Aires Murcianos : (Recopilación Completa 1898-1928) / Edición Y
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Aires Murcianos Vicente Medïna Aires ~urci~enos (Recopilación Completa 1898-1928) ~idiCiólA ~ prÓ14g0 de FranGiaco Javier Diez de Revenga ,~.~. ~~ REAL ACADEMIA ALFONSO X EL SABIO Biblïoteca Murcïana de Bolsillo © Portada: Cuadro de José Má Sobejano («Dulce coloquio») 1873. Museo de Murcia {Bellas Artes} © Edición de la Real Academia Alfonso X el Sabio Avda. Alfonso X el Sabio, 9 - 30008 Murcia Cuarta Edición: Junio - 2005 LS.B.N.: 84-87408-40-0 Depósito Legal: MtiT-2433-1991 Impresïón: Compobell, S.L. - Murcia Francisca ~av~er I~{ez ~e Revenga INTROI~UCCION BIt7GRAFICA CRITICA TNTRCIT?UCCT~N BTO~RAFT~A Y ~RTTTC~A Al puntearse la Acadenúa Alfonso ~L el labia is necesidad de que, en su Biblioteca Murciana de Bol- sillo, figurara una obxa o selección de rectos perteW neciente al poeta regional Vicente Medina (1$áb- 1937), se ha preferido ofrecer al lector actual una edición completa de Aires Marcianos que, agotada hace muchos años, se considera la obra más repre- sentatïva del poeta de Archena y una de las princï- pales de la bibliografïa regional . Frente a nuevas po- sibles antologías, en las que figurase una selección espitgada de aquí y de allá, Y, sobre todo, mejor que volver a realizar una obra ambiciosa en cuanta a la que se pretende presentar pero realmente corta er= su alcance, se ha optado par la reedición de una obra . 9 completa, que par otra parte, responde a una labor constante y dilatada a lo larga de las años de is vida del poeta, no ya sólo par los retoques a que sometió sus creaciones, sino también porque asi recogemos las sucesîvas ampliaciones que Medina introdujo en sus Aires Marcianos. Parque la edición que pubücamas no 'es otra que la preparada par el poeta e impresa en Rosario de Santa Fe en l92ß, y que recoge poesías de 2898 a Iß28, al tiempo que refunde numerosas ediciones de series diversas que fueran componiendo, a lo largo de ese per%do de años, sus Aires Murciantas. Hay muchas razones para realizar este proyecto así y na de otra forma: oportunidad de presentar todos las Aires Marcianos a las lectores de hay, que apenas conocen una decena de poemas, necesidad de volver a contar can un texto marciano fundamental; pero sobre todo hay una exigencia filológica que hace esta edición indispensable para un posible estudia o cono- cimien¬o deI dialecto marciano, utilizado por el autor literario más fiel, más cercana a la realidad iïngiüs- tica que lo produjo. Poder disponer de un texto cama éste, difundido extensamente a través de una edición asequible, es una exigencia que la Academia na ha querido eludir, y par rada ello, Aires Marcianos pue- den ver de nueva, por primera vez en España com- pletas, la luz. La vida de Vïcente Medina Tomás is una vida conocida, especialmente porque nuestro autor la reca- tó en distintos lugares, y en particular en su libro ZQ canción de ta vida { 1902), en cuyo prólogo da cuenta cumplida de sí misma. Además, autores ac- tuales han trazada o resumida las tribulaciones de esa vida intensa y aventúrera, qae, en la pluma de Garata Velasrn, i3arceló Jiménez y Medina Tornero ha quedada captada mn detalle y acierto. 10 Nos cuentan estas biógrafas, y por supuesto et propio Medina, que nuestro poeta nació en el pue- blecito ribereño del Segura, Archena, el 27 de octu- bre de 186b, en el seno de una modesta familia, relacionada, sin embargo, con el mundo de las letras, ya que su padre, leñador y molinero, jornalero de labranza y otros oficios, puso en 1875 un puesto de periódicos y libros en su pueblo natal : «A la necesi- dad de andar siempre entre libras y periódicas nos dice Medina- se debió mi afición : yo leía mucho para matar el tiempo en mi pueblecito, y a las trece años ya bahía leída repetidas veces las obras de nues- tros más populares poetas y novelistas, así como las de algunos extranjeros ya traducidas entonces : Zo- rrillo, Espronceda, Bécquer, Narciso Serra, Campoa- mar, Núñez de Arce, Fernández y González, Alarcón, Valera,Trueba, Balzac, Lamantine, Víctor Hugo, Zafa, Dsckens, Julio Veme. » Permanece en esta época una temporada en Madrid coma servidor de un procurador de los tribunales, trabajo que abandona pronto para regresar a Archena y preparar aposiciones de auxiliar de telégrafos a de aduanas, que no llegó a realizar. A Ios 18 años, ser- vicio . militar en San Fernando de Cádiz, en eI que llega a cabo de Infantería de Marina con destino muy pronta en la Capitanía General de Cartagena y, en las meses siguientes, a barda de la «Numancis», rea- liza viajes a Barcelona, Baleares y, por fin, las islas Filipinas, en ras que estuvo más de un año cama voluntario. Allí publica sus primeros versas can seu- dónimo, y escribe, entre otras, un drama largufsima y, par lo que de él dice su sutar, compuesta de más de cinco mil versos en distintas metros . Ei regreso a Archena a las 24 arios, donde lo en- castramos çoma dueña .de un rnmercio de tejidos que se hunde pronta, no la va a detener mucha tiempo en su tierra. Piensa en la emigración a {hán, y can esta lI intención marcha a Cartagena, de la que, sin embargo, no saldrá en algún tiempo par haber encontrado tra- bajas estables en el Arsenal y en una oficina comer- cial perteneciente al dueño de dos perïódicos carta- generas: La Gaceta Minera y El Diario de Cartagena. En 1891 contrae matrimonio en Archena con Jo- sefa, la que será personaje indiscutible de su poesía, con quien se traslada a vivir a Cartagena. En la vida literaria y artística de la ciudad la participación de Medina se hace notar: asiste a la tertulia deI «Aba- nico~ en la Calle Mayor, con Inocencio Medina Vera, Bartolomé Pérez Casas y, sabre toda, José García Vaso, que será su mentor y amigo. También publica catabòraciones literarias en El Diario de Cartagena, El Republicano, El Mediterráneo, Cartagena, Las No- tiCtaS, etC. La primera publicación es eI poema El Náufrago, que inaugura su bibliografía con su aparición en abril de 1895 y con un propósito noble y benéfico : soco rrer con e1 producto de la venta a las víctimas deI «Reina Regentew. El poema tuvo buena acogida de la prensa y la crítica, aunque a Medina no llegó nun- ca a gustarle en exceso. Pero e1 poeta ya estaba me- tido de lleno en otra empresa de mayor alcance; la de sus Aires Murciattos, que surgían por un deseo de elevar la categoría del lenguaje de la huerta de Mur- cia, que éï conocía de pequeño. Medina Tornero re- coge en su biografía unas declaraciones del autor muy interesantes por referirse a la génesis de esta abra fun- damental, tatuadas de una entrevista realizada por Las Ultimas Noticias de Santiago de Chile, en 1930: «Se estrenó en Cartagena Maria del Carmen de Feliu y Codina. Esta obra pretendía ser una manifestacïón de la vida y costumbres huertanas. Desde muchacho tue indignaba el uso -cómico que se hacía áel lenguaje huertano en las fïestas de carnaval . A este lenguaje, que llamaban "panocha" se le exageraba llenándolo 12 de barbarismos y extravagancias en los titulados "ban- dos", edictos que leía al público de propia voz una máscara disfrazado de alcalde rural. Fue entonces cuando, en total desacuerdo con esta interpretación del "panocho", me propuse escribir un drama huer- tano, que seria El Rento. Para prepararme empecé a hacer, a manera de bocetos, unos romances en len- guaje huertano. Así fueron naciendo: "La Barraca", "En la Cieca", "La novia del sordao". que se pu- blicaron .en la revista "¿ . .?", y así nacieron mis Aires Murcianos». Los meses siguientes son de intensa actividad . Es- trena El rento, que tiene éxito entre sus amigos de Cartagena, lo publica y lo da a conocer a los crfticos de los diarios nacionales de gran circulación. Uno de ellos, José Martínez Ruiz se convertirá, con una crí- tica muy elogiosa del drama de Medina, en uno de sus más encendidos admiradores y, sin duda en la . persona que más contribuyó a que Medina y su obra fueran conocidas por toda España. Tanto es así, que el poeta, que había enviado a raíz de la positiva crf- tica de Azorín, todos sus poemas al ilustre escritor alicantino, volvió a recibir nuevos e intensos elogios y un gran estímulo para publicarlos en un librito. Así, aparece la primera edición de Aires Murcianos, impresa en Cartagena en 1898, e inmediatamente se reedita en Madrid, en la Biblioteca Mignon en 1899 y 1900. Las palabras de Azorín, sobre todo este to- mito, sólo compuesto de trece poemas, son harto conocidas porque Medina las aireó a lo largo de su vida con frecuencia : «Aunque no escriba usted más, este diminuto volumen, que es de oro, bastará para colocarle a usted entre los grandes líricos de nuestro parnaso. Su poesía es de las pocas que conmueven hondamente. Diga lo que diga la prensa, puede usted tener la íntima convicción de que ha hecho una obra 13 de gran artista . Adelante . i e abraza. J. Martínez Ruiz (Azarfn)» . A partir de este momento la vida literaria de Me- dina es muy intensa: estrenas teatrales con cierta éxito, de dramas y de obras musicales, publicación de numerosas òbras, tanta en verso «castellano» como en prosa {La canción de ta vida, La canción de la muerte), traducciones de sus Aires Murcianos al che- co, etc. etc. Pera la penuria económica era el signo de su vida y, el deseo de cambiar de aires se hace cada vez más patente para poder subsistir su familia y éI.