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Mittelafrika: Canarias y la geopolítica alemana en el África subsahariana y en el Magreb (1871-1919) Fernando N. Navarro Beltrame Francisco Javier Ponce Marrero (director de la investigación)

En este trabajo recopilamos y analizamos la información de In this paper I collect and analyze information from various diferentes archivos europeos acerca del papel que tuvo el archives in about the role played by the Canary Is- Archipiélago Canario en la política colonial africana del Im- lands in the African colonial policy of the . It perio Alemán. Se toma como referencia la diplomacia europea, takes as reference the European diplomacy, articulated with compaginándola con las dimensiones políticas, militares, the political, military, administrative and economic condi- administrativas y económicas de diversos países y sus in- tions of various countries and their influence on the Canary fluencias en las Islas Canarias. A partir de 1898, España Islands. Since 1898, Spain sought to consolidate their pos- buscó consolidar sus posesiones en las aguas y las tierras sessions in the waters and lands of Marocco, , part de Marruecos, del Sahara, de parte de la actual Mauritania of Mauritania present-day and Equatorial at the y de Guinea Ecuatorial al mismo tiempo que se incrementó same time to increase the Anglo-French colonial presence. la presencia colonial anglo-francesa. La especificidad fun- The functional specificity of the Canary Islands in African cional de Canarias en la política africana de España y de Ale- politics of Spain and Germany between 1871 and 1919 mania entre 1871 y 1919 se debe englobar dentro de este should be covered within this framework, when Mittelafrika marco, donde el Mittelafrika pasó a ser de un concepto ge- became a geographical concept to a political-economic con- ográfico a un concepto político-económico. cept.

Introducción drichsburg en Ghana, la isla de Ar- cia en el gol fo de Guinea mientras guin en Mauritania y Whydah en To- que en 1862 aún tenía que entablar El punto de partida de la presencia go (Koltermann, Plehn, 2006; Van relaciones comerciales con Marrue - española en el litoral sahariano fue der Heyden, 2001). Para España, pe - cos. A mediados del siglo XIX, las la ocupación del Archipiélago Cana- se a su secular presencia en África actividades económicas en Guinea rio durante el siglo XIV, que permi- y a la victoria militar en la Guerra Ecuatorial y en Canarias pasaron a tió a partir de entonces disponer de de África (1859-1860), su actuación ma nos inglesas (Liria Rodríguez, una base efectiva para las inevita- desde mediados del siglo XIX había 2003: 61; Morales Lezcano, 2006: bles, aunque escasas, relaciones sido deficitaria: la situación mer- 226). La mediación inglesa en las con la costa vecina. Para Alemania, cantil en Canarias se mantenía in- actividades económicas del archi- la falta de un estado unitario ale- alterada, en detrimento de los de - piélago alcan zó tal grado que hasta mán había impedido ampliar las más archipiélagos atlánticos, como los diversos estados alemanes con - posesiones coloniales en África; no el portugués de Madeira o la isla fiaron la representación de sus in- obstante, entre el siglo XVII y XVIII, francesa de Goreé (Guimerá Pe- tereses en Canarias a ciudadanos los estados alemanes ya habían raza, 2004: 106, 110); desde 1849 ingleses y franceses (1). Tras la Re- tenido algunas colonias: Groß Frie- España aumentó poco su influen- volución de 1868 en España, Prusia

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nombró a un nuevo cónsul en el ar- chipiélago y terminó de absorber los consulados de los restantes es- tados alemanes del norte (2). Así pues, co mercial y económicamente, la Confederación de Alemania del Norte, concretamente las ciudades hanseáticas, fue la que siguió avan- zan do en su expansión por el Atlán - tico y África (Janué i Miret, 2007: 76; Stephan, 1937: 19). Tras la Guerra Franco-Prusiana y la creación del Segundo Reich, Alemania practicó en el continente europeo, bajo el mandato del canciller Bismarck, una política de equilibrio cuyas di- Acorazado alemán zarpando hacia el Atlántico antes del estallido de la Primera Guerra rectrices fundamentales consistían Mundial (PAAA, IA Weltkrieg, Band 1, Nr.16546, R.19865, D.845316, Abschrift 09/07/1914). en mantener aislada a Francia y evi - tar la formación de alianzas contra Alemania. Pero la Guerra Franco- Reich apareciese en la escena afri- Almirantazgo Imperial en 1872 (Ja - Prusiana puso de relieve dos cues- cana: el incremento de la influencia nué i Miret, 2007: 77). No obstante tiones altamente estratégicas: la alemana en Marruecos había de ac - la cautela de la política bismarc- capacidad de Francia en movilizar tuar como un instrumento de pre- kiana, la propaganda colonial fue su ejército colonial desde África, sión contra Francia (De Grunwald, ganan do adeptos en Alemania y se co mo refuerzo en el territorio de la 1963: 232; Janué i Miret, 2007: 85- vislumbraron posibilidades econó- metrópoli, y que un posible conflic - 86). A pesar del carácter meramen - micas en Canarias como puerto de to europeo contra Alemania tuvie - te estratégico de dichas razones, la es cala atlántica aprovechando la se como consecuencia la apertura euforia nacionalista tras la funda- Ley de Puertos Francos; pero la in- de escenarios militares en territorios ción del Segundo Reich pareció em - estabilidad política de España (Pri- fuera de Europa. En ambas cuestio- pujar a Alemania hacia una clara mera República de 1873 y golpe de nes, Alemania y España estaban expansión territorial por medio de Estado de 1874) provocó que los implicadas. Para el Segundo Reich, conquistas coloniales, de ahí que comerciantes alemanes prefiriesen su superioridad en tierra era evi- en noviembre de 1871 se instalase asentarse en Togo más que en las dente, pero no así su dominio del un cónsul en representación del re- Islas Canarias pese a que España mar; por ello se empezó a gestar la cién constituido Segundo Reich en con cediese a Alemania ventajas idea de poseer una fuerza naval que las Islas Canarias (3). Sin embargo, arancelarias (5). Así pues, a partir sirviese de apoyo y refuerzo a la nue- Alemania carecía de medios sufi- de 1875, la única finalidad de Bis- va fuerza continental recién adqui- cientes para enfrentarse con las marck con respecto a Francia fue rida pero con un carácter mix to eco - de más potencias coloniales (4), por animarla en sus proyectos expan- nómico-militar (De Salas, Gar cía lo que las únicas acciones se orien- sionistas a través de la creación de Sola, 1876: 541). Así pues, fue ron taron a incrementar levemente los un imperio colonial, barajando al razones de estrategia política las ne gocios de las sucursales de los mismo tiempo la posibilidad de lle- que determinaron que el Segundo co merciales hanseáticos y crear el var tropas alemanas a la frontera artículos de investigación 65

con Argelia para distraer así las mi- tener la política españo la, hi zo que cía cada vez más importante de- radas francesas de las fronteras se llegasen sólo a acuerdos colo- bido a que la rivalidad anglo-fran- alemanas (De Grunwald, 1963: 225, niales en el Océano Pacífico mien- cesa ex cluía a las demás naciones 267; Janué i Miret, 2007: 86; Mora- tras que la acción española en Áfri - europeas, al empuje francés desde les Lezcano, 1986: 50). ca se limitó al intento de ocupación Argelia y Senegal hacia el Atlántico de Santa Cruz de la Mar Pequeña y al desembarco de comerciantes La confrontación en 1877 (Morales Lez cano, 2006: ingleses en Tarfaya. Así pues, el Se - (1875-1900) 227). Según la política exterior es- gundo Reich par ticipó en la Confe- pañola de la Restauración, la pose- rencia de Madrid en julio de 1880 Después de la proclamación del Se- sión de Canarias legitimaba las as - con tres claros objetivos: mantener gundo Reich, la política colonial en piraciones de España en el nor te de el statu quo en la zo na, configurar Alemania continuó desempeñando África. Un esquema similar siguió un marco re gulador estable en lo un papel subordinado: Bismarck re - el Segundo Reich: dado que España que se refiere a soberanía y dere- chazó las adquisiciones territoria- estaba interesada por Marruecos y chos de propiedad en el territorio les de ultramar ya que reportaban lo mismo ocurría con Francia e In- marroquí, así co mo defender la pequeñas ventajas económicas pe - glaterra, aquella por su proximidad igualdad de opor tunidades y de de- ro podían provocar grandes conflic- con Argelia y ésta para proteger a rechos comerciales para las poten- tos políticos internacionales. El an- Gibraltar, Alemania cerró un acuer - cias extranjeras. Tras di cha Confe - tagonismo entre Francia e Inglate- do de comercio con Marruecos y rencia, España empezó a retomar rra en la cuestión egipcia alivió la si - continuó manteniendo ba jo obser- tímidamente la aventura colonial y, tuación política exterior del Segun - vación las actividades de Francia aprovechando el reciente contacto do Reich y dio lugar a una diploma - en África Occidental (6). La inter- con los respon sables de la política cia activa y creativa con la que Bis- vención de Bismarck en el Con gre - exterior y colonial europea, en 1883 marck se encargó de crear, recrear, so de Berlín de 1878 determinó que España con cedió el trato de nación rebatir y reformar alianzas y trata- África se perfilase para Alemania más favorecida a Alemania en co- dos (Wesseling, 1999: 29). Con Eu- como una moneda de cambio en mercio, navegación, derechos y pri- ropa bajo control, quedaba sólo el asuntos de política exterior (7). Por vilegios consulares (Torre jón Cha - problema de las colonias de la Tri- el contrario, los propagandistas de ves, 2006: 308). Además, la Marina ple Alianza, representadas por las la expansión germana difundieron española aprovechó esta coyun- aspiraciones italianas en el Nor te la idea de que era necesario crear tura para empezar a usar téc nicas de África. Pero en Canarias los ale- un nuevo protectorado en el nor- e infraestructuras de la Kaiserliche manes habían logrado introducirse oeste de África teniendo en cuenta Marine (9), Alfonso XII inició una ya en algunas actividades eco nó - los beneficios económicos que po- controvertida visita oficial a Alema- micas relacionadas principal men te drían obtenerse (Janué i Miret, 2007: nia, donde confirmó al nue vo cón- con la actividad portuaria, aunque 76, 87). Acorde con esta idea, entre sul alemán para la isla de Tenerife de manera marginal y supeditada 1878 y 1879 el cónsul alemán en (10) y buscó el apoyo alemán con- a la acción inglesa y la susceptibi- Canarias recorrió el archipiélago pa - tra los posibles avances franceses lidad francesa (Quintana Navarro, ra evaluar las posibilidades que tan- en Marruecos (Lario, 1999: 171). En 1992). En 1875, Bismarck desechó to éste como la vecina costa afri - 1884 Bismarck puso bajo protec- la posibilidad de una alianza con cana ofrecían y ampliar, en función ción del Segundo Reich las sucur- España: aunque sobre el papel ésta de las mismas, la red consular (8). sales que disponían los comer cian- ofrecía múltiples ven tajas, la ines- Para algunos comerciantes alema - tes alemanes en los te rritorios de tabilidad que había de mos trado nes, la posición de Cana rias se ha- (11) y, poco más tarde, pa- 66 enero-junio 2010

sarían también al dominio alemán bración de la Conferencia de Berlín, 2003: 70-71). Además, a partir de Togo, Camerún, Ruanda, Bu rundi y en noviembre de 1884, cuando tuvo 1886, las relaciones del Segundo (12). Esta primera fase de lugar la ocupación española de Río Reich con Francia volvieron a dete- la política colonial alemana se cerró de Oro, comunicando a las poten- riorarse y Bismarck intensificó sus también con la toma de posesiones cias extranjeras que el territorio relaciones amistosas con el gobier - en el Pacífico; des de el punto de comprendido entre Ca bo Bojador y no de Marruecos con la finalidad de vista eco nómico y militar, sin em - Cabo Blanco era protectorado es- favorecer el establecimiento de los bar go, el significado de estos terri- pañol. La ocupación española de la intereses económicos alemanes en torios era ínfimo: su va lor, si acaso, costa sahariana se con firmó con el dicho territorio. Para ello, el vapor se encon traba en ganarse la con- nombramien to de un Comisario Re - alemán Gottorp apareció ante la fianza de los franceses respetando gio para el nuevo territorio en 1885 costa occidental de África, con la su influencia en Marruecos (Janué (Morales Lezcano, 2006: 228). El in- consiguiente sorpresa de España y i Miret, 2007: 77-78, 86). Pero el es - cidente diplomático entre España y de los países europeos (Morales tablecimien to de jerarquías colo- Alemania no tardó en llegar: el no re - Lezcano, 2006: 228). No obstante, la niales que Alemania estaba rea - conocimiento de los derechos his- postura alemana hizo que en 1886 lizando en la primera mitad del si- tóricos fue un punto aprobado en comenzase a actuar en París una glo XIX no tuvo en cuen ta las pre- la Conferencia de Berlín, resintién- Comisión Hispano-Francesa para tensiones es pañolas en África y un dose la diplomacia española. Y el la fijación de los límites de los co- cli ma de velada hostilidad se esta- tentativo de ocupación alemana en rrespondientes territorios en la cos - ba creando entre las Cancillerías de zonas del Pacífico, en aquel momen - ta occidental de África, sucedién- Madrid y Berlín debido, además, a to bajo dominio histórico español (y dose una serie de expediciones es- la reciente confrontación colonial en por extensión los dominios - pañolas en el Sahara que culmina- el Pacífico (Morales Lezcano, 2006: nos), no ayudó a serenar los ánimos, ron con la incorporación del Sahara 212). Dado que la mayor presión llegándose a asaltar la legación ale - a la Capitanía General de Canarias que recibieron las colonias alema- mana en Madrid a finales de 1885 y con la firma del Acta de Iyil, que nas en África procedió de las colo- (13). Mientras los demás países en cierta forma confirmó el control nias francesas, Bismarck confirmó europeos reconocieron la presencia español en dicha zona (Cordero To- su política exterior de aislamiento española en África, hacia Canarias rres, 1941: 308; Janué i Miret, 2007: a Francia y de mantener neutral a fueron atraídos capitales de socie- 78; Morales Lezcano, 2006: 228). En Inglaterra, controlando, en cierta dades alemanas, belgas, francesas 1888, Guillermo II fue proclamado me dida, la política exterior de otros e inglesas, que tuvieron una estre- káiser y rápidamente sus delirios países. Bis marck convocó una nue va cha correlación de intereses con una de grandeza lo enfrentarían pronto conferencia internacional en Berlín, burguesía local que contaba con con Bismarck, con su pasiva políti - don de también fue invitada Espa- unos capitales y unos medios su- ca colonial y con su intento de su - ña, con el fin de resolver los proble - periores a la de los archipiélagos de mar Inglaterra a su sistema de alian - mas que planteaba la expansión Madeira, Cabo Verde y la isla de zas. En 1889 Lord Salisbury recha - colonial. En la alo cución del Canci- Gorée. Además, tras el Congreso de zó llegar a acuerdos con Alemania ller en la inauguración de la Confe- Berlín, los ríos africanos se convir- pero, pese a esta negativa, no se rencia de Berlín, Bismarck preten- tieron en un elemento fundamental vieron afectadas las relaciones bi- dió fijar el marco jurídico-económi- para la penetración en el conti- laterales anglo-alemanas y en las co para el pos terior reparto de Áfri - nente y, en el caso de Guinea Ecua- Islas Canarias se llegó incluso a la ca (Morales Lezcano, 2006: 170). torial, el río Muni adquirió un alto paradójica situación de que perso- Fue precisamente durante la cele- valor estratégico (Liria Rodríguez, nal consular inglés sustituyese pun - artículos de investigación 67

tualmente al alemán (14). En 1890, ya no se contentaban sólo con que en la Guerra Hispano-Americana tras las divergencias entre el káiser se ampliase la protección imperial (1898-1899), España fue protago- y Bismarck, que terminaron con las a los negocios alemanes en los te- nista de un obstinado abstencionis - dimisiones de este último, Inglate- rritorios de ultramar, sino que exi- mo oficial ante Francia e Inglaterra rra y Alemania firmaron el Tratado gieron una activa política expansio - por su apoyo a la posición ameri- de Helgoland-Zanzíbar: al nuevo nista guber namental de carácter cana en el Pacífico. Una vez acep- canciller, Caprivi, no le interesaba la pangermanista. En 1896 la estrate- tada la derrota, y queriendo salir de colonia de Witu, en Uganda, ni la is- gia del Segundo Reich en Marrue- su aislamiento, España intentó des - la de Zanzíbar si éstas podían ser- cos se vio alterada tras la muerte viar la atención alemana del conti- vir para quitar la peligrosa espada del sultán Muley Hassan: la inflexi- nente africano hacia lo que le que - de Damocles que pendía sobre la bilidad con la cual los alemanes daba en el Pacífico tras las ocupa- Kaiserliche Marine en la isla de Hel- presionaron entonces para defen- ciones americanas de las Marshall goland y alcanzar así una reconci- der sus reclamaciones llegó a ame- y de las Carolinas (Pérez-Llorca, liación con Inglaterra. No obstante, nazar sus pro pios intereses. A par tir 1998: 84-85). Tras la pérdida de las se había logrado establecer en Ma- de ese momento, para Guillermo II últimas colonias americanas, la con - rruecos una sólida infraestructura y el Secretario de Estado en el Mi- dición de Guinea Ecuatorial cambió, comercial ya que las grandes em- nisterio de la Marina, almirante Al- pues ya no dependía ni financiera- presas comerciales hanseáticas in- fred von Tirpitz, la construcción de mente ni militarmente de Cuba, si - crementaron sus relaciones con la Flottenbau constituyó un condi- no que se convirtió en el territorio África: cuanto más tiempo pasase cionante esencial de la grandeza y más alejado de la metrópoli y, junto sin que se llegase a algún tipo de el poderío de Alemania: esta arma - con Canarias y el Norte de África, se acuerdo, tanto más podría Alema- da tenía que hacer desistir al resto convirtieron en los únicos territo- nia ver progresar sus intereses y su de potencias de una posible agre- rios españoles de ultramar (Liria influencia en Marruecos. Las au to- sión y permitir la efectiva presencia Rodríguez, 2003: 70); y en Canarias ridades del Segundo Reich pensa- en todos los mares. Entre 1897 y la influencia francesa estaba en de- ban que, si llegaba el momento de 1898, militares e industriales alema- trimento a favor de Inglaterra y de verse obligados a liquidar sus inte- nes contribuyeron de forma apasio- Alemania (16). Así pues, revalorizar reses en el noroeste africano, como nada a trans mitir a todas las capas política, comercial y estratégica- hizo Francia ante Inglaterra en Egip- de la po blación, mediante intensi- mente las Islas Canarias fue inevi- to, éstos podrían constituir una mo - vas campañas de propaganda, la table tras la pérdida de las colonias neda de cambio ya fuese en la po- idea de la superioridad marítima de americanas, y esta revalorización lítica internacional como en la po- Alemania (Janué i Miret, 2007: 80, atrajo, aún más si cabe, a Ale mania lítica colonial (15). Por este motivo, 83, 88). Al contrario que la dinámica hacia el Atlántico. Pero, a pesar de durante algunos años, el Segundo política alemana, España suprimió las pretensiones imperiales de Gui- Reich intentó establecerse tanto el Ministerio de Ultramar (Miranda llermo II, la realidad del imperio co- en las cercanías de las costas ma- Jun co, 1945: 108) y firmó un tratado lonial alemán continuó siendo mo- rroquíes como en las Islas Canarias, con Francia para la delineación de desta. logrando la concesión de ventajas las fronteras en África Occidental, económicas a los comerciantes ale- Río de Oro y Guinea Ecuatorial, don- manes (Janué i Miret, 2007: 74, 79- de también hubo una oferta alema - 88). El caso es que en tre 1891 y 1895 na para su compra pero que Espa ña crecería en Alemania la influencia rechazó. Con el agravio de la situa- de las sociedades colonialistas, que ción en las colonias y con la derrota 68 enero-junio 2010

La modificación (1901-1906)

Coincidiendo con el cambio de si - glo, Inglaterra se había planteado la con veniencia de llegar a un en- tendimiento con Alemania, que in - cluye ra la firma de un acuerdo de limi ta ción mutua del armamento y de la flota, al que previamente le siguió un acuerdo en el trazado de las fron teras en el este de África (17). Pero los intentos de aproximación con Alemania no llegarían a buen puer to al condicionar el Segundo Reich to do acuerdo a la implicación de In glaterra en la Triple Alianza. El inflexible rechazo alemán preci - pitaría el fin de la política de equili - brio en Europa y Francia e Ingla - Documentación española acerca de la expansión alemana en el Atlántico (AMAE-M, terra, hasta entonces enfrentadas Legajo Política IIA, H2290. Alemania 1904-1916). por cuestiones coloniales, termina- ron por ponerse de acuerdo. Es to, cupar por las posibilidades mi li ta- originó una crisis en el seno de la además, coincidiría con el debilita- res que ofrecían Togo y Camerún Triple Alianza. En 1905, el Segun do miento, ya desde 1902, de la posi- (18) y la capacidad operativa de la Reich, en protesta por la agresiva ción dentro de la Triple Alianza de Liga Naval Alemana (19). España política francesa en Marruecos, so- Italia, que, en un tratado privado con prefirió mantenerse en una posi- licitó la convocatoria de una confe- Francia, veía reconocido sus dere- ción equidistante entre Francia y el rencia internacional sobre las con- chos en Li bia, a cambio de recono- Segundo Reich. En 1904, mientras diciones del acceso internacional al cer a los franceses el dominio de Francia reorganizó el África Oc ci- territorio africano (Janué i Mi ret, Marruecos (Janué i Miret, 2007: 83- dental Francesa, España reorga- 2007: 73). La visita de Guillermo II 84). Cuan do Alfonso XIII alcan zó la nizó la administración territorial de al Sultán de Marruecos, el nervio- mayoría de edad en 1902 y co men- Guinea Ecuatorial (Liria Rodríguez, sismo francés y la calma inglesa zó su reinado, Francia firmó el Acuer - 2003: 81). Para entonces, Europa se pro vocaron la Primera Crisis Marro - do de Argel mediante el cual tropas había dividido ya en dos estructuras quí: Alemania dejó bien claro que colo niales controlarían los confines de tratados entre las grandes po- no la movían pretensiones políti- argelino-marroquíes (Mo rales Lez - tencias: la Entente y la Triple Alian - cas, sino económicas, y que la ga- ca no, 2006: 179). El futuro estable- za. Guillermo II aspiraba a controlar rantía de “puerta abierta” bastaba cimiento de un protectora do francés la región de Sus y el puerto de Aga- para que los banqueros y las em- sobre Marruecos significaría un dir (Morales Lezcano, 1986: 51) y, presas alemanas no se sintieran debilitamiento de la posi ción mun- junto a este hecho, el creciente in- agraviados ante la penetración fran - dial del Segundo Reich, por lo que en flujo anglo-alemán en los puertos cesa en Ma rruecos (De la Torre del 1903 Alemania se empe zó a preo- marroquíes (20), entre otras causas, Río, 2007: 35). Aprovechando la co- artículos de investigación 69

Defensas de Las Palmas en 1905 según el War Office (NA, WO 106/40, Documentación sobre el posible ataque inglés a Ca- Proposed attack on Canary Islands, 1905). narias (NA, WO 106/40, Proposed attack on Canary Islands, 1905).

yuntura africana, Alemania buscó y Hereros y de los Maji-Maji tuvo dos gena en la que Inglaterra y Francia obtuvo el permiso para implantar grandes consecuencias para las pre- reconocieron a España la posesión un de pósito de carbón que acabó tensiones alemanas en África: pre- de la franja septentrional de Ma- con el monopolio inglés en Cana- cipitar las negociaciones en la Con- rruecos. Entre 1904 y 1910, Alema- rias (21). Además, Gui llermo II le hi- ferencia de Algeciras en 1906 y de- nia vio como España se aproxima - zo la sugerencia a Alfonso XIII de mostrar los inconvenientes de no ba más a la Entente, y más concre- que Es paña ejerciese una presión poseer un puerto seguro en el Atlán - tamente a Francia, ante los proble- militar sobre la frontera francesa, tico, papel que los alemanes pre- mas de las kábilas en Marruecos y para alejarla así de la frontera fran- tendían que jugaran las Islas Ca - los incidentes fronterizos en Gui- co-alemana, en caso de cri sis arma - narias (25). nea Ecuatorial (26) pese a las con- da. En 1905, un informe militar so - cesiones de carbón hacia Alemania bre Canarias (22) y otro sobre las La confluencia en los archipiélagos hispano-por- colonias africanas alemanas (23) (1907-1913) tugueses (27). Además, el Acuerdo pusieron de manifiesto que la idea Franco-Alemán sobre Marruecos y del poder de la flota alema na que Mientras Alemania se insinuaba co - Camerún de 1909 (28) culminó con tenía la opinión pública del Segun - mo tutora de las aspiraciones es- la celebración de una serie de con - do Reich era exagerada (Janué i Mi - pañolas y marroquíes en un futuro fe rencias acerca de la defensa de ret, 2007: 84), por lo que incluso se ría internacional más desahogado que las colonias inglesas (29). En 1908 posible un ataque preventivo so bre en el marco anglo-francés, en 1907 la Entente solicitó un nuevo infor - las Islas Canarias (24). Además, la tuvo lugar una entrevista entre Al- me sobre la situación militar en Ca- prolongación de la Rebelión de los fonso XIII y Eduardo VII en Carta- merún (30) y sobre los incidentes 70 enero-junio 2010

En 1913, Alemania disponía del ejército de tierra más fuerte de Eu- ropa pero esto no bastaba para pro- teger las ambiciones comerciales y territoriales del Segundo Reich en ultramar. Llevando a la práctica al- guna de las estrategias diseñadas para el caso de un conflicto en dos frentes, tuvieron lugar maniobras del ejército alemán, el envío de tro- pas a las colonias (36), maniobras navales en aguas españolas (37) y posibles acciones de espionaje en las Islas Canarias (38). Pese a no llegar a un acuerdo naval, en julio de 1913 se dio el visto bueno para que Inglaterra se anexionase Mo- zambique y Alemania se hiciese con Angola y Santo Tomé y Príncipe, con el riesgo que ello supondría para las posesiones españolas (39). Tras nue vos informes de la Entente acer - ca de la situación de las colonias ale - Notificación de la salida del cañonero Panther desde Canarias hacia Agadir (AIMC, manas en África en enero de 1914 Caja 1403, Asuntos Generales, Marina y Buques de Guerra Alemanes, Secc. 2ª, Div. 3ª, Carpeta 9, Doc.704, Comandancia Militar de Marina de la Provincia de Tenerife, y de sus sistemas de comunicacio- 30/06/1911). nes (40), en España se veía con ma- yores simpatías a la Comisión His - de Casablanca (31), en el que se nales de su entramado geoestraté- pano-Alemana, que había fijado la concluía que los protectorados no gico en el Atlántico (33). La tensión frontera entre Guinea Ecuatorial y cons tituían bases para la conquis - en África se agudizó cuando Ale- Camerún (Cordero Torres, 1941: 38), ta de nuevos territorios o para con- mania, con el pretexto de proteger más que a la Comisión Hispano- trolar rutas comerciales: las colo- a sus súbditos, mandó a Agadir, Francesa sobre la costa occidental nias ni alojaban tropas alemanas desde las Islas Canarias, a la caño- de África. significativas ni formaban tropas nera Panther (34). Estalló así la Se- propias por lo que, desde el punto gunda Crisis Marroquí y Alemania, La Primera Guerra de vista militar, no podían ni defen- junto a España, estaba dispuesta a Mundial (1914-1918) derse (32). La Weltpolitik se estaba recordar al mundo sus derechos claramen te dibujando con el pro- político-jurídicos y comerciales an - Con el estallido de la Primera Gue- pósito de es tablecer comunicacio- te la ambiciosa política francesa. rra Mundial en agosto de 1914, sur - nes y contactos que facilitasen sus Sin embargo, Alemania acabó re- gió de inmediato una propuesta de intereses africanos; y en esta di- nunciando posteriormente al Norte operaciones militares contra las co - rección las Islas Canarias iban a de África, lo cual no dejó de afectar lonias alemanas (41) y pretensiones constituir uno de los puntos cardi- a España y a sus archipiélagos (35). territoriales francesas sobre Came - artículos de investigación 71

rún (42). Pero sin duda, el even to más importante que ocurrió en las colonias españolas fue un ataque naval inglés contra un buque ale- mán en Río de Oro (43), hecho que provocó las protestas de España an te Inglaterra y, hasta cierto pun - to, fue el detonante de la presen- tación del proyecto alemán de pre - dominio en el continente africano, el Mittelafrika. El Secretario de Es- tado alemán, Wilhelm Solf, presen - tó el bosquejo de un proyecto muy concreto para África central: la dis- tribución de las colonias africanas de Francia, de Bélgica y de Portugal (Fischer, 1969: 448-458). El Canci- ller Bethmann Hollweg lo incluyó en su programa político definiendo que el Mittelafrika debía compren- El Mittelafrika (NA, FO 141/816/5, German plans for an African Empire: Mittel-Afrika, 1918-1919). der Angola, la mitad del norte de Mo zambique, el Congo Belga, las mi nas de cobre de Katanga, el Áfri - ca Ecuatorial Francesa hasta la al- tura del lago Chad, Benin y Níger. Se siguió hablando de ese proyecto pa - ra que el Mittelafrika fuese tenido en cuenta en las altas esferas mili - tares alemanas y se consideró co - mo objetivo de guerra (Biehl, 1991). Además, el Mittelafrika hubiese en- globado también a las Islas Cana- rias, más aún teniendo en cuenta la situación de indefensión del archi- piélago (44). Tras las primeras ope- raciones militares de la Entente en el continente africano, el Segundo Reich y el Imperio Austro-Húngaro compartieron visiones sobre la cues - tión colonial, intentando enviar re- fuerzos a Namibia (45). Desde el co - mienzo de la contienda mundial las El complemento europeo al Mittelafrika (NA, CO 323/786/41, German scheme for an Islas Canarias se vieron sometidas European and African empire: Mittel-Europa and Mittel-Afrika, 13/02/1918). 72 enero-junio 2010

ver a Alemania sus colonias africa- nas (51), postura a la que se sumó España (52). Así pues, la guerra pro - siguió su curso y la Entente temió que se produjese una insurrección armada en Argelia y Marruecos pro - movida por oficiales turcos y ale- manes (58). De haber tenido éxito, Alemania habría reclamado para el Mittelafrika las Azores y Senegam- bia, lo que provocó una mayor pre- sencia naval inglesa en las aguas canarias (Erdmann, 1980: 54). Has - ta 1918 siguió habiendo actividad de submarinos alemanes en aguas del Archipiélago Canario (53) al tiem - po que Inglaterra dejó bien clara su postura acerca las colonias alema- nas: su explotación económica (54).

Conclusiones

El Mittelafrika, dentro de la política bélica alemana, pese a su preten- sión y espectacularidad desempe- ñó un papel secundario al estar su - bordinado a una victoria en Europa: alcanzada ésta se obtendrían las pretensiones africanas automáti- camente. Por otra parte, los objeti- vos en África después de la guerra Las colonias alemanas en África (NARA, RG 45: Records Collection of the Office of Naval servirían como distracción a la na- Records and Library. Subject File 1911 – 1927, WG-Germany & Enemy Countries-Africa/ ción y para calmar las extremas de - Austria/Hungary Coast, Box 788, Folder 2, 1918). mandas de anexión de otros terri - torios europeos. Las colonias eran a un riguroso control de sus aguas y Canarias por parte del servicio de es - para Alemania cuestión de presti- de la navegación que atravesaba las pionaje alemán ya que, desde 1914 gio y expresión de su poder mun- mismas al mismo tiempo que tenían hasta 1916, Inglaterra controló las dial: los alemanes veían en el Mi t- lugar acciones de cruceros y vapo- comunicaciones alemanas entre Ca - telafrika una prueba visible de su res auxiliares alemanes en las cer- narias y Madrid (48) mientras que Weltpolitik (55). Tras el final de la canías de Canarias (Ponce Marrero, Francia se ocupó de las comunica- guerra, la explotación económica 2006). Ingleses y franceses ataca- ciones en África Occidental desde fue siempre el denominador común ron desde todos los frentes a las co - febrero de 1916 (49). Como refuer- en todas las acciones políticas (56). lonias alemanas en África, ayuda- zo en su guerra submarina, Alema- Con la derrota alemana en la Prime - dos por la intervención portuguesa nia solicitó las Azores y Madeira ra Guerra Mundial, las últimas tro- (46) y por el uso de gases tóxicos como zona neutral o su anexión al pas en rendirse fueron las del Áfri ca (47), con la rápida rendición de las Mittelafrika (50) y las fuerzas espa- Oriental Alemana, se llegó a plan- fuerzas alemanas en Togo y Came- ñolas en Guinea Ecuatorial recibie- tear si España podría alcanzar los rún, mientras que Namibia fue in- ron órdenes de enfrentarse a las territorios situados al este y al sur vadida por el ejército sudafricano y alemanas si fuese necesario (Cor- de Guinea Ecuatorial pero dicho pro - ocupada totalmente en 1915. Esto dero Torres, 1941: 38). En 1917 la En - yecto no cuajó (Cordero Torres, 1941: provocó una pérdida de interés por tente llegó al acuerdo de no devol - 295). artículos de investigación 73

Documentación

– Archivo Histórico Provincial (AHP), Las Palmas de – Cabinet Office (CAB). Gran Canaria. – Colonial Office (CO). – Archivo Histórico del Senado (AHS), Madrid. – Foreign Office (FO). – Archivo Intermedio Militar de Canarias (AIMC), Santa – War Office (WO). Cruz de Tenerife. – National Archives and Record Administration – Archivo Histórico del Ministerio de Asuntos Exterio- (NARA), Washington DC. res y de Cooperación (AMAE-M), Madrid. – National Archives of South Africa (NASA), Johan- – Hemeroteca del Museo Canario (HMC), Las Palmas nesburg. de Gran Canaria. – Österreichisches Staatsarchiv (OS), Viena. – National Archives (NA), Londres. – Politische Archiv Auswärtigen Amts (PAAA), Berlín. – Admiralty (ADM).

Referencias bibliográficas

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Notas

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(21) AMAE-M, Legajo Política IIA, H2290, Alemania (35) AMAE-M, Política Exterior, Legajo Política IIA, 1904-1916, Exp.136, Madrid, 10/08/1905; Exp.5, H2290, Alemania 1904-1916, Exp.679, 09/04/ Madrid, 12/08/1905. 1912. (22) NA, WO 33/368, Military report on the Canary Is- (36) AMAE-M, Política Exterior, Legajo Política IIA, lands, 1905. H2290, Alemania 1904-1916, Exp.25, 12/09/1913. (23) NASA, Transvaalse Argiefbewaarplek, Report for (37) AMAE-M, Política Exterior, Legajo Política IIA, the year 1903-1904 on the German Colonies, H2290, Alemania 1904-1916, Exp.98, 1913-1914. Diplomatic and Consular Reports, 1905. (38) AMAE-M, Política Exterior, Legajo Política IIA, (24) NA, WO 106/40, Proposed attack on Canary Is- H2290, Alemania 1904-1916, Exp.34, 10/11/1913. lands, febrero 1906. (39) AMAE-M, Política Exterior, Legajo Política IIA, (25) AMAE-M, Legajo Política IIA, H2290, Alemania H2290, Alemania 1904-1916, Exp.1746, 29/10/ 1904-1916, Exp.136, 10/08/1905. 1913. (26) HMC, “Las Posesiones del Golfo de Guinea”, Las (40) NA, CO 323/633/7, Request for information on the Canarias y Nuestras Posesiones Africanas, 28/11/ situation in German colonies, enero 1914; NA, CO 1907. 323/633/28, Wireless telegraph stations in Ger- (27) NARA, General and Special Indexes to the General man colonies: details of their location and provi- Correspondence of the Office of the Secretary of sion of additional information, enero 1914. the Navy, M1052, Roll #17, 1379, Coal, Concessions (41) NA, WO 158/908, Proposed operations against Ca - opposite Canary Islands, 1904; 1401, Coal, Azores, meroons and other German colonies, agosto 1914. Proposition to coal U.S. vessels, 14/02/1905; (42) NA, WO 106/644, French claims in , 10- 1431, Price of coal, Teneriffe, 23/02/1910. 23/08/1914. (28) OS, Diplomatie und Außenpolitik, Politisches Archiv, (43) AIMC, Caja 618. Carpetas 7, 8, 9 y 10. Campaña. Marokko, PA XXXII 23-3 Marokko II/20: Franzö- Guerra Europea 016, Secc. 2ª, Div. 4ª, Exp. 0030, sisch-deutsches Marokko Abkommen, 1909. 0031, 0032, 0033, Asunto: Hundimiento del Vapor (29) NARA, General and Special Indexes to the General Alemán ‘Kaiser Wilhelm der Grosse’, Gobierno Mi- Correspondence of the Office of the Secretary of litar, Doc.20, 26/08/1914. the Navy, 1052, Roll #36, 1364, Great Britain, (44) AIMC, Campaña, Guerra Europea 016, Secc.2ª, British Imperial Defense Conference for colonies, Div.4ª, Exp.0012, Asunto: Estado de la Intendencia 10/12/1910. en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran (30) NA, FO 881/10167X, Germany, Military Report, Canaria, Gobierno Militar de Gran Canaria, Doc.s/n, , 1908. 13/08/1914. (31) OS, Diplomatie und Außenpolitik, Politisches (45) NA, CO 323/643/15, Correspondence to Germany, Archiv, Marokko, PA XXXII 23-2 Marokko II/19: German colonies and Austria-Hungary: draft cir- Zwischenfall bei Casablanca, 1908. cular telegram on procedures to be followed, sep- (32) NA, CO 537/395, German military forces in East tiembre 1914; NA, DO 119/897, German reinforce Africa and Cameroons, 1910. ments for Caprivi Zipfel, 1914. (33) AMAE-M, Política Exterior, Legajo Política IIA, (46) NASA, Sentrale Argiefbewaarplek, Governor-Gene - H2290, Alemania 1904-1916, Exp.53, Berlín, 15/ ral, 9/172/4, Portugal offer to co-operate in Attack 03/1909. on German , 1915-1916. (34) AIMC, Caja 1403, Asuntos Generales, Marina y Bu- (47) NASA, Sentrale Argiefbewaarplek, Governor-Gen- ques de Guerra Alemanes, Secc. 2ª, Div. 3ª, Car- eral, 9/114/7, Supply of Poisonous Gas for use of peta 9, Doc.s/n, Comandancia Militar de Marina de troops operating against , 1915- la Provincia de Tenerife, 21/07/1911. 1916. 76 enero-junio 2010

(48) NA, ADM 223/757, German diplomatic traffic Ca- Azores-Gibraltar Area, Box 187, Folder 5, A-5, Sub- naries-Madrid: intercepts, 1914-1916. marine Activities in the Canary Islands, 16/02/ (49) NARA, General and Special Indexes to the General 1918; NARA, Indexes and Subject Cards to the ‘Se- Correspondence of the Office of the Secretary of cret and Confidential’ Correspondence of the Office the Navy, M1052, Roll #33, 0117, French West of the Secretary of the Navy, M1092, Roll #3, 1603, Africa, International Radio Activities, 01/02/1916- Naval Forces in European Waters, Activity of ene - 16/05/1916. my submarines in vicinity of Canary Islands, 08/ (50) NARA, General and Special Indexes to the General 12/1918. Correspondence of the Office of the Secretary of (54) NA, CO 323/774/8, German East Africa, Togoland, the Navy, M1052, Roll #34, 1850, Germany, Pro- Cameroons: Proposed appointment of Board of posed Neutral Zone at Azores, Germany demand- Tra de correspondents in captured German co lo - ing cession of Azores, Madeira, etc. if successful in nies, abril 1918. present war, 16/06/1916. (55) AMAE-M, Política Exterior, Legajo Política IIA, (51) NA, CO 323/765/61, German colonies: should not H2290, Alemania 1904-1916, Exp.3177, Londres, go back to Germany, febrero 1917; NA, CO 323/ 10/10/1916. 746/3, Fate of German colonies: will not be handed (56) NA, CO 323/818/20, Timber and mineral resources back to Germany, whether steps have been taken of the colonies: request for information regarding to rescind instructions to colonial governments, guano and possible concessions to develop natu- 19/02/1917. ral resources in German East Africa and the Ca - (52) NARA, General and Special Indexes to the General meroons, septiembre 1919; NA, CO 323/819/29, Correspondence of the Office of the Secretary of Mineral resources of the colonies and protecto - the Navy, M1052, Roll #89, 0672, Spain, Position of rates: mineralised zones of German South West Spanish Govt. towards present war & setting forth and German East Africa, septiembre 1919. strength of Spanish Army & Navy, 18/07/1917. (53) NARA, Records Collection of the Office of Naval Records and Library, RG 45, Area File 1911-1927,

Reseña curricular

Fernando N. Navarro Beltrame es estudiante de Doctorado Francisco Javier Ponce Marrero es Profesor Contratado Doc- en la ULPGC. En su CV destaca la obtención de la Beca de tor en el Departamento de Ciencias Históricas de la ULPGC. Investigación León y Castillo, la obtención del DEA en Cien- Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Sa- cias Históricas y la colaboración con la ULPGC, la UNED y lamanca y Máster en European Civilization por la Universi- Casa África en la organización de Jornadas Internacionales dad de Lovaina (Bélgica), ha sido profesor ayudante y pro fesor de Estudios Africanos. Terminó estudios universitarios en asociado en la ULPGC desde 1993, realizando investigacio- la titulación de Ciencias Políticas Internacionales en la Uni- nes sobre la actividad de los consulados alemanes en Ca- versità degli Studi di Trieste (Italia). Por otro lado, ha partici - narias y ha publicado diferentes artículos sobre los entre sijos pado en algunos congresos de ámbito nacional e interna- de la Primera Guerra Mundial en el Archipiélago Canario. Su cional y ha realizado una serie de estancias de investigación tesis doctoral europea sobre Canarias y la Política Exterior predoctorales en el extranjero (Alemania, Austria, Cabo Española durante la Primera Guerra Mundial, además de Verde, Estados Unidos, Gran Bretaña, Guinea Ecuatorial, Ita- premio extraordinario de doctorado, también le ha valido el lia, Luxemburgo, Marruecos, Suiza y Turquía). Premio Viera y Clavijo en Letras en el 2002.