Ayub Unzón Krysheida
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA SUR ÁREA DE CONOCIMIENTO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE HUMANIDADES TESIS Discurso de un personaje: Carlota de Bélgica en la obra de Fernando del Paso. Que como requisito para obtener el grado de: Maestra en Investigación Histórico-Literaria Presenta: Krysheida Ayub Unzón Director: Dr. Gabriel Antonio Rovira Vázquez La Paz, Baja California Sur, mayo 2019 Este trabajo fue realizado gracias a una beca otorgada por CONACYT. Agradecimientos: A mi familia, compañeros de clase y cuerpo académico de la MIHL. A Raúl Carrillo Arciniega por su paciencia y conocimientos infinitos y por permitirme ver el mundo desde la maravilla de sus ojos. Índice Introducción ………………………………………………………………………….......1 1. Contexto histórico………………………………………………………………….6 1.1 El Segundo Imperio…………………………………………………………...…6 1.2 Carlota de Bélgica………………………………………………………..........25 2. Textos y ficciones………………………………………………………………....30 2.1 Novela histórica………………………………………………………….…......30 2.2 Nueva novela histórica en América Latina…………………………………..35 2.3 Noticias del Imperio………………………………………………….…….......42 2.4 La locura de Carlota de Bélgica…………………………………………........44 2.5 Correspondencia de Carlota de Bélgica……………………………….........48 3. Análisis de Noticias del imperio……………………………………………......52 3.1 Capítulo I………………………………………………………………………...52 3.2 Capítulo III……………………………………………………………….………59 3.3 Capítulo VII………………………………………………………………..........67 3.4 Capítulo IX………………………………………………………………...........76 3.5 Capítulo XIII…………………………………………………………………......82 4.Conclusiones………………………………………………………………..……….101 Bibliografía…………………………..................................................................104 Introducción La literatura y la historia han sido, desde la postmodernidad, dos áreas que han tenido como objeto la presentación de hechos que ha ocurrido en el pasado. El pasado ha sido traído a la mesa de disección por ambos discursos sin hablar de las diferencias teóricas que se han generado a lo largo de este proceso por el cual ha pasado lo que podemos llamar como “verdad”. En este entramado de discursos se pretende desenterrar la noción de aquello que es, o que opera como una verdad inmanente, frente aquello de lo que “está” presentado como accidente. En ese sentido, si queremos determinar la verdad como una categoría inmanente y fácilmente corroborable tendríamos que hablar cómo se ha hecho al tratar de abordar las distinciones entre literatura e historia. Por un lado, dentro del pensamiento moderno la literatura aparece como el discurso que no tendría un anclaje con la realidad corroborable, esto es, no podríamos confrontar las páginas con una realidad factual. Sin embargo, es a partir de nombres como Paul Ricouer que esta distinción comienza a resquebrajarse. La historia como disciplina que ha pretendido ser científica ha tendido a despreciar las “ficcionalizaciones” de ciertos hechos del pasado que tuvieron relevancia en un futuro para la construcción de narraciones más grandes como proyectos de nación. La literatura así ha podido pasar inadvertida por su contenido ficcional para no dar cuenta de ese compromiso con la verdad. Bien es sabido que la diferencia tradicional entre la historia y la literatura es la distinción entre verdad versus verosimilitud, siendo la primera el valor primordial de la historia y la segunda de la literatura. Así la historia comienza a ser vista bajo otra perspectiva dependiendo no sólo del espacio que cubre sino de las diferentes agendas ideológicas que persigue. De igual modo, la historia como disciplina ha tenido que aceptar que los mecanismos narrativos que utiliza, o ha utilizado, tienen más que ver con el proceso de una escritura que enmarca hechos que tuvieron o no relevancia dentro de discurso nacional. Así historia es el resultado de una visión de hechos que fueron realizados por ciertos hombres del pasado a quienes también se les llama 1 “personajes” que tuvieron alguna incidencia dentro de un discurso mayor. Con esto quiero decir, con el discurso de la construcción de una narrativa histórica que vaya encaminada a formar una nación o un estado y darle prioridad a cierta narrativa ideológica que tiene que soportar el precio de la creación política de una nación. Recordemos entonces que la narración de la política podría entonces estar a cargo de la historia entendida como el archivo oficial de los hechos de estado, y la literatura como el recuento de las incidencias de estas prácticas en la vida cotidiana de una determinada época. El problema radicaría en su condición de verdad y no de verosimilitud, porque la verdad o lo verdadero no tiene por qué ser verosímil, sólo que para que la historia fluya o, mejor dicho, se consuma por determinado número de gente, necesita también ser escrita bajo determinada forma en donde haya pues un compromiso con la verosimilitud. Así entramos a terrenos mucho más elusivos en los cuales podemos empezar a cuestionar ese carácter de verdad y de verosimilitud como condiciones necesarias y particulares de cada discurso. No sólo eso, sino que la construcción una narrativa histórica tendría que hacer uso de los mismos recursos técnicos que los de la construcción de la historia. Bajo esos parámetros podemos afirmar que al hablar de historia que tiene su basamento en el archivo, nos estamos refiriendo a una historia de la política, de un discurso que tiene que ver con el ejercicio del poder y de su resistencia que conllevan ideologías que defienden o niegan según sea el movimiento social que tenga el monopolio de la fuerza. Por otro lado, la literatura no implica necesariamente un pacto con la verdad, entendida ésta como corroboración de archivo, sino como especulación, como posibilidad alternativa de verdad que puede afectar el resultado de cierto número de acciones que no pudieron ser corroboradas sencillamente porque la percepción del mundo es también un hecho aislado, un hecho maniqueo, un estado subjetivo del conocimiento del mundo. De ese modo, llegamos a un momento crucial dentro de la producción de la verdad y de la verosimilitud como pacto, el de la posibilidad de que los hechos que se corroboraron en la realidad factual hayan sucedido como se ha contado la historia. Ahora bien, podemos del mismo modo confrontar la historia con la que podemos llamar “oficial” y la “no oficial” o la que va en resistencia de los hechos “aprobados” por un estado que contiene el monopolio de la violencia. 2 Desde el estado se genera una narrativa que vaya acorde con los elementos ideológicos que proyecta. Así la novela histórica hace su aparición como elemento para confrontar la narración oficial brindando una nueva visión del hecho histórico. Por lo general dentro de la llamada Nueva novela histórica encontramos un repertorio de temas que se establecerán como narrativas en contraposición con el discurso oficial. Los autores han puesto sobre la mesa temas que dentro de la perspectiva histórica no han sido tratados con la atención que merecen. No se han ajustado a la agenda ideológica que el estado en turno propone. Sin embargo, el florecimiento de este tipo de novela concuerda con la postmodernidad en donde los discursos son puestos entre paréntesis y ya no se les otorga un carácter de verdad por sí mismos, sino que la duda se proyecta hacia el contenido reflejado como mero proceso dentro de la producción de verdad. En el caso que nos compete Noticias del Imperio (1987) de Fernando Del Paso es una novela que está dentro de la llamada Nueva novela histórica. En ella Del Paso nos da cuenta del periodo llamado por la Historia el Segundo Imperio. Es una novela que narra los avatares de Maximiliano de Habsburgo y la locura de la emperatriz Carlota. En el presente estudio me he centrado en la imagen de Carlota para dar cuenta de su discurso-soliloquio, identificado como discurso de la locura, así como el personaje “histórico” que he contrapunteado con lo dicho por la propia Carlota en sus cartas personales que enviaba a distintos nombres de la corte en su exilio después de su huida de México dado el asesinato del que Maximiliano fue objeto. Este estudio pretende ofrecer un acercamiento al fenómeno histórico y al fenómeno literario por igual. En ese sentido, el primer capítulo aborda lo dicho por la historiografía tradicional en la que se encuadra el personaje histórico. Pretende dar cuenta de que lo que se ha “contado” del personaje desde una distancia que podremos llamar también histórica, dado que la historia, también funciona como evaluadora de los hechos dotándolos de relevancia y afirmando su valor, sobre todo, político. Así la historia como discurso oficial es entonces la narración de un poder político como quiera que se contemple. De ese modo, el estudio se centra en el mismo personaje visto desde distintas perspectivas para poder narrar aquello que la historia, que podemos llamar, “alternativa” tiene que decirnos para volver a mirar 3 el pasado ya borrado por su importancia política. Por un lado, es menester reconsiderar a Carlota como personaje de la historia mexicana y el desafortunado episodio que vivió en el México decimonónico. Por otro, es indispensable reconstruir tanto su pensamiento político como amoroso (mismos que a la postre lidian con el poder) como vía para la reconsideración de un discurso histórico. Una vez más la función de la mujer dentro del espectro social se muestra como relevante cuando menos dentro de la reconfiguración del discurso de Carlota tanto por la historiografía y su propio discurso epistolar, como por la reconstrucción que Del Paso ha construido. En el segundo capítulo abordo las perspectivas teóricas de la novela histórica dentro de todo su espectro. Hablo de la Novela histórica en su generalidad y desarrollo el tema de la Nueva novela histórica en donde, arguyo, se inscribe Noticias del imperio. De igual forma el capítulo explora la llamada “locura” de Carlota de Bélgica como discurso e incursiono en una lectura somera, no exhaustiva de las cartas que escribió en Europa hacia el final de su vida. Finalmente, en el capítulo tercero hago una revisión crítica utilizando una aproximación semiótica greimasiana con la que exploro el discurso del personaje de Carlota elaborado por Fernando Del Paso.