuyas palabras le han hablado de la felicidad pOI' blanquisima toalla, colocándola sobre la sucia de un futuro hogar con un hombre digno, amant~, mesita del cuerpo de guardia. , , -Le diria: -«¡Gra­ trabajador, " y joven como él, " ¡oh! ¡qué idilio! ... cias, primor!. y ella habria de contestar: .-c¡No hay ¿Cómo no ir con placer á la guardia de cárcel, si va de que, alma de mi existencia!, " Te he compren­ á sentir de cerca á la felicidad, á recibir el cariñoso dido y soy para ti con toda mi voluntad y mi vi­ efluvio esmeralda-obscuro de unos ojos impel'ia­ da!' , . ~-y naturalmente se besarian confundiendo les? , , Vamos, en fin, si Lola misma le va á servir en cada ósculo sus espiritus, .. acaso para siem­ en amplia bandeja, bajo nivea servilleta, el sabro­ pre, , , ¿por qué no?, , . so y nutritivo almuerzo al estilo chihuahuense? , . Asi meditaba, asi se abstraia Miguel, cuyo ros­ Porque ella tenia una pequeña fonda frente á la tro, antes pálido y tristón, se iba encendiendo, ­ cárcel, en la Avenida que conduce á la.Estación del mando más y más, prendiéndose en sus pupilas ful­ NOI'te, y en aquella fonda, él, una noche habia co­ gores y relámpagos extraños y vivisimos¡ mientras nociQo á la linda viuda, cuando entre vaso y vaso su boca sonreia ... de cerveza se contaron ambos á solas sus infortu­ ¡Hasta el viejo sargento Cenizas, aquel héroe de nios, , , Tomóchic que tanto queda á su teniente, se asom­ ¡Bendita e'uardia de cárcel! ... bró viendo semejante transformación, y se alegró 100 REVISTA MODERNA,

á su vez pensando en un buen dia de guardia con con fuerza, en tanto que la viuda, encendida de ru­ un comandante tan bueno y tan contento, bor y placer, extendla la blanca tela, colocando Toda aquella alegria se comunicaba á su vez á muy en orden sobre la mesita, el platón con ancha los soldados de la gual'dia, ansiosos también del y g.'uesa lonja de carne soasada, humeante y san­ sabl'oso almuerzo que sus mujeres les llevadan guinolenta, exornada con rodetes de cebolla y chi­ bien pronto, litos }'echoDchos, muy rojos y de te1'l'ible aspecto; y Miguel continuó en el ensueño de sus pensa­ otro platón con una tortilla de huevos, también con mientos, alzada la visera del kepi, descubriendo la cebolla y -salsa picante y un platito con frijoles pa­ f¡'ente, las manos sobre el pomo de la espada, ver- rraleños, gl'asosos y oliendo á gloria á causa de un tical entre ambas piernas. ' chorizo fdto, desmenuzado sabiamente, amén de una jarra de negl'o café, mantequilla, una pirámide ' III de panes sonrosados y una copa de Tequila. Dos '-asos, dos platos, dos cubiertos. Tal era lo que la encantadora fondista habla llevado en la. bandeja -Con permiso de usted se releva, mi teniente­ monumental, bajo la nltida toalla de piquitos azu­ dijo el sargento, les, al digno comandante de la Guardia de Cárcel - ¡Cómo! ¿tan tarde es ya? . ¿pue~, qué horas son? aquella memOl-able mañana. ¡Soberano almuerzo! ¡ Ah diablo . . . ah diablo!. .. bueno!. .. jY ese conde­ En aquel instante el teniente contemplando á su nado almuerzo que no viene!-y al exclamar esto coquetuela y alTebatadora Lola sirviéndole con ex­ el oficial impaciente, desespel'ado y frenético dióse quisita gracia, y dejando ver sus ojazos soberbios á pasear en la calle frente á la entl'ada. de la cál" y su garganta ollmpica, se sintió poder'lsamente cel, arrastrando ruidoso mente la espada, De cuan­ satisfecho, en plenitud,de dicha y amor! do en cualllo lanzaba miradas furibundas á las -¡Qué linda, que primorosa eres! ¡Te adoro, em­ ventanas de la fonda -La Potosina,» cen'adas aún, pel'atl"Íz! ¡En una de aquellas' ventanas habla conocido á ¡Ah cómo es usted chocante! ¡déjeme, hombl'e! ¡Le Lola! ... digo que me deje .. . ¡pues no faltaba más!. " án- ¿~o se acordaría la malJita de que él le habia dele, déjeme le dije . .. ¡Cómo es usted atrevido! . .. mandado la víspera un papelito, diciéndole: .J.fa­ ¿No ve que nos miran? _. ¡ Estése! . .. 'Iiana de guardia pOI' allá,' y que ella contestó con Miguel, enardecido, fUl"Íoso, al ver que ella iba á el mismo asistente: « Voy yo misma á deja1'le e.l al­ escapar, intentó besarla en el cuello, impulsándola p muerzo tempranilo. . . . » ¿Seda una bl'oma, una de hacia el hueco del garitón, á través de :a mesa; pe­ esas coqueterías audaces y cI'ueles de ciertas mu­ ro Lola, agilisima, dió un ,salto, exclamando con jeres con los que más las adoran? , . songa: Experimentaba el teniente sorda angustia y ne­ -¡LUo el luego! ... ¡A sus puestos!, .. ¡Media g¡'a cólera, que al instante se tradujo en severas vuelta, marchen!, .. y . . . ¡Rancho!. " Con su per­ órdenes y regaños tCl'ribles á sus inferiores por mo­ mi:;o, mi teniente . . . y 1'Íó con risa franca y limpia. tivos insigniticantes .. pero de repente illué auro­ ¡Que endiabladamente PI'ovocadora y linda esta­ ra, que Qa:sis: ella! ba al decir aquellas monedas la viuda del capitán, En eftlcto, Lola, ga(lal'da y altiva, sin abrigo, des­ haciendo graciosa pantomima de mando, en una ac­ nuda la garganta morena, alta y somirnte, avan­ titud marcial de Napoleoncito adorable con su seno zaba marcando el paso con el ritmo de sus anchas robusto y sus anchas caderas ondulantes, la boca caderas, llevando en sus manos enorme bandeja voluptuosa y ardiente! .. cubierta pOI' blanqulsima sel'villeta de orlas azules; ¡Ya era demasiado para el bueno de Miguel! Con i E:ra el almuerzo! rabia brutal, la sujetó del talle y con todas sus fuer­ -¡SU almuerzo, mi teniente! .. . Bendito sea Dios! zas la obligó á. sentarse, besándola el cuello en un -gritó el sal'gento.-jA ver, corneta, trae te la me- instante de vértigo, .. sa, , . ponla alll ... pronto, pronto! 'Ella fingió enojarse. ' . y se debatia haciendo me­ Miguel, deliciosamente sorprendido, admiró á la lindres, diciendo risueña, colérica y mona: bella, quien zalamera, con argentino acento y en -¡Ah cómo es usted malo! ¡ah cómo es usted ma- esa inflexión musical, arrobadora, de la mujer chi­ lo! . .. hombl'e, hombre ... pero qué no ve, válgame huahuense, le inundó de felicidad con esta frase: Dios ... Ujale ... újale . .. -y rela y se enfadaba. --¿Me dilaté, verdad? . . Pero ya estoy ..' . Ujule, -¡Traete otra silla, corneta,-gritó el teniente.­ ah! cómo es usted orgulloso . . , pos qué queda que y dirigiéndose á su victima: le trajera ná más as'l así .. . No es por las jolas . . , -¡Va á almorzar conmigo, qué diablosL .. ánde­ no me haga .. ' pero quise dade.,. como para mi le . . . mire, hm'emos un dos con el tequila . . '. ¿eh? .. teniente., . ¡Vé pOI' las cervezas, Cuca! ¿verdad? ¿qué no me lo endulza? .. Diciendo ésto, Lola habfacolocado la bandeja so­ -¡No!. .. ¡no!. .. ¡Hombre,queyaledijequeno ... bre la mesa que el corneta llevara hacia un rincon­ ¡ah! cómo es usted necio. , . ¡Ah! qué hombre! ... có• cito, tras el garitón donde en las noches se apostaha mo son ustedes ... Si. , . se salen con la suya!. .. el centinela principal-rincón estrecho y obscuro, bueno, voy á tomar un traguito . .. un traguititito propio para el ligero y breve almuerzo del teniente y me voy ... ¡no ve que está sola la fonda y qué di- de guardia, lugar desde donde podria vigilar el mo­ rá Isabel! . .. No sea inconsecuente, hombre ... ¡Va- vimiento de entrantes y salientes, en aquella cárcel ya!. , . ¡A su salud! cuyas rejas estaban á dos metros. Mercado se con, La hipócrita bebió entonces con adorable coque­ tentó con tomar una mano de Lola, estl'(~chándola tería la mitad del tequila de la gran copa, dDglendo REVISTA MODERNA. 101

horribles gestos de asco y repulsión, pero brillantes de su vida sin objeto, mustia y ruin desde que sa­ de placer las pupilas, ante el éxtasis del oficial que liera del Colegio Militar. . ¡solo!. .. ¡siempre solo! ya le estrechaba muy cerca la mano, en el delirio y ella, triste y sollozando, le contó á su turno la de su victoria. desventura de una existencia sin amor y una viu­ -¡Eso es! ¡As[ me gusta ... Más ... otro poquito ... dez sin ilusiones, miserable y expuesta á todas las otra nadita más ... , asi. ... ¡POI' nuestro nido de inclemencias y huracanes .. . ¿Por qué no habian de amor!. .. Por la felicidad que nos va á cobijar den­ unirse esos dos infortunios? habla pensado y dicho tro de pronto, haciendo de nuestras dos desgracias _ el ingenuo Miguel-poeta inconsciente: sombl'ias un sol de ternura, fulgurante, impasible -¡Sellaremos nuestro pacto, linda, bebiendo el y eterno! ¡deveras como el soJ! ... iPor ti mi alma! 01'0 de esta cerveza en el mismp vaso! ... ¡Bebe! Concluido el ardoroso brindis, Miguel dió fin al Sonrió la viuda, hañando en luz la frente del po­ licor, sin dejal' de anegarse en la contemplación de bre oficial, que delirante crela soñar ... Bebió ella su amada, cuyas rodillas tocaban plácidamente las la mitad de la cerveza y Miguel apuró el resto con suyas ... júbilo, tan emocionado, que no pudo decir una pa­ -Conque, ¿almuerzas conmigo? .. ¡Anda! labra durante algunos minutos, -Pero no ve que ya están llegando las gentes, -Conque ... ¿Sel'á usted formal? .. ¿~o será ma- los señores, y ... lo como todos, no? . . . -¡Almuerzas conmigo! es muy temprano ... -¡Palabra de honor! . _, ¡Se lo juro pOI' mi ma­ -¡Siempre ganan ustedes!. .. pos, vaya!-y re- dl'e!. .. Si. .. te lo juro, mi alma ... Vamos á ser fe­ suelta, con un gesto decisivo, Lola trozó de un gol­ lices ... Verás .. , Yo estaba solo y vivia en la crá­ pe, en dos partes, la gruesa lonja de carne asada, pula entre parrandas y borracheras,' muy triste, en sirviéndolos en dos platos, poniendo sobre la misma un desorden atroz; siempre con arrestos y repren­ carne tortilla de huevo, espolvoreando sal-pimien­ siones, sin porvenÍl' ... enftlrmo por los vicios, de;;­ ta, chile y rajas de cebolla. aseado y miserable!. .. ¡solo!. .. Pero tú me vas á -¡Nada más que prontito, prontito, mi teniente! amar y todo se acabará ... Voy á ser oh'o. " Otl'O!. Lanzó argentina carcajada, fijando con pasión Y todo pOI' ti, primorosa! .. , ¡Bendita! sus ojazos verdes imperiales, en los pequeños OjoR -¡ Ujule! ¡újule! . .. Ya no hubo nada.,. ¡ah! có• melancólicos del teniente que se sentia en el Paraf!,o mo chal'la usted, válgame Dios!-y al decir esto vi· de Mahoma . .. á millones de leguas de Chihuahua ... bró amarga, bul'lona y escéptica la carcajada de , ¡Qué almuerzo tnn ,-nlnptuoso y tierno aquel de Lola, mirando al oficial como á un niño. Miguel se la hermosa, de espalua á la re.ja,~y de Miguel frente detuvo congelado; palideció profundamente, sin­ á su amante en el obscuro del garitón, en tanto que tiendo la muerte en las entrañas; humedeciéronse la sombda actividad ruidosa y férrea de la Cárcel sus ojos; un gesto horrible torció su boca y se le tronaba con monótono estl'Uendo! el'Ízal'on los cabellos.-¡N o le comprendía ella, la re­ ¡Nunca pudo imaginarse el desdichado oficial que dentora de su vida! ... ¡N o le creia!-¡Díos Eterno! .. tan pronto accediera ella á almorzar tan juntos, en Lola al punto adivinó, halagada, la infinita an­ contacto las rodillas, confundiendo sus respiracio­ gustia del infeliz ... Tuvo lástima, , . yen un arran­ nes, anl}gados sus ojos en la misma claridad ardien­ que de pasión y t1'Íunfe estrechó de súbito la cabeza te de pallión! de Miguel, besándole eu los ojos y en la frente, co­ ¡Se amaban ya!. ... ¡Qué lluevos y luminosos ho­ mo á un bebé, murmurándole en un arrullo tierni ~ rizontes para la existencia antes sombría y monó• simo: tona del joven!. . _ El, cuando conoció á Lola, no -¡Tonto!. , , ¡Ah! cómo es usted tonto! pudo contenerse y le refidÓ todas las desventul'a'l Abril de 1900.

HERIBERTO FRÍAS. 102 REVI¡TA MODERNA,

POESIA PRONUNCIADA POR SU AUTOR

EN LA VELADA ORGANIZADA EN HONOR DEL EMINENTE FILOSOFO DON GABINO BARREDA,

LA NOCHE DEL 19 DE FEBRERO DE lUOO.

La Ciencia ha hecho bancarrota! Un grito del siglo moribundo lo proclama, hay que empuñar de nuevo el oriflama del Ensueño en el término infinito.

Jesús en los altares gime y llora. tendiendo exangüe las ebúrneas manos sobre el loco turbión de los humanos que en la noche sin fin busca la aurora.

Otra vez le negaron como Pedro bajo el beso fatidico de Judas . y sueña triste, entre las nieblas mudas, como en las cumbres del Carmelo el cedro.

Está sólo, las hórridas espinas son en su frente un circulo de garras y el simbólico jugo de las parras ¡SU sangre! cone en negras sabatinas.

Su cuerpo-pan divino-es en las bocas como miel en las fauces de las hienas; y de las almas, de amarguras llenas, ya no labra su amor las duras rocas.

Jesús! Jesús! tu templo está desierto, toda la tierra es hoy como un C~lvarioj y en un bosque de cruces, solitario va el espiritu echado de tu Huerto,

La Ciencia ha h.echo bancarrota. Ha visto lo clncognoscible- con mortal pavura, por un lampo no más de tu dulaura la Ciencia entera. trúecanos, ¡oh Cristo!

Ah! ¿Conque ha hecho bancarrota? ¿Acaso tú no adoraste la. verdad divina? El licor de la. Ciencia se avecina. á los sedientos labios, en tu vaso.

¿Que hay misterios aún? Tú lo dijistes: más próximo está el reino de los cielos; y les distes á todos ¡ós anhelos el supremo l' efugio de los tristes,

la Esperanza, Señor, en la siniestra espiral de las sombras sin medida. Yo soy camino de Verdad y Vida, seré consuelo y esperanza vuestra. REVISTA MODERNA. 103

Mistico fiel del pensador y el bueno que asi sOl'pl'enlle el vuelo de los astros como talla, en los blancos alabastros de su propia conducta, el bien ajeno.

No tendrá fin tu glol'ia ni tu nombre. ¿Por qué te han calumniado las edades? Tú en medio de las broncas tempestades, si fuiste Dios te convertiste en hombre.

¡Qué legado el de Egipto, Grecia, Roma! Cuando en el monte te tentaba el Diablo ya elaboraba su elocuenCia Pablo para lanzar la mistica paloma.

Tu reino no era el reino de Judea, ni tu ejemplo, de pocos el ejemplo, ni el de Jerusalén era tu templo, sino el del sentimiento y de la idea.

y asi fué la labor. Bajo la obscura gótica arcada del convento adusto se amó también, ante la faz del Justo, la curva griegR, yoluptuosa y pura.

El ágil verso del poeta erótico, la sentencia de Sócrates, montada de Platón en la estrofa nacarada, y el azulejo del muslim exótico.

El número y la fórmula; la risa y el llanto del filósofo, el problema de la vida, la égloga, el poema y el yerbo d~l amante de Elolsa.

Oh! conquistas del genio, deshojadas. en la Via Appia humana silenciosa, pétalos todos de la misma rosa ¡,no sois sino ilusiones perfumadas?

El cielo de Kopémicoj las leyes de Keppler, y de Bacon la experiencia; de Newton, ó de Edisson, la ciencia ¿ni avena son para que pasten bueyes?

¡Cuánta acumulación de esfuerzo rojo! ¡Cuánta de amor, de sacrificio y duda, para llevar á la verdad desnuda­ castamente-á la cumbre del sonrojú!

Oh! tú maestro cuya alma queda en átomos dispersa en nuestras almas ¿de qué te servirán versos y palmas, si hasta tu nombre morirá, Barreda?

¿Qué LUECá el núcleo de tus siempre fieles en esta ceremonia ahora, si es la Muerte la única señora y estamos de la muerte en los dinteles?

Arroja de tus manos el stylo á la onda callada del Leteo y no libertes nunca á Prometeo, trágico colosal, iluso Eskylo. lÓ4 REVISTA MODERNA .

Dela impotencia lánzate en la espira, maestro de maestros en el mundoj busca en la noche el antro más profundo, infautil ~isionario de Stagira.

Arroja tus harapos de oropeles bizantino pintor, llegó~Mahomaj tus obras de arte, despedaza, Roma, rompe el cincel y quema los pinceles.

En tus-plazas, ¡cónica Florencia, aglomera los libros anhelantej haz una hoguera y carboniza al Dante, artista enamorado de la Ciencia.

y tú, la sabia, la moderna, Europa, retrocede :1 las selvas con Arminioj sólo es fuel·te el pavor, el exterminio, hay que llenar de lágl'imas la copa.

Hay que volver á las plegarias tiernas ó las viles blasfemias infecundas, y con las esperanzas moribundas acogerse otra vez á las cavernas . . . .

Jamás! La Ciencia como en roca viva nos da su manantial gota por gotllj pero ¡'1ué limpia la corriente brota ante la estéril sombra fugitiva!

El vapor es á Dios como una· ofrenda y la electricidad una plegaria m~jores que en la brecha solitaria el humo tenue de salvaje tienda.

La Ciencia es la senda inesperada .. .. enanos que á la vera del camino caeis al breve soplo del Destino como polvo sin germen en la Nada.

¡La Nada! ¡qué palabra! Brota en vano del desencanto, del dolor ó el miedo. ¡Qué trágico final para un enredo de algún bestial emperador romano!

La Ciencia es la redención interna y externa de los seres y las cosas; siega en campos de estrellas y de rosas, para la humana aspiración eterna.

La Ciencia, los penates y los lares ha sustituido en el hogar bendito con el trabajo, sobre el débil rito, en la eversión de dioses y de altares.

¿Y la felicidad? . " Vuelva el cuitado la vista á las edénicas auroras; el hombre sus dos alas triunfadoras, la Verdad y el Amor, ha desplegado.

¡Qué pávido, letal, sólo el suicida azote como Origen es, sin mengua, lo mismo con el sexo que la lengua, á la Naturaleza y á la Vida! REVISTA MODERNA. lOS

¡Barreda! A tu recuerdo el alma cobra nuevos esfuerzos p'ara nuevas· luchas. ¿De cátedras y fábricas escuchas el intenso rumor? Esa es tu obra!

La segadora sin piedad, la Muerte, de la cabaña rústica al palacio, no matará en e.l tiempo y el espacio tu pensamiento perdurable y fuerte . ...

Oh! Jesús! que de Dios en las álturas ser un hombre quisistes en la tierra, vuelve al monte más puro de la sierra, vuelve al Tabor, vestido de blancuras,. Haz que de lirios misticos se alfombre el empinado y áspero sendero; abre los brazos de tu amor entero, que hacerse Dios .ahora, quiere el hombrt'!

JESÚS E, VALENZUELA.

EL ORNEMANISTA P....

Urgando, en un rincón, en casa de Micheli, qui. esos ,grandes bosques en donde corren cazadores zás habéis visto unas malvas entl'elazadas? Eso de­ de casaca Luis XV, una vieja tapiceria harmoniza' bia ser un platón, la guirlanda debia correr aIre· da en sus tonos verdosos y que P. , . habia encua· dedor; pero no existe más que un pedazo y los drado entre varillas doradas. Allf, en el fondo, ha· últimos ramilletes llaman en vano á los que debe· bia uu lecho, un buen lecho y una mujer, su querida. rian seguir. Un tepalcate, nada más que un tepal­ Clavo por clavo le habia hecho aquel retiro, El cate, pero-las hojas incisionadas y lobuladas son de pequeño chiffonier de madera de rosa y el antiguo un efecto tan verdadero, corren en espirales ó se péndulo firmado Leroy, todo aquello habia venido extienden tan harmoniosamente, se juntan, se anuo poco á poco, compra por compra, centavo á ceno dan, se ligan y se desatan por tan graciosa mane~ tavo, raí es tan dichoso y tan espil'Ítual esa vuelta á la Fué P. , . uno de los primeros que comprendió la flora ornamental de la edad media que las gentes ornamentación moderna y lo que debe ser, Como del oficio os dirán: es una obra. Eso y el bastidor todos los pl'Íncipiantes, explotado al principio por de un cofre, un fragmento también, que se intentó los que han tenido éxito y cuya firma es un bono vaciar en bronce y cuya fundición no se logró, no al portador para el público, había en una época debiendo lograr nada ni aun después de su muerte, vendido sus modelos-obras maestras-por quince es todo ó casi todo lo que ha dejado P . .. ó veinte f¡'ancos, Luego, la confianza le vino y él Los pies junto al fuego, un grog bien caliente so· mismo se acercp á los fabl'Ícantes, Lámparas, bl· bl'e la chimenea al alcance de la mano, he aqui lo bortantes, vacía-bolsas, prensa-papeles, ennobleció que se nos ha referido. por encantadoras cI'eaciones, todas esas cosas USUll.· El taller de·P. , . estaba en la Calle N otre-Dame­ les que hoy son objetos de arte, IÍ algo parecido en· des-Champs en el piso bajo y estaba dividido en ti'e todas las gentes, haciendo grandes imaginacio· dos compartimientos: el pl'Ímero, el de la entrada, nes para esas pequeñeces abandonadas y despro· no contenia más que maquetas, taburetes, bocetos vistas de todo gusto y de toda gracia durante largos en cera, proyectos é instrumentos de trabajo; en años y pensando siempre en los Griegos, ese pueblo los muros una colección de hojas moldeadas sobi'e bendito de las Artes que ponía hasta en las tejas de el natural y ah! dentro una hermosa y neta luz del su casa todas las grecas de su fantasía, norte; lo necesario para la vida de un artista, El se· Entt'c otras encantadoras creaciones florales, de gundo compartimiento, separado del primero por dos hojas de violeta hizo una copa, Las dos hoja Q , un gran cortinaje y más pequeño, estaba todo lleno, simples, opuestas, hacen la concavidad y los dos ni un alfiler cabria, de mueblecillos y pequeños ob· estípulos cI'uzados uno sobre otro, forman el pie, jetos. Aquello era muelle, sedoso como un plumón, Esta copa, creemos, fué ofrecida al señor Barón un verdadero nido", y qué tapices! Hasta en el Taylor, cielo raso P. , . habia puesto una tapiceriaj uno de Luego tuvo un proyecto de vaso-un vaso épico 106 REVISTA MODERNA.

euya base era la creación del mundo; sobre el ovo haciendo obra con su estique lleno de fiebre. El iban las sucesiones de genel'acionesj la historia de Cristo no se vela, no resultaba, Sus amigos se al­ la humanidad se desarrollaba de etapa en etapa y zaban de hombros, sin comprender que ese Cdsto acababa con una gran figura de la civilización, de era un deseo de moribundo y que los artistas se pa· pie y coronando el vaso simbólico, recen á las mujeres que antes de morir comienzan Lleno de emulación P .. , soñó en hacer algo ex­ siempre una tapicerfa de largo aliento, traordinario, P. , . trabajó asiduamente una quincena, no des­ Hizo un cofre en forma de gran relicario, Algu­ cuidó su trabajo sino para comer, ent?nces comla nas figurillas velaban en cada ángulo, Los pies del con huevos du¡'os, cof,'e desapareclan bajo un matol'l'al de p'lantas ma­ U n domingo, el sábado, P ... habla estado con va­ l'inas, algas y hojas lanceoladas corl'Íendo una tl'as rios amigos y como era en tiempo del cólera hablan de otra y donde hormigueaban escarabajos, catad­ reido de él, porque habia tenido algo como el mie­ n'tas, salta-montes esmaltados con su propio color, do del presentimiento; P. , . fué atacado por el có· Acabado el cof¡'e, p, , . tué á llevarlo á madama la lel'a mient¡'as su mujel' estaba acostada, Como sell· Duquesa de OrIeans, y la Duquesa en quien revivia tia la epidemia en él, arrancó de encima de la arci· la inteligente protección de las artes familiar á Fer­ lIa las telas mojadas, las tiró al suelo '! se revolcó nando de Orleans, acogió al artista y á la ofrenda; encima de ellas, Le llegaron los atroces dolores, y es decir, que la mujer fué tan gl'aciosa como gene­ él, separando el cortinaje de la otra recámara, con rosa la princesa, los ojos y el rostl'o tendidos hacia aquella mujel', Vinieron los malos dlas, las privaciones, los apu­ queda sonrelrle y le sOOl'efa para que no se inquie· ros cotidianos y luego los caprichos de la querida tara, trajel'on la verdadera misel'ia, la comida incierta, La mujer se durmió, la vida ganada dia por dla, Al dla siguiente, en la mañana, encontraron á P ... sufda hacIa tiempo, ¿De dónde? N o lo sabIa, P .. ,-cuyas ve~as se ahuecaron durante la noche­ pues era una ol'ganización muy débil en quien la siempre apartando con una mano el cortinaje, siem­ enfel'medad se habla cebado, Un bello dia hizo que pre con el rostro tendido hacia la mujer, le llevaran al'cilla, una gran mesa, y se puso á mo­ delar con asiduidad suprema, no haciendo caso de La mujer tuvo miedo y corriendo se mudó á la casa de aquel á quien el moribundo llamaba su me­ c 1 nsejos ni de cansancio, un gran Cristo en CI'UZ, de dieciocho pies de alto, jor amigo, P ... no tenia ni el genio ni la costumbl'e de una P . . . fué llevado al hospital, , . máquina semejante, Y trabajó con fllror,encarnizán­ Dal muerto, no queda más que un poco de cera dose contl'a la rebelde arcilla, modelando, quitando, y de yeso, y el nombl'e de Possot que vive aún en a 'Imentando, corrigiendo, modificando y siempre la memol'Ía de algunos amigos,

(Trad. -Revista Moderna.") EOM, ET JULES DE GONCOUR1'.

LA ABEJA. (LECONTE DE LISLE).

Eros una mañana en el Himeto Robaba miel en la ática colmena; Mas viendo al dios que su botin hacIa Corre y le pica presurosa abeja.

Huye al punto de lágrimas bañado El inexperto dios; el arco suelta y soplándose el dedo enfurecido, Hasta Venus sus pasos endereza.

-Madre mia, me ha herido una serpiente Con su cruel aguijón, dice, y se queja, -También tú hieres, y tu herida mata, Sunriendo su madre le contesta. 1894.

JOAQuíN D. CASASUS. REVISTA MODERNA.. 107

FRONDAS Y GLEBAS. roE «LOS POEMAS RUSTICOS.).

A CLIDARCO MEONIO.

1 II

ORILLAS DEL PAPALOAPAN. UNA ESTEPA DEL NASAS. Adivino los fértiles parajes ¡Ni un verdecido alcor, ni una pradera! .. . que baña el río y la pomposa vega tan sólo miro, de mi vista enfl'ent,e, que con su linfa palpitante riega, la lIanul'a sin fin, seca y ardiente, desmenuzado en trémulos encajes; donde jamás reinó la primavera. la basilica inmensa de folIajes Rueda el rio monótono en la austera que empaña la calina veraniega. cuenca sin un cantil, ni una rompiente y la fllriosa inundación anega, y, á ras del horizonte, el sol poniente en tímidos é hirvientes oleajes. abrasador y rojo reverbera, Cerca de alli, cual fatigado nauta y en esta gama gris que no abrillanta que cruza sin cesar el oceano, . ningún color; aqui, do el aire azota reposo tu alma halIó, serena y cauta. . perennemente la reseca planta, Alli te ven mis ojos, soberano sólo, al romper su cárcel, la belIota pastor, firme en tu báculo, y la flauta en el pajizo algodonal, levanta que filé de Pan, en tu sagrada mano. de su cándido airón la blanca nota.

MANUEL JOs:B OTlIÓN. J08 REVISTA MODERNA.

LIBROS Y REVISTAS.

.El Domingo,> semanario ilustrado que se publica sus ropajes sobre un tapiz de dibujos azul celes· en Guadalajara y que se ocupa con preferencia de te. > Y agrega, tras de describir en detalle la capri­ Literatura, Ciencias y Artes, inserta en su númerO chosa vestidura: .Como fantasía de colorista, esta correspondiente al 11 de Marzo del corriente un princesa es enloquecedora .• articulo sobre el inmortal esteta Sir John Ruskin. y para finalizar he aquí lo que Huysmans, el po­ En ese articulo que aparece calzado con la firma deroso novelista y sutil critico de Arte, dice entre del novelista Don José López Portillo y Rojas, en­ otras muchas frases laudatorias que á Whistler ha contl' el siguiente párrafo que entraña una consagrado en diversas ocasiones: 'grave inexactitud, un juicio desprovisto de justicia «Artista extralúcido, desprendiendo de lo real lo á todas luces: supra-sensible, M. Whistler me hace soñar con sus .Ruskin no fué sólo de mieles para los antiguos paisajes en muchas poesías de una dulzura acari­ y para los modernos; abominó de Poussin y de otros ciadora y murmurante, como confidencial, como viejos, y lanzó rayos de desprecio contra un pin­ apenas desflorada de M. Verlaine. Como él evoca torcillo inglés, llamado James Mc. Neill Whistler, en ciertos instantes sutiles sugestiones y arrulla en quien siguió contra él un proceso, etc., etc.> otras lo mismo que un hechizamiento, cuyo obscuro Todo el que se interese por la pintura sabrá sin sortilegio escapa. 1\1. Verlaine ha llegado, eviden­ duda que Whistler es un maravilloso pintor dotado temente, á los confines de la poesía, ahi donde ésta de grandísimas cualidades entre las que sobresa· se evapora completamente y donde el arte del mú­ len la vigorosa originalidad y el raro y profundo sico comienza. 1\1. Whistler en sus harmonias de sentimiento poético; por lo tanto nos extraña alta­ matices, traspasa casi la frontera de la pintura y mente que el Sr. López Portillo ignore á ese ar­ entl'ando en la comarca de las letras avanza sobre tista hasta el punto de calificarlo con desdén abru­ las márgenes melancólicas donde crecen las pálidas mador: un pintorcillo! . .. . flores de M. V tlrlaine.> Para que los lectores de la .Hevista» juzguen, in· Ese es el glorioso artista á quien ligera y teme­ sertaremos á continuación algo de lo mucho que la ra\'Íamente califica de pintorcillo el articulista del cdtica europea ha dicho en 1001' de Whistler, recti­ -Domingo> .. .. ! ficando de paso un detalle: el ilustre pintor no es inglés, como lo afirma el SI'. López' Portillo, sino ** '" americano del Norte, puesto que en Baltimore na Se han recibido en esta redacción, entre otras pu­ ció. blicaciones literarias de la República, .La Lira de Whistler expuso en Pal'Ís el afio de 1863, un cua­ Apolo,- Quincenal enciclopédico dedicado al bello dro que representaba á una mujer vestida de blan· sexo; San Luis Potosi (números 4 y 5) Y .Maripo· co, destacándose sobre un fondo del mismo color. sas,' Revista literaria de Mérida (número 3). Para He aquí lo que sobre ese lienzo escribió un critico que se juzgue de la indole de la p\'Ímera de estas de renombre, Fernand Desnoyers: publicaciones, diremos que se ocupa de las -Siete . La pintura más singular, la más original es la Maravillas del1\1undo,> de la excelencia de la Glice­ de M. Whistler. La designación de su cuadro es: rina como remedio casero y del 'agua de frijol pa­ «La joven blanca.> Es el retrato de una espirita, ra desmanchar> ... . Inserta, además, versos de poe­ de una rnediurn cuya figura, cuya actitud, fisono­ tas locales absolutamente g\'Íses. mia y color son extraffos. Aquello es á un mis­ .Mariposas. de Mérida es una revista literaria mo tiempo simple y fantástico; el rostro tiene una que DO Cl'eemos abrigue la pretensión de represen­ expresión atormentada y encantadora que fija la tar ni una mínima parte de la intelectualidad yu­ atención. Hay algo de vago y de profundo en la cateca. Es un periódico guasón, del insoportable mirada de esa joven, de una belleza tan particular, género taboadesco. En el número que tenem03 á que el público no sabe si declararla fea ó . la vista se publica el retrato y se hace la apologia ~se retrato está vivo, es una notable y fina pintura, del poeta yucateco Ovidio Zorrilla. Qué compromi­ una de las más originales que hayan pasado ante so llamarse así! la vista del jurado.» En presencia de una composición de Don Ovidio Años después expone y,'histler un lienzo que ti­ Zorrilla nos hemos persuadido que el poeta no es tula: .La Prince!la del pals de la 'Porcelana.> Véa­ Zorrilla, pero mucho menos Ovidio . .. . se lo que á propósito dice el Cl'Ítíco William Bur­ Por ser de estricta justicia mencionaremos entl'e gel' en su Salón de ese mismo año: • Una princesa todas las poesías que publica «Mariposas,. como la de los mil y un , luminosa como esas formas única dígna de elogio, aunque anticuada

:41• * aquella memorable obra maestra de Poe, que se lla­ ma: «El retrato OvaL> El SI". Carlos Ledgard nos envia de Iquique (Chi­ *' le), un pequeño tomo de prosa un tanto rimada que ..," '" El conocido escritor bonaerense, Angel Estrada, se titula: • Ensueños,. hijo, (nvia al encargado de esta sección su libro: El carácter general de la obra es un romanticis­ . El Color y la Piedra,- impreso en 'Buenos Aire~, mo trasnochado y la mayor parte de las piezas que 1900. Promete ser interesante en extremo esa obra, la i'.,ltegran son ó tdvial~s ó fruto de una imagina­ notas de viaje del autor durante una vasta tOltrnée CiÓli forzada que dpja á las claras vislumhrat' el pOI' las Capitales europeas, Una obra as! ofrece in ­ frIte, terés cuándo su autor posee un temperamento ar­ Sin embal'gn, hay algo lJUcno: la pieza titulada tistico y ve las cosas con una óptica indh'ídual. -Nocturno .• Y la que cierra el volumen, la titulada: Seguros estamos de que Estrada está en ese caso y «El caso de Regal,. no es otra cosa que un plagio nos prometemos hacerlo constar detalladamente en consciente Ó casual, pero torpe y desventurado, de un próximo articulo.

J, J. T ,

VILLEBOI8 MAREUIL".

o braves! pal' ce temps de modeme égO'ismc, 11 faut le reconnaitre, on se moque de vou!', La lacheté triomphe, .. , on rit de l'herolsme, Dieu protege les forts. Les vaillants son des fous.

Ne combattez jamais sans compter SUI' la force, Elle prime le d.'oit, Sachez-le, nobles creurs: Battez-Youil dix "Contre un .... et, si I'on vous renforce, Vous serez vingt, Tant mieux! La gloire est aux vainqueurb!

Et Villebois Mareuil, héros des temps épiques, Devrait aller dormit', lui, le dernier des preux, Au fond d'un arsenal, parmi les vieilles piques, Les cuirasses d'acier, les lances des aYeux, .. ,!

O moderne Bayard! le bon pays de France N'a point cessé d'aimer la justice et I'honneur, Il gardera toujours ta chere souvEmance " Car ton nom inmortel est gt'avé dans son creur,

Et les Boers aUl'ont aussi leur Lafayette Qui, combattant pour eux, mOUl'ut comme un soldat, Ce peuple noble et bon saura payer sa dette, Laissant aux raffinés le plaisir d'etre ingrato

ALFRED BOISSIÉ,

México, 1900. 110 REVISTA MODERNA.

EPISODIOS PREHISTORICOS.

LA MUERTE DE GATELN.

Se aproximaba la hora tercera después del me­ te de angustia, hacia fl'ente al poderoso bandido. dio dfa cuando Gateln pidi

J. H. ROSNY.

I (Trad. de .Revista Moderna.-) REVISTA MODERNA, 111

NOOTURNO.

Una noche" una noche nena de murmullo", de perfumes y de música 'de alas, una noche - en que ai'dian en la sombra nupcial y húmeda las lucié1'llagas fantástica!!, á mi lado lentamente contra mi ceñi«!a, toda muda y palida, como si un presentimiento de amarguras infinitas hasta el más secl'eto fondo de la" fibras te agitar~, por la senda fiol'ecida que atra "lesa la llanUl'a caminabas, y la luna llena _ pOI' los cielos azulosos, infinitofl, esparcia su luz blanca, y tu sombra fina y languida, y mi sombra por los rayos de la luna proyectadas, sobre las arenas tristes de la senda se juntaban, y eran una y eran una y eran una sola sombra larga y eran una sola sombra larga y eran una sola sombl'a larga, Esta noche, solo, el alma: llena de las infinitas amarguras y agonlas de tu muerte, spparada de ti misma por el tiempo, por la tumba y la distancia, por el infinito negl'o donde nuestra voz no alcanza, mudo y solo pOI' la senda caminaba y se oian los ladridos de los perros á la luna, á la luna pálida, y el chillido de las ranas, Sentí frio: era el frio que tenian en tu alcoba tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas, elltl'e la blancura nívea de las mortuol'ias sábanas, El'a el frlo de la muertp, era el hielo del sepulcro, el'a el frio de la nada! y mi sombra por los rayos de la luna proyectada, iba sola, iba sola por la senda solitaria, y tu sombra esbelta y ágil fina y lánguida, como en esa noche alegre de las muertas primaveras, como en esa noche llena de murmullos, de perfumes y de música de alas, se acel'có y marchó con ella, se acercó y marchó con ella, se acercó y marchó con ella. Oh! las sombras enlazadas! Oh! las sombras de los cuerpos que se juntan con las sombras de las almas! Oh! las sombras que se buscan en las noches de tristezas y de lágrimas!

Montevideo. J oS1\: ASUNCIÓN SIL VA, 112 REVISTA MODERNA.

FUNAMBULESCA,

Mis angustias son aleg¡'es y mi dicha llanto vierte; Son mis duelos danzarines y mis júbilos son f¡'ailes. Yo he sentido en los saraos la amargura de la muerte y he sentido ante la muerte la alegria de los '>ailes.

". * * Cómo gimen las venturas en mi lívida cabeza! Cómo canta en los bordones de mis nervios la agonla! Soy cigarra que se nutre con aljófar de tristeza y que luego enhebra dianas al fulgor del medio dla.

** '" Soy Heráclito y Demócrito á la vez; sol y nublado; Sorbo ajtmjos en la risa y en el llanto sorbo mieles, y es el sueño de mis noches un amor crucificado Que repica sollozando muchos, muchos cascabeles!

AMADO NERVO. Marzo de 1900.