Allende Y Pinochet.Indd
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“Dedicado a los chilenos y extranjeros que realmente buscan la Verdad y Reconciliación” María Elena Venant Peñailillo Traducción de textos del archivo Mitrokhin. Walter Foral Liebsh Archivos de prensa, documentación referente a la regionaliza- ción y Carretera Austral. Sebastián Espíndola Yáñez Fuentes Biblioteca Nacional. Alfonso Márquez de la Plata Yrarrázaval, por su apoyo irrestricto en todas nuestras investigaciones. Ezequiel Pérez Rives, por bibliografía aportada sobre la Revolución Cubana. Mauricio Schiappacasse Ardiles Ernesto Medalla Mesa Francisco Sánchez Urra ó ALLENDE Y PINOCHET LAS VERDADES OLVIDADAS EDITORIAL MAYE LTDA. ALLENDE Y PINOCHET. Las verdades olvidadas Mauricio Schiappacasse Ardiles Ernesto Medalla Mesa Francisco Sánchez Urra 1ª edición © Noviembre de 2012 Inscripción N° 222.865 ISBN 978-956-8433-39-0 EDITORIAL MAYE LTDA. Email: [email protected] Impresores: Salesianos Impresores S. A. Solo actúa como impresor. Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones esta- blecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita del titular del copyright, la reproduc- ción total o parcial de esta obra por cualquier medio o pro- cedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares me- diante alquiler o préstamo público. INTRODUCCIÓN Este libro, Allende y Pinochet. Las verdades olvidadas, se refiere a un período muy importante de nuestra historia. Son las décadas del 60, 70 y 80 del siglo recién pasa- do donde se desarrollan movimientos, corrientes y políticas que terminan conllevando al país por la senda actual. Los autores, Mauricio Schiappacasse Ardiles, Ernes- to Medalla Mesa y Francisco Sánchez Urra, son jóvenes pro- fesores de Historia egresados y recibidos recientemente, ex alumnos de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Valparaíso. El interés por el pasado reciente de Chile los congrega y en sus tesis para optar al título abordan temas relacionados con el Gobierno Militar. Editorial Maye publicó en agosto de 2009 el libro Au- gusto Pinochet, un soldado de la Paz, cuyo autor es Mauricio Schiappacasse Ardiles. En este texto se describen los esfuer- zos que debió desplegar el gobernante para mantener la paz con Argentina sin ceder un centímetro de territorio nacional y sin arriesgar a su población en un cruento enfrentamiento. Francisco Sánchez Urra es el autor de otro libro, pu- blicado en igual fecha: Los «soldados del mar» en acción. La Infantería de Marina y la defensa de la soberanía austral. En este libro se relata el esfuerzo desplegado por los infantes de Marina en defensa del territorio austral. Estos dos autores, en noviembre del año 2010, publi- can el libro Augusto Pinochet: El Reconstructor de Chile, con el auspicio de esta editorial. Ahí se describen los esfuerzos del gobernante para encauzar al país por una nueva senda. Pero faltaba un trabajo sobre lo que ocurrió en Chile en las décadas del 60 en adelante para poder tener una vi- sión completa de nuestra realidad actual. Para esta tarea se asociaron con su amigo y compañero de estudios de la Universidad, Ernesto Medalla Mesa, quien 7 pasa a ser un elemento clave en la elaboración de este nue- vo libro que hoy entregamos a los chilenos. La clase política había orientado a Chile desde los años 30 del siglo pasado a fórmulas de corte socialista. Esto se agrava en la década del 60 cuando el partido emergente y que luego se transformó en mayoritario plantea un so- cialismo cristiano y comunitario. Tiene un gran éxito en las urnas y elige a su presidente con una abrumadora mayoría. Luego de 6 años de gobierno, el experimento fracasa y el socialismo real llega al poder. La situación en Chile se agrava, ya que las fórmulas contrarias al desarrollo individual van poco a poco parali- zando el país y este, incluyendo su clase política, debe recu- rrir a sus Fuerzas Armadas y de Orden para poner fin a tan costoso experimento. Los uniformados captan que no pueden ser un pa- réntesis entre dos gobiernos políticos y deciden darle un ca- rácter fundacional a su gobierno. Para ello recurren a civiles y militares que le imprimen un sello totalmente diferente a las políticas económicas y sociales donde prima la libertad y el respeto al derecho de propiedad. El país comienza a despegar, lentamente al comien- zo, pero luego, a pesar de dos recesiones económicas mun- diales, logra su consolidación. Es admirado por el orbe en- tero y se da el caso que la primera ministra de Inglaterra, Margaret Thatcher, envía gente de su confianza para obser- var en terreno que se estaba realizando en este país. Los 20 años de gobiernos de la Concertación no cam- bian nada esencial de las estrategias de desarrollo económi- co y social diseñadas por el Gobierno Militar. El problema actual es que a pesar de que el socialis- mo ha fracasado en todo el mundo y nadie en su sano juicio intentaría revivirlo, hay en Chile una soterrada campaña para rescribir la historia. Se intenta borrar cualquier vesti- gio del Gobierno Militar. 8 Es por esa razón que entregamos a los lectores el li- bro Allende y Pinochet, donde se analizan a fondo los Go- biernos de Salvador Allende y Augusto Pinochet sobre la base de información sólida y respaldada por la documenta- ción correspondiente. Editorial Maye Limitada, noviembre de 2012 9 ó PRIMERA PARTE GENERALIDADES 1. EL SIGLO XX En el siglo XIX las guerras no repercutían directa- mente en la población de los estados beligerantes. Se limi- taban, en la medida de lo posible, a la desmembración de las fuerzas armadas del enemigo. Esta realidad cambió con la Primera Guerra Mundial o Gran Guerra (1914-1918), que estalló como consecuencia de las rivalidades existentes en- tre las principales potencias europeas e inauguró la guerra total o moderna, capaz de transformar los campos de batalla en enormes cementerios, arruinar la economía y la infraes- tructura de los Estados y someter a la población a las con- diciones más brutales y teóricamente intolerables.1 Como se sabe, la Gran Guerra provocó la muerte de diez millones de personas, destruyó la idea de un progreso ordenado, re- virtió la creciente civilidad del siglo XIX e introdujo una era de extremismo en el pensamiento y en la acción política que se manifiesta en el surgimiento de los Estados totalitarios. 2 Dos Estados totalitarios, para ser exactos: la Unión Soviética, que funda Lenin y consolida Stalin, en una ver- sión socialista internacional, y el Tercer Imperio (Dritte Reich) de Hitler, en una versión nacionalsocialista. El pri- mero tuvo su origen en la sangrienta revolución de octubre de 1917 y duró hasta 1991. Por su parte, «Hitler subió al poder por medios impecablemente democráticos, republi- canos y constitucionales».3 El Tercer Imperio duró desde 1933 hasta 1945. Conviene recordar que «el socialismo no es más o menos “de izquierda” que el nazismo». «Hitler siempre se consideró un socialista»; llegó a sostener: «No soy únicamente el vencedor del marxismo… soy su reali- 1 ERIC HOBSBAWM, Historia del siglo XX, Editorial Crítica, Buenos Aires, 2007 (10ª edición), págs. 23 y 52. 2 PAUL JOHNSON, Tiempos modernos. La historia del siglo XX desde 1917 hasta nuestros días, Editorial Vergara, Buenos Aires, 2000, Capítulo I. 3 BERNARDINO BRAVO LIRA, Historia de las instituciones políticas de Chile e Hispanoamérica, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1993 (2ª edición), pág. 296. 13 zador». Aunque moleste mucho a los izquierdistas, está ab- solutamente probado que el nazismo y el comunismo «son primos hermanos intelectuales». Ambos son partidarios del «Estado total» y, por ende, enemigos del orden liberal–de- mocrático y del capitalismo privado.4 Y «se basan en redu- cir al hombre a un individuo, uno más dentro del género. Lo que los diferencia es este género. Para el nacionalsocia- lismo se trata de una raza y para el socialismo internacional de una clase». No está demás recordar que tanto el nazismo como el comunismo fueron condenados por la Iglesia Cató- lica en marzo de 1937. No podemos dejar de señalar las principales caracte- rísticas del Estado totalitario. Este sistema de gobierno «es la expresión institucional de una ideología». El marxismo- leninismo en la Unión Soviética y el nazismo en el Tercer Imperio. «La ideología se hace operante a través de un par- tido, o mejor, del partido, que es instrumento para realizarla políticamente dentro de un Estado». El Partido Comunista en la Unión Soviética y el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes en el Tercer Imperio. «El Estado totalitario difiere de una simple dictadura o de los llama- dos regímenes autoritarios. Los dos últimos no pasan de ser formas de ejercer el poder. Por lo general no salen de la esfera del gobierno, de lo político. En cambio, el Estado totalitario tiene como razón de ser la sustitución de la so- ciedad existente por otra ideal, conformada según los dicta- dos de su ideología, que viene a ser una especie de paraíso en la tierra». Como «esto sólo puede intentarse por medio de la fuerza, porque supone la eliminación de todo poder distinto del Estado» y el «sometimiento incondicionado del hombre al Estado»5, el Tercer Imperio y la Unión Soviética 4 Todo, en: JEAN–FRANÇOIS REVEL, La gran mascarada. Ensayo sobre la supervivencia de la utopía socialista, Editorial Taurus, Madrid, 2001 (3ª edición), Capítulo VII. 5 Todo, en: BRAVO LIRA, Historia de las instituciones políticas de Chile 14 establecieron un control absoluto de la economía y de los medios de comunicación, desconocieron (en la práctica) la libertad de acción de las agrupaciones sociales y la genera- lidad de los derechos del hombre y cometieron genocidios comparables por su magnitud.6 Otro hecho cargado de consecuencias del período de posguerra fue la Gran Crisis (1929-1931), que se inició en los Estados Unidos y provocó la ruina económica de la ma- yoría de los países europeos y latinoamericanos, lo que tra- jo el desprestigio liberal tanto en lo político (la democracia parlamentaria) como en lo económico (la actividad privada como motor de la economía).