“Contra Revueltas: Para Una Simbólica Del Mal En La Primera Narrativa De José Revueltas”
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_________________________________________________________________________________ “Contra Revueltas: para una simbólica del mal en la primera narrativa de José Revueltas” T E S I S Que para obtener el grado de Maestro en Literatura Hispanoamericana Presenta Roberto Rodríguez Reyes Director de tesis Dr. Antonio Cajero Vázquez San Luis Potosí, S.L.P. Diciembre, 2018 1 A Antonio, Pablo, Yliana 2 Agradecimientos Dedico estas páginas a Antonio Cajero, Yliana Rodríguez y Pablo Argüelles, porque cada uno en su momento y a su modo las ha propiciado. Agradezco al Programa de Estudios Literarios y a sus maestros por darme la oportunidad de parlotear gustoso de una de las cosas que, por suerte o por desgracia, más me atraen. Debo agradecer también a El Colegio de San Luis, excelente anfitrión, al Sistema de Becas CONACyT que me facilitó investigar para este trabajo y al Dr. Sergio Ugalde que me recibió bondadosamente para poder hacerlo. Last but not least, doy las gracias a Juan José, Michel, Susana y Araceli, por los libros; a Israel por esa primera agüita de limón; a Mariana por la porra. Y, por supuesto, está claro que todo ha sido más llevadero y aun placentero con la compañía de Patricia, Marisol, Andrés, Lorena, Armando. Con todos quedo en deuda. 3 Índice A modo de introducción ........................................................................................................................... 6 Capítulo 1. Breves apuntes sobre el problema del mal ........................................................................ 18 1. 1. El mal y el drama de la libertad ................................................................................................. 21 1. 2. De la teodicea al “corazón humano” .......................................................................................... 25 1. 3. El lenguaje y el mal ..................................................................................................................... 39 1. 4. Posibilidades de una “simbólica del mal”: de Paul Ricoeur a José Revueltas ........................ 49 Capítulo 2. “Los quebrantos” o las tribulaciones del joven Cristóbal ................................................ 60 2. 1. El quebranto o de la novela anfibia ............................................................................................ 62 2. 2. Y en el principio era la oscuridad .............................................................................................. 66 2. 3. Figuraciones de la culpa ............................................................................................................. 76 2. 4. El pecado como mancha y ceguera ............................................................................................ 82 2. 5. La configuración del yo y la bestia de lo real ............................................................................ 86 Capítulo 3. Los muros de agua o la maldita circunstancia del espejo por todas partes ..................... 97 3. 1. La isla penitenciaria y la “urbanidad” del mal ......................................................................... 99 3. 2. La isla o el retorcido reverso del espejo ................................................................................... 105 3. 3. El falso rebelde .......................................................................................................................... 119 3. 4. La libertad por el mal ............................................................................................................... 127 Capítulo 4. El luto humano o para una cosmología del mal ............................................................... 138 4. 1. En el principio era el fin (por supuesto) .................................................................................. 139 4. 2. De una cosmética escatológica a la simbólica del fin .............................................................. 141 4. 3. De los mitos del fin a la simbólica de la salvación ................................................................... 153 4. 4. Los mitos antropogónios del mal y la maldición de un “ser mexicano” ................................ 164 4. 4. 1. El mal genético o la mala sangre ...................................................................................... 170 4. 4. 2. El “hombre nuevo” debe morir ........................................................................................ 175 4. 4. 3. México, la quimera, la suicida .......................................................................................... 180 Capítulo 5. La trinidad del hombre revueltiano: una comprensión de la libertad humana ............ 186 5. 1. El problema de la libertad en la trinidad humana de José Revueltas ................................... 188 5. 2. Adán, ¿desencadenado? ............................................................................................................ 195 5. 3. El Dios Revueltas mata a su hijo: una simbólica del fin del mal............................................ 204 5. 4. Adán encadenado o la cancelación de la libertad ................................................................... 212 Para una concepción del mal en José Revueltas o una conclusión en suspenso ............................... 219 4 I. Fuentes referenciadas........................................................................................................................ 239 II. Fuentes consultadas ......................................................................................................................... 245 5 A modo de introducción A lo largo de la historia de la humanidad, el hombre ha concebido y experimentado las manifestaciones del mal de las más disímiles maneras. Considerado una entidad consustancial a la existencia humana, por su incidencia en la conformación de la conciencia, la conducta del individuo, la estructuración y la organización de las sociedades, el mal ha supuesto un problema a la vez que una garantía para la definición del bien y el funcionamiento efectivo y equilibrado de la vida. En tanto significante que arbitrariamente denomina un fenómeno de difícil aprehensión, pero de irrevocable percepción, el mal ha comparecido en el imaginario moral, estético y social del sujeto desde tiempos inmemoriales. Al menos en la cultura occidental, de la conciencia de su concreción y percepción dan cuenta las representaciones del legado iconográfico y textual de las mitologías y religiones egipcia y griega, la tradición judaica y cabalística, la relativa al Nuevo Testamento y el cristianismo, la teología medieval y la cultura popular del Renacimiento. Seguidamente, la entronización de la razón, el culto civilizatorio y humanístico de la Ilustración, la conformación de los estados-naciones y la Revolución Francesa, lejos de menguar las manifestaciones del mal, generaron maneras de padecerlo y proyectarlo que han trascendido hasta nuestros días. Ya a finales del milenio, la experiencia del holocausto tras el triunfo del Nacional Socialismo en Alemania, el totalitarismo en Europa oriental, los fenómenos más recientes asociados al terrorismo y el crimen organizado lo colocan en el centro de la vida política del sujeto contemporáneo en el mundo globalizado de principios del nuevo milenio. No en balde, poco antes del cambio de siglo, uno de los consagrados al tema, Vittorio Possenti, aseguraba que “si 6 existe una herencia del siglo XX, acaso el más oscuro y sangriento de la historia humana, no puede ser otra que la inquietante pregunta sobre el mal”1 Los constantes intentos del hombre por darle nombre han dejado una estela de interpretaciones, concepciones, figuraciones que conforman los presupuestos retóricos, discursivos y epistemológicos del mal. Si bien es posible reconocer en ello una línea orientada hacia la determinación y elucidación de una ontología (sus esencias e invariantes, los universales que lo constituyen) y una fenomenología, debida a buena parte de la tradición filosófica occidental (Platón, San Agustín, Immanuel Kant, Friedrich Hegel, Friedrich Nietzsche, Hannah Arendt, Theodor W. Adorno), también resulta relevante otra paralela, nunca excluyente, que ha seguido el fenómeno atendiendo a los códigos y símbolos que cada circunstancia histórica, social y cultural ha utilizado para identificarlo y proyectarlo. En particular, se sabe de una extensa nómina de pensadores que hallan en las obras de la tradición literaria, un dominio discursivo por el cual los sujetos han conseguido expresar los efectos y manifestaciones individuales y sociales de su época, de manera simultánea y en constante relación dialógica con los discursos reflexivos y programáticos de la filosofía, la moral, la jurisprudencia, la ética, la teología, la psicología. La literatura, usufructuaria por excelencia del lenguaje, realización del discurso que siempre remite a sí mismo (por su carácter autorreferencial), que pretende distinguirse del resto al sostener su identidad y autonomía en la búsqueda de la cualidad de lo literario, en la consecución de la “literaturidad”,2 ha constituido un espacio privilegiado para el despliegue simbólico del mal. Por sus predios circulan infinidad de figuraciones cuyo origen se ha situado en la naturaleza, lo divino, lo desconocido, el caos, lo bárbaro o el hombre mismo. 1 Vittorio Possenti, Dios y el Mal, Rialp, Madrid, 1999, p. 9. 2 Cf. Johnathan Culler, “¿Qué es la literatura?”, en Marc Angenot et al., Teoría literaria, Siglo XXI, México, 1993, pp. 36-50. 7 En América Latina, cada vez es más creciente la nómina